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Lo Que Somos Ahora

by Sunny Honey

Chapter 53: Segundas Oportunidades

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Segundas Oportunidades

"Eran las seis de la tarde y una familia de tres estaban en la pequeña mesa del comedor cenando. Apenas el sol empezaba a ocultarse, tiñendo el cielo de un tono rojizo y anaranjado que filtraba la luz en la ventana de la habitación.

Un joven unicornio blanco de ojos grises y melena negra mantenía su mirada atenta con aquel juego de colores cálidos del cielo, con un revoltijo de pensamientos y raras sensaciones, poniéndolo un tanto inquieto, sin haberse dado cuenta que un unicornio cerúleo, de ojos celestes y melena negra, y una pegaso crema, ojos azules y melena café, habían interrumpido su comida al quedarselo mirando, distraído hacia la ventana mientras a la vez, levitaba su cuchara con garbanzos, para luego hacerlos caer de vuelta al plato con una mirada ensimismada, entre un ligero ceño, mordiéndose el labio inferior, perdido en lo que sea que estaba pensando.

La pareja se miraron entre sí compartiendo una misma mirada interrogativa, como comunicándose telepáticamente, para regresar su vista en él y que el unicornio se aclare la garganta exageradamente ruidoso, provocando que el potrillo se desconcentrara y alzara la vista impulsivamente a la vez que el aura de su cuerno se deshacía y provocara que la cuchara cayera contra el plato, salpicándole el rostro de comida.

-Puedo asegurarte que aunque levantes la cuchara mil veces-empezó a decir la pegaso mientras su pareja le estiraba con magia una servilleta al potrillo para agarrarlo con magia también y se limpiara el rostro –va a seguir cayendo de la misma manera- completó y se rodó de ojos -. Y por favor, ¿En serio es necesario usar magia para tomar una simple servilleta?- se quejó con un ceño acusatorio a ambos, lo que hizo al potrillo reírse con complicidad al igual que su padre, quien pasó su mirada a su esposa con cierta astucia.

-¿Me pasas la salsa, Speed, por favor?- preguntó el unicornio y ella se quejó haciendo un ruido con la boca levantándose de la silla y agitó sus alas para elevarse -. ¿En serio es necesario volar para ir por una salsa?- se quejó él esta vez pero con una sonrisa cómica, y más aún cuando ella se dio cuenta del jaque, mirándolo con ceño de enojo a la vez que se sonrojaba avergonzada, lo que hizo reír más a padre e hijo.

-Los odio- masculló entrecerrándole los ojos pero sólo provocó risas mientras volvía a su asiento.

-¡Oye, ¿y mi salsa?!

-¡Levanta tu trasero!

-¡Pero mi trasero está cómodo!

-¡No cuando te lo patee!

-¡Entonces te teletransporto al patio!

-¡Te he dicho que odio que uses magia conmigo! ¡Y ni siquiera tenemos patio!

-¡No dije en cuál patio!

-¡High Line!

-¡Speed!

-Ppff Jajajajajaja- no podía evitar reír más Moon White, divirtiéndole esas discusiones de sus padres, lo que hizo que ambos se sonrieran pasándose una mirada y guiñandose un ojo, como si la misión fue cumplida.

-Ahora sí, señor- dijo High Line viendo menos tensión en su rostro que menguaba la risa -. ¿Se puede saber qué tanto lo tenía pensativo?

-Ehmmm- emitió curvando las cejas -. Pues…- decía con su tono de voz nervioso para finalmente suspirar con resignación -. Yo sólo…quería pedirles algo…

-Ahora el nervioso soy yo…y mi billetera- masculló Hign Line, recibiendo un codazo de Speed, en reprendimiento.

-No, no, no es nada de comprar- aclaró Moon White.

-¡Ah, pues, soy todo oídos!- exclamó su padre halándose las orejas hacia arriba, recibiendo otro codazo de Speed, quien rodó de ojos y sonrió hacia su hijo.

-¡Pero no seas exagerado, cariño! ¿Eso te pone nervioso? Vamos, dinos qué quieres.

-Yo…- empezó a decir, sintiendo que le latía el corazón muy rápido de los nervios -….quiero…un hermano.

-…- enmudecieron ambos, pero más que nada Speed, que se puso tensa de incomodidad, pero quien habló fue su padre.

-Moon White, ya hablamos de eso antes- exclamó con voz calmada pero más seria mientras Speed se escabullía en la comida.

-Sí, ya sé que sólo pueden tener un hijo, que soy yo- dijo con comprensión y Speed sólo sonrió forzadamente mirándolo con atención -. Pero el hermano no tiene que dármelo ustedes, sólo tienen que adoptar…adoptar un hermano…- dijo para ser más preciso -…adoptar…a Sunny…

-…- volvieron a enmudecer, quedándoselo mirando fijamente, lo que lo hizo esquivar la mirada mientras los dejaba procesarlo. Ahora que lo había dicho en voz alta...ni él estaba convencido.

-¿Quieres…que Sunset Shimmer sea tu hermana?- preguntó Speed con admiración. Moon White deslizó la mirada a ellos.

-¿Ustedes no?

-Claro que queremos a esa pequeña…- exclamó su madre con un suave ceño intercambiando miradas con su padre, quien prosiguió:

-Pero no podemos adoptar, por adoptar- le explicó con cierta tristeza -. Queremos a Sunny, pero aun vivimos con el dinero justo siendo solo los tres y más aún con los gastos para expandir mi negocio. Para adoptarla debemos ganar dinero suficiente para mantenerla para la escuela, ropa, útiles...

-Ni tenemos una habitación para ella- continuó Speed en un mismo tono de impotencia -. Habría que comprar una nueva casa para más espacio y otros cambios que por ahora, no podemos disponer…

-Ah…- se desanimó bajando las orejas volviendo su mirada hacia abajo.

-Pero, ¿Por qué ahora se te cruzó esa idea?- preguntó Speed. -. Sé que quieres a Sunny pero, ¿En serio la quieres de hermana?

-No lo sé, sólo…- suspiró levantándoles la mirada -… yo sólo la veo en los cursos de magia y la tarde en el parque. Pero Sunny ya no irá al parque. Dice que ahora tiene doce y ya no le llama la atención. Admito que algunos juegos ya no me gustan también, y lo que quiero hacer pues, ella no le llama de atención porque prefiere repasar hechizos o leer esas revistas de yeguas. Pero ella le molesta ir porque dice que ya es no es una pequeña. Está así de rara desde que está…diferente.

-¿Cómo diferente?- preguntó High Line.

-Así de…¡Diferente!- decía sin saberse explicar -. Está más no sé, más…rara. Está diferente.

-O tú la ves diferente…- se aventuró decir levantando una ceja, y Moon White lo vio. -. Tú tampoco eres igual a cuando eras un potrillo pequeño. Ya te hablamos de eso, ¿Recuerdas? La pubertad diferencia más entre las yeguas y los corceles, mental y físicamente. Sunny no sólo cambió, tú también.

-No. Bueno, sí, digo, no, pero es diferente. A mi se me quiebra la voz y debo usar desodorante porque si no apesto- dijo con frustración y sus padres no pudieron evitar soltar unas risas. cambio ella no, sólo…está diferente- ni él sabía como explicarse.

-Tú mismo dices que ya no te gusta jugar y quieres hacer otras cosas que se diferencia con las que quiere hacer Sunny.

-Si pero eso no nos pasaba antes…

-Porque ahora ambos se sienten diferentes a como eran más pequeños.

-Pero no quiero sentirme diferente- exclamó con cierta angustia llevándose los cascos a los ojos con impotencia.

-Hey, oye, oye- lo llamó Speed con una suave sonrisa comprensiva, haciendo que él baje sus cascos con ese rostro nervioso, el corazón latiéndole extraño y con un horrible nudo en el estómago, escuchando la delicada y cálida voz maternal que solía hacer contraste con el temperamento fuerte de su madre -. No tienes por qué asustarte con lo que estás sintiendo. Si sientes una nueva emoción hacia Sunny… - sonrió Speed con cierta audacia sobre su hijo, que meneó la cabeza a los lados.

-Eso creo. ¿Pero por qué? No ha pasado nada de nuevo. Sunny siempre ha sido muy bonita, y divertida, lista y grandiosa, complicada, pero mi mejor amiga. Sólo…

-¿Sólo?

-No sé…- encogió los hombros, confundido, pero ensimismándose -…sólo quiero estar más con ella…hacerla más feliz…- expresó casi sin aliento -…y si sólo la veo en los cursos, que terminan en una semana…no la veré más seguido…antes me parecía bien vernos de vez en cuando pero ahora…- expresó tristeza -…no sé…yo sólo quiero estar con ella…- murmuró, con una molestia en su corazón, lo que lo hizo pasar un casco contra su pecho, como si así palpara esa sensación.

Últimamente sentía aquel...ardor en su corazón cuando estaba con ella, cuando pensaba en ella o algo le recordaba a ella. Era su mejor amiga y lo compartían todo desde que tenía ocho años, pero ahora, sentía algo más que quería compartir y dar, pero sentía cierto temor de descubrir que era, porque es diferente. Todo ahora era diferente. Ellos eran diferentes y ahora...se siente diferente.

Empezaba a odiar esa palabra.

-Moon White…- lo llamó su padre y alzó la mirada de vuelta a ellos, que se sonreían muy conmovidos como divertidos al verlo respirar un poco ansioso y con el rostro caliente revelando un potente sonrojo -. Tú no quieres a Sunset de hermana.

-¿No?- murmuró dubitativo con voz ahogada, saliéndosele aguda, cosa que pasaba por el cambio de voz y se aclaró la garganta.

-Sólo te diré que lo que sientes, no debes temerle…- le sonrió su padre colocando un casco sobre el de su esposa, que le devolvió la mirada sonriéndose -...no sientas miedo cuando una yegua te haga ver y sentir "diferente", más feliz de lo que fuiste y lo que harías por hacerla feliz. Acéptalo, porque es lo más normal y natural como maravilloso que experimentarás- concluyó High Line para besarle la mejilla a Speed, sonriéndose ella, cruzando sus cascos entre los suyos. -. Es lo que siento por tu madre.

-Y yo por tu padre, tesoro- sonrió su madre al borde del llanto, lo que confundió a Moon White. -. Oh, mi bebé…- sonrió conmovida, pasándose un casco en los bordes de los ojos. -. Tienes tu primer amor…".

-Pssst. Psst. Pssssssssst- fue el sonido detonante que irrumpió el recuerdo en Moon White.

-¿Hmmm?- sus ojos grises se entornaron más al presente, con un semblante indiferente para levantar la mirada de su plato de cereal que desayunaba, hacia donde venía el sonido, hacia Trixie, que estaba sentada en la punta de la mesa y a un lado de ella, frente suyo, estaba Twilight, mirándolo igual con curiosidad.

-Estábamos hablando y Trixie te preguntó algo…- exclamó Twilight forzando una sonrisa.

-La gran Trixie no le habla al aire, ¿Sabías?- dijo Trixie, levantando su cuchara de su tazón de cereal dejando la cuchara al aire levantándole una ceja, pero las gotas de leche y restos de hojuelas salieron volando, aterrizando sobre el brazo de Moon White. Trixie expandió sus ojos con un gesto alarmado -. Agh, Trixie lo sien…- decía enseguida para interrumpir algún comentario cínico o mirada quejosa de su parte, pero se interrumpió suavizando un entrecejo al ver que Moon White ni se molestó en verse el brazo.

Él sólo tomó la servilleta de tela a un lado de su tazón y se limpió el brazo sin inmutarse nada, escuchándose solamente el crujir de las hojuelas del cereal que desayunaba, para terminar de masticar y tragar para fijar su vista inmutable hacia ella.

