Touhou Dierite: La Mascota De La Familia Scarlet Devil
Chapter 3: 3. Episodio 03
Previous Chapter Next ChapterEpisodio 03: Limpieza Anárquica.
Que aburrimiento...
Hay días en que no pasa nada, y nos pasamos la noche entera Ojou-sama y yo en el despacho aburridos esperando a que pase algo. Hoy parecía ser uno de esos días... Digo parecer porque no tardó todo en cambiar en cuanto llamaron a la puerta del despacho.
"Adelante."
Entró Sakuya con una carta en la mano. Hizo la usual reverencia.
"Le ha llegado una carta urgente, milady."
Remilia asintió con la cabeza y Sakuya le dio la carta. Remilia la abrió y empezó a leerla. Su expresión se hacia mas seria conforme iba leyendo la carta. Terminó de leerla y la dejó en la mesa.
"¡Salty y Sakuya, al frente!"
En medio segundo, ambos nos pusimos enfrente suya firmes como una estatua. Remilia camino hacia nosotros cruzándose de brazos.
"La carta es de la Comunidad Vampírica de Gensokyo. Ha surgido una emergencia y me necesitan. Parece que no volveré hasta cerca del amanecer, así que tendréis que ocuparos de todo en mi ausencia,"
"¡Si, señora!" dijimos Sakuya y yo al unísono. Remilia caminó hacia mi y se agachó para verme mejor.
"Salty, esta es la primera vez que vas a estar al mando según el Orden de Mandato de la Mansión. Aun así, quiero pedirte que ayudes a Sakuya con sus deberes." Sakuya nos miró al oír eso. "Se que Sakuya es muy independiente y que puede encargarse de todo ella sola, pero ya que hoy no estaré aquí me gustaría que terminarais todo cuanto antes y descansarais. Os quiero en buena forma siempre que estéis conmigo después de todo."
"¡Claro, cuenta con nosotros Ojou-sama!" dije alegre. Remilia sonrió y se levanto.
"Con todos mis respetos Milady, yo no necesito ayuda para hacer mi trabajo. Si lo que quiere es que lo termine hoy antes, así será."
Sakuya hizo una breve reverencia y Remilia camino hacia ella. Era de esperarse una reacción así de Sakuya ante la orden de Ojou-sama.
"Sakuya, se que puedes hacer algo así pero eso seria sobrepasar tus energías. Eso es precisamente lo que no quiero. No te preocupes, con Salty limpiar y cocinar debería ser coser y cantar,"
"P-pero..."
"Es una orden, Sakuya."
Le costó, pero terminó asintiendo. Tras esto, acompañamos a Ojou-sama hasta la entrada de la mansión. Allí nos despedimos de Ojou-sama, y esta abrió la puerta. A mitad de atravesarla, nos miro de reojo.
"Puedo confiar en vosotros, ¿Verdad?" dijo Remilia con cierta duda.
"Por supuesto Milady," dijo Sakuya asintiendo con los brazos cruzados.
"¡Será pan comido!" dije con ilusión.
Remilia asintió con la cabeza y se fue. Al cerrar la puerta, Sakuya se giró hacia mi y camino lentamente hacia mi. No pude evitar retroceder las orejas al ver como Sakuya se alzaba sobre mi; sabía lo que estaba haciendo.
"Vamos a dejar las cosas claras, Salty. Yo no soy la asistenta de ningún animal; yo solo obedezco a Milady y a nadie mas. Así que déjame hacer mi trabajo sin ayuda de nadie." Sakuya agachó medio cuerpo, haciendo que sus ojos estuvieran casi pegados a los míos. "Ah, y ten el valor de darme una orden Y TE ENTERAS."
Silencio incomodo. Sus ojos azules clavados en los míos detonando todo ese poder hacía que sudara y me sintiera pequeño... Aunque pensar en ese hecho no ayudaba tampoco en nada.
En ese momento, la puerta de la entrada se abrió de golpe. Ambos miramos hacia esta y nos sorprendimos al ver a Remilia muy cabreada.
"¡Sakuya, ahora por idiota solo harás la comida! ¡Salty, encárgate de la limpieza de la mansión!" Los ojos de Sakuya se agrandaron, pasando de mi y dando unos pasos hacia Remilia.
"¡P-pero Milady, yo tengo unos prin-"
"¡NO LO VOLVERE A REPETIR!"
