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My Little Pony: Sin Fronteras Acto 1 - La gema del espejo

by Gamerlan

Chapter 6: Hurto en Dodge Junction

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Capitulo 6: Hurto en Dodge Junction

-¿Es miedo eso que veo en tu cara? -Una voz tenebrosa hablaba directamente a Herbal mientras este se encontraba flotando en un limbo negro.

-¿Miedo? ¿Miedo de qué? ¿Qué quieres ahora? -Preguntaba el unicornio intentando no sonar acobardado, lo cual estaba.

-Eres como un libro abierto. Esa yegua te causa temor, ¿verdad? Sabes que puedo ayudarte... -Aquella siniestra voz se oía por todas partes, pero parecía clavarse en la mente de Herbal.

-¡No necesito tu ayuda! Sé que no quieres ayudarme, lo que pretendes es adueñarte de nuevo de mi ser. -El unicornio no tenía duda alguna de que estaba comunicándose con su lado oscuro.
Era la primera vez desde el acontecimiento de la cueva que lograba hablar con él; algo que había esperado con ansia.

-En el fondo sabes que os traicionara... no puedes esconder tus verdaderos pensamientos de mí. Tú eres yo, y yo soy tú. Déjame librarte del sufrimiento. -Tentaba la voz.

-De eso te quería hablar yo. Tú no eres quien manda aquí. -El pobre Herbal tartamudeaba del miedo mientras prenunciaba esas palabras.

-Comprendes que incluso con tu negativa, podría forzarte a dejarme salir, ¿verdad? Estuve a punto de lograrlo una vez, y puedo volver a hacerlo. Si tan solo esa condenada cebra no se hubiese metido donde no la llamaban... -Reía perversamente. -Pero como desees... es más divertido verte sufrir, señor 'Soy capaz de defenderme solo'.

-Ríete todo lo que quieras... me prometí ser mas fuerte... y no te necesito para nada... así que... quédate aquí calladito. -Tartamudeaba todavía mas intensamente, lo que provocaba una risa descarada de su otro yo.

-¿A quién pretendes engañar? Estas aterrado... Eres lamentable. Pero en fin... si tan clarito lo tienes... ya me vendrás pidiendo ayuda cuando la necesites... ya vendrás. -Susurraba al oído de Herbal antes de desaparecer por completo.

Cuando Herbal abrió los ojos, se encontraba tumbado en el saco de dormir, sudando y con la respiración acelerada. Sabía que aquello no había sido un simple sueño, había sido real.
Echó la vista hacia los sacos de sus amigos, y vio que aun estaban dormidos. Sin embargo, no parecía haber rastro de Dusk.

Ante tal situación, decidió despertar a sus amigos, aunque dudó de si realmente era necesario. Podría haber salido por su cuenta a cotillear, pero luego recordó el miedo que aquella unicornio de pelaje oscuro le producía.

-¿Eh...? ¿Ya es de día...? Cinco minutos más princesa... -Las palabras de Great Thrill dejaron atónito al unicornio, parecía estar soñando, o lo que es peor, después de intentar despertarlo, parecía flotar a medio camino entre el mundo de los sueños y el real. Herbal, lo zarandeó un poco más. -¡Nos atacan los changelings!

Despertando abruptamente, Herbal cayó al suelo asustado mientras que el poni terrestre estaba sobresaltado por lo que fuera que estaba soñando. -Oh... no era más que un sueño... menos mal.

-Buenos días, Great. -Dijo el unicornio una vez se hubo recuperado.

-Buenos días, Herbal. ¿Qué tal has dormido?

-No demasiado bien... ahora te cuento. -Se acercaba a Minty para despertarla, pero esta estaba chupando y mordisqueando el saco de dormir como si de un caramelo se tratase. La cara de Herbal era ahora un completo poema. -¿Es esto normal en este mundo?

-Supongo que sí. -Reía discretamente Great Thrill. -Es una preciosidad cuando duerme así, ¿no crees?

Herbal se puso colorado con aquella pregunta. -eh... si, supongo... Pero esa no es la cuestión. -Agitando su cabeza para despejar pensamientos ajenos al tema que le preocupaba, zarandeó también a la yegua terrestre.

No tardaron demasiado en despejarse los tres, momento en el cual el unicornio decidió contar lo que había pasado esa noche.

-¿Cómo dices? ¿Qué has vuelto a hablar con tu otro tú? -Empezaban a preocuparse Great. -¿Y qué te ha dicho esta vez?

-¿Te ha amenazado con volver a tomar tu control? -Minty se unía a la traca de preguntas.

-No exactamente, más bien me ha intentado persuadir. -Explicaba Herbal.

-¿Persuadir de qué? -el poni terrestre necesitaba mas información. Algo no le gustaba de todo aquello.

-De que le entregue voluntariamente el control para acabar con... -miró alrededor para cerciorarse de que estaban solos. -Dusk.

-¿Acabar con Dusk Greed? Pero si nos está ayudando... ¿Qué sentido tiene eso? -Minty se llevaba un casco a la cabeza en señal de confusión.

-Estoy convencido de que no es así... me da muy mal rollo esa unicornio chicos, creedme. Se como es alguien malvado cuando lo veo, he visto muchos así. -Intentaba hacer entrar a razón a sus amigos, que no estaban tan seguros de la afirmación de Herbal.

-No lo sé, Herbal. A mí no me parece malvada. Entiendo que dudes de alguien como ella, pero se ve a la legua que es agradable. -Great le ponía un casco en su lomo.

-¿Tan seguro estas? -Insistía el unicornio.

