Touhou Dierite: La Mascota De La Familia Scarlet Devil
Chapter 27: 27. Episodio 27
Previous Chapter Next ChapterEpisodio 27: Fantasmagoría del Florecimiento.
Al contrario que en mi planeta natal, aquí se celebra el año nuevo en cuanto comienza la primavera. Y bueno... Hoy comenzaba, así que era año nuevo en Gensokyo. Este día se suele celebrar haciendo un picnic en el campo, y viendo a las flores florecer. Normalmente se les hace rápido porque por lo general, la gente se termina emborrachando por beber demasiado Sake. En el caso de yo y mi familia, nos reunimos en el balcón central de la mansión y vemos a las flores florecer desde allí. Es el único día del año en que puedo pisar ese sitio. Sin embargo, aquel día estaba mas atenta a otra cosa.
"¡Vamos Salty-chan! ¡Te vas a perder el florecimiento!" me dijo Koakuma desde la puerta del armario de limpieza.
"Iré luego Koakuma," dije sin dejar de desmontar a Fujita. Koakuma se acercó curiosa.
"¿Que estas haciendo?"
"Desmontar a este cabrón. Tal vez pueda apañármelas para hackear su base de datos y así poder descubrir de donde viene este tipo, aunque tengo mis teorías..."
Koakuma me miraba curiosa y sin entender nada, como usaba diferentes herramientas con magia para hacerlo todo mas rápido y efectivo. Hubo un momento en que Koakuma estaba por alguna razón tan interesada en lo que hacía, que se terminó sentando en el suelo sin dejar de verme trabajar.
"¿Que estáis haciendo aquí?" dijo un hada asistenta desde la puerta.
"¡Sssshhh!" hizo Koakuma.
La hada calló y se acercó curiosa a ver lo que hacía. Se terminó sentando al lado de Koakuma, viéndome curiosa de lo que hacía. Por alguna extraña razón, se fueron juntando mas y mas hadas asistenta a verme trabajar. Todas estaban interesadas en lo que hacia, y si no estuviera tan concentrada en lo que estaba haciendo, me habría sentido muy incomoda.
"Modelo F-16; FC..." Las hadas se acercaron al oírme decir eso para ver que es lo que estaba leyendo. Koakuma incluida. "FC... Espero que no sea lo que pienso que es..."
"¡¿Que coño estáis haciendo aquí todas?!" Miraron todas hacia atrás y vieron a Sakuya con una mirada asesina. "¡Todas a vuestros puestos, inútiles!"
Las hadas salieron alarmadas y a toda leche de allí. Sakuya también hizo marcharse a Koakuma, que volvió con Patchouli. Nos quedamos Sakuya y yo solas. Sakuya se acercó a mi al ver lo seria que estaba mirando lo que podría considerarse las tripas del robot.
"¿Has descubierto algo?" me dijo agachándose y poniendo una mano en... ¿Mi cuello, supongo?
"Este robot tiene la marca de FC. No es seguro, pero podría significar 'Ferghus Corporation'."
"¿Ferghus Corporation?"
"Si; Corporación Ferghus. Ferghus es el nombre de mi antiguo archinémesis. Actualmente se dedica al bien, pero en su momento fue un gran villano. Y aunque el ya dejó de serlo, su ex-novia nunca lo ha dejado."
"¿Su ex-novia?"
"Si..."
Sakuya notó como esquivé decir su nombre. Aun así quiso meter el dedo en la llaga.
"...¿Quien era su ex-novia?" me dijo con un tono tranquilo a la par que curioso. Me llevó unos segundos contestarle.
"Eso es información confidencial," le dije muy seria.
"Ya... Todavía te cuesta confiar en mi..."
No respondí; no merecía la pena. Dejé al robot como estaba y me giré para mirarla.
"Luego seguiré... ¿Vamos a ver el florecimiento?" le pregunté con una sonrisa. Sakuya simplemente se levantó y se fue. "Pues vale."
