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Lo Que Somos Ahora

by Sunny Honey

Chapter 42: Retazos de Equestria

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Retazos de Equestria

El cielo parecía estar de luto.

No habían estrellas destellantes salpicadas que brillaran esta noche, solo el manto nocturno cubría con una profundad negritud a Equestria.

Solamente la luna hacía contrastar aquella oscuridad, aunque había perdido su fúlgido brillo, resplandeciendo con una tenue luz que dejó poco iluminado las tierras.

Como si la alguna vez Princesa Luna tampoco estuviese de humor.

Y es que las desgracias venían en cadena, asaltando los corazones de los ponies que se volvían testigos de hechos jamás igualables a cualquier desastre que alguna vez habían enfrentado, dejando a muchos con la mente en blanco.

Uno de ellos, era un pegaso azul claro y de ojos verdes, como muchos, preocupados con el incierto que atravesaba Equestria. Ya podía abandonar el hospital en el que estaba. La propia Spitfire lo mandó a descansar tras verlo ensimismado con la mirada en algún lado. Pero por alguna razón, Soarin no se sentía cansado, sino más despierto y alerta que nunca, que si lo intentara, igual no podría conciliar el sueño, empezando todo aquella mañana de anteayer, cuando repentinamente Cloudsdale estaba recibiendo fuertes rayos de sol que obligó a muchos a descender a descansar de los rayos, siendo la parada más cercana Ponyville para pasar el rato, y fue ahí que divisaron la cúpula de fuego que cubría al pueblo, como los desgarradores gritos de dolor y auxilio, cosa que deprisa notificaron en su ciudad y los Wonderbolts fueron a hacer acto de presencia enseguida, bien preparados para servir en rescates, pero no podían atravesar esa cárcel de fuego, teniendo a regañadientes y desesperada frustración, esperar que la cúpula se deshiciera para ayudar.

Pocos ponies habían logrado escapar de aquel encierro, para explicar con voz agitadamente nerviosa, la existencia de una nueva amenaza que se había autoproclamado gobernante de Equestria, dándoles conocimiento del peligro inminente que debían enfrentar esta vez.

Las horas parecieron largas, atentos a que la cúpula desapareciera, recibiendo la llegada de la guardia, siendo que esto pasara hasta al día siguiente, viéndose impotentes al escuchar el nuevo crujir de fuego tras horas de silencio muerto para ser interrumpido por nuevos desgarradores gritos.

Todos los que rodeaban la cúpula tenían sordos sus oídos por los azotes de sus corazones, llenándose su cuerpo de una profunda rabia de verse de cascos cruzados sin poder hacer nada para que esos lamentosos y agonizantes gritos cesaran, hasta que repentinamente, la cúpula se deshizo.

Fue entonces que Soarin y el resto de Wonderbolts al fin pudieron observar los restos del humeante Ponyville, quedando todos aun sin moverse enseguida, divisando el área, luchando que se mantenga sólida su sensibilidad para mantenerse alertas de la amenaza advertida, olfateando un concentrado olor acre que los azotó de golpe que los paralizó y que empezaba a expandirse en el ambiente, azotando las narices de los presentes, resistiéndolo, viajando con el viento que bien podría olerse a distancia, mientras divisaran con ojos agrandados, la decadencia, el espeso humo negro que serpenteaba al aire de las infraestructuras que apenas quedaban en pie, escuchándose el pavoroso lloriqueo y gritos de dolor y lamento, tantos de heridos como aquellos que agonizaban con apariencia irreconocible, mientras una silueta brillante de largas alas de fuego con una caravana de fénix tras de ella, iba de salida, dejando atrás sólo destrucción y muerte de lo que fue ese colorido pueblo.

Tanto la guardia como los wonderbolts se movilizaron despertando de la fuerte impresión, con la idea clara que una vez dentro, se encontrarían con cosas aún mucho peores, no equivocándose. Como si no fuera poco, había ponies echados al suelo arrastrándose como gusanos, jadeando, altamente sofocados que no podían siquiera respirar con normalidad, bañados en sudor con su piel tan sensible al tacto que a la hora de cargarlos para llevárselos a hacer atender por el claro signo de emergencia por la exposición al calor, emitían quejidos y gruñidos al borde de más lágrimas, al tener la superficie de su piel quemada e inflamada, aun así ardiéndole como si aún se estuviesen quemando tras que Flame aumentara el calor de la cúpula, y terminar por casi hornearlos en los segundos de extrema temperatura.

Todo el equipo de rescate trataba de restar sus diferentes reacciones del horroroso cuadro encontrado que superaba su sensibilidad. Aún Soarin podía recordar las lágrimas que se le caían a la mayoría mientras auxiliaban a los vivos y comprobaban la muerte de otros, temblándoles la barbilla de un llanto más grande que retenían, encontrando no solo cuerpo de adultos, sino de potrillos, carbonizados o delirando desfigurados en el suelo hasta dentro de lo que quedaba de casas, algunos maldiciendo al viento la gran rabia acumulada por la masacre del pequeño pero acogedor, amable y colorido pueblo, ahora humeante del olor a no solo materiales quemados, sino de la misma carne de inocentes víctimas, envuelto en cenizas que se sostenían entre las corrientes de aire en espirales y rozaban el suelo, para finalmente ser enviados los cuerpos al hospital más cercano, que era New Potropolis. Era allí, que Soarin tenía sus ojos muy abiertos y ausentes, con su lomo pegado a una pared del pasillo de hospital, con la mirada hacia la ventana un poco más arriba de donde estaba acomodado, contemplando el oscuro cielo, a ratos rompiendo su ensimismamiento de la angustia de haber sido testigo de tal desgracia, aun ardiéndole los ojos de lágrimas de impotencia y pena de la hoguera que cubrió el hospital de Ponyville, aun con ponies dentro, casas incinerarse, gritos de ayuda entre las brasas del fuego y ponies que deliraban del calor expuestos sin poder despegarse del suelo.

Cuando una voz rompió su ensimismamiento.

-¡Soarin! ¡Viejo!- lo llamaron a la vez que aterrizaban enseguida sobre él en un abrazo -. ¡Me alegra verte! ¡Estás igual de feo!- bromeó risueño.

-¡¿Qué rayos?!- se quejó el pegaso volviendo en sí, empezando a reconocer la voz y cerciorar sus sospechas al ver al pegaso gris oscuro de ojos dorados volando fuera. -. ¡¿Thunderlane?!

-¡¿Conoces otro?!- preguntó separándose de él y darle un mantón amistoso sobre el hombro.

-¡¿Thunderlane?!- repitió con sus ojos enormemente abiertos para empezar a soltar una torpes risas mientras quitaba el seguro de la ventana y abrirla, entonces el otro pegaso entró enseguida mientras Soarin podía al fin poder celebrar por algo -. ¡Lo sabía! ¡Sabía que lograste escapar del pueblo! ¡Confiaba en tus alas y no me equivoqué!

-¡Salí como un rayo!- dijo moviendo su casco hacia adelante para señalar su Cutie Mark de una nube moviéndose y disparando un rayo. -. Literalmente.

-¡No por nada fuiste líder de reserva como aspirante a Wonderbolt! ¡Además eres experto huyendo de las cosas!

-¡Oye!- le frunció el ceño por eso último para menear la cabeza -. Eh…sí. ¡Pero como sea! Me da mucho gusto verte. ¡Tienes que venir a ver Flash! De seguro también lo estará.

-¿Flash está aquí?- interrogó sorprendido. No veía a su amigo desde hace mucho después de se integrara en la guardia del Imperio de Cristal. Eran pocas las ocasiones que se veían. Pero apenas hizo la pregunta Thunderlane descompuso el rostro.

Fue entonces que tanto Soarin y Thunderlane entraron a un cuarto del hospital de donde Flash había sido atendido para revisar sus heridas que aun sanaban de sus quemaduras tras el ataque al Imperio.

Cuando Flame empezó atacar al pueblo antes de levantar la cúpula de fuego, muy pocos ponies lograron salir. Flash había estado sobre un balcón y resistiendo el ardor de sus heridas, le había apuntado una lanza contra ella, no sirviendo de nada, que cuando Flame empezó a atacar, con sus heridas aun sanando de quemaduras, Flash tenía mucha desventaja en escapar o al menos ponerse a salvo, pero de eso no tuvo que preocuparse mucho, porque entonces un pegaso salió volando de allí con velocidad que apenas reconoció cuando fue sujeto por él sin detener por nada su vuelo, concentrado en huir de la zona de peligro antes de que empezara a cubrirse el pueblo de la cúpula de fuego, logrando el pegaso que lo rescató a ganar velocidad provocando un sonido brusco como la de un trueno y salir del pueblo con ciega velocidad tal rayo, pero como tal, la velocidad era corta y seca, muy temporal, por lo que perdió el control del impulso y aterrizó con brusquedad sobre el suelo comiendo tierra en el proceso, reconociendo Flash ese tipo de aterrizaje en alguien, claro, después de rodar en círculos en el suelo.

-¡Thunderlane!- exclamó el pegaso naranja irguiéndose del suelo entre inevitables quejas de dolor del brusco aterrizaje que hizo sangrar los vendajes de sus heridas, mientras el aludido de pelaje gris oscuro y ojos dorados, escupía la tierra tragada, sacando la lengua y pasando los cascos sobre ésta sacando restos de tierra.

-¡Eze zoy yo!- exclamó aun con la lengua fuera.

Aunque Flash agradecido por su maniobra de sacarlo del peligro, no pudo evitar sentir la impotencia de estar afuera mientras veía con asombro al igual que su amigo, el ver a Ponyville encerrarse en esa cúpula de fuego.

Por ello ahora Flash se encontraba en el hospital por las heridas que tenía con el aterrizaje violento de Thunderlane, se las había abierto, disculpándose su amigo por ello. "Oye, no estoy muerto gracias a ti. Es lo de menos" le había dicho Flash en agradecimiento y aliento.

Ahora, veía como otro viejo amigo, Soarin, lo miraba con asombro y pena, contemplando los vendajes que cubrían zonas en su cuerpo pero principalmente enfocó su mirada para comprobar lo que Thunderlane le adelantó decir, y fue verle un costado sin un ala.

-¡Flash!- lo nombró enseguida con preocupación mientras avanzaba a su dirección -.¡ ¿Qué te pasó?!

-Atacaron el Imperio de Cristal y resulté herido- resumió -. Descuida, estoy bien, en realidad ya me dieron el alta- se limitó en decir conmovido viendo la pena e impotencia de su amigo al ver su estado.

-¡No lo estás! ¡Perdiste un ala!- no pudo evitar decir con desconcierto, que la sola idea realmente le espantaba, en realidad, para cualquier pegaso sería una pesadilla perder las alas. -. Ah, lo...lo siento...- agitó la cabeza por su reacción -...pero es que en serio estoy...impactado...

-Conmociona la primera vez, ¿no?- se unió una nueva voz, volteándose Soarin para ver que ingresaba al cuarto un terrestre ámbar y melena castaña de ojos azules.

-Caramel...- lo nombró con sus ojos bien abiertos -. Lograste escapar…- comentó sin aliento.

-No subestimes la fuerza de un terrestre ni mucho menos uno que es herrero- exclamó levantando una delicada sonrisa entre su rostro suavizado de toda la situación -. Estas patas son tan rápidas como fuertes- dijo con cierta gracia.

Soarin contempló a sus tres amigos, pasando su mirada a cada uno en un repentino rostro quieto con los ojos que empezaron a vidriarse con las comisuras de sus labios empezando a temblar.

-Eh… ¿Soarin?- dudó Thunderlane al igual que sus amigos, extrañado de ver la repentina reacción del pegaso, que sacudió la cabeza enseguida.

