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Lo Que Somos Ahora

by Sunny Honey

Chapter 46: La Otra Parte De Mí

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La Otra Parte De Mí

Cherry llegó dentro del ascensor para dejar el piso del hospital tras pelearse nuevamente con Bonbon. No se resistió y se pegó a la pared metálica y se deslizó con las manos en el rostro. Aun siendo nada, aun derramaba lágrimas y sufría, por ella, por Bonbon. Pero entonces la puerta se deslizó, abriéndose, y ella buscó incorporarse enseguida evadiendo la mirada para secarse las lágrimas.

-¿Cherry?- escuchó que la nombraban, entonces ella pasó su mirada enfrente avergonzada aun pasándose las manos a la cara, contemplando quien la reconoció.

Los ojos cereza de Rainbow Dash se mostraron sorpresivos mientras parpadeaba varias veces al pie de la entrada del ascensor, como cerciorando que estaba en lo correcto de lo que veía hasta que relajó un proco la expresión al medio segundo, al recordar de dónde había salido Cherry, que le tocaba turno de acompañar a Bonbon a cuidar a Golden, entonces puso un rostro comprensivo mientras entraba al ascensor, suponiendo lo inevitable.

Pero Cherry se incorporó enseguida, poniéndose de pie terminando de pasarse las manos a la cara, secándose las lágrimas mientras hablaba:

-No, no, no. En serio no- decía con voz acelerada una vez en pie para mirar con un ceño entre su aun mirada vidriada conteniendo más lágrimas. -. En verdad, realmente no quiero escuchar- sinceró meneando la cabeza a los lados mientras se cerraba la puerta del ascensor automáticamente -. No quiero saber nada de nada porque estoy cansada, harta y hostigada de sentirme como me siento y escuchar los mismos sermones de siempre, ¿sabes?- exclamó con un gesto de impotencia y dolor entrecerrando los ojos. Rainbow sólo se mantuvo ahí de pie, mirándola -. Estoy realmente agotada…- suspiró con pesadez cerrando los ojos y apoyándose contra la pared, cruzando los brazos sobre su pecho. -. Ya sé qué me buscaba al aventurarme con ella. Yo solita me jodí así que ahórrate los comentarios. No quiero oírte.

-Mmmm- pensó Rainbow, escanéandola un momento -. Okey.

-Bien- asintió con fuerza, devolviéndole la mirada. -. Porque no diré nada.

-Bien- repitió mirándola, como aguardando algo.

-¡Bien!- exclamó cruzando más fuerte los brazos entre su ceño.

-Bien.

-¡Bien!

-…

-…

-…

-…- se mantuvo callada para de a poco, empezar a hacer un puchero y vidriarle más fuerte los ojos, derrumbándose por completa la dura expresión contenida.

-¿Quieres un abrazo?

-¡SIIIIII!- exclamó al ras y se le abalanzó encima rompiendo en llanto, haciendo un gesto Rainbow en su rostro, el ver en lo que se metió, recibiéndola mientras Cherry terminaba de desahogarse en lágrimas.

-Ehm…lo sé, lo sé…- se le ocurrió decir en consuelo, dándole palmaditas en la espalda, cuando en eso se abre el ascensor y un par de personas iban a entrar, deteniéndose en seco al ver el cuadro y escuchar el llanto lamentoso de Cherry -. Usen el de al lado- les dijo Rainbow sin inmutarse mucho y ambas personas se fueron sin más.

-¡Esto es tan vergonzoso!- lloriqueaba Cherry aun abrazada de Rainbow.

-Nah, para nada- sonrió la peliarcoiris, comprensiva -. No tienes por qué avergonzarte. Somos amigas, ¿no? No te juzgaré- exclamó para que Cherry se apartara del abrazo con esa expresión sumisa y triste, hipando un poco.

-Ahamm- asintió.

Rainbow suavizó un ceño entre conmovida y empática al verla así, pero se le salió una corta risa. Cherry aligeró un ceño.

-¿Qué es gracioso?

-Lo…lo siento- exclamó enseguida frenando la corta risa pero manteniendo un pequeña sonrisa -. Pero…me recuerdas a Rarity con el rímel corrido cuando llora por sus dramas…

-¿Ahm?- dudó para pasarse las manos a los bordes de los ojos y colocarlas hacia adelante para vérselas manchadas de negro.-. Oh, maldición- miró a Rainbow -. Me dijeron que era aprueba de agua…- se quejó con reproche entre su voz ligera e inevitablemente, Rainbow soltó una carcajada por el comentario fuera de lugar.

Cherry parpadeó, mirándola reír y después a sus manos manchadas, dándose cuenta en la situación en la que estaba. Encerrada en el ascensor de un hospital llorando con el rostro manchado de un rímel comprado por una estafadora vendedora. No le pareció motivo de risa, pero sintió que había llegado a un punto, en que había pasado tantas situaciones amargas y dramáticas, que ya no le pareció de otra que reírse de ello, y la risa de Rainbow se le empezó a pegar, por lo que aun entre sus mejillas húmedas de lágrimas, Cherry desprendió un corta carcajada alzando de a poco las comisuras de sus labios, para empezar a reírse más, formando más abierta la sonrisa, riéndose a dúo con Rainbow Dash, enredándose entre sí las carcajadas que, cuando se abrió el ascensor, la risa tomó con la guardia baja por quienes iban a pasar. Entonces Rainbow tomó del antebrazo a Cherry para salir de una vez del ascensor para desocuparlo pero sin dejar de reírse.

-¡En serio! ¡Esto es vergonzoso!- reclamó Cherry en cortas carcajadas. Rainbow la miró.

-Ven. Te invito un trago- exclamó la peliarcoiris entre risas mientras dirigía a Cherry a lo largo del pasillo, quien le interrogó con la mirada. Rainbow la vio y tiró otra risa -. Mejor ve a lavarte la cara, mapache.

Cherry mantuvo una pequeña pero sincera sonrisa entre el maquillaje diluido por sus lágrimas bajo sus ojos y le asintió.

La peliverde entró al baño de aquel piso mientras Rainbow iba por esos "tragos".

La rockera se pasó varias veces agua del lavamano al rostro, manteniendo por un momento las palmas húmedas sobre la cara, percibiendo como el mejorado humor se iba desintegrando ante el recuerdo de su corazón roto.

Suspiró cabizbaja, en silencio mirando el agua correr, para cerrar el grifo y levantar la mirada hacia el espejo. Sus ojos dorados por alguna razón, se vieron diferentes entre la palidez de su rostro. Solía odiar ese tono pálido. Se pasó una mano sobre una mejilla, contemplando sus párpados libres de sombras ni estaban delineadas y sus pestañas no recargadas de rímel, asi como la ausencia de su labial rojo en la boca. Ya recordaba porque odiaba dejarse al natural. Detestaba verse apagada. Y con esa expresión marchita de alguna forma, combinaba mejor su rostro limpio de maquillaje. Se dio una última mirada y se apartó del espejo, secándose las manos y cara con papel y apenas salió del baño, estaba Rainbow apenas llegando con dos latas de jugo en sus manos de alguna máquina expendedora.

-¡Hey! De nuevo te veo sin pintura en la cara- exclamó viéndola entretenida.

-Maquillaje- le corrigió levantándole una ceja.

-Meh. Lo mismo- se encogió de hombros y levantó ambas latas con una sonrisa -. ¿Uva o…?- dijo estirando en especial una lata rosa hacia ella para decir con énfasis -. ¿…Cereeeeezaaaaa?

-Agh- se quejó con media sonrisa tomando la lata que le estiró y al querer destaparla, dudó un poco -. No la agitaste, ¿cierto?

-¡Oye! ¿Me crees capaz de eso?- preguntó indignada y Cherry le levantó ambas cejas en acusación. Rainbow rodó los ojos mientras abría su lata -. Eehh...sí, sí soy capaz pero no, no lo hice- admitió para empezar a beberla mientras Cherry mantenía la sonrisa y mirar fijo su lata para destaparla y tomar un sorbo mientras ambas caminaban fuera del hospital.

Sintió la bebida dulce y fría rodar por su garganta, saboreando su sabor. Cherry suspiró cerrando los ojos tragando el líquido, como concentrándose a él para abrirlos ojos al llegar a las afueras del hospital y mirar a Rainbow que se vaciaba todo el jugo de uva de un solo trago conteniendo la respiración para finalmente bajar la lata vacía y presionarla entre su mano con fuerza mientras lanzaba un "Aaahhh" de satisfacción.

-Gracias- exclamó Cherry mientras bajaban los escalones entre algunas dispersas personas que subían y otras bajaban a su vez.

-Me debes setenta y cinco centavos- le dijo señalando la lata para sonar la boca con bufa -. Nah. Te molesto- rió un poco a lo que se sentaba en la esquina del último escalón.

-No me refería al jugo- se aclaró Cherry sentándose con ella -, sino por… la compañía.

-No querías hablar, al menos no te iba a dejar por ahí sola en ese estado, ¿no?- comentó con tranquilidad regalándole una amistosa sonrisa continuando aplastando su lata vacía mientras su larga cabellera multicolor se vencía contra una corriente de viento. Cherry le sonrió y bebió otro sorbo de su jugo, para fruncir el ceño.

-Espera, ¿Qué rayos hacías aquí en primer lugar?

-Jajajaja. ¿Recién caes en cuenta?- rió y Cherry se encogió de hombros con una sonrisita -. Pues…recibimos una llamada de la Directora Celestia- contó poniéndose un poco más seria -. Y pues, ella dijo que su…amiga, Shadow Light, quería hablar con nosotras. Ya pasó como una semana desde que la internaron y claro, asimilando todo, ahora quiere reunirse con nosotras.

-Oooh- asintió Cherry arrugando la frente -. Oh, bueno. Entonces…tienes que ir.

-Meh. Están las demás. No haré falta- sinceró con una mueca para rodar los ojos sacando su celular para avisar en un mensaje que surgió algo -. Y es más que seguro que Applejack es quien va a tomar las riendas de la conversación. Je- tiró una pequeña risa melancólica, terminando de escribir el mensaje y enviarlo -. Ese era el papel de Sunset…- agregó con voz más ligera para mirar hacia otra dirección con sus ojos un tanto ausentes en algún lado, callándose unos segundos, como remontando el tiempo -. Era un poco más centrada que todas, madura, después de todo era la mayor, aunque…- amplió la sonrisa -…tenía su humor- sinceró devolviéndole la mirada a Cherry que la miraba con atención acabando de dar otro trago a su bebia -…podría ser algo intensa. La veías cruzar los brazos y sabías que debías detener las bromas- tiró un par de carcajadas meneando la cabeza -. Recuerdo un desayuno cuando tuvimos una pijamada en casa de Pinkie Pie, puse al lado de su cabello mi tocino y dije "Uy, no pues, cuidado me confundo"- dejó escapar una risa mientras Cherry ampliaba la sonrisa ante la divertida referencia que recién tomó en cuenta -. Y ella…ella me frunció horrible el ceño y dijo "aleja esa cosa de mí", le incomodaba tener cerca carne, y entonces nos reímos todas y a ella no le tocó de otra que reírse también y me quitó el plato alejándolo de mí y y y…- se tuvo que callar porque entonces, el nudo en su garganta se hizo más fuerte como a su vez, sus ojos empezaron a arder, empezando a producir lágrimas. -. Y eso…- suspiró con añoranza, sacudiendo su cabeza para mantener la compostura. Cherry suavizó su mirada, entornándose triste y contagiándose de la pena ajena de Rainbow.

-La extrañas.

-Obvio- murmuró pasando rápidamente sus manos a sus ojos apenas secando unas delgadas líneas de lágrimas que no dejó escapar. Suspiró fuerte con su vista contrariada y cara repentinamente apagada -. Trato de no pensar cómo rayos estará. Todas nosotras- enfatizó a sus amigas -. Pero…sé que cada una como yo, tendrá en mente lo mal que lo estará pasando porque así como podría ser de dura y directa, era empática y sensible…- terminó por decir mirando el suelo. -. Debe estar con el corazón roto y devastada con todo lo que estaria haciendo esa reencarnación contra su voluntad...- agregó con rabia entre un entrecejo.

