Touhou Dierite: La Mascota De La Familia Scarlet Devil
Chapter 25: 25. Episodio 25
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Según Ojou-sama, el ultimo día de Otoño. Según el tiempo, lluvia torrencial. Llovía un montón aquel día, y me encantaba. Estaba tan de buen humor que lo aproveché para que fuera un día productivo, así que no solo escribí dos episodios de este libro, sino que además pasé la tarde con Koakuma para poder tacharla de la lista.
"¡Mira Dierita!" me dijo una muy ilusionada Koakuma con un peluche de un oso blanco en las manos.
"Déjame adivinar... ¿Tu peluche favorito?" le dije sonriendo.
"¡Ziii! ¡Se llama Monokuma!" me dijo con una gran sonrisa. Fue entonces cuando me fije que el oso tenía la otra mitad del cuerpo negra, con un ojo rojo y una sonrisa siniestra. Tragué saliva al ver eso.
"Vaya, jeje..."
"Las súcubos son amantes de los huevos de pascua." Patchouli dejó de mirarnos y siguió leyendo su libro. "Ah, y les gustan los peluches."
"¡Patchouli-sama es muy inteligente!" me dijo Koakuma.
"No hace falta que me lo digas," le dije mirando a Patchouli.
"Es común ver un corazón rojo y un corazón azul llevándose bien," dijo Patchouli. Koakuma y Yo arqueamos una ceja ante aquel dato tan extraño.
"Bueno... ¡Creo que te lo he enseñado todo!" Koakuma sonrió. "¡Ah no espera, todavía no te he enseñado mi ropa interior!"
"¡Nonono gracias, eso no hace falta!" dije alarmada.
"Aww..."
"Su ropa interior es negra. No te pierdes nada," dijo Patchouli.
"Ya es tarde Dierita. Deberías tachar a Koakuma de tu lista e ir a por Kogasa," me dijo Patchouli.
"¡Ha sido divertido!" dijo Koakuma.
"No hemos hecho tantas cosas, pero esta bien supongo," dije no muy convencida.
"¡Ya seguiremos otro día!" dijo Koakuma contenta.
"¡Buena idea!" le sonreí. "Espera, ¿Que vaya a por Kogasa?"
"Si. Llegará en breve para que matéis dos pájaros de un tiro. Deberías esperarla en la entrada," me dijo Patchouli con el libro casi pegado a la cara.
No dije nada... Me despedí de ellas y me fui hacia la entrada. Justo al abrir la puerta, vi a Kogasa con el brazo alzado y el puño cerrado. Hubo un breve silencio.
"¡Guau Dierita, te estás volviendo muy eficiente! ¡Ni siquiera he llegado a tocar a la puerta!" me dijo alegre y llevándose la mano al mango del paraguas.
"¿Y esta visita?" le dije con una sonrisa tras recobrarme de la sorpresa.
"Esta lloviendo bastante, y se que te gusta la lluvia, así que pensé en proponerte dar una vuelta en esta maravillosa noche lluviosa."
Kogasa ladeó la cabeza a un lado con una sonrisa en plan adorable. Fue entonces cuando me di cuenta de que era casi de noche. Tras unos segundos de silencio, el paraguas movió su lengua e hizo un gruñido. Aquello me sacó de mis pensamientos y me hizo contestarle.
"Vale, ¿Por que no?" le dije cogiendo un paraguas plateado del paragüero que había cerca. Ese era mi paraguas.
"¡Guau, has hecho hablar a mi paraguas! ¡Siéntete afortunada; es muy raro que haga eso!" me dijo contenta.
"Me sorprende que tu paraguas hable," dije mientras abría el mío.
"¿No lo sabías? Mi paraguas es muy callado, pero solemos hablar mucho cuando estamos solos. Es bastante simpático," me dijo mientras yo cerraba la puerta.