-Lo siento, sólo…- forzó a decir, resistiéndose -….sólo si supieran las cosas que tuve que ver…- agitó la cabeza-. En serio entenderían por qué…- comentó sin poder terminar la oración, para cerrar los ojos y bajar la mirada, que no tardó en nada agitarse sus hombros y escucharse que empezaba a llorar, haciendo que todos concentraran más su mirada sobre él. -. Uno de esos cuerpos carbonizados pudieron haber sido ustedes…- jadeó hasta extinguirse su voz -. Mis amigos salieron ilesos…- terminó por decir en alivio pero a la vez culpable de esa tranquilidad por la poca suerte que corrieron los demás ponies, y salírsele un quejido mientras no pudo resistir las lágrimas, avergonzado de quebrar en llanto, en una excusa para desahogar después de todo la desgracia reflejada en el ya extinto pueblo.

Pero ellos no lo juzgaron, pues era bastante justificable la razón por la que lloraba.

Entonces el terrestre sin tener que decir nada más, lo recibió en un abrazo que el pegaso respondió enseguida, entre el alivio de saber que su amigo se había salvado, pero a la vez, descargando todo el dolor, impotencia y furia, de las víctimas mortales como aquellos que tendrían secuelas irreversibles por las violentas quemaduras de su cuerpo. Thunderlane y Flash no quedaron muy atrás, silenciosamente conmovidos en lo que estaba pasando, sintiendo sigilosas lágrimas recorrerles el rostro en un silencio que pareció eterno, en sí, un silencio de respeto dedicado a la desgracia ocurrida.

Finalmente, cuando parecieron sentir que era suficiente, empezaron a menguar el reprimido desahogo, cesando la fabricación de lágrimas y respirar tranquilo entre aun su expresión contrariada.

-Ojalá fuera en otras circunstancias que estuviera el viejo grupo casi reunido- comentó Soarin.

-Pero Cheese siempre ha sido demasiado inquieto como para dejar de viajar- agregó Thunderlane.

-Podemos estar todos- recordó Flash con un intercambio de miradas.

-La canción- corearon para Flash suspirar con resignación y empezar a entonar:

-Si a mi amigo quiero llamar…

-…su corazón te escuchará- completó la corta pero concisa canción un terrestre de camisa amarilla y melena desbaratada café de ojos verdes, apareciendo entre ellos de súbito con una ancha sonrisa emocionada, como invocado-. Y una sonrisa te dará, con un pastel frío de Yakyakistán- prosiguió improvisando mientras levantaba un pastel de tres pisos con un muñequito de Cheese bailando tap con un yak, que reventó para expulsar serpentinas con trocitos de queso sobre todos. -. ¡Lamento la tardanza! ¡Vine lo más rápido que pude! ¡Pero pasé el día en Fillydelphia alegrando a los unicornios en el hospital y…!- aspiró en sorpresa al ver bien el estado de Flash -. ¡Tú necesitas estar en uno!

-Eh, en realidad ya estoy en uno.

-¡Esperen!- se dio cuenta el terrestre extrañado -. ¡Jamás usan la canción! Dije que era para emer…- agrandó los ojos colocándose un casco que apena cabía es su loca melena - ¡Emergencia!

-Sí, así es - asintió Flash -. Algo realmente malo sucedió, y es que…- exclamó pero entonces una fuerte aspiración de Cheese lo interrumpió y empezó a hablar como carretilla.

-¡Una unicornio con poderes de fénix llegó a Ponyville avisando que no existen ninguna de las princesas y empezó a atacar al pueblo encerrándolo en una cúpula de fuego dejando a todos a su merced!- concluyó recuperando el aliento enseguida con sus cascos a los lados de la cabeza mientras sus amigos lo miraban con gestos impresionados.

-Jamás me cansaré de preguntarlo pero… ¿Cómo sabías?- interrogó Flash. Cheese se encogió de hombros entre sus cejas curvadas.

-Lo presentí.

-¡Un momento!- cayó en cuenta Cheese de lo que dijo, agrandando sus ojos -. ¡¿Ponyville fue destruido?!

-¡Es otra loca que quiere el poder!- agregó Thunderlane. -. ¡Una sensual! ¡Pero loca!

-Pero no es como los demás enemigos que hemos tenido antes- dijo Flash -. Estamos hablando de una sádica que atacó el Imperio de Cristal dos veces y ahora borró del mapa un pueblo entero.

-Flash- le dijo Caramel con amargura -. Por muy raro que parezca, eso no nos anima nada.

-Oh, lo siento…

-Escapé antes de ver la peor parte en lo sucedido en el pueblo- suspiró el terrestre con voz apagada entre el ambiente melancólico ganado -, pero el solo saber lo que pasaron nuestros vecinos y amigos, sin mencionar, el que me haya encontrado el cuerpo ensangrentado de un pequeño cuando logré salir del radio del pueblo..- contó, sintiendo la garganta estrangulada -. Es algo horrible de recordar e imaginar…

-¿A quién encontraste?- preguntó Soarin con un leve ceño y Caramel lo miró torciendo la boca.

Rarity, Bonbon y Golden, habían estado dentro de la cueva donde se encontraba el Árbol de la Armonía intercambiando ideas y suposiciones para empezar a marcar huellas que las dirigiera a un plan que les sirviera para conspirar contra Flame.

Bonbon aseguraba con encontrar a Twilight, siendo la única sin afectar en su magia y sin duda siendo reina, mantenía una lo suficientemente fuerte para hacerle frente a Flame. Rarity tendía a pensar en encontrar alguna reliquia que pudiera usar que ayudara, ocurriéndosele el Corazón de Cristal, pero para ello debía empaparse más la historia de ésta y forzar su escaso conocimiento en magia. Golden, por su parte, sólo quería desempolvar sus armas y usarlas.

-Hay que hacerla caer en una trampa y atravesarle una daga- decía la terrestre amarillo pálido con una animada sonrisa en camino de regreso a la casa de Zecora mientras Rarity estaba siendo cargada en su lomo para que Bonbon descansara, estando ambas con la mirada a la nada aguantando la habladuría de Golden -. Siempre las tengo con filo listas para ser usadas- suspiró con profunda nostalgia ablandando el rostro -. Mi favorita es la del mango de esmeraldas- parpadeó encantada con sus ojos verdes brillantes -. Hacía tan bello juego con mis ojos. La primera vez que la usé fue para lanzársela a un oso insecto en el ojo- dijo mientras con un casco hizo como si lanzara algo -. Aprovechando esa distracción para romperle el aguijón y enterrárselo sobre su nariz ¡Para terminar en una pose de victoria parada sobre su estómago!

-¡¿Por qué hiciste eso?!- interrogó Rarity horrorizada.

-¡Porque era un monstruo camino a atacar un pueblo!- aclaró Golden girando los ojos en obviedad. -. Ya ves lo que pasa cuando simplemente los encierras en el Tártaro con la pésima guardia real que tenemos- reprochó mirando a Bonbon con un ceño, quien ésta simplemente siguió caminando con su cara paciente -. Por eso le insistía a la Princesa Celestia que seamos nosotros los verdaderos protectores de la seguridad en Equestria- dijo para decir con aburrimiento -. Pero nooooooo, dijo que éramos muy "violentos" para usar nuestros métodos en sus "pequeños ponies", aunque estos hayan elegido mal.

-¿Cómo la Princesa Celestia pudo tener este grupo desalmado de asesinos de monstruos?- se preguntó la unicornio con la voz un tanto rasposa.

-Porque no estaba al tanto de nuestras tácticas sino de los resultados- se limitó en decir Bonbon con seriedad -. Era una organización que aprobó en propuesta de alguien, pero poco después de conocer nuestros medios, decidió ponerle fin a la agencia anti monstruos, poniendo de excusa el escape del oso insecto que encerré.

-¿Eso dijo?

-Eso afirmo yo.

-Y se terminó nuestra diversión- reprochó Golden con amargura.

-Me agradabas más como "Carrot Top"- farfulló Rarity con un parpadeo lento, sintiéndose algo mal.

-Para lo que me importa tu opinión- se encogió de hombros la terrestre. -. Y Rarity, tu cuerpo se vence más y siento más peso- interrumpió -. ¿Sientes molestia?

-¿Aparte de ti?- jadeó y la aludida apretó los dientes entre sí para lanzarle una mirada áspera en amenaza.

-¡Un chistecito más de esos y te arranco el cuerno para ponértelo dentro del…!

-¡Golden!- la calló Bonbon con un ceño reprendedor.

-¡Ella empezó!

-Rarity…- suspiró Bonbon paciente devolviéndole la mirada.

-Me molestan los rufianes...- se justificó para suspirar -. -Sólo estoy con algo de malestar- admitió la modista empezando a sudar.

-Ya estamos cerca de llegar donde Zecora para que tomes algo.

-Drops, quiero dormir tranquila- reclamó Golden -. Si se siente mal, mejor llevémosla a un doctor. No quiero que anden jodiéndome el sueño en la madruga porque la unicornio por hacerse la modesta tenga un colapso ahí mismo. Arrastra ese peso a otro.

-Qué grosera- frunció el ceño la modista con molestia.

-Traducción: se preocupa por ti y quiere hacerte chequear- le dijo Bonbon a Rarity.

-Has buen uso de tu boca y cállate, Drops- farfulló Golden.

-Ya te acostumbrarás a ella- agregó Bonbon continuando hablando con la unicornio para hablar en general -. Lleguemos a casa de Zecora para aprovechar en llevar también a Lyra a revisar.

-Sí, ajá, claro, claro- asintió Golden para continuar su marcha, que unos minutos más de caminata, escuchó un pequeño jadeo de molestia de Rarity, que se sostenía rodeando su cuello con ojos cerrados entre su frágil entrecejo jadeando un poco -. Tus cascos están hela… ¡AAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHH!- estalló en un grito que reventó en toda la zona de esa senda a la casa de zecora que hizo hasta volar los murciélagos que se ocultaban en los árboles, apenas escuchó la arcada y sintió un espeso líquido de agrio olor caer sobre su cabeza. Rarity le había vomitado encima -. ¡MI MELENA! ¡MI HERMOSA Y ONDULADA MELENA! ¡DROPS, QUÍTAMELA, QUÍTAMELA O LA AVIENTO!- - gritaba al borde del llanto dando brinquitos en un lloriqueo fino, como toda una aniñada yegua que le dan en el punto fuerte de su vanidad mientras Rarity sólo podía disculparse avergonzada y Bonbon…gozaba en risa siendo escasísimas las veces que ve a Golden incomodada por banalidades.

Bonbon ayudó a Rarity a bajar de Golden, que ésta última no esperó nada para salir corriendo a velocidad a la casa, azotando la puerta de golpe, provocando asustar a los que estaban dentro.

-¿Pero qué está sucediendo? ¿Por qué viene corriendo?- preguntó Zecora apenas vio a Golden cruzando la pequeña sala directo al baño, ignorándola por completo mientras lanzaba todas las maldiciones que se sabía, horrorizando a la cebra ni muy atrás a Lyra, ambas haciendo un gesto con sus ojos bien abiertos para taparse las orejas, seguido de ver entrar a Bonbon riéndose con Rarity apoyándose en ella para caminar con cuidado.

-¿Ahora te sientes mejor, verdad?- le preguntó la terrestre crema a la unicornio, quien sonrojada de la vergüenza, asintió, haciendo reír más a Bonbon con mucha perversidad escuchando a Golden en el baño seguido de la ducha, terminando de maldecir.

-Esa última grosería que dijo ni siquiera sabía que existía- murmuró Lyra entre su rostro lívido.

-Ven, hay que lavarte- se ofreció Zecora acercándose a Rarity -. Se ve que no un buen momento pasaste- agregó con una sonrisa comprensiva mientras conducía a la modista a lavarse al baño, en donde encontraron a Golden abriendo de golpe la cortina de la ducha, con toda su melena larga, habiendo perdido sus ondas y quedando lacia, cayendo de puntas mientras aún le caía agua de la regadera y recibiendo a Rarity con una profunda mirada de desprecio que la unicornio recibió como si fuesen puñaladas.

