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Touhou Dierite: La Mascota De La Familia Scarlet Devil

by Dierita

Chapter 6: 6. Episodio 06

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Episodio 06: La Bruja Vegonia.

Yo y Patchouli estábamos firmes en el despacho de Ojou-sama. Esta nos había llamado para algo urgente hoy, sin embargo estábamos allí sin hacer nada y esperando a algo que no sabíamos que era. Sakuya también estaba, pero solo para reemplazar mi puesto. Ojou-sama estaba sentada en su sitio, escribiendo algo en unas hojas.

Entonces, alguien tocó a la puerta del despacho. Sakuya fue a abrir y entró Marisa tan alegre como siempre y con una escoba en su mano derecha.

"Vaya, que callados estáis todos hoy," dijo Marisa encontrándolo chistoso.

"¿Como has entrado?" preguntó Sakuya arqueando una ceja.

"Por la ventana, obvio," dijo Marisa imitando a una pija.

Sakuya cerró la puerta y volvió a su puesto. Marisa se quedó a mi izquierda sin saber donde ponerse.

"Bienvenida Marisa. ¿Esta todo listo?" preguntó Remilia.

"¡Si señora!" contestó Marisa sonriendo.

"Bien... Escuchad todos. Os he llamado porque hoy voy con Marisa a un sitio lejano y desconocido para mi. La razón es porque Marisa conoce a una bruja que puede solucionar mi problema con el sol. Si esto es cierto, podría salir por el día sin problemas de aquí en adelante. Como veis, es algo muy tentador para mi, así que he decidido darle una oportunidad."

Mientras los demás no parecían sorprendidos en absoluto, a mi me fascinó la historia. ¿Ojou-sama pudiendo salir por el día? ¡Hace meses que no veo la luz del sol debido a mi trabajo; no puedo esperar a que eso ocurra!

"¡Vegonia es una de las mejores brujas de la historia! ¡Os aseguro que no os decepcionará!" dijo Marisa con ilusión. Remilia sonrió levemente.

"Eso espero... Salty, ya te imaginaras cual es tu trabajo."

"¡Poni Guardaespaldas a la orden!" dije colocando mi pezuña sobre mi cabeza con ilusión.

"Patchouli, creo que lo que vamos a aprender hoy puede interesarte para escribirlo en algún libro. Por eso te he llamado para que nos acompañes."

"Será un placer acompañaros Remi," dijo con su usual escasez de emociones.

"Sakuya, cuida de la mansión en nuestra ausencia. Y también de Meiling."

"A la orden, Milady."

Sakuya hizo su usual reverencia y caminó hacia la puerta. Tras abrirla, Remilia se levantó y salió primera, seguida de nosotros. Al salir fuera, Marisa se puso delante y se montó en su escoba.

"¡Seguidme, compañeros! ¡Mas os vale no perderme de vista!" dijo despegando del suelo.

Remilia empezó a volar moviendo sus grandes alas de murciélago. Patchouli simplemente empezó a flotar en el aire. Me costó un poco concentrar mi magia, pero terminé consiguiendo flotar con algo de ayuda de Patchouli. Tras esto, seguimos a Marisa que empezó a volar fugazmente. No fue difícil seguirla, al menos no para Ojou-sama.


"No... Puedo... Mas..."

Me estaba costando mucho mantener mi magia para que pudiera flotar; mas después de 30 minutos de viaje.

"¡Vamos Salty, ya estamos cerca!" dijo Marisa mirando hacia atrás. Acto seguido, miró a Remilia. "¿En serio es tu guardaespaldas?"

"No le subestimes. Tiene mas de un as bajo la manga," dijo Remilia con su usual seriedad.

"¿Salty lleva mangas?" dijo Marisa sonriendo.

Por desgracia, mis energías llegaban al limite. Empecé a frenar mas y mas. Las chicas no se dieron cuenta y me empezaron a dejarme atrás. Intente decirles algo, pero no me salió la voz. Empecé a caer mientras me hacía a la idea de que el aterrizaje me iba a doler.

Un bruja anciana caminaba por un oscuro pantano. Estaba llegando a una pequeña cabina de madera, donde había un cartel en la única puerta de la cabina que ponía 'Retrete publico'. La anciana sabia que no llegaría a tiempo a su casa ni montando en su viaje escoba, así que decidió parar en aquella cabina.

En el mismo momento en que ella entró, un poni azul caía del cielo... Si, soy yo, ¿Me dejáis hablar en tercera persona? Gracias...

