Touhou Dierite: La Mascota De La Familia Scarlet Devil
Chapter 2: 2. Episodio 02
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Las hojas otoñales caen sobre el jardín de la mansión Scarlet Devil. Ojou-sama dice que no queda mucho para que acabe el otoño, aunque no se como lo sabe. Al contrario que en mi planeta natal aquí no hay calendarios, por lo que el cambio de estación se adivina observando las 'pistas' que deja siempre la madre naturaleza.
Siempre he conocido a la Madre Naturaleza, pero nunca al padre. Me pregunto como será...
"¿Hablas en serio?" dijo Ojou-sama.
"Si hay una Madre Naturaleza, debe haber un Padre Naturaleza, ¿No?" dije con la curiosidad de un felino.
"Hmm... Tal vez ese padre sean las tormentas... O a lo mejor el desapareció junto a los demás," dijo Ojou-sama con cierta melancolía. La miré entre curioso y preocupado.
"Nunca me ha contado lo que pasó con los hombres de Gensokyo," Remilia me miró seria de repente.
"Todavía no es el momento,"
"¿Pero por que no?"
"He dicho que no es el momento Salty."
Mis orejas retrocedieron. Por alguna razón, Ojou-sama no quería contarme que pasó con los hombres de este mundo... ¿Por que? ¿Tan traumático podría ser para mi saberlo?
"Ugh... Mira, Salty..."
Pero unas voces lejanas llamaron nuestra atención. Parecían dos personas discutiendo a voces. Como era de esperar, la puerta del despacho se abrió de golpe y las dos personas entraron con la discusión a plena voz. Ojou-sama y yo nos miramos con un suspiro.
"¡Yo también viviría muy bien ganduleando cuando nadie mira y durmiendo todo el maldito día!" dijo Sakuya con tono de regaño.
"¡Al menos tu puedes dormir por la noche cuando terminas el trabajo! ¡Yo tengo que vigilar la entrada y alrededores de la mansión yo sola las 24 horas del día!" dijo Meiling a la defensiva.
"¡Mas razón para que no duermas, pedazo de irresponsable! ¡¿No te das cuenta de lo importante que es tu trabajo?!"
"¡Claro que me doy cuenta, pero yo no puedo estar sin dormir un día si y otro también! ¡Necesito descansar!"
"¡Pero si cada vez que te veo estas durmiendo!"
"¡¿Tendré yo la culpa de que siempre me pilles cuando descanso?!"
"¡Silencio!" Ambas se pusieron firmes ante la inmediata orden de Remilia. Un silencio ensordecedor se produjo, mientras la puerta se cerraba poco a poco por si sola sin hacer ruido. Remilia suspiró. "Estoy harta de veros siempre discutiendo a vosotras dos. ¿Es que no os podéis llevar bien?" El tono de regaño de Ojou-sama era tan temible como siempre.
"Milady, perdone mis modales. Hong Meiling aquí presente no esta haciendo bien su trabajo. Solo la veo holgazaneando y echando la siesta." dijo Sakuya con su típica educación.
"¡Eso es mentira, hago bien mi trabajo! ¡Y no echo la siesta, solo descanso!" dijo Meiling.
"Ooh si~, descansas acostada en el suelo, con los ojos cerrados y roncando. Por supuesto, eso es descansar..."
"¡Pues claro que lo es, pedazo de-"
"¡Hong Meiling!" dijo Remilia cabreada, asustando a Meiling y haciéndonos estremecer a todos.
"L-lo siento, mi señora..." dijo Meiling inclinándose.
"¿Pero que clase de comportamiento es este? ¡Parecéis dos humanas pequeñas! Esperaba mas de vosotras... Tendré que castigaros por vuestro comportamiento."
Sakuya y Meiling miraron de repente asustadas a Remilia. No pude evitar sentirme mal por ellas. Los castigos de Ojou-sama nunca eran duros, pero...
Una sonrisa juguetona se marcó en el rostro de la vampiresa.
"Lo tengo... A ambas os falta apreciación por el trabajo ajeno, y ya que parece que os gusta tanto el trabajo de la otra, os cambiareis los papeles."
Shock marcado en el rostro de las castigadas. Admito que no me esperaba algo así... ¿Hong Meiling con un traje de asistenta? ¿Y Sakuya que llevaría puesto?
