Login

Dusk Shine en busca de la Felicidad

by BigSnusnu

Chapter 9: La risa es la mejor medicina

Previous Chapter Next Chapter

Capítulo 9 – La risa es la mejor medicina

Los ponies seguían circulando por la plaza central de Ponyville, yendo a sus locales de trabajo, comprando, vendiendo e incluso solo paseando por el lugar, todos haciendo la típica rutina que efectuaban día tras día, todos excepto por un unicornio morado y un pequeño dragón, que seguían mirando fijamente a una peculiar yegua que flotaba con los ojos cerrados ante ellos.

Frente a la miradas atónita de Dusk y Spike, seguía flotando sin moverse una yegua de color rosa y melena alborotada, en su cintura tenía atado unos globos que eran los que la hacían flotar, además coincidentemente en sus flancos también tenía unos globos como cutie mark. La duda de aquel peculiar espectáculo estaba matando a Dusk pero él no estaba seguro que hacer ya que la yegua mantenía sus ojos cerrados y Dusk no sabía si ella estaba meditando, durmiendo, desmayada o quizás algo peor, sin embargo finalmente Dusk se armó de valor y la tocó en su mejilla.

"¡Hey! ¿Estás bien?" Preguntó Dusk nervioso, deseando con todas sus fuerzas que aquella yegua no fuera un aterrador cadáver flotante.

Lentamente los ojos de la yegua se fueron abriendo para mostrar unos brillantes ojos celestes.

"¿Eh…?" Respondió soñolienta la yegua, abriendo apenas los ojos, hablando con esfuerzo y mirando hacia todos lados. "¿Qué sucede?"

Tanto Dusk como la yegua se quedaron mirando fijamente por unos segundos hasta que Dusk nuevamente habló.

"Bueno... Yo… Quería preguntarte si estás bien." Respondió inseguro Dusk, aliviado de que la yegua hubiera despertado. "Es decir, te vi flotando hace un rato y nadie parecía ponerte atención, así que…"

Dusk dejó de hablar al escuchar unos suaves ronquidos y notar que la yegua había caído dormida nuevamente.

"¡Hey, despierta!" dijo Dusk algo molesto, golpeando con su casco fuertemente el piso para que el ruido despertara de nuevo a la yegua.

"¿Eh? ¿Qué? Oh sí, lo siento." Dijo la yegua rosa cansada, despertando con el sobresalto y nuevamente mirando a Dusk con un rostro algo decaído. "Es solo que debo buscar a un nuevo pony que llegó al pueblo hace algunos días y-"

Repentinamente la yegua dejó de hablar y miró su cola, que por alguna razón estaba vibrando. En seguida ella miró nuevamente a Dusk y por primera vez ella abrió completamente los ojos con gran entusiasmo.

"¡Eres tú! ¡El nuevo pony en Ponyville eres tú!" Dijo la yegua mirando a Dusk con una enorme sonrisa. "¡No tienes idea todo lo que me ha costado encontrarte! ¡Hace tres días que mi Pinkie sentido me alertó de un nuevo pony que había llegado al pueblo! Pero no estaba completamente segura, porque fue una nueva señal ¡Algo que mi Pinkie sentido jamás había hecho! Pero mi Pinkie sentido jamás falla, así que definitivamente debía de ser algo nuevo ¡Y eso me emocionó mucho! ¡Por eso es que llevo tanto tiempo buscándote!" Continuó hablando velozmente la yegua mientras flotaba en círculos alrededor de Dusk y acercaba su cara a una distancia extremadamente cerca de la cara de Dusk.

En tanto, Dusk no sabía cómo responder, que la yegua que flotaba dormida hubiera sido tan habladora y extrovertida lo había tomado por sorpresa, además Dusk quería sacarse varias dudas de encima, cómo el por qué ella estaba flotando, o por qué lo estaba buscando o cómo es que ella sabía que él había llegado hace tres días, sin embargo la primera pregunta que hizo fue otra, algo que necesitaba saber para entender el enredado discurso que le acababa de dar la yegua rosa.

"Espera… Primero que todo, ¿Qué es el Pinkie sentido?" Preguntó Dusk confundido, deteniendo a la yegua con su pata para que dejara de flotar alrededor de él.

"¡Oh! Es solo una señal que me da mi cuerpo para alertarme de que algo pasará, como cuando mi oreja izquierda pica y mi melena se eriza, significa que va a llover, o cuando mi cola se agita tres veces a la derecha es que alguien nuevo llegará al pueblo." Explicó la yegua como si fuera lo más normal del mundo. "Y obviamente se llama Pinkie sentido porque ese es mi nombre, ¡Pinkie Pie! Por cierto, ¿Cuál es tu nombre?"

Dusk nuevamente no supo que responder de inmediato, ya que aún no se acostumbraba a lo rápido y disperso de los discursos de la yegua, además no estaba seguro si burlarse o no de lo absurdo de lo que acababa de decir la yegua, sin embargo lo primero era lo primero, y ya que la yegua se había presentado, lo correcto era que él también lo hiciera.

"E-Es un gusto, mi nombre es Dusk Shin-" Dusk nuevamente dejó de hablar ya que en cuanto él había hecho la reverencia como saludo y había vuelto a levantar su cabeza, se dio cuenta que la yegua nuevamente se había quedado dormida.

"¡AHEM!" tosió Dusk para despertar a la yegua.

Pinkie Pie nuevamente abrió los ojos con sorpresa.

"¿Qué…? ¡Oh, lo siento! Es solo que estoy algo… cansada… y cuando me siento así a veces me quedo dormida." Dijo Pinkie Pie algo decaída, con una pequeña sonrisa.

Dusk notó que Pinkie Pie había querido decir otra palabra en vez de 'cansada', pero se había arrepentido, sin embargo no quiso decir nada para no aumentar las dudas que le estaba generando aquella singular yegua.

Un corto e incómodo silencio siguió luego que la yegua hablara y Dusk divagara en sus pensamientos, sin embargo Dusk volvió a hablar cuando notó que los ojos de Pinkie Pie comenzaban a cerrarse nuevamente, cosa que no quería que sucediera hasta aclarar todas las dudas que tenía.

"Así que… ¿Has estado buscándome desde hace tres días? ¿Y tú Pinkie sentido te avisó que yo llegaría a Ponyville?" Preguntó Dusk incrédulo, hablando fuerte para que la yegua no cayera dormida.

"¡Así es! Aunque como te dije, mi Pinkie sentido hizo algo extraño para alertarme sobre tu llegada, algo que nunca antes había hecho cuando han llegado otros ponies al pueblo…" Dijo Pinkie Pie pensativamente mientras seguía flotando frente a Dusk.

Dusk sonrió un poco al pensar en lo absurdo que era lo que decía la yegua, él había escuchado y leído que ciertos ponies creían en supersticiones, amuletos de buena fortuna y demás cosas sin mérito científico ni mágico, pero que ciertas partes del cuerpo de un pony vibraran para alertarla de ciertos eventos azarosos era lo más absurdo que había escuchado.

"Bueno, quizás tu Pinkie sentido 'vibró' distinto porque vine con un dragón." Dijo burlonamente Dusk, apuntando a su compañero de al lado.

"¿Un dragón?" Preguntó Pinkie Pie, que en seguida desvió la vista de Dusk y miró al pequeño dragón que se encontraba al lado del unicornio.

Spike solo dio un tímido e incómodo saludo ya que hasta ese instante él estaba agradecido de que aquella loca yegua solo se fijara en Dusk y no en él.

"¡Wow, un dragón! ¡Hace mucho tiempo que no veía uno! Aunque eres más pequeño comparado a otros que he visto." Dijo Pinkie Pie con una gran sonrisa. "De todas formas señor dragón, no puedo llamarte señor dragón, dime, ¿Cuál es tu nombre?"

"Mi… mi nombre es Spike…" Respondió el dragón algo incómodo, estirándole la garra para saludarla.

"¡Es un placer conocerte pequeñín!" Dijo Pinkie Pie, apartando la garra de Spike y dándole un gran y fuerte abrazo.

El abrazo fue bastante corto, pero bastó para dejar petrificado a Spike ya que al igual que su hermano, no estaba muy acostumbrado a recibir abrazos, menos de una pony extraña.