"Lalalalaaa." cantaba la anciana mientras hacia sus deposiciones. "Lalalalalaaa, lalalalalaaAAAAAAAAAAAHH!"

La anciana salió corriendo de la cabina al sentir como el techo se le caía en la cabeza. Se colocó sus ropas rápidamente y miró a la cabina enfadada. Me vio a mi medio grogui con una pezuña metida en el vater.

"Ugh, es solo un animal... ¡Me diste un susto de muerte, estúpido!" dijo la bruja aun con cabreo.

"Uuuuhh..." fue lo único que pude decir.

La bruja notó que me pasaba algo. Se acercó lentamente (Aunque tampoco es que pudiera ir mas rápido con su edad) y me tocó la frente. Aparte de que estaba ardiendo, notó una perturbación en mi aura.

"No te falta magia, pero aun así tu aura esta revoltosa... Algo me dice que eres nuevo en la magia... ¿Eres parlante?" preguntó la bruja ignorando mi estado.

"Uuuuhh, ¿Kha?" dije aun grogui.

"Lo eres, fantástico. Sígueme, te llevaré a mi choza."

La bruja dio la vuelta y empezó a caminar lentamente hacia algún lado. Yo no estaba con fuerzas para hablar, así que termine cerrando los ojos y descansando un poco.


"¿Como le hemos perdido de vista?" dijo Marisa extrañada.

"No pasa nada. Nos encontrará," dijo Remilia sin preocupación alguna. Marisa rió un poco.

"Oye Remilia, no es por asustarte ni nada pero estamos en el Pantano de las Brujas Nocturnas. No solo es un sitio laberíntico de por si, sino que como le pille alguna bruja lo mas probable es que lo use como ingrediente de sus pociones. Tu mascota esta en problemas serios ahora mismo."

"No le pasara nada. Es mas duro de lo que te crees."

"Si tu lo dices..."


Habrían pasado como 10 minutos hasta que conseguí levantarme sin sentirme mareado; además de poder sacar el pie del vater que fue asqueroso. Salí de la cabina con paso lento y miré a mi alrededor.

Estaba en una especie de pantano con agua por todos lados. Los caminos eran pequeños y parecían estar hechos de barro. Habían un montón de caminos, podría perderme fácilmente. Fue entonces cuando visualice a la anciana de antes, caminando despacio hacia algún lado.

"Oh es cierto, me dijo que la siguiera... Aunque a ese paso... Bueno, menos es nada." pensé para mi mismo.

Troté por aquel laberinto de caminos intentando no tocar el agua ya que no me fiaba mucho de lo que pudiera haber dentro de esta. Al poco rato, alcancé a la anciana.

"Oh, por fin me alcanzaste. Eres muy lento para ser tan joven," dijo la anciana sin ni siquiera mirarme.

"En fin, ya no me hace falta seguir caminando. Sígueme hijo."

La anciana sacó su escoba de la nada y se montó en ella. No voló ni alto ni rápido, lo justo para que pudiera seguirla a trote.

"¿De donde eres, joven? Es la primera vez que te veo por aquí," dijo la anciana.

"¿Por que me llama joven? Soy un animal, ¿Lo sabe?"

"Pero eres joven, ¿No?"

"Bueno, si, pero..."

"Estas peor de lo que pensaba... Te daré algo cuando lleguemos a mi choza."

Si las brujas tienen reputación de ser astutas, una bruja anciana ya ni te cuento...

"O a lo mejor es que soy tonto directamente," dijo la otra voz de mi cabeza.

A pesar del ritmo lento que llevábamos, no tardamos mucho en llegar a su choza. Bueno, eso de choza... Era una casa con forma de sombrero de bruja, pero era bastante grande a simple vista.

"Ooh, tengo invitados."

Tenía razón, había gente esperando en la puerta de su casa. Me costó algo visualizarlos, pero pude ver que eran Ojou-sama, Patchouli y Marisa. Al llegar a la entrada, las tres se alegraron de verme.

"¡Estúpido animal, suerte tuviste de que te encontrara mi abuela!" dijo Marisa a tono de reprimenda.

"Le caes bien a mi nieta. Eso es raro," dijo la anciana desmontándose de la escoba.

"Te dije que nos encontraría," dijo Remilia mirando a Marisa con una sonrisa orgullosa.

"Ha tenido suerte esta vez," dijo Marisa con su usual sonrisa. Remilia rió por lo bajo.

"¿Quienes son tus amigas, Mari?" preguntó la anciana.