Sakuya calló y miró al suelo. Yo estaba petrificado sin saber que hacer ni que decir. Acto seguido, Remilia se fue cerrando la puerta de la entrada un poco fuerte.
Otro silencio incomodo... Sakuya caminó hacia la cocina sin mirarme ni decir nada. Me quede solo...
"Sakuya siempre ha sido muy dominante con su trabajo." miré a la dirección de la voz. Era Patchouli. Se acercó a mi flotando. "No es la primera vez que pasa esto. Paso lo mismo con el anterior guardaespaldas. Llegaron a luchar el y Sakuya, pero por supuesto Sakuya gano."
Tardé un momento en asimilar la historia. El anterior guardaespaldas... Me giré hacia Patchouli y esta me miró lista para escucharme.
"¿Como que Sakuya ganó? ¿El guardaespaldas nunca pudo derrotarla?" dije sorprendido.
"No," respondió Patchouli sin mas.
"¡Pero eso no puede ser! ¿Es que el no paso por las pruebas?"
"Claro que si,"
"¿Entonces?"
"El tuvo un privilegio," aquello me hizo parar por unos segundos.
"¿Un privilegio? ¿Que privilegio?" dije con mucha curiosidad.
"Un corazón," dijo con su tono indiferente.
"¿Un corazón? ¡Pero si yo también tengo un corazón!"
"No es el mismo... Tu corazón es azul como el mar... El que el tenia era negro como la noche, pero para Remilia ese corazón era rojo como la sangre... Nunca me gustó ese corazón."
...¿Yo tengo un corazón azul? ¿Que?
"Haz tu trabajo, Salty. No te preocupes por Sakuya."
Y tras decir eso, Patchouli se fue flotando al pasillo del fondo este... Creo que ahí esta el baño.
Abrí la puerta del armario de limpieza y la dejé abierta. Me frote las pezuñas delanteras con un nuevo animo.
"Bueno, si voy a hacer la limpieza de la mansión a mi manera... ¡Habrá que empezar por lo básico!"
Concentré energía en mi pezuña y la lancé al aire en forma de orbe azul celeste. Esta se quedó flotante y una música de jazz movida (Como las que se ponen en escenas como Nueva York por la noche) empezó a sonar del orbe. Perfecto, música animada para la limpieza.
"¡Empecemos la juerga!"
Empecé a mover las pezuñas como si fuera el director de una orquesta. Los cubos de plástico empezaron a salir del armario, volando hacia una ventana cercana. De aquí, iban al jardín donde una manguera les esperaba. Poco a poco, la manguera iba llenando los cubos de agua y estos volvían al interior del edificio por otra ventana distinta que conducía al vestíbulo.
Con los cubos poniéndose en fila poco a poco, las fregonas empezaron a salir. De una en una, iban metiéndose en los cubos y restregando el agua recibida por el suelo. Al ritmo de la música, las fregonas fregaban con animo. Al mismo tiempo, los paños secos salían del armario y se metían en los cubos de agua. Con el agua recibida salían, se restregaban por si solas y volaban a las ventanas empezando a limpiarlas al ritmo de la música.
"¡Este es el poder de la música, bitches!"
Aunque seguía moviendo las pezuñas como si dirigiera la obra de un concierto, mi cuerpo empezaba a moverse dando saltos por el vestíbulo como si estuviera tocando una guitarra eléctrica. No tardaron en salir las escobas, las recogedoras y las bolsas de basura poniéndose a trabajar.
Mientras todo esto ocurría, Patchouli pasaba por en medio intentando llegar a la biblioteca. Nada de aquello cambiaba su expresión facial ni la impresionaba en lo absoluto, aunque si le hizo sonreír un poco ver lo feliz que era en mi mundo. También parecía traerle recuerdos de su juventud. Como le encantaba ordenarlo todo con un poco de música sonando en el fondo...
Patchouli no quiso irse. Se quedo sentada-flotando en el aire observando el espectáculo higiénico. Hacia tiempo que Patchouli no disfrutaba de un espectáculo de magia así. Y no hablemos del disfrute que estaba teniendo yo con aquello.
"¡¿Pero que está pasando aquí?!"
Todo se paró, incluyendo la música. Miré lentamente a Sakuya con mi pose de rockero todavía puesta. Su cara de sorpresa no tenia precio. Sonreí nervioso.
"¡Hola, jeje! Emm... Estaba limpiando..."
"¡¿Que estabas limpiando?! ¡¿Con magia?!" dijo como si fuera una blasfemia lo que hice.