En opinión de Dusk, la actitud de aquella yegua era demasiado imprevisible para su gusto, a él le gustaban las cosas ordenadas, consistentes, pero aquella yegua hablaba muy rápido y de cosas sin sentido, luego caía dormida sin razón y después no respetaba el espacio personal de los demás y se acercaba demasiado. Este era el momento en que Dusk debía irse, eso es lo que pensaba persistentemente, sin embargo primero necesitaba terminar de aclarar todas sus dudas.

"Entonces… ¿Por qué razón me estabas buscando?" Preguntó Dusk, deseando obtener una respuesta rápida para luego preguntar el por qué estaba flotando, terminar de aclarar todas sus dudas y alejarse rápidamente de aquella yegua.

"Pues para tu fiesta de bienvenida, ¿Para qué más?" Dijo la yegua con una gran sonrisa.

Dusk se quedó en silencio mirando fijamente a la yegua, ella nuevamente estaba hablando incoherencias, ¿Hacerle una fiesta de bienvenida? ¿Por qué? ¿Acaso lleva tres días buscándome solo para hacerme una fiesta? Pensó Dusk, sin embargo de inmediato le vinieron a la mente los recuerdos de Rainbow Dash y Scootaloo, en donde ambas habían mencionado que les parecía extraño que a él no le hubieran hecho una fiesta de bienvenida.

"Espera un segundo… ¿En Ponyville están acostumbrados a hacerle fiesta a los visitantes? ¿Y tú eres la responsable de eso?" Preguntó Dusk sin creerlo.

"¡Por supuesto!" Dijo sobresaltada la yegua, que a ratos parecía que caería dormida en cualquier momento. "Aunque no es que sea mi responsabilidad, solo me gusta hacerlas."

Dusk no pudo evitar pensar que entre más hablaba con Pinkie Pie, se llenaba de más preguntas, sin embargo no pudo evitar preguntar.

"¿Por qué es que te gustaría hacerle fiestas a los ponies? Más si es que son desconocidos…" Preguntó Dusk confundido.

En cuanto Dusk terminó la pregunta, como si hubiera sido por algún tipo de señal de la yegua, los globos de Pinkie Pie se reventaron, haciendo que ella finalmente tocara el piso. Una vez estando de pie, ella agachó la cabeza e inhaló fuertemente.

"Porque…" Empezó a hablar Pinkie Pie, dejando una pequeña pausa, algo que no duró mucho ya que de inmediato la yegua rosa se puso a cantar, para absoluta sorpresa de Dusk y Spike.

"Hacer una fiesta, es lo más divertido/Para conocer nuevos ponies y hacer nuevos amigos/

Ya sean de tierra, pegasos o unicornios/Todo aquel que venga se ganará una fiesta/

Grifos, dragones o un monstruo amigable/¡No importa quien venga, mientras quiera festejar!/

Yo soy Pinkie Pie, la yegua de las fiestas/¡Si quieres sonreír solo acércate hasta mí!"

Pinkie Pie continuó cantando mientras empezaba a saltar de un lado a otro, bailando por toda la plaza del pueblo, todo ante la atenta y perpleja mirada de Dusk y Spike. Por un momento ambos quisieron que se los tragara la tierra, estando parados frente a una loca yegua que bailaba sin pudor y cantaba a viva voz frente a todo el pueblo sin ninguna razón específica era algo que ningún pony refinado de Canterlot haría, ya que lo encontraría vergonzoso, al igual que ellos lo hacían en ese momento.

Mientras Pinkie Pie seguía bailando y cantando, Dusk miró de reojo hacia atrás para ver si los demás habitantes del pueblo estaban tan perplejos o avergonzados como él lo estaba, sin embargo no vio a nadie para su alivio, alivio que no duró mucho, ya que en cuanto volvió la vista hacia Pinkie Pie vio que los ponies del pueblo en vez de alejarse o avergonzarse estaban junto a Pinkie Pie cantando e incluso algunos hasta bailando los mismos pasos que la yegua rosa.

"¿Qué rayos está pasando?" Preguntó en un susurró incómodo Spike, que no se movía y estaba tan perplejo como Dusk.

"Ellos… solo están cantando…" Dijo Dusk inseguro mientras su mente hacía uso de su racionalidad. "Creo que es una 'canción del corazón'…"

Dusk había aprendido ese término hace mucho tiempo, pero nunca pensó que le sería útil. Una 'canción del corazón' era un tipo de magia arcaica en que cuando un pony tenía un fuerte sentimiento dentro de él, su corazón y aura mágica podía vibrar y ponerse en sintonía con el corazón de otros pony, lo que hacía que ambos pudieran cantar una canción al unísono sin que de antemano hubieran sabido siquiera la letra. Esto era algo que no era totalmente desconocido para Dusk, de hecho incluso los sirvientes del castillo a veces cantaban cuando hacían alguna tarea o celebraban alguna festividad, sin embargo la facilidad con la que Pinkie Pie había iniciado una canción y había hecho que una gran cantidad de ponies que estaban en el pueblo cantaran y bailaran junto a ella, lo había sorprendido totalmente. Esto era algo que nunca había visto en la calles de Canterlot, al menos no de forma tan espontánea y natural, esta era una sintonía total en que cada habitante del pueblo cantaba al son de los sentimientos de Pinkie Pie, sentimientos que al parecer venían solo del hecho de hablar de fiestas, un sentimiento cuya sintonía incluso estaba alejando la vergüenza inicial que Dusk y Spike habían tenido inicialmente y ahora alegraba sus corazones y hacía que incluso ellos quisieran acompañar a la yegua.

"Dusk y Spike son nuevos, y eso es algo bueno/¡Pues así conocerán a cada pony del lugar!/

Ahora canten, bailen, salten y rían /¡Mientras Ponyville les da la bienvenida, con una enorme fiesta!"

Con ese último verso Pinkie Pie terminó la canción, con un enorme grito y confeti y serpentinas que salieron de algún lugar, esto para tristeza de Dusk y Spike, que aunque no querían reconocerlo, ya estaban a punto de unirse a cantar con Pinkie Pie.

"¡Eso estuvo genial!" Dijo un joven potro color café que se había unido al coro de Pinkie Pie.

"¡Sí, fue muy divertido! Por cierto, ¿Cuándo será la fiesta de bienvenida Pinkie Pie?" Pregunto otra yegua de color blanco que también se había unido al coro y que también se acercó a Pinkie Pie mientras otros ponies que también habían cantado ya volvían a sus respectivas rutinas.

"Huff… Se… Será en la tarde, yo les enviaré las invitaciones, no se preocupen…" Dijo una muy agotada Pinkie Pie mientras intentaba recuperar el aliento.

En tanto los ponies restantes del coro volvían también a sus rutinas y dejaron nuevamente sola a Pinkie Pie, Dusk se acercó hasta ella.

"¡Eso fue impresionante! No pensé que te apasionaban tanto las fiestas." Dijo Dusk con una sonrisa mientras se acercaba a la yegua.

"Sí… Huff… es que a mí de verdad me gusta ver…" Pinkie Pie comenzó a hablar con esfuerzo, pero no terminó su frase ya que cerró los ojos y de inmediato cayó desmayada frente Dusk, que por reflejo alcanzó a agarrarla antes que cayera de bruces contra el suelo.

"¡Hey! ¡Pinkie Pie, despierta!" Dijo Dusk mientras sostenía a Pinkie Pie entre sus cascos. "Cielos… no puedo creer que nuevamente se haya quedado dormida, ¿Acaso será anémica? o quizás-"

Dusk repentinamente dejó de hablar y puso una cara de miedo.

"¿Qué sucede?" Preguntó Spike acercándose hasta Dusk y Pinkie Pie.

"Ella… ¡Está ardiendo en fiebre!" Dijo Dusk con temor mientras ponía un casco sobre la frente de Pinkie Pie.

"Y… ¿Qué deberíamos hacer? ¿Llevarla con un médico?" Preguntó Spike, también poniéndose nervioso.

"No lo sé, ni siquiera sé si este pueblo tiene alguna especie de hospital o algo así." Dijo Dusk algo agitado, tratando de tranquilizarse ante tal situación. "Quizás no sea tan grave, quizás lo mejor sea llevarla a su casa…"

En seguida, Dusk agitó suavemente a Pinkie Pie para hacer que despertara mientras trataba de evitar ser muy brusco.