-Sí. Estoy seguro. De todas formas, hay algo que me inquieta... ¿Por qué te ha dicho que le entregues el control voluntariamente? ¿No puede simplemente arrebatártelo como la ultima vez? -Le miraba extrañado Great.

-No estoy muy seguro... me dijo que podría tomar el control por la fuerza... pero que prefería verme sufrir... -Soltó una risita desesperada. -Parece que no me va a dejar nunca en paz...

-No os preocupéis ahora por eso. Sea cual sea el motivo, no ha salido, y no lo hará. Él mismo lo ha dicho. Ahora, ¿qué tal si desayunamos? Tengo algunos trozos de pastel que mi prima me preparó antes de la salida. -Sonreía Minty mientras buscaba en el fondo de su bolsa.

-¿No habías afirmado que no traías nada de nada? -Decía el poni terrestre con tono burlesco.

-Sí, bueno, no era del todo cierto. Lo he recordado esta noche mientras dormía. -Reía despreocupadamente mientras sacaba tres trozos de pastel con cobertura de fresas.

-Lo que acabas de decir no tiene lógica Minty... Es imposible que no te acordaras ayer. -Decía Great mientras los tres se sentaban en circulo en el centro de la cueva.

-¿Eh? ¿Y qué más da eso ahora? ¡Comamos! -Le pretendía quitar hierro al asunto la yegua.

Mientras los tres amigos discutían sobre el asunto de los pasteles y diversos temas de los planes para el día que les esperaba, Dusk entró en la cueva con una bolsa cargada.

-Vaya, habéis despertado ya. Nos espera un largo camino hacia Dodge Junction, espero que hayáis descansado mucho. -Decía sonriente mientras hacía desaparecer la bolsa con magia.

-Estamos bien descansados y listos para el viaje, te agradecemos profundamente tu ayuda. -Agradecía con una breve reverencia Great.

-Estupendo. Pues entonces dejadme recoger todo y nos pondremos en camino. Si seguimos un paso ligero, llegaremos allí algo antes del medio día. -Dicho esto, Dusk empezó a recoger con su magia todos los sacos de dormir e hizo desaparecer tres de los cuatro.

-¿Sabes de memoria como llegar? ¿Cómo puedes saber que tardaremos medio día en llegar? -Preguntaba Herbal sospechando aun de ella.

-Ja ja. No esperarías que una viajera saliese de expedición sin un mapa, ¿verdad? -Se acercó a él ya con las bolsas a su espalda. -¿No te parece que es la mejor manera de no perderse? -Con una sonrisita picara, salió de la cueva marcando el paso.

Herbal sentía rabia por dentro. Eso le había ofendido bastante pese a que era el que menos conocimiento tenia de todo. Cada vez le caía peor aquella unicornio. Pero lo cierto era que ella era la única vía de escape a aquella situación de desamparo. No le quedaba más remedio que seguirla.

El desértico sol matutino hacía meya en los ponis. No solo hacía poco viento, sino que el pelaje de los equinos hacía todavía mas tortuosa la marcha por el desierto. Llevaban caminando ya algo así como dos horas, y tanto Minty como Herbal estaban ya casi arrastrándose.

-Vamos chicos, aguantad un poco más. No debe faltar demasiado ya. Debemos de estar casi en nuestro destino. -Infundía valor y coraje a sus amigos Great Thrill.

-Espero que tengas razón. Me pesa hasta el último pelo de mi crin. -Se quejaba Minty.

-Mas importante aun... ¿Cómo es que estas aguantando tan bien el calor? Eres un poni como nosotros... -Preguntaba exhausto el unicornio.

-Bueno, si quiero entrar en la guardia real debo poder resistir el calor del entorno, ¿no? Además, paso entrenando muchas horas, mi resistencia es bastante más grande que la vuestra, modestia aparte.

-Supongo que tienes razón... Ojala fuera tan fuerte como tú... -En las palabras de Herbal ya no se podía distinguir la resignación del agotamiento.

-No os preocupéis, según este mapa, Dodge Junction esta cerca. Deberíamos de llegar enseguida. Pronto deberíamos de divisar alguna casa perteneciente a ese remoto lugar de Equestria. -Dusk Greed daba unas extensas explicaciones al grupo mientras parecía no inmutarse del calor.

-Dodge Junction... al fin... Consigamos esas dichosas cerezas y volvamos al bosque de una buena vez. No soporto mas este calor... -Al parecer, el unicornio había sacado algo de fuerzas de aquellas palabras, pues alzó la cabeza con algo más de determinación.

Al poco rato, se empezaron a divisar pequeñas figuras en el horizonte, aun borrosas y ondulantes por efecto del calor en el aire.

-Allí esta. Dodge Junction. Estamos ya componieros. -Dusk volvía a avisar al grupo de que su destino estaba a la vista. Los tres centraron la vista en el horizonte.

-¡Por fin! ¡Deliciosas cerezas! ¡Allá va Minty! -La yegua terrestre echó a correr, solo para detenerse en seco treinta pasos por delante de ellos debido al agotamiento por el calor y jadear. -O mejor dicho... enseguida va Minty...

-No te emociones más de lo que tu cuerpo te permita, potrilla. El calor desértico es más intenso y dañino de lo que crees. -Reía ligeramente la unicornio mientras ayudaba a levantarse a la terrestre.

-Esperemos no tardar demasiado, quiero acabar cuanto antes el encargo. -Herbal seguía protestando.

-Lo primero que deberíamos hacer sería descansar un poco. Luego buscaremos a la encargada de las cerezas mágicas. -Great imponía algo de orden en el grupo.

