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My Little Pony: Sin Fronteras Acto 1 - La gema del espejo

by Gamerlan

Chapter 8: La reunión Terre

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NOTAS DEL AUTOR #8

Hola a todos, queridos lectores. Lo primero de todo os quiero agradecer a aquellos que seguís aquí, significa mucho para mí que hayáis llegado tan lejos, y espero que os siga encantando esta historia.
Si eres nuevo y acabas de llegar, no pasa nada. Dirígete al capítulo uno para enterarte de todo lo acontecido. Espero que te guste.

Bueno, ahora es hora de comentar un poco el capitulo anterior. La leyenda de Lumína, como habéis podido comprobar, es el epicentro de este fanfic, donde se revela la leyenda de la gema del espejo.
No tengo la leyenda basada en ninguna cosa particular, simplemente, y como digo arriba, fue lo que se me ocurrió para hacer girar todos los demás acontecimientos. Personalmente, creo que esa leyenda es algo muy apropiado para el personaje principal. ¿No creéis?

Bueno, por este capítulo no tengo más que decir, tampoco es que hubiera mucho que comentar. En cambio, el que os presento hoy si que se va a poder comentar en el siguiente. Así que espero que tengáis muchas ganas de ver cómo se desarrolla... La Reunión Terre.

Un saludo, y hasta la próxima.

Capitulo 8: La reunión Terre

-¡Venga chicos, que ya estamos a medio camino! ¡No os quedéis atrás! -Gritaba Minty algo adelantada junto a su prima mientras subían la montaña dirección a Alto Terre.

-¡Pues ven y ayúdanos! ¡No es como si lleváramos tu equipaje con el nuestro! -Herbal gritaba en retorno desde unos metros más abajo.

-Perdisteis el juego, así que os toca pringar. -Soltó una risilla. -Además, vosotros sois machos fuertes, esto no es nada para vosotros.

Herbal, que caminaba junto a Great, estaban cargando con los equipajes de no solo ellos mismos, sino con los de las yeguas.

Habían estado jugando en pleno trayecto de tren a juegos de astucia y rapidez mental por equipos. Herbal y Great contra Minty y Cherry. Y aunque pensar rápido no era algo que se le diese mal al unicornio, las yeguas terrestres demostraron un juego en equipo superior.

En consecuencia, los machos debían cargar con el equipaje de las yeguas durante todo el trayecto.

-No es justo, ellas estaban entrenadas. -Farfullaba Herbal en un tono de voz solo audible por Great.

-Nos la han jugado bien jugada. Ahora solo nos queda seguir subiendo. Seguro que lo han hecho a sabiendas de que la cuesta es difícil de subir para un poni promedio. -Trataba de razonar el macho terrestre.

-Yo no soy un poni promedio... -Herbal contestaba picado.

-¿No decías que querías ganar fuerza? Te dije que podrías entrenar aquí... No me refería a esto, pero es entrenamiento. Así que vamos, aguanta ahí. -Great vacilaba un poco al unicornio, el cual no estaba precisamente contento con la gracia.

-Muy gracioso Great. Muy gracioso... -Sin embargo, por mucho que se quejase, sentía que en el fondo su amigo tenia razón, podía tomarlo como un entrenamiento físico y en caso de superarlo, significaría que definitivamente era más fuerte.

-Pero bueno, ¿se puede saber a qué esperáis? ¡Vamos! -Minty seguía dando órdenes desde más arriba mientras sonreía.

-Dales cuartelillo querida prima, nunca han subido este monte. -A Cherry le estaba dando tanta pena la situación, que decidió ponerse del lado de los machos.

-Bueeeeno, esta bieeeen. -Soltaba un suspiro la yegua de crines rosadas.

Esperaron en silencio hasta que los machos llegaron a su altura. Great sudaba por el calor, pero aun conservaba gran parte de sus fuerzas. Herbal en cambio, estaba sufriendo. El calor era soportable comparado al del desierto, pero no acostumbrado a travesías por monte y encima sobrecargado, jadeaba.

