Lo Que Somos Ahora
Chapter 57: Sacrificio
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Derpy estaba recostada sobre una nube, con una mirada entristecida, pasándose un casco por los ojos para secarse las lágrimas.
Hace un momento, se retiró de la cueva en la que se refugiaba con los demás, porque Bonbon la había tratado como si la odiara…
-"¡Derpy!- reclamó Bonbon con abrupta dureza, mirándola severa tras su comentario optimista, haciéndola callar de inmediato mordiéndose los labios -. Abre los ojos, ¡Ya! ¡Nada está bien y nada seguirá estando bien mientras te sigas comiendo el cuento cuando la realidad es otra! ¡Ahora deja hablar a los que están con los cascos en la tierra!".
Su amiga la odiaba por no ser útil, por dejar que una muy compareciente Lyra fuera que encarara el peligro y como resultado, perdió la vida por ello.
Cerró sus ojitos, doliéndole mucho el corazón, como si este se haya caído y raspado las patas, no encontrando consuelo.
Bonbon jamás había sido tan dura con ella. Hace mucho que no se sentí así de…de…de un estorbo.
Entendía que no podía comprender algunas cosas como la mayoría, pero no por eso no iba a ser alguien independiente. Tenía un trabajo que adoraba, vivía en un modesto cuarto para ella solita y hacía sus cosas sin que nadie la ayudara, aunque a veces cometía algún error o simplemente lo hacía a su manera y su lógica.
Pero no era su culpa.
No siempre fue así de…"excéntrica", por decirlo. Tal vez no tenía la mejor coordinación, ni un sentido de realidad como el resto; esto por secuelas de un accidente de su niñez que provocó un daño cerebral que hasta afectó la desviación de sus ojos, haciendo que sus días como una buena voladora terminaran cuando apenas comenzaban…
Aun así, cuando despertó del accidente, sin importar lo mareada que estaba…sonrió.
Sonrió con una descomunal alegría, porque estaba viva. ¡Estaba viva! Después de un horrible susto y cerrar sus ojos para no ver lo que ocurría, declarándose ya muerta… ¡vivía! Recuerda lo mucho que lloró, pero de alivio y alegría de que estaba viva. Aunque el accidente, las cirugías que se vio sometida para recuperar su salud, en un intento de coordinar sus ojos de nuevo, fallida; sólo le importaba que había experimentado un milagro, y vivía.
Pese perder algunas cosas a cambio de seguir viviendo, ella no se escondió y siguió participando en cualquier cosa que quisiese como cualquier pony, llegando incluso ganar primeros lugares como en el Applewood Derby. Pese ser activa y sonreír mezclada con el resto sin acordarse siquiera lo "diferente" que podría notarse entre la multitud, nunca tuvo un amigo.
Algunos ponies eran malos con ella, entristeciéndola, pero otros eran buenos, animándola, pero ninguno podría declarar que fuera su amigo, pues una cosa era no discriminarla, no portarse mal con ella y sean amables, y otra era que la quisiesen tal como era para ocupar un espacio en su tiempo, en sus actividades, en su corazón.
Pero eso cambió cuando vio a la unicornio menta tocar la lira en el parque.
Ella soplaba burbujas y saltaba y volaba tras ellas para reventarlas, cuando la unicornio se instaló para empezar a tocar. Parecía nueva en el pueblo, y Derpy le dio mucha curiosidad y sin dudarlo dos veces, se le acercó y aludió su instrumento. Lyra le sonrió y le preguntó si tocaba alguno. "No, pero puedo hacer esto" le contestó y sopló una buena tandas de burbujas, lo que hizo reír enternecida a la unicornio y no supo cómo, empezaron a frecuentarse mucho.
Lyra era muy divertida, le seguía el dúo y la trataba tan…normal, sin ningún toque especial como los demás, que la hacía sentir muy cómoda. Tiempo después, se les unió Bonbon, quien a comparación de Lyra, ella era más callada, más seria, pero muy atenta, muy protectora y preocupada, llamándoles la atención a Lyra y a ella cuando estaban haciendo disparates, siendo Bonbon la más seria, y le daba risa, porque le recordaba a una mamá. Y otro tiempo después, convenció a un pony terrestre a vivir en Ponyville. Time Turner, que le dio el apodo de "Whooves", que aunque al principio estaba de mal humor, después conoció su verdadera personalidad. Era divertido, creativo, amable, gracioso al hablar de algo llamado variables y hacía fórmulas para algunas cosas, y era listo, muy listo, y era el único que podía verlo todo el día sin que se cansara jamás de su presencia, de su voz y todo lo que decía o hacía, observándolo como si reluciera sin importar como se viera en realidad, como si brillara más que un montón de gemas y un millón de bits. Le era especialmente maravilloso que la hacía sentir algo raro pero muy lindo en su pecho, sin imaginarse que lo que sentía, lo sentía igualmente él y que terminaría siendo su pony especial.
Pero todo eso había cambiado.
Lyra y Bonbon eran sus únicas amigas y ahora no tenía a ninguna, por su incompetencia. Aún tenía a su pony especial, Time Turner, pero él estaba muy ocupado. Pasaba todo el día diseñando esa extraña máquina, y cuando estaba libre, se evidenciaba lo agotado mental y fisicamente que estaba. Sentía radiante su corazón el cómo aun así, él le sonría y su poco tiempo de descanso, se lo dedicaba ella, y Derpy aprovechaba para darle ánimos, aun si por dentro sentía un nudo palpitante de culpa y añoranza por la muerte de Lyra, viviendo lo que sería una horrible pesadilla.
Ella sólo quería despertar de una buena vez, reírse tontamente para decirse que sólo fue un mal sueño y nada era real. Para prepararse, y usar su uniforme con su gorrita y bolsa llena de sobres, para ponerse a trabajar en su turno, terminarlo para comer algo y preparar un refrigerio para Whooves, y marchar a su otro trabajo, como su asistente, pasando el resto de la tarde ayudándole apuntando, ordenando o hasta uniendo unas piezas que le daba, disfrutando de su compañía, para finalmente, encontrarse con Bonbon y Lyra en SugarCube Corner, para beber y comer algún postre, conversar, reír, pasear un rato.
Era un recuerdo feliz…pero…¿Por qué entonces nuevas lágrimas cruzaron por sus mejillas?
Derpy aspiró fuerte por la nariz. Esos días parecían tan lejanos ahora, y recordarlo en vez de darle alegría le daba mucha tristeza y dolor, porque su hogar ya no existía más, Bonbon la detestaba y Lyra…Lyra…
La pegaso se echó en su nube soltando lágrimas, ardiéndole el pecho, pero entonces sacudió su cabeza.
No. No podía llorar. No debía derrumbarse. Debía ser fuerte. Ella es fuerte. Sí. Claro que lo era.
Sí, tal vez las cosas estaban feas ahora, que vivían clandestinamente y cada vez algún wondercolts traía una mala noticia de lo que ocurría por Equestria, y Bonbon la echara de su vida como si fuese una lámina de catálogo que llega por correo, pero ella se empeñaba en la idea, ¡Que la asombrosa Twilight Sparkle iba a detener a esa malvada y horrible pony de fuego! Que iba a disparar esa luz bonita de su cuerno para vencerla. Y todos celebrarían elevando los cascos, corriendo a su alrededor para agradecerle, y ella saltaría feliz desde su puesto, tratando de verla entre la multitud, tal vez elevándose un poco para sonreír radiante de admiración hacia la reina, la gran heroína.
Ella no vivió la época dorada de la Princesa Celestia, pero sí en la de la princesa Twilight Sparkle y su devoción y admiración era hacia ella, pues vio su progreso a ser la alicornio que se convirtió, viviendo en el mismo pequeño pero acogedor pueblo que ella.
Cuando la coronaron como princesa, salieron los primeros productos con su imagen, al igual que hacían con las otras princesas. Pero a Derpy le gustaba hacer manualidades alusivos a la alicornio, dibujando o disfrazándose de ella en cada oportunidad que tenía. Sólo tenía una pequeña muñeca de su princesa favorita, haciéndola volar con sonidos de su boca como "piu piu" imaginando que disparaba desde su cuerno, recreando momentos memorables en que salvaba el día, sin evitar pensar en lo maravilloso que sería ser un alicornio.
Derpy finalmente, sonrió más firme entre su nube, menguando su llanto. Pensar en la asombrosa y valiente alicornio Twilight Sparkle, siempre le subía el ánimo, siempre le ayuda a mantener su fe, de que todo volverá como antes, cuando haga su pim pow pag. ¡Y así todos felices y comiendo perdices! Cuando todo termine, tal vez Bonbon la perdone, ¡y vuelvan a ser amigas! recordando su amistad con Lyra para siempre y por siempre, y podría salir con Whooves a un lado, ¡A una cita de verdad! Como hacen las parejas de verdad. Podrían ir a caminar, frotarse la nariz bajo un árbol, compartir una bebida en Sugarcube Corner, ¡Incluso un paseo en globo! Cuando le deje su correo, podría dejarle notitas de amor en su correspondencia. La pegaso sonrió más, llena de ilusión con todo lo que fantaseaba. Aun sentía ese nudo dentro de ella, pero se le pasmó ya las ganas de llorar al sonreír con un sentimiento cálido al saber que su pony especial tenía razón, pensar en todo lo que vivirá cuando esto acabe, la ayudaba mucho. Tal vez su futuro será diferente al que acostumbraba, pero si vivía, tenía muchos motivos para seguir sonriendo, por ella y sus seres queridos.
Se levantó de la nube, respirando profundamente cerrando los ojos para terminar de calmarse, cuando repentinamente, sintió una extraña ola de calor que se expandió desde hacia abajo.
Derpy reaccionó enseguida y bajó la mirada, pero al hacerlo, se encalillaron un poco los ojos, provocando que desvíe la mirada con un gesto alzando su casco en su rostro, para cuando regresó su vista hacia abajo, de nuevo le ardieran los ojos pero se asustó al alcanzar ver que lo que salía de la cueva del árbol de la armonía, eran una bandada de fénix.
Su corazón se paralizó.
"No, no, no, no" se negó expandiendo sus ojos, sabiendo que todos sus compañeros estaban ahí, pensando en pánico más que nada en Bonbon y Time. Entonces expandió sus alas para batirlas con fuerzas y volar en picada hacia la cueva en la que se habían refugiado, jadeando en susto al ver a Thunderlane, Flash Sentry, Time Turner, Bonbon y Zecora, echados al suelo sin moverse, sin encontrar a las amigas de la reina, empezando ponerse muy nerviosa, pero ella misma agitó su cabeza para concentrarse. No. No era momento para entrar en pánico. ¡Era fuerte! ¡Podría rugir! ¡Rawr! Entonces se acercó a ellos, cada uno en diferentes partes de la cueva, viendo que todos tenían un daño similar: sus ojos.