Finalmente pisaron la pequeñísima localidad de Dodge Junction. Los pocos ponis que allí estaban, les miraban sorprendidos. No era para menos, pues que unos ponis lleguen desde el desierto, no era la manera más habitual de llegar a aquel pequeño pueblito.

-Nos miran curiosos, ¿no creéis? -Preguntó Herbal temiéndose que fuera por su pelaje.

-Sinceramente, no me extraña. Acabamos de llegar del desierto, andando. Si te fijas, hay vías de tren, lo normal es llegar en él. -Señalaba en la dirección de la estación Dusk al unicornio.

-Sí, eso parece... -Herbal insistía en no mirar directamente a los ojos de la unicornio, le infundían temor pese a que tal y como le dijeron sus amigos, Dusk les estaba ayudando. Aunque quizás estuviese llevando todo demasiado lejos, quizás no fuese tan mala. Su cabeza estaba dividida.

-No tendrán un hostal o algo por la zona, ¿verdad Dusk? Tú has estado aquí mas veces. -Preguntaba mientras miraba en todas direcciones Great en busca de algo parecido a un hotel, o al menos, de un lugar de descanso.

-Bueno, no es que haya gran cosa. Estamos en un rincón bastante alejado de Equestria. No creo que haya un hostal o similar aquí. -Se paró a pensar un poco. -Aunque sí que una taberna creo recordar.

-¿Y a qué esperamos? Vamos cuanto antes. Estoy agotada. -Minty no podía apenas mantenerse en pie. Parecía que no, pero incluso en el pueblito, el sol era abrasador.

Los cuatro pusieron rumbo a aquel local sugerido por Dusk. No era para nada espacioso, ni tampoco era el lugar más limpio y decorado que ninguno hubiese visto. Pese a todo, decidieron sentarse en una mesa y descansar. Mientras tanto, hablaban de donde podía estar la famosa plantación de cerezas que buscaban.

-Disculpad mi intromisión. Me ha dado la impresión de que estáis hablando de la señora Jubilee, ¿verdad? Ella es la encargada del negocio de las cerezas en este pueblito. -El camarero les había escuchado parte de la conversación mientras les servía sus bebidas.

-Justo, ¿sabes donde vive? Necesitamos hablar con ella. -Preguntó Herbal tímidamente, algo que llamó la atención de sus dos amigos, pues era la primera vez que Herbal hacia una pregunta por iniciativa propia a un desconocido.

-Por supuesto. Es la casa que está un poco a las afueras hacia el sur.

-Eso ha sido de mucha ayuda. Muchas gracias señor. -Great fue el encargado en esta ocasión de hablar y agradecer.

El camarero, asintió con la cabeza, y se retiró detrás de la barra al ver que había podido resolver la duda del variopinto grupo de ponis. Momento en el cual, Dusk decidió levantarse del sitio.

-Bueno, pues nuestros caminos se separan aquí.

-¿Eh? ¿Qué quieres decir? -Preguntaba Great de nuevo.

-Tengo que irme. Tal y como os dije, estoy en una expedición. Os guié hasta aquí porque estaba en mi ruta, pero ahora que estáis aquí sanos y salvos, debo continuar mi camino.

-¿En serio? Jo, ahora que empezábamos a conocernos mejor... -Minty parecía triste, realmente le había caído bien la yegua de pelaje oscuro.

-No os preocupéis, seguro que volveremos a coincidir algún día. El mundo es un pañuelo. -Dusk, se fue despidiendo de cada uno de ellos, hasta que le llego el turno a Herbal. Acercó su cabeza hasta su oreja y le susurró. -Ya no tendrás que tener miedo... ¿o sí?

-¿Qué... has querido decir? -El unicornio estaba asustado. La mirada penetrante de la unicornio hembra era punzante, podía sentir como todos y cada uno de sus pelos se erizaba al verla.

-Oh, vamos... por Celestia... Era una broma. Desde luego sí que eres un pequeño cobardica. -Con una ligera sonrisita en la boca, procedió a dar el ultimo adiós al grupo. Acto seguido, abandono el local.

-Os lo dije... planea algo, y muy malo... Es una yegua malvada. -Herbal seguida en su tónica de terror. -Seguro que nos está espiando ahora mismo, desde la ventana o algo...

-No seas exagerado anda. Mira alrededor, no está por ninguna ventana. No le des tanta importancia. -Great mostraba las ventanas al unicornio, y en efecto, no había nadie fuera.

-Lo que es innegable es que es muy misteriosa. Agradable, pero misteriosa. -Confesaba Minty. -Quién sabe que estará haciendo en su expedición? Porque nadie llegó a saber que buscaba, ¿verdad?

Ambos ponis negaron con la cabeza.

-Bueno, no merece la pena preocuparse ahora por ello. ¿Qué tal si vamos a buscar a la señora Jubilee? -Great Thrill se levanto de la silla de un brinco. Acto seguido sus amigos hicieron lo mismo y salieron juntos del local para ponerse rumbo a la casa que el camarero les había indicado.

El sol no había remitido ni lo mas mínimo, y sentían como todos sus músculos se fundían con cada paso que daban. Era un pueblito pequeño, muy pequeño, no obstante, caminar con aquel calor les resultaba muy agotador. No se explicaban como aquellos ponis podían soportarlo tan bien.

Al fin llegaron a una casa enorme separada del resto. Se oían ruidos procedentes del interior de la casa. Ruidos demasiado fuertes como para ser producidos en una casa normal y corriente.
También destacaba la plantación de arboles por esa zona, arboles que por supuesto daban las famosas cerezas.

