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My Little Pony: Sin Fronteras Acto 1 - La gema del espejo

by Gamerlan

Chapter 3: Nada que un dulce no pueda arreglar

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Capitulo 3: Nada que un dulce no pueda arreglar

-Oye, Herbal. ¿Cómo así te gustan tanto las flores y las plantas? ¿Es por algún motivo concreto? -Preguntaba con curiosidad Great Thrill mientras paseaban bajo la sombra de los arboles del bosque.

-Pues, para ser sincero... no lo sé bien. Solo sé que me gustan y que se me da muy bien tratarlas. -Mientras miraba alrededor en busca de flores. Su voz denotaba un ligero sentimiento de tristeza.

-¿No lo sabes? ¿Tiene que ver con lo que pasó? -Según preguntaba, se dio cuenta de que era un tema delicado. -No pretendo molestar... no te sientas forzado a responder.

-No te preocupes. No es nada...

-Bueno, déjame contarte un poco sobre mi entonces. Vivo en una casa a las afueras de este bosque, hacia el oeste, aunque realmente naci en un pueblo pequeñito llamado Hoofeldor, cerca de Baltimare. Mi mayor sueño es entrar en la guardia real y poder servir a toda Equestria. Por si no se ha notado, me encanta ayudar a los demás. jejeje. -Reía mientras caminaba.

-La guardia real... la guardia real que yo conozco... no ayuda a nadie. Solo se limitan a proteger a aquellos capaces de pagar todos los impuestos... -Denotaba cierta rabia al decirlo, provocada sin duda por la impotencia.

-¿Quieres decir... a los ricos? ¿A los de la alta sociedad? -Great Thrill estaba intrigado en todo esto de la Equestria de Herbal y en sus ojos se podía sentir el ansia de saber más.

-Sí. Todo aquel que no pudiese formar parte de dicho grupo, era sometido por la guardia. -Empezaba a enfadarse de verdad, cada vez se sentía más impotente. -A aquellas familias que no podían mantener un estatus social importante, se les solían quitar sus hijos y se les llevaba a una prisión para ser usados como conejillos de indias...

-Herbal... -El terrestre no sabía que decir, estaba sin palabras.

-¿Eh?, ¡Oh! Perdona... cuando recuerdo mi tierra... siento cosas que no quiero sentir... -El enfado que tenia, se estaba tornando en tristeza, una vez más debido a la impotencia.

-No, no te preocupes, está bien que te liberes. -Se puso a su lado y pasándole la pata por encima de su lomo, intento consolarle. -A veces, es bueno soltar todo lo que uno lleva dentro, y para cosas así, existen los amigos, los buenos amigos.

Sorprendido por la comprensión de su nuevo amigo, Herbal no pudo evitar, soltar lágrimas en los cascos de Great Thrill. -Yo solo quiero paz... Quiero vivir en un mundo donde lo malo no exista... Quiero hacer algo para cambiar la situación, pero... ¡no puedo! No tengo la fuerza suficiente para nada...

El poni terrestre no tenia palabras para consolar a su amigo, estaba empezando a venirse abajo también. Pero entonces, se le ocurrió una idea. -Oye... Herbal... escucha. ¿Y si en un futuro... te ayudo a hacer tu sueño realidad? Claro que ahora no tenemos lo que hace falta para ello... ni tampoco somos numerosos... pero cuando llegue el momento, podrás contar conmigo. Para lo que sea.

Mientras el unicornio sentía los abrazos de compasión de su amigo, no pudo evitar mirarle a la cara. -¿Lo dices en serio? ¿Quieres ayudarme? Me acabas de conocer y es una cosa que no te atañe para nada... ¿Por qué quieres ayudarme? Es algo muy peligroso...

-Escucha Herbal, los amigos se ayudan entre sí. Quizás no pueda ayudarte mucho, pero entiendo que tu causa es noble. Y como amigo tuyo que soy, hare todo lo que esté en mi mano para ayudar. Recuerda, la confianza es una de las cosas más básicas de la amistad. -Intentaba infundir confianza y esperanza dentro del corazón del unicornio.