-Anda, retiro el castigo. Dame mi equipaje Herbal. -Minty se apiadaba del unicornio, pero este contestó de manera sorprendente ya no solo por lo raro que se oía, sino porque se negó.

-No... Llegare hasta Alto Terre... Tengo que hacerlo... -Estaba forzando sus propios límites para intentar ganar fuerza.

-¿Estás seguro? No pareces muy... Enérgico ahora mismo. -Cherry estaba un poco preocupada.

-No, está bien... Podre con ello...

-Te lo has tomado en serio, ¿eh? Eso está bien, pero no te sobre esfuerces. -Great le daba ánimos.

-Aun nos falta un ratin. ¿Estás totalmente seguro de esto? -Minty le ofrecía otra oportunidad de ir cómodo, pero la volvió a rechazar.

-Tengo que demostrarme que soy fuerte... Lo hare...

-De acuerdo... Si insistes... Continuemos la marcha. -Finalmente, Minty se puso en cabeza y comenzó a liderar la marcha.

El sol se intensificaba, eran aproximadamente las doce de la mañana y apenas había nubes. Pese a los esfuerzos del unicornio, parecía que las fuerzas le empezaban a fallar, y aun no divisaban Alto Terre.

Al ver que Herbal se quedaba atrasado, todos le decidieron esperar, pero él simplemente no se movía.

-¡Vamos Herbal! ¡No falta mucho ya!

Minty le animaba, pero él no respondía. Se preguntaban qué estaba pasando, y fue entonces cuando el unicornio se desplomó en el suelo.

-¡Oh, no! ¡Herbal! -la cara de terror de todos era innegable. Bajaron los tres muy preocupados, pero él simplemente no respondía.

Cuando Great le tocó el cuerpo, este ardía.

-Una insolación, y encima está deshidratado por el esfuerzo. ¡Dadme agua rápido!

Tras humedecerle la cabeza y el pecho, movieron al unicornio hasta un pequeño trozo de montaña que debido a la formación de las rocas, propiciaba una agradable sombra.

Allí, le dieron un poco mas de agua y esperaron pacientes que despertara. Necesitaban saber que estaba bien.

Se empezaron a oír unos gemiditos pasados unos quince minutos. Parecía que la temperatura corporal se había reducido a un nivel normal y el cuerpo de Herbal empezaba a moverse muy ligeramente. El suspiro de alivio fue unánime.

-¿Dónde estamos? ¿Hemos llegado ya? -La voz de Herbal temblaba, aun estaba débil.

-No querido amigo, aun no hemos llegado. Te has desmayado por el esfuerzo. Estamos cerca, pero no hemos llegado. -Great le explicaba la situación.

-Vaya... Pues no lo he logrado después de todo... -parecía quejarse entre susurros.

-Lo has hecho muy bien hasta aquí, tú mismo decías que no eras un poni con mucha fuerza física, pero casi has subido toda la montaña tu solo. No digas sandeces. -Minty preocupada pero manteniendo una sonrisilla le animaba una vez más.

-Si vosotros lo decís... -Herbal parecía decepcionado consigo mismo.

-No te pongas así anda. Has aguantado mucho para apenas tener físico. No te martirices. -Cherry se unía a su prima a animar.

En el fondo de su corazón, se sentía contento, porque su mente le decía que había fallado, pero pensar en que casi subió a Alto Terre en esas circunstancias, le hacía sentirse algo fuerte. O al menos no tan débil como lo que pensaba.

Unos pocos minutos después, recuperó la suficiente fuerza para levantarse y tras asegurarse de su bienestar, pusieron rumbo al pueblito. Esta vez sin ningún peso encima.

Finalmente, alcanzaron el pueblo de Alto Terre. Un pueblito discreto entre montañas en la cual solo se veían 2 ponis. Los demás debían estar dentro de sus casas.

-Ahí esta amigos míos. Mi hogar. -Minty se mostraba alegre aunque su voz denotaba nostalgia.

-Pues sí que es pequeño sí. ¿Y aquí te has criado? -Great sorprendido, preguntaba. Aunque en realidad no sabría decir si era sorpresa o desilusión.

