Touhou Dierite: La Mascota De La Familia Scarlet Devil
Chapter 17: 17. Episodio 17
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Estaba en medio de un cuarto espacioso. Las paredes eran blancas, y el suelo de un azul grisáceo, y el techo de un morado grisáceo. Una mujer estaba delante mía. Era alta y delgada, con un traje oscuro de colegiala puesto. Tenía los ojos azules y el pelo azul larguísimo dividido en dos impresionantes trenzas. Me miraba con una sonrisa malévola. Terminó alzando los brazos y dándome un empujón. El empujón me tiró a un agujero donde una trituradora enorme estaba funcionando. Aquella mujer me había conducido a mi muerte... Al menos sería una muerte rápida...
Desperté de golpe, con la tensión alta y respirando con fuerza. Había sido una pesadilla... Pero que pesadilla mas peculiar. Mientras me recuperaba, miré a mi alrededor. Estaba en el despacho, con Ojou-sama mirándome desde su trono con interés... Me había vuelto a dormir en el trabajo... ¡No me miréis así; a Ojou-sama también le ocurre!
"¿Una pesadilla?" me dijo Ojou-sama.
"Si..." le dije mientras me levantaba.
"¿Me la cuentas?" me preguntó.
Troté hacia ella y puse mi cabeza sobre su regazo. Es algo que por alguna razón, he hecho bastante últimamente.
"Lo tomaré por un si," me dijo.
A Ojou-sama le encantan los sueños y las pesadillas. Los encuentra como un perfecto catalizador de mensajes personales a través de la sutileza y la abstracción, y por lo tanto les parece fascinantes. Así que cada dos por tres está deseando que tenga algún sueño o pesadilla (Yo o ella) para poder analizarlos e interpretarlos. Se puede decir que es uno de sus hobbies.
"Hmm..." Ya le he contado la pesadilla mientras os explicaba lo anterior. "¿No conocías a una mujer en el pasado con esa descripción?"
"Claro que la conocía... El sueño ha representado de una forma mas simple el día en que morí... ¿Pero por que?" dije pensativa a la par que preocupada.
"Tienes miedo a las dos cosas, ¿Verdad?" me dijo.
"¿A las dos cosas?"
"Si; a la muerte y a esa mujer,"
"Bueno... Supongo que si..."
"Tu pesadilla puede significar el miedo que sientes a que esa mujer vuelva... Pero tu me dijiste que esta muerta, ¿Cierto?"
"Si; Emily la mató. Pero desde que Emily murió... No se... Tengo la sensación de que Fany va a volver algún día..."
"Aah cierto, se llamaba Fany esa mujer... ¿Has tenido esa sensación desde que Emily murió?"
"Si, continuamente..."
"Hmm... Parece ser un simple temor a que vuelva alguien que literalmente te ha quitado la vida. Lo veo bastante razonable."
"Ojala sea cierto lo que dices y solo sea eso, un temor..."
Sonó la puerta del despacho. Levanté mi cabeza del regazo de Ojou-sama y me coloqué en mi sitio. Tras eso, Ojou-sama dio el permiso de abrir. La puerta se abrió y Sakuya salió de ella.
"Hora de cenar Milady," dijo Sakuya.
"Estupendo." Remilia se levantó de su trono. "Vamos Salty, cenemos y relajemonos por hoy."
"Esta bien..." le dije sin mucha confianza.
Conozco a mi cerebro; no iba a olvidar esto tan fácilmente.
Llegó el día siguiente. La luz solar entró por la ventana del cuarto mientras Sakuya corría las persianas. Me levanté estirazandome y troté hacia la ventana. Podía ver a través de ella a los verdes arboles y el enorme lago, junto a los pájaros volando y cantando. Podía ver a dos hadas y una youkai volando por el lago, seguramente jugando. ~Aah si... El verano ha llegado a Gensokyo...~
"Es la primera vez que te veo mirar por esa ventana tras despertarte," dijo Sakuya mientras ayudaba a vestir a Ojou-sama.
"Hoy hace un día precioso..." le dije sin dejar de mirar por la ventana.
"¿Quieres salir un rato, Salty?" me dijo Ojou-sama. La miré sorprendido.
"¿En serio?" le pregunté.
"¡Claro! Creo que te hace falta tomar un poco el aire libre. Te daré un poco de dinero para que vayas al Reino Hakurei a donarlo, y ya de paso ves a Reimu. Hace mucho que no la ves."