"¡Hey! Pinkie Pie, ¿Dónde vives?" Preguntó Dusk suavemente acercando su rostro al de la yegua en cuanto ella abrió los ojos.

"Huff… en Su… Sugarcube Corner…" Dijo Pinkie Pie en un susurro mientras se esforzaba en hablar, luego, cayendo nuevamente inconsciente.

"¿Dijo Sugarcube Corner? Esa es-" Dijo Spike emocionado, antes de ser interrumpido por Dusk.

"Sí, lo recuerdo, ¡Es la pastelería que nos mostró Scootaloo!" Completó la frase Dusk, que al mismo tiempo dio gracias por no haber desayunado y que por ende hubiera recordado con detalle donde quedaba la pastelería para ir después.

Dusk de inmediato pensó en llevar rápidamente a Pinkie Pie a la que debía de ser su casa, sin embargo dudó por un segundo en cómo llevarla. Para Dusk la mejor opción sería teletransportándose, pero la pastelería quedaba fuera de su campo de visión, por lo que le tomaría mucha energía concentrarse, además no quería que Pinkie Pie se mareara como le sucedía a los ponies que no estaban acostumbrados a la teletransportación. Luego pensó en levitarla mágicamente sobre él mientras corría hacia la pastelería, pero sería muy extraño para los ponies del lugar verlo a él corriendo junto a una Pinkie Pie siendo levitada con magia como un títere, aquello podría causar solo más malentendidos. Finalmente Dusk optó por la forma más simple y a la vez más incómoda para él, ya que Dusk era bastante reacio en lo que respectaba al contacto físico.

Dusk colocó a Pinkie Pie suavemente en su lomo, con todo su cuerpo en la espalda de Dusk mientras las cuatro patas de la yegua caían inertes sin que alcanzaran a tocar el suelo. El joven unicornio pudo sentir la calidez del cuerpo de la yegua rosa sobre él, algo que hizo que Dusk se sonrojara de vergüenza, ya que a pesar de todo debía admitir que sentir la suave piel de Pinkie Pie rozando su propia piel se sentía muy bien.

¡No pienses nada pervertido! ¡No pienses nada pervertido! Se repitió mentalmente Dusk a sí mismo mientras terminaba de acomodar a Pinkie Pie en su lomo.

"¿Sucede algo?" Preguntó Spike inocentemente al ver nervioso a su hermano.

"¡N-No pasa nada! ¡En marcha!" Respondió Dusk rápidamente al tiempo que comenzaba a caminar.

Así fue como Dusk fue cargando a la inconsciente Pinkie Pie, con un paso lento pero seguro para no agitar demasiado a la yegua, mientras Spike caminaba atrás de Dusk asegurándose que la yegua no se cayera del lomo de su hermano.

En tanto Dusk y Spike caminaban en dirección a Sugarcube Corner, la mente de Pinkie Pie se debatía entre la conciencia y la inconciencia.

¿Qué es lo que estaba haciendo? Yo… ¿Dónde estoy? Pensó Pinkie Pie mientras intentaba recuperar la conciencia y con esfuerzo abría un poco sus ojos. ¿Acaso me estoy moviendo? Pensó algo intranquila.

Pinkie Pie no pudo distinguir mucho con su vista nublada, solo algunas sombras de lo que parecía ser el camino, sin embargo pudo distinguir algo que la estaba sosteniendo, algo de color lavanda, algo que olía muy bien, algo suave y cálido que era en lo que estaba acostada.

¿Alguien me está cargando? ¿Quién será? Yo… ¡Yo debo levantarme! Pensó Pinkie Pie, recuperando algo más de conciencia y abriendo aún más sus ojos. Yo debo… Yo debo… Se repitió mentalmente Pinkie Pie mientras sus pensamientos perdían convicción.

Pero... Pensó rápidamente Pinkie Pie, mientras sus fuerzas la abandonaban y nuevamente fue cayendo dormida mientras su boca dibujaba una tierna sonrisa. Pero… Se siente tan bien… Terminó de pensar Pinkie Pie antes de caer profundamente dormida en un agradable sueño.

*IMAGEN 1: goo .gl/8v4Rgn

No tomó mucho tiempo hasta que Dusk y Spike finalmente llegaron hasta Sugarcube Corner, un edificio que no dejaba lugar a dudas de que era una pastelería, el frente de la puerta tenía unos pilares que asemejaban ser bastones de caramelo, su techo estaba adornado de tal forma que parecía estar hecho de una cubierta de chocolate y merengue, incluso los pisos superiores estaban diseñados para parecer unos cupcakes que estaban encima de una gran torta. Sin dudas era un edificio muy llamativo, una pastelería que hacía que quien lo viera se antojara de inmediato en comer pasteles, tal como le sucedía a Dusk en aquel momento, que por un segundo olvidó a lo que venía y sus tripas le recordaron que no había comido nada en todo el día.

Dusk y Spike se acercaron hasta la puerta de la pastelería, sin embargo no alcanzaron a golpearla, ya que esta se abrió para dar paso a dos ponies que salieron del lugar, una pareja, la cual estaba conformada por un potro adulto bastante delgado, de piel amarilla y melena naranja, que vestía un corbatín y un pequeño sombrero de pastelero; la otra era una yegua con algo de peso extra, de piel turquesa y melena rosa con un peinado que hacía parecer que era crema, además vestía un delantal y unos aros rosa en sus orejas; ambos tenían pasteles como cutie marks y ambos parecían tener prisa.

"¡Oh! lo siento pero no pueden pasar." Dijo la yegua al mirar a Dusk y Spike mientras el potro cerraba la puerta tras él. "Debemos salir a una cita urgente, así que la pastelería estará cerrada por hoy."

"Yo… no vengo a comprar pasteles." Dijo Dusk, que en realidad sí quería hacerlo, pero dando prioridad a lo importante. "Yo encontré a esta yegua en la plaza central y al parecer tiene fiebre."

Dusk se giró para mostrar a la yegua que llevaba en su lomo, acto que hizo que la pareja de ponies mirara con gran sorpresa a la yegua rosa.

"¡Pinkie Pie!" Dijo la yegua turquesa con algo de miedo en su voz, acercándose para tocar la mejilla de la yegua. "Cariño, llévala adentro, a su pieza."

"Sí cariño." Dijo obedientemente el pony amarillo, que al parecer era el esposo de aquella yegua regordeta.

En seguida el potro amarillo tomó a Pinkie Pie con cuidado, sacándola del lomo de Dusk y colocándola en el suyo propio, y abrió nuevamente la puerta de la pastelería para entrar.

"¿¡Qué le sucedió!? ¿¡Acaso estaba muy mal cuando la encontraste!?" Preguntó nerviosamente la yegua turquesa a Dusk.

"Bueno… con Spike la encontramos flotando inmóvil con unos globos en la plaza central, allí ella se veía bastante cansada, luego ella cantó una canción y se desvaneció enfrente de mí." Dijo Dusk también algo nervioso, resumiendo enormemente el encuentro con Pinkie Pie y esperando que para variar no lo malinterpretaran ni lo acusaran de algo malo.

"Cielos… ¡Sabía que pasaría esto!" Dijo la yegua dándose la vuelta y entrando también a la pastelería. "Le advertí a Pinkie Pie que sería peligroso salir en su condición."

Por un segundo Dusk no supo qué hacer, si también darse la vuelta y simplemente irse o esperar allí, sin embargo nuevamente aquella señora le había despertado su curiosidad, así que se aventuró a seguirla y entrar en la pastelería.

"¿A qué se refiere con su condición?" Preguntó Dusk mientras entraba a la pastelería.

"Sucede que hace algunos días ella se enfermó, nada muy serio, pero el doctor le recomendó que reposara en cama." Respondió la yegua turquesa al tiempo que se detenía frente a unas escaleras y miraba hacia arriba. "Pinkie Pie es muy inquieta pero estaba dispuesta a seguir las órdenes del doctor, sin embargo al día siguiente ella se levantó de la cama y salió a recorrer las calles. Ella dijo que era porque su Pinkie sentido le había dicho que alguien nuevo había llegado al pueblo y ella tenía que hacerle una fiesta, yo le advertí que no era bueno que saliera estando enferma, pero no quiso escucharme. Así fue como ella pasó todos estos días buscando por el pueblo al supuesto pony nuevo, pero no lo encontró, lo único que hizo fue hacer que su enfermedad empeorara día tras día. Finalmente hoy ella apenas se podía mantener en pie, le rogué que no saliera pues apenas si podía caminar, pero ella se rehusó y simplemente se ató unos globos al cuerpo para poder flotar y no tener que caminar y así salió a buscar nuevamente al supuesto pony nuevo."