-No te preocupes y lamento no prestarte atención, ¿Qué decías?- exclamó con un tono pausado, que Trixie se lo quedó mirando fijamente, admirada como extrañada ante esa reacción nada común en él, incluso Twilight que se lo quedó mirando con disimulada intriga.

-Aaah...olvídalo…- se limitó en decir Trixie, pasmada a su actitud. Moon White asintió tranquilo.

-Bueno. En ese caso me retiro. Gracias por el desayuno- exclamó tomando su tazón a medio comer arrastrando su silla y se retiró hacia la cocina a dejar el plato.

Tanto Trixie como Twilight lo miraron irse manteniéndose calladas hasta perderle la vista y solo escuchar cómo sus pasos se perdían en el fondo del pasillo. Entonces se miraron entre sí.

-¿En serio?- reaccionó Trixie entre un rápido parpadeo desconcertado-. ¿Ni un reclamo? ¿Ni un sarcasmo? ¿Sin una queja ni frases de ancianos?- entreabrió sus labios meneando su cabeza a los lados -. ¿Está enfermo? ¿Le duele algo?- aspiró un poco abriendo más los ojos e inclinándose mucho hacia a Twilight para decir en susurro e intriga: -. ¿Se pelearon?

-No, no y por supuesto que no- contestó a sus preguntas mientras retrocedía un poco ante su cercanía. Trixie volvió a su lugar, llevándose el dedo índice a la altura de su barbilla, pensativa.

-Pero algo debe pasarle…está muy tranquilo. Demasiado…- dijo para temblar toda recorriéndole un escalofrío -. Muy amable y tranquilo me da miello.

Twilight suspiró encorvando sus cejas dejándose echar a su asiento y mirar hacia su tazón de cereal, contemplando las hojuelas flotar en la tibia leche, con dificultad viendo su reflejo, alcanzado a notar su rostro dudoso.

-Ayer charlamos antes de dormir y estaba bien…- agregó, pues caso contrario, no le habría acompañado a dormir como siempre y fue cariñoso de vez en cuando. Hizo un mohín en su boca pasando su mirada a Trixie, a quien vio con sus mejillas llenas devorando otra cucharada de cereal y masticar entre el crujir de sus hojuelas con una mirada atenta hacia ella, cosa que le pareció divertido de ver -. Te vas a ahogar- bromeó con una corta sonrisa y Trixie le frunció el ceño masticando más rápido para contestar, pero entonces paralizó su gesto cerrando un ojo soltando su cuchara para hacer un puño y golpear contra su pecho un par de veces antes de tomar su vaso rápidamente y beber el jugo de golpe, jadeando de alivio con la boca vacía y asesinó con la mirada a Twilight.

-¡¿Cómo osas invocarle el mal a Trixie?! ¡Casi saludo a San Pedro!- reprochó para aclararse la garganta -. Y pues, si dices que está bien, está bien. Si tú no sabes que le pasa a Moon White, ¿Quién más lo sabrá?- obvió encogiéndose de hombros y seguir comiendo su cereal, dejando a Twilight en qué pensar ante su comentario final.

-Tienes razón…- murmuró.

Trixie resplandeció su rostro con una sonrisa petulante.

-Siempre, y que no se te olvide- exclamó con suficiencia.

-¿Olvidar qué?- bromeó y Trixie le frunció el ceño.

-¡Oye!- se quejó, pero entonces se escuchó nuevos pasos, viendo de regreso a Moon White por pasar a lo largo del amplio comedor, cosa que hizo que Twilight reaccionara enseguida poniéndose en pie arrimándose en la mesa.

-¡Moon White!- lo atajó y él detuvo su andar para mirarla -. ¿A dónde vas?- preguntó sonriendo mucho. Él miró a los lados un poco extrañado por su actitud.

-A...la biblioteca, como todas las mañanas…

-Pero tú vas conmigo- se señaló con el índice- , a la biblioteca- agregó señalando hacia un lado-, todas las mañanas- le recordó entre pausas enfatizadas, sosteniendo aun la sonrisa.

-Pues aún estás desayu…- decía ,pero entonces Twilight levantó el tazón y se lo llevó a los labios para empezar a beber de prisa lo que quedaba de cereal con leche que para esas alturas, las hojuelas estaban casi disueltas por estar remojadas tanto tiempo.

Moon White quedó donde estaba, mirándola fijo con quietud y escepticismo mientras levantaba un ceja. Por otro lado, Trixie pasaba la mirada a cada uno viendo sus respectivos gestos con presta atención, a la vez estiraba su boca a la cuchara levantada con cereal un tanto distante de su boca por estar distraída viendo la escena.

Finalmente, Twilight aterrizó su tazón vacío a la mesa con prisa, tomó la servilleta para limpiarse y arrojarla a la mesa sin ver, aterrizando sobre la cabeza de Trixie que tardó en reaccionar al no creerse que en serio eso acababa de pasar.

-¡Ya no! ¡Ya acabé! ¡Vámonos¡- apresuró retirándose de la mesa con afán caminando con prisa hacia él, tomándole del antebrazo y arrastrarlo fuera del comedor.

-¡¿Dónde quedó los modales?!- se quejó Trixie apartando la servilleta, ya viéndolos desaparecer. -. ¿Qué clase de princesa, reina, lo que sea es?- farfulló, pero entonces vio a su alrededor y sonrió traviesa para levantar su tazón y beberlo también a pecho.

-¡Beatrix!- retumbó una llamada de atención.

-¡Twilight me obligó!- respingó en susto apartando el tazón de su boca mirando a su padre adentrarse al comedor, bien vestido y perfumado que concentró el aroma en la habitación.

Serverus se limitó en mirar los ojos expandidos cargados de una exagerada inocencia de su hija y el bigote de leche sobre su boca. Suspiró.

-Fue la única malacostumbre difícil de quitarte de niña- comentó terminando de acercarse y estirarle una de las servilletas de tela. Trixie se sonrió relajada y tomó la servilleta para pasársela sobre la boca.

-¿A dónde vas?- curiosó mientras Serverus cercioraba la hora del celular. Trixie sonrió burlona -. ¿ Vas a una ciiiiitaaaa?- jugó levantando las cejas y Serverus la miró inexpresivo. -. ¿Quééé?- se hizo la desentendida. Su padre sólo se limitó en rodar los ojos.

-Los benefactores del programa de tutores en escuelas de bajo recursos tienen un desayuno para concluir detalles y terminar de cerciorar que todo esté organizado y bajo control para la fiesta de beneficencia- hizo un gesto airado -. Formalidades...asi que...- empezó a decir con un tono de voz esquivo-...cuando regreses de salir con tu madre, ya estaré aquí.

-Ah...okey- forzó una sonrisa pero antes que pudiera decir algo más, el celular de Serverus sonó, contestando al instante, retirándose de ahí avisando que ya iba en camino.

Trixie apoyó su codo a la mesa y descansó su cabeza en la mano. Sabía que su padre cambió su voz no por mencionar a su madre, sino que la salida que tenía con ella todas las mañanas, era porque dejaba a Zephyr manejar su cuerpo para que pueda saciar su necesidad natural de mantenerse en vuelo, y él desde el día en que se organizaron con vivir con su...nueva huésped, por decirlo, no volvieron a tocar el tema, como si no existiese Zephyr. No quería saber nada de ella y le tenía prohibido "llamarla" estando en casa.

Entonces Trixie meneó la cabeza bajando la mirada hacia su tazón, contando las pocas hojuelas que flotaban de lo que quedaba de leche de mala gana.

Unos desiguales sonidos de pasos acelerados en una carrera, llenaba el carril de corredores de un parque.

Rainbow Dash estaba con un short corto y blusa liviana sin mangas con su larga cabellera multicolor recogida, trotando en un solo ritmo y postura. Jadeaba un poco de cansancio y estaba sudorosa, pero aun conservando energía para mantener el paso del trote. Pero esta vez, no corría sola. A su lado y emparejándola, estaba Cherry Crash, con una misma similar ropa adecuada para correr con un pantalón corto y camiseta, sosteniendo el ritmo de la carrera de Rainbow evidenciando un poco más de cansancio que la peliarcoiris, pero tenía su mirada cargada de concentración y empeño, y un semblante muy pacífico pese mostrar su rostro algo enrojecido y resbalando gotas de sudor.

Finalmente, llegaron donde terminaba el carril, disminuyendo los pasos hasta detenerse, y ahí, dejar jadear con más libertad producto del cansancio. Rainbow se inclinó hacia adelante para posar sus manos sobre sus rodillas mientras recuperaba el aire, mientras Cherry fue un poco más exagerada y se tumbó al piso para desparramarse, haciendo reír a Rainbow, que viéndola así, también se echó al piso con ambas dando cara hacia el claro cielo azul, subiendo y bajando sus pechos.

-No siento…mis piernas…- exclamó Cherry entre respiración forzada -…estoy oxidada- se quejó. Rainbow rió un poco.

-Para estar oxidada…tienes buena…resistencia…- comentó para dar un suspiro largo. Cherry continuó mirando hacia arriba, relajando su respiración a la vez con un semblante reflexivo, remojándose los labios.

-Había olvidado, la libertad que se siente correr, y pensar que dejé hacerlo por la burla de mi ex- confió en decir, haciendo que Rainbow desviara su mirada del cielo hacia Cherry, contemplando sus ojos un tanto idos pero a la vez concentrados al cielo -. ¿Cómo pude ser tan tonta en el pasado?- se renegó meneando un poco la cabeza con reproche a sí misma -. Me da vergüenza mirarme hacia atrás y ver lo idiota que fui. Tan insegura, pasiva, humillada, un tapete…- gruñó un poco -…pero de alguna manera correr, me tranquilizaba porque cuando corres, siempre es hacia adelante, donde quieras, y te transportas a un lugar a otro, hasta a veces parece no sentir el suelo y es como…

-…volar…- corearon ambas. Cherry miró hacia los ojos cerezas de Rainbow y ambas compartieron una risa.

-Irónico teniendo ambas magia de pegaso, ¿no?- exclamó Crash.

-Supongo que es una forma de conectarnos con nuestras contrapartes ponies.

-Oh, cielos…- farfulló con risa suavizando un entrecejo -…sería loco verme como un cuadrúpedo…creo que sería adorable, yo misma me rascaría bajo la barbilla para que mueva la pata….- comentó y Rainbow rió.

-Somos ponies, no perros- se carcajeó, para verla incorporándose al sentarse erguida, e ir menguando su risa.

-Gracias por hacer que retorne a correr- sonrió con calidez y Rainbow se acomodó igual sentándose, devolviéndole la sonrisa.

-Gracias a ti también- exclamó y Cherry suavizó un ceño, confundida, pero Rainbow la miro con una divertida mirada con acusación -. Gracias por ser una entrometida juntándonos a mí y Quibble.

-...- enmudeció con cierta diversión -. ¿Quéééééé? ¿yoooooooooo?- exageró -. No sé de lo que hablas- exclamó en juego y Rainbow rió dándole un empujón amistoso, compartiendo ambas la sonrisa -. ¿Cómo los supiste?

-Pues el tipo se quejó de que "cierta persona que no sé quien podría ser"- jugó mirándola muy fijamente, haciéndola reír –lo hizo perder el juego y literal, lo arrastró hacia donde yo estaba.

-¿Whoosip?- jugó sonriente, feliz de declararse culpable.

-Sí, "whoosip"- exclamó cambiando su burlona sonrisa por una más serena al igual que su expresión -. Pero en serio, gracias.