-¡Mirad! ¡Mirad! ¡Son preciosas! -Minty corría de un árbol a otro señalando las cerezas, estaba emocionada.

-No toques ninguna. Si te pillan podrían acusarte de robo. Recuerda que pertenecen a la señora Jubilee. -Herbal iba tras Minty llamándola la atención para evitar meterse en mas líos de los necesarios. Aunque no parecía muy dispuesta a hacerle caso.

Finalmente llegaron a la puerta de la casa. Estaba abierta y había un pequeño mostrador con una campanita en el mismo. Great Thrill, adelantándose un poco a sus amigos, la hizo sonar y al poco apareció una yegua terrestre con una enorme y recogida melena roja de dos tonalidades.

-¿Sí? ¿Qué desea el caballero?

-Buenos días. ¿Es usted la señorita Jubilee? -Preguntaba el terrestre mientras sus compañeros se ponían a ambos lados del mismo.

-Así es. ¿En qué puedo ayudarle?

-Venimos a comprar unas cuantas de sus cerezas doradas. ¿Puede decirnos cuánto cuestan?

-Sí, bueno... En realidad ahora mismo no tenemos a la venta. Dentro de muy poco se celebra un evento anual aquí en nuestro pequeño pueblito, y las cerezas que disponemos en esta granja de cerezas las vamos a utilizar en dicho evento. Lo siento mucho.

Cherry Jubilee se disculpaba por tener que rechazar la petición de los ponis. Cada uno de los tres reacciono con una expresión diferente. Minty abría la boca en señal de asombro e incredulidad, Great se entristecía al saber que no podían completar su tarea, y Herbal, que ansiaba volver a la protección del bosque Verdur, insistía en la petición con todos los recursos que tenia.

-Por favor señorita Jubilee, es urgente que volvamos a casa con las cerezas, no serán muchas, lo prometo.

-Lo siento mucho. En verdad que no puedo vender ninguna ahora mismo. Este año la cosecha está siendo peor que el anterior y el desfile gourmet requiere de todas las cerezas que podamos brindar. La semana que viene ya no tendremos problema alguno con las cerezas y podréis comprar tantas como deseéis.

-No podemos esperar una semana. Hemos hecho un largo camino hasta aquí... si ahora tenemos que volver con las manos vacías... -Herbal se venía abajo. Jubilee miraba extrañada al unicornio verde.

-Disculpadme. ¿Hago bien suponiendo que no sois del pueblo? -La terrestre estaba prácticamente convencida de ello, pero quería asegurarse.

-Sí. Hemos venido de mas allá del desierto. Es un encargo que nos han realizado. Pero si no hay más remedio, pues tendremos que volver en otra ocasión. -Por mucho que le doliese asumirlo, Great sabía que era la única alternativa.

-Lamento profundamente tener que deciros esto después de tanto camino... pero me asegurare de guardaros las cerezas para cuando hayamos terminado el desfile. -Agachaba la cabeza disculpándose. -Si no puedo ayudaros en nada mas... buenas tardes.

-Gracias por su atención. -Los tres salieron de la casa desolados. No habían podido cumplir la tarea que Zecora les había encomendado. ¿Cómo iban a decírselo? Habían estado debatiendo si quedarse hasta el desfile o no, pero Herbal estaba histérico con la idea, así que tuvieron que descartarla.

-Por el momento volvamos al pueblo y descansemos. Aun no sabemos ni los horarios del tren. Quizás no sea tanto problema si usamos el tren la próxima vez. -Great, como el más sereno del grupo, razonaba.

-Cherry se va a llevar una desilusión enorme. Ella también estaba súper mega ultra emocionada. Las tenía tan cerca de mi casco... -Minty se lamentaba, pero dentro de lo mal que podía estar, mantenía la compostura.

-Zecora va a estar decepcionada conmigo... no he sido capaz de cumplir ni una tarea tan sencilla como comprar unas cerezas... No me va a encargar nada mas, estará enfadada seguro. -Al borde de un ataque de pánico, Herbal sudaba.

-No es culpa tuya Herbal. Simplemente no hemos venido en el mejor momento. Nadie va a enfadarse. -El poni terrestre consolaba a su amigo.

Mientras descendían aquella pequeña colinita por el camino zigzagueante hasta el pueblecito, escucharon un grito de yegua. Venía de detrás de ellos, o mejor dicho, de detrás y encima de ellos.

-¿Habéis oído? Parecía un grito de socorro. -Great alertó a sus compañeros el primero.

-Venía de bastante más atrás nuestra... ¿Creéis que pueda haber pasado algo en la granja? -Minty estaba asustada.

-Esto no es bueno... esto no es bueno... ¿Qué hacemos? -Herbal, para no variar, estaba con los nervios a flor de piel.

-No veo a nadie más alrededor... así que nos toca ir a ayudar. Además, seré un futuro guardia real, es mi deber y moral defender a todo aquel que lo necesite. Vamos allá.

Los tres ponis pusieron rumbo a la granja otra vez lo mas rápido que podían. Escucharon otro grito mas según se acercaban, pero este ya no era un grito de socorro, sino más bien un grito de desesperación.

La granja parecía en perfecto estado, las maquinas funcionaban, los arboles seguían con las cerezas en ellos... todo parecía normal, a excepción de la propia Jubilee, que al verles volver corriendo, se acercó a ellos.

-Es terrible, horrible, desastroso, ¡un espanto! -La yegua tendera estaba nerviosa.

-¿Qué ha sucedido, señorita Jubilee? La hemos oído gritar mientras bajábamos al pueblo. -Great era quien hablaba, pero los tres observaban expectantes.