Dusk finalmente pudo poner las piezas faltantes del rompecabezas y entender porque Pinkie Pie había estado flotando inerte en la plaza, no era que ella estuviera cansada, era porque estaba enferma, y al parecer era por culpa de Dusk, al menos indirectamente, ya que él era el nuevo pony en el pueblo al que Pinkie Pie estaba buscando.

Unos pasos se escucharon desde arriba, sacando a Dusk de sus pensamientos. El potro amarillo estaba bajando las escaleras intentando no hacer mucho ruido.

"La dejé acostada en su cama, espero que pueda descansar bien y que no vuelva a salir o si no puede que su fiebre empeore, creo que lo único que necesita ahora es descansar." Dijo el potro amarillo, mirando a su esposa con preocupación.

"Ustedes son los padres de Pinkie Pie, ¿No es así?" Preguntó tímidamente Dusk, al notar lo preocupado que ambos estaban por el bienestar de la yegua rosa.

Ambos ponies se vieron sorprendidos ante la pregunta y luego, para sorpresa de Dusk, ambos pusieron unas tristes sonrisas.

"No… no somos sus padres, pero ella trabaja y vive con nosotros aquí." Dijo el potro amarillo. "Además todo el mundo quiere a Pinkie Pie, ella es la pony más alegre del pueblo. Y nosotros, aunque no seamos sus padres, también la queremos mucho."

"Así es, ella es como una hija para mí. Aunque… espero algún día poder ser una verdadera madre…" Dijo la yegua algo triste.

Dusk tragó saliva y se maldijo a sí mismo por estar volviéndose experto en tocar temas delicados sin darse cuenta, tal como le había sucedido en la mañana con Scootaloo. Al parecer el tema de la maternidad era un tema delicado para ambos ponies, ¿Pudiera ser aquella pareja tuviera problemas para concebir?

"Cariño, se nos hace tarde para la cita con el doctor." Dijo el potro amarillo, mirando con afecto a su esposa.

"Lo sé, pero… no podemos dejar a Pinkie Pie sola, ¿Qué pasa si intenta salir nuevamente?" Le respondió la yegua a su esposo.

Dusk se quedó en blanco mientras su cerebro se partía en dos e internamente tenía un conflicto sobre qué decir y cómo actuar en aquella situación. Dos lados de Dusk discutían entre sí, un lado suyo que por lo general en su vida siempre había ganado, y otro lado de Dusk que se había mantenido casi oculto por muchos años y que había resurgido hace pocos días y que cada vez estaba ganando más terreno en contra del viejo Dusk, tal como estaba ganando justo ahora.

Contra todo pensamiento de irse lejos y no involucrarse en problemas que no le inmiscuían, contra todo sentimiento de antipatía social que normalmente tenía, y sin tener ninguna obligación de por medio o promesa que cumplir, Dusk habló.

"Yo… Yo podría cuidar a Pinkie Pie si es que ustedes no pueden, es decir... si ustedes quieren." Dijo tímidamente Dusk, mientras Spike quedaba boquiabierto frente a las palabras de su hermano.

"¿¡De verdad!? ¡Eso sería grandioso!" Respondió la yegua turquesa con una gran sonrisa de agradecimiento al tiempo que le daba un fuerte abrazo a Dusk.

El unicornio se quedó congelado, al igual que como lo había hecho Spike ante el abrazo de Pinkie Pie, sin saber cómo reaccionar ante tales muestras de afecto excesivo.

"Por cierto, ustedes no son de por aquí ¿Verdad?" Dijo el potro amarillo mirando a Dusk y Spike mientras su esposa terminaba de abrazar a Dusk. "No recuerdo haberlos visto antes en el pueblo, y definitivamente recordaría de haber visto antes a un pequeño dragón."

"Ehh… no, nosotros somos Dusk y Spike y… somos nuevos en el pueblo, de hecho… nosotros somos a quienes buscaba Pinkie Pie…" Respondió Dusk, dándose cuenta que aún no se había presentado.

En cuanto terminó de hablar, Dusk de inmediato se dio cuenta de otro detalle, tanto él como Spike eran unos completos desconocidos para aquella pareja, el hecho de que ahora dos desconocidos se ofrecieran a cuidar su casa y a su 'casi hija' enferma podría generar mucha desconfianza, lo más sensato sería que aquella pareja no aceptara.

"¡Eso es perfecto!" Dijo el potro amarillo con alegría, para total sorpresa de Dusk. "Si tú eres a quién Pinkie Pie buscaba, significa que hay menos posibilidades de que ella salga de la casa nuevamente."

Dusk simplemente rio nervioso y se dio cuenta que al parecer, al igual que todos en aquel pueblo, aquella pareja confiaba mucho en los demás, algo a lo que Dusk aún no se acostumbraba del todo.

Luego de eso la pareja le explicó rápidamente a Dusk que la habitación de Pinkie Pie quedaba en el piso superior y que debería de hacer todo lo posible porque no se levantara de la cama. Mas mientras la pareja hablaba, Dusk se comenzó a dar cuenta que aún no entendía del todo por qué él se había ofrecido a ayudar a esa pareja de desconocidos, es decir, era por empatía, pero él sentía que había algo más… Y así fue como mientras más pasaba el tiempo, Dusk más sentía que lo que había dicho estaba de más y que simplemente debía irse.

"Por cierto, como agradecimiento pueden comer algunos pasteles de la vitrina." Dijo repentinamente el potro amarillo mientras abría la puerta para salir.

Aquellas palabras hicieron que el estómago de Dusk gruñera, causando a su vez que toda idea de irse se fuera, ya que si necesitaba una última razón para quedarse, ahora la había conseguido, ¡Él necesitaba comer!

"Muy bien, volveremos más tarde, ¡Adiós Dusk, adiós Spike!" Se despidió la pareja al tiempo que salían de la pastelería.

"Hasta luego, señor y señora…" Se despidió Dusk, sin terminar su frase ya que no se había dado cuenta que aún no sabía el nombre de aquella pareja.

"¡Señor y señora Cake!" Completaron la frase ambos al tiempo que se alejaban rápidamente ya que se les había hecho muy tarde para su cita.

"Claro, muy adecuado para una pastelería." Sonrió Dusk, hablando para sí mismo.

Una vez los perdió de vista, Dusk cerró la puerta y se giró para avanzar, pero solo pudo ver a su hermano que tenía una cara de total perplejidad.

"Por… ¿Por qué te ofreciste a cuidar a esa yegua?" Preguntó Spike, aún confundido.

"Bueno, ya los escuchaste, tenían una cita con el doctor, una cita importante para ellos que probablemente no podían perder. Además…" Dijo Dusk tranquilamente, hasta que llegó al final de su frase, ya que finalmente se dio cuenta de cuál era la otra razón por la que se había quedado. "Creo que el que Pinkie Pie enfermara es en parte mi culpa, ya que ella se enfermó por intentar buscarme."

"Pero tú no la obligaste, es decir, yo también escuché esa locura del Pinkie sentido, pero eso no es tu culpa." Dijo Spike, tratando de entender el comportamiento de Dusk.

"Eso ya lo sé, pero… aun así, creo que es lo correcto." Dijo Dusk sin poder sacarse de la cabeza el rostro sonriente de Pinkie Pie y cuando cayó desmayada en sus cascos.

Spike seguía sorprendiéndose con las respuestas de Dusk, él se daba cuenta que su hermano estaba cambiando, un cambio que a su parecer era afortunadamente para bien, por lo que no pudo evitar sonreír un poco.

"Está bien, supongo que tienes razón." Dijo Spike tratando de sonar indiferente e intentando cambiar de tema para no forzar aquellas nuevas emociones que afloraban en Dusk. "Así que… ¿Qué debemos hacer ahora?"