-Oh, no agradezca…sólo pido que nombren a su primer hijo "Cherry"- bromeó para sonar la boca , tranquila- sonrió, devolviéndole el empujón amistoso -. Es lo menos que podía hacer. Me consolaste ese día en el hospital y me devolviste mi pasión por correr. Además…- se encogió de hombros con tranquilidad -…te merecías una segunda oportunidad, después de lo de Soarin…

-Oh…- murmuró con un mohín en la boca mirando hacia un lado -. Soarin…sí…

-Ah, lo siento, no quise…

-Descuida- le devolvió la mirada –como diste entender, la vida es una carrera, sólo existe la opción de mirar e ir hacia adelante- dijo para sonreír alto con mirada intensa -. Y ahora mi mirada está cien por ciento enfocada en ese chico que sabe los placeres de la vida…¡Aún conserva intacto los tazos en su funda original! !Se puede oler los Doritos aun!- se emocionó y se sacudió con una risita enrojeciéndose el rostro.

-Aaah…- murmuró Cherry entretenida de verla emocionada y descubrir ese lado…peculiar de Rainbow -…a eso llamo un… ¿buen partido?

-¿Verdad que sí?- le brillaron los ojos con mirada soñada y Cherry sólo pudo reír, cuando entonces sonó un celular, siendo el de Rainbow, quien apenas lo sacó del bolsillo, su sonrisa cambió alzando una comisura de su labio en más alto con una mirada sagaz, mirando de nuevo a Cherry alzándole las cejas varias veces -. Lo invocamos- exclamó irguiéndose su posición para levantarse y contestar. -. Hey, ¿Y tú? ¿Para qué me llamas?- bromeó contestando, para seguido lanzar una risa, con lo que sea que le habrá contestado Quibble.

Cherry sonrió divertida y feliz por su amiga, pero también una extraña melancolía la invadió, dejando la sonrisa un poco floja con la mirada entornándose nostálgica, desviando su mirada hacia un lado y que su mente le juegue una mala pasada, imaginando que a su lado estaba Bonbon, con sus ojos celestes duros pero a la vez entretenindos entre un ligero ceño acusatorio y una rara sonrisa que se ladeaba de un lado a otro. "¿Qué me ves tanto?" se quejaría con un ligero sonrojo, y normalmente, Cherry se reiría y se inclinaría mucho, mirándola más cerca y besarla de a poco los labios, suavizándole la expresión y sentir la suavidad de su mano en su hombro derecho, para que respondiera el beso como más gustase.

Un suspiro salió de sus labios, quedando muy sensoriales, despiertos, encaprichados a los labios que hace mucho había dejado de besar, que hasta negó besarlos cuando estos quisieron y le pidieron volver durante su estancia en el escondite, y que ahora, estarían lejos, quien sabe dónde y cuándo volverían.

Había terminado con ella, más de una vez, pero sólo en palabras, porque nunca, nunca, dejó de quererla, ni un segundo.

Cuando Cherry sintió sus ojos arder un poco, se acomodó para ponerse en pie, apartándose un poco para darle privacidad a Rainbow en su llamada. Pero era imposible no escucharla, al hablar entrebromeando en voz alta, y con lo que alcanzaba a escuchar, sabría que Rainbow ya iba a tener pronto planes. De todos modos, ya habían terminado su entrenamiento. Entonces Cherry sacó su celular y marcó.

-¡Cherry!- contestaron del otro una voz emocionada.

-¡Mentitas!- sonrió ella sacudiendo su cabeza para ignorar la amenaza de lágrimas al escuchar a su mejor amiga -. Hola, ¿Estás en casa para robar comida?- bromeó.

-Oh, rayos, no- avisó apenada -. Lo siento. Ahora estoy con Rarity.

-¿Ah sí?- arqueó una ceja pero con una sonrisa graciosa.

-¡Sí! Te pondré en altavoz- avisó -. ¡Di hola Rarity!

-¿A quién?- se escuchó la característica voz refinada de la modista y Cherry rió.

-¡Es Cherry!

-¡Ah! ¡Hola, querida!- saludó Rarity con entusiasmo -. ¡Estamos trabajando en mi nueva línea de pijamas de chicos para chicas! ¡Mistery prometió ayudarme a darle visión a esta nueva revolución de la moda!- exclamó con su tono exagerado de siempre.

-¿Ya andan en eso?- se sorprendió Cherry.

-Pues sí- habló Mistery esta vez con cierta pesadez y acusación -. Rarity me hizo madrugar un sábado porque despertó con una inspiración y esas cosas y teníamos que empezar ya.

-¡Pero si no te hice madrugar!- se defendió Rarity -. ¡Eran las nueve cuando te llamé!

-¡Las nueve de un sábado, Rarity!- se defendió Mistery -. ¡¿Quién se despierta a las nueve un sábado?! ¡Es una abominación!

-¿Entonces mañana no vendrás a las ocho?

-¡¿A las ocho un domingo?!- se horrorizó Mistery -. ¡Tú vas a explotarme!- se quejó y Cherry empezó a reírse al escucharlas.

-Mejor las dejo hacer sus cosas- avisó Crash entre risas.

-¡No, Cherry, ven!- suplicó Mistery.

-¡Uy, uy, sí! ¡Que ella apruebe el primer conjunto!- resonó la voz chillona emocionada de Rarity.

-Ah…- hizo un gesto Cherry -…no, gracias. Allá ustedes y sus costurerías. Pero les envió todo mi amor por correo. Bye- colgó antes de que la empezaran suplicar.

-¿Con quién hablabas?- preguntó Rainbow curiosa caminando a su lado. Cherry la miró con una mueca.

-Mistery y Rarity…están haciendo ropa…

-Ah…- la quedó mirando.

-Sí…- la miró ella también, hasta darles un tembleque en todo el cuerpo,

-¡Agh!- coincidieron en decir en reprobación para inflar sus cachetes y reír.

Mientras tanto, de forma desganada, un joven limpiaba el mesón con una toalla húmeda con una mueca apagada. Enfrente suyo, sentados en las butacas de la barra, se habían quedado en silencio Flash, Caramel y Soarin, al haber escuchado a Thunderlane la pelea que había tenido ayer con Applejack. Los chicos habían sido citados por Thunderlane al restaurante al tener que atender su turno pero quería hablar con ellos lo sucedido de una vez.

-Le hubieras dicho nomás…- rompió el silencio Flash después de un rato, refiriéndose a que le había contado la razón por la que lanzó su celular por no contestar la llamada de Applejack.

-Habíamos hecho una promesa- murmuró Thunderlane levantándole la mirada abatida, pero hizo una mueca meneando la cabeza -. Después de todo, eso no me garantiza que le hubiera evitado el enojo.

-Disculpa que lo diga- exclamó Caramel –pero creo que Applejack exageró. Digo, ¿Por qué enojarse tanto? ¿En serio cree que harías algo malo o algo así?

-La mentira fue lo que la enojó- fue Soarin quien le respondió.

-Y con una mentira puede que me gané su desconfianza y sin confianza, no hay nada- agregó Thunderlane con derrota y dejó cae su cabeza contra la fría barra de mármol. -. ¿A quién engaño? Tarde o temprano iba a suceder.

-¿Suceder qué?- arqueó una ceja Flash.

-A que Applejack se diera cuenta que soy un chiste de la vida.

-Oh, amigo- exclamó Soarin agarrando del cabello a Thunderlane para levantarle la cabeza y los viera, sonriéndole animadamente -. No seas duro contigo mismo.

-Sí, eres un chiste bueno de contar- bromeó Caramel pero que Thunderlane no reía, por lo que quitó la sonrisa burlona -. Thunderlane, para estas alturas, Applejack sabe lo que eres, y no creo que no habría sabido en lo que se metía cuando se fijó en ti. Eres un imán de accidentes y malos entendidos, y ella te aceptó tal cual eres… ¡Como nosotros!

-…- enmudeció, por alguna "extraña razón" no sintiéndose mejor.

-Si quieres podemos ir a hablar con ella para aclarar todo- ofreció Flash.

-No, no- negó incorporándose bien -. Es algo entre los dos y, pues, tenemos que solucionarlo nosotros.

-Lo mejor es que le des el día para que se calme mejor- aconsejó Soarin.

-Sí, de por sí esa chica es orgullosa y terca- agregó Caramel afirmando con la cabeza -mejor dale el día para que ordene sus ideas, así aprovechas y lo haces tú.

-Supongo…- murmuró pensativo -…es seguro que no quiera hablar conmigo por ahora…- agregó pero sacudió la cabeza cambiando su gesto -. Agh, ¡No! ¡No voy a sentirme lástima como un perdedor todo el día!

-¿Ah no?- interrogó Caramel con media sonrisa.

-¡No!- respondió con mayor determinación lanzando la toalla con la que limpiaba al mesón al suelo para dar mayor ímpetu a lo que hablaba -. ¡No tengo nada qué pensar! ¡Sé lo que tengo que hacer y es demostrarle a mi manzanita que soy el mejor novio que puede tener!- exclamó y se paró sobre el mesón haciendo que sus amigos se levantaran del asiento mientras retrocedían -. ¡Voy hacer algo tan grande que jamás nadie podrá darle!- recalcó con voz segura y firme con entrecejo determinado -. ¡Así voy a demostrarle que tiene buenas razones para no considerarme un chiste de la vida! ¡Que no soy un imán de malos entendidos! ¡Y no voy a perder a Toffee Apple!

-¿Toffee qué?- murmuró Flash y Soarin a su vez.

-No pregunten…- contestó Caramel.

-¡No sólo lo haré por mí!- continuaba diciendo Thunderlane golpeándose el pecho y elevando el dedo índice -, ¡Sino por todos los novios infravalorados del mundo! ¡O si no, que me deje de llamar…!

-¡THUNDERLANE!- bramó de algún lado una llamada de atención y él rompió su pose y discurso en alerta, reconociendo la voz de su padre y mirar hacia abajo, hacia los comensales que miraban con cejas arqueadas y otro riéndonos de su arranque inspirador.

-¡Rayos, agárrenme!- exclamó hacia sus amigos y se echó hacia adelante.

El resto apenas reaccionaban de su aviso que Thunderlane terminó cayendo sobre ellos, derribándolos al suelo entre un coro adolorido y de quejas.

-Sí, claro, buena suerte con eso- farfulló Soarin aplastado. -. Y que alguien quite su pie de mi espalda.

-Ese no es mi pie…- bufó Caramel conteniendo la risa y Soarin parpadeó asimilando lo dicho, entonces hizo "clic" su mente e hizo un gesto para empezar todos de golpe a ponerse en pie de inmediato entre burlonas risas incorporándose.

Mientras tanto, unos ojos verdes estaban prendidos sobre el teléfono de la casa, sentada en un sillón observando el aparato, como si al menos descuido, saldría huyendo de ahí. Su celular lo tenía bien sujeto en una mano, iluminando la pantalla cada tanto, sólo para refunfuñar con amargura.

Apenas escuchó unos pasos, sus oídos se agudizaron. Entonces Applejack levantó la cabeza con rigidez, con sus cejas bien tensas con un tic en el ojo, viendo la sonrisa amable de Carrot Top que tenía un tazón sobre una charola.

-Ehm, Applejack, no has desayunado por hacerle guardia el teléfono…- alzó la charola -…debes comer algo…te traje un poco de avena- avisó sonriendo más pero Applejack aun la miraba nada convencida con sus ojos endurecidos de su mal humor. Ella parpadeó un poco -. Tiene trozos de manzana recién cosechada…y miel, le puse miel encima…- quiso tentar, aun recibiendo esa mirada tensa de la vaquera, y ella sólo sonrió más en esfuerzo, lo que finalmente la hizo asentir.

