My Little Pony: Sin Fronteras Acto 1 - La gema del espejo
Chapter 11: El renacimiento de la leyenda
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Hola a todos queridos lectores. Por fin os puedo traer un capitulo mas del fanfic. Me ha costado mucho terminarlo por motivos de trabajo y estudios, pero ya esta aquí. Si eres nuevo y quieres enterarte de la historia, te recomiendo que vayas al capitulo 1 para disfrutarlo mas.
En el capitulo 10, pudimos ver el segundo gran cambio del fanfic. Herbal volvía a cambiar para hacerse una mezcla rara de personalidades. Soy consciente de que puede haber quedado de una manera muy antinatural, pero la idea era dar una sensación de confusión. ¿Nunca os ha pasado algo parecido a tener tantos sentimientos diferentes juntos, que apenas os reconocéis? Esa es la sensación que quería dar a Herbal.
En esta ocasión, empezamos ya el camino al final del fanfic. Capitulo donde empezamos a ver las cosas con otros ojos. Espero que os guste. Hasta la siguiente.
Capitulo 11: El renacimiento de la leyenda
Los días se sucedían entre la tranquilidad del bosque Verdur. Las hojas de los arboles se movían lentamente a causa de la brisa, el sol se filtraba por entre las copas, y los animales se dejaban ver por los alrededores.
De igual manera, Herbal, proseguía con su aprendizaje junto a Zecora. Habían pasado dos semanas desde que había regresado del viaje, y se notaba que la situación entre ambos había mejorado tras la discusión de aquella noche.
Por una parte, Herbal había empezado a replantearse cuál era el verdadero significado de hacerse fuerte. Estaba más que convencido de que sus capacidades físicas y mágicas habían aumentado con el paso del tiempo, el entrenamiento y el incidente con los orbes. Pero si en verdad se había fortalecido, ¿por qué su maestra se había enfadado tanto con él? Dijo que había olvidado sus defectos y que eso le hacía especialmente vulnerable.
Había dedicado varios días a dar vueltas al asunto, pero aun no era capaz de hallar una respuesta.
Por otra parte, Zecora había dado otra oportunidad al unicornio al ver que este había recapacitado sobre su actitud. Aunque cada vez era más frecuente verla distraída y preocupada. Nada había sido igual para ella desde que habían reunido tres de los cuatro orbes. Su inquietud había aumentado, pero trataba de ocultarlo ante su alumno.
Durante las dos semanas, se pudo apreciar como el brillo de los orbes se iba intensificando. Un poquito cada día, apenas apreciable de un día para otro, hasta que un día, el brillo era prácticamente celeste intenso. Ninguno de los dos sabia el motivo, pero estaba claro que algo significaba.
-¡Maestra! ¿Qué cree que significa este resplandor? -Herbal miraba sorprendido al foco de luz celeste que procedía de los orbes.
-Lo desconozco. Mi conocimiento no es suficiente para este fenómeno asombroso. Podría peligroso ser, si su energía sin control puede crecer. -Zecora aparentaba estar tranquila, pero la realidad era bien distinta, ya que el no tener una explicación acerca de los orbes, la alteraba. No podía interpretar la situación como buena o mala.
-Últimamente su brillo ha aumentado mucho. Según tengo entendido, esto se llama reacción, ¿no? Está reaccionando a algo. -Herbal parecía bastante más maduro tras ser expuesto a los orbes. Ahora razonaba con mas juicio.
-Eso parece ser, pero no podría si para bien o para mal es responder. Ante la duda, con cautela se debe proceder, ya que cualquier fallo terrible puede ser. -Las sabias palabras de la cebra convencían a Herbal de ello. Mentiría si dijese que no tenia curiosidad por el extraño fenómeno, pero no quería poner en peligro a su mentora.
