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My Little Pony: Sin Fronteras Acto 1 - La gema del espejo

by Gamerlan

Chapter 7: La leyenda de Lúmina

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NOTAS DEL AUTOR #7

Hola a todos, espero que estáis ansiosos de otro capitulo mas de las aventuras y desventuras de Herbal y sus amigos, porque esta vez tenemos una leyenda que contar...

Como siempre os digo, si acabáis de llegar y tenéis curiosidad, os recomendaría encarecidamente ir al primer capitulo para entender toda la historia.

En el capitulo anterior, se nos presento un personaje nuevo, esta vez es totalmente canónico, ya que aparece en la serie. Cuando pensé estos dos capítulos, los pensé como uno solo, así que mi intención era solamente presentar a Jubilee. Sin embargo, hemos acabado viendo un enfrentamiento con un final inesperado.
Siempre me han gustado este tipo de situaciones, así que incluso en la batalla intenté dar toques graciosos.

En esta ocasión no tengo gran cosa que comentar sobre el capitulo anterior, mas bien es sobre mi mismo.

Hace cosa de un mes y algo empece a trabajar en una empresa, y eso ha reducido enormemente mi tiempo para escribir. Por ese motivo, este capitulo ha tardado lo que ha tardado en subirse, y de aquí en adelante se subirán con menos periodicidad.
Espero que entendáis mi situación y que sigáis dando el apoyo que se merece la historia.

Sin mas que añadir mis queridos lectores, espero que os esten gustando los personajes y la trama. Si tenéis algún comentario que hacer, os recomiendo que dejéis una review del capitulo, es sin duda una gran ayuda para mi.

Un saludo, y os dejo con La Leyenda de Lúmina.

Capitulo 7: La leyenda de Lúmina.

-Herbal, ¿estás bien? -Preguntaba Zecora mientras era ayudada por el unicornio a preparar pociones.

-Sí, estoy perfectamente. ¿Por qué lo pregunta? -Respondía el unicornio con cierto tono de duda.

-Bueno, llevamos catorce días conviviendo. Tu forma de ser y de hablar voy conociendo. No te veo concentrado en la tarea, y eso es un problema.

-He estado pensando mucho en el viaje que hicimos. A pesar de mis miedos, parece que verdaderamente hay paz en esta tierra. En base a lo que he podido ver y experimentar, a excepción de unos pocos, son todos amables. Eso me hace muy feliz. -Herbal mostraba una sincera sonrisa cuando pronunciaba esas palabras.

-¿Y entonces cuál es tu preocupación? ¿Hay algo que perturbe tu corazón? -La cebra vertía un ingrediente más en su caldera.

-Pues yo mismo. Me preocupo yo. Como le dije el otro día, sentí otra vez esa fuerza maligna en mi interior. Pero esta vez estaba decidido a no dejarle tomar el control. Sin embargo, me sigue pareciendo raro... ¿Por qué no lo cogió a la fuerza? Aun no he descubierto exactamente lo que quiere, ni por qué quiere hacerme daño. Me preocupa que no sea capaz de contenerlo la próxima vez que decida actuar por voluntad propia.

-¿Y no has intentado comunicarte con él en todos estos días? Conseguir algunas respuestas con suerte podrías. -Zecora seguía trabajando en las pociones mientras hablaba con Herbal, quien mientras divagaba y comentaba lo que pensaba, pasaba todo lo que la cebra requería.

-Ese es el problema. Sí, lo he intentado, pero no he conseguido nada más que un insulto despreciable esta última noche. No creo haberle hecho nada malo a él desde que tengo conciencia de su existencia. No comprendo su actitud... -Agachaba la cabeza preocupado. -Si fuera lo suficientemente fuerte para forzarle a hablar, no tendría que estar en esta situación.

-¿Ansias ser mas fuerte? La fuerza no siempre prevalece sobre la mente. -Dejó de remover el caldero para mirar al unicornio. -Yo también he estado pensando en tu otro tú, y es obvio que es muy fuerte. Quizás sea ese el origen de su actitud agresiva y tajante.

-Nunca he destacado por mi fuerza física, o mental. Debo de ser aun más fuerte en ambos aspectos. Es algo que tengo claro y que he decidido. No puedo ser un poni cobarde toda mi vida. -Por primera vez en la estancia con la cebra, mostraba una convicción firme.

