Touhou Dierite: La Mascota De La Familia Scarlet Devil
Chapter 4: 4. Episodio 04
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Un ruido diurno me despertó. Miré a mi alrededor mientras me frotaba los ojos junto a un bostezo. Aunque todo estaba oscuro, se podían oír los cantos de los pájaros afuera. Miré a la cama de Ojou-sama y vi que estaba durmiendo. Intenté agudizar mis oídos y conseguí escuchar pisadas silenciosas gracias al eco del vestíbulo. ¿Quien estaría despierta a estas horas?
Salí de la habitación de Ojou-sama lo mas silencioso que pude, aunque las pezuñas no ayudaban mucho. Troté por los pasillos y bajé las escaleras del vestíbulo. Aunque era difícil ver nada con aquella oscuridad, una puerta abierta captó mi atención.
¿La biblioteca? ¿Patchouli está madrugando otra vez?
Troté hacia la puerta de la biblioteca y entré. Todo estaba oscuro y silencioso. Los libros en su sitio, la mesa de Patchouli sin un centímetro cuadrado de espacio libre, los candelabros apagados y flotando... Si, todo parecía estar en orden.
"¡Eh, pequeñín!"
Ese susurro captó mi atención. Mire a todos lados pero no vi a nadie. Entonces, una silueta salió detrás de una estantería. Todavía no podía ver bien quien era.
"¡Toma amiguito, esto es para ti!"
Era humana, no había duda... Odio cuando me tratan así... Aun así, decidí seguirle el juego. Pude ver como alargaba un brazo y extendía la mano mostrándome... ¿Cacahuetes? ¿Esta se piensa que soy un elefante o que?
"¡Vamos, no tengas miedo! ¡Es para ti!"
Me acerqué poco a poco hasta llegar a los cacahuetes. Los olí con sospecha, pero no parecía haber nada raro en ellos. Me los empecé a comer. Tras esto, la otra mano de la humana me empezó a acariciar la cabeza. No pude evitar sonreír ante aquel gesto.
"Buen chico... Los rumores son ciertos; la mascota de Remilia es muy sumisa. Que monada..."
Tenia suerte esa humana de que no supiera que significa esa palabra... Miré arriba. Ya pude verla mejor... Era una bruja. Una bruja rubia y muy joven... ¿Una bruja joven? ¿Que blasfemia es esa?
"Oye amiguito, espero que no te importe pero voy a llevarme prestados unos libros de la biblioteca."
La miré serio ante lo que dijo. ¡Ja! Prestados...
"Porfiiii te traeré mas cacahuetes la próxima vez si quieres, ¿Vale?" dijo con ojos de cachorrito.
...¿Habrá una próxima vez? ¿Es que va a volver? Pegué un suspiro. Supongo que no pasara nada por una vez...
"Por cierto, ¿Por que no hablas? La gente dice que puedes hablar nuestro lenguaje."
Facehoof.
"¿En serio lo sabias desde el principio, y me has tratado de esa forma?" dije sin alzar mucho la voz.
"¿Tratarte como?" dijo la bruja arqueando una ceja.
Otro facehoof.
"Da igual... ¿Sabes que no debería dejarte robar esos libros, verdad?" dije serio.
"¡No los robo! Los cojo prestados..."
"Sii claaro..." dije en tono burlón.
"Porfi déjame, te traeré cacahuetes si quieres." dijo alegre.
"No soy un elefante, ¿Sabes?" dije con expresión plana.
"¿Un que?" dijo extrañada.
"Déjalo... Llévatelos por esta vez."
Una alegría fugaz se vio marcada en su rostro seguido de un fugaz abrazo. Lo que no me esperaba fue el fugaz estirón de mejillas.
"¿Quien es un animalito bueno? ¿Quieeeen?" dijo cariñosamente.
Una parte mía quería poner una expresión plana y preguntarle que demonios estaba haciendo... Por desgracia mi otra parte fue la que salió a la luz, haciendo que pusiera ojos de cachorrito.
"¿Yo?" dije con voz adorable.
"¡Pues claro que siiiiii!" dijo la bruja acariciándome la cabeza y el lomo.
¡La bruja cabrona sabia como usar sus armas de domesticación, y lo peor es que funcionaban!
...Me faltaba ronronear.
"Este veneno para ratas no sirve," dijo Patchouli a la noche siguiente.
Patchouli y Remilia estaban flotando en el aire (Remilia moviendo las alas para ello) observando una ventana que no estaba cerrada del todo.