Sus párpados estaban muy hinchados, enrojecidos, y al parecer la luz que vio, los dejó hasta inconsciente de su fuerza, llevándose sólo en interés a las demás, a las amigas de la reina…
Thunderlane, Flash Sentry, Time Turner, Bonbon, incluyendo a Zecora, reaccionaron uno por uno en ese orden después de ese desprevenido ataque, teniendo sus ojos completamente sensibles, con los párpados hinchados, ardiéndoles la vista, lo que ocasionó que todos los afectados, se quedaran ciegos. Lo último que podían recordar, volviéndose en sí en pánico, era que una potente luz los había cegado con tal fuerza, que les hizo perder el conocimiento.
Apenas podían levantar unos segundos sus inflamados párpados y sólo para ver completamente distorsionado, sin poder reconocer nada a su alrededor, sólo manchas, escuchándose sus voces entre sí, pero más atenta a la de Derpy, la única que no se encontraba en la cueva cuando el ataque sucedió, por lo que era la única competente en esos momentos, ayudando a los demás en acomodarse mientras les explicaba lo que ella había visto.
-No puedo creerlo…- masculló rompiendo el silencio Thunderlane, con una ira e impotencia aguantando el dolor de sus ojos -. No puedo… creer que en nuestras propias narices, se las hayan llevado…- apretó los dientes, tanto de rabia como de resistir el ardor-...que se la llevaron…- especificó con voz más sentida y profunda, refiriéndose a Applejack. Su voz se endureció más -. Sin que pudiera hacer algo para protegerla, de que tenga que sufrir el martirio que pasaba con sus amigas en cascos de esa maldita pony, de nuevo. Hay que hacer algo, debemos hacer…
-¿Cómo?- dudó Bonbon con sequedad, girando el rostro donde oía su voz sin que pueda verlo. Sus ojos, como el de los demás, ardían como el mismo Tártaro. -. ¡No podemos ni ver nuestros propios cascos!
-¡Pero no podemos quedarnos sentados de cascos cruzados!- gritó de vuelta.
-Con el pánico de que esta grave herida, puede dejarnos ciegos temporalmente- exclamó Zecora -, pero sino no nos damos prisa, no volveremos a ver por el resto de nuestras vidas, viendo oscuras permanentemente. Conozco un remedio, que puede aliviar nuestras vistas, y es una flor que nace en el arroyo, de pétalos azules y de rojas espinas.
-¡Yo puedo ir por ellal!- reaccionó Derpy enseguida, elevándose medio metro del suelo.
-¡NO!- contestó Bonbon abruptamente. La pegaso en un principio respingó encorvando sus cejas a su dirección, pero le frunció el ceño.
-Derpy, es peligroso salir…- exclamó Flash.
-Todos están heridos- exclamó la pegaso enseguida, alarmada -. Si algo puedo hacer para ayudarlos, ¡Por supuesto que lo haré!
-Muffins...- intervenía Turner.
-No voy a dejar que pierdas la vista- le interrumpió con voz más suave pero sin perder su firmeza -. A ninguno…- agregó, partiéndole el corazón de verle lastimado los ojos, viendo que Whooves se quedaba callado, escuchándola.
-¡No, Derpy!- exclamó Bonbon de nuevo con severidad y orden -. ¡No vas a salir al bosque Ever…!
-Ella no necesita nuestro permiso- la interrumpió Time, haciendo que Derpy lo viera, notando una expresión resignada pero a la vez preocupada pero su tono de voz era decidido mientras hablaba -. Si ella dice que puede hacerlo, va a poder. Lo sé. Porque ella…ella puede hacer cualquier cosa.
-Whooves…- musitó Derpy, sin desprenderle la mirada, sonriéndose de a poco ante sus palabras, que aunque el terrestre no precisamente estaba feliz con aceptar que se vaya, aun preocupado y nervioso, pero la apoyaba y confiaba en ella.
Pero la sonrisa de ella no le duraría mucho.
-¡NO!- volvió a decir Bonbon hacia Time, con rabia y cierta desesperación. La sonrisa de Derpy se reemplazó con una mueca al igual que amargaba su humor al escuchar gritarle a Whooves -. ¡¿Estás loco?! ¡¿Perdiste el juicio?! ¡¿Qué estupideces dices?! ¡Ella no se va y punto!- decía casi sin aliento para desviar su cabeza hacia donde escuchaba estaba Derpy, que para esas alturas, le tenía una mirada resentida como enojada mientras los demás no podían hacer más que escuchar, con cierta desesperación -. Tú no te mueves de aquí. No sabes los peligros que hay afuera…
-¡Aaghhh ya me cansé!- exclamó Derpy con un fuerte entrecejo y voz fuerte, muy anormal en ella - ¡¿Puedes por una vez dejar de tratarme como una potrilla?!- le reclamó con coraje, ya vidriándole los ojos, sorprendiendo a todos -. Whooves tiene razón. Así todos se pongan en mi contra, no necesito el permiso de nadie. ¡Ya dejé morir a Lyra, déjame hacer algo por ustedes!- vociferó. Bonbon jadeó en sorpresa.
-¿Qué? Tú no dejaste morir a…
-¡Claro que sí!- respondió sintiendo aquel nudo latente dentro de su ser -. ¡Tú me lo recuerdas cada segundo desde entonces!
-¡Yo no te he dicho nada!
-¡Me odias!- no pudo reprimir más las lágrimas del coraje y tristeza. -¡Lo haces! ¡Me odias porque Lyra murió por mi culpa! ¡¿Pero qué crees?! ¡Yo también quería mucho a Lyra y la extraño!- agitó la cabeza y asentó fuerte los cascos al suelo, viendo como Bonbon la escuchaba con el cuerpo tenso y gesto rabioso -. ¡No voy a tener miedo! ¡No voy a ser débil! ¡Soy fuerte! ¡Saldré al bosque, encontraré la flor y todo estará bien porque así será, Bonbon! ¡Todo, todo, todo saldrá bien por más que tú hayas perdido la esperanza!
-¡Todo eso le dije a Lyra!- exclamó casi en un grito -. ¡Ella agonizaba y yo seguía diciendo que todo estaría bien! ¡Se lo prometí, le prometí que se recuperaría, que estaría con ella! ¡Pero no lo estuve!- se reprochó, doliéndole los ojos aún más al sentir que se cubrían de lágrimas -. Perdí a Lyra, la perdí…para siempre…- masculló con palabras forzadas de dolor, extinguiéndose su voz de a poco, provocando que el resto hicieran gestos entristecidos a su dirección, pero entonces ella sacó fuerza para elevar más su voz -.-¡Y claro que no te odio!- respondió en un grito agitado -. ¡¿Te odio porque quiero que no te engañes como yo lo hice conmigo?! ¡¿Te odio por no consentir que te lances a ese maldito bosque con fénix patrullando?! ¡¿Te odio porque quiero tenerte a salvo?! Si eso es odiarte, ¡Pues sí, te odio, Derpy! ¡Te odio con todo mi corazón!- terminó por gritar, secándose con fuerza las lágrimas que le resbalaban sin tomarlas en cuenta, temblando de ira, apretando con fuerza sus dientes, enmudeciendo a todos, en especial a Derpy, que le mantuvo la mirada con su rostro menos tenso.
-Bonbon…- jadeó la pegaso, completamente sorprendida -…estás asustada…
-¿Qué?- reclamó con sequedad y defensiva.
-Creí que no le temías a nada…- murmuró para sí -…jamás te había visto asustada…
-¡No estoy asustada!
-Todos lo estamos, Bonbon- exclamó más calmada -. Pero que eso no nos cambie lo que somos…-exclamó, cortándole las palabras a la terrestre, que dejó quieta la mandíbula. La pegaso sonrió -…volveré, Bonbon. Ten fe…que volveré- agregó y Bonbon subía y bajaba sus hombros, con el rostro marcado en rabia pero apartó su rostro de ella, dándole el lomo. Con eso, dejó por terminada la conversación.
Derpy vació su alforja y se la acomodó en su lomo para llenarla de aquella flor. Zecora le explicó claramente la ubicación del arroyo, que tampoco estaba tan lejos de la cueva, por lo que bien podría llegar en minutos antes de que anochezca, aún más breve volando. Zecora repetía las características de la flor mientras el resto le daba indicaciones para que mantenga el perfil bajo.
-Si ves lo más mínimo sospechoso- decía Flash -, ocúltate bien de tu alrededor.
-¡Como las escondidas!- unió sus cascos con una sonrisa.
-Eh…sí. Como las escondidas.
Derpy recibió el apoyo y preocupación de todos, todos menos Bonbon, que se dejó apartada, al fondo de la cueva donde se escondía, a faldas del resplandeciente Árbol de la Armonía, sentada ahí abrazando su alforja, en el que bien podía sentir el objeto que sobresalía entre la tela de la alforja. Suspiró, sintiendo la forma de la lira de Lyra...y de forma automática, empezó a escuchar una melodía dulce y delicada en su cabeza, transportándola a su tienda de dulces, desde donde la barra que atendía clientes, podía ver a la unicornio en el porche, convocando ponies en su tienda con su hermosa tocada, deslizando el casco entre las finas cuerdas delicadamente, sus ojos cerrados y pequeña sonrisa encantada, en el mundo que ella creaba en cada melodía…esos días que jamás volverían…
-Ahora regreso, Bonbon- se escuchó la voz de Derpy en aviso, unos metros tras ella. La terrestre reaccionó, pero permaneció frente al árbol, dándole el lomo sin decirle nada. Derpy sonrió despacio entre sus cejas curvadas -. Yo…te demostraré que aún hay esperanza. Sé que no puedo devolver a Lyra…- musitó con cierta fragilidad. Bonbon sólo apretó aún más la alforja -…pero…tal vez…pueda devolverte la esperanza…- sonrió cortamente y dio el lomo para caminar hacia la boca de la cueva.
-Derpy- la nombró Bonbon con inexpresividad, pero la pegaso alzó sus cejas con emoción y al darse vuelta, sorprendentemente ya estaba Bonbon enfrente de ella que se fue tropezando con sus propios cascos. La terrestre tenía su rostro frente a ella pese no poder verla, pero parecía ni necesitar la vista para saber dónde iba. Bonbon le tomó un casco y le entregó una especie de tubo metálico -. Apunta hacia arriba, presiona el extremo de abajo si te encuentras con una complicación y huye. Repítelo.