Sakuya cerró los ojos y miró al suelo junto a una respiración honda, tratando de calmarse y asimilar el castigo. Meiling al contrario estaba alterada por el castigo.
"¡P-pero señora! ¡¿Como va Sakuya a...?! ¡Ella no sabe como...!
"Milady, esto no es una buena idea. Meiling no puede hacer mi trabajo. Es mucho y no tiene la habilidad, experiencia y tiempo que yo tengo. Va a ser un desastre,"dijo Sakuya cruzando los brazos con su típica mirada seria. Meiling la miro incrédula.
"¿Perdóname? ¿Que te hace pensar que yo no puedo hacer tu trabajo? ¡Yo estoy tan cualificada como tu para hacerlo!" dijo Meiling a la defensiva nuevamente.
"¿Ah, si? ¿Has usado una fregona alguna vez en tu vida?" dijo Sakuya mirando a Meiling de reojo.
"Emm... ¿Una que?" dijo Meiling rascándose la cabeza. Sakuya suspiró con la palma de la mano en los ojos.
"Oh dios mío, la mansión esta condenada..."
"¡¿Solo porque no se lo que es una... cosa de esas?!"
"Solo será por un día. Y como vea que no aprendéis nada, el castigo será mas largo. Asi que yo que vosotras no perdía el tiempo," dijo Remilia con tranquilidad.
"E-emm.. ¡Si, señora!" dijo Meiling nerviosa.
"Espero que sepa lo que esta haciendo..." dijo Sakuya francamente.
Ambas se marcharon de la habitación sin decir una palabra mas. Ambas marcharon por caminos distintos preparadas para efectuar el castigo... O al menos eso creían.
"¡Esta ropa es horrible!" dijo Meiling caminando como podía con el traje de asistenta puesto. "¡¿Como puedes andar con esto todo el día?! No me gusta nada ese frescor que siento en las piernas..."
"¿Que tal si dejas de quejarte? La verdad es que no te queda tan mal..." dijo Sakuya con cierta impresión.
"Jeje, ¿Te acuerdas de cuando los hombres se quedaban hipnotizados mirando tus piernas?" dijo Meiling compartiendo una risa con Sakuya.
"Jeje, si, era cuando me entraban ganas de matarlos... Y ahora que no están..."
Aquello les cambio la cara, aunque no por mucho tiempo.
"¡Eh, al menos tenemos a Salty!" dijo Meiling con una nueva sonrisa. Sakuya la miro incrédula arqueando una ceja.
"Salty es un animal, Meiling,"
"Pero es varón, ¿No?"
"¡Pero es un animal! ¿Como va a enamorarse un animal de una humana?"
"¿Quien ha dicho nada de enamorarse?"
"¡¿Ya empezamos, Meiling?!"
"¡Yo no he empezado nada!"
"¿Podéis callaros de una vez y poneros manos a la obra?"
Ambas se sobresaltaron e hicieron una reverencia de forma automática.
"¡En seguida, mi señora!" dijeron al unísono.
"...¿En serio habéis confundido mi voz con la de Ojou-sama?"
Ambas miraron al frente y me vieron a mi. Yo las miraba con una sonrisa. Ambas suspiraron de alivio y retiraron la reverencia.
"¡Te queda bien el vestido, Meiling!" dije con toda honestidad.
"Gracias..." dijo Meiling sonrojándose un poco.
"¿Has escuchado mucho?" dijo Sakuya cruzándose de brazos.
"Algo sobre Zoofilia... ¿O era sobre Antrofilia?" dije pensativo. Ambas me miraron extrañadas sin saber de que estaba hablando.
"Oye Salty... ¿Tu podrías sentir atracción por alguna humana?" dijo Meiling con gran curiosidad.
"¿Vosotras que creéis?" dije con cara de escarnio.
"Obvio que no Meiling," dijo Sakuya. Meiling parecía decepcionada.
"En fin, manos a la obra chicas," dije dando la vuelta y trotando hasta la puerta.
"¡Si... ¿Señor?!" dijeron al unísono. No pude evitar reírme.
"Si, eso mismo... Por cierto, haces que sea bien ese vestido Sakuya," dije sonriendo juguetonamente. Sakuya se sonrojó.