-Y otra vez... vuelves a sonar como ella... cuando dices esas cosas, te pareces mucho a mi amiga. -El corazón y la mente del pobre unicornio estaba dividido. Sabía que la única manera de lograr recuperarse, era mediante la compañía y ayuda de los demás ponis de ese mundo, pero al mismo tiempo, sabía que el hecho de privar a sus dos amigos de la libertad, fue culpa suya. -no se ya que pensar, ni que creer... Lo siento.

-¡Oh! No te disculpes, me ha hecho mucha ilusión oír tu historia, porque ahora te conozco un poco mejor, y eso hace que tenga más ganas aun de ayudarte. Tomate tu tiempo para asimilar las cosas... estos acontecimientos aun están muy vivos en tu cabeza. -Una vez dicho eso, decidió que lo mejor sería cambiar el tema. -Oye... me ha entrado un poco de gula, me apetece algo dulce, ¿a ti?

-Pues ahora que lo dices... es posible que un poco sí. ¿Pero donde hay algo dulce? -Preguntaba al ver que no había tiendas alrededor, ni en el camino que habían tomado.

-Bueno, habrá que acercarse a Baltimare. Esta bastante cerca, hacia el oeste de aquí, así que no te preocupes, si lo que te ronda la cabeza es si volveremos antes de que anochezca, la respuesta es sí.

-Si tú lo dices... -Decía Herbal con cierta incertidumbre. -Vamos, te sigo.

Y así, ambos ponis pusieron rumbo a la ciudad de Baltimare, la primera gran ciudad que Herbal visitaría en esa otra tierra. Baltimare. Estaba atacado de los nervios y aunque al principio logro disimularlo, según se acercaban a la ciudad le costaba mas no levantar las sospechas y preocupaciones de su nuevo amigo. Llego un momento en el cual su nerviosismo era tan palpable, que acabo tropezándose con sus propias patas, provocando que el terrestre se diera la vuelta sobresaltado.

-¡Oye! ¿Estás bien? -Preguntaba inseguro mientras le miraba, aun con la cabeza estampada contra el suelo. ¿Te has hecho daño?

-Sí, estoy perfectamente. -Intentaba sonar convincente mientras se levantaba poco a poco del suelo. -No es como si estuviera nervioso ni nada por el estilo. -Según terminó de hablar, se llevó un casco a la boca.

-Nervioso, ¿eh? -Le ayudaba mientras era incapaz de contener una carcajada. -No te preocupes, nadie te hará daño en Baltimare, vamos a movernos por zonas que conozco, y los ponis con los que vamos a tratar son muy agradables. Confía en mí.

-Es solo que es la primera ciudad que visito en esta tierra. -Confesó al fin el unicornio mientras proseguían el camino. -Es normal que tenga nervios, ¿no?

-Por supuesto que sí. Es completamente lógico, pero mira desde aquí. -Acababan de llegar a un punto del camino donde se podía ver Baltimare desde una perspectiva muy amplia. Se veían edificios altos y no tan altos, pegasos que volaban de aquí para allá y otros que charlaban alegremente en el cielo. -Aun nos queda un poco para llegar, ¿pero te parece que esos pegasos son malos ponis? ¿Crees que Baltimare parece malvada?

-No, la verdad es que no lo parece. De hecho, no se parecen a los pegasos que yo conozco, no llevan ni armaduras ni armas. -Sorprendido, pues no se esperaba que Baltimare aparentase ser una ciudad tranquila.

-Bueno, espero que esto sea suficiente para que estés calmado. Baltimare es una ciudad tranquila. -Sonreía Great Thrill mientras lo decía.

-Bueno, eso de tranquila... podría discutirse. -Sonó una voz femenina detrás de ellos, voz ante la cual, ambos se giraron. Una poni terrestre de color verde menta y crines rosadas que portaba dos alforjas les observaba desde el camino que habían dejado para mirar el paisaje. -No esperareis que una ciudad grande como Baltimare sea tranquila, ¿verdad? Estamos hablando de una gran ciudad, siempre hay mucho ajetreo. -empezó a reír dulcemente.