Cherry la contempló un momento con impotencia, sin saber bien qué decir ante la delicada situación. Torció la boca, pensativa y desvió la mirada a ningún punto en específico.

-No traté con ella como ustedes- empezó a decir la peliverde y Rainbow relajó su expresión para escucharla -, pero cuando reconoció sus errores, se disculpó conmigo por las cosas que dijo e hizo en el pasado, incluso antes de irse a su mundo de origen- exclamó viendo el rostro ensimismado de Rainbow con la vista clavada hacia su persona -. Ella estaba resentida con Trixie en ese entonces, cuando Lulamoon mintió diciendo que no valía su amistad. Sunset estaba muy dolida y por el dolor, dijo cosas que carecían de lo que realmente sentía por dentro, que era esperanza a que recuperara lo que tuvo con Trixie- sonrió un poco -. Y mira que apenas volvió Trixie, Sunset se lanzó a sus brazos y olvidó todo. Ella…se liberó…- pensó con más atención, suavizando un ceño. Rainbow la miró fijamente, pensativa interpretando sus palabras.

-Sunset no podría seguir adelante del todo, si seguía cargando rencor- comentó y los ojos de Cherry se entornaron intrigados mientras la peliarcoiris suavizó una sonrisa -. Tal vez no seas de las que odies, pero sí estás profundamente resentida- se arriesgó a decir. Cherry le mantuvo la mirada con la quijada endurecida, incomodada y ciertamente defensiva, pero entonces bajó los hombros asimilando mejor lo que sentía. -. No soy la mejor en aconsejar en relaciones amorosas, tampoco minimizaré lo que ellas te hicieron- dijo refiriéndose a su pasado amoroso -. Pero lo que sí sé, es que nunca te sentirás libre y segura de ti misma, ni de nadie, si sigues pensando que lo que salió mal, se repetirá. Sólo…- se encogió de hombros meneando la cabeza -…libérate de ese peso, y confía más en que las cosas tienden a mejor de una forma u otra y tienes buen corazón, eres cool y divertida- sonrió más -. Sin duda lo mereces.

-Wow- murmuró arrugando el entrecejo -. No sabía que podrías ser profunda.

-Oye- sonrió con gracia señalándose con el pulgar -. Por algo soy de las Guardianas de la Armonía, ¿no? No tengo que decir tantas tonterías juntas todo el tiempo aunque si no lo hago, exploto- bufó riéndose y Cherry compartió la risa con ella para de a poco, irla menguando, ensimismándose mirando a Rainbow y lo que dijo, quien al poco rato, levantó la mirada tras de Cherry con mucho interés arrugando la frente.

-¿Esa es Bonbon?- interrogó sorprendida.

Y la peliverde se dio la vuelta de inmediato mirando con Rainbow, cómo Bonbon bajaba los escalones del hospital con demasiada prisa para cruzar la calle descuidadamente, cruzándose un auto frente a ella sin poder frenar a tiempo pero Bonbon se impulsó del capot para lanzarse y dejarse girar sobre él y aterrizar ágil al piso para continuar corriendo hasta llegar a la siguiente calle.

Ambas espectadoras quedaron sorprendidas, poniéndose en pie casi sincronizadas realmente confundidas de lo que vieron, pues era la primera vez en toda la semana que al fin Bonbon salía del hospital.

-¿Por qué…? ¿Qué…?- empezaba a decir Rainbow cuando a Cherry se le iluminó la cabeza en una idea, abriendo mucho los ojos y miró a la peliarcoiris.

-Algo le pasó a Golden- se aventuró en decir y pensando lo peor, ambas subieron de inmediato las escaleras de regreso al edificio.

Una puerta se abrió frente a Rarity, Fluttershy, Applejack, Trixie y Pinkie Pie, quien ésta última sonrió anchamente agitando rápidamente su mano en un saludo al contemplar enfrente suyo a Celestia, mientras Fluttershy cargaba un arreglo floral que le cubría el rostro y ella debía tener la cabeza inclinada a un lado apenas viéndosele media cara aún así.

Las cicatrices del rostro de su directora, producto del parabrisas de su auto que se rompió a pocos centímetros frente a ella, estaban ya totalmente cerradas, quedando ligeras línea de cicatrices que aun sanaban y apostaban por desaparecer con el transcurso del tiempo, sin embargo, aún su brazo izquierdo estaba enyesado colgando de un cabestrillo por un par de meses más.

-Chicas, me alegra tanto de verlas- les sonrió con mucho cariño detectando que estaban incompletas -. ¿Y Rainbow?

-Avisó que se encontró con un contratiempo- exclamó Applejack no muy segura de que fuera una verdadera excusa.

-Pues, pasen- invitó manteniendo una suave sonrisa y se hizo a un lado.

Las chicas algo cautelosas, empezaron ingresar a la habitación en donde cada una, pudieron ver con prudente distancia, a la mujer con quien habían luchado, aunque técnicamente no era así.

Shadow estaba acomodada con varias almohadas en su espalda, claramente aun postrada en cama y conectada, teniendo su rostro aun recuperándose de moretones, quemaduras y cortadas, ni muy atrás sus brazos cubiertos de vendas y hematomas. Su cuerpo que parecía aplastado en la cama, evidenciaba lo frágil y delicada que aun estaba. Las chicas miraron sin saber muy bien su primera reacción mientras Shadow Light las miraba igual de callada con sus labios sellados y con esos enormes y brillantes ojos rojos enfocándose en cada una, aun no inmutándose, pero al deslizar su mirada en ellas, lograba tener flashback de cada una atacándola en su estado aislado, enfocándose un momento en Trixie, que recordaba ser ella quien la logró retener al fin para que dejara de atacar, aunque en realidad había sido Zephyr y no ella.

Finalmente, Shadow expandió el panorama, mirando a todas a su vez.

-Gracias- fue lo que salió de sus labios pálidos, con voz rasposa de su propio estado de recuperación pero a la vez serio y sincero. Las demás la escucharon atentas, formándosele una sonrisa -. Gracias por…liberarme y no…- cerró los ojos -…no matarme.

-Claro que no- reaccionó Applejack primero que todas, dando unos pasos más enfrente para acercarse más a ella -. Sólo fue una víctima de las circunstancias- agregó ampliando su suave sonrisa terminado por quedarse al lado de la cama de Shadow.

-Por como está, nosotras debemos decir "lo siento"- agregó Rarity rompiendo distancia también con las demás juntándose con ella cerca de la cama de Shadow.

-Lo siento por… ¿darle una paliza?- dudó algo en decir Trixie con una mueca, ganándose un prudente codazo de Rarity.

-En teoría- exclamó la rubia con una sonrisa nerviosa ante el inexpresivo rostro de Shadow, que terminó pasando su mirada hacia a un lado.

-Hicieron lo que debían hacer…- murmuró Shadow con su voz ronca -…con todo lo que esa… "cosa" hizo…- agitó la cabeza cerrando los ojos -…no quiero ni recordar…

-Lo importante es que ya todo lo malo pasó- exclamó Fluttershy con una gentil sonrisa en dirección de Shadow para alzar el arreglo floral -. Le trajimos estas flores. Espero sea de su agrado o que no sea alérgica al polen- agregó preocupada con su vocecita insegura. Shadow logró devolver la mirada y sonreírse un poco, inevitablemente conmovida por el gesto.

-Son…hermosas. Gracias.

-Yo les buscaré un lugar- se ofreció Applejack tomando el arreglo floral, evidenciando mayor resistencia de cargarlo que Fluttershy.

-Entonces…¿Está bien?- interrogó Trixie enarcando una ceja, aun ciertamente cautelosa.

-Su recuperación es lenta, pero segura- sonrió Celestia interviniendo.

-¿Usted…la está cuidando?- preguntó Pinkie Pie curiosa. Celestia sonrió más.

-Para eso están las amigas- dijo para mirar a Shadow, que le dibujó un ceño, moderadamente avergonzada -. ¿Verdad, Shadow?

-Huuum- murmuró a regañadientes mirando a un lado, liberando un ligero sonrojo.

-No le hagan caso, siempre fue así- les dijo Celestia dirigiéndose de nuevo a las chicas y a su vez, se escuchó la puerta de la habitación abrirse.

-¡Oh, ya llegaron!- exclamó una nueva voz uniéndose, siento ésta de Luna que cruzaba el cuarto.

-¡Subdirectora Luna!- corearon todas las chicas felices.

-¡Su cabeza está bien!- exclamó Pinkie Pie dándose ella misma toquecitos en su cabeza con un puño.

-¡Sip! Apenas me quitaron el vendaje esta mañana temprano- sonrió feliz colocándose las manos a la cintura.

-¿De que te sorprendes?- intervino Celestia alzándole una ceja con una sonrisa ladeada en bufa -. Siempre fuiste una cabeza dura- dijo en broma haciendo reír a las demás.

-¿Y tú, Cely?- preguntó su hermana con un tono de burla también -. Siempre has sido de brazo torcer, ¿entiendes? ¡Porque te rompiste el brazo!- rió con ganas al igual que las chicas pero Celestia quitó la risa -. ¿Ya podemos burlarnos de lo que pasó, verdad Light?- nombró a Shadow, quien apuntó su vista a Luna -. Digo, no siempre somos atacados por seres mágicos. ¡Oh espera! ¡Sí lo somos!- volvió a reír.

-Eh, ya basta, Luna- murmuró Celestia con una risita mientras Shadow no se reía para nada de las bromas de Luna.

-Ooow ¡Vamos!- rodó los ojos aun burlesca -. Habré perdido unas neuronas pero aun puedo hacer chistes.

-Luna…- advirtió Celestia, ceñuda.

-¿Qué pasa, Celestia? ¿Quieres bailar esta pieza?- interrogó arremedando el brazo recogido de Celestia como si la invitara a bailar, elevando más la risa de las demás.

-¡Luna!

-Y veo que ya estás listas para jugar vencidas- dijo arremedando el brazo recogido de Celestia pero alzándolo en posición vertical, quedando tal como posición de vencidas.

-¡Selena!- regañó severa concentrando más el entrecejo y Luna aspiró en shock.

-¡Me dijiste Selena!

-¡Sí!

-Sólo me dices así cuando estás enojada conmigo.

-¡Pues sí!- asintió con firmeza mientras Luna fingía un exagerado puchero.

Entonces se empezó a escuchar la risa de Shadow, y Celestia miró enseguida la sonrisa y risa cautelosa puesto que el esforzar el movimiento del cuerpo que hace el reír le hacía doler sus heridas.

-Te gusta trollear pero no que te trolleen, ¿eh?- murmuró Shadow con gracia mirándola, y Celestia rodó de ojos sonriéndose de nuevo.

Las chicas se quedaron unos momentos más, terminando de conversar lo ocurrido aquella noche para Shadow que, aunque pasado los días, sus secuales aun se sentia muy presente, aunque la ciudad empezaba de a poco a mantener sus días lo más normal posible pese ese extraño ambiente tenso que aun se percibía en los alrededores, ni se diga que seguian siendo noticias como pan de cada día.

Pasado algunos minutos, el celular de Applejack sonó. La vaquera hizo una mueca al ver que el remitente era Rainbow Dash. Contestó.

-Más vale que...- decía pero entonces calló al escuchar la seria voz de su amiga interrumpiéndola, lo que la hizo palidecer en una desagradable sorpresa para mirar a las demás, que interrogaban con la mirada a la rubia hasta que finalmente Applejack colgó permaneciendo quieta en consternación.

-¿Qué? Qué pasó, querida?- interrogó Rarity enseguida y Applejack sintió que al fin se le abrió la garganta para poder contestar:

-Golden despertó con alteraciones de personalidad.

Cuando las chicas llegaron al pasillo que dirigía al cuarto donde se quedaba Golden, vieron ahí a Rainbow, Lyra y Cherry que apenas las vieron, se irguieron a su dirección con un rostro marcado en angustia.

-¿Cómo está?- interrogó Applejack con las demás igual de atentas.

-Ahora la están revisando- fue Lyra la que contestó -. Despertó muy inquieta, alterada y…-suspiró agitando la cabeza -…decía llamarse Carrot Top, se comportaba como lo hacía en la escuela, ¿recuerdan? Con esa actitud sensible y no tenía idea de reconocerse como Golden Harvest- exclamó con una mueca de impotencia.