Carrot sonrió más relajada y emocionada, como si recibiera una medalla, y se terminó de acercar entregándole la charola, cosa que tomó Applejack y vio la avena decorada con trozos alargadas de manzana verde, y el dorado color de la miel en un espiral, lo que la hizo sonreír y mirar más relajada a Carrot.

-Gracias. Se ve delicioso.

-No es nada- respondió algo avergonzada para mirarla dar los primeros bocados -. Ehm…¿Applejack?

-¿Ahm?- preguntó saboreando a gusto el platillo.

-No entiendo…- admitió encorvando sus cejas -…dijiste que estabas enojada con Thunderlane.

-Lo estoy- contestó frunciendo un poco el ceño para dar otro bocado de la avena y disfrutar el morder los trozos de manzanas.

-…entonces… ¿Por qué quieres esperas hablar con él?

-No espero hablar con él- se aclaró -. Espero que se disculpe.

-Ah…¿Ah?

-Sí, ayer cuando me fui creí que iría tras de mí, ¡Pero no! Y después que esa misma noche me llamaría…¡Pero no!- se quejó enterrando la cuchara a la avena en desahogo -. Y ahora sera mediodía… ¡Y nada!

-¿Y si él está enojado?

-¿Enojado? ¿Él? ¿Por qué?

-Porque…te fuiste sin querer solucionar el problema…

-…- frunció más el ceño, cosa que hizo que Carrot sudara frío, juntando sus manos para jugar con sus dedos. -. Estás de su lado.

-¡¿Qué?!- se sorprendió expandiendo sus ojos sin evitar sonrojarse -. N-no estoy del lado de nadie. Sólo digo que…a lo mejor piensan mal…

-¿Mal?

-Tú quieres que él se acerque, pero él ha de creer que no lo quieres cerca…

-¿Por qué alguien pensaría que no lo quiero cerca?- preguntó con esa defensiva y mirada severa, que intimidaba a Carrot, a quien los demás de la familia le habían advertido que cuando Applejack estaba así de cerrada, era mejor dejarla sola hasta que se le pasara.

-Ah…- no sabía qué decir.

-¡Claro que no! El mensaje es obvio. Si estoy enojada por mentiroso, él tiene que disculparse, es decir, ¡Acercarse! Buscarme. ¡O al menos llamar!- enfatizó mirando con odio hacia el teléfono, cuando de pronto empezó a sonar haciéndolas respingar. Applejack se lanzó a él y tomó el auricular-. ¡HOLA!- contestó con acusación pero al segundo después, desplomó la expresión con un avergonzado sonrojo encorvando las cejas-. Aah. E-está bien. Ya se la pongo- contestó y miró a Carrot estirando el teléfono-. Es tu psiquiatra.

Carrot juntó las manos y asintió. Applejack se hizo a un lado para darle el teléfono y empezar a retirarse para darle privacidad. La pelinaranja en cuanto la vio lo suficientemente lejos, recién tomó la llamada.

-¿Hola?

-¡Señorita Carrot Top!- recibió la siempre animada y simpática voz de Peace Mind -. Buenos días, ¿Cómo se encuentra esta mañana?

Carrot no pudo evitar relajar una sonrisa empezando a mover las puntas de su cabello con su índice.

-Bien, bien. Eso creo. Dormí mejor esta noche- sonrió más -. ¡La familia Apple me han dejado cuidar un huerto de zanahorias!

-Se escucha emocionada por eso.

-Me gusta cultivar- aclaró más risueña -. No sé por qué, pero me relaja mucho. Protegerlo, cuidarlo y velar por el es…- tomó aire y suspiro con una sonrisa -…es satisfactorio para mí.

-Me alegra escuchar eso- sinceró con empatía y Carrot asintió como si pudiera verla -. Se la escucha mejor.

-¿Eso cree?- preguntó interesada parpadeando un poco

-Tal vez el cuidar de ese huerto la distrae para no preocuparse de otras cosas.

-Sí…es cierto…- murmuró e hizo una mueca -…aunque me preocupa Applejack, no está de humor pero sus hermanos y abuela dicen que ella es así y se la pasará. Así que eso espero. Me apena mucho verla triste, pero tampoco quiero entrometerme.

-Una amiga preocupada nunca es una entrometida, ¿O ella lo es por acogerla en su casa?

-No, no, no- negó enseguida con un leve ceño, para escuchar una pequeña risa divertida de Peace, provocando que deshiciera el ceño y sonriera de vuelta.

-Relájese…

-Lo siento…

-¿En qué quedamos con dejar de disculparse?- recordó con acusación divertida.

-¡Lo siento!- volvió a decir inconscientemente, tapándose la boca mientras se le salía una risa al igual que a Peace. De poco, Carrot fue descendiendo la risa, pensativa un momento -. Usted en realidad llamó para…lo que hablamos en la última cita… ¿Verdad?- se aventuró en decir. Escuchó un suspiro del otro lado del teléfono.

-Dijo que necesitaba hacerlo para cerrar este ciclo- recordó con un tono más enseriado pero sin perder la simpatía -. Sí aún no se siente lis…

-Sí quiero- le ganó el habla -. Sí, necesito hacerlo. Yo…- suspiró alzando la vista hacia la ventana que daba hacia la parte trasera de la casa, y vio a Applejack quejándose mientras Bicmac cortaba madera, no estando muy lejos Applebloom masticando una manzana escuchando a su hermano con un gesto acostumbrado cuando se ponía terca, en un cuadro muy cotidiano pero a la vez, unido y complicidad. Carrot parpadeó sosteniendo aún la vista hacia esa escena, con firmeza y seguridad que cambió su tono suavizado, por uno más consistente que intrigó a Peace -…quiero dejar lo que fui atrás para siempre…

"Era una nueva tarde.

Moon White tenía la mirada clavada al suelo cargando su alforja, parado en la esquina de una calle, aguardando. No quería pensar mucho en la charla que tuvo con sus padres, evadiéndolas cuando se le cruzaba por la cabeza y lo molestaban como moscas en su almuerzo. No permitiría que esa "sensación diferente" lo incomodara. Si era natural y normal, ¿Por qué se sentía enfermo? Con frío en la columna, el palpitar irregular de su corazón, la garganta seca, los cascos fríos y ese horrible nudo en el centro de su estómago que lo quería hacer vomitar. Se frunció el ceño y él mismo se regañó emitiendo un molesto gruñido, pisando el suelo algunas veces en desahogo en todo ese caos de su interior.

-Me encanta verte gruñón. Es tan raro verte así y taaaaaaaaaan divertido- se escuchó una voz burlona pero muy clara y risueña, seguido de un risa juguetona.

Entonces el frío se extendió en todo su cuerpo, que se paralizó por un segundo, para que Moon White volteara a un lado y se encontrara con una joven unicornio dorada de ojos cyan y su melena ondu…

Moon White hizo un gesto mientras su cuerpo se normalizaba, expandiendo una sonrisa y empezar a reírse con ganas.

-¡¿Pero qué te hiciste?!- preguntó entre carcajadas viendo el rostro indignado de Sunset ante su reacción al encontrarse con su melena naturalmente ondulada, ahora lacia y larga ocultando todo su rostro menos un ojo.

-¡¿De qué te ríes, enano?!- se molestó ella enrojeciéndole el rostro entre un ceño mientras Moon White no paraba de reír.

-No es la noche de Nightmare, ¿Sabías?

-¡¿Qué?!- se horrorizaba expandiendo sus ojos, más fúrica y roja, para respingar su nariz a un lado -. Agh, ¿tú qué sabrás de peinados? ¡Llevar la melena lacia es lo de ahora!

-¿Y qué tiene de malo tu melena ondulada?- calmaba su risa pero manteniendo la sonrisa alta mientras Sunset se pasaba los cascos a lo largo de su melena.

-Que no está en tendencia- se limitó en decir.

-¡Oh, Sunny! ¿Y eso qué? Ni siquiera puedes ver bien con tu cara tapada.

-¡Que tú no sabes de peinados!- repitió para empezar a galopar -. Y ya vámonos- exclamó continuando su marcha estando frente a él, para entonces Moon White se diera cuenta que su cola también estaba lacia y ahora era más larga también que se arrastraba al piso.

Amortiguó una risa manteniendo la boca cerrada, inflándosele los cachetes pero algo de esa risa se escuchó, haciendo voltear a Sunset y mirarlo con un concentrado ceño y mirada de advertencia.

-¡No me tientes a romperte el cuerno!

-¡¿Qué?! ¡No hice nada! Vámonos- exclamó tragando la risa y caminó enseguida hacia ella.

Pero entonces Sunset se fue pisando su cola larga e ir tropezándose.

Y ya Moon White no se aguantó.

-JAJAJAJAJAJAJAJAJA- explotó en risas sin poder evitarlo, para sentir que lo empujaba.

-¡Deja de burlarte de mí!- reclamó empujándolo varias veces, pero temblándole los labios mientras contra su voluntad se le filtraban risas -. ¡Eres malo conmigo! ¡Me odias! ¡¿Por qué me odias?!

-¡Lo siento!- no dejaba de reír siendo golpeado -. ¡Sólo eres tan linda!- se le salió decir para parar la risa tal como se detuvo los golpes, viendo instantemente hacia Sunset, que lo miró igual de sorprendida, para entonces sonreír de lado y alzarle una ceja.

-Claro que lo soy, tonto.

-Ah…pero no dije linda, de linda, aunque lo eres- murmuró, sintiendo esa horrible sensación de enfermo de nuevo y ardor en la cara -. Eres linda de tierna…- murmuró para agregar relajando la voz y la mirada -. Eres la yegua más linda linda y linda de tierna que conozco.

-…- expandió sus ojos Sunset con admiración casi como si recibiera un insulto pero a su vez, sus mejillas se sonrojaron. -. Cla-claro que no- frunció el ceño -. ¡No soy tierna!

-Oh, claro que no…- se sonrió -…eres un monstruo, ¿cierto?

-¡sí!- exclamó y se levantó en dos patas con un rostro amenazante y agitó las delanteras -. ¡Grooooaaaar!

-Por Celestia- balbuceó sintiendo brillante el corazón y más caliente la cara, mientras Sunset volvió a colocarse en cuatro con una igual risa pequeña y tímida con un color sutil rosa en sus mejillas.

-Ya déjame en paz y vamos a clases…- murmuró con voz liviana. Moon White le sonrió mucho, una sonrisa que sintió "diferente", pero esta vez, la estaba disfrutando.

-Está bien- aprobó y sintiendo un raro ambiente envolverlos, ambos caminaron hacia la mitad de la calle para entrar al edificio donde se dictaba los cursos, sin atreverse a decirse algo o mirarse, en una agradable vergüenza".

Twilight asomó la cabeza del escritorio en donde estaba, cuando vio a Moon White entrar a la biblioteca. Mientras ella estaba en esta habitación, Moon White estaba en el cuarto de estudio cerca de ahí, habiendo estado entra y sale de la biblioteca, buscando siempre algo en particular. Lo vio cruzar el lugar con la mirada muy ensimismada, casi de manera robótica su cuerpo se conducía directamente hacia los estantes para buscar lo que parecía un título en específico, y eso le intrigaba. Estaba escogiendo libros de manera muy específica. Apartó su atención de su propia búsqueda para mirarlo a rebuscar entre la hilera de libros que cubrían prácticamente toda la pared, hasta parecer encontrar el título que buscaba y lo sacó, ojeándolo un momento para empezar a caminar con los ojos absortos a las páginas, pero tal vez, el calor de su mirada al estar con los ojos prendidos a él, hizo que Moon White desviara su atención hacia ella, mirándola un momento deteniendo su andar, entonces sonrió con calidez y lo que hizo fue pasarle la mano por la cabeza en una caricia, desbaratándole algo su cerquillo, darle una mirada tranquila más, y continuó su camino como si nada.

