Touhou Dierite: La Mascota De La Familia Scarlet Devil
Chapter 8: 8. Episodio 08
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Todo ha ido mejor desde que le regale el parasol a Ojou-sama. Ahora despertamos a las cuatro de la tarde y dormimos a las cuatro de la mañana, por lo que disfrutamos tanto del día como la noche. ¿Y honestamente? Este nuevo cambio me encanta. Echaba de menos la luz del día, y aunque me guste mas la noche es algo que debo agradecer. En cuanto a la familia, todo esta bien. Nos costó un poco al principio hablar con Ojou-sama después de lo ocurrido con la Luna Escarlata, pero después de que esta se disculpara con todos, la perdonamos en seguida. Después de todo fue mas culpa del anillo que de ella, así que no podíamos culparla.
Y así pasaron dos semanas sin eventos. Durante la semana, Marisa me habló un poco de esa... ¿Como la llamó Marisa? ¿Slain Meiden? Algo así... Al parecer es su mejor amiga. Tenia interés en conocerla, pero me daba miedo pensar el odio que podría tenerme después de lo que le hice cuando pasó lo de la Luna Escarlata. Aun así Marisa me dice que no pasa nada y que tendrá interés en conocerme, pero no podía evitar tener miedo... Bueno, confío en que Marisa me ayude cuando vayamos a verla en mi día libre...
¡Ah si, mi día libre! Ojou-sama me ha otorgado un día libre como disculpa por todo lo que tuve que pasar durante la dichosa Luna Escarlata. Como os esperareis, me hizo mucha ilusión. Todavía quedan unas semanas para que llegue, pero ya tenemos el día establecido. Será el primer día de Otoño.
Y bueno... Así llegamos al día de hoy, donde un evento importante se efectuará en el Templo Higan.
"¿Y que es el Templo Higan?" pregunté a Ojou-sama.
"Es el templo donde se reúnen las Yamas para organizar y producir los eventos importantes de Gensokyo. Esta cerca del Río Sanzu, que es el río por donde los espíritus circulan después de morir." Ojou-sama se acomodó en su trono, sonriendo y dejando que corrieran bellos recuerdos por su mente. "Se supone que hay una Shinigami allí encargada de circular el trafico de espíritus, aunque tiene fama de ser una vaga."
"Guau, este mundo es realmente bello..." dije tras oír su fascinante historia. Ojou-sama rió levemente.
"Gensokyo es como las sirenas; Bellas y con voz dulce, pero sanguinarias en cuanto te metas en su trampa." Remilia me miró de reojo. "JAMAS bajes tu guardia en Gensokyo, Salty. Aunque creo que eso no será un problema para ti."
"Aprendí de la mejor," dije sonriendo. Ojou-sama me devolvió la sonrisa.
"Eres un aprovechado Salty... Un día te castigare por ello," dijo Remilia sin perder la sonrisa.
"¿Viniendo de ti? Lo que sea," dije sonriendo juguetonamente. Remilia cerró los ojos riéndose por lo bajo. Aun así, su cara cambió a seria a los pocos segundos junto a una mirada hacia mi.
"¿Estas informado sobre el evento que tenemos hoy en ese templo?" Negué con la cabeza. "Las Yamas han llamado al líder de cada familia junto a la mascota para someternos a una prueba. No han dicho de que trata, pero al parecer es importante."
Me llevé una pezuña a la barbilla, pensativo. Una reunión de líderes y mascotas... La verdad es que sonaba a algo serio.
"Debo advertirte que van a separar a las líderes de las mascotas, así que vas a estar sin mi durante toda la reunión." Aquello hizo que la mirara de golpe con los ojos agrandados. "Así que vas a tener que aguantar la presencia de todas las mascotas de las demás líderes."
"Ah mierda... Tendré que aguantar como pueda," dije mirando preocupado al suelo.
"Aun así no tienes por que subestimar la reunión. ¿Quien sabe? Tal vez conozcas a alguien interesante allí," dijo levantándose del trono.