-¿Qué es est…?
-¡Repítelo!- elevó la voz en orden.
-Apuntar arriba. Presionar abajo. Y huir- le contestó al ras.
Bonbon asintió una vez y volvió a darse la vuelta para permanecer en el fondo.
-Más vale me la devuelvas, ¿Escuchaste? Así que…- ladeó la cabeza hacia atrás, como si pudiera verla, aunque no fuese así -…regresa- agregó y Derpy sonrió con mayor firmeza.
-¡Ajá!- asintió y Bonbon volvió su rostro enfrente para acomodarse cerca de la tenue luz del árbol, volviendo a abrazar la alforja.
-Cuídala…- murmuró bajo, acariciando la lira.
La pegaso gris trotó a lo largo de la cueva a la salida con un andar feliz y una sonrisita de inocencia entre la inevitable preocupación del resto.
Como si solo fuera al mercado, Derpy sobrevoló en las copas de árboles siniestros del bosque Everfree.
-Flor azul, espinas rojas. Flor azul, espinas rojas. Flor azul, espinas rojas. - se repetía en voz baja -. Qué bueno que no soy daltónica- se dijo, agudizando su visión para detectar, además del riachuelo, algún rastro de luz o fuego que la condujera hacia esos fénix y evitarlos.
Por muy irónico que sea, conservaba esa excelente visión que tuvo siempre y le hizo ganadora de medallas de oro en sus primeras carreras de obstáculos, y por supuesto, su tenacidad y perseverancia, aunque sus alas no eran las de antes. Era extraño, no estaba asustada más. Sólo podía pensar en lo mal que la pasaban sus compañeros y sus pobres ojitos. Lo que le hizo recordar…lo triste que se pondría la reina cuando viniera y no encontrara a sus amigas o les sucediera algo malo, ahora que se las habían llevado otra vez.
Sabía lo doloroso que era perder a una amiga, ¿Y que ella perdiera cinco? ¡Pobrecita! Derpy continuó volando por los alrededores, con un inevitable gesto entristecido, muy concentrada hacia abajo, cuando a los pocos minutos, sonrió al reconocer el largo del riachuelo.
Derpy descendió cautelosamente agitando suaves sus alas y con sus dientes, empezó a recolectar la flor hasta que su alforja se llenara. Y así tal como llegó, se retiró, con su mirada hacia abajo tarareando una canción con una alegría que no le cabía en el pecho de alivio, sin poder esperar llegar a la cueva, cuando entonces, expandió sus ojos al detectar una luz entreverada con los árboles.
Era difícil de ver, pero al final la captó, lo que la hizo sobresaltar inevitablemente y entonces, sus alas se agitaron disparejas, lo que la hizo descoordinar y perder la fuerza del vuelo que mantenía, y ahí, ya veía venir algún golpe, tropiezo o la peor opción, un brusco aterrizaje.
La pegaso intentó acomodar sus alas, como siempre hacía en esos momentos, bajando su vuelo para adentrarse de vuelta al bosque, esquivando ramas y árboles que podía, pero cuando sus alas se ponían así, parecían tener vida propia, agitándose inquietas e irregular, lo que no le quedaba de otra que recibir un golpe o una raspadura.
Ella llevó sus cascos a sus ojos para no ver y se tropezó con las patas contra la gruesa rama de un árbol y caer de zopetón, aterrizando sobre un arbusto, al menos amortiguando una caída peor de dolorosa…aunque sentía unas espinas enterrarse algunas zonas del cuerpo.
Derpy apenas ni se recuperaba de la caída para levantarse del arbusto entre trompicones y un tanto mareada. Agitó su cabeza para volver en sí y escuchó unos sonidos a poca distancia. Enseguida se escondió tras el mismo árbol con el que chocó, tratando de hacer el menor ruido, repasando los consejos de los demás, pero entonces su alrededor se ponía más oscuro. Derpy curvó sus cejas mordiéndose el labio. Ya estaba oscureciendo. Y el bosque era altamente peligroso en la noche. Es cuando las bestias que vivían en él salen a…a…alimentarse.
La yegua tragó saliva un tanto temerosa, pero entonces una idea iluminó su cabeza. Donde habían fénix…¿Estarían las amigas de la reina? Tal vez podría hacer algo...o no, pero al menos sabría dónde estarían. ¡Avisarles a los demás para planear algún rescate!
Entonces se alentó un poco nerviosa, concentrándose. La última vez que alguien la necesitaba, falló rotundamente. No esta vez. Y se sintió más responsable de hacer algo al respecto.
Derpy se movió sigilosa, apartándose del árbol y aunque pensaba para su mal cómo caía el día, por un lado sintió que tal vez era lo mejor. Así la oscuridad la escondería. Caminó hacia donde había percibido el ruido, cada tanto ocultándose tras un árbol o arbusto, por si acaso, cuando pudo divisar que a los lejos, a los fénix entrar y salir en un tétrico y deteriorado castillo.
La pegaso se quedó quieta donde estaba mirando cómo el último fénix se adentraba en aquel viejo castillo lleno de raíces de plantas, evidenciando el largo tiempo que debe tener abandonado.
¡Jamás lo había visto! Ni siquiera sabía qué hacía ahí o de quién pertenecía. Lo único que sabía es que era ahí, donde los fénix se estaban reuniendo. Las amigas de las reinas podrían estar ahí...
Y entonces como un rugido, se oyó el criptar de unas llamas que quebró su atención hacia el castillo. Derpy respingó con el corazón helado cuando entre la cortina pasmada de oscuridad de la noche que descendía, un fénix en lo alto de una rama, a un par de árboles más adelante de ella, se había incendiado, mirándola fijamente.
Y de repente, los gritos, el ruido de destrozo, incendio, galopes rápidos, inundaron su cabeza al ver el ave envuelto en fuego.
Sus vecinos, sus casas, sus calles y parques…atacados por su fuego…
En contra de ella, un instinto de ansiedad la apresó, dejando sus ojos grandes y pasmados del miedo, inundándose sus ojos de lágrimas en automático.
Derpy quedó estatua, sorprendida de ella misma ante la manera brusca en que el miedo la paralizó, con sus ojos prendidos al fénix que permanecía quieto envuelto en llamas con sus ojos clavados en ella, impetuoso pero impredecible.
-P-por…por favor…- musitó la pegaso muy bajito, prácticamente imperceptible, empezando a hiperventilar, no sintiendo ningún músculo de su cuerpo -…por…favor…- era lo único que salía de entre sus labios, cayéndosele una gruesa lágrima, empezando a temblar -...me…me necesitan…déjame…déjame ir…- suplicó quebrándosele la voz varias veces.
Pero el fénix sólo permanecía rígido en su posición, y Derpy en el suyo.
Ninguno movió un músculo en largos segundos que se entornó en breves minutos. La pegaso incluso respiraba despacio, sin saber bien qué hacer. El ave no se movía y le torturaba como el intercambio de miradas le hacía tardarse más, sólo alargando el dolor de sus compañeros. Tragó saliva forzosamente, y empezó a mover muy despacio el casco, lo que provocó que un agudo pero chillante trinido resonara en todo el silencio del bosque, expandiendo el ave sus alas y por emanar un fúlgida luz dorada, para cegarla como sus compañeras habrían hecho con los demás ponies en la cueva.
Derpy lanzó un inevitable grito de pánico pero a su vez apartó el rostro a un lado y alzó el casco sujetando el extraño tubo que Bonbon le dio. Presionó hacia abajo y de ahí, salió disparada una pequeña esfera ploma, la cual aunque no aterrizó contra el fénix, lo hizo contra el tronco de un árbol cercano del que estaba y explosionó, liberando un gas verdoso que detuvo en raya el vuelo en picada del ave hacia ella, que trinó ahogadamente, manteniendo el vuelo con torpeza mientras sacudía violento su cabeza. "Apuntar arriba. Presionar abajo…"
-¡Y huir!- gritó la pegaso dando reversa y correr rápidamente entre la oscuridad del bosque, alejándose del gas y del ave.
Sin embargo, el trinido de advertencia del fénix fue alarma suficiente para convocar más.
Derpy corría a toda velocidad que le daba sus cascos, cuando repentinamente, una brillante luz acumulada de al menos una docenas de fénix le siguieron tras sus cascos. Derpy jadeó en pánico, forzando más sus patas a correr y su corazón latió frenético del miedo, pero cerró fuerte la boca, apretando los dientes. "¡No!" se negó con fuerza "¡Soy fuerte, soy fuerte! ¡Ellos necesitan la flor! ¡Y se lo prometí a Bonbon! ¡Le prometí que le devolvería su cosa! ¡Y lo haré! ¡Todo saldrá bien!" se dio ánimos con severidad y con un ceño entre sus cejas, la pegaso paró en raya su corrida para impulsarse y abrir sus alas.
Derpy se catapultó del suelo para volar entre los árboles. La pegaso agitó sus alas rápidamente, volando y esquivando los árboles sin detenerse aunque sintiera una oleada de calor tras su cola. Sus ojos se entrecerraban, bien fijos entre los espacios minúsculos de entre los árboles, sus ramas y lianas, subiendo y bajando, en zigzag. "Alitas no me fallen, por favor, por favor" suplicaba una y otra vez, manteniendo su cabeza ocupada con esa concentración para hundir el miedo. Derpy volaba entre la enredadera de ramas y lianas, aprovechándolas de trampas, incluso hasta para ella. Su estrategia la hacía tropezar y golpear al meterse en espacios reducidos. Su cuerpo atravezaba estrecho, despejando espacio al apartar ramas que retraían y llegaban a golpear y cortarla, incluso enredarla, aguantando el dolor de los tropiezos y cortándose en el trayecto pero no era la única.
Los fénix eran más ágiles que ella, volando casi en danza, algunos lanzando llamaradas de sus alas, pero eso los atrasaba, quedando atrás, incluso no podían ver los escondidos espacios por los que ella atravesaba, sólo cuando su luz alcanzaba a iluminarlo. Algunos se quedaban brevemente atascados y destruían la trampa con la fuerza de sus alas y el fuego, y para ver los espacios encendían más la luz, pero eso les consumía más energía, lanzando intermitentemente sus llamas, que aterrizaban sobre los árboles que atravesaba la pegaso.
Derpy ordenaba a sus alas a continuar, pero estas llegaron ya al punto, de sacudirse en espasmos. El vuelo de Derpy se entorpeció, además de las heridas provocadas por meterse en espacios comprometedores que el último que atravesó, fue demasiado pequeño que no se fijó y quedó atascada, por lo que tuvo que agitar sus alas con más prisa para salir con fuerza de ahí, pero sus alas ya se volvieron caóticas.