-No es gran cosa, lo sé. Pero mi familia os va a encantar. Es de lo más agradable. -La yegua le respondía con una sonrisa.

-Doy fe de ello. Mis tíos son unas personas encantadoras, así como el resto de la familia. -Cherry apoyaba las palabras de su prima.

-Entonces vayamos ya. Hace calor... -Herbal no estaba del todo recuperado, así que para aliviar su sufrimiento, retomaron el poco trayecto que les quedaba por recorrer.

Al entrar al poblado, los dos ponis que paseaban por el mismo los miraron. Minty les dedicó un saludo a lo cual ambos respondieron felizmente.

-Son amigos de la infancia. Todos en el pueblo nos conocemos.

El resto del grupo asintió mientras se acercaban al lado izquierdo del pueblo. No había demasiadas casas por la zona y tampoco eran precisamente modernas. Aparentaban estar bastante debilitadas por los años.

Bueno, no os dejéis engañar por la apariencia, pero ya estamos en el terreno familiar. Sé que las casas parecen un poco... descuidadas, pero os prometo que por dentro son firmes. -Cherry explicaba a los machos.

-Eso espero... Ya me dan algunos escalofríos viéndolo de día y con sol. No me quiero imaginar esto de noche y con niebla... -Herbal parecía intimidado por la apariencia del pueblo.

-No tendrás miedo de los fantasmas, ¿no? Uuuuhhh... -Minty le empezó a vacilar.

-¡No es por los fantasmas! Es solo que en mi tierra hay pueblos como este. -Tras responder sonrojado, se apresuró a explicarse.

-Siento curiosidad por tu tierra. Algún día me la tienes que enseñar. -La yegua de crines rosadas confesaba un interés que a Herbal le parecía poco acertado. -Bueno, pues ya hemos llegado. La casa principal. La casa de mi familia. Espero que estéis preparados.

Great estaba bastante bien, pero el unicornio estaba atacado de nervios. Estaba intentando calmarse diciéndose a si mismo que no tenía miedo y que era fuerte, pero no parecía tener mucho efecto.

Cuando las primas llamaron al portón, una yegua muy entrada en años con las crines muy alborotadas les recibió.

-¿Minty? ¿Cherry? Queridas nietecitas, sed bienvenidas a casa. -Era una voz de anciana pero mantenía un tono dulce. Tan dulce que podría uno dormirse escuchándola.

-Hola abuela Candy. ¡Ya hemos regresado! A tiempo de la reunión Terre. -Minty era la portavoz, pero ambas se mostraban entusiasmadas.

-Siempre es un placer veros, preciosas. ¿Quiénes son esos machos tan cucos? Os habéis echado unos buenos novios, mis pequeñas. -La abuela Candy parecía ser tan poco reservada como Minty a la hora de decir lo primero que piensa. Al igual que pasara la primera vez que se conocieron, los machos se ruborizaron.

-No abuelita, te estás equivocando. Son amigos nuestros. -Cherry también ruborizada y acelerada le explico a la anciana yegua la situación.

-Ah... Así que estáis de camino a Hollow... Y queréis participar en la reunión Terre... Bueno, no creo que pase nada... Los novios de mis nietitas siempre son bien recibidos.

-¡Abuela! -Cherry se ruborizó aun mas, mientras que Minty se reía. Aunque por mucho que se riese, era notable su rubor también.

-A mi no me vas a engañar jovencita. Anda, no os quedéis ahí, pasad dentro, encantos. -Con una risilla dulce les invitó a entrar dentro.

La casa por dentro era espaciosa, y tal y como dijo Minty, estaba mucho más cuidada y reformada.

Varios ponis estaban en el salón hablando, mientras que algunos potrillos corrían por los pasillos.

-Estoy muy nervioso chicas... Demasiado nervioso... Hace tanto que no veo una familia... Es demasiado para mi... -Herbal hablaba con tembleques. La ultima familia que vio, fue la suya antes de que lo raptaran. O eso creía, ya que le lavaron el cerebro y él no los recordaba.

