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Lo Que Somos Ahora

by Sunny Honey

Chapter 34: Cambio de Destino

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Cambio de Destino

-¡Vieja pervertida!- había gritado Moon White para iluminar su cuerno y lanzar un fallido rayo que explosionó en su mismo cuerno, provocando que se levantara humo e hizo que su melena quedara levantada con zonas de su pelaje sucio de negro por la pequeña explosión.

-¡Moon White!- lo llamó Twilight mientras se disipaba lo que quedaba del ligero humo cuando sintió algo ciertamente duro aterrizarle por la cabeza. -. ¡Auch!- se quejó, sólo para sentir un libro volando cerca de ella.

-¡Aléjese de mí!- reclamó él con un fuerte ceño levitando cualquier cosa que encontraba con la vista para aventarle a Twilight.

-¡¿Qué rayos?!- reclamó evitando los objetos lanzados con su propia magia mientras el potrillo hablaba.

-¡Me lo explicaron con un peluche! ¡No me va a tocar que el próximo rayo no fallo así que váyase, vieja pervertida!- amenazó haciéndose el valiente, tontamente adentrándose más a la cama hasta el otro extremo y la amenazó apuntando su cuerno iluminado con un entrecejo, viéndose para nada intimidante siendo todo lo contrario.

-¡Oh por Celestia!- jadeó ella mientras le aterrizaba lo que parecía una capa de disfraz sobre su rostro que se lo apartó con un ceño, ya enojada -. ¡No soy vieja ni mucho menos pervertida!

-¡Está en mi cuarto, de noche y no la conozco!- le obvió -. ¡Pervertida!- le volvió a decir y Twilight no podía creer que en serio, hasta de potrillo…¡Se ponía terco y contradecirle! Aunque con motivos… ¡Pero igual! -. ¡Mamá! ¡Paaaaaaaapáááááá!- llamó en un grito de alerta sólo para sentir un casco sobre su boca, el de Twilight, agradeciendo ella por el hechizo de insonorización que impedía escuchar lo que pasaba en el cuarto mientras Moon White abría muchísimo más los ojos al ver a Twilight ya sobre la cama y cerca de él.

-¡Tranquilo! Escúchame. No voy a lasti…¡Aaahh!- se quejó al recibir una mordida del potrillo quien se le zafó enseguida y se lanzó de la cama para aterrizar al suelo con la mirada a la puerta, sólo para frenarse cuando Whooves se puso de obstáculo frente a ella.

-¡Y trajo a un compinche!- se empezó a asustar curvando las cejas mientras caminaba de retro -. Y recién estoy aprendiendo a teletransportarme…- se lamentó poco audible -. ¿Qué me ven? ¡No soy tan lindo! Y y y ¡Estoy enfermo!- empezó a improvisar para toser -. Los puedo contagiar. ¡Es mortal! ¡Se pega con apenas el tacto! ¡Así murió hasta el doctor que me diagnosticó!

-¿No dijiste que tenía once?- le preguntó Whooves hacia Twilight.

-A esa edad uno aun es muy infantil- dijo ella saliendo de la cama.

-¡Hey! ¡Me estoy muriendo de la angustia aquí!- reclamó Moon White halándose de su melena -. ¿Qué me van hacer? ¿Qué qui…?- decía mirando a Twilight acercarse y verla mejor, soltándose la melena de golpe asi como desaparecer su semblante preocupado para ir expandiendo una ancha sonrisa -. ¡E-es…es una alicornio!- celebró maravillado percatándose recién de sus alas -. ¡Oh por Celestia! ¡¿Pero cómo?! ¡Jamás supe de usted! ¿Por qué? ¿La han estado ocultando? ¿Por qué vino aquí? ¿Qué se siente ser inmortal?¿No le da miedo ver a tantos morir mientras usted no? ¿O no lo es? ¿Y por qué no? ¿Existen corceles alicornios o sólo las yeguas? ¿Si tiene un bebé será alicornio? ¡Oh! ¡¿Cómo puede ganarse la magia alicornio?! ¡Uh! Ya que pregunto eso, si mi mamá es pegaso y mi papá un unicornio, ¿Por qué no podemos salir alicornios?

-¿Hace un segundo no estabas asustado?- preguntó ella desconcertada a su cambio abrupto y sentir sus disparos de preguntas.

-¡Es una alicornio!- respondió llevándose ambos cascos a las mejillas sin poder borrar su enorme sonrisa -. ¡Y siempre son buenas, lindas y todo el mundo las quiere!- decía para aspirar muy emocionado y Twilight suavizó un ceño mirando a un lado con una pequeña sonrisa tensa.

-Jejeje- se limitó en decir…realmente incómoda mientras Moon White parecía hasta temblar del propio entusiasmo.

-¡No sabe lo que hemos intentado Sunny y yo de conocer a uno! ¡Ella es mi mejor amiga y quiere ser un alicornio!- dijo apresurado con ese enorme frenesí, llamando más la atención de Twilight devolviéndole enseguida la mirada -. Tuvimos un paseo por nuestro curso de magia al palacio de Canterlot. Tratamos de hablar directo con la Princesa Celestia pero no estaba en ese momento en el palacio. Sunny se decepcionó mucho. ¡Nunca puede hablar con ella!- decía frustrado para volver a sonreír entre esa mirada tan dichosa que le daba -. ¡Pero ahora usted está aquí!- celebró mientras expandía sus patas delanteras hacia ella como si la presentara -. Si es una alicornio, es una princesa, ¿cierto?

-Ehm, sí, sí lo soy- le respondió para sentir de golpe como él la abrazaba colgándose de su cuello de manera incómoda y hasta un poco adolorida pues aun no se recuperaba del todo.

-¡Entonces no se vaya!- suplicó aferrándose más al abrazo y Twilight no podía dejar de pensar en lo raro y en serio incómodo que era esto, entumeciendo su cuerpo -. ¡No la dejaré ir! ¡Sunny me mata si le digo que conocí un alicornio y nunca se la presenté! ¡Tiene tantas preguntas que ayudé a hacer para saber cómo puede convertirse en una Princesa Alicornio!

-Agh…Okey, creo… que debemos empezar de nuevo…pe-pero suéltame…me asfixias…- exclamó con una sonrisita tensa con esa inevitable incomodidad y él se soltó enseguida sujetándose la cabeza respirando ansiosamente.

-Lo siento, perdón- decía con un casco en su pecho -, pero estoy muy emocionado, y nervioso, y sorprendido, y confundido, y ansioso, y…

-Ya entendí- le interrumpió ella aun un poco incómoda pero divertida de verlo, sintiéndose casi en un deja vu.

*Flashback*

-"¡TWILIGHT!- exclamó Moon White con esfuerzo y se inclinó para sujetarla a los lados de la cabeza y acercarle el rostro hacia el suyo y mirarla de cerca endemoniadamente emocionado al informarle que podría cruzar el espejo -. Acabas…de darme… ¡El estudio de mi vida!- explotó y apoyó a Twilight sobre su pecho en un incómodo abrazo que hasta sus alas se abrieron de mala forma. -. ¡No puedo creerlo! Voy a cruzar el espejo. A conocer a los humanos… ¡A estudiarlos! ¡Tengo tantas preguntas y espero tantas respuestas!- aspiró con fuerza -. Esto es maravilloso, ¿Cómo puedo agradecértelo?

-kjljwenjde.

-¿Qué?

-jahdeqoe.

-No te entien…- decía pero al bajar la cabeza comprobó como la tenía presionada contra él -. Oh…- murmuró avergonzando y la soltó -. Lo siento. Me dejé llevar por el entusiasmo".

"Ciertas cosas no te cambiaron…" se dijo ella misma con una sonrisa viendo a esa versión potrillo de Moon White aun tratando de calmarse de la emoción en una mueca que le reconocía en él en adulto…conmoviéndola muchísimo, dandose cuenta hasta lo parlachin que solía ser, como muy efusivo y enérgico. Pero entonces recuerda los achaques de su enfermedad sabiendo por qué no podría ser tan activo como más joven y entristeció un poco la mirada.

Whooves aún se mantenía en la puerta, mirando todo y le dio una seña a Twilight que acelerara las cosas. Ella le asintió y regresó su mirada en Moon White, sólo para sentirse incómoda de nuevo torciendo el gesto en una mueca al verlo expectante con los ojos radiantes y los cascos sobre su boca con sus cachetes inflados. Su concentración se había enfocado tanto en Twilight que hasta olvidó a Whooves.

-Por favor…hable…me muero de curiosidad…- le dijo entre dientes conteniendo emoción en la enorme sonrisa que se formaba tras sus cascos.

-Bueno…- empezó Twilight aclarando la garganta -…estoy aquí precisamente por ti.

-¡Noooooooo!- reclamó en un lamento curvando las cejas apartándose los cascos de la boca -. También quería conocer a un alicornio pero más Sunny. A ella es quien debe buscar. Su nombre en realidad es…

-Sunset Shimmer- dijo ella y Moon White quedó quieto.

-¿Cómo sabe su nombre? Un momento…también sabía mi nombre. ¿Cómo usted…?

-Sé algunas cosas, por eso estoy aquí- le dijo con más seriedad para dar una mirada sobre su cama y divisar lo que parecía ser un pergamino para levitarlo hacia ella -…vine a interrumpir el hechizo que estabas tratando de hacer…- decía mientras regresaba su mirada en él, viendo que había adaptado una cara preocupada con sus orejas hacia abajo, mirando el pergamino que empezaba Twilight a desenvolver -…que supongo por tu cara, es un hechizo que escondes por hacer…- agregó para concentrar su mirada en el papel, que le bastó leer las primeras líneas para sonarle familiar, empezando a fruncir el ceño. -. ¿Estás...tratando de ejecutar un hechizo de pesadillas del Rey Sombra?- reclamó mal asombrada como preocupada, apartando el pergamino de su rostro para ver cómo Moon White parecía ponerse más pequeño, suavizando un ceño curvando sus cejas, atrayendo sus orejas hacia atrás y agachó la mirada.