"Supongo que si... Aun así, debo ir preparado," dije sacando de la nada un bote de spray verde azulado con la cara de Chen pintada. Ojou-sama arqueó una ceja.
"¿Que es eso?" preguntó con curiosidad.
"Es Chennicida. Me hará falta," dije con una seriedad falsa.
"¿En serio?" preguntó Remilia incrédula.
"Tienes razón, no será suficiente..." dije sacando de la nada un paquete de plástico pequeño y morado.
"¿Y eso es?" preguntó Remilia arqueando otra ceja.
"Un paquete de Whiskas. Ningún gato se resiste a esto," dije sonriendo.
Remilia soltó aire por la nariz y caminó hacia la puerta. Yo la seguí de cerca guardando mis cosas.
Tras un rato de volar, llegamos al Templo Higan. Remilia aterrizó con elegancia y con su parasol abierto cubriéndola del sol. Yo aterricé exhausto de volar, recuperando el aliento.
"Deberías acostumbrarte a volar," comentó Ojou-sama mirándome.
"Poco a poco Ojou-sama," dije como pude.
Al recuperarme un poco, miré hacia arriba. El templo era realmente precioso, mayormente hecho de piedra gris pero con ese toque de monumento ancestral que tienen esta clase de edificios. Aunque se podían ver a varias Youkais entrando y saliendo del templo por varias partes de este, se veían mas espíritus rodeando el edificio que otra cosa. Miré a mi derecha y vi un río pasando cerca de allí. Aun así el río era extraño, ya que parecía estar lleno de unas bolas blancas pasando a ras del agua. También fui capaz de ver a una mujer pelirroja pasando por el río con una barca. ¿Le estaba hablando a una bola blanca con cola y del tamaño de una persona?
"Las bolas blancas son fantasmas Salty." mire a Ojou-sama al oírla decir eso. "Esa mujer es la Shinigami de la que te hable. Parece que por una vez esta haciendo su trabajo."
Ojou-sama empezó a caminar tras esto. La seguí de cerca sin dejar de mirar a la Shinigami hasta que entramos al templo.
"Por cierto Ojou-sama, ¿No se decía 'Shikigami'?" pregunté. Al principio Remilia no lo pilló, pero no tardó en reírse una vez mas por lo bajo.
"Eres la monda Salty... Las Shikigamis son una cosa, y las Shinigamis otra," dijo Remilia.
"Ooh... ¿Que son las Shinigamis entonces?" pregunté.
"En el pasado eran Diosas de la Muerte, pero con el tiempo fueron perdiendo rango hasta el día de hoy. Hoy en día son encargadas del trafico de espíritus y fantasmas recién muertos para luego mandarlos a las Yamas y que esta decidan a donde van," explicó Ojou-sama.
"¿Y por que bajaron de rango?" pregunté una vez mas.
"Bueno, hay una biblioteca muy bonita en la mansión donde puedes encontrar respuestas a tus preguntas," dijo Ojou-sama sonriendo.
"Buah, paso..." dije provocando que Ojou-sama riera.
Cuando nos quisimos dar cuenta, ya estábamos enfrente de un pasillo que se dividía en dos. El pasillo estaba vigilado por lo que parecía una samurai con el pelo morado.
"Líder por la derecha, mascota por la izquierda." dijo la samurai.
"Entendido... Pórtate bien Salty," dijo Remilia mirándome una ultima vez.
"Lo mismo digo," dije con una sonrisa.
Y tras esto, Ojou-sama se fue por el pasillo de la derecha. Yo me quedé unos segundos allí viéndola irse, hasta que cerré los ojos con un suspiro y me fui por el pasillo de la izquierda. Estaba muy nervioso. No sabia que me esperaba en esta prueba ni que clase de mascotas iba a conocer.
No tardé en llegar al final del pasillo, donde otra samurai esperaba firme frente a una puerta. Esta tenia el pelo azul verdoso.
"Identificación," dijo la samurai al verme.
"Salty Sea, mascota de la familia Scarlet."
Hice una reverencia al decir eso. No sabia si dije lo correcto, pero supuse que seria lo mas usual de decir. La mirada penetrante de la samurai me daba miedo; miedo al punto de hacerme retroceder las orejas.