-¿Pero por qué?- preguntó Fluttershy muy consternada.

-El médico no me pudo decir mucho pues primero tenían que revisarla, pero dijo que la lesión cerebral que sufrió pudo alterar la personalidad y memoria…

-¿Memoria?- exclamó Trixie con voz suavizada.

-Hasta el momento, parece que Carrot no recuerda nada de su vida- comentó Lyra remojándose los labios -. Bueno, reconoció a Bonbon, a mí, pero no recuerda ninguna experiencia fuera de la escuela.

-Claro, si sólo Carrot Top existía allí- obvió Applejack -. Entonces no ha de recordar cómo llegó aquí.

-No- negó Lyra agitando la cabeza. -. Nada.

-¿Y Bonbon?- preguntó Pinkie Pie y Lyra suspiró, cabizbaja.

-Esa es otra. No lo tomó nada bien. Cuando llegué con el médico…Bonbon la estaba gritando.

*Flashback*

"Lyra se encaminaba con rápidez junto con el médico al que fue buscar que apenas puso un pie dentro del cuarto, se impresionó al encontrarse con la voz alzada en reclamo de Bonbon, que estaba junto a la cama de Golden, a quien se le escuchaba llorar mientras sólo se oía la voz de Bonbon.

-¡No, Golden!- vociferaba Bonbon hacia la aludida -. ¡No voy a cubrirte en esta farsa! ¡No puedes fingir! ¡No con algo así! ¡No después de lo que pasamos! ¡Vamos, deja de actuar!

-¡Bonbon, basta!- lloriqueaba Carrot con voz quebrada y ahogada. Pero Bonbon parecía sorda.

-¡Sweetie Drops! ¡Tú me llamas por Sweetie Drops! ¡No Bonbon!

-¡Aléjese de la paciente, ahora!- demandó el médico acercándose a Bonbon que apenas le tomó un brazo para apartarla, Bonbon se giró defensiva con una mano bien plana y estirada, para golpearlo en una zona del cuello, provocando que el médico perdiera la consciencia y caiga al suelo.

-¡Bonbon!- llamó la atención Lyra desaprobatoriamente, caminando con prisa hacia ella.

-¡¿Qué hiciste?!- reclamó Carrot Top con sus ojos fuertemente vidriosos -. ¡¿Que te pasa?! ¡Me asustas! ¡¿Por qué actúas así?!

-¡¿Por qué tú actúas así?!- reclamó Bonbon devolviéndole la mirada.

-Bonbon, Bonbon- la llamó Lyra terminando de acercarse a ella y le sujeta el rostro obligando que la viera contemplando esos fúricos ojos de su amiga empañados entre su consternación -. ¡Reacciona tú!- le exclamó agitando la cabeza -. ¡¿En serio crees que Golden mentiría con esto tan delicado?!

-¡Sí!- contestó sin duda.

-¿Pero te mentiría a ti?- formuló mejor la pregunta, y pareció dar con el blanco, porque Bonbon la miró detenidamente, escuchándose el lamentoso llanto de la pelinaranja. Lyra moderó mejor la voz -. Bonbon, Golden le ha mentido de todo a todos- le dijo para agregar -. Excepto a ti. Eres la unica a quien jamás le ha mentido, ¿cierto?- preguntó, pudiendo ver en los ojos celestes de Bonbon que le daba la razón -. Entonces, ¿Crees que ella te mentiría a ti con algo que sin duda, te iba afectar?

Bonbon miró por un lapso de momento a Lyra, relajando apenas el rostro, para mirar a quien estaba en la cama, apretando las sábanas entre sus puños mirando intimidada a Bonbon, temblándole la barbilla con sumisión y completamente confundida.

-Por favor…ya vete, vete, Bonbon- suplicó Carrot apartándole la mirada cerrando los ojos, continuando llorando.

-No- contestó finalmente, más bien a la pregunta de Lyra para devolverle la mirada a ella -. Golden no me haría esto- masculló en resignación y entonces, se separó de Lyra para acelerarse fuera del cuarto mientras Lyra la nombraba para que regresase, sin éxito".

Lyra mantuvo una mueca preocupada como triste con una mano subiendo y bajando en un brazo, habiendo terminado de contar lo sucedido. Todas las chicas presentes quedaron en silencio, sin saber bien cómo reaccionar, pero cada una mostraba un semblante abatido como de impotencia. Por inercia, Rainbow pasó su mirada prudente hacia Cherry, que estaba arrimada contra la pared con una mirada contrariada, desanimada. La peliarcoiris deslizó sus ojos hacia las demás, intercambiándose miradas entre ellas en aquel silencio, no quedando de otra que esperar a que terminen de examinar a Golden.

...

Tenía su vista clavada a la pantalla plana en la pared de una oficina amplia de color plomo, en el que las ventanas selladas de un vidrio de tonalidad oscura por la película negra que hacía que los rayos de sol no se filtrara dentro de la oficina, como por fuera no se pueda observar del otro lado de vidrio, daba un aspecto sobrio, distinguido como pertinente cubierto con moderadas sombras, escuchándose ligeramente el sonido del aire acondicionado y del moderado volumen de las noticias de ese día, siendo contemplado de un hombre que no pasaba de los treinta años, con un muy pulcro terno gris oscuro que parecía ser parte de la decoración de la oficina.

Sus ojos turquesas estaban concentrados mirando un reportaje más de las Guardianas de la Armonía, que era más que daban vuelta y vuelta a la misma información que se tenia con especulaciones de la gente.

Devious Black sonreía pasándose las manos a su cabellera rojiza al ver las entrevistas de la alcaldesa que pocos metros tras ella, estaba Raven, sin duda alguna manipulando la posición de la autoridad a su favor, que la mujer de mediana edad llamaba a la calma e informando que los planes del feriado veraniego seguían en pie para este fin de mes en las costas.

Entonces sonó su comunicador.

-Señor, la exaspirante Sweetie Drops quiere verlo.

-Ya estaba tardando - musitó con acidez enarcando una ceja para presionar el botón de la máquina -. Que pase y...nadie nos interrumpa escuchen, lo que escuchen- informó premeditado.

-Sí, señor.

No pasó ni un segundo después cuando de un tablero que mantenía a un lado del escritorio, una luz se encendió con un sonido fino persistente sonaba para a su vez, la puerta de la oficina se reventara de un solo golpe mientras se adentraba con una expresión dura y fría Bonbon, con apariencia transformada con su enorme cola de caballo, dirigiendose directo a él.

-¡Te lo advertí!- rugió ella con voz pesada y grave como una feria lista para abalanzarse encima a su presa para llegar al escritorio y con un solo jalón, lanzarlo a un lado, provocando que se deslizara con fiereza contra el extremo de la pared, haciéndose pedazos y que el insistente sonido cesara -. Si a ella le pasara algo...- le recordaba acortando la distancia hacia Devious, que la recibió tranquilo y hasta aburrido.

-¿Qué, Sweetie Drops?- interrogó quedamente -. ¿Qué vas hacerme?- levantó una ceja -. ¿Vas a matarme?

-¡No me tientes!- advirtió con rostro tallado en piedra y mirada dura a centímetros de su rostro, casi sin respirar, tiesa de ira aún más cuando Devious tiró un bufido.

-¡Por favor! No seas melodramática- exclamó con fastidio en un gesto airado -. Me querrías muerto, lo habrías hecho sin hacer tanto berrinche arruinando mi oficina. No eres mi mujer para eso- agregó esquivándola como si nada, hasta tropezándole medio cuerpo, haciendo que Bonbon apretara sus puños con fuerza jurando que le iba a dar un aneurisma de toda la ira contenida. -. Además, ella no está muerta como para cumplir tu "promesa"- dijo de repente dándose vuelta encogiéndose los hombros con simpleza -. Está viva. Despierta. Sólo deschavetada. No vengas a descargar tu frustración conmigo.

Bonbon entre la máscara dura, sintió una inevitable ola de sorpresa, el que él ya esté al tanto.

Pero tal vez no tanto.

Debía tener algún agente dentro del hospital monitoreando sin duda. Bonbon empezó a agitar la cabeza entre su respiración acelerada.

-Dijiste que no tendríamos agentes siguiéndonos si usábamos estas porquerías- exclamó con voz presionada del propio coraje alzando el brazalete que les dio.

-Exacto- sonrió cínicamente asintiendo una vez, cosa que Bonbon no tardó ni medio segundo para entender y empezar abrir sus ojos tiesos de una nueva razón de ira.

-Los brazaletes… ¿Los mandaste para que filtrara audios?

-Oh, Sweetie, en serio me haces difícil el haberte dejado ir- suspiró con hipocrecía -. Eres tan astuta como Ingenious Force.

-¡No la nombres!- reclamó defensiva.

-Conociéndote tengo mejor derecho de nombrarla que tú.

-¿Qué idiotez hablas?- escupió agresiva.

-Hablo que, por la memoria de la agente que me entrenó para ocupar este puesto algún día, hice caso a tus "exigencias"- hizo conocer alzando sus cejas -. Como si en serio me encantaría escuchar demandas de un puñado de adolescentes- la señaló -. Sé agradecida, Sweetie Drops.

-¿Te…entrenó?- interrogó frunciéndole más el ceño -. ¡Eso no es cierto! Ella se retiró cuando mi padre murió.

-Jajajajajajajaja- rió con ganas Devious pero se detuvo al ver la cara seria de Bonbon -. Ah, ¿hablas en serio?- entrecerró los ojos -. Oh, vamos, Sweetie Drops. ¡Como si pudiera retirarse antes de tiempo! Tu madre nunca dejó ser una agente. Es decir, ¿En serio crees que se mantenían tan bien con un negocio de tejido?- interrogó divertido contemplando la expresión confundida de Bonbon. Devious cambió su gesto por uno serio -. Cielos, Drops. Qué vergüenza. ¿En serio no te importó nada tu madre que ni siquiera visitaste su tienda a comprobar que no existía?- interrogó y Bonbon cada vez se le hacía difícil mantener la rigidez de su rostro -. Tu madre pasaba todo el día entrenando agentes jóvenes- se señaló -. Incluyéndome. Tal vez ya no hacía misiones, pero seguía monitoreada por la Agencia cuando necesitaran su perspicacia- rió un poco -. Mira que te encontró tan fácil en un día que semana y media nosotros sin ella- calló por un momento al ver a Bonbon desviando la mirada hacia a un lado, con los ojos inquietos. Devious alzó su barbilla -. Hablaba mucho de ti- agregó, logrando que ella deslizara sus ojos hacia él pero no su cabeza, encontrándose rígida en su posición -. Estaba orgullosa de lo fuerte e independiente que eras. De que tuvieras esos recurrentes amigos visitándote. De que tuvieras una pareja- decía, haciendo que Bonbon se pusiera realmente estupefacta e incómoda de que su madre le tuviera tanta confianza a este sujeto que apenas y conocía ella -. Soñaba en que así como esas personas estaban en tu vida, quería estarlo ella también. Una vez alcanzó a decir, que el tiempo que pasaba entrenando conmigo, soñaba que fuera contigo. En pocas palabras, fui el hijo que no fuiste para ella.

Bonbon sólo lo quedó mirando, imposible de defenderse, porque no tenía argumentos válidos para ello.

Pasó el resto de su vida, ignorándola. No le importaba nada de lo que hacía o dejaba de hacer. Si llegaba tarde no le preguntaba qué le ocurrió. Si le preguntara cuál era su color preferido. Qué gustaba leer o escuchar. Si tenía nuevas metas, miedos, intereses. Qué pasaba por su cabeza. Nada. Bonbon no sabía nada. Absolutamente nada de ella.

Devious le mantuvo la mirada, pestañeando una vez para enfocar sus ojos precisamente al rostro de Bonbon.

-Qué miedo- musitó alzando una ceja aun sosteniéndole la mirada -. Verte es como ver un fantasma. Eres su vivo retrato, Sweetie- encogió los hombros mientras Bonbon pasaba ya su rostro a su dirección -. Más vale que le hagas honores. No sólo a ella, a ambos- se llevó un índice a la cabeza -. Astuta- bajó un puño al pecho -. Y protectora como tus padres.

