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My Little Pony: Sin Fronteras Acto 1 - La gema del espejo

by Gamerlan

Chapter 4: Doble alma

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Capitulo 4: Doble Alma

-¿Qué? ¿Qué aprender de mí quieres? -Durante el desayuno junto a Herbal, este se mostró interesado en las labores cotidianas de la cebra para sorpresa de la misma.

-Si, por favor. Me encantaría aprender de usted. Enséñeme, se lo pido por favor. -Rogaba el unicornio con determinación dejando sin habla a la cebra, que miraba atónita la situación.

-¿A qué se debe este cambio tan repentino? ¿Algo que deba saber ha ocurrido? -No podía más que preguntarse qué le habría picado al unicornio para que este de la noche a la mañana experimentase un cambio en su actitud tan drástico.

-Bueno... verá, como le dije anoche, ayer estuvimos en Baltimare... y sinceramente... creo que empiezo a ver este mundo de otra manera... -Pese a que se estaba abriendo, Zecora no conseguía ver el punto del unicornio, así que intentó explicarse mejor. -Lo que quiero decir es que después de ver lo que paso ayer... y lo que ha pasado durante estos dos últimos días... creo que empiezo a confiar en los demás. Empiezo a sentirme a gusto... querido...

Zecora sonreía al escucharle decir esas palabras, nada la podía llenar más de felicidad que oír que su pequeño invitado estaba empezando a verlo todo desde el punto de vista adecuado.

-Además, mientras viva aquí con usted... debo compensarla de alguna manera... y mi talento con las plantas y las flores puede serle de mucha utilidad.-Se estaba avergonzando, se ponía colorado mientras le explicaba. -Por eso, señora Zecora... déjeme ser su aprendiz. Deseo saber más acerca de las pociones, remedios naturales y propiedades de las plantas. -El entusiasmo que estaba mostrando Herbal era totalmente extraño para la experimentada cebra. Este casi se le arrodilla en su ruego.

-Levántate Herbal, no hay motivo para arrodillarse. Me alegra ver que feliz estas tras el día que ayer pasaste. Lo primero que he de decir, es que no tengo problema en enseñarte, pero tu total concentración he de requerirte. ¿Estás dispuesto a esforzarte en pos de la sabiduría que puedo enseñarte? -Zecora empezaba a recuperar su talante y pensaba que no sería mala idea para el unicornio adquirir más conocimientos en la materia.

-Estoy totalmente dispuesto señora Zecora. Hare cuanto me pida. -Los ojos del unicornio estaban brillando con ilusión.

-De acuerdo entonces. Empezaremos al instante. -Se dio la vuelta para ir a preparar el caldero, pero a medio camino se giro para decirle una cosita mas. -Y por cierto, no me llames señora, maestra es más apropiado para la situación. -Parecía que Zecora estaba deseando ser maestra de alguien, porque cuando menciono la palabra "maestra", empezó a sonreír de una manera que nunca lo había hecho.

-¡Estupendo! -Se levantó de un saltito y apresuró a llegar al caldero. Zecora no daba crédito a lo que estaba viendo, costaba creer que el mismo unicornio que conoció días atrás, fuese el mismo que estaba ante ella en ese instante, sin embargo, su felicidad era notable. Se alegraba tanto de que Herbal empezase a abrirse a los demás ponis, que casi tira por error uno de sus tarros más valiosos, un tarro con un brillo celeste intenso. -¿Qué es eso? -Reparó en el tarro brillante.

-Es algo que una vieja amiga me regalo, en caso de que algún día lo necesitase. No te preocupes por ello. -Decía sonriente mientras echaba un líquido verdoso en el caldero. -Estar concentrado es más importante, si el arte de las pociones aprender quieres. -Le llamaba la atención al ver que no apartaba los ojos de aquel tarro.

Herbal asintió y volvió a centrarse en el caldero y en las acciones que la cebra estaba haciendo. No tenía mucha idea de las diferentes esencias y líquidos que estaba usando, y tampoco es que entendiese muy bien lo que Zecora le explicaba.

-¿Eso qué va a echar ahora es diente de león? -Atinó a decir al reconocer por fin una de las plantas que llevaba la cebra.

-Sí, Herbal, mi aprendiz. Si combinamos el diente de león con la esencia de judías marinas y un poco de escama de cela, una poción para curarse de las hemorragias y las mordeduras de timberwolf queda. -Herbal estaba tan entusiasmado con la idea que se arrimó demasiado a la mezcla.

