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Touhou Dierite: La Mascota De La Familia Scarlet Devil

by Dierita

Chapter 26: 26. Episodio 26

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Episodio 26: Secretos de Bruja.

Nada como que me toque un día libre en mitad del invierno y con nieve por todas partes... ¡QUE P*** FRÍO! ¿Y sabéis que es lo peor?

"¡ME CAGO EN SATANÁS!" grité desde dentro del baño.

"¿Te has cambiado ya?" me dijo Sakuya desde la puerta.

"¡ESTOY EN ELLO!"

Si amigos; la regla. Esa maravilla natural que te garantiza pasar unos días de p*** madre. ¡Y justo hoy, en mi día libre! Me hace acordarme de cuando Emily tenía la regla, y ella me explicaba como funcionaba eso... Por fortuna no era el peor dolor que había experimentado. Creedme, una bala en la pierna duele muchísimo mas que esto. Pero aun así, era bastante desagradable. Te daban ganas de gritar y de destrozar cosas, que era mas o menos lo que estaba haciendo. Pero aun así me conseguía controlar. Como dije, no es el peor dolor que he experimentado, así que podía aguantarlo.

Ya bien cambiada y algo mas calmada, salí del baño. Sakuya me puso una mano en el hombro. Me dieron de ganas de quitársela agresivamente, pero me supe controlar. Aquel dolor no me estaba haciendo ningún favor. Tras aquello, volví al despacho de Ojou-sama lista para ponerme en mi sitio y quitarme el collar.

"No te lo quites," me dijo Ojou-sama un momento antes de que fuera a quitármelo.

"¿Y eso?" le pregunté soltando el collar y guardándolo bajo el traje de nuevo.

"Ponte al frente," me dijo seria. Hice como me dijo y Ojou-sama se acomodó en su trono.

"Dime."

"Dierita... Has pasado mucho tiempo últimamente con el collar puesto... Me imagino que te gusta mas ser humana que ser poni, pero aun así... Es mejor que seas poni que humana."

"¿Por que?"

"Porque lo digo yo... Lo siento Dierita, pero voy a ponerte condiciones para ponerte el collar."

Suspiré... Que innecesario...

"Vale..."

"Ya se que no te hace gracia, pero es mejor así... Bueno, no se si te diste cuenta de que hoy es tu día libre." Si, aquí fue donde me di cuenta de que hoy era mi día libre. "Así que aprovéchalo bien para estar con el collar. A partir de mañana, nada de collar a no ser que se cumplan las condiciones que pensaré y escribiré mientras estas hoy fuera. ¿Entendido?"

"..." Hice gesto de 'Bueno, si no queda otra...' "Meeh..."

"Así me gusta. Ala, ya puedes irte. Puedes aprovechar el día para tachar a otra de tu lista."

Me había olvidado de la lista. Me marché del despacho de Ojou-sama con la lista en mano y los dolores de la regla dándome por culo. No estaba muy de humor para hacer nada hoy, así que mi vista fue directa a alguien de la lista que sabía que me ayudaría a pasar un buen día.

La número 6: Marisa Kirisame.

Estaba mas que decidida. Le pedí a Sakuya unos intercambios por si acaso y unas medias oscuras gordas antes de irme para no pasar frío, y me fui a la ventura. Aunque era bonito salir de la mansión y ver toda la nieve caída mientras seguí nevando, el frío me hacía cagarme en todo. Despegué del suelo y me fui volando hacía la casa de Marisa. Normalmente iría andando, pero no estaba hoy por la labor. Me sorprendió ver El Bosque Mágico tan vivo en el día de hoy. Habían muchas hadas yendo de acá para allá; disfrutando de la nieve y algunas drogándose con las setas alucinógenas del bosque. Si os preguntabais por que este bosque se llama El Bosque Mágico, es por eso.

"¡Eh mirad, una asistenta que vuela! JAJAjajaJajA," dijo una hada desde el suelo.

"¡Deja de drogarte ya y vamonos a casa!" dijo su hada compañera.

No tardé en llegar a la Casa de Marisa. Me quedé impresionada al aterrizar y ver la decoración de esta. Habían varias luces por todas partes y un letrero en la puerta de esta que decía "Feliz Navidad". Cada vez estaba mas convencida de que Marisa no era de Gensokyo... Caminé con tranquilidad hacia la puerta y la toqué con mis nudillos. Tras unos segundos, se abrió la puerta.

"Oh, eres tu..." dijo Reimu con su usual simpatía.