-Quien te ha visto, y quien te ve. Cuesta creer que tú seas el unicornio que hace dos semanas apareció rendido y sin fe. Sin embargo, permíteme insistir, adquirir únicamente fuerza podría hacer que perdieras la cabeza. No puedo garantizarlo, pero sospecho que el motivo de su arrogancia, sea resultado de su tremenda fuerza.

-No quiero convertirme en alguien como él, eso lo tengo claro. Yo quiero poder para proteger a mis amigos ante cualquier problema. He estado entrenando por mi cuenta estos días, y gracias a mis dotes con las plantas, he creado unos hechizos que me ayudaran. Estoy seguro de que si cubro mi único punto débil, no podrá dominarme nunca más.

Herbal estaba empezando a sonar demasiado diferente de lo que la cebra estaba acostumbrada a oír. Le daba malas vibraciones. Parecía otro poni.

-Herbal. Ese no es el camino a seguir, mi consejo al respecto deberías oír. -Zecora se puso seria de repente, muy seria. -Es estupendo que mejores tus habilidades y que entrenes para ser más fuerte, sin embargo, el primer error de los que me preocupan acabas de cometer.

El unicornio no entendía a la cebra y su cara lo demostraba.

-Al poco de conocerte, tus problemas y defectos me comentaste. Y ahora estas pecando de valiente. Estas pecando de arrogante. No cometas el error de pensar que tu único punto débil es tu fuerza, o acabaras olvidando los demás problemas. Esa otra fuerza en tu interior es más lista de lo que crees, y como compartís cuerpo, sabe tan bien como tu cuáles son tus debilidades.

-Pero si no me hago más fuerte, no podré contenerle... ¿no? -Preguntaba confundido.

-Necesitaras algo más que fuerza, de ello tengo plena certeza. -Asentía seria la cebra.

-¿Y qué es esa otra cosa maestra?

-Por ti mismo hallar la respuesta debes. El deber de una maestra guiar a sus discípulos es, más las respuestas importantes siempre decisión de ellos es. No te agobies y disfruta de lo que a tu alrededor tienes. -Parecía haberse calmado un poco, pues mostró una sonrisa.

-Supongo que tiene razón. Lo siento mucho maestra. -Herbal por fin parecía abandonar aquella actitud tan decidida y valiente.

-Cambiando de tema para no agobiarse, ¿escuchar una leyenda quieres?

-¿Una leyenda? ¿Qué leyenda? -Herbal se interesó por las palabras de la cebra.

-Una leyenda acerca del lago de este bosque. Una leyenda que permite conocerse mejor a aquel que se acerque. -Se acercó a la estantería para recoger un saco con un brillo tenue celeste.

-¿Conocerse mejor? Cuénteme por favor. Suena interesante. -Se sentó en el suelo a la espera de la leyenda.

-Levántate Herbal. Demos un paseíllo, te la contare por el camino. -Zecora abrió la puerta y le invitó a salir afuera.

-¡Oh! De acuerdo. No me vendrá mal ver las preciosas flores de este bosque. Siempre me llenan de alegría mi corazón.

-Cuenta la leyenda que hace muchos años, un poni por las circunstancias afligido y por sus temores perseguido, al lago Lúmina llegó emocionalmente rendido.
Este pobre poni, al ver sus problemas sin solución, decidió en el lago suicidarse quedándose sin respiración. Sin embargo, una criatura mística lo rescató y salvó.

-¿Y qué pasó después? ¿Quién era esa criatura?

Mientras caminaban tranquilamente por el sendero que conducía al mismo lago, Herbal miraba y prestaba completa atención a la leyenda que su maestra le estaba contando. Había conseguido capturarle en el conjuro de sus palabras.

-Aguarda mi pequeño, la historia aun dista de haber acabado. Se cree que la criatura pudo ver la inquebrantable voluntad de aquel poni, y en contra de su decisión, intentar cambiar la situación.
Para ello, cuatro orbes místicos azules decidió crear con el fin de las fuerzas negativas de lo invisible alejar.
Así mismo, una preciosa gema que podría enfrentar cara a cara los mayores temores de uno mismo se forjó. Esta gema, como la gema del espejo se concibió.

-¿La gema... del espejo? ¿Enfrentar los temores de uno mismo? No termino de entenderlo maestra. -Según caminaban más y más al interior del bosque, no solo crecía la curiosidad del unicornio, sino que también sus dudas lo hacían.