-¡Huele bastante mal! Ugh. ¿Siempre huele así de mal? -Puso cara de asco mientras con una pata intentaba alejar el mal olor de su hocico provocando así la risa de Zecora.

-No todos los brebajes gozan de buen olor, mas su eficacia es probada contra todo dolor. Pronto te acostumbraras, te lo puedo asegurar. Sigamos ahora pues con decisión, solo de esa manera aprenderás la lección.

Zecora dedicó varias horas de la mañana enseñando y explicando normas, usos y procedimientos de las pociones e ingredientes, pero Herbal aunque contento de recibir lecciones de algo que le llamaba la atención, parecía saturado y algo confundido entre tantas cosas que la cebra le decía. Al cabo de un rato, alguien llamó a la puerta de la cabaña.

-¡Señorita Zecora! Soy Great Thrill, ¿puede salir Herbal un momento? -Gritaba el poni terrestre desde el otro lado de la puerta con un tono de voz alegre.

-Vaya, ¿quién tenemos aquí? Parece que tu amigo ha venido a por ti. -Reía dulcemente la cebra. -Puedes descansar, mañana el aprendizaje retomarás.

-Muchas gracias por todo, maestra. Voy a salir a ver que quiere Great Thrill. -Se despedía de Zecora mientras caminaba hacia la puerta.

-Ey, colega. ¿Qué tal la mañana? -Sonreía Great Thrill mientras le ponía el casco en su costado una vez había salido de casa.

-Bueno, bastante bien. Zecora me está enseñando a hacer pociones y remedios naturales. Es bastante duro aprenderse todo lo que hace falta, me duele la cabeza y todo, pero estoy decidido a aprender.

-Eso está muy bien Herbal. Además, tu talento tenía que ver con las flores y las plantas, ¿verdad? Seguro que acabas sacándole partido de alguna manera. ¿Quieres venir a mi casa? Tengo algo que enseñarte. -Ofreció de repente el poni terrestre al en ese momento sorprendido unicornio.

-¿Eh? Bueno... no sé qué decir... así de repente... -Dudó ligeramente de si debía ir, pero entonces recordó la promesa que se hizo esa noche a sí mismo. -De acuerdo... iré. Confío en ti.

-¡Estupendo! Me alegra oír que estas abriéndote poco a poco. Entre amigos no debería haber problemas de confianza. -Reía amigablemente Great Thrill. -En marcha. Está a las afueras del bosque. Sígueme.

Durante el camino hacia la casa del poni terrestre, Herbal decidió contar todo lo que había pensado la noche anterior. -Esta noche he estado pensando mucho en todo lo que ha sucedido últimamente... ya sabes, desde que llegue aquí. Y aunque sigue dándome miedo el mundo en sí y lo que los demás ponis puedan hacer... creo que en Zecora y en ti puedo confiar sin problema. Lo único que deseo es que todo vaya bien... que no pase nada malo...

Al escucharle esas palabras, Great Thrill no pudo evitar abrazarle y dedicarle unas palabras de relajación. -Te garantizo que todo irá bien. Nadie te hará daño y jamás nos separaremos. Te lo prometo por mi futuro puesto de guardia real. Además... quizás te olvides de alguien más...

-¿De alguien... mas? ¿Minty? No sé si contarla estaría bien... quiero decir, si, es una buena yegua. Ayer hizo todo lo que pudo para levantarme el ánimo; pero ella misma lo dijo, es una yegua que vive en otro lugar y que solo vino a esta zona a hacer un trabajo. -Tenía la sensación de estar equivocándose de palabras, así que intentó por unos segundos guardar silencio y volver a replantear su argumento. -Lo que intento decir es que no es como Zecora o tú, que siempre estaréis aquí para mí...

Cuanto más oía al unicornio, peor se sentía Great Thrill. –Ya, bueno, sí que lo dijo, pero... eso no quiere decir que no pueda ser tu amiga. Hay algo que siempre se me ha enseñado a mí, y es que da igual la distancia, un amigo es un amigo.

-Es difícil, Great, es difícil... -Terminaba un poco cabizbajo Herbal mientras proseguían el camino a casa del poni terrestre.

Estuvieron caminando por aquel precioso bosque durante poco menos de media hora hasta que a lo lejos se vio una casita pequeña bastante discretita la cual no estaba rodeada de arboles, de hecho, se vislumbraba una explanada bastante bonita.