"¡Oh si, casi se me olvida! La vampiresa es Remilia, la cosa violeta flotante es Patchouli, el Onigiri azul es Salty y yo soy Marisa y tu mi abuela," dijo con su usual alegría.

"¿Ese animal es la mascota de alguien?" preguntó la anciana mientras abría la puerta de su casa.

"Mía," dijo Ojou-sama.

"¿Donde lo encontraste?"

"El apareció."

"¿Antes o después?"

"Después."

"¿No es de aquí, verdad?"

"No."

"Tengo la solución a tu problema con la luz solar. Sígame. Sus amigos que se queden en la sala de estar, incluyendo tu mascota," dijo la anciana entrando finalmente a la casa.

"Ya habéis oído," dijo Ojou-sama siguiendo a la anciana. Nos quedamos los tres allí quietos y confusos... Bueno, excepto Patchouli.

"A buen entendedor, pocas palabras bastan." dijo Patchouli entrando en la casa.

Marisa y yo nos miramos y compartimos un gesto de ignorancia, entrando en la casa tras esto. La sala de estar de la casa es lo que podéis esperar de una bruja; un perchero para el sombrero, estanterías llenas de libros y pociones, una mesa de madera con varias cosas, y una marmita sobre el fuego de la leña hirviendo una pócima verdosa. Mientras Patchouli observaba con interés los libros y pociones, Marisa y Yo estábamos sentados en dos sillas sin saber que decir. Bueno, yo al menos bebía un vaso de agua con gusto que decidí sacar de la nada.

"Bueno... Háblame de ti, Salty. ¿Que clase de animales te ponen cachondo?"

Que manera mas desagradable de hacerme escupir lo que estaba bebiendo.

"¡¿Que clase de pregunta es esa?! ¡No soy un zoofilico!" dije asombrado.

"¿Zooque?" preguntó extrañada. Suspiré.

"No me ponen los animales, Marisa. Eso es absurdo."

"¿Como va a ser eso absurdo? Tu eres un animal también, ¿No?"

...Lo volvió a hacer.

"Joder..." me llevé una pezuña a la cara mientras suspiraba. "Si soy un animal, pero... Agh, es complejo de explicar."

"Tenemos tiempo," dijo Marisa con un gran interés por mi historia. Aquello me asustó.

"¿Como se que no vas a usar esta historia en mi contra?" pregunté desconfiado.

"Me caes bien," dijo sin mas.

...Facehoof.


Remilia tomó asiento alrededor de la única mesa que había en aquel cuarto. La anciana daba vueltas por las estanterías del cuarto, buscando algo.

"Siento que mi mascota llame tanto la atención. No es algo que pueda remediar," dijo Remilia disculpándose.

"No existe tal animal en Gensokyo. Es de esperarse," dijo la anciana.

"Lo se." Remilia cerró los ojos por un momento. No tardó en volver a abrirlos y en mirar a la anciana con su usual compostura. "Usted es la única familia que le queda a su nieta, ¿Verdad?"

Aquello detuvo a la anciana por unos segundos, pero no tardó en seguir buscando. Remilia supo interpretar a la perfección aquel silencio.

"Aquí esta."

Remilia miró con curiosidad lo que la anciana estaba sacando del armario. Era un collar amarillo hecho de un material grueso, donde colgaba un ópalo granate al final de este. Remilia encontró aquel collar fascinante. Se imaginó que tendría que llevarlo puesto o algo así y que el collar ya haría su trabajo con la luz del sol.

"No habéis celebrado el cumpleaños de tu mascota, ¿Cierto?" preguntó la anciana.

"No. No quise hacer publico cuando era hasta que mis empleadas se acostumbraran a el."

"Bien... En su próximo cumpleaños, quiero que mi nieta le ponga este collar a tu mascota."

Aquello no se lo esperaba. Remilia miró con cierto asombro a la anciana.

"¿A que se debe este favor?" preguntó Remilia.

"Este collar fue creado por mi tatarabuela para que pudiéramos saber sobre el futuro de las brujas. Lo llamamos el Collar Realista."

"¿Y que tiene que ver eso con mi mascota?"

"Nada."

"¿Y por que debo dárselo yo?"

"Porque eres alguien muy querido para tu mascota."

"Hmm..."

"¿Me harás el favor o no? Yo ya estoy muy vieja para esto."

Le tomo unos segundos, pero Remilia terminó cogiendo el collar y guardándoselo en uno de los bolsillos de su vestido. Acto seguido, Remilia cerró los ojos y la bruja volvió a dar la vuelta para buscar otra cosa en las estanterías.