-¡Basta!- vociferó, ardida de una vez -. ¡¿Quién te crees que eres para hablar de mis padres?! ¡¿De darme a mí, consejos?! ¡Tú no eres tan diferente a los desalmados que son en la Agencia! ¡Mi amiga tiene lagunas mentales creyéndose una persona que no es por tu culpa!- lo señaló con rabia -. ¡Tú y ese ruin que teníamos de Superior la golpearon hasta darse turnos! ¡La humillaron! ¡La dejaron en coma y ahora no sabe dónde está parada!

-¿Qué conveniente, eh?- sonrió ladeando la cabeza. Bonbon le entrecerró los ojos separando los labios.

-¡¿Qué?!- jadeó ante su reacción.

-Digo, no sé tú, pero es mejor que las cosas sean así, ¿no?- sonrió asintiendo varias veces -. Como dijiste, fue torturada a golpes, humillada y estuvo en coma. Sin incluir que fue secuestrada a los seis años, enclaustrada del mundo exterior, golpeada para que mejore en los entrenamientos, enfrente de ti- la señaló y Bonbon sintió un hincón en sólo recordarlo -. ¿Y se me escapa algo? ¡Ah sí! Intentó suicidarse cortándose las venas a los doce años. Entonces…- suspiró cínico juntando las palmas cerca de sus labios haciendo un sonoro sonido del impacto de ambas -…no sé tú, pero si fuera de mí, estaría contento que haya olvidado todo esos, ehm, pequeños obstáculos, ¿no crees?

-¿Y quién crees que soy yo o tú para decidir eso?- interrogó con severidad -. No somos nada para decidir eso. Yo no puedo aceptar que pierda su identidad, sea cual sea. Pudiera ser alguien mejor de lo que es en realidad, pero yo no puedo aceptar eso. La apoyaría si estuviera realmente en sus cabales pero ésa Golden, la que está ahora reaccionando en el hospital- agitó la cabeza -. ¡Es una farsa! ¡Carrot Top no existe! ¡No tiene verdadero pasado ni presente mucho menos futuro! ¡Es sólo un guión que se ha quedado sin escritor! ¡No tiene que existir! ¡Jamás debió existir en primer lugar!- su respiración era agitada, contemplando la mirada atenta de Devious de lo que decía -. Y ahora me dices, que golpearla hasta que su cerebro no resistió más para hacerla entrar en coma y despertara con una personalidad fingida, ¿Es lo mejor que le pueda pasar?- ironizó con desprecio -. ¿Quieres que te lo agradezca?- interrogó con sarcasmo. Él levantó ambas cejas sin apartarle la mirada en ningún momento.

-Si eso te hace irte por donde viniste- sonrió y asintió una vez -. Sí, por favor.

-Cretino infeliz- masculló con la quijada entiesada -. No eres mejor que nosotras ni nadie, lo sabes, ¿cierto?

-Eh, sí lo soy- obvió asintiendo -. Soy Jefe de un distrito de una Agencia Especial de Seguridad que manipula autoridades gubernamentales- se encogió con obviedad -. Eso definitivamente me hace mejor que todos los demás.

-¡Maldito petulante!- masculló con desprecio, y sin decir más, levantó un puño y lo hizo aterrizar contra la pared, formándose una enorme grieta que empezó a serpentear a lo largo del muro deslizándose restos de cemento mientras ella se daba vuelta hacia la salida.

-¡Para la próxima pide cita!- avisó Devious mientras ella se iba haciéndose paso entre los escombros que quedó de puerta para salir.

Los minutos empezaron alargarse, y las chicas estaban afuera en el pasillo del hospital irritablemente impacientes ya, algunas caminando en un mismo círculo, otras trataban de matar el tiempo usando el celular o simplemente miraban el vacío, ensimismadas. Mistery Mint había llegado apenas Cherry le dio aviso del despertar de Golden, estando presentes todas las chicas que habían convivido en el escondite, a excepción de Bonbon. Después de todo, cada una de las presentes, había profesado compromiso de estar ahí para aquella peculiar pero sin dudar, reciente amiga suya.

-¿Alguien…quiere mentas?- rompió ese silencio Mistery sonriéndose un poco mientras agitaba su cajita de mentas, sintiendo que le abrazaba de lado Cherry mientras se rodaba de ojos. Las demás chicas se sonrieron y aceptaron algunas mentas.

Entonces los médicos empezaron a salir del cuarto. Las chicas se juntaron entre sí y enseguida arrinconaron al doctor titular, fusilándolo de preguntas enredándose sus voces entre sí que iban de alto a bajo tono de voz, una sobresaliendo de la otra, hasta entre ellas se empezaron a mandar a callar con diferentes gestos y amonestaciones para que dejaran hablar al médico hasta al fin callar en seco pero violando el espacio personal del hombre con sus ojos enormes atentos sobre él, que parecía que cualquier momento succionarían su alma. El médico se mantuvo un momento en silencio contemplándolas como asegurándose de que podía hablar que cuando abrió la boca...

-¡Que hable!- exclamó Pinkie Pie ya desesperada con voz chillona tomándolo de la bata demasiado ansiosa. -. ¡Esto es peor que tener que ocultarle a alguien que será tía!

-¡Pinkie!- se quejaron todas en coro y la halaron de la blusa hacia atrás para apartarla del doctor.

-Por favor, hable- concedió Applejack poniendose más adelante que todas mientras en el fondo las demás sostenían a Pinkie Pie regañándola con la mirada. El doctor se aclaró la garganta para empezar a hablar.

-Vamos por orden, ¿Está bien?- cercioró mirándolas asentir casi por inercia -. Bien- asintió alzando las cejas -. Aún existen complicaciones en órganos vitales como el bazo e hígado. A causa del despertar agresivo que tuvo forzó el delicado estado de su corazón por su insuficiencia cardiaca, que detectamos sangre acumalada en sus brazos y piernas, con la inflamación de los músculos y la alteración, se mantiene sangre coagulada que tenemos que asistirle por catéter con imágenes por rayos X para guiar medicamentos hasta el sitio del coágulo sanguíneo para disolver el bloqueo y tratar el bloqueo vascular. Pero ahora- suspiró -. Durante este tiempo, hemos tratado su disfunción en el nervio tibial, dañado producto de la hipotermia y que es el nervio que suministra el movimiento y la sensibilidad a la pantorrilla y los músculos del pie. Pero finalmente con las pruebas físicas, podemos ver que la paciente no responde ningún estímulo en los pies y mantiene continuo adormecimiento en ellos. El pronóstico no son tan favorables pues responde lento al tratamiento

-¿Y eso qué significa?- interrogó Rarity con marcada angustia.

-Que corre el riesgo de perder la movilidad total de los pies y presentar deformaciones. A la larga dependerá de andador y silla de ruedas para poder trasladarse por sí misma.

Por un momento, un silencio sepulcral cerró el ambiente a la vez que una corriente fría les recorrió la espalda. El hombre suspiró.

-Como dije, vamos a continuar tratando el nervio dañado- motivó un poco la situación -. Si llega a presentar reacción al tratamiento, podría caminar pero con algunas secuelas, como pérdida de una firma agilidad como estable equilibrio, pero al menos no serán severas.

-Claro…- murmuró Applejack aun con expresión contrariada -. ¿Y…sobre cómo despertó…creyéndose alguien que no es?

-Eso estaba por explicar- aclaró pasándose un mano sobre la boca -. La paciente sufrió un traumatismo cráneo-encefálico cerrado, lo que fue que provocó el estado de coma. Ahora que despertó, se encuentra con amnesia post-traumática.

-Agh, ¡Sea más concreto y claro, por el amor de Dios!- se quejó Rainbow Dash con fastidio no prestando atención a como le tomaban un hombro y un brazo para que se moderara.

-No pueden visitarla por ahora- resumió, haciendo que todas fruncieran el ceño entre sus expresiones desconcertadas -. La paciente está en un período de confusión y de defectuoso registro continuo de memorias después del ataque. Así como se observa importante cambio de personalidad que ameritan seguimiento psiquiátrico. Para mantenerla estable, trataremos de evadirle cualquier cosa que la altere o interfiere confusión, para ver si se trata de un estado de solo de unas horas o cuestión de días, semanas, o el peor de los casos, sean defectos más o menos permanentes de memoria y deterioro de personalidad.

-¿Entonces dice que nuestra presencia la empeoraría?- levantó la ceja Cherry.

-Por como una de ustedes la atacó verbalmente sin nombrar a que noqueó a un médico- le respondió directamente a la peliverde y ella le cruzó los brazos acentuando su ceño –sí, me temo que sí. Repito: ese primer y único encuentro jugó con la estabilidad de su insuficiencia cardiaca además de desencadenar un ataque de ansiedad. Por ahora mantengámosla tranquila.

-Pero ninguna de nosotras va a comportarse de mala forma- exclamó Trixie.

-Por favor, solo dejenos verla por un momento - agregó Fluttershy con voz ahogada.

-Por la misma razón por como está necesita saber que no está sola- exclamó Mistery.

Y así todas empezaron a exclamar suplicantes hacia el médico que al final, terminó suspirando resignado.

-De acuerdo - permitió y antes de que pudieran celebrar, agregó : -. Pero solo ingresará una persona, conmigo presente, por unos minutos. Si la paciente se altera, la retiraré inmediatamente.

-¿Solo una?- masculló Lyra y las chicas se miraron entre sí como si al verse evidenciaran lo obvio y terminaron todas mirando fijamente a Applejack.

La rubia se sintió demasiado expuesta ante la mirada atenta de las chicas, así como con cierto alivio de lo que interpretaba en esas miradas.

-¿Dejarán...que vaya yo?

-Pues, si Bonbon no lo habría arruinado...habria sido ella- admitió Rarity.

-Y aunque peleaban...eres sin duda con quien más congenia con Golden entre todas nosotras- expresó Fluttershy.

-Ambas son tercas y no se van con rodeos- decía Rainbow -, son tercas, tienen su historia, son tercas, se pelean porque saben sus verdades, ¿ya dije tercas?

-¡Son amienemigas!- chilló Pinkie abrazando de lado a la vaquera -. ¡Se pelean tanto como se quieren!- sonrió mientras Applejack se reia un poco ante eso.

-Creo que no tengo como discutir eso, Pinkie- exclamó para suspirar mientras su amiga se desprendía de ella y Applejack tomó una bocanada de aire con cierto nerviosismo y miró al médico -. Yo iré- asintió.

-Sígame- le exclamó haciéndose paso entre el grupo de amigas y la rubia caminó tras de él hacia la puerta que apenas se empieza a abrir, Applejack miró a las chicas con una presión en el pecho de los mismos nervios y ellas le sonrieron con algunas levantándoles el pulgar, en apoyo.

Applejack les sonrió lo más que pudo entre la rara sensación en su pecho y entonces dio media vuelta completa y entró.

Primero que nada, atravesó la pequeña sala de la habitación, donde desde ya, se podía escuchar el "bip" lento de la máquina que leia los latidos del corazón de Golden.

Applejack empezó a caminar detrás del doctor, jurando que podía escuchar sus propios pasos retumbando en el centro de su cabeza, golpeando una y otra vez mientras sus ojos estaban muy tensos como abiertos, mirando cada detalle del cuarto como si fuese la primera vez que entraba, entonces, llegó a la entrada de cuarto del paciente, en donde quedó un momento quieta al filo del marco de la puerta, separando un poco los labios para dejar escapar el aire comprimido que tenía atravezado en su pecho, cuando unos ojos verdes aguados e inquietos se asomaron a verla y parecieron atravezarle el centro de su ser, dejándola sin respirar y tensarse aun más por esa mirada tan profundamente indescriptible pero que la sumergió entera en un sentimiento que estrangulaba todas sus emociones juntas.

Golden, o más bien, Carrot Top, estaba derribada en la cama con las manos temblorosas y blanquinozas, con agujas enterradas que la conectaban a sueros mientras un aparato en su dedo índice cercioraba su pulso débil. Esas manos delgadas posaban a los lados de su cuerpo que había perdido peso, si de por sí era de contextura era muy delgada pero de cuerpo que se veía bien mantenido, atlético y fuerte, ahora parecía pertenecer a la de una muñeca de trapo, al verse escuálido y enervado, como si se desgarraría si apenas lo movieses, quedándole como carpa de circo la bata blanca de hospital, así como encontrándose su piel de un amarillo muy pálido en el que sus hematomas podrían lucir nada envidiable esos colores morados, verdes y zonas enrojecidas de la piel dañada no solo de golpes, sino de las quemaduras de la temperatura bajo cero al que tuvo expuesta por largas horas.

