Lo Que Somos Ahora
Chapter 55: Lo Que Fuimos
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-S-Sun…Sunset…- balbuceó Moon White en un susurro casi imperceptible, como si más bien masticara las palabras para cerciorarse que en serio, volvía a nombrarla sin rabia y sin sentir que el estómago se le fundiera a la par que la coraza de su corazón se ponga alerta para que ganara mayor grosor de sus gruesas paredes, sin que dejara escapar ni entrar nada.
Sus ojos se mantenían clavados en su figura que se distorsionaba ante las danzarinas llamas que se elevaban y cubrían un terreno lo bastante grande como para que pareciera que una casa de dos pisos se estuviese incendiando, titilando violento, subiendo y bajando, ardientemente vivo y voraz, de un amarillo brillante, como oro, y rojo resplandeciente, realmente hermoso, que en otras circunstancias, habría sido deleitado con su exquisito esplendor, pero de lo que tenía de majestuoso, lo era de peligroso, que habría consumido a cualquiera en cuestión de escasos minutos, si inclusive ardía dolorosamente estar demasiado cerca que hasta lagrimeaba los ojos, pero no a Sunset, que parecía encajar perfectamente.
Por un segundo, Moon White sintió todo su ser atornillado contra el suelo sin poder moverse. Pero al segundo siguiente, empezó a botar bocanadas de aire, como si saliera del agua, reaccionando al fin al recorrerle entero una punzante electricidad que terminaba por llegar al centro de su pecho, oprimiéndole en un duro golpe de una sensación añeja olvidada, que esparcía gruesas brechas a lo largo de la coraza de su corazón, empezando a deteriorarse y que lo halaba hacia donde se alzaba las llamas, obligándose a volver enteramente en sí y levantarse con torpeza desesperada.
-Sunset…- la volvió a nombrar más audible, y mientras pronunciaba de nuevo su nombre, lo llenó más la seguridad que mantenía que esto no era una ilusión, como aquellas tres Sunset de hace un rato. Podía reconocer su esencia que la caracterizaba, sintiendo que sus ojos ardían y se humedecían a la par que se echaba a correr hasta resbalándose en el proceso, latiendo su corazón frenético golpeando la coraza que lo protegía todos estos años -. Sunset…¡Sunset!- la nombró en un grito pero no pudo acercarse más al sentir el fogonazo del fuego que la tenía encarcelada, pero pudo verla mejor.
Sunset Shimmer estaba elevada en medio de las llamas, que a simple vista parecía que flotaba, pero en realidad eran las propias llamas la que la sostenian, estando ella completamente inmóvil, con sus extremidades cayendo con pesadez hacia abajo a ambos lados de su cuerpo, como si en sus cascos estuviesen rellenos de arena. Bien en su pecho podía verle un mismo cordón luminoso que se estiraba hacia atrás y se conectaba en aquella otra mitad de su alma que dominaba su cuerpo ahora. Su cabeza colgaba de un lado y su melena desmarañada y alborotada, le cubrian los lados de su cara. Su rostro estaba extremadamente exhausto, inexpresivo, con profundas ojeras marcadas, de un purpura oscuro, con sus ojos entreabiertos, con los cyans opacos, como descoloridos, mirando a la nada.
Parecía una gastada y maltratada muñeca de trapo que dejaron colgada ahí para que el tiempo termine de deteriorarla.
Parecía…parecía….
…muerta…
-¡Sunset!- vociferó intentando acercarse más pero las llamas se abrieron, haciéndolo retroceder, anonadado que pudiera sentir el ardiente calor y ardor.
Entonces se concentró en percibir la energía de su magia, de usarla de una vez para hacer algo al respecto que lo ayudara a sacarla, que salieran de aquí, pero no podía percibirla. Con un profundo gesto de esfuerzo marcado en su rostro, cerró con fuerza sus ojos, pero nada. No podía ejecutar magia en este lugar.
O más bien algo…o alguien, se lo impedía.
-¡Sunset, despierta!- le gritó, contrayéndose su pecho con fuerza, sin desprenderle a mirada inquieta-. ¡Vamos, Sunset! ¡Tienes que reaccionar!- estrelló un casco sobre el suelo sacudiendo la cabeza -. ¡Vuelve en sí! ¡Estás viva, lo sé, lo sé, Sunset, despierta!- gritaba de corrido con voz desgarrada, desesperándose terriblemente al verla en ese estado vegetal. Su rostro se descompuso con fuerza y un gemido de lamento se escapó entre sus labios mientras sus lágrimas empezaban a caer una tras otras -. Por favor, por favor….Sunny…- murmuró con dolor llevándose un casco a su pecho presionando sus labios entre sí.
No había ni un cambio físico aparente en la figura estática de Sunset…pero la entrecortada y frágil voz de Moon White, le resonó como un fino pero punzante "cri".
Sunny…Sunny…Sunny zumbía como un eco, que se empujaba hacia un punto confinado de un rincón de su propia mente. Entonces…finalmente, ella lo escuchó.
Y repentinamente, los cyans se movieron a su dirección.
Moon White enmudeció con sus ojos grises incrédulos brillando de las lágrimas, al verla que empezaba a reaccionar.
-Sunny…- volvió a nombrarla.
Y esta vez, un ligero estremecimiento recorrió a Sunset, pero sin que el cuerpo temblara en reacción, aún estático. Sin embargo, hizo reaccionar su interior, y de nuevo los ojos opacos mostraron movilidad.
"Moon White…" una frágil voz resonó en el interior de la unicornio tal eco, y reconoció con la mente hecha jirones, empezando a asentarse a un reducido sentido de su presente.
Sus ojos fueron recibidos por un panorama confuso y distorsionado, como si despertara lerdamente de un largo y pesado sueño, pero reconocía el color de un amarillo rayando a dorado y rojo escarlata del fuego.
Perplejo, el unicornio rápidamente se incorporó sin querer siquiera pestañear con el temor de perderle la vista.
-Sunny, ¿Sí puedes escucharme?- interrogó con incredulidad.
"Sí...puedo oírte…" respondía por inercia, desperezándose la conmoción, cada vez más asentada de sí misma, entre su vacilación "tu voz…" jadeó con sorpresiva incredulidad "puedo sentirte…estás aquí, en serio estás aquí…pe-pero, ¿Por qué no me escuchas a mí?" desentendía, en un frustrado intento de mover sus labios, sacudir los cascos para que la viera si no la veía, porque ella no podía verlo a él, pero se sentía mezclada en concreto. Se sentía desconectada de sí misma, como si no perteneciera en ella, confinada en un rincón de su propia mente, sin estar ya al frente de los mandos.
El tormento empezó a una desesperante frustración. Pero el sentir su presencia, esa cercanía agradable de vuelta, era el mayor motivante para recuperar su movilidad. "Vamos, ¡Muévete, Muévete! Obedéceme, ¡Déjame ir con él!", empezó a gritarse internamente con severidad, y era como nadar atado a un bloque de concreto. Aun así, no pensaba darse por vencida.
Y Moon White recibió un rayo de esperanza cuando esta vez, los ojos cyans se movieron de un lado a otro seguido y se balanceó su casco delantero derecho, lo que hizo que Moon White expandiera una enorme sonrisa pasándose los cascos como quiera a sus mejillas para apartar a medias las lágrimas
-¡Sunny! ¡Inténtalo! ¡Ordena a moverte! ¡Tú puedes!- empezó a animar de prisa.
"Lo intento, créeme que lo intento...no te vayas, por favor, no me dejes, no de nuevo, no".
Moon White movía sus ojos, taciturno, observando como aún eran los ojos lo único que Sunset podía mover sin problemas, sin mover el casco de nuevo. Moon White pensó rápido qué hacer con un concentrado ceño ansioso. Había empezado a reaccionar cuando la nombró por el apodo. Debió haber desencadenado viejos recuerdos que debían estar refundidos en ella…junto con ella…
Sus ojos se abrieron bastante con un brillo ante su teoría. Juntó sus dos cascos alrededor de su boca hacia Sunset.
-¡Sunny! ¿Recuerdas cuando te halé la cola cuando te ausentaste varias sábados seguidos?- exclamó dándose la vuelta y empezar a sacudir su propia cola -. ¡Me empujaste contra el césped!- motivó sonriéndose entre su desesperación. Al girar la cabeza, vio que Sunset había logrado mover el casco de nuevo. Y una quebrada risa interna resonaba en Sunset. Estaba funcionando. Una ansiedad esperanzadora lo revolcó, continuando hablando -. ¡O o o recuerdas cuando nos acabamos todos los dulces que recogimos en el Nightmare Night!- tiró una risa -. ¡Vomitamos por horas!- exageró la situación imitando una arcada. Y el pecho de Sunset empezó a inflarse -. ¡Ah pero lo que sí te de has de acordar fue que mi madre nos dio "La Charla" al mismo tiempo!- sacudió la cabeza -. ¡No pudimos vernos a la cara en toda la tarde! Quedaste tan horrorizada que dijiste: ¡¿Celestia está enterada de esto? ¡Debería ser ilegal!"- empezó a reír de sus propias anécdotas con cegada emoción de ver cómo con esfuerzo y lentitud, Sunset recuperaba la movilidad.
Y es que desde donde se hallaba, cada cosa que iba mencionando Moon White, algo se abría en ella. No sólo liberaba los recuerdos que le mencionaban, sino ella misma…
Y ella empezó a soltar recuerdos, haciéndole dúo, aunque no podría escucharla:
"¡Nos contábamos los sueños que tuvimos en el oído!"
-¡Nos ronchamos al comer malas bayas en nuestro primer campamento!
"¡Nos reímos tanto porque terminamos rascándonos el lomo en un tronco como los osos!".
-¡Me contagiaste de gripe a dos días de mi cumpleaños!
"¡Y apagaste las velas con un estornudo!"
-¡Nos disfrazamos de adultos pasar hacernos por unos tales Señor y Señora Silver para entrar a una función de mayor de edad!
"¡Nos vetaron como por un mes!"
-¡El invierno era nuestra estación favorita!- exclamó, y su sonrisa perdió cierta fuerza, por una oleada de melancolía.
"El invierno…" pensó igual de nostálgica Sunset.
Y sin quererlo, compartieron un mismo recuerdo...
*Flashback*
"-¡¿Estás lista?!- interrogó Moon White amortiguando emoción aunque su ansiosa y enorme sonrisa lo delataba, sentado sobre un trineo compartiéndolo con Sunset, ambos con gorros, abrigos y bufandas de lana, en la cima de una colina cubierta de nieve, cayendo copos a su alrededor. Sunset lo miró con igual entusiasmo y asintió rápidamente, saliéndose el vapor por el frío por la boca. Moon White devolvió el asentimiento, mirando enfrente, en donde caerían -. De acuerdo. A la cuenta de tres- avisó y en automático, Sunset enredó una pata delantera con la suya juntándose más y aferrar los cascos en la parte delantera del trineo, ambos con la mirada entusiasmada hacia la bajada de la colina teniendo como panorama todo ese manto blanco del invierno -. Uno…- empezó a contar.
-¡¿No les dijimos que no se lanzaran desde allá arriba?!- se escuchó la voz de High Line desde lo lejos.
-¡DOS, TRES, YA!- terminó por contar con prisa Sunset antes que los detengan y ambos se impulsaron adelante con el cuerpo hacia atrás y el trineo se movió.
Ambos lanzaron un alarido de algarabía cuando empezaron a bajar por el largo de la colina, sintiendo como sus caras se congelaban por el golpe helado del viento en su contra, tirando risas y gritos de júbilos sin temor a las consecuencias ni del peligro, aferrando más sus patas enredadas, juntas en la caída en picada.