"Teniendo en cuenta que tu has nacido a partir de el, me imagino que para el eres como una hija," le dije mientras caminábamos hacia la grieta de las murallas.
"¡Eso me lo dice mucho!" me dijo sorprendida.
"Normal."
Ya fuera de la mansión, vimos a Meiling durmiendo debajo de un gran paraguas verde. Esta Meiling... Empezamos a caminar hacia el Lago Neblino. Se ve precioso cuando llueve de noche.
"Y bueno, ¿Como va tu lista?" me dijo Kogasa muy alegre.
"Bastante bien. Acabo de tachar a Koakuma. Solo me quedáis tu, Reisen, Marisa, Reimu y Sakuya."
"¡Que bien nos ha venido la lluvia de hoy entonces!"
"La verdad es que si."
"¡Oye! ¿Vamos a Eientei y pasamos la noche con Reisen? ¡Así matas dos pájaros de un tiro!" me dijo ilusionada.
Lo que me dijo Patchouli... ¿Como lo sabía?
La parte buena de habernos perdido en el Bosque de los Bambúes Perdidos, es que hemos podido pasar mucho rato juntas. Después de aquello, había podido tachar fácilmente a Kogasa de mi lista. Aun así seguíamos buscando Eientei, y como suele hacer la Ley de Murphy, habíamos encontrado varias veces la salida del bosque cuando no era lo que buscábamos. Al final perdimos la noción del tiempo de tanto buscar el dichoso templo. Solo sabíamos que era de noche, que llovía mucho, y que a este paso me esperaba un castigo a la vuelta.
"¡Mira; una casa!"
Kogasa señaló una casa que podía verse a lo lejos. Parecía una casa bastante normal; típica de campo. Nos acercamos con curiosidad de saber si vivía alguien allí o era una casa abandonada. Casi prefería lo segundo, porque me gustará la lluvia, pero mis pies, medias y zapatos estaban ya demasiado húmedos. Al llegar a la puerta de aquella casa, toqué con los nudillos. Mientras esperábamos, intercambiábamos miradas de vez en cuando. Ambas estábamos un poco nerviosas por lo que podría pasar. Tras unos segundos sin respuesta, volví a tocar con los nudillos. Nada de nada...
"¿Tal vez sea una casa abandonada?" me preguntó Kogasa.
"No lo se... Esta muy bien conservada para estar abandonada."
"¿Que hacemos entonces?"
"Pue-"
Nos quedamos en stop al ver una mujer joven acercarse entre los bambúes. Era mas o menos alta y delgada, aunque su ropa disimulaba su delgadez muy bien. Vestía de camisa blanca algo decolorada, y overoles rojos con algunos talismanes de papel pintados. Me hacía gracia el pedazo de lazo rojo y blanco que tenía puesto en la cabeza, pero lo mas sorprendente era su pelo. Era plateado, larguísimo y dividido en ocho trenzas. Exactamente igual que el pelo de Yukari, solo que el suyo es rubio. Y a pesar de todo, tenía una expresión dura y las manos en los bolsillos. Sin duda era masculina.
Espera, ¿Yo describiendo al detalle a un personaje? Debo haber tomado demasiado café...
La mujer caminó hacia su casa con tranquilidad, abrió la puerta de su casa y se metió dentro. Nos ignoró por completo, y tardamos unos segundos en reaccionar.
"¡Que simpática!" dijo Kogasa alegremente.
Puse una mueca seria y toqué a la puerta con los novillos. La puerta se abrió a los pocos segundos, saliendo la mujer a la vista.
"¿Que queréis?" dijo la mujer con un tono tranquilo.
"¿No nos has visto?" le pregunté sorprendida.
"Si... ¿Solo habéis llamado por eso?" nos dijo la mujer mirándonos alternativamente.
"Emm, no... E-emm..."
"Nos hemos perdido buscando Eientei. ¿Sabes por donde se va?" dijo Kogasa al verme bloquearme. La mujer tardó unos segundos en contestar.
