Mi nombre es Barry Allen y soy el pegaso más rápido del mundo
Chapter 14: Carrera 13
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Tiempo de estrenar los uniformes
Mi nombre es Rainbow Dash, hasta hace poco era una gran atleta pero mi velocidad estaba muy lejos de ser extraordinaria; pero luego que mi amiga Twilight me disparara con un rayo tengo la habilidad de moverme a velocidades que el ojo poni no puede detectar; pero con todo y todo aun no soy la pegaso más rápida del mundo, sino lo es Barry mi maestro. El día en que nos conocimos me propuse vencerlo sin importar qué, pero ahora sólo quiero demostrarle que soy digna, digna de ser la alumna de The Flash.
Spit Fire y el resto de los Wonder Bolts se dirigía a la pista de entrenamiento listos para empezar a pulir sus maniobras cuando vieron los dos destellos recorrer la pista a toda velocidad, una y otra vez creando una poderosa ráfaga de viento que realmente los llegaba a hacer retroceder a pesar de ser los atletas más experimentados de Equestria.
Por suerte los dos velocistas pararon cuando los vieron, Rainbow con la melena más alborotada de lo normal pero sonriendo satisfecha, y el otro pegaso en su característico traje rojo con el relámpago sobre un círculo blanco. El nuevo se veía de buen humor pero a Rainbow se le notaba que le daba algo de pena haber sido encontrados usando la pista.
—Hola chicos — dijo ella sobándose la cabeza algo abochornada, lamento estar usando la pista sin permiso pero es un lugar grande y el maestro Flash dijo que necesitábamos un lugar grande para practicar, ehehe… creo que perdí la noción del tiempo.
—Suele pasar cuando corres, tranquila — le dijo el velocista escarlata. — Pero sí, lamentamos habernos aparecido aquí sin permiso.
—No, no, está bien — dijo Spit Fire una vez se recuperó de la sorpresa. — Dash es una de los nuestros después de todo, lo que me lleva, ¿cómo vas con eso del control, Rainbow? ¿Ya puedes moverte a una velocidad decente por lo menos?
—Me toma mucho esfuerzo pero sí puedo un poco — dijo Rainbow. — Pero tengo que estar pensando sólo en eso, concentrarme es lo más difícil pero estoy tratando.
Flash asintió con una sonrisa y le dio un empujón cariñoso a la pegaso cian.
—Rainbow se esfuerza mucho.
—Sí, sí, de acuerdo pero ¿cuándo podrá volver a volar con nosotros? — Quiso saber Fleet Foot. — Porque por mucho que se esfuerce nosotros seguimos con un efectivo menos y no puede venir y aprenderse la nueva coreografía con el poco tiempo que le queda.
—¡Puedo aprender! Ese es uno de mis tantos poderes, ahora aprendo rápido, literalmente — dijo Rainbow con un tono de orgullo que hizo reír a Flash.
—De hecho creo que puede empezar a practicar con ustedes desde ya — opinó el velocista escarlata. — ¿Qué dices Dash? El ritmo de la música y el observar a los otros moverse puede ayudarte a concéntrate y así mantener una velocidad uniforme durante tus vuelos. ¿Practican con música, no?
—Por supuesto — dijo Spit Fire. — ¿Entonces quieres intentarlo de nuevo Dash?
Rainbow miró a Flash, con el que llevaba entrenando ya por un par de semanas, que le sonrió con confianza aunque no la forzaría en su decisión. Al final Rainbow Dash asintió.
—¡Pero qué rayos, Dash está de vuelta al juego! Sólo hagan la coreografía sin mí primero para que la vea bien, ¿sí? ¡Entonces sí que voy a arrasar con la pista!
Spit Fire asintió y le hizo una señal al resto de los Wonder Bolts los cuales se pusieron en posición y al comenzar una estridente canción de rock comenzaron a dar vueltas coordinadas alrededor de la pista (la mitad de cada lado) mientras que dibujaban figuras en el aire; era bastante impresionante; pero más para Rainbow que no perdía de vista cada uno de los movimientos que los otros hacían, la música sonaba y eso marcaba un compás que ella se dio cuenta que iba armonizado con el aletear de cada uno de los pegasos.