Terminando de caer de la colina, el trineo siguió deslizándose hasta chocarse contra un montículo de nieve, lo que provocó que el trineo parara inclinándose hacia adelante con fuerza y los expulsara a ambos enfrente contra la nieve, ninguno dejando de reír ni un segundo y sintiéndose la adrenalina recorrer sus cuerpos aún.
Echados en la nieve, empezaron a hacer angelitos, intercambiándose una mirada, llenando de risa todo el lugar, completamente felices, llenos de vida. Sintiéndose demasiados dichosos, con la cara enrojecida, que bien pudiera ser por la baja temperatura. O algo más. Hasta que un par de sombras se pusieron sobre ellos y de a poco cesando la risa, apartaron la mirada del otro para ver a High Line y a Speed Power mirarlos con severidad de regaño, por lo que amortiguaron la risa para recibir una llamada de atención por la desobediencia que provocó llevarlos a casa acabando el paseo.
Pero ninguno se arrepintió de la hazaña, parloteando largo de la aventura compartiendo una taza de chocolate caliente cerca de la pequeña chimenea con mantas cubriéndolos sobre los hombros, para luego tirarse mini malvaviscos el uno al otro pescándolos con la boca que al final del día, completamente exhaustos, se rejuntaron acomodados en el suelo mirando el tranquilo fuego de la chimenea alzarse, pestañeando lento hasta que los venció el sueño, durmiéndose acomodados uno al otro, en completa serenidad".
Un silencio cubrió una vez más el lugar, hasta que la propia voz del unicornio la quebró.
-Teníamos…teníamos una buena vida juntos…- terminó Moon White por murmurar ante aquellos recuerdos, con su mirada perdida por un momento -…antes de lo de esa noche….- hizo un gesto de incertidumbre y dolor, para entornar su mirada expectante, al darse cuenta que finalmente los cyans lo miraban con mayor viveza reflejada.
Sus ojos eran suaves, dulces, cálidos, como un chocolate recién sacado del fuego y sus ojos grises bebieron de ellos de manera instantánea, sumergiéndolo en un trance como si haya bebido un brebaje de Minuette para hallar en el pasado, alguna pista de dónde estaría su paradero tras desaparecer sin rastro.
Volver a ver a Sunset, es volver a vivir lo que alguna vez fue, creía, pensaba, porque cuando se fue ella, se fueron muchas cosas que a él le pertenecían y con esa mirada larga y silenciosa que se daban, sentía que se los devolvía.
Por su lado, Sunset difícilmente podía verlo entre las llamas, pero sentía su presencia como si lo tuviera tatuado, acertando donde mirar, y su voz...había pasado demasiado tiempo que no escuchara su voz tan cariñosamente atenta y preocupada, haciéndola sentir tan querida…
No...No podía perderlo. No de nuevo. No...
Y antes de que pudiera recobrarse, los ojos de Moon White se abrieron con fuerza cuando de manera violenta, Sunset empezó a retorcerse, recuperando el movimiento, hasta alcanzar a escucharla a emitir sonidos de su boca producto del esfuerzo, luchando ferozmente por recuperar el control de sí misma.
-Vamos...Sunny, tú puedes…- empezó a mascullar con desespero de que se liberara, desfigurando su expresión en una adrenalina tal que le recordaba cuando se deslizó en trineo con ella -. ¡Sunny, ya!- gritó y como si fuese una palabra clave, contempló cómo de pronto, el cuerpo de Sunset se venció de golpe hacia abajo, escuchándose el porrazo seco de la caída en conjunto de un pesado quejido que brotó.
Sin que pudiera ver bien por las llamas que ascendían, deslumbrándole la vista mucho más que cuando miraba hacia arriba, Moon White luchaba para reconocer de nuevo la silueta de Sunset, moviéndose de un lado a otro, alterándose de haberle perdido el rastro, cuando de la nada, vio algo dirigirse hacia él con velocidad.
-¡MOON WHITE!- clamó la voz de la unicornio dorada de manera reclamada, acompañada con el crujir de las llamaradas, brotando de entre el salvaje movimiento del fuego, envuelta en el nuevo grito que retumbaba en ese enigmático vacío.
Las llamas se abrieron a su alrededor sin dejar de tiritar ni un momento, mientras Sunset se arrojaba hacia fuera, escapando de las llamas en un alto galope como si brincara de una cerca, curvando su cuerpo hacia arriba, formando un arco perfecto, como una felina concentrada en atacar, y su melena ondulada roja y dorada se azotara al aire en una danza que se podía confundir con las paredes de fuego de su cárcel, saliendo disparada de ahí como si acabara de nacer del mismo fuego, cayendo en picada con sus ojos cyans resaltando de entre su rostro urgente y perplejo, con la mirada cristalina y aguada en lágrimas, atemorizada de que si no era rápida, todo se perdería, todo se iría, aterrizando apenas para en un par de zancadas largas más, se deje estrellar contra el cuerpo de Moon White con tanto ímpetu que la fuerza del impacto lo derribó de contado hacia el suelo, pero él tuvo el reflejo de que sus cascos la agarraran en el mismo instante del golpetazo, fundiéndose en un abrazo que los revolcó en un desorientado pero conmovedor, alivio.
…
Todo se había puesto de cabeza, desordenado en partes su alrededor.
Trixie había tambaleado de un lado a otro, con los pies entorpecidos, enredándose, inútil de precaver en enderezarse en una súbita caída al suelo ante el fuerte mareo provocado por la intervención de Zephyr al hacerla sentir aquella presencia mágica que para ella, fue demasiado fuerte de resistir.
Cuando creyó que estaba por caerse de una vez, unos brazos la rodearon, impidiéndolo.
-¡Trixie!- sonó alarmada la voz de Pinkie, que reconociendo su chillante voz aguda supo que era ella, debido a que su visión permanecía distorsionada, obligándola a que cerrara sus ojos con fuerza, queriendo impedir que sonara su arcada.
Sus piernas temblaban y se empezaron a vencer, doblándose sus rodillas mientras un fino frío le recorría por el cuerpo, dejando especialmente frías sus manos y sudorosas. Quería hablar, decirle a Pinkie que la soltara para que pueda sentarse, sintiendo que la pelirosada tenía que agarrarla con más fuerza ante que se vencía hacia abajo. Pero la voz de Trixie no salía. Le daba la impresión que si abría la boca, iba a vomitar, por lo que apretó sus dientes con fuerza entre sí al igual que sus ojos, y lo único que hizo para darse entender, es empujarse hacia la pared que logró detectar cuando su cuerpo se doblegaba a un lado, y abrir sus brazos para que Pinkie empezara a soltarla.
Su intención logró que Pinkie comprendiera de inmediato, viéndola que se atraía a la pared con un rostro urgido a él, por lo que la sostuvo dirigiéndola al muro.
Trixie suspiró internamente de alivio al sentir la pared fría contra su rostro ya sudoroso, apegándose contra él y despacio, dejándose vencer hacia abajo para sentarse, aun sujeta por Pinkie que la ayudó a sentarse en el suelo hasta soltarla una vez acomodada, recostándose contra la pared, ciertamente aliviada que Trixie no la necesitara por el momento, debido que le preocupaba otras personas también.
-Trixie- se acuclilló Pinkie a su nivel, agachando su rostro al suyo, que se había palidecido un poco y mantenía su boca apretada entre sí, pero abrió despacio los ojos, dejándolos más bien entreabiertos para ver a su amiga -. Debo ver a Twilight. Qué pasó con Moon White- avisó y a media oración, Trixie le asintió despacio volviendo a cerrar sus ojos, tragando con fuerza saliva en su boca repentinamente seca.
Pinkie Pie le devolvió el asentimiento y se puso en pie para entrar a la sala de estudio. Lo primero que vio, fueron los restos que quedaron de la puerta que Twilight derribó con su magia. Había trozos grandes y medianos de madera regados en distintas direcciones, y tal parecía, habían salido como proyectil contra el muro de enfrente, puesto que la pintura se evidenciaba desgarrada y fragmentada en algunas zonas.
Desprendiendo su mirada de aquella escena de destrozo, inmediatamente Pinkie miró a un lado y se encaminó, al ver a Twilight sentada de espaldas, ya sin su transformación. Y en cuanto más acortaba el espacio que las separaba, Pinkie Pie pudo ver que Moon White estaba recostado, acomodado sobre las piernas de Twilight, que lo sostenía entre sus brazos de manera protectores. Ante la tranquilidad y aparente fuera de cualquier peligro, Pinkie se dio el lujo de pausar sus pasos y suspirar de alivio.
-¡Beatrix, Beatrix!- retumbó una voz masculina familiar.
Una mueca de angustia irrumpió la tranquilidad de Pinkie al escuchar la voz de Serverus. Miró hacia la entrada donde alguna vez estuvo la puerta, luego a los trozos de madera y finalmente hacia Twilight. ¡¿Cómo iban a explicar esto?! Entonces volvió su atención hacia Trixie, acelerando los pasos fuera de la sala de estudio que cuando salió, encontró a Trixie tratando de ponerse en pie por sus propios medios con misma acelerada angustia ante la voz prepotente que cada vez era más cercana.
Entonces Serverus apareció cruzando lo largo del pasillo que apenas Trixie se recuperaba del mareo de nuevo sujetada por Pinkie Pie. No debió estar tan lejos de esa ala de la mansión.
Entre su confundida visión, Trixie empezaba a enfocarse de manera correcta de nuevo, pero entonces sintió que la sangre le huía de la cabeza al reconocer la figura de su padre ya acercándose hacia su dirección con pasos que parecían dejar un hoyo en lugar de huellas.
-¡Beatrix!- su voz se pronunció alarmada una vez más, pero a la vez severa, viéndola rodeada de los brazos de Pinkie con el cuerpo vencido y el rostro aún lívido y empapado de sudor frío.
Serverus aceleró los pasos, quitándola de los brazos de Pinkie sin siquiera dirigirle la mirada, hasta hacerla retroceder en trompicones, teniendo toda su atención sólo para Trixie que aún le daba vueltas la cabeza por el impacto de la percepción de aquella energía que Zephyr le hizo sentir, pero pudo apreciar la diferencia del contacto que ahora la sostenían a contrario de la de hace poco. Eran protectores, defensores y más fuertes y reconfortantes. Aún se encontraba mareada, pero ya no tanto como hace un rato, pudiendo mantener los ojos abiertos y menos hundido el estómago como el nudo de su garganta se hacía más pequeño. Pero en cuanto se empezaba a sentir mejor, sintió esa sensación en su interior del ente en ella mucho más sensorial.
-"¡Lo siento!"- invadió la voz de Zephyr en su cabeza -. "¡No quise lastimarte! Pe-pero tenía que advertirles…".
-L-lo sé. Descuida…-murmuró Trixie presionándose a recuperar la compostura, pero era complicado con la exasperante voz de su padre que ametrallaba a Pinkie Pie de preguntas de aquella detonación que escuchó y por qué Trixie estaba indispuesta.
Pero la pelirosada sólo podía balbucear ante sus desenfrenadas preguntas, colocándose en el agujero donde alguna vez estuvo la puerta, deseando dejar una copia suya ahí para no tener que dar explicaciones a un padre sobreprotector y de mal carácter.
Sin embargo Serverus dejó de disparar preguntas cuando Trixie había pronunciado palabras. Serverus enfocó sus ojos color aceitunas sobre su hija con medio segundo de no entender sus palabras, para que al siguiente se le ponga colorada la cara ante el endurecimiento de ésta al entenderlas. Pinkie hizo un gesto en el rostro, tapándose los oídos.