-Ladrones. ¡Ha venido una banda de ladrones! ¡Se han llevado casi todas las cerezas doradas que había cosechado para el desfile! -Decía alterada la yegua terrestre vendedora de cerezas.

-¿Ladrones? ¡Eso es espantoso! -Herbal ponía una cara que no denotaba especial sorpresa. -Así que también aquí se roba, ¿eh?

-Great, Herbal, debemos encontrar a esos ladrones. No voy a tolerar que las cerezas doradas caigan en malas manos, y menos aun de manera ilegal. -Minty demostraba una determinación irrefrenable en su mirada.

-¿Tú estás loca? No sabemos ni cuántos son, ni si van armados. No somos guerreros ni tenemos experiencia en luchas. -El unicornio le recriminó a la yegua de pelaje verdoso.

-Es cierto Herbal, pero no podemos quedarnos sentados de cascos cruzados. Si no hacemos algo pronto, no solo podrán volver a por mas, sino que tampoco podremos comprar cerezas al acabar el desfile. Mira bien, lo único que queda, es lo que ves, y se necesitan para el evento. -Great había valorado los pros y los contras de un asalto a los ladrones, y aunque no le parecía la idea más adecuada, merecía la pena probar.

Herbal, dio un paso atrás en silencio. Se había dado cuenta de que Great, una vez más, había dado en el blanco. Finalmente, asintió con un suspiro.

-Tened mucho cuidado por favor. Han huido hacia el norte de aquí, campo a través. Quiero acompañaros, pero no puedo abandonar la granja, podrían volver aprovechándose de la situación. -Jubilee parecía impotente.

-No se preocupe. Nosotros nos hacemos cargo. Traeremos las cerezas robadas a tiempo para el desfile. -El poni terrestre, sacaba de su alforja la espada de madera que se había traído.

-Quédese aquí y asegure la granja, por favor. No queremos que le suceda nada a usted. -Herbal se había percatado de que la propia Jubilee tenía más miedo que él. La habían robado, y el entendía lo que sentía. -Le prometo que todo saldrá bien.

-¡Eso es! ¡Vamos chicos! Esos ladrones de poca monta tienen los días contados. -Minty daba saltitos rápidos y fintaba con el cuello como si estuviese entrenando.

-Cuento con vosotros, sois muy valientes. Me pondré en contacto con el guarda del pueblo y os mandare algo de ayuda tan pronto lo aseguremos.

Dicho esto, la señorita Jubilee se fue al galope dentro de la granja y cerró de un portazo.
Los tres pusieron rumbo al norte de la granja, también al galope. No sabían cuanto tiempo de ventaja les habrían sacado los ladrones, debían apresurarse.

Herbal, sentía algo avivarse dentro de sí mismo, una sensación familiar. No estaba dispuesto a repetir lo que paso la anterior vez, así que hizo de tripas corazón, y decidió mantenerse lo más firme posible.

Los tres amigos llegaron a un saliente en un cañón desde el cual pudieron divisar cinco sombras caminando tranquilamente por la parte más baja del mismo. Apenas era visible, pero agudizando la vista, pudieron distinguir que llevaban tres sacos enormes y pesados.

-Deben de ser ellos. Les hemos alcanzado. Aunque están en la parte de abajo del cañón y nosotros arriba aun. -Great daba vueltas a las posibilidades.

-Y esos sacos deben de ser las cerezas. Como les pille... -Minty por su parte solo tenía ojos para las cerezas.

-Yo puedo teletransportarnos. Quizás pudiera bajarnos a los 3... pero no sé si funcionará. -Herbal había dado una gran idea a Great.

-Buena idea. Aunque no puedas bajarnos hasta abajo, ¿crees que podrías acercarnos un poco? Hasta digamos... ¿Aquel saliente? -tras unos segundos buscando uno adecuado, señalo uno a medio camino.

El unicornio tenía algo de miedo, pero una vez más, al sentir como la llama en su interior se avivaba, recordó que se había prometido ser más fuerte y no fallar a sus amigos nunca más.

-Lo hare. Bajaremos hasta el suelo. Puedo hacerlo. -Se intentaba convencer a sí mismo.

-Ese es el espíritu Herby. Vamos. Juntémonos para teletransportarnos. -Se notaba emoción en las palabras de Minty. -Este es mi primer viaje mágico.

Tras unos segundos de preparación mágica, el cuerno del unicornio empezó a brillar en color verde claro para envolver a los tres ponis y tras un centelleo, hacerles aparecer en otro lugar. Fueron pocos instantes, pero cuando abrieron los ojos, comprobaron que habían llegado a la parte baja del cañón. Herbal lo había logrado.

-¡Ha sido bestial! He notado un hormigueo durante el viaje, pero ha sido una sensación agradable y emocionante. Sobresaliente Herby. Lo has hecho genial. -Minty no cabía en sí de gozo. Sus palabras ruborizaron al unicornio.

-Desde luego que sí, yo también te felicito. Pero ahora debemos centrarnos en los ladrones y las cerezas. Están muy cerca y probablemente sean agresivos. No bajéis la guardia. -Great choco cascos con Herbal y después se puso serio de nuevo mientras seguían cautelosamente su rastro.

Acabaron en la entrada de una cueva, los ladrones se habían quedado fuera de la misma esperando. No parecían agobiados, se oían risas e incluso se podía escuchar algún que otro chiste ofensivo hacia las yeguas de pueblo, acto que a Minty la puso furiosa.