Aterrizaron.
—¿Y bien Dash? — La retó Fleet Foot.
—¡Pon la canción de nuevo!
A una señal de Spit Fire pusieron otra vez el disco y Rainbow extendió sus alas mientras los relámpagos multicolor recorrían su cuerpo, y entonces despegó y de forma impecable comenzó a moverse haciendo la coreografía a la perfección. La mandíbula de todos cayó hasta el suelo.
—¿Cómo demonios? — Se sorprendió Spit Fire.
—Como dije aprendo rápido, pero también 'veo' más rápido que un poni común — dijo Rainbow al aterrizar. — Y ahí me di cuenta que ustedes coordinan sus alas con la música así que no tuve problemas en coordinarme esta vez.
—Señal que estás aprendiendo a dominar tus poderes — dijo Flash felicitándola. — Entonces te dejaré aquí para que practiques con el grupo, yo debo regresar con mi jefe.
Extendió sus alas y al igual que Rainbow, la energía cinética recorría todo su cuerpo.
—¡Espera! — Lo llamó Spit Fire. — ¿Qué hay de ti amigo? ¿No quieres unirte? Con tu velocidad podrías…
—Gracias pero no gracias — dijo Flash cortésmente. — Ahora que Rainbow está progresando no me quedaré mucho más tiempo en Equestria. Ahora sí, si me disculpan…
Y desapareció en un destello escarlata y dorado.
Rainbow sólo se le quedó viendo sintiéndose triste de pronto. Claro, ella sabía que Barry tendría que irse pronto pero cada vez que lo escuchaba no podía evitar sentir cierto pesar.
—¿Estás bien Dash? — Preguntó Soarin.
—Sí claro, es sólo que…
—¿Que qué? — Preguntó Spit Fire.
—Que es cierto, él no es de aquí y pronto tendrá que regresar. Voy a extrañarlo mucho.
Todos hicieron un gesto de comprensión, claro, pero Soarin le dio un amistoso empujón.
—Siempre y cuando eso no te afecte en las prácticas extráñalo cuanto quieras.
Rainbow se rio y entonces se puso a practicar. Podría haberlo hecho deliberadamente mal para que los Wonder Bolts le dijeran a Flash que no estaba lista, pero eso no es algo que haría The Flash y mucho menos una alumna digna de él así que descartó la idea apenas si la tuvo. Pero en serio sería difícil despedirse de él.
El resto del entrenamiento fue relativamente sencillo, sólo hubo un momento en que Rainbow se desorientó cuando Soarin se equivocó en una curva y Spit Fire tuvo que indicar al ayuda de campo a reiniciar la canción; pero la pegaso cian iba tan rápido que antes que pudieran aterrizar ella siguió de largo y se chocó violentamente contra una de las paredes del estadio.
—¡Dash! ¡Dash! — Gritó Spit Fire corriendo a ayudar a la atleta caída.
—Ayayayayayaya… — se quejó ella. — ¿Quién tocó la música, demonios?
—Mi error — dijo Soarin ligeramente avergonzado.
—Todos cometemos errores — dijo Fleet Foot. — Pero me preocupa un poco esa herida, ¿cómo estás Rainbow?
—Lo averiguaremos pronto, ¡enfermeros! — Gritó Spit Fire.
Los enfermeros de turno entonces corrieron a ayudar a Rainbow y la vieron detenidamente, uno tocó sus costados y ella apretó los dientes del dolor.
—Las costillas están rotas — explicó el enfermero.
—Lo que nos faltaba — se quejó alguien. — Apenas está regresando al juego y ya se lesionó.
—En mi defensa, esa velocidad es difícil de controlar.
—Como sea — dijo Spit Fire. — Te mandaremos a casa, pero apreciamos el esfuerzo Rainbow Dash y…
—¡Sólo denme un par de horas! — Dijo Rainbow mientras la colocaban en la camilla.