-¡Ese parásito te hizo esto, ¿No es cierto?!- retumbó su voz en un seco rugido colérico, refiriéndose a Zephyr, alzando su vista de vuelta a Pinkie a explicaciones, pero ahora dándose cuenta que la gruesa puerta de pino del salón de estudio no estaba. -. ¡¿Qué es lo que ha hecho en mi casa?!- gruñó escupiendo las palabras con total desprecio.
-Papá…- lo llamó Trixie parpadeando una y otra vez, recuperando mucho mejor su vista y se movió de entre sus brazos para sostenerse ella misma.
-¡No, Beatrix, no! ¡¿Qué me vas a decir?!- aseveró con aspereza viéndola erguirse por sí misma con cautela, mirando sus movimientos con sus brazos aun estirándose alertas por si volvía a tambalearse -. ¡¿Me vas a decir que ella no hizo esto?! ¡Entonces qué fue!
Trixie dirigió su vista a su defensa a su dirección pero entonces, sus palabras quedaron atragantadas en su garganta.
No…no podía decirle que quien lo hizo fue Twilight. No podía decirle que derribó la puerta porque Moon White había…no estaba segura qué le habría pasado. Pero lo que sí sabía era, que si decía que ellos habían provocado este desastre…no los querrá bajo su techo.
Serverus había permitido que se quedaran en su casa porque Trixie fue insistente, de hacerle compadecer, por decirlo, de que trataban de volver a su mundo, sin querer saber detalles sobre el asunto, poniendo de sola condiciendo de "nada de cosas raras". Pero Trixie omitió, como el resto a los demás padres, que aún existe amenazas de las que ellos deben refugiarse y encontrar la manera de derrotarlos, y eso incluía a aquella que se escondía en Moon White.
No podía echarlos. No podía hacerles eso. Peor el trato que les daría su padre que era fácil de perder estribos, en especial si su bienestar estaba de por medio.
Su silencio Serverus lo interpretó a su manera. Su rostro recuperó su tono azul habitual pero se sostuvo duro.
-Fue ella…- afirmó con voz de rechazo y hasta con desprecio.
El corazón de Trixie se contrajo pero se sostuvo firme. Ya para esas alturas se sentía mucho mejor y pudo entregarle un rostro mucho más osado y seguro.
-No- contestó con firmeza enseriada alzando la barbilla y detectó un semblante sorprendido por parte de él -. Fui yo. Quise entender su magia.
Un chasquido de hastío soltó de entre los dientes de Serverus moviendo medio cuerpo hacia un lado sólo para voltearlo de nuevo hacia Trixie.
-Beatrix. No me vengas con eso de nuevo. Tú eres muy aparte de lo que es esa cosa.
-No es una cosa, papá- refutó -. Es un ser y ahora es una parte de mí.
-Beatrix Lulamoon-la nombró con seca advertencia en su tono y expresión marcándose duro en el rostro.
-¿Qué, papá? No digo nada más lejos de la realidad- se señaló el pecho -. Yo soy su portadora ahora. Yo me lo busqué. ¿Fue un error? ¿Mío o suyo? ¿De las dos? ¡Tal vez! Pero Trixie no se arrepiente si mi decisión salvó las vidas de mis amigas, ¡De que no se extendiera el invierno eterno! Yo necesito conectarme con ella. Necesito entender muchas cosas de lo que ella puede ser. No me andaría mareando con las habilidades con la que comparto con ella si difícilmente ignoro su existencia. Ella es un alguien, no un algo. ¡Es la amiga que he ignorado porque tú no me dejas ser libre de lo que soy ahora!
-¡Tú no eres ella!- aseveró tras los talones de sus propias palabras, azotando las suyas con aplomo, elevando el índice a su dirección -. ¡Tú eres Beatrix! ¡Tú eres una Lulamoon! ¡Tú eres mi hija!- terminó por señalarse.
Un minúsculo silencio se cernió tras sus palabras. Trixie le sostenía la mirada, viéndolo agitarse de su propio remolino interno. Antes, cuando se ponía así, Trixie tragaba sus palabras y temía. No porque la golpeara o algo por el estilo, eso jamás. Sino que temía su rechazo. Era un látigo en su alma sentir que no encajaba al molde que le daba. Pero había pasado demasiadas cosas en su vida en el último año, para que ese pavor terminase por desprenderse de ella. Su amistad con Sunset fue el hito para ser libre de las cadenas que le apretaban los tobillos y muñecas durante toda su vida.
Pinkie miraba de Serverus a Trixie una y otra vez, como dos vaqueros que se citan al mediodía para una confrontación en la que sólo uno saldría victorioso de ahí, incómoda por ver la discusión e imposible de intervenir ya que le daba la impresión que Serverus le mordería la mano.
Finalmente, fue Trixie quien dio su brazo a torcer. O al menos eso creía…
-Papá, sé que soy todo eso…- exclamó menos defensiva, mirando a un lado por un momento, organizando sus ideas para volverlo a ver con suave ceño y mirada tristemente resignada -. Pero eso no es todo lo que soy…- decía pero calló cuando su padre levantó sus manos a su dirección.
-Beatrix, yo lo sé- aclaró pasando su mirada un poco más profunda sobre ella -. Eres…"eso" también…
-¿"Eso"?- hizo un gesto airado, y por primera vez, vio a su padre fuera de juego. Lo vio mover la mano al aire cabeceando con una impropia torpeza.
-Sé que estás con "eso"- se quiso aclarar mejor. Trixie negó con la cabeza.
-Ni siquiera puedes decirlo- le hizo ver -. Magia, papá. Tengo magia.
-Por eso- se incomodó apartando la vista moviéndose su sien por el movimiento mecánico de su mandíbula y la volvió a ver, tratando de recuperar su parada del comienzo, tensando las cejas. -. Pero eso no es lo importante de tu persona. A eso me refiero. Esa no es lo que define a mi hija.
-Papá…- murmuró con tristeza desviando la mirada al suelo. -. Por supuesto que es una parte importante de lo que soy…
-No…
-Sí.
-Beatrix…
-Creí que era un "ángel" para ti, ¿Recuerdas?
-Y yo creí que esa eras tú, ¡Pero era la sanguijuela!
-¡Basta!- refutó alzando la cabeza y sus ojos rosados oscuros estaban vidriosos, lo que hizo callar a Serverus -. Papá…no puedes prohibirme explorar mi lado involucrado con magia. No será lo más importante, ni todo lo que me defina- le asintió -. Tienes razón en eso y estoy de acuerdo. Pero sigue aportando una parte de lo que soy. Al fin y al cabo es una parte de mí y tú no me permites conectarme con ella- negó con la cabeza -. No puedo seguir negando a Zephyr. Ella vive en mí me guste o no- enfocó su mirada en él -. Te guste o no. Y quiero entender más con el ser que ahora habita en mí.
-Beatrix…- la nombró con un gesto presionado -…tú no sabes lo que dices…- exclamó y Trixie no pudo evitar desplomar su rostro en decepción -…tú no has pensando que "eso" puede afectarte a largo plazo. Tus amigos…- exclamó mirando de reojo a Pinkie -…los que te rodean están involucrados en esa cosa también. Pero ¿Y el resto? ¿La sociedad? ¿El mundo?- interrogó y ella crispó el rostro, más en cuanto enlistó al parecer puntos que ya había pensando con mucha anterioridad: -. ¿Será fácil presentarte ante el resto como tal? ¿Te aceptarán con esa cosa? De por sí estás en el cuchicheo de todo el mundo. Incluso a mí en mi círculo social ¡Y ni siquiera estoy con esa cosa! ¿Te afectará cuando estés en el mundo laboral? ¿Querrán contratar o negociar contigo? ¿Encontrarás alguien que acepte tu condición? ¿Un esposo que quiera compartir un matrimonio con ese parásito en ti? Si es así, ¿Qué tan normal será ese matrimonio? ¿Los hijos que tendrás también serán de ella? ¿Tendrán ellos más de esas cosas mágicas? ¿Se hereda? ¿Es lo que quieres para tus hijos?- azotó su cabeza de lado a lado ante la sola idea, como si fuese intolerablemente terrible, ante el gesto horrorizado de Trixie, sin aliento ante sus observaciones -. ¡Por eso no quiero que aceptes esa cosa en tu vida! ¡Eso me tortura! ¡Como padre me tortura, Beatrix, porque…!
-..no soy normal…- farfulló completando su oración con un nudo en la garganta, ardiéndole los ojos que, ante su mirada dubitativa, corroboró lo desarmado que estaba en este tema -. Es lo que me quieres decir, ¿Verdad, papá? Que no soy normal para tener todo lo que dices- tiró una risa triste meneando la cabeza, resbalándosele un par de lágrimas, secándolas apenas cayeron, con cierta fuerza -. No tengo idea si todo lo que dices pasará- se encogió de hombros -. ¡Si que es sucederá! Pero pase o no, lo quiera o no…esta es la que soy ahora y no tengo marcha atrás, papá. Sé que me amas y dices todo eso, preocupado…- presionó su mirada -. Pero me importa muy poco si los demás me creen una anormal…pero me destroza que me hagas sentir que soy anormal, un bicho raro que debe reprimirse y aparentar…de nuevo…lo que no soy…- expresó con dolor.
-Beatrix…- murmuró Serverus haciéndose para delante, pero en un fragmento de segundo, su cuerpo quedó quieto, alcanzando a mostrar una expresión de impacto cuando sus ojos se dilataron, para entonces caerse en seco de frente, sin volver a moverse ante la mirada atónita de la fiestera e ilusionista.
-¡Papi!- jadeó Trixie en angustia expandiendo sus ojos, echándose al suelo a su lado, tratando de moverlo.
Pero entonces una sombra se empezó a estirar sobre su cuerpo.
Un jadeo fino en sorpresa salió de los labios de Pinkie Pie mirando con igual desprevenida sorpresa que Trixie, a un hombre de piel celeste, ojos turquesas, cabello rojizo y bien vestido, con un arma naranja aun levantada hacia donde un segundo estuvo de espaldas Serverus.
-¿Papi?- repitió con bufa Devious Black, con una cínica sonrisa chueca, seguido de una seca risa, ladeando la cabeza, apuntó el arma de nuevo.
…
No podían hablar, ni siquiera intentar el movimiento de respirar. Simplemente era demasiado. Era demasiado. La euforia era tal que Moon White y Sunset Shimmer se dejaron rodar por el suelo tras el impacto del aterrizaje de la unicornio, para luego apartarse en un brinco, retroceder saltando y volverse acercar, como si fueran un par de potrillos de nuevo, empezando a girar en un círculo invisible sin soltarse la mirada ni un pequeño instante.
Las palabras quedaban atragantadas. Aun no se tranquilizaban para expresar algo que no sean balbuceos entrecortados de palabras inentendibles, fallidas de expresarse cada vez que se miraban, no pudiendo apartar sus ojos del rostro del otro, escudriñando cada uno de los gestos del otro, sin poder quedarse quietos, venciéndoles ya la conmoción.
Sunset abría y cerraba la boca, que subía y bajaba en una rara sonrisa de euforia, con la mirada frenética, ahogándose a momentos no quedándose muy atrás Moon White, en un mismo reflejo, sacudía la cabeza en negación de emoción desenfrenado, hiendo de delante y atrás, comprobando que ambos no sabían qué hacer, qué decir, que movimiento hacer ni cómo desenredar las emociones de regocijo, consternación, confusión y melancolía, sólo pudieron mirarse con esos movimientos que ya eran espasmos de la misma conmoción, que había durado siquiera escasos tres segundos pero les pareció toda una eternidad cuando de a poco empezaron a relajar la reacción, aunque permanecían enfebrecidos de la emoción.