Ambos ponis se quedaron inmóviles ante la presencia de la terrestre. Herbal, se escondía detrás de Great Thrill por miedo a que aquella yegua fuera a hacerle daño, así que fue el segundo el que tuvo que hablar en nombre de ambos.

-Discúlpame, no pretendía decir eso. Suelo venir a menudo a Baltimare, sé que es una ciudad poblada y activa. Yo estaba hablando de otra cosa. -Se explicaba Great Thrill con bastante soltura.

-No pasa nada. Escuché parte de vuestra conversación por mera casualidad, no tenía ni idea de que estuvieseis hablando de otra cosa. -Volvió a sonreír aquella poni, pero al fijarse en el aterrado unicornio, se limitó a preguntar. -¿He interrumpido algo importante? Tu amigo parece estar bastante nervioso.

-¡Oh! Eso... bueno... -Buscaba una respuesta convincente para dar, a la par que protegiese la identidad y secretos de Herbal. -Es muy tímido. No se lo tengas en cuenta. -Intentaba disimular la incomodidad del momento.

La poni terrestre soltó una risita picarona mientras les miraba. -No os preocupéis, yo solo estaba de paso. No quiero interrumpir... vuestros asuntos... -Esta vez estaba mostrando mirada inquietante.

Ambos ponis entendieron a la perfección lo que la yegua estaba pensando, y se pusieron rojos como tomates. -¡No es lo que estas pensando! -Gritaron a la vez.

La poni terrestre no pudo evitar soltar una carcajada mientras proseguía su camino. -Claro. Todo poni dice eso siempre. Buenas tardes a ambos. -Se despidió mientras se reía.

Tras unos segundos de silencio incomodo, Great Thrill rompió el silencio. -Bueno... mejor será que sigamos nuestro camino hacia Baltimare... solo recuerda lo que hemos hablado antes, nadie hará nada malo en la ciudad. -Se dio la vuelta para volver al camino que les llevaba hacia la gran ciudad de Baltimare. -Y no tomes en serio lo que esa yegua ha dicho... ha malinterpretado todo... -Por mucho que lo tratara de ocultar, el sonrojo y la vergüenza que sentía era inocultable.

-No te preocupes... hare todo lo posible por olvidarlo... -Se sinceraba Herbal mientras los dos proseguían su camino.

No tardaron más de veinte minutos en llegar a la ciudad de Baltimare, tan abarrotada como siempre. Ponis que viajaban en taxi de lado a lado, ponis que paseaban, ponis que volaban por entre los edificios... el bullicio estaba garantizado en aquella gran ciudad.

-¡Por fin hemos llegado! Bienvenido a Baltimare. -Decía emocionado Great Thrill. Aunque al ver que no había respuesta, se giro para comprobar que su compañero no había desaparecido. -¿Herbal?

El pobre unicornio estaba temblando como un flan al ver a tantos ponis juntos. Simplemente no podía creerse que aquellos ponis se llevasen tan bien entre ellos y en paz, para su débil mente, estaban simplemente actuando como si fueran amigos.

-¡Oye! ¡Reacciona! -Sacudía su pata ante los ojos del unicornio.

-¿Eh? perdona... Me quede... paralizado. La última vez que vi tantos ponis juntos fue en la prisión... -Se explicaba con un tono de voz bastante bajo.

-Venga amigo mío, no tengas miedo, no estés preocupado por ello ahora, hemos venido a comer unos deliciosos dulces y a divertirnos. -Le animaba Great Thrill intentando evitar los temas que pudieran sacar a flote los dolorosos recuerdos del unicornio. -¿Confías en mi?

-Si... confió en ti... pero es que es todo tan súbito... tan rápido... dame un poco de tiempo para habituarme a todo esto. No es fácil... -Refunfuñando por la insistencia de su amigo.