"Esa bruja sigue entrando y robando tus libros," dijo Remilia con su usual seriedad.
"Debo comprar un veneno para ratas mejor," dijo Patchouli con su usual energía.
"¿Que libros faltan esta vez?" preguntó Remilia mirando a Patchouli.
"Dos de matemáticas," dijo Patchouli sin dejar de mirar a la ventana.
"¿Matemáticas? ¿Que pinta una bruja con las matemáticas?" preguntó Remilia con cierta impresión.
"Lo mismo que un Bluteriptero con cacahuetes," dijo Patchouli. Algo de lo que dijo captó la atención de Remilia.
"¿Cacahuetes?"
Patchouli dio la vuelta y fue volando hacia la biblioteca. Remilia la siguió con curiosidad. Ya en la entrada de la biblioteca, aterrizaron en el suelo. Patchouli guió a Remilia hasta una esquina donde habían restos de cacahuetes en el suelo. Remilia lo percibió de inmediato.
"¿Salty Sea y esa bruja? ¿Que estaban haciendo esos dos anoche?" preguntó Remilia pensativa.
"Explorar el funcionamiento humano," dijo Patchouli sin mas, haciendo que Remilia se empezara a sonrojar.
"T-tal vez me vengan bien mas detalles..."
"Domesticación."
La cara de Remilia estaba roja como un tomate. Patchouli la vio sin inmutarse.
"Social."
Aquello cambió la cara de Remilia, desapareciendo poco a poco su rojo.
"¿Quieres decir que se ha ganado el cariño de Salty al tratarlo como si fuera un animal domestico?" preguntó Remilia.
"Así es."
"Interesante... ¿Tomamos el te?" le preguntó a Patchouli. Esta asintió.
Respiré hondo. Estaba nervioso... Muy nervioso. Me entraban ganas de salir corriendo para no tener que seguir pasándolo de esta forma, pero...
Un látigo sonó en mi cabeza, haciéndome trotar asustado hacia la puerta. Temblando, sudando e hiperventilando, abrí la puerta. Troté lentamente hacia el interior de la cocina.
"¿Desea algo, Milad...?" dijo Sakuya dándose la vuelta.
Tensión... Ambos nos estábamos mirando. Sakuya me miraba furiosa, y a mi me entraban ganas de llorar. Sin decir nada, mire al suelo acojonado y extendí mis pezuñas enseñándole el regalo. Aquello sorprendió a Sakuya, haciendo que se olvidara de su enfado.
...¿Un regalo? ... ¿Para mi?
Una parte de ella quiso sonreír, pero verme con tanto miedo y tan indefenso la entristeció. Se sintió culpable... Unas palabras de Ojou-sama se le vinieron a la cabeza...
"Salty Sea en la familia es como mi hermana Flandre. Es un niño pequeño, con miedo, callado y sin experiencia. Ayer no solo le gritaste a un niño, sino que le pegaste por culpa de tus sentimientos. Creo que va siendo hora de que superes el pasado, y de que pienses en las consecuencias de tus actos..."
Sakuya cogió lentamente el regalo, alzándose sobre mi mientras me miraba con seriedad. Aquello siempre me hacia sentir miedo, a la vez que... Raro.
Sakuya dejó el regalo en una mesa cercana, y volvió para alzarse sobre mi de nuevo... Y entonces se agachó, y me abrazó el cuello. La sorpresa me hizo dejar de temblar. Tras unos segundos de parálisis, le devolví el abrazo. Cerré los ojos... Me sentía muy bien...
"A veces olvido que no eres humano, Salty..." dijo Sakuya con seriedad mezclada con tristeza.
Quise hablar, pero todavía seguía mudo por la conmoción. Sakuya empezó a abrazarme mas fuerte.
"No me gustan los hombres, Salty... Pero eso no significa que..." Se le hizo un nudo en la garganta a Sakuya. Empecé a acariciarle la espalda. Estaba mudo, era incapaz de hablar. "Eso no significa que a ti te odie también..."
Sin que lo supiéramos, alguien lo estaba escuchando todo desde detrás de la puerta. Ojou-sama sonreía con orgullo. Sakuya me retiró el abrazo mientras reía levemente.
"Te trato como si fueras un humano... Debo estar haciéndote sentir incomodo." dijo sonriéndome.
Negué con la cabeza. En ese momento, alguien tocó a la puerta. Me giré mientras Sakuya se levantaba rápidamente poniéndose firme.