Su pecho se contraía una y otra vez de la propia intranquilidad que aun parecía embargarla y se veia reflejada finalmente en su rostro.

Sus cejas finas estaban profundamente enarcadas arrugando un inevitable entrecejo que parecia partirle la delicada piel pálida. Sus labios aún estaban pelados y rojizos consecuente de la hipotermia que le quemó la boca, así como zonas rojizas principalmente de sus mejillas que hacia contraste con su lividez. Además de moretones y cicatrices secas que cruzaban su rostro que carecía de cualquier brillo, estando apagado, quitándole toda pizca de esa presencia bonita que después de todo Golden tenía en su expresión airada y tan segura y fuerte, naturalmente intimidante como seductiva, ahora solo reflejando debilidad y pesadumbre. Finalmente, vio el vendaje que aun cubría su lado derecho de la cabeza, cubriendo la herida que le provocó esta dilema.

-Golden...- susurró muy bajo la vaquera para sí misma, completamente descorazonada como impotente en verla tan quebrada, y sintiendo una rabia creciente de que alguien se haya divertido poner su cuerpo al límite con un golpe tras otro, solo por ayudarlas.

De alguna forma para Applejack, verla en ese estado, despierta, era como verla por primera vez de nuevo, y mucho peor que la anterior por ver ese rostro abatido y ojos que reflejaban tanta confusión e incredulidad de que esto, solo sea una pesadilla, pero era solo su realidad.

Los ojos verdes de Carrot no se desprendían de la rubia, como si también estuviese incrédula de lo que veia y necesitara tiempo para asimilarlo, hasta que finalmente parpadeó apretando sus labios dañados entre sí, chupando más su rostro que le dio un aspecto más escuálido para al final, mover su boca lentamente.

-¿Applejack?- jadeó con voz estrangulada, casi inaudible, pero la rubia lo escuchó como si la hubiesen gritado, respingando con un rápido parpadeo, empezando a poner un pie frente a otro, cautelosa, como si procurara no despertar a un bebé.

-Carrot…hola…- la saludó de manera baja, suavizando una sonrisa forzada, conmoviéndose mucho de ver esos enormes ojos verdes brillando de las capas de lágrimas que le cubrían, siguiéndole los movimientos con timidez.

-Hola…- murmuró con una expresión muy abatida y su quijada dura apretando sus labios, como forzándose a contener un nuevo llanto.

El médico se mantenía atento, observando cómo la rubia terminaba de llegar al lado de la cama. Applejack enmudeció un momento, pudiendo ver cómo el rostro de Carrot empezó a descomponerse a la par que sus ojos se expandían en pánico, cubriendose de lágrimas mientras su pecho subia y bajaba con mayor ansiedad a la vez que sus latidos empezaron a sonar irregulares.

-Lo siento…pero por favor, Vete...

Applejack expandió sus ojos en sorpresa.

-¿Qué? ¿Por...por qué?- interrogó pero la pelinaranja le esquivó la mirada como si mirarla le quemara los ojos en su marcada expresión de angustia, moviendo un poco su cabeza.

-Sólo déjame, ¿Sí? Por favor…- se le quebró su voz, suplicante.

-¿Carrot...qué pasa? ¿Por qué? ¿Por qué… reaccionas así?- interrogó Applejack suave y amable, tratando de disimular su intranquilidad.

Carrot arrugó su frente, desbordándole más lágrimas de sus ojos que terminaban por rodar a lo largo de sus muy delgadas y heridas mejillas, jadeando por la boca mientras negaba con la cabeza ansiosamente.

-Yo...yo...- comenzó a decir arrastrando su voz -...tengo miedo...- salió como un susurro.

-¿Miedo? ¿Tú? - se le salió en dudar y ella se relamió sus destrozados labios apretando sus párpados, bajando la cabeza. -. Carrot…- la llamó con voz aligerada, bajando un poco el rostro para ver el suyo

-Tengo… muchísimo miedo de que salgas lastimada...- se le quebró la voz dos veces devolviéndole la mirada entre sus inquietos ojos.

-¿Lastimada? ¿Por quién?- interrogó, tanto confundida como sorprendida. Los ojos de Carrot lagrimaron más.

-Por mi…- se apresuró en decir mientras nuevas gotas se deslizaban por su rostro y sus latidos continuaban siendo irregulares. Applejack le mantuvo la mirada fijo, escarbando dentro de ella, sin poder detectar ni una sospecha de que estuviese mintiendo o engañándolo, aunque después de todo, siempre le ha sido difícil asegurarse de eso con Golden. Pero en esta ocasión, podría sentirse más segura que antes.

-Pero tú no quieres hacerme daño- exclamó más bien en una confirmación sin apartarle la mirada.

-...solo...no se...- jadeó en una nueva mueca de desconsuelo, soltando un lloriqueo fino, cerrando sus ojos un momento mientras sentía sus tibias lágrimas recorriéndole el rostro -...no sé, Applejack. No entiendo. Sólo siento mucho miedo...mucho miedo de que te lastimen como me lo hicieron a mí...- jadeó llevándose las manos temblantes a la altura de su pecho, abriendo los ojos pero su mirada se encontraba perdida, como desorientada -. No entiendo…no entiendo nada. No sé quién soy, ni dónde vivo, ni quien es mi familia. Ni qué hacer. Toda…toda mi mente está llena de agujeros como si…como si nada de eso existe…- musitó extinguiéndosele la voz, que le temblaba hasta la barbilla que empezaba a castañear los dientes y dejar de respirar por la nariz para hiperventilar con fuerza, lanzándole una mirada suplicante, como si le diera todas las respuestas, pero Applejack sólo podía mirarla, doliéndole cada parte de su ser, tratando de encontrar qué decir, de consolar, mientras sentía cómo sus ojos ardían de las lágrimas que empezaban a fabricar -. No soy buena...- murmuró con voz extremadamente aguda, señalándose continuamente a su pecho, empezando a ponerse ansiosa -. Lo siento aquí. Aquí siento… siento que algo malo va a pasar. En cualquier momento- decía empezando a mirar su alrededor encogiéndose, viéndose más pequeña e indefensa, como si se empezara encerrar su alrededor y amplió muchos sus ojos mientras le rodaba unas lágrimas más, haciéndole arder ya las heridas de sus mejillas -. Alguien nos lastimará. Vendrá y habrá mucho, mucho dolor. Vendrán por mí, por todos, así que mejor aléjate de mí- le devolvió la mirada de inmediato a los concentrados ojos vidrios de la vaquera, quien empezó a negar con la cabeza.

-No, no me iré. No te dejaré sola- contestó con voz ahogada y la nariz tapada del llanto que contenía, pero ya un ojo dejó correr una lágrima, y después el otro, provocando que parpadee y ahí, sus lágrimas contenidas se derribaran y empezaran recorrer sus pecosas mejillas.

Carrot al verla soltó un jadeo, descomponiendo más el rostro, y como si le hubiesen pellizcado, respingó violenta y lanzó un alarido que por inercia, se llevó una mano a una muñeca de su mano, la misma que Applejack tocó en el escondite y Golden se puso defensiva y ahora, rompía por completo en llanto cerrando con fuerza los ojos.

-¡A todos! ¡A todos van a lastimar si se me acercan! ¡No soy buena! ¡No traigo nada bueno! ¡Aléjate de mí!- intentó vociferar hecha un mar de lágrimas pero su voz frágil sólo lograba quebrarse en el proceso varias veces mientras seguía gritando: -. ¡Aléjate! ¡Aléjate!- jadeaba descontrolada empezando a sacudirse entera entre quejidos de dolor por sus violentos movimientos en su muy maltratado cuerpo, tomando muy desprevenida a Applejack, que retrocedió un par de pasos por inercia mientras se le formaba una mueca de profunda pena en el rostro y sus ojos volvían arder en lágrimas al ver a Golden en ese estado.

Porque esa era Golden.

De alguna forma, Carrot Top era una parte de Golden, alguna parte muy profunda de ella. La sensible. La considerada. La amable. La que tendía la mano al que la necesite. La que no le importarse perder algo por preferir ponerse bajo los demás y aun así sonreía. Y es que todo eso era Golden, pero expresado de la única manera que sabía: dura y altanera. No sabía qué tan probable lo fuera, pero para Applejack, le vio demasiado lógica si después de que la torturaran, de seguro creyéndolas a todas muertas en manos de quienes le robaron la vida, ya fue demasiado qué aguantar para ella y finalmente, esa parte suya bloqueó la otra, como Carrot Top, para desahogarse al fin por todo lo que tuvo que pasar.

Applejack siempre intuía esa necesidad de ayudarla y tan difícil se le hacía ver que mentía, pero ahora todo encajaba. Golden realmente nunca mintió, al menos no del todo, porque Carrot era la expresión de su lado más recóndito que ni ella misma conocía que existía.

-¡Retírese!- mandó el médico despertando a Applejack de su ensimismamiento y él contemplara el ataque de ansiedad de su paciente para rodear la cama mientras de su bolsillo sacaba una jeringa.

-¡NO!- vociferó con fuerza Applejack para tomar de una mano a Carrot, sintiéndola delicada y fría -. ¡Carrot, mírame! ¡Mírame!- demandó autoritaria como suplicante, logrando que esos inquietantes ojos verdes se enfocaran en ella sin dejar de derramar lágrimas jadeando con fuerza al dejar de respirar por la nariz e inhalar y exhalar por la boca -. No, no, Carrot. Te equivocas. Nadie va a lastimarte.

-¡Lo harán!- replicó entre ruidos finos de su boca cerrando con fuerza los ojos mientras se le escurrían las lágrimas, aun temblándole el cuerpo, empezando a mover la cama también -. Mira lo que me hicieron…me querían muerta. Vendrán por mí…lo sé, lo sé. Lo harán…lo harán…debo protegerme, protegerlos, pero no sé...no sé cómo, asi que vete!- repetía mientras parecía ahogarse con sus propias lágrimas. Applejack sacudió la cabeza en negación.

-¡Ya no más! Estás a salvo. Aquí, con nosotras. Ya no tienes que temer siempre- exclamaba con rotunda seguridad y le sonrió con honesta alegría entre sus labios temblantes saboreando el salado de sus lágrimas -. Porque ya tienes quien te proteja. Allá afuera están por ti, Rarity, Fluttershy, Rainbow Dash, Pinkie Pie. También están Cherry Crash, Trixie Lulamoon, Mistery Mint y Lyra Hearstrings. Todas han estado aquí cuidándote, y ni se diga Bonbon, que no abandonó el hospital ni un solo día por cuidarte y no te hiciera falta nada, pendiente de ti- decía y la expresión de Carrot se vio incrédula pero atenta mitigando de poco su hiperventilación. Applejack le sonrió más sin sentir como sus lágrimas recorrían su rostro, sujetándole su delicada mano entre las dos suyas -. ¿Lo ves? Ya no estás sola. Nadie te hará jamás daño con nosotras a tu lado porque nunca nos apartaremos de ti- le habló más relajada y amable, y le apretó la mano sintiendo que lloraba casi a la par con ella, viendo sus ojos atentos a ella, aun temblándole la boca pero ya no el cuerpo -. Tal vez no lo recuerdas, pero tú ya diste todo, incluso tu vida, por protegernos, ahora déjate proteger por nosotras- terminó por decir, contemplando como los ojos de Carrot se suavizaban a la par que su rostro se relajaba por completo, demasiado para el gusto de Applejack.

Sólo cuando la mano del médico se posó sobre el delicado hombro de Carrot, fue que la rubia se dio cuenta que la había sedado a través de intravenosa.

-Por ahora evitaremos las visitas- avisó el médico con firme seriedad.