No mucho después, Herbal fue enviado a recoger ingredientes por el bosque, como era habitual. Ya sabía moverse por él al dedillo, no había rincón que no hubiese visitado en busca de los materiales que su maestra requería. Siempre aprovechaba para darse un pequeño garbeo alrededor del lago Lúmina, con la esperanza de ver a la mítica criatura de la leyenda y rogarle su ayuda, pero jamás aparecía ante él. El lago permanecía inmóvil ante sus palabras.
Esta vez, mientras se acercaba a la orilla del lago, pudo apreciar una sombra en el otro lado, mirando fijamente al lago. Desconfiando de ella, se acercó lentamente al agua.
Cuando la sombra, la cual llevaba una capucha, le vio, Herbal pudo sentir como algo se revolvía en su interior. Sus miradas se cruzaron, pero el unicornio solo alcanzo a ver el oscuro hocico de la sombra, seguido de una sonrisa tenebrosa.
-¿Quién es? Tengo la sensación de haber visto antes esa sonrisa. -Según murmuraba esas palabras, la sombra se dio la vuelta y se alejó del lago en silencio. Algo no iba bien con aquel poni o monstruo que hubiese sido.
La extraña sensación de ser observado no desapareció del unicornio hasta haber llegado a la casa de Zecora, donde la misma le esperaba impaciente.
-Mucho has tardado, ¿algún problema te has encontrado?
-No maestra. Pero si he visto algo fuera de lo normal… -Le contó toda la historia con todos los detalles.
-¿Alguien estaba observando el lago? Tampoco lo veo tan raro. Sin embargo, describes con horror, una sombra que te causa temor. -Se acercó a él y le puso el casco en la frente bajo el cuerno. -Ahora no debes miedo tener. En esta casa yo te protegeré.
El resto de la mañana transcurrió con normalidad. Zecora había preparado unas pociones de un encargo y Herbal además de asistirla, había estado manipulando los pólenes de las diferentes plantas a modo de entrenamiento.
Todo era normal hasta que de repente, alguien llamó a la puerta de la cabaña.
-Herbal, ¿puedes hacerme el favor de abrir la puerta? Ocupada estoy con esta receta que requiere mi concentración completa. -Zecora estaba con un cuentagotas y varios botecitos con diferentes líquidos, centrada en la tarea.
-Claro que si, maestra. -Haciendo desvanecer su magia y liberando una pequeña nube de polen, se acercó a la puerta y la abrió. -Hola, en que puedo ayu... -Su cara palideció de golpe al ver una cara conocida ante él. Sus ojos se abrieron como platos.
-Vaya, vaya. Mira a quien tenemos aquí. ¿A qué viene esa cara de susto? ¿No sabes cómo saludar a una amiga? -Soltó una leve risita. -Parece que hubieses visto algo terrorífico.
-¿Qué... estas haciendo aquí? ¿Cómo has encontrado esta casa? -Herbal acosaba a preguntas a la recién llegada en un tono de voz alarmante al darse cuenta de que por la capa que portaba, debía ser la yegua del lago. -¿Por qué has venido aquí... Dusk?
-Hey, relájate un poco, ¿quieres... Herbal? -Otra risita salió de la boca de la unicornio. -Solo quería pasarme a saludar. Como hacen los amigos.
-No me fio de ti. Nada de nada. -Las palabras de Herbal sorprendieron enormemente a Dusk. Al igual que el resto de sus amigos, no esperaba contestaciones así del mismo poni que unas semanas atrás estaba aterrado del mundo.
-Vaya... menudo recibimiento... ¿Estás seguro de que te llamas Herbal? No te pareces demasiado al unicornio que yo conozco... -La unicornio ponía una cara de desprecio.
-¿Qué está sucediendo? -Zecora salió al recibidor al ver que su alumno tardaba bastante en volver.
-Maestra... -Herbal se quedó en blanco un instante.
-Así que usted es la maestra de Herbal, ¿verdad? Zecora creo recordar que era. Es un placer conocerla. -Dusk hablaba con otro tono de voz diferente. Ahora se mostraba amable. Las palabras de la yegua sorprendieron a Herbal, pues él no recordaba haber mencionado el nombre de su maestra en su presencia.
