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Touhou Dierite: La Mascota De La Familia Scarlet Devil

by Dierita

Chapter 12: 12. Episodio 12

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Episodio 12: Fuge Domum.

El final del otoño se acerca a Gensokyo. Cuando esto ocurre, las hadas gélidas se reúnen en el Lago Místico para bailar y celebrar la llegada del invierno. Y cuando bailan y lo celebran, se produce lo que en mi planeta natal se llamaba "Nevar".

Aunque de poco a nada tiene que ver esto con lo que estaba pasando hoy. Era algo que Ojou-sama predijo que iba a ocurrir, y que cuando ocurriera, ella no se opondría. Sin embargo yo no lo veo tan agradable el asunto... Hasta me dio miedo imaginármelo. Y que ocurriera al fin... Bueno...

Lo de hoy ha empezado cuando bajé al Cuarto de Flandre ha visitarla. La visitaba todos los días para jugar con ella, además de que era el único que tenia el permiso de Remilia para poder sacarla de su cuarto. Sin embargo, hoy cuando entré en su cuarto...

No estaba...

Galopé alarmado hacia el despacho de Ojou-sama. ¡Flandre se había escapado! No tardé en llegar al despacho y abrir las puertas de este de golpe. El despacho estaba vacío. Gruñí de rabia y di la vuelta, galopando hacia el balcón principal.

Mientras tanto, Patchouli y Remilia tomaban tranquilamente el té en el balcón principal de la mansión. Creo que no os he hablado nunca de este balcón, pero básicamente es donde Ojou-sama toma el té cuando quiere descansar de trabajar y relajarse. Es uno de los pocos sitios al que no tengo acceso de la mansión. Desconozco el por que, pero Ojou-sama no me deja ir allí. Solo ella y Patchouli pueden ir allí. Sakuya también puede, pero solo para limpiar el balcón o servir a ambas.

Estaba a punto de llegar al balcón. Era una emergencia, así que Ojou-sama me tendría que perdonar por ir allí. Abrí las puertas del balcón de golpe y me detuve, recuperando el aliento y dejando que el sudor cayera al suelo. Tanto la Vampiresa como la Youkai seguían bebiendo su té como si nada.

"O-Ojou-sama... Ugh... Es una... Emergencia..." dije como pude.

"Mas te vale que sea cierto," dijo Ojou-sama dejando su té en la única mesa de cristal que había en el balcón.

"¡Flandre se ha escapado!" dije de golpe.

Silencio repentino. Las dos se miraron entre ellas. No parecían alarmadas en lo absoluto.

"Al fin ocurrió," dijo Patchouli sin mas.

"Si quieres ve a buscarla Salty. Aunque no le va a pasar nada."

Y tras eso, siguieron bebiendo te tranquilamente. ¡¿Estaban de coña?! ¡¿No estaban preocupadas ni un poco?!

"¡P-pues yo voy a buscarla!" dije dando la vuelta y galopando al interior de la mansión. Remilia suspiró y Patchouli bebió un sorbo de su té.

"Es de esperar una reacción así de alguien con el corazón tan azul," dijo Patchouli tras beber el sorbo.

"Ya podía oler su miedo cuando le dije que esto era algo que tarde o temprano iba a pasar," dijo Remilia mirando al jardín de la mansión desde allí.

"Le servirá de examen practico." Patchouli bebió otro sorbo. "Hablando de exámenes... ¿Vas a hacerle el tuyo esta noche?"

"Si ha vuelto para entonces, si."

Escucharon un galopar saliendo de la mansión. Me vieron galopando por el camino de tierra hacia algún lado. Hicieron un brindis con las tazas de té al verme desaparecer en la distancia.


El problema de ir a buscar a alguien sin tener ni idea de por donde empezar, es que acabas dando vueltas en círculos confuso. Busqué toda la tarde por el Lago Místico, el Pueblo Humano y el Bosque Mágico, pero nada. No estaba por ninguna parte. Justo en ese momento estaba en el bosque, exhausto de buscar a Flandre. Trotaba muy cansado y sudando, deseando descansar en algún sitio. Y como si el Dios Hakurei me hubiera escuchado, una casa apareció delante de mis ojos tras mucho trotar por todos lados.