-Lo siento, comprendo lo duro que es para ti. Mi último interés aquí es que tu estés mal, pero no puedes quedarte aquí quieto sin más, debes afrontar poco a poco todo esto. -Le dio un pequeño empujón por los flancos para que caminara. -Vamos, la tienda que quiero mostrarte esta cerca. Si al final y todo vas a tener suerte y no entraremos mucho en la población. -Se echó a reír mientras se ponía a su lado.

Según caminaban por la ciudad, ambos se dieron cuenta de que varios ponis se les quedaban mirando por la calle, algunos de ellos con unas caras un tanto raras, pero no fueron más allá de las miradas, cuando ellos se alejaron de la zona, volvieron a sus quehaceres sin mayores distracciones.

El panorama se repetía calle tras calle y Herbal empezaba a alterarse. No le gustaba que le observaran de esa manera, le hacía sentirse cobarde y amenazado. En respuesta y por impulso, busco cobijo pegándose al poni terrestre que lo acompañaba. Este también había percibido las miradas de los demás ponis, e intento disimular su nerviosismo. -Todo irá bien, te lo prometo. Nadie te hará daño. -Repetía cada poco tiempo para el unicornio.

Finalmente, llegaron a su destino. -Bueno, pues ya estamos aquí Herbal. El 'Riche Caramel'. Una tienda en la cual he comido dulces más de una vez. Entremos. -Sugería el poni terrestre al ver que Herbal estaba incomodo ante las miradas del resto.

-Si... vamos... rápido...

El interior de la tienda era bastante espacioso, aunque modesto. Disponía de 3 mesas a la izquierda de la entrada que se colocaban a la larga hasta llegar al fondo de la tienda. A su lado, el mostrador, en el cual no había poni alguno. Se podía ver una pequeña puerta corredera detrás del mostrador, lugar del cual provenía un delicioso olor a azúcar aromatizado. La tienda solo tenía en ese momento un cliente, que como era de esperar, giro su cabeza hacia los recién llegados y puso cara de sorpresa.

-Menudo recibimiento... primera ciudad que piso... y no hacen más que mirarme raro... -Soltó un suspiro que denotaba la tristeza del unicornio.

-Venga, seguro que no es nada. ¿Qué quieres tomar? Esta tienda se especializa en caramelos y dulces pequeños. -Great Thrill trataba de quitar hierro al asunto, aunque tenía una ligera sospecha de cuál era el motivo de las miradas. -Yo creo que me decanto por unos macarons de chocolate.

-Um... ¿hay algo de vainilla? -Preguntaba Herbal.

-Eh, sí, creo que sí. Una vez vi a uno encargar algo de vainilla. Si es que les quedan, ¿te pido unos pocos?

-Vale. -Se quedo quieto en el sitio sin saber qué hacer ni decir.

-¿Por qué no vas eligiendo sitio? Sé que no hay mucho donde elegir, pero en algún lugar nos tendremos que sentar a comerlos. -Great Thrill era consciente de por qué el unicornio no reaccionaba, y también estaba seguro de porque todos le miraban raro, pero no era el momento adecuado para ello, tenía que calmarlo y lo más importante, mostrarse firme y seguro.

Herbal en respuesta, fue en silencio hacia una mesa de las que estaban libres, cabizbajo y casi con el rabo entre las piernas. Fue en ese instante en el cual se confirmaron las sospechas de Great Thrill, los ponis miraban extrañados a Herbal.

La espera fue larga para el unicornio rayado. Se pasó casi todo el rato mirando por la ventana que tenia al lado, pero cuando desviaba la mirada hacia el otro cliente presente, siempre se encontraba con su mirada o intentando mirar a otro lado que no fuera él con el fin de pasar desapercibido, pero al fin Great Thrill se interpuso entre ambos sentándose en la silla que estaba enfrente de Herbal.

-Ya está todo. Aquí tienes, eran una galletas caramelizadas con esencia de vainilla. Te he comprado diez, saboréalas, porque tienen una pinta riquísima. -Dejó sobre la mesa un plato de galletas y otro de macarons que desprendían olor a chocolate.