-Combinando el poder de aquella gema y los orbes de la criatura, el poni cambiar su vida pudo y prosperar para una nueva aventura.
No obstante, nadie ha sabido nada de ese poni desde entonces, ni tampoco se han detectado anormalidades en los alrededores. Ni siquiera se ha visto una criatura mística en el lago nadar, mucho menos por el bosque pasear.

Herbal no salía de su asombro. Sus ojos mostraban un brillo especial que dejaban claro que quería saber más al respecto.

-¿En serio tiene esa gema el poder de ver y enfrentar los temores de cada uno? ¿Es acaso eso posible?

-Lo desconozco. Las leyendas se basan mayoritariamente en rumores, y como he dicho, no hay indicios ni explicaciones. Aunque creo haber encontrado algo que pueda arrojar algo de luz ante tal misterio.

Finalmente, llegaron al lago Lúmina, tan tranquilo como siempre, bañado por los rayos de sol y rodeado por unas preciosas flores.

-Lo siento maestra, me he perdido. ¿Cómo qué puede arrojar luz sobre la leyenda?

-Según la leyenda, el paradero de los orbes o la gema desconocido queda. Sin embargo, creo haber podido encontrar uno de esos orbes místicos tan difíciles de hallar. -Zecora sacó entonces del saquito que llevaba una piedra brillante de color azul celeste. Su brillo era cautivador.

-¿Eso es...? ¡Guau! Espera... ¿Qué? ¿Insinúas que eso es uno de los orbes? ¿Y qué has estado buscándolo? -Las preguntas se agolpaban en la cabeza de Herbal tras salir del shock inicial causado por el brillo del orbe.

-Siento curiosidad por las leyendas y el misticismo. Es uno de mis... pequeños pasatiempos cuando no tengo trabajo alguno. Hubo una ocasión, en la que buscando ingredientes para una poción, halle una piedra que captó mi atención. No sabía que podía ser, pero a mi cabaña la decidí traer.

-Ya veo... comprendo. ¿Y dice que en este lago hay una criatura mística? Me encantaría poder verla. Siento curiosidad por la leyenda... -Se acercó al borde del lago y recordó que fue allí donde se cayó el primer día que llegó y donde conoció a Great Thrill, su actual amigo.

-Ciertamente, pequeño. Desde que llegaste a mi cabaña, más en serio me he dedicado a cumplir tal hazaña. No te dije nada con antelación, puesto que no tengo ni los supuestos cuatro orbes en mi posesión, pero sería una medida genial para tus respuestas hallar, y quizás incluso tus problemas internos solucionar.

-¿Y qué debemos de hacer ahora? ¿Cómo podemos ver a esa criatura? La leyenda no dice nada al respecto, ¿verdad?

-No, mis investigaciones no han llegado más lejos.

Zecora negaba con la cabeza algo triste, pero sin dejarse dominar por la desazón.

-Es una pena... por un momento creí que podría cambiarlo todo. Tan cerca... y tan lejos. -Suspiró.

-Seguiremos investigando el tema, tengo un amigo que me está ayudando con esta tarea.

-¿Un amigo? -Preguntaba Herbal a la cebra.

-Sí, ahora mismo está intentando encontrar algo que nos acerque a la verdad. Si encontrásemos otra piedra así, querría decir que la leyenda sí tiene veracidad.

-Oh. De acuerdo. Por cierto maestra... ¿Puedo coger el orbe?

-No veo motivo para negarme, pero debes que cuidado vas a tener prometerme. -Le pasó el orbe a sus cascos mientras estaba sentado al lado del lago.

-Es impresionante... su brillo es... mágico. Puedo verme reflejado y todo. -Miraba detenidamente el orbe. Aunque... es como si viera... ¡Ah! -Dejó caer el orbe al suelo al asustarse.

-¡Herbal! ¿Qué ha ocurrido? ¿Estás bien? -La cebra preocupada le ayudó a reponerse del susto como pudo.

-He visto... mi cara... pero la mitad de ella era... oscura, llena de rabia, sonriendo maléficamente... Es él. Tengo mucho miedo. -El unicornio estaba acurrucado y con las orejas agachadas.

-Tranquilo, no has cambiado en absoluto. Quizás fuera una ilusión o un efecto óptico a causa del sol.

-Eso espero. En el fondo tengo mucho miedo de él. Por más que diga que quiero hacerme más fuerte para enfrentarle, me da miedo hacerlo. -Confesaba Herbal a la cebra mientras ambos se levantaban y recogían el orbe.