Twilight parpadeó, confundida.

-Me hizo sentir una mascota…- murmuró para sí misma y soplarse el cerquillo.

Moon White apenas se sentó en la silla del cuarto de estudio con la mirada pegada al libro por un buen rato, para apartarlo y ver hacia el vacío, como si abriera y cerrara archiveras en su cerebro, escarbando algo en particular pero en contra de su voluntad, abría memorias que en el pasado, habría apartado recordar hasta dejarlo en completo olvido como si nunca existió.

Pero ahora las cosas eran… diferentes.

*Flashback*

"Había terminado el pequeño receso del curso de magia.

Los potros empezaban a ingresar a sus respectivos salones separados por niveles.

Sunset y Moon White ya se encontraban en el último y este era el último día de clase.

Se sentía muy extraño y también irónicamente nostálgico.

No tendría tan buenos recuerdos respecto a sus compañeros, pues ser amigo de alguien tan temperamental y presuntuosa como Sunset le costó la amistad del resto de la clase.

Nadie la quería. Nadie la aguantaba. Hasta algunos le temían pues sabía hacer gestos intimidantes cuando la molestaban. La verdad, Sunset era otra pony con los demás. Había dejado de ser malcriada y altanera con los adultos y violenta como más pequeña, pero su narcisismo se mantenían y sabía responder si la molestaban. Pero se contenía, cuando él le pedía que no causara problemas. Era como presionar un botón. Los potrillos podían molestarla diciendo cosas pero ella no respondía porque le había prometido controlarse. Antes, solía llorar por eso y por como era, pero a estas alturas, le resbalaba todo y aguantaba. Pero eso no la hizo socializar con nadie. Todos eran tontos o inferiores para ella. Todos menos él. Su tiempo era suyo, y el de él, el de ella, aunque le costara perder amigos.

Pero no lamentaba eso por ni un minuto.

Sunset Shimmer era todo lo que necesitaba.

A su lado, no sentía la necesidad de nadie ni de nada más.

Se sentía completo, siempre fue así. La miró y no pudo dejar de mirarla. Y ahora, que había madurado más de lo que fue hace cuatro años, ese sentimiento simplemente fue interpretado y más claro. Y su corazón se encargaba de recordárselo.

Ahora terminaban el curso, y menos de semana y media, tendrían que presentarse en Canterlot para pasar la prueba y asistir a la escuela de Celestia, por la que tanto habían añorado entrar.

Mientras llegaban a su pupitre compartido, la veía parlotear con los ojos brillantes de ilusión el gran paso que cambiaría su vida para siempre.

-¡Dejaría de vivir en ese apestoso orfanato!- decía con los cascos juntos mirando hacia donde su imaginación la llevaba -. ¡Tendré mi propio cuarto! ¡Lecciones más avanzadas! ¡Estaré con ponies casi igual de talentosos como yo!

-¿"Cómo yo"?- le sonrió con acusación lo que dijo, y ella lo miró, lo más que podía con su melena aun lisa sobre su cara en ese peinado suyo.

-¡Como nosotros!- corrigió colocando un casco sobre su hombro y miles de fuegos de artificiales reventaron en todo su pecho.

Él sólo pudo sonreír feliz muy en alto al sentir esos colores explotar ante su contacto mientras Sunset apartaba el casco y le fruncía el ceño con media sonrisa.

-Andas raro- rodó los ojos -. Más de lo habitual, claro.

-¿Raro?- repitió -. ¿Lo dice quien lleva medio rostro tapado y pisando su propia cola sólo porque una revista lo dice? ¿Y yo soy el raro?

-¡Hey!- se quejó divertida dándole un empujón amistoso -. Pero sí. Andas raro. Te ves diferente…como si supieras algo que yo ignoro…- decía pensativa, cuando abrió mucho los ojos, apartando un poco la melena de su rostro para acusarlo con la mirada -. ¿Acaso…?- empezó a decir en susurro fuerte acercándose mucho a él para hablar más discreto -. ¿Acaso pudiste invocar el hechizo de ya sabes qué?

El rostro de Moon White dudó un poco ante ello. Sintió un nudo apretando su hace poco juguetón y brillante corazón de la culpa, al recordar aquel hechizo de magia oscura que provocaba alusinar tus temores que robaron en la biblioteca del castillo de Canterlot. No era de algo de lo que estaba orgulloso, pero fue convencido por Sunset.

-¿Lo hiciste?- insistía Sunset mirando a los lados cerciorando que ningún compañero los escuchaba y se volvió a rejuntar a él para continuar hablando en susurro cauteloso -. Porque falta un nada para las pruebas. Sería fantástico mostrar que podemos manejar magia oscura a nuestra corta edad- expandió sus ojos separando un poco los labios -. ¡Tal vez hasta nos hace estudiantes exclusivos de la Princesa Celestia!

-Lo sé, lo sé- le contestó igual de susurro a pocos centímetros de ella -. Pero no, aún no he podido- avisó con un gesto y Sunset desplomó su castillo encorvando sus cejas.

-¡Se nos acaba el tiempo!- se frustró -. Hoy iré a tu casa cuando tus padres duerman como otras veces para invocar el hechizo.

-Sunny, ¿Sabes qué pasaría si nos pescan practicando ese hechizo?- dijo para agregar mucho más bajo -. ¿Qué lo robamos del castillo de la Princesa?- preguntó con cierta preocupación. -. Capaz y no me dejarán volver a verte…

-¡No digas eso!- respondió alertada -. Y por algo voy en la noche, ¿no? Para que no nos atrapen. Hoy iré una hora más tarde para asegurar que estén dormidos, ¿Bien?

-Te hiciste una experta en escapar del orfanato.

-Y robando hechizos de la realeza- rió orgullosa.

-Sshh- le frunció el ceño, como si no escuchando no fuera real, pues le estrangulaba la culpa, para sólo ahí, caer en cuenta de lo muy cerca que estaba de ella, de su rostro, prácticamente respirando el aire que ella botaba y viceversa, lo que pareció darse cuenta Sunset también, intercambiándose una curiosa e intrigante mirada.

Pero los dos no parecieron los únicos que se dieron cuenta.

Como lo pensó, había compañeros que aún molestaban a Sunset por su complejo de superioridad y a él por ser amigo de la más odiada del salón.

Ninguno tuvo tiempo de reaccionar, cuando sintieron que repentinamente, una fuerza los empujó desde atrás de su cabeza, haciendo que se inclinaran abruptamente hacia adelante.

Aquello ocasionó que sus caras se estrellaran y sus labios se pegaran uno sobre el otro.

-¡Y yo los declaro, Señor y Señora Torpes!- bufó en alto un unicornio café apartando los cascos detrás de las cabezas de Moon White y Sunset Shimmer tras obligarlos a besarse.

-!Jajajajajajqjajajajajajajajaja!- el salón se llenó de risas.

-¡Qué bueno que estabas sentado, porque no la alcanzabas, chaparro!

-¡Siempre has sido boca floja, Shimmer!

Las bufas iban y venían, hasta tirando besos al aire gozando en risa, pero parecían amortiguadas con la burbuja en las que los cerraron a ellos.

Tanto Moon White como Sunset, se separaron de manera inquieta, con los ojos abiertos a más no poder y llevándose ambos cascos a sus bocas, tapándoselas mientras se miraban mutuamente como si habían roto algo delicado como valioso y no sabían cómo reaccionar.

Moon White sentía que no podía moverse para nada, ni pensar, sintiendo el pecho congelado pero de manera abrupta, empezó a sentir los latidos locos de su corazón romper ese bloque de hielo, caótico y descontrolado, como si se acaba de correr la cortina, caer el telón, viéndose más real, la forma diferente en que ahora veía a Sunset, y por la misma manera en la que había reaccionado Sunset, le daba la sospecha que le pasó lo mismo.

Pero de a poco, se iban filtrando el ruido del alboroto de sus compañeros, inclusive la voz del maestro entrando al salón pidiendo orden.

Aquello los hizo caer más a la realidad, pero aún así sin saber cómo lidiar con la situación.

Pero Sunset pareció que sí.

Ella tensó el rostro, apretando los dientes, mirando inquieta hacia los lados a la multitud burlesca e iluminó su cuerno para darse la vuelta para bajarse de la silla y levitar su alforja con su magia mientras se precipitaba fuera del salón, elevando los comentarios de sus compañeros y la llamada de atención del profesor por su fuga, pero ella ignoró, sin que pueda Moon White ir tras ella, detenerla. La dejó ir.

El resto del día no pudo entender la última práctica.

Se encontraba ausente, aún perplejo de lo que pasó.

Sabía que le gustaba Sunset, pero aún no se le ocurría siquiera besarla, y ya lo había hecho, habiendo pasado todo demasiado rápido, incluso sintiéndolo como un error. Porque no debió suceder así, forzado y de la nada. Ni siquiera estaba seguro si ella sentía lo mismo y ahora…su amistad pendía de un hilo.

Estaba indignado, asustado, confundido. Se sentía fuera de su cuerpo, y con unas inmensas ganas de llorar, de sólo pensar que Sunset no lo querría ver más. Pensaba demasiadas cosas a la vez y no le llevaba a ningún lado. Ni siquiera se podía concentrar el haber sentido sus labios.

Pedía gracias a Celestia que había sido el último día de clases porque fue el blanco de burlas lo que quedó del día, hasta cuando salía del edificio. Todos los potros del último nivel se abrazaban, hablaban en grupo felices y aliviados de terminar el curso, pasando él solo entre la multitud de la entrada, recibiendo risas y últimas bufas, y pocas miradas impotentes de pena ajena por lo ocurrido pero no se atrevían a defenderlo o algo, de todos modos le importaba muy poco las burlas, sólo podía pensar en el beso, en Sunset, en la posibilidades, y de nuevo en Sunset.

Arrastrando los cascos con la mirada baja, descendía las calles, llegando a unas cuadras a donde pudiera detener un carruaje a su casa, alzó la cabeza y la sangre huyó de su cabeza, al ver que Sunset Shimmer se encontraba allí, aguardándolo, mirándolo no menos pensativa que él, pero más tranquila, como él, y con la curiosidad, que llevaba su melena ondulada de vuelta meciéndose al viento de la pronta caída de la tarde, por lo que la luz amarilla del sol a punto de caer la hacía resplandecer, mientras las amarillentas hojas del otoño caían de la fila de árboles, danzando a su alrededor y levantando la melena de cada uno en el preciso silencio cuando alzaron una mirada tersa y retraída, y sus ojos cyan destacaban de ese esplendor y fondo dorado y amarillo, tomándolo por sorpresa y le entró muchos nervios, por cómo Sunset se complementaba tan bien con el temprano atardecer en esta estación del año, pero esta vez no podía dejarse congelar. Entonces caminó terminando de llegar hacia la parada, a prudente distancia de Sunset, hasta más de lo acostumbrado.

-Hola- saludó.

-Hola- devolvió ella el saludo. Moon White alzó un poco la mirada, tímida.

-Tu melena es ondulada de nuevo.

-Ah…- dijo llevándose por inercia un casco a la cabeza, como si había olvidado de haberse quitado el peinado -. Pues sí.

-¿Por qué?- preguntó, vomitando las palabras. Sunset se encogió de hombros.

-Supongo tenías razón. No tiene nada de malo mi melena.

-Claro que no.

-No.

-Se ve bien.

-Sí.

-…

-…

-¿Sunny?

-Dime.

-¿Me odias?

La pregunta le costó decir y ni la vio venir, sólo salió de su boca como se manejaba la mecánica conversación. Sunset arrugó la frente mirándolo mejor.