Spike se quedó en silencio esperando en vano una respuesta, ya que Dusk había dejado de prestarle atención a Spike y su vista ahora estaba totalmente enfocada en otra cosa. Spike siguió la vista de su hermano para ver qué era lo que le llamaba tanto la atención, al hacerlo pudo ver que Dusk miraba una gran vitrina con muchos pasteles, en seguida Spike miró la cara de su hermano, que tenía su vista fija mirando los pasteles y un pequeño hilo de baba caía de su boca abierta.

Antes que Spike pudiera decir algo, Dusk se teletransportó y apareció justo en frente de la vitrina, con sus cascos y su cara apoyados en el vidrio de la vitrina.

"Ellos dijeron que podía sacar si lo deseaba…" Dijo Dusk salivando mientras su estómago gruñía fuertemente. En un principio no sabía cuál escoger, había una gran variedad de pastelillos y todos se veían sabrosos, pero finalmente Dusk no aguantó más y sacó el que tenía más cerca, así que tomó un pastelillo de fresa con crema y lo comió tan rápido como pudo.

"¡Estaba delicioso!" Dijo con alegría Dusk luego de saborear los restos de crema que quedaban en sus cascos. "Primero las manzanas de Applejack y ahora estos pasteles, ¿¡Por qué la comida de este pueblo es tan sabrosa!?"

"Tienes razón, este también está delicioso." Dijo Spike repentinamente, que también se había acercado y había sacado un pastelito de chocolate.

"¿Qué?" Preguntó Spike al darse cuenta que Dusk lo veía con una cara de reproche. "Yo si desayuné pero eso no significa que solo tú puedas comer pastelitos."

"Está bien, pero solo uno más, no quiero que vuelva a pasar lo mismo que con las manzanas de Applejack." Dijo Dusk suspirando y tomando otro pastelito, que comió más lentamente para disfrutarlo aún más.

Aunque su idea era comer solo unos pocos pasteles, finalmente Dusk y Spike se comieron todos los pastelitos de la vitrina, una vez terminaron de comer, ambos se sentaron y descansaron en unas sillas del local mientras sonreían alegremente de satisfacción.

"Comimos más de lo que pensamos… otra vez." Dijo Spike con una pequeña sonrisa de culpa. "Aunque aún quedan más pasteles en la parte de atrás."

"¡No, ya es suficiente!" Dijo Dusk sobresaltado. "Ya comimos demasiados, no podemos seguir abusando de la hospitalidad de los ponies de este pueblo."

Spike pensó debatir esa idea diciendo que a los señores Cake no les molestaría, pero decidió que Dusk tenía razón esta vez.

"Entonces… Ahora vuelvo a repetir." Dijo Spike cambiando de tema mientras miraba a Dusk. "¿Y ahora qué? ¿Nos quedaremos toda la tarde aquí vigilando que Pinkie Pie no baje las escaleras?"

"Supongo que sí, aunque… debe estar en completo reposo, eso significa que ni siquiera debe levantarse de su cama." Respondió Dusk, rascándose la cabeza y pensando qué es lo que sería lo mejor para que Pinkie Pie se recuperara pronto.

"¿Entonces no deberíamos ver si sigue acostada?" Preguntó Spike.

Dusk tragó saliva y se puso algo nervioso.

"Su-supongo que sí." Respondió Dusk tartamudeando, ya que ahora tenía la obligación de entrar a hurtadillas en la habitación de una yegua sin su consentimiento, un pensamiento común en las fantasías de jóvenes potros de su edad, pero que él nunca antes había pensado hacer en la realidad.

Fue así que Dusk y Spike comenzaron a subir las escaleras hasta la planta alta, Spike tranquilamente y Dusk ocultando su nerviosismo. En su mente Dusk comenzó a imaginarse cómo debiera ser la habitación de una joven yegua, ordenada y limpia, con algunos animalitos de peluche y un agradable olor a perfume, una perfecta y femenina habitación.

En cuanto llegaron frente a la habitación, Dusk abrió lentamente la puerta para no despertar a Pinkie Pie.

¡POP!

Un fuerte sonido de un globo reventándose dentro de la habitación descolocó completamente a Dusk, que se sorprendió al ver lo que había en ella. Dentro de la habitación se encontraban un montón de globos reventados y esparcidos por todo el suelo además de serpentina y confeti de colores que ensuciaban toda la habitación, asimismo la habitación tenía un dulce aroma, pero no de un suave perfume como Dusk esperaba, sino un fuerte olor a dulces y pasteles, un olor aún más fuerte que el de la misma pastelería en el piso inferior. Sin embargo lo que más asombro a Dusk era que en el centro de la habitación se encontraba Pinkie Pie, levantada e intentando sin esfuerzo inflar un globo.

"¿¡Qué es todo este desastre!? ¿¡Y qué haces levantada!?" Dijo Dusk bastante alterado ante la sorpresa.

"¡Oh! Esto… esto es tu fiesta de bienvenida…" Dijo con esfuerzo Pinkie Pie, sonriendo mientras se tambaleaba y apenas podía mantenerse de pie.

"Bueno, esto no parece precisamente una fiesta." Dijo Spike al lado de Dusk luego de ver el desastre que había en la habitación.

"Yo… lo siento, es que… no puedo inflar bien los globos, pero… solo esperen un minuto y… llamaré a los ponies del pueblo y haremos una gran… fiesta de bienvenida…" Dijo Pinkie Pie entre suspiros mientras intentaba caminar hacia Dusk.

"¡Ya basta! Esto es ridículo, puedes hacerme una fiesta en otro momento." Gritó Dusk con decisión al ver lo débil que estaba la yegua.

"Pero… yo siempre le hago una fiesta… a los ponies nuevos, desde que llegué al pueblo yo… yo siempre hago las fiestas para los demás…" Dijo Pinkie Pie tambaleándose y acercándose hasta Dusk.

"¿Por qué te apasionan tanto las fiestas?" Le preguntó Dusk, sosteniéndola y recordando que él había hecho esa misma pregunta a Pinkie Pie antes que ella cayera desmayada en la plaza central.

"Porque… me gusta ver sonreír a los demás…" Dijo Pinkie Pie mientras caía desmayada nuevamente en los cascos de Dusk.

Dusk se quedó un momento sosteniendo a Pinkie Pie en silencio, él no pudo entender que Pinkie Pie le diera una respuesta tan simplona como que le gustaba ver sonreír a los ponies, ¿Acaso ella pasaba por todos los problemas de organizar una fiesta solo para sacar una simple sonrisa? En su opinión, eso era ridículo.

Luego de tomar cuidadosamente a Pinkie Pie, Dusk la llevó hasta su cama y la acostó con delicadeza, asegurándose de que estuviera dormida y bien abrigada.

"Hey, Dusk! Mira." Dijo en un susurro Spike para no despertar a Pinkie Pie.

"¿Qué es eso?" Preguntó Dusk, acercándose hasta Spike que se había acercado hasta una mesa de la habitación y tenía en sus manos un cuaderno.

Dusk tomó el libro con su magia y lo abrió para leerlo. El cuaderno era una agenda tipo calendario que tenía marcada el nombre de decenas si no cientos de ponies en ella.

"Parece que son los cumpleaños de todos los ponies del pueblo, al menos reconocí los nombres de Fluttershy, Applejack, Rainbow Dash, Big Mac, la alcaldesa, incluso hasta la de ese endemoniado conejo llamado Angel." Dijo Spike sorprendido. "Y no solo cumpleaños, sino también aniversarios y fechas de cuando llegaron al pueblo. ¿Ves que casi todas las páginas están marcadas? ¡Eso quiere decir que esta yegua festeja una fiesta casi todos los días!"

A Dusk también le sorprendió eso, más aun sabiendo que al parecer ella era la responsable de hacer las fiestas en Ponyville, eso quería decir que ella debía de tener mucho trabajo cada día organizando fiestas distintas.