-¿No te lo dije antes? El momento llegara cuando estés listo y lo desees. No hay prisa para tus miedos enfrentar, así que olvídate de ello ahora, y ayúdame al orbe guardar.

-Si maestra.

Mientras los dos cooperaban para guardar el orbe celeste y Herbal aprovechaba para recoger algunas flores, una pregunta salió de la boca del unicornio que pilló desprevenida a Zecora.

-¿Cuando sabrás de tu amigo?

-¿Eh? Bueno, algo lejos vive, mas puedo contactar con él si la situación lo requiere. ¿Por qué lo preguntas?

-Antes has dicho que te estaba ayudando a encontrar otro posible orbe, ¿no? Quizás ya tenga la respuesta. -Estaba más que claro que el unicornio estaba ansioso por saber más de la gema del espejo.

-Es posible. -Se dio la vuelta para volver a la cabaña. -Volvamos ya mi joven aprendiz, aun muchas lecciones tengo para ti.

-Voy enseguida, adelántese un poco por favor. -Se giró para mirar al lago.

-Está bien... Pero no tardes en volver. -La cebra estaba curiosa de Herbal y su decisión de quedarse un rato más, pero puso rumbo a su casa.

Una vez se había quedado solo, el unicornio se acercó hasta la orilla del lago y allí se tumbó metiendo sus patas delanteras en el agua.

-No sé si estás ahí... Ni siquiera sé si eres real. Todo lo que he oído de ti me ha parecido fascinante... Ojala pudiera conocerte y pedirte ayuda.

Herbal estaba hablándole al agua del lago, intentaba comunicarse con aquella criatura mística, pero solo conseguía ver su reflejo difuminado por las leves ondas que causaba con sus patas.

-Quiero ser capaz de dominar la oscuridad. Proteger a mis amigos. Al igual que aquel poni que ayudaste... Ojala pudieras ayudarme... Si por un casual estas ahí, dame parte de tu fuerza... Por favor...

La confesión de Herbal se había tornado un ruego desesperado, pero no hubo ninguna respuesta. Solo el ruido de los arboles sacudidos suavemente por el viento entre las copas.

-No sé ni por qué lo estoy intentando... No hay rastro alguno de ti, eres una leyenda... Pero algún día lo conseguiré. Aun tengo la esperanza de que mi maestra este en lo cierto y encuentre la gema del espejo que tú creaste. Este es tú lago... Y algún día, espero poder conocerte. Hasta la próxima...

Herbal se levantó del lago tras ver su reflejo por última vez y puso rumbo a casa de Zecora, donde esta le estaba esperando preparando una poción.

-Vaya, ¿ya has regresado? Eso es estupendo, pues una noticia agradable tengo. Me he adelantado y con mi amigo he contactado. O mejor dicho, le he escrito un telegrama, para saber si la búsqueda del orbe avanza.

-¿Tan rápido se ha puesto en contacto con él? Solo he tardado poco más de veinte minutos.

-¿No sabes lo qué un telegrama es? Una carta muy breve y con información fundamental es. -Dijo sonriendo. -Hace bastante tiempo que no hablo con él. Así que aprovechando la ocasión le contacté.

-Comprendo. ¿Y cuanto tardara en responder? -Herbal machacaba a la cebra a preguntas.

-No lo sé. Esperemos que pronto sepamos de él. De momento mejor no preocuparse, vamos, tengo cosas que enseñarte.

-De acuerdo. Si usted lo dice...

Ambos dedicaron gran parte del resto del día a las enseñanzas de la cebra. Y no fue hasta el día siguiente cuando recibieron la visita del cartero de la zona. Algo que emocionó enormemente al unicornio.

-¡Tengo una carta para la señora Zecora! -Gritaba el poni desde fuera de la casa.

-¡Voy enseguida! -Contestaba desde la otra punta de la casa la cebra. Herbal estaba más que dispuesto a ir a coger la carta, pero Zecora lo había prohibido desde el primer día curiosear entre las cartas que recibía. Al principio sospechaba de ello, pero luego entendió que no debía invadir la privacidad de los demás de esa manera.

Cuando la cebra abrió la puerta y cogió la carta, se le iluminó la cara. Parecía que había leído algo interesante.

-Muchas gracias caballero. Le agradezco su presteza y empeño.

-Solo hago mi trabajo señora. Buen día tenga usted. -El pegaso que repartía las cartas por aquel lugar, que Herbal calculaba que debería tener poco mas de 19 años, alzó el vuelo para ir hacia su siguiente destino.