-Muchas gracias. -Mostró una leve sonrisa mientras cogía una galleta para comérsela.

-No hay porque darlas. Los amigos están para cosas así. -Mostraba también la sonrisa característica suya. -Por cierto, ya descubrí porque nos miraban así de raro.

Con sorpresa e intriga, Herbal miraba a Great Thrill. -¿Qué crees que es? ¿He hecho algo malo?

-No, no has hecho nada, pero creo que... ahora que pienso en ello... eres el primer unicornio rayado que conozco. Por estas tierras no hay ponis rayados. Las rayas... las llevan las cebras. Como Zecora. -Le explicaba con cierto temor a un bajón emocional por parte del unicornio. -El hecho de que te miren por la calle, se debe a que eres un caso excepcional.

-Lo sabia... es por mi... seguro que piensan que soy un monstruo, un bicho raro... -Se metía dos galletas a la boca al mismo tiempo.

-No, no creo que sea eso tampoco. Piénsalo, no han huido de nosotros, ni ha pasado nada más. Seguro que no es nada grave. -Comía otro macaron mientras intentaba tranquilizarle.

-¿Tú crees que algún día se me aceptara en tu mundo? De momento no ha pasado nada... pero tengo miedo... mucho. -Herbal volvía a entrar en depresión.

-Venga, anímate. Yo te prometí que todo iría bien, y cuando prometo algo, lo cumplo. Solo necesitas tiempo. Es tu segundo día en este mundo, ¿no? Date al menos un tiempo antes de juzgar. Yo siempre estaré a tu lado, y Zecora no te va a abandonar tampoco.

-Supongo... sois lo único que tengo...

En ese momento se abrió la puerta del local y una voz femenina resonó por toda la tienda. -Ya he vuelto, Cherry. Todos los recados hechos.

Los tres clientes en la tienda se giraron para ver quién era aquella poni que había gritado nada más entrar. Para sorpresa de Herbal y Great Thrill, se trataba de la misma yegua que se habían topado antes de llegar al pueblo.

-Gracias por tu ayuda Minty. Siempre es un placer tenerte cerca. -Otra yegua rosa con crines azules salió de la cocina de la tienda agradeciendo encarecidamente a la yegua que se hacía llamar Minty.

-No es nada, querida prima. -En ese momento se giró para irse, no sin antes dar un vistazo a los clientes. Entonces se sorprendió, sonrió y se acerco a los más alejados en el local. -¡Eh! Yo os conozco. -Soltó una leve risilla. -Estabais mirando el horizonte desde el camino hacia Baltimare, en el bosque.

-No esperábamos verte por aquí. Supongo que tu a nosotros tampoco. Antes no hemos tenido ocasión de presentarnos. Me llamo Great Thrill, soy de Hoofeldor. Y este aquí, se llama Herbal, es...

-¿Tu novio? No os preocupéis, no tengo nada en contra de ello. -Se echó a reír.

Ambos ponis abrieron los ojos como platos y gritaron al unisonó en desacuerdo con las palabras de Minty. -¡No somos novios! ¡Somos amigos!

-Vale, vale. Entendido queda. -Seguía soltando una leve risa. -No os alteréis. Me llamo Minty, soy de Alto Terre. Soy una repostera especializada en caramelos. No somos muy conocidos, así que viajo por Equestria para expandir el negocio familiar.

-Un placer. Como ya he dicho yo soy Great Thrill y el se llama Herbal. -Volvió a repetirse.

-Hola, ¿os importa que me siente aquí con vosotros? -sin esperar la respuesta, se sentó. -Vaya, eres el primer unicornio rayado que veo. Pensé que solo las cebras eran rayadas. -Se estaba fijando en Herbal detenidamente.

-Sí, bueno... pues ya conoces a uno. -Ligeramente molesto por las palabras de la yegua terrestre.

-Bueno, no sería tan raro si alguno de tus padres fuera una cebra. ¿Lo son? Nunca he conocido a ninguna cebra.