-Así es. ¿A quién tengo el placer de conocer?
-Me llamo Du...
-¡Dusk Greed! Es la unicornio de la que le hable tras volver de Dodge Junction. -La miraba mal, con cierta ira.
-Es de muy mala educación no dejar presentarse a los demás y más aun blasfemar en su presencia. -Dusk se mostraba algo enfadada, pero mantenía la compostura. Parecía una maestra del temple.
-Herbal, debes calmarte. No hay motivo para alterarse. -Zecora le recriminaba en tono imponente.
-Pero es una yegua malvada. Yo lo sé. -Herbal ya no se callaba nada. Estaba dejando paso a sus sentimientos más profundos, y Zecora como si pudiese ver lo que acontecería a continuación, no tuvo más remedio que imponerse a él ante Dusk.
-No iras a romper la promesa que me hiciste, ¿verdad? Fui muy clara la ultima vez, y no dejare que esto vuelva a suceder. La armonía de tu interior has perdido, y sin ella, todo lo que te estoy intentando enseñar, no tiene sentido.
Ante la atenta y sorprendida mirada de Dusk, Herbal sudaba e intentaba excusarse sin éxito. Finalmente, no le quedo más remedio que callar y dejar que Dusk y Zecora hablasen entre sí.
A Herbal le habían encargado preparar y traer de la cocina varias pastitas y algo de té, para así mantenerle lejos de Dusk aunque sea por un rato y poder calmarse.
-Bueno, señorita Dusk, ¿qué te trae por aquí? ¿Imagino que un remedio para ti?
-No me vendría nada mal unas cuantas de sus pociones. Sí, creo que comprare algunas para mis viajes alrededor de Equestria. Sin embargo, no es el motivo por el cual he llegado a este bosque. -Dusk explicaba con calma, al tiempo que Herbal servía a regañadientes lo que le habían pedido. -Muchas gracias Herbal. A tu salud.
Un gruñido salió de su boca, pero pudo controlar las ganas que tenia de ponerla en su sitio. Se sentó al lado de Zecora y se mantuvo en silencio.
-Como le he dicho, soy una viajera errante. No tengo un hogar y me dedico a viajar por toda Equestria en busca de rarezas. Y la verdad es que desde hace unas semanas, una de mis reliquias ha estado guiándome hasta aquí.
-¿Una de sus reliquias la ha guiado hasta este bosque? -Los ojos de ambos se abrieron como platos.
-Sí. Por raro que parezca, mientras excavaba en una mina en busca de algún mineral valioso, mi alforja empezó a brillar tenuemente. No tenía ni idea de por qué pasaba, pero según me acercaba hacia esta dirección, el brillo se volvía mas intenso, hasta que eventualmente, entré en este bosque por intriga creada por mi reliquia. De hecho... puedo mostrárosla. -Su cuerno se iluminó en su característica aura morada.
-Maestra... una reliquia que se ilumina en un brillo tenue y que posteriormente aumenta su brillo... no puede estar hablando de lo que creo que está hablando, ¿verdad?
-Parece que sí, querido alumno. Parece que sí.
Dusk no tenía ni idea de que hablaban, solo podía interpretar que sabían el motivo de que su reliquia brillase. Sacó un orbe de la alforja y lo colocó en la mesa. El orbe despedía un brillo celeste intenso, tan intenso que apenas podía verse el orbe.
-¡Es uno de los orbes! ¡Es el cuarto orbe! -Herbal no podía aguantar sus emociones. Estaba pletórico, sorprendido y aun enfadado con Dusk.
-¿El cuarto? Lo siento, no os entiendo. -La yegua mostraba una cara de incredulidad.
-Señorita Dusk, posee usted un orbe legendario. Y no es para menos, procede de una leyenda de antaño. -Zecora tampoco podía apartar los ojos del orbe. Sabiendo el peligro de exponer a Herbal a los cuatro orbes en un mismo lugar sin la preparación adecuada, ni cómo actuar, estaba empezando a sudar de nervios.