-Es educado y trabajador, pero nunca aprende a no llamarme señora. Eso es un error. En fin, que se le hará.

-¿Qué dice la carta?

-Qué estamos de suerte. Cree haber encontrado otro orbe celeste. Pero necesitamos compararlos y estudiarlos para saber si estamos bien encaminados.

-¿Eso quiere decir que va a venir a compararlos? -Herbal miraba a la cebra esperando una respuesta afirmativa, pero al ver que Zecora no le respondía nada, soltó un suspiro. -De acuerdo... Iré a ver qué pasa con los orbes a su casa...

-Lo siento mucho pequeño, pero de que así ha de ser certeza tengo. Es un poni muy ocupado y no puede simplemente abandonar su trabajo. Sin embargo, podrías preguntar a tus amigos sobre la travesía, seguro que se apuntan a tal aventura.

-Supongo que no me queda alternativa. Hablare con ellos a ver... Voy a ir a visitarles ahora mismo y así quizás lo pueda preparar para mañana.

Me parece una estupenda idea, te ayudare en todo lo que pueda. -Finalizaba Zecora mientras empezaba a preparar otra poción.

-De momento debería de ir a buscar a Great y Minty. Si tengo que ir a Baltimare, tardaré bastante. Mejor salgo ya, o se me hará tarde. Hasta luego. -Herbal parecía haber experimentado otro cambio de ánimo de los suyos pasando de estar algo triste por tener que salir otra vez del bosque para una viaje, a estar bastante contento por saber más de la gema y los orbes.

No tardo mucho en llegar a la casa de Great, para ese entonces ya se había recorrido ese trayecto unas cuantas veces y se había aprendido casi el bosque entero de memoria. Tantas tareas de Zecora estaban dando sus frutos.

-Hola, Great. ¿Estás en casa? -Preguntaba mientras llamaba con el casco a la puerta. -Es importante.

-¿Herbal? Dame un minutito... estoy algo... ocupado. Voy ya mismito. -Debía de estar muy alejado de la puerta, ya que al unicornio le costó horrores entender lo que decía. No había ninguna ventana abierta tampoco.

Finalmente, un cansado Great Thrill le abrió la puerta. -No te esperaba por aquí a estas horas... ¿Qué necesitas?

-¿Estás bien? No te he visto tan cansado nunca. No tienes buen aspecto. -Great estaba sudado y con expresión de agotamiento.

-Durante unos pocos días al mes, trato de llevarme todavía más al límite, como si fuera un examen. Me habías pillado entrenando. Si vieras como está la casa de desordenada... -Pese a que iba recuperando el aliento, se le notaba aun muy cansado. Herbal pudo echar un vistazo de refilón dentro de la casa y comprobó que estaba todo bastante desordenada, especialmente en un rincón del que colgaban algo parecido a dianas.

-Lo siento mucho. Veras, tengo algo importante que contarte y un favor que pedirte.

-¿Un favor? ¿De qué se trata? ¿Me he perdido algo? -Al terrestre le había picado la curiosidad.

Herbal, contó toda la historia que Zecora le había mencionado con todo lujo de detalles, incluyendo el momento en el que se pudo ver la mitad de la cara poseída en el orbe. Great parecía muy sorprendido, ya no tanto por la leyenda, sino por la reacción del orbe al propio unicornio.

-¿Dices que te pudiste ver en el orbe como si estuvieses la mitad poseído? ¡Santa Celestia! ¿Pero fue solo reflejo o fue real?

-No, fue solo un reflejo... creo. No estoy seguro, pero mi maestra estuvo conmigo y no paso nada. Pero volviendo a lo importante, creemos haber encontrado un segundo orbe... pero su poseedor esta algo lejos de aquí... supongo que no te importara si... -No tuvo que acabar la frase, para cuando quiso darse cuenta, Great ya había respondido.

-Hagámoslo. Es algo que te beneficia a ti, y como amigo tuyo, te ayudare en todo lo que necesites. Así que hagámoslo.

A Herbal se le iluminó la cara. -¡Muchas gracias! Con esto ya estamos un paso más cerca de resolver el misterio. Ahora solo me falta contactar con Minty, aunque Baltimare está lejos para la hora que es...

-¿Y por qué no te teleportas? Eres unicornio, ¿recuerdas? -Soltó una carcajada. -Quizás no hagas el trayecto entero, pero acortaras muchísimo terreno.