-Animo Herbal. Estaremos contigo. Todos. -Great le infundía valor entendiendo perfectamente lo que sentía. Sabía que esta experiencia iba a ser emocionalmente difícil para él, pero si salía adelante de ella, habría logrado superar un enorme obstáculo. Las chicas asintieron.

La familia de Minty resultó ser de lo mas variopinta y agradable. La abuela Candy era encantadora, y siempre estaba mirando por el bienestar de todos. Los primitos de ambas yeguas eran unos traviesos de campeonato, en cuanto vieron a Herbal y su inusual pelaje, empezaron a atosigarle a preguntas y a colgarse de él.

Los padres de Cherry, es decir, los tíos de Minty, también se interesaron por los machos. Miraron un poco raro a Herbal, acto que le acobardó. A veces se maldecía por tener aquel pelaje a rayas.

Y finalmente, los padres de la propia Minty. La madre era una yegua con la crin recogida y unos ojos azules cristalinos, alta y pegaso. Tenía una voz agradable y era bastante extrovertida.

El padre en cambio, era bastante basto. Un macho terrestre fornido que gastaba bromas constantemente, mayormente horrorosas. Tenía los ojos verde oliva y la crin corta.

En esa familia parecía no haber malos rollos. Eran todos agradables. Herbal sentía cosas en su corazón que hacían que quisiera llorar.

-¿Estás bien? -Le preguntaba la madre. -No se te ve muy contento. ¿No te gusta el lugar?

-No... No es eso señora. No se preocupe. -Respondió fingiendo una sonrisa tranquila.

-Si tienes cualquier necesidad, pídela. -La madre de Minty, a la cual todos se referían como Mila, no le dio más importancia al asunto y siguió organizando cosas. Minty en cambio, si se percató de la situación.

-Herbal, te recuerdan malos momentos, ¿verdad?

-No es exactamente eso. No recuerdo a mis padres, ni a nadie de mi familia. Eso es precisamente lo que me hace sentirme... Raro ahora mismo. Siento que he vivido la calidez de sentirse en familia, me resulta conocida la sensación, pero no consigo recordarles... Y los añoro... -Herbal se confesaba ante su amiga en un rincón de la casa.

-Te entiendo. ¿Pero sabes qué? Sé que algún día los volverás a ver, tengo certeza absoluta de ello. Quiero que sepas que mi familia será tu familia siempre que lo necesites. -Minty se puso sentimental al respecto, mirando al unicornio con una tierna mirada. -No te preocupes por nada, estaremos aquí para ti.

-Minty... No sabes lo que me alegro de haberte conocido. Gracias por ser como eres. -Herbal cambió su tristeza con una sonrisa.

-No tienes nada que agradecerme. -le dedicó otra sonrisa dulce. -Ahora debo terminar de preparar la comida. No te preocupes, pronto estará.

Cuando recibió el asentimiento del unicornio, la terrestre volvió a la cocina.
En ese momento solo la abuela Candy, los dos potrillos de hace un rato y el padre de Minty estaban en la salita central.

La presencia de esos ponis hacía que Herbal tuviese cierto temor, así que aprovecho la ocasión para localizar a Great Thill y forzarle a un paseo por las cercanías de la casa.

Alrededor de una hora después, se tocó la campana que llamaba a todos los de la familia a comer.

Los machos, que caminaban por los huertos, también entraron en la casa para plantarse ante una mesa a rebosar de ponis. Antes había cuatro en la mesa y tres en la cocina, pero ahora el numero creció hasta diez en la mesa y todavía faltaban ellos dos por sentarse, así que en total serian doce.

-Guau. Pues sí que sois unos cuantos en la familia. -Decía Great sorprendido.

-Éramos más en la reunión Terre de hace unos años, pero varios de los nuestros han abandonado la tradición por motivo de los Sugar. -El padre de Minty empezaba a hablar.

-¿Los Sugar? -Herbal preguntaba tímidamente.