En cuanto bajó el cuaderno, Dusk lo puso nuevamente en la mesa y su vista se dirigió hacia una repisa en la que había un montón de fotos enmarcadas. Dusk tomó algunas de las fotos y pudo ver que había tres patrones en todas las fotos, uno: la foto se había sacado en una fiesta; dos: en la foto aparecía Pinkie Pie riendo, bailando o haciendo alguna locura; y tres: siempre el pony que aparecía a su lado aparecía posando con una natural y brillante sonrisa. En las distintas fotos le sorprendió ver sonriendo a la alcaldesa, a la familia Apple, a todos los distintos pegasos que lo habían atrapado el día anterior, aunque por más que buscó no pudo encontrar una foto en la que aparecieran Fluttershy, Applejack o Rainbow Dash.

"Parece que sí está locas por las fiestas ¿Verdad?" Preguntó Spike con una pequeña sonrisa de burla.

"No… ella está loca por ver a los demás sonreír." Le contradijo Dusk luego de tener una revelación, pues se dio cuenta que la respuesta que le había dado Pinkie Pie no había sido simplona, la verdad era que las fiestas eran un medio, para lo que de verdad ella se esforzaba, trabajaba y para lo que ella se había sobre exigido a sí misma para lograr con Dusk, era para hacer sonreír a los demás, para hacerlos verdaderamente felices aunque fuera por un instante, y eso no era una tarea simple, eso era algo admirable.

Dusk giró su cabeza y miró a Pinkie Pie mientras dormía, sin embargo esta vez él la miraba con otros ojos, él ahora sentía que de verdad quería cuidarla, no solo porque se sintiera indirectamente responsable, sino porque ella también merecía sonreír.

"¿Qué debemos hacer ahora?" Preguntó Spike nuevamente hablando en susurros. "No creo que ella se quede dormida mucho tiempo, y si despierta volverá a intentar hacerte una fiesta."

Dusk meditó por unos segundos hasta que una brillante idea vino a su mente.

"¡Ya sé lo que haremos! Sígueme." Le susurró Dusk a Spike al tiempo que se encaminó hacia la puerta de la habitación.


Pinkie Pie tenía un sueño que nunca antes había tenido, ella estaba cerca de un precipicio mirando hacia el fondo del barranco y de un momento a otro el terreno cedía y ella caía, sin embargo en vez de estrellarse contra el suelo, ella caía en una cómoda y cálida almohada gigante en la cual ella se acurrucaba con mucha alegría, pero al pasar el tiempo Pinkie Pie se comenzó a dar cuenta que en lo que había caído no era una almohada sino unos enormes cascos de color lavanda que la sostenían fuertemente y habían impedido que ella cayera al fondo del precipicio, entonces ella levantó su vista e intentó ver el rostro de aquel pony, pero el sol quedaba justo detrás de su cabeza e impedía que ella pudiera ver bien el rostro de su salvador, aun así ella reconocía aquellos cascos, ella ya había caído en ellos antes, fue así que mientras recordaba esa sensación, el rostro de aquel pony se fue aclarando.

"¿Dusk?" Dijo Pinkie Pie en su sueño. Luego ella se sobresaltó y recordó que ella aún no le había hecho una fiesta de bienvenida a Dusk. "¡Es cierto! ¡Aún no le hago una fiesta! Yo… ¡Yo debo despertar!" Gritó Pinkie Pie en su sueño, haciendo que despertara y volviera a la realidad.

Pinkie Pie abrió lentamente los ojos luego de tener ese alocado sueño, ella miró hacia abajo y recordó que ella estaba enferma y que estaba en cama, enseguida vio su habitación que como muchas otras veces estaba llena de globos por todas partes, algo normal para aquel lugar, así que se dispuso a levantarse hasta que repentinamente se dio cuenta que lo último que recordaba era que había fallado en inflar los globos para la fiesta de Dusk y que su pieza estaba llena de globos reventados.

Espera… ¿Cómo es que la habitación está llena de globos inflados? Pensó Pinkie, tratando de recordar lo que había pasado antes de caer dormida.

"Pss… Oye, ¡Ya despertó!" Se escuchó decir a una voz que Pinkie Pie no supo de donde era ya que los globos llenaban casi toda la habitación y le impedían ver quién se escondía tras ellos.

"¡Sorpresa!" Gritaron repentinamente Dusk y Spike, saliendo de debajo de los globos y lanzando un poco de confeti. "¡Feliz fiesta de bienvenida!"

Pinkie Pie se quedó muy sorprendida al ver a Dusk y Spike saliendo repentinamente y festejando tal como ella siempre lo hacía, además no entendía por qué le estaban intentando hacer una fiesta.

"Ehh… ¿P-Por qué me están haciendo una fiesta? Se supone que yo debería de hacerles una fiesta a ustedes." Dijo Pinkie Pie aún sorprendida.

"Bueno… es que tú no puedes levantarte en este momento, debes reposar en cama." Dijo Dusk algo nervioso. "Sé que a ti te gusta hacerle fiestas a los demás porque te gusta hacerlos felices y verlos sonreír, así que pensé que quizás esta vez a mí me gustaría intentarlo y verte sonreír."

Las palabras de Dusk eran ciertas, pero también tenían otra intención, porque además de eso lo que él más quería en aquel momento era que Pinkie Pie no se levantara de la cama y que descansara, así que se le ocurrió que si ella no podía hacer una fiesta, quizás sería una buena medida disuasoria que la fiesta viniera hasta donde ella estaba.

"Además…" Agregó Dusk. "Dijiste que desde que llegaste al pueblo tú empezaste a hacerle fiesta de bienvenida a los demás ponies ¿Cierto? Es decir que nadie te hizo una fiesta de bienvenida a ti. Por lo que ahora podremos celebrar TU fiesta de bienvenida y celebrar la mía otro día."

Dusk infló su pecho, estando orgullosos de su razonamiento lógico, ahora solo quedaba esperar que aquella disparatada e ilógica yegua siguiera su razonamiento y por fin quisiera descansar en vez de seguir intentando levantarse para hacer una fiesta para Dusk.

Pinkie Pie estaba sin habla, solo se quedó mirando fijamente a Dusk, sin embargo en su cabeza miles de pensamientos cruzaban por su mente. A ella le habían hecho fiestas antes, pero eso sucedía en muy raras ocasiones, de hecho incluso la mayoría de sus cumpleaños eran fiestas que ella misma organizaba, sin embargo aquí estaba este potro que acababa de conocer y se había esforzado tanto para hacerle una fiesta a ella, aquello era lo que ella siempre hacía a los demás y ahora alguien más se lo hacía a ella.

Entonces ¿Esto es lo que sienten los ponies cuando yo les hago una fiesta? Pensó Pinkie Pie, sintiendo que su corazón se llenaba de alegría. ¿Esta felicidad que siento es la misma que sienten ellos?

Entonces Pinkie Pie miró con más intensidad a Dusk mientras las últimas palabras que él había dicho se repetían en la mente de Pinkie Pie. Aquello que Dusk había dicho era cierto, nadie le había hecho una fiesta de bienvenida a ella, por eso fue que ella inventó las fiestas de bienvenida, sin embargo que ni ella misma ni nadie se hubiera dado cuenta antes de eso y que Dusk la hubiera sorprendido con tal gesto, hizo que el corazón de Pinkie Pie latiera aún más rápido, no solo de felicidad, sino por algo más, otro sentimiento nuevo que afloraba y que hacía que Pinkie Pie no pudiera apartar la mirada de los tiernos ojos de Dusk Shine.

"¡Oh no! ¿Estás bien Pinkie Pie?" Dijo Dusk preocupado, acercándose más hacia ella. "Parece que aún tienes fiebre, tu rostro está muy rojo."

"¿Eh?" Pinkie Pie salió de sus ensoñaciones sin darse cuenta que se había sonrojado mientras estaba mirando a Dusk.

Dusk decidió que lo mejor sería tomarle la temperatura a Pinkie Pie, aquello era algo básico que había aprendido de su madre, en donde había que tocar el cuerno del enfermo con el de uno, ya que los cuernos de los unicornios eran muy sensibles y de esta forma se podía comprobar la diferencia de temperatura fácilmente. Sin embargo Pinkie Pie no era un unicornio, por lo que decidió que debía de acercarse un poco más.

Mientras Pinkie Pie aún vacilaba, Dusk iluminó débilmente su cuerno y se acercó extremadamente cerca del rostro de Pinkie Pie para tocar con su cuerno la frente de la yegua. Dusk cerró sus ojos para concentrarse más, al contrario de Pinkie Pie quien abrió más los ojos en sorpresa y se sonrojó aún más.