-Lyra, vamos a ir al hospital más cercano, el de New Potropolis- le avisó Bonbon cesando la risa mientras se acercaba a Lyra -. No tenemos los recursos para atenderlas bien y será mejor monitorear como van.

-¡Pues se joden! ¡No cuenten conmigo!- gritó Golden desde el baño -. ¡Voy arrancarme la melena en lavado tras lavado para sacarme las porquerías de esa unicornio malvavisco!- vociferó con rabia mientras Rarity sólo podía gesticular en mucha vergüenza lavándose la boca y cara.

-¡No seas una potrilla, Golden!- se quejó Bonbon desde la sala.

-¡Que se jodan dije!

-Tengo una carreta que ambas podemos halar- avisó Zecora asomando su cabeza fuera del baño para ver a Bonbon -. Así hasta más rápido al hospital podemos llegar.

-No sea condescendiente con Golden- suspiró Bonbon a Zecora. -. Ya nos acogió en su casa, no queremos abusar de su hospitalidad.

-No es ninguna molestia, mucho menos un abuso. Será un placer y todo un gusto.

-¡Escúchala, Drops! ¡Yo ya dije que se jodan!

-Agh- gruñó Bonbon con mala cara para asentirle a Zecora -. De acuerdo. Sólo porque en serio no estoy de humor para viajar con Golden quejándose en el camino.

Tras limpiarse, Rarity fue conducida junto con Lyra a la carreta que descansaba a un lado de la casa entre los arbustos, siendo acomodadas entre Bonbon y Zecora, cubriéndolas con mantas y almohadas.

-Oye, ya estamos por irnos- avisó Bonbon al pie del baño, aun escuchando el chorro de agua -. Y, en serio te portas como una egoísta solo por tu melena, y sí, lo digo yo.

-¡No te hagas la digna! ¿No te has visto cuando atentan contra tus vestidos pulcros y elegantes?

-Pero no estamos en circunstancias para andar con quisquilles ahora- frunció el ceño -. ¿No entiendes? Equestria está amenazada. En cualquier minuto algo realmente malo puede suceder, ¡Cómo lo de esta tarde!

-¡Igual que mi melena! ¡Aun huele a porquería!

-Te pasas de insoportable- se quejó apartándose de la puerta -. Volvemos en la mañana. Si tardamos, hazte el viaje- terminó por decir mientras se encaminaba a la puerta de entrada hasta cerrarla.

Quince minutos fue lo que dejó pasar Golden para salir del baño de súbito pasándose de manera descuidada la toalla a su melena, frotándosela apenas para secarse y aventarla por ahí para buscar su alforja.

-Vaya, vaya, Drops…- dijo manteniendo su mirada en su bolso, abriéndola buscando algo específico entre sus cosas -…tantos años creciendo juntas y aún así caes víctima de mis actuaciones…- pensó acomodándose con desinterés su melena enredada tras sus orejas para sacar una caja de madera con una mirada concentrada en ella -…sé que Equestria está amenazada y cada minuto cuenta…- dio la razón para levantar la tapa de la caja y sonreírse de lado ante la línea luminosa en el filo de la hilera de dagas que reposaban en el molde acolchonado de la caja, para levantar el casco y sostener una de mango incrustados de esmeraldas, lo que la hizo sonreírse en su verdadera vanidad que apreciaba; sus armas. -. Tranquila…- le habló a la daga, levantándola en alto para que la luz de la luna que se filtraba por la ventana haga brillar las joyas -…mamá ya te sacará a jugar…

Eran como escenas cortadas que azotaban su cabeza, sin dejarlo descansar después de que al fin volviera en sí.

Spike veía a sí mismo, saliendo de súbito del Castillo de la Amistad sólo para ver a todos los ponies tratando de huir del fuego aun consumiendo las infraestructuras que apenas quedaba en pie en el pueblo, escuchándose el pavoroso lloriqueo y gritos, tantos de heridos que se arrastraban como aquellos que aún permanecían vivos presos de unas ardientes llamas que no se apagaban con nada, dejando al pequeño dragón petrificado del horror, cuando entonces vio que cada mane, estaban pataleando al aire mientras eran apresadas en las garras de los fénix que la llevaban dentro del saqueado y semidestruido castillo.

Spike agrandó sus ojos, viendo a sus amigas en problemas. No podía permitir que algo les pasara, no como Twilight y Rarity, y fue tras donde los fénix las dirigían. Pero sus patas eran cortas. No tenía alas. Y su fuego era insignificante. Los fénix habían desaparecido de su vista en un parpadeo con sus amigas, adentrándose al castillo, forzando Spike sus patas a correr más rápido hasta intentando abrir sus pequeñas garras en amenaza, repitiéndose en su mente, que esta vez, podría hacer algo al respecto. Pero no contaba que una bandada de fénix volaban tras de él, que antes siquiera estar cerca de donde estaban sus amigas, fue alcanzado por ellos escalera, haciendolo caer mientras que abrían sus fuertes, duras y afiladas garras, para acorralarlo y aventarse sobre él para enterrarle las garras entre zarpazos que lograban desgarrarle su endurecida piel, abriéndosela y arrancándole carne y escamas en cuestión de segundos mientras seguía cayendo de las escaleras hasta llegar al ultimo escalón .

Entre irresistibles gritos de dolor, el pequeño dragón intentaba luchar en defensa, pero era imposible con los fénix superándolo en número como de fuerza, recibiendo sus garras enterrándose en su carne, ardiéndole el cuerpo, gritando que parecía arrancarse la garganta mientras lanzaba su llama verde en un inútil intento de defenderse, ni haciéndole cosquilla a los fénix.

Podía sentir todo su cuerpo húmedo de un espeso líquido caliente que debía ser su sangre, pues tenía sus ojos cerrados por puro impulso, protegiéndoselos con sus pequeñas garras con el pavor de que se los arrancaran.

Entre el indescriptible dolor, le azotaron en su mente las sonrisas de las cinco ponies que conoció apenas puesto una pata en Ponyville, cada una entreteniéndolo con su forma de ser, siendo una de ellas la que ilusionaría su corazón por primera vez, la bella unicornio que en los últimos días, no podía ni mantenerse firme en pie, pero seguía admirando la belleza que aunque apagada, aun veía en ella.

Pero la pony que más estuvo presente en ese momento que sentía ya perder el conocimiento, fue en Twilight.

La pequeña unicornio que eclosionó su huevo.

La neurótica por excelencia. Siempre ocupada estudiando, tan aplicada y responsable que admiró mucho de ella desde pequeño, naciéndole la necesidad de ayudarla, siendo muy insistente en ser parte de ese destino marcado, que la unicornio terminó accediendo, permitiéndole hacer labores pequeños a cambio de que no se quejara cuando lo mandaba a leer libros y escribir reportes, así educándolo, que a medida fue creciendo, el dragón nunca perdió las ganas de ayudarla, exigiendo más "retos" según él, que sin darse cuenta, Spike se había convertido en un especie de asistente para ella, pero más que eso, eran familia.

Twilight había sido estricta, nerviosa y algo peculiar con su crianza, cosa que no culpaba, pues era apenas una potrilla cuando debió ocuparse de él, aunque eso no cambió mucho cuando creció, pero el amor que le daba, su neurosis cuando enfermaba que debía él tratar de calmarla para que dejara de probar cuan medicina encontraba para curarlo, sus regaños, su cara molesta mientras él se reía de sus exageraciones, cuando cedía a uno que otro capricho suyo como dejarlo comer un postre u ordenar cierto cómic, girándose de ojos con una sonrisa conmovida, acariciándole la cabeza y él se sonreía sintiendo todo su cariño. Todo eso hizo, que cuando dejó de sentir dolor para empezar a perder movilidad, hiciera empezarla a llamar.

"Twilight….Twilight…" jadeaba desde su mente al borde del llanto.

La quería aquí.

Quería que viniera y lo ayudara como cuando solía meterse en sus líos por impulsivo. Que lo regañara encima de todo, no le importaba, sólo quería que viniera, sin darse cuenta de las lágrimas que corrían por sus mejillas, mezclándose con su sangre, y con mucha presión sobre su corazón, dejó de sentir pensando, que ella no vendría.

Sin embargo, alguien más llegó.

Cuando fue abandonado a las afueras del pueblo, un pony se encontró con su cuerpo.

Se había quedado sin poder moverse, totalmente petrificado, ausente de su cuerpo, apenas su cerebro mandando a sus párpados subieran y bajaran en un pestañeo, desparramado sobre la tierra entre maleza, sintiendo un dolor global en todo su cuerpo abandonado. Fue entonces que una silueta se cruzó en su vista antes de perder el conocimiento, creyendo este su fin definitivo.

Pero ahora, tras esos azotes de recuerdos, empezó a recuperar el sentido, aunque aun pesándole agotamiento, abriendo sus ojos vagamente, sintiéndose totalmente molido, como si fue masticado para luego ser escupido. El dragón no podía emitir palabra, sintiéndose desorientado, para escuchar pasos. Movió lo que pudo la cabeza sintiendo el ardor de una herida, para reconocer a un terrestre ámbar a su lado. Cerca de él, estaban el resto de sus amigos mirando con igual pena al pequeño dragón.

-Ya estás a salvo- habló Caramel con una sonrisa aliviada de ver al fin su despertar sin poder evitar mezclarla con pena de su estado.

Spike se lo quedó mirando, reconociendo que su silueta, era la misma que vio antes de desmayarse. El pony que veía, era quien lo había recogido donde estaba abandonado. Trataba de hablar pero algo se lo impedía, y es que hacer la mínima contracción para respirar, era insoportablemente doloroso, peor para hablar, empezando a quejarse del ardor y gesticular en reacción, ni la menor idea de que cada centímetro de su cuerpo parecía un mapa de heridas que cicatrizaban al haber llegado con su piel literalmente destrozada y perdido mucha sangre, estando en sí, envuelto de vendas en extremidades y torso.

El pony no sabía muy bien qué decirle. Sabía que el dragón estaba a su suerte, solo, ya que las mane6 estaban lejos de estar a salvo. Veía con impotencia el pestañear adormitado del dragón, aun mareado de la anestesia, puesto que en un día y medio, fue sujeto a dos cirugías. Caramel se limitó en acercarse más y empezar a acariciarle la cabeza con cuidado, siendo el área menos afectada en todo su cuerpo, teniendo más bien rasguños. Como si se hubiera evitado lastimar esencialmente esa parte. No tardó el dragón en volver a quedarse dormido.

Ninguno dijo nada enseguida, sólo mantuvieron esa mirada de tristeza e impotencia sobre el estado del infante, queriendo dejarlo a descansar, salieron del cuarto para lanzar pesados suspiros entre el pasillo de espera.

Aquello provocó un rotundo silencio. Cada uno tenía conocimiento superficial sobre el dragón, bien conocido como el asistente de Twilight Sparkle, acompañándola a todos lados y muy unido de las demás mane, de las cuales ninguno sabía a ciencia cierta, qué pasó con ellas.

-Es un milagro que siga con vida- comentó Soarin para romper recién el silencio. -. Aún pese un ataque masivo de zarpazos y una caída de altura, sigue vivo.

-Tiene la voluntad de vivir. Por eso resistió- suspiró Caramel pesadamente -. Aunque aún está en estado crítico, aún lucha por su vida.

-Como nosotros- exclamó Flash en seriedad endureciendo su quijada. Sus amigos voltearon a verlo con atención -. ¿Tenemos la suficiente voluntad de vivir para luchar?- le preguntó, manteniéndose la mirada ambos. -. No podemos dejarnos de cascos cruzados mientras la única pony con magia destruye nuestro hogar. Debemos hacerlo- los miró fijamente para sentir con decisión -. ¿Se animan a ayudarme a defender Equestria?

-¡¿QUÉ?!- corearon los cuatro.

-Wow, wow, wow, ¡Espera!- interrumpió Cheese para sacar un vaso de agua de la nada y empezar a beber, pensando los demás que iba a escupir se hicieron a un lado, pero Cheese tragó el agua y colocó la base del vaso en su oreja con el extremo en dirección a Flash agudizando el oído -. ¡¿QUÉ?!- repitió -. ¿Escuché bien?

