Mi nombre es Barry Allen y soy el pegaso más rápido del mundo
Chapter 18: Carrera 17
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Mi nombre es Rainbow Dash, y soy el Elemento de la Lealtad
Blue Blood tenía la costumbre de dormir hasta las once de la mañana y luego tomaba un desayuno tardío, una costumbre que tenía mucho antes de convertirse en la Flecha pero por su vida de parrandear hasta bien entrada la noche y a veces hasta la mañana. Era una suerte ya que así nadie sospechaba de él. Era tal y como lo decía el viejo y conocido refrán: créate fama y échate a la cama y eso era todo lo que él quería en esos momentos pero unos insistentes toques en su puerta a las nueve de la 'madrugada' lo levantaron.
—¡Qué fastidio! — Se quejó él medio arreglándose la melena con un peine y luego abriendo, pero al ver a aquel nutrido grupo de soldados frente a su mansión fue suficiente para hacer que se despejara por completo. — ¿Qué sucede aquí? ¿Estoy arrestado?
—No sobrino, pero si te empeñas en proteger a tu empleado puede que tú también termines pasando la tarde en una comisaría — dijo Celestia apareciéndose tras sus soldados. — Ahora, ¿dónde está Barry Allen? Tenemos que hacerle unas preguntas sobre la Flecha.
—Yo qué sé, en los laboratorios S.T.A.R. o en casa de Iris West; o por la hora que es trabajando ya en la comisaría de Central City — dijo el príncipe. — Lo siento, se ha ido.
Celestia bajó la cabeza con pesar, era bueno ver que su sobrino valorara tanto una amistad pero ahora mismo la cosa no estaba para bromas así que le hizo una señal a sus soldados que ya estaban esposando a Blue Blood y colocándole un anillo anti-mágico para que no huyera. Blue se dejó sumisamente, más que todo porque no podía dejar que lo descubrieran.
—Aunque no me creas tengo testigos que vieron a Allen partir de regreso a su mundo — dijo al final con toda la calma que requería el caso. — Testigos de toda tu confianza tía.
Los guardias iban a darle la típica advertencia de 'todo lo que digas puede y será usado en tu contra' pero la Princesa les hizo una señal que hicieran silencio y miró fijamente a Blue.
—¿Y quiénes son estos testigos que dices que tienen mi confianza, sobrino? Si son tus típicas amistades ya puedes ir preparándote para no moverte de la comisaría en todo el día.
—Rarity Belle, Fluttershy, Rainbow Dash, Applejack Apple y Pinkie Pie. En pocas palabras las Portadoras de los Elementos de la Armonía. Pregúntale a cualquiera de ellas.
—Tcht, ¿desde cuándo eres cercano a ellas? — Se burló uno de los guardias, recordando la bien conocida historia del incidente de Rarity Belle y la Gran Gala.
—Yo no era cercano, era Allen — se explicó Blue Blood. — Organizó una despedida en el Verdant porque le aseguró a Rainbow Dash que ya no necesitaría su guía como velocista.
Celestia frunció el entrecejo, lo que decía Blue Blood sonaba verídico pero aún tenía que asegurarse. Sólo le hizo una señal a sus guardias y arrestaron al príncipe a la comisaría mientras ella entraba a la mansión a buscar señales de Barry Allen. Pero nada, ni siquiera una habitación desordenada; así que al final perdió la paciencia y mandó una nota a Twiligth Sparkle para verificar la historia de Blue Blood.
Mientras Blue prefirió no discutir y cuando lo metieron en la celda lo que hizo fue buscarse un rincón en la banca y echarse un sueñecito, en su vida de príncipe parrandero lo habían llevado ahí muchas veces por disturbios estando ebrio así que perfeccionó la técnica de descansar hasta en las peores circunstancias. Por eso no sintió cuánto tiempo pasó cuando su tía vino a liberarlo personalmente.
—Parece que dices la verdad. Barry Allen se ha marchado para siempre.
—Supongo que el vigilante enmascarado se te sigue escapando — dijo tranquilamente Blue Blood.
Celestia lo fulminó con la mirada.