-¿Tú me odias a mí?

-Jamás podría odiarte.

-Y yo a ti tampoco.

Y aquello fue una enorme ola de alivio para él. Como todo lo demás, sin darse cuenta, una sonrisa empezó a elevarse mientras destensaba el rostro, sintiendo que la mirada se suavizaba y relajara al saber lo que más le importa, viendo que contagiaba a Sunset, que igual empezaba a sonreír de vuelta, cerrando un ojo cuando la brisa le movió un mechón de su melena hacia el rostro y se lo acomodaba sin cambiar el humor del rostro.

-¿En serio?- preguntó él, asegurándose con una ilusión inocente.

-Claro que no, enano- confirmó con más naturalidad haciéndole reír un poco -. Los odio a ellos. Por hacer…lo que hicieron- endureció la mirada -. El humillarnos. Burlarse. Riéndose a costa nuestra- apretó los dientes -. Pasaron ideas nada buenas a mi cabeza. Quería desquitarne. Debí hacerlo pero…no te gusta eso. Por eso huí- resopló agitando la cabeza, con los ojos entornándose duros.

-Eso ya no importa- exclamó enseguida al ver que cambiaba de nuevo su humor, rompiendo ese distancia para que le devolviera la mirada, consiguiéndolo. Sonó la boca moviendo un casco a un lado quitando importancia -. Se acabó el curso. No los volverás a ver. Así que olvídalos- sonrió motivado ante la mirada atenta de Sunset -. Olvida todo lo que te hicieron. Olvida este pueblo, el orfanato, la escuela. Porque pronto estarás en donde perteneces. En Canterlot. Sabiendo más. Con la Princesa Celestia. ¡Y serás alicornio, Sunny!- decía desprendido emoción como si fuese su propio logro esa meta -. Serás la mejor alicornio que tendrá Equestria, y serás más feliz de lo que será cualquier tonto que se burló de ti. Todos van a recordar tu nombre y van a quererte mu…- decía, para interrumpirse cuando Sunset se abalanzó a abrazarlo con fuerza.

-Tú eres el único que me comprende en este mundo…- escuchó que habló con la voz presionada, como resistiéndose a llorar -. Ni yo me entiendo. No entiendo porque soy como soy, sintiéndome errada todo el tiempo, pero tú, eres el único que me hace sentir que estoy bien…

-Porque te quiero…- murmuró con el corazón ardiendo, y cerró los ojos con fuerza, sonrojándose mucho -. Tú..tú me gu…

-¡Me olvidaré de todos!- lo interrumpió apartándose un poco del abrazo para verlo. Moon White la vio con la declaración a media garganta mientras ella se pasaba los cascos a los ojos con convicción -. ¡Todos serán nadie! ¡Les echaré polvo! ¡A todos!- le sonrió con sus ojos cyan radiantes de las capas de lágrimas -. De todos menos de ti- sonrió de lado con un firme entrecejo decidido -. Por eso aprendamos de una vez ese hechizo esta noche. Para largarnos de este pueblo y seamos tú y yo contra todos. ¡¿Estás conmigo?!- exclamó inspirada y estiró un casco hacia él. Moon White asintió con firmeza y chocó su casco con el suyo.

-Siempre, por siempre- asintió con gran alegría y compromiso, mirándose ambos mutuamente un poco más de la cuenta y con sus cascos juntos.

-Entonces…- exclamó asintiéndose -…nos vemos más tarde.

-Sí y…- meneó la cabeza, como quitándole importancia -…tal vez, te diga por qué estoy raro.

-¿A qué te refieres? ¡Con tu primer "hola" sé que eres raro!- se burló con risa que se le unió Moon White, entonces ella encogió los hombros, con un mismo meneo de cabeza -. Tal vez, también te diga algo…como… qué pienso del beso…- dijo con descomplicada y Moon White le alzó las cejas abriendo un poco la boca.

-¿Qué? ¿En serio? ¿Por qué? ¿Lo dirás? ¡Dime ahora!- exclamó desconcertado y curioso, enrojecido a más no poder, y Sunset le sacó la lengua riéndose empezando a trotar de retro, muy divertida de verlo así.

-¡Nos vemos en la noche, Don Preguntón!- gritó para darse la vuelta y salir de su presencia.

-Claro…nos vemos…- dijo para nadie, más para sí mismo, viéndola galopar entre la caída de las hojas y hacia donde caía el sol, como si fuera a permanecer parte del trabajo de teñir el cielo claro de rojo y anaranjado.

Y fue ese su último buen recuerdo con Sunset Shimmer".

En verano, Sugarcube Corner estaba más lleno de lo normal. Era golpe de suerte conseguir una mesa vacía, que había que estar de pie esperando que alguna se desocupe, pero era el lugar más recurrente de los jóvenes de la pequeña ciudad. Además, tenían los mejores postres y bebidas del lugar.

Era una tarde insoportablemente calurosa, así que Lyra salió un rato de su casa al conocido local tras antojársele uno de sus deliciosos milkshake. Tenía los audífonos colocados, escuchando los instrumentos de cuerda de una orquesta, casi por inercia, movía sus dedos como si sostuviera su lira. La mayoría toca la guitarra de aire, ella la lira de aire. ¿Qué podía decir? La música corría por sus venas. En algún tiempo atrás, no sabía de qué dependería su futuro tras la graduación, siendo este año su último año de colegio, pero entonces…

-"La música es lo tuyo. Es parte de ti, parte de tu encanto"- resonó la convincente voz de Bonbon -. " La Melodía de Bonbon", ¿Recuerdas? ¿Mi mejor regalo de cumpleaños? ¡Es una pieza hermosa!- levantó las manos de Lyra y dejó sus palmas hacia arriba -. Tienes talento, Lyra, en tus manos, para la música. Ese tal vez es tu destino…".

-Señorita, señorita…- llamaron a Lyra un joven tras ella, pero Lyra tenía los audífonos puestos, y la mirada ida hacia otro lado con una suave sonrisa calmada en el recuerdo, para recién volver al presente cuando le tocaron el hombro para pedir que avanzara con la fila, y ella se quitó un audífono distraídamente mientras caminaba la fila.

Al cabo de un rato, Lyra caminó a lo largo del local con sorbete en boca saboreando la fría bebida que complació su antojo.

-¿Lyra?- la nombró alguien, con un tono de voz muy delicado y dulce que era fácil de reconocer. Lyra miró a su alrededor para encontrar con la mirada a Fluttershy, sentada en una mesa de a dos. La pelirosada levantó la mano en alto y la sacudió, tanto en saludo como ayudando a que la notara -. ¡Lyra, hola!- saludó con una radiante sonrisa. Lyra le devolvió la sonrisa apartando el sorbete de la boca y caminar a su dirección.

-Fluttershy…- la nombró en saludo posando una mano sobre el espaldar de la silla frente a Fluttershy y la arrastró, pero entonces la recibió un raro chillido enojado, comprando que la silla no estaba desocupada…por decirlo.

Sentado sobre varias cajas, estaba Angel con las mejillas llenas de migajas anaranjas, con un fuerte ceño elevando su pequeño puñito al aire en dirección a Lyra mientras seguía expresándose molesto.

-¡Angel, ese lenguaje!- regañó flutttershy al conejo, pero entonces el animal enfocó su mirada furiosa hacia ella, y Fluttershy respingó provocando que su cabellera cayera hacia delante, cubriéndole el rostro.

-Ah…- parpadeó Lyra por la situación y sonrió de lado -…estoy bien de pie…no te preocupes- avisó, y Angel la miró cruzándose de patitas y asintió una sola vez con prepotencia y continuó devorando una rebanada de pastel.

-Oh, Lyra, lo siento- exclamó Fluttershy levantándose su asiento -. Por favor, siéntate, insisto- cedió su puesto.

-No es nece…- decía pero Fluttershy ya le había tomado un brazo y la haló enseguida para que se sentara en su silla mientras en la mesa seguía lloviendo migas del postre que el conejo masticaba con avidez ignorando a las otras dos.

-Lamento el comportamiento de Angel, normalmente no es as…- decía pero torció el gesto curvando las cejas mirando a un lado -. Bueno, sí, sí es así siempre- confesó devolviéndole la mirada -, pero no le gusta que le molesten cuando tiene ese antojo de pastel de zanahoria del Sugarcube Corner- sonrió levantando sus manos, encontrándose éstas con varias banditas que sorprendió a Lyra -. ¡Por suerte no te mordió a ti!

-…- agrandó un poco los ojos -. Entiendo…- enarcó sus cejas señalando sus manos -. ¿Cómo aguantas a esa besti…? ¡Aauch!- se quejó cuando le aterrizó una cuchara en la cabeza, para ver con enojo hacia Angel, que le sacó la lengua y respingó en alto su nariz terminando de masticar lo que tenía en la boca.

-¡Lo siento por eso!- lamentó Fluttershy-

-Agh, descuida…- se sobó la cabeza.

-Sé que puede ser un poco difícil- reconoció Fluttershy hacia su mascota con una enternecida sonrisa -. Pero no podría encontrar un mejor compañero- concluyó.

En ellos, Angel detuvo el viaje de un trozo de pastel a su boca para mirar a Fluttershy tras lo dicho, por lo que sonrió y brincó del asiento hacia su hombro, y empezó a frotar su mejilla contra la de ella, haciendo a Fluttershy sonreír más y mover su cabeza también para imitar el gesto mientras reía un poco.

-Supongo que entiendo eso…- comentó Lyra sonriéndose al ver la escena y torció los ojos -. Sé lo que es querer a alguien aunque sea más áspero que una lija. Digo, no está bien comparar a Bonbon con esa besti… ¡Auch!- se volvió a quejar, pero esta vez porque Angel le lanzó el trozo de pastel que no comió, entre sus ojos.

-¡Angel!- reprendió Fluttershy a su mascota con un leve ceño, pero el conejo la ignoró y brincó de vuelta a la silla a terminar su pastel. La pelirosada miró a Lyra limpiarse el rostro con vergüenza -. Lo siento por eso…de nuevo.

-Descuida…de nuevo…- respondió igual con resignación divertida, sonriéndole, pero la sonrisa descendió enseguida, al haber mencionado a Bonbon.

Apartó un momento la vista hacia su milkshake, recordar que ni ella misma sabía dónde estaba Bonbon ahora. Ni lo que estaría pensando, sintiendo, recordando. La imagen de verla echada al suelo con su mano dañada y cubierta de sangre aún le paralizaba el corazón. No sabía cuándo volvería, ni cómo estaría cuando vuelva a verla.

Sólo sabía…que la extrañaba mucho.

Fluttershy miró su expresión melancólica, empezando a pensar y mirar que Angel eructaba con su pancita hecha una bolita tras haber terminado el pastel. Entonces sonrió, cargando a su conejo y miró de vuelta a Lyra.

-¿Quieres dar un paseo con nosotros?- invitó abrazando mucho más al conejo, que Angel tosió casi por vomitar por lo relleno que estaba mientras Lyra los miraba con curiosidad y sonreír en respuesta.

Al cabo de un rato, Lyra y ella salieron del local. Ambas empezaron a hablar con una sonrisa agradable marcada en sus rostros caminando por la calle. El día estaba tranquilo y aunque caluroso, hacía una buena brisa que acompañaba el rato, compartiendo Lyra el milkshake con Fluttershy, pero que Angel fue más rápido y de un sorbo bebió lo que quedaba de bebida, pero hizo una mueca congelada al congelarse el cerebro por beberlo rápido, causando risas entre las dos.

Tras caminar algunas cuadras, llegaron al parque, viendo a niños y adultos a sus alrededores de un lado para otro, pero al continuar caminando, escucharon música.

