Lo Que Somos Ahora
Chapter 56: El Perdón
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Twilight mantenía esa gélida mirada de advertencia contra Devious, aún levitado y petrificado a su antojo. Su cetro se mantenía bien sujeto entre el fuerte agarre de sus manos que efectivamente, no le temblaban.
Su cuerpo se recuperaba paulatinamente del ataque. Tal vez no tan rápido como ocurrió con Trixie, pero no le era ya extraño que tenía la habilidad biológica de resistir grandes ataques después de sobrevivir en la lucha que había tenido con su propia cuñada.
No sabía si Devious tomaría en serio su ultimátum, pero lo hacía. Hablaba en serio en declararles guerra, si se atrevían a capturar a Moon White. Con las horribles cosas que le hacían a sus "amenazas". No podía, ni toleraba imaginarlo. No estaba sujeto a discusión, por lo que, algo extraño en ella, no quiso solucionar hablando. Usaría la fuerza de ser necesario. Se puso en guardia a cualquier movimiento en falso y sospechoso una vez que lo liberara, porque no podía quedar ahí arriba por siempre. Y entre más rápido, mejor. Porque no sabría si vendrían más agentes a cubrir la situación, y realmente no quería dañar a nadie, pero eran ellos o su pony especial. Fácil decisión. Por lo que Twilight mantuvo su cetro en alto y fúlgido, con un movimiento de cabeza dando aviso de que desprendería la magia y algo en los ojos de Devious le había dicho que había entendido el mensaje, aunque inmóviles, echaron una chispa salvaje de aceptar gustoso el reto.
Trixie y Pinkie Pie se mantuvieron juntas, estando la segunda no del todo recuperada ante el ataque, aun adolorida como para estar ágil, y le temblaba el cuerpo, estando pesado, pero aún así mantenía el esfuerzo de mantenerse en pie y preparada, por defender a sus amigos. Ambas miraron a Twilight y desde ahí, la respaldaban, listas para intervenir en su apoyo. Habían perdido a Sunset, y aunque no tuvieran un lazo tan fuerte con Moon White como con ella, era su amigo, necesitaba ayuda ante su adversidad, no lo abandonarían, y ahí estarían.
Entonces Twilight tomó aire con la guardia alta y en cuanto se decidía a liberarlo y por más que no quiera, que tenga lo que tenga que pasar…
...sus orejas de agudizaron y se calentaron, a la par que su piel se achinó, cuando su corazón se infló con sorpresa aliviada, cuando algo, o más bien alguien tras suyo, se removió contra el suelo en un sonido tosco…
De un sacudón y aspirando con fuerza como si se hubiera estando ahogando, el cuerpo de Moon White reaccionó con un estremecimiento, abriendo de golpe sus ojos grises, en una expresión marcada de conmoción y sobresaltada, contrayendo su pecho violento, como si aprendiera de nuevo a respirar , al primer segundo en completa desorientación en qué cuerpo y lugar estaba. Llevó sus manos a su frente sin sentir su cuerno, enderezándose para sentarse en el suelo cuando al alzar su cabeza, sin que pueda terminar de recobrarse de la experiencia que acababa de tener, con mirada inquieta, reconoció a simple vista la figura de Twilight, y sus prioridades se invirtieron, volteando su comprensión de cabeza.
Twilight se volteó abruptamente con urgente necesidad a verlo, mostrando su rostro impactado de alivio, con sus ojos violetas abriéndose mucho, con una congelada sonrisa de admiración que se extendía a lo largo del rostro.
-¡Moon White! - celebró sonando su voz más alta de lo necesario, pero su leve distracción le hizo perder cierta fuerza en el agarre de su cetro que se venció hacia adelante, lo que la hizo recapitular en lo que se hallaba, teniendo que amortiguar su celebración para después y asentar de nuevo un rostro defensivo y alarmado.
Por su parte Moon White se cercioraba que Twilight estaba transformada y no le costó a su par, enfocar sus ojos más arriba para ver a Devious levitado.
-¡Twilight! - pronunció sorprendido, incorporándose del todo para apartarse del suelo y ponerse en pie a su dirección -. ¿Qué estás haciendo? ¿Qué ocurre?
-Quieren llevarte ¡Eso es lo que ocurre!- exclamó con su mueca preocupada de vuelta.
-¿Llevarme…?- repitió intentado seguirle la idea devolviéndole la mirada, mirándola con el gesto presionado en rabia.
-Ellos saben…- inquirió -…saben lo de Poison. ¡Lo saben todo, inclusive lo que te pasó hoy que..!- se interrumpió con un entrecejo -. ¿Qué fue lo que te pasó?
Ante la pregunta, de nuevo, la experiencia pasada detonó en Moon White. Le asaltó un recorte tras otro de palabras e imágenes, todas de Sunset Shimmer, mientras la miraba a los ojos, a sus grandes ojos violetas. Y sintió que el tiempo entró en una extraña pausa que lo aplastaba.
Vio que sus ojos estaban inquietos, llenos de preocupación como de convicción a lo que sea que la había interrumpido, pero se veían radiantes, parecían brillar en la oscuridad que ganaba peso mientras más avanzaba la noche. Sus ojos tenían un color que parecía alguna gema derretida y escarchada, brillantes y relucientes.
La miró y se sintió despiadado.
Verla quemaba.
Verle belleza ante su mirada penetrante y llena de fortaleza, en esa fuerza y devoción llena de pureza. La miraba mientras ella arrugaba su estrecha frente cubierta de su cabellera en un cerquillo. Su gesto cambiaba interrogativo, pasando a uno que ya rayaba a una actitud neurótica, sin dejar de hablar lo que ella había pasado mientras él…no estaba. La veía mover mucho la cabeza. La agitaba y sus cabellos se agitaban con ella. Sus labios formaban diferentes movimientos. Hablaba rápido, atropelladamente. Sus cejas se torcieron formando un entrecejo. Se estaba enojando, y enojada se veía exasperadamente tierna. Nunca se lo había dicho. Por tener sus ojos dándose el lujo, como imprudencia, de mirar todo lo que ella era. El que pareciera delicadamente esculpida no le quitaba toda la fuerza indomable que guardaba de una verdadera guerrera, y había vivido demasiado cosas para contar. Tan inteligente, demasiado, sabía cosas que él ni estudiando tanto, lo memorizaría como ella. Pero si tal vez la lección vendría de su voz musicalmente pegajosa para sus oídos, la aprendería. Y su forma de ver a los demás, al mundo, es lo que la hacía lo que es, lo que la hizo lo que fue.
Con una mirada rebosante de una emoción que no sabría explicarse ni a él mismo, la miró lo más que pudo, como grabándola en su mente mientras seguía hablándole.
Pareciera que no la escuchara, pero lo hacía. Siempre lo hacía, por eso discutían. Por eso reían. Por eso se divertían. Por eso se consentían. Por eso se querían.
Finalmente, Moon White le apartó la mirada sin alterarse ni un poco, y caminó pasando largo de Twilight dejándola con palabras a medias decir. Ella se interrumpió a sí misma y giró para verlo caminar hacia donde estaba el agente petrificado. Moon White le sostuvo la mirada, impasible, durante unos cortos segundos.
Twilight guardó silencio. Él lo pondría en su lugar también. Lo mandará al Tártaro. Sólo reafirmará lo que había dicho. Admiraba que mantuviera esa calma tras haberse enfrentado hace solo un momento la oscuridad. Se le hinchaba el corazón de amor. Sentía orgullo y una felicidad amortiguada que le llenaba el pecho, porque él era fuerte. Increíblemente dominante con su fuerza de voluntad. Sentía ganas de incluso llorar de orgullo y felicidad de que tal como sabía, él no volvería a bajar la guardia. Acababa de vencer un intento de manifestación de oscuridad. Porque era lo más certero para ella de lo que había pasado hace rato atrás. Moon White había superado una difícil prueba y salido airosamente de él. Eso sólo demostraba lo lejos de ser una verdadera amenaza para este o cualquier mundo. Lo que Devious tendría que terminar por aceptar y admitir. De que él no tenía por qué ser llevado por ellos. Él no era una amenaza. Él podría tener una vida normal. Con ella. Él era valiente y audaz. Él...
-Iré con ustedes.
...se había entregado.
Una entrecortada exhalación brotó en un desconcierto que le estranguló. Pinkie y Trixie quedaron igual de impresionadas.
-¿Qué? - sonó la voz de Twilight, incrédula.
-Suéltalo, Twilight- se limitó en decir él sin apartar la vista de Devious -. Suéltalo y no provoques ninguna confrontación- se adelantó a advertirle volteando medio cuerpo para verle el inaudito rostro que adaptó.
-¿Estás...estás qué? -exclamó frunciendo el ceño -. ¡Moon White! ¿Qué estás diciendo? ¿Acaso no me escuchaste?
-Cada palabra- le contestó-. Por eso mismo dejaré que me lleven. Sin oposición alguna- agregó y Twilight apretó el rostro, endureciéndolo. Él se preparó. Ya conocía sus mañas.
-No lo voy a permitir, ¡No!- se negó sosteniendo aún más fuerte el cetro y su esplendor le volvió a sacudir levemente los cabellos.
-Twilight, ellos tienen argumentos suficientes para hacerlo.
-¡No la tienen!-se aceleró en contradecir-. ¡Y hoy es la prueba de ello! ¡Has sido más fuerte que Poison! ¡No permitiste que te doblegara! ¡Venciste su intento de volver!
-Él no intentó volver, Twilight- exclamó con una seguridad infalible. Twilight parpadeó rápido en confusión.
-¿Entonces a qué?- interrogó caminando un par de pasos enfrente sin que sus ojos se apartaran sobre él, lo que lo hacía sentir como una hormiga que se rostizaba por el rayo de luz sobre una lupa.
-Ha recordarme su existencia...- respondió, tensándose -…y eso es mucho peor…- masculló para sí mismo crispando el rostro para mirarla con seriedad. Ella permanecía quieta tratando de seguirle. Pero no le dio mucho tiempo de pensar -. Por favor, bájalos.
-Moon White, no…
-Twilight.
-No te entregarás- negó con convicción-. ¿Acaso olvidas lo que hacen con sus "amenazas"? ¿Lo que le hicieron a Golden?- apretó los dientes con rabia -. ¡Me atacó con un arma que combaten mi magia!- agregó y su rostro se endureció en rabia. Pero no el suficiente para cambiar de parecer.
-Sí te oí, y eso sólo me da un mayor motivo- le contestó con voz entiesada, no por ella, sino la frustración de que haya salido lastimada -y es que no tengas que volver a verse amenazada…por mi causa- agregó con impotencia y ella relajó su mirada, sólo un poco. -. Pero aunque detestes la idea, necesitamos su ayuda más de lo que creíamos.
-¿Qué?- le fastidió escuchar eso.
-Queremos deshacernos de la amenaza tanto como ellos, ¿no?
-¡Pero sus métodos son cuestionables!- exclamó, ciegamente contrariada. Moon White vaciló un momento, pero sin perder su posición.
-¿Y qué si los métodos son cuestionables pero nos lleven a la solución?- murmuró, sumido en su propia cabeza -. A que recuperes Equestria de una vez por todas. A tus seres queridos. ¿No es lo que quieres?
-¡Claro que es lo que quiero, pero no a costa tuya!- terminó por decir elevando la voz. Moon White cabeceó como si hubiera recibido un manotazo en la cabeza.
-Twilight...suéltalo…
-No- volvió a negar con pesadez. Sus cejas se torcieron, tensas, al igual que su rostro duro.
-Twilight, basta.
-¡Basta, tú!- su voz adaptó un tono mucho más seco -. ¡No te vas a entregar!
-Esto se está volviendo ridículo- mantenía la voz amortiguada pero al borde de la misma contrariedad -. Tienes que bajarlo.
-¡No lo haré!
-¡Twilight!
-¡Moon White!
-Twilight, por favor, hazme caso.
-¡Tú hazme caso! ¡Soy tu reina!- se desahogó elevando la voz e hizo brillar más su cetro, iluminándose su rostro entiesado.
-...- enmudeció, solo mirándola como solita caía en cuenta en su comportamiento y palabras.
Tanto Trixie como Pinkie se sorprendieron también ante lo dicho. Se miraron entre ellas con pena, e inevitablemente incómodas de presenciar la discusión.
Twilight parpadeó perpleja ante el sonido de su propia voz hace un momento, deshaciendo la dureza de su rostro y ojos, bajándose sus hombros, como soltando un saco de su espalda y lo miró con sus ojos grandes y ganando un brillo único de cuando se empiezan asomar las lágrimas.
-No quise decir eso…- inquirió en disculpa, con su mirada vidriada en un rostro avergonzado y arrepentido.
El corazón de Moon White se contrajo, profundamente conmovido y aguijonado. Era tortuoso para Moon White verla de esa manera. Era una ternura que le conmovía y le fundía el pecho. Le derretía. Y sus ojos tersos y cálidos que parecían acurrucarla con ellos se lo evidenciaron. Pero a su vez, le hacía sentir infinitamente miserable.
No estaba enojado, en ningún momento lo había estado, sólo frustrado y exasperado a su imprudente discusión en estos momentos. Si esto era demasiado para él, no imaginaba cómo sería para ella, que había perdido y pasado por mucho. La habría abrazado y apretado a su pecho acomodando su cabeza sobre la suya para consolarla. Pero se sentía asquerosamente despreciable para eso. Simplemente, le dedicó una calmada sonrisa que tomó desprevenida a Twilight, abriéndose un poco más sus ojos.
-No dijiste nada que no sea cierto- sonrió un poco más para ella-. Sí, eres la reina…- le musitó levantando su mano para tomarle la barbilla y la alzó un poco a su dirección para que lo viera -…mi reina…- agregó, con mirada serena y tranquila, sin que tal vez ella sea consciente de cómo su cuerpo reaccionó al toque y su relajada voz dulce, coloreándose sus mejillas de un bajo y sutil tono rosado, algo que en un buen y mejor momento, sería excusa para que él acariciara las mejillas con las puntas de los dedos en una cosquilla que sólo elevaría el sonrojo -. Y por eso vas a dejar que me entregue, para estar más cerca de liberar tu reino- soltó su mano de su mentón -. De todos modos, que seas mi reina no hará que te haga caso. Yo no creía en mis gobernantes, ¿Recuerdas?- se dio el lujo de aliviar las cosas poco por el comentario, aunque sin éxito de hacerla animar, pues mantenía esa mirada torturada sobre la suya.
Twilight entrecerró un poco sus ojos, decaída.