-Me encantan las leyendas, pero no he oído ninguna relacionada a este orbe celeste. ¿Podría usted ser tan amable de contarla?
De forma inmediata, el orbe empezó a vibrar y a elevarse lentamente de la mesa. Estaba reaccionando a algo.
-Esto no es seguro... Señorita Dusk, por favor, guarde el orbe inmediatamente. En caso contrario podría acontecer un terrible desastre.
Aun sin entenderlo, Dusk hizo caso de la experimentada cebra, e hizo desaparecer el orbe metiéndolo de nuevo en la alforja y haciendo desaparecer la misma. -¿Qué está sucediendo? Es la primera vez que veo algo parecido.
-Es un orbe mágico de fuerza no grandiosa, pero que junto a los otros tres orbes adquiere una fuerza pasmosa. Tengo los tres orbes bajo mi custodia, y en caso de juntarse los cuatro, podríamos revivir la famosa historia. -Zecora empezó a narrar la misma historia que contó a Herbal semanas atrás.
-Así que la gema del espejo... un tesoro, que si no he entendido mal, permite enfrentar cara a cara los mayores temores y la oscuridad de uno mismo. ¿Correcto?
-Así es. -Zecora asentía brevemente.
-¿Y dice usted que necesita mi orbe para intentar traer de vuelta la leyenda? -Preguntaba aun con sorpresa a la cebra.
-Dusk. Necesito el orbe. Déjamelo temporalmente, te lo devolveré. -Herbal empezaba a ponerse nervioso. Estaba a un único paso de cumplir su sueño más reciente.
La mirada de Dusk mostraba sorpresa una vez más. El poni que primeramente conoció como miedoso, se había vuelto agresivo, para a continuación mostrarse rogando ayuda.
-No sé yo... después del recibimiento tan caluroso que me has dado... quizás debiera de negarme.
-Dusk, es muy importante para mi... necesito el orbe. Dámelo. -Herbal, empezaba a enfadarse de nuevo. Era imposible seguir sus emociones. Cambiaba constantemente.
-Herbal, demuestra modales. Si ayuda de los demás quieres, mostrar buenas formas debes. -Zecora estaba firme de nuevo.
-Eso, ¿Donde están los modales? Te creía por un poni amable y educado... -Dusk aprovechaba para soltar una pulla mas al unicornio, quien a regañadientes pronunció.
-Lo siento. No debí hablarte así. Necesito el orbe, por favor. Te lo suplico... -La rabia que sentía se desvanecía mientras empezaba a entristecerse.
Tras unos segundos de tensión intencionada por Dusk, esta le dedicó una sonrisa.
-Por supuesto que te lo presto. ¿Para qué están sino los amigos? Tengo mucho interés en esta leyenda, y si puedo ser testigo de la misma dejándote mi orbe, así lo hare.
-¿Lo dices en serio? -Herbal levantó la cabeza expectante.
-Claro que sí. ¡Estamos a punto de descubrir algo mítico! ¿A quién no le emocionaría esto? Yo te dejo el orbe, a cambio quiero que me permitas observar lo que ocurre. -Seguía sonriéndole.
-Lo que sea por el orbe. Esto... gracias Dusk. -El unicornio se arrepentía un poco de como había tratado a Dusk. Desde la primera vez le había parecido tenebrosa y malvada, ¿pero cuantas veces iban ya que le ayudaba? Herbal sabía que Dusk no era todo lo que se veía, había mucho mas oculto sobre ella, pero quizás Minty y Great tuvieran razón. Quizás solo la gustase vacilar a los demás. Quizás su actitud no fuese la mejor, pero si pudiese confiar un poco en ella.
-No te preocupes.
-Maestra, ¿podemos ir al lago ahora? Quiero ver lo que pasa... quiero conocer a la criatura... -Herbal rogaba a Zecora, la cual estaba bastante nerviosa. Trató de hablar sin tartamudear ni despistarse.