...¿A que estaba esperando esa Samurai?
"Adelante."
La samurai se hizo a un lado y abrió la puerta. Una gran cantidad de voces femeninas salió de aquel cuarto. Tragué saliva y troté lentamente al interior del cuarto. Al entrar, la samurai cerró la puerta.
Me quedé paralizado. No era capaz de contar la cantidad de mascotas que habían allí dentro. Habían desde una youkai bicho, hasta una shikigami con nueve colas... Espera, yo conozco a esa shikigami. Troté por la multitud de mascotas como pude hasta llegar a la mujer zorro de nueve colas. Esta me vio llegar y me lanzó una sonrisa.
"¡Oh, Salty-san! Un placer verte aquí," me dijo a modo de saludo.
"¡Hola, emmm... Shikigami de, emmm... Señora de Chen!" dije poniéndome rojo de la vergüenza. Ran no pudo evitar reírse un poco.
"Mi nombre es Ran, Salty," me dijo sonriendo. Yo también sonreí pero nervioso.
"En fin... ¿Que hace usted aquí? Creía que la mascota era Chen," dije con curiosidad.
"Chen es mi mascota, pero a la vez yo soy la mascota de Yukari-sama... Se puede decir que ella tiene dos mascotas."
"¿Dos mascotas? ¿Pero eso no es trampa?" pregunté extrañado. Ran rió una vez mas. ¿Que era tan gracioso?
"Depende de tu poder político, Salty. Un antepasado de Yukari-sama llegó a tener hasta 12 mascotas, así que no es algo tan raro."
"¡¿Doce mascotas?! Wow... Y mi Ojou-sama solo con una..." dije cabizbajo.
"Eh vamos, no es algo tan malo. Al menos ahora tiene una mascota, y eso es algo que por alguna razón le ha costado mucho tener. Estoy segura de que se siente orgullosa de que seas su mascota."
La miré sorprendido. ¿A que venía esta faceta tan amable? ¿No se suponía que las Yakumo eran las enemigas?
¿O eso es solo de puertas para dentro?
"Gracias Ran. Me caes bien," le dije con una sonrisa honesta. Ran me lo devolvió.
"Que no te oigan nuestras samas..."
"¡SALTY-SENPAIIIIIII!"
Chen salió de la nada y se abalanzo contra mi, tirándome al suelo. Esta se restregó sobre mi como el buen gato que era mientras ronroneaba.
"Hola Chen," dije con cara plana.
"¡Estaba deseando que llegaras! ¡¿No estas impaciente por la prueba?! ¡Me pregunto de que tratara!"
Me levanté mientras dijo todo eso. Ran nos miraba como si fuéramos dos niños pequeños jugando. En ese momento, otra Nekochan se acercaba hacia nosotros. Esta tenia el pelo rojo, dividido en dos trenzas. Y que sorpresa, los ojos también rojos...
"¡Eh Chen, ¿Quien es tu amigo?" dijo captando nuestra atención.
"¡Oh Orin, este es Salty! ¡ES MI SENPAI!" dijo súper-alegre.
"No se que significa eso, pero no soy tu senpai," dije todavía con expresión plana.
"¿Ah si? ... Bueno, a lo que venia. Yukina te esta buscando," dijo la nekochan.
"¿Ah si? Oh bueno, iré a ver que quiere... ¡En seguida vuelvo Salty!" dijo Chen alegre. Me despedí con la pezuña de mala gana y esta se metió en la multitud de mascotas.
"Buff... Gracias por la-"
No pude terminar la frase. La Nekochan me había empujado a la pared, y ahora me miraba seductivamente.
"No estas nada mal guapetón... Chen es poca cosa para ti. Yo haría mejor trabajo que ella."
Al principio me había asustado porque creía que iba a hacerme algo, pero cuando dijo eso... ¡¿ESTO ES UNA BROMA?!
"¿Te importa alejarte de mi?" le dije con paciencia.
"¿Pero que ves en esa gata? ¡Su ama es una zorra!"