"¡Espera, creía que no sentías atracción por las humanas!" dijo Meiling acusadoramente apuntándome con un dedo.
"Y así es... ¿Verdad?" dije sin dejar de sonreír juguetonamente. Me fui del cuarto con una risa muda. Ambas se miraron.
"E-esta aprendiendo demasiado de Milady..." dijo Sakuya aun sonrojada.
"¿Te gustó lo que te dijo, eeeeeh?" dijo Meiling sonriendo juguetonamente. Sakuya le dio un cate en la cabeza.
"¿Pero esto que es?"
Sakuya estaba enfrente del panel del jardín. Este estaba lleno de botones de colores. El tiempo corría y ella sin saber como activar las regaderas del jardín.
"¿En serio Meiling sabe como funciona esto?"
Sakuya estaba impresionada por este hecho. ¿Como descubriría para que es cada botón? Además, ¿Que clase de tecnología es esta? Sakuya jamás había visto algo así en su vida... ¡Peor todavía! ¡¿Como no había visto esto nunca después de tantos años de servicio en la mansión?!
"No oigo esas regaderas."
Sakuya se sobresalto de nuevo, dándose la vuelta. Ahí estaba yo otra vez.
"¡Salty deja de hacer eso, pedazo de Onigiri azul!" dijo Sakuya recuperándose del sobresalto.
"Ojou-sama esta ocupada, así que tengo que supervisaros. ¿Vas a activar eso?" dije tranquilamente.
"¿No se supone que el trabajo de Meiling es vigilar la entrada y alrededores de la mansión? ¿Por que también es la jardinera?"
"Porque le pilla de paso. Además, lo único que tiene que hacer es pulsar unos botones,"
"¿Pero cuales?"
"¿Y yo que se?"
Sakuya suspiro. Habrá que probar suerte... Sakuya se giro al panel. Muchos botones; Uno correcto. Sakuya estaba dubitativa sobre cual pulsar.
"Por cierto, ¿Por que sigues con tu traje de asistenta puesto?" pregunté.
"Porque no hace falta ponerse nada en especifico en el puesto de Meiling. Además, este traje me ha definido toda mi vida," dijo Sakuya mientras decidía que botón pulsar.
"¡Oh, no conocía ese detalle!" dije sorprendido.
"¿Cuantos años tienes, Salty? A veces no se distinguir si eres un niño, adolescente o adulto,"
"Adolescente,"
"Amm..."
"¡Pulsa un maldito botón de una vez!" dije impacientándome.
Sakuya reaccionó alarmantemente y pulsó un botón morado. Las luces de la mansión se apagaron. Sakuya volvió a pulsarlo alarmada, y las luces volvieron. La frente le sudaba.
"Estúpida tecnología de botones... ¿Que clase de maquina es esta?"
"Trabajas con un horno y vitrocerámica, pero te parece raro un panel con botones..." dije incrédulo.
"¡No es lo mismo!" dijo Sakuya a la defensiva.
"Me voy a ver como le va a Meiling... Haz el favor de pulsar el botón azul celeste," dije trotando al interior de la mansión.
Así hizo Sakuya, y las regaderas empezaron a funcionar. Sakuya me odió por no decírselo antes. Por la parte buena, ahora sabía para que servía el botón morado.
Una humareda negra salía por debajo de la puerta de la cocina. Me llevé una pezuña a la cara.
"Oh por dios..."
Inspiré aire y abrí la puerta. La bomba de humo negra me impacto en toda la cara, haciendo que tosiera y que casi me hiciera fumador pasivo. Entré con esfuerzo a la cocina, intentando ver por donde iba. No tardó en aparecer Meiling como un screamer llorando y abrazándose a mi.
"¡SALTY-CHAN, AYUDAMEEEEEE!"
Pegué un suspiro que me hizo toser por el humo. Levanté una pezuña y apunté con ella a las ventanas. Estas se abrieron y el humo salió por ellas como si estas fueran aspiradoras. Acto seguido, apunté al horno. De este salió la comida quemada y se tiró al cubo de la basura. Apunte a la vitrocerámica y se apagó. Las cazuelas puestas levitaron junto al colador, volando al fregadero y colando la sopa que se estaba cocinando. Los fideos estaban quemados.