Pero Applejack apenas lo escuchó, deslizando su mirada mientras recostaban a la pelinaranja, que aun la veía atenta entre su cansada vista a la vaquera, quien no le soltó la mano en ningún momento, asomándose frente a ella levantando de nuevo una sonrisa, viendo aun rastros de ansiedad en su expresión.

-Shhhh. Ya, ya- le exclamó con una voz muy maternal, pasando una mano por sus cabellos retirándolos de su rostro, con una mirada suave -. Puedes relajarte al fin. Nadie te obligará a nada. No tienes que estar alerta y defensiva. Eres libre de tener tu propia vida, una llena de amor con nosotras alegrándote todos los días- le expandió la sonrisa mientras veía cómo sus párpados se iban a cerrar para terminando de ser empujada hacia la inconsciencia y antes de quedarse dormida escuchar: -, porque somos tu familia ahora.

No había rumbo al que ir.

Ir a su casa no era una opción, en alguna forma.

Volver al hospital, a encontrarse a esa desconocida en el que debía ser su amiga, tampoco lo era.

Mucho menos encontrarse con las demás que sólo la llenarán de palabras que no quería escuchar y mucho menos afrontar.

La verdad, no sabía que quería ahora, o más bien, no quería nada.

Eso.

No quería nada.

No quería saber ni hacer nada.

Sólo estar ahí, sentada en el filo de una pileta de un parque pequeño de alguna ciudadela de la ciudad. Bonbon descansaba después haber caminado con la mente en blanco, sin saber a donde sus pies la dirigían, sólo se movían y ella los dejaba, como si estuviera ausente de su propio cuerpo.

Carecía de alguna emoción o sentimiento. Ya no sentía nada ni le importaba nada.

Con aquella profunda inexpresividad, alzó la cabeza hacia al cielo que la ruta de las nubes ocultaron el sol por un momento, permitiéndole ver el cielo de frente sin que le molestara la vista.

Lo miró con un repentino interés, muy fijo en su mirada de piedra, sintiendo que su corazón estaba hecho de plomo al pesarle en su pecho, sintiendo un agudo ardor que parecia ser provocado por el hundimiento del peso de su corazón.

Mantuvo su mirada hacia arriba, con sus labios sellados, pero con la garganta atorada de preguntas. Muchas, pero muchas preguntas que parecían hincarle en cada parte de su cuerpo. Hasta que al final, abrió la boca, pero de ahí no salió nada. Ni siquiera respiraba, conteniendo el aire, pero la volvió a cerrar volviendo a respirar, formando un entrecejo desafiante sin desprender su punzante mirada al cielo, recordando cada cosa que le hacía entumecer el alma de tanto dolor.

-¿Por qué?- preguntó con voz dura, sintiendo que burbujeaba toda una mezcla de sentimientos que la hacían arder por dentro -. ¿Sólo eso? ¿Por qué?- volvió a preguntar, respirando más bruscamente y apretar con fuerza los puños apretando los dientes hasta dolerle -. ¡¿POR QUÉ?!-vociferó en rabia con todas sus fuerzas en descarga a todo lo que sentía sin importarle nada de las miradas ganadas de la poca gente que transcurrían en el parque, que vieron a esa joven con el cuerpo tenso y rígido como un alambre, sin poder moverse.

Pero apenas gritó, le cegó el repentino brillo del sol cubriendo encima de las cabezas.

Los rayos no fueron bruscos ni fuertes como últimamente estaban estas primeras semanas de verano. Estos fueron más suaves y tolerantes de ver. Bonbon contempló las nubes continuar con su viaje mientras iban despejando al sol. Entonces ella relajó solo un poco el cuerpo, sin perder ese rostro tallado en piedra y bajó la mirada de regreso hacia su alrededor mientras sentia el suave calor de los rayos bañarla.

Cerró sus ojos, pudiendo sentir más sensorial ese calor sobre ella, en especial en sus hombros. Esa fuerza de los cálidos rayos depositarse ahí, le concedió una repentina sensación apacible, desprendiéndola un momento de todo, relajando los párpados y bajando los hombros, que cada vez, empezó a sentir muy sensorial un calor ellos, muy parecido a la impresión de cuando se está por posarse algo sobre ellos, en la espera de ser confortado por unas cálidas y suaves…par de manos...

Bonbon abrió de inmediato los ojos en un respingo con un jadeo, levantándose de golpe y al ponerse en pie se giró con sus ojos muy abiertos y alertas, como si esperaba encontrarse con algo, o más bien con alguien, solo viendo la luz del reflejo del agua de la pila dando de cara al sol.

Bonbon miró en donde había estado sentada, confundida pero a la vez, tenia sus manos heladas, incomoda de sentir como se desvanecía eventualmente esa extraña sensación en sus hombros que le hicieron creer que al estar tan bloqueada y con sus ojos cerrados, dos personas se habían sentado a sus lados y apoyado una mano en cada hombro, dejando de sentirse tan mal, al menos por ese segundo. Pero no. No había nadie ni hubo alguien cerca.

Ahora caída a la realidad, se vio de nuevo en la misma situación en la que estaba.

Bonbom lanzó una última mirada para darse la vuelta y entonces volvió a retomar su andar, sin esperar donde ir, ni que buscaba. Pero por muy molesto que le pareciese, ya no se sentía del todo sola ni tan defensiva, y que ese silencio que guardaba, estaba siendo respetado y compartido, haciéndola suspirar mucho con un nuevo sentimiento de añoranza, evitando pensar.

Se dejó conducir de nuevo por sus propios pies, sin inmutarse en el camino, indiferente a su alrededor, sólo atenta en automático en esquivar gente y cruzar la calle, continuando caminando sin ruta alguna, aunque es lo que creyó pues en el transcurrir del momento, empezó a darse cuenta hacia donde se estaba acercando, reconociendo mejor las calles y casas cerca, pero aun así, continuó caminando hasta llegar a un edificio. A su edificio.

Bonbon había llegado a la dirección de su casa. Al primer lugar que no pensaba pisar hace un rato atrás y ahora, se encontraba ahí mismo, sintiendo el impulso de entrar ya, como una fuerza que la atraía hacia dentro. Guiada a ese impulso, Bonbon entró sin más, sin hacer caso al saludo del portero, caminando nomás hacia el ascensor, pero el hombre fue insiste y se acercó a ella, aun con la mirada dura de advertencia de Bonbon a que no estaba para hablar con nadie.

-Perdone, niña- le dijo y ante eso, Bonbon le arqueó una ceja, dejándolo hablar para deshacerse rápido de él -, pero antes de viajar su madre me pidió que le entregara esto- avisó estirando un sobre cerrado.

El ceño de Bonbon marcó su rostro, haciendo sentir al hombre que hizo algo mal.

-¿Cuando fue eso?- preguntó con su quijada dura sin aun recoger el sobre -. Dígame- ordenó con sequedad.

-Uy, niña. Hace como casi diez días, sino que usted no ha venido al departamento- contestó enarcando sus cejas -. Fue esa misma noche que nevó en verano y...

-Ajá- le cortó en seco a la vez que se abría la puerta del ascensor.

Entonces ella recoge de prisa la carta dándose la vuelta para ingresar, presionando enseguida el botón para cerrar la puerta y después el número de su piso.

Retrocedió colocándose el sobre contra su pecho pero apenas lo hizo, lo soltó de sus manos como si le quemara, cayendo el sobre al suelo.

Mientras los números de piso del ascensor se iluminaban, Bonbon mantenía su mirada hacia el sobre entre la distancia que la separaba de el.

Parecía que con solo mirarlo, podría saber lo que había en su contenido. Pero no. No tenía ni la más retoma idea. Es decir, ¿Qué podría decirle su madre? ¿Qué podría decir de ella? ¿Decir de ambas? No sabría. Tampoco quería. Así que le dio la espalda, bajando la mirada con un ceño, pareciéndole irritablemente eterno la subida del ascensor hasta que al fin se abrieron las puertas.

Bonbon apretó los puños y lentamente giró su cuerpo con la mirada directa al suelo, viendo aun la carta ahí tirada. Gruñó a lo bajo y la recogió de mala manera para salir del ascensor.

De sus bolsillos tanteó el juego de llaves que les daba a cualquiera de las chicas por si necesitara algo, no siendo opción abandonar el hospital.

Sintiendo que le quemaba la mano que sostenía el sobre, se las arregló con la mano libre encontrar la llave y de una vez abrir el departamento.

Entonces la puerta se abrió lentamente, con un corto sonido chirriante. Bonbon aun afuera, contempló hacia adentro, y con cortos pasos, empezó a entrar, envolviéndola repentinamente un ambiente pesado que empezó a aplastarla y sofocarla, pero aún así continuó caminando, ignorando el haber dejado la puerta abierta.

Entrar al lugar, sintió un magnetismo inmediato. Caminaba como si sabía a donde dirigirse primero, aunque no era así. Era como si algo más fuerte la estuviese guiando, ayudando qué hacer, porque en serio, no sabía qué dirección tomar en nada, como si su brújala interna se habría terminado de romper.

Bonbon cruzó la sala, quedando mirando un mueble individual en específico, porque a su lado reposaba un canasto con trozos de tela, y largas agujas de tejer enterradas en ovillos de lana e hilo, ubicados listos para que su madre se sentara a en el sofá e hiciera algún tapete o continuar una sábana, lo que estuviese haciendo, pudiendo ver que quedó una bufanda a medio hacer que colgaba al filo de la canasta. Mecánicamente enfocó su mirar hacia más adentro del departamento mientras el centro de su cuerpo empezó como agujerarse, pasando por un espacio que funcionaba de comedor. Uno de larga mesa y seis sillas, y el que solo ocupaban dos, pudiendo visualizarse a ella y su madre cenando, cada una en un extremo de la mesa, siempre manteniendo la distancia. Ella preguntando su día, y Bonbon contestando con simpleza ni detalles sin apartar la mirada de la comida.

Entró hacia una de las entradas al final del comedor, e ingresó al pasillo de los cuartos, quedándose quieta un momento mirando las puertas que había a lo largo de esta. Una era del baño. La siguiente era un pequeño estudio. La otra llevaba a su dormitorio. Y la de enfrente a la suya, era la de su madre.

Bonbon se quedó ahí de pie quien sabe por cuánto tiempo, hasta que finalmente recordó cómo moverse y caminar recto, palpando el sobre en su mano para desviarse al lado derecho y entonces, entró al segundo dormitorio del pasillo, viendo en silencio la habitación de su madre.

Sus ojos estaban quietos, revisando cada detalle como si fuese algún decorador de interiores. Observando las paredes color durazno, su larga peinadora con una colección de perfumes, su cama ancha con cobertor, el piso alfombrado beige, la ventana en la que filtraba la luz del sol en las que unas cortinas blancas se movían un poco de las cortas brisas que apenas calmaba el azote caluroso del verano.

Después de quedarse ahí parada, como si estuviese plantada, Bonbon dio los primeros pasos, entrando apenas a la habitación, cada vez más sofocada de ese pesado ambiente que encerraba el lugar, principalmente en el cuarto de su madre. Sentía como si la presionaran, que miles de agujas le llovían encima, removía sus manos inquietamente, sin darse cuenta de su entrecejo angustiado con su mirada nerviosa, dificultándole el mantener su vista enfrente, que entre más se adentraba, más insignificante y pequeña se sentía, como un bicho atrapado en una caja de zapatos. Asfixiada y acorralada, como si entraba a un juzgado de un delito que sabía, era culpable.

Finalmente no pudo.

No dio más que menos de un metro dentro del cuarto cuando se dio medio vuelta y se aceleró fuera del cuarto, aspirando fuerte una vez en el pasillo, como si saliera al fin a tomar aire fuera del agua. Cerró los ojos con contrariedad retrocediendo al tanteo, sin explicarse por qué repentinamente le temblaban las manos y sus piernas se pusieron muy débiles, abrió los ojos pero se arrepintió enseguida, porque pareció todo caerle encima. Jadeó un poco al sentir su cabeza tan pesada mientras sus ojos la hicieran ver distorsionado, tambaleándose y a tanteos, encontrar un muro y apegada a él, empezó a deslizarse hacia abajo, para sentarse al suelo mientras trataba de calmarse, colocando la cabeza sobre sus rodillas, en el repentino mareo que le dio. Inhaló por la nariz y exhalaba por la boca manteniendo sus ojos cerrados, tratando de mantener la compostura, quedando en esa posición por unos minutos.