Fue entonces cuando la golpeó el aterrizaje de una bola de fuego.
Derpy lanzó un alarido ante el calor del golpe, el cual se pasmó apenas la golpeó pero dejó mechas de fuego en su lomo y alas que se iban extendiendo. La pegaso forzó un aterrizaje y se dejó caer contra la tierra húmeda del pantano, revolcándose entre quejidos, pero apagando el fuego de su cuerpo de manera rápida por la tierra mojada, pero consiguiendo herirla en varias zonas. Tenía la carne viva y ardiente latiente en su piel despellejada. Pero para su mal, fue tiempo suficiente para que empezara a ser rodeada por los fénix.
Derpy agrandó sus ojos con respiración entrecortada, en un fino lloriqueo con mirada inquieta, hiendo de retro entre el latir de sus heridas, que sólo le provocaban más ardor, cuando al asentar sus cascos al suelo, se dio cuenta que aún sostenía el tubo metálico de Bonbon.
Del propio miedo y adrenalina, se había olvidado de él que de haberlo hecho, se habría ahorrado toda esta situación. Derpy no dio tiempo de reprochar su torpeza, dándose vuelta y volvió a presionarlo para lanzar no solo una, sino todas las tres esferas restantes que quedaban.
Una enorme nube de gas verde se expandió en cada explosión de los proyectiles y los fénix no se pudieron ni mantener en el aire como el primero, sino que como mosquitos, empezaron a caer y revolcarse en la tierra, hundiendo las cabezas con desespero ante el efecto de ahogo y ceguera. Pero incluso Derpy recibió su efecto esta vez.
La pegaso aguantó la respiración cuando lo lanzó y cerró los ojos, pero aun así lograron provocar en ella la irritación en toda la garganta, nariz y ojos, como si cientos de hormigas le picaran y raspara. Así, salió corriendo de ahí sin esperar nada.
La yegua no se detuvo ni un momento y aún con el cuerpo golpeado y cortado, sin pelaje ni plumas en varias zonas con heridas rojizas de quemadura, media ciega y sin respirar, cojeando, corrió sin detenerse, a tientas, sintiendo como el corazón bombeaba demasiado fuerte como si estuviera en su cabeza.
Derpy arrastró sus cascos, sintiendo el profundo ardor en sus ojos que ya lagrimeaban a borbotones y hurgando en su alforja, comenzó a masticar un puñado de flores, picándose de sus espinas sin querer, forzando aspirar con fuerza por la boca ante que se le hiciera imposible inhalar por la nariz. Y aunque sus ojos empezaron a aliviarse, su cuerpo seguía deteriorándose. Lo forzó lo más que pudo para llegar de vuelta a la cueva, aun si lloraba quedita para no hacer ruido camuflada en la oscuridad, por las heridas que ardían en su cuerpo, para finalmente, la falta de respiración empezó a entorpecer el cuerpo que cada vez, se volvía pesado y su trote más lento. La pegaso exigía su andar, apretando los dientes para amortiguar el dolor a la vez, pero cuando sintió la cabeza tan pesada, volteó y con su boca, se arrancó la alforja y la lanzó lo más que pudo hacia adelante y se desplomó contra la tierra, jadeando fuerte de ardor y sofocación. Prefería que encontraran primero las flores, antes que ella.
-¡Derpy!- oyó una voz que no supo distinguir y ni tiempo tuvo de responder, porque la espesa oscuridad de la noche se venció sobre ella y todo calló, volviéndose sólo negro.
…
"-Porque si me dejas…quiero quedarme en donde tú estés…".
Esas palabras resonaron muy delicadamente en el vacío de su cabeza, muy lejanas, como si fuese sólo una brisa que llegó para por las mismas irse. Y en cuanto la voz desapareció, dejándola atrás…la reemplazó un grito en su lugar que brotó de su propia garganta, el mismo que fue que la ayudó a volver en sí…
...abrió los ojos, pero sólo podía ver distorsionado, a duras penas identificando una figura negra sobre ella mientras una retumbante histérica risa femenina se esparcía hasta parecer estallar sus oídos…y después todo se puso negro de nuevo…
Cuando retomó la consciencia, esta vez tardó en aclararse. No pudo abrir los ojos enseguida. Quiso mover sus patas pero sentía algo fuerte alrededor de sus cascos. Estaba…¿atada? ¿Esposada? Su cabeza le daba vueltas, meneándola de lado a lado mientras retumbaba un fino pitido en sus oídos y sus ojos les costaba abrirse, pero esta vez ya no le ardían ni le impedían ver. Entonces su mente fue asaltada súbitamente de su último recuerdo, estando ella en la cueva del Árbol de la Armonía, con un casco suavemente sobre el suyo y un pony a su lado…
-Porque si me dejas- volvía esa voz, pero mucho más clara, mientras se dibuja el dueño de ésta, un pegaso gris oscuro, de ojos dorados, entregándole una sonrisa cálida y mirada conmovida -, quiero quedarme en donde tú estés…
Aspirando fuerte, los ojos verdes de Applejack se abrieron de golpe a la par que retraía sus cascos con fuerza, templando las cadenas impregnadas de un extremo del muro de roca de un aparente calabozo. Viéndose rodeada sólo de oscuridad y obviamente capturada, de nuevo, la terrestre se movió violenta con un concentrado ceño, halando una y otra vez de las cadenas que la retenían.
-¡Déjenme salir!- demandó por inercia entre el esfuerzo de liberarse, halando una y otra vez las cadenas que la apresaban -.¡¿Chicas?! ¡¿Dónde están?! ¡¿Dónde estoy?! ¡Flame!- terminó gritando con total desprecio mientras la ira le otorgó fuerza para empujar de un solo halón la gruesa cadena de eslabón y se empezara a formar grietas del muro.
Cuando de repente, sintió un extraño dolor en su pelvis. Su entrecejo de ira pasó a confusión y dolor, haciendo una mueca para bajar la mirada y sentir un punzante ardor en la parte baja de su vientre, como una extraña sensación resbalosa en cierta zona entre sus patas traseras…
La terrestre quedó quieta, como si hayan presionado un botón. Por un fragmento de segundo, detuvo su ajetreada respiración de golpe, asimilando todo, encajando una terrible suposición…y una mueca de repulsión marcó su rostro, ardiendo sus ojos en capas de lágrimas y con un potente grito rabioso que rebotó en todo el calabozo, haló sus cascos enfrente, rompiendo las cadenas, quedando los eslabones rotos por la mitad, colgando de alrededor de sus cascos.
Applejack se derribó contra las rejas de su cárcel, empujándose una y otra vez, provocando que estas en cada golpe, se hundieran hacia adelante. De su boca no salía nada más que gruñidos, saliéndosele hasta sonidos propios de su instinto; relinchos profundos que emitía desde el fondo de su garganta. No se detuvo ni cuando se iluminó el pasillo entre los calabozos y un par de fénix volaron enfrente de ella.
Estaba fuera de sí. Sólo quería tumbar las rejas, sin importar los moretones que se estaba provocando. Sólo quería encontrar a sus amigas y salir de aquí, con ellas. Pensarlas y creer que ellas también habrían sido…
-¡AAAGHHHHHHHH!- rugió con ferocidad y echándose hacia delante dando la cola hacia las rejas, pateó con sus patas traseras tres veces seguidas en la zona hundida hasta que finalmente, se abrió por fuera una brecha.
Applejack salió de un salto y los dos fénix abrieron sus alas. La terrestre se impulsó y por los aires, levantó rígida una pata y los pateó con tal fuerza que los aventó metros del otro extremo del pasillo, echándose a correr con velocidad.
-¡Rarity! ¡Rainbow Dash!- empezó a gritar corriendo a lo largo del pasillo, pasando su cabeza en cada lado viendo sólo calabozos vacíos -. ¡Pinkie Pie! ¡Fluttershy!- las nombró a cada una cuando al voltear en el siguiente pasillo, fue interceptada por un conjunto de siseos como de serpientes, retorciéndose largas lenguas al aire.
Del pasaje negro, caminando sigilosos en pasos firmes, más de una veintena de changelings apuntaron sus amenazantes miradas contra ella con torcidas sonrisas, agitando sus alas en un constante aleteo, zumbando en el aire.
Applejack frenó abruptamente su carrera, con sus ojos sumamente abiertos en consternación, caminando de retro del impacto y sin evitar desencajar su boca. "¿Changelings? ¿Ahora…ahora changelings?" pensó en pánico. Y entre su caminar de espaldas, se tropezó con algo…o más bien, con alguien. La terrestre se giró en un salto como si algo le quemara, pero es que efectivamente, un hincón ardiente sintió en su piel. Defensiva dando la cara, Applejack quebró su ceño una vez más para quedar doblemente impresionada, al tener que levantar la cabeza para poder ver el rostro…de Flame.
Su cuerpo, no era más del tamaño promedio de una yegua. Ahora, su figura era más alta y delgada, incluso un poco más de lo que fue la Princesa Celestia. Su melena era mucho más frondosa y larga, roja y dorada flotando en constante movimiento al aire, como propias llamas. Sus alas incendiadas, ahora eran de luz dorada brillante y su cuerno, asimismo, brillaba constante, de dorado. Pero lo que más le impactó, fue que el color cyan de sus ojos, ya no estaban, siendo reemplazados por un reluciente color amarillo, más duros tal roca, que juraba parecían tener un brillo propio.
Era como si cualquier vestigio de lo que quedaba de Sunset Shimmer, había desaparecido por completo.
Entonces recordó de súbito que Flame habría resucitado al ras de que Carrot…o mejor dicho, Golden Harvest, la hiciera estallar. Y todo fue confuso a partir de ese momento. Lo único que entendía ahora, era que Flame estaba más implacable que antes.
Los ojos verdes de la vaquera quedaron pasmados y quietos del propio impacto, como una inevitable reacción magnética que emanaba la silueta de Flame, quien alzó aún más su cabeza, elevando su hocico, cargándose su mirada en contra de ella y sus ojos pareció pasearse un rápido resplandor dorado.
-Ustedes…me traicionaron.