Lyra especialmente se mostró interesada por la melodía que danzaba por el aire, pegadiza y carismática, reconociendo la composición a oído y saber reconocer, que el violinista domina el instrumento al tocar una de las melodías más complicadas. Y no por nada había provocado que una multitud rodeara desde donde estaba dando un concierto gratuito en el parque, dentro de un sencillo y bonito quiosco de aspecto victoriano. Tanto Lyra como Fluttershy, se acercaron a escuchar de cerca al músico, haciéndose paso entre la gente, con Fluttershy disculpándose cada segundo. Pero en cuanto más iba despejando personas, más Lyra tenía accesibilidad de ir observando al músico. Cuando entonces, sus ojos frenaron hacia la primera figura que observó bien que, sin tener que ver al músico, supo de quién se trataba al reconocer el violín pintado de un brillante color dorado que parecía relucir como oro bajo el sol de verano.

Lyra quedó pasmada, quieta, y sintió el corazón contrayéndose dolorosamente.

Entonces una mano se posó en su hombro desde atrás.

Lyra brincó en estado alerta dándose la vuelta para encontrarse con una extrañada Fluttershy por su repentina reacción de su susto, que abrazó aún más al conejo blanco que tenía entre sus brazos.

-¡Lo siento! ¡Te asusté! ¡No fue mi intención!

-¡Ssshh!- la calló Lyra aun sobresaltada para mirar de nuevo hacia el quiosco para no llamar la atención de quien se había encontrado, pero pareció tarde.

Los ojos dorados de Lyra, se encontraron con unos iguales de ese color. Ya no sólo divisaba el violín, sino al músico completo, siendo la figura de una mujer madura con quien compartía ciertas facciones, completamente impresionada que ella.

Y es que no era más que su madre.

No, esa no era su madre. Su madre estaba en casa ahora. Su tía era en realidad u madre. Y la mujer que veía ahora era sólo…

…una pesadilla.

Lyra quedó congelada con el rostro crispado sin poder desprender la mirada de aquella mujer, que tenía una cara igual o peor de ella al encontrarla, que cuando dio los primeros movimientos torpes para cruzar la calle con la intención de acercarse, Lyra reaccionó de golpe, sin explicaciones, tomar de la muñeca a Fluttershy y hacerla correr con fuerza a lo largo del parque calle, huyendo rápido y casi en zancadas de ahí lo más que podía.

-¡Lyra! ¿Qué sucede?- interrogó la pelirosada, apretando con un solo brazo a Angel mientras era prácticamente arrastrada entre la maratón improvisada que había emprendido Lyra, saliendo del parque como si su vida dependiera de ellos y cruzara la calle vacía hacia el otro lado, cuando empezó a escuchar una tercera voz, nombrándola a gritos.

-¡Lyra!- exclamó la mujer corriendo a su propio paso tras de ella, empujando a las personas en su camino, haciendo que Fluttershy volteara con torpeza a ver que eran perseguidas -. ¡Lyra, detente!- insistía en su carrera, que iba ya hasta cruzar la cuadra -. ¡Lyra, no huyas!- se alcanzó a escuchar.

Y la última palabra aterrizó como un largo cuchillo se enterrada desde la espalda y atravesara el corazón.

Fue entonces que repentinamente, Lyra frenó a raya, tomando a Fluttershy desprevenida y frenara entre a tropezones, sin tiempo bien de enderezarse cuando vio a Lyra mostrar la cara con los ojos endurecidos pero vidriosos, con su expresión duro pero los labios le temblaban, al igual que su cuerpo, de una ira contenido que reflejaba en sus ojos dorados.

-¡¿Cómo te atreves?!- recriminó con voz ronca y profundamente resentida, viendo a la mujer agitada, descendiendo su carrera al ver dejó de correr -. ¡¿Cómo te atreves a pedirme que no huya cuando la que huyó hace mucho tiempo fuiste tú?!

-…- enmudeció Fluttershy, sintiendo el delicado ambiente.

No pudo evitar mirar con el rabillo del ojo a la mujer, viéndola mejor, de cabello lacio y muy largo, parecido al de Lyra, sólo que el de ella era café que combinan con los ojos dorados frenéticos e inquietos de su personas, que aún subía y bajaba su pecho por el cansancio, pero tenía los ojos abiertos de par en par profundamente melancólicos.

Aunque no entendiera lo que ocurría, dándose una idea, Fluttershy sintió mucha pena por ella por los sentimientos de tristeza que expresaba, muy empática.

-Lyra…- balbuceó la mujer con voz débil y quebradiza, dando un paso, pero Lyra marcó más el entrecejo y apartó la mirada con violencia en rechazo, apretando los puños.

-Vete.

-Lyra, por favor…- suplicó con una acumulación de lágrimas que cubrían sus ojos dando un par de pasos más. -. Por favor, hija…- pronunció y fue la última palabra lo que enfureció aún más, y se contrajo todo su cuerpo, ya no pudiendo contener más la ira.

-¡Que te VAYAS!- vociferó apretando fuerte los párpados y de manera inconsciente, invocó su cuerno.

Lyra expandió sus manos a los lados de par en par, expandiendo un escudo en forma de domo dorado a su alrededor y se abrió a velocidad contra todo lo que tenía cerca, lo que causó que su madre retrocediera de golpe con torpeza, distanciándose impávida pero el escudo aterrizó contra ella y la chocó, aventándola hacia atrás y hacerla caer de espaldas contra al suelo, aventándola no más de dos metros.

-¡Lyra!- intervino Fluttershy al fin en llamada de atención, provocando que Lyra abriera sus ojos y se diera cuenta de lo que provocó, encorvando sus cejas y desprendiera el escudo enseguida, desapareciendo su cuerno, pero no se movió de donde estaba, pero Fluttershy sí, caminando hacia Lyra con un rostro manteniendo la calma -. ¿Es tu madre?- interrogó mirándola fijamente, y Lyra no podía emitir ni una palabra, que le ardiera la garganta, entiesando su barbilla y sus ojos se vidriaran más, profundamente avergonzada y apenada, arrepentida de lo que acababa de provocar. Apretó la expresión con dolor sin apartarle los ojos a Fluttershy,

-Tú no entiendes…- farfulló con voz áspera mientras se le desbordaban las lágrimas -…ella y mi padre dijeron que volverían…- negó la cabeza mecánicamente -…me dejaron…me dejaron…- repitió con dolor entre su rostro inquieto.

Fluttershy le entregó una mirada atenta y comprensiva, sin ni una gota de prejuicio, y lo que hizo fue encargarle a Angel a sus brazos, mientras le regalaba una sonrisa dulce y gentil que sólo la puso más indefensa y derrotada, de su anterior actitud defensiva.

Entonces Fluttershy se dio la vuelta, encaminándose hacia donde la mujer había caído para inclinarse y ayudarla a levantar, sorprendiendo a Lyra mientras Angel movía su cabeza contra su pecho, en señal que lo empezara a mimar, hasta en una ofrenda de paz, cosa que Lyra obedeció mecánicamente, en levantar su mano sobre su cabeza peluda y suave en cortas caricias que empezaban a destensarla.

-¿Se encuentra bien? ¿Le duele algo?- preguntaba Fluttershy mientras tanto, con sincera preocupación hacia la madre de Lyra, que negó con su cabeza sus preguntas, terminando de ponerse de pie sin desprender esa expresión consternada y preocupada, de no sólo encontrarse con la hija que dejó, sino por lo que acababa de verla hacer al invocar el escudo, pero Fluttershy no le dio tiempo para eso -. Ella no la echó apropósito- exclamó como si susurrara, ganándose la atenta mirada de la mujer, al ver esa sonrisa delicada de la amante de los animales -. Sé que lo siente…pero lo que usted le hizo es muy grave. No puede esperar una reacción menos de mi amiga…

-Yo…- murmuró con la barbilla temblante, pasando su vista hacia Lyra, que la miraba también, con una pose y semblante casi pueril, sin dejar de acariciar a Angel, y desvió sus ojos dorados abatidos hacia otro lado.

-…pero no siempre puedes vivir con ese resentimiento de alguien completamente arrepentido…- elevó un poco más la voz Fluttershy pasando su mirada a Lyra, que la hizo mirar hacia ella en una incómoda actitud desconcertada, casi temblando.

-Lo siento- pronunció de pronto su madre, y Lyra la miró con esa expresión de angustia en su rostro, mirando el suyo abatido y suplicante entre lágrimas que brillaban en los bordes de sus ojos y se desplomaban gordas y pesadas en su cara, dejando mudo su corazón -. Sólo…lo siento, Lyra…- volvió a decir para descomponer el rostro y darse la vuelta para salir de su presencia, alejando el llanto que no pudo evitar quebrar.

Lyra no cambió el rostro, sólo vio cómo la figura se alejaba, mirando su espalda tomar distancia de ella, casi como flashback, verla cruzar la puerta al igual que su padre, prometiendo volver por ella y nunca hacerlo…

Nuevas lágrimas rodaron por sus mejillas, sosteniendo al conejo entre su pecho.

Estaba muy confundida, muy dolida y entristecida, viéndola partir y muriéndose de ira que, aun así, ante tanto dolor, la quería detener…

Entonces unas manos se posaron a sus hombros y sentir la cercanía de una suave y consolador abrazo. Fluttershy abrazó a Lyra sin decir nada y ella se dejó abrazar, posando su frente en su hombro y llorar, añorando a Bonbon para encontrar su apoyo que siempre le daba ante este peso del pasado, pero la amabilidad de Fluttershy era reconfortante expresado en ese abrazo, así que aunque con mucha vergüenza, no se sintió sola, y se dejó consolar por su amiga…

El día continuó transcurriendo, hasta ya por empezar a caer la tarde.

Carrot Top regaba su huerto, recorriéndolo con cuidado cuando alzó la mirada para divisar que a lo lejos, a Applejack, que cosechaba sin mucha energía las manzanas, cargando una cesta para juntarla con las demás, pero su mirada distraída la hizo tropezar y que las manzanas se esparcieran por la hierba.

-¡Por mil henos!- se quejó la vaquera lanzando la cesta vacía en desquite y se arrodillaba a recoger las manzanas con esas cejas encorvadas y mirada distante.

No tardó mucho en observar una sombra acercándose y se inclinara enfrente de ella, viendo a Carrot ayudándola a levantar las manzanas.

Ninguna decía nada, en un silencio profundo que se podía escuchar de lejos algún mugido o cacarear de las gallinas.

Ya había pasado todo el día. Ya le había dejado tiempo para que pensara mejor sin su mal humor.

-Applejack…- exclamó de repente Carrot rompiendo el silencio, con la voz más aligerada que pudiera.

-Lo arruiné, ¿Cierto?- se limitó en decir ella, dejando de recoger manzanas y que sus cejas se desplomaran con impotencia. -. No ha venido ni ha llamado porque fui muy terca como para escucharlo...

-Applejack…- repitió, ordenando sus ideas, fijando su vista hacia la expresión achicopalada de la vaquera. Sentía cómo sus entrañas se retorcían al ver así. Entonces tomó mejor valor -…has estado todo el día, al pie del teléfono, incluso dejando para después las tareas…sólo por él…

-…- la vaquera abrió la boca para contradecir, como siempre, pero no salió nada.