-Bueno, Herbal, bienvenido a mi casita. Como puedes ver es pequeña y muy modesta. No encontraras nada del otro mundo, pero espero que te sientas a gusto. Tengo una sorpresita para ti, por eso te he hecho venir. -Mientras la señalaba al tiempo que se acercaban.

-¿Una sorpresa? ¿Qué tipo de sorpresa? -Se empezó a acobardar.

-Nada malo, confía en mí. Te gustará la sorpresa, estoy convencido.

Según entraban en la casa, se empezó a extender un delicioso aroma dulce. Y una cara conocida asomó desde la cocina.

-Hola de nuevo Great Thrill. -Era Minty. Verla en la casa de Great Thrill descoloco por completo a Herbal. Ella, al ver que el unicornio también estaba allí, sonrió y saludo también. -Hola a ti también Herbal. ¿Qué tal el día?

-¿Minty? ¿Qué estás...? -Herbal estaba tan sorprendido que no pudo terminar la pregunta, así que Minty la termino por él.

-¿Haciendo aquí? Bueno, quería volver a ver a mis amigos. -Siempre con una sonrisa de oreja a oreja.

-Minty se presentó hace cosa de dos horas aquí, quería hablar contigo de algo. Así que, fui a buscarte. -Explicaba el poni terrestre. -Esta era la sorpresa.

-Bueno, en realidad, quería hablar con ambos, no solo con él, Great. Se te ve mucho mejor que ayer, Herbal, estoy contenta por ello. -Decía sonriente la yegua.

-Muchas gracias por el interés. –murmuró algo sonrojado el unicornio.

-Quería deciros que pronto me tengo que volver a Alto Terre con mi familia. Ya os dije que vine aquí para ayudar a mi prima Cherry con sus tareas. Antes de irme quería volver a veros, para que esto no fuese una simple amistad de un día. -Mientras hablaba, empezaba a coger un tono un poco más serio. -Quiero que nuestra amistad perdure, y aunque tenga que irme, quiero que sepáis que os llevare siempre en mi corazón.

-Es una pena oír eso Minty, justo después de conocernos... -Great Thrill sonaba apenado.

-Pero no os preocupéis, hasta mañana que tengo que poner rumbo a casa, he decidido pasarlo con vosotros. Me parece lo más apropiado. Además, no será la última vez que nos veamos. Aunque este lejos, algún día volveremos a coincidir. -Seguía hablando Minty.

-Ya veo... -La voz de Herbal era casi inapreciable de lo bajo que estaba hablando. -Después de todo da igual si es por mi o por temas personales de los demás. Siempre que conozco a alguien éste acaba desapareciendo de mi vida...

-¿Herbal? ¿Qué... quieres decir? -Minty estaba sorprendida por las palabras del unicornio, no sabía a qué se refería.

-Quiero decir que da igual cuantos amigos haga. Quiero decir que estoy cansado de ver cómo se van ante mis ojos. ¡Quiero decir que siempre pierdo a los ponis que me importan! ¡Sea por lo que sea! -Se estaba empezando a alterar, con lágrimas en los ojos y cada vez levantando más la voz.

-¡Herbal, por favor, relájate! -El poni terrestre trataba desesperadamente de tranquilizar al enfurecido unicornio, pero era inútil, estaba ofuscado por su propia rabia.

-Yo solo quiero amigos que puedan estar para mí, no quiero ver como mis amigos se van por su cuenta. Ya he visto a buenos amigos mo... desaparecer. ¿Por qué después de conocernos debes irte?¿Tan poco significo para ti? -Gritaba cada vez mas enfadado.

-Pero yo... yo solo... no es eso, Herbal... -Minty se sentía terriblemente atacada y confundida. No tenía ni idea de a que se estaba refiriendo, ni porque lo decía.

-Da igual, dejadme solo. Me voy. -Se soltó a la fuerza del poni terrestre que le agarraba y salió corriendo en dirección al bosque.

El silencio se hizo en la casa mientras Great Thrill aun se estaba levantando y Minty observaba patidifusa y triste lo que acababa de suceder. Trataba de asimilarlo, pero no conseguía hacerlo.

-¿Qué he hecho? ¿He dicho algo malo? -Acabó rompiendo el silencio Minty.