Su voz salió meticulosamente profunda y acusatoria, sin dejar de escucharse melódica en ningún momento. Algo dulce salió de entre sus labios, en un aliento abrumadoramente exquisito que sólo aturdía más a la terrestre. Applejack se forzó a volver en sí, sacudiendo su cabeza y entre parpadeos, devolvió su mirada y pudo ver entre toda esa belleza, un vacío hondo en esos hermosos ojos, uno que carecía de verdadera esencia. Era difícil de expresar pero era como asomarse a un agujero; hueco, vacío y oscuro, muy muy oscuro por irónico que se escuchara dado a que ella parecía representar la luz, y parecían no estar quietos. Algo constante se movía dentro de su pupila. El color amarillo se movía como si fuese aguas turbias que mirando fijamente, se podía apreciar los destellos de luz que daban esa ilusión que sus ojos brillaran. Eran como un vórtice, en un espiral que giraba incansablemente sobre un mismo eje, que succionaría todo lo que quiera, pero nunca estará satisfecha. La vaquera calmó su primera reacción y concentró su ceño entre sus cejas, manteniendo firme su mirada en la suya.
-Le rompió el cuerno a un recién nacido…mató a su padre en su intento de salvarlo...y destruyó nuestro pueblo por segunda vez hasta volverlo nada….quemando a Equestria en el proceso…- exclamó con voz tiesa y repudio, endureciendo su mirada contra ella -…no íbamos aguantar más su trastornada mente… no le seguiremos más la corriente…- reafirmó.
Flame crispó el rostro, que apenas se arrugó, formándosele sólo un hoyuelo que decoró el rostro.
-Por eso ya perdieron el lujo de ser mis doncellas- siseó con una inevitable delicadeza pero entrecerró sus ojos impíos -. Ahora, son mis prisioneras...- la comisura de su labio brincó en una ladeada curva de sus labios estirándose lentamente mientras agregaba: -... y puedo hacer con ustedes lo que se me plazca…- concluyó con una muy divertida y sagaz sonrisa retorciéndose despacio de sus labios, con una mirada de cabo rabo y profunda en la vaquera, entornándose pícara y taimada.
Applejack sintió una corriente incómoda en todo su cuerpo, el cual sintió completamente asqueado, mutilado, usado, por un momento, dejando entrever un sutil quiebre en su expresión, para reforzar su total desprecio desbordándose en sus ojos verdes sin cualquier disimulo.
-¿Dónde están?- demandó concentrando aún más su ceño, forzando a hacer a un lado la reacción acumulada ante lo obvio -. Mis amigas, ¿Dónde están?
Flame alzó de nuevo la cabeza y miró sobre ella, en dirección a los changelings presentes, y asintió una vez. Ante ese aviso, Applejack se puso mucho más defensiva, presionando sus cascos más contra el suelo y trató de resistirse cuando aquellas criaturas se le echaron encima. Aunque ella trató de alejarlos aventando golpes al aire, la fuerza que usó hace unos momentos para salir de su calabozo debía recuperarse, por lo que entre golpes, no tuvo otra opción que dejarse halar por esas asquerosas criaturas de aspecto de insectos.
Applejack fue arrastrada por el mismo pasillo que hace rato se disponía a atravesar, que a diferencia de la cámara del calabozo que estaba encerrada, en éste, había un espacio libre en medio de las celdas, formando una salón en forma de círculo con una única salida que era la misma entrada.
Entre forcejeos, Applejack fue dejada en el centro del círculo. La terrestre se apartó de sus cascos de forma inmediata, buscándolos a empujarlos o patearlos con sus cascos traseros, cuando un coro de voces la frenó.
-¡Applejack!
El corazón de la vaquera se paralizó y girando sobre sí misma con sus ojos maravillados, vio a todas sus amigas atrapadas en una sola celda, aferradas a las rejas, reflejándose en sus rostros una tortuosa expresión entre pánico y furia, tal como ella, pero se dieron una sombra de alivio al verse todas reunidas, aunque…no…no todas.
-Rarity…- farfulló la vaquera con un hilo de voz, al no encontrar a la unicornio, mirando el resto de celdas vacías y comprobar que no se hallaba ahí. Volvió a ver a sus amigas, compartiendo una misma mirada de preocupación.
-¡Aaaaawwww! ¿Extrañan a su amiga?- bufó Flame adentrándose con un caminar tranquilo y perfectamente fijo entre la danza de su melena de fuego. Las cuatro ponies la miraron con una mirada rabiosa ante su sonrisa alta y confiada -. Ya las oyeron, ¡Tráiganlas!- resonó su voz a varias octavas, innecesariamente alta mientras las llamas de su melena y cola crepitaban y se levantaban.
-¿Tráiganlas?- dudó Applejack ante el plural y en cuestión de segundo, sobre sus cabezas atravesaron dos fénix por los aires desde la entrada del calabozo y desde los aires, soltaron un cuerpo cada uno.
Una era Rarity y la otra…Golden Harvest.
Las cuatro ponies quedaron impactadas al verlas caer contra el suelo. La unicornio cayó como un costal que le cortó la respiración, quedándose quieta desplomada en el piso con sus ojos entreabiertos y boca entreabierta, jadeante, mientras la terrestre amarilla había aterrizado como felina, cayendo en cuatro patas, con una parada defensiva mirando en contra de Flame sin mirar la presencia de las demás. Sus ojos verdes estaban casi tan duros como los tenía Flame. Pero apenas alguna pudo reaccionar, cuando con un casi invisible movimiento, Golden llevó un casco a su melena y algo sacó de ahí, de metal para que reluciera contra la luz de la luna que se filtraba en la noche y rompió el viento al escuchar un fino sonido cortante y metálico en dirección a Flame que al pasar la vista a ella, todo cobró sentido, al ver el mango grueso de una daga enterrada en pleno pecho.
Golden se echó a correr contra ella, sacando otra arma blanca de su melena, pero entonces fue rodeada por los changelings, sin embargo la terrestre con su cola, levantó el polvo del suelo del calabozo que por más de un siglo no ha sido limpiado, por lo que se levantó una nube de polvo que hizo estornudar a los changelings, y en cada estornudo, se transformaban en apariencia de diferentes ponies que en este caso, fueron las ponies presentes al ser la imagen más a la mano que tuvieran. Los changelings tenían un olfato muy sensible por la misma razón de encontrar ponies con qué "alimentarse". Si estaban expuestos a mucho polvo, sufrían un ataque de estornudos que incluso los hacía cambiar de forma involuntariamente, dándole a Golden el tiempo suficiente de distracción para subirse sobre ellos mismos mientras continuaban en su ataque de estornudos y sobre sus cuerpos, Golden retomó su camino en contra de Flame con una endurecida expresión en su rostro y una gélida mirada de sus ojos duros como piedras sin expresión alguna, aunque sabiendo que no podía matarla, su intención era simplemente, escapar.
Los fénix reaccionaron a su par y ambos abrieron sus garras para retenerla, pero Golden sin inmutarse, se impulsó hacia ellos y los tomó de sus patas, halándolos con fuerza hacia abajo, azotándolos contra el suelo, primero la parte inferior de su cuerpo para terminar con el superior, provocando que sus cabezas recibieran el golpetazo final que acumulado de fuerza, fue el golpe más fuerte, por lo que los aturdieron.
En cuestión de segundos, Golden evadió dos intenciones de retenerla, pero apenas azotó a los fénix, un arco de fuego se empujó contra ella. Golden se deslizó hacia abajo y rodó, esquivándolo y al levantarse, alzando sus cascos e impulsándose hacia arriba, una nueva tanda de fénix se adentraban al calabozo tras expulsar el arco llameante. Golden lanzó una daga contra el primero que se aproximaba a ella, pero el resto se terminaron de acercar y la agarraron en el aire.
Golden gruñó entre sus forcejeos, lanzando precisos golpes contra la parte baja de sus cabezas, provocando que trinaran en reacción al dolor, pero entonces otros abrieron sus garras contra los lados de su cuerpo y se lo enterraron en la piel. Golden aguantó el dolor apenas crispando el rostro, manteniéndolo inmutable e impulsándose en el aire para levantar sus patas traseras para dar una vuelta entera hacia arriba y golpear de esa manera a los fénix. La terrestre se resistía, no quedándose quieta y aventando precisos golpes que más fénix tuvieron que intervenir hasta finalmente, aventarla contra el suelo y estar sobre ella, sujetándola entre sus garras.
Las demás mane veían su intento de escape con el alma en el piso y en frustración, mientras Applejack se había acercado hacia Rarity. La sostuvo entre sus cascos y la unicornio sudaba mucho, jadeante. La terrestre paseó su casco por su frente y cuello. Ardía en fiebre. Applejack entiesó la mandíbula, impotente, mirándola con profundidad. La belleza tan característica de su amiga, se escondía tras esa piel sin brillo y grandes ojeras. Su rostro estaba esmirriado y alargado. La modista la miró a ella con sus ojos azules aguados, resbalándosele una lágrima. La terrestre cerró sus ojos al sentir el ardor de unas retenidas lágrimas y la sostuvo entre sus cascos, en un abrazo a la altura de su corazón, alzando la mirada para ver cómo Golden finalmente era retenida por completo en el suelo con alrededor de diez fénix sobre ella.
-No puede ser…- farfulló Rainbow Dash desde la celda.
Applejack miró a la pegaso en reacción, viendo sus ojos pasmados en impacto, fijos hacia adelante. Pinkie y Fluttershy quedaron igual al mirar hacia donde concentraba sus ojos. Respirando entrecortado, Applejack también miró como las demás y lo que vio, le heló la sangre.
Flame miraba a cada una, con una penetrante mirada, sin una pequeña reacción de dolor, sólo su pecho estaba agitado y botaba aire entre sus relucientes dientes blancos apretados entre sí, a lo mucho sintiendo una incómoda sensación que dolor. Flame misma formó un ceño al ver la mirada de impacto de todas, incluyendo a Golden que al mirarla fijo, retuvo aire y sus ojos cambiaron de su dureza por una inevitable impresión.
Entonces Flame bajó la mirada hacia donde miraban, hacia su pecho, y recién se dio cuenta, de la daga enterrada al tope en su corazón, sin que ni una gota de sangre se asomara. La pony dorada separó sus labios, elevándose sus comisuras en una extraña sonrisa. Alzó un casco y de un solo jalón, se quitó la daga de veinte centímetro entre un ligero sonido que hizo estremecer a todas, dejando un aire de pavor en el ambiente…
…la daga estaba limpia…sin ningún rastro de sangre, y de su pecho…desapareció la cortada por donde entró el arma…al instante que la retiró…
Los changelings empezaron a dejar de estornudar, algunos empezarndo a deshacer la forma de las ponies, mirando en dirección hacia Flame ante el silencio helado que se cernió.
Flame mantenía la daga bien aferrada, con sus ojos envueltos en una cegada frenesí y entonces…se volvió a apuñalar, una y otra y otra vez ante la perpleja abrumación del resto y en cada puñal, daba el mismo resultado: sin sangrar y se cerraba la herida.