-Pues... es verdad. Lo había olvidado por completo. Apenas he usado mi magia para cosas así en mi vida, solo tuve la necesidad de usarla un par de veces. Suelo darle usos mas prácticos para las plantas y las pociones, pero servirá.

-En ese caso, buen viaje. Si no te importa, voy a acabar mi entrenamiento para mañana tener todo el día libre para ese viaje. Consumirás menos magia si vas tú solo. -Great se percató de que de repente a Herbal le habían entrado tembleques. -Aunque si te da miedo, puedo ir contigo. Entiendo que no estés adaptado aun.

-No, no te preocupes... puedo ir solo... debo ser mas fuerte no solo de físico, sino mental y emocionalmente... -Tartamudeaba como nunca, estaba esforzándose por no mostrar su miedo, pero era terrible mintiendo.

-Herbal, no hace falta que me mientas. Iré contigo.

-¡Qué no! Qué lo hare solo... tengo que demostrar que puedo ser fuerte. -Su cara al mirar a Great era el mayor poema que se pudiese describir. Una mezcla de valor y terror como nunca antes vista. Sudaba, intentaba poner cara de determinación, pero sus ojos y tics en la boca delataban sus verdaderas sensaciones.

-¿Estas completamente seguro de esto? Venga, deja de forzarte a esos límites, no es necesario que des el paso más grande de todos de buenas a primeras. La primera vez estabas acobardado total, la segunda al volver del tren no estabas tan nervioso, y estoy seguro de que ahora te sentirás mas a gusto, ¿pero ir tu solo? ¿A Baltimare? No puedo permitir eso pensándolo mejor.

-Pero yo... -Herbal trataba de argumentar lo inargumentable.

-Ni pero yo, ni amapolas doradas. Iré contigo y no hay más que hablar. -Sin darle tiempo a explicarse ni reaccionar, Great entró en casa y empezó a ordenar todo, o eso creía Herbal por el ruido tan bestia que estaba haciendo por toda la casa.

-¿Por qué de repente me entra la risa? Estoy feliz, feliz de verdad. Me alegro de haberle conocido... -Hablaba para sí mismo al sentir alegría en su interior debida a la enorme amabilidad y compañerismo que derrochaba Great con él.

Fue un viaje tranquilo hasta Baltimare, por suerte contaban con el poder mágico del unicornio para teleportarse. Durante el camino, Herbal se había intentado superar en numerosas situaciones en la distancia recorrida sin caminar. No podía hacer grandes tramos, pero poco a poco parecía ir aumentando las distancias y su confianza en su propio poder mágico.

-Me sorprenden los avances que has hecho. Hace unos pocos días no te veía capaz de cosas así. -Le dedico una sonrisa Great Thrill.

-Bueno, gracias, aunque no es para tanto... Se supone que debo ser capaz de mucho mas. -Ruborizado por el cumplido, agachaba la cabeza con una tímida sonrisa.

-No creo que haya una edad para hacer algo concreto, da igual si eres adulto y no sabes dominar bien la magia, al igual que no le doy importancia a que un pegaso no sepa volar bien con edad adulta. Siempre y cuando te esfuerces por ello, merecerás el halago. Como futuro guardia real debo tener claros mis principios, tratar a todos por igual.

-Creo que vas por muy buen camino así. Gracias. Seguro que acabas lográndolo.

En lo que hablaban, se habían acercado al Riché Caramel. Ninguno de los dos percibió que había ponis mirándolos, parecía que ya se habían acostumbrado a ellos.

Dentro de la tienda, como siempre, Cherry atendía en el mostrador mientras que se podía apreciar una crin rosa en la cocina tras la pequeña puerta.

-Buenas tardes, que les... ¡Anda, si sois vosotros! Hacia un tiempecito que no os dejabais ver por aquí. ¿Qué tal os va? -Cherry sonreía con mucha dulzura y se mostraba muy amigable.

-Buenas tardes Cherry, es un placer volver a verte también. Estamos planeando un nuevo viaje y queríamos hablar con Minty. ¿Puedes decirle que salga un momento? -Great hablaba con un tono tan dulce como ella.

-Si, por supuesto, dadme un segundo. -Manteniendo la sonrisa, Cherry entró en la cocina y al rato salió. Minty llevaba un delantal blanco puesto con un par de espátulas en un bolsillito.

-Hola Great. Hola Herbal. ¿Qué os trae por aquí? No os esperaba a estas horas.