La primera en sonreír fue Sunset, aun agitada, se permitió sonreír sosteniendo la mirada sobre la suya. Su sonrisa no era alta, ni frenética. Era una sonrisa profundamente dulce y tierna, irradiando en sus ojos vidriosos toda la locura de la conmoción. En automático, Moon White respondió con la sonrisa que le saliera sin medirla, sólo soltarla con libertad, en una curva que se levantaba y bajaba, temblante de un nerviosismo que le exigía tomar asiento pero ahora había perdido la voluntad de mover su cuerpo, reaccionando éste como sea, dejando soltar también sus cejas que cayeron con un ligero ceño con sus ojos grises magnetizados hacia Sunset, que simplemente, sin pensarlo, cada uno cortó la distancia del otro y acercaron su rostro a los lados del otro para acariciarlo, frotándose suave y lento hasta cerrar sus ojos y dejar que sus cuernos se juntaran en una misma serena caricia, reconfortándolos en un evidente gesto de cariño.
-Moon White…-llegó Sunset al fin articular palabra, siendo esta aun así muy baja, más bien diciéndolo a sí misma que a que lo nombrara apropósito para llamar su atención, juntando su frente con la suya.
Pero su propia voz hizo que cayera de pronto de manera brusca a la realidad, rompiendo la burbuja en el que estaban envueltos y soltara el borde del buen momento del reencuentro para que sea arrastrada a la marejada de realidad que todo en su interior se oprimió de súbito.
Abrió los ojos de golpe acompañado de un fino jadeo espantado y se apartó de un brinco como si Moon White estuviese hecho de espinas, dándole la espalda en un ahogado jadeo entrecortado, sosteniéndose la cabeza con ambos cascos y sus abiertos de par en par, frenéticos.
Moon White abrió los ojos de inmediato, viendo sólo el lomo de Sunset pero también observar el largo del cordón luminoso que conectaba a su pecho y que el otro extremo estaba atravesado en llamas.
Sus ojos se alzaron cuando la escuchó aspirar con fuerza por la nariz, lo que lo hizo empezar a caminar hacia el frente de Sunset de manera cautelosa y comprobar su sospecha una vez que le volvía ver de cara.
-Sunny…- murmuró descorazonado, al verle el rostro descompuesto, temblándole la barbilla mientras parpadeaba una y otra vez entre sus ojos empañados de lágrimas, resistiéndose a derrotarse del llanto, pero el sólo escucharlo nombrarla así, Sunset perdió fácil esa guerra y estiró su boca en una línea apretada y recta jadeando de tristeza, dejando que las lágrimas gruesas cayeran de sus ojos, dada por vencida.
-¿Cómo puedes llamarme así?- jadeó con su voz agudísima alzando un casco a su cabeza, de manera ansiosa -. ¿Cómo puedes…?- no terminó la pregunta abriendo los ojos encontrándose estos inquietos y suspirar profundamente, negando con la cabeza y su pecho subiera y bajara una y otra vez sin parar, rompiendo en un fuerte y sentido sollozo por echarse al suelo y cubrir el rostro con sus cascos -. ¡No puedes llamarme así! ¡No puedes! ¡No puedes actuar así! ¡No tienes que estar feliz de verme!- empezó a gritar con desesperación -. ¡Arruiné tu vida! Te hice daño. ¡A ti y a muchos! ¡JUSTO AHORA MUCHOS PONIES ESTÁN SUFRIENDO POR MI CULPA!
-¡Sunny!- exclamó Moon White echándose a su lado para sostenerla pero ella se agitó impidiendo que la toque, agitando los cascos al aire elevando más el llanto, aun gritando con voz atormentada. Moon White sólo pudo retroceder esquivando sus golpes, escuchandola, perplejo.
-¡Perdí el derecho que me llames Sunny! ¡Perdí a mis amigas por siempre! ¡Perdí la vida que nunca fue mía! ¡Perdí y ella ganó!- chilló y Moon White tensó la barbilla, sabiendo que se referiría a Flame. -. ¡Perdí y todos están sufriendo!- continuó lamentando con marcado dolor -.¡No puedo ver lo que hace pero siento mucho dolor, angustia y sufrimiento de todos! ¡Equestria está devorándose en desgracia por mi culpa!- gritaba fuera de control en un estado de pánico mientras Moon White no podía evitar oírla decir el estado de Equestria. Agitó la cabeza para inclinarse a ella y sostenerla -. ¡No!- se negó removiéndose violenta, hiéndose hacia adelante, como queriendo escapar, pero el mismo cordón de su pecho se tensó y la detuvo en un jalón que le cortó la huida y la hizo caer al suelo.
Sunset respiró entrecortado, notando recién su existencia de nuevo, entonces empezó a halárselo con el casco, tratando de quitárselo pero no podía, levantándose de nuevo y lanzarse hacia adelante pero de nuevo cayó al suelo sin éxito, viéndose que aunque no estaba encerrada, aún estaba atada. No era libre.
Sunset forcejeaba con aquella atadura que la conectaba hacia la otra alma desesperándose, intentado invocar magia, pero era inútil, no podía convocarla, lo que la hizo entrar mucho más en pánico. Al verla así, esta vez Moon White usó fuerza sobre ella para sostenerla pero sin violencia para no lastimarla. Pero ella forcejeó en su contra, haciéndose la pesada hasta empujarse hacia abajo.
-Sunny, cálmate, cálmate- exclamó en tono serio pero tranquilizadora a su vez, haciendo fuerza entre su forcejeo desesperado y reclamos mezclados entre gimoteos lamentosos -. Lo sé. Sé que presientes cosas horribles-exclamó manteniendo su voz relajada pero firme, intentando no quebrarse-. Sé lo que es perder el control de tu propio cuerpo y hacer daño a quienes quieres e inocentes. Sé lo que es estar atado a un demonio. Lo sé porque...- agachó la cabeza para tratar de encontrar sus ojos -…soy como tú- agregó y maniobró para alzar sus cascos rápidamente alrededor de su rostro y lo hiciera ver a los ojos, manteniendo una expresión calmada y tenue sosteniéndole el rostro que al principio movía de derecha a izquierda con fuerza, sujetando sus cascos que la tenían atrapada con los suyos en un intento de apartarlo.
Pero al verse obligada a mirarlo de frente, empezó a concentrarse en su tranquilidad y seriedad reflejada, mirándola sin rechazo ni desprecio, más bien con mucha compresión y seguridad, mucha empatía, lo que la hizo perder intensidad en sus movimientos, intrigándose de la posición que mantenía ante la situación, sin perder los estribos.
Al verla que se calmaba, Moon White empezó a aflojar su rostro, levantando un casco por su melena y acomodársela un poco. Sunset relajaba lentamente el cuerpo, aunque manteniendo un poco el estado inquieto. Suavizó los ojos, mirándolo con fijeza, hasta bajar la mirada y ver su pecho, de donde colgaba su propio cordón luminoso. Sunset dejó sus ojos ahí, concentrados. Moon White notó su fija atención a ese punto y bajó la mirada hacia su pecho.
-Soy como tú...- exclamó Sunset, más bien, repitiendo lo él le había dicho minutos atrás y bajó su mirada hacia su propio pecho y miró su cordón de nuevo.
Moon White se mantuvo alerta de que perdiera los estribos de nuevo pero no fue así. Sunset enmudeció por un momento, sin apartar la mirada de su pecho.
Todo lo que recordaba, era haber sido dominada por una horrible ser que es estaba en ella, y luego, todo fue demasiado confuso.
-¿Qué somos?- interrogó con la voz seca y forzada. -. ¿Dónde estamos? ¿Qué haces aquí?
Moon White apartó del todo sus cascos de su rostro, pero permaneciendo en cuclillas a su lado.
-Nuestras almas es la dualidad de los seres que nos han dominado-exclamó sin preámbulo, llevando los cascos a sus mejillas húmedas de lágrimas para secarlas. Sunset volvió a mirarlo, dejando que le tocara el rostro. -. Son una pareja de fénix y querían un cuerpo pony- la miró deteniendo la caricia -. Dividieron su alma para renacer en un pony siglos después para volverse a encontrar- ambos se sostuvieron la mirada en un corto silencio.
-Nosotros- le fue fácil de adivinar a Sunset.
-Nosotros- repitió con voz inevitablemente amarga. -. No sé bien cómo llegué aquí, ni en dónde estamos. Pero mi cuerpo es mío de nuevo. Está en el mundo humano, en casa de Trixie- contó y Sunset alzó sus orejas, mucho más atenta de lo que ya estaba. -. Estamos intentando sacarte de éstas sin que resultes perjudicada, ya no más…- agregó, viendo el rostro de Sunset crispándose. -. No te tortures. Lo que hiciste y lo que sentiste en el pasado, es porque Flame era mucho más desesperada y de emociones salvajes. Era fácil que te impulsara a cometer cosas de las que no entendías manejar y evitar- se explicó y Sunset entornó la mirada sobre la suya.
-¿Por eso ahora me tratas bien?-captó de manera inmediata la idea -. ¿Por eso no me aborreces más y eres bueno conmigo? - interrogó, sacudiendo la cabeza con una mueca que arrugó su rostro -. Ella no puso palabras en mi boca, Moon White. Esa fui yo. La altanera. La hipócrita, cínica, cruel. Fui yo- su voz ganó volumen y aspereza -. Todo el daño que hice siendo consciente en mi cuerpo, fui yo, por más me duela admitirlo.
-Lo sé, Sunny- asintió con cautela, con el afán de ser quien quien evoque la calma-. Fuiste tú. Pero no tenías opción. No sabiendo que tenías un instinto cruel.
-Pero usé ese instinto. Contra todos…contra ti…- masculló -. No tengo excusas, Moon White…perdí lo que alguna vez tuve, por mí… ¿Por qué entonces no me aborreces?
-Porque...esa no eres toda tú- contestó con relajada obviedad. Sunset curioso su rostro, como si hallaría la respuesta escrita ahí -. Eso no te define todo lo que eres. Eres más que el alma partida de una fénix frívola y ambiciosa- la vio hacer un gesto incrédulo. -. Tú eres luz- contestó sin más y Sunset prendió su mirada en él. -. La forma en la que luchaste contra ese instinto toda tu vida, es porque tienes luz propia, Sunny. Si una vez la aceptaste, se aprovechó en tu punto más débil. Lo mismo me pasó a mí. Serás su alma, pero tú tienes tu propia esencia, y es tan pura y buena, haciendo honores a tu nombre, como...el brillo de un atardecer.
Sus miradas quedaron prendidas del uno al otro, como el metal y un imán. Pasó a segundo plano el dónde estaban y las circunstancias en la que estaban, en la realidad que sujeta sus cuerpos, por el irremediable grado de fascinación de tenerse enfrente, de la forma más expuesta y pura posible; sus almas. ¿Y es que no había sido así siempre? Sí, siempre había sido así.
Sunset por un momento se desconectó soltando la cabeza hacia abajo y sus ojos rodaron en círculos, como si estuviese mareada.
-No puedo creerlo…- farfulló con un tono de admiración, mezclado de alivio pero también inquietud. Moon White hizo hacia atrás sus orejas, sintiendo la bruma en la que empezaba rodear a Sunset -…aún lo eres…- se escuchó una corta y seca risa triste, para hablar con ese mismo tono ahogado -. Sigues siendo el mismo pony incondicional de siempre…diciendo sólo joyas de mí pese todos mis defectos y errores…- negó con la cabeza -… Pero ¿Podrías dejar de justificarme?
-Sunny…- intervenía, pero entonces Sunset le levantó el rostro severamente, pero con su semblante taciturno y mirada inquieta.