—Pero este tipo de heridas…
Rainbow sonrió presumida.
—Me curo rápido, muy rápido; es parte de mis poderes de velocista.
—Ya… — dijo Spit Fire con una gotita en la sien. — Ya veremos si es cierto, de momento los otros sigamos entrenando.
Lo hicieron, y tal como descubrieron más tarde Rainbow Dash ya estaba con ellos a eso de dos horas como lo había dicho y volaba como si nada. Era increíble, ¿pero en serio cómo pudo un relámpago casi mortal darle semejante don? De cualquier modo les agradaba que se recuperara tan rápido.
—En serio es una lástima el tipo de rojo no quiera unirse — dijo Soarin.
—Él sabrá lo que hace — fue todo lo que dijo Spit Fire, aunque sí, le hubiera encantado.
Luego del entrenamiento Dash regresó a Ponyville, siempre con una tremenda explosión de aire detrás de ella debido a la gran velocidad con la que se movía; cosa que los habitantes de Ponyville ya se estaban acostumbrando.
—¡Rainbow Dash, espera Rainbow Dash! — Gritó Rarity viendo el borrón azul yendo a toda velocidad.
La velocista frenó, esta vez con gracia al ver a su amiga, le bastaba y sobraba con un golpazo por día.
—Hola Rarity, ¿qué pasa?
La modista sonrió con picardía.
—Tengo algo para ti pero está en mi boutique. ¿Quieres verlo?
—¡Ya rugiste! — Se emocionó Dash y luego desapareció tras un borrón azul.
Rarity llegó a su boutique un par de minutos después donde Rainbow Dash ya la esperaba.
—¡Vamos Rarity, llevo esperando como desde siempre! — Se quejó la pegaso.
—La próxima espera a que llegue, ¿quieres? — Le recriminó la modista. — Pero bueno mira esto, ¡espero que sea lo que buscas porque no tienes idea de cuántos hechizos tuve que poner en esta tela para que resistiera la velocidad a la que se mueve Barry!
—¿Barry?
—Mmmh, le pedí de favor que probara mis versiones anteriores.
—¿En serio?
—Quiere que tengas un traje de calidad, realmente te quiere mucho Rainbow Dash — sonrió Rarity.
—Si le importara tanto no se iría — dijo Rainbow Dash con pesadez.
—Ya, ya Rainbow. A Barry lo necesitan sus amigos en Central City.
—Yo lo necesito aquí — dijo tristemente Dash.
Insegura de cómo proceder Rarity la abrazó y Rainbow le sonrió un poco más animada.
—Bueno, ¡veamos qué tal está ese traje!
Rarity acercó con su magia una caja que contenía lo que ella consideraba una de sus mejores obras: un traje igualito al de los Wonder Bolts pero éste era color azul oscuro y no tenía adornos de relámpago por todas las extremidades sino sólo un círculo blanco con un relámpago multicolor (como el de la Cutie Mark de Rainbow Dash) en el centro; y por supuesto un par de antiparras color magenta como los ojos de Rainbow. La pegaso soltó un grito de felicidad y aceleró a máxima velocidad para aparecer frente a Rarity vistiendo el traje.
—Wow, sólo wow…
—¿Te gusta?
Dash se encogió de hombros y sonrió.
—No, ¡me encanta, lo amo! ¡Es justo lo que buscaba!
—Es mi segunda vez haciendo un traje de súper heroína, creo que hay un mercado interesante ahí; incluso hice un material parecido para mi traje y el de Blue Blood.
—¿Él te pidió que le hicieras un traje nuevo? Y un momento, ¿cómo que tu traje?
Rarity simplemente se encogió de hombros.
—Si voy a estar acompañando a Blue Blood tendré que hacerlo bien, y respeté mucho su diseño original de la capucha pero esta versión le da más libertad de movimiento. Espero que le guste.
—Te preocupas mucho por él, ¿ya te diste cuenta?