-Moon White…- murmuró cabizbaja, y apoyó su frente contra su pecho. De seguro esperando que la arropara con sus brazos como solía hacerlo.
Él no la abrazó.
-Twilight, sé razonable- le habló en un forzado suspiro -. No vale la pena declararnos enemigos. Bájalo y hablaremos. Vamos a llegar a un acuerdo en el que todos estemos contentos.
Twilight apartó el rostro para verlo.
-¿Si ataca?
-Es uno contra tres, Twilight. Es incluso injusto para él.
-Moon white…
-Confía.
Moon White le tomó la mano y se miraron. Pinkie y Trixie se unieron a ellos en silencio, más bien a los lados de Moon White. Twilight las miró y se sintió casi traicionada al verlas del lado de Moon White.
Entonces se resignó. Miró de vuelta hacia al agente con su cetro apuntándolo y lo descendió. Una vez en el suelo, apretó más su mano con la de Moon White y lo liberó de la petrificación.
Devious descongeló su primera posición, con muy mal humor, entregó la mirada al grupo.
-No hay necesidad de usar la fuerza- le exclamó Moon White, enseriado, de forma inmediata -. Ya que me entregaré voluntariamente- se limitó en decir de forma rotunda, lo que hizo exhalar entrecortado a Twilight.
Entonces Devious deslizó su mirada en ella, con una mirada pesada, casi socarrona.
-¿Aun mantienes tu advertencia de ser nuestra segunda amenaza?- su voz sonó agria. Twilight lo miró inexpresiva. Moon White juntaba sus cejas, atento ante lo que escuchaba y la miró. Su mirada hizo que ella fuera incapaz de responder, callando ante la interrogativa con los labios rectos, por mirar hacia otro lado tensando la mandíbula. Devious bufó. -. Eso supuse- murmuró con sequedad -. Uno por amor dice y hace tonterías, reini…
-Ahórrese su patanería- interrumpió Moon White, interponiéndose entre ambos súbitamente, para esconderla de su vista, inclinándose hacia delante con avidez mucho más defensivo, provocando que Black retrocediera sino quería tenerlo tan cerca, con un arqueo de ceja ante su mirada esquiva -. Limitase en hablar conmigo. Y si la vuelve a lastimar…- su mirada se endureció -…ahí sí preocúpese un poquito más de mí- su tono se volvió profundo y claro -. Porque como dijo…por amor uno hace tonterías, y éstas- concentró más su mirada, echando chispas por los ojos apretando los puños con fuerza -, pueden ser peligrosas…
-No ataco si no da motivos- tomó tranquilo la amenazante advertencia. Ladeó la cabeza, apuntando tras su espalda, como si así pudiera verla –. No quiso colaborar y frustraba nuestra situación- miró a Pinkie y Trixie -. Frustraban- corrigió, y ellas se cruzaron de brazos con un ceño huraño en su dirección -, y tenía que probar nuestra nueva tecnología- se lució en decir con cinismo, cosa que le hizo soltar una corta sonrisa fría -. Dos pájaros de un tiro. A ver si en las nuevas pruebas quiera ser de nuevo nuestra conejilla de indias.
-No la meta más en este asunto- advirtió él con aspereza.
-Este asunto es mi asunto también- replicó seguido Twilight apartándose de su muro humano, volviendo al lado de Moon White, mirándolo -. Habrás tomado una decisión y dentro de ella estoy yo. Si tú te vas, iré contigo.
-¡No estoy para pleitos de tórtolos de nuevo!- aseveró Devious con fastidio. Miró a Moon White -. Has sido una bomba de tiempo libre por demasiado tiempo y no tenemos buen antecedente de la primera amiga suya que manifestó ser una amenaza mágica. Más vale tomar precauciones si no quiere volverse un monstruo como ella- obvió refiriéndose a Sunset, cosa que no sólo su pecho se hincó en defensiva, sino de las tres amigas también, poniendo mala cara.
Moon White estaba por abrir la boca para decir algo, pero le ganaron el turno.
Repentinamente, Trixie dio suficientes pasos enfrente con los hombros hacia atrás en un pose feroz mientras hablaba:
-Usted no tiene ni la menor idea de lo que es Sunset Shimmer- aseveró Trixie con lenta y pesada voz entre su expresión endurecida y mirada chispeante a la defensiva. -. El monstruo es Flame, ¡No ella! Así que cuide sus palabras cuando se dirija a ella.
-Al igual que Moon White no es una amenaza mágica- defendió Pinkie Pie con un firme ceño, también posicionándose enfrente, junto a la tiesa y firme parada de Trixie -. Él como Sunset es un perjudicado y está en peligro tanto como nosotros ante la verdadera amenaza oculta. Su deber es protegerlo tanto como a nosotras como usted acordó en la reunión que tuvimos- aseveró con firmeza.
-Si atacamos, fue en respuesta a su ataque, porque usted quebró su parte del acuerdo- agregó Trixie con seriedad -. Se lo advertimos, ¿Recuerda? Si se mete con uno de los nuestros, se mete con todos, así se rompa el acuerdo- reafirmó.
Ambas lo encararon, aún pese que mantuviera el guante que las podría terminar por dejar inconsciente. Se pusieron enfrente de Moon White, en un nuevo muro humano entre ambos, en protección.
E inevitablemente, Moon White quedó mudo de impresión mirando con sus ojos bien abiertos a Pinkie Pie y Trixie, hablando en su defensa. Se sintió incómodamente extraño y fuera de lugar. Nunca necesitó que nadie sacara la cara por él. Podría hacerlo solo. Además que mantenía alejados lo suficientemente de su vida privada a su pequeño círculo de amigos como para que ellos supieran sus problemas para defenderlo o ayudarlo. Ahora, caía en cuenta recién, lo expuesto que había estado ante todos los humanos en sus problemas y preocupaciones, como nunca antes en su vida.
Tal vez habría sido que su corazón, ahora que la coraza que lo cubría se había desintegrado por completo, estaba más abierto y menos necio. Como si fuese una revelación, recién reconoció toda la amable y sincera atención que recibía por todas las humanas, incluso por sus amigos varones, que aguantaban todo su mal carácter, y su forma de ser era comprendida por todos y eran pacientes, hasta riéndose de sus propias mañas. Eso, era una verdadera muestra de amistad, porque no sólo estaban en las buenas, sino también en las malas. Nunca lo miraban mal. Nunca lo hacían sentir mal ni rechazado. Siendo a la inversa. Era él quienes los apartaba.
Twilight tenía razón. ¿Cómo no hacerle caso a la titulada princesa de la amistad? Sus amigos eran sus amigos también, de corazón, aunque él no los consideraba así, pero él para ellos, sí.
Y se sintió el ser más despiadadamente egoísta de los dos mundos.
-Muy lindo y conmovedor- exclamó Devious en respuesta ante la intervención de Pinkie y Trixie, manteniendo su tono cortante e inmutable -. Pero ya tomé una decisión y él también- agregó, estirando sus brazos hacia delante, en medio de donde estaban paradas ambas y estiró los brazos de un solo golpe a los lados, haciendo fuerza para apartarlas de un solo empujón que las hizo retirar en trompicones, mirando hacia Moon White, quien volteó a verlo también, aun enmudecido.
Pinkie y Trixie rechinaron los dientes en profunda molestia ante el gesto desdeñoso del agente, que parecía olvidarse de su existencia al ignorarlas por completo, completamente impasible.
-Moon White…- murmuró Twilight en tanto, aun sosteniendo su mano con una firmeza delicada, pudiendo sentir ella que su mano se entornaba fría y le vio una expresión que se descomponía de manera extraña -…aún puedes cambiar de opinión.
Y la intensa luz blanca del guante pasó por en medio de ellos, obligándolos a soltarse y se pararse en cada lado.
-Dije…- amenazó Devious alzando su guante en dirección a ellos, con la luz muy suave, no lo suficiente para cegarlo pero si lanzar una advertencia previa -…que yo tomé una decisión y él también- repitió enseriado. Trixie y Pinkie se irguieron en pose defensiva.
-No- las paró Moon White con voz rotunda. Ambas rompieron su pose y verlo con cejas arqueadas, en impotencia. Moon White les mantuvo un momento la mirada y vio a Devious -. Sé que tomé una decisión- exclamó con un solo asentimiento -. Y lo mantengo.
-Moon White- lo nombró Twilight con profunda frustración.
-Moon White, no tienes que hacerlo- exclamó Trixie de manera inmediata ignorando a Devious y lo volteó a ver, forzando una sonrisa -. Ya no hay peligro. No hay presencia de esa energía negativa. No tienes que irte. Ésta es tu casa mientras estás aquí.
-Aquí estás con amigos, con gente que te quiere- apoyó Pinkie -. Estarás bien rodeado de eso.
-Por Celestia, basta…- las interrumpió con nudo de garganta. -. No, ya dije que no.
-Moon White- reclamó Twilight sujetándolo de un brazo para que la vea -. ¿Por qué haces esto? No hagas esto- cabeceó de lado a lado -. No me hagas esto...
-Vámonos- avisó Devious de una vez.
-¿Ya?- exclamó Twilight, perpleja.
-¿Y qué esperaba, reinita? ¿Una cena de despedida?- miró a Moon White -. Agarre cuanta caso le pertenezca y venga con nosotros. Lo primero que hará es un interrogatorio que puede tardar toda la noche si es necesario.
-Espera, no- se opuso Twilight y antes de que pudiera agregar algo más, la voz de Moon White amortiguó su voz sobre la suya.
-Twilight…- la nombró cerrando los ojos y levantó su mano a la suya con la que le agarraba el brazo y se la apartó.
El gesto de rechazo, perforó su corazón.
Twilight quedó con las manos al aire, inmóviles en la misma posición del agarre que había tenido, terriblemente sorprendida.
-¿Por qué me alejas?- masculló ella con desconcierto ante su actitud y le alzó su mirada profundamente vidriada, en una lucha por no llorar en ese momento.
Había sufrimiento en su voz, en sus ojos, en su rostro, y Moon White lo sabía, por eso ya no pudo mirarla, porque ya le temblaba el cuerpo entregar sus ojos a ella, y por eso hace rato la grabó en su mejor estado…
Se sentía indigno, nada merecedor de que sea la razón de su preocupación. Sentía que iba a desfallecerse, con el corazón que parecía despellejado el cómo se encontraba tan expuesto. Antes le era fácil disimular, ocultar sus emociones, resistiendo, pero esta vez se encontraba muy sensible.
No podía disimular una mueca torturada entre sus cejas arqueadas y barbilla tensa, con sus ojos inquietos relamiéndose los labios, no muy lejos de reflejar la misma torturada mirada de Twilight. Jamás se había sentido tan humillantemente dócil y vencido, por toda la marejada de emociones que no le cabía en el pecho, ardiendo.
-¿Puedo hablar antes con usted?- interrogó Moon White a Devious. Su voz salió desprevenidamente suave y fina, pasiva, tan impropio de él que se llevó la perpleja miradas de las tres chicas, siendo la de Twilight la más preocupada. Incluso Black sintió sorpresa, aunque no lo expresara -. No me opondré ni daré resistencia, pero… ¿Antes puedo hablar con usted?- movió la mandíbula -. A solas.
-No tengo tiempo para esto- aseveró Devious para acelerar las cosas.
-Sólo pido que me deje hablar con Twilight- exclamó Moon White sin demora, saliéndose su voz entorpecida, con un nudo creciendo en su garganta y el vientre hundiéndose como si lo perforara desde adentro. Devious lo vio -. Ella se merece eso al menos, si me voy a ir con usted. Y tiene mi palabra de que me iré después de eso- ante esa promesa, su voz ganó mayor firmeza, para que lo tomara en serio.
-Podemos llevarla a que escuche del otro lado del cuarto de interrogatorio- se limitó en decir y hacer una amonestación con su mano.
-No- negó rotundamente y Devious ladeó la cabeza, Incluso Twilight lo miró igual de desentendida y nerviosa ya para estas alturas. Moon White dejó caer sus cejas, evidentemente afectado en su semblante -. No. Así no…no tiene que enterarse así…por favor…- su voz salió con súplica al final. -. Sólo déjeme hablar con ella a solas…denme eso…- pidió levantando su mirada enseriada pero sutilmente vidriada.
-Moon White… ¿Qué pasa?- farfulló Twilight, cada vez más angustiada.
Moon White sólo podía mantener la mirada esquivada, resistiendo todo lo que pueda la ardiente mirada aguada de amenaza de lágrimas, lo que hizo que los ojos de Twilight se dilataran ganando aun más brillo de sus propias lágrimas, asomándose unas diminutas gotas en el rabillo del ojo, cayéndose solo una.
Devious alzó su vista hacia la pareja, y la mirada tortuosa de ambos, en sufrimiento. Moon White aún lo miraba, esperando esperanzado una respuesta afirmativa de su parte, con un claro semblante de dolor que trataba de amortiguar, mientras Twilight estaba pendiente de él, tratando de descifrar en su expresión, lo que lo quemaba, agitada.
Pasó su vista a Trixie y Pinkie, que miraban también con una sentida intriga en sus cejas encorvadas.
En momentos así, está la pregunta, "¿Qué haría Joe?", el agente de rango superior antes que él y se volvió pedazos…junto con su entrenadora, Ingenious Force.
Pues habría gritado "¡FUEGO!" y matado a todos y hacer aparentar que Serverus Lulamoon en sus negocios estaba liándose con el narcotráfico, lavado de dinero y tenía enemigos. ¿El resto de las amigas? Capturado y mantenerlas encerradas para que colaboren usando tortura…porque funcionó de maravilla la primera vez, ¿no?
Existen terroristas. Verdaderas amenazas en contra de la humanidad de propios seres humanos, como para usar sus métodos controvertibles hacia un puñado de adolescentes que con mucha razón, se llenaban la boca de amenazas por protegerse entre ellos. Eran niñas. Verlas enojadas era como ver un cachorro morderle los zapatos. No le haces mucho caso y terminan por perseguirse las colas o morder un juguete de hule. Pero por eso mismo no está de más mantenerlas vigiladas. Además, muertas y heridas no sirven de nada. Pues son las únicas que, por ahora, realmente podrían hacer frente a cualquier otra locura proveniente del otro mundo o de este mismo. Aunque le fastidiase, las necesitaba enteras por sus poderes como sus propias informaciones para mantenerse al tanto de cada detalle ocurrente con respecto a las reales amenazas y estar preparado para ello. La tecnología no era lo único que estaba preparando.