-Flash, tú eres un guardia solar- le dijo Caramel para señalarse con un mohín en la boca -. Yo solo soy un herrero. Thunderlane un restaurantero, Cheese es…- miró al mencionado que tenía la lengua fuera en la que posaba un ratón blanco tocando una pequeña tuba -…Cheese es Cheese, y Soarin, bueno, es un Wonderbolt, el más cercano de estar capacitado- sacudió la cabeza -. Al punto que voy, es que no sé si seamos el equipo al que estés acostumbrado trabajar. No somos la guardia. Somos… ¡Nosotros!

-No piensen como los demás- regañó con un ceño -. Todos estamos acostumbrados a esperar ser salvados. Creo que nos llegó tiempo de que nosotros mismos nos salvemos.

-¿Qué hay de la guardia?- preguntó Thunderlane.

-…- enmudeció Flash meneando la cabeza -. Eh, creo que puedo decirlo ahora: Equestria tiene la peor guardia que existe. Eran otros que dependían ser salvados- se avergonzó en admitir. Aunque había sus excepciones, como el Capitán Shinning Armor.

-Stuart eztá de acuedo cod ezo- habló Cheese aun con la lengua afuera señalando al ratón, que asintió con un ruidito en su boca para saltar al piso e irse tranquilamente -. Y Deshuesado Dos también- asintió con repentinamente la gallina de hule venciéndose de un lado descansando en su lomo.

-¿Deshuesado Dos? ¿Qué pasó con el primero?- dudó Thunderlane y Cheese sonrió anchamente.

-¡Se sacrificó para ayudar a Equestria en la temporada 4!

-¿Ah?- se consternó el pegaso.

-¿Pero qué esperas que hagamos?- interrogó Caramel a Flash aun nada convencido de la idea.

-Pues la Reina Twilight Sparkle antes de…- decía para interrumpirse y decir con dificultad -…partir como las demás princesas..- se aclaró la garganta para continuar -, creó un acuerdo con los reinos independientes dentro del territorio llamado "Amigos de Equestria" en la que consta que Arabia Saddle, Griffonstone y Yakyakistán darían su ayuda en caso de que Equestria la necesitase- hizo una pequeña pausa -. Sin duda la necesitaremos.

-Entonces…- pensaba Soarin -… ¿Debemos viajar a esos reinos a pedir ayuda para defender Equestria?

-Ellos tmbién son Equestria. Es mejor sería notificar lo que está ocurriendo aquí para que se estén preparando- contestó Flash -. Equestria y esos reinos ahora tienen lazos diplomáticos y comerciales, cosa que sin duda va a caer estrepitosamente sin un gobernante competente y ellos querrán explicaciones. Debemos advertirles para que estén preparados si sus reinos terminan involucrándose con esa unicornio llamada Flame. Les compete también y no estorbaría su ayuda. Planeando algo para salvaguardarnos todos. Confío que si el acuerdo estuvo tratado con la Reina, prestarán su apoyo y alianza con nosotros.

Los amigos quedaron un momento en silencio, asimilando lo que decía, asumiendo la gravedad de la situación de su reino.

-Por primera vez- empezó diciendo Cheese mucho más serio –no tenemos a nadie para proteger Equestria.

-No existen alicornios- dijo Thunderlane con preocupación -. No existen gobernantes. No existe unicornio con la magia de poder enfrentar esta nueva amenaza ni las portadoras de los elementos pueden hacer algo.

-Solo somos nosotros- terminó por decir Caramel, para pasar la vista en cada uno, como comunicándose con la mirada entre el ceño intranquilo.

-Pegasos y terrestres debemos empezar a hacer algo- exclamó Flash con determinación -. Somos los que quedamos en pie aun representando nuestro reino y no podemos darnos por vencidos. No se subestimen, amigos- sonrió con firmeza -. No subestimemos lo que nuestra raza puede hacer por nuestro hogar. No se lo haremos fácil, pues vamos a pelear por él- asintió con decisión y los demás empezaban a contagiarse con ese espíritu para escuchar el sonido estruendoso de alguien sacudiéndose la nariz, mirando todos a Cheese, que también los miró.

-¡¿Qué?! ¡No fui yo! ¡Fue Deshuesado Dos!- avisó mostrando a la gallina de hule en su lomo de donde caía un pañuelo usado. Cheese le acarició la cabeza -. Este me resultó muy sensible- consoló para mirar a Flash con una sonrisa -. ¡Hey, bro, cuentas con tu super duper amigo Cheese!

-Creo que más bien cuentas con todos nosotros- asintió Soarin con Caramel y Thunderlane asintiendo con decisión.

-¡Sabía que podría confiar en ustedes!- sonrió Flash animado pasando un casco a la cabeza -. Por eso tengo todo ya planeado- y fue señalando a cada uno mientras hablaba -. Caramel irás a Griffonstone. Cheese a Yakyakistán y Soarin a Arabia Saddle. Es el reino más lejano y estás acostumbrado a volar en largas distancia y estás entrenado. Puedes resistir más que los demás- aclaró y el pegaso asintió con los otros dos.

-¡¿Y yo qué hago?!- preguntó Thunderlane con emoción.

-Tú…- decía Flash -… te quedas aquí.

-¡¿Qué?!- se quejó con un ceño -. ¿Crees que no puedo con la responsabilidad de un viaje diplomático?

-¿En serio quieres que contestemos?- bufó Caramel.

-¡Envías a Cheese!- aclaró Thunderlane señalando al terrestre de ojos verdes -. ¡Es Cheese!- insistió para mirarlo -. Sin ofender. Sabes que así te queremos, amigo.

-¡None taken! – sonrió inocente el fiestero.

-¡Cálmate, amigo!- lo interrumpió Flash a Thunderlane -. Sé que eres responsable y confiable, por eso quiero que te quedes aquí, porque no puedo andar solo por ahí. Estoy herido aún, limitado y necesito a alguien de complenya conmigo para trabajar desde aquí y que mejot que un amigo, y serías mis alas.

-¡Oooohh!- asintió Thunderlane con ojos bien abiertos para sonreír petulante y mirar al resto de sus amigos -. ¿Escucharon eso?- preguntó presumido -. Soy su casco derecho. ¿Cómo les quedó el ojo?

-…- se lo quedaron viendo Soarin y Caramel.

El wonderbolt dejó una ceja levantada, mientras el terrestre le dio un solo golpe en una pata delantera que le hizo doler mientras Cheese sólo sonreía.

-¡Auch! Tienes el casco pesado- se quejó Thunderlane con reproche.

-Eso o eres debilucho- sonrió Caramel.

-"Eso o eres debilucho"- lo arremedó el pegaso gris que cuando vio al terrestre levantar el casco de nuevo hacia él, Thunderlane se apartó del suelo volando cerca del tumbado -. ¡JA!

-¿Ves que eres bueno huyendo?- se divirtió en decir Soarin para provocar una pequeña risa entre ellos.

-Nunca van a madurar. No como yo- farfulló Thunderlane, lo que hizo reír aun más al resto, por ser él mismo que lo diga.

-Algunas cosas simplemente no cambian- comentó Flash contemplando a sus amigos con una sonrisa calmada para retornar la situación -. Muy bien. ¿Dudas?

-Pues sí- sinceró Caramel con un gesto -. ¿Dónde queda Griffonstone?

-Tampoco sé dónde ir a Arabia Saddle- admitió Soarin.

-¿Yakyakistán es soleado, no?- preguntó Cheese sonriente.

-Pero si acabas de decir que trajiste un pastel frío de allá- recordó Flash. Cheese rió.

-¡Lo sé!- contestó para colocarle un gorro de fiesta y soplar una serpentina que le cubrió la cabeza, para al final, el grupo de amigos quedaron terminando de ponerse de acuerdo.

Del hospital en donde estaban, no quedaba muy lejos de Ponyville, no llevando ni una hora para llegar hasta él en pie, mucho más rápido en aire con Thunderlane alando una sencilla carreta con Flash tras de él, situación por lo cual fue precisamente en ese pueblo que se trasladó lo más rápido posible a los heridos tras el ataque de Ponyville.

Mientras sus amigos se encargaban de sus propios qué hacer, Thunderlane y Flash retornaban a Ponyville tras que todo se había "calmado", quedándose sin aliento con sus miradas pegadas hacia los escombros y cenizas que quedaba del lugar, apenas lo único realmente rescatable era el castillo semidestruido.

Thunderlane aterrizó en lo que alguna fue la plaza del pueblo, reconociéndolo solo por lo que restaba de la pileta que había en su centro. Parecía un pueblo fantasma. No parecía estar habitada por nadie más que las cenizas rozando el suelo, cuando escucharon pasos tras de sí. Ambos se pusieron defensivos enseguida y se voltearon con el corazón ciertamente acelerado, solo para encontrarse con una pegaso rubia y un terrestre café, ambos cargando alforjas bien llenas en sus lomos, intercambiándose miradas los cuatro.

-Turner, Derpy- habló Thunderlane reconociéndolos enseguida. Viven en el mismo pueblo durante años. Todos conocían a todos. -¿Qué hacen aquí?

-Estuvimos en el sótano de mi casa durante todas estas horas- contestó el terrestre -. Prácticamente queda debajo del suelo de la casa y estuvimos a salvo de las llamas que quemaron mi hogar. Salimos recién hace un poco más de una hora y encontramos el pueblo muerto- terminó por decir con un nudo en la garganta para pasar su mirada al pegaso naranja.

-Oh, él es Flash. Flash Sentry- presentó Thunderlane, lo que hizo al terrestre mirar con mayor atención al mencionado.

-¿Flash Sentry?- habló el terrestre de ojos azules acercándose de a poco. El pegaso suavizó un ceño, asintiendo. El pony forzó una sonrisa -. Qué manera de presentarnos. Soy Time Turner, yo iba a construirte un ala metálica en propuesta de la…reina…- habló con voz aligerada y contrariada, al recordar el destino de la gobernante, para pasar su mirada a la pegaso a su lado -. Ella es Derpy Hooves, mi pony especial.

-Y su asistente- aclaró en decir la rubia con igual forzada sonrisa entre su rostro apagado, aunque no era la única.

La conversación se daba mecánica e incómoda.

Era terrible caminar en los restos del colorido y amable pueblo, aunque propenso de cualquier locura que podría pasar en él. Con solo ver cómo quedó devastado entre restos y negritud, podrían imaginar el infierno desatado sobre él, con ese voraz fuego devorando todo.

Aun olía un poco mal, un olor que los hacía pensar enseguida en carne quemada, cosa que se ahorró en comentar Time a su pareja por lo sensible que aun se hallaba, pero sabía que ella no era ilusa, tal vez inocente, pero no tenía un pelo de tonta y sabía muy bien las desgracias ocurridas, por eso habían salido tarde de su refugio, para prepararla mentalmente con lo que se encontrarían y ahora estaba tan calladita sin saber dónde mirar, pegada a su lado.

-Yo alcancé a conocer un poco a esa unicornio hace años atrás…- comentó Turner entre el silencio que se hizo, haciendo que Thunderlane y Flash lo miraran enseguida -…era manipuladora, chantajista y narcisista…bajo sus amenazas me obligó a rechazar la ayuda de la Princesa Celestia a explotar mi talento por la ingeniería en próspero a Equestria…- frunció el ceño el solo recuerdo -, pero nunca creí que se convertiría en una cruda asesina que devasta pueblos enteros.

-¿Esa unicornio está aquí?- preguntó con rabia Flash para pasar su mirada al castillo -. ¿Está allí?

-No lo creo. Todo ha estado muy callado. Sólo recogimos provisiones para irnos de aquí ya- contestó el terrestre.

-Voy a ver- avisó Thunderlane separándose del suelo pero antes de seguir elevándose, Flash le tomó de una ala enseguida, lo que le hizo aspirar de dolor por sus heridas.