La casa era bastante normal. Tenia un toque muy rural, como de granja. La casa no parecía tener muchas ventanas, y estaba rodeada de troncos tallados y algunas hileras sueltas. No le vi nada de peligroso, así que decidí acercarme. Al llegar a la puerta de la entrada, toqué con mi pezuña. Me quedé esperando a que alguien abriera mientras me recuperaba del cansancio.

"¿Quien es?" se oyó de detrás de la puerta.

"E-emm..." Ah si, a veces olvido que socializar no se me da bien. "E-estoy buscando a mi hermanita."

Técnicamente es cierto...

Tras unos segundos sin respuesta, la dueña de la casa abrió la puerta lentamente. Al verme, abrió la puerta del todo. Una chica rubia y con el pelo corto se me presentó a la vista. Llevaba puesto un vestido azul largo y podía ver que tenía varios hilos rodeándole cada dedo de sus dos manos. Ajenamente a eso, esta chica me recordó a un personaje de un cuento infantil de mi planeta natal.

"Oh, es solo un animal... Por un momento pensé que eras un hombre," dijo la chica.

"Lo siento... Me llamo Salty Sea," le dije alzando una pezuña. La chica me dio la mano con algo de inseguridad.

"Un placer," dijo retirando aquel estrechamiento raro de manos-pezuñas.

"¿Tu como te llamas?" le dije sonriendo.

"Soy Alice."

...¿En serio? ¿Hasta el nombre es igual a ese personaje que recordé? Aunque me distrajo mas imaginarme a la chica diciendo su nombre con voz de camionero cincuentón... ¿Pero que coño estoy haciendo?

"Un placer, jeje..." le dije algo incomodo.

"¿Tu hermanita es una niña súper adorable vestida de rojo y con cristales en lo que ella llama 'alas'?"

"¡Si, esa es!" dije contento ante la buena noticia. "¿Como lo has sabido?"

"Bueno... Esto es Gensokyo. Aquí se considera normal que las perdices monten tiendas ambulantes de ramen."

"¿En serio?" dije asombrado por aquel dato.

"¡Claro que si! ¿Eres nuevo aquí o que?" dijo sin una pizca de sarcasmo.

"Bueno, mas o menos... ¡E-eso no importa! ¿Donde esta Flandre?" le pregunté impaciente.

"Me imagino que Flandre es tu hermanita. Se ha ido en dirección al Bosque de los Bambúes Perdidos. Si se ha metido allí, lo va a tener chungo para salir."

"Mierda..." dije asustado ante lo que dijo.

"Eh eh tranquilo. Conozco a alguien que nos puede ayudar a buscarla en ese bosque. Es de las pocas criaturas en Gensokyo que se lo sabe del revés y al derecho."

"...D-define eso de criatura."

"Tranquilo, es solo una sirena. Es inofensiva. Voy a quitarme los hilos y enseguida salgo."

Alice cerró la puerta y yo me quedé allí, quieto. Estaba sin palabras ante lo que dijo... ¿Existen las sirenas en Gensokyo? ¿Y por que esta chica se parece tanto a esa otra del cuento infantil? Y en general... ¿Por que en Gensokyo existen tantas cosas que en mi planeta natal se consideran como fantásticas?

Contra mas lo pienso, mas raro y casual me parece todo... Y luego las cosas que trae la Barrera Hakurei... ¿En que parte del universo está este planeta? ¿Acaso esto es un planeta? Parece mas bien una cuarta dimensión donde las cosas fantásticas son reales e viceversa... Tantas preguntas sin respuesta... No entiendo nada...

Hasta que el sonido de un látigo resonó en mi cabeza, haciendo que mis orejas retrocedieran y dejara de pensar de golpe.


No sabía por que, pero Alice me trajo de vuelta al Lago Místico. Al parecer, aquí encontraríamos a la sirena. Esto me pareció extraño; nunca he visto a una sirena aquí, solo a hadas y youkais sobrevolando el lago o jugando con el agua.

"¿Estas segura de que es aquí?" pregunté dudoso.

"Si no me crees, míralo tu mismo."

Alice sacó un bote con sal de alguna parte, y echó un poco al agua. Nos quedamos allí quietos, esperando a algo...