-Son, junto a la nuestra, la familia con el mejor dominio de la comida de todo Alto Terre. Su talento ha ido mejorando generación tras generación. -Explicaba el padre de Minty.

-No termino de entender. ¿Qué han hecho pues para que no se reúna la familia entera? -Great retomaba el hilo.

-Hace unos cuantos años en Alto Terre se llevaba a cabo una exhibición gourmet. Cada casa del poblado presentaba sus mejores platos para hacer una muestra de la mejor gastronomía de la zona. Sin embargo, desde hace tres años, no es más que una competición impuesta por los Sugar.

-¿Una competición? -Herbal había sido cautivado por el tema.

-Sí, una competición culinaria. Un duelo. Como decía, hace tiempo era una exhibición, pero con el cambio generacional, los descendientes se han hecho tan buenos, que no quieren una mera exhibición, sino un duelo gourmet.

Hace tres años nos hicieron una apuesta, y perdimos... Desde entonces, el duelo gourmet es una lucha de casas para conseguir el mejor plato.

-¿Pero no es en esencia lo mismo? -Great seguía preguntando.

-No exactamente jovencito. Desde hace tres años la gente que visita Alto Terre ha disminuido, las casas participantes han sido menores y además cada casa debe poner un tesoro de cierta importancia como premio final. El ganador se lo lleva todo. Esto, como comprenderéis, ha alejado a parte de la familia.

-¿Han convertido una tradición amistosa en una batalla gastronómica? Es muy triste eso... -Great salía a defender a los Candy.

-Este año, por supuesto, volveremos a participar. Porque seguimos creyendo que la unión hace la fuerza, mas aun si es en familia. -Minty dirigió unas pocas palabras a lo que todos asintieron con diferentes expresiones afirmativas.

-Es genial veros tan unidos a todos. -Herbal sonreía tímidamente, se le veía con sentimientos encontrados.

-Herbal, amigo mío. Tu también formas parte de esta familia. Eres uno de los ponis que mas aprecio, junto a Great. Hasta Cherry está encantada con vosotros. Es más que suficiente para consideraros de nuestra humilde familia. -Cherry miraba un poco sonrojada a Great, algo que llamo la atención del unicornio. Tan pronto la terrestre de crines azuladas se percato de Herbal, desvió la mirada aun mas colorada.

-Venga familia, hagámoslo como todos los años. Rindamos nuestro pequeño tributo a la lealtad y a la familia. -Minty cerró los ojos y comenzó a recitar una canción a la cual al poco se unirían absolutamente todos los miembros de la familia allí presentes.

Como cada año, estamos aquí,
Todos reunidos para compartir,
Recuerdos en familia y así mostrar,
Que nuestros lazos nunca quebraran.

Manehattan, Fillydelphia, Baltimare o Trotingham,
No importa donde vivas, bienvenido tú serás.
Que la unión hace la fuerza, sabemos que es verdad.
Por eso todos juntos siempre vamos a estar.

Estés cerca o estés lejos, no importara,
Porque la familia siempre a tu lado estará,
Con cariño y respeto, al igual que lealtad,
La luz en la familia, nunca se apagara.
Si estamos unidos, nunca se apagara.

Historias en la lumbre tu podrás contar,
Juegos con los niños tu podrás jugar,
Da igual tu edad, aquí encontraras,
Una gran familia que siempre te apoyara.

Si hay un problema lo vamos a superar,
Como una piña somos, lo puedes notar,
Con cariño y respeto, al igual que lealtad,
La luz en la familia nunca se apagara.
Si estamos unidos nunca se apagara.

Con cariño y respeto, al igual que lealtad,
La luz en la familia nunca se apagara.
Si estamos unidos, nunca se apagara.

Minty se acercó a Herbal durante ese último estribillo y le susurró a la oreja antes de acabar la canción. -Eso te incluye a ti.

Nunca se apagara.

Acto seguido, se hizo el silencio absoluto, pero todos miraban al unicornio, que seguía en shock ante lo que acababa de ver y experimentar mientras Minty se alejaba y volvía a su sitio.