Toda la familia estábamos allí, viendo el florecimiento. Habían varias mesas puestas por el balcón para que cupiéramos todos. Las hadas asistenta estaban sentadas en las mesas de la parte izquierda y derecha del balcón; hablando de sus cosas, viendo el florecimiento, y algunas bebiendo sake. Yo, Ojou-sama, Sakuya, Patchouli, Koakuma, Flandre y Meiling, estábamos sentadas en la mesa central del balcón, que como os imagináis era la mas grande. Además, esta mesa tenía puesto un gran parasol en el centro que cubría estratégicamente del sol a Ojou-sama y Flandre. Aunque me alegraba ver a todas de tan buen humor, yo estaba bastante vacía. Mi expresión era una mezcla entre seria y plana, y tenía mi cabeza apoyada sobre una de mis pezuñas. Por muy bonito que fuera aquel florecimiento, no sentía nada de nada. Y antes de que alguien me diga que estaba así por Sakuya, no es así. Así es como estoy casi siempre, pero normalmente nunca ocurre nada interesante cuando estoy así, así que no lo puedo escribir en el libro. Esta es la primera vez que se ha dado el caso, y me alegro la verdad. Ahora ya sabéis cual es mi humor mas rutinario. Y no lo digo como algo malo; me encanta este humor.
"¡Que montón de espíritus!" dijo una de las hadas asistenta recibiendo la aprobación entusiasmada de las otras.
Tenía razón; este año habían muchos espíritus haciendo florecer a las flores. Creo que no os lo he explicado, pero el florecimiento no es exactamente ver como las flores florecen de forma natural (Aunque algunas lo hacen) sino ver como los espíritus las hacen florecer. Es algo que solo ocurre cada año nuevo, y por eso es algo bonito y raro de ver. Sin embargo este año habían bastantes mas espíritus que el año pasado. No supe decir si eso era algo bueno o malo... Miré de reojo a Ojou-sama. Esta miraba seria a los espíritus. Tampoco supe interpretar eso.
"¿Estas bien, Salty-chan?" me preguntó la adorable Flandre a mi derecha. Le sonreí como pude.
"Si, todo bien," le dije sin mas.
"¡Abrazo nyah!"
Se lo di. Dar abrazos a Flandre siempre es un placer. Me hacía desear que no estuviera siempre encerrada en el sótano... Me pregunto si algún sabré el por que está encerrada ahí.
"¡Ding dong!" dijo Reimu saliendo de la nada. Estaba flotando delante del balcón, a la vista de todas.
"Hola Reimu, ¿Vienes a unirte a la fiesta?" dijo Remilia sabiendo perfectamente cual iba a ser la respuesta.
"Vengo en busca de Dierita," dijo Reimu.
"Dierita no esta hoy aquí, pero si lo está Salty," dijo Ojou-sama mirándome. Reimu siguió su mirada y me vio.
"Tu, Onigiri Azul; tenemos un incidente hoy que arreglar," me dijo Reimu sin mas.
"¿Un incidente? ¿Y para que necesitas mi ayuda?" le pregunté levantándome de la silla (Estaba muy incomoda por cierto).
"No la necesito, pero es nuestro deber arreglar los incidentes," me dijo cruzada de brazos.
"¿Perdona?" dijimos yo y Ojou-sama al unísono.
"Arreglaste la Barrera Hakurei querida. Ahora eres parte del equipo encargado de arreglar incidentes en Gensokyo. Así decía el trato de Yukari."
"¡¿QUE QUEEEE?!" le dije completamente impresionada.
"Yukari lo ha vuelto a hacer..." dijo Ojou-sama haciéndose un facepalm.
"A mi me la jugó igual," me dijo Reimu mostrándose comprensiva por una vez. Suspiré con mucha paciencia. No estaba yo hoy para esto... "Así que andando pequeñaja."
"Así que ahora vamos a resolver incidentes juntas... Genial, putamente genial."
Troté al interior de la mansión cabreada para prepararme. Ojou-sama miró cabreada a Reimu.
"Pienso hablar con Yukari de esto," le dijo Ojou-sama a Reimu.
"¿Pero por que esta así? ¿No es lo que ha hecho toda su vida; salvar al mundo?"
"Si, y por eso lo esta evitando. No quiere seguir haciendo eso solo porque sea su trabajo."
"Ooh, entonces lo que quiere es salvar al mundo cuando le salga de los ovarios, ¿No?"
"Lo que quiere es vivir una vida tranquila, y eso es algo que nunca ha tenido por culpa de su antiguo trabajo. Y ahora que tenía una vida así conmigo, Yukari se lo va a quitar. Esto no va a quedar así."