"Eeeh, ¿Que tiene eso de malo?" dije extrañado ante aquella reacción.
"¡¿Tu que te crees que esto, la anarquía!? ¡Aquí las cosas se hacen a mi modo!"
No se porque, pero empecé a sentir cabreo... Mi cara se iba transformando poco a poco en una cara de seriedad.
"Yo soy el que está al mando cuando Ojou-sama no está," dije con un cambio de tono notable.
"Aquí la que lleva limpiando la mansión durante muchos años, soy yo," dijo Sakuya con una mirada asesina.
"¿Y eso a mi, que? Esta es mi forma de limpiar la mansión," dije devolviéndole la mirada asesina.
"¡Pues a mi no me gusta tu forma de limpiar la mansión!" me dijo empezando a caminar hacia mi. Pretendía hacer lo mismo que antes.
"¡Pues es mi forma de limpiarla! ¡No me vas a cambiar tu ahora eso!"
"¡AQUI MANDO YO, Y TE PROHIBO LIMPIAR ASI!"
"¡ACEPTALO SAKUYA, NO ESTAS AL MANDO!"
"¡ANIMAL ASQUEROSO!"
Una bofetada directa a mi cara llegó, haciéndome retroceder. Mire a Sakuya asustado, mientras esta me miraba con odio.
"¡No te basta quitarme a mi familia, también tienes que quitarme la mansión!"
"¡¿QUE?! ¡¿DE QUE ESTAS-"
"¡CALLATE!"
Otra bofetada. Una lagrima me empezó a salir del ojo.
"¡OS ODIO A TODOS!"
Una tercera bofetada se venia, pero alguien paro su mano. Sakuya miró sorprendida a la persona de reojo.
"Esto ya ocurrió antes," dijo Patchouli con la misma expresión de siempre.
"¡PATCHOULI, NO ME DETENGAS!"
"Odiaste a ese hombre porque te estaba quitando a Remilia. Le venciste y humillaste una y otra vez en batalla, pero no te bastaba. Nada de lo que hacías cambiaba ese hecho." Unas lagrimas empezaban a correr por las mejillas de Sakuya. "Remilia te castigó muy duro por tus actos. Pensaba que eso te enseñaría algo, pero hoy demostraste que no aprendiste nada de nada."
Sakuya cayó al suelo. Lloraba a la vez que odiaba. Yo... Ugh...
"La gente te llamará monstruo si se entera de que has pegado a un animal... Y Remilia se decepcionará contigo muchísimo. Solo yo puedo evitar eso. Piensa y decide."
Sakuya se quedó en silencio, sollozando de vez en cuando. Yo... Me senté y esperé. Al rato, Sakuya paró de sollozar y se secó las lagrimas. Me miró poco a poco. Tenia los ojos muy irritados. El odio que sentía seguía reflejado en ellos. Sakuya se levantó... Y se fue. No para la cocina, pero para su cuarto.
Un nuevo silencio incomodo... Me froté las mejillas; Me dolían. Una mano me toco la cabeza. Vi a Patchouli al mirar hacia arriba.
"¿Estas bien?" me preguntó.
"Si... Solo me duelen un poco las mejillas... No entiendo nada Patchouli... Hemos estado todos bien durante estos 5 meses que he estado de servicio... ¿Por que de repente ahora todo va mal?" dije melancólico. Patchouli me acarició la cabeza como si fuera un gato... Lo peor es que me gustaba.
"Todo esto pasó antes... Lo que pasa una vez, tiende a volver a pasar tarde o temprano... Por lo menos Meiling no ha estado presente. Se habría inflado a tortas con Sakuya si la hubiera visto azotarte."
Meiling...
"Sigues teniendo el corazón azul... ¿Te importa terminar el trabajo y recoger todo esto?"
¡Oh por dios, me olvidé por completo de eso!
Remilia aterrizó en la entrada de la mansión. Vio a Meiling durmiendo en su estratégico punto a la izquierda del puente. Remilia sonrió ante aquello. De vuelta en casa...
Abrió la puerta y lo vio todo oscuro, pero impecable. Todo resplandecía de lo limpio que estaba. Remilia cerro los ojos con una sonrisa.
"Jejeje... Tengo que castigar a Sakuya."
Abrió los ojos y caminó hacia su cuarto. Al llegar, entró con cuidado. Me vio durmiendo en mi camita hecha de cojines, con las mejillas inflamadas.
Sakuya...
"Algún día lo superara... Si no, la veo en la calle."