"Espero que eso no haya sido un insulto..."
"¡Vente conmigo, soy mejor partido que ella!"
"¡A mi no me interesa ni tu ni ella! ¡No tengo ninguna relación con nadie!"
"¡¿Entonces por que dejas que esa gata de pacotilla te manosee de esa forma?!"
"Porque es mi amiga después de todo así que deja de insultarla," dije empezando a perder la paciencia.
"Es amiga de la fea, que mal gusto tienes..."
"¡Chen no es fea!" dije elevando la voz. Por fortuna, eso no llamó la atención de nadie.
"¡Y encima la defiende, pero que buen corazón! ¡Me pones cachonda, pedazo de varón!"
"¡TUUUUUSHOO!"
En ese momento, saqué el Chennicida de la nada y le tire spray a la Nekochan. Esta retrocedió un poco, quejándose del spray. No dudé en galopar y alejarme de ella. Fue fácil perderla de vista con toda la multitud, aunque también fue fácil chocarme con alguien y caerme de culo por ello. Me rasqué un poco la cabeza y miré al frente.
"¿Estas bien, guapo? Deja que te ayude," dijo la Nekochan que tenía enfrente.
Terminé levantándome con pánico e irme galopando de allí... Hasta que volví a chocarme con alguien.
"¡Eh, mira por donde...!" dijo la mascota con la que choque.
Mire al frente y me quede sorprendido. Era una mujer conejo con el pelo lila y vestida como una colegiala. Aunque lo que mas me llamo la atención eran sus ojos... Eran rojos, pero no rojos como los de la Nekochan de antes. Eran rojos brillantes... Hipnóticos...
Lunáticos...
"¿Estas bien?" dijo la coneja ofreciéndome una mano. La acepté y me ayudó a levantarme.
"Gracias... No te lo tomes a mal, pero nunca he visto un ser como tu en mi vida," dije algo hipnotizado por sus ojos, aunque no tarde en sentir el miedo por haber dicho algo tan atrevido. La coneja rió levemente.
Aquí todos se ríen a la mas mínima...
"Lo mismo puedo decir de ti. ¿Que se supone que eres?" me preguntó sonriendo.
"Oh, P-pues... Un poni," dije sin mas.
"Un poni... Nunca había oído hablar de esa especie... En fin, un placer conocerte poni,"
"Mi nombre es Salty," dije sonriendo.
"Un placer Salty... Mi nombre es Reisen,"
"Un placer."
Nos dimos la mano con aquello... Bueno, yo mas bien mi pezuña. En ese momento, Chen salió de la nada seguida de la Nekochan pelirroja.
"¡No nos quites a nuestro varón, coneja!" Ambas se miraron. "¡¿Nuestro varón?! ¡Ese varón es mío!"
Todo aquello lo dijeron al unísono. No tardaron en empezar a pelearse en una bola de polvo. Pegué un suspiro.
"Veo que eres todo un casanova," dijo la coneja como observación.
"No soy ningún casanova, ni quiero serlo... Pero esas gatas no dejan de seguirme y de babear por mi... No me gusta," dije cabizbajo. La coneja me puso una mano en lo que podría llamarse hombro.
"Te comprendo," me dijo simplemente.
La verdad es que era algo extraño... En mi mundo natal, no llamaba la atención de absolutamente ninguna yegua (Bueno a excepción de una, pero eso es otra historia...) y aquí sin embargo soy un imán para las nekochans, y ni siquiera se por que...
Me sentía confuso con esta situación. ¿Debería sentirme bien o mal por esto? Tenia un cacao de sentimientos en mi cabeza...
"¿Tienes amigos de verdad?" preguntó de repente la coneja, captando mi atención.
"¿Que?" pregunté extrañado ante aquella pregunta.
"Me refiero a si tienes amigos y no... Eso," dijo señalando la pelea de las Nekochans.
"¡Aah, pues claro que si! Mi Ojou-sama por ejemplo. El resto de mi familia... Y una bruja llamada Marisa."