—¿Qué sabes tú de esto Blue Blood? Barry era tu empleado y tu primer amigo. ¿No te interesaba nada su vida personal?
—En palabras de Allen, aguantarme todo el día es más que suficiente y tenía que descansar de mí mientras trabajaba en el Verdant. Me daba igual, siempre hay cosas que es mejor no saber.
Celestia frunció el entrecejo irritada.
—¡¿Es que tú nunca vas a cambiar?! ¡Tenemos una situación delicada aquí! ¿Es que sólo te importas tú mismo? Demonios creía que estar atrapado en una isla desierta por cuatro años te había hecho reflexionar aunque sea un poco sobre tu forma de actuar…
—Y lo hizo, ahora en lugar de tratar mal a la gente y hacerme una mala reputación prefiero no molestar ni ser molestado. ¿No es eso mejor? No veo nada, no escucho nada, no digo nada y de paso no me harán nada.
Y se fue dejando a Celestia entre dolida frustrada.
—¿Lo arrestamos de nuevo? — Preguntó uno de los guardias.
—Déjenlo, tenemos cosas más importantes que hacer. Preparen una división para Ponyville, vamos a interrogar al Elemento de la Lealtad. Prepárense para arrestarla en caso no quiera cooperar con nosotros.
—Pero…
—Nadie está sobre la ley, aunque estoy consciente de lo mucho que les debemos a ella y sus amigas como heroínas de Equestria también hay cosas que no podemos simplemente ignorar.
Entonces se movilizaron, entonces uno de los guardias se fijó en que Blue Blood había parado a medio camino.
—¿Qué? ¿Pasa algo niño mimado?
Blue Blood se volvió mostrándole la horquilla del cabello que se le cayó y el otro rodó los ojos y se fue ignorándolo.
Entonces el príncipe se puso en camino también.
Aquel día Rainbow se levantó temprano. Luego de un día de juerga usualmente se levantaba tarde, y aunque ese día no tenía entrenamiento previsto con los Wonder Bolts decidió madrugar y partir hacia el estadio de prácticas sólo porque quería usar su velocidad en algo.
Dio todas las vueltas que pudo, superó la pista de obstáculos repetidas veces antes que éstos se activaran siquiera, incluso limpió de arriba abajo todo el lugar siempre a grandes velocidades y todo en menos de una hora. No se dio cuenta que ya tenía público hasta que Spit Fire habló:
—Por rápido que vueles no puedes huir de tu tristeza.
Rainbow la miró.
—¿Qué haces aquí?
—¿Qué crees que hago? Barry me dijo que tal vez te sintieras un poco deprimida luego que se fuera entonces que por favor estuviera pendiente de ti.
Rainbow se dejó caer.
—¿Qué puedo decir? Extraño mucho al amigo, incluso…
—¿Te gustaba, no?
—Pero me rechazó, me dijo que me quería pero Iris West siempre sería la chica para él. Lo entiendo, pero… no sé, eso lo hace… ¿un poco más atractivo?
Rainbow se sonrojó y desvió la mirada; en cuanto a Spit Fire se tuvo que reír. Rainbow sólo la miró ofendida por medio segundo pero al final se encogió de hombros y soltó un largo suspiro. Entonces Spit Fire recapacitó y le colocó un casco amigo en el hombro.
—Te comprendo Dash, pero igual no puedes estar deprimida por tu amigo por siempre.
—Yo sé, no puedo ser digna de ser la estudiante de The Flash y la pegaso más rápida del mundo.
—¡Esa es la actitud! ¿Entonces qué? ¿Quieres seguir entrenando?
—No, creo que necesito descansar. Esto de las emociones nunca ha sido mi fuerte, pero creo que podré manejarlo.
—Claro, tómate un respiro pero trata que no afecte tu trabajo que ya agotaste tus vacaciones.
—¡No es justo no lo hice porque quise! — Se defendió Rainbow Dash. — Pero calma, Barry no me perdonaría que me deje deprimir por una pequeñez así.