"Oye Alice, no estoy precisamente como para perder el tiempo," le dije impaciente.

"Paciencia por favor, confía en mi," me dijo sin dejar de mirar al agua.

"¡Pero si te acabo de conocer! ¿Como quieres que-"

No pude terminar. Un repentino golpe en el agua me sobresaltó e hizo que mirara al lago. Había salido alguien de debajo del agua donde Alice había echado la sal. Era una sirena. Tenía el pelo azul oscuro corto y una especie de kimono que le tapaba todo el cuerpo. Solo se le veían las manos, la cola y la cabeza.

"¡Alice, te he dicho muchas veces que no tires sal al agua! ¡Es muy peligroso para los animales que viven en agua dulce!" dijo la sirena como regañina.

"Lo siento, pero es la única forma que conozco para llamarte," dijo Alice llevándose una mano a la cabeza.

"Y todas estas veces te he di-¡AAWWW PERO QUE COSITA!"

Ya empezamos... La sirena se me quedó mirando con gran admiración. Faltaba que le salieran estrellas de los ojos. Alice me miraba arqueando una ceja.

"E-emm... ¿E-es a mi?" dije sintiéndome incomodo.

"¡Y ENCIMA HABLA!" dijo la sirena pegándose al borde del lago, sin salir del agua.

"E-emm... si..."

"¿Como te llamas, cosita?"

"...Salty Sea..."

"Aww, que adorable... Yo me llamo Wakasagihime. Un placer conocerte."

No se que me daba mas miedo; El hecho de que me tratara como un niño pequeño, o que su nombre fuera tan... tan como es que no recordaba ni la primera palabra de su nombre. El caso es que me estaba sonrojando sin darme cuenta; como siempre.

"Estamos aquí para buscar a su hermana pequeña. Parece que se ha perdido en el Bosque de los Bambúes Perdidos," dijo Alice hablando por mi. La sirena se llevó las manos a la boca.

"¡Oh dios mío, que horrible! ¡Ese bosque es peligroso, es muy fácil perderse y nunca salir!" dijo la sirena preocupada.

"Por eso te he llamado. Tu te conoces ese bosque como la palma de tu mano. Creo que nos podrías ayudar."

"Bueno si, pero yo no podría salir del agua. Solo os podría guiar por el río que pasa por el bosque."

"Bueno, menos es nada ¿No?" dijo Alice. La sirena asintió con la cabeza.

"¿Pasa todo un río por el bosque y aun así la gente se pierde?" dije extrañado ante aquel hecho.

"A ver cosita, es que ese bosque... Tiene algo extraño. No parece gran cosa ese bosque, pero tiene algo que hace que la gente se pierda en el... Es como si el bosque tuviera vida propia y se divirtiera con las desgracias de la gente," dijo la sirena mirando hacia el noreste. Seguramente el bosque estaba por allí.

El Bosque Everfree in a nutshell...

"Bueno, tengo experiencia en sitios así," dije seguro de mi mismo por una vez.

"¿No te da miedo entrar ahí?" preguntó Alice.

"Un poco, pero no voy a dejar a mi hermana allí," dije serio.

"¡Aaww, mira como se preocupa por su hermanita! ¡Que cosita mas bonita!" me dijo la sirena acariciándome la cabeza.

Esta vez no me sonroje ni nada. La primera vez siempre me pilla por sorpresa, pero cuando me tratan como un animal mas que como una persona, pues me fastidia un poco. Se que soy un animal, pero hablo y pienso igual que ellas. No tienen por que tratarme así, y aun así lo hacen... Es algo que llevan haciéndome casi todas desde que llegué a Gensokyo, y nunca me termino de acostumbrar.


"Todavía podemos dar marcha atrás," dijo Alice.

"¡Que pesada eres Alice, ya te he dicho que no voy a dejar abandonada a Flandre!" le dije serio.

"¡Kawaiiiii!" dijo la sirena.

Estábamos a cuatro pasos de entrar en el Bosque de los Bambúes Perdidos. No solo el bosque es literalmente un montón de bambúes altísimos, sino que no había nada entre los bambúes que te pudiera indicar tu posición. Ya empiezo a entender por que la gente se pierde aquí. Aunque nosotros íbamos a entrar por el paso del río, el bosque era sin duda intimidante.