-En serio tienes que querer mucho a Thunderlane…- continuó pensando -. Los dos piensan que el otro no lo quiero ver. Tal vez, sólo tal vez, los dos piensen que el otro por lo que hizo, ya no querrá estar a su lado- hizo una pausa, viendo la ensimismada mirada la vaquera, pero al fin callada, para escuchar. Le sonrió -. Eres su primera novia. Y él es tu primer novio. Ambos son el primer amor del otro y apenas saben cómo ser una pareja- torció el gesto -. Yo no tengo por qué entrometerme ni hablar del tema porque no tengo ni la menor idea tampoco de cómo funciona esto- sonrió más -pero sí sé que se quieren mucho y se han de extrañar mucho, como han de estar muy preocupados de perder al otro.

-Yo…- balbuceó muy avergonzada entre su muy terco orgullo, para contemplar a Carrot estirándole una mano para apoyarla a su hombro, para que la atendiera mejor, viéndole una suavizada sonrisa firme.

-Vamos Applejack…no creo que seas de las que se queda esperando, ¿O me equivoco?

Applejack expandió bastante los ojos con asombro, ahora sí sintiendo que su terca actitud se volvía nada.

-Tienes razón…- se admiró en decir, parpadeando para mirarla un poco más fijo -. ¿Cómo es que sabes todo eso de nosotros?- interrogó con interés y Carrot miró a un lado, meneando la cabeza.

-Sólo lo sé…- contestó juntando sus manos.

-¿Nos mirabas seguido?- preguntó levantando una ceja y el rostro de Carrot se enrojeció por completo, apartando aún más la cara de Applejack, haciéndola sonreír ante su reacción que gritaba un "sí" pero a su vez le hizo pensar que Golden hablaba en serio cuando dijo que espiaba a todo el mundo, así como la especial atención que tenía hacia ella y Thunderlane, lo que no sabía realmente si halagarse o sentirse perturbada por el…¿acoso? Sacudió la cabeza y puso una mano sobre la de Carrot que tenía posada en su hombro, haciendo que pasara su vista de vuelta a ella con timidez -. Gracias por tus palabras- le sonrió -. Y…lamento si esta situación es incómoda para ti…ya que tú…bueno…tienes sentimientos hacia Thunderlane.

-Olvídalo, ¿Sí?- respondió con una bocanada de aire mirando un momento al suelo para volver a verla con una media sonrisa -. En serio, olvídalo. No me importa más a que se reconcilien ya. Yo sé mi realidad y mi posición, y más grande es el agradecimiento por todo lo que estás haciendo por mí, que seas mi amiga, tu intención de…de darme una familia…

Applejack podría sentir todo su esfuerzo y honestidad. La vaquera la abrazó sin previo aviso y Carrot titubeó un momento antes de corresponderle el gesto, sonriendo con sus cejas curvadas.

Cuando se separó, Applejack tenía un rostro transformado, ya no más de impotencia y pena, con una sonrisa determinada. Se puso de pie y corrió hacia su casa, llamando a Bicmac a gritos.

Carrot vio a Applejack irse en la camioneta con su hermano rumbo a la casa de Thunderlane. Manteniendo una pequeña sonrisa, terminaba de recoger las manzanas que del apuro, Applejack había abandonado. No había pasado ni diez minutos, caminando de vuelta hacia la casa, cuando vio el autobús estacionarse enfrente de la granja y reconocía con inmediatez, a Thunderlane bajarse del transporte público.

-¡MANZANITA!- exclamó él corriendo hacia la casa.

Carrot bajó las cejas de la ironía.

Entonces sonó su celular.

Applejack lo sacó del bolsillo de su falda y contestó con curiosidad al ver al remitente.

-¿Carrot? ¿Qué sucede?

-Ah…pues, Thunderlane está aquí, en la granja…

-…- dejó caer las cejas con una mueca, pero entonces se empezó a reír de la nada, dejando a Carrot del otro lado del celular confundida al igual que Bicman al lado de ella -. Siempre es tan imprudente…- comentó para sí misma sonriéndose mucho -. Voy para allá.

-Claro. Pero…- agregaba para decir en voz baja -…está apresurado. Será mejor que vengas deprisa.

-¿Apresurado?- frunció el ceño -. Aaagh. Mejor no me adelanto y voy para allá- avisó y colgó.

Cuando Applejack llegó finalmente a la granja, antes de que pudiera abrir la puerta de la camioneta, Thunderlane la abordó, haciéndola asustar rn un respingo qur la hizo golpear la cabeza contra la parte de arriba. Tanto era el afán de él que ni cuenta se dio.

-¡Sal, sal ya, va anochecer!- exclamó acelerado y urgente.

-¿Y qué con…? ¡Oye!- reclamó cuando Thunderlane la agarró de la cintura, sacándola del auto de una vez elevándola un poco y dejarla al suelo. Ella se sacudió con un concentrado ceño punzandolo von la mirada por la maniobra, que apenas abrió la boca para hablar, él le ganó el turno.

-¿Confías en mí?- preguntó enseguida. Applejack se lo quedó mirando con duda en silencio -. Lo tomaré como un "tal vez".

-Thunderlane, ¿Qué rayos…?- decía para ver en cámara rápida, como Thunderlane invocó sus alas, abriéndose de par en par tras su espalda y mientras se distraía de verselas por segunda vez, para que él la alzara del suelo, cargándola en sus brazos y sin más, agitar sus alas y desprendiéndose del suelo, para volar.

-¡¿PERO QUÉ DIABLOS ESTÁS HACIENDO?!- vociferó furiosa viéndose cómo se elevaba por los aires con rapidez y cerró los ojos con miedo, apretando su rostro contra el pecho pero para no ver -. ¡SUÉLTAME! ¡AHORA! ¡HABLO EN SERIO, THUNDERLANE! ¡BÁJAME AHORA!

-¡Confía en mí!- hablaba contra el viento.

-¡NO LO HAGO! ¡Y SUBE MÁS TU MANO, O JURO QUE TE DOY MANZANAZOS!

-¡¿Qué?! Ahhh…- se dio cuenta acomodando la mano -. ¡Lo siento, te cogí rápido! No te preocupes, ni siquiera sabía que era tu...

-¡THUNDERLANE, DIJE QUE ME BAJARAS, AHORA!

-Ya, ya. Ya lo hago- escuchó decir, y cómo dejaba de volar. Entonces él se paró en una nube -. Listo- exclamó, empezando a soltarla de los brazos. Applejack palideció.

-¡¿PERO QUÉ ESTABLOS?! ¡NO ME SUELTES!- reclamó en un grito percollándolo del cuello con fuerza encogiendo sus piernas hacia arriba. -. ¡Yo no tengo magia de pegaso, Thunderlane! ¡No puedo sostenerme en una nube como tú!

-Eh…¿Ah, no?

-¡NO!- gritó -. ¡EN SERIO ME IBAS A SOLTAR!- palideció y él hizo una mueca.

-Está bien. Está bien. Sólo tengo que aguantar tu peso…- dijo con esfuerzo. Applejack se ahorró el comentario. -. Sólo abre los ojos de una vez.

-¡No!- contestó temblando, pero ya empezando a calmarse un poco pero sin perder el susto de la altura que se encontraba -. Sólo…Thunderlane, lo siento.

-¿Qué?- se sorprendió.

-¡Que lo siento!- repitió -. Lamento ser dura contigo. No debí irme como lo hice. Debí quedarme a escucharte. Me mataba no saber de ti todo el día por mi culpa. ¡Creí que lo arruiné!

-¡Yo creí que lo arruiné! Y no fue tu culpa... ¡Te mentí!

-¡Pero confío en ti!- replicó aún con sus ojos fuertemente cerrados pero escarbando sus sentimientos -. No me harías daño, a nadie...eres bueno. Siempre tienes buenas intenciones. El chico que mejor conozco, que me hace reír diferente y feliz…- agregó con suavidad -. Perdón si lo dudé…

-Applejack…- se conmovió, sonriéndose. Era lo único que quiso oir...

-Ahora…no sé qué quieres hacer….- exclamó aferrándose con más fuerza del agarre -…pero no me gusta. Bájame. Por favor…

-Sólo abre los ojos…te lo vas a perder. Ya está por acabarse…

-¿Acabarse?

-Por favor…- musitó más suave, sintiendo sus brazos rodeándola con protección -. No voy a dejarte caer nunca. Siempre vas a estar a salvo en mis brazos. Te lo juro.

-…- enmudeció escuchándolo, muriéndose en vergüenza pero una agradable, entonces sus párpados cerrados temblaron al sentir una fuerte luz posarse en ellos. -. Dije que confiaba en ti…- murmuró, aún nerviosa para abrir de a poco los ojos, parpadeando varias veces al principio, para dejarlos completamente abiertos al contemplar, el gigantesco sol emanando rayos naranjas a su alrededor, tiñendo el cielo en un atardecer, viendo con asombro cómo el astro empezaba a bajar frente a sus ojos, y el cómo invocaba la noche, resplandeciendo todo el cielo del suave color naranja entre las brisase cálidas del verano removiendo sus hebras rubias, sosteniendo fija la mirada de sus ojos verdes que brillaban como reflejo de la luz amarilla y anaranjada del sol.

-Sé que puedo meter la pata…muchas veces…como ahora...- exclamó Thunderlane, más concentrado en el rostro de Applejack que del atardecer, como si no existiera competencia en qué belleza admirar mejor -…pero…si puedo regalarte un fragmento del cielo…lo haría, y lo hice- exclamó y Applejack desvió la mirada para verlo, aún con sus ojos verdes redondos y relucientes como joyas pulidas de esmeraldas. Thunderlane se los miró profundamente -. Hoy será el atardecer. Mañana puede ser el crepúsculo. Y el siguiente el amanecer. Y el siguiente la medianoche. Y los siguientes cada fase de la luna. Cada fragmento de las cuatros estaciones de los años que pasen. De las ciudades del mundo. Y así seguiría hasta creer la utopía de regalarte el cielo completo, o al menos que a mi lado te sientas como contemplar uno, que es lo que siento cada que te veo. Sólo quiero que sepas que...haría lo que sea, siempre, para que seas feliz.

-…- sus labios estaban sellados, contemplándolo fijamente, ya sin importarle la altura ni que la que la cargase, ni sentir cuando una lágrima cayó mientras se inclinaba para volver a enroscar sus brazos a su cuello, perdiendo el agarre fuerte por uno suave, mientras sólo podía besarlo, una y otra vez hasta que se reían muy juntos mirandose, cubiertos por el resplandor luminoso de un día que se acababa, pero de un amor que sólo apenas empezaba.

Okey.

En serio me odio por haber tardado tanto en actualizar, hasta romper mi propio record. ¡No tengo ni noción del tiempo! ¿Cuánto tardé? ¿dos? ¿tres meses?

*se dispara*

Lo siento, pero la vida es una perra que sabe cómo joderte. Y pues me jodió. Pasó muchas cosas por mi cabeza y no pude sentarme tranquila a escribir hasta estas ultimas semanas. Así que aquí al fin he subido el capítulo hasta sentirme satisfecha con él, pues merecen conserve la calidad y el amor y esfuerzo que entrego en cada uno de ellos. (Claro, que si se me va uno que otro error...¡Soy humano! XD)

Para aclarar, mi intención es terminar el fic. QUIERO hacerlo, pero como dijo, la vida es una perra. Y mientras pueda seguir actualizando, lo haré, aunque me tarde.

Así que agradezco los que están pendientes en la historia, aquellos que escribieron review y hasta PM de si iba a continuar la historia, hasta uno por ahí, me preguntó cómo termina todo si es que no volveré actualizar XD esa persona quién es xP

En fin, ya tengo avanzado el siguiente capítulo así que aspiro y espero, actualizar en os transcursos de los días, que ahí veremos lo que pasó en el mundo pony también, so...

Gracias por leer, dejen review y...

¡Sunny honey, fuera!

Next Chapter: La Respuesta Estimated time remaining: 0 Minutes
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