"Pues ajo y agua, así es la vida."
"Esa forma de ser tiene consecuencias Reimu."
"Como si me importara..."
"Vamonos," dije sin animo ninguno y saliendo volando de dentro de la mansión.
"Muy bien. Ya volveremos," dijo Reimu.
Nos fuimos. Nos alejamos de la mansión hasta llegar al Bosque Youkai. Allí, Reimu se paró en seco.
"Bueno... ¿Por donde empezamos?" dijo Reimu.
"¿Que tal explicándome de que va este incidente?" dije muy alegre. Reimu se sorprendió ante tal cambio de humor.
"U-umm... ¡Si, claro! Emm... Pues resulta que este año hay demasiados espíritus para el florecimiento... Y es sospechoso porque nunca han habido tantos. Sospechamos que podría ser algo grave."
"¡Que gran gilipollez sin importancia!" dije súper alegre.
"¿Como que gilipollez? ¡Esto es grave!"
"¡Mis cojones es grave, pero si queréis poneros en plan alarmista, pues genial! ¡Vamos de aventura~!" dije con un humor irreconocible. Reimu me miraba traumatizada.
"¿Q-que tal si miramos por-"
"No, yo te voy a decir a donde vamos a ir," dije con un cambio de tono drástico y con una mirada asesina. Reimu tragó saliva ante mi actitud bipolar.
"A-a ver, d-dime..."
"¡El Río Sanzu!"
"¿El Río Sanzu?"
"¡Claro! Por ahí pasan los espíritus después de morir, ¿No? ¿Que mejor sitio para investigar entonces? ¡Seguro que la Shinigami que pasa por el río sabe algo!" dije estando de nuevo alegre.
"B-bueno, la verdad es que suena a un buen plan..."
"¡Pues vamos allá!"
Salí volando de allí sin esperar a Reimu. Esta tragó saliva de nuevo.
"Joder, incluso cabreada es mas temible que yo..."
"¡Salty Sea; Mascota de la Familia Scarlet Devil! ¿Me esta diciendo que tiene reputación de tener mala leche?"
Reimu se sobresaltó al escuchar aquella voz a su espalda. Se giró rápidamente y vio quien le había dado el susto. Era una mujer de ojos rojos y cabello negro semi-largo. Llevaba puesto una blusa blanca, una falda negra corta y... No tengo ni idea de lo que es, pero es un pequeño "sombrero" rojo que tenía puesto en la cabeza. Tenía alas de cuervo en la espalda no muy visibles con las que volaba, y curiosamente un cuervo en su hombro derecho. La mujer cuervo miraba a Reimu muy interesada, con una pequeña libreta en su mano izquierda, y un bolígrafo en su mano derecha.
"¿Que demo...? ¿Que hace una Tengu aquí?" dijo Reimu.
"Entrevistar. Soy periodista profesional del periódico 'Noticias Bunbunmaru', su periódico de confianza para noticias y cotilleos," dijo la Tengu con gran confianza.
"Va~le~..."
"¿Me concede una entrevista?"
"No es el mejor momento. Tengo que resolver un posible incidente."
La tengu aspiró sorprendida. Una gran emoción empezó a salir por cada poro de su cuerpo.
"¡OhdiosmiotueresReimuHakureitienesquedejarmehacerteunaentrevistaPORFAVOR!" dijo la Tengu a toda leche. Reimu la miraba con miedo.
"¡P-pero ahora no es un buen momento!"
"¡Pues hagámoslo por el camino!"
A la Tengu le salían estrellas de los ojos junto a su sonrisa de oreja a oreja. Reimu suspiró agotada.
"Esta bien, supongo... Al menos así me dejaras en paz..."
Y así a un paso lento, ambas se dirigieron al Río Sanzu mientras la Tengu la acribillaba a preguntas. Hoy no estaba siendo un buen día para Reimu.
Había llegado al Río Sanzu. Podía ver el Templo Higan a lo lejos que estaba sorprendentemente inactivo hoy. Miraba por el río para ver si veía a la Shinigami en su bote, pero mi vista terminaba perdida en la cantidad de espíritus que estaban pasando hoy por el río. Contra mas los miraba, mas me parecía que escuchaba sus voces. De repente empecé a sentir que conocía a esos espíritus... Me sentía muy rara...