Mientras tanto, tendría que aspirar en paciencia sus chillantes ladridos de cachorro, pues ya sabía su patrón: que en cuanto daba un paso atrás, ellas daban cinco. Y lanzaban otro ladrido. Y torearlas era la manera más oculta de analizar hasta dónde son capaces de llegar, que nunca pasan de amenazas y usan sus poderes sin intenciones de herirlo. Pero algo cambió hoy. Y era la …"reina". Aunque se puso de cebo, hubiera dejado ver hasta donde sería capaz de rebasar el límite, así como usar todo el potencial de su arma guante, que tenía más de una función. Así que sí fue decepcionante el que el noviecito llegara a detener su intención, para entregarse voluntariamente, aunque le ahorró tiempo y paciencia. Y ella no respondió cuando le preguntó si aún mantenía la amenaza. "Eso supuse" él había respondido. Arqueó una ceja. Coincidía con el muchacho. Por amor, uno hace tonterías y estas…pueden ser peligrosas.
Gracias por la advertencia.
Miró devuelta a la pareja.
-Estaremos patrullando toda la noche así que no hagan tonterías y lo recogeremos por la mañana- avisó Devious con sequedad, ante la mirada admirada de los presentes. Devious concentró su mirada en ellos -. El que seamos peligrosos, no nos hacen los "malos"- comentó para sorpresa de ellos, impactados -. Y tú sabes eso- apuntó la barbilla a Moon White, que no reaccionó nada a cambio, manteniendo una ligera expresión de sorpresa a que haya aceptado su pedido. -. Sólo que no se ponga "complicada" tu compañera mañana- alzó la voz mirando con enfado a Twilight. -. A ver qué pasa si esta vez descargo el guante en toda su potencia- amenazó con verdadera advertencia que bien levantó la defensiva de los demás. Los cachorros bajaron la cola.
-Gracias- farfulló Moon White sin aliento. Devious no dijo nada, solo les entregó una larga mirada en su expresión entablada, para mirar hacia Trixie.
-Sígame para recibir algunas instrucciones en cuanto a su "papi"- ordenó con amonestación para seguido salir de la sala con pasos pesados, no sin antes volver a mirar a la pareja con una mirada severa, endurecida de advertencia.
Trixie deshizo su transformación y lo siguió. Lo mismo hizo Pinkie, lanzando una mirada hacia Twilight, que ya también volvió a su apariencia normal, y a Moon White, para dejarlos solos. No se molestó en despedirse pero lo hizo con la mirada, ya que veía que ambos estaban más pendientes en lo que había en discutir.
Y apenas abandonaron el sitio, el silencio los encapsuló.
De repente la sala de estudio se hizo demasiado grande. Demasiado silenciosa. Y ellos demasiados pequeños, insignificantes. La brisa que se filtraba de la ventana parecía cuchilla que les cortaba la piel con solo rozarse. Ambos se habían quedados estáticos en su sitio, ella sin desprender la mirada con el alma en un hilo y él continuaba sin entregarle la mirada, viendo hacia un punto muerto de la habitación, hasta que finalmente fue Moon White quien se movió primero.
Movió su cuerpo como si le pesara, o más bien si el piso fuese de vidrio. No caminó en un punto en específico, ni siquiera pareció darse cuenta que empezó a caminar, con la mente que le hormigueaba que él mismo se sorprendió verse en un movimiento desorientado. Le costaba trabajo incluso hacer la voluntaria necesidad de respirar. El corazón le latía frenético, se contraía dolorosamente. Estaba nervioso. Mucho. Inclusive hasta asustado. Sentía que no podía hablar y a cambio quería hacer otra cosa mucho más patética que caminar sin rumbo de la habitación cerrada. Y era llorar. Deseaba con todas sus fuerzas abrazar a Twilight y vencerse en llanto. Y el hecho de querer pasar por esa humillación, le agonizaba aún más el corazón.
Twilight no le apartaba la mirada, siguiéndole. Sus ojos eran grandes, bien despiertos pero por lo alarmados que estaban, esperando, sintiendo que un frío le recorría en la columna, empezando por las puntas de los dedos hasta cubrir todo su cuerpo. Su pecho estaba agitado, respirando entrecortado. Presentía algo malo. Algo terriblemente espantoso. Y también sentía miedo, mucho miedo. Cuando finalmente Moon White la miró, ella jadeó entre un constante parpadeo.
-Encontré a Sunset- empezó sin preámbulo y aspiró por la nariz con fuerza para tomar valor y no desmoronarse para devolverle la mirada a Twilight, quien tenía sus ojos reflejando confusión en un ligero ceño. Se veía aún más confundida que antes y desorientada. Parpadeó.
-N-no…- titubeó, parpadeando más rápido y asentó mejor la voz -. Moon White, tuviste una ilusión, como Sunset, sí, de tus peores temores. Te encontré aún con neblina púrpura irradiando de tus ojos. Debió ser una ilusión, ¿Pero qué pasó en la ilusión para que tú…?
-No, Twilight- le interrumpió y ella movió sus labios queriendo continuar hablando pero igual no salió nada de su boca, al verle el rostro casi ausente pero su mirada completamente viva y seguro -. En serio, vi a Sunset- parpadeó lento -. Después de la ilusión que dices, tuve contacto con ella, en algo…como un plano astral…un plano de manifestación alterno, oscuro, vacío, frío y solitario…la vi después de tanto...- sus ojos ganaron una extraña emoción y Twilight sólo pudo callar, asimilando lo que decía, en su propia mente uniendo cabos.
Como lo describía, pensó de casi forma inmediata a esa infinita oscuridad en la que ella pudo hablar cara a cara por primera vez con Poison. Su sangre se heló dolorosamente y lo miró aún más atenta de lo que yo estaba. La cabeza le iba a estallar, como el corazón. Jadeó repentinamente, llevándose las manos a la boca en consternación. Moon White reaccionó ante su gesto, viéndola como dejaba que sus ojos brillaban aún más en lágrimas que se corrieron por sus mejillas.
-Sunset…- jadeó conmocionada, agitando su cabeza. Moon White se sintió realmente incómodo que la nombrara en ese momento y miró a otro lado, de nuevo -…realmente la viste… ¡Viste a Sunset!- terminó por elevar su voz, apartando sus manos de su boca y con pasos acelerados se le acercó, rompiendo la distancia que los separaba, completamente emotiva y preocupada -. ¡¿Cómo la viste?! ¡¿Qué pasó?!- jadeó aún más fuerte, más impactada y preocupada por su amiga-. La viste…- se recordó con asombro -…tú y ella se vieron…- dejó la boca un momento abierta, dejando de respirar -…Moon White… ¿Fuiste amable con ella?- preguntó, recordando súbitamente la enemistad que los separaba. Volvió a estremecerse -…oh no…no me digas que pelearon y algo malo le ocurrió.
-Twilight…- murmuró contrariado.
-¡Lo hiciste, ¿cierto?!- se frustró con precipitada acusación, con una mueca de impotencia -. ¡Moon White, no! Creí que a estas alturas entendías que ella realmente estaba arrepentida de lo que…
-¡Twilight!- la volvió a nombrar lanzándole una mirada profundamente afectada, para agacharla de nuevo, tratando de saber cómo continuar.
Twilight enmudeció, mirándolo mejor sin que la cegara la conmoción, y se dio cuenta del semblante de dolor que le cubría el rostro. Ella dejó vencer sus hombros, amortiguando mejor la noticia, al darse cuenta de que por eso se encontraba tan torturado y afectado. Reunirse de nuevo con Sunset Shimmer después de todo lo que habían pasado, debió ser realmente emotivo y difícil para él. Aún peor que obviamente, debió volver y tener que dejarla atrás. Lo veía completamente desarmado, apesadumbrado y desconsolado. Sufría, y mucho, que el corazón se le encogió y arrugó que se asemejaría a una pasa, como si estaba a punto de desintegrarse.
Pero ya lo había visto así, una vez.
La única vez que lo vio así, fue cuando ella lo rechazó durante su cita.
Sus ojos vidriaron con fuerza al detectar, que Moon White tenía el corazón roto.
Por su lado, Moon White mantenía sus ojos grises pegados al suelo, como si esperaba que algo saliera de ahí, pero sólo era una excusa torpe por no tener que mirar de nuevo esos ojos violetas. Se sentía completamente fuera de su propio alcance. No sabía cuáles eran o serían sus reacciones. Quería gritar casi en un gruñido y golpear la pared con los puños bien cerrados para desahogarse. Sentía que algo salvaje quería desahogar todo el dolor, pero el sólo pensarlo, le entumecía el alma y cortaba el aliento, porque sabía lo que ese sentimiento ardiente abriéndose paso en su interior, debía tener cuidado.
Pero entonces, repentinamente algo tan suave cubrió su pecho en una corta pero reconfortante caricia.
Su cabeza se mantuvo baja, pero sus ojos brincaron hacia su pecho, para ver la delicada mano de Twilight acomodada a la altura de su corazón, que latía frenético e intranquilo, que se cohibió al sentir el contacto de su mano.
-Sshh- salió dulcemente de los labios de Twilight, con su mirada delicada y tersa, llena de amor y comprensión sobre él, con una sonrisa pequeña y dulce -. Estoy aquí. No estás solo. Primero calmate y hablaremos- murmuró con tal encanto que entre su expresión torturada y en contra de su voluntad, él sintió un ligero sonrojo apoderarse de sus pómulos y sintió un ardiente calor justo debajo donde se posaba la mano de Twilight.
Su corazón se agitó retorciéndose de gusto y dolor, queriendo ignorar lo segundo, para evitar sentir esa fuerza de su interior, por lo que cerró sus ojos para concentrarse en esa calidez suave esparciéndose en su pecho, sintiendo cómo la mano se abría contra su corazón, como si se lo acunara para relajarlo y consentirlo, si lo sostuviera en su mano y pudiera descansar, sin poder evitar separar sus labios y cortar su respiración cuando sintió ahora una caricia subiéndose a lo largo de su mejilla izquierda.
La otra mano de Twilight subía a su rostro con una suave lentitud reconfortante, mirándolo con completa devoción y entrega, alzando su rostro en el proceso, feliz que se lo permitiese y sonreír al ver su rostro suavizado con ojos cerrados, contemplando sus facciones profundamente. La curva de su frente, sus pómulos salientes, la forma en que la línea que caía hasta su barbilla saliente y la forma redondeada de sus labios. Y su piel pálida, suave y tersa al tacto. Sus ojos se volvieron intensos, embelesados, viendo belleza por donde lo viera y sus mejillas se sonrojaran, mientras su mano llegaba al tope de su cabeza y moviera a explorar su cabellera desordenada, y deslizó sus dedos entre sus hebras, provocando un agradable estremecimiento de su parte, que sólo lo hizo sonreír inconscientemente y ella sonriera igual, sin que se inmutara de cómo su cuerpo se inclinaba con sus ojos entrecerrándose, mientras los de Moon White se abrían lentamente, como si le pesara los párpados, encontrándose con su rostro muy cerca del suyo, y se miraron a los ojos. Para esas alturas, había fuegos artificiales en su pecho reventándose. La caricia, fue como un anestésico. Repentinamente ya no había dolor ni miedo. Sólo podía sentir por todos lados lo que siempre la hacía sentir Twilight.
-Moon White…- murmuró ella, enrojeciéndose más y agarró su cabello con delicadeza, inclinándose lo poco que faltaba para finalmente besarlo.
-Besé a Sunset.
Twilight detuvo su acercamiento, a los filos de sus labios. Sus ojos se clavaron sobre los suyos, cambiando su expresión por unos más quietos, observándolo fijamente, encontrando los suyos turbios, como si se azotara una tormenta pero la resistía con presionada valentía. Y los encapsuló de nuevo el silencio.
Su voz salió más clara de lo que creyó, que inclusive él mismo se sorprendió de escuchársela. Eso sólo significaba que estaba bien lo que iba a decir, aún si resistía con fuerza sobrehumana el que no le temblara más las rodillas.
El silencio se hizo más profundo...y todo cambió.
Twilight le mantuvo la mirada, pero ésta se puso irritada, consternada. Su ceño pobló de arrugas su frente pero en ningún momento abandonó su acercamiento.
-¿En serio?- interrogó con acusación -. ¿Utilizas a Sunset para aventarme una mentira tan cínica como esa para que te deje ir con gusto con la agencia?- reprochó.
Moon White le sostuvo la mirada igual. Aún estaba en ese trance que le provocó con su acto de amor, y eso mismo lo relajó para darse el valor de encarar las consecuencias de sus actos. Decirle la verdad era también un acto de amor.
-Twilight, ¿Realmente me crees capaz de jugar con eso?- se limitó de preguntar y su voz se oyó arrastrada y triste, pero firmemente entonada.
Un gesto aturdido decoró el rostro de Twilight.
-Basta…- exclamó concentrando más su ceño con la mirada aún incrédula.
Pero él estaba lejos de detener la verdad.
-Verla desató lo que tanto me había negado- farfulló -. Lo que me decía tu amiga Rarity en Equestria. Hasta tú…- exclamó mirándola intensamente cómo lo escuchaba petrificada en confusión-. Yo nunca la odié. Siempre quise que volviera. Jamás dejó de ser importante en mi vida y aún puedo quererla...
Lentamente, la mano de Twilight de su pecho se apartó, al igual que la otra se soltaba de su cabellera. El rostro incrédulo que marcó su expresión, se había petrificado, con los labios levemente separados y los ojos contemplándolo de forma implacable, como si buscara una pizca de falsedad o chiste de mal gusto, pero no. Sólo veía sus ojos grises apagados mirándola de manera cariñosa, pero a la vez honestamente resignados y cansados, abatidos, pero muy, muy culpables y avergonzados.
Twilight permaneció con esa congelada expresión mientras regresaban sus brazos a los lados de su cuerpo y retrocedía. Ni idea como lo hacía, ya que no sentía nada del cuello para abajo, sintiéndose mareada y difícil de concentrarse.
Sus ojos aún se depositaban sobre él inquisitivos pero a su vez, como si desvariara, aturdida porque su mente se asaltó de imágenes que se desencadenaron tras sus tan concretas palabras. Su propia voz apareció en su mente…
"-Si decides correctamente, alejándote de este tipo de hechizos, Sunny y tú nunca se separarán".
Twilight quedó quieta, con la mirada absorta a sí misma, escuchándose en un horrible recuerdo que quiso evitar y esconder. Aquel viaje al pasado...
"-Crecerás y te convertirás en lo que más deseas. Vas a explorar, enseñar y crear hechizos que compartirás con todo el mundo que es lo que siempre has querido. Vas a ser más feliz de lo que realmente el destino te había deparado".