-¿Enloqueciste?- preguntó en susurro fuerte mientras el pegaso volvía al suelo con un ceño frustrado por su interrupción. -. ¿Qué vas hacer?

-Ya que no está allí quiero aprovechar y buscar algo.

-¿Qué cosa?

-¡Yo qué sé, viejo! Cualquiera cosa mágica que haya guardado Twilight para algo o no sé. Por una razón se queda allí esa cosa sacada del más profundo del Tártaro.

-Thunderlane, no subestimes tu suerte, puede haber más de esos fénix ahí dentro y te atacarán.

-¡Seré sigiloso! Sé cómo hacerlo. Por algo estuve un tiempo en la reserva de los Wonderbolts. Se me quedó algo

-Thunderlane…

-¿Qué no confiabas en mí?- le interrumpió con seriedad. Flash calló, mirándolo -. Pues confía en que puedo ser sigiloso. Si ustedes me siguen sólo estorbarán al no ir a mi ritmo.

Sentry suspiró impotente pasándose un casco a su sien.

- Sólo ten cuidado.

-Ustedes sólo tranquilos- sonrió confiado para poner su mirada enfrente donde estaba el castillo y emprendió vuelo empezándose alejar, que al verse ya lo suficientemente separado de ellos... -. ¡Por Celestia! ¡¿En qué me metí por hacerme el valiente?!- se lamentó enseguida apenas empezó a distanciarse de los tres ponies para acercarse recto hacia el castillo. Botó aire llevándose los cascos a los lados de su cabeza sin dejar de volar -. Okey, de acuerdo, tranquilo. No es momento de tus tonte…- decía para estrellarse sobre un tronco carbonizado por no fijarse donde iba.

Se separó volando hacia atrás y agitó su cabeza quejándose a lo bajo del golpe, acariciándose la cara. Miró hacia atrás para asegurarse que no lo vieron. Aseguraba que no, estaba algo distanciado ya y estaba muy oscuro. Sintió alivio y prosiguió volando.

-Se estrelló contra un tronco- avisó Derpy.

-¿Ah?- dudó Flash forzando la vista para ver entre la oscuridad hacia enfrente, sin poder divisar a su amigo. -. ¿Cómo sabes? ¡No puedo ver nada!

-Muffins tiene buena vista- comentó Time sonriendo dulcemente a su pareja, que se le salió una sincera delicada sonrisa un tanto avergonzada pero frotando su cabeza hacia él.

Flash se ahorró los comentarios para volver la vista enfrente y estar atento en lo que estaba haciendo su amigo, pero entonces agitó su única ala, frunciendo el ceño, pensativo, y miró a Time.

-Respecto al ala metálica…

Thunderlane llegó al castillo. Para esas alturas, estaba ganando ansiedad. Así que se distanció unos metros y se colocó de vuelta al suelo, contemplando en un estado alerta, la nueva apariencia adaptada en el castillo.

La recordaba siempre brillante, resplandeciendo de buenas vibras. Siempre que se caminaba cerca del lugar, se sentía una energía muy positiva contagiosa. El acceso siempre era libre y Twilight recibía a los ponies que querían usar su biblioteca, o simplemente contagiarse de esa agradable sensación usando los balcones o charlando con la princesa cuando les concedía tiempo con ella para solucionar problemas de amistad que tengan.

Sin duda, era una pony muy admirable la que vivió aquí.

Pero ahora, sin ella habitando allí, el castillo había adaptado un aspecto lúgubre, una apariencia opaca y ambiente insoportablemente pesado. Sin duda, la nueva huésped contrastaba profundamente con la dueña verídica del lugar.

Thunderlane tragó saliva, recuperando valor para buscar algo que les sirva para defenderse, lo que sea era bienvenido.

-De todos los corceles, debiste aparecerte precisamente tú. Qué afortunada.

El pegaso se agitó de susto ante la repentina voz que escuchó al ras de su oído. Una muy escurridiza y coqueta que le hizo inevitablemente erizar el pelaje porque para empezar, ¡Ninguna yegua jamás en su vida le había hablado así!

Thunderlane entre el susto y el gusto, se giró entre su respingo para ver a una terrestre amarillo claro, de ojos verdes y melena ondulada naranja. La reconoció enseguida. Era Carrot Top. Una pony muy amable y dulce que tenía un huerto de zanahorias que vendía para subsistir, sin duda, subsistía bien, pues su propia personalidad y manera tan tierna y atenta de recibir la clientela, la convertía en la comerciante predilecta y única de zanahorias, así como la familia Apple lo era con las manzanas.

Pero esa noche, no estaba seguro si se encontraba frente a esa pony dulce y tierna, puesto que la terrestre emanaba un aura muy diferente, con una pose atrevida con un casco delante del otro, la cabeza ladeada que hacía que su melena cayera como cascada, con sus pómulos altos por su sonrisa larga y resplandeciente con una mirada atrevida sobre la suya, lo que la luz de la luna hacía resplandecer sus ojos verdes como esmeralda.

Thunderlane no pudo decir nada en los primeros segundos, sintiendo que se sonrojaba y apretaba los dientes mientras su cuerpo se tensaba. Aquello sólo parecía alimentar el disfrute de la yegua, quien movió su sonrisa a un lado, emitiendo una profunda, elegante y musical sonrisa mientras rompía la pose de sus cascos delanteros, para pasárselo tras de su cuello y así mover su melena hacia los lados mientras terminaba su risa, dejando descansar las ondas naranjas hacia adelante, sobre sus hombros y empezar a caminar con un tranquilo andar con un sutil movimiento de cadera, saliéndole natural en su caminar y su cola larga y ondulada se columpiara con tortuosa delicadeza.

De manera brusca, el tiempo pareció congelarse, interrumpirse, pausarse, con el repentino atractivo que derrochaba aquella yegua que vivía hace más de un par de años en el pueblo, que tal vez esa belleza siempre estuvo ahí, pero su personalidad delicada y dulce pudo cegar aquello por esa sensación de puro sentimiento enternecido y cálido que provocaba, más que alguna posible atracción hacia ella, cosa que se rompió con este nuevo actuar de la yegua que cortaba distancia hacia un Thunderlane que no sabía qué movimiento hacer ni mucho menos decir, pues parecía que se había quedado petrificado ahí mismo.

-¿Por qué tan solito a estas horas?- le preguntó ella con ese mismo tono juguetón en seducción, posando sus ojos sobre los dorados suyos mucho más cerca que estuvo antes -. Está muy oscuro y peligroso para un pony tan lindo como tú…- terminó por decir alzando su cola mientras recorría delante de él.

Entonces su cola acarició a un lado de su rostro con mucha suavidad, sintiendo él lo tersa y delicada que era su melena, provocando que le recorriera una electricidad en el cuerpo y el corazón se acelerara, pero esa misma reacción lo hizo volver en sí, empezando a retroceder con torpeza, preso de nervios entre el corazón acelerado por el coqueteo que recibía. La terrestre contempló su reacción y sus ojos se volvieron de unos verdes opacos, con una mirada mucho más profunda recorriendo por completo al pegaso mientras su pecho se alzaba.

-Ya no hay corceles como tú, ¿sabías?

-¡Ba-basta!- tartamudeó agitando con fuerza su cabeza posando sus cascos sobre su pecho, sintiendo el corazón brusco en sus latidos. Después de todo, seguía siendo un corcel delante de una seductora yegua para nada fea y extrañamente interesada en él.

-¿Basta?- interrogó ella con cierta diversión levantando su sonrisa sin perder esa mirada que parecía la de un cazador vigilando su presa -. Te he visto, Thunderlane…- dijo con un suspiro delicado mientras se dirigía de vuelta a él con un andar sutilmente provocativo -. Haciéndote el galán. Siempre tratando de impresionar a las yeguas con una caricaturesca actitud tuya de conquistador- sonrió más -. Mírate. Temblando como una hoja en la presencia de una. Yo te conozco más que nadie. No eres un casanova. Tú solo eres…- frenó su andar para sostenerle la mirada, fascinada de verle esa carita sin saber qué hacer ni mirar, avergonzado, evitando contacto visual o más bien físico, respetando su espacio aunque ella se insinuara. Aquello, todo eso, sólo hacía que sus ojos se volvieran más oscuros mientras su cuerpo se tensaba y sentía su rostro acalorado -…adorable...- terminó por decir levantando la sonrisa para cerrar los ojos y cortar la distancia para acercar sus labios colocando sus cascos a los lados pero abrió sus ojos enseguida al sentir que lo que besaba era su mejilla y él se trataba de salir de su agarre.

-¡Nooooooooooooooooooooo!- no pudo evitar negar, lo que Golden frunció el ceño, sosteniéndolo más fuerte de su agarre.

-¡¿No?!

-¡No me beses!

-¡¿Y por qué no?! ¡No eres gay, lo sabría!- se quejó mientras el pegaso trataba de soltarse de su agarre fuerte que parecía prenderse en él, casi lastimándolo.

-¡Eres hermosa, y suavecita, créeme, pero…!

-¡¿Pero qué?!

-¡Quiero conocer el amor!- respondió avergonzado pero con la verdad.

-…- enmudeció Golden con sus ojos más oscuros que nunca. ¿Podría ser más adorable? Y aquello le hacía cada vez sentir calor, una desesperación agradable que despertaba su cuerpo. Entonces ella frunció el ceño con decisión -. ¡Pues te jodes! ¡Me gustas y punto!- demandó con voz cargada para aventarlo con fuerza hacia atrás y antes de que pudiera él reaccionar, entre sus ojos sumamente sorprendidos, Golden se puso sobre él y le dio un golpe seco en la nuca y así, lo hizo perderse del presente por los próximos minutos.

Entonces ella recuperó la respiración y se acomodó la melena,mientras se apartaba de él recuperando el color normal de sus ojos.

-Detesto ponerme así por un corcel- se quejó para suspirar -. Este es el último al que llevo a mi cueva. Lo prometo- se dijo para reírse de sí misma. Siempre olvidaba esa promesa. -. No puedo dejarte aquí tirado, amor- le dijo al inconsciente Thunderlane para tomar su cinturón abandonado entre unos restos, colocárselo y acomodar al pegaso en su lomo, que el solo contacto le hizo azotar pensamientos lujuriosos de qué podría hacerle, para simplemente darse la vuelta y respingar al ver unos furiosos ojos celestes.

-¡¿No puedo dejarte sola ni un solo segundo, cierto?!- se quejó Bonbon con severidad. -. ¡Ya tengo un detector de tonterías como para presentir que cometías una y vine corriendo dejando a Zecora sola! ¡Pero mira! ¡No me equivoqué!

-Aaawww, sí que me quieres mucho, mucho- bufó parpadeándola varias veces.

-Me das asco, Golden. Bájalo- ordenó con sequedad.

-Tu "detector" te falla si llegaste tarde.

-No cambies de tema.

-Y qué mal de tu parte dejar sola a la curandera…

-¡Golden, se me acaba la paciencia! ¡Dije que lo bajaras!

-Ppfff- exclamó aburrida y frustrada, para sentarse en el suelo, provocando que el cuerpo de Thunderlane se resbalara recorriendo su lomo para caer al suelo, lo que hizo que Golden sonriera lujuriosa con un sonrojo, mirando divertida la cara roja de ira de Bonbon.

-¡¿Qué pretendes aquí, Golden?!

-¡Lo obvio!- exclamó confiada -. A enfrentar a esa unicornio.

-¡¿Pe-pero que tú…?!- decía ardida pero Golden le presionó un casco sobre su boca.

-Va regresar tarde o temprano, Drops- le dijo adaptando una repentina seriedad frunciendo el ceño. Bonbon la miró recuperando de a poco el color natural del rostro mientras su compañera le desprendía el casco de la boca -. Se fue con los fenix pero dejó a las portadoras en el castillo. Volverá por ellas.

-Capto- dijo con un ceño -. Entonces tú vas a escabullirte, esperarla para cuando llegue, sorprenderla en una emboscada.