El corazón le latía demasiado aprisa, como si estuviese…asustado.

Bonbon agitó la cabeza con incredulidad. ¿Asustarse? ¿De qué o por qué? Aun temblaba un poco, sintiéndose tan expuesta, como si estuviese bajo la mirada de alguien. Empezó a abrir de a poco los ojos y lo primero que vio, fue el sobre reposando sobre sus piernas recogidas.

Lo quedó mirando, con la locura que eran los ojos invisibles de ese sobre la que la hacía sentir tan…vulnerable y presionada.

Su pecho aún se contraía, pero ya mucho menos que hace rato. Bonbon se remojó los labios, dejando ese ceño entre sus cejas, tratando de ignorar ese agujero en su cuerpo que parecía succionarla, sin perder su vista en el sobre, como si fuera lo único que existiera en ese momento.

Entonces rodeada de ese silencio, tomó el sobre con sus manos y rompió un extremo muy lentamente y con cuidado. Arrancó ese trozo del sobre y entonces una hoja doblada resbaló de su interior al suelo.

Bonbon lo volvió a mirar quedamente por un rato, sin notar que tardaba tanto en leerla, era para tomarse el valor de hacerlo. Recogió la hoja y la abrió manteniendo una mirada casi vacía como dura, sin apenas una emoción, pero por dentro, cada vez sentía que era halada ese profundo agujero que creció en ella.

Entonces leyó:

"Habríamos deseado tanto que las cosas hayan sido diferentes para ti.

Asegurar tus sonrisas, tu felicidad, tu libertad y por supuesto, tu seguridad.

Tal vez tardamos demasiado tiempo. Más de lo que planeamos.

Perdónanos.

Perdona no quedarnos contigo para compartir tu vida, la que ahora está a tus riendas.

Pero si el precio es dos vidas por la tuya, que así sea.

Es lo menos que podemos hacer, después de traerte a un mundo que creyó apropiar tu destino, como si fuesen dueños de ti.

Yo no tenía rostro para ti.

No tenía las agallas y el cinismo de tu padre, de permitirme quererte después de lo que hicimos: concebirte.

Pero yo me llevé la peor parte.

Porque él no fue quien te sintió formarte.

No fue quien te sentía acomodarte.

No era él en quien estabas conectada como fuente de vida.

No fue quien experimentó el agonizante dolor de traerte al mundo que te esperaba.

Darte a luz debía ser el momento más hermoso de mi vida, pero fue el peor.

Jamás había sentido tanta resistencia a tenerte, a quererte, porque te traje sólo a ser un algo, y no un alguien.

Sweetie, tú y otros jóvenes fueron concebidos por mismos agentes y más adelante, niños menores secuestrados, para ser entregados al proyecto de la Agencia de criar futuros agentes especiales con el fin de armarse de mejores hombres y mujeres en misiones de alto peligro. El fin era formarlos más maquiavélicos, estratégicos, fríos y normalizados con la violencia como una esencia de sí mismo, poniendo a prueba el crecimiento de un futuro asesino profesional que no conozca límites enraizados de humanidad, con tal de cumplir sus misiones, el único objetivo de su vida.

Nosotros sólo cumplimos órdenes. Pero te queríamos, Sweetie. Los dos. No queríamos esto para ti. No podíamos vivir con este crimen que te hacíamos. Y muchos agentes más se sintieron iguales. Algunos en parejas, otros sólo un padre o una madre. Al final, aquellos agentes que querían rebelarse y buscar la libertad de sus hijos se unieron para hacer un botín. Yo no me involucré, porque el riesgo era demasiado alto. Tu padre fue quien se alió a la sublevación porque si le sucediera algo, al menos me tendrías a mí y no estarías enclaustrada como los niños secuestrados. Pero al final, el día de la sublevación, la Agencia ya estaba advertida. Hubo un traidor entre ellos que reveló sus planes. Todos y cada uno de los rebelados, fueron asesinados y otros llevados a tortura hasta eventualmente morir, juzgándolos de traición. Tu padre perdió la vida y sólo quedamos las dos. Lo mejor que pude hacer, es decirte que murió durante una misión. ¿Cómo verte a los ojos y decirte que tu padre fue traicionado por su propio compañero en un intento de liberarte de la cárcel que nosotros te hicimos nacer?

Sé que fui dura. Sé que no fui la mejor madre. No te di amor los primeros diez años . Pero, nunca había amado a nadie. Y el haberte hecho esto, condenarte a esta vida, me asustaba hacerlo. Después de la muerte de tu padre, tú quedaste sin ese constante cariño. Tú lo necesitabas. Lo ibas a necesitar. Tenía tanto miedo y me odiaba quererte, porque no merecías a una madre como yo. Una madre que te condenó. No te merecía. Por eso callaba tu trato hacia a mí. Porque me lo merecía. Era el castigo que me obligué a aprender a recibir, por lo que te hicimos. Pero siempre tuve la fe de que algún día, iba a recibir al menos un poco de tu amor. Y ese día llegó esta misma noche. Te disculpaste. Por todo. Tal vez fue tan seco de tu parte, pero, querida…así te hicieron esos malditos. Sé perfectamente que en verdad lo sentías. Mi corazón lo recibió como el agua que tanta velaba. Y supe en ese instante, que era ahora o nunca, aprovechar todo el jaleo y no sólo concederte la libertad, sino vengarme.

Te agradezco profundamente tus disculpas. Saber que aun pese todo, te importé lo necesario y por supuesto que te perdono. Siempre lo hice y lo haré.

Estoy tan feliz de no dejarte sola. Ver el cómo defendías a todas tus amigas, el que hayan descubierto toda la calidez que guardas muy adentro. Estoy infinitamente feliz de lo que eres y lo que serás. Porque vas hacer la mejor versión de lo que eres.

Sigue fuerte como siempre, nuestra hermosa muñeca.

Porque el sol seguirá brillando.

Por más que todo se derrumba, el sol seguirá ahí arriba ofreciendo tan desinteresadamente su luz, siguiendo tu sombra.

Aunque lo evites, no podrás jamás deshacerte de él. Ahí permanece. Ahí continúa brillando, siempre cubriendo su calor en cualquier lado en el que estés.

El sol seguirá brillando el resto de tu vida, te guste o no. Te moleste o lo creas innecesario. Discúlpalo, pero no conoce otra cosa más, que brindarte su presencia y su calor.

Entonces discúlpanos a nosotros, por ser el sol que te seguirá aunque no nos veas, nos podrás sentir a cada lado, cuando más nos necesites. Sólo prométenos algo: Jamás pises la Agencia de nuevo. Aprovecha la vida que te hemos esforzado darte. Sé feliz.

Sobre Devious Black, no lo subestimes. Le enseñé bien. Pero tiene honor y sé, que no va a faltar a la promesa de un muerto y mucho menos, de quien fue su maestro.

Tu madre que te quiere, y te querrá por siempre,

Ingenious Force".

"-… ¿Puedo confiarte un secreto?- le había preguntado su padre hacia ella, acostada bocabajo endo que la niña lo pensara solo medio segundo para pasar su mirada de vuelta y asintiera una vez -. Bueno, lo que pasa es que tú madre tiene miedo.

-¿Qué?- preguntó incrédula -. Ella no le teme a nada.

-Créeme, todos le tememos algo, Sweetie.

-¿Hasta tú?

-Hasta yo- sonrió él.

-¿A qué le tienes miedo?

-Mmm- pensó mirándola detenidamente -. A fallarte, preciosa- contestó con voz suave sonriendo despacio, pero con una mirada triste que en su tiempo Bonbon ignoró. Ella simplemente suavizó un ligero ceño.

-Pero si eres perfecto- dijo para diversión de su padre, que soltó una buena carcajada mirándola lleno de ternura.

-¿No es fantástico sentirse un héroe para variar?- dijo entre risas.

-Pero entonces… ¿Mamá me tiene miedo?- preguntó con un gesto nada convencido.

-Podría decirse- asintió menguando su risa para levantar una mano hacia su cabeza y acariciar su caballera -. Y cuando tememos de algo, queremos evitarlo a toda costa. Por eso es…algo evasiva contigo.

-Pero eso no cambia el hecho que ella parezca no quererme- señaló con un inevitable hueco en el pecho y mirar a su padre suspirar con mucha frustración.

-Quisiera que las cosas hayan sido diferentes, Sweetie, pero esto es lo que tenemos por ahora. Sólo…resiste un poco más, ¿sí?- sonrió -. Las cosas van cambiar. Me encargaré de ello- prometió forzando más la sonrisa, pero aunque ella le asintiera, las palabras parecían hundirse en el hueco en su pecho, para convertirse en nada".

Y ahora todo tenía sentido, y se convirtió, en un todo.

Con razón él tenía "más misiones" que su madre, ausentándose muy seguido.

Con razón siempre le prometía que todo iba estar bien, que fuera paciente.

Con razón su madre la evadía, carecía de afecto y solo cuando su padre murió, la cambió eso.

Y ella, no lo aprovechó.

-"Lo intenté…- murmuró su madre tras recibir un golpe de ellas cuando Trixie se apareció a rescatarla -. Después que me dijiste eso…realmente lo intenté…mucho, a diario…hasta renuncié a la Agencia para estar más contigo, pero no importa lo que haga, nada de lo que haga será suficiente…¿cierto?- preguntó sin realmente esperar una respuesta porque ya la daba por sentada, mirando el quieto rostro de su hija que aún mantenía los ojos cerrados.

-Siempre actuabas, me dabas falso amor y entender que te estorbaba, todo el tiempo, desde que tengo memoria…- farfulló con voz pesada y llena de resentimiento -. ¿Cómo estar segura que esos intentos eran reales? ¡No quería hacerme la ilusión para que después me trataras como basura!- la acusó aguantando la presión por llorar, viendo la vidriada mirada de su madre, llena de dolor -. Pero no te sientas especial…era escéptica y dura con todo el mundo…- admitió para aclarar su garganta, calmándose -. No quise golpearte…- respondió con sinceridad -…en serio lo siento, pero no dejaré que ni tú ni nadie dañe a mis amigas. Supongo que tuviste buenas intenciones, a tu manera, amarrándome en la cama- le dijo con inexpresividad y aun con resentimiento pero a la vez, entendiéndola -. Pero tú les diste la espalda- negó con la cabeza -. Pero yo no. Yo jamás dejaré atrás a los míos- afirmó con determinación, y Trixie la miró conmovida, empezando a sonreírse.

Bonbon entonces le tomó una mano a su madre para ayudarla a levantar, poniéndose de pie ambas mientras Floral no dejaba de mirarla, como si recién conociera a la joven frente suyo, ignorando por completo la punzadas fuerte de latir de dolor de su cabeza. Igual estaba entrenada para aguantar.

-La gente dice que eres mi vivo retrato- comentó la mujer formándosele una pequeña sonrisa, mirándola de pies y cabeza, como aquella expresión seria del rostro de Bonbon -. Sí, y lo eres. Heredaste muchas características mías- asintió, para detener su mirada en sus ojos celestes, que contrastaban lo que expresaba su endurecido rostro, viéndose suaves y hasta dulces sin perder la determinación de defender a sus amigas -. Pero lo esencial lo heredaste de tu padre- agregó para suavizar la mirada y su sonrisa -. Su corazón- dijo para mirarla intensamente mientras Bonbon le suavizó un ceño, como si la insultara por semejante babosada pero de una forma, se retuvo, porque hizo latir de manera diferente precisamente su corazón al mencionar a su padre, probando Floral la monumental diferencia de cariño entre un muerto y ella. Pero se resignó -. Ya no lo cubras. A tu corazón- le pidió -. Lo que creí que nos hacía débiles, en realidad nos hace más fuerte de lo que creíamos. ¿Cómo crees que aguanté tanto años tu indiferencia?- dijo para quitar su sonrisa y apagar su mirada -. Como lo que aguantaría por salvarte a ti.

-Lamento la herida – fue lo que le dijo Bonbon incómoda por esta charla -. Cúratela. Yo haré lo que debo hacer - exclamó para mirar a Trixie y verla transformada -. ¿Nos puedes sacar de aquí?