El rostro de Twilight ganó una repentina palidez, cuando recordó la imagen de Moon White de potrillo, mirándola absorto a sus palabras, rebosando en curiosidad, perdiéndose de su alrededor en su momento, y Moon White reaccionaba al verla que no parecía seguir escuchándolo.
"-¿Y Sunny?- le había preguntado el potrillo. Twilight sonrió con delicadeza,
-Ella está decidiendo lo que realmente quiere- le dijo -. Va encontrar algo más que la hará feliz. Algo que en realidad desea en su corazón, más allá de su ambición que le nubla la mente a tomar esos malos atajos como engañar y robar que con el tiempo le hará cometer graves errores. Pero sea lo que elija, ella querrá que estés a su lado, porque aunque por algún motivo se lleguen a separar… ella siempre querrá recuperarte".
Twilight se había quedado completamente ensimismada, como una estatua que abandonaron ahí. Sus ojos se intensificaron, pero se mostraban idos en cada asalto de recuerdo. Y Moon White sintió un hoyo cavándose en todo su centro, volviéndose más bien un sonido que latido el movimiento errático de su corazón agonizar.
-Twilight…Twilight…- la empezó a nombrar con cautela, porque le recorrió un terrible miedo de dar un paso en falso ante su expresión ida. -. Twilight, por favor…no has escuchado todo, por favor…cálmate…- suplicó profundamente angustiado, quebrándosele la voz y caminando exageradamente despacio hacia donde ella se había alejado en una distancia prudente.
Mientras ella aún permanecía pasmada en su ubicación, pero le vio su rostro descompuesto en intranquilidad, llevando las manos adelante y abiertas, como si estuviesen listos si en algún momento se cayera.
"-¿En verdad?- preguntaba Moon White con cierta ilusión en su expresión, empezando a sonreírse de a poco, agradándole lo que escuchaba, no dejando desapercibido por Twilight el sutil color rosa en sus mejillas, amenazando un sonrojo.
"Oh…" fue lo que pensó sintiendo una incómoda sensación agridulce mientras forzaba una sonrisa".
"Oh…" repitió Twilight en su mente.
Deslizó sus ojos hacia un lado, sintiéndose repentinamente hueca...vaciada, que si una brisa pasara, capaz y se la llevaba. Y estremecerse.
"-Me lo mataron…- farfulló Sunset con voz fina, contemplando la inexpresividad del rostro de Moon White cuando intentó sacar a Poison. -. Era mi amigo…mi único amigo…- sus ojos cargaron rápidamente lagrimas con profundo dolor-...el único que me quería…a quien yo quería…y me lo mataron… ¡Me lo mataron!- rugió enfurecida de nuevo, dándoles la cara entre el calor acumulado de su cuerpo, con su gesto tieso y rabioso, y sus vidriados ojos llenos de dolor. -. ¡Mataron a Moon White!- bramó tirando la última lágrima para verse más sombríos sus ojos al endurecerlos con el resplandor de su cuerpo volviéndose más fuerte y su melena y cola empezaron a moverse como si fuesen llamas".
-Eso tiene sentido- su voz salió anormalmente tranquila, pero sus ojos no pudieron evitar vidriarse con un horrible nudo en la garganta y lo miró.
El que pronunciara palabra y le entregara la mirada, de vuelta en sí, hizo que Moon White detuviera su acercamiento para mirarla profundamente, interrogativo ante sus palabras. Twilight repitió esas tres palabras en su interior hasta que rebotaran unas sobre otras, para encontrar la claridad detrás de ellas.
-Sí…tiene sentido…- se aseguró con voz aligerada, sin que sus ojos venciera la capa de lágrimas que mantenía, mirando a Moon White a través de ella -. Tú y Sunset…tienen sentido….- especificó y él arqueó las cejas. Ella abrió de nuevo la boca para hablar aunque le tembló la barbilla en el proceso -….más sentido de lo que tú y yo somos…
-Twilight…- habló al ras pero ella cabeceó a los lados, lo que provocó que se le cayeran gordas lágrimas de sus párpados.
-Tú no entiendes, Moon White- habló en susurro, ronca -. Haz caso a lo que te digo- sonrió con su mirada llena de lágrimas que la dejaban ciega por el grueso muro cristalino que concentraba en sus ojos -. Tú y Sunset…eso tiene sentido. Es correcto. Es como debió ser desde el principio. Se querían. Yo…- aspiró parpadeando inevitablemente en necesidad al quemarle ya las vistas y sus lágrimas se caían simulando una pequeñísima cascada, entre la perpleja expresión de Moon White al escucharla -. Yo soy un error…- jadeó con voz quebrada. -. Yo soy la razón por la que tú y Sunset no están juntos…y están sufriendo…
Los ojos de Moon White se abrieron bastante.
Ella estaba a punto de…confesar su viaje en el tiempo.
-No…Twilight, no…- refutó defensivo con un brillo en los ojos de sus propias lágrimas.
Él cortó la distancia en sus zancadas apresuradas, pero ella la alargaba al retroceder en retro, temblándole los labios mientras continuaba hablando.
-No me contradigas- rogó descorazonada, apretando los labios entre sí a la vez que cerraba con fuerza los ojos en un gesto doloroso que hizo aspirar tortuosamente a Moon White en su propia expresión quebrada cayendo sus lágrimas -. No lo hagas porque tú no entiendes, tú no sabes que yo…- apretó más los párpados entre sí, temblando -…yo…y-yo…
-¡No me importa!- elevó la voz en un tono ronco y se lanzó sobre ella, abrazándola con fuerza, lo que provocó que su parada flaqueara y sus rodillas se vencieran.
El cuerpo de Twilight se vino abajo y él cayó con ella, sujetándola rodeada de sus brazos, haciéndola caer de rodillas amortiguando un golpe.
-No me importa. No me importa, ¿Oíste, Twilight?- repitió preso en ansiedad, sin intención de soltarla con su cabeza posada sobre su hombro, con su rostro duro de firmeza al igual que sus ojos bañados en lágrimas -. No me importa si desencadenaste algo en el pasado…¡Me importa demasiado poco!…sólo me importas tú- gruñó con un fuerte ceño entre sus cejas, vidriando más los ojos mientras Twilight expandió sus ojos a más no poder.
-¡¿Lo sabes?!- jadeó en pánico -. ¿Cómo lo…?- decía, para recordar de súbito que en el paseo en el centro comercial, Moon White se había ido con Time Turner y no llegó hasta más tarde. Su rostro se descompuso más si eso era posible -. No…no… ¡No!- se apartó de él. Repelándolo, provocando que se levantaran de lleno sino querían caer al suelo a cada lado -. ¡Con razón estabas tan raro esta mañana!- exclamó sin aliento -. Con razón…- su mirada se entristeció -…la besaste…
-Twilight…- gimoteó descorazonado -…no…no te confundas…
-¿Confundirme?- repitió crispando el rostro. Se señaló -. ¡Moon White, yo fui quien desató todo lo que está ocurriendo ahora! ¡Por mi intervención, Sunset ambicionó el poder que sintió al creerte muerto y tú…! ¡Tú enfermaste!
-¡Twilight!
-Perdiste todo lo que te importaba…tu salud, tu sueño, a Sunset…tu padre…- sollozó con dolor -…y yo, aun sabiendo lo que hice…¡Te lo oculté!- hizo una mueca de sorpresa, dejando su boca abierta por un segundo ante su mirada consternada -. ¡Te oculté que soy la razón de tus desgracias en cadena!- azotó su cabeza de lado a lado -. Yo…no entiendo por qué no tuve el valor de decírtelo…yo…yo fui egoísta. Oh…- se horrorizó de ella misma agarrándose los lados del rostro -…fui tan egoísta….¡¿Cómo pude hacerte esto?! Quedarme callada…evitar revelar la verdad…por…por…- cerró sus ojos, aspirando fuerte -…miedo a perderte…-masculló con fragilidad, -...yo también te traicioné…- farfulló con la mirada gacha -...yo he sido egoísta. No tengo por qué reclamarte si fui yo quién arruinó sus vidas y su amor en primer lugar. Si eliges a Sunset en vez de mí. Y nosotros recuperaremos a Sunset- asintió y un par de lágrimas se soltaron para aterrizar al piso, sonriendo con una extraña alegría y tristeza -...Sunset volverá y yo me haré a un lado…y volverán a ser felices, antes...antes de que yo interviniera en sus vidas…pero por favor, Perdóname. Lo lamento mucho, pero lo hice por amor, por amor a los dos. Ella es mi amiga y tú.. tú...- musitó, no pudiendo más y se giró enseguida para salir de su presencia de una vez.
Pero entonces su muñeca fue sujetada con un agarre lo suficientemente fuerte para retenerla, pero no tanto como para que la lastimase.
Twilight quedó inmóvil, con su mirada aguada y atormentada hacia enfrente, sintiendo su mano atrapada.
-Dije que no me importa lo que hiciste- brotó la voz de Moon White con profundidad, seguro de sí mismo-. Y no puedes decir que no tenemos sentido, porque Twilight, tú y yo tenemos tanto sentido… porque te amo- Twilight aguó más la mirada -. Te amo, Twilight.
-Pero la quieres a ella también…- musitó suavizando un ceño, saliéndosele en acusación.
Moon White acortó la distancia, aun sosteniendo su muñeca, hasta llegar a un nada tras su espalda y acercó su rostro a su oído.
-La quiero…pero no como lo hago contigo…- su voz salió tenuemente seria pero suave -…había sentimientos hacia ella, pero no es lo mismo- tensó la mirada -. No tengo excusas, Twilight. La besé y por un momento…
-Me olvidaste- concluyó su oración, cortante.
El cuerpo de Moon White tembló en un punzante hormigueo que terminó en un fulminante hincón en su pecho, como perforándolo, terriblemente avergonzado y culpable, mientras Twilight apretaba los dientes, con un terrible dolor en su pecho, pero tomó valor y se dio la vuelta de una vez para verlo, entregándole la mirada. Y sus ojos lo quemaron. Moon White se sintió minúsculo bajo su mirada vidriada pero atenta, con su barbilla bien quieta, para entonar su voz lo más sostenida posible sin quebrarse:
-Yo…hice lo que hice…al viajar al pasado…por ti…por todos…- tragó saliva sintiendo su boca seca -…aunque eso significara que no existiría un tú y yo…- aspiró, asintiendo un poco con la mirada cada vez más intensa y Moon White se limitó quedarse quieto, con sus manos pesadas y heladas en el latido errático de su corazón -…yo aposté nuestro amor…por tu felicidad…y el de Sunset…- su voz se perdió en un forzado suspiro, cerrando los ojos -…tuve un buena intención…te lo juro…- volvió a abrir sus ojos y su rostro se mostró menos duro y su mirada fue más compasiva -…pero sólo cumplí lo que ya estaba escrito…y tú también…- agregó como si se atragantara y crispó el rostro en tormento -…si está escrito, que en ti y en ella exista amor…no puedo hacer nada para detenerlo…no puedo detener ese sentimiento...y lo que conlleva...
Twilight cerró sus manos en un puño. Una parte de ella, una mezquina y tentadora, le susurraba con fuerza que lo empujara a puños. Lo abofeteara por la traición. Que él lo había hecho en venganza después que supiera del viaje al pasado. Que era un castigo que merece por arruinar su vida. Que su amor se pasó hacia Sunset porque al final, ella era una víctima igual que él de sus propias manos. Ella hizo un mal queriendo hacer el bien. Pero había algo mucho más grande que esa voz susurrándole esas cosas. Y era la razón.
Había algo de lo que estaba ciegamente segura y era que Moon White no era un pony vengativo, ni desdeñoso. Podría tener una mala actitud a veces, pero nunca le haría un mal a alguien con la intención de hacerlo sufrir. Tenía un hermoso corazón latiente en su pecho, sensible como valiente y protector que no lo dejaba odiar nunca. Y sabía que la quería. Le ha demostrado más de una vez que la quería. Lo que vivieron ha sido real en todos los sentidos. Sabía que no la traicionó por hacerla sufrir ni dañar a nadie. Sabía que la traicionó, porque alguien estuvo primero en su corazón. Antes que ella, existió alguien más. Existió Sunset. Y si verla, perdonarla, le volvió el amor y la besó…ella simplemente se haría a un lado. Aunque su traición doliera, le veía sentido por qué lo hizo, así le destroce que amara a alguien más y ella sólo estuvo de paso.
Por segunda vez, decidiría su felicidad que el amor que le tiene. Lo amaba lo suficiente para elegir que esté bien, aunque eso quiera decir que lo dejaría ir. Pero eso no aseguraba que lo dejara de amar,
Y ante su declaración, el rostro de Moon White se entornó lívido y sus ojos la escudriñaron, inquietos.
-Twilight…- la llamó sin aliento y ella esquivó la mirada con un gesto de dolor, apretando los labios y luchando por no volver a llorar.
Moon White levantó la mano hacia ella enseguida pero la dejó en el aire, como si desprendiera algún campo de fuerza que no la permitiese tocarla, cuando en realidad no podía hacerlo porque no se sintió capaz. Escucharla desamoradamente comprensiva, le laceraba. Era como si una parte suya se abandonara. Era un dolor distinto con lo que sintió con Sunset. Con ella fue ardor. Con Twilight era un vacío que se expandía en todo su ser. Y era muchísimo peor. Eran amores distintos, y el amor más fuerte que le pertenecía su corazón…sufría a sus ojos. Finalmente, respiró fuerte, para convocar la compostura, y entregó una mirada fija hacia ella.
-Te debo una disculpa. Te debo muchísimo más que eso. Porque eres mi pony especial y te fallé- Twilight desplomó sus cejas, reprimiendo un suspiro entrecortado, como si aguantara el ardor de una herida -. Sé que es difícil de creer, pero no era mi intención besarla…pero sucedió. No es excusa. No merecías que te haga eso...sin importar lo que hiciste- tensó su mirada con aplomo -. Algo me empujó y no sé qué pensaba que no pude evitarlo. Una parte de mí simplemente me dominó y me inclinó. La besé y supe tantas cosas…- su mirada se apenó -…supe lo que perdí…- la miró fijamente, deslizando sus ojos a lo largo de su perfil -…pero también lo que gané…- enfatizó con voz dulce al igual que su mirada, con los ojos acariciando el largo de su cara con suave lentitud, y sintió una agradable sensación brillar en su pecho.
Como si adivinara sus pensamientos, Twilight se estremeció al cambio de su mirada, sorprendida cuando sintió esa calidez dulce caer sobre su corazón como si fuese un abrigo que la arropa en invierno. Moon White por su lado entornó sus ojos con tristeza.
-…pero eso no es justificación de que te fallé, que…- tensó su mirada con aplomo -…que te traicioné…- jadeó con dificultad y Twilight cerró los ojos con una mueca.