"Salty, estas tardando demasiado, volvamos a mi sala de trabajo." sonó la voz de Ojou-sama al otro lado de la puerta.
Despidiéndome de Sakuya con una pezuña, me fui rápidamente de la cocina. Esta se despidió de mi con la mano y una sonrisa cariñosa. Sakuya se dio la vuelta y caminó a la mesa. Cogió el regalo y lo abrió. Era un reloj de bolsillo de plata, con un dibujo infantil en la parte trasera de yo y Sakuya con un corazoncito rosa en medio.
Una lagrima salió de los ojos de Sakuya.
Llegó el día. Los pájaros cantaban afuera mientras los residentes de la mansión Scarlet Devil dormían placenteramente... Bueno, a excepción de Hong Meiling, pero estaba apoyada en la pared leyendo uno de los muchos libros de Patchouli.
Una joven bruja rubia volaba con su escoba hacia la mansión. Sus notables ropas negras de bruja junto al sombrero negro de bruja que era casi mas famoso que ella, hacían que fuera un ser fácil de reconocer en el aire. Tenia contados con los dedos a los conocidos que se había encontrado hasta el momento. En sus bolsillos, un aparato mágico con el que hacia diversos hechizos, y una bolsa llena de cacahuetes para Gorrújenos (Híbrido entre un cuervo y un ciervo; famosos por ser capaces de comer 5 cacahuetes y avellanas en medio segundo). La bruja era conocida en Gensokyo por su buen humor, su impulsiva forma de ser y su arte para robar. ¿Su nombre? No es importante ahora...
La bruja llegó a la famosa ventana, abriéndola fácilmente. No tardó en meterse dentro de la mansión. Empezó a volar lentamente hacia la biblioteca, intentando no hacer ruido. Sin embargo, algo la paró en seco en mitad del vestíbulo. Notaba algo... Algo que nunca notó antes al estar allí. Tan rápido como la bruja pestañeó, esta se vio de repente rodeada de dagas afiladas dirigiéndose hacia ella. Sorprendida, la bruja reaccionó rápido esquivando las dagas mientras volaba a toda velocidad. Las dagas pasaban una y otra vez de cerca a la bruja, haciendo que a esta le entrara el pánico. Una vez esquivadas todas, la bruja dio la vuelta esperando encontrarse a la responsable.
Sin embargo, no había nada. Todo estaba como cuando entró, como si las dagas no hubieran aparecido desde el principio.
"¿Que demonios...?" dijo la bruja en voz baja.
Tras unos segundos, la bruja decidió seguir volando hacia la puerta de la biblioteca. Al llegar, aterrizó en el suelo. Abrió la puerta de la biblioteca y la atravesó, cerrándola al estar dentro. La bruja cerró las manos y se las puso a los lados de su cintura, mirando con una gran sonrisa a las estanterías.
"Bueno... ¿Que libros me llevo hoy?" dijo indecisa.
"Veamos que pone aquí..."
La bruja miró a su izquierda sobresaltada. Me vio a mi sentado en el suelo cerca de la mesa de Patchouli, donde había un candelabro encendido. Estaba leyendo un libro con la carátula negra llamado: 'Marisa Kirisame for Dummies'. La bruja juró que ese candelabro no estaba ahí cuando entró.
"¡Oh, pero si es mi amiguito azul!" dijo con alegría. Mi cara no se despegaba del libro. "¡Que mono, es igual que Patchouli-san!"
"Marisa Kirisame, bruja joven de 20 años. Humana a pesar de todo. Agradable y adorable para todo el mundo. Ladrona experta. Posible genio de las matemáticas. Heterosexual. Recuerda cuantas veces comió pan durante su vida."
"¡Guau! ¿Todo eso dice de mi ese libro? Debería cogerlo prestado..." dijo Marisa con ilusión.
"¿Y por que no haces eso en vez de robarlos?" dije dejando el libro en la mesa.
"¡Duh! ¿Por que no me lo darían ni de lejos?" dijo Marisa con obviedad.
"¿Eso como lo sabes?" le dije con seriedad.
"Lo he intentado muchas veces, y la respuesta siempre ha sido no," dijo Marisa cruzándose de brazos.
En ese momento, un pie impacto sobre la cabeza de Marisa, haciendo que esta volara por los aires hasta chocarse con una estantería. La bruja se levantó con esfuerzo y miró al frente, frotándose el lado izquierdo de la cabeza con dolor.
"¿No sabes aceptar un NO por respuesta?" dijo Meiling en pose de karate.