-S-sí- asintió reaccionando y la agarró un brazo con el suyo, ganándose un ceño fruncido de Bonbon para que una esfera se apareciera entra la mano de Trixie y vio tímidamente la ausente mirada de Floral en su hija, dándole una mala espina.

-Adiós, Sweetie- fue lo que dijo la mujer con un rostro difícil de interpretar mientras Bonbon le mantenía la mirada con seriedad, desviándola enseguida.

-Lamento todo- dijo con una extraña sensación en su pecho para devolverle la mirada -. Y estaba muy dolida y era una niña…en verdad, no quise decir…lo que dije- confesó mientras la esfera caía y el humo se alzó, desapareciéndolas, sabiendo Floral a lo que se refería, de haber deseado su muerte en lugar la de su padre, temblándole una sonrisa".

Y esa fue la última vez, que habló con ella.

Todos estos años, había vivido con tantos secretos, tantas mentiras y confusiones. Toda una telaraña de sentimientos y emociones que terminaron por enredarse.

Iban y venían recuerdos. Miradas. Risas. Peleas. Sospechas.

Le habían lavado el cerebro. A ella y Golden. Las habían forzado a un mismo molde en que no podían ver a la vida como una carga, que las emociones eran nulas, que siempre había que tener la guardia alta, que jamás podrían entregarse a los sentimientos porque no eran más que cortinas de azúcar a una realidad más cruel, cruda y dura, y en ella, no había razón para estar felices. Muerte. Engaños. Mentiras. Violencia. Traición. Egoísmo. A esa parte del mundo pertenecían, y al más mínimo rayo que se filtre, había que esquivarlo, porque si te distraes con su luz, si te vuelves débil al lidiar con las emociones y sentimientos, te van a matar primero.

¿Y no es eso lo que le pasó a sus padres? Lidiaron con la luz que se filtró y por conseguir más de ella, ¿terminaron muertos? Bajaron la guardia, olvidaron de qué estaba hecho el mundo, y murieron de la forma que no quería imaginar ni recordar. Entonces, ¿Por qué se comparan con el sol? ¿Por qué su madre parecía irse tranquila? Murió. Perdió. ¿Qué ganó? Sólo su extinción. No entendía. Acababa de leer una confesión pero no entendió lo que leyó. Estaba completamente confundida. ¿Por qué actuaron de esa manera? ¿Por qué hicieron lo que hicieron? ¿Por qué dos vidas por una, la suya? ¿Por qué sacrificarse por ella? ¿Por qué sentía que murieron en vano? ¿Por qué quería gritarles en la cara lo estúpidos que fueron? ¿Qué les sirve estar muertos ahora? ¿Qué tienen a cambio? ¡Debían estar en el infierno por lo que hicieron en vida! Ella también tendría asegurado un lugar por lo que hizo. A sus pronto 18 años de vida, había manchado sus manos de sangre. Sabía cómo acabar la vida de alguien hasta por inercia. Había visto la violencia contra la humanidad. Había escuchado quejidos, alaridos, lamentos ahogados de personas que en el pasado habían cumplido el rol invertido de lo que ahora eran una víctima. Y con esas manos había estrechado manos y abrazado a sus amigos. Con esas manos, había tomado de la mano y acariciado la piel y cabellera corta de Cherry. Con esos ojos había visto la inocencia de Derpy, la astucia de Time Turner, la radiante personalidad de Lyra, la bondad guardada de Trixie, el incondicional valor de Las Rainbooms, la siempre actitud de sacrificio de Golden y la indescriptible chispa de Cherry. ¿Cómo podría percibir esa luz que le prohibieron lidiar, en todas esas personas? Y es que no podía. No sabía cómo lidiar con esa luz latente en todas ellas, y en más personas que la rodeabas. Se asfixiaba, se incomodaba, se impacientaba, terminando en alguna reacción para reprimir lo que sentía, pero el apartarlas, era miserable.

¿Tal vez era eso?

¿Sus padres sentían eso?

¿Se asfixiaban, se incomodaban y se impacientaban, por la luz que pudieron detectar en ella? e hicieron algo al respecto, así como ella y Golden actuaron para hacer algo por ayudar a las demás, sabiendo sus consecuencias. Lo hicieron porque no era justo. Lo hicieron porque sin ellas, cualquier amenaza mágica no tendría un verdadero rival. Lo hicieron porque sabían que si la Agencia se enteraba de ellas, no iban a tener piedad. Lo hicieron porque querían protegerlas.

Lo hicieron, porque no podían permitir que esas únicas luces filtradas, desaparecieran. Y ella, fue esa luz filtrada, para sus padres.

-¿Bonbon?- fue la voz que rompió el sepulcral silencio del departamento.

Con una mano sobre el muro de la entrada del pasillo, estaba Lyra, muy cautelosa, estudiando el escenario que se había encontrado y le pareció sospechar al encontrar la puerta abierta del departamento, ahora contemplando a Bonbon sentada en el suelo, con su mirada vacía, aun moviéndose fijo sobre el papel que tenía bien agarrado en sus manos, pareciendo una estatua que había dejado ahí.

Lyra sentía un ambiente extraño rodeando a Bonbon, viéndola ahí tan quieta, le empezó a inquietar, sin siquiera percatarse de su llegada. Lyra se empezó a acercar lentamente y con ningún movimiento brusco, manteniéndole la mirada con sus cejas bien enarcadas de preocupación.

-Bonbon…- la llamó con mucha suavidad, a muy pocos metros de donde estaba, cuando finalmente, Bonbon movió mecánicamente su cabeza hacia ella.

Lyra detuvo su andar, pudiendo observar con mejor detenimiento los ojos completamente cargados de lágrimas pero aun entre ese rostro duro sin expresión. Un nudo en la garganta se apareció de pronto en Lyra, viendo en los ojos de Bonbon, un sinnúmeros de sentimientos retenidos y su expresión dura, sólo demostrar la lucha que tenía por no dejarlos liberar, pero las lágrimas que se le empezaron a desbordar estaba evidenciando que estaba perdiendo la batalla.

Lyra empezó a sentir que sus propios ojos ardían de lágrimas que se le estaban acumulando, viendo la posición defensiva en la que aún estaba Bonbon, entonces empezó a moverse de nuevo hacia ella, pero Bonbon alzó su cuerpo, en mayor recelo. Lyra se detuvo, aun mirándola fijamente, y Bonbon a ella, manteniéndose ambas con los ojos concentrados del movimiento de la otra por un rato, hasta con rapidez, Lyra levantó sus manos enfrente, lo que hizo que Bonbon hiciera el ademán de levantarse rápidamente pero no pudo, porque entonces un aura dorada la cubrió, reteniéndola y con sus ojos lagrimosos ahora rabiosos, vio a Lyra con su cuerno en la frente rodeada de esa misma aura con sus manos alzadas irradiando de esa luz.

-¡LYRA!- vociferó Bonbon iracunda moviéndose agresiva para intentar zafarse de su aura -. ¡SUÉLTAME! ¡AHORA!

-No, Bonbon, no vas huir de esto- negó Lyra con severidad pero con un tono ahogado y suave entre su misma mirada vidriosa, cortando la distancia entre ellas -. Ya no puedes huir de ti misma.

-¡No huyo!- gritó entre quejidos del esfuerzo que hacía para desprenderse de su magia.

-¡Sí, lo haces!- le alzó la voz igual, cayéndosele una lágrimas y Bonbon la viera respirando bruscamente -. Lo has hecho siempre. Desde que te conozco. Peleas con los demás, contigo, para no hacerte a cargo de tus sentimientos. Pero no puedes, no puedes evadir más lo que te está matando por dentro- agregó agitando la cabeza.

-¿Tú qué sabes, Lyra?- le reclamó molesta -. ¿Tú qué sabes de lo que siento, de lo que pasa dentro de mí, si ni yo misma lo sé? Tú no puedes pedirme eso- jadeó entrecerrando los ojos -. No puedes porque no puedo hacerlo.

-Sí, sí puedes, Bonbon.

-¡¿Cómo?!- vociferó cerrando los ojos fuerza meneando la cabeza, sintiendo como era succionada desde adentro -. ¡¿Cómo, Lyra?! ¡Dime, cómo! Sólo…sólo en serio, por favor…- se le salió quebrarse manteniendo su cabeza hacia abajo mientras Lyra la dejaba hablar -. No entiendo…no puedo…y duele mucho, demasiado…- musitaba con voz más aguada -. Yo lo intento, en serio lo hago, Lyra, te lo juro, tienes que creerme- suplicó impotente alzó la cabeza con sus ojos abiertos, mostrándolos brillantes de lágrimas con sus pestañas reteniendo gotas de lágrimas entre su rostro colorado aun de su resistencia -. Ahora entiendo a mamá…de intentarlo y no llegar a nada. Ella no llegó a nada conmigo. Ella quería acercarse pero la alejé como a todos, porque es difícil, muy difícil- lloriqueó jadeando mientras Lyra sólo podía escucharla con su corazón hinchándose de conmoción de verla por primera vez de tal manera tan vulnerable -. Debí entenderla. ¡Porque también tenía ese miedo! ¡Miedo de ser feliz! ¿Está bien? ¡Lo dije!- se quejó con rabia -. Porque no me lo merezco. No fui hecha para ser feliz pero aun así no pude evitar quererlos. A ti, a todos. A Cherry- apretó sus párpados entre sí con un gesto de dolor -. Lo arruiné, Lyra. Arruiné todo lo que podría hacerme feliz. Ahora mis padres están muertos para salvar mi patética vida, no pude hacer feliz a mi madre en vida, Cherry ya no me quiere y Golden está…está…¡No está!- jadeó aspirando con fuerza, como ahogándose

Y fue cuando Lyra la liberó de su aura deshaciendo su cuerno y sin más, se echó al suelo recibiendo a Bonbon a sus brazos, apretándola con fuerza mientras sentía cómo enseguida la rodearon sus brazos, escuchando el quebrado llanto de Bonbon y su rostro cubierto en lágrimas mojándole el cuello, llenando el pasillo de su muy sentido llanto, que se quebraba y gruñía impotente, triste, rabiosa, tosiendo atorándose de su propio lamento, doliéndole desde lo más profundo de su alma todos sus errores, todo lo que era, toda la injusticia y cómo sucedieron las cosas, retorciéndose su corazón entero con ganas de gritar más fuerte, de hacer pagar a alguien por todo, pero su madre ya se había ocupado de eso. Ahora no sabía qué hacer. Estaba libre, pero completamente perdida. Qué hacer. Dónde ir. A quién acudir.

Cuando sus ojos se concentró cuando se filtró la luz por el tragaluz del pasillo.

"El sol seguirá brillando el resto de tu vida, te guste o no. Te moleste o lo creas innecesario. Discúlpalo, pero no conoce otra cosa más, que brindarte su presencia y su calor".

Con la garganta hecha pedazos de sus quejidos y las lágrimas ardiéndole los ojos, Bonbon contempló esahaz de luz, aun hipando, jadeando, sintiendo lágrimas correr sus mejillas aferrándose fuerte en el cuerpo de Lyra, pero sus ojos no perdían de vista esa luz. Esa hermosa luz.

Aun había luz en su mundo.

Y ahora abrazaba una de esas luces. Sólo quería recostarse en el hombro de Lyra, sintiendo cómo se soltaban solas las lágrimas y esa fuerza que le succionaba desde adentro, mitigaba con el transcurso de su llanto, aun lamentando, aun perdida, aun asustada de sí misma, pero sola, jamás.

¡So!

Yay! Pude actualizar pronto! Y no! No llovió meteoritos xD

Pues como verás, este capítulo emocional y fue mejor centrando en Golden y Bonbon, uno decisivo para estos personajes.

Qué les pareció la revelación de la madre de Bonbon? Se esperaban algo así? En serio la peor manera de sufrir, es en silencio, y tanto sus padres, como Bonbon y Golden, lo han estado haciendo.

Bueno, el próximo veremos los demás personajes, so, prepárense!

Como siempre les digo, gracias por leer, dejen review y…

¡Sunny Honey, fuera!

Next Chapter: Empezar Por Mí, Para Ti Estimated time remaining: 0 Minutes
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