-Yo también lo hice…- murmuró con mirada distante y esquiva, ante el recuerdo de haberle ocultado el origen de su calamidad. Sus ojos se llenaron de nuevas lágrimas -. He sido tan egoísta…
-Los dos, Twilight...hacer tonterías por amor puede ser peligroso...- murmuró sin dejar de mirarla -. Siempre sentí que eras demasiado para mí, ¿Pero sabes?- negó firmemente con la cabeza -. No me importó. Te quería me mereciera o no tu afecto. Quería que me correspondieras así haya mejores corceles que yo. Quería que me eligieras a mí, porque quería ser yo quien te haga feliz. Dejaría mi vida abierta para ti, como nunca a nadie se lo permití- le miró su ceño angustioso dibujar repentinamente y cómo ladeaba su rostro de vuelta a él. Moon White no desprendió su mirada, aunque se sentía preso en culpa -. Twilight, mi vida no perdió sentido cuando todo se oscureció. Al traicionarme Sunset, se llevó muchas cosas de mí y me cambió lo que fui. Aun así, no me rompió. Seguí adelante como sea. Llegué gran parte de mis objetivos con todo y enfermedad. Estaba resignadamente feliz con lo que la vida me quitaba y me dejaba disfrutar, acostumbrado a que me quite lo que me complementaba…hasta que llegaste tú- ladeó la cabeza para conseguir verla de frente y ella tembló volteando más la cara-. Tú…literalmente, irrumpiste mi casa- tiró una inevitable risa melancólica mientras su corazón se hinchaba -. Te echaba pero tú volvías por más. Te metiste a mi vida bruscamente. Trajiste parte del pasado contigo…pero tú me diste más a cambio- no pudo evitar sonreír con alegría entre su melancolía -. Tú me diste un presente el cual aferrarme por primera vez. Me diste esperanza a creer en las segundas oportunidades. Me enseñaste luz donde yo veía oscuro. Hiciste que me abriera, que riera, que confiara. Me hiciste decir "sí" en mis "no". Me estabas cambiando. Tal vez no destruiste mi coraza, pero hiciste algo mejor, que fue entrar a mi corazón a través de ella y transformarme para hacerme mejor. Tu presencia compensó todo lo que perdí en el pasado y me complementaste. Así un día, simplemente me di cuenta…que te amaba- sonrió maravillado -. Podía amar de nuevo…y el haber creído perder tu amor…- su sonrisa descendió -… consiguió lo que Sunset no pudo: romperme. Te fuiste y quedé más vacío de lo que alguna vez me he sentido. Amarte es esencialmente egoísta. Ridículo si aún lo hago aun a pesar de todo- agregó con un tono más cauteloso para referirse a su intervención en el pasado -. Te dije que me has hecho feliz más de lo que me has hecho daño- le recordó y ella jadeó, dándole la espalda pero él continuó hablando -. Pero no quiero que la vida me quite eso. No quiero perderte. Ni dejarte de amar. Tú eres mi presente. Eres por quien quiero un futuro, y hoy al fin despedí todo el pasado que arrastraba. Aún hay amor para Sunset, pero es el mismo que guardas tú y el resto de sus amigos por ella, porque quien tiene mi corazón entero eres tú, sólo tú Twilight- presionó su mirada vidriada, llenándose de lágrimas mientras Twilight hacía lo mismo, con su cara enrojecida. -. No habrás sido mi primer amor, pero eres el único que querré para el resto de mi vida…- se le quebró la voz. -. Pero aun así no puedo pedirte que te quedes- sentenció y ella abrió abruptamente sus ojos, para al fin mirarlo, entornando la mirada ante sus palabras para intentar seguirle -, las cosas como las ves, es envidiable y admirable, es lo que me encanta de ti, pero este...problema, es diferente a lo que te has enfrentado- explicó, y vio a Twilight retrocediendo, mirándolo, temerosa ante sus palabras que dio un giro a la conversación. -. Lo que sea que quiere Poison…es demasiado volátil e impredecible. Mira lo que ocurrió hoy. Él tiene el poder suficiente para volver, pero no lo hace. Eso quiso demostrar. El encontrarme con Sunset y desatar todas esas emociones y ver su realidad…son sólo pruebas de que…
-…de que ese puedes ser tú…- su voz sonó áspera y dura, costándole decir.
Moon White se sorprendió de oírla hablar, chocando sus ojos con los suyos, que estaban aún tersos de lo emotivos que estaban pero adaptaron un semblante serio ante el rumbo que llevó las cosas. Continuó.
-…eso o peor…- murmuró muy bajo pero ella lo oyó, alzando su vista fija a él de manera defensiva pero inevitablemente desorientada por cómo conducía las cosas.
-Moon White, ¿A dónde quieres llegar?
-En que tienes que entender de una vez, que en algún momento las cosas podrán ser mejor, pero también peor. En algún momento yo podría caer y tú no estarás preparada para cuando suceda.
Twilight tensó el rostro, notablemente en desacuerdo e incómoda.
-¿Y tú sí? - se atrevió a hablar. Moon White le clavó la mirada.
-Por protegerte...sí. Haré lo que sea- juró firmemente con claridad y voz lenta para que se escuchase que no había vuelta atrás una vez dicha, sosteniéndole la mirada.
-Por eso te vas- no preguntó, sino más bien confirmó. -. Aceptaste irte con Devious para "protegerme"- reprochó.
Moon White la miró con más intensidad.
-Si te habría lastimado fuera de control por esa ilusión…- aborreció pensar sin concluir la oración.
-Pero no lo hiciste.
-No correré el riesgo.
Ella arqueó una ceja, en desafío.
-Entonces terminarás conmigo- adivinó su intención -. No por Sunset. No por mi traición. No por mi egoísmo. ¿Pero sí por mi amor?
-No voy a terminar contigo- le contestó al ras con misma mirada intensa -. Tú lo harás.
-...- enmudeció sin entender.
-Te dije que no puedo pedir que te quedes…-entristeció la mirada -...pero tampoco puedo pedirte que te vayas. Lo que puedo pedirte es que cambies tu percepción de vencer a Poison, a Flame. De que no veas las cosas negras ni blancas, sino grises. De que seas fuerte y preparada no sólo para protegerme, sino atacarme si las cosas se salen de control porque tendrás que hacerlo, Twilight- aceleró en decir al interrumpirla más de dos veces al querer contradecirle -. Tendrás que aceptar de una vez la opción de que estarás lista, si voy a caer- apremió en decir con profunda seriedad. -. Si no puedes hacer eso. Si vas a continuar en contradecirme- agitó la cabeza -. Entonces termina conmigo.
Twilight se petrificó, inquisitiva.
-¿Estás chantajeándome?- farfulló con mirar vidrioso.
-Estoy protegiéndote, Twilight- exclamó sin perder su seriedad, aunque sus ojos dejaran entrever el reflejo de dolor a su posición -. Quiero saber si vas a estar lista por si las cosas empeoren.
-No pienses así.
-No pensar en eso no evita un posible desastre.
-Yo he evitado desastres.
-No pudiste evitar lo de hoy.
-Pero tú sí.
-Y tuve que aceptar a Sunset para protegerte- confesó tras su palabra. Twilight parpadeó -. Amarme es protegerme de mí mismo. Si me amas de verdad, lo vas hacer- exclamó y Twilight ganó un brillo en sus ojos, abatida.
-No sé si pueda- confesó en un hilo de voz. Moon White asintió.
-Lo sé…no es sencillo lo que te pido…
-Me pides que te haga daño…
-Te pido que evites que haga más daño…
-Moon White…- musitó cabeceando a los lados, tensando su boca con ira.
-No tienes que decidirlo justo ahora- exclamó posando sus manos sobre sus hombros.
-Porque sólo tengo hasta mañana- exclamó ronca. -. Porque no quieres que vaya contigo...- obvió.
-Mañana- dijo alzando sus manos alrededor de su cabeza -, antes de irme dame una respuesta, ¿Sí?- exclamó y besó su frente, cosa que ella no recibió con buena gana, frunciendo el ceño. -. Tú tienes la última palabra- exclamó y sintió sus muñecas agarradas.
-Pues a mí se me hace que la tienes tú- exclamó liberando su cabeza de sus manos y se las bajó entregándole una pesada mirada.
-Las cosas están muy mal, Twilight. Siempre estuvieron así. Necesito que te prepares para lo que sea. Incluyendo a nuestras amigas- exclamó y Twilight no pudo evitar enfocar sus ojos, sorprendidos.
-¿"nuestras amigas"?- repitió lo que dijo con asombro. Moon White relajó un poco la mirada y sonrió calmadamente.
-Sí, nuestras amigas.
-Entonces esto va realmente en serio…- palideció pero movió un poco la cabeza y tiró una seca risa -. No sé cómo hiciste para cambiar prioridades de decir que me amas a que me pidas terminar contigo porque no soy lo suficientemente fuerte.
-Eres fuerte, pero…
-… ¿El amor me hace débil?- le interrumpió con sequedad y su mirada se puse tiesa -. Moon White, cuando tuve ante mis ojos, el alma negra y salvaje de Poison, pudiendo encerrarlo en el rubí… te vi a ti, en el extremo de la habitación, gritando de miedo- pronunció con dureza ante su mirada clavada en la suya. Su voz se volvió más dura al igual que su mirada, pero ésta sólo se cargó de lágrimas, retenidas con esfuerzo. -. Tú no sabes, lo que fue para mí, verte atado a él, sufriendo y gritando por ayuda…horrorizado por él...y por mí…- sus ojos duros y brillantes cautivaron en silencio a Moon White mientras tenía los suyos iguales de endurecidos sobre los suyos, escuchándola -…Dime, ¿Cómo condenar el alma de un inocente por la eternidad es justo, eh?- una lágrima cayó pero la ignoró -. He tenido la solución conmigo todo este tiempo pero me niego a hacerlo, porque no está en mí hacerte más daño de lo que te hice ni lo que Poison provocó- tomó aire -. Moon White, lo lamento. Pídeme lo que sea, pero no me pidas que te haga daño, porque no lo haré. Si no puedo lastimar a un inocente, mucho menos a ti. Yo hablaré con la Zecora de este mundo y encontraré la forma de salvarte, a ti y a Sunset, sin condenarlos. Yo puedo hacerlo. Sé que puedo. Así que no.
Sus miradas se mantuvieron encima de la otra, sin que dieran un movimiento.
-Tomaste una decisión entonces- exclamó Moon White mientras se esforzaba en ocultar la tensión detrás de su expresión serena.
-Así es- respondió a regañadientes.
-Y dentro de esa decisión estoy yo…- usó sus mismas palabras de ella de hace rato.
Twilight mantuvo la compostura en un esfuerzo para no quebrarse.
-Lo lamento- escapó su voz con prisa a la vez que volteaba el rostro y su cuerpo giraba en dirección a la puerta.
-Yo lo lamento, Twilight-exclamó viéndola salir. Sus pasos retumbaron como un grave tambor en su cabeza.
Y en cuanto se fue, esperó quieto a que volviera a atravesar la habitación.
Y Twilight se detuvo en medio del pasillo, aguardando una misma acción de su parte, ignorantes del sincronizado ritmo ansioso de sus corazones.
Pero ninguno se movió.
Y cuando él salió…
... ella ya no estaba.
…
En un sobresalto, Serverus despertó.
Abrió sus ojos y se encontró en su alcoba.
Desorientado, parpadeó sintiendo la cabeza pesada al igual que los párpados, cubriéndole la total oscuridad de una ya avanzada noche. Se sentó en su cama, perplejo y confundido, sin poder recordar con exactitud cómo terminó el día. Cuando volteó el rostro a ver la hora en su reloj despertador en su mesa de noche, se sorprendió al ver una botella de alcohol a medio beber, sin su tapa, y un vaso con hielo derretido en el fondo.
Serverus desencajó su boca.
¿Había bebido? Eso explicaría su confusión, pero no el hecho que tuviera el descuido de beber alcohol cuando trabajaba al siguiente día. Mucho menos siendo el único adulto competente en la casa, así lo veía.
Se llevó una mano a la cabeza, forzando a recordar en primer lugar qué le incitó a beber.
Se movió de la cama, abandonando las piernas para llevarlas al suelo, y al aterrizar los pies al piso, algo crujió.
Serverus frunció a más no poder el entrecejo y entre parpadeos para mejorar su visión, agachó la mirada para encontrar restos de pequeños cristales sobre un portarretrato que al ver el diseño plateado con figuras delicadas, deshizo el ceño y reconoció la foto.
Saboreando un residuo del whisky en su boca seca, se inclinó a recoger la fotografía y contemplarla inexpresivo.
Era la foto de recién casado con Magical Smile, la madre de Trixie.
Y todo cobró sentido.
No era la primera vez que ahogaba recuerdos agridulces con unos tragos de más. Pero había pasado mucho desde la última vez. Y aún le parecía inaudita su imprudencia de encerrarse a beber bajo estas circunstancias.
Bajó de su cama y costándole al principio. Fue levantándose para empezar a caminar. Llegó a su closet y se cambió a su pijama. Entró a su baño y se lavó el rostro para despertarse mejor. Con el cuerpo más recapacitado, vio la hora. Doce y diez. Salió de su cuarto. Recorrió los pasillos hasta detenerse frente a una puerta. Con prudencia, giró el picaporte y dio una cautelosa mirada hacia dentro para entregarla sin deparo al cerciorarse que en aquella cama, alcanzaba ver descansar a su hija.
Trixie estaba recostada de una forma tal, que daba la espalda a la puerta, por lo que Serverus no pudo ver cómo ella tenía el rostro entristecido con sus ojos abiertos, sin poder dormir después de que se montara esa escena de que había bebido sin recordar nada su discusión. Inclusive Devious hizo reemplazar la puerta del salón de estudio y arreglaron la pintura dañada cuando la puerta original estalló. Y mañana Moon White había la excusa que cambiaría de casa por una en la que hallaría medios para terminar sus investigaciones.
Y listo.
Aquí no había pasado nada.
Trixie suspiró internamente con remordimiento. Se odiaba por tener que hacerle eso a su padre.
-¿Estás despierta, verdad, Beatrix?
Los ojos de Trixie se expandieron en sorpresa y no se movió...sólo fingió un ronquido exageradamente fuerte y caricaturesco.
Obvio él no se lo creyó, pero rió brevemente.
-De acuerdo. Hasta mañana- le siguió la corriente y haló el picaporte para cerrar el cuarto.
-Papá.