¡Esto no está bien! ¡Se supone que yo sea la de las sorpresas! ¡En cambio ahora soy yo la sorprendida! Se dijo mentalmente Pinkie Pie que por primera vez en mucho tiempo la habían pillado con la guardia baja.

"Bien, no soy experto pero diría que aún tienes fiebre, aunque no mucha, lo mejor será que sigas en cama descansando." Dijo Dusk que una vez terminó de tomar la temperatura alejó su rostros del de Pinkie Pie.

"Sí… el doctor dijo que con uno o dos días de descanso estaría bien." Dijo Pinkie Pie, algo apenada luego que Dusk se hubiera alejado.

"Bien, entonces, volviendo a la fiesta, hay algo para ti." Dijo Dusk dándose la vuelta y yendo donde Spike.

En el instante que Dusk se dio la vuelta, Pinkie Pie se sorprendió y miró con sorpresa su propia cola, que por alguna razón había comenzado a agitarse.

"Dos giros a la izquierda y tres giros a la derecha… eso es-" Susurró para sí misma Pinkie Pie, pero no alcanzó a terminar de hablar porque fue interrumpida por Dusk.

"Esto es para ti, ¡Feliz fiesta de bienvenida!" Dijo Dusk junto a Spike al tiempo que Dusk sostenía lo que parecía ser un pastel, ya que la forma era muy irregular y parecía que estaba echando humo por alguna razón.

*IMAGEN 2: goo .gl/P0jLwS

Pinkie Pie miró sorprendida el pastel por unos segundos, en seguida lo tomó y les dio una gran sonrisa.

"¡Muchas gracias!" Sonrió Pinkie Pie con su habitual alegría.

Pinkie Pie se acercó el pastel a la boca y sin miramientos le dio una mordida, algo de lo que se arrepintió en seguida. Los ojos de Pinkie Pie se abrieron enormemente con horror mientras su boca dejaba de masticar.

"¿Sucede algo?" Preguntó Spike, confundido ante la expresión de Pinkie Pie.

"N-Nada, está… delicioso…" Dijo Pinkie Pie sonriendo con la boca llena y una extraña expresión en su cara. "¿Ustedes hicieron el pastel?"

Dusk y Spike se miraron mutuamente y luego sonrieron con orgullo.

"Así es, yo hice la masa y lo hornee, y Spike hizo el relleno." Dijo Dusk sonriendo. "Ambos comimos todos los pasteles de la vitrina, así que para no sacar otro de la cocina decidimos cocinar uno."

Entonces Dusk comenzó a recordar cuando él y Spike habían bajado a la cocina a preparar el pastel mientras Pinkie Pie dormía, Spike se había negado a la idea de cocinar, ya que ninguno de los dos lo había hecho antes, sin embargo Dusk le había dicho que cocinar era como hacer un hechizo mágico, solo había que seguir las instrucciones del libro y el pastel saldría sin problema.

Es decir, solo hay que seguir los pasos ¿Qué tan difícil puede ser? Penso Dusk en aquel momento.

Ahora, con la cara de espanto de Pinkie Pie, la confianza que había tenido Dusk acerca de lo bien que debía de haber quedado su pastel comenzó a disminuir drásticamente. Fue así que para salir de dudas, Dusk se acercó y tomo un pedazo del pastel de Pinkie Pie, que compartió con Spike. En cuanto ambos probaron el pastel pusieron la misma cara de espanto que Pinkie Pie.

"¿¡Qué es esto!?" Preguntó molesto Dusk a Spike al tiempo que se sacaba de la boca una paleta de dulce. "¿¡Es una paleta de dulce!? ¿¡Por qué le pusiste al relleno paletas de dulce!? ¿¡Desde cuando los pasteles tienen algo tan duro en ellos!?"

"Bueno, mis pasteles siempre tienes gemas, pensé que las paletas le darían una textura similar." Dijo Spike también un poco molesto. "Además me dijiste que le pusiera algo dulce al relleno, bueno, las paletas son dulces."

"¡Eso no sirve como relleno! ¡Con razón el pastel quedó tan malo!" Gritó Dusk.

"¿Ah, sí? ¿Pues qué me dices de la masa?" replicó Spike también gritando. "¡Toda la base y la cubierta están quemadas!"

"¿Eh? Bueno…" Dijo Dusk avergonzado. "No teníamos mucho tiempo y el libro de cocina decía que se debía cocinar a 200° por 30 minutos, es decir que si aumentaba al doble el calor se demoraría la mitad del tiempo, es matemática básica." Terminó de decir Dusk con orgullo.

"¡Así no funciona el horno!" Gritó Spike.

"¡Pfff!" Se escuchó un ruido que distrajo a Dusk y Spike de su discusión.

"Pfff… ¡Jajajaja! ¡Jajajaja!" Se rio fuertemente Pinkie Pie sin poder aguantarse más la risa luego de escuchar las locuras que discutían Dusk y Spike.

La risa de Pinkie Pie continuó mientras Dusk y Spike la miraban sorprendidos, entonces ambos se miraron entre sí y sin poder aguantarse compartieron la contagiosa risa de la yegua rosa. Entre los tres se quedaron largo rato riendo hasta que no pudieron más, lo que había comenzado como un horrible pastel y una discusión, se había convertido en un show de disparates que les hizo gracia a todos ellos.

"No se preocupen ¡Jeje! Yo les enseñaré a cocinar cuando salga de esta cama." Dijo finalmente Pinkie Pie cuando las risas terminaron.

"¡Eso sería genial!" Dijo Spike entusiasmado, que aunque no lo quería admitir, había disfrutado cocinar.

Pinkie Pie se dispuso a levantarse, pero Dusk levantó un casco y la detuvo.

"Alto ahí, debes guardar reposo absoluto si es que quieres mejorar." Dijo Dusk seriamente.

"Pero ya me siento mejor." Reclamó Pinkie Pie con un puchero como si fuera una potrilla. "Además, si me quedo en cama, ¿Qué más podríamos hacer?"

"Hmm… ¿Qué podríamos hacer divertido sin que tú te levantes…?" Respondió Dusk mirando hacia arriba e intentando pensar en algo para mantener a Pinkie Pie en cama. "¡Ya sé! ¿Qué tal si contamos historias? ¡Anécdotas de cosas que chistosas que nos hayan pasado!"

"Ohh…" Dijo Pinkie Pie abriendo los ojos con emoción y acomodándose en su cama con una sonrisa.

¡Bingo! Dusk había logrado su objetivo, captar la atención de Pinkie Pie y así evitar que se levantara.

"Sí… creo que sería divertido." Dijo Spike al lado de Dusk, mirando a su hermano con una sonrisa diabólica. "Tengo muchas historias acerca de mi querido hermano, jeje."

Dusk vio la cara perversa de Spike y tragó saliva nerviosamente, ahora él se arrepentía de haber dado la idea sobre las historias, pues para desgracia de Dusk, él tenía muchas historias vergonzosas en su pasado.

Así fue como Spike contó muchas anécdotas que habían vivido junto a Dusk cuando eran más pequeños, como cuando habían excavado por todo el jardín real creyendo que habría algún tesoro oculto en él o cuando Dusk probó un nuevo hechizo e hizo estallar toda su habitación, cada historia por lo general terminaba con algún particular 'castigo' dado por la maestra de Dusk que lo humillaba de alguna forma, por lo que cada historia terminaba con un remate cómico acompañado de la risa de Pinkie Pie. Al principio Dusk se mostró avergonzado de las cosas que Spike contaba sobre él, sin embargo con la risa de Pinkie Pie su humor fue rápidamente cambiando y finalmente acompañó las risas de la yegua cada vez que Spike contaba algo gracioso.

"…Y así fue como llegamos en un saco hasta Ponyville." Terminó Spike de contar otra anécdota, que esta vez había coincidido con cómo habían sido enviados hasta Ponyville.

"¡En primera clase! ¡Jajaja!" Dijo Pinkie Pie llorando de la risa.

"Así es, ¡Jajaja!" Se rio también Spike. "Y ahora toca contarte todo lo que hemos pasado aquí en Ponyville, ¡Prepárate a reírte aún más fuerte! Resulta que el primer día nos encontramos con esta yegua llamada-"

"¡Ya llegamos!" Se escuchó una voz viniendo desde el primer piso que interrumpió la anécdota de Spike.