-No, no lo has hecho, es solo que el caso de Herbal es muy delicado. Te lo contaré todo, como amiga suya debes saberlo. -Great Thrill por fin se había incorporado y se había sentado en el suelo cabizbajo. -Puede no parecerlo, pero viene de otro mundo. De otra Equestria. Una Equestria donde las cosas son muy duras para todos los ponis... y a él le separaron de sus padres a una muy temprana edad. No los ha visto desde entonces.

-Vaya... eso es muy duro... Ahora entiendo su reacción de ayer... me siento fatal. -Minty estaba abatida, sin ganas de nada.

-Aún hay más Minty. Resulta que cuando lo raptaron, consiguió hacer dos amigos, solo dos. Y cuando se iban a escapar los tres juntos... él fue el único que se salvo. -Concluyo Great Thrill con una cara larguísima.

-¡Santa Celestia! ¡Es horrible! -Su depresión se había tornado preocupación y terror. -Claro... por eso decía lo de que siempre perdía a sus amigos... porque yo... me tengo que ir... ¿No?

-Lo más seguro. Alguien que ha tenido una vida tan dura, tiene una mente y un corazón muy frágil. Seguramente se siente frustrado por conocer a alguien al que considerar amigo y no poder hacer nada por retenerle. -El poni terrestre llegó a una conclusión bastante razonable.

-¿Y qué hacemos ahora? No sabemos dónde ha ido, y no quiero que piense eso. Porque no es verdad. No me voy para siempre. Y lo más importante, no es su culpa. -Preguntaba sin saber qué hacer.

-Tenemos que encontrarle. Aun no sabe defenderse solo en este mundo, si se topase con algo o alguien más, podría ser peligroso. Creo que será mejor que yo me adentre en el bosque a buscarle, tú vete a avisar a Zecora. Creo que es lo mejor. Prometí protegerle de todo. Zecora es una cebra que vive en una cabaña de madera siguiendo el sendero de la izquierda desde aquí fuera.

-De acuerdo... mucha suerte... -Concluyó Minty la conversación antes de salir al galope hacia dicha cabaña.

-No hagas ninguna locura, Herbal. No hagas ninguna locura... -Se repetía una y otra vez Great Thrill mientras galopaba mirando en todas las direcciones. -¿Dónde te has metido?

Los arboles se sucedían, uno tras otro, pero no parecía haber rastro de Herbal por ninguna parte, casi parecía como si se hubiera esfumado. Se planteó el lugar al cual pudo haber ido, pero concluyó que con su conocimiento de ese mundo, probablemente no hubiera ido a ningún lugar concreto, sino que habría echado a correr por correr, sin rumbo alguno.
Justo en ese instante, escuchó un grito de poni macho venir desde el noroeste de su posición. Era la voz de Herbal. -Al fin te encuentro... Ya voy Herbal. -Echó a correr en dirección al sonido.

Great, se plantó ante una cueva. No se veía nada dentro ya que había pura oscuridad, pero sabía que su amigo estaba dentro, así que se lanzó al rescate del unicornio.

-¡No se ve nada de nada, demonios! Si tuviese magia... -Protestaba el poni terrestre mientras caminaba por la cueva a oscuras con tan mala suerte, que pocos segundos después, acabó cayendo por un agujero que había en el suelo. -¡Aaaaaaaaah! -Gritaba el terrestre mientras caía por él. Por suerte, aquel agujero hacia un camino en forma de tobogán natural, así que no sufrió apenas heridas cuando llego al final del mismo. A su izquierda, se encontraba un aterrado Herbal bajo la tenue luz de su propio cuerno, parecía mirar fijamente hacia delante, tan absorto por lo que fuera que le daba miedo que no reparó en la presencia de su amigo.

-¡Herbal!, he venido a por ti amigo, menos mal que estas bien... no deberías haber salido así corriendo. -Le reprochaba Great Thrill mientras él seguía inmóvil y temblando.

-Gre... Great... ayuda... monstruos... -Por fin parecía que Herbal había reaccionado al reproche de su amigo terrestre, pero en vez de para disculparse o quejarse era para rogar ayuda.

-¿Qué? ¿Monstruos? ¿Dónde? -Por mas que se esforzaba, sus ojos al no estar acostumbrados aun a la oscuridad de aquella cueva, no eran capaz de ver ninguno monstruo.

-Justo... enfrente de mi... son muchos... -Cada vez se notaba que estaba más alterado. Demasiado alterado como para pensar con claridad.