"¡Eh, tu!"
El mundo volvió al silencio tras escuchar eso. Solo se oía el agua del río pasando. Miré a mi derecha y vi quien me había llamado. Era la Shinigami. Aterricé cerca de donde ella estaba. Era bastante grande, aunque tal vez fuera por su esbelto vestido. Este era azul en general, de manga corta y con cierto toque japonés. La Shinigami en si tenía el pelo rojo corto sujeto a dos coletas, una a la izquierda y otra a la derecha. Lo que mas daba miedo de ella era la enorme guadaña que llevaba entre su brazo y hombro derecho. La Shinigami me sonrió y se agachó, acariciándome la cabeza.
"¿No sabes que es peligroso estar tan cerca del Río Sanzu, pequeñín?"
Sabía que era normal que me tratara como el animal que era en ese momento, pero sabía que era algo que podría haberse evitado si llevara el collar puesto. Cada vez estaba mas cabreada.
"¿Tu eres la Shinigami de este río, cierto?" le pregunté con paciencia.
"¡Ooh, puedes hablar! Que raro... Debes de ser el único animal de Gensokyo que puede hacerlo." La Shinigami me vio con cara de no estar de buen humor. "Emm, si. Soy la Shinigami de ese río."
"Ah bien... Venía a pregunta-"
"¿Has escuchado sus voces?" me preguntó de repente. Suspiré exasperada.
"Si..."
"¿Te resultaron familiares?"
"Emm, si..."
"¡Ogh que bien; misterio resuelto!"
La Shinigami caminó a un árbol y se sentó al pie de este. Yo... Quise invocar una bola de fuego y estrellársela en la cabeza... Aquello me hizo pensar en que últimamente me sentía muy agresiva...
"Eso es porque no has sacado nada todavía."
Me giré al oír su voz. Una mujer de ojos azules y pelo verde me miraba contenta. Vestía de un vestido azul oscuro, negro y blanco con decoraciones de oro, y un sombrero azul y blanco con un emblema de oro en la frente. Tenía una curiosa espada corta dorada en las manos con inscripciones negras de letras japonesas. Arqueé una ceja al verla.
Que manía tienen los Gensokyanos de aparecer de la nada...
"Disculpa a mi Shinigami; es un poco vaga."
Miré a la Shinigami de reojo. Se había dormido... ¿Esta es su jefe? Pero si no parece ser nada en comparación con ella...
"Tu eres Salty Sea, ¿Cierto?" me dijo la mujer.
"Umm, si... ¿Y usted es?" le dije sin saber muy bien que hacer ni decir en aquel momento.
"Shikieiki Yamaxanadu. Soy una Yama del Templo Higan."
Una Yama... Las Yamas son como los políticos de mi mundo natal. Seguía sin saber como actuar. La mujer caminó hacia la Shinigami y respiró hondo. Yo la miraba con curiosidad.
"¡KOMACHI!"
La Shinigami se despertó de golpe y se levantó a toda leche, recogiendo su guadaña por el camino. Ya levantada y alarmada, se llevó una mano extendida horizontalmente a la frente como si fuera un militar.
"¡Eiki-sama si señora Eiki-sama señora!" dijo la Shinigami completamente firme.
"Hoy tenemos un montón de trabajo, y a ti se te ocurre hacer el vago... No se cuantas veces voy a tener que regañarte por hacer estas cosas."
"¡No se volverá a repetir, señora!"
"Si, seguro..."
"¡Ah si, he resuelto el misterio señora!"
"¿El misterio?"
"¡Si! ¡El animal ese se quedó mirando al Río Sanzu y le resultaron familiares los espíritus que pasaban por el!"
Shikieiki se giró y me miró tras esto. Komachi estaba muy feliz por haber resuelto el misterio, y Yo directamente no sabía que cojones hacer en ese momento.
"¿Es cierto lo que dice mi Shinigami?" me preguntó Shikieiki seria.
"Emm, si... ¿Por que?" le pregunté confusa.
"Hmm... Hoy han aparecido muchísimos espíritus para el año nuevo. Cada año nuevo, los espíritus acumulados en Gensokyo pasan por este río para que las Yamas como yo, juzguemos a donde deben de ir. Es un ciclo natural para liberar a Gensokyo de espíritus."