-¿Es una clase de guardiana o algo?- preguntó con voz más baja, como lleno de culpa.

-Sí, así es- le siguió la corriente-. Algo sentí que no iría bien tras sentir la perturbación de la ausencia de un hechizo como este y ahora sé por qué. Ahora explícame cómo obtuviste este hechizo- le dijo levitando el pergamino enrollado -. Esto sólo se encuentra en la sección de magia oscura en la biblioteca del castillo en Canterlot. Sólo personal autorizado pueden ingresar. No puedes acceder ni mucho menos llevártelo... a menos que lo hayas robado- dijo con seriedad -. Pues regresará donde debe- sentenció iluminando cuerno e hizo desaparecer el pergamino. -. Pero eso no te libra de lo que has hecho.

-Lo sabía…sabía que esto nos iba a meter en problemas- farfulló devolviéndole la mirada de manera cohibida -. Lo siento. Yo…no quería robármelo pero... Perdón- dijo y Twilight tomó bastante aire.

-Moon White, dime cómo lo obtuviste si no quieres en serio meterte en problemas- lo tentó hablar como llamada de atención. De todos modos hablaba con un niño, por más raro se le haga hacerlo tratándose de quién.

-En el paseo- dijo enseguida aun con su marcado rostro angustiado -. El paseo que tuvimos en el curso de magia al castillo de Canterlot. Yo…y Sunny, nos apartamos del grupo y…y usé mi hechizo de invisibilidad y entramos a lugares que no debíamos…- le costaba decir por el peso de la vergüenza -…fuimos a la biblioteca a hurtadillas. Queríamos…queríamos encontrar hechizos geniales para ejecutar en la prueba para entrar a la escuela de magia de la Princesa Celestia.

-¿Y escogieron uno de magia oscura? ¿Del Rey Sombra?- encaró con tono de regaño.

-Ahm…sí…- admitió apenado bajando de nuevo la cabeza. -. Sunny dijo que si unos potrillos como nosotros podíamos ejecutar sin problema un complicado hechizo de magia oscura del Rey Sombra, tendríamos asegurado la entrada a la escuela…y en serio quiero entrar…

-Moon White…esto es peligroso- le decía con seriedad -. No está bien que dos inexpertos unicornios jueguen con esta clase de hechizos oscuros. Peor la de pesadillas del Rey Sombra. Más que hechizo es una maldición que lanzan para recrear los miedos de los demás. ¿Te parece correcto eso?

-Ehm…no…- contestó mirando a un lado aun cabizbajo.

-Pero…¿Este es el único hechizo que cogieron?

-Sí- le respondió subiendo un poco la cabeza.

-Pe-pero…- decía para mirar a Whooves, quien se mantenía al margen para dejarle trabajar -. Este hechizo no tiene nada que ver con los fénix…

-¿Fénix?- preguntó Moon White confundido suavizando un ceño.

-¿Has tratado con otro hechizo de magia oscura? ¿Algo que relacione a los fénix?

-N-no.

-Dime la verdad.

-¡No! Se lo juro-se apresuró en decir, inquieto -. Es lo único que tomamos- torció el gesto preocupado -. ¿Le…le dirá a mis padres?

-¿Por qué entonces lo tomaste?- preguntó pensando en algo -. ¿Sólo porque Sunset lo dijo?- dijo para ver un repentino ceño en el potrillo, haciendo un mohín en la boca.

-No- contestó más firme para mirarla directo.

-¿También querías saber ejecutarlo?

-Pues…sí.

-¿Por qué?

-N-no lo sé. Sólo me entró curiosidad. ¡Es todo! Yo quiero ser un gran hechicero algún día y tratar de dominar todos los hechizos que pueda. Además, Sunny es mi mejor amiga y la ayudaré en todo para que cumpla su sueño de ser alicornio.

-¿Aunque te haga mentir y robar? ¿Arriesgar tu seguridad por un hechizo de oscuridad de un malvado rey? ¿Sabes que es mortal tratar con hechizos complicados si no tienes la experiencia?

-…- enmudeció con un ceño para desviarle la mirada, mostrándose un poco enojado. -. Ella no es una mala pony. ¿Por qué todo el mundo piensa así de ella?- se quejó concentrando más su entrecejo -. Nadie la entiende. ¡Sólo yo!

-No digo que sea mala…- le dijo ella con voz más suave, viendo el cómo se había puesto defensivo -…sólo que está tomando decisiones incorrectas…y tú también.

-Haría lo que fuese por ella. Por ayudarla. Se lo prometí- le dio la cara manteniendo el ceño -. Y ella lo haría por mí. Lo sé. Compartiremos nuestro destino. Sé que se cumplirá.

-Y no digo que no lo harán- habló con serenidad -. Moon White, créeme cuando te digo, que yo te he visto en el futuro, y te aseguro, que si no provocas estos tipos de hechizos…tendrán un mejor destino esperándolos- exclamó para ver la atenta mirada de él, sorprendido de la seguridad de sus palabras deshaciendo el ceño -. Si decides correctamente, alejándote de este tipo de hechizos, Sunny y tú nunca se separarán- le aseguró con una sonrisa amable -. Crecerás y te convertirás en lo que más deseas. Vas a explorar, enseñar y crear hechizos que compartirás con todo el mundo que es lo que siempre has querido. Vas a ser más feliz de lo que realmente el destino te había deparado.

Moon White le mantuvo la mirada, pensativo y más relajado, mirándola con más curiosidad.

-¿Y Sunny?

-Ella está decidiendo lo que realmente quiere- le dijo -. Va encontrar algo más que la hará feliz. Algo que en realidad desea en su corazón, más allá de su ambición que le nubla la mente a tomar esos malos atajos como engañar y robar que con el tiempo le hará cometer graves errores- dijo, recordando la angustiosa Sunset en los últimos días en Equestria, lamentando entre muchas cosas, el no tener el perdón de Moon White y su amistad de vuelta. Twilight parpadeó lentamente -. Pero sea lo que elija, ella querrá que estés a su lado, porque aunque por algún motivo se lleguen a separar… ella siempre querrá recuperarte.

-¿En verdad?- preguntaba con cierta ilusión en su expresión, empezando a sonreírse de a poco, agradándole lo que escuchaba, no dejando desapercibido por Twilight el sutil color rosa en sus mejillas, amenazando un sonrojo.

"Oh…" fue lo que pensó sintiendo una incómoda sensación agridulce mientras sonreía.

-No tengo por qué mentirte- le sonrió más con una mirada comprensiva -. Sé…que tu palabra siempre es de fiar… ¿Tengo la tuya que no volverás a usar este tipo de hechizo?- preguntó levantando un casco en su dirección.

Moon White pasó su mirada a su casco y luego de vuelta a ella, viendo esa firme sonrisa y mirada segura y amable, emanando esa confianza y gentileza en una Princesa. El unicornio exhaló con cierta fuerza por la nariz expandiendo una definitiva sonrisa y chocó su casco con el suyo.

-Le doy mi palabra, Princesa. Es una promesa- dijo para sonreírse más -. Y las promesas son un compromiso.

Los ojos de Twilight no pudieron evitar vidriarse con un horrible nudo en la garganta.

-Y más vale me la cumplas, ¿no?

-Hey, di mi palabra- reprochó de buen humor y con seguridad.

-Lo sé…- exclamó con voz fina temblándole un poco la sonrisa -. Me la diste…- "y en serio lo intentaste" lamentó muy abatida, recordando la promesa que le dio de ayudarla en todo este lío.

-Ehm…¿Está…está bien?- dijo suavizando un ceño extrañado -. Parece constipada.

-Sí, lo estoy y ustedes lo estarán. Lo prometo- asintió enseguida aguantando el no quebrar en llanto ahí mismo frente a él.

-Pero no se va a ir aún, ¿cierto?- preguntó preocupado -. Por favor, ¿Podría esperar sólo un poco? Hasta que llegue Sunny.

-¿Qué?- dudó arrugando la frente.

-Ahm…ella…últimamente se las ingenia para escaparse del orfanato para venir a mi cuarto a trabajar en el hechizo jejeje- respondió rascándose tras el cuello. -. Quédese. Sólo para que ella pueda conocer un alicornio. Realmente lo desea. Sólo un rato, por favor …además, no me ha dicho más sobre usted. ¿Por qué los alicornios son tan misteriosos? No hay casi nada escrito sobre ellos. Ni siquiera sé su nombre- reprochó y Twilight le mantuvo la mirada con un peso en el corazón.

-Yo soy…- le contestó entre su fina capa de lágrimas -… la pony que te quiso más que nada en tu antiguo presente- dijo para cerrar los ojos y disparar un rayo desde su cuerno hacia su cabeza que aterrizó con suavidad entre destellos que lo hizo caer dormido.

-¿Va a venir Sunset?- habló Whooves al fin.

-Él no hizo ningún hechizo- exclamó Twilight mirando a Moon White inconsciente en el suelo -. No hizo ninguno, Turner- repitió para darle la mirada, angustiada -. Eso significa…que en realidad Moon White no hizo nada para que esa alma esté dentro de él. Lo que me hace pensar que Sunset tampoco.

-¿Entonces qué?- interrogó preocupado.

-No…no entiendo- respondió ciertamente ansiosa, mirando de vuelta a Moon White, tratando de hilar ideas. -. Tal vez…

-¿Si lo hizo antes?- le entendió la idea.

-Sí, pero… él dijo…

-Es un niño, Twilight- trató de hacerle entender -. Tal vez por no meterse en más problemas te mintió y dijo que no hizo nada más.

-Tal vez…- pensó suavizando un ceño -. Entonces…- decía acercándose un poco más a él -…lo mejor que puedo hacer es…percibir su alma para comprobarlo directamente.