En ese instante, 4 gusanos de tierra del tamaño de 3 ponis aproximadamente se empezaron a mover hacia ellos lentamente. Los colmillos que tenían en la boca eran enormes y afiladísimos, un solo mordisco de aquellos gusanos podría arrancar cualquier miembro a cualquier cuerpo viviente. O lo que era peor, su tamaño permitía sobradamente engullir a ambos ponis. Era una batalla que ninguno de los dos estaba listo para afrontar.

-¡Santa Celestia! ¡Son enormes! ¿Es acaso esta su madriguera? -Great retrocedía junto al unicornio, pero no tardaron en chocar con la pared de roca que tenían a su espalda. No había escapatoria alguna de los gusanos que cada vez se acercaban mas y mas, lentamente, dejando escapar un poco de algo parecido a baba por sus colmillos. -¿Herbal? ¡Reacciona! ¡Tenemos que hacer algo, y rápido!

No había respuesta, el unicornio parecía estar totalmente paralizado de miedo. No gesticulaba más que su cara de terror. En ese instante de pánico total, una voz empezó a hablar a Herbal, proveniente de todos los lugares al mismo tiempo.

-Eres lamentable... No eres capaz de nada... -Se reía la voz misteriosa. -Mírate... temblando como un flan, como si fueras una presa a punto de ser cazada... ah, que es cierto, es justo lo que te pasa ahora.

-¡Herbal! ¡Cuidado! -Great Thrill intentaba desesperadamente llamar la atención de Herbal, pues uno de los gusanos se acercaba peligrosamente a él, pero al ver que este no reaccionaba, no le quedó más remedio que poner su propia vida en peligro para salvarlo. -¡Ya voy!

Echó a correr y se abalanzó sobre el unicornio empujándolo y desviándolo de la trayectoria de ataque del gusano. Por suerte, Herbal pesaba bastante poco en comparación con el terrestre, así que pudo maniobrar decentemente mientras lo alejaba de los gusanos, que seguían lentamente.

-Tan lamentable que un desconocido tiene que salvarte... pero sabes que pasara... -Seguía hablando aquella voz misteriosa, aunque esta vez, el unicornio, si pudo reaccionar. Es como si aquellas palabras que había oído hubieran hecho despertar algo en su interior.

-Quiero proteger... lo importante... -Dijo Herbal en un momento de shock, haciendo inconscientemente que Great se girara, dando la espalda a los gusanos.

-¿Herbal? ¡Has vuelto en ti! ¡Menos mal! Ya creía que... -Con toda esta distracción, uno de los gusanos se había acercado tanto a Great que, ante la sorpresa del mismo, no pudo evitar por completo una embestida de uno de los gusanos, pues se lanzó con un pequeño impulso sobre él, haciéndole una herida en la pata trasera con uno de sus colmillos. -¡Aaaaaah!, ¡Mi pata! -El terrestre cayó al suelo inmóvil a unos cuantos metros del gusano que lo atacó. El grito además, atrajo la atención de todos los gusanos, y estos fueron a por la presa fácil. -Herbal... Corre... Sálvate tú...

Al escuchar esas palabras de agonía de su amigo, Herbal empezó a recordar una sensación desagradable, sabia donde había oído algo así... -No... No... Otra vez no... -Le empezaron a salir las lágrimas.

-Y así... vas a perder a otro "amigo", jajaja. -Las risas que el unicornio oía resonaban en su cabeza. -A no ser... que me cedas el control... puedo salvaros y lo sabes... ¿o quizás no? Jajaja.

-Herbal, ha sido un placer... rápido, aprovecha la distracción... puedes huir con tu magia... -Great cada vez mas débil, rogaba a su amigo que lo abandonara.

Entre las suplicas de su amigo terrestre para que huya, las palabras que él le estaba recordando, y la voz que le atormentaba, el unicornio sentía que le iba a explotar la cabeza. Lo que empezó con miedo se tornó en impotencia y, a su vez, esto derivó en rabia. Y con un grito desgarrador desde lo más profundo de su corazón, una explosión de magia oscura empezó a salir de su cuerpo subiendo hacia el techo de la cueva y rompiendo el mismo para acabar en el cielo.

-No voy a huir... Voy a salvar a mi amigo... -Según Herbal decía estas palabras, Great pudo contemplar con sus propios ojos como el cuerpo de su amigo unicornio empezaba a cambiar de color. Las crines se le alborotaron mas y su mirada de terror se había tornado pura rabia. - ¡Voy a acabar con todo! -Gritaba en un tono de potro enloquecido.