"Muy bien, seguidme y no os separéis. Como os despistéis, estáis perdidos," dijo la sirena con seriedad.

"Entendido," dije obediente. La sirena me sonrió ante mi determinación. Alice suspiró.

"Me vais a hacer entrar, ¿Verdad?" dijo Alice sin mucho animo.

"Nadie te obliga a entrar," le dije.

"¡Fantástico, adiós!"

Y tan pronto como se despidió, desapareció en una nube de humo. La sirena y Yo suspiramos al unísono.

"Mejor dejarla. Alice puede ser un poco miedica a veces," me dijo la sirena.

"Así veo... Bueno, entremos de una vez. Ya he perdido suficiente tiempo."

La sirena asintió con la cabeza y procedimos a entrar en el bosque. Seguí muy de cerca a la sirena, tratando de no perderla de vista. Por alguna razón, a veces se me hacia un poco difícil.


"…Y por eso me he escapado de casa," dijo Flandre.

"Comprendo..."

Flandre estaba sentada en una piedra en mitad del Bosque de los Bambúes Perdidos. Una mujer conejo vestida de blanco estaba sentada junto a ella, escuchando su historia. Bueno, quien dice mujer... La verdad es que parecía tener su misma edad... Físicamente hablando, claro.

"¿Y no echas de menos tu hogar? ¿Ni a nadie de allí?" dijo la coneja.

"Bueno... Tal vez a mi hermana un poquito... Y a Salty también, el siempre me hace reír... Y a Meiling, ella también juega conmigo mucho... Y Patchouli me enseña muchas cosas cada día... Y Sakuya siempre me trae comida y juguetes... Koakuma también es muy divertida, aunque esta algo loca..."

"¿Y tu hermana no hace nada contigo?" preguntó la coneja. Flandre suspiró tristona.

"No, casi nunca... Esta casi siempre centrada en su trabajo... Aunque su trabajo es una mierda, solo se sienta en su trono y casi nunca hace nada allí... ¿Por que a mi hermana le gusta un trabajo tan aburrido?"

"Es típico de los adultos, hacen cosas aburridas."

"Y que lo digas... Salty es el único que me ha explicado por que le gusta su trabajo, que es casi igual de aburrido."

"¿Quien es ese Salty? ¿Y cual es su trabajo?"

"Salty es la mascota de la familia. Es un animal azul muy mono. Su trabajo es, bueno... Ser la mascota de la familia. Aunque me dijo que también usaba esa tapadera para ser el guardaespaldas de mi hermana."

"Que aburrido..."

"Lo se, pero el me dijo que trabajar era importante. Era algo que probablemente nunca te iba a gustar, pero que es algo esencial para vivir en este universo. A no ser que fuera ermitaña, aunque no me dijo que significa eso."

"Lo dicho, que aburrido..."

"Ya..."

"Bueno... Si te sirve de consuelo, a mi tampoco me hacen mucho caso."

"¿En serio?" dijo Flandre mirándola con curiosidad.

"Si... Vivo sola aquí en este bosque. Mi casa esta siempre vacía porque mi hermana trabaja en la luna. Solo puede visitarme en las noches de luna llena, y eso en Gensokyo es poco común," contó la coneja cabizbaja.

"Vaya, estas todavía mas sola que yo... Cuanto lo siento," dijo Flandre dándole un abrazo cariñoso a la coneja. Esta le devolvió el abrazo.

"Pero al menos yo tengo todo un bosque para correr libremente y divertirme con los animales que hay por aquí. Tu sin embargo estas todo el rato encerrada en tu cuarto," dijo la coneja retirando el abrazo.

"Bueno, no siempre. Salty me saca de allí muchas veces."

"¿Salty te saca? ¿Pero eso no lo tiene prohibido tu hermana?"

"Si, pero Salty si puede hacerlo. Es el único que puede."

"¿Y eso por que?"

"Bueno, porque Salty-"

"¡FLANDREEEEE!"

Ambas miraron a su derecha. Me vieron a mi trotando exhausto hacia donde ellas estaban. Al alcanzarlas, paré a recuperar el aliento. Flandre se levantó de golpe asustada.

"¡S-Salty!"