Herbal agachaba la cabeza casi llorando al oír como Minty sacaba el tema de sus padres, así que Great Thrill intervino susurrando acompañado de un gesto de silencio. -No saques ese tema...

-Mil perdones. No quería causar malestar. Ya sé, toma, ¿quieres caramelos? Son elaborados por mí, y están deliciosos. -Le ofreció a Herbal una bolsa llena de caramelos de diferentes sabores con intención de animarlo, pero este no solo no había terminado sus galletas, sino que no parecía por la labor de animarse.

-No pasa nada... no podías saberlo... -Trataba de quitarle hierro al asunto el propio unicornio, pero no mostraba ni el más mínimo atisbo de bienestar.

Minty se paró a pensar un momento y finalmente lanzó una pregunta al unicornio.

-Oye, ¿cuánto te gustan los dulces? ¿Cuál es tu sabor favorito?

La pregunta pilló desprevenido al rayado unicornio. -Esto... vainilla... y mucho, me gustan mucho... ¿Por qué lo preguntas?

Minty sonrió y se dirigió hacia el mostrador, donde la tendera Cherry estaba observando la escena. -Cherry, un extra especial de vainilla para mi amigo por favor. Apuntalo a mi cuenta.

-Así que un extra especial, ¿eh? Marchando. -Le guiño el ojo a la terrestre de pelaje verde menta.

-¿Que pretendes, Minty? -Preguntaba Great Thrill mientras observaba con curiosidad al mismo tiempo que Herbal.

-Veréis, en nuestra familia siempre se han transmitido unas lecciones para que las apliquemos en nuestro día a día y en nuestro trabajo como fabricantes de dulces y caramelos. Y es hora de que os demuestre algunas de ellas. -Se subió en una mesa cercana y empezó a recitarlas. -Lección número uno. Siempre que alguien necesite que le alegren el día, debes hacer tu mejor esfuerzo como fabricante de dulces por animarlo.

Tanto Herbal como Great Thrill miraban atónitos a la terrestre mientras ponía especial énfasis en las palabras que decía altas y claras.

-Lección número dos. Debes saber distinguir que necesita cada cliente en cada momento dependiendo de su estado de ánimo. Y por último, y no por eso menos importante... Lección número tres. No hay nada que un buen dulce no pueda arreglar. -Esto último lo decía señalando directamente al unicornio.

-¿Y... exactamente qué quieres decir con todo esto? -Se preguntaba Great Thrill totalmente confundido y desorientado.

-Quiero decir, que mi deber como repostera, caramelera, y como nueva amiga de Herbal, es animarle de la mejor manera posible que se, que en este caso es mediante los dulces de nuestra familia. -Se explicaba con mucho orgullo.

-¿Caramelera? ¿Eso existe? - Preguntaba el poni terrestre sorprendido por la palabra que se acaba de inventar Minty. -Más importante aún, ¿cómo es eso posible?

-Muy sencillo. Me ha bastado con una pregunta sencilla para saber el dulce perfecto para Herbal, su sabor favorito. -Bajaba de la mesa mientras se acercaba hacia el mostrador. -Si combinamos la vainilla con una selección de caramelos de frutas silvestres y le añadimos a la mezcla la masa de los macarons que mi prima domina, queda uno de los dulces de vainilla más esponjosos y sabrosos de toda Equestria.

Justo en ese momento, Cherry salía de la cocina con la masa y la vainilla completamente mezclada. Solo faltaba combinarlo con los caramelos de Minty. El tamaño de aquel dulce de vainilla era considerable, hasta el punto de dejar boquiabiertos a ambos ponis.

Mientras ambas primas se dedicaban a decorar el dulce con los caramelos de diversos colores, Minty empezó a recitar una línea de lo que parecía una canción. -Si añades algo muy dulce, alegría lograras.

A lo cual, Cherry continuo diciendo. -Y como en una dulce fantasía, muy feliz tú serás. -Ambas se miraron y sonrieron mutuamente mientras colocaban un caramelo de un color rojo intenso en la punta de aquel mega macaron de vainilla con caramelos de frutas silvestres.