-Herbal... ¿Qué te ha... pasado? -Great no era capaz de reconocer a su amigo. -No será... ugh... mierda... -Acorralado y sin fuerzas para luchar, podía ver como se acercaba su muerte, cerrando sus ojos esperaba el golpe de gracia. Sin embargo, el golpe no llegaba... aun era capaz de identificar los sonidos que oía, y lo que oía le indicaba que se había iniciado un combate de verdad.

Cuando abrió los ojos, se encontró con que tres de los cuatro gusanos estaban muertos en el suelo con graves heridas mágicas, y pudo presenciar como el cuarto gusano, explotaba en mil pedazos tras recibir un hechizo de magia procedente del cuerno de Herbal. No podía dar crédito a lo que veía... Había acabado con la vida de los cuatro depredadores él solo. La fuerza que emanaba de él era inmensa. Finalmente, el unicornio se giró hacia Great y se acerco a él lentamente y fulminándolo con la mirada.

-Así que tú eres el tal Great Thrill, ¿no? Mírate, en el suelo, moribundo por el veneno de esos gusanos... Lamentable. -Reía mientras pronunciaba esas palabras.

-¿Quién eres? ¿Dónde está mi amigo? -Para entonces, a Great ya le había quedado cristalino lo que había pasado. Aunque su amigo estaba físicamente delante de él, no era el caso mentalmente.

-Soy yo, Herbal. -Imitaba la voz dulce y tímida del unicornio. -No tengas miedo Great, yo te protegeré... -Volvía a reír.

-¡Devuélveme a mi amigo! o sino... ¡ugh! -Se le iba la fuerza por la boca, era incapaz de terminar dos frases seguidas.

-O sino... ¿qué? -con voz amenazante, se acerco hasta ponerle un casco en su cabeza. -¿Sabes qué? Voy a matarte con mis propios cascos... y ¿sabes que será lo mejor de todo? Que yo no cargare con la culpa... jajaja. -La risa del enloquecido unicornio verde oscuro era ahora audible mucho más clara que antes.

-Eres un... monstruo... -Apenas articulando palabras debido al pisotón del unicornio.

-Y encantado de serlo... ¡Muere! -El cuerno se iluminaba en un color intenso preparando un conjuro mágico.

En ese momento, alguien se abalanzó sobre el unicornio cayendo desde el techo que había abierto. Una yegua rayada portando una alforja que brillaba en un color azul celeste y un artefacto de apariencia tribal había saltado encima del unicornio sin el menor ápice de duda o de miedo. Era Zecora.

-Vaya, vaya... así que la famosa cebra hace aparición... mejor... dos cadáveres son mejor que uno. -Decía desafiante Herbal en su locura.

-No, nadie más debe morir, la sangría que has comenzado acabara aquí. -Rimaba Zecora al tiempo que con un rápido movimiento de casco, le colocaba el artefacto tribal en su cuerno. Al instante, el cuerno empezó a soltar pequeños rayos mágicos... parecía una especie de inhibidor.

Sorprendentemente, el unicornio seguía riéndose, a pesar de no ser capaz de usar magia... ¿o era simplemente que no quería? En vista de la situación, el unicornio desistió en hacer fuerza y con una enorme sonrisa fulminó a la cebra.

-Muy bien, muy bien, tú ganas, oh todopoderosa Zecora. Pero siempre estaré aquí, viviré aquí, y pronto todos moriréis ante mí. Cuando menos lo esperéis... absorberé toda vuestra vida. -Declaraba el unicornio ante la fiera mirada de la cebra y la aterrada mirada de Great y Minty que acababa de llegar a socorrer de urgencia al terrestre.

-Mucha boca tienes, mas poco te resistes. Pronto un cambio habrá, que te haga recapacitar. -Zecora terminaba su rima con una sonrisa en su cara, algo que desconcertó al enloquecido unicornio.

-Lo que usted diga... "maestra". -Con esa última frase sarcástica, el cuerpo del unicornio empezó a volver a la normalidad, recuperando así su color verde claro en favor del verde oscuro y la normalidad en sus crines. Cuando hubo recuperado la forma normal, Herbal, abrió los ojos confundido y desorientado.