Spit Fire le dio una amistosa palmada en la espalda y pasó a retirarse, por su parte Rainbow decidió que tal vez darse una vuelta por el campo le ayudaría a terminar de despejarse, y lo mejor era que desde que se convirtió en velocista tenía tiempo de sobra, ¡no digamos ahora que no tenía que estar constantemente entrenando con Barry! Y quién sabe, tal vez probar comida ponitaliana en Ponitalia misma. ¡Era genial ser la más veloz!
Ponyville, más temprano ese día:
El carruaje de la Princesa seguido por un par que llevaban a sus guardias aterrizó frente al Palacio de Twilight Sparkle, en donde la propia Twilight fue a abrirle mostrándose confundida ante la sorpresiva visita y sobre todo el ceño fruncido de Celestia.
—¿Princesa Celestia? ¿Qué la trae por aquí? — Quiso saber la alicornio morada.
—Desgraciadamente un asunto de lo más desagradable. Twilight Sparkle, necesito interrogar a Rainbow Dash de inmediato sobre un asunto urgente.
Twilight torció el gesto, sabía bien de qué se trataba. ¿Qué iba a ser sino todo lo relacionado con el vigilante enmascarado conocido como la Flecha?
—De todos modos quería contarte primero Twilight ya que es necesario escuchar tu opinión como compañera Princesa. ¿Qué opinas de la posibilidad del arresto de Rainbow Dash en caso se niegue a cooperar conmigo?
Twlight suspiró cansadamente.
—Sea lo que sea comprendo su decisión. No me agrada pero Rainbow tiene que aprender a pensar antes de relacionarse con gente peligrosa. Por mucho que Barry Allen haya significado para ella hay cosas que no puede venir y hacer sólo porque ahora sea una meta-poni.
Celestia sonrió ligeramente ante la mala broma de Twilight y asintió poniéndose en marcha.
—Princesa — dijo de pronto uno de los guardias acercándose. — Preguntamos a los testigos, la cartera del pueblo dice que vio a Rainbow Dash dirigiéndose hacia el estadio de prácticas Wonder Bolt en la madrugada.
—¿Está segura que se encuentra ahí ahora mismo? — Preguntó Celestia.
—No está en casa y testigos dicen que va diariamente ahí.
Celestia asintió, por lo visto Rainbow seguía con su vida normal a pesar de todo lo cual era una especie de consuelo, tal vez ahora sería más fácil razonar con ella para pedirle la identidad de la Flecha. Entonces sus guardias se dirigieron hacia allá y Twilight (que sí estaba preocupada por el resultado pero sí creía que su amiga haría lo correcto al final) entró a su casa.
Starlight, que había estado escuchando atentamente desde que Celestia llegó, sólo asintió ligeramente.
—Ojalá la arresten.
—Starlight, ¡¿cómo puedes decir eso?!
—Ella arrestó a mi amigo.
—Ese fue la Flecha, y si es cierto que Rainbow lo ayudó no puedes venir y decir esas cosas.
—¡Demonios Twilight déjame estar molesta! ¿Quieres? De acuerdo, tal vez Sun Burst era un criminal peligroso pero seguía siendo mi amigo. ¡Mi primer amigo el cual recién recuperé sólo para ver cómo se pudre en la cárcel ahora!
Y Twilight no supo qué decir ante los ojos empapados en lágrimas de su estudiante. Era cierto, Sun Burst significaba mucho para ella. Al final era una posición algo incómoda esto de estar entre dos amigas pero imaginaba que venía en el paquete de ser la Princesa de la Amistad.
—¿Oye estarás bien tú sola por un rato? Realmente quiero ir a ver a Rainbow y convencerla que hable.
—Sí, estaré bien — dijo Starlight de mala gana. — Y oye, realmente no quise decir eso sobre Rainbow Dash es sólo que…
—Sí, a veces se me es difícil ver las dos partes de la historia pero te entiendo, ¿sí? También lamento no ser de mucha ayuda en este momento.
De nuevo Starlight asintió de mala gana y Twilight se dirigió hacia la casa de Rainbow Dash pero no sin antes pasar a buscar a las chicas para que fueran más un apoyo moral. Todas aceptaron de buena gana, aunque Rarity se mostraba algo nerviosa al respecto pero quién sabía por qué; pero Twilight prefirió no decir nada para no poner a la Princesa en contra de dos de sus mejores amigas en lugar de sólo una.