"Tu problema con la luz solar solo tiene dos soluciones hasta el día de hoy. La primera es usar un parasol. La segunda es usar la Luna Escarlata."

Aquello llamó la atención de Remilia instantáneamente, haciendo que abriera los ojos. Mientras, la bruja sacaba una pequeña caja de madera de una de las estanterías.

"¿La Luna Escarlata?" preguntó Remilia con gran interés.

La bruja volvió a la mesa con Remilia y abrió la caja. Un precioso anillo de plata se presentó a la vista, con una hendidura circular donde habían diamantes tintados de escarlata incrustados. Remilia no pudo evitar notar el parecido a una luna en aquel precioso anillo.

"Adelante, cógelo. Cuando llegue el momento, póntelo en el Dedo Lunar y deja que el anillo haga su trabajo."

La bruja sonrió malévolamente junto a una breve risa aguda, típica de bruja. Remilia cogió el anillo hipnotizada por su belleza, pero a la vez miraba seria al anillo; muy pensativa sobre lo que este anillo podría hacer.

¿De verdad es buena idea usar este anillo? ¿Que es lo peor que podría pasar?


"¡Y así se creo Gensokyo!" dijo Marisa muy alegre y con las manos alzadas en el aire.

"¿No estábamos hablando sobre como caíste en una marmita de poción de hongos anti-polares cuando eras pequeña?" dijo Patchouli con sus dotes de observación.

"Bah lo mismo es," dijo Marisa gesticulando ignorancia con la mano.

"Me recuerdas a una amiga mía rosada," le dije con una sonrisa; una sonrisa que se me quitó al ver la cara de Marisa pegada a la mía.

"¡¿ERA TU NOVIA?!" preguntó Marisa toda ilusionada.

"¡No Marisa, no! ¡Ni tampoco lo eran las otras siete chicas que mencioné antes!" dije perdiendo la paciencia. Marisa se alejó y me miró decepcionada.

"Que desperdicio de mujeres has conocido, mas sosas que Reimu en San Valentín," dijo Marisa cruzándose de brazos.

"¿Quien?" pregunté.

"Mi mejor amiga. Te la presentaré algún día."

En ese momento, Remilia y la anciana salieron del cuarto donde estaban. Todos miramos de inmediato a las dos.

"Gracias por la ayuda Vegonia," dijo Remilia con una breve reverencia.

"Un placer," dijo sin mas.

"Vamonos, debemos dormir," dijo Remilia caminando hacia la puerta de la entrada.

"¿Dormir?" preguntó Patchouli.

"Es muy temprano Ojou-sama," dije extrañado.

"¡No lo volveré a repetir!" dijo Ojou-sama alzando la voz.

Mis orejas se retiraron. Lo note... Note algo raro en Ojou-sama. Su seriedad era distinta a la de siempre, y esa determinación tan oscura...

Tuve un mal presentimiento.

"¡Muy bien, pues vamonos!" dijo Marisa sin perder la alegría y con la escoba en la mano.

"No te alejes esta vez de mi Salty. Te ayudaré cuando te sientas cansado de volar," dijo Patchouli.

"Gracias..." dije con un claro cambio en mi tono de voz.

Ojou-sama me miraba de reojo todo el rato. Sabía que había notado algo.


Tres amigas volaban y jugaban en la plena luz del día. Dos de ellas eran hadas, y la otra una Youkai. Jugaban a la pillar en el Lago de las Hadas Lunares, un lago donde por el día era realmente hermoso.

"¡TE PILLE!" dijo el hada del pelo azul claro empujando a la otra hada.

"¡Maldita sea Cirno, eres muy buena jugando a esto!" dijo el hada del pelo verde.

"¿Lo dudabas, Daiyousei?" dijo Cirno con orgullo. En ese momento, la amiga Youkai se acercó con cara seria.

"¿Te pasa algo, Rumia?" preguntó Daiyousei.

"Siento algo extraño... No sentía algo así desde-"

En ese momento, se oyó un cristal rompiéndose desde una mansión lejana. Las tres amigas miraron de golpe, viendo como unas terroríficas nubes escarlata salían de la mansión y empezaban a tapar todo el cielo. Solo habían dejado un pequeño hueco libre, donde se dejaba ver la luna teñida de escarlata.

Las tres amigas se abrazaron asustadas y temblando de miedo, mientras se oía una risa malvada viniendo desde la mansión y resonando por todo el lago.

Next Chapter: 7. Episodio 07 Estimated time remaining: 5 Hours, 3 Minutes
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