-¿Dónde... estoy? ¿Qué ha pasado? -Al ver a Zecora sobre él, exclamó en plena sorpresa. -¿Maestra Zecora? -Justo después empezó a mirar alrededor, viendo toda la sangre y los cuerpos de los gusanos tirados en el suelo. -¿Qué ha sucedido? -Al final, reparó en sus dos amigos, en una esquina. Great seguía dolorido y Minty no era capaz de detener el veneno ni la hemorragia, aunque si había logrado retenerla. Ver todo el lugar destruido, y su amigo herido, provocó que el unicornio se viniera abajo, dándose cuenta de lo que había sucedido.

-No hay tiempo para explicar, debemos de esta cueva escapar. Más gusanos podrían venir, y esta batalla alargar. Herbal, ahora no debes decaer, cuando lleguemos a casa, todo vamos a esclarecer. -Zecora intentaba infundir algo de ánimo en el emocionalmente destrozado unicornio, el cual con un apenas notable movimiento de cabeza, asintió.

-¡Señorita Zecora! No consigo detener la hemorragia, ¿Qué hago? -La voz de Minty sonaba muy alarmada.

-De las heridas del terrestre me hare cargo, a ti acompañar a Herbal te encargo. -La respondió la cebra mientras se acercaba a ellos.

-De acuerdo. Confíe en mí. -Se acercó al trote a Herbal. -Herbal... vamos a casa... juntos. -Se podía sentir aun los restos de la magia oscura que se acababa de liberar, así como la depresión por la cual el unicornio estaba pasando. Teniendo eso en cuenta, intentaba sonreír para calmarlo. El unicornio, simplemente asintió, levantándose y acompañando a la terrestre hacia la casa de Zecora.

Fuera todavía hacia sol, parecía como si nada hubiera pasado. Ambos ponis caminaban uno al lado del otro, aunque Herbal no podía mantenerse por completo por sí mismo y era ayudado por su amiga Minty. El camino estaba siendo incómodamente silencioso, aunque al cabo de un rato, el unicornio rompió el silencio.

-Minty... ¿Qué ha pasado?

-No lo sé bien, Herbal. No lo sé. -Respondió sinceramente. -Saliste corriendo de casa de Great, yo fui a avisar a Zecora... y después una columna de magia se alzó brevemente en el cielo. Cuando llegamos a la cueva... -Le miró apenaba y algo asustada. -Tú no eras... tú. No se mas.

-Así que realmente pasó... me dominó una vez mas... -El pesar del unicornio era enorme. Se sentía impotente. Minty no entendía aquellas palabras. -Great... ¿estaba bien?

-Si... creo. Estaba envenenado y creo que tenía heridas en las patas traseras.

-Empiezo a recordar más cosas. Caímos por un agujero... los gusanos nos rodearon... y el sufrió daños protegiéndome. Luego ya... no sé lo que paso... no recuerdo nada. -Se notaba que quería llorar.

-No es tu culpa que él este malherido, Herbal. No te eches la culpa. Él te protegió... y tú... lo protegiste. -Decidió intentar calmar la situación y quitar peso a la ya enorme carga que llevaba el unicornio. -Seguro que esos gusanos os querían comer... solo luchasteis por vosotros. Eso está bien.

-Ya... pero no lo protegí como yo... sino como... otra cosa... quien sabe que hubiera podido hacerle si no llegáis a aparecer...

Minty no supo responderle, y guardo silencio el resto del camino hasta que finalmente llegaron a la cabaña.

-Bueno, ya hemos llegado. Quizás deberías descansar un poco. Te ayudaré a acercarte a la cama. -Minty se ofrecía muy servicialmente a ayudar.

-Me siento mareado y exhausto... quizás tengas razón. -Todo lo acontecido había agotado mentalmente al pobre unicornio verde. -Gracias.

Una vez se acostó, no tardo apenas tres minutos en caer dormido. Pese a todo, no tenia buena cara, así que la yegua terrestre decidió quedarse a su lado hasta que Zecora y Great volviesen a casa. Como amiga, era lo correcto, y lo sabía.

Cuando anocheció Herbal se despertó y todos, tras regresar de la cueva, se reunieron en la sala central de la cabaña para tratar el asunto de lo acontecido. Great tenía las patas traseras vendadas, pero no parecía correr ningún peligro letal. Su cara en cambio parecía asustado y traumado. Minty, estaba a su lado ayudándolo a cenar. Zecora por su parte, investigaba unos antiquísimos libros en busca de algo.

-Bueno chicos, sé que duro ha sido, pero ¿podéis contarme lo sucedido? Creo haber encontrado algo que nos pueda ayudar, a lo que sea que haya ocurrido no vuelva a pasar. -Zecora por fin parecía haber encontrado lo que buscaba.