-¡Que me dejes de justificar!- exigió elevando su voz, mostrando los dientes entre su mueca atormentada -. Porque aun sabiendo que no tenía opción, aún me lacera el remordimiento de lo que he hecho...de lo que te hice...- sus ojos se entornaron apesadumbrados, -...de lo que nos hicimos…- agregó, cargándose de un nuevo de dolor que hincó el pecho de Moon White, dejándola hablar -. Si pudiera darle justificación a lo que soy, de lo que he sido y hecho, te juro que serías el primero a quien le rendiría cuentas- se estremeció ante el peso de la culpabilidad, cerrando los ojos, cabeceando de un lado a otro para finalmente dejarla quieta y gacha -. Esta vez no escondería lo que siento…mis mentiras fue el golpe más violento, mi terrible esfuerzo de ser lo suficientemente buena para ti, para mis amigas, para todos, falló…- jadeó entrecortadamente, como si le fastidiaría el aire -. Si te alejé de mí, si te fallé y me fui. Fue porque me cegó la neblina de mis ambiciones- le clavó la mirada desenfocada, tratando de no descontrolarse de nuevo en una rabieta, apretando el gesto, ardiéndole su sola existencia. Quería gritar. Gruñir. Llorar. Sentía que sus sentimientos se fusionaron, creando un salvaje animal con rabia que quería aventarse contra sí mismo, y su expresión de marcada tortura, contagiaba la de Moon White, sintiendo que se apretaba un nudo tan grande que no cabía en su cuerpo y empezó a ponerlo frenético de desesperada conmoción, mientras la voz de Sunset parecía tintinear como el sonido de la caída de un alfiler tras otro -. Mentí para alejarte. Todo lo que dije para romperte, no eran más que vil y sucias mentiras, ¡Como yo!- torció el gesto como si agonizara -. Jamás te quise usar. Jamás tuve segundas intenciones. Yo en serio te fui leal siempre. Eras el mundo que creí que no merecía pero…-estrechó sus ojos y con ellos, sus lágrimas se asomaron a los bordes de sus párpados, entre los abiertos ojos de par en par vidriosos de Moon White -…sólo tú podías poner en orden esa fuerza que creí era poder y me estancabas, me limitabas, pero me equivoqué- su rostro se contrajo en un repentina furia-. Lo que quería salir era esa maldita fénix. Tú creíste mis palabras y yo me convertí en el demonio que se escondía en mí, más de una vez- agitó su respiración como su cabeza -. No entiendo cómo pude hacerte a un lado. No me cabe en la cabeza donde se marchó todo ese cariño incondicional que te tenía- su voz quebró y sus ojos ardieron, venciéndose en lágrimas al fin -. ¡Te arrinconé en algún lado de mí y me daba miedo sentir lo que siempre me hacías sentir! ¡Me acobardé de buscarte yo misma a disculparme cuando rechazabas nuestro reencuentro, porque verte de nuevo era asomarme al único espejo que reflejaría lo que era, y tenía miedo! ¡Miedo de no tener rostro de pedir que volvieras a mi vida donde nos habíamos quedado y dije empezar de nuevo ni sabiendo como!- de un lado a otro agitó su cabeza entre su sollozo, siendo perseguida por los abrumados ojos grises que habían ganado un brillo mucho más fuerte -. ¡Lo siento tanto, Moon White! ¡Pero prefiero que me odies a que me perdones porque ni yo misma puedo con esto!- tiró una bocanada de aire con un jadeo quebradizo, temblando -. ¡Pero en serio lo siento! ¡Lo lamento tanto!
Ya para estas alturas, era demasiado para Moon White.
-No, Sunny, no- no pudo seguir escuchando, queriendo detener su sufrimiento con desesperación preso de ansiedad y conmoción, alzando un casco a su dirección.
Pero Sunset se encogía ante su cercanía, manteniendo la mirada de lado y gacha con su expresión torturada, resistiendo el ardor de su interior, pudiendo sentir los latidos de un corazón sobre su pecho golpearle las costillas, porque aún no veía sentido que le hablara como si los años no hubieran pasado.
Si alguna vez Moon White deseó que el destino le devolviera a Sunset todo lo que le hizo, quería aventar su cráneo contra la superficie más dura. Verla sufrir era una de las sensaciones más tortuosas que haya experimentado en toda su vida. Ardía verla arder de su propio sufrimiento. Sin darse lugar a explorar esas sensaciones que se revelaban como erupciones volcánicas, Moon White buscó desmedidamente a encontrar palabras para apaciguar su sufrimiento.
-Sunny, yo prometí quererte para siempre- expresó con la voz aunque tensa y algo torpe de la misma conmoción, salió muy endulzada, como si le acariciara la mejilla con ella, porque era imposible volver a consolarla con algún gesto, porque se apartó esquivando la mirada, pero a su vez sabía que lo escuchaba, porque su agitación se interrumpió y su cuerpo se puso defensivo ante sus palabras -. Te lo juro, era cierto, y no había dudas en mi mente- cabeceó taciturno -. Aunque lo intenté con todas mis fuerzas no te puedo odiar- estiró más su rostro a su dirección -. Tú fuiste mi primer amor, mi primer mejor recuerdo. Aun así después te di la espalda, cuando pedías ayuda, me alejé más de ti. Mi resentimiento pudo más que el cariño que escondí- agachó la mirada profundamente avergonzado -. Así que no, no siempre me mantuve como el amigo incondicional que dices. Te fallé también. Si no te defendí, fue porque mi corazón estaba ciego…- su garganta ardió con sus ojos al igual que su pecho -. Que estupidez perderte para verlo…- jadeó -. Lo siento…- murmuró ronco de melancolía, consiguiendo que Sunset deslizara de forma lenta su rostro hacia él de nuevo -. Por eso no esperes mi odio. Ya tengo bastante con el mío propio como para odiar alguien que no sea yo. Me espanta mi demonio. Ya sé que es cobarde decir toda mi verdad cuando desaproveché todas las oportunidades y deba cargar con el peso de la culpa que perdiste tu lucha por mi rechazo, que aunque no fui yo directamente quien lo hizo, usó mis palabras resentidas, amargas y por supuesto…tóxicas…así que si tú dices haberme arruinado mi vida…yo también arruiné la tuya...- se sentenció, que para esas alturas su voz se empezó a volver más débil, suave y quebradiza, empezando a escucharse suplicante -…pero déjame disculparme por los dos si te apetece. Déjame cargar tu peso. Déjame hacerte libre por una vez en tu vida. Déjame hacerte feliz de nuevo en este extracto de tiempo que tenemos juntos. De que tenga algo de significado...tú y yo, y lo que fuimos…- murmuró desvaneciendo su voz como una ligera brisa, levantando de nuevo su casco hacia ella, sin saber a ciencia cierta para qué lo hacía.
Si era para acomodarle la crin. O colocarlo sobre su hombro. O secar sus lágrimas. No estaba seguro, pero no se arrepintió de hacerlo, porque Sunset devolvió completa la mirada para mirárselo.
Ella aún no veía sentido que le hablara como si valiera la pena de nuevo para él. Como si ella jamás lo haya humillado, traicionado y destrozado la confianza del mundo. Como si nunca habría jugado con él. Porque lo hizo. Estaba consciente, que estaba en sus cabales cuando lanzó las flechas contra él. Un día para otro, el poder fue más importante que lo que habían vivido y habían decido vivir juntos. Un día para otro, el cariño que se cernía se congeló. Pero asimismo de un día para otro, ese helado sentimiento, congelado durante todo este tiempo, se estaba derritiendo, esparciéndose en todo su ser, abriéndose paso.
Por eso dolía. Dolía volver a…ni siquiera se atrevía pensarlo, ni mucho menos decirlo, pero su cuerpo la delataba. Sentía que algo estaba por explotar de su interior. Encogida y abochornada. Estaba prisionera en un punto existente que no entendía y sólo él tenía su acceso. No sabía qué hacer. Simplemente no sabía nada.
Y una vez que admitió su ignorancia, se desconectó todas sus anteriores reacciones.
Dejó de temblar, de sufrir ese dolor latente en su centro, de pensar de absolutamente todo. Y le había devuelto la mirada, encontrándolo callado, con una mirada atenta y preocupada, observando cómo los cyans gritaban por una explicación que él no sabía cómo explicar, empezando a contagiarlo de la bruma de no saber qué hacer para dejar de torturarse ambos.
Aun teniendo su casco alzado a su dirección, Sunset deslizó los cyans hacia su casco, y dejó que el suyo se alzara también a su altura, a escasos centímetros que ya podían percibir la cercanía del otro.
Algo cálido y reconfortante emanaba el casco de Moon White, y lo mismo pensaba él del de Sunset Shimmer, que lo hizo desprender su atención de los cascos para encontrarse con la mirada cyans de la unicornio.
Y en el momento que lo hizo, sus cascos se juntaron como imanes y el calor se esparció como una inyección en sus venas.
Y lo mismo hicieron sus labios, que se unieron en un acto reflejo.
…
El arma naranja apuntó hacia Trixie, congelándola en reacción ante la repentina aparición de agente superior Devious Black, pero entonces un destello rosa rápidamente brotó por los aires. Devious miró a un lado y vio a Pinkie Pie en su transformación, apuntando lista una de sus flechas con mirada severa.
-No me provoques hacerte un cupcake… - advirtió con un serio ceño entre sus cejas, pero a la vez presionaba sus labios hacia adelante.
-Creo que estás apuntando a la amenaza equivocada- exclamó Devious con suma calma, con un movimiento de cabeza señalar la sala de estudio. Pinkie se mantuvo más firme a su pose.
-No apunto a mis amigos…- refutó enseriada, y Devious soltó una sonrisa.
-Y por eso mismo es que estoy aquí- exclamó, sin apartarle la mirada pero dejando de apuntar a Trixie, lo que la hizo relajar, solo un poco, para volver a ver a su padre entre sus manos, con inevitable angustia.
-Sólo está inconsciente…"Beatrix"- exclamó Devious nombrándola con pesadez en cada sílaba, con una mueca desaprobatoria -. Qué horrible nombre. Con razón te lo cortaste- comentó con resignación desagradable ignorando la mala cara que le dio Trixie, que se levantaba ya del suelo. Devious dibujó una línea recta en sus labios para mirar hacia la habitación de al lado. -. Cuando las necesite, ordenaré que entren a la habitación. Mientras tanto déjenos hablar. Me deben una buena explicación si no quieren que el acuerdo penda de un hilo- advirtió, deslizando su mirada hacia Pinkie, que mantenía su transformación y pose, apuntándolo.
-Si les hace daño, prepararé el horno…- continuó ceñuda la pelirosada.
Devious le mantuvo una mirada desinteresada, sin tomarla en serio e ingresó a la sala de estudio. Pinkie permaneció congelada con su pose aun apuntando, lista sólo de lanzar la flecha, mientras Trixie mantenía un ligero ceño de preocupación. Le dio la espalda a Trixie un momento para torturarse en mirar a su padre inconsciente, y dado a que los domingo era el día libre de las sirvientas y sólo quedaba la cocinera, ya sabría lo fácil que la interceptaron si es que golpearon la puerta o como sea que haya entrado. Lo rápido que apareció, le puso el rostro lívido al creer que han estado vigilándolos meticulosamente.
Apenas pensaba todo eso, cuando levantó los ojos y se sobresaltó inevitablemente cuando vio al menos una docena de agentes apareciéndose en el pasillo, visiblemente preparados para cualquier…"situación".
Trixie trató de ignorarlos, dando ahora la espalda a ellos, aunque más alarmada, llevándose las puntas de los dedos en sus sienes, con los ojos inquietos.
-Zephyr…Zephyr…- susurró inevitablemente en voz baja.
-¡Trixie!- brotó su voz al ras, como si habría esperado su permiso, muy sentida y lamentada. Si pudiera verla, tendría un rostro descompuesto en preocupación, misma emoción que la invadió Trixie y ahora se duplicó al llamarla. Se concentró.