Eran pocos, pero suficientes en mi opinión. Le sonreí al decirle eso y esta me devolvió la sonrisa. En ese momento, se produjo el silencio. Miramos extrañados a las mascotas, y vimos que estaban como pendientes de algo. Fue entonces cuando lo oímos.
"¡Las pruebas van a empezar! ¡Las iremos haciendo por grupos de cinco para ahorra tiempo! ¡Con esto dicho, preséntense al frente las siguientes mascotas!"
Se oyó un pergamino abriéndose y a la mujer aclarándose la voz. No sabia donde estaba, pero su voz conseguía que se oyera por todas partes.
"¡Yuni Kaeshi!"
Unos pasos junto a unos murmullos se oyeron. Tenia mucha curiosidad por saber como eran las mascotas que iban a nombrarse, pero no estaba teniendo la suerte de poder verlas. A no ser que me llamen, claro...
"¡Kirin Teiji!"
Mas pasos y murmullos. Empecé a ponerme nervioso.
"¡Ran Yakumo!"
Giré la cabeza por inercia. Pude ver sus nueve colas sobresaliendo entre la multitud, dirigiéndose al norte. Al menos ahora sabia a donde debía ir si me llamaban.
"¡Tewi Inaba!"
"Suerte hermanita."
Mire a Reisen. Esta abrazó levemente a otra coneja un poco mas pequeña que ella y con el pelo negro. Debía ser su hermana. Tras el abrazo, Tewi caminó entre la multitud para enfrentarse a su destino.
"¡Utsuho Reiuji!"
El llanto de un cuervo sonó sobre mi cabeza. Miré hacia arriba como muchas otras mascotas, y vi a un cuervo pasando sobre las cabezas de la multitud. Ese cuervo parecía intimidante...
"¡Bien, grupo A formado! ¡Procederemos al grupo B!"
Murmullos. Nerviosismo. Suspense.
"¡Kurumi Blonde!"
Un murciélago pasó por nuestras cabezas. Una vampiresa, sin duda. Nunca había visto a otra vampiresa que no fuera Ojou-sama o Imouto-sama.
"¡Salty Sea!"
Pelos de punta. Las mascotas me miraron y se hicieron a dos lados para dejarme pasar. Troté lentamente, muy nervioso. Todos me miraban... Orejas para atrás. Entre todos los murmullos, pude ir escuchando algunos.
"¿Que es ese animal?"
"No es una youkai..."
"Es completamente azul..."
"Que mono..."
"Parece un debilucho..."
"¿Vendrá de la Luna?"
"¿Cual será su familia?"
"¡Buena suerte, Salty-senpai!" dijo Chen entre la multitud.
Estaba tan nervioso que la ignoré por completo. Al fin llegué a donde los grupos se iban reuniendo. Me puse a la izquierda de la vampiresa, de la cual ya estaba en su "forma humana". Ojos rojos y el pelo rubio. Típico...
"¿Que se supone que eres tu?" me susurró la vampiresa.
No dije nada... Mis orejas no paraban de estar retrocedidas. La vampiresa podía oler mi miedo.
"¡Yoshika Miyako!"
Mas pasos y murmullos. Esta vez se oía un gruñido grave acercándose. Ni yo ni la vampiresa miramos detrás nuestra, estábamos firmes en la posición. Además de que no nos fiábamos de si podríamos girarnos a ver con la Samurai de delante...
Espera, ¿La que esta nombrándonos es otra samurai?
Por desgracia esa impresión fue sustituida por otra mayor en cuanto la nombrada se puso a mi izquierda. Tenia los brazos alzados hacia delante, como si fuera un zombi.
...¡Es que es un zombi! Bueno, una zombi...
Orejas lo mas atrás que podían, ojos agrandados y una cara que era una mezcla entre impresión y miedo extremos. ¿Una zombi? ¡¿Que clase de casa de locos es esta?!
Aunque para ser una zombi, se ve bastante bien...
"¡Reisen Udongein Inaba!"
¿Reisen? ¿La coneja? Bueno, al menos no estaría solo e incomodo...
Acabas de conocerla, Salty...
STFU!