-Les voy a enseñar yo lo que una yegua de pueblo puede hacer y lo que no... Que roben está mal, pero encima ir soltando semejantes obscenidades y sandeces sobre las pobres yeguas de los pueblos más necesitados... eso no lo tolero.

De poco sirvieron los esfuerzos de los machos para frenar a la enfurecida hembra que había salido de su escondite para encararse a los ladrones.

-¿Eh? ¿Eres tu jefa? Pensábamos que nos habíamos equivocado y que habíamos acordado reunirnos en otro sitio al ver que no llegabas. -Los cinco miraron hacia el vasto ruido que Minty hacia al caminar, se podía palpar su enfado.

-No soy vuestra jefa, pero del atracón de coces que os voy a dar vais a pensar que si que soy una jefa enfurecida. ¿Qué es eso de que solo servimos para limpiar y para...¡por Celestia! cómo se os ocurre siquiera reducirnos a un nivel tan lamentable? ¿Cómo podéis ser tan machistas? -Cada vez se notaba mas el enfado, Herbal y Great salían de su escondite anonadados.

-Vaya, mirad que tenemos aquí. Una preciosa yegua mostrando su lado más fiero. Me gustáis mas así. -Se reían. -Anda, se buena chica y ven nosotros, prometemos tratarte bien.

-Ya he tenido suficiente. -Recogió una piedra pequeña del suelo con un casco y con una precisión de cirujana, la lanzó contra el ojo del poni que había hecho aquel comentario tan obsceno.

La piedra impacto de lleno en su globo ocular forzándole a cerrar los ojos y a soltar un alarido. Momento en el cual, Minty aprovecho para acercarse y cocearle en sus partes nobles, algo que además de inmovilizarlo en el suelo, le hizo soltar otro alarido mayor.

El resto de ponis sin salir aun de su asombro, se lanzaron a por la yegua. Dos de ellos eran pegasos así que aprovecharon la ventaja que ofrecía un ataque aéreo. El resto también iba tras la yegua terrestre buscando venganza por su compañero.

-Para ser muy machos y valientes como decís, bien que venís cuatro contra una "inútil y sumisa yegua de pueblo". -Retrocedía ante la impotencia de enfrentarse a los cuatro. Una cosa era un golpe sorpresa a uno de ellos, otro muy distinta era vencer a los demás a la vez.

-¡Minty! Te ayudaremos. -Ante el desajuste de fuerza que había frente a ellos, tanto Great Thrill como Herbal corrieron a socorrer a su amiga.

Herbal llegó a tiempo para bloquear, con un escudo formado por su propia magia, la embestida de uno de los pegasos que no se había distraído con el grito de Great, y éste ultimo aprovechó el aturdimiento del mismo al chocar contra el escudo para embestirle con la cabeza mientras sujetaba su espada de madera con la boca.

-Gracias chicos. Vosotros sí que sois todo unos caballeros. Vamos a darles una lección que no olvidaran. -Repuso fuerzas al sentirse arropada por sus amigos.

-El unicornio es el más peligroso de todos, debemos matarlo primero. -Dijo uno de los terrestres a sus compañeros. Algo que sorprendió e inquietó a Hebral. Jamás se había considerado fuerte, mucho menos peligroso, al menos mientras no saliese su otro ser.

Uno de los pegasos alzó el vuelo y se lanzó en picado contra el unicornio, que había generado otro escudo defensivo confiando en que volvería a funcionar. Y así fue, el pegaso rebotó en el escudo, sin embargo, dos de sus compañeros empezaron un ataque al mismo tiempo contra el propio escudo, rompiéndolo y haciendo que el unicornio cayera al suelo con el impacto.

Mientras tanto, Great sacudía su cabeza con intención de asestar algún golpecito con su espada de madera. No sirvió de mucho, pues no era madera afilada, y solo la llevaba para entrenar. Acabo lanzándola lejos de él y atacando con sus cascos y cabeza.

Minty por su parte, ayudaba a Herbal a incorporarse de nuevo. El golpe le había dejado un poco aturdido, pues no era un poni con mucha resistencia física. Era débil físicamente y lo sabía.

Tras unos minutos midiendo fuerzas y dando coces, algo interrumpió la pelea que se había intensificado. Una voz femenina que los tres amigos identificaron rápidamente. Era Dusk.

-¿Se puede saber a qué viene este alboroto? ¿Salgo un momento de mi cueva y me encuentro con semejante jaleo? Más vale que haya una explicación para esto. -A diferencia de cuando iban al pueblo, Dusk volvía a mostrarse terriblemente fría. De repente, se percató de la presencia de los ponis que conoció el día anterior. -¿Qué estáis haciendo vosotros aquí? ¿No se suponía que estabais en Dodge Junction?

-¿Dusk? Lo mismo te podríamos preguntar nosotros. Esta banda de ponis ha robado las cerezas doradas que la señorita Jubilee tenía preparadas para el desfile de Dodge Junction. -Explicaba Great sin perder de vista a los ladrones.

-Hemos venido aquí a recuperarlas. Sin ellas, tampoco podremos conseguir nosotros lo que habíamos venido a buscar. -Minty ayudando a Herbal todavía, acababan de ponerse de pie.

-Ya veo... -Dejo escapar con una vocecita apenas audible, casi como un suspiro. Para instantes después, volver a ponerse seria. -¡Vosotros! ¡Devolved esas cerezas!

Los ponis se quedaron perplejos, inmóviles. Miraban extrañados a Dusk y entre ellos.

-Ya me habéis oído. ¡Devolvedlas! Sino... os las veréis conmigo. -Dando un pisotón y poniéndose en una pose de combate, se preparaba para atacarles.