—Claro que sí pero ni yo misma puedo explicarlo; y no, no es lo que tú crees sino porque siento que si no lo ayudamos en serio cruzará la línea y no habrá más remedio que encerrarlo. Él dice que le ha fallado a Equestria, pero si no lo ayudo la que le falle a Equestria seré yo.
Rainbow no dijo nada, ella la comprendía. Después de todo el Cutie Mapa la guio hacia Flash el mismo día en que guio a Rarity hacia la Flecha.
Cárcel de máxima seguridad de Canterlot, área de aislamiento:
El narcotraficante Street Yunk vivía en una constante paranoia, cualquier sonido lo alteraba, saltaba asustado cada vez que escuchaba a un guardia acercarse para darle sus comidas. No dormía, apenas comía… vivía en un constante estrés. El jefe lo atraparía, lo sabía muy bien, y aunque estuviera bajo el ojo vigilante de los guardias más fieles a la Corona tarde o temprano lo harían pedazos.
—Ojalá me hubieran matado, ojalá me hubieran matado… — se lamentaba el antiguo cabecilla de Canterlot.
Fue cuando la puerta de su prisión se abrió violentamente, el sujeto sólo bajó la cabeza listo para lo que fuera, cuando escuchó el odiado zumbido de una flecha y efectivamente una flecha se clavó frente a él, pero el que estaba parado frente a él no era la Flecha sino uno de los tantos soldados que lo vigilaban.
—Conseguí unas cuantas de estas en una de las tantas escenas del crimen donde ese loco se presenta, cualquier cosa fue la Flecha el que acabó contigo — explicó el guardia. — Lo lamento pero mi madre está muy enferma.
—Dame un tiro directo y ya — pidió Street Yunk sin ánimos de escuchar una historia triste.
El guardia disparó y antes que nadie se diera cuenta se apresuró a salir de la prisión en donde los matones infiltrados se habían encargado de los soldados que vigilaban a Yunk.
—Entonces… — comenzó al abatido guardia.
—El número de cuenta — dijo el sujeto que lo contactó por orden del jefe. — No tienes por qué preocuparte por dinero nunca más.
El soldado asintió agradecido y se largó como alma que lleva el diablo.
—Vamos a completar el trabajo — fue lo único que dijo el jefe de los matones dirigiendo sus pasos hacia una de las residencias más elegantes de Canterlot. — Alguien más debe ser asesinado por la Flecha.
Blue Blood se ejercitaba mientras que meditaba sobre todo esto. Estaba estancado, sabía que un noble del Imperio Cristal estaba involucrado en esto pero no mucho más, y tampoco pensaba molestar a Barry a menos que tuviera una pista concreta. Detestaba cuando se quedaba así, pero tal vez si lograba cansarse lo suficiente todo se aclararía, eso o al menos un milagro que lo ayudara; no era demasiado exigente. Fue cuando escuchó que llamaban a la puerta. Gruñó, Barry había ido a comprar comida y por veloz que fuera no podía hacer que los dueños del lugar se movieran a su mismo ritmo.
Siguieron tocando la puerta.
—¡Ya voy, ya voy! — Se quejó el príncipe abriendo la puerta.
Entonces varios ponis se le echaron encima inmovilizándolo mientras que otros tantos comenzaban a desordenar su casa sacando papeles de su estudio y destrozando sus muebles y dejando papeles ellos mismos.
—¡¿Qué significa esto?! — Gritó Blue Blood furioso.
El que parecía el jefe avanzó divertido y lo pateó en el estómago. Blue Blood se dobló del dolor y encaró al sujeto que hizo levitar con su magia un arco y… ¿una de sus flechas?
—¿Me van a decir que el vigilante enmascarado es en realidad un grupo de estúpidos que viene a molestarme en la santidad de mi hogar? — Dijo él entre jadeos.
Lo patearon de nuevo pero el líder sonreía.