El corazón le palpitaba frenéticamente sintiendo los bordes de sus ojos un poco húmedos de las lágrimas que saltaron ante el terrible miedo que la invadió entera. Trixie Lulamoon estaba profundamente confundida y alterada cuando despertó en esa extraña habitación rodeada de gente que le apuntaban con un arma. Sólo podía pensar huir de ahí. Literalmente, desaparecer y desear que esto fuera sólo una pesadilla y que despertara en su cama. Entonces algo brilló entre sus manos que por inercia soltó y entonces un humo azul oscuro la cubrió.

Ahora, con una profunda aspiración, Trixie abrió de golpe sus ojos para darse cuenta que…¿Tenía razón? ¿Fue una pesadilla todo lo que ocurrió los últimos días? Porque se encontró envuelta en la oscuridad de su enorme habitación, sobre su gran cama.

Trixie se incorporó enseguida desorientada, sólo para ver que usaba ese traje azul oscuro y botas largas de estrellas. Entonces…¿no era un pesadilla? ¡¿Realmente tenía magia y se desapareció de la Agencia así como así?!

Sólo una cosa podía hacer en momentos así…

-¡TA-DA!- exclamó inevitablemente emocionada expandiendo sus brazos con dichosa sonrisa parándose en la cama -. ¡La Gran y Poderosa Trixie DE-SA-PA-RE-CIÓ!- se deleitó decir con voz triunfal con su pose de reina del mundo, sólo para caer de golpe en la realidad y se tapó la boca abriendo bastante los ojos -. Trixie pudo escapar, pero las demás siguen atrapadas- se dijo con preocupación para bajarse de la cama y ver el alrededor de ese cuarto que siempre la hacía sentir tan pequeña e insignificante entre su enorme tamaño, decorado con muebles finos.

Pero su ostentoso ropero estaba abierto. Su peinadora tenía ciertos productos de belleza fuera y movido algunas cosas. Trixie miró fijamente las cosas, acercándose lentamente hacia su mesa de noche y comprobar que sí, ahí seguía la envoltura de las galletas de mantequilla que comió como refrigerio pues sintió hambre antes de irse…al baile.

Trixie sintió que su corazón se contraía al ver que su cuarto estaba tal como lo dejó hace diez días atrás ya.

-Papá…- se le cruzó como rayo en la cabeza con voz delicada, suavizando un ceño entre sus cejas curvadas, llevándose la mano a la altura del corazón -. Debe estar muerto del susto con la desaparición de Trixie- pensó, que aunque su relación no era la mejor cuando ella estaba aquí, sabía que de todas formas debía estar angustiado de su repentina desaparición -. Y mamá…- agregó sintiendo que sus ojos empezaban a arder de lágrimas, ya imaginándosela realmente desecha. -.¡Trixie debe hacerse presente para que ya estén tranquilos!- se dijo a sí misma precipitándose de prisa hacia la puerta pero paró en raya frente a ésta con la mano sobre la manija -. Espera…- murmuró, calmando toda la marea de emociones que se le cruzó para darse un vistazo a su apariencia transformada, recordándose la prioridad que debe tener.

Quería aliviar a sus padres de que estaba bien tras que ellos no saben nada de ella desde el día del baile. Pero no tenía tiempo para explicarles todo el asunto en la que ahora estaba completamente involucrada respecto a la magia en este mundo. Todas las chicas que ahora eran sus amigas la necesitaban. Ella era la única que estaba afuera. La única…que podía desaparecerlas…

Trixie se apartó de la puerta, adentrándose más a su habitación, tomó aire y puso un ceño firme. Debía volver enseguida a la Agencia. Tenía que regresar ahora. Y el sólo pensamiento hizo que de nuevo una esfera azul luminosa se materializara en su mano derecha. Trixie la miró sorprendida, dándose cuenta que si pensaba en el lugar, podría aparecerse. Entonces apretó con fuerza aquella esfera y con decisión, la lanzó el suelo y asimismo, se dispersó bastante humo azul oscuro, que a ella no le afectaba toser.

-¡AHÍ ESTÁ!- escuchó una tosca voz como una mezcla conjunta de tosidos y Trixie se vio no sé en qué parte de la agencia completamente rodeaba de no sé cuántos agentes pero eran demasiados para contar pero el mismo humo los obligaba a cerrar los ojos por el ardor.

-¡AAHHHH! ¡A CASA, A CASA!- se precipitó en gritar muerta en susto y asimismo se apareció una esfera y la lanzó, cubriendo más la habitación de su humo que irritaba las vías respiratorias de los demás. -. ¡Trixie no está lista!- se dijo a sí misma viéndose de nuevo parada en el centro de su habitación, muy angustiada entre sus encorvadas cejas, empezando a caminar de un lado a otro, en círculos, muerta de nervios -. Trixie debe pensar…¿Sólo puedo aparecerme? ¿Qué si me disparan o atacan? Yo no estoy preparada como las demás pues recién despierta mi magia y apenas la entiendo- se debatía muy nerviosa, sintiendo el corazón latirle muy rápido pero se detuvo de golpe formando puños sus manos y meneó con fuerza su cabeza -. Tranquila. No tengas miedo. ¿Recuerdas? Hacer el miedo tu beneficio y no tu limitante- farfulló para sí cerrando los ojos y concentrarse en no entorpecerse del miedo, sino que éste le ayude a sobrevivir, como le había dicho Golden en la primera noche que pasaron en el escondite…lo que la hizo caer en cuenta más en algo -. Golden…- dijo abriendo sus ojos inevitablemente preocupada -. Golden y Bonbon…¡Oh no!…deben estar peor que nosotras… ¡No!- volvió a angustiarse con una fuerte presión en su pecho -. Creo…que Trixie debe ir por ellas primero- empezó a pensar de inmediato y asentirse a sí misma -. Sí. Sólo debo ser rápida- se convencía -. Aparecer y desaparecer, Puedo hacerlo…Trixie puede hacerlo. Por cada una. Trixie puede ser valiente, por sus amigas- se confirmaba ganando confianza dibujando un nuevo ceño firme -. Soy la Gran y Poderosa Trixie, y puedo hacer esto- se confirmó con firme determinación. -. Voy a hacerlas libres- ganó confianza y una nueva esfera brilló entre su mano.

Estaba más oscuro, lo podía saber por la luz encendida de su habitación. También podía escuchar las largas agujas de tejer chocarse entre el proceso de un tejido. Seguro su madre estaba matando el tiempo con su pasatiempo favorito, que era tejer, sentada por allí, vigilándola como su carcelera.

A diferencia del primer despertar, esta vez Bonbon no entró en pánico. Simplemente abrió los ojos con un sentimiento muerto. Sintiendo lágrimas secas aun en sus mejillas entre la inexpresividad de su rostro y el vacío de sus ojos celestes mirando el tumbado blanco como las paredes rosa pálido.

"¿Y después la cursi soy yo?" recordó lo que le dijo Cherry la primera vez que entró a su cuarto y ver esa decoración, dándole la cara con una de sus sonrisas risueñas, altas, en una perfecta curva delineada por el rojo de sus labios mientras sus ojos dorados, decorados por esas pestañas profundamente negras por el rímel, reflejaban su felicidad de haber entrado más a su mundo, como si entrara a un parque de diversiones mirando su cuarto como algo que debía ser deleitado, traviesa, preguntando si podía abrir ciertos cofres y conmoverse de los delicados accesorios que guardaba para ocasiones especiales. La forma en que levantaba una cadena con delicadeza posándola sobre una mano, la mirada que tenía, la pose de su cuerpo, su risa, su mueca graciosa, sin la menor idea el cómo tan solo tenerla ahí, contemplándola, le reventaba el corazón.

Bonbon sentía que entre la mirada hueca de sus ojos, volvía a caer el tibio líquido de sus lágrimas mientras un horrible dolor de impotencia y hasta resentimiento por su madre le entumecía el cuerpo.

"No quiero perderte" le dijo Lyra cuando la buscó a su departamento para reconciliarse "Me niego a perderte. Te necesito. Y no sólo eres la amargada, dura, lo que quieras llamarte… eres la persona más abierta, sincera, divertida a tu estilo, leal y confiable, …yo…yo…" se encogió de hombros con un profundo suspiro y expandiendo una sonrisa al ver la cara de Bonbon sin salir del asombro de lo que escuchaba "…yo te quiero, Bonbon".

Bonbon dejó abrir la boca, sintiendo cómo le ardía el pecho ante la oleada de recuerdos.

"¡Oh, Bonbon!" lloriqueaba agradecida Pinkie tras la pequeña charla durante su pena por la muerte de Sonata y la abrazaba "¡Eres una gran amiga! ¡Gracias!".

"No es ninguna molestia" decía Rarity tras ofrecerse a hacerles vestidos de agradecimiento por su ayuda "Tu acto de generosidad con nosotras merece mucho más que eso. Te ganaste una amiga de por vida" sonrió amistosamente.

"Eres una persona muy dulce y Golden muy empática" le había dicho Applejack "pero mientras tú desahogas eso con esa actitud seria y antipática, Golden lo hace con insultos y…violencia".

¿Cómo había respondido a todos esos halagos y comentarios? Con algún gesto o mala cara, mandándolas a callar, tragándose su verdadera reacción aunque se le saliera en la mirada y ellas se torcían de ojos con una sonrisa de "típico de Bonbon", pero ahora el no haberles respondido como se debe le retorcía por dentro en un profundo lamento.

Por más que mostrara su fría y rígida actitud, ellas no se sentían amenazadas o asustadas como el resto de compañeros en Canterlot High, que apenas la veían pasar, impedían contacto visual y evadían, teniendo ella misma la culpa por su actitud arisca lanzando perturbadoras amenazas que nadie la querría torear para verla en hacerlas realidad.