Llegaron al castillo de nubes en donde los soldados de Celestia y Celestia misma habían decidido esperar a que la pegaso regresara. Los guardias querían que todos se alejaran, pero sabiendo Celestia que estaban ahí para convencer a Rainbow de hacer lo correcto las dejó quedarse.
—¿Por qué se tarda tanto? — Se quejó Applejack.
—Teniendo en cuenta que Barry acaba de irse me imagino que necesita volar un poco para despejarse — dijo Rarity.
Nadie dijo nada más y esperaron por una hora, hasta que por fin la pegaso cian regresó envuelta siempre en sus nuevos relámpagos multicolor. Pero al ver a semejante comité de bienvenida paró mirando alrededor.
—Este… ¿de qué me perdí?
La Princesa Celestia avanzó hacia Rainbow Dash mostrándose inusualmente seria, lo cual hizo que Rainbow retrocediera un poco.
—Rainbow Peligro Dash, en el nombre de la Corona te ordeno que me digas todo lo que sabes sobre el vigilante enmascarado conocido como la Flecha.
Se hizo un momento tenso y Rainbow miró muy confundida alrededor suyo primero fijándose en sus amigas de las cuales cuatro asintieron en silencio como animándola a que hablara. Sólo Rarity mostraba dudas pero por suerte nadie lo notó al estar demasiado concentradas en la velocista que simplemente no podía creer lo que sucedía. Menos cuando los guardias avanzaron despacio hacia ella.
—¿Esperen, qué?
—Lo que has oído Rainbow Dash — dijo Celestia con firmeza. — Es preciso terminar con todo este asunto de la Flecha ahora mientras aún estamos a tiempo. Normalmente no te molestaría, sin embargo me acabo de enterar que Barry Allen se ha ido de regreso a Central City y tomando en cuenta que los testigos vieron a dos velocistas no es necesario pensar mucho para saber quién estuvo ayudando a Flash. Ahora dime, ¿qué sabes sobre la Flecha?
Rainbow bajó la cabeza.
—Princesa, ¿no le parece que exagera? Digo, la Flecha ha dejado de matar, ¡de eso se aseguró Flash y ahora yo! Por favor… no me pida esto…
—¿Es más importante proteger a un vigilante que se cree está sobre la ley que la seguridad de Equestria? — Cuestionó uno de los soldados.
Rainbow negó con la cabeza.
—No es sobre las convicciones de quién sino sobre la lealtad. Es cierto, tal vez no le debo nada a la Flecha pero Flash, Barry, me pidió que por favor me hiciera cargo de su amigo. Que me asegurara de mantenerlo en el camino correcto… y simplemente no me pueden pedir que traicione. ¡Soy el Elemento de la Lealtad y le debo mucho a Barry como para traicionarlo!
Twilight suspiró, ya se imaginaba que esto terminaría así.
—Rainbow Dash no lo entiendes, van a arrestarte.
—¿Por qué si no hice nada malo? — Se defendió Rainbow Dash. — Todo lo que hice fue ayudar a salvar a la Flecha quitando de en medio a criminales, nada ilegal, ellos me atacaron primero y…
—Obstrucción de la justicia — dijo Celestia. — No quería hacer esto Rainbow Dash pero tal vez una noche en una celda te ayude a reflexionar. Estoy consciente que te estoy forzando a ir contra tu Elemento de la Armonía pero tienes que entender que hay cosas que deben hacerse.
Rainbow suspiró.
—No todo es blanco o negro Princesa, la Flecha no es malo.
—No, pero necesita ayuda para sus problemas mentales antes que le haga daño a alguien — declaró Celestia. — Lo siento mucho pero mi decisión está tomada. ¡Guardias arréstenla!
Así pues Rainbow fue esposada de cascos y alas y miró con pena a la Princesa y a sus amigas.