"¿Que haces aquí?" le pregunté.

"¿No debería preguntarte yo eso?"

"Vengo a pasar el día con Marisa."

"¿Y eso?"

"Tengo que tacharla de mi lista."

"¿Eh?"

Le expliqué lo de la lista. Reimu me miraba sin interés alguno.

"Ooh, que bonito..."

"¿Me vas a dejar pasar?" dije con un tono mas impaciente.

"La casa ya está ocupada por mi."

"¡DEJA DE JODERME Y DEJAME PASAR!"

Me llevé las manos a la boca y agrandé mis ojos. Jamás había tenido un impulso tan agresiva como ese, pero hoy mi paciencia era muy limitada con la p*** regla. Reimu me miraba orgullosa.

"¿A que te sientes mejor?" me dijo.

"¡NO!" le dije sorprendida.

"Josu, vaya buenaza estas hecha... Voy a dejarte pasar porque me has gritado. Te lo has ganado hoy."

¡¿P-PERO QUE COÑO ME ESTAS CONTANDO?!

Le iba a arrancar la cabeza. Juro por la hija de puta de Fany que le iba a arrancar la cabeza en ese momento. Aun así me controlé... No debía dejarme controlar por la regla. He sobrevivido a peores cosas que esto...

Pasé adentro de la casa. Por dentro era lo que se esperaba de una bruja. Habían varios cuartos, pero en el principal (El que se veía a pocos pasos de entrar en la casa) había un perchero para el sombrero de Marisa, estanterías llenas de libros y pociones, una mesa de madera circular vacía por el momento con cuatro sillas de madera alrededor, y una marmita sobre el fuego de la leña hirviendo una pócima púrpura. La iluminación además era una mezcla de varias lámparas mágicas que desprendían una tenue luz verde, junto al púrpura que desprendía la pócima de la marmita. La verdad es que molaba mucho su casa.

"¡Hey tiaca~!" me dijo Marisa con gran extroversión desde la mesa de madera, donde también estaban sentadas Reimu y Alice.

"Hola Marisa. Hola Alice," les saludé alegremente.

"Hola Dierita," me saludó Alice con una sonrisa algo falsa.

"¡Llegas justo a tiempo para ocupar la ultima silla!" Marisa señaló la ultima silla libre mientras un foco de la nada lo alumbraba en plan dramático. Sorprendida, me senté en la silla y el foco desapareció. "¿A que has venido compañera?"

"Hoy estoy con la regla. Y como es mi día libre, pensé que tu me ayudarías a llevar mejor el día," le dije honestamente. Alice me miraba comprensiva con aquello.

"¡Wow; gracias por confiarme tal difícil tarea! ¡Te prometo que lo pasaremos bien!" me dijo súper contenta. Su alegría ya empezaba a contagiárseme.

"Me sigo preguntando por que has dejado pasar a Reimu..." dijo Alice seria cruzándose de brazos.

"Pues por que es mi amiga," dijo Marisa.

"¡Pero hoy era nuestra cita! ¡Estábamos en mitad de ella!"

"¿Y que? ¡Contras mas mejor!"

Alice hizo un gran facepalm. No me sorprendía mucho aquello. Marisa no tenía pinta de ser romántica ni de ser moñas ni de que le importara el tema. Alice lo iba a tener difícil con Marisa, sin duda.

"Vaya dos tortolitos," dijo Reimu tomando un sorbo de su te.

"No haberte hecho sacerdotisa. Podríamos fornicar ahora mismo de no ser por eso," dijo Marisa alegre, haciendo escupir a Reimu su te.

"¡¿PERO TU QUE COÑO DICES?!" dijo Reimu muy cabreada.

"Sabes que sería así amiga mía," dijo Marisa guiñándole un ojo.

"N-ni de coña sería así..." dijo Reimu sonrojándose y mirando a otro lado.

"Que cabrona eres Marisa. Juegas con nuestros sentimientos," dijo Alice sonrojándose también.

"Juego con vuestros deseos, no con vuestros sentimientos," dijo Marisa en plan sabia.

"¡MIS COJONES DESEO YO FORNICAR CONTIGO!" dijo Reimu cabreada.

"Sigue negándolo Reimu. Sigue negándolo," dijo Marisa con una sonrisa orgullosa.

"H-hija de puta..." dijo Reimu sonrojándose nuevamente.

"¡¿Y a ti te ha comido la lengua el gato o que?!" me dijo Alice agresivamente. Entré en pánico ante aquello y me quedé muda.