-Hola Minty. Herbal tiene algo interesante que contar. Vas a alucinar. -El terrestre intentaba emocionarla y causarle curiosidad. No le costó apenas esfuerzo.

-¿Ah, sí? Cuenta, cuenta, ¡cuenta! -La yegua le acerco el morro hasta prácticamente besarlo, acción tras la cual el unicornio echó la cabeza un poco hacia atrás sorprendido.

-¡Minty! ¡No hagas eso! -Herbal le levantaba un poco su tímida voz en señal de protesta.

-Perdona, perdona. Pero es que estoy intrigadísima. -Soltó una carcajada y después se alejó de él.

-Bueno... dejando esto de lado... Se trata de algo que he aprendido hoy gracias a mi maestra. -Herbal comenzó a narrar los acontecimientos del día a la yegua. Minty, se emocionaba cada vez más con cada palabra que el unicornio decía. Estaba causando el mismo efecto que sobre Herbal, pero elevado al cubo.

-¡Eso es fantástico! ¡Es genial! ¡No veo el momento de cumplir esa leyenda! -La voz de la yegua retumbaba por todo el local, no estaban llenos en ese momento, y los pocos clientes que había se giraron para mirar extrañados a la cocinera del local. El grito fue tal, que incluso Cherry asomó la cabeza por la puerta.

-No hace falta que grites. Yo también estoy emocionado, pero no grito. -Herbal le recriminaba mientras se sonrojaba por la vergüenza de que todos les mirasen a causa de su amiga.

-Es que es una leyenda genial, adoro las leyendas. En mi pueblo tenemos unas cuantas y de pequeña leía muchos libros sobre leyendas.

-Pues no te pega demasiado. -Great se entrometió en la conversación. -Yo te veía mas pegada a un libro de repostería.

-Si bueno, si yo os contara... vosotros sí que alucinaríais, pero eso es otra historia para otro día. -Le guiñó el ojo mientras sonreía. Después volvió a dirigirle la palabra al unicornio rayado. -¿Y a donde dices que debemos ir?

-Pues no lo sé muy bien, no conozco mucho esta tierra... pero un poco mas allá de... ¿donde dijo que era? um... ¿Tienes un mapa? -Herbal estaba sudando por nervios. No podía concentrarse.

-Sí, claro. Espera un momento. -Minty subió al piso de arriba y bajó un papel enrollado. -Aquí lo tienes.

Tras extenderlo, identificó el lugar y lo señaló con el casco. Señaló una ciudad bastante grande, aunque más pequeña que Baltimare, situada un poco más al norte de unas montañas aparentemente idénticas.

-Eso es Hollow Shades. Es una ciudad un poco tétrica, y no esta comunicada con el tren. -Indicaba Minty.

-¿Lo estás diciendo en serio? ¿No se puede ir en tren? -La cara de Herbal ya no mostraba mucho entusiasmo. Esa noticia alteraba su plan de un viaje rápido.

-No, no lo hay. Lo siento. Sin embargo, si se puede coger tren hasta un pueblo cercano, al pie de la montaña. -Minty sonreía con mucha ilusión, pero nadie sabía aun por qué.

-¿Qué te hace tanta gracia? -Great preguntaba curioso.

-Bueno, es que resulta que para llegar desde ese pueblo a Hollow Shades hay que atravesar la montaña... y esa montaña... ¡es Alto Terre! ¡Mi hogar! -Dio unos saltitos pequeños de alegría.

-¿Tu hogar? ¿En serio? -Ambos ponis macho contestaron al unisonó mientras ponían cara de sorpresa.

-Sí. Y si vamos a ir hacia Hollow Shades... ¡podremos pasar por mi casa y ver a mi familia! ¡Sera algo fantástico! -Dio un gran salto de alegría, parecía realmente emocionada. -¡Cherry! ¡Ven aquí un momento!

Cherry salió de la cocina curiosa por saber a qué se debía tanto follón en su local. -¿Qué pasa prima?

-¡Nos vamos a Alto Terre! ¡Llegaremos a tiempo de la reunión terre! ¿No es fantástico?

-¡Esa es una gran noticia! Seguro que mis tíos están contentos de que pueda ir, y bueno, tu también. -Las dos yeguas estaban hablando de cosas que desconocían los machos.

-¿Reunión terre? -Pregunto Great.

-Es una reunión donde todos los miembros de nuestra familia nos reunimos para una competición gastronómica contra otros vecinos del poblado. No tiene mucho impacto social, pero es una tradición de Alto Terre. -Explicaba Minty pletórica.