Pero ellas nunca la alejaron. Y ellas la habían aceptado completamente con su involucración con la Agencia. Ellas le sonreían aunque les respondiera con una mirada inexpresiva hasta sin darse cuenta, empezó a sonreírles más de vuelta. Hasta no saber en qué momento empezó a disfrutar el bullicio y todas esas surtidas personalidades en su instancia en el escondite, a aceptar que su mundo, podría ser también el suyo.

Y ahora…estaba aquí. A salvo. Mientras ellas eran prisioneras…y Golden…

Bonbon dejó abrir bastante los ojos, al fin dejando brotar ese sentimiento que había tenido refundido, uno de angustia.

"Es muy duro" reconoció una Golden de trece años frente a Bonbon tras su primer simulacro.

"Lo es" pensó Bonbon desde la cama en la que estaba atada.

"Pero es…la vida que elegimos".

"No, Golden…no creo que lo hayas elegido…y ni yo tampoco…" lamentó cerrando los ojos.

"Pero vamos a ser más duras que él" le había alentado Bonbon en aquel tiempo, sabiendo su previa intención de quitarse la vida "juntas, apoyándonos las espaldas. Sólo quería que lo supieras, tú…no eres una herramienta, nos cuidaremos una la otra. ¿Está bien? Nos tenemos a nosotras, no será tan duro con nosotras contra el mundo" acordó para ver el asombrado rostro de Golden, escuchando por primera vez en…quién sabe cuánto tiempo, palabras de aliento y de preocupación y viniendo precisamente de ella, la impactó más, sólo para recibirse en un abrazo, en acuerdo.

"Haremos…nuestras propias reglas…" le respondió Golden con voz fina.

"Empezando… por ser amigas".

Golden… ¿cómo olvidarse de Golden? Siempre pensó en Lyra cómo su primera gran amiga, pero antes de ella, mucho antes de Canterlot High, su primer contacto de amistad fue con Golden Harvest. De una manera extraña. De una manera que no podría explicar, porque era raro. Lo que tenían ellas…no podría compararlo con ninguna otra relación que habría tenido con alguien. Casi ni podría decir que la sintiera como una amiga pero era igual de importante. Algo más cercano, algo más…fraternal.

Su familia.

Su padre había muerto. Su madre…su madre para ella estaba muerta. Y entonces estaba Golden, viviendo y sintiendo con ella la dura transición del entrenamiento de la Agencia, en una época en que no tenía nadie ni nada, sólo teniéndose a ellas y ahora que lo pensaba, Golden sólo la tenía a ella.

Y ahora se daba cuenta, no la apreció tanto ni valoró, nunca. Como todo lo demás.

"Tal vez no sea la misma Golden de hace cinco años" le dijo Golden cuando "secuestraba" a Applejack y Bonbon se vio obligada a intervenir para halarle las riendas "como tú no eres la misma Sweetie… pero, mantenemos la misma promesa de estar para la otra. ¿Entiendes lo que digo?".

Un terrible nudo en la garganta empezó a molestarla, sintiéndose tan impotente, atrapada…literalmente.

Siempre intentó proteger a Golden. Intentó proteger a las demás... y falló. Ahora su compañera de misión, su amiga, hermana, debía estar muerta y las otras atrapadas en la base. Toda una mezcla de sentimientos le invadió el cuerpo, hasta sentir cómo se entumecía en la resistencia inútil que hacía, pero no, ya no podía luchar con esta sensación, y debía liberarlo.

Cuando repentinamente se esparció un humo azul que cubrió casi todo el cuarto, haciéndola toser no sólo a ella, sino a su mamá.

-¡Trixie!- se quejó con fastidio inconscientemente por esta mala manía de aparecerse con ese tonto humo…¡Un momento! Bonbon jadeó para sentir que se le paralizaba el corazón -. ¿Trixie? ¡¿Trixie?!- trataba de abrir ojos mientras sentía ese horrible ardor en su garganta y nariz que la hacía toser mientras no podía ver por el humo levantado, sin explicarse cómo llegó aquí pero era lo de menos, sólo quería verla, asegurarse que estaba bien y salir de aquí.

-¡Bonbon!- escuchó su voz y Bonbon automáticamente empezó a forcejear tratando de ver a través del humo, sintiendo ese extraño latir ansioso como de alivio de su corazón.

-Cofcof ¡Aquí estoy, Trixie! Cofcof- exclamaba forcejeando sólo para escuchar dos disparos de un arma con silenciador, pero aun así escuchándose el fino sonido que provocaba al disparar, irrumpiendo su comunicación -. ¡No! Cof cof ¡Mamá, no!- gritó escuchando asimismo la aspiración de susto de Trixie, temiendo que la haya lastimado, -¡Las quiero!- gritó, manteniendo sus ojos cerrados, aun así tratando de contener esa fuerte sensación abriéndose paso. -¡No les hagas daño! ¡Son mis amigas y las quiero!- admitió sin titubeos con un firme ceño y una suavizada mirada vidriosa dejando brotar todo ese sentimiento cálido con más emoción en sus palabras, sintiendo que se dejaba llevar libre por esa sensación mientras un aura celeste hizo resplandecer su cuerpo.

Bonbon abrió bastante los ojos y por inercia contrajo sus brazos y piernas entre sí al verse envuelta en ese manto, que apenas hizo el movimiento abruptamente, escuchó algo rasgarse, y empezó a atraer hacia sí sus brazos y piernas mientras su cabello crecía formándose en su mitad un moño con la decoración de tres caramelos envueltos.

Al hacer el esfuerzo, Bonbon tuvo fácil el arrancar la seguridad de la gruesa tela de la técnica de sujeción al que estaba atrapada, rompiéndolas sin mucho esfuerzo y poder al fin tener el movimiento libre de sus extremidades, arrancándose ese chaleco, saltando de la cama mientras el humo ya se desvanecía y mirar a Floral dándole la espalda, cerca de la cama, apuntando a Trixie con un arma para que no se acercara a Bonbon, estando Lulamoon sin haber recibido ni una bala, siendos estos o de advertencia o fallidos.

-¡No te atrevas!- amenazó Bonbon mientras Floral le daba la cara, pudiendo reaccionar boquiabierta la luz que cubría a su hija, consternada en deducir enseguida que también poseía la magia -¡Creo nunca fui realmente uno de ustedes!- le dijo para apretar un fuerte puño y darle un solo golpe en la cabeza que la azotó instantáneamente al suelo. -. ¡Siempre fui una de ellas!- reconoció entre su respiración agitada con sus puños bien cerrados, sintiendo esa monumental fuerza recorriendo por todo su cuerpo mientras aquella luz se absorbía dentro de ella, manteniendo ese apariencia con su cabello largo, mirando al principio con frialdad pero después con una inevitable preocupación a su madre.

Su fuerza era tal, que le bastó un solo golpe para dejar completamente fuera de combate a su propia madre, viendo con un punzada helada, la sangre que empezó a brotar donde le dio el golpe en la cabeza.

Normalmente, un agente tiene la sangre fría para no importarle las consecuencias de sus ataques, pero Bonbon, no la tuvo fría con su madre.

-¿Mamá?- la llamó repentinamente asustada, temblándole la voz -. ¡Mamá!- la volvió a llamar cayendo de rodillas a su lado, sólo para ver cómo Floral volvía en sí, mareada y completamente adolorida mientras Trixie se ponía junto a Bonbon, presa de nervios de ver aquella mujer caída.

-Sweetie…- la llamó Floral abriendo de a poco los ojos, viendo entre la apariencia de Trixie y la de su propia hija con esa largo cabello repentinamente, muy abatida, cansada, resignada -. Debí ser yo- le dijo, viendo cómo Bonbon crispaba el gesto -. Tú…bien lo dijiste…- agregó descomponiendo el rostro en pena -. Yo debí morir…no tú padre…

-Mamá…- farfulló cerrando los ojos.

-Lo intenté…- murmuró saliéndosele un quejido del llanto mientras empezaban a salírsele las lágrimas -. Después que me dijiste eso…realmente lo intenté…mucho, a diario…hasta renuncié a la Agencia para estar más contigo, pero no importa lo que haga, nada de lo que haga será suficiente…¿cierto?- preguntó sin realmente esperar una respuesta porque ya la daba por sentada, mirando el quieto rostro de su hija que aún mantenía los ojos cerrados.

-Siempre actuabas, me dabas falso amor y entender que te estorbaba, todo el tiempo, desde que tengo memoria…- farfulló con voz pesada y llena de resentimiento -. ¿Cómo estar segura que esos intentos eran reales? ¡No quería hacerme la ilusión para que después me trataras como basura!- la acusó aguantando la presión por llorar, viendo la vidriada mirada de su madre, llena de dolor -. Pero no te sientas especial…era escéptica y dura con todo el mundo…- admitió para aclarar su garganta, calmándose -. No quise golpearte…- respondió con sinceridad -…en serio lo siento, pero no dejaré que ni tú ni nadie dañe a mis amigas. Supongo que tuviste buenas intenciones, a tu manera, amarrándome en la cama- le dijo con inexpresividad y aun con resentimiento pero a la vez, entendiéndola -. Pero tú les diste la espalda- negó con la cabeza -. Pero yo no. Yo jamás dejaré atrás a los míos- afirmó con determinación, y Trixie la miró conmovida, empezando a sonreírse.

Bonbon entonces ayudó a su madre a levantarse, poniéndose de pie ambas mientras Floral no dejaba de mirarla, como si recién conociera a la joven frente suyo, ignorando por completo la punzadas fuerte de latir de dolor de su cabeza. Igual estaba entrenada para aguantar.