Flame empezó a reír enloquecidamente, divertida y alucinada, con sus ojos amarillos caóticos de la emoción mientras se apuñalaba, hasta dejar la daga en alto y alzar la vista con una enloquecida expresión ante el resto. Soltó la daga y con una profunda risa fina que sonó como eco en el calabozo, se llevó los cascos hacia los lados de la cara y agarró piel para desgarrársela.
Los ojos de las ponies quedaron perplejos viendo entre las altas carcajadas enfebrecidos, cómo Flame se desoyaba la piel de su rostro hasta arrancársela del todo y quedaron trozos colgando de sus cascos. Su risa ascendía y su rostro recuperaba piel al instante en su mirar desorbitada y el amarillos de sus ojos se revoloteaban con fuerza.
-¿Qué eres?- escapó de los labios de Golden entre su expresión perpleja, incluso ella misma se sorprendió que su voz saliera. Pero es que Flame era un monstruo que superaba a crecer a todos lo que conocía. Era más que un monstruo…
Flame la miró fijamente, incendiando la piel que tenía agarrada en sus cascos y las lanzó tras ella sin inmutarse, adaptando una repentina sonrisa ladina y egocéntrica, en un brinco imperceptible.
-Creí que ya lo había aclarado…- exclamó en su respingada pose con reluciente mirar -…yo soy la magia, soy el poder- adaptó una elegante claridad y calma repentina, caminando con andar sugerente innato -… soy la belleza, soy todo…- susurró, deteniéndose justo enfrente de donde Golden estaba echada bajo las aves, inflando su pecho y alzando su barbilla en alto -…soy la diosa Hybris- deleitó en decir y un reflejo en sus ojos, intensificó la dureza y color amarillo de sus ojos, ganando un brillo intenso en ellos ascendiendo su sonrisa, volviéndose estática y carente de una verdadera emoción. -…y ustedes, mortales…- habló deslizando su mirada en cada pony, que la miraban con detenimiento en una inevitable inquietud de curiosidad a su comportamiento -…me han desafiado por última vez…- su cabeza se direccionó rígida, con ese congelamiento inerte, viendo a Applejack, y su rostro se endureció tal roca, viéndose como una hermosa y temida estatua al borde de la histeria. El corazón de la terrestre se encogió, helado -. ¡Tú dejaste escapar a mi primogénito!- acusó con ferocidad en un solo grito de histeria sacudiéndose su cabeza, estremeciendo a la vaquera entre un entrecortado parpadeo, quieta, siendo Applejack quien ayudó al padre del unicornio a escapar mientras sus amigas distraían a la unicornio dorado. Los ojos de Flame brincaron ahora a Rarity -. Tú…- profundizó con una mueca de profundo desprecio, mostrando todos sus dientes -…eres un maldito unicornio…- pronunció con una dureza tal que si las palabras mataran, éstas habían robado más de una vida, dejando sin aliento a todos, pesando mucho más el ambiente que las rodeaba. Entonces Flame enfocó de vuelta sus ojos sobre Golden, que la miraba con ojos desafiantes y duros, resistiéndose a dejarse de nuevo intimidar por ella, viendo sus amarillos ojos relucientes con la carente presencia de algún destello de sensibilidad -. Tú…- escupió la palabra sin desprender los dientes apretados entre sí -…tú…- repitió, saliéndosele gotas de saliva, presionando su mirada contra ella y de manera lenta, su mueca severamente misántropa, se rompió al desprenderse una larga sonrisa y ladeaba su cabeza a un lado, mecánicamente, continuando mirándola con sus ojos caóticos, incoherentes y enredados entre el potente brillo de estos, soltando corta risas que salían en diferentes tonos, una profunda, otra ligera, otra fina y otra grave, resonando en todo el calabozo, con distintas muecas en su cara.
-Maldita sea…-masculló Golden boquiabierta y ceñuda -…estás jodidamente desquiciada…
-¡JAJAJAJAJAJAJAJAJA!- lanzó una risotada ruidosa, echando la cabeza hacia atrás y volverla adelante, con sus ojos sumamente abiertos e inquietos sobre ella -. ¡¿Yo?! ¡¿Yo estoy desquiciada?! ¿Yo? ¿Yo lo estoy? ¿Yo, yo, yo, yo? ¡JAJAJAJAJAJAJA! No,no,no,no. Tú ¡Tú lo estás! ¡Tú estás desquiciada! Porque…porque…pfff ¡JAJAJAJAJAJAJAJA!- gritó en una risa histérica, brincando de un lado a otro, sin poder disimular ya Golden el desconcierto de contemplarla, no quedando atrás las manes, quienes verdaderamente, estaban asustándose con el comportamiento turbulento e inestable.
Antes no es que parecía totalmente cuerda, pero ahora…parecía más descolocada que antes.
-La magia…- farfulló con debilidad y temblante Rarity, y Applejack la miró, recién dándose cuenta como sus cascos le temblaban al tener a la unicornio sujetada y su cuerpo vibraba por el nerviosismo del suyo que la hacía temblar.
"La magia…" repitió Applejack en su cabeza, entre inevitable nervios y miró de vuelta hacia Flame y su apariencia renovada, ganando interés al ver sus desquiciados ojos fúlgidos. Entre más brillo ganaban, más caótica se volvía. Amplió los ojos "La magia… es lo que la está enloqueciendo…" pensó. El poder era demasiado, incluso para ella…
Respingó con violencia ante el nuevo grito histérico que retumbó el calabozo.
-¡Tú estás desquiciada!- canturreó agudamente Flame mientras giraba en cada paso que daba -… porque quisiste ma…ma…pfffff JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!- reventó en risa ahogadamente dejándose caer al suelo y empezó a hacer "angelitos" -. ¡Quisiste matarme! Y ahora…¡Soy la diosa Hybris!- chilló alzando su cabeza, parpadeando mucho con la maniaca sonrisa congelada -. ¡Y ustedes pagarán por levantarse en mi contra!- gritó en un tono más profundo y grueso. Miró a Applejack y ella sintió cómo se le olvidaba respirar -. ¡Tú dejaste ir a mi bebé, así que me darás el tuyo!
-¡¿Qué?!- no pudo evitar exclamar en un seco grito, alarmada y confundida en su demanda sin sentido.
-¡¿Qué esperabas?!- lanzó airadamente con un casco al aire -. Además, en algo también debo recompensar a mis buenos chicos, ¡¿No es cierto?!- sonrió en dirección a los changelings, quienes dejaron serpentear sus lenguas.
La boca de todas se dejó abrir del puro asombro.
-Tú…tú…- masculló Applejack, horrorizada -…hiciste que…esas cosas…
-¡Te hicieran un bebé, sí!-chocó sus cascos entre sí aceleradamente y alzó sus alas para volar torpemente hacia ella, derribándose sobre su cuerpo, provocando que soltara a Rarity. Flame le abrazó el torso, empezando a acariciar su vientre, estrechando su mejilla contra su estómago entre una encantada risita de un ángel que parecía cada vez transformarse en un demonio. Applejack quedó petrificada y boquiabierta con su mirada horrorizadamente atónita -. ¡Cuando me des mi bebé te condenaré a muerte!- chilló embriagada de ilusión abrazándola fuerte hasta apretarla y sacudirla entre su festejo.
-¡Basta, basta!- jadeaba ronca la terrestre del aturdimiento, notando como hiperventilaba del propio miedo a estas alturas.
-¡Suéltala, ahora, enferma!- gritó Rainbow Dash azotando sus alas y sujetara los barrotes de su celda en un inútil intento de liberarse, no quedando atrás Pinkie y Fluttershy, que se echaron sobre los barrotes para hacer algo.
Pero aquello sólo motivó la diversión de Flame, que se levantó del suelo aun sosteniendo a Applejack entre sus cascos como una potrilla sostiene una muñeca. La arrastró desde su andar para acercarse a las celdas entre el forcejeo de Applejack de soltarse, pero Flame cada vez la apretaba más que empezó a apretarle todo y cortarle el aire, en una fuerza como la de un pitón enrolla a su presa.
Flame sólo se quedó mirando a las tres ponies gritar y sacudir los barrotes con una mirada fija, a cada una, con una pasividad e intriga despertada, de vez en cuando, ampliando los ojos, entrecerrarlos y subir y bajar las comisuras de sus labios, aun sosteniendo con esa abrupta fuerza a Applejack, que cada vez sus movimientos fueron más pesados y lentos mientras su rostro se entornaba de un color purpura, cosa que sus amigas empezaron a darse cuenta.
Miraron a Flame, que seguía mirándolas, como esperando, con sus cascos fuertemente apretados en el cuerpo de Applejack. Las tres analizaron la situación y dejaron de gritar, quedándose inmóvil en la inquieta mirada y respiración, invocando de nuevo el silencio. Y fue cuando Flame soltó a Applejack de golpe, haciendo caer su cuerpo al suelo y la terrestre aspirara con violenta fuerza aire para finalmente respirar entre tosidos sofocados, mientras Flame aún miraba seguido a sus prisioneras, que devolvían la mirada entre sus ceños y cejas arqueadas de inevitable ansiedad.
-¿Qué es lo que quieres de nosotras?- interrogó Fluttershy con la quijada endurecida pero le temblaba, en la vidriada pero firme mirada que resistía en temblor de su propio cuerpo.
Flame concentró sus ojos en ella, en una mirada áspera que parecía rasparle el alma.
-Quiero…que… sufran…- exclamó, haciendo una breve pausa en cada palabra. -…ustedes…adoraban a esas princesas…- sus ojos se dilataron, hondos, pronunciando con seca frialdad entre dientes -…eran las doncellas de una de ellas… ¿por qué…no podían…ser las…mías?- reclamó. Pinkie la miró.
-No éramos doncellas. Éramos amigas de Twili…
-¡NOOOOOOOOOOO!- gritó gutural y estruendoso, echándose sobre las rejas de la celda con una mirada desorbitada desbordando completa ira, salvaje, que obligó a la terrestre rosa a apartarse de golpe en retro, cayéndose de lomo y Rainbow y Fluttershy se inclinaron a ella mientras recibía los desgarradores gritos: -. ¡No la nombres! ¡NO…LA NOM…BREEEEES!- gritó escandalosamente, apartándose de golpe de la celda, llevándose los cascos en sus sienes -. ¡Ni a ella ni a las otras! ¡NO EN MI NUEVO REINO!- exclamó, golpeándose la cabeza una y otra vez, mientras continuaba gritando: -. ¡Es a mí que deben nombrar! ¡A mí que deben adorar! ¡A mí que deben de seguir! ¡PERO ME TRAICIONAN EN SU LUGAR! ¡POR QUÉ!- reclamó ardiendo más su cuerpo y se levante las llamas de su melena y cola, incluso la luz de sus alas y cuerno, encandeciendo demasiado la vista -. ¡QUIERANME A MÍ! ¡SEAN LEALES A MÍ!- se agitó respirando a bocanadas. . ¡PERO NO LAS NECESITO MÁS, A NINGUNA! ¡NO NECESITO TRAIDORAS QUE ME DESOBEDEZCAN MÁS!- proclamó severa.