"Oh, deben ser los señores Cake." Dijo Dusk mirando hacia la puerta y luego hacia la ventana, el sol ya casi se había ocultado, para sorpresa de Dusk. "¿¡Ya va a anochecer!? ¡El tiempo pasó volando!"

"¡Eso pasa cuando te diviertes!" Dijo Pinkie Pie con una sonrisa.

Dusk se quedó un segundo meditando en aquella frase, la cual era muy cierta, pues no solo Pinkie Pie se la había pasado bien, sin darse cuenta tanto Dusk como Spike también habían disfrutado de aquella tarde de risas. En ese instante a Dusk se le pasó por la mente el día anterior, en el cual él y Rainbow Dash habían jugado una broma a sus compañeras y también se habían reído y pasado un buen rato, pero aquella vez, cuando después vio que aquellas yeguas habían terminado llorando y molestas, Dusk no pudo evitar sentirse un poco culpable; sin embargo ahora era distinto, esta vez él también se había reído, pero no a costa de otros, sino que compartiendo entre todos, esto provocó que aquellas risas se sintieran distintas, incluso Dusk diría que se sentían aún mejor.

"Bien, ya llegaron los señores Cake y además se ha hecho muy tarde." Dijo Dusk mirando a Spike y luego a Pinkie Pie. "Creo que es momento de irnos."

Pinkie Pie bajo su cabeza algo triste y se dispuso a levantarse para despedir a Dusk y Spike, sin embargo Dusk se acercó rápidamente y la detuvo.

"Escucha, debes prometerme que guardaras reposo por los días que te pidió el doctor." Dijo Dusk seriamente. "No quiero que estés enferma."

Pinkie Pie parpadeó un par de veces sorprendida y luego bajó la cabeza.

"Sabes… Normalmente soy más alegre y divertida, me molesta un poco que me hayas conocido de esta forma…" Dijo Pinkie Pie seriamente, en seguida levantó la cabeza y mostró una gran sonrisa. "¡Así que sí, te lo prometo! ¡Descansaré y me recuperaré antes de la Celebración del Sol de Verano y allí conocerás a la verdadera y festiva Pinkie Pie!"

"Eh… ¡Bien! Nos veremos en la celebración entonces." Dijo Dusk un poco sonrojado y también sonriendo.

Qué sonrisa más hermosa... De verdad me encantará volver a verla. Pensó Dusk, sin atreverse a decirlo en voz alta, al ver la jovial y vibrante sonrisa de Pinkie Pie.

Finalmente Spike también se despidió de Pinkie Pie y luego, junto a Dusk, salieron de la habitación mientras Pinkie Pie los miraba desde su cama, en especial a Dusk, ella tenía el presentimiento que había olvidado decirle algo al unicornio pero no lograba recordar qué era.

En cuanto Pinkie Pie pensó en Dusk y lo vio desaparecer tras el portal de la puerta, su esponjosa cola vibró, algo que la tomó por sorpresa.

"De nuevo esa vibración extraña…" Dijo Pinkie Pie para sí misma mientras veía su cola, en seguida abrió los ojos y se dio cuenta que eso era lo que se le había olvidado decirle a Dusk. Cuando ella se había encontrado con Dusk y Spike ella les explicó que su Pinkie sentido le había dado una extraña señal, Dusk dijo que quizás había sido porque él venía con un dragón y luego ella se había emocionado al ver a Spike, ¡Pero se le olvido decirle que aquella extraña señal no se debía a Spike! Aquella mañana en que ella había sentido la extraña señal de su Pinkie sentido, su pata trasera derecha se agitó y su pelo se erizó, algo que ya le había ocurrido una vez, lo que significaba que ella se encontraría con una criatura escamosa, probablemente un dragón, aquello era una señal conocida; sin embargo inmediatamente después de aquella señal fue que Pinkie Pie sintió la nueva señal, cuando su cola dio dos giros a la izquierda y tres giros a la derecha mientras su corazón latía fuertemente, aquello no lo había sentido nunca, solo lo había sentido aquel día, luego cuando se encontró a Dusk, después cuando él se acercó a tomarle la temperatura y ahora que él la dejaba. No había duda, aquella señal debía pertenecer a Dusk, pero ¿Por qué su cuerpo había reaccionado distinto solo por tratarse de Dusk? Esa fue la pregunta que Pinkie Pie comenzó a hacerse, algo que inconscientemente fue respondiéndose a sí misma, ya que mientras más pensaba en Dusk su corazón latía más fuerte y se llenaba de una gran felicidad solo por pensar en él.

En cuanto comenzó a sonreír de alegría, Pinkie Pie abrió el cajón de una mesa que estaba al lado de su cama y sacó una foto, la foto que ella más atesoraba.

"Quizás… él sea tan especial como mis amigas." Dijo Pinkie Pie mientras veía la foto en la que ella aparecía junto a sus cuatro mejores amigas: una pony de tierra, dos pegasos y una unicornio. Luego ella se acercó la foto a su pecho y miró hacia el techo con ojos soñadores.

"O quizás más, quizás él sea… especial para mí." Dijo Pinkie Pie con una gran sonrisa al tiempo que se recostaba para comenzar a quedarse dormida mientras sentía esa agradable sensación de felicidad.

Por su parte, sin saber los pensamientos y sentimientos que la yegua rosa sentía en aquel momento, Dusk y Spike ya habían bajado las escaleras para encontrarse con los señores Cake, allí Dusk notó que ambos estaban de un excelente humor, en opinión del unicornio eso podría significar que recibieron buenas noticias de parte del doctor, por lo que se alegró por ellos pero no quiso preguntar para no entrometerse en su intimidad.

"Así que todo resultó bien con mi querida Pinkie Pie." Dijo la señora Cake alegre y aliviada luego que Dusk les contara lo que habían hecho toda la tarde y de cómo habían logrado que Pinkie Pie finalmente descansara.

"Ningún problema." Respondió Dusk con orgullo.

"Cariño, ¿No habíamos dejado una gran cantidad de pasteles en la vitrina?" Dijo el señor Cake con duda mientras se rascaba la cabeza y revisaba la vitrina.

"Bien… E-Es momento de irnos…" Dijo Dusk nervioso caminando rápidamente hacia la puerta junto a Spike mientras el orgullo que había sentido hace pocos segundos atrás se esfumaba y era reemplazado por vergüenza.

Así fue como Dusk y su hermano comenzaron a caminar por las calles de Ponyville mientras la noche comenzaba a caer.

"¿Ahora vamos a la posada?" Preguntó Spike que simplemente seguía a su hermano y no sabía hacia donde iban.

"Sí, por fin podré dormir en una cama decente." Dijo Dusk suspirando de cansancio. "Por cierto, ¿Aún queda algo del dinero que nos dio Applejack?"

"Sí, la posada es muy barata." Respondió Spike, que como buen asistente de Dusk era bueno con las matemáticas. "Alcanza para costear esta y la próxima noche, justo para costear toda la estadía antes de la Celebración del Sol de Verano."

"Muy bien." Dijo Dusk alegre. "Solo dos noches más, luego la noche de la celebración y finalmente volveré a mi cálida habitación en el palacio."

En cuanto Dusk dijo estas palabras, por alguna razón el corazón se le apretó, como si la determinación que tenía por volver a Canterlot hubiera flaqueado por un segundo. Dusk no lo sabía, pero aquella seguridad que tenía en sus palabras no la compartían sus propios sentimientos.

Inadvertidos de todo, mientras Dusk y Spike seguían caminando, una figura se ocultaba entre las sombras y se reía silenciosamente mientras observaba a Dusk caminar.

"¡Fufufu! Ahí estás." Dijo una voz femenina, la voz que provenía de la figura que se ocultaba en las sombras. La luz de la luna solo dejaba ver un pálido casco que sostenía una foto de Dusk junto a Spike y la princesa Celestia. "Al fin lo encontré, un verdadero príncipe encantador."

#Fin del capítulo 9

Next Chapter: Buscando un príncipe encantador Estimated time remaining: 0 Minutes
Return to Story Description

Login

Facebook
Login with
Facebook:
FiMFetch