"¿Y tu todavía no te has quitado esa ropa?" dijo Marisa sonriendo. Aquello cabreó a Meiling.
"¿Pero a ti que te pasa con mi ropa? ¡Es mi uniforme de trabajo!" dijo enfadada. Marisa empezó a analizarla de arriba a abajo mientras caminaba hacia ella.
"Veamos... Un vestido verde con rajas a los lados desde mas o menos el muslo para abajo. Eso enseña casi toda la carne de las piernas, me da a deducir que buscas seducir a alguien." Meiling empezó a sonrojarse mientras me miraba de reojo. "Además llevas un gorro verde parecido a una boina. He leído por ahí que eso significa el fin de una relación." Meiling volvió a mirar a Marisa, esta vez roja de ira. "¿Te he dicho alguna vez que tienes un pelo precioso? Queda genial ese color con tus ojos rojos."
"¡CALLATE YA!" gritó Meiling lanzándose a por Marisa.
Mientras Meiling intentaba darle a Marisa y esta esquivaba los ataques, yo estaba mirando al suelo pensativo.
¿Ropa de trabajo? Creía que Meiling no necesitaba un uniforme para su trabajo...Su gorra verde significa el fin de una relación... Me hace que pensar que el evento de los hombres no ocurrió hace tanto...¿Que es lo que pasó con ellos? ¿Por que nadie me lo dice?
"Salty cariño mío, ¿Te importa dejar de pensar en tus cosas Y AYUDARME UN POCO?!" dijo Meiling con cierta impaciencia.
Pegué un suspiro junto a una expresión plana. Moví una pezuña apuntando a Meiling, y alrededor de esta se formó un campo de fuerza azul oscuro. En ese momento, Marisa puso una pose adorable y salieron un montón de estrellas de colores en dirección a Meiling. Estas rebotaron al impactar con el campo de fuerza, haciendo que salieran disparadas por todos lados. Terminaron chocando con estanterías, paredes y techos, provocando unas pequeñas explosiones de colores al desaparecer. Moví mi pezuña de nuevo y desapareció el campo de fuerza. Marisa se asomó por el lado de una estantería mirándome sorprendida.
"¡Eh! ¿Puedes hacer magia?"
El pie de Meiling impactó una vez mas con su cráneo ante aquella distracción. Poco después de oír el impacto de Marisa contra las estanterías, empecé a oír puñetazos.
"¡E-espera, tiempo muer-"
Se oyó de repente una ventana rompiéndose. Estaba claro lo que había pasado. Tras esto, Meiling se reunió conmigo con una sonrisa en la cara.
"¡PIENSO VOLVER!" Se le oyó a Marisa desde fuera de la mansión. Se oyó como se fue volando con su escoba.
"Pues que vuelva, le volveré a dar su merecido," dijo Meiling chocando los puños sonriente. Le sonreí, pero por pocos segundos.
"Oye Meiling... ¿Es verdad eso de la gorra?" dije con cierta preocupación.
La cara de Meiling cambió de golpe a seria...
Que idiota soy, no tenia que haberle preguntado nada...
"¡Eh, conozco esa cara tuya! ¡Nada de sentirse culpable!" me dijo Meiling con tono de reprimenda. Asentí con cierta tristeza. Meiling suspiró. "Mira, eso ya no importa... Ahora tengo a otro ser querido en mi vida, y eso es lo que cuenta."
"¿Ah si? ¿Quien?" pregunté con curiosidad. En ese momento, Meiling se abalanzó contra mi haciéndome cosquillas.
"¡TU, IDIOTA!"
Y allí nos quedamos, yo tirado en el suelo riéndome y rogando a Meiling que parara, y esta haciéndome cosquillas mientras reía también. Sin duda yo también quería a Meiling; es como una hermana para mi.
Mientras seguía haciéndome cosquillas, un objeto rodante captó el rabo del ojo de Meiling...
Era una bolsa llena de cacahuetes.
A/N: Aprovecho el final de este episodio para celebrar ¡que tengo mi primer review! :D
Gracias a Zero Lynx por su review. Me alegra que te haya gustado, me ayuda a saber si estoy haciendo un buen trabajo o no ^^
Y por cierto, buen detalle el que dijiste de la carne. No lo olvides a futuro, puedes llevarte una sorpresa ;)
Y eso sería todo. Aprovecharé las notas de autor (A/N) para contestar los reviews que vayan llegando y agradecerlos. Nos vemos en el próximo episodio ^^