"Entiendo..."
"Normalmente no hay tantos espíritus por aquí. Cuando hay mas espíritus es cuando viene alguien nuevo a Gensokyo, y estábamos preparadas para ello cuando te vimos llegar. Pero nunca nos imaginábamos que trajeras tantos... Nos dice mucho de ti."
"...¿A-a donde quieres ir a parar?" le pregunté con miedo de saber la respuesta.
"Los espíritus que traen los seres nuevos que llegan a Gensokyo, son los espíritus que el ser en cuestión ha matado o ha visto morir. En la Reunión de Mascotas que hicimos poco después del incidente de la Luna Escarlata, pudimos analizarte y comprobar que clase de espíritus llegarían cuando llegara el año nuevo en que vinieran. Nos alegramos de ver que eras alguien bueno y que la mayoría de los espíritus que vendrían serían de gente que has visto morir... Pero esto..."
Shikieiki miró al río. Cientos de espíritus pasaban por allí en ese momento. Komachi me miraba sin saber que pensar de mi. Yo miraba cabizbaja al suelo... No sabía que pensar ni que decir...
"Por supuesto que no todos esos espíritus tienen que ver contigo, pero la gran mayoría lo hacen... Y aunque me alegra que la mayoría no sea de seres que has matado... Me asombra la cantidad de seres que has visto morir..."
7 años...
7 años de servicio en un grupo plagado de mentiras e hipocresía...
Pero mis deseos por hacer el bien me podían...
El bien...
¡JA!
Sentí a alguien tocándome el hombro. Miré al frente y vi a Reimu. Fue entonces cuando me di cuenta de que mis mejillas estaban húmedas.
"¿Que clase de vida has tenido, Salty?" me preguntó Reimu con el tono mas preocupado que le había escuchado nunca.
7 años...
7 años de salvar mundos a cambio de ver morir a mucha gente...
Todo por hacer el bien...
¡JA!
La Tengu estaba allí mirándome. Estaba conmovida como el resto. Tanto que ni siquiera era capaz de escribir nada sobre aquello... O al menos por el momento.
"Entonces... ¿Esto no es ningún posible incidente?" preguntó Reimu a Shikieiki intentando cambiar de tema.
"No, no lo es. Ahora con vuestro permiso, Komachi y Yo nos iremos. Tenemos mucho trabajo que hacer."
"Si, Eiki-sama."
Las dos se fueron tras eso. La Tengu nos miraba a mi y a Reimu mientras disimuladamente escribía en su libreta. Reimu me volvió a mirar. Yo volvía a estar cabizbaja, escuchando a los flashbacks que tenía en mi cabeza.
"Salty... ¿Nos vamos a casa?" me preguntó.
Por mucho que quisiera contestarle, no podía. Ni siquiera sabía que me estaba hablando. Mi mente estaba sorda y muda, escuchando a personas de mi pasado hablarme... No pensaba que volvería a escuchar aquellas voces...
"Comprendo..."
Reimu llamó la atención de la Tengu y las dos se fueron. Ya sola, empecé a trotar hacia lo que desde mi perspectiva era el oeste. Mientras lo hacía, las voces de mi cabeza invadían mi realidad.
"...¿Estas loco?"
"¡Ya no tengo nada que perder con un traidor como tu!"
"...Que así sea entonces..."
El día en que le tiré el Diario de la Muerte a aquel que consideraba como un padre...
Sin darme cuenta, me dirigía hacia el Bosque Youkai. Nunca me había adentrado en el por consejo de Patchouli, pero en aquel momento no era consciente de nada de lo que hacía.
"¿Que haces aquí sola?"
"..."
"¿No tienes frío?"
"..."
"Toma esto. A mi no me hace falta de todos modos."
"...Gracias..."
El día que conocí a Fany...
El bosque era oscuro. Muchas Youkais me veían pasar, pero ninguna se atrevía a hacerme nada... Todas notaban mi oscuridad...
"¡Lo único que habéis hecho es traernos desgracias! ¡¿Traer la paz eterna!? ¡JA! ¡Los verdaderos villanos aquí sois VOSOTROS!"
El día en que empecé a odiar a los humanos...
Me acercaba a una zona del bosque plagada de árboles muertos. No había nadie allí... Trotaba ciegamente hacia un sitio peligroso...