Serverus detuvo el cerrar de la puerta y volvió a ver hacia dentro, ahora con Trixie sentada en la cama mirando a su dirección.
-¿No puedes dormir?- preguntó él sin intenciones de entrar. No quería que oliera el alcohol.
-No...porque quería hablarte de algo…-su voz salió casi infantil. Serverus frunció el ceño, interrogativo. Trixie forzó una pequeña sonrisa -. Trixie pensaba pasar el resto de vacaciones en casa de mamá.
-...- se la quedó mirando con cierto desconcierto pero calmó pronto con su característica seriedad -. Tienes invitados aquí- recordó cortante y dio por terminado el asunto.
-Moon White se cambiará a otro lugar donde terminará sus investigaciones- le interrumpió su ida- y Twilight no tiene problema en acompañar a Trixie.
Serverus la miró breves segundos.
-Te quieres ir- se aseguró en repetir. Pero algo en su tono fue amargo. Trixie asintió. -¿Por qué?
-Porque haré algo que no quieres- sinceró aferrándose a sus sábanas-. Trixie va a entender su situación con Zephyr- lo vio hacer un amonestación en fastidio.
-No te vas a ningún lado. Punto- volteaba para irse.
-Mamá vendrá por mí a las ocho- se limitó en avisarle. Serverus la miró, con sus cejas arqueadas.
-¿Ya tienes todo listo?- interrogó mal asombrado. Trixie no pedía permiso, le estaba avisando nomás.
Trixie asintió, aguantando el nudo de su garganta. Sólo ahí, Serverus se dio cuenta de las maletas listas cerca de la entrada de la habitación.
- Lo siento, papá- exclamó dejando que su cabello se venciera hacia adelante para que le cubriera los ojos a propósito y no ver su rostro -. Pero Trixie necesita espacio y aquí me lo niegas. Por favor, no reproches a mamá. Ella tampoco estaba segura que me vaya de un día para el otro pero es que ya no aguanto reprimirme más. No quiero incomodarte más con mi presencia- "ni que tengas que ser manipulado por la agencia".
-¿Incomodarme? ¿Cómo va incomodarme mi propia hija?- se quejó severo, cuando de repente su cabello se agitó hacia varias direcciones y sus ojos apuntaron con asombro cuando vio una repentina corriente de aire girar alrededor de Trixie, que ni se inmutaba ante ello mientras la cubría un resplandor aguamarina y las hebras de su cabello se azotaban sin dejar de ver a su padre.
-¡Beatrix!- exclamó prepotente -. ¡Detén esto! ¡Te he dicho que en mi casa nada de esos fenómenos!- puntualizó y el viento se deshizo, dejando su cabello desordenado, mirando con severidad a Trixie, para encontrarla con un rostro decaído con una sonrisa corta y triste.
-Por eso me voy, papá.
-¡¿Dejarás tu casa por el parásito?!
-Dejaré mi casa por hacer lo correcto- contestó con una seguridad tal que debía tomarse con seriedad -. Detesto dejarte, pero Trixie necesita entender algunas cosas de lo que es ahora, y creo que tú también…que digieras lo que significa lo que soy- sus ojos se llenaron de lágrimas ante el consternado rostro de su padre -. No puedo rechazarla más...es como vivir con un eterno presentimiento de estar acompañada y estar obligada a ignorarlo, aun sabiendo que alguien está ahí. Algo más incómodo que compartir el cuerpo... es ignorar lo que se ha hecho algo de mí...- confesó, entregándole una mirada más larga -...y sea lo que sea, no dejaré de ser tu hija nunca y que te quiero.,. aunque no sea lo que llames normal y no cumpla con tus expectativas que tenías de mí...sigo siendo un pedacito de ti. Por favor, respeta mi decisión, y déjame ser…
Serverus se la quedó mirando, quieto en su posición. Por alguna extraña razón…se sentía en un Deja Vu, como si ya habían discutido este asunto, por lo que le fue duro de asimilar la firme decisión que tenía su hija y que sus palabras no iban a detenerla. Ya no era la niña que anhelaba ser lo que él la preparaba para un mundo que conocía seguro y estable, haciéndola estudiar lo que creía conveniente, obligarla su destino en la cabeza de sus negocios, presentarle muchachos de buena familia, hacerla asistir fiestas sociales y corregirla en cada palabra y acción suya.
Todo lo que construyó en sueños para ella, la misma Trixie lo estaba destrozando de un tiempo acá. Más bien identificaba cuándo precisamente.
-"¿Quién es ella?- preguntó Serverus a una Trixie en la cama de un hospital, en dirección a una joven de piel dorada de vestido negro, de noche, sentada al pie de la cama custodiando a su hija. Jamás la había visto.
-Oh, es mi mej…amiga- corrigió Trixie -. Es… una amiga. Sunset Shimmer. La invité a la gala y si no fuese por ella seguiría en el baño vomitando quién sabe cuánto tiempo más.
-Buenas noches, señor- saludó Sunset con una educada sonrisa.
Serverus la miró impasible, y su mirada hizo que Sunset congelara su sonrisa y brincara sus ojos de Trixie a él, rápidamente.
-Buenas noches. Serverus Lulamoon- le devolvió el saludo con elegancia y seriedad -. Gracias por ayudar a mi hija.
-No hay nada que agradecer- le devolvió la sonrisa -. Bueno, creo que debo irme- miró a Trixie -. Gracias por invitarme. Descansa".
Claro…la desaparecida…a la que defendió pese ver un video en que se convertía en un monstruo de fuego…y ahora su hija era uno exacto a ella…omitiendo el "monstruo", porque el monstruo era Zephyr. Trixie estaba tomando decisiones y elecciones. Y aunque odiaba todas… sus alas estaban siendo más grandes que no podía cortar, porque se les salía de sus manos. Trixie hacía lo que él le decía y ahora que estaba reclamando su independencia…se sentía inútil. Tal vez…no era mala idea que fuera con su exesposa. Ella era mucho más, ¡demasiado! abierta de mente y ayudaría a entender. Y de todos modos…se lo debía a Magical.
Así que al final no dijo nada, sólo asintió una vez con brevedad con sus ojos apartándose de ella, no sin antes estos se reflejaran mal resignados y vencidos. Así que en ese incómodo silencio, salió del cuarto cerrando la puerta con una innecesaria lentitud, en derrota. Trixie dobló sus piernas levantando las rodillas y ocultó su rostro con ellas.
"No es necesario que hagas esto…" exclamó Zephyr, aún presente junto con Trixie.
-Claro que sí- contestó permitiendo un par de lágrimas salir -. Necesito estar lista- exclamó, apartando su rostro de sus rodillas y sus ojos rosados oscuros, aunque brillantes de lágrimas, se mostraron firmemente motivados -. Sunset me necesita lista…
…
Cuando Twilight apagó la luz de su cuarto, la noche se hizo mucho más oscura de lo que ya era.
Sus ojos estaban carentes de alguna emoción al igual que su rostro, con una sensación de vacío y desorientación. Como si habría olvidado cómo funcionaba.
Arrastrando los pies, llegó al baño sin encender las luces, mirando directo su reflejo para ver su rostro estirado y el vacío que sentía se reflejaba en su mirada. Ni siquiera se había dado cuenta de la pijama que usaba, una que usaba por primera vez color verde menta, muy clara, cerrada con unos bonitos listones en lugar de botones. Lo había diseñado Rarity para ella. En realidad toda su ropa fue hecha por ella, que aunque trasnochada y el cabello caótico, llegó a la casa de Trixie con varias prendas, y no sólo para ella…
...para Moon White también, que en su cuarto, ya también había estado listo para dormir, habiéndose puesto una pijama de camiseta ploma de largos pantalones del mismo color que hacían juego con sus ojos, pero se quedó sentado en el pequeño escritorio de la habitación, ojeando hojas de una caligrafía horrible pero al menos había avanzado de escribir con las manos. Leyó pero el esfuerzo era mínimo. Su rostro estaba muy inexpresivo y sus ojos parecían gastados, y distantes. Levantó su mirada hacía un punto vacío y entre escenas recortadas, recapituló todo el día de hoy.
Era extraño, pero no sentía ninguna clase de dolor ya. Después de experimentarlo una y otra vez, ahora, simplemente no sentía...nada.
Jamás se había sentido tan hueco en su vida.
Twilight seguía frente al espejo del baño. Usaba este conjunto por primera vez y por alguna razón quiso concentrar toda su atención hacia el diseño de su prenda. Ver el pequeño diseño de estrellas diminutas en los filos de las mangas, apretar bien los listones que cerraban su blusa, medir el largo de ésta con los dedos y sobar su short para que no tenga arrugas. Después miró su cabello corto y se pasó el cepillo más de treinta veces. Habría contado unas cuarenta y tres cepilladas. Se lavó los dientes otra vez. Lo mismo las manos. Y la cara. Y de nuevo se miraba al espejo, sintiéndose en un deja vu, viendo su rostro como si en realidad usara una máscara que le pertenecía a alguien más, con la enorme tentación de repetir el mismo proceso de excusa barata para no tener que irse a dormir, sola.
Durante todos estos días que permanecía en este mundo, le había costado dormir por preocupaciones. Incluso revivía momentos terriblemente tristes de sus últimas semanas en Equestria. Pero podía descansar tranquila, cuando sentía el lado derecho de su colchón hundido, con Moon White robando ese espacio. Que podría darle un toque de manos que le sobara los nudillos con los filos de los dedos, o enredara sus dedos con los suyos mientras se daba a rienda suelta alguna plática nocturna. Charlaban con susurros. En voz muy baja. Y el profundo silencio de la mansión hacía parecer que su intento de mediar la voz era en vano. Y cuando se reían, amortiguaban las carcajadas y se callaban con miradas radiantes de amenaza con una sonrisa expandida en su rostro a más no poder. A veces no hablaban y sólo compartían el silencio. Uno muy agradable y cómodo. Ella solía estar acostada de lado y él la abrazaba por detrás. Twilight sostenía su brazo mientras sentía su suave respiración cerca del cuello. A veces, muy raro, se quedaba dormido. Sentir su cuerpo vencerse cerca del suyo, era reconfortante. Escuchar su respiración tranquila. El movimiento de su cuerpo al respirar. Los espasmos entre sueños que tenía en su brazo. Y lo que más le encantaba, era cuando se removía y perdía cuidado en ese abrazo y la envolvía para acercarla contra su pecho, acurrucandola, rodeandola de todo lo que era él. Y así, quedarse dormida. Quedaría tan profunda, que ni sentía cuando él liberaba su brazo para salir del cuarto e ir a dormir en su propia cama. Nunca se quedó a dormir la noche completa.
Y nunca lo hará.
Twilight quedó enfrente de la cama….
…Y Moon White hacía lo mismo con la suya en una mediana distancia y aire ausente, con la mirada muerta.
Ninguno sabía cómo dormirían.
Twilight forzó un suspiro. Tranquilamente podría acostarse en medio del colchón, como debería ser.
Pero en lugar de eso, se acostó en su lado, del lado izquierdo, dejando un espacio innecesario en el derecho. Se recostó de lado, mirando hacia el puesto de Moon White, con su mirada vacía y apagada, viendo todo el espacio libre que quedaba….
…cosa que Moon White había hecho igual, sólo que dejando el lado izquierdo vacío y en su lado miraba toda la cancha libre que quedaba.
Y se sintió como si algo le habían arrancado, o más bien despellejado.
Twilight rodó en su lado de la cama.
¿Siempre había sido así de grande? ¿Siempre fue tan vacía? ¿Tan incómoda? Porque por más que daba vueltas, no encontraba la mejor posición para dormir. Se sobaba ella misma las manos, pero no surgía el mismo efecto. Sus sábanas se enredaron entre sus piernas al moverse tanto, lanzando un modesto gruñido de vez en cuando.
Moon White en cambio quedó impasible con la cara hacia arriba con la mirada helada y seca, estallándole los oídos por el movimiento de las manecillas del reloj en su mesa de noche.
Tic tac tic tac.
Y en cada "tic" un ojo se estremecía.
Un nuevo gruñido brotó de la boca de Twilight. El silencio de la noche se estaba volviendo insoportable. Era la misma sensación de desesperada intolerancia cuando hay volumen altísimo, solo que al contrario. Le invadió una desesperación y las almohadas pagaron el precio. Las levantaba y sacudía en un intento de acomodarse. Nada.
Tic tac tic tac.
Ahora en los "tac", la boca de Moon White se contraía, haciendo dúo con el espasmo de su parpadeo. Cada movimiento de la manecilla del reloj dolía como un puñal en cada palpitar y desangraba.
Twilight finalmente quedó bocarriba y derrotada, hecha un desastre la cama. Apretaba sus manos contra el rostro pataleando al aire.
Y Moon White se inclinó violento hacia su reloj y lo aventó con fuerza en un grave bufido contra la pared para echarse bocabajo y emitir un frustrado grito amortiguado por la almohada.
Twilight apretaba sus dientes con fuerza, sintiendo que luchaba contra algo. Su corazón palpitaba grave, pesado, que juraba que podía escuchar su seco golpeteo contra su pecho, lastimándola en el proceso. Mantenía sus manos contra su rostro, hasta que se lo restregó y los apartó, y sólo ahí, cuando separó sus manos y el aire rozó su piel, sintió la humedad en ellas.
Cuando necesitó respirar, Moon White giró para quedar hacia arriba de nuevo y tomó bastante aire, sintiendo su rostro extrañamente húmedo.
Twilight abrió los ojos para verse las manos con un brillo propio de humedad mientras tenía sus ojos fijos en sus palmas y sentía como se desbordaban las lágrimas por el rabillo del ojo.
Moon White quedó mirando hacia arriba y acercó una mano hacia un ojo, mientras se resbala otra tira de lágrimas, humedeciendo más su rostro.
Lloraban en silencio, sin siquiera haberse dado cuenta.
Miraron hacia el tumbado, cada uno en su cama y en su cuarto, dejando que sus lágrimas lavaran toda esa incomodidad que se azotaba dentro como si fuese una tormenta de nieve con una violenta ventisca que silbara en sus pechos vacíos y resistían para no salir disparados ante su azote invernal.
Pero era insoportablemente abrumadora. Pero es que estaba mal. Todo estaba mal. Todo esto no tenía sentido. Carecía de completo sentido. ¿Cómo sin más, habían dejado que terminaran su relación? ¿Una media vuelta y una disculpa a medias? ¡¿En qué estaban pensando?! No tenía sentido separarse cuando claramente habían descubierto que eran el complemento del otro y por eso ahora se sentían tan arrancados, huecos y vacíos, incapaces de inmutarse del dolor.
¿Era correcto?
Era estúpido.