-De acuerdo, juntos marcharemos. Pero has de prometer, que ante el mas mínimo peligro no osaras proceder. No tienes prisa alguna para tu oscuridad vencer, siempre y cuando tu mente fría puedas mantener.
-Desde luego que sí. Prometo tener mucho cuidado. Todo saldrá bien. Lo sé. -Herbal se mostraba ahora feliz y con confianza. -Entonces pongamos rumbo ya al lago.
El trayecto hacia el lago Lúmina resultó en un viaje bastante silencioso, a excepción de algunas palabras dirigidas de Herbal hacia Zecora hablándole de lo que creía que sucedería. Dusk en cambio, les miraba y escuchaba desde detrás, sin decir nada de nada.
Great y Minty no estaban en ese momento para ser testigos de lo que iba a suceder y eso inquietaba un poco al unicornio. Sus amigos, los cuales le habían apoyado en todo, no estaban en ese momento tan crucial. Pero debía ser fuerte, si no podía tenerlos en ese momento, les sorprendería mostrando ser capaz de lograr dominar su oscuridad.
Finalmente, el lago se dejó ver tras unos árboles y arbustos. Tan radiante como siempre bajo la luz del sol. Aun tras la presencia de los cuatro orbes, el lago no parecía reaccionar a ellos.
-Por fin estamos aquí… el lago que cambiara mi vida… -Herbal pareció dudar un instante, pero se recuperó pronto. -Todo irá bien. Puedo con esto.
-Herbal, aunque tu respuesta puedo imaginarme, antes debo asegurarme. ¿Estás seguro de ahora quererlo afrontar? No es tarde para volver a entrenar. -Zecora se preocupaba por lo que pudiera pasar.
-Debo hacerlo ahora. El cuarto orbe no está en nuestra posesión. No podemos retenerlo tanto como queramos aquí. -Miraba a Dusk, la cual estaba a unos pocos pasos de ellos observando el lago con obsesión.
Usando su magia, el unicornio hizo levitar por separado los 4 orbes y los acercó a si mismo dejándolos en la orilla del lago a sus cascos. Sabía que el contacto directo le podía perjudicar, y su interés estaba en ver a la criatura del lago y pedirle consejo y ayuda.
Los orbes empezaron lentamente a brillar y a vibrar al estar físicamente cerca y sin ninguna protección. Al poco tiempo comenzaron a levitar, y cuanto más se elevaban, más notable era la alteración en el aire alrededor.
Los tres observaban anonadados lo que sucedía, un espectáculo de cuatro orbes girando entre ellos mientras brillaban.
Herbal decidió que era el momento, y tras un largo suspiro, dio un par de pasos hacia delante tocando con uno de sus cascos los orbes mientras giraban a más velocidad.
Al momento, los orbes se detuvieron en seco, acercándose hacia el cuerpo de Herbal, rodeándole y girando a su alrededor.
-Lo noto… noto una fuerza mágica a mi alrededor… ahora debería de ser capaz de llamar a la criatura mística del lago… -Sintiéndose fuerte y con muchas ganas, gritó a los cuatro vientos una llamada a la criatura de la leyenda. Llamada a la cual, nadie respondió.
-Qué raro… ¿Por qué no sale? Tengo los cuatro orbes y estoy decidido a cambiar… ¿Dónde está? -Herbal no entendía lo que pasaba, y volvió a llamarla, pero fue inútil.
Al poco, los orbes dejaron de brillar lentamente, y se fueron ralentizando hasta detenerse ante él, uno tras otro. Nada había pasado, se sentía exactamente igual que antes.
-Parece no haber funcionado. Lástima, esperaba ver algo increíble. -Dusk parecía decepcionada. -Quizás en el fondo no sea más que una leyenda.