Hasta que su vista se alzó ante un entrecortado grito, mirando a changelings sisearle a Rarity, que se había estado arrastrando para escapar.
Flame agigantó sus ojos y alzó sus alas para precipitarse hacia ella, entre los gritos desesperados de las demás.
Rarity tambaleó cuando Flame aterrizó frente a ella y su primera reacción fue agarrarla del cuello y levantarla con su casco ardiente. Rarity gritó de dolor, agitando sus cascos al aire, para ser lanzada contra el extremo del muro del calabozo.
-Cobarde.
Aquel grito llegó en el momento exacto en que Flame había agarrado a la de por sí compadeciente unicornio. Cuando la azotó contra el muro y rebotó para caer sobre el suelo a pocos metros de donde Flame colocó su mirada enfurecida, puesto que ahí estaba Golden, que aún permanecía bajo el tumulto de fénix,
-Eres una vil cobarde- aclaró la terrestre amarilla con claridad entre su ceño concentrado y mirada fría y dura tal témpano de hielo, observando el momento en que ella se pausó para mirarla, y aprovechó hablando al ras antes de que pensara una acción -. Tienes el poder…- arqueó una ceja -…y temperamento de un volcán y lo usas para maltratar a una enferma terminal, matar a un recién nacido que ni siquiera después quisiste y aun así ordenas violar a una pony para que compense a la criatura que se vio obligada a nacer entre destrucción y desgracia- le entrecerró sus ojos -. Aún así…- sus ojos se volvieron desafiantes -. Peleemos- retó y su sonrisa se alzó en un arqueo de ceja, viendo cómo había captado la atención de Flame ante su quieta parada y sus ojos la velaron como le guardara un premio. -. Al menos déjame intentar luchar contra ti. Dame una muerte digna- levantó sus cejas en alto, presumida -. Al menos muero con honor.
El resto de ponies quedaron en silencio con la respiración entrecortada. Applejack apenas acomodaba su respiración para alzar sus ojos un tanto mareados en dirección hacia Golden y Rarity, que lanzaba un agitado quejido con la zona de su cuello rojiza, pero su mirada pasó hacia los changelings cuando escuchó un nuevo siseo. Se volteó con el rostro confundido, al verlos repentinamente interesados en dirección a Golden, sacando sus lenguas como serpientes.
Ambas se dieron un intercambio de mirada, ante el silencio inquieto de las demás, que no entendían con claridad qué buscaba la terrestre, sin embargo, cada vez los changelings lanzaban miradas amenazantes contra ella, algunos agitando sus alas en zumbido de insectos. Algo los estaba alborotando. Golden esperó paciente, sabiendo que le sería irresistible rechazar la propuesta. Flame desbordaba vanidad y confianza, y eso, entorpece y por demostrar algo, aceptaría. Ella era predecible. Incluso contó con la cabeza hasta el tres cuando finalmente Flame, sin desprender su vista sobre ella con unas facciones estiradas como de felina, habló con su elocuencia gracial pero a la vez peligrosa:
-Retíranse- ordenó hacia los fénix, que obedecieron enseguida mientras ella mantenía su mirada en Golden. -. Te voy a demostrar que…¡¿Qué?!- se interrumpió ella misma desconcertada.
Las manes dejaron abrir sus ojos en sorpresa mientras Golden sostenía una sonrisa satisfecha sintiendo el peso de las aves de fuego liberarla...y repentinamente los changelings sisearon en grupo agitando las lenguas y volaron sobre ella.
Tanto las manes e incluso Flame se asombraron confusas, el cómo los changelings se precipitaron sobre Golden, quien preparada, una vez más agitó la cola contra el suelo en varias círculos, provocando que se alzara una segunda nube de polvo. El ataque de estornudos de los changelings no se hizo de esperar y volvieron a estallar en reacción alérgica mientras cada uno cambiaba de forma involuntariamente, pero sin dejar de mostrarse alborotados y ansiosos.
-¡¿Qué demonios les sucede?!- gritó Flame enfada en frustración por la pelea que tendría y agitó sus alas para colocarse en el centro de la nube polvosa y buscar enseguida con la mirada a Golden, que al detectarla, de forma inmediata y cegada la tomó por el pecho, pero ésta Golden estornudó incansablemente y cambió de forma a Rainbow Dash, y luego a Pinkie.
Flame desencajó la boca, aturdida, soltándola y miró su alrededor, procesando lentamente lo que estaba pasando mientras se vio rodeada de varias copias de Rarity, Applejack, Pinkie, Fluttershy, Rainbow Dash, Golden, incluso de ella misma. En cada estornudo, cambiaban la imagen de ponies, seguido de otro a otro, que cuando uno adaptaba el de Golden, aturdidos, se le iba encima. Flame caminó en círculos, observando a cada uno con la mente enredada.
Por otro lado, las manes entendieron exactamente lo que Golden había intentado hacer, quedando mudas cuando entre la confusión, veían a la auténtica Golden precipitándose hacia ellas con Rarity en su lomo y con una de las dagas que había usado, recuperada. Sin perder tiempo en decir palabra, llevó la punta de la daga al cerrojo de la celda en las que estaban atrapadas y tras unos precisos movimientos rápidos sonó un chasquido y la celda se abrió.
-Corran sin detenerse derecho, encuentren un bloque que sobresalga y quítenlo- exclamó en un susurro fuerte quitando a Rarity de su lomo y pasándosela a Fluttershy. -. ¡Corran!
Las cuatro ponies la vieron con los ojos iluminados en algo en su pecho floreciendo, cuando ella las miró apresuradamente e incentiva.
Lo que sentían en su pecho…era esperanza…
-Golden…- exclamó Applejack con preocupación y la terrestre amarilla frunció más el ceño molesta y la empujó.
-¡Qué corran!- ordenó con severidad y mirada asegurada.
Mientras Flame miraba a cada uno de los changelings cambiando de forma de manera ya intermitente, atacándose entre ellos, en confusión y entorpecida, las manes salieron corriendo hacia la única salida quera la misma entrada del calabozo.
Las manes habían salido disparada del calabozo con Rarity a cuestas y miraban precisamente hacia abajo y los filos inferiores de los muros de piedras, siguiendo las indicaciones de Golden. Era un calabozo, no tenían ventanas, y estaba diseñada con largas estructuras laberínticas. Ella estaba bien empadada del conocimiento de las mazmorras de Equestria, con exploración incluido por lo que ya había estado aquí, pudiendo identificar en la que se encontraba, el del castillo de las dos hermanas, por lo que conocía sus pasadizos y trampas. Las manes aceleraron un rápido galope entre los serpenteados pasillos que conducían a galerías cerradas y otras que conectaban entre sí, ya nada sorprendida, se percataba que Flame no había dejado el lugar custodiado.
-¡Aquí!- avisó Rainbow a las demás cuando divisó un bloque empedrado del piso más sobresaliente que el resto.
No desconcentró su vista de aquel bloque de piedra, echándose al suelo para tomar los filos del borde y halarlo.
Una pestilencia se anudó a sus narices y resistieron la respiración para aventar el bloque y sostener a la unicornio con sus dos cascos.
-¿Es una alcantarilla?- preguntó Pinkie.
-Esa agua antiguamente dirigía un lugar para que salga…- exclamó Fluttershy cuando se escuchó retumbante en eco en los laberínticos pasillos como el fogonazo y gritos de changelings.
Todas se miraron entre sí, con un inevitable sentimiento de impotencia, culpa y sumida preocupación el haber dejado a alguien atrás.
-¡Bajemos!- exclamó la voz de Applejack repentinamente sin dar tiempo a nada y las aceleró a bajar, empujándolas.
Forzadas y dubitativas, cada una se lanzó al agujero, con un chillido de repugnancia resonó en la penetrante oscuridad de la alcantarilla por el concentrado olor agrio de podrido y rodeadas de agua verdosa con mantos de moho y hongos flotando en ella.
Todas bajaron, excepto una.
-¡Applejack!- la llamó Fluttershy mirando hacia ella con las demás, para dejar abrir los ojos intensamente, al ver que el bloque se empujaba de vuelta a ocultar el agujero.
-¡Applejack!- gritaron en coro esta vez las demás.
-No podía dejar que se queden- murmuró la terrestre tratando de ignorar las exclamaciones de sus amigas mientras terminaba de empujar el bloque y tapar la entrada -. Pero tampoco podía irme…- agregó, resistiendo el ardor de su corazón por separarse de sus amigas pero reafirmó su mirada y corrió sentido contrario, donde provenían los gritos.
Mientras tanto, finalmente algo hizo "clic" en la cabeza de Flame, quedándose quieta por un momento, hasta que su rostro empezó a tensarse y su ceño se fruncía, agitándose y dilatando sus ojos.
-¡Muévanse!- demandó en un grito ella misma creando un remolino de fuego que formó girando hacia arriba en vuelo, envolviendo a los propios changelings en llamas, azotándose al suelo con chillidos agonizantes ante que se quemaban vivos.
-¡Vas a destruirte tú misma!- se oyó la voz ronca de Golden en un grito, frenándola abruptamente. Flame enfocó sus ojos en ella, quien ignoraba el escalofriante grito de dolor de los changelings -. ¡Tienes que parar todo esto o vas destruirte!- agregó seguido con alarmante expresión en su tono y expresión, viendo la caótica mirada de Flame que infundía inestabilidad. Continuó hablando, para darle ventaja a la huida de las manes que viendo el caos reflejado en los ojos de Flame, ni siquiera se había dado cuenta de la celda vacía y su ausencia -. ¡La magia es demasiado! ¡Incluso para ti!
-¡Nunca se tiene demasiado magia!- vociferó. -. ¡Nunca se es demasiado perfecta!