Esto no podía quedarse así.
Twilight desenredó sus sábanas de sus piernas.
Moon White aventó las suyas.
Ella cruzó la habitación corriendo.
Él aceleró el paso en zancadas largas.
Y cuando Moon White agarró el picaporte y lo giró abriendo la puerta de manera brusca, del otro lado llegaba Twilight.
Sus ojos chocaron y brillaron regresando repentinamente a la vida. Y el corazón se envolvió en una electricidad que paralizó todo mando racional de sus cuerpos.
Por lo que sin decir palabra, Twilight se echó precipitadamente en sus brazos y Moon White la tomó fuerte de su cintura, recibiendo el súbito impacto de un beso fuerte y arrebatador. Uno mordaz que paralizó el alma. Uno que hizo suspirar de alivio entre el roce de sus labios, en un beso lleno de vida, caprichoso, que se devolvían con una fuerza tan dulce una y otra vez, llenando hasta llegar rebosante el vacío que los torturaba.
La puerta se cerró ruidosamente.
Twilight enredó sus brazos a su cuello, alzándose y Moon White la apretó contra sí en un torpe andar en el que sus pies no sincronizaban, por lo que él se inclinó un poco, soltando el beso, suspirando fuerte y bajó sus manos para impulsarla, y un segundo después, las piernas de Twilight encajaron en su cintura, envolviéndolas mientras ella se aferraba con más fuerza a su cuello y él la sostenía con resistencia, alargando más el beso que se volvía intenso, libre para caminar a ciegas pero sabiendo a donde se dirigía.
Con un pequeño rebote, Twilight fue depositada al colchón, quedando Moon White inclinado sobre ella. Había quedado muy abajo. Sostuvo su cintura y la empujó con cuidado hacia arriba. Ella lo ayudó arrastrando su cuerpo hacia donde la acomodaba. Y ahora sí podía tenerla por completo bajo de él, con sus cuerpos pegados al tacto en la figura del otro.
El corazón martillaba desenfrenado. Pero no podían parar de besarse. Era como si lo que tenían que decir, lo hacían a besos. Reclamos, explicaciones, reconciliación, nuevo acuerdo, todo eso se decidía en cada profundo beso de vuelta. No había más nada que deseaban que besarse. Y aunque cada vez se volvía más intenso, no dejaba de ser pausado, adaptándose a una indescriptible tranquilidad y olas de alivio, sin perder la cariñosa delicadez. Toda la tormenta que se había destacado, se disipaba. Perdía fuerza. Dejaba de azotarlos tortuosamente. Hasta que realmente desapareció.
Y de repente hacía calor.
Como la llegada de la primavera. La nieve se derrite y florecen las rosas más brillantes y coloridas, brotan las hojas más verdes y grandes, todo crece en una nueva belleza llena de colores.
En su interior, se asomaba la primavera de su relación.
Los labios de Moon White se desprendieron con suavidad, no separándose al instante, sino más bien de manera tortuosa, de manera lenta, aun rozando sus labios contra los suyos, en una caricia intermitente.
Los labios de Twilight quedaban ligeramente abiertos, sintiendo el cálido roce sobre los filos de sus labios. Y su garganta se apretaba entre sí, amortiguando su voz, con ganas de decir algo, pero no fueron palabras, sino sonidos. Unos delicados sonidos finos salían despacio de entre sus labios en cada juego de vaivén de los suyos, sintiendo el corazón tumbando su pecho y sus mejillas hirviendo, pronunciadamente enrojecidos, envuelta en una sensación tan plácida, reconfortante, que la hacía sentir que brillaba, como si una extraña luz le recorriera el cuerpo, embargándola de una reconfortante energía nueva que extrañamente, la vencía aunque la hiciera sentir poderosa.
Respiraba con esfuerzo, haciendo un poco de ruido, al igual que Moon White. Con dificultad, Twilight empezó a abrir sus ojos, inexplicablemente temerosos, abriéndolos de a poco, temblando los párpados y quedó cautivada al encontrarse que su panorama estaba completamente abarcado por su rostro…
Sus ojos ganaron un espléndido brillo al ver la intensa y profunda mirada que le regalaba sus relucientes ojos grises. Se veían hermosos. Él se veía hermoso. No podía dejar de mirarlo. Cada pizca de lo que es. Y lo mismo hacía él, mirándola toda. Con sus ojos violetas tan abiertos y suavizados, radiantes. Sus mejillas sonrojadas, sus perfectos labios entreabiertos. Su pecho moviéndose delante y atrás una y otra vez. Sentir como su cuerpo se contraía involuntariamente. Era la imagen más sensual que había visto en su vida.
Y los ojos de Twilight se dilataron, acelerando el movimiento de su pecho y los sonidos de su boca empezaron a formarse en verdaderos ligeros gemidos, cuando sintió unas manos aventurarse bajo su blusa.
Moon White tenía su mirada en cada reacción de su rostro. Si hiciera un gesto de repudio o miedo, se detendría de inmediato. Pero no veía nada de eso. Al contrario, vio cómo se veía más irresistible cuando sus labios se separaron más para abarcar más los gemidos y sus ojos parecían abrir un lugar de su interior que había mantenido cerrado, y es que en sus ojos vio excitación y deseo.
Suavizó sus ojos, en una ardiente y dulce mirada, al sentir una corriente en su cuerpo cuando sus manos de manera lenta, subían bajo su blusa, acariciando su piel en una barrida lenta, levantando la prenda en el trayecto, y en cuanto más quedaba al intemperie su vientre, más su respiración se agitaba.
Twilight cerró sus ojos e hizo a un lado la cabeza, apretando sus dientes entre sí, callando sus gemidos. Su cuerpo se tensó, recorriendo nervios y Moon White lo percibió. La miró un momento y deslizó su mirada hacia abajo, deteniendo la blusa justo donde conducía a sus pechos y eso, pareció calmarla de nuevo, pues vio su vientre soltarse, no del todo, pero se relajó de nuevo.
Su vientre era delgado, no completamente plano, con una muy pequeña pancita sobresaliendo. Su ombligo era pequeño, delicado, tan tierno. La silueta del arco de su cintura que daba forma a sus caderas. Y su piel lavanda, sin pelaje, parecía que brillaba bajo la luz de luna que se filtraba de la ventana. Era demasiado hermoso. No podía dejar de mirarlo, como se contraía de su agitada respiración, lanzando una mirada más larga hacia el resto de su cuerpo, como lucían sus piernas que salían del short a medio muslo, contorneadas de una forma especialmente delicadas, femeninas en su forma, ligeramente una sobre la otra, temblando un poco.
Sus ojos quedaron hechizados ante la perfección que veía en su cuerpo.
Se enamoró de ella en su forma pony. Seguía enamorado en su forma humana. Y llegó a la conclusión de que no importa las miles de forma en la que se manifieste; siempre la amará en cuerpo y alma.
Volvió a verla al rostro y ella lo había estado mirando en silencio. Se miraron, y sus ojos eran radiantes. Ella empezó a sonreír, volviéndose más bella a sus ojos,y él esbozó una misma sonrisa, llena de amor, tan encantadora y sensual para ella. Twilight alzó sus manos para ponerlas sobre su cabeza y lo atrajo a ella, para reclamar un nuevo beso.
Esta vez sus labios se unieron tranquilamente, exhalando profundo por la nariz. Se sentía tan ligero….tan delicado…. un beso tan delicioso….tan sublime….
Moon White colocó sus manos en su ahora cintura desnuda, abriendo su boca para saborear la suya con más profunidad, sintiendo lo sereno pero intenso que era a la vez el beso, difícil de describir. Era pacifico, pero fuerte. Era dulce, pero caliente. Era lento, pero profundo. Era muchas cosas a la vez. Sólo podía saber que le encantaba. No podía dejar de besarla en ese nuevo sabor. No podía evitar robarse su labio inferior entre sus dientes, sosteniéndolo suave y sentir como su cuerpo se arqueaba al suyo, apretándose. Sintió el roce de su lengua con la suya mientras se motivaba a abarcar más terreno en su tentadora piel. Soltó una mano de su cintura y deslizó sus dedos por su vientre. Ella tembló entre sus brazos pero se aferraba a su espalda y sus labios arrebataron los suyos. Él empezó a recorrer lo largo de su piel con sus dedos, acariciándola con suavidad, disfrutando el suave contacto de piel con la suya. Y sintió sus piernas que se alzaba, colocando los pies sobre la cama y los hundió. La besó más fuerte. Expandió su palma al calor de su piel. Ella jadeó. Moon White soltó sus labios y lanzó un siseo como si algo le ardiera al tope de sus labios. Siguió la línea de su mandíbula con la boca y metió su rostro a su cuello. Olió un aroma dulce y lo que sería su shampoo. Deslizó sus labios por la extensión de su cuello. Twilight mantuvo sus ojos abiertos pero se volvían cada vez más intensos y fogosos, concentrada en todas las suspirables acciones que hacía en su cuerpo. Sintió sus manos recorrer su piel expuesta y la electricidad que chocaba juntos con las pequeñas mordidas delicadas en su cuello. Hundió más sus pies al colchón cuánto más fuerte sentía el placer y cómo se volvía más intenso el constante latir caliente en su zona íntima.
Moon White apartó su boca del cuello y bajó a la altura de su vientre y empezó a recorrer sus labios en él. Twilight dejó abrir su boca pero colocó su mano sobre ella, ganando un intenso brillo en sus ojos mientras inevitablemente contraía su vientre, pero no fue impedimento para que él continuara ferviente en su labor, disfrutando el acariciar su estómago con sus labios, besándolo. Su boca estaba embriagada. Su piel era exquisita. Cada roce que tenía le daba una descarga en todo su cuerpo, dejando salir sus propios sonidos de placer, más graves y profundos, que la hacía temblar aún más.
Twilight sólo podía removerse, en el despertar más intenso de una desesperación incómoda por querer sólo más, indescriptiblemente complacida. Llevó sus dedos sobre sus labios, en un ligero entrecejo, separando sus labios con mirada perdida al sentir el estremecer de su cuerpo en sus cariñosas atenciones del juego de sus labios contra su vientre, mientras sus manos se escurrían a lo largo de su cintura, como si memorizaran su curva con el tacto. Sentía que la apretaba, y su cabeza se movía erráticamente, perdiéndose más y más en cada caricia y besos. La poblaba una fuerte ansiedad, una nueva necesidad. Su corazón ya no sabía cómo latir ni ella cómo reaccionar. Sólo se dejaba llevar en completa entrega.
-Quiero verte…
La voz quebradiza de placer fue casi inaudible, porque gimió arduamente al mismo tiempo, pero él la oyó. Moon White levantó su cabeza para verla, encontrándose agitada y una mirada que derrochaba completo deseo entre su sonrojo, que le hacía sentir el esfuerzo de ver a través de su ropa.
Moon White se apartó, acorraló a Twilight con sus piernas rodeando sus caderas y sin dejar de mirarla, llevó sus manos al borde de su camiseta, tirándola hacia arriba y levantó los brazos para poder quitársela. La tiró por donde cayera, y la mirada tan clavada que encontró de Twilight hizo que su corazón se contrajera en unos repentinos nervios helados pero el calor subía en sus mejillas.
Twilight tenía sus ojos contemplando su torso, con admiración y a su vez, seducida, viendo su forma bastante cuadrada y plana y sin estrechamiento a la altura de las caderas. Una anatomía lo bastante bien parecida, que diferenciaba su cuerpo del suyo eran la masa corporal que ensanchaba su pecho, firme, la proporción de sus pectorales y resto del torso, tan masculino. Todo…le cortaba el aliento.
Sin desprenderla mirada, se incorporó sobre sus codos, haciéndose adelante, y levantó una de sus manos sobre su torso y la arrastró con lentitud sobre su pecho, acariciando su piel, contemplando el contraste de sus tonos de piel, sintiendo los músculos tensarse bajo su tacto, deleitándose cuando vibraron por el gruñido que escapó de sus labios.
Siguió bajando sus dedos hacia el abdomen delgado, y sintió una indescriptible dulzura al sentirlo estremecerse cuando llegó al inicio de su pantalón. Sin poder evitar ver hacia más abajo...
Enrojecida, alzó la mirada conservando ese brillo intenso pero ciertamente casto. Él adaptó un nuevo semblante en sus ojos. Era una mirada intensamente devota entre el calor de sus mejillas. La veía más allá de su cuerpo. Veía su esencia, su alma, todo lo que era ella. Y todo era insoportablemente hermoso.
Ver su cuerpo moverse en cada respiración, le recordó cuando la tuvo en sus brazos cuando apenas volvió al control de su cuerpo. Verla respirar, con el tacto caliente de su sangre correr por sus venas, verla viva...era el regalo más hermoso de toda su vida. No necesitaba nada más en este mundo, que saber que existía uno, cualquiera que fuese este, mientras ella existiese.
Twilight volvió a recostarse en la cama, llevando sus manos hacia el listón final de su blusa y lo desató.
Sin apartar la mirada del otro, sus dedos desarmaban el nudo de los listones que cerraban la blusa. Cuando llegó a medio camino, Moon White tomó sus manos y las acomodó entre las suyas, y se las besó. Twilight miró como besaba el torso de su mano con mucha delicadeza que la hacía sentir respetada y amada. Dando un último beso, Moon White depositó sus manos sobre el colchón con suavidad. Se inclinó y besó suavemente sus labios, y llevó sus manos para terminar lo que ella inició. Cada nudo lo desataba con cuidado, dándose su tiempo, sin prisa. Twilight lo miraba y él a ella. Cuando finalmente llegó al último listón, el nudo se deshizo y su blusa se venció a la gravedad, y se deslizó a los lados. Twilight enrojeció su rostro a más no poder mientras su piel se estremecía al contacto de la tela deslizarse. Moon White aun la miraba a los ojos, hasta no poder postergar más de bajar la mirada hacia abajo, lleno de curiosidad y entonces, sus ojos quedaron clavados directos a la forma de sus senos. Un sentimiento de maravilla lo inundó, mientras su rostro elevaba la temperatura.
Su torso finalmente expuesto, en la delicada forma de su anatomía femenina, con sus pechos moviéndose lentamente con cada respiración.
Redondeados, viéndose suaves, apretables, la forma en que se sostenían...
Eran más hermosos y perfectos de lo que hubiera pensando.
Su corazón golpeteó su pecho en un latido sordo tras otro, completamente embelesado, en una gran fascinación por recorrer sus manos por ellos, sentirlos, identificar qué tan suaves eran, que tanto ocuparían espacio en sus manos, qué gestos nuevos hará, o qué sonido lanzará ahogados de entre sus dulces y sensuales labios si decidía probar su piel. ¿Eso se hacía? No estaba seguro…pero aún así quería hacerlo. La sola imaginación intensificó a gran escala su calor, y si la realidad supera la ficción...