-Eres mi sangre- sonrió Golden de lado aprobando su suposición dándose toquecitos en una pata delantera, como señalando las venas. Bonbon mantuvo su mirada enseriada con entrecejo para suspirar.

-Golden, es una completa estupidez lo que planeas porque antes de que pudieras realmente hacer algo, te habrá matado.

-¿Viste lo que le hizo al pueblo?- comentó levantándole una ceja con quijada endurecida -. ¿Al primer lugar en intentar llamar "hogar"?- entrecerró los ojos mirando la ensimismada mirada de Bonbon -. Esa cosa, es un monstruo, y yo me dedico a deshacerme de ellos. No puedo quedarme de cascos cruzados ahora que no hay nadie más que quiera serle frente a ella.

-Pues por eso mismo te lo digo- contestó agitando la cabeza -. No es un simple monstruo, Golden, y te va a matar.

-Y no hay nada más digno que morir en una misión.

-¿No habíamos quedado en encontrar a Twilight?

-¿Y para qué crees que es la emboscada?- obvió -. La tipa algo debe saber de lo que pasó con Twilight.

-Golden, escúchame y recuerda lo que nos dijo Rarity- suplicó irritada por su terquedad -. Esa unicornio atacó el Imperio de Cristal, matando a cientos de ponies incluyendo al Príncipe Shinning Armor, el capitán de la guardia. Peleó contra la misma Princesa Cadance, una alicornio, que usó todo su poder que le hizo hasta abortar a su bebé y aun así, casi destruye el Imperio si no fuera por el Corazón de Cristal- hizo una pequeña pausa para agregar: -. No eres rival para ella y no te dejaré morir tontamente- su mirada cambió por una más profunda -. Y sabes la desventaja y el riesgo. Caso contrario, no te habrías ido sin mí.

Golden le mantuvo el ceño con una mirada en fastidio, para terminar mirando a un lado.

-¿Entonces qué propones?

-Que podemos usar parcialmente tu plan entrando al castillo para sacar ideas- meditó llevándose un casco a la barbilla para bajar la mirada hacia donde estaba echado Thunderlane, haciendo que Golden también lo viera -. Pero antes, no podemos dejarlo ahí.

Segundos después…

-Mejor- "aprobó" Bonbon echando con Golden el cuerpo del pegaso tras un arbusto y ambas se dieron la vuelta directo al castillo -. Por cierto, ¿Cómo ibas hacer la emboscada con el corcel a cuestas?

-Bueno, pues- dijo empezándose a sonreír lentamente -, me lo encontré y con algo debía entretenerme mientras la esperaba, ¿no?- exclamó para ver la cara inexpresiva de Bonbon mientras la pelinaranja levantaba una ceja de manera pícara, lo que hizo por terminar sacudir la cabeza a Bonbon mientras tiraba un bufido y tener una risa que se le unió Golden acercándose al castillo.

Sabían que Flame había abandonado el pueblo hace horas, que sin duda estaría emanando el terror a otro pueblo, por lo que el castillo estaría sin ella. Pero no tan segura si habría dejado de centinelas algunos fénix, por lo que Golden sacó de su cinturón dos dagas que su mango tenía enrollado una larga tira, quedándose ella con el de esmeralda y dándole uno a Bonbon de plata, que al vérselas con ellas, no pudieron evitar remontar el pasado de cuando lo usaban en conjunto. Entonces encontraron la puerta del castillo entreabierta, tomándose su tiempo para empezar a recorrerlo entre los sigilosos pasos con todos sus sentidos alertas al más mínimo ruido o movimiento. Eran fénix. Era muy sencillo y fácil de ver por su incandescencia natural, por lo que las terrestres empezaron a escudriñar en las enormes salas y cuartos del castillo, en búsqueda de uno en específico, encontrando el lugar saqueado, resultado cuando la Princesa Cadance había llegado con tropas a atacar al pueblo.

Entonces finalmente, al llegar al tercer piso en el ala derecha del castillo, escucharon el crispar del fuego. Ambas se lanzaron una sincronizada mirada, preparando sus dagas, asintiéndose y empezar a caminar como si sus cascos fueran de algodón al no prestar ni el más mínimo ruido, siquiera la de su respiración con sus sentidos agudizados al máximo, para asomar de reojo sus cabezas al borde de la entrada de la sala donde provenía el sonido, para afirmar lo que buscaban, encontrando las cuatro jaulas de fuego en el que estaban recluidas Pinkie Pie, Applejack, Fluttershy y Rainbow Dash, estando cada una echada al suelo notoriamente agotadas en la prisión de fuego.

-¿En serio no dejó ni un fénix de centinela?- se preguntó Bonbon observando la sala abierta, completamente sin guardián, como lo parecía el resto del castillo.

-Lo que tiene de poderosa parece no tanto de lista- comentó Golden aun sin bajar su guardia y se asomó junto con Bonbon sin cuidado a la entrada de la sala, logrando llamar la atención de las cuatro ponies que se irguieron de donde habían estado, contemplando con atención la llegada de al menos un par de caras bien conocidas.

-¡Carrot! ¡Bonbon!- las nombró Fluttershy con un frágil entrecejo pero una sonrisa entre sus ojos aguados -. ¡Son las únicas ponies que se atrevieron entrar al castillo!

-No se sorprendan ni culpen a nadie de ello- contestó Bonbon mientras se acercaba a ellos -. Normalmente cuando hay una amenaza sólo saben huir y esconderse- decía para que un largo silbido fino de Golden la interrumpiera.

-Vaya, vaya, vaya- exclamó la terrestre amarilla con su mirada clavada en las jaulas -. Sí que están metidas en un lío ardiente- tiró una risa bajando la mirada a las de ellas -. ¿Entienden? Metidas. Ardientes. Porque están encerradas en fuego.

-No le encuentro la gracia- comentó Applejack con seriedad. Golden levantó una ceja en su dirección.

-Ah, claro, si el chiste no incluye manzanas nada te parece divertido- resopló rodando los ojos -. No es sana tu obsesión por las manzanas, ¿sabes? Es patético el acostar en una cama un manzano, tratarlo como bebé y leerle cuentos para potrillos.

-Disculpa, ¿Qué?- se quejó indignada profundizando su ceño pero inevitablemente sonrojada de la vergüenza -. ¿Cómo sabes eso? ¡Y somos prisioneras de una híbrido fénix! ¿Es momento de andar…?

-No. No es momento para andar con tonterías- aclaró Bonbon con un ceño mirando a Golden, que simplemente se encogió de hombros. Bonbon regresó su mirada a las demás -. Tenemos que ver la manera de sacarlas de aquí y ponerlas a salvo antes que Flame regrese. Claro está, no podremos deshacernos del fuego que las encarcela.

-Nos tocará romper el piso- pensó Golden mirando el suelo dándole toques con su casco -. Es de cristal.

-Podremos romperlo si…- decía Bonbon cuando una aclaramiento de garganta la interrumpió, siendo Rainbow Dash quien lo hizo.

-No queremos ser salvadas- se limitó la pegaso en decir con seriedad mientras sus amigas se mantuvieron calladas pero con una mirada firme que reflejaba apoyo en las palabras de la pegaso.

Bonbon y Golden las quedaron mirando de a poco entornando sus rostros incrédulos de lo que escuchaban.

-¿Me joden?- escupió Golden con desconcierto entre su ceño. Bonbon por su parte parpadeó varias veces.

-Demonios, no me gusta usar sus palabras- dijo señalando a Golden -, pero…¡Rayos! ¿Me joden?- escupió también desconcertada.

-No nos malinterpreten- dijo enseguida Pinkie Pie desde su prisión -. No queremos ser rescatadas porque…- bajó sus cejas con mucha pena que su color rosa se oscureció un poco -. Por no poder presumirse delante de los demás…ella borró del mapa un pueblo entero…entonces, ¿Qué hará ella si no nos encuentra?

-Si regresa al castillo y no estamos- decía Fluttershy con su particular voz baja -¿Hará un berrinche que se desquitará con los demás? ¿Nos buscará dejando muerte por nuestra culpa?

-Somos sus "doncellas"- dijo Rainbow Dash de mala gana -. Nos deja vivir para servirle como cree que servíamos a Twilight. Se ha encaprichado con la idea y si escapamos es capaz de volverse loca de ira.

-Gracias por sus intenciones- sonrió Fluttershy delicadamente -. Les agradecemos el que hayan tomado el valor de venir a rescatarnos pero no nos iremos si eso significa aventurarnos a sacrificar más muerte a cambio de nuestra libertad.

-Pero esa cercanía con ella queremos de algún modo aprovecharla- agregó Applejack -. Tenemos de cerca al enemigo y queremos estudiarla, conocerla y ver qué podemos sacarle o entender para deshacernos de ella.

Bonbon y Golden enmudecieron todo momento, receptando lo que escuchaban.

Mientras tanto, los minutos ya se alargaban, y aunque dijo confiar en su viejo amigo, Flash no podía dejar de sentir angustia, por lo que se dirigió al castillo tras haber aguantado el tiempo suficiente que, aunque no escuchara nada malo que estuviese ocurriendo, dejar solo a Thunderlane ya le fue pareciendo una pésima idea. Con él fueron Time y Derpy, puesto que dejar al pegaso aun recuperándose de heridas solo, no les pareció tan buena idea tampoco y lo acompañaron, estando Derpy elevada del suelo volando en dirección a ellos, cuando un ensordecedor grito los tomó de improviso.

-¡Aaaaaaaaahhhh!- fue el grito que resonó en eco a la vez que salía de súbito una figura negra cubierta con la oscuridad de las sombras entre el silencio abrupto de la noche detrás de un arbusto, provocando que los tres ponies se agitaran alertas y en susto, brotando un mismo grito en reacción, pero chillando Derpy finamente largo y tendido, sólo para moverse en automático hacia Whooves y tomarlo del tronco para levantarlo del suelo con la intención de huir volando de allí.

Pero en el mismo segundo, la figura extendió alas de pegaso y emitió sus balbuceos, lo que Flash frunció el ceño parpadeando varias veces.

-¡Esperen!- detuvo al aire la intención de Derpy sosteniendo incómodamente a Whooves en esfuerzo. Flash concentró más su mirada a la figura -. ¿Eres…? ¿Thunderlane? ¿Eres tú?

-¡FUI VIOLADO!- reventó el pegaso enredado entre el arbusto con una expresión de angustia con agitada respiración.

-¡¿Qué, qué?!- corearon incrédulos los tres mientras los cascos de Derpy no resistieron más el peso de Whooves y se le resbaló, provocando que caiga de sopetón al piso.

-¡Auch!- se quejó de dolor el terrestre cayendo sentado.

-¡Te dije que los paquetes pesados siempre se me caen!- se excusó Derpy disculpándose hiendo hasta él.

-¡¿Qué nadie me oyó?!- reprochó Thunderlane con una expresión ansiosa. -. ¡Fui abusado! ¡Puedo sentirlo!- dijo empezando a pasar sus cascos por su cuerpo haciendo puño la cara -. ¡Me siento sucio! ¡Mi inocencia! ¡Y lo peor...que no recuerdo nada!

-¡Thunderlane, cálmate de una buena vez!- le dijo Flash con seriedad.

-¡¿Cómo quieres que me calme?! ¡Fui violado!

-¡Deja de decir eso!

-¡Estoy traumatizado, Flash! ¡Me arrebataron mi pureza!- seguía diciendo, con las miradas incrédulas de los tres sin tragarse del todo el escándalo -. ¡Sabía! Sabía que mi atractivo haría de las suyas algún día con una hermosa yegua... ¡Pero no de esta manera!

-Oh, fue una yegua…- suspiró Time un poco burlón -. Digo, como lo dices, pudo ser peor, ¿no? Y con peor me refiero a un macho- dijo riéndose un poco al igual que los demás.

-¡No es broma!- reclamó Thunderlane sosteniéndolo de los hombros para zamarrearlo -. ¡Me violó Carrot Top!