-La gente dice que eres mi vivo retrato- comentó la mujer formándosele una pequeña sonrisa, mirándola de pies y cabeza, como aquella expresión seria del rostro de Bonbon -. Sí, y lo eres. Heredaste muchas características mías- asintió, para detener su mirada en sus ojos celestes, que contrastaban lo que expresaba su endurecido rostro, viéndose suaves y hasta dulces sin perder la determinación de defender a sus amigas -. Pero lo esencial lo heredaste de tu padre- agregó para suavizar la mirada y su sonrisa -. Su corazón- dijo para mirarla intensamente mientras Bonbon le suavizó un ceño, como si la insultara por semejante babosada pero de una forma, se retuvo, porque hizo latir de manera diferente precisamente su corazón al mencionar a su padre, probando Floral la monumental diferencia de cariño que tenía su hija entre un muerto y ella. Pero se resignó -. Ya no lo cubras. A tu corazón- le pidió -. Lo que creí que nos hacía débiles, en realidad nos hace más fuerte de lo que creíamos. ¿Cómo crees que aguanté tanto años tu indiferencia?- dijo para quitar su sonrisa y apagar su mirada -. Como lo que aguantaría por salvarte a ti.

-Lamento la herida – fue lo que le dijo Bonbon incómoda por esta charla -. Cúratela. Yo haré lo que debo hacer - exclamó para mirar a Trixie y verla transformada -. ¿Nos puedes sacar de aquí?

-S-sí- asintió reaccionando y la agarró un brazo con el suyo, para que una esfera se apareciera entra la mano de Trixie y vio tímidamente la ausente mirada de Floral en su hija, dándole una mala espina.

-Adiós, Sweetie- fue lo que dijo la mujer con un rostro difícil de interpretar mientras Bonbon le mantenía la mirada con seriedad, desviándola enseguida.

-Lamento todo- dijo con una extraña sensación en su pecho para devolverle la mirada, más amable -. Y estaba muy dolida y era una niña…en verdad, no quise decir…lo que dije. Lo siento- confesó mientras la esfera caía y el humo se alzó, desapareciéndolas, sabiendo Floral a lo que se refería, de haber deseado que haya sido la muerta y no su padre, temblándole una sonrisa.

-Somos realmente masoquistas, ¿cierto?- comentó con amargura Luna.

-Dejamos toda nuestra alma aquí- le contestó Celestia -. Es común sentirnos incompletas ahora que lo perdimos- suspiró abatida, refiriéndose al edificio que contemplaban.

Ambas hermanas estaban frente a frente a la que fue alguna vez fue su escuela. Habían salido del hospital, decidiendo al final de pasar por su querida Canterlot High antes de regresar a casa.

Estos días tampoco habían sido los mejores para ellas. El que su institución haya sido escenario de un feroz incendio que acabó con gran parte de su infraestructura y en el que hubo hasta la fecha un total de diez alumnos muertos, otros heridos y poniendo en peligros a los demás, conmocionó a toda la ciudad, irrumpiendo su tranquilidad que tanto la caracterizaba, provocando su inminente cierre, tanto por los daños que sufrió, así como la mala reputación que ganaron ellas por la ausencia de autoridades en un baile escolar.

-Tener una escuela que manejar, con alumnos que orientar- decía Luna con una mirada concentrada en la fachada del edificio –me terminó de salvar para no ahogarme en mis errores- movió su cabeza para ver el rostro suavizado como ensimismado de su hermana mayor, con sus ojos magentas bastantes contrariados -. Asegurarme que ellos no cometan las locuras que yo cometí y me hizo alejarme de ti.

-Luna…-suspiró pestañeando pesadamente para mirar un momento el piso, aun pensativa, y dibujar lentamente una sonrisa, mirando sus pies y alzar la cabeza hacia su hermana -…yo también cometí errores que provocó que te alejaras de mí. Siempre estaba ocupada. Minimicé tus necesidades culpando la edad del burro. Era tu hermana mayor y no pude cuidar bien a mi hermanita- cerró los ojos, reprochándoselo, meneando la cabeza -. Y tampoco pude con mis alumnos.

-¿Sabes?- le dijo acercándose más a ella para darle un pequeño empujón amistoso con su codo -. Creo que estando nosotras las cosas no habrían sido diferentes en el baile. Sabemos que eso no fue un simple incendio. Que fue…- tomó aire para soltarlo con un resoplido -…que fue…- repitió.

-No fue nuestra querida Sunset- habló ella descomponiendo un poco el rostro vidriándole los ojos.

-Cely…- la llamó Luna pasando su brazo sobre sus hombros sabiendo que estaba por ver a su hermana llorar. -. Yo también estoy preocupada por ella. Pero ya ves que justo ahora las cosas están por cambiar para mejorar- la animó sonriéndose levantando una mano hacia la barbilla de Celestia para que la viera. Normalmente era lo contrario, siendo Celestia quien la consolara y animara, pero hasta alguien tan centrada y sabia como ella, necesitaba de vez en cuando algo, o más bien alguien en quien apoyarse, y esa era su hermanita -. Sé que es probable que no recordemos que alguna vez Sunset vivió con nosotras…

-Eso es lo que me duele…- confió sonriendo con tristeza -. La quise muchísimo, Luna.

-Y yo, pero es lo mejor, para todos- asintió mientras Celestia respiraba hondo y se pasó las manos a los ojos, secando las pocas lágrimas que alcanzaron a salir, pues ella no quería llorar, por más razones tenía de hacerlo con tanta marejada de recuerdos dulces y amargos. -. Aunque son los errores que escriben la historia…- pensó -. El fruto de lo que somos es lo que aprendimos o no quisimos aprender, de nuestros errores- meditó viendo el aun rostro triste de su hermana. -. Y eso hasta alguien como Discord lo sabe- le dijo, y Celestia la miró enseguida más atenta, empezando a asentir.

-Él también se siente culpable por lo que pasó pues…él fue quien nos obligó a retrasarnos a no ir por sus payasadas…

-Y ha traído flores a casa diario- levantó una ceja con una sonrisa burlona -. Más bien, a ti te ha enviado flores a casa a diario- reiteró, divertida de ver el ceño fruncido de su hermana mostrándose fastidiada pero al mismo tiempo, sus ojos se mostraban debatientes en la emoción que debía de mostrar ante su comentario -. Te enojaste con él. Mucho. Nunca te vio tan enojada como tampoco lo vi tan profundamente preocupado de que alguien lo estuviese con él.

-Hubo muertos, Luna. Es un inmaduro que toma todo a broma…pero no es malo- suspiró suavizando un poco el rostro. -. Por supuesto que está preocupado y lamenta la desgracia.

-Creo que deberías ceder…- aconsejó Luna -. Ya sabes. A hablar con él.

-Sabes que me pone los pelos de puntas- le recordó levantándole ambas cejas.

-Sí, te pone nerviosa- acusó con ambigüedad y Celestia la punzó con la mirada -. ¡¿Qué?! Ahora que tu pienses en otro tipo de nervios que te provoca no es mi culpa- empezó a sacar cartas sonriéndose, porque sabría que la sacaría de su zona de confort -. En especial después que sentiste lástima y fuiste la única del Comité en insistir de invitar a Discord a la fiesta anual de las autoridades escolares de nuestro distrito. Las cosas se pusieron realmente de cabeza y al menos yo, podía ver que te estabas divirtiendo- expandió su sonrisa -. Creo que por allí me pareció un quinceañero sonrojo asomándose en tu rostro cuando te aflojaste al descuidarte de beber un poco de más mientras lo mirabas en la distancia.

-¡Luna!- la acusó con la garganta hecha nudo de la…vergüenza viendo a su hermana como ocultaba su boca mientras reía. -¿Qué te pasa, Luna?- se comenzó a molestar -. ¿Por qué sacas este tema justo ahora?

-Porque justo ahora nuestra vida dará un completo giro.

-Y lo que digamos podemos olvidarlo después, ¿cierto?- le cogió la idea y Luna le sonrió con falsa inocencia, haciendo reír a Celestia, pasando su mirada por el suelo, deteniendo sus ojos a las dos largas sombras que se formaba de sus cuerpos, haciendo que sus labios se suavizarán en una línea. "podemos olvidarlo después…" se recordó. -Fue un regalo- dijo sin preámbulo y Luna la miró confundida con un suave ceño al cambio abrupto de conversación -. El rubí- aclaró con un suspiro, mirándola con sus ojos suaves y lejanos -. Fue un regalo de cumpleaños. Cuando cumplí los dieciséis. Tú estabas…- se detuvo un momento al ver un poco triste los ojos de Luna -…bueno, no estabas más conmigo. Esos años en los que no estabas, conocí a alguien. Una chica llamada Shadow Light. Ella... hizo de mis últimos años en la escuela mejores de lo que alguna vez me imaginé. Era un par de años mayor a mí. En realidad, estaba en la escuela como practicante de educación en primer año. Yo estaba interesada en la educación, quise que me platicara de su facultad así que me acerqué a ella y de repente nos hicimos inseparables. Teníamos diferencias que se complementaban. Siempre eran amenos nuestros encuentros. Nos sentíamos muy cómodas una con la otra. Nos queríamos mucho. Pasaron los años y cada vez nos fuimos convirtiendo casi en una sola. Siempre fuimos las dos. Sólo…las dos- hizo una pausa, viendo el interesado y expectante semblante de su hermana, que nunca había escuchado de esa amiga suya, por alguna razón -. Llegó el último año. Estaba por graduarme. Y entonces volviste. Pediste perdón. Querías recuperarme y yo quería recuperarte.

-Y tú te ibas a estudiar fuera- recordó -. Yo…te pedí que no lo hagas ahora que había regresado…

-Iba a estudiar en la misma facultad que Shadow- confesó, haciendo que Luna captara la idea -. Tuve que rechazar el plan que teníamos Shadow y yo para quedarme.

-Celestia…- la nombró admirada ante su revelación.