-Zephyr, olvida lo de hace rato y concéntrate- avisó con prisa, como si hablara con la pared -. Necesito saber si aún percibes esa energía negativa.
-No, ya no- avisó enseguida -. Si habría sido así, al llamarme de nuevo te golpearía esa sensación…si me permites hablarte, tus emociones son las mías…
-…y las tuyas mías…- contestó casi tan bajo que parecía estar masticando algo. -. Zephyr, quédate.
-¿Qué?- dudó, sorprendida.
-Que te quedes con Trixie- repitió con seriedad, "como siempre debió ser" quería agregar, pero se limitó, apuntando sus ojos de vuelta a la sala de estudio, como si pudiera ver dentro de ella -. Creo que te vamos a necesitar…
Ante los extraños sonidos afuera del cuarto, el cuerpo de Twilight se alarmó, que en cuanto giró el rostro en dirección hacia la puerta, lo tensó por completo al ver a Devious Black atravesar la habitación.
Él ingresó a la sala de estudio con pasos tranquilos, como si fuese el dueño del lugar, con un mirar desplomado pero penetrantes en dirección a Twilight que apenas lo vio, adaptó una pose defensiva e invocó su transformación y sus alas se abrieron de par en par, defensivas expandiéndose más bien hacia abajo y no arriba, esto porque en ningún momento había soltado el cuerpo inconsciente de Moon White que sujetaba entre sus brazos, recostado en sus piernas dobladas.
Sus ojos purpuras miraron desafiantes al movimiento pausado y hasta casi aburrido de Devious, que mantenía su mano izquierda dentro del bolsillo y la derecha la balanceaba airadamente, impulsándose de delante y atrás, pero dejando visible el arma naranja con el que cargaba en su mano visible. Los ojos de Twilight se movieron al arma para volverlo a mirar, y esta vez su cuerno brilló e hizo cubrir tanto a Moon White como a ella en un domo protector resplandeciente violeta.
Aquello sólo hizo que Devious soltara una seca risa burlesca, apuntando la cabeza a su dirección levantando sus cejas.
-Si la querría inconsciente, habría apuntado sin apenas haber puesto un pie en el cuarto- habló con tono casual, a lo largo del lugar, ubicando un asiento individual a un metro y medio de ella y se sentó con un liviano suspiro alzando una pierna sobre la otra, doblándola y columpiándola al aire, lanzando una mirada hacia el único librero del lugar -. Me pregunto si habrá leído todos esos libros, incluyendo de la biblioteca- rió con ironía -. O sólo los compró para adorno- ladeó la cabeza en ambos lados -. Podrido en plata habría hecho lo mismo- comentó y le devolvió la atención a Twilight, viéndola aún defensiva con su cuerpo arqueado hacia adelante protegiendo a Moon White aun cubriéndoles el domo -. ¿Y usted, Majestad? Supongo que el título de soberana aristócrata le basta para llenar más de una gran biblio…
-Suficiente- lo interrumpió tajante. -. No voy a ser condescendiente. ¿Qué hace aquí? ¿Qué es lo que quiere? ¿Qué hizo con…?
-Suficiente- copió el mismo tono de voz con el que ella lo interrumpió pero estirando su irónica sonrisa -. Verá. Me parece muy molesto que tenga que alzar la voz de más por la distancia- estiró una mano al otro asiento cerca de él-. ¿Y si se sienta?- invitó. Los ojos de Twilight brincaron de la silla a él de manera rápida -. A mí se me hace que tenemos mucho de la que hablar. A menos que…- prosiguió con el tono más grave de voz mientras se desdibujaba su sonrisa -...prefiera que la lleve a otro lugar a donde quiera que la hagamos hacer hablar.
Twilight sostuvo su mirada sin perder su carga de seriedad, precavida.
Había llegado de la nada. Estaba armado, y llegó justo en el momento en que Moon White había manifestado instantes que se salieron las cosas un tanto de control.
Le era obvio que no venía con ánimos sólo de hablar.
-¿Dónde? - exclamó ella con un movimiento de cejas a su "considerada proposición" -. ¿A dónde llevó a Golden Harvest a "platicar"?- interrogó con un tono sarcástico pero a su vez desafiante, concentrando sus ojos en todo el rostro de Devious, que le dio la impresión de haberlo endurecido más ante sus palabras, si eso acaso fuese posible, porque su rostro parecía tallado en mármol y había dejado una rara electricidad en el aire, que bien se cargó con la actitud nada doblegada de Twilight. -. Usted no hará que me mueva de aquí y no me llevará a "platicar". Ni a mí- decía para sostener con protección el cuerpo de Moon White mientras alzaba su vista tensa y dura -Ni a nadie- levantó la barbilla -. Sé a lo que viene, y no precisamente a hablar. Así que no- sacudió la cabeza mientras Devious enarcaba una ceja, impasible –no me obligue a rebajarme a su nivel.
Durante unos segundos, se cernió un silencio. Devious tamborileó donde reposaba su mano sobre la silla, con la barbilla moviéndose de lado a lado, tiesa y mecánica.
-La Realeza- comentó finalmente, como una cansada resignación rodando los ojos con fastidio -siempre creen poderlo todo sólo porque ellos lo dicen- suspiró largo a la vez que desarmaba la pose en la que había estado acomodado y se levantaba de la silla, columpiando su único brazo visible cuando asentó un pie tras otro para caminar hacia ella.
Twilight se enderezó con porte predispuesto retumbando sus secos pasos que acortaban cada vez la distancia, en guardia.
Hasta que finalmente Devious llegaba a acercarse lo suficiente al domo que la cubría como para que la luz que ésta emanaba se reflejara en su cara entiesada de mirada profunda. Twilight movió sus cejas hasta apretar su entrecejo ante su osadía.
-No quieres ser condescendiente y sin embargo, he tenido la paciencia de serlo yo- exclamó sin preámbulos para explorar mejor sus palabras -. Sus amigas usaron su magia y fueron absueltas, por algo así decirlo, porque fueron banalidades inmaduras de su edad. Incluso otro varón ha manifestado tener magia. Pero se nota que no es lo suficientemente amenazante como para tomarlo en serio- torció una mueca, alzando la vista sobre encima del domo, con cierta curiosidad sin interrumpirse -. Las manifestaciones fueron en privado. Aunque hoy, Heartstrings derribó a una civil sin que haya podido controlarlo pero…- pasó su vista hacia donde aún permanecía inconsciente Moon White, lo que instintivamente Twilight lo rodeó más en sus brazos concentrando su tiesa mirada sobre Black, que le devolvió la atención a ella mientras su rostro irradiaba esa luz violeta del domo que los separaba -...lo que él protagonizó hace poco, fue su último strike- sentenció y finalmente, sacó su mano izquierda del bolsillo.
Un guante de aspecto metálico color plata cubría toda su mano, que cuando Twilight volteó a vérselo, le encandelillaron los ojos por la fúlgida luz blanca que brotó de su mano al estirar los dedos.
En el centro de su palma, se concentraba aquella iluminada energía que cuando lo colocó sobre el domo, en el instante contacto, irradió con mayor potencia la energía capsulada en el guante y el domo comenzó a perder consistencia ante el asombro del primer impacto de Twilight, que le costó una respuesta rápida, más aun asombrándose cuando alcanza a ver que la luz del guante logró abrir una irregular brecha de la magia de su domo, haciendo que la mano lograra traspasarla y cuando la luz pareció aumentar en potencia, se expandió por completo en todo el espacio cerrado del domo en una ráfaga de partículas sobrecargadas, lo que provocó que el domo termine por deshabilitarse, recorriendo las blanquinosas partículas cegadoras a lo largo de las paredes del domo y reventándose de manera abrupta y violenta en una explosión que cubrió como magneto todo la energía de la magia, incluyendo al cuerno de Twilight que se encontraba iluminado sosteniendo el domo protector, lo que provocó que le recorriera una corriente violentamente punzante e incómoda por todo el cuerpo de esas partículas sueltas del guante, atacándola.
Todo el cuerpo de Twilight se tensó como un alambre, arqueándose hacia atrás, perdiendo fuerza y equilibrio, haciéndola caer de bruces al suelo, de espaldas. Sus músculos se contrajeron con doloroso entumecimiento, perdiendo fuerza y equilibrio.
Twilight se retorcía con espasmos involuntarios y mecánicos ante la descarga que había recibido, tiesa como acero y desorientada ante la rapidez en la que sucedieron los hechos que la tomaron con completa guardia baja.
Jamás había visto aparatos que contraatacara su magia.
El shock la hizo incluso impedir que emitir algún ruido o grito, pero sin embargo la repentina fuerte luz esparciéndose por el cuarto, llamó la atención tanto de Pinkie que Trixie.
-¡Twilight!- se apresuró Pinkie en clamar y correr hacia dentro de la sala de estudio.
Pero apenas lo hizo, la cegó la propia luz del guante de Devious, ardiéndole los ojos, pero aún así, lanzó su flecha impresionantemente precisa. Pero Devious la esquivó echándose al suelo y rodar, dejando su mano izquierda abierta hacia su dirección para mantenerla ciega por completo esta vez y lanzó una misma descarga, manteniendo su mirada inexpresiva mientras lo hacía. Y Pinkie recibió el doloroso impacto con un chillido ahogado que se cortó al instante.
Y también cayó con espasmos en el suelo, con los músculos contraídos.
Cuando Pinkie salió corriendo, los agentes que habían estado ahí, sacaron a relucir también sus propios guantes que chispearon antes de fulgirse en luz, como si se recargaran. Trixie en lugar de correr tras con Pinkie, se interpuso de entre ella y ellos, a la vez que invocaba su propia transformación y, aunque esquivó el rostro por la hiriente luz, le bastó lanzar una esfera para levantar esa incómoda cortina de humo azulado y los hizo desaparecer de la casa.
Desorientados, todos aparecieron repentinamente…en el escondite subterráneo…
Sin embargo, Trixie no pudo evitar que le aterrizaran esos cegadores láser de sus guantes, aterrizando uno sobre otro en diversas zonas de su cuerpo, algunos fallidos, pero otros que acertaron, le robaron un reprimido alarido de dolor ante la punzante corriente invadirle el cuerpo.
Si con uno era suficiente para debilitarlas, el recibir más fue mucho más impactante y doloroso, que terminaran por hacerla retroceder y caer al suelo de espaldas, entre violento estremecimientos de los estridentes entumecimientos que le endurecían el cuerpo desfigurando hasta el rostro y hasta le robó la respiración ante la resistencia del dolor. Pero impresionantemente, le duró muy poco. Tal como llegó, el dolor se desapareció de su cuerpo, que de lo inmóvil que permaneció por un par de ,segundos sus músculos se relajaron al segundo siguiente.
Su recuperación fue instantánea.
"Dijiste que me quedara contigo" sonó la voz de Zephyr en su cabeza "mi magia quedó contigo también", avisó entre la admiración de Trixie, con sus ojos abiertos hacia ningún lado del techo. Entonces los cerró, concentrándose, y su transformación con capa y sombrero de punta desaparecieron, siendo reemplazados por un vestido de fuego aguamarina, cabellos flamantes y por supuesto, dos par de grandes alas en llamas, abriendo los ojos de golpe de par en par, encontrándose estos aun rosados oscuros, intensos y feroces.
Ya no había vuelta atrás. Esto era ella ahora.
Y lo aceptaba.
…
No lo pensaron primero, sólo sus instintos se lo dijeron.
Sin sus permisos, el magnetismo de su propia energía inclinó a Moon White y Sunset lo suficiente para romper la corta distancia y recibir los labios del otro como si lo hubieran postergado por demasiado tiempo.