-Teníamos pensado ir este año también, y si os pilla de camino, podemos incluso ir juntos y haceros demostración de las dotes culinarios de nuestra familia. -Aprovechaba para acabar Cherry instantes después de abrazar contenta a su prima.

-Great... ¿Qué hacemos? -Herbal preguntaba en voz baja.

-No sé, tú me dirás. A fin de cuentas tú has ofrecido la oportunidad de este viaje, lo ideal sería que eligieses tú. -Respondía el terrestre con cierta incertidumbre. -Personalmente, yo iría. Podría estar bien ver las culturas de otros ponis. Nunca he estado allí.

-Bueno, la verdad es que nos pilla de paso... No tenía planes de perder mucho tiempo en este viaje. Mi plan era coger el supuesto orbe, volver y seguir entrenando en el bosque.

-Herbal, Zecora te lo dijo antes de nuestro viaje a Dodge Junction, no debes limitarte al bosque. Tarde o temprano tendrás que salir fuera, conocer el mundo. Y esta es una oportunidad fantástica. No iras solo, iremos los cuatro juntos. -Le pasó un casco por encima de su cuello. -A veces, conociendo mundo es como mas se aprende, y podrás entrenar también durante el camino.

-Sí, bueno, tienes razón... -Seguía dudoso. -Pero es que debo de ser mas fuerte para poder enfrentarle, y si paso mucho tiempo descuidándolo...

-¿Por qué estas tan obsesionado? -Great le llamó la atención cortándole la explicación. -Herbal, las cosas llegan solas con el tiempo, diviértete mientras aprendes, no te obsesiones. Aun no sabemos si estamos ante el orbe adecuado, ni siquiera si existe tal leyenda. ¿De qué te sirve prepararte para ello tan deprisa, si ni siquiera está garantizado?

-Great... -Se quedó mudo.

-Además, es posible que Zecora te lo haya dicho. La fuerza física o mágica que buscas entrenando, no es la única fuerza que puedes lograr. La amistad ofrece una fuerza que no puede compararse a la física o mágica. -Estas palabras consiguieron abrir los ojos del unicornio como platos.

-¿Tan importante puede ser?

-Te lo puedo garantizar. Las portadoras de los elementos son el vivo ejemplo de ello. Poco a poco te vas adaptando a los ponis de esta tierra, y no te veo muy a desgana ya... Al menos no te escondes detrás de mi ni te paralizas de miedo. -Soltó una breve risilla.

-¿Las portadoras de los elementos? -Herbal se puso a pensar. Intuía que se estaba refiriendo a algún tipo de magia. A fin de cuentas, ¿qué elementos podrían ser sino los elementos naturales?

-Las portadoras de los elementos de la armonía. Comprendo que no las conozcas, no son de tu tierra. o eso creo, ¿no? -Great se mostraba un poco arrepentido de decir tal afirmación tan apresuradamente.

-No me suenan de nada, no. Pero me gustaría saber más, suena raro... muy raro.

-Te contare encantado, pero antes de eso aclaremos lo de antes que nos hemos desviado mucho del tema. Puede sonarte absurdo, pero divirtiéndote y conociendo a ponis y lugares de interés, también adquieres fuerza. Me has dicho que llevas un tiempo entrenando física y mágicamente, ¿no? Pues es hora de otro entrenamiento, y Minty, Cherry y yo podemos ayudarte con él.

-Eso, eso. No sé bien que estáis diciendo porque estáis cuchicheando mucho, pero seguro que tengo que estar de acuerdo. -Minty asentía ciegamente.

-De acuerdo. Vosotros ganáis. Iremos por allí. -Herbal soltaba un suspiro, pero mostraba una ligera sonrisa.

-Estupendo. Pues quedamos mañana aquí en Baltimare a las diez de la mañana, ¿os parece? -Great proponía una hora, a la cual todos asintieron.

-Bien, pues descansad todos, porque mañana va a ser un gran día. ¡Alto Terre nos espera! -Minty levantó la voz, a lo cual todos se unieron para pedirle que bajara la voz con un sonido siseante con sus bocas. -Perdonad, me he excedido un poco, pero mañana será un día fantástico, ya veréis como os lo pasáis genial.

Los cuatro se miraron entre sí, Minty y Cherry sonreían, Great se mostraba interesado, y Herbal con una sonrisilla en su cara, asentía. Un nuevo viaje les esperaba, y con ella una nueva aventura.

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