-No. Me niego a aceptar esto. Sé que existe. -Herbal estaba inquietándose, hasta el punto de acercarse más al borde del lago y gritar su llamada de nuevo, una vez más, sin éxito. En su frustración a causa de la desesperación, Herbal dio un pisotón con fuerza al suelo. Haciendo que los orbes a la orilla del lago, cayesen dentro del mismo.
-¿Pero qué has hecho descerebrado? ¡Acabas de perder mi valioso orbe! -Dusk gritaba enojada. -Te dije que te lo dejaba, pero no para perderlo. -Tras el susto inicial, el enfado fue a más.
-Lo siento. Lo siento. -Su cara había cambiado para mostrar preocupación. Realmente sabia que la había pifiado, y deseaba más que nunca poder arreglar la situación. -De acuerdo. Ha llegado la hora de hacer algo por los demás… -Suspiró, y se alejó dando pasos hacia atras concentrándose.
-¿Qué es lo que planeas? ¿No iras a saltar a por ellas… verdad? -Zecora parecía tener una visión clara de las intenciones del unicornio. Era un libro abierto para ella. -Ni se te ocurra hacerlo. El lago es demasiado profundo para que puedas lograrlo.
-Lo siento maestra. Debo hacerlo. -Sin mas dilación, Herbal empezó a galopar hacia el lago, saltando con fuerza y zambulléndose. La cara de ambas yeguas era de espanto.
-Menudo cabeza hueca… está completamente loco. -Dusk asombrada, se sentó en la hierba a la espera de sea lo que fuese que pasase con aparente indiferencia.
-Por favor, no mueras. No te esfuerces más de lo que puedes… -Zecora asustada rogaba que todo saliese bien. Algo que sorprendió a Dusk enormemente y la hizo dudar de ella.
Herbal apenas sabía nadar, esta esforzándose en mover las patas de forma síncrona, pero lo estaba pasando muy mal. Por suerte, los orbes brillaban lo suficiente como para verlos en el agua más profunda del lago. "Solo un poco más" pensaba, sin embargo, su visión empezaba a perderse, se mareaba. "No puedo rendirme… no ahora… debo aguantar…" pero era imposible.
Acabó alcanzando los cuatro orbes y tocándolos, pero no podía ya apenas mantener la respiración. "Se acabó. No puedo… aguantar más. Lo siento amigos…"
De repente, los orbes empezaron a brillar con mucha más intensidad, iluminando tanto el fondo del lago como la superficie con un resplandor celeste nunca antes visto por las yeguas que estaban en tierra firme, las cuales abrían los ojos como platos al ver emerger del mismo a una criatura celeste y blanca con forma de serpiente, cargando entre cuatro haces de luz a un casi asfixiado Herbal.
-Lo veo y no lo creo… tenia razón… la leyenda es cierta… -Dusk ahora sí que estaba interesada. Más que nunca. Se levantó y acercó al lago para verla más de cerca.
-Gracias a Celestia que está bien. Gracias doy. -Zecora volvía a respirar tras tener el corazón a punto de salírsele de su pecho. Se fijo detenidamente en la extraña criatura. No se esperaba encontrarse una serpiente tan rara guardando el lago.
Herbal tosía con fuerza mientras respiraba desesperadamente para recuperar todo el aire que había consumido bajo el agua. No era capaz ni de sentarse. Yacía tumbado en una plataforma creada por los cuatro haces de luz de la serpiente.
-De mi letargo me habéis despertado. No suele pasar habitualmente, pero que este aquí presente, significa que los orbes esenciales habéis reunido. -La voz de la serpiente, era dulce y femenina. Era una hembra, algo que coincidía con las historias clásicas que se contaban a los potrillos, donde siempre eran hadas femeninas.
Zecora no era capaz de articular palabra, al igual que Dusk, quien aun seguía mirando perpleja.
-¿Qué sucede? ¿Acaso os sorprende verme? La guardiana de este lago soy. Marina me llamo y hoy vuestras palabras escucharé. Pues quien me haya despertado, algo de mi debe querer.