Pude ver a Reisen colocándose a la izquierda de la zombi. No tenia cara de sentirse muy cómoda a su lado. Bueno, ya somos dos...
"¡Orin Komeiji!"
Ni idea. Me quedé esperando a que llegara mientras oía los pasos y murmullos. Al llegar, la miré de reojo.
¡OH MIERDA, LA NEKOCHAN PELIRROJA!
Cuando una puerta se abre, otra se cierra...
"Bien, pasen por aquí." La samurai señalo una puerta a su izquierda. "La Yama supervisora de vuestra prueba os está esperando. Buena suerte."
La samurai abrió la puerta dejándonos paso. La vampiresa empezó a caminar sin ningún miedo. La seguí de cerca, con las otras tres detrás mía.
"¡Bien, Grupo B formado! ¡Procederemos al Grupo C!"
En cuanto los cinco entramos, la puerta se cerró detrás nuestra. El cuarto era pequeño, pero con el suficiente espacio como para caber varias personas dentro. El techo y las paredes eran azul verdosas; El suelo parecía cristal tintado, pero sonaba como piedra cuando lo pisabas. Solo había una mesa y una silla en todo el cuarto, del cual seria probablemente el de la Yama. Que por cierto, no estaba allí...
"¿Donde esta la Yama?" preguntó la pelirroja.
"En el campo comiendo hierba," dijo la vampiresa riéndose malévolamente por lo bajo.
"Cerebro humano..." dijo la zombi.
"Oye amiga, jeje, solo por dejarlo claro... ¡NO TE ACERQUES A MI CABEZA!" dijo la pelirroja con un bufido.
"No... El cerebro humano huele desde otro lado," dijo la zombi girando lentamente 360 grados.
"Oye Pelirroja, deberías temerme mas a mi. Soy una vampiresa, podría chuparte la sangre si me siento sedienta," dijo la vampiresa relamiéndose. La nekochan pegó un bufido.
"No creo que a la Yama le guste ver que no tenemos muy buena relación entre nosotros," dijo Reisen.
"¿Me ves cara de que me importe?" dijo la vampiresa.
Me empezaba a caer mal esta pava...
"¡¿Y tu no dices nada o que?!" me dijo repente la vampiresa.
Me mantuve callado y con la mirada seria. La vampiresa sonrió.
"Mascota de pocas palabras, ¿Eh? Y sin embargo hablas con los ojos..." la vampiresa se acerco lentamente. "¿Es que no me tienes miedo?" empezó a olerme el cuello. "Tu sangre huele bien... ¿Que pasaría si te muerdo ahora?"
"Mi señora es una vampiresa," dije sin perder la compostura. La vampiresa retrocedió.
"Oh, ¿De verdad? ¿Y quien es tu señora?"
"Remilia Scarlet."
Silencio repentino... Hasta que la vampiresa empezó a partirse de la risa.
"¡¿Eres la mascota de esa perdedora?!" dijo sin dejar de reírse.
"No es ninguna perdedora," respondí sin miedo.
"Tienes razón... ¡TODOS SUS SÚBDITOS SON LOS PERDEDORES POR TRABAJAR CON ALGUIEN ASÍ!"
La vampiresa cayó al suelo de la risa. En mi cabeza, estaba estrellando a la vampiresa por todas partes dándole una lección. En la realidad, seguía siendo el mismo tonto callado que reflejaba todo su odio a través de los ojos.
"Oye ya esta bien. El no te ha hecho nada para que le trates así," dijo Reisen. La vampiresa se levantó, dejando de reír.
"¿Y tu quien eres, su novia?" preguntó con algo de furia.
"¿Que? ¡NO! ¡Si lo acabo de conocer hoy!" dijo Reisen defendiéndose.
"Y ya os queréis, que romántico," dijo la vampiresa con cara de asco.
"¡Eres una imbécil, rubia de bote!" dijo la Nekochan cabreada.
"¡¿RUBIA DE BOTE?! ¡¿QUIERES PELEA?!"
"¡VAMOS VEN, USA TUS ALITAS DE MURCIÉLAGO!"