No pude evitar hacer una mueca de rabia. ¡La sopa de fideos es mi preferida!
De un movimiento de mi pezuña, los fideos fueron a la basura y una nueva cazuela se posicionó sobre uno de los fogones de la vitrocerámica. Ya con todo el humo fuera, las ventanas se cerraron. En ese momento, la puerta de la cocina se abrió bruscamente.
"¡¿Pero que demonios ha pasa...?!"
Sakuya nos vio confusa a mi apuntando con una pezuña a la vitrocerámica, y a Hong Meiling abrazada a mi con lagrimas en los ojos. Ambos miramos a Sakuya al oírla entrar. Sakuya se llevo una mano a los ojos.
"Gracias Salty, ya me encargo yo del resto,"
"S-Sakuya..." dijo Meiling levantándose preocupada.
"Luego hablaremos tu y yo... Por ahora dejadme solucionar este lío,"
Meiling y Yo intercambiamos una mirada, y nos fuimos de la habitación en silencio. Meiling miró culpable a Sakuya, pero esta seguía con los ojos tapados por la mano. Al salir Meiling se puso delante mía y se agachó, mirándome a la cara.
"Salty... ¿Crees que...?"
"Nah, estará bien. Espero que después de esto no vayas criticando mas su trabajo," le dije con un tono desenfadado.
"Yo nunca he criticado su trabajo." dijo secándose las lagrimas. "Es ella quien siempre critica el mío. Yo solo me defiendo de sus criticas."
"Hey, nadie dijo que tu trabajo iba a ser fácil. Tienes que estar vigilando las 24 horas los exteriores de esta mansión. Es imposible hacer eso sin dormir,"
"¡Entonces tu me entiendes!" dijo con una sonrisa de esperanza.
"Si, pero también entiendo las criticas que tiene Sakuya de ti... Esto es algo que debería hablar con Ojou-sama," dije pensativo.
Debería haber una forma de hacer un horario en el que Meiling pudiera dormir cuando estamos nosotros alerta, y estar despierta cuando nosotros no estemos de servicio. Pero eso depende de Ojou-sama después de todo...
Miré a Meiling. Esta me miraba expectante de mis palabras. Cuando me miraba así era horrible, porque se conseguía reflejar todo el amor y aprecio que me tiene en esos ojos azules. Aquello hacia que sintiera lastima por ella y que quisiera ayudarla. Y si, puedo intentarlo, pero...
Pegué un suspiro.
"Tu sigue con tu trabajo. Hablaré del asunto con Ojou-sama. Luego te contaré el resultado," dije con una sonrisa. Aquello hizo que Meiling se abalanzara a mi sonriendo y dándome besos en las mejillas.
"¡Gracias Salty-chan!" dijo sin parar de darme besos en las mejillas. Mis mejillas no podían estar mas sonrojadas.
"Va~le va~le, lo pi~llo, me quieres mucho y tal, soy el mejor animal de Gensokyo, ¿Puedes parar de besarme?" dije sonriendo. Meiling se retiró y me miró contenta.
"¡Si que lo eres, tonto!" dijo Meiling con una gran sonrisa.
Abrí la puerta de la habitación de trabajo de Remilia (A mi me gusta llamarlo 'su despacho'). Esta me vio entrar y sonrió, esperando con curiosidad mi informe vocal sobre la supervisión de Sakuya y Meiling.
"¿Y bien? ¿Como ha ido todo? ¿Cuanto caos han hecho hasta ahora?" dijo Remilia con grandes expectativas mientras me veía trotar hacia mi puesto (Que es básicamente unos pasos a su derecha). Ya en mi puesto, la miré.
"Ni una ni otra saben hacer las cosas que sabían hacer la una y la otra, así que ya puede imaginarse," dije alegre.
"¡Espléndido! Estoy segura de que el problema se resolverá en breves horas." Ambos compartimos unas risas breves. Y tan rápido como su gesto alegre vino, se cambio a un gesto serio. "Quieres hablar sobre el trabajo de Meiling, ¿Verdad?"
La mire sorprendida. Volvió a hacerlo; leyó mis pensamientos de alguna forma. Mire al suelo preocupado por el tema, cosa que Ojou-sama notó de inmediato.