"¡No seas maleducada con las personas tímidas!" dijo Marisa defendiéndome.

"¡JA! Esta tímida, si hombre; después de todo lo que ha hecho por llamar la atención en Gensokyo," dijo Alice cabreada. Aquello me tocó las narices, pero seguía sin ser capaz de hablar.

"En eso no te doy la razón." Reimu bebió un sorbo de su te. "No se si es tímida o no, pero Dierita nunca ha querido ni quiere llamar la atención. Se le nota mucho cuando la conoces."

"Oye Alice, si te vas a poner así de criticona solo porque estás cabreada porque no ha salido bien nuestra cita, te voy a pedir que te vayas a relajarte," dijo Marisa por una vez seria. Alice se levantó tirando la silla al suelo.

"¡PUES ME VOY!"

Alice se fue de la casa con lagrimas en los ojos... Me sentí mal por ella...

"No se que opinareis vosotras, pero creo que la gilipollas es ella," dijo Reimu bebiendo otro sorbo de su te. Yo preferí no opinar. Seguro que se cabrearían conmigo por no estar de acuerdo con lo que dijera.

"Luego lo arreglare..." dijo Marisa suspirando.

"Bueno, ya que se ha ido... ¿Por qué no juegas con los deseos de Dierita?" dijo Reimu con una sonrisa malévola. No me sorprendí mucho.

Todos heteros o todos homos, ¿Eh?

"Eso ya lo haces tu," le dijo Marisa.

"¡¿Q-que?!" me miró Reimu de repente. La miré alarmada.

"¡Y-yo no quiero fornicar a nadie! Esa idea me da asco..." dije poniendo cara de asco.

"Ya lo se. Lo que deseas es ser su amiga, y ella no te deja," dijo Marisa.

"S-si, eso si..." dije tímidamente.

"Aah... Menos mal," dijo Reimu aliviada. No sabía si tomarme eso como un cumplido o una ofensa.

"No deberías preocuparte por eso Dierita. Tampoco te pierdes nada por no ser su amiga," me dijo Marisa sonriéndome. Su sonrisa me contagiaba.

"¿Q-que has querido decir con eso? ¡Yo soy tan buena amiga como cualquier otra!" dijo Reimu indignada.

"¿Ah si?" le dijo Marisa arqueando una ceja de forma incrédula.

"¡P-pues claro que si! ¡Tu Dierita, puedes venir de visita a mi reino cuando quieras! ¡Serás bienvenida como la buena amiga que eres para mi, Hm!" dijo Reimu llevándose las manos a la cintura y asintiendo con una sonrisa confiada.

"Bueno, pues ya la has oído," dijo Marisa sonriéndome. Yo no solo sonreía por las palabras de Reimu, sino por como demuestra Marisa que no tiene un pelo de tonta, y que conoce muy bien a Reimu.

"Bueno, si me disculpáis voy a marcharme. Tengo mucha nieve que apartar de mi reino," dijo Reimu levantándose y tomándose el ultimo sorbo de su te.

"Pero si tu siempre te esperas a Primavera para que la nieve se derrita y no tengas que hacer nada," dijo Marisa.

"¡Gracias por los detalles, Marisa!" dijo Reimu gruñendo mientras dejaba la taza de te en la cocina. Marisa y Yo nos reímos un poco por esto.

Reimu se marchó finalmente. Marisa y Yo pasamos una buena tarde juntas. Sabía que ella me ayudaría a pasar un buen día. Cuando llegó el atardecer, estaba a punto de tacharla de la lista y volver a casa, pero ella me detuvo.

"Espera Dierita... Tengo que enseñarte una cosa antes de que te vayas," me dijo con cierto cambio de tono en su voz.

"Oh... Pues dime."

"Siempre te has preguntado como se tantas cosas de tu mundo, ¿Cierto?"

"Si, la verdad es que si."

"La respuesta es porque soy una bruja. Las brujas lo sabemos todo. Pero aun así, te demostraré el por que esto es cierto."

Marisa me cogió de la mano y me arrastro hasta la marmita donde hervía su pócima. Me imagine que me haría beber su poción o algo así.

"Mete la cabeza dentro," me dijo.

"¿Que qué?¡Me voy a quemar!" le dije sorprendida.

"No te quemarás... ¡Venga; mete la cabeza!"

Miraba a la pócima y a Marisa alternativamente. Estaba muy dubitativa...

¿P-pero como voy a meter la cabeza ahí? ¡Me voy a quemar!

"Veo que necesitas un empujón," me dijo Marisa agarrándome de la parte trasera del cuello.