-Bueno, aquí lo tienes, Herbal. Adelante, pruébalo y disfrútalo. Te garantizo que esto te levantara el ánimo. -Su mirada mostraba completa convicción en que el trabajo entre su prima y ella había quedado insuperable.

-Esto... Guau... No sé qué decir... ¡Es enorme! -No salía de su asombro. Le llevo unos cuantos segundos darle un mordisco a aquella monstruosidad de macaron. Tanto Great Thrill como ambas primas esperaban la reacción del unicornio. El cual se había quedado en silencio masticando.

-Minty... ¿En serio crees que habrá funcionado? -Susurraba Cherry a su prima con preocupación.

-Hemos seguido las instrucciones y lecciones de la familia, querida prima. No debería de ir nada mal. -Le contestaba quitando hierro al asunto.

Finalmente, Herbal abrió los ojos y siguió comiendo cada vez con más gula. Entre mordisco y mordisco, dejaba ver una muy leve sonrisa y alguna lagrimilla. -Esta... rico.

Minty no pudo contener su alegría y abrazo a su prima al instante de oír aquellas palabras. -¡Lo hemos logrado! ¡Ha funcionado!

-Si... supongo que si... -A diferencia de su prima, Cherry no estaba nada convencida.

-¿En serio esto puede subir la moral de los ponis? -Se acercó y dio un mordisco a aquel macaron. -Está rico, sí, lo mismo opino. -A diferencia de Herbal, Great Thrill parecía muy contento.

-No nos deis las gracias, no ha sido nada. -Dijo Minty mientras miraba sonriente a ambos al tiempo que se zampaban el macaron.

Al rato de habérselo acabado entre los dos machos y reposar la tripa un poco, llego el momento de despedirse, pues estaba anocheciendo y debían volver al bosque Verdur. -Bueno Herbal, tenemos que ir volviendo al bosque, se nos ha ido un poco la hora. Zecora debe estar muy preocupada.

-Tienes razón, aun no estoy preparado para pasar la noche fuera... tengo que volver a la cabaña cuanto antes. -Se levantó dispuesto a salir y justo en ese instante, apareció a su lado Minty una vez más.

-Me alegro de que estés mejor. Nos llevo mucho trabajo hacer eso, aunque pareciese que no. Sabía que no podía fallar. -La yegua mostraba una sincera sonrisa de oreja a oreja.

-Minty... gracias. Tanto tú como tu prima os habéis esforzado tanto por mí... aun sin conocerme, me habéis tratado como si vuestro amigo fuera. -Le costaba mucho decir esas palabras, pues aun ni el mismo tenía claro si estaba haciendo lo correcto. -En todo este tiempo que he permanecido en este local, he visto que por muy difícil que me resulte creerlo, hay ponis agradables que merece la pena conocer. -De repente, dudo unos instantes sobre que decir a continuación. -Y por cierto... no te tomes esto a mal... pero no ha sido vuestro regalo lo que me ha hecho alegrarme. Lo siento.

-Herbal... -Minty no sabía que decir, estaba sin palabras.

-Tenía miedo de hacer amistades en este mundo... pero Zecora, Great Thrill, Cherry y tú, los cuatro me habéis ayudado. Eso es lo que me ha alegrado de verdad... Has logrado, que me sienta querido, y te lo agradezco. -Herbal dedico una sonrisa a la yegua terrestre. -Muchas gracias por el macaron también. Parece que después de todo, un buen dulce sí que anima a cualquiera. Ahora debo irme. Adiós. -Se dio media vuelta para salir por la puerta.

-Adiós Herbal. Amigo mío. Me alegro al menos de haber podido alegrarte la tarde. -Se la notaba algo triste, aunque disimulaba su tristeza con una sonrisa, y cuando se hubieron ido, no pudo sino entrar en la cocina y subir al piso de arriba, triste y pensativa ante la mirada de preocupación de Cherry.

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