Asentí con la cabeza. Supongo que tenía razón. No me gusta salir por lo general, pero por esta vez podría hacer la excepción... Sin contar mis días libres, claro.
"Ten cuidado con Reimu, Salty. Ya sabes lo que te hizo la ultima vez," me dijo Sakuya.
"No tendría por que ocurrir esta vez. Ya me perdonó por lo ocurrido el verano pasado," le dije.
"Supongo que si."
Sakuya terminó de vestir a Remilia y esta me dio el dinero. Al parecer a Ojou-sama le parece poco dinero un billete de mil yenes... ¿O tal vez lo es? No tengo ni idea.
"No vuelvas muy tarde. Espero verte aquí antes de que anochezca," me dijo Ojou-sama.
"Entendido," le dije alzando mi pezuña sobre la frente, como si fuera un soldado.
Trotaba tranquila por el camino que rodeaba al Lago Mistico, mirando toda la belleza de la flora y fauna de Gensokyo. Este es mi segundo verano aquí, y estoy gratamente sorprendida de como ha pasado el tiempo. Hace un año ocurrió el famoso evento de la Luna Escarlata, y ahora estábamos aquí tranquilamente sin que ocurriera nada... Aunque todavía queda mucho verano por delante. Me pregunto si volverá a ocurrir algo...
No tardé mucho en llegar al Pueblo Humano. El verano pasado, todo el pueblo desconfiaba de mi. Ahora todos son conocidos que me saludan, aunque algunos me pararon para preguntarme sobre mi repentino cambio de voz. Es increíble como cambian las cosas de un año para otro. Y tras trotar un buen rato, llegué a las famosas e interminables escaleras que conducían al Reino Hakurei. Me armé de valor y empecé a subirlas. Al llegar arriba del todo, paré a descansar. Curiosamente, esta vez se me hizo mas corto subirlas. Ya descansada, troté hacia la caja de donaciones y eché el billete. La campana de la caja sonó, dando señal de que había echado la donación. Me esperaba que Reimu saliera como una bala a agradecerme la donación, sin embargo no pasó nada... ¿Será que no está en casa? Entonces, oí un eructo al otro lado de la casa. Se me hizo raro oír algo así en un sitio como este, así que di un rodeo a la casa por simple curiosidad. Al darlo, me encontré en la parte trasera de la casa. Esta parte daba a un tranquilo patio donde una niñita con dos enormes cuernos que parecían de ciervo bebía una botella llena de Sake. Muy bien, todo normal...
¡Espera, ¿Quien es esta niña?! ¡¿Y que hace bebiendo alcohol?!
"¿Quien eres tu?" le pregunté con algo de acusación.
La niña se giró y me vio. La verdad es que era muy mona... Tenía el pelo largo y de un rubio extraño... La verdad es que parecía naranja. Tenía un lacito rojo en la cabeza muy kawai. Sin embargo, me llamó la atención que tenía cadenas sueltas colocadas en sus muñecas... Es como si se hubiera escapado de la cárcel.
"¡UN CABALLITOOO!" dijo la niña corriendo hacia mi.
"¡N-no, espera...!" le dije mientras la niña se subía a mi lomo. Pesaba menos de lo que me pensaba.
"Aajajajaajajajjajajajskdkwjdjdwkkfkw" dijo la niña bebiendo de la botella mientras se reía.
¡¿Que demonios está pasando aquí?!
"¡CABALLITO SAKE BEBE!jdkbskdksbfksksn" dijo la niña haciéndome beber de la botella.
La bebida era realmente asquerosa y fuerte, y esa niña me había hecho beberla. Me terminé cabreando con tanta tontería, así que use mi magia para quitarme a la niña de encima antes de que hiciera algo de lo que me arrepintiese. La deje mas o menos donde la encontré. La niña se giró para mirarme una vez mas, pero cuando creía que iba a correr de nuevo hacia mi, se sentó en el suelo y dejó la botella en el suelo; mas o menos a su lado. No entendí nada, pero me importaba bien poco en ese momento.
"¿Quien eres y a que has venido?" me preguntó con un repentino tono serio. Me sorprendió un poco tal cambio.
"E-emm... Venía a hacerle una visita a Reimu... Hace casi un año que no la veo," le dije honestamente.
"Ooh eres una hembra. Yo pensando que eras un animal macho." Me alegró un poco eso. Es increíble el cambio que hace el tener voz de mujer. "Espera, ¿Tu eres amiga de Reimu?"
"Así es."