¿Y es que no fue así?
Y en cuanto existió el contacto, abandonaron toda minúscula cordura que les restaba ante la profunda vulnerabilidad de su repentina conmoción de entrar a la vida del otro, que cualquier sentido de sensatez se desarmó. Porque simplemente era demasiado difícil pelear contra la fuerza que los empujaba desde adentro.
Sus labios ya se habían unido en el pasado, por la payasada de un potrillo. Fue forzado. De la nada. Fue un error. Y apenas se estrellaron sus bocas, se habían separado. Porque ambos sabían que así no debieron ser las cosas. Su primer beso…
Esta vez, sus bocas se abrieron y entregaron los labios al movimiento del otro, en un ritmo pausado, lento, como si probaban algún dulce que no habían saboreado jamás.
Y por primera vez, todo lo que carecía de sentido, encajó.
El rompecabezas se completó. Las piezas se armaron sin espacios vacíos. Por primera vez, después de más de veinte años de vida, habían entendido su existencia y vino una calma. Una serenidad dolorosamente placentera y brillante se esparció en sus almas.
La angustia y desesperación de Sunset se había drenado no sabría dónde. Pero había vaciado esa masa que le quemaba vivir y la atormentaba incluso reformada. Sintió que al fin todo tenía significado, y eso dolía, pero a la vez, la colmaba de un extraño alivio que la paralizaba y le hacía soltar tras dañarse los cascos de aferrarse cargando el peso que era su vida.
Se liberaba.
Y en su sensible y conmovida mente, podía soñar y dar formas a un mejor escenario que este vacío en el que estuviesen, sino más bien como debió haber sido su verdadero primer reencuentro, en el baile de fin de semestre.
Podía verse de nuevo con su vestido de falda ancha a medio muslo en contraste con su chaqueta de cuero, parada en solitario mientras todas sus amigas habían ido a bailar la canción lenta, con la dulce y encantadora voz de Sonata Dusk ambientando el gimnasio tan bien decorado. Cuando se sintió repentinamente siendo observada, sintiendo una mirada que le atravesaba el cuerpo y llegar hasta su alma…
Levantó la cabeza y sus ojos cyan apuntaron con directa precisión, hacia la silueta humana del unicornio.
Su reacción habría sido la misma. Hubiera perdido la habilidad de recordar cómo moverse. Ansiosa. Expectante. Cobarde. Sin saber si alegrarse o temer, porque no sabía qué hacía aquí ni cómo la trataría tras las acciones crueles que lo había victimizado.
Pero esta vez era su fantasía. Esta vez los ojos de Moon White no eran duros ni intimidantes, sino relucientes por la tersa mirada firme y dulce que le brindaba, a media distancia con una parada que manifestaba estabilidad, buen porte, que parecía un caballero con el traje que usaría por motivo del baile, conteniendo la respiración al verlo que se acercaba con un andar tranquilo y firme. Y al poco rato, ella también se movería de manera directa y precisa hacia su ubicación y apenas con su mirada, sus labios se separaron en sorpresa y creía que su rostro se había palidecido un poco, cuando sin decirse ni una sola palabra, le estiraba la mano, en una obvia invitación a bailar. Y la aceptaría. Con la mano helada posaría la suya sobra la de él, sin esperar explicaciones o que tuviera sentido, no importaba, sólo importaba que recorrería hacia la pista, sintiéndose a salvo de nuevo en su mano, encontrar espacio y verlo a los ojos de nuevo, rodeando su cuello con sus brazos y sentir sus manos posarse a su cintura de forma cautelosa y delicada como si fuera hecha de cristal, moviéndose al ritmo de la música, y la canción resonaría en sus cabezas:
"No sabía que podías significar tanto,
Eres el miedo, no me importa,
porque nunca estuve tan alto.
Sígueme a la oscuridad.
Cada día que pasa eres la luz.
Puedes ver como a este mundo le das vida.
Ámame como lo haces, ámame como lo
Haces".
Y ahí, se brindarían ese beso que explicó toda su vida. Así, es como debió haber terminado ese baile. Con él de vuelta a su vida, ya no había sombras qué temerle. Siempre fue su puerto seguro que calmaba la marea descontrolada de su ser que en cuanto lo echó, se desvió de camino y que lamentaría después. Que lamentaría hasta ahora. Ya no podía lamentar jamás los tormentos de su vida, porque ya estaba dicha y aclarada.
Nació para ser usada. Nació para perder todo lo que amaba. Nació para no tener una vida propia. Nació sólo para que su cuerpo sea robado.
Pero lo que alumbró esa cruda y trágica realidad…
…era que nació para haberlo amado…aunque significaba haber perdido…
Y por primera vez en su vida, no le supo a error un beso. Le supo a verdad y mucho,mucho cariño incondicional.
Y fue ignorante del cómo sus lágrimas se desbordaban de sus ojos y se deslizaban a lo largo de su rostro. No muy atrás quedando Moon White, que entre sus ojos cerrados colmados de lágrimas, sentía la coraza de su corazón caía en trozos pequeños y grandes entre su crujir, como un iceberg desprendiéndose al vacío, deshaciéndose en una cámara lenta que le permitía gozar una magnífica paz interna liberarse que jamás había sentido en su vida. Se desprendía resentimientos, malos entendidos, confusión, dudas, desconfianza creadas de por qué la pony que tenía enfrente había entrado y salido de su vida de manera tan concentrada y violenta, marcándolo para siempre. Y todo tenía una respuesta lógica para eso y Sunset lo entendía a su vez:
Él sabía, que Sunset Shimmer, era su amor en una vida pasada. Y lo fue alguna vez en el presente. No dependía de él controlar lo que su instinto lo hiciera sentir ante su existencia, en una emoción tan pura e inocente como ese. Siempre la querrá. Siempre la tendrá presente. El día en que se conocieron, en realidad fue un reencuentro. Se encontraron, por eso nunca se separaron y naturalmente se enamoraron. Como le dijo a Sunset, ella tenía su propia esencia pese aquel instinto de su vida pasada, y él también, y estando juntos, existía la gran certeza, de que era la más cercana solución para mantener a raya aquellas almas; el mismo amor que unió a Poison y Flame, era el único poder que no podrían manipular en ellos jamás.
Por eso debían ser separados, o nunca llegarían a su cometido al renacer como ponies. Y esos sentimientos se manipularían por terceras variables.
Y su mente fue asaltada de una visión en collage de momentos de "¿que sí…?"
Si jamás se hubiesen separado, aquella noche que quedaron verse, se le habría declarado, y a su manera, Sunset le habría correspondido, y entre extrema vergüenza, nerviosismo, pero desbordante alegría, se habrían dado su verdadero primer beso.
Terminarían el curso de magia. Tal vez nunca podrían haber invocado el hechizo oscuro, pero ambos eran muy buenos con la magia y de alguna forma, habrían logrado entrar a la escuela. Y hubieran seguido juntos. Crecerían juntos. Sunset se volvería la hermosa yegua que se convirtió y esperaba que él resultara tan encantador también para ella.
Al final, Sunset de todas formas terminaría por llamar la atención de Celestia y esta vez sí escucharía su sabiduría cuando su ambición estaba controlada. Y el fruto de sus esfuerzos harían que vivieran sus sueños: Sunset estiraría sus par de alas doradas de alicornio con una corona adornando su cabeza, y él se ganara su sombrero y capa en reconocimiento como Hechicero Real por compartir sus investigaciones y hechizos que marcarían la historia de Equestria como su ídolo.
Después, saldrían azotando la puerta de un salón, él en traje de gala y ella en un vestido blanco como la nieve recién caída del invierno, con deslumbrantes sonrisas de felicidad mientras afuera sus seres queridos les lanzaran pétalos de rosas mientras descendían las escaleras, porque habían unido sus vidas para siempre ante la propia Princesa Celestia. Y en algún momento, serían bendecidos con hijos. Y durante toda esa vida, estaría su padre, con vida, alcanzando a vivir para verlo convertirse en lo que ambos soñaron desde que era un potrillo, y su madre estaría ahí, para mimar y cuidar a sus nietos, gustosos de pasar tiempo con su descendencia mientras Sunset y él saldrían a pasear, a no pensar más en deberes, trabajos, ni nadie más, que no sean ellos, y sellar la felicidad de que la vida que planearon juntos había superado sus expectativas, con un beso.
Y con ese beso, aquella visión de lo que pudo ser, se desvaneció paulatinamente en un tenue brillo que se entornaba de un fúlgido color violeta, formando una estrella de cinco puntas que despedían el sentimiento de la visión, con una bonita y agradable sensación de melancolía, por la llegada de otra.
Sunset había marcado su vida y corazón para siempre…pero no era la única.
Tenía esos huecos en su vida que sólo Sunset Shimmer podía llenar. La añoraba. La extrañaba. La necesitaba. Aún había amor en su corazón para ella, y viceversa, pero no el mismo de hace años, y eso lo selló el beso.
No fue un comienzo, fue el cierre de lo que pudo ser y no es, que ambos necesitaban de algo que nunca sucedió ni sucederá. Era muy tarde para luchar por un amor que cambió con el tiempo, y ellos con él, aunque seguía siendo amor. Y lo sabían.
Porque no fue la vida que les tocó vivir, pero había valido la pena reconocer lo cerca que estuvieron de tener ese alternativo final feliz…
…aunque eso significara, que habían perdido ante lo que el destino les deparó desde el principio…
…
Después de haber atacado también a Pinkie Pie, Devious retornó su atención hacia Twilight, viendo su cuerpo tendido y como su vientre se contraía, evidenciando el shock recibido.
-No estuvimos perdiendo el tiempo como ustedes- logró escuchar la voz de Devious, curiosamente menos intimidantemente, estaba ni glorificado por su hazaña, ni siquiera la miró cuando empezó a hablar -. Usted y su pareja no fueron los únicos investigando sin parar- empezó a comentar, con ella aun alelada del ataque -. Reunimos gente que nos aliaríamos con nuestros investigadores e ingenieros, trabajando día y noche, para estar preparados para cuando alguna amenaza mágica de turno se le antoje alterar la paz sin dejarnos en ridículo. Eso o… si ustedes se nos pongan…- meneó la cabeza en breve pausa buscando el término correcto -...complicados- terminó por elegir la palabra y miró la ahora tenue luz del centro del guante -. Esto sólo es una pequeña muestra de nuestro avance- pasó su vista hacia donde aún permanecía inconsciente Moon White. Los ojos de Twilight se dilataron, alterados, con el instinto de ponerse en pie en un brinco pero sus huesos parecían clavados al piso y su cuerpo se movía con aplomo.-...Sus investigaciones iban más allá de solo un enemigo, sino de dos, y uno está aquí, en nuestro mundo, en mi distrito. Por eso la casa estaba siendo vigilada las veinticuatro horas, con agentes preparados. Los dejamos creer que estaban a salvo de nuestros oídos pero, reinita- masculló despectivo, levantando un pie tras otro para direccionarse hacia Moon White -. Hasta hoy les di ese lujo- terminó por decir y sin más, Devious se inclinó para sostener con ningún cuidado y de manera abrupta el cuerpo de Moon White, tomándolo desde la ropa, como costal.
Los ojos purpuras de Twilight se expandieron a más no poder, dejando de respirar en seco cuando su inquieto corazón se endureció a la defensiva.
-N-no…- masculló Twilight, apretando sus dientes y concentrando un ceño severo -. No...no, no, ¡NO!- terminó por vociferar.
Pero para su sorpresa, una fuerte ráfaga de viento de la nada, que desordenó libros y papeles que habría en la sala de estudio, azotándose incluso las cortinas, aventó a Devious con violenta fuerza por los aires, separándolo de Moon White, rebotando contra la pared a punto de caer al suelo. Pero entonces una continua ráfaga de aire lo mantuvo elevado en el aire.