"Ojou-sama... ¿No crees que el trabajo de Meiling es un poco excesivo?" dije con cierto temor por la posible reacción que Ojou-sama pudiera tener.
"Salty, te he dicho muchas veces que no hace falta que me llames Ojou-sama. Remilia es mi nombre; no hace falta cambiarlo," dijo sin perder su tono en lo absoluto. Me sorprendió aquel cambio de tema.
"Emm... Bueno, todas te llaman de alguna forma que no es tu nombre,"
"Pero lo que dicen ellas es algo normal: 'Milady, mi señora...' sin embargo tu frase..." Remilia miró a la ventana de su izquierda, recordando tiempos que no quería recordar. "Es una frase que mencionaba una persona... La única persona a la que le confié mi corazón... Para después usarlo como lo uso..."
Hubo unos segundos de silencio. No conocía esa historia de Ojou-sama... ¿Por que nunca me lo ha contado? Mientras pensaba me volvió a mirar, aun con su mirada seria.
"Y ahora tu lo usas... ¿De donde has aprendido esa frase?" Abrí la boca, pero su mano derecha me detuvo. "No me lo digas... ¿Mi hermana?"
Asentí con la cabeza. Remilia me quitó la mano y miró al frente pensativa. Yo... Estaba confuso.
"Me dijo que te llamara así, que ese nombre te gustaba. No me dijo nada sobre-"
Remilia rió. Rió levemente y para ella. Acto seguido me miró con una sonrisa honesta. Yo no entendía nada...
"Vaya con mi hermana... Ella también lo ha visto,"
"¡¿Ver que?!" dije impacientándome. Remilia volvió a reír levemente.
"El trabajo de Meiling es simple, Salty. Lo único que tiene que hacer es vigilar los exteriores y saber usar el panel de control externo para usarlo cuando sea necesario, como por ejemplo regar las plantas del jardín. Yo no tengo mas responsabilidad sobre su trabajo que el de ver si sus resultados son buenos o malos. El planteamiento de su trabajo es algo que solo ella escoge, así que ella y solo ella es responsable de cuando debe vigilar, y de cuando debe descansar. Ella es quien decide cuando hacer las partes de su trabajo, no yo."
Aquello me dejo pensativo... ¿Hong Meiling podía decidir cuando descansar desde el principio?
"Hong Meiling es la única guardiana de la mansión que he tenido, y desde que entró pude ver que servía para el trabajo. Hasta el día de hoy Meiling ha hecho siempre un trabajo excelente, así que nunca he cuestionado sus aparentes actos irresponsables. Por desgracia Sakuya no hace lo mismo, y por eso ha empezado todo este lío."
Me alegró oír aquello. Sabía que Meiling no era una mala trabajadora a pesar de su apariencia. Le alegrará saber que tiene control sobre su horario, y me encantará ayudarla a planear su horario de trabajo.
"Gracias Ojou-sama, ahora me siento mas tranquilo por Meiling," dije con una sonrisa. Remilia me la devolvió.
"Me alegra oír eso. Adelante, ve a ayudar a Meiling, se que lo estas deseando."
"¡En seguida, gracias Ojou-sama!"
Rápidamente salí de la habitación con alegría. Remilia de nuevo en su soledad, cerró los ojos y se sumergió en su mundo.
"Ya hablaremos sobre lo que no ves otro día..."
Meiling fregaba melancólica el suelo del pasillo principal de la mansión. La culpa sobre lo que había pasado la hacia sentir horrible, pero sobre todo inútil.
¿Y si Sakuya tiene razón y solo soy una vaga que solo sabe dormir, pulsar botones y hacer karate?
Una segunda fregona apareció delante de su visión, sacándola de sus pensamientos. Le sorprendió ver aquella fregona, aunque mas le sorprendió ver a Sakuya siendo la usuaria de esta.
"A este ritmo no terminaras nunca, torpelirroja. Deja que te ayude, anda. Juntas terminaremos antes."
Sakuya la miro de reojo y le guiñó un ojo. Los ojos de Meiling se humedecieron junto a una enorme sonrisa seguida de un abrazo cariñoso. Sakuya se sorprendió ante tal acto de afecto, haciendo que se sonrojara un poco.
"¡S-Suéltame Meiling, vas a hacer que cambie de opinión!"