-Cuando huí de la casa, entre en una cueva, y cuando me caí por un agujero, acabé ante cuatro gusanos de tierra enormes. -Comenzó Herbal.

-Yo fui tras él, preocupado. Y cuando llegue, me encontré en su misma situación-Great miraba a ambos asustado.

-Los gusanos nos querían atacar, y yo estaba paralizado... –murmuró él, agachando la cabeza avergonzado.

-Y yo lo protegí, cuando me vi en peligro Herbal me ayudó. -Sonreía ligeramente el terrestre.

-No recuerdo que pasó después, yo solo quería ayudar. Deseaba ayudar. Pero no soy fuerte, y deseé con todas mis fuerzas ser más fuerte. -Empezaba a frustrarse de nuevo.

-Eliminaste a los gusanos Herbal, me salvaste. Pero estabas como poseído, y cuando no quedaba ninguno quisiste matarme...-Se entristeció el terrestre también.

-¡No era mi intención! ¡Yo jamás mataría a nadie! -Gritaba Herbal.

-Lo sé. Sé que no eras el Herbal que yo conocí, sino aquel otro. No te guardo rencor, porque somos amigos. -Volvió a sonreír tímidamente, parecía que hablar el problema le estaba ayudando a volver a sentirse bien, aunque aun se le notaba que estaba mal.

-Fue cuando llegamos nosotras. Todo acabó entonces. -Concluyó Minty. -Y por cierto, no te guardo rencor yo tampoco, aun no sé bien que fue eso que te paso, pero yo sigo confiando en ti.

-Noto algo en mi corazón, algo en mi interior que quiere salir. Me atormenta por las noches, está cargado de odio, de rencor. Se manifiesta cuando estoy en un estado de shock y al borde de la muerte o cuando deseo con mucha fuerza proteger a aquellos que me importan-Explicó Herbal a la interesada yegua. - O al menos así ha sido las dos veces que ha pasado.

-Una doble alma. Posees dos entidades, dos partes opuestas de ti en tu interior, que luchan por ver cuál es la superior. -Acabó diciendo Zecora tras escuchar y meditar sobre lo acontecido. -De acuerdo con este libro, es un fenómeno inusual que puede afectar a cualquier poni por igual. Por suerte, tu alma bondadosa predomina, pese a que eso más rabia a la otra instiga.

-¿Dos Herbals? ¡Eso es fascinante! -Exclamó Minty.

-Y bastante peligroso, si el alma predominante no posee la fuerza suficiente la contraria se hará paso. -Añadía Zecora leyendo de su libro.

-Todo empezó antes de venir aquí. No séq ué hacer para impedir que pase algo así ¿Qué hare si vuelve a suceder? -Herbal preocupado.

-No temas mi pequeño aprendiz, algo de ayuda tengo para ti. En este libro se habla de un método para controlar dicha fuerza, mas su dificultad requiere de igual entereza. -Las palabras de Zecora consiguieron que los tres ponis la miraran expectantes.

-¿En serio hay algún método para controlarlo? -Herbal sentía como un pequeño rayo de luz empezaba a vislumbrarse para él.

-Sí, pero todavía pronto es para ti. Unos requisitos previos has de cumplir. -La cebra proseguía su explicación. -Solo cuando hayas conseguido lo que tu otro tu quiere destruir, podrás a afrontar este reto así.

-¿Y qué es lo que más quiere destruir? -Preguntaba Great algo más animado.

-Solo él puede saberlo. -Zecora concluía.

-Yo no lo sé, no entiendo por qué me atormenta así...-Herbal no parecía tener idea de que era lo que faltaba.

-Entonces debes descubrirlo, tarde o temprano, encontraras la respuesta que te permitirá afrontarlo. -La cebra dejó una cuestión aún más grande en la cabeza del unicornio.

-Pero nosotros te ayudaremos. Puedes contar para lo que sea con nosotros. -Minty trataba de animar a Herbal. A lo cual, Great asintió.

-Creo que tengo mucho en lo que pensar, gracias por la ayuda. Voy a acostarme otra vez. -Herbal se levantó triste, y tras despedirse de ellos, se encerró en su habitación. Saber que tenía que descubrir aquello que su otro yo quería destruir a toda costa, el miedo a caer en una situación similar a la de ese día, era demasiado para él. Sin embargo, necesitaba descansar, confiaba en que quizás si soñaba con él quizás lograse alguna respuesta.

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