-Shadow lo tomó mal- continuó contando con mucha pena entre sus cejas curvadas -. Entendía su enojo, pues llevábamos hablando desde hace mucho tiempo el ser compañeras de cuarto, estudiar en la misma ciudad, la misma carrera, fundar una escuela administrada por nosotras- decía y Luna cada vez se sentía más sorprendida y muy apenada mientras veía la tristeza reflejada en su hermana en el recuerdo -. Pero yo desistí para quedarme en mi ciudad natal y estudiar aquí. Quedarme contigo ahora que habías regresado a mí después de tanto años- le dijo con una enorme sonrisa entre su rostro melancólico y mirada vidriada -. Discutimos. Dijimos cosas y…entonces ella dijo…- soltó un profundo suspiro, costándole -. Dijo que me amaba- escupió y Luna abrió bastante los ojos, sorprendida, haciendo hacia adelante la cabeza que si tuviera comiendo algo, se habría atragantado -. Yo le dije que también la amaba, como una segunda hermana…y eso la enfureció bastante, porque no se refería a esa clase…de amor- hizo una pequeña pausa mientras se secaba las lágrimas -. Me amaba románticamente pero yo…yo… no- sacudió la cabeza -. Pero no quería perderla, pues realmente la apreciaba muchísimo, aunque no fuese como ella lo esperaba. Pero Shadow estaba enfurecida y resentida. Se sentía traicionada y en serio no la culpo, porque es verdad. Tuve que escoger. Era Shadow o tú- le dijo a Luna con una mirada profundamente cariñosa como nostálgica -. Quería a Shadow…pero más te quería a ti.

-Cely…- suspiró con la mirada vidriada ya.

-Tú me necesitabas y yo a ti- le dijo tomándole ambas manos con una gran sonrisa -. Somos hermanas, de nuevo podíamos estar juntas. Después de esa discusión, ni ella me buscó ni yo a ella- dijo bajando los hombros -. Pero creo que debí…- suspiró abatida como de cierto alivio de contarle esta verdad a su hermana. "Y una parte de mí siempre sospechó esos sentimientos" se dijo, recordando ciertas señales.

-¿Por qué nunca me contaste de ella?- interrogó mirándola fijamente.

-No lo sé, Luna- sinceró -. Creo…que no quería hacerte sentir mal por la decisión que debí tomar.

-¿En serio?- dudó su respuesta, acusándola con la mirada.

-En serio…- le contestó soltando sus manos con su pecho muy pesado bajando la mirada hacia el suelo, sin la leve sospecha que eran observadas.

"¡Celestia! ¡Celestia! ¡Celestia!" gritaba una voz desesperada.

-¡Silencio!- demandó en voz alta y agresiva una mujer con una voz exactamente igual a la asustada, pero que venía de alguien diferente…una forma de decirlo, mirando una ventana dimensional aquella escena entre las hermanas.

Era una mujer alta, de piel gris claro y cabello lacio gris oscuro, pero que había crecido bastante, hasta literalmente rozar el piso. Tenía su rostro bien estirado y firme, intimidante, con sus ojos carmesí contemplando aquella extraña pero definitiva versión de Celestia hasta que aquella abertura se cerró, dejándola en demasiado en qué pensar y lidiar al hallarse en tan diferente y raro mundo al suyo luego de despertar en este cuerpo largo y bípedo, pero de alguna forma se asimilaba muchísimo a cómo era su extinto cuerpo como alicornio. Pero esta mujer, tenía un largo cuerno en su frente, como unas enormes alas de color gris expandidas, usando un largo vestido negro delineando la silueta de su cuerpo, decorando su delgado cuello el Amuleto del Alicornio y su resplandeciente rubí.

Estaba en un callejón oscuro de algún lado de la ciudad, pareciendo el centro, al escuchar mucho movimiento aun siendo casi las nueve de la noche. Aún había gente movilizándose a locales comerciales, restaurantes o simplemente, caminando o pasando tráfico para llegar a sus hogares, más que asustándola, intrigando aquel nuevo mundo al que había sido llevada, sintiéndolo de alguna forma, ciertamente familiar.

-Así que…- escuchó la mujer esa voz masculina que le había dado la bienvenida a este lugar al poseer este cuerpo, desviando la mirada sin mover un músculo -. Ahí está Celestia… ¿Lo ves? No te he estado mintiendo. Este mundo es un equivalente a Equestria y aquí, Celestia aun está viva- le dijo tentativamente -. ¿La quieres? ¿Quieres a esa Celestia? Mira que tiene una historia parecida. Y se parece mucho de donde realmente eres.

-Pero…no es mi Celestia…- dijo con voz rígida, endureciendo más la expresión de sus ojos.

-No te ves feliz- acusó pero paciente, hasta comprensivo -. Creí que para estas alturas estarías feliz.

-¡Que no es mi Celestia!- repitió dándose completamente la vuelta para estar frente a él y su propia sombra se levantó del suelo, como si tuviese vida propia, mostrándose en una pose defensiva frente al inmutable cuerpo de Moon White, que veía entretenido esa silueta negra moviéndose de un lado a otro pisando con fuerza mientras el cuerpo de Shadow se mantenía quieto con esa mirada que contenía toda una mezcla de interrogaciones. -. Este no es mi mundo- lo acusó con sus brazos estirados hacia abajo pero sus manos abiertas como garras, robando las sombras de un contenedor de basura del callejón como la de un poste de luz, cubriendo sus manos de aquellas sombras. -. Y estoy harta de preguntarte quién rayos eres.

-Nadie entiende el dolor que concentrabas en tu alma- le dijo él tranquilo, ignorando una vez más sus reproches -. Más bien tu alma se terminó por convertir en sólo dolor y yo sólo te di lo querías, no como tal vez imaginaste, pero te liberé de esa unicornio, te di el placer de manipular el alma de una princesa para vengarte de la reina y la mataste, te di un cuerpo que puedes libremente controlar y manejar tu magia, te entrego una Celestia y un nuevo mundo que explorar al que puedes si te da la gana, reclamar- recitó como si tachara la tarea de un listado, mostrándose humilde ante las cosas que había hecho por Shadow, quien no podía negar nada de lo que sutilmente le encaraba. Todos…los favores que le había hecho.

-Y no sé por qué te tomaste todas estas molestias por mí- exclamó sin perder su desconfianza.

-Porque lo mereces- expandió la sonrisa mostrándose a gusto de responder para mostrar un apenado semblante-. Has sufrido y aguantado demasiado…Princesa Shadow- exclamó viendo cómo el título hizo que aquella máscara dura de esa mujer empezaba ablandarse, mostrándose agradablemente sorprendida -. Eres un alicornio, ¿cierto? Pues eres una Princesa.

-Soy…- se dijo, cayendo en cuenta -…una Princesa.

-O si quieres Reina- decía viendo cómo ella empezaba a relajar su cuerpo y su sombra era quien juntó sus manos formándosele una sonrisa, que no era más que una curvada abertura de ese espacio, muy entusiasmada e ilusionada.

-Es cierto…he sufrido demasiado- dijo ella entrando en razón con sus ojos hundidos en sí misma -. Fui castigada sólo por hacer mi trabajo, proteger mis tierras…- decía sacudiendo la cabeza mientras su sombra se cruzó de brazos y pateó el piso, indignadísima -. Celestia fue una egoísta conmigo ¡injusta!- bramó con un profundo ceño resentido -. ¡Y esta Celestia también lo fue! ¡No importa el mundo en el que esté! ¡Ella sigue siendo una maldita egoísta conmigo!- rugió nuevamente encolerizada y su sombra se levitó con todos sus cabellos moviéndose como si flotaban, encorvándose en una pose defensiva y emitió lo que parecía ser un gruñido.

-Mmmm- emitió él intrigado y levantó una mano para llevársela a un lado de su cara, entrecerrando un poco los lisos ojos grises -. ¿Entonces qué piensas hacer al respecto? ¿Qué corregirías para que la historia no se repita aquí? ¿Cómo asegurarías que esta vez recibas lo que mereces? ¿Cómo alterarías ese final injusto? - se agradó en preguntar, muy curioso en ver esa ensimismada mirada de sus intensos ojos rojizos mientras su sombra se erguía, bien recta, como contemplándolo también y Shadow le dio espalda para ver la entrada del callejón, todas esas luces encendidas de los faros, la calle, los autos, el movimiento.-Este…es el mundo equivalente de Equestria- escuchó mientras su mirada roja inyectada de imponencia seguían contemplando la calle -…tu deber de protegerla empieza ahora.

-¿Y qué ganas tú?- interrogó con seriedad para darse la vuelta y ver el fondo del callejón, vacío, encontrándose ahora sola, a su suerte.

Shadow devolvió la mirada enfrente y empezó a caminar, al principio lento, pues aún recelaba el equilibrio con el manejo de las piernas, pero como tal sucedió a cada oriundo de Equestria cuando llegaba aquí, le fue rápido de aprender a manejarlas, pero aun así mantenía un ritmo lento pero firme, arrastrando su sombra con imponentes pasos para llegar hacia la luz, contemplando el panorama de las cementadas calles y de esas criaturas bípedas caminar de un lado a otro, maravillándola el nuevo mundo en el que se encontraba. Una nueva historia en el que podría empezar a escribir.

-No dejaré que ella reine este lugar…- aseguró desafiante pensando con rabia en Celestia y sin más, continuó su preciso y despacio andar.

Ahora estaba visible para los demás, con su frente en alto y mirada concentrada, cruzando descuidadamente la calle y los autos frenaran abruptamente, sonando los claxon en reclamo por su imprudencia y los conductores sacaran la cabeza de las ventanas, quejándose de su descuidada acción.

Entonces Shadow detuvo su andar para deslizar su mirada entrecerrada por la incandescente luz de los faros de los autos entre una simple tenue alumbre, mirando las reacciones consternadas y enfurecidas de los conductores por su irrupción, unos que otros callándose y profundizar el ceño al ver el "disfraz" de aquella mujer que tenía un cuerno en su frente y alas detrás de ella.