-¡¿Qué?!- interrogó Whooves sosteniendo sus cascos para apartarlos y liberarse -. Ahí sí mucho menos te creo.

-Ella es muy linda conmigo- sonrió Derpy.

-¡Lo mismo creí!- le gritó Thunderlane exasperado inclinándose a ella violando su espacio personal que la hizo caer de lomo y entonces él se puso enfrente de los tres -. Ella apareció, como invocada en la luz de la luna, toda sensualona moviendo las caderas y me acarició con su cola y…- se interrumpió frenando su efusividad llevándose un casco encima del otro -, la cual es muy suave debo admitir…- aclaró desvariándose un poco del tema pero entonces lo retomó sacudiéndose la cabeza -. Y entonces dijo "uh, nene, no hay corceles tan machos como tú"- fingió voz femenina con risa malvada moviendo exageradamente las caderas, dejando con un tic en el ojo de los tres ponies enfrente -. Y entonces me tomó, y quiso besarme pero me negué, ¡Se enfureció! Me dijo que era su macho y me golpeó no sé donde- dijo tocándose por el cuello -. Perdí el conocimiento ¡Y despierto sin ropa en los arbustos!

-Eh…normalmente no usamos ropa-comentó Time con voz neutral.

-¡Créanme!- suplicó el pegaso poniéndose de rodillas y colocando su casco a los ojos.

-¿Estás consciente el nivel de ficción de tu cuento?- le preguntó Flash.

-¿Por qué no me crees?- le frunció el ceño en reproche -. Se supone que eres mi a-mi-go- dijo dándole toques en su pecho en cada sílaba que separó. Flash le apartó el casco con un suspiro, paciente.

-Porque desde que te conozco inventas historias en situaciones locas con yeguas. Como la vez que dijiste de un romance de verano que los terminó separando la enemistad de su familia.

-¡Eso pasó!

-¡Te basaste de una famosa obra para ese invento! Pero bueno- suspiró -. Sólo admite que tuviste miedo al final, no quisiste entrar solo y por eso inventas la historia de excusa.

-¡No, no, no! No voy admitir eso porque no es lo que pasó.

-¿Pero sí pasó la "violación"?- preguntó con ironía. Thunderlane hizo un gesto.

-Pues… ella sí se me insinuó y me dejó inconsciente, pero tal vez, sólo taaaaal vez, pude haber exagerado un poquito lo que pasó…

-¿Poquito?- corearon Flash y Whooves mientras Derpy se vio en reírse un poco.

-¡Como sea!- exclamó Thunderlane -. Yo sí iba a entrar así que si me permiten…- dijo dándose la vuelta camino al castillo.

-Voy tras de ti sin objeción- avisó Flash trotando detrás de él.

-No podemos dejarlos ir solos e irnos como si nada- le dijo Derpy a Whooves. -. Ya no.

-Tienes razón…- suspiró pasando un casco a su melena rubia -. Pero no te apartes de mí.

-Nunca- le sonrió rejuntándose a él frotando su cabeza con la suya.

En tanto, Bonbon y Golden pensaban mirando a las cuatro portadoras que se negaban a ser rescatadas.

-Es mejor eso que mi emboscada- habló Golden finalmente mirando a Bonbon -. Lo que pudo haber hecho yo, ellas podrían hacerlo- miró a las manes -. A menos que metan la pata.

-Hemos salvado a Equestria antes- le dijo Rainbow entrecerrándole los ojos -. Sabemos improvisar.

-Con Twilight- aclaró Golden levantando ambas cejas -. Y Twilight no está.

-Eso no lo sabemos- exclamó Applejack enseguida defensiva -. Flame dice que murió, pero si no hay cuerpo, no…

-No está muerta, Manzanas- la interrumpió Golden mirándola enseguida, lo que hizo que las cuatro expandiera sus ojos.

-¿Qué?- dijo sin aliento Pinkie Pie.

-Es cierto- asintió Bonbon -. El elemento de la reina sigue activo cuando Rarity nos enseñó el Árbol de la Armonía.

-¡¿Rarity está bien?!- interrogó Fluttershy enseguida formándosele una sonrisa de ilusión.

-Está viva si es lo que quieres saber- le dijo Bonbon con una tenue sonrisa -. Ahora mismo debe estar por ser atendida en el hospital de New Potropolis para ser chequeada.

-¿Y mi familia?- preguntó Applejack con marcada expresión de angustia -. Mis hermanos, mi abuela…

-Esa información no sabemos- le respondió Bonbon desapareciendo la sonrisa, dejando a la vaquera con impotencia de la frustración.

-¿Y Spike? ¿Saben de Spike?- preguntó Pinkie Pie.

-No, tampoco- respondió Bonbon para resoplar -. Escuchen. Nosotras no sabemos más que ustedes de lo que pasa. La idea que quieran aprovechar de estar cerca de Flame es favorable pero peligrosa.

-Si la mantenemos contenta amortiguaremos otro berrinche destructivo de ella- exclamó Rainbow con un ceño.

-Pero no asegura que su sangre fría quiera dejar de correr sangre inocente- exclamó Golden -. Es un monstruo. A los monstruos no les importa hacer daño a los demás por muy "felices" que quieras hacerlo.

-No tenemos mucho tiempo- exclamó Bonbon -. La reina está viva y tenemos que encontrarla. Es realmente la única con una magia fuerte que puede hacerle frente. ¿Tienen alguna remota idea de dónde pudo haber sido escondida por esa cosa?

-¿El Tártaro?- pensó Rainbow con un gesto. -. Flame pudo haber atacado a los guardias y le bloqueó la entrada.

-Pero Twilight pudo haberse teletransportado, ¿o no?- dijo Applejack.

-¿O está muy muy muy herida, desmayada luchando por su vida en algún recóndito lugar?- se preocupó Fluttershy demasiado.

-Bloquear entrada. Recóndito lugar…- decía Pinkie para abrir los ojos enormemente y aspirar fuerte en ruido llamando la atención de todas pero malas caras por parte de las ex agentes, para empezar hablar en carretilla: -. ¡De seguro Twilight está atrapada en la dimensión del mundo humano porque recuerden que el ente dentro de Moon White tiene el albedrío de abrir el portal de este con el otro mundo y entonces se la llevó para dejar a Equestria sin alicornios, sin unicornios que usen magia, dejando a Flame como la única poderosa de Equestria!- terminó por decir tomando aire con las caras congeladas de las demás para agregar: -. Y ah. Creo que ella y Moon White se declararon ponies especiales. Al menos algo bueno le pasó, ¿no?

-No creo que… ¿O sí?- pensaba Rainbow la posibilidad.

-Pues, Twilight nos contó que se gustaban y pues…

-¡No me refiero a eso! Sino a que esté cruzando el portal.

-Él estuvo en Equestria y regresó al mundo humano una vez, ¿Por qué no dos, o las veces que quiera?- decía Applejack viendo cada vez más la idea.

-Mundo hu…humano- repitió Golden con un gesto.

-Rarity mencionó que usaban un espejo para eso- dijo Bonbon de inmediato pensando.

-El castillo fue saqueado- exclamó Fluttershy -. Cadance se llevó casi todo de aquí de importancia, incluyendo el portal.

-Entonces está en el Imperio de Cristal- afirmó la terrestre crema mordiéndose el labio, pensativa -. Debemos ir por él.

-Y hacerlo funcionar, Bonbon- le dijo Applejack entre un delicado ceño -. Tienen que hacerlo funcionar y atravesarlo para buscar a Twilight.

-Atravesar el espejo, a un mundo inverso al nuestro…

-Sé que no es sencillo- exclamó Rainbow con un suspiro -. Pero en serio necesitamos la ayuda si queremos recuperar el control de Equestria.

-Nosotras asumimos la misión de recuperar a la reina- le dijo Golden encarándole una ceja con una sonrisa de lado -. Y es lo que vamos hacer.

-Haremos lo posible por retener el sadismo de esa Flame mientras encuentran a Twilight- exclamó Applejack con decisión.

-¿Alguna información que nos podría ayudar?- preguntó Bonbon.

-Sabemos todo lo que sabe Rarity- exclamó Pinkie Pie.

-Entonces no contamos con mucha información- murmuró la terrestre para sí, cuando se escucharon nuevos pasos tras ellas y se voltearon enseguida defensivas para encontrarse con los tres pegasos y el terrestre.

-¡Derpy! ¡Whooves!- exclamó Bonbon enseguida con profundo alivio trotando hacia ellos.

-¡Bonbon!- se entusiasmó Derpy levantándose del suelo chocando sus cascos entre en sí en alegría para agitar sus alas directo hasta ella y abrazarla. -. ¡Whooves tenía razón! ¡Dijo que estarías bien!

-Y yo sabía que estarías bien si estabas con él- le dijo respondiéndole el abrazo más tranquila pero no menos alegre, mirando al terrestre caminar hacia ellas -. Gracias.

-Siempre te prometí protegerla, ¿no?

-¡Y ahora con más razón!- celebró la rubia separándose del abrazo sonriente -. ¡Porque soy su pony especial!

-…- Bonbon borró la sonrisa endureciendo el gesto para pasar su mirada a Whooves y tomarlo del pecho para halarlo hasta pegar la punta de la nariz con la suya con sus ojos duros y amenazantes -. Te la confío una vez…- dijo con voz tiesa -…¡Y te aprovechas de ella!- rugió encolerizada mientras Whooves no tomaba a juego la pose sobreprotectora de Bonbon.

-¡Basta, Bonbon!- intervino Derpy con un ceño -. No se aprovechó de mí. ¡Yo lo dejé y me gustó!- declaró con inocencia.

-¡Muffins!- reclamó Time enrojeciéndose de vergüenza pero ya qué, era demasiado tarde.

Los ojos de Bonbon se engrandecieron más perdiendo todo rastro de compasión, agarrando más fuerte a Whooves al ver cómo su cara se había puesto roja y podía escuchar la burlona risa de Golden.

-¿Quién lo diría? La dulce Derpy no pierde el tiempo- comentó Harvest entre risa.

-Bonbon…- le dijo Whooves contemplando aun sonrojado la cara tiesa de Bonbon -…la amo, siempre la quise, sabes que no voy a lastimarla. No es una potrilla para que la subestimes así.

-Obvio que ya no, asqueroso pervertido- continuaba hablando con voz tiesa y profunda ya entredientes, sólo para entrecerrarle los ojos en amenaza -. Escúchame bien, Time Turner. Una vez, ¿escuchas? Una vez la haces llorar y te juro, que usaré tu cráneo de lapicero, ¿oíste?

-Bonbon…

-¡¿Dije que si oíste?!

-Claro que sí- suspiró vencido -. Sabes que no la lastimaría- dijo más tranquilo.

-Sólo quiero asegurarlo- terminó de amenazar para soltarlo de golpe haciéndolo tambalear. Derpy se puso junto a él de inmediato abrazándolo.

-¡Yay! ¡Te aprobó!- sonrió con inocencia golpeando sus cascos entre sí. Whooves sólo suspiró mirando con una sonrisa a su pareja.

-¿Qué hacen ustedes aquí?- interrogó Golden para fijar su mirada en Thunderlane, quien se había quedado tieso al pie de la entrada de la sala mirándola con nerviosismo. Ella sonrió de lado -. Tranquilo, fui gentil…- dijo guiñándole el ojo y el pegaso agrandó sus ojos.

-¡¿Sí me violaste?!- jadeó Thunderlane en un grito sordo que todos voltearon a verlo.

-No otra vez, por favor- suplicó Flash pasándose un casco a la cara.

-¡Te dije que lo había hecho!- reclamó Thunderlane.

-Golden, déjalo en paz…- le farfulló Bonbon mientras su compañera ocultaba la risa con un casco.

-Es tan lindo tenso- dijo con sus ojos oscurecidos de nuevo. Bonbon rodó los ojos y dirigió su cara hacia Thunderlane.