—Chicas…
—Rainbow todas te apoyamos pero esta vez no podemos intervenir — dijo Applejack. — Lo sentimos mucho…
—Mmmh, sólo tienes que decir quién se oculta tras esa capucha, y es un malosote que sólo mata a la gente, mata gente mala pero igual es tan malo como ellos — dijo Pinkie Pie muy convencida de lo que decía.
Rainbow entonces miró a Rarity que tenía una expresión de preocupación en su rostro, quería decir algo pero no podía. De todos modos Rainbow no se rindió y encaró a la Princesa.
—Puedo intentar hablar con él. Lo lamento Princesa pero no puedo…
—Mi decisión está tomada Rainbow Dash, tú decidiste hacerte la difícil.
—En verdad lamento esto — suspiró Rainbow haciendo vibrar sus cascos y sus alas.
Al ser separadas las moléculas de Dash por causa de la vibración tanto esposas de cascos y alas se deslizaron como si nada y los guardias retrocedieron ante la energía cinética pura que emergía de Rainbow en forma de relámpagos de todos los colores. Celestia frunció el entrecejo.
—¿En serio me estás desafiando?
—No voy a traicionar a mis amigos, pero como dije hablaré primero con él, tal vez así lleguemos a una decisión.
Entonces desapareció en un borrón y luego volvió a aparecer usando el traje de velocista que le había hecho Rarity.
—No todo es blanco o negro Princesa, comprenda por favor.
Y se largó a toda velocidad hacia Canterlot.
—Rainbow… — gruñó Applejack haciendo un face-hoof.
—Demonios, debí imaginarme que esto terminaría así — dijo Twilight. — Con su nuevavelocidad se ha vuelto muy arrogante, pero también a sus compañeros. Después de todo ellos también fueron parte importante de su entrenamiento como velocista.
—Pero ¿acaso está escogiendo a la Flecha por sobre nosotras? — Preguntó Fluttershy dolida.
—No, simplemente no puede dejar de lado a nadie — murmuró Applejack. — Así es ella tristemente.
— Pero además Barry le pidió personalmente que cuidara de la Flecha — dijo Pinkie Pie. — Y todas aquí sabemos lo mucho que él significaba para Rainbow Dash.
Nadie dijo más, sólo veían la dirección en la que Rainbow se había ido en medio de un silencio incómodo.
—¿Y si mejor dejáramos que hable con él primero? — Preguntó Rarity hablando por primera vez.
Todas se volvieron hacia la modista.
—Rainbow se siente obligada porque Barry le pidió que cuidara de su inestable amigo, lo comprendo, ¿pero qué si al hablar con él cambia de opinión? Por favor…
Celestia hizo un gesto de descontento pero asintió.
—De acuerdo, sólo por ser ustedes les haré caso. Pero Rainbow Dash tiene hasta esta noche para decidirse.
Mientras tanto Rainbow llegó a la mansión Blood en menos de un minuto y comenzó a tocar la puerta a gran velocidad. Blue Blood salió a recibirla.
—Me preguntaba cuándo vendrías. Imagino que mi tía ya habló contigo.
La velocista sólo suspiró con amargura y Blue Blood la hizo pasar.
—Mi pregunta es, ¿por qué no me delataste y ya? — Dijo Blue Blood. — A diferencia mía tú tienes mucho que perder.
Rainbow no podía creerlo.
—¿Te volviste loco o qué? Barry me pidió que cuidara de ti, que no te dejara seguir matando y… ¿Oye cómo está eso que tú no tienes nada que perder?
—Dinero, influencia, tú tienes verdaderos amigos. ¿Quién es más importante?
—¿Verdaderos amigos? — Se ofendió Rainbow Dash. — ¿Qué hay de Barry? ¿De Rarity? ¡De mí! Vamos Blue Blood, ¿acaso no somos amigos aunque sea un poco?
El príncipe rodó los ojos y se dejó caer sobre un sofá.
—Y por eso prefiero trabajar solo. Somos amigos Rainbow Dash, no puedo creer que sea yo el que esté diciendo esto pero sí somos. No olvido cómo me salvaste el pellejo del maldito de Sun Burst y por eso no puedo dejar que te sacrifiques por mí. No valgo la pena.