Shadow simplemente estiró sus brazos hacia adelante y cerrar sus manos, como si sostuvieran algo cuando no veían nada, pero en realidad, su sombra era quien la que sujetaba ese algo; las sombras de los autos que se formaban por la luz que alumbraba las calles.

Con un solo fuerte jalón, provocó asombrosamente levantar dos automóviles con una descomunal fuerza sujetándolos desde sus sombras, aventándolos tras de ella y aterrizaran sobre el otro lado de la calle, provocando un estruendo del violento impacto que levantó gritos de pánicos de quienes sólo vieron aquellos autos caer de la nada, y en más octavas gritaban los testigos de ver que fue esa enigmática mujer quien provocó algo imposible, viéndola como se empezaba a sonreír e iluminar su cuerno levantando los brazos a su alrededor para personas, autos, postes, edificios, empezaran a perder sus sombras al éstas moverse como imán en dirección de Shadow para empezar a rodearla y crear ante la consternación de los presentes, siluetas negras de cuerpos extremadamente delgados y de unos tres metros de largo, levantándose a su alrededor, estirando sus enormes manos de largos y delgados dedos que parecían terminar en afiladas puntas y se empezaron a sonreír con deformes curvas de la sonrisa, observando el pánico sin precedente levantado en el centro de la ciudad.

Los autos quisieron salir de allí inmediatamente disparados pero aquellas veintenas de sombras los tomaba de las suyas y los retenían, sea lanzándolos a los lados a diestra y siniestra, así sea contra transeúntes que huían o en locales, reventaron vitrinas y levantaron el terror, mientras Shadow miraba su alrededor.

-¡No vuelvan a ofender a su Reina!- vociferó con severidad y batió sus alas para salir volando disparada de allí, levantando más los gritos mientras las sombras que dejó simplemente se dedicaban a causar caos tomando desde las sombras para lanzar y manipular y retener objetos y gente.

-Ya decidiste…- se sonrió aquel ente en el cuerpo de Moon White sentado desde la cima de un rascacielos cerca de todo el caos, con sus alas negras abiertas, manteniendo una mirada satisfecha como aliviada y orgullosa -…pruebas, pruebas, pruebas…- se dijo meneando la cabeza cerrando los ojos -…¿Qué tanto pasarán esta prueba…?- se preguntó para lanzarse al vacío y levantarse hacia el cielo nocturno, confundiéndose con la oscuridad.

Twilight se había acercado lo suficiente al cuerpo de Moon White para entre sus cascos levantar el rubí que le dio Celestia para poder percibir su alma.

- Aquí voy…- dijo cerrando los ojos e iluminó su cuerno para concentrarse en el hechizo.

Mantuvo los ojos cerrados mientras su cuerno empezaba a brillar fúlgidamente, iluminando de su aura mágica a Moon White, atenta en sentir aquella energía de su alma y suavizó su rostro cuando pudo sentir una calidez concentrándose entre su hechizo.

-Siento su espíritu…-avisó con voz suave, sintiendo que se le formaba una sonrisa -…y es…cálido… -agregó emocionada, sintiendo ese sosiego que provocó al concentrarse en aquella alma, una calma y calidez que ya había sentido antes. En cuando él la abrazaba y cuando le miraba con esa radiante mirada gris.

Whooves miraba con curiosidad y asombro el cómo el cuerno de Twilight emanaba ese esplendoroso brillo violeta de su magia y cómo el cuerpo de ese potrillo dormido brillaba con su aura, en una misma tranquilidad, pero dejó suavizar un ceño cuando vio el rostro de Moon White crisparse al igual que el de Twilight, quien profundizó un entrecejo abriendo un poco la boca, repentinamente inquieta al sentir de golpe una profunda sensación de angustia e inquietud que le pasmó el cuerpo, acelerándole el corazón que entre golpe y golpe era una oleada tras otra de una pesada y amarga sensación que le hacía paulatinamente gesticular desesperada de zozobra, vidriándole los ojos entre su agitada respiración que empezaba a hacer subir y bajar su pecho.

-¿Twilight? ¡Twilight!- la llamó Whooves preocupado al verle esa repentina reacción.

-¡Es horrible!- le exclamó con un quejido cerrando los ojos -. ¡Por Celestia! ¡Esa...esa alma es horrible!

-¡¿Qué?! ¡¿Está ahí, la estás sintiendo?!

-¡Sí, sí, la siento y es…Aaahhh!- se le salió gritar empezando inevitablemente a llorar con una horrible vibra como carcomiéndole el cuerpo, o más bien, su alma -. Mucha angustia…mucho…dolor… - decía pujando las palabras sintiendo cómo el corazón se le aceleraba desbocadamente.

Le nacieron unas desesperadas ganas de retorcerse de esa punzante sensación de sufrimiento que le embargaba y se le salía gritar por más quería retener su voz, pero más le pudo esa necesidad de desahogar esa marejada espeluznante de sufrimiento, lanzando quejidos entre las lágrimas que se le salían violentas, resistiendo para concentrarse en tomar esa alma y sacarla de una vez de Moon White.

Le dolía, dolía demasiado todo ese torbellino al que había caído de desesperación. Su rostro empezó a retorcerse, se mordió el labio para evitar seguir gritando que hasta llegó a lastimárselo y que empezara a sangrarle.

-¡Twilight! ¿Qué debo hacer? ¿Qué hago? ¿Cómo te ayudo?- preguntaba Whooves ansioso e impotente el tener que verla en ese estado histérico que le hacía hasta temblar el cuerpo, ya asustándolo mucho para esas alturas.

Twilight resistía con todas sus fuerzas esa sensación adentrándose dentro de ella, en no perder el raciocinio ante la oleada de desesperación que la hizo entrar. Sabía, que su alma era fuerte, que podría resistir aquella otra, no dejarse afectar por ella y se forzaba a darle pelea, en resistencia en dejarse vencer, hundir en lo que sea que trataba de sofocarla y perderla.

-¡No importa el suplicio que tengo que aguantar!- demandó rabiosa entre la resistencia de dejarse arrastrar por completo de esa amarga sensación de dolor, abriendo de a poco sus ojos entre su enrojecido rostro y sangre que salía de su labio -¡Te voy a sacar de allí! ¡¿Oíste?! ¡TE VOY A SACAR DE ALLÍ!- bramó con severidad y decisión, al mismo tiempo, sostuvo el rubí con su magia, preparándolo, estando ella lista y firme, concentrando más la luz de su cuerno y gruñir por la fuerza de convocar toda su energía entre su aun cuerpo delicado para no dejarse vencer contra esa alma que se resistía y parecía reaccionar sobre ella. -. ¡No dejaré que lo condenes! ¡Ni a él, ni a Sunset, ni a nadie más!- gritó para abrir sus ojos y estos se encontraran iluminados sintiendo su propia fuerza dominar su ser, su cuerpo, y con un alarido de dolor como resistencia, hizo para atrás de golpe su cuerpo y entonces, salió.

Un poderoso y grueso trinido retumbó en todo el cuarto mientras Twilight caía de espaldas y sobre ella, sostenía con su magia, un enorme espíritu que tenía la figura de una ave oscura que se incendiaba entre acaloradas y gruesas llamas que se levantaban violentas.

Whooves por inercia retrocedió con un gesto de espanto con sus ojos azules enormemente abiertos mientras Twilight se encontraba igual, viendo estupefacta y petrificada entre su agitada respiración, la enorme figura de lo que parecía ser, una contraparte oscura del fénix de fuego, batiendo violento sus alas entre las quejas de sus altos y violentos gruesos trinidos que cortaban el aire, tratando de zafarse de la magia de Twilight que lo resistía.

-¡Aaaaahhh!- fue el grito que tanto Twilight y Whooves escucharon, cayendo más fuertes a la realidad.

-¿Moon White? ¡Moon White!- gritó ella entre la resistencia para darse cuenta, de un cordón luminoso que nacía del pecho de aquella bestia de fénix que colgaba en dirección hacia atrás.

Whooves entre el latir de su cabeza por los trinidos y el propio miedo, movió su vista de vuelta al cuerpo de Moon White, dejando abrir más sus ojos y su boca al ver su espíritu, en forma de pony, de esa edad, temblando entre su propia hiperventilación con cara de espanto viendo a ese fénix, teniendo en su pecho el otro extremo en donde terminaba ese cordón luminoso. Le fue rápido enseguida de captar la idea.

-¡Son uno solo!- le gritó Whooves a Twilight de prisa, puesto que el ángulo en el que estaba ella no le permitía ver a Moon White -. ¡Twilight, creo que esa cosa y Moon White son uno solo! ¡Están conectados entre sí!

Entre el bullicio de los trinidos y el batido de las alas en la lucha de esa alma de zafarse de ese encierro, Twilight se incorporó de su caída entre su acelerada respiración para comprobar ella misma que atrás del fénix, cerca del cuerpo del unicornio, estaba otra alma de un suave resplandor y era de Moon White, profundamente asustado empezando a tirar lágrimas.

-¡Déjeme! ¡¿Qué me hace?! ¡Usted es malvada! ¿Me mató? ¡Estoy muerto!- gritaba entre lágrimas espantado de verse fuera de su cuerpo y con esa enorme ave negra que no dejaba de trinar y le roía los huesos del miedo.

Twilight apenas podía pensar despejadamente entre toda la situación que parecía salirse de control, tratando de entender ese cordón que cada extremo terminaba en ambas almas, temiendo en deducir que si encierra el alma de ese fénix en el rubí para siempre…arrastrará la inocente alma de Moon White también, en dejarlo prisionero con ese fénix por la eternidad.

-¡No!- gritó ella agitada - No…no puedo hacerle esto…- se dijo con su mirada ausente en los azotes mentales que se daban entre sí sus ideas y emociones alborotadas. -. No puedo torturar el alma de un potrillo por la eternidad.