-¡No lo hizo! ¡Sigues virgen, amigo!- avisó en un grito y Thunderlane quedó tieso ya sin saber qué sentir. -. Ahora, no vinieron hasta aquí para este juego.

-Pues no- aclaró Flash -. Vinimos a hacer algo al respecto en contra de Flame que…por alguna razón no dejó a nadie vigilándolas- dijo mirando a las manes.

-Supongo que admite que ya ganó- comentó Fluttershy.

-No, no ha ganado- exclamó Rainbow con una sonrisa mirando a todos -. Con ponies con ustedes en pie, ella aún no ha ganado.

-Lindo y cursi, pero somos pocos- exclamó Golden.

-Por ahora- contestó Flash -. En estos momentos tres ponies van hacia Arabia Saddle, Griffonstone y Yakyakistán para alertarlos sobre Flame con la finalidad de planear juntos una solución.

-¿Involucraron a los otros reinos?- se sorprendió Applejack.

-Uniremos fuerza con los otros reinos para cuidarnos entre sí, porque todos formamos Equestria- corrigió Flash para sonreír delicadamente -. ¿No era ese el objetivo de la reina?

-Cierto- admitió Pinkie sonriendo.

Pero aquella sonrisa se desvaneció cuando empezaron escuchar trinidos mezclado con aleteos.

El corazón se les paralizó por completo cuando sin tiempo en apenas reaccionar, en la sala entraron volando de súbito una bandada de fénix a una baja altura que obligó a todos a echarse al suelo y cubrir las cabezas por el calor del fuego que dejaba mechas al aire entre el ajetreo de sus alas, volando directo a la base superior de la sala para posarse en ella mientras un grupo empezó a volar en círculos alrededor de ellos, obligándolos a retroceder agrupándose para evitar ser tocados con las llamas de su tanto Golden como Bonbon no se quedaron de cascos cruzados.

Aun teniendo en casco la daga envuelta con la larga tira elástica, ellas empezaron a lanzar las dagas al aire con fuerza, cortando al aire y estirándose lo suficiente para enterrar la daga al fénix que apuntaba, para llevar su casco hacia atrás para desenterrar el arma y volverla a lanzar, repitiendo la táctica una y otra vez, una después de otra, estando la hoja de la daga cubierta de un fuerte tóxico que debilitaba y tonteaba a los fénix, que alcanzaban a lanzar finos trinidos del dolor.

-¡Contengan la respiración y cierren los ojos ya!- avisó Golden en un grito para del cinturón que cargaba alrededor de su cintura, sacó una mediana esfera para lanzarla al suelo y se reventara una cortina de gas.

El gas empezó a cubrir rápidamente la sala, incluyendo a las propias mane, pero fue lo que tuvo que hacer Golden para al menos si no consiguiera matar a los fénix, entorpecerlos para huir.

El estar los seis ponies juntos entre sí, tanto Bonbon y Golden los guío con su voz para dirigirse fuera de la sala rápidamente dejando atrás al restos de fénix cegados temporalmente del gas, algunos apuñalados e intoxicados pero que aun mantenían su vuelo en insistencia empezando a lanzar llamas al azar a un espacio ya vacío.

-¡Me siento viva de nuevo!- vociferó Golden con una enorme sonrisa entusiasmada llena de adrenalina mientras corría entre el pasillo con los demás.

-¡Tenemos dos pegasos aquí!- gritó Bonbon deteniéndose a un lado de una larga ventana para con la daga empezar a romperla con rapidez -. Carguen a este par y váyanse de aquí- ordenó.

-¿Pero y uste…?- decía Flash.

-¡Que se vayan!- gritó Golden para empujar a Flash por la ventana, lanzando un inevitable grito, lo que hizo que inmediatamente Thunderlane se precipitará fuera a sostener a su amigo al aire.

Sin esperar a que pase lo mismo con Whooves, de inmediato el terrestre alzó sus cascos y Derpy los tomó para salir de súbito fuera del castillo.

Al instante, ambas escuchaban los trinidos y aleteos de los fénix salir de la sala en masa huyendo del gas. Golden acomodó un lado del cinturón hacia encima de su lomo para presionar un aparente bulto de un bolsillo, para acto seguido rodear a Bonbon a sus cascos y lanzarse fuera del castillo y tras tres pitidos seguidos mientras caían, se activó un paracaídas que empezó a desenvolverse del pequeño tamaño a grande amortiguando la caída, sosteniéndolas al aire.

-Y me decías paranoica- le dijo Golden a Bonbon mientras empezaban a descender a salvo.

-Aún lo creo- se limitó en decir manteniendo su seriedad cuando vieron que desde hacia abajo, se precipitaba otro grupo de fénix, levantando el volumen del fuego de sus alas y cuerpo, directamente hacia ellas.

Estando Golden con los cascos ocupados por sostener a Bonbon, la terrestre crema reaccionó enseguida de mover un casco hacia un bolsillo de su cinturón y lanzar otra esfera de gas golpeando sobre un fénix, lo que provocó que se reventara y empezara a expanderse el tóxico humo, que aunque algunos quedaron atrás más afectados por el gas, otros continuaron volando hacia ellas, para atravezar el paracaídas, agujerándolo e incendiándolo, lo que las hizo empezar a caer enseguida.

En el aire, Golden alcanzó a desabrocharse el cinturón, haciendo que la tela ligera del paracaídas se venza al viento y desvíe su dirección, evadiendo que les cayera encima mientras se quemaba, pero no de la caída alta que tendría.

Lo último que pudo sentir Bonbon sus ojos se encandelillaban de la luz que emanaban acumulándose en uno solo el grupo que iba sobre ellas, era el cómo Golden acomodaba de posición sus cascos que la rodeaban, teniendo a conciencia de que la había adaptado, en un especie de abrazo.

Entonces se escuchó el ensordecedor sonido de un trueno, seguido de recibir el fuerte impacto de algo aterrizar sobre ellas, siendo Thunderlane el que regresó por ellas, empujándolas a velocidad en picada, pero alejándolas del ataque de los fénix, pasando todo demasiado rápido que sin prever tiempo, ya estaban aterrizando con violenta fuerza contra el suelo en el norte del pueblo.

Esta vez, el impacto, la fuerza y la velocidad en la que iban, las hizo impactar descuidadamente, mucho peor que cuando rescató a Flash, pues debió usar más impulso por la urgencia, empezando a rodar varios metros sobre el suelo escombroso, golpeándose y enterrándose objetos, dispersándose en diferentes lugares.

Thunderlane pudo frenar una caída peor para él al agitar sus alas para ir frenando el impulso de su caída, mirando a varias direcciones enseguida.

-¡Carrot! ¿Bonbon?- las llamó erguiéndose adolorido, con moretones y raspones, cojeando un poco, pudiendo haber sido peor, dándose prisa con la probabilidad que vengan los fénix a buscarlos.

Se movió enseguida entre cogeos, divisando a metros suyos, a Bonbon a empezar a levantarse entre quejidos, para verla que se quitaba un objeto enterrado en el cuerpo y lanzarlo para sujetarse a un lado del torso, haciendo presión y darse la vuelta entre su pelaje cubierto de tierra y cenizas, con iguales raspones más profundos, sin mencionar la herida de donde se le enterró un trozo considerable de un vidrio.

-Por Celestia...¡Bonbon!- exclamó el pegaso llegando a ella, lo que la terrestre lo vio respirando entrecortado, sólo para profundizar su ceño y levantar la mirada hacia el cielo al ver que se entornaba un color naranja.

Thunderlane llegó a ella para sostenerla a su lado y ver en donde tenía su mirada, contemplando con ansiedad, el como parecían llegar más fénix sobre lo que quedaba del pueblo, no sólo eso.

Sino también dragones.

Corpulentos dragones de enormes tamaños sobrevolando las tierras de ponies entre los fénix, no eran para nada, buenas noticias.

-No es...tan tonta...- jadeó adolorida Bonbon con sus ojos expándiendose en el aceleramiento de su corazón, al igual que Thunderlane, viendo lo que había estando haciendo Flame durante estas horas. -. Golden...¿Dónde está Golden?- empezó a reaccionar con más ansiedad mirando a su alrededor.

-¿Golden?- dudó apenas reaccionando a lo que decía -. ¿Qué Gol...?

-¡Carrot! ¡Encontremos a Carrot!- se corrigió sin tener tiempo de explicaciones, separándose de él dando un quejido de dolor para caminar con torpeza a su alrededor en tres patas, teniendo una presionando su herida abierta, buscando con la mirada mientras hablaba. -. No me voy sin ella. Se va una, nos vamos las dos- decía, pero entonces Thunderlane vio los fénix apunto de sobrevolar en su dirección, por lo que la tomó de un casco y la haló contra el suelo cerca de una lámina de zinc de un techo, la cual arrastró a ellos para ocultar bajo de él entre la queja inevitable de Bonbon, pero que calló apenas sintió como se alumbraba sobre ellos entre un repentino ambiente de calor.

Se mantuvieron callados, hasta respirar a medias para no mover la lámina de zinc con su inhalación, alertas y quietos, escuchando el aleteo cercano de los fénix, que aunque fueron minutos, para ellos fue una eternidad, esperanzados que ignoranran el trozo de zinc, hasta que el resplandor de su brillo empezó a ser menos, lo que avisaba que abandonaban el lugar, retornando la oscuridad. Bonbon no perdió tiempo para levantarse, sintiendo sus patas aguadas, ignorando la sangre que dejó en la tierra.

-Bonbon- la llamó en susurro Thunderlane, preocupado de ver el charco de sangre que estaba dejando Bonbon de su herida y ver tambaleándose caminando.

-Debo encontrarla. No...no me iré sin ella...- decía con la voz débil presionándose la herida, aguantando el dolor entre su casco ensangrentado, mirando todos ángulos.

-Deja llevarte con los demás- ofreció deprisa atajándola poniéndose enfrete -. Que te lleven al hospital y yo mismo la buscaré.

-No, tú no entiendes- se negó agitando la cabeza -. Debo ser yo. No puedo abandonarla.

-¡Te estás desangrando, Bonbon!

-¡¿Y crees que ella no con tu torpe aterrizaje?!- reclamó furiosa señalándolo colocando un casco sobre su pecho, pero aquello la hizo vencer el cuerpo hacia adelante, y Thunderlane la agarró enseguida evitando que caiga al suelo.

-Vendré a buscarla, lo juro, pero ahora te pondré a salvo- se limito en decir para sostenerla entre sus cascos y agitar sus alas desprendiéndose del suelo y volar cuidadosamente entre los escombros, acelerando para llegar al resto de un tienda de abarrotes medio consumido del fuego, en donde estaban Derpy, Flash y Whooves, queriendo comentar si vieron los fénix y dragones llegar, interrumpiéndose por ver el estado de Bonbon, lo que Thunderlane les encomendó a la terrestre sin perder tiempo y regresó en donde había sido su aterrizaje.

Pero por más que recorrió no encontró a la terrestre, pensando lo peor.

Que los fénix la habían encontrado y llevado con ellos.

Si, ya sé, me tardé mucho en este capítulo XD Pues la verdad he estado demasiado atareada! D: ¡Ayuda! Pero bueno, pude terminarlo y así como el pasado me centré en sólo en los humanos, quise ahora hacerlo con los ponies, espero no me tiran piedras por eso XD pero pues, aprovechando las vacaciones, hago equilibrio para avanzar el siguiente cap, y disfrutar de las fiestas, ¡Yay! X3 Por lo que de una vez, les deseo a todos los lectores...

¡UNA MUY FELIZ NAVIDAD! En compañía de sus seres queridos. Gracias por mantenerse leyendo la historia, que es el mejor regalo que puedo recibir XD Bendiciones y felicidad para todos x3

Disfruten de la comelona de las fiestas, no solo reciban sino que den, gracias por leer y review y...

¡Sunny Honey, fuera!

Next Chapter: No Estamos Solos Estimated time remaining: 0 Minutes
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