—No necesitas saberlo, pero lo que sí puedo decirte es que la Flecha va a asesinarte por ser la cabecilla del tráfico de anfetaminas del Imperio…
—Yo no tengo nada que ver…
—Pero eso el vigilante enmascarado no tiene por qué saberlo — dijo el otro riéndose. — De hecho las pruebas que pusimos en tu casa son circunstanciales, pero las de tus clubes nocturnos son otra historia.
Entonces Blue Blood comprendió, si buscaba un milagro era este. Los muy idiotas pensaban culparlo para salvarle el trasero a quién sabe qué poni y lo matarían haciendo ver que fue cosa de la Flecha. Se rio.
—¿Qué es tan divertido? ¿Vas a contarnos un chiste para tus últimas palabras, 'jefecito?
—Sí: tú le has fallado a Equestria.
—¿Eh?
Blue Blood dio una violenta sacudida aflojando el agarre de los idiotas que lo sostenían; uno quiso golpearlo por detrás pero le dio una tremenda coz hacia sus genitales haciendo que se doblara del dolor; y mientras estaba así indefenso lo levantó con su magia para usarlo de escudo viviente para la flecha que el líder había disparado contra él. Soltó el cuerpo muerto y miró tranquilamente al sujeto que se había quedado sin palabras.
Uno de los ponis que había mandado a destrozar la casa regresó corriendo muy abatido con un carcaj y un arco.
—¡Jefe, jefe! Creo que cometimos una equivocación…
Se congeló al ver a sus compañeros tirados en el suelo, su jefe paralizado sin saber qué hacer y a Blue Blood parado ahí con suma tranquilidad. Con gran habilidad el príncipe le arrebató sus armas y le clavó una flecha en el casco derecho haciéndolo caer y luego se volvió hacia el líder.
—Bien, estábamos en la parte en la que me decías quién es el que está tirando de los hilos, marioneta.
El otro gritó y corrió contra el odioso príncipe, que le respondió con un golpe de su arco en la cara; no por eso el otro se rindió y comenzó a pelear contra Blue. Los dos se encontraban en una encarnizada lucha, pero desgraciadamente el otro no estaba solo y entre dos de sus ponis todavía en pie empujaron y entre varios inmovilizaron a Blue Blood de nuevo.
—Bien, cambio de planes, no vamos a matarte sino a llevarte con nosotros. El jefe tiene un par de cosas que decirte.
—Bien, porque yo también tengo asuntos pendientes con él.
Lo golpearon de nuevo y Blue Blood cayó inconsciente, así que lo arrastraron lo más lejos posible.
Más tarde cuando Barry regresó con la comida se encontró con un desastre: flechas clavadas por todos lados, adornos y muebles destrozados; y sobre todo un montón de papeles desparramados sobre el escritorio del jefe Blood. Al examinarlos comprendió lo que tenía que comprender y tras ponerse su traje a toda velocidad corrió hacia Ponyville.
—¡Rainbow Dash! ¡Rainbow Dash! ¡Rarity! — Gritó entrando a Ponyville y dando vueltas alrededor de .
Desde su castillo de nubes, la pegaso bajó al tiempo que
—Flash, ¿qué pasa?
—Sí, ¿pasó algo? — Dijo Rarity asustada.
Flash puso una expresión grave.
—Le tendieron una emboscada a Blue Blood, necesita ayuda.
Rainbow sonrió y desapareció por unos instantes para reaparecer con su traje nuevo.
—¡Cuenta conmigo!
—Lindo traje — aprobó Flash, haciendo que ella se sonrojara tímidamente.
Rarity por su parte también fue a cambiarse.
—¿Entonces descubrieron que él es la Flecha?
—No estoy muy seguro pero lo más seguro es que sí. Y también si no nos damos prisa algo muy malo va a ocurrirle.
A veces siento que estoy trabajando en dos fics diferentes en lugar de uno solo; pero tiene sus ventajas, como este mini-clímax enfocado en la Flecha antes de concentrarnos en Dash vs. Reverse Dash. Y bueno, espero les haya gustado y como siempre mi más sincero:
Chao; nos leemos!