"Flandre... Ugh..."

"¿Este es Salty?" preguntó la coneja.

"A-así es." dijo Flandre con miedo. Aunque se le quitó de golpe cuando la abracé.

"¡Dios Flandre, cuanto me alegro de que estés bien! ¿Sabes lo preocupado que he estado?" le dije.

"Lo siento..." dijo Flandre cabizbaja. Le retiré el abrazo y la miré a los ojos.

"No estoy enfadado contigo ni nada, ¿Eh? Jamás me podría cabrear con mi hermanita. Pero la próxima que vayas a hacer esto avísame. Te podría ayudar."

"¿Lo dices en serio?" me dijo sorprendida.

"¡Pues claro que si! Yo estaré siempre aquí para lo bueno y lo malo, por absurdo que sea lo que vayas a hacer."

Me dio un abrazo contenta tras eso. Yo se lo devolví sonriente. Que alivio, dios... Al retirarle el abrazo, vi una mano a mi derecha. Era la de la coneja.

"Un placer conocerte," me dijo.

"Igualmente," le dije dándole la pezuña. Al dársela, una pedorreta sonó de su mano. Esto hizo reír a la coneja.

"Es muy bromista," me dijo Flandre.

"Ya... En fin, me llamo Salty Sea."

"Tewi Inaba," me dijo mientras dejábamos de estrecharnos la mano-pezuña.

Inaba... ¿De que me suena ese apellido?

"En fin, volvamos Flandre. Que si no tu hermana me mata," le dije sonriente.

"...¿De verdad tengo que volver?" me dijo algo tristona.

"Venga Flandre, tu hogar es tu hogar. Además, sigo intentando que tu hermana me deje sacarte de la mansión aunque sea bajo mi supervisión."

"La quieres mucho, ¿Verdad?" me dijo Tewi.

"No te haces una idea," le dije con mucha sinceridad. Esto hizo sentir bien a Flandre.

"Bueeno vale..." dijo sin mucho animo.

"¡No me hagas sacar el matasuegras que estoy mu' loco!" dije con los ojos bizcos. Esto hizo reír a las dos niñas.

"Bueno vale... Adiós Tewi. Ha sido un placer conocerte," dijo Flandre dándole un abrazo.

"Igualmente. Espero que volvamos a vernos," dijo la coneja devolviéndole el abrazo.

"Intentaré que sea así," les dije.

Tras eso se retiraron el abrazo, y nos despedimos de ella una ultima vez mientras nos alejábamos del lugar. Al quedarse Tewi sola, se puso pensativa.

"Tal vez yo también necesite una mascota que me haga compañía... ¡Ya se, un conejito!"


"Jaque mate."

Remilia mató al rey vampiro de Patchouli. Ambas seguían en el balcón, pero esta vez jugando al vampidrez. Es básicamente el ajedrez, pero con vampiros.

"Se te da muy bien esto Remi," dijo Patchouli sin expresión alguna.

"Soy una vampiresa. ¿Que esperabas?" dijo Remilia con orgullo.

Sakuya apareció de la nada a la izquierda de Remilia. Estas la miraron al notar su llegada.

"Milady, Salty ha vuelto. Y trae a Flandre."

"Maravilloso. Hora de volver al trabajo entonces," dijo Remilia levantándose. Patchouli hizo lo mismo.

"Ha sido una entretenida tarde," dijo Patchouli mientras Sakuya cogía el tablero junto a las piezas y desaparecía con ellas cual espejismo.

"Y que lo digas... En fin, ve a recibir a Flandre. Yo recibiré a Salty y le haré mi examen."

"Como ordenes."

Y así llegó la noche. Todo había vuelto a la normalidad, y yo estaba en mi puesto junto a Ojou-sama...

¿Por que no ha terminado el episodio todavía?

"Salty, firme al frente."

Obedecí a Ojou-sama saliendo de mis pensamientos. Al estar enfrente de su escritorio, Remilia vació esta como pudo. Tras eso, Sakuya apareció de la nada y colocó una caja blanca en el centro del escritorio. Sakuya se colocó a la izquierda de Ojou-sama mientras mis ojos se agrandaban ante la realización.

"E-esa caja es..."