Cuando reaccionó y se topó con la atenta y sonriente mirada de todos, se le subieron los colores tanto que por un instante pareció que se iba a desmayar.

El resto de la familia no pudo más que soltar una pequeña risilla dulce.

-No seas tímido jovencito. Mi nietecita tiene razón. Siempre podrás contar con los Candy para lo que sea. -Era la abuela la que estaba hablando.

-Gracias por vuestra hospitalidad. -Respondía Herbal aun coloradísimo.

-No hay nada que agradecer, así somos nosotros. Y ahora, comamos familia. Tenemos un duelo que ganar. -El padre de Minty, que respondía al nombre de Lico, animaba a toda la familia allí presente.

Cuando la comida acabo, y habían empezado a recoger los platos, Herbal se las apañó para lograr un momento a solas con Minty.

-¿Por qué has hecho eso? ¿Por qué toda tu familia me mira así? -Era notable la preocupación del unicornio.

-¡Ey! Relájate un poco, Herby. -Sonreía. - Sabia que esta experiencia seria dura para ti, así que digamos que les puse un poco en antecedentes.

-¿Que les has contado? -La preocupación se tornó miedo.

-Solo que no recuerdas a tus padres, que hace mucho que te separaron de ellos y que es la primera familia que ves en mucho tiempo. Mi familia es muy caritativa, y no quería que estuvieras incomodo, así que allane el terreno para ti.

-¿Segura que no les has dicho nada mas? -Tras soltar un suspiro de alivio al saber que su amiga le había ayudado una vez más, empezó a dudar de si era esa toda la verdad, a juzgar por las miradas.

-Tan segura como que soy hembra. No voy a decirles que vienes de otra tierra. Les confundiría demasiado. -Terminó la explicación.

-¿Y nada, pero que nada, mas? -Insistía el unicornio.

-No. Nada más. Te lo prometo. Ni tu lado oscuro ha salido de mi boca.

Minty parecía decir la verdad, o al menos a Herbal eso le parecía. Aunque las miradas de su familia... Todavía le hacían sentirse inquieto.

-Vale. Gracias una vez mas Minty. -Le acabó agradeciendo con una sonrisa sincera.

-No pasa nada. No me lo agradezcas. Dije que te ayudaría. -Devolvió la sonrisa. -Ahora debo acabar los preparativos del duelo gourmet. Te veré en un ratito.

-Si quieres puedo ayudar. Me gustaría ser de mas utilidad que quedarme aquí quieto esperando.

-Bueno, tenemos ya la receta casi casi decidida y casi todo preparado para llevarlo a la plaza central...

-Da igual, colaborare de alguna manera.

-Ese es el espíritu que me gusta a mí. Vamos.

Y así, los dos amigos entraron en la casa de los Candy para ultimar preparativos.

Parecían estar preparados todos para el duelo gourmet, pero algo carcomía a todos. Cuando Minty preguntó por el problema, la respuesta fue cuanto menos impactante.

-Minty querida. Estamos un poco preocupados. Parece que nuestros rivales, los Sugar, tienen algún ingrediente secreto. Algo mágico que puede hacer maravillas. -Le contestaba la abuelita Candy.

-¿Algo mágico? ¿Cómo que mágico? -Herbal y Minty reaccionaron extrañados.

-Parece que Cherry mientras paseaba por el pueblo, ha oído una conversación entre dos de los Sugar. Algo se traen entre manos y parece gordo. -Ahora era Lico quien contestaba.

-No debemos de preocuparnos ahora por ello. Familia, hemos hecho siempre esto juntos y aunque estos últimos tres años hemos perdido, no vamos a volver a perder. Da igual todos los secretos que nos echen, podemos ganarles con nuestra unión.

Las palabras de Minty consiguieron animar a la familia entera, haciendo que todos recuperasen la confianza.

-Tienes razón, hijita. Vamos a la plaza hermanos. Podemos ganarles. -Gritaba Lico mientras lideraba la marcha.

Next Chapter: La carta bajo el casco Estimated time remaining: 0 Minutes
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