"¿Tengo que hacerlo?" nos preguntó la mujer.
"¿Por que no?" preguntó Kogasa.
"Bueno... Tengo algunos problemas con ese templo... Y su princesa."
"¿Problemas?" preguntamos Kogasa y Yo a la vez.
La mujer no contestó. Miró a su ángulo inferior izquierdo y se quedó en silencio. Me quedé pensativa con lo que dijo. Problemas con Eientei y su princesa... O sea, Kaguya... Hmm...
"¿Por casualidad eres la mujer con la que Kaguya tiene una pequeña guerra?" le pregunté.
"¡Soy YO la que tiene una guerra con ella! ... Y si..."
"Ooooh," dijo Kogasa interesada.
"¿Sois amigas de Kaguya?" nos dijo la mujer con una mirada asesina.
"¿Quién?" dijo Kogasa. Eso hizo arquear una ceja a la mujer y mirarme solo a mi.
"La conozco, pero nada mas... Si soy amiga de alguien de allí, es de Reisen."
"¿De Reisen?" Esto sorprendió a la mujer por alguna razón. "Hmm... Supongo que me puedo fiar de vosotras entonces... SUPONGO..."
La mujer recalcaba las cosas intentando intimidar, pero nos dejaba sin palabras mas que otra cosa. La mujer entonces entró adentro de su casa dejando la puerta abierta. Kogasa y Yo nos miramos confusas... ¿Debíamos entrar? ¿Debíamos esperarla?
"Os han educado bien," nos dijo la mujer sacándonos de nuestra confusión, saliendo de la casa y cerrando la puerta.
"¿No coges un paraguas?" le dije.
"No," me dijo directamente.
"Pero te vas a-"
"Me da igual."
"¿Como te llamas?" dijo Kogasa repentinamente. La mujer la miró con cara plana mientras metía las manos en los bolsillos del peto.
"Mokou... Fujiwara no Mokou," se presentó Mokou como si fuera James Bond.
"¡Un placer! ¡Yo soy Kogasa y esta es Dierita!" dijo Kogasa bastante ilusionada por conocer a alguien nuevo. Mokou echó a andar por los bambúes y nosotras la seguimos confiando en sus pasos.
"Ooh, así que tu eres la famosa Dierita," me dijo Mokou.
"Seeh..." dije a regañadientes.
"Hay muchos rumores sobre ti, ¿Lo sabes?" me dijo Mokou.
"Seeh..." Dije de nuevo a regañadientes. "Aunque no se de que tratan los rumores."
"¿En serio no te he contado ninguno nunca?" me dijo Kogasa.
"Si lo has hecho, pero esos resulta que los conozco," le dije.
"¿Sabes el rumor de que estas escribiendo un libro?" me dijo Mokou. La miré entre sorprendida e incrédula.
"¡¿C-como demonios sabe la gente eso?!" le pregunté sin poder creérmelo.
"Una bruja empezó la difusión," dijo Mokou. Facepalm instantáneo.
"¿Es cierto eso?"
"Si, si lo es... Lo estoy escribiendo para contar un poco mis experiencias en Gensokyo desde que llegué. Así tal vez dejan de haber rumores."
"No niego que habrán menos, pero siempre habrán rumores. La gente es así."
"Lo se..."
Ya llegábamos al templo. Era increíble lo poco que habíamos tardado con Mokou de guía. Al llegar a la entrada del templo (Que estaba cerrada), Mokou se despidió con la mano y dio la vuelta.
"E-espera un poco." Mokou me miró esperando mi respuesta con cara plana. "E-emm... ¿P-por que no entras con nosotras? Podríamos ayudarte..."
"Que timidez tan bipolar," dijo Kogasa por lo bajo.
"¿Vosotras? ¿Ayudarme?" nos dijo arqueando una ceja de forma incrédula.