-Pero... ¿por qué? -Seguían sin comprender. Esto hizo que incluso los tres amigos se mirasen extrañados. -¿No se supone que deb...?

Al ladrón no le dio tiempo a terminar de formular su pregunta, un pequeño cumulo de magia morada había estallado en el hocico del poni, obviamente, provocando un alarido de dolor del mismo. Le había abrasado parte del hocico.

-¡He dicho que las devolváis! No me obliguéis a usar mi magia en serio. ¡Ahora! -Gritaba Dusk aun con algo de humillo en su cuerno.

-¡Va... vale! Así lo haremos. Señora Dusk. Disculpe nuestro atrevimiento. -De los cinco ponis solo tres quedaban en pie. De ellos, el pegaso era quien había tomado el liderazgo y había hablado en nombre del grupo. Estaba temblando como un flan por miedo a ser el siguiente con el hocico abrasado. Finalmente se acercó a los tres ponis que aun estaban boquiabiertos. -Lo sentimos. Tomad los sacos. No queremos saber nada mas de ellos. -Decía con voz temblorosa.

En cuanto dejaron los sacos al lado de los tres, los ladrones salieron corriendo de la escena para alejarse de la aun enfurecida Dusk.

-Que tenga que llegar a estos extremos... -Soltando un suspiro, Dusk intentaba recuperar la compostura.

-Ha sido increíble. Que fuerza tan... abrumadora. -Minty estaba que no cabía en sí de asombro.

-Mas que increíble yo diría que ha sido inquietante, y en vez de abrumadora yo diría aterradora... -Herbal hablaba en su habitual tono más bajo que alto.

-Dusk, te agradecemos la ayuda. Ahora el desfile podrá llevarse a cabo. -Great agradecía comprobando los sacos.

-No me deis las gracias. No merezco tal honor. Bueno, ya tenéis lo que queríais, así que por favor, volved a devolver las cerezas. Yo me tengo que quedar por aquí para ir hacia mi destino.

-Oh, bueno...como sea. Muchas gracias. -El terrestre volvía a agradecer mientras cargaba uno de los sacos.

Mientras Minty recogía otro de ellos, Herbal se acercaba a por el ultimo de los tres, y cuando levanto la cabeza tras cogerlo con su telequinesis, se topo con la inquietante y fría mirada de la unicornio mirándole fijamente.
El pobre Herbal, se puso tan nervioso que no pudo controlar su magia y dejó caer el saco al suelo para el entretenimiento de Dusk, que se reía.

-No te preocupes, eso puede pasarnos a todos. Deja que te ayude un poco... para eso están los amigos... ¿no crees?

Esa frase hizo que un escalofrió recorriese el cuerpo del unicornio. Definitivamente algo no iba bien con esa unicornio, no era trigo limpio y Herbal estaba convencido de ello.

-S-Si... Lo-Lo se... -Empezaba a tartamudear, pero Dusk se limito a levantarse con él y despedirse del grupo antes de poner rumbo hacia su cueva.

-Que Celestia este con vosotros. Buena suerte en vuestro viaje.

En esta ocasión, ni siquiera espero a que respondiesen. Simplemente se limitó a caminar dentro de la cueva hasta camuflarse con la oscuridad de la misma.

Se hacía tarde, y los ponis pusieron rumbo a Dodge Junction una vez más, esta vez, cargados con los tres pesados sacos. Por suerte, no estaba demasiado lejos, habían podido valerse de la magia de Herbal para superar el cañón.

-Chicos, en serio os lo digo. Dusk no es de fiar. -Volvía a las andadas el unicornio.

-A decir, verdad, yo también la he notado definitivamente diferente. Parecía otra yegua. -Minty por una vez, le daba la razón.

-Lo sé. ¿Habéis visto como ha callado a ese ladrón con su magia? ¿No os ha parecido excesivo? -Great se unía a la opinión.

-Debemos mantenernos alejados de ella... cuanto más mejor. Seguro que quiere algo malo. -Empezaba a sudar el unicornio.

-Bueno, sus métodos no son los más adecuados, pero nos ha ayudado. -Hizo una pequeña pausa. -dos veces ya. Eso es incuestionable. -El terrestre seguía pensando que la unicornio no podía ser tan mala.

-Quizás es bipolar. Ya sabéis, ponis con doble personalidad, polos opuestos... -Minty daba más ideas.

-Sea como sea, haremos bien manteniéndonos alejados de ella. Por favor, creedme. -Herbal intentaba desesperadamente que le creyeran, y aunque parte de razón tenia, los demás no estaban totalmente convencidos.

-Olvidemos el tema mejor, mirad. Dodge Junction esta justo allí delante. Vamos a donde la señorita Jubilee, seguro que está ansiosa de nuestro regreso. -La yegua terrestre instaba a acelerar a los machos.

Se encontraron con la vendedora dando vueltas en la salita de su casa, pero en cuanto les vio, fue corriendo a donde ellos. Parecía haber sufrido mucho.

-Menos mal que habéis regresado. Estaba muy preocupada. ¿Estáis los tres bien? ¿Son esos los sacos de las cerezas?

-Tranquilícese señorita Jubilee. Sí, son las cerezas robadas, y sí, estamos bien. -Respondía Great mientras los tres dejaban los sacos y le mostraban su contenido. Al abrir el saco, se podía ver un resplandor dorado salir de dentro.

-Muchas gracias. Muchísimas gracias. No sabéis lo muy valiosas que son. Gracias a vosotros el desfile podrá realizarse como estaba previsto.