Devious lanzó una mirada furiosa hacia dónde provenía esa corriente de aire, mirando al pie de la puerta, a Trixie Lulamoon con la magia del fénix de aire por primera vez.
Trixie mantenía un rostro concentrado y mirada severa contra Devious, moviendo sus manos en una monótona danza que constaba de unos giros, lo que invocaba a controlar el aire.
"Mantente así para sostenerlo. Si aceleras lo volverás a aventar" le indicaba a Zephyr para sus adentros, y Trixie se limitó en asentir aunque no la viera, manteniendo su decidido semblante sobre él en el constante movimiento de manos.
Devious concentró su ceño y estiró su mano izquierda con el que usaba su guante contra ella, pero entonces Twilight reaccionó y lo que hizo fue abrir su mano hacia fuera e invocó su cetro, apuntando hacia Devious. Entonces lo cubrió una luz púrpura que lo dejó paralizado y levitado por los aires, a unos seis metros del suelo, congelándolo en una expresión severo de ceño fruncido.
Trixie detuvo el movimiento de sus manos y la ráfaga de aire despareció, dirigiéndose directo hacia Pinkie Pie, que lerdamente recuperaba sus movimientos normales. Entonces levantó su mirada hacia Twilight, entre esa oscuridad temprana de la noche, en un repentino silencio, Twilight se empezó a mover de donde había estado echada, manteniéndose de rodillas y las manos contra el suelo, sintiendo que volvía a respirar, pero de manera brusca contra el suelo, abriendo sus ojos con fuerza al fin, encontrándose estos duros y firmes.
-No voy a hacerle daño- inquirió enseriada, levantando su rostro hacia arriba, hacia donde Devious colgaba mirándola con esa congelada expresión y ojos fijos de cejas torcidas -. No esperen eso de mí…- su mirada cambió con cierta frialdad, a la par con pesadez, se movía para ponerse en pie pero sin desprenderle ni un momento los ojos de encima -...pero si se atreven a tocar un pelo de los seres que quiero...si se lo llevan…- agregó con voz entiesada, en completa negación, terminando de ponerse en pie en recuperada firmeza, llevando enfrente su cetro y agarrarlo fuertemente con sus dos manos, justo delante de donde estaba Moon White -... no me temblará las manos para salvarlos...- negó de manera tiesa y rápida su cabeza -. ¡Ya perdí demasiados seres queridos! ¡Luché por ellos y perdí! Pero ya no. No más. ¡Prohibido flaquear! Haré y usaré todo lo que esté a mi alcance para protegerlos. Así que…lo bajaré, le quitaré la petrificación, y nos dejarán en paz- sus cejas formaron un fuerte ceño que completó sus ojos ardientes en amenaza -, caso contrario….- encendió con fuerza la luz de la estrella de su cetro, alzándose sus cabellos, que ahora le tocó el turno de hacerle encandelillar los ojos sin que pueda parpadear en reacción ante la petrificación mientras terminaba de pronunciar con voz cargada: -…yo soy la segunda amenaza de este mundo de la que se tendrán que cuidar…
….
Despacio, a su vez sus labios se desprendieron del otro, como si despertaran del sueño de sus lejanas fantasías, cayendo de vuelta a la realidad.
Sunset no lo miró a los ojos, más bien lo esquivó lo más que pudo ante su cercanía y los mantuvo hacia abajo mientras él se dio el valor de levantar la mirada hacia su rostro suavizado, sútilmente sonrojado y lejano, pensativo en su propia cabeza hasta finalmente mirarlo con mismos ojos vidriosos, seguido de darse un fuerte abrazo.
No tenían nada más qué decirse. Ya sabían todo lo que necesitaban saber.
-Te quiero- murmuró Sunset, que lo apretó un poco más fuerte y él cerró sus ojos, haciendo lo mismo.
-Y yo a ti, Sunny.
-Por favor…- jadeó -…sálvate tú- se oyó como súplica -. Sálvate y...- agregó apartando la cabeza para mirarlo a los ojos -. Yo estaré bien, lo juro, no se preocupen más por mí y de mi alma. Sólo no se detengan… y mátenla- pidió presta afirmación y Moon White abrió los ojos de más pero apenas lo mencionó, repentinamente las llamas del fuego se alzaron agresivas en alto y antes de que pudieran premeditarlo, el cordón de Sunset se tensó y la empezó halar.
-¡Sunny!- la nombró echándose hacia adelante y alcanzó tomarla de los cascos. Aun así ella continuó hablando presionando la mirada.
-¡No pierdan el tiempo y mátenla cuando tengan la oportunidad!- gritó haciendo el esfuerzo de resistir aquella presión que la succionaba, viendo la inquieta mirada de Moon White.
-¡Sunny, si ella muere…!
-¡Lo sé!- le cortó el habla, entornando su mirada apaciguada -. Yo muero.
-Sunny, no…- vidrió los ojos con fuerza a la vez que se cargaban de rabia -. ¡No puedes pedir eso! ¡No es justo! ¡NO!
-Ayúdame a salvarlos- masculló entrecortado pero ni una pizca de duda, sino todo lo contrario, de predisposición. Moon White la miró con expresión torturada al ver que sonreía -. Ya es muy tarde para mí. Ahora sé que mi tiempo ya terminó, Moon White. Mi esfuerzo habrá fallado, pero tú aún estás luchando- sonrió más, con los labios temblantes -. Tú siempre fuiste el más fuerte de los dos. Sé feliz. No te límites. Hazlo por mí, por los dos, y ayúdame a dejarla ir…- sonrió más derramando sus últimas lágrimas, lloviéndole rostros de todos y cada uno de los seres que llamó amigos durante su vida, que acunaron su corazón y la llenó de una fortaleza que había olvidado y se decidió conservarla ahí -. Vivirán siempre en mi corazón- musitó con cariño hasta que la fuerza de la succión le soltó de sus cascos para terminar ser halada de vuelta hacia las llamaradas.
Por la presión de la fuerza por halarla, cuando Sunset se soltó, Moon White cayó de lomo contra el suelo, pudiendo verla irse de sus propios cascos, de vuelta a su prisión de fuego, que se la tragó, como si la devorara, y sus llamas se levantaron más alto, expandiéndose ardientes, salpicando mechas de fuego por todos lados, como un volcán, amortiguando el grito de Moon White gritando su nombre en un gruñido de dolor, al mismo tiempo que graves sonidos de algo crujir resonó en todo ese vacío, empezando a serpentear gruesas brechas tenuemente oscuras en todo aquel vacío, como si fuera concreto.
Todo empezó a destruirse, cayéndose a pedazos, y Moon White brincó del suelo entre su perplejidad ante lo que sucedía, pero entonces su propio cordón se tensó y se haló con violencia, halando con una fuerza descomunal hacia adelante varios metros, pero sólo para estirarlo y aventarlo al aire y contra el suelo, derribándolo, continuamente en un vaivén entre el colapso de aquella confusa dimensión, azotándolo que su vista sólo permitía ver borrones distorsionados, fríos siseos obligándolos a lanzar quejidos, en un claro mensaje que debía tener cuidado con lo que hiciera, hasta que sintió finalmente caerse…
...
D':
Chan chan...¡chaaaaaaaaaaaaaaaaaan! xD
En serio, entregué mi corazón a esta capítulo. No sé si a ustedes les provoque, pero yo lloré escribiéndolo X´D Siento alivio, porque al fin pude escribir su reencuentro. ¿Se lo imaginaban así? Como sea, espero que lo hayan disfrutado.
Y pues, en el cap pasado pregunté si querían que dijera mi opinión de la película, pues el que interesa, lo dejo en breve así:
Su aventura fue un poco tradicionalista pero a la vez, conservando la esencia de la serie con el humor y la personalidad de las ponies.
En cuanto la animación, creo que no hubo mucho esfuerzo en cuanto al diseño de los exteriores de las locaciones. Eran muy simples. La animación no era mala, ni wow. Solo normal.
Pero doy créditos a la paleta de colores y el diseño de personajes.
Los personajes nuevos fueron muy buenos en cuanto a personalidad. Aunque duraron poco en pantalla, se hicieron de agradar rápidamente. Excepto el cerdo ese. Grummer o como se llame. Me fue muuyyy neeeeeh xD
Mi canción favorita fue Time To Be awesome.
¡Me impactó cuando twilight robó la perla! bueno, intentó. Es que es que...¡Es Twilight! Pero me fue muy justificable. Twilight se dejó influenciar también guiada por la desesperación, Pues hizo todo ese viaje, casi mueren en el trayecto, para que la reina diga que no? En momentos desesperados, medidas desesperadas.
Y me gustó que Tempest no recuperara el cuerno, No es por ser mala xD
Pero fue otro toque realista pues al final no todo fue arcoiris, ya que Tempest tiene que aceptar lo que es y darle una oportunidad de nuevo a la amistad luego de que en serio esta la falló, aunque no, lo que no falla es la amistad, sino nosotros le fallamos a la amistad. Esa frase de Twilight fue oro. En serio me tocó porque uuuffff, cuánto no he pasado XD
Lo único malo que sentí que fue anticlimático en cuanto al villano Storm King. Vino y se fue. Le faltó tiempo en pantalla y confrontación al final. Digo, prefiero la confrontación final de Tirek y Twilight que el de la película. Faltó desarrollar ese villano, porque Tempest...uufffff fue peeeeeeeerfecta xD
Y me molestó un poco la actitud de twilight el inicio de la película, parece demasiado principiante. Me recordó a cuando era unicornio, así que sentí un retroceso. Su actitud ante las adversidades lo entiendo perfecto, pero no su actitud al inicio de la película. Y me encantó la manera sutil de Celestia de decirle "en serio quieres que mueva los astros para un pinche evento?" XD De ahí algo que más diria que fue simple, fue que faltó una mejor ambientación en la animación. Y ah, sí que estuvo de fondo Aj y fluttershy XD
Esos diria que fueron sus fallas. Pero tiene varios puntos buenos también. Las canciones fueron la hostia, como dirian los españoles XD La película es consistente. Se mantiene. Objetivamente considero que no tiene ni un momento flojo. Siempre narra algo, y eso es muy bueno, pues entretiene y te mantiene a la expectativa. Siempre sucedía algo o contaba algo. Manejaron bien los momentos oscuros, pues más no se puede pedir considerando el target, pero supieron ponerlos. Las escenas de la huía fueron muy buenas. Se sintió complicación y sólo al final, esa complicación se pone floja.
La película no fue wow. No fue malo. No fue intermedio.
Y aunque sea para vender juguetes, le sentí corazón. En serio sentí sentimientos ahí. Y considero que más bien por el villano y el final, es que le doy a la película un 7/10, que considero un buen puntaje. La película es muy disfrutable. Para arreglar el asunto del villano, considero que el principio de la película, debieron mostrar a storm king haciendo el trato con tempest sin especificar bien cuál era después de saquear algún pueblo, o mejor a tempest entregándole el cetro a storm king después de pasar en algun pueblo o reino a saquear, como uno de los comics. Al menos que dure menos de cinco minutos pero los suficientemente atrapantes para decirte "oh oh" y ahi pasar a la escena del festival. y ya.
Pero bueno, según se rumorea habrá una secuela, 'que si me alegra? Siiiiiiiiii XD espero que arregle los puntos débiles, en especial el villano, y que secuela sea mejor que la primera.
¿A ustedes les gustó? xD
Eeeeeeeeeen fin.
Eso fue todo por mi parte, yo soy chucho cald...oopps! despedida equivocada xD
Abrazote! Y Sunny Honey, fuera!