"Ella es poderosa," dijo Kogasa señalándome. Le eché una mirada seria al decir eso.
"Eso dicen, si..." Mokou se quedó pensativa por unos instantes. "Vale, ¿Por que no?"
Mokou preparó una bola de fuego en su mano, pillándonos de sorpresa a mi y a Kogasa. Nos miramos y nos alejamos un poco.
"¡EEH KAGUYA, ASÓMATE A LA VENTANA! ¡HOY HACE UN DÍA DE PUTA MADRE!"
Mokou lanzó la bola de fuego a la ventana de la parte mas alta del templo. Me imaginé que ese era el cuarto de Kaguya. La bola impactó contra la ventana destrozándola por completo.
"¡Cuando decía de ayudarte, decía de hacer las paces, no esto!" le dije sin subir mucho el tono.
"No especificaste," me dijo Mokou tranquilamente. Pegué un suspiro exasperante.
"¡¿HASTA EN LOS DÍAS DE LLUVIA TIENES QUE ESTAR DANDO POR CULO?!" dijo una muy cabreada Kaguya desde la destrozada ventana.
"¡AJO Y AGUA!" dijo Mokou con una sonrisa orgullosa. Fue entonces cuando Kaguya nos vio a mi y a Kogasa. Hice un gesto de "Y yo que se" con una sonrisa nerviosa. Kaguya se metió dentro.
"¡REISEN; TU ESTÚPIDA AMIGA AZULADA ESTA EN LA ENTRADA!" se oyó decir a Kaguya desde dentro.
No solo me sonrojé con aquello, sino que Mokou empezó a descojonarse de la risa. Que cabrona era la tía; me sorprendía que fuera un ser ígneo. La puerta de la entrada se abrió de repente, asomándose Reisen con un paraguas blanco en mano.
"No has llegado en un buen momento..." me dijo Reisen.
"Lo peor es que yo la he traído aquí," le dije.
"¡¿P-Por que has hecho eso?!" me dijo Reisen sorprendida. La primera vez que la veía así.
"¡¿Y-y yo que sabía?! ¡Me había perdido en el bosque y su casa es lo primero que encontré!" le dije a la defensiva.
"¿No os olvidáis de alguien?" nos dijo Kogasa.
"¡La que has liado, por dios!" dijo Reisen.
"L-lo siento..."
"¡N-no, no!"
"¡R-Reisen!"
Cerró la puerta... Me llevé una mano a la cara y suspiré... Siempre estoy cagándola... Que inútil soy...
"Eh venga, no te vengas abajo. Nadie dijo que esto sería fácil," me dijo Kogasa poniéndome una mano en el hombro. No fui capaz de contestar... Alguien tocó a la puerta. Ambas miramos y vimos a Mokou delante de la puerta, esperando. Nos sorprendimos.
"No Dierita, no..." dijo Reisen desde el otro lado.
"Soy Mokou."
Silencio por unos segundos. Finalmente, Reisen abrió la puerta y se asomó con cuidado.
"¿S-si...?"
"Quiero hablar con Kaguya."
"¿Q-que? ¿E-en serio?"
"Si, y deprisa."
"¡E-en seguida vuelvo!"
Reisen cerró la puerta y se le oyó correr hacia dentro del templo. Silencio incomodo. Al menos la lluvia relajaba el ambiente. Ni yo ni Kogasa sabíamos que pensar ni que decir. Estábamos allí, mirando a Mokou confusas. Al rato, unos pasos se oyeron y la puerta se abrió nuevamente.
"Pasa," dijo Reisen abriendo la puerta.
"Vosotras dos, seguidme," dijo Mokou refiriéndose a nosotras.