"¡E-Eh; Oye!"

Y sin que pudiera hacer nada, me metió la cabeza en la pócima. Estaba gratamente sorprendida. No solo podía respirar y ver dentro de la pócima, sino que no quemaba nada. Ni siquiera estaba frío. Pero la visión era lo mejor. Todo era muy... Psicodélico. Aunque predominaba el blanco, varios colores cambiaban constantemente y dominaban la lejanía. Mis oídos escuchaban un sonido muy parecido al que suena cuando estas sumergid bajo el agua. Sin darme cuenta por la impresión de todo aquello, Marisa me echó por completo dentro de la pócima. Sin que pudiera hacer ni decir nada, me sumergí en aquel extraño paraíso. Después de unos segundos, todo se cambió. Había dejado de caer y ahora estaba acostada en un suelo de textura suave. Mi visión estaba fija en el cielo, que era rosa con nubes que parecían estar hechas de nata. Me incorporé tras recobrar el sentido, y miré a mi alrededor... ¡Era increíble! El suelo era rosa blanquecino, y parecía estar hecho también de nata. A lo lejos podía ver un montón de dulces enormes: Pastelillos, Nubes de Algodón, Tabletas de Chocolate, Magdalenas... ¡¿Donde demonios estaba?!

"¿Te gusta?" me dijo Marisa montada de perfil en su escoba y flotando en el aire cerca mía. Mi cara de impresión la hizo reír.

"...¿Donde estamos?" le pregunté casi sin voz.

"¡Bienvenida al Mundo de Marisa!" Marisa alzó los brazos eufórica. "¡En este mundo disfrutaras de todo lo que sea dulce y te pueda hacer gorda sin que te haga gorda! ¡Además de magia, colores y criaturas pacíficas graciosas! Excepto payasos; odio los payasos. Se creen muy graciosos por ir pintados de dulces y desprender un sonido de klaxon al pulsar sus narices... ¡Se creen que pueden hacer sin esfuerzo alguno! ¡Y encima luego por la noche te asustan!"

Mientras Marisa hablaba ella sola (Aunque yo no dejaba de escucharla) yo seguía mirando sorprendida a mi alrededor. También me terminé de levantar del todo. Mi espalda estaba cubierta de aquella extraña nata rosada. Marisa empezó a comérsela al terminar su presentación.

"¡Ya esta, como nueva! ¡Y que rico estaba!" dijo Marisa súper feliz.

"Así que... Este es un mundo que tu has creado," le dije.

"¡Así es!" me dijo comiéndose unas palomitas que no se de donde había sacado.

"¿Y por que lo creaste?"

"Pues porque como todo el mundo, a veces necesito estar sola y descargarme. Y como no quiero que la gente me vea mal y se preocupe por mi, pues me vengo aquí."

Eso explica muchas cosas...

"Tiene sentido," le dije cruzándome de brazos.

"Las brujas lo sabemos todo, y lo podemos hacer todo. El como lo hacemos es un secreto de brujas, pero lo hacemos. Espero que esto te convenza."

"No se si me creerás Marisa, pero yo nunca he dudado de eso. No puedo negar sin tener pruebas, la existencia o verdad de algo. Lo puedo dudar, pero no negar. Así lo veo yo al menos."

Marisa se bajó de la escoba y me dio un abrazo. Se lo devolví con mucho gusto.

"Lo haces muy bien," me dijo Marisa. Nos retiramos el abrazo tras unos misisipis.

"Oye Marisa... ¿Soy la única que sabe esto?"

"Por el momento, si."

"¿Por que?"

"Porque no eres de Gensokyo... Se nota muchísimo cuando alguien es de Gensokyo o cuando no lo es. En Gensokyo, no te puedes fiar de la palabra de nadie Dierita. De nadie. Te harán creer que si, pero ya aprenderás que no es así... En resumen, siento que tu eres alguien de fiar, y que de verdad no se lo contarás a nadie."

Me quedé pensativa... En parte me lo creí. Ahí estaban todos los estúpidos rumores sobre mi, y el hecho de que Suika tardó medio segundo en contarle a Reimu todo sobre mi pasado... Bueno, casi todo. Seguramente lo que Marisa dice sea verdad y la gran mayoría sean así, pero la experiencia me ha enseñado que siempre hay excepciones que confirman la regla. Mirad a mi familia por ejemplo. Mi Ojou-Sama nunca le ha contado nada a nadie sobre mi. Sakuya tampoco lo ha hecho. Ni Patchouli, ni Koakuma, ni Meiling, ni ninguna de las hadas asistenta... ni siquiera Flandre el día en que se fugó. ¡Maldita sea; la propia Marisa es una prueba de ello!