"Wow... Tienes que ser muy buen animal para caerle bien a Reimu... ¡Toda amiga de Reimu, es amiga mía!" Se acercó a mi y me cogió la pezuña. Empezó a moverla de arriba a abajo como si fuera un estrechamiento de manos. "¡Me llamo Suika Ibuki; un placer conocerte!"
"Salty Sea," le dije mientras dejaba de estrecharme la pezuña.
"¿Salty Sea? ¿No es un nombre algo raro para una chica?"
"Soy un poni..."
"Ya, pero eres hembra ¿No?"
"Si, claro... No se, es el nombre que he tenido siempre."
"Oh bueno... ¿Dices que eres un poni? ¿Como el que ayudo a la súcubo que derrotó a Astaroth?"
No me lo puedo creer...
"¡¿Como demonios sabes tu eso?!" le pregunté impresionada.
"¿Es que no me ves? ¡Soy una Oni!" dijo señalandose los cuernos.
"¿Una que?" le pregunté extrañada.
"¡Una Oni! ¡Un demonio pequeño del infierno!" me dijo sorprendida de que no supiera esto.
"Ooh... Ya entiendo..."
A pesar de las veces que he ido al infierno, nunca había oído hablar de unas criaturas que se llamaran 'Onis'... ¿Como es que nunca me enteré de esto?
"¿Entonces eres el poni que ayudó a la súcubo a derrotar a Astaroth? ¡Como mola! ¡Os ganasteis mucha fama en el infierno aquel día! Aunque a mi me dijeron que tenías otro nombre..."
"¡Pero un momento! ¿Que haces aquí si eres una demonio del infierno?" pregunté con mucha curiosidad.
"¿No deberías saberlo?" me preguntó.
"Me acabo de enterar de que los Onis existen Suika," le dije con cara plana. Suika pegó un suspiro.
"¿Recuerdas lo que pasó hace dos años mas o menos? Desde que ellos desaparecieron, todo ha sido un caos tanto en el cielo como en el infierno. Tal fue el caos que una cuarta parte de la población del infierno, se vio forzada a emigrar de allí para poder vivir en paz y tranquilidad... Yo soy una de las que hizo eso," dijo Suika cabizbaja.
Demonios queriendo vivir en paz, wow... Si que se armó el caos entonces... Pero si, recuerdo ese día. ¿Como olvidarlo? Fue el mismo día en que Emily murió...
"Me alegra tenerte aquí entonces," le dije con una sonrisa.
Suika me miró sorprendida al principio, pero terminó devolviéndome la sonrisa. Justo en ese momento, la puerta trasera de la casa se abrió. Miramos y vimos a Reimu.
"Oh Salty... Al fin te dignaste a visitarme," me dijo con su usual seriedad.
"Sabes que apenas tengo tiempo libre," le dije sin perder la sonrisa.
"Lo se, lo se... ¿Que le pasa a tu voz?" me preguntó.
"Ah nada, que he dejado de fingir que era un hombre," le dije expectante de su reacción. Sin embargo, Reimu solo sonrió.
"Así que te cambiaste de sexo... Me alegro por ti," me dijo.
...¿Que?
"Ya os conocéis, ¿cierto?" nos dijo.
"Eeyup." le dije sonriendo. Suika simplemente dio un pulgar arriba.
"Perfecto... Entonces ahora que estas aquí, podremos hablar."
No me gustó nada ese cambio de tono en la voz de Reimu. A Suika tampoco por la cara que tenía. Reimu nos ofreció sitio alrededor de la mesa donde solía beber siempre su té. Ya todos sentados, Reimu bebió sorbo de un té que juraría que no estaba en la mesa. Al mismo tiempo, Suika bebía de su botella de Sake. Me pregunto si las Onis serán inmunes al alcohol.
"Bien..." Reimu dejó el té en la mesa, captando nuestra atención. "Suika me ha hablado mucho de ti, Salty."
"¿Suika? Pero si me acaba de-"
"Las Onis nunca mentimos," dijo Suika cruzandose de brazos.
...Ya~...
"Salty... Según Suika, tienes mucha reputación en el infierno... Y por una parte me alegra mucho tenerte en Gensokyo. Si todo lo que me ha contado Suika es cierto, significa que probablemente seas uno de los seres mas poderosos de todo el universo. Y ver que te dedicas al bien, me alegra. Me hace sentir que Gensokyo estará segura contigo aquí."