-Señora Marina… es un placer conocerla… mi nombre es Zecora y le estoy muy agradecida de que a mi alumno salvara. -La cebra agachaba la cabeza en señal de respeto y agradecimiento.
-No debes nada agradecerme. La voluntad de este unicornio ha sido la causante de mi despertar. ¿Hago bien asumiendo que su historia debo escuchar? -Marina miraba como poco a poco el agotado Herbal se reponía.
-Así es. -carraspeó la cebra. -Mucho hemos buscado verte, ahora un favor queremos pedirte. Bueno, mi alumno algo debe de decir, y ruego tu ayuda nos quieras compartir.
-Comprendo. Así sea pues. ¿Qué es lo que he de saber? -Marina miraba a Herbal fijamente, esperando que se terminase de recuperar.
Cuando al fin Herbal volvió a pensar con claridad, se topó con la mirada de Marina, que parecía ver a través de él. -¡Ah! ¡Un monstruo! -Fue lo primero que acertó a decir dando un par de pasos atrás en la plataforma de luz. La cual tardó poco más en ver.
-No temas joven unicornio. Con la guardiana de Lúmina estás hablando. Aquí estoy para lograr que tus deseos puedas alcanzar.
-Claro que es un monstruo. ¿Qué esperabas encontrarte? -Dusk soltaba una risita tras el vacile.
-Lo siento mucho, señora Marina. No pretendía ofenderla… Pensé que sería usted una poni.
-No te preocupes por eso. Pocos me han visto, así que puede no ser un hecho conocido. ¿Es la primera dragona que ves?-Marina resultó ser una dragona muy maja y agradable con la cual tratar.
-Sí. Los dragones son seres bastante peligrosos hasta donde yo sé. -Herbal contestaba sinceramente, pero poco después se sacudió la cabeza para centrarse. -He venido a este lago en busca de su ayuda. Vera, tengo otro ser en mi interior, alguien malvado y despreciable que siempre trata de tomar mi control y amenazar a mis amigos. Por su culpa murieron amigos míos, y casi mueren otros… sé que es fuerte, y quiero dominarlo. Poder controlarlo. Necesito ayuda y consejo para poder lograrlo. -Tras la extensa explicación, Marina volvió a mirar fijamente a través de sus cristalinos ojos, analizándole.
-Así que deshacerte de tu oscuridad quieres. Eso de mucha concentración, fuerza de voluntad y paciencia requiere. ¿Estás seguro de que eso deseas de verdad? ¿Estás seguro de que preparado estás? Tal vez no lo sepas, pero fracasar en este intento, graves peligros conlleva. -Hizo una pausa breve y después prosiguió. -Para empezar, no vale desearlo, decirlo y ya está. Si encerrar tu oscuridad quieres, enfrentarla deberás. Si en la lucha interna no logras ganar, tu alma en lugar de la suya podría encerrada acabar.
La cara de Herbal palideció al oír eso. No sabía que hubiese riesgo alguno.
-Una voluntad muy fuerte has mostrado, así que el único requisito vital has alcanzado. El desafío es solo tuyo, y solo tú puedes decidir sobre lo que pasara. Así que al margen me he de mantener, hasta verlo acabar.
-Estoy… preparado. -Herbal estaba temblando por la noticia. -Estoy preparado para todo. Venceré.
-Mucha suerte Herbal. Que la luz te guie y te proteja en esta gran reyerta. -Zecora daba unas últimas palabras al unicornio mientras este la miraba.
-Más vale que ganes. Suena a que ese otro tu es intratable. Prefiero a alguien modosito como tú. -Dusk animó a Herbal. Acto que tras un pequeño silencio a causa de la sorpresa, agradeció.
-Estoy listo señora Marina. -Con un suspiro, Herbal cerró los ojos esperando que la guardiana hiciera su magia.
-Buena suerte. Que tu luz disipe las sombras de tu interior. -Tras estas últimas palabras, una bola de luz surgió de entre sus haces, y envolvió a Herbal.