"¡Soy Rey Marty; REY! ¡Esto es absolutamente genial!"
"Enhorabuena..."
"¡¿Y mi esposa?! ¡¿De verdad esa es mi esposa!? ¡¿Como puedo tener tanta suerte!?"
"Me alegro por ti..."
"Disimulas muy mal tu buen humor."
"..."
"No te entiendo tío. Esto es lo que has querido siempre, ¿No? ¡Hacer el bien y salvar este mundo es lo que hemos hecho hoy, amigo! ¡Hemos cumplido nuestro mayor sueño!"
"Y a cambio ha muerto mucha gente..."
"¡Pero hemos salvado el mundo! ¡Deberías estar contento por eso!"
"No lo entiendes..."
La coronación de Tirek...
"Marty..."
Volví a la realidad al escuchar aquella voz. Miré al frente. Un espíritu rosado flotaba enfrente mía. Me quedé unos segundos mirándolo... Sabía quien era espíritu... No era capaz de decirle nada... La quería y la odiaba a la vez... Mis ojos escocían de lo que había llorado...
¡¿POR QUE NO ME DEJAS EN PAZ?!
Galopé. Galopé con todas mis fuerzas dejando atrás al espíritu. Fue entonces cuando tropecé y caí en un agua morada. Me alarmé al verla. Me alarmé al ver todo ese río de agua morada... Me empezaba a marear. Ahora si que la había cagado... Pero a esas alturas... Me daba un poco igual... ¿Y que si moría allí? ¿Que perdía? ¿Que motivación tenía para querer seguir viviendo?
Ninguna... Odio vivir...
Me tiré al agua. Ya me daba igual todo. Odiaba a la gente y odiaba vivir... Le he dado muchísimas oportunidades a la vida... Emily pensaba que era lo mejor que me había pasado; eso que siempre estaría ahí y te daría una razón para vivir. Y así fue hasta que la mataron... Es gracioso... Justo un día antes de programar mi suicidio, llegué a Gensokyo... La vida no me va a dejar matarme nunca. Disfruta viéndome sufrir, y lo seguirá haciendo hasta que se harte... Apuesto a que no moriré aquí tampoco... Y yo soy tan lista de elegir la resucitación cuando morí de verdad y me dieron a elegir entre eso o ir al cielo... Todo por Emily...
Te odio, Emily...
Cerré los ojos... Hora de dormir... Despertaré; estoy segura de eso. La vida no quiere que muera...
Te odio, vida...
Mientras perdía poco a poco el conocimiento, escuché unos pasos. Se escuchaban como si fueran los de una muñeca... ¿Había alguien allí?
"Parece que este animal se ha encontrado con un destino horrible... ¿O tal vez no?"
La voz era de una niña, pero poco me importaba. Mi conocimiento ya se iba... ¿Ni siquiera esto va a ser rápido?
"Espero que os sintáis orgullosas de los que habéis hecho," dijo Remilia muy seria, con los brazos cruzados y dando vueltas por el balcón.
"Lo siento..." dijo Reimu sentada en el suelo a lo japonés, y con los ojos cerrados.
Todo el personal miraba como Remilia le regañaba a Reimu. Habían escuchado todo lo que había pasado de la boca de Reimu, y todas estaban calladas y preocupadas. Sakuya tenía los codos apoyados en la mesa, sintiéndose mal por como me había tratado hace unas horas con una mirada vacía. Sakuya sin duda era la que mas preocupada estaba.
"Dierita se ha tirado toda su vida haciendo lo que ella consideraba lo correcto, oponiéndose a sus superiores y a los que se creían muy moralistas cuando no lo eran. Siempre ha estado entre la espada y la pared enfrentándose a sus enemigos. Ha perdido muchas cosas por culpa de su trabajo; un trabajo que muchos desearían ciegamente tener... Dierita es alguien con un gran corazón, y no han parado de aplastárselo durante toda su vida... ¡Y ahora vais tu y Yukari y le recordáis la poca autoestima que tiene y la imagen tan horrible que tiene de ella misma!"
"Lo siento... Pero es que ese es su trabajo... La culpa es suya por meterse a trabajar en un sitio así..."
"¡SE RESPONSABLE POR UNA VEZ EN TU VIDA!"