-La perfección no existe…- replicó Golden queriendo mantener rígida su mirada hacia ella pese sentirse en desventaja el que sea tan volátil e impredecible -. ¡Mira tu alrededor! ¡No es más un caos tras otro! ¡Estás cometiendo un grave error que te va a consumir totalmente!- su rostro intentó adaptar una empatía hacia ella -. Tú no debiste ser así siempre…tenías otra vida antes de que la magia esparciera tu mente a rincones de tu cerebro- conversó con un tono pausado y tranquilo forzado -. Recuerda lo que realmente eres y puedes volver a ser, incluso mejor de lo que eras. Puedes cambiar el rumbo de las cosas. Tienes el poder de hacer eso…de que exista una remota posibilidad de que apreciemos lo que eres…si devuelves a Equestria a nosotros…si devuelves la magia…si devuelves a Sunset…
-¡No quiero cambiar el rumbo de las cosas!- desafió Flame y agitó sus alas para aterrizar pesadamente al piso frente a Golden, que la hizo presionar la daga que escondía tras ella y al alzarla en un brinco para clavarle en un ojo, Flame se cubrió con sus alas de luz doradas y reventó chispas como fuegos artificiales en toda su alrededor, que no solo empujó a Golden a varios metros, sino que las chispas penetraron su cuerpo como balas, provocando laceraciones de quemaduras que incluso se clavaron en su interior -. ¡Equestria es mía!- vociferó volviendo hacia ella y estrelló un casco sobre su rostro -. ¡La magia es mía!- pisoteó su cadera y no evitó lanzar un alarido que se mezcló con gruñido acentuando su entrecejo contra ella -. ¡Y Sunset es mía!- gritó, ardida, azotando un casco al piso y se crearán brechas delgadas a su alrededor y esta vez le pateó el lomo, escuchándose un crujido seguido de otro alarido de dolor de los huesos rotos que aumentaban. Flame se inclinó y la agarró del cuello, con ojos desorbitados, ahorcándola entre los gritos de quemarse vivos de los changelings y reclamos furiosos. Golden la miró a los ojos con los dientes apretados entre sí, sin perder su mirada endurecida y desafiante contra ella -.¡Y tú!- agregó, levantándola del suelo con un solo casco, verle el rostro enrojecido, la nariz ensangrentada y golpeada, cuando Golden le escupió todo el rostro saliva mezclada con sangre, respirando fuerte.
-¡Mátame, cobarde! ¡Nadie es un buen oponente contra ti y eso es patético! ¡Eres una amenaza predecible y estúpida!- tiró una risa cínica y burlesca.
-¡Cierra la boca!- gritó quitándose el escupitajo con un casco, enfurecida.
-¡Nunca sabrás experimentar la verdadera satisfacción del riesgo, dificultad, la audacia e inteligencia de un verdadero oponente!- continuó forzando su voz en un grito ante la afectada mirada de Flame, que hizo una mueca que mostrara los dientes sin que disimule la confusión expandiéndose en su rostro. -. Te vas a aburrir, ¡Lo sé! ¡¿Qué tiene de divertido si desde el principio tienes toda la victoria asegurada?!
Flame gruñó gutural y la lanzó al suelo con violenta fuerza, que si bien Golden se quejó de dolor, se forzó a echarse a reír, inquietando la expresión de Flame, con su pecho subiendo y bajando.
-¡Basta!- le gritó temblante -. ¡Deja de reírte!
-¡Eres la más poderosa de la faz de Equestria y aun así eres insegura como para que mis palabras te afecten y dejarme hablar!- encaró desdeñosa -. Ni siquiera me importa morir ahora. Será la última cosa más patética que te veré hacer. Moriré riéndome de la vergüenza que das. Tienes demasiado poder y eso, te hace débil- su sonrisa torció, larga, riéndose con cinismo y una mirada burlesca que agobiaba a Flame, mirándola a lo lejos -. ¡Vamos! ¡Mátame y cállame de una vez, maldita! ¡Hazlo!- la miró con desafío -. Yo no te temo.
-¡TÉMEME!- gritó haciendo puño el rostro y golpeándose la cabeza -. ¡TÉMEME! ¡SOY TU DIOSA! ¡DEBES TEMERME!- la vio recostarte con pasividad en el suelo y lanzó otro grito desesperado echándose al suelo, en un berrinche y llanto resonando en el calabozo, ya para esas alturas varios changelings había caído muertos en el suelo, no escuchándose más sus gritos. -. No es justo…debes temerme. ¿Por qué no me temes? Debes hacerlo. Me traicionaste. Tu diosa te castiga. Debes sufrir, no reírte, no- decía una y otra vez con la mirada ida, echada en el suelo, en una repentina tranquilidad.
Golden al verla quebrada, finalmente calló. El patético lloriqueo de potrilla caprichosa de Flame era casi música para sus oídos entre el ya silencio del calabozo. Y entonces pudo sentir como el dolor en varias zonas de su cuerpo se volvía uno solo, petrificándola. El sólo respirar le dolía, no podía escapar si lo pensara. Tenía varios huesos rotos y heridas graves. Le había roto la columna y de razón no podía ordenar a sus patas moverse. Tantos años aprendiendo a controlar el dolor, le estaba haciendo soportar la hemorragia interna que tendría y el hecho que era un costal de carne con huesos rotos. Sabría que en los próximos minutos, finalmente perdería el conocimiento y no despertaría. Ella terminaría muriendo, sí, pero había herido a Flame en su orgullo, y es algo que Flame no quebró en ella. Quien había ganado y mantenido su dignidad, había sido ella.
Pero al menos las demás ponies habían logrado escapar. Era su misión. Debía procurar su bienestar. Eran las portadoras de los elementos. Si algo les sucediese, los elementos dejarían de funcionar y el Árbol de la Armonía quedaría desprotegido. Al menos alargó más calidad de vida a ese árbol mágico para que protegiese a Equestria. ¿Y a quién querría engañar? También las de las portadoras. Sus vidas eran más valiosas.
Se dio el lujo de quedarse ahí tendida sin inmutarse, ya desprendido su mirada de la de Flame para no ser la última cosa que viese y cuando sus ojos apuntaron hacia otro lado, sintió como si algo se rompiera dentro de sí, algo más que huesos. A orillas de la entrada del calabozo, vio a Applejack. Golden la vio con reproche y amargura, entornándose su mirada dura gritando con ella un "¡¿Qué haces aquí, Manzanas?! ¡Vete!". Pero Applejack de vuelta, la miró con los ojos suavizados y brillosos en lágrimas, descomponiendo el rostro, impulsándose hacia adelante para ir hacia ella. Pero Golden le agrandó los ojos con severidad entiesando la barbilla, echándola con la expresión de su rostro. Applejack apretó sus labios entre sí, cerrando sus ojos y las lágrimas bajaron por su rostro. La vio de nuevo y movió sus labios lentamente para que la entendiera y le entendió: "Eres de las mejores ponies que he conocido, valiente y sacrificada por los demás".
Golden la miró casi horrorizada. ¿Ella qué sabía lo que decía? Las había hecho escapar sólo por los elementos, por el Árbol de la Armonía. No lo hizo por ellas. En ningún momento pensó en ellas. Sólo hacía su trabajo. Cumplía su misión de proteger a los inocentes de los monstruos que invaden Equestria. Ellas eran inocentes y el monstruo era Flame. Nada más que eso.
Pero estaba tratando con la portadora del elemento de la honestidad, y podía ver más allá de que cualquiera podría observar. Golden la miró sonreírle con calidez entre sus lágrimas. Lloraba por ella. La terrestre amarilla no pudo evitar mirarla, y desear que todo esto acabara pronto. Que todos vuelvan a ser insoportablemente felices. Que saliera libre y se reencontrara con Thunderlane. Sintió un pinchón de melancolía a la vez que empezaba a sentirse muy cansada. Aún podía verse en su puesto de zanahorias mirar a distancia al corcel, pero él miraba de lejos a otra yegua y esa yegua a él, riéndose como lo hacía ella. Y no podía hacer nada al respecto. Igual no sabía qué hacer. Ya había perdido antes de empezar. Pero al menos se lleva el sentimiento consigo, sentimiento que dejó muy presente en su interior cuando desafió a Flame y fue el amor que enloqueció a los changelings y querían alimentarse de él, logrando la distracción para liberar a las demás. Sonrió débilmente y cerró sus ojos. "Lo siento, Drops" pensó y por primera vez, los bordes de sus ojos se humedecieron. "Te prometí no hacer una tontería. Esta no fue una tontería. Sé que tú lo habrías hecho. Mejor que haya sido yo".
Applejack desde la distancia, abrió más los ojos, alarmada, al ver que Golden quedó como si durmiera, pero sin el movimiento de su pecho en una respiración. Applejack vidrió más la mirada, cerrando los ojos para resistir el llanto, cuando lanzó un agudo resuello cuando repentinamente, sintió el peso de fénix caer sobre ella mientras trinaban.
El episodio que había entrado Flame se interrumpió por la alarma de los fénix y atravesó la entrada, viendo perpleja a Applejack, volteando para recién darse cuenta que el resto habían escapado. Volvió su mirada sobre ella con ojos misántropos.
-Aún te tengo a ti…- siseó y la atrapó del cuello para alzarla, haciéndose a un lado los fénix y con el casco libre, le acariciara el vientre con un brillo de ilusión entre su sadismo reflejado en sus ojos -…eres mía…- alzó los ojos rígidos a los ojos de Applejack que se abrieron enormemente con lágrimas, tratando de emitir algo que sólo podía lanzar quejidos entrecortados. Flame sonrió de manera dulce entre sus mejillas con lágrimas secas -. No las necesitamos, ¿cierto? Tendré nuevas doncellas, mejores y un bebé. Y todo, todo estará listo- asintió rápida, convenciéndose en su inquietante expresión -. Todo estará listo, toda va estar listo. Listo, listo, listo. Perfecto. Toda será perfecto. Tienes que ser perfecto- canturreó abrazando a Applejack como una muñeca de nuevo, acariciándole la melena como una potrilla, sin que la terrestre supiera verdaderamente qué hacer, viéndose a merced de la inestable personalidad de Flame.
Lamento la tardanza, mucho estrés, ansiedad, depresión, estrés y estrés, ¿ya dije estrés? XD pero ¡Hey! ¡Actualicé! ¡yay! xD Un capítulo de ponies para mantener al tanto qué ocurrió después de que se llevaron a las manes y no se preocupen, que lo de Ember y lo demás estará en el siguiente capítulo. Denme sus vibras positivas para actualizar más pronto que hasta me quiero colgar por tardar tanto D: y murió esta golden, yay? XD Sé que esta no tuvo tanto impacto como la humana, pero igual tuvo su papel aquí en un tiempo mucho limitado, pero en fin.
Gracias por leer, dejen review y...
¡Sunny Honey, fuera!