-No hay de que, nos gusta ayudar al resto, ¿verdad Herbal? -Minty miraba sonriente al unicornio, que seguía en sus pensamientos.

-¿Eh? Sí, claro. Quiero decir, ¡por supuesto! -Le había pillado desprevenido, así que tuvo que improvisar la respuesta.

-No sé cómo daros las gracias. Habéis salvado la cosecha más importante del año. -Jubilee se giró para mirar a su alrededor y pensar en algo que dar a cambio.

-No es necesario que nos de nada. Es el deber de todo buen futuro guardia real proteger y ayudar a quien lo necesite.- Great seguía con sus formalidades. Como siempre.

-Insisto. Sin vosotros nada podría haberse llevado a cabo. Estas cerezas son aun mas importantes para el desfile de lo que creéis. ¡Ah! Ya sé. Vosotros habíais venido a comprar algunas de ellas, ¿No? Pues serviros. En agradecimiento podéis llevaros cuantas necesitéis, pero no os las llevéis todas por favor. -Jubilee estaba sonriendo, iba totalmente en serio.

-¡Eso es genial! Yo prometí llevar unas cuantas a mi prima en Baltimare. Pero puedo pagarlas, no es necesario que las regales. -Minty sacaba los bits que tenia guardados en sus bolsas.

-No, no, querida. Vosotros habéis salvado mi cosecha, así que yo os regalo parte de ella. No aceptare un no por respuesta.

-Yo necesitare unas cuantas también. ¿Es posible que coja 50? Mi maestra las necesita. También tengo dinero si es necesario... -Herbal tímidamente daba un paso adelante.

-No hay ningún problema con esa cantidad jovencito. Sírvete.

Tras esto, Minty y Herbal se dispusieron a recoger las cerezas que tanto les había costado reunir. Por fin podía llevar a cabo la tarea que su maestra le había encomendado y volver a su casa. De repente, su actitud cambio y empezó a recoger las cerezas alegremente.

Tras unos minutos recogiendo sus cosas y hablando con la señorita Jubilee sobre como regresar a su lugar de origen, decidieron tomar el tren. Por suerte, había uno que saldría en apenas media hora, así que llegarían allí para la noche.

Durante el trayecto, los tres ponis hablaban de la experiencia que habían vivido fuera del bosque Verdur. Mientras que Great y Minty ponían buena cara a los contratiempos sufridos, parecía que Herbal no estaba tan convencido. Ya había confesado a sus amigos haber disfrutado un poco del viaje, pero su cabeza estaba ocupada por dos pensamientos. ¿Quién era en realidad Dusk Greed? ¿Hay algún motivo para sospechar de ella? Realmente les había ayudado dos veces, pero su actitud dejaba mucho que desear, algo que molestaba e inquietaba enormemente a Herbal. Por otra parte, ¿qué planeaba aquel ser de su interior? Había notado brotes de energía dentro de sí, como si estuviese jugando con él.

-No te preocupes tanto Herbal, seguro que todo va bien. Sea como sea, Dusk ya no está con nosotros, así que no debes temer por eso. Y ya encontraremos la solución a tu otro tú. Todo tiene solución y sé que lo sabes. -Minty daba ánimos al unicornio ante la atenta mirada de Great.

-Gracias chicos, significa mucho para mí que aun no os hayáis hartado de mi forma de ser. Seguro que pronto logramos algo importante. Pronto descubriré que es lo que mi otro yo quiere destruir. Con vuestra ayuda, se que podre.

La luna ya había salido cuando los tres ponis llegaron a la estación de Baltimare. Minty se había despedido de sus amigos para ir a trote hacia la casa de su prima Cherry. Por su parte, Great y Herbal pusieron rumbo hacia el bosque.

En un momento que Great estaba bebiendo agua de una fuente, Herbal intentaba mostrarse con confianza ante las miradas de los ponis de Baltimare. Sabía que le estarían observando, pero comparado con las miradas de Dodge Junction, aquello era una tortura para él.

A causa de los nervios por la situación, tropezó con una yegua de color lila y crines moradas con rayas turquesas. También parecía ir algo perdida, porque no pudo evitar el choque contra el unicornio.

-Oh. Lo siento, discúlpeme. No era mi intención tropezar... iba distraído... -A Herbal le costaba la vida disculparse por causar problemas a un poni que muy probablemente estuviera enfadado con él.

-No, no te preocupes. La culpa es mía. No estoy acostumbrada a esta ciudad, y me he perdido. -Respondía la yegua.

Una vez se hubo levantado, pudo comprobar que era en efecto, una unicornio con una marca belleza que parecía representar una estrella morada y otra blanca superpuestas y un humo mágico.

-¡Starlight! ¿Donde estas? ¡El tren a Ponyville se nos va! -Se oía una voz en la lejanía.

-Bueno, voy con algo de prisa en realidad. siento otra vez el choque. Adiós. -La yegua se fue trotando sin dar mayores explicaciones. Parecía haber reaccionado a aquella llamada.

Herbal no había apreciado que la yegua le mirase raro, así que no pensó que fuera por su aspecto, tampoco entendió muy bien su actitud. No tuvo mucho tiempo para entenderlo tampoco, porque poco después, Great volvió a juntarse con él para poner por fin, rumbo al bosque Verdur.

Así que así, tras dos días de infarto, pudieron cumplir la tarea asignada por Zecora. Aquella noche tenían claro que descansarían como nunca. Así que sin tiempo que perder, pusieron rumbo al bosque.

Next Chapter: La leyenda de Lúmina Estimated time remaining: 0 Minutes
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