Reaccionó cuando sintió una mano acorralar su antebrazo. Miró a Twilight y ella tenía un gesto completamente avergonzado pero sonriendo con un brillo en sus ojos de ternura como ligeramente acusatorios.
-Estás quedandoteles mirando mucho tiempo…
Moon White enrojeció a más no poder.
-Pe-perdón. Lo...lo siento- reaccionó abruptamente y apartó la mirada hacia un lado de inmediato, volviéndose repentinamente torpe.
Una risita rebotó en toda la habitación. Sonó tan linda y encantadora, que cómo resistirse. Entonces Moon White volvió a verla. Sonreía preciosa, y él sonrió de vuelta.
Entonces se inclinó a besarla, para reprimir el gemido que sonó ahogado dentro de su boca entre un brusco espasmo de su cuerpo arqueandose hacia atrás, cuando su mano masajeó abrumadoramente suave la sensible zona de su seno.
Y fueron secuestrados por la fogosidad violentamente despertada en gran escala, que la habitación se llenó de sus entrelazados suspiros y gemidos.
Los permisos se habían derrumbado, y sin advertencia alguna, Moon White separó los labios en un compartido jadeo, y quitó la blusa de los hombros y se deslizara por sus brazos, viéndola a los ojos.
Sus ojos se encontraron y habían adaptado una dureza propia de la pasión, pero estaban rebosantes de un brillo único que encontrarse con la mirada del otro derretía aún más su sangre al contraerse su corazón cada vez más envuelto en esa cálida neblina que desmoronó todo que no sean ellos.
Twilight se levantó un poco permitiendo que terminara por desnudarle el torso y entre los dos sacaron la blusa por completo por su espalda, aventándola a alguna parte de la habitación.
Sus brazos enrollaron a su cuello, agachándolo, y su cuerpo se desplomó sobre ella, uniendo sus pechos desnudos que encajaron perfectamente en cada curva de su cuerpo, como una pieza de rompecabezas, devorándose a besos que perdieron a estas alturas completo cuidado. Sus labios se estrellaban entre jadeos constantes. Ella aferraba sus manos contra la piel de su espalda. Él atrapaba sus caderas y las estrechaba contra su pelvis, frotándose. Sus labios rodaron por su rostro. Twilight se estremeció suspirando su nombre contra su oido cuando sintió el agradable dolor al morderle su lóbulo de la oreja. Y el recibió nuevas descargas de placer cuando sintió rozar el filo de sus dientes por su rostro en irresistibles suspiros.
Y entre besos, miradas, sonrojos y caricias, terminaron desnudándose mutuamente.
La vergüenza se había hecho añicos, y se dieron el lujo de tomarse sin apuros el explorar el cuerpo del otro, sintiendo la noche eterna, como si fueran dueños del tiempo. Los minutos se alargaban y la noche se hundía más en su oscuridad, pero habían perdido la noción de la realidad.
Se sentían los únicos en el mundo.
A horcajadas, con sus piernas alargadas a cada lado del cuerpo de Moon White, Twilight estaba sentada sobre él y besaba su cuello, hombros y pecho constantemente, con sus manos recorriendo la piel que alcanzaba, expandiendo una mano recorriendo su espalda, mientras él recorría sus piernas en una barrida lenta, deliciosa, recorriendo entre su cuello y hombro en un vaivén en cortos y delicados besos, por sostener su cabellera entre una mano para ver su cuello completamente descubierto y alcanzar toda su piel, sintiendo el repentino peso de su cuerpo sobre el suyo, obligándolo a caer contra la cama y ella quedara esta vez sobre él, besándole el cuello, los hombros, el pecho, su estómago, dejándolo al borde de la locura.
Moon White acarició y besó cada rincón de piel que tenía, mientras que Twilight no quedaba muy atrás, en turnos descoordinados para saciarse del cuerpo del otro, en medio de rubores y suspiros, sonrisas tiernas y temblorosas, compartiendo una que otra risa sin un chiste qué contar, sólo reían ligeramente, de la propia dicha indescriptible que se desbordaba por sus ojos, que se volvían con facilidad gemidos que intentaban suprimir sin ningún éxito.
Aferrada a las sábanas, bocabajo con la mirada perdida, Twilight recibía besos en su espalda, en una sumida embriaguez, sintiendo como se contraía sus entrañas del ya desbordado placer. Moon White tenía sus labios gastados, pero insaciables, depositando un beso tras otro, temblando apresado de la excitación que ya empezó a hacer difícil retrasar más...
Pero el rumbo en el que iban las cosas tomaron un breve paréntesis, cuando Twilight lo interrumpió. Se movió para darse vuelta, y se hallaron de nuevo frente al otro, con Moon White sobre ella, pero esta vez Twilight acomodaba sus piernas abiertas en cada lado de su cuerpo, con sus rodillas en alto…
Moon White vio con devoto cariño a su pareja, siendo su mirada dulce y sensual. La necesitaba ya...y ella a él también…
Le dio un beso tan delicado y dulce en la frente, y la vio por un instante a los ojos.
-Si te duele y quieres que pare…tú sólo dime.
-Ten por seguro que te lo diré- respondió sosteniendo la mirada.
Se volvieron a besar, sus cuerpos volvían a juntarse, las manos pasaban por toda la silueta de su pareja, ahora amante. Tomó sus manos y enredaron sus dedos, estirándolas hasta arriba, sobre su cabeza, dejándola vulnerable.
Y así fue, como poco a poco con el calor de un delicado beso más, sus caderas se fundieron por primera vez y terminaron por volverse uno solo.
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Era tan dulce.
Algo tan brillante.
Tan fuerte,
Pero a la vez suave.
Era alegría.
Una nueva definición de alegría.
Que sólo podría sentir en un momento como este.
Casi ausente, perdida de sensaciones fuertes que invadía el cuerpo y quedaba sorda de los látigos de su corazón contra su pecho, Twilight resistió el dolor que se hizo omiso ante como su cuerpo se llenaba de una nueva sensación que dejó sin rumbo los latidos de su corazón.
-Twilight…- balbuceó Moon White saboreando el néctar de sus labios mientras se perdía dentro de ella, sintiendo el aliento suave y caliente del entrecortado jadeo de Twilight que interrumpía el beso, para sólo ella mueva su cabeza hacia adelante demandando un nuevo acercamiento mientras lo aprisionaba con sus piernas alrededor de su cintura.
Y cada vez que se empujaba contra ella una y otra vez...cada una la sentía más fuerte y profunda que la anterior.
Mas y más gemidos comenzaron.
Apenas tenía control de sus párpados, que se mantenían cerrados e involuntariamente se abrían con mirada perdida hacia un punto muerto en el tumbado, ocupada que sea el sentido del tacto que dominaba sobre los otros.
Moon White estaba a merced de su cuerpo. Escucharla, sentirla, parecía irreal. Sentir que habían llegado hasta este punto de manifestar su amor.
Sentía calor, mucho calor; su cuerpo comenzó a sudar mucho más de lo que ya lo hacía. El placentero ejercicio era constante. Acurrucó su cabeza sobre su hombro, abrazándola en su totalidad, repitiendo su nombre y besarle el rostro.
No había tiempo.
No sabían por cuanto se habían perdido del uno al otro, prolongando el placer, que sólo los llevaba a descubrir nuevas sensaciones que los hacía entender lo sensible que podía llegar a ser un cuerpo, y lo extasiaste que era un encuentro sexual. Pero llegaron en un punto que ya no podían. Ya era demasiado. La desesperación se volvió insoportable y tortuosa, y el placer corría por sus cuerpos desenfrenadamente.
El aumento del ritmo de las embestidas provocaron más tentadores gemidos de la garganta de su novia.
Twilight sentía que se ahogaba, que se hundía, pesándole algo más fuerte sobre ella. Empezó a enrojecerse, con toda la cara fruncida, en una expresión que parecía de angustia por la gran presión acumulada que quería salir. Sentía que se perdía, que tantas sensaciones juntas haría su cuerpo colapsar y se desmayaría. Logrando un minúsculo juicio deseando que no pasara, porque no quería asustarlo.
Apretó sus manos con las suyas, en garras, indescriptiblemente en un frenesí. Sentía que se desprendía de sí misma. Que se volvía viento. Que se perdía de ella misma, por sólo sentirlo a él. Sus ojos no pudieron estar más presentes, abiertos de par en par y encontrarse con sus ojos que la miraban directo a los suyos, pudiendo ver lo cristalinos que estaban, una mirada de completa entrega mientras jadeaba cada vez más rápido y curiosamente ella atravesaba por lo mismo. Llevó su frente a la de ella, compartiendo sus ahogados alientos, ya volviéndose más bien un profundo ligero grito compartido que subía y bajaba, como si componían una nota alta para la música que hacían sus cuerpos.
Y entonces, reventaron todas clases de colores, que tiñó un paraíso pintoresco característico de una recién llegada primavera.
Sus cuerpos se entumecieron mutuamente y al mismo tiempo dejaban lanzar el último jadeo, entre gruñidos y siseos, por unos breves momentos muy quietos. Y ya no había más movimientos bruscos; con los cuerpos, totalmente desnudos y expuestos, pegados el uno al otro, dejando que todas esas explosiones continuaran una tras otra. El cuerpo se estremeció, con varios pequeños espasmos, que fueron disminuyendo en intensidad poco a poco, hasta que terminara de recorrer la oleada de estremecimiento, para relajar el cuerpo.
Y un ambiente profundamente tranquilo los arrulló.
Constantes jadeos complacidamente agotados danzaban por la habitación.
Cansados, dejaban entrar y salir el aire por la boca, para cerrarla y respirar por la nariz mientras regulaban la respiración y que el corazón retomara sus latidos normales. Moon White aun estaba sobre ella. mantenía sus brazos estirados a los lados de su cuerpo y las manos enredadas entre ellos.
Más relajado, Moon White levantó la cabeza para verla. Su rostro estaba enrojecido, transpirado y su cabello desmarañado. Pero tenía un aura dulce, sus ojos suavizados con un brillo único y sus labios pequeños, entreabiertos, mirándolo fijamente, con devoción.
-Te ves tan hermosa- le dijo con mirada tierna y una suave sonrisa que se desprendía con lentitud pero desarmó al recibir los labios de Twilight en un beso profundo y lento, muy dulce.
Lentamente, Moon White se separó con sus ojos cerrados y le dio cortos besos en los labios para besar la punta de la nariz, su mejilla, saboreando el salado de su sudor pero que ignoró para darle un profundo beso en su frente y recostarse sobre su pecho, escuchando un latir un poco más relajado de su corazón.
-No te apartes- le pidió Twilight besándolo sobre la cabeza -. Quédate así, conmigo.
Moon White no objetó, y aunque no se lo hubiera pedido igual quería permanecer así. Sentía el agradable calor de su cuerpo contra el suyo, embargándole una sensación realmente placentera, relajante…una magnífica paz que coronaba el corazón.
-Te amo, Twilight. Créeme cuando digo que te amo- exclamó atropelladamente, con un tono de súplica.
-Te creo- murmuró profundamente conmovida, saliéndosele su voz muy fina. -. Te amo más de lo que creí alcanzar. Ni siquiera sabía que era capaz de hacerlo. No me preocupó eso nunca. Pero ahora…- su mirada se concentró en un punto vacío, consumiéndose en ese concentrado y dulce sensación que la envolvía. -…ahora no puedo imaginar sin dejar de hacerlo…- murmuró- …Cadance quedó tan corta al explicar lo que es amor…-jadeó con melancolía al mencionar a su cuñada. Tembló. -. No me castigues por amarte…mientras me ames, incluso si dejas de hacerlo, no me haré a un lado, no te haré a un lado jamás...
Soltó sus manos de las suyas para abrazarlo sobre la cabeza y acariciar su cabellera, arrullándolo mientras trataba de que no se percatara de las lágrimas que se le resbalaban.
Twilight le abrazaba con el corazón abierto a todos sus fallos como persona, así lo sentía él. Lo aceptaba tal cual era. Y eso le hacía amarla incluso más. Aunque eso lo convierte despiadadamente egoísta. Pero ya estaba demasiado involucrado como para refutar, ni tenía ánimos de hacerlo, porque se dio cuenta que al final se terminaría por contradecir.
"Siempre fuiste el más fuerte de los dos" le había dicho Sunset "Sé feliz" le rogó "hazlo por ti...por los dos…".
Y realmente toda la felicidad que podría hallar, estaba entre sus brazos en este momento. Y eso le daba esperanza.
Y aunque algo saliera mal, y el tiempo que pasasen juntos fuese corto, aun así no la olvidaría jamás y la atesoraría como la persona más importante en toda su existencia, incluso por encima de Sunset. Ella fue su pasado, Twilight, era su presente y el futuro que quería alcanzar.
-Twilight…- le despertó la pastosa voz somnolienta de Moon White. Ella aclaró la garganta lo más que pudo, para que no notara su muy silencioso llanto.
-¿Sí?
Esperó que hablara, pero no lo hizo al instante. Se tomó un momento, en realidad, creyó que ya se había quedado dormido. Pero entonces él levantó medio cuerpo para mirarla con infinita dulzura y seguro de sí mismo y habló:
-No voy a dejar de amarte y tampoco quiero que dejes de amarme…-ella dilató sus ojos en asombro, y unas lágrimas rebeldes se escaparon -. Por favor, sé mi esposa- y su corazón dejó de latir al terminarlo de escuchar: -. Twilight Sparkle... ¿Quieres darme el extraordinario honor de casarte conmigo?
Y el mundo volvió a pausarse.
…
O:
7u7
XD
Sé que tuvo algo de lemon, (¿algo?) pero en serio no pude evitarlo. Fue un relato erótico romántico. Nunca escribo "cosas sucias" sin amor. Y este, es una de las escenas más románticas en acción sexual que he escrito. Ni siquiera fui tan explícita, porque no era necesario, se obvia con lo que escribí y ese no era el fin. Habian demostrado su amor muchas veces, pero esta vez lo expresaron en sus cuerpos. Así que le di su espacio también como lo demás y debo decir, que me conmovió mucho hacerlo :´)
En fin. Mejor sujétanse porque están en el alto de la montaña rusa y todo empezará a subir y bajar… de nuevo xD pero con la diferencia, que dirigirá al final. Así que atentos, queridos lectores míos.
So…
Gracias por leer, dejen review y… ¡Sunny Honey, fuera!