-¡Enciérralo!- le gritó Whooves con un ceño entre sus cejas -. ¡Tienes que encerrar esa alma ahora!

-¡Moon White no tiene la culpa!- le gritó severa y angustiada entre la lucha de sostener por ya demasiado tiempo esa alma entre su magia -. ¡Él no merece esto! ¡Es inocente!- reclamó en un fuerte lamento cerrando los ojos entre sus lágrimas -. ¡No ha hecho nada malo! ¡Nunca he sacrificado la vida de nadie y no lo haré ahora!

-¡Twilight, HAZLO! ¡Vas a condenar dos mundos si no te deshaces de él YA!

-¡Pero lo amo!- lloriqueó.

-¡REACCIONA!- bramó desesperado -. ¡Si lo dejas estás condenándolo también! ¡De una forma u otra él va terminar mal! ¡En cualquier línea temporal del tiempo, él va terminar mal si está ligado con esa alma! ¡Va más allá de lo que podemos hacer como simples mortales!

-¡No lo permitiré! ¡Lo ayudaré! ¡Voy a ayudarlo, sea como sea!- gritaba desesperada en llanto -. ¡No voy a dejarlo solo! ¡No voy abandonarlo! ¡Se lo debo, Turner, SE LO DEBO!

-¡No podemos permanecer más tiempo en el pasado alterándolo! ¡Las consecuencias son graves, Twilight! ¡Vas empeorar las cosas!- vociferaba tratando de hacerla entrar en razón entre los gritos asustados del potrillo y los trinidos del fénix, haciendo mucho más difícil de lo que esperaban -.¡Has a lo que has venido hacer! ¡Deshacerte de ese espíritu!

Twilight estaba presa del llanto, realmente afectada y consternada, pero una parte de ella le daba la razón a Whooves. Desvió su mirada hacia la horrorizada expresión del espíritu de Moon White, asustada y suplicante rompiéndole los tímpanos, como el alma y el corazón, presa de ansiedad de pensar que si lo encierra con esa alma en el rubí, va a tener grabada ese horror por toda la eternidad.

Sus ojos se inundaron más de lágrimas, revolcándose del dolor, la frustración y tristeza, que la vida de ese pony depende para que la de dos mundos estén en la paz que conocían. No podía respirar ya entre las gruesas lágrimas acumuladas reventándole el corazón como la cabeza, cerrando con fuerza los ojos. Si Moon White era como Sunset, ¿Entonces debía hacer lo mismo con ella? ¿Condenar otra alma más que no tiene la culpa? ¿Almas inocentes viviendo una tortura eterna con esos monstruos?

Debía haber otra forma. Otra salida. Otra solución. No podía terminar así las cosas. Condenar su eternidad por siempre. No pudo recuperarlo. No pudo darle una mejor vida. ¡No pudo hacer nada de lo que dijo que haría! Twilight no podía dejar de llorar ruidosamente, descorazonada, sabiendo que su nuevo presente no sabría nada de lo que hizo, ignorante que debió dejar sin vida el cuerpo de un inocente potrillo, dejando la desagradable noticia a los dos ponies que dormían del otro lado del pasillo de encontrar a su único hijo, muerto, porque le había quitado su alma para encerrarla en una joya.

-¡No puedo matarlo! ¡Lo siento, lo siento, lo siento!- no dejaba de gritar histérica de llanto, queriendo con todas sus fuerzas culpar a alguien, hasta odiar, pero es algo que no podía. Todo se había salido de control en esta realidad.

-¡SUÉLTELO!- se escuchó una nueva voz en un desgarrador grito seguidos de varios rayos cyans que aterrizaron sobre Twilight, uno cayéndole en el cuerno, desprendiendo por completo el hechizo que hacía, liberando ambas almas para la succión.

Twilight apenas entendía lo que pasó cuando ese enorme fénix una vez libre de su magia expandió sus alas envueltas de un espeso fuego negro y le trinó agresivo entre la rabiosa mirada de sus lisos y opacos ojos, pasando todo tan rápido que Twilight apenas podía ver cómo esa ave se precipitó hacia el alma de Moon White, tomándolo de sus garras y hacer entrar entre sus gritos, de vuelta al cuerpo abruptamente que apenas lo hizo, sus costados brillaron, apareciendo su Cutie Mark de eclipse solar semiparcial.

-¡Sunset!- exclamó Whooves anonadado y con Twilight, vieron desde la ventana del cuarto a una potrilla dorada de ojos cyan, con un fuerte ceño entre su agitada respiración, aun manteniendo encendido su cuerno, levitando en esa neblina mágica que ella hacía, furiosa contra Whooves así como a Twilight ante lo que acababa de presenciar.

-¡¿Qué hicieron?! ¡¿Qué le hicieron?!- reclamó colérica sin mostrar temor alguno a ellos y se aventó al piso amenazándolos con el cuerno iluminado tirando chispas, defensiva y agresiva, para desviar su mirada y dejar engrandecer sus ojos al ver el cuerpo inmóvil del unicornio -. ¡Moon White!- gritó con preocupación deshaciendo su cuerno iluminado y fue directo hacia él, sacudiéndolo -. ¡Moon White, Moon White!- lo llamaba con la mirada ya vidriosa de verlo moverse como un muñeco -. No, no, no. Despierta. Muévete. ¡Muévete!- exigía entrándole unos terribles nervios, cayéndosele las lágrimas, angustiada, ya su mente dándole un precipitado mensaje -. Me lo mataron…- farfulló con voz fina, contemplando la inexpresividad del rostro del unicornio. -. Era mi amigo…mi único amigo…el único que me quería…a quien yo quería…y me lo mataron…

-Sunset…- decía Twilight reincorporándose entre el temblor de su cuerpo para quedarse quieta con un ceño al ver el resplandor dorado que empezaba a concentrarse en el cuerpo de aquella potrilla.

-¡Me lo mataron!- rugió enfurecida de nuevo, dándoles la cara entre el calor acumulado de su cuerpo, con su gesto tieso y rabioso, y sus vidriados ojos llenos de dolor. -. ¡Mataron a Moon White!- bramó tirando la última lágrima para verse más sombríos sus ojos al endurecerlos con el resplandor de su cuerpo volviéndose más fuerte y su melena y cola empezaron a moverse como si fuesen llamas, dándose ella recién cuenta de lo que le pasaba, desprendiendo su mirada de ellos con un ceño sorprendido levantándose un casco, viéndoselo con ese resplandor dorado. -. ¿Qué…qué es esto?- se interrogó asustada para callar y concentrarse en ella misma, atenta. Como si escuchara algo. Pero definitivamente no era a Twilight.

-Sunset…- decía Twilight admirando el cómo se empezaba a transformar frente a ella. -. No…ten cuidado…no te dejes dominar por esa… ¡Esa magia!- decía con prudente distancia pero Sunset parecía no escucharla, con su mirada ausente en ese casco alzado que tenía, como concentrándose en lo que esa magia la hacía sentir…o escuchar, empezando a respirar agitada curvando sus cejas -. Sunset…ven…todo estará bien, Sunset…- decía ella acercándose poco a poco pero la unicornio le dio una mirada defensiva retrocediendo con sus cejas encorvadas.

-¡Aléjate de mí!- reclamó alzando sus cascos delanteros para hacerlos aterrizar con fuerza al suelo y provocar una onda expansiva dorada que azotó tanto a Twilight y Whooves contra los muros sintiendo un sofocante ardor de calor.

Sunset entre su ceño se mostró igualmente consternada de sí misma pero intrigadamente interesada.

-¡Sunset!- llamó Twilight tratando de incorporarse enseguida aunque gesticulando ya de dolor, pero alcanzó a ver cómo escapaba por la ventana de la casa de planta baja-. Esto está mal, muy mal.

-¡Demasiado mal!- exclamó Whooves nervioso cuando escucharon el sonido de la manija de la puerta moverse seguidos de varios toques insistentes.

-¿Moon White? ¡Moon White, abre! ¿Qué fue esa explosión? ¡Abre!- se escuchaba la preocupada voz de una yegua. De Speed Power.

Y un repentino recuerdo chocó en la mente de Twilight.

"Escuchamos una explosión. Venía de su cuarto" le había contado Speed Power cuando se acercó al castillo días atrás "Empecé a golpear la puerta. Estaba muy asustada pues lo llamaba y él no contestaba".

-Su onda expansiva rompió el hechizo de insonorización…y oyeron la explosión…- farfulló Twilight casi ausente, abriendo demasiado los ojos.

"Lo encontramos en el suelo. Bocarriba. Tenía….tenía su cuerno negro de quemadura y…no se movía pero su pecho subía y bajaba desesperado. Además, había conseguido su Cutie Mark".

Y Twilight desvió su mirada, viendo el cuerpo caído de Moon White, tirado, inconsciente, empezando recién a respirar violento con partes sucio por la explosión de su intento de hacer un rayo…incluyendo su cuerno con su punta ennegrecida, seguido de ver su Cutie Mark.

-Turner…- jadeó sin poder moverse entre los insistentes golpes y voz de la pegaso -…acabo de provocar una paradoja…- le dijo dándole la cara y Whooves le dio una mirada nerviosa para cuando escuchó el sonido de unas llaves.

-¡Desaparécenos YA!- le exclamó precipitado en susurros fuertes y Twilight entre esa confusión y desconcierto iluminó su cuerno para transportarlos fuera de la casa.

-¡Moon White!- exclamó enseguida Speed Power entrando de súbito al cuarto con High Line y encontrar la escena que les cambió la vida.

Devious Black había llevado inmediatamente a Golden al piso médico en brazos.

La joven aun temblaba sin parar por el cuadro de congelamiento en el que estaba, con su cuerpo entumecido sin poder siquiera tener control de sus movimientos, caso contrario, hace rato habría aprovechado en darle pelea a aquel agente para librarse, pero hasta ella misma sabía el alarmante grado de hipotermia