Sin razón alguna para negarnos, la seguimos. Reisen iba delante, dándonos la espalda. No dejaba de mirarla conforme entrábamos en el templo... Estaba preocupada... Tras atravesar unos pasillos y ver a varios conejos ir de acá para allá, llegamos a una gran sala que parecía un dojo. Kaguya estaba... "sentada", ¿Supongo? Estaba sentada pero con las piernas dobladas, como se suelen sentar los japoneses... En fin, que estaba sentada sobre un cojín al otro lado del cuarto. Eirin estaba a su lado derecho, alerta ante todo. Reisen se hizo a un lado, y se colocó al lado izquierdo de Kaguya.
"¿Quieres hablar conmigo de verdad? ¿No es algún truco?" dijo Kaguya muy seria y desconfiada.
"Si... Quiero ayudarte a arreglar la ventana que he destrozado hace nada," dijo Mokou muy seriamente. Las tres se miraron entre ellas sorprendidas.
"¿Donde esta el truco, Mokou?"
"Por ningún lado. Te quiero ayudar con eso en serio."
"Hmm... Vale, pero no te pienso ayudar."
"No te necesito. Me apaño con estas dos y la coneja."
"¿Q-que? ¿Y-yo?" se señaló Reisen sorprendida.
"¿Es que hay otra coneja aquí?" dijo Mokou levantando el tono.
"N-no-no..." dijo Reisen acojonada.
"Muy bien... Ya la has oído Reisen," dijo Kaguya mirando a Reisen. Esta asintió y caminó lentamente hacia nosotros.
"Guíanos."
"S-si..."
Reisen nos guió hasta el cuarto de Kaguya. La verdad es que no era gran cosa, pero era chistoso ver el boquete medio quemado donde debía estar la ventana.
"Bien. Tu, la del paraguas lenguado; me ayudaras a taparme de la lluvia. Vosotras dos pasad el rato juntas aquí."
"¿Eh?" dijimos yo y Reisen al unísono.
"¿Por que demonios os creéis que os he traído? ¡Ya me habéis oído!"
"¡S-si, señora!" dijimos ambas al unísono.
No me di cuenta en aquel momento, pero mientras escribo esto me fijo en como a pesar de todo, Mokou era un ser ígneo. La experiencia me ha enseñado que los seres ígneos tienen grandes habilidades empáticas hacia los sentimientos ajenos por naturaleza. Estaba claro que Mokou había sentido mis ganas de querer estar con Reisen, y por eso había hecho ese sacrificio, dejando de lado su enemistad con Kaguya. Sin duda era algo bonito por su parte, pero nada de eso quita su masculinidad y lo intimidante que es. Me gusta; es bueno que haya esta variedad de personalidades en un mundo.
En fin, Reisen termino aceptando mis disculpas y pasamos una buena noche juntas mientras Mokou y Kogasa arreglaban la ventana. Aunque nos sentíamos un poco mal por estar ahí pasándolo bien mientras ellas hacían un trabajo duro, pero Mokou insistía en que no las ayudáramos y que nos centráramos en lo nuestro. Cuando arreglaron la ventana, nos fuimos de allí, Kaguya nos dio las gracias, me despedí de Reisen con alegría, y la taché de mi lista... ¡Que gran noche!
"¡Al final todo ha salido bien!" me dijo Kogasa mientras nos alejábamos del templo.
"Si, eso parece," le dije contenta.
Fue entonces cuando oímos una explosión fuerte detrás nuestra, y vimos a Mokou partiéndose de la risa con la ventana nuevamente destruida. Kaguya la puso verde después de eso. Preferimos ignorarlo e irnos de allí. Y bueno... Eso es todo lo que pasó aquel día y noche. Como final, contaré que Ojou-sama me castigó por llegar tan tarde haciéndome dormir en el jardín en mitad de la lluvia. Y al igual que la primera vez que me hizo ese castigo, Kogasa me hizo compañía y dormimos tranquilas bajo la protección de nuestros dos paraguas y el de Meiling... ¿Que? No pensaríais que íbamos a desaprovecharlo, ¿No?