"No se... Creo que en vez de pensar que nadie es de fiar, deberías saber elegir cuales son para confiar y cuales no. Y ni siquiera eso, elige a quien te de la gana para contar X cosas, y a quien te de la gana para contar otras X cosas... Pero tienes que saber a quien escoges, y quien consideras tu apropiado para ello, ajenamente a si esa persona de verdad es apropiada para ello o no. Así es como lo hago yo, y... Me da un poco igual si a la gente no le gusta mi forma de hacer esto, o si me odian por ello. Es como yo quiero hacerlo, porque así es como me gusta hacerlo... Y punto."

No sabía como de egoísta u objetiva había sonado, pero me daba igual... Quiero ser leal a mis principios y a mi personalidad, y eso es algo que he hecho desde siempre. Solo que ahora... Estoy mucho mas determinada a esto que antes.

"Me gusta eso de que no te dejes cambiar por nadie... No mucha gente es capaz de hacer eso," me dijo Marisa sonriéndome.

"Yo tampoco fui capaz en su tiempo, pero ahora si... O eso creo al menos... La verdad es que no lo se," le dije honestamente.

"Jeje..."

Me acordé del libro que estaba escribiendo. Si; este que estáis leyendo ahora.

"Oye Marisa... ¿Podré escribir sobre esto algún día en mi libro?"

Vi miedo en su cara cuando le pregunté eso. Estaba claro que Marisa vivía con miedo a que sus secretos fueran descubiertos. Y era comprensible... Soy capaz de apostar mi cabeza a que después de que leáis esto, vais a querer ir a casa de Marisa para visitar ese mundo... Bueno, en realidad ya lo hacéis, pero ya me entendéis. Por fortuna, se me ocurrió la solución.

"Cambiando de pregunta... Te gusta robar, ¿Cierto?"

"No me gusta... Pero me tengo que ganar la vida de alguna forma..."

Marisa roba cosas y las vende para ganar dinero. Bastante típico.

"Bueno, ¿Pues que te parece si cobras a la gente por visitar este mundo? Así dejas de robar y ganas dinero."

Marisa se sorprendió ante esta propuesta. Al principio tenía cara de negarlo por completo, pero conforme lo pensaba, su cara iba cambiando. Después de unos segundos, me volvió a hablar.

"De acuerdo... Escribe sobre esto en tu libro... Así de paso me haces promoción para el negocio," dijo Marisa con un tono neutral.

"Fantástico."

Abrí mis brazos en plan adorable, y Marisa vino a estos para darnos otro abrazo. Jamás pensé que Marisa estuviera tan necesitada de una buena amistad... Tal vez por eso es amiga de Reimu a pesar de lo distintas que son, aunque quien sabe.

Y bueno... Eso es todo amigos. Después de eso, Marisa me llevó de vuelta a Gensokyo y juntas planeamos un poco el negocio. Y pocos días después junto a los sutiles trucos de marketing de Marisa, su negocio empezó y desde entonces va de viento en popa. Y tal vez después de este libro, vaya todavía mejor... Lo espero al menos. Pero bueno... Ya solo me queda una cosa que contar para terminar este episodio.


Ya me había quitado el collar y lo había puesto donde siempre. Ojou-sama ya dormía en su elegante cama, así que troté hacia mi camita de cojines. Justo cuando me iba a acostar, vi una nota sobre mi camita. La cogí como pude y la leí.

Condiciones para el Uso del Collar Realista:

1. Por orden mía. Creo que esta es obvia.
2. Por alguna emergencia.
3. Por si Sakuya lo desea así. A Sakuya se lo consiento, pero me tiene que dar permiso.
4. Para divertir a Flandre.
5. Puedes ponértela en tus días libres si quieres.
6. (Esta la dejo en blanco por si se me ocurre otra cosa).

Si desobedeces, tu amigo el látigo te dirá el castigo.

Aunque tragué saliva en cuanto lo leí del todo, no me pareció tan mal. Así que bueno, ya sabéis por que desde entonces me veis menos en mi forma humana... En fin, que se le va a hacer... ¡Ah si, y taché a Marisa de la lista! Veamos quien es la siguiente...

7. Reimu Hakurei

Oh shit...

Next Chapter: 27. Episodio 27 Estimated time remaining: 41 Minutes
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