—Blue Blood escúchame…
—Escúchame tú: toda mi vida he sido un idiota pedante que trataba mal a los demás, la otra mitad un asesino, ¿te parece a ti que valgo más que tu libertad?
—Pero Blue Blood…
—Nada. Esa es mi decisión.
La expresión de Blue Blood era más bien fría, ¿en qué rayos estaba pensando, que de este modo purgaría más sus pecados? Bueno, conociéndolo no era de extrañarse pero de todos modos no entendía cómo alguien podía ser así de idiota.
—Blue Blood por favor no hagas esto…
Blue Blood se levantó y se dirigió a su gimnasio.
—Eres una Portadora de la Armonía, el tipo de heroína que Equestria necesita — dijo él cerrando la puerta dando por terminada la conversación.
—Pero gracias a ponis como Sun Burst tú eres lo que Equestria merece — dijo Rainbow de mala gana ya levantándose para irse.
Esa noche los guardias se encontraban intranquilos, ver a sus soberanas de mal humor era mala señal; casi siempre relacionada con una crisis en el Reino, y esperaban instrucciones calladamente. Fue cuando un borrón multicolor pero predominantemente cian entró de golpe al Salón del Trono y se materializó mostrándose como Rainbow Dash.
—¿Te dijeron tus amigas que esta era tu hora límite? — Preguntó Luna.
Rainbow asintió.
—Y lo lamento mucho pero yo soy el Elemento de la Lealtad. Y aunque sé que está demente lo que él necesita es un amigo confiable. No voy a trai…
Los soldados de la Princesa ya se adelantaban para ponerle las esposas cuando una flecha zumbó en el aire. Rainbow la sintió rápido y la eludió pero no sintió una segunda que vino de improviso y le dio en el pecho. No penetró demasiado pero fue suficiente para marearla y que cayera abatida.
Los soldados se pusieron en alerta, pero igual cayeron por las flechas que el enemigo invisible les lanzaba. Muchos gruñeron pero simplemente no eran lo suficientemente rápidos, y finalmente el vigilante encapuchado saltó desde una columna y girando su arco se enfrentó a las Princesas.
Había más soldados los cuales se adelantaron pero haciendo alarde de su habilidad de pelea cuerpo a cuerpo abatiéndolos en pocos minutos, y luego se enfrentó a las Princesas que miraban la escena con tranquilidad.
—La carnada dio resultado entonces — dijo fríamente Celestia.
—La lealtad se paga con lealtad — dijo la Flecha. — Tengo habilidad de sobra para encargarme de todos los soldados presentes y también un par de trucos para quitármelas de encima y tener suficiente tiempo para huir, pero si me garantizan que ella no será castigada por mi culpa entonces esto termina aquí.
Las dos alicornios asintieron.
—Tengo curiosidad, ¿qué le hiciste? — Preguntó Celestia.
—Una gran dosis de sedante, debido a su poder de velocista necesitaba una concentración realmente fuerte.
Las Princesas se dieron por satisfechas y a una señal los guardias se adelantaron pero siempre manteniendo una distancia prudencial ante el tremendo peleador que era la Flecha.
—Mi única pregunta es, ¿por qué haces esto? — Dijo Luna.
—Tener amigos sólo te trae problemas — suspiró la Flecha.
—No, no eso. ¿Por qué comenzaste con esta lucha sin sentido? — Dijo Celestia.
—¿Cuántas veces tendré que repetirme? — Se quejó el vigilante. — Simplemente porque durante más de la mitad de mi vida yo le he fallado a Equestria…
Extrajo algo de su bolsillo, era una especie de dispositivo mágico que distorsionaba su voz y lo arrojó al pie de las Princesas para al final sacarse la capucha.
—Y cuatro años atrapado en una isla del infierno fue la dosis de realidad que necesitaba.
Tristemente tenía que hacerlo, la situación de la Flecha era insostenible y bueno, hubiera preferido evitarlo pero la historia debe avanzar y si no hacía esto no podía salir de mi estanco. Igual les prometo más acción pronto.
Chao; nos leemos!
(E insisto: más parece que fueran dos fics en lugar de uno, pero creo que por eso me encanta esta historia)