La vampiresa y la nekochan se lanzaron al ataque. Entre las dos se estaban pegando una paliza; una a base de arañazos, y la otra a base de mordidas.
"Cerebros obsoletos," dijo la zombi contemplando el espectáculo.
"¡Por favor parad, esto no es gracioso!"
Reisen estaba claramente pasándolo mal con aquella pelea. No le gustaban esas cosas. Por mi parte, estaba con los ojos cerrados, respirando hondo. Me concentré... Recordaba unas de las enseñanzas de Patchouli sobre la concentración. Mi alrededor empezó a desaparecer. A los pocos segundos, no oía nada. Todo era paz y tranquilidad.
"Tu cerebro huele a humano."
Aquello me hizo volver a la realidad. Mire a mi izquierda y vi a la zombi cerca de mi, mirándome. Me sentí incomodo.
"Tu piel huele a animal, pero tu cerebro huele a humano."
"...¿Que mi cerebro huele a humano? ¿Como va a oler a humano?"
"Tu no eres un animal normal. ¿Que trato hiciste con los dioses para llegar hasta aquí?"
"¿T-trato con dioses? ¿Que?" me empecé a asustar.
"Tu piel es dura como roca. Imposible de morder. Por eso eres mascota de una vampiresa."
Y tras eso, se dio la vuelta y caminó hacia algún lado... ¿Como sabía eso ultimo esa zombi?
"Gracias por su cooperación."
La pelea acabó con aquella nueva voz, captando nuestra atención y mirando a la única mesa de la estancia. Donde antes no había nadie, ahora había una mujer sentada. Seguro que era la Yama.
"¡¿P-pe-pero como...?!" preguntó la vampiresa confusa.
"La prueba ha sido completada. Podéis marcharos. Vuestras señoras os están esperando en la entrada del templo," dijo la Yama con una sonrisa.
"¿Espera, que? ¿Así sin mas?" preguntó Reisen sorprendida.
"¡¿Que mierda de prueba es esta?!" dijeron la vampiresa y la nekochan al unísono.
Sin embargo a mi se me paso un torrente de ideas por la cabeza. Sabía que estaba pasando.
"¿Entonces nos podemos ir?" pregunté.
"¡Así es! ¡Gracias una vez mas por todo!" dijo la Yama.
La vampiresa y la nekochan estaban que echaban chispas quejándose a la Yama, pero yo ya estaba harto. Di la vuelta y caminé hacia la puerta.
"¿No me esperas?" dijo Reisen detrás mía, haciendo que me detuviera.
"Ah, claro... Salgamos de aquí. Mi cabeza no lo aguanta mas," dije con un tono cansado.
"Estoy de acuerdo," dijo Reisen.
Aire libre... Me sentó bien. Ojou-sama me esperaba en la entrada del templo en silencio. Me sonrió al verme llegar.
"Por fin. ¿Que te ha demorado tanto?"
"Muchas mascotas que están como una cabra," dije cansado. Remilia rió.
"Ya veo... ¿Y quien es tu amiga?" dijo fijándose en Reisen. Esta saludó con una reverencia.
"Mi nombre es Reisen Udongein Inaba. Un placer conocerla, Remilia-san."
"Reisen... ¿Por casualidad eres la súbdita de Eirin Yagokoro?"
"Así es señora. ¿Como lo sabe?"
"La he conocido ahí dentro, y me pareció oírla decir tu nombre."
"Oh, ya veo..."
Remilia me tocó la cabeza. La miré.
"Vamonos Salty, ya es tarde," dijo Ojou-sama.
"Oh, claro..."
"Espero que volvamos a encontrarnos Salty-san," dijo Reisen con una sonrisa.
"Lo mismo digo," dije sonriéndole también.
Y tras eso, yo y Ojou-sama elevamos el vuelo junto a una ultima despedida de Reisen con la mano... En mi caso, con la pezuña.
"Vaya día..." dije pegando un suspiro.
"Nos hace falta un descanso," dijo Ojou-sama.
"A ser posible, uno que dure diez días," dije haciendo reír a Remilia.
Lo decía en serio...