Se detuvo a beber otro sorbo de su té. Yo me llevé una pezuña a la cara. Y yo que pensaba que no iba a volver a escuchar eso... ¡Odio esa reputación! ¡Yo no soy el ser mas poderoso del universo ni nada parecido, pero todos insisten en que lo soy solo porque tuve un golpe de suerte! Uugh...
"Pero por otra parte... Creo que tu presencia pone a Gensokyo en grave peligro. Y Gensokyo se ha tirado muchas años aislado de todo para que ahora llegues tu y te cargues todo nuestro trabajo."
...¿Disculpa?
"¿Entonces que hago? ¿Me voy a un mundo desértico y me quedo a vivir allí completamente sola porque mi presencia es un peligro para todos?" le dije de un tirón a modo de descarga. Reimu suspiró.
"Salty, tranquilo."
"Tranquila."
"Bueno, eso... No te estoy diciendo que no te quiero en Gensokyo ni nada parecido. Después de todo, Gensokyo ya estaba condenada desde que los hombres desaparecieron. Me imagino que tu situación es difícil y muy dura, pero... Lo que te quiero decir, es que no estas sola en esto. Y que me alegra tener una amiga tan poderosa como tu.
Estaba gratamente sorprendida por aquellas palabras. No por el mensaje ni cosas de esas, sino porque venían de Reimu. Para tener la reputación que tiene, se comporta como toda una reina. Se preocupa por Gensokyo y es consciente de su responsabilidad como cuidadora de este mundo. Esta clase de personas son las que se ganan mi respeto, y Reimu ya lo tenía.
"¡Reimu tiene razón; no estas sola en esto! ¿Que vienen esos capullos a buscarte? ¡Pues se les da un par de tortas y a tomar por culo!" dijo Suika simulando la escena. No pude evitar reírme ante esto.
"Os lo agradezco mucho, de verdad... Y siento traer tantos males... No es como si pudiera evitarlo," dije cabizbaja.
"Déjate de tonterías. Tu única preocupación ahora es cuidar de tu ama. Nada mas importa ahora," me dijo con esa seriedad que de alguna forma te anima.
"¡Entendido, Reimu-sama!" le dije con una reverencia.
Reimu se sonrojó ante eso, mientras Suika se partía de la risa. Hasta que un bola Ying-Yang impactó contra su cabeza, entonces a Suika se le acabó la risa... Aunque luego bebió otro trago de Sake y empezó a reírse otra vez. Que estilo de vida tan interesante tiene Suika... En fin. Tras esto, le dije a Reimu lo de la donación que hice ante y era ella ahora la que me hizo una reverencia. Reimu estaba realmente desesperada por dinero, aunque supongo que es normal. Tras eso, me despedí de las dos y me fui de vuelta a la mansión. Estaba empezando a atardecer, así que debía darme prisa.
Llegó la noche. Reimu estaba con la lampara encendida; leyendo un periódico. Suika se había dormido hace rato. El sonido de los grillos era relajante, pero Reimu no quería dormir. Esperaba la visita de alguien... Y ese alguien llegó justo a tiempo. Un portal se abrió a su espalda, y la cabeza y brazos de Yukari salieron de el. Reimu suspiró.
"Hola Yukari," dijo sin dejar de leer el periódico.
"Hola querida... ¿Hablaste con el?" le preguntó con su usual buen humor.
"Ella; se ha cambiado de sexo... Y si, lo he hecho."
"¿Y bien?"
"...Afirmativo." dijo Reimu con algo de esfuerzo. Se produjo el silencio por unos segundos.
"Entiendo... Parece que tengo trabajo que hacer entonces..."
"Espero que no le hagas nada malo... Sino ya sabes lo que te pasara," le dijo Reimu con un tono amenazante.
"¿Te has encariñado con ella, Reimu?" le dijo Yukari encontrando el hecho chistoso.
"No lo volveré a repetir," dijo Reimu mirándola de reojo. Yukari puso una cara plana.
"Esta bien Reimu, esta bien... Por ahora."
Reimu se giró, pero Yukari ya había desaparecido. Reimu suspiró y siguió leyendo el periódico. No quería tener problemas con Yukari, pero... Se estaba viendo venir que los iba a tener tarde o temprano. Y ese pensamiento... No le hacía ni pizca de gracia. Dejó el periódico en la mesa y se levantó. Caminó al patio y respiro hondo el aire de la noche con los ojos cerrados. Entonces, soltó una pregunta al aire que siempre se hacía cuando se sentía insegura sobre que hacer en situaciones difíciles.
Padre... ¿Que debería hacer?