Se produjo unos segundos de silencio ante el grito de Remilia. Lagrimas empezaron a salir de los ojos cerrados de Reimu.
"Apenas he hecho un grito y ya estas llorando... Y me pretendes venir con gilipolleces... No has recibido disciplina en tu vida; es penoso..."
Otros segundos de silencio. Sakuya no podía aguantarlo mas. Remilia puso su silla mirando a Reimu y se sentó en el.
"Dierita era feliz con mi trabajo... Guardaespaldas y mascota; un trabajo súper simple y aburrido. Y aun así era feliz con ese trabajo... Aquello me decía tantas cosas de ella... Fue cuando vi como sus deseos de vivir una vida tranquila eran muy fuertes... Y yo me propuse a ayudarle a tener esa vida. La eduqué para atreverse a hacer las interacciones sociales justas y necesarias para ser feliz en una vida tranquila. La eduqué para pasar pagina ante las cosas que le torturaban la mente... La caja fue sin duda el mas difícil de deshacerse, pero lo conseguí... Incluso convencí a toda la familia de hacer una regla exclusiva para ella con tal de no hablar de cosas de su pasado; las famosas informaciones confidenciales... Nunca habíamos hecho algo así; solo lo hicimos por ella... Porque la queremos y respetamos... ¡Pero a vosotras nunca os ha importado los sentimientos de la gente! ¡Sois unas crueles egoístas capaces de hacer cualquier cosa por conseguir lo que vosotras queréis!"
"¡BASTA!" Reimu gritó con fuerza mientras lloraba desesperadamente. "¡Deja de ponerme como una insensible! ¡¿Es que no recuerdas por que Marisa es mi amiga?! ¡¿Es que no recuerdas como la perdoné a pesar de todo lo que le hizo a Gensokyo?!"
"El único acto de bondad que tuviste en toda tu vida..."
Reimu se llevó las manos a la cara. Lloraba con fuerza. Nadie sabía que hacer ni que decir... Remilia estaba muy cabreada... Entonces Sakuya se levantó de golpe, captando la atención de Remilia.
"¡Tengo que buscarla Milady! ¡No lo aguanto mas!" dijo Sakuya claramente desesperada.
"No lo hagas todavía. Si no ha vuelto para mañana, la buscaremos."
"...V-vale..."
Sakuya obedeció por una vez sin rechistar. Remilia sabía lo preocupada que estaba Sakuya por mi. Respiró hondo y miró a las hadas.
"Intentad todas pasar el resto del florecimiento como podáis... Yo me voy a hablar con Yukari. Me va a oír esa Youkai de los cojones."
Remilia cogió su parasol que estaba cerca de allí y se fue volando de la mansión. Al irse, una de las hadas se acercó a Reimu y le dio un abrazo. Reimu se lo devolvió sin importarle nada.
"Lo siento... Y-yo no quería que esto pasara..."
Reimu decía eso continuamente sin dejar de llorar en el hombro del hada. Esta la abrazaba dándole palmaditas. Por alguna razón, aquello terminó contagiando a todas, dándose abrazos entre ellas y llorando mas o menos. Sakuya abrazó a Patchouli, y Flandre a Meiling. Patchouli era la única que no lloraba, y miraba la escena con su típica cara inexpresiva.
"A Dierita le haría feliz ver esto... Y al mismo tiempo, le haría odiarse a si misma..." dijo Patchouli.
"D-dierita siempre ha sido una persona muy complicada... Y-y yo solo le he jodido la vida con mis inseguridades..." dijo Sakuya mientras lloraba.
"Todos se arrepienten de sus actos cuando alguien querido esta en peligro o muerto... Es cuando los corazones mas se abren... Y de ahí nació el dicho de 'Uno nunca sabe lo que tiene, hasta que lo pierde'."
La escena siguió así por un tiempo. La Tengu no tardó en publicar en su periódico sobre mi desaparición, así que el rumor de que algo me había pasado se extendió en apenas 24 horas. Aun así, yo no era consciente de nada de esto. Si lo se y lo escribo aquí, es porque me lo contaron. Yo en aquel momento estaba siendo arrastrada por aquella niña que oí poco antes de perder el conocimiento.
Lo que iba a hacer conmigo esa niña, era todo un misterio en aquel momento...