"Así es. Hoy voy a enseñarte una lección importante, Salty. Sakuya me ha hablado de la charla que tuvisteis cuando esta caja llegó, y... Parece ser que no quieres pasar pagina con Emily."

"...¿Que no quiero pasar pagina? ¿Como que no quiero pasar pagina? ¡Es lo que he intentado hacer desde que murió!" dije algo cabreado.

"¿Ah si? Pues demuéstramelo. Destruye esta caja y todo lo que hay dentro."

Mis ojos no podían estar mas agrandados... ¿Destruir la caja?

"P-pero Ojou-sama... Ahí dentro hay recuerdos que-"

"Nada de excusas. Si de verdad quieres pasar pagina, debes borrar por completo toda su existencia de tu mente. Incluido las cosas que la relacionan con ella. Y esta caja es una de ellas... Destrúyela."

"...¿D-de verdad me vas a obligar a olvidarla?"

"¿Lo ves? No quieres olvidarla... Pues si, Salty. No vas a ser feliz ni vas a dejar que el tiempo cure esa herida hasta que no lo hagas. Así que adelante, destruye la caja."

N-no sabía que pensar... ¿Lo que dice Ojou-sama es cierto? ¿Como se si es cierto? ¿Como se si esto es lo correcto o no?

"Tu cabeza te hará dudar cada vez que te acerques a la verdad, porque en el fondo no quieres olvidarla. Te hará bloquearte una y otra vez. Pero tengo un trato para tu cerebro." Ojou-sama se levantó del trono. "O por las buenas, o por las malas."

Tanto yo como Sakuya tuvimos un sobresalto ante aquello. Empecé a temblar. A las malas no, por favor...

"Vamos Salty, no tengo todo el día. Ya esta atardeciendo," dijo Ojou-sama abriendo un cajón del escritorio.

Me quedé paralizado. Miraba a la caja fijamente. Quise alzar una pezuña y explotar esa caja, pero mi cuerpo no respondía. Imágenes de Emily se me venían a la cabeza. Empecé a sentir un miedo horrible.

"Se acaba mi paciencia Salty," dijo Remilia sacando un látigo del cajón.

Sakuya no lo aguantó. Caminó hacia mi y se agachó, abrazándome el cuello.

"Salty por favor hazlo. Es lo mejor para ti, créeme. Milady y Yo sabemos por lo que estas pasando, por eso queremos ayudarte. Deja que te ayudemos; confía en nosotras."

Miré a Sakuya de reojo. Su tono de preocupación me impactó. Temblé un poco menos, pero me empezaron a salir lagrimas de los ojos. Ojou-sama empezó a caminar lentamente hacia mi, preparando el látigo.

"Quítate de ahí Sakuya," dijo Ojou-sama con un tono muy serio.

"¡N-no Milady, esto no es necesario!"

"¡Quítate o te doy a ti también!" dijo Ojou-sama alzando la voz.

Sakuya sufriendo por culpa mía...

Alcé la pezuña y cerré los ojos. La caja explotó en mil pedazos, y estos se quemaron haciendo que no quedara nada de ellos. Se produjo el silencio por unos segundos. Fue entonces cuando abracé a Sakuya y me puse a llorar. Lloré como nunca hice en mucho tiempo. Sakuya me abrazaba fuerte, transmitiéndome su comprensión. Remilia caminó lentamente a su trono y se sentó, guardando el látigo en el cajón del escritorio.

"¿Comprendes ahora por que es bueno conocer gente?" dijo Ojou-sama colocando de nuevo las cosas en el escritorio.

Remilia a veces podía ser cruel... Pero gracias a eso, he aprendido muchas cosas buenas... ¿De verdad la crueldad es algo malo? Creo que no siempre lo es... Es como la disciplina. Hay veces que puede considerarse como un 'mal necesario'. Es difícil saber cuando algo es subjetivo u objetivo, correcto o erróneo, verdad o mentira, amor o gusto... Pero bueno, tal vez con el tiempo y la experiencia aprenda.

Ahora he pasado pagina oficialmente. Estaba listo para conocer a alguien nuevo que me enamore otra vez, pero... ¿Y si no quiero?

Next Chapter: 13. Episodio 13 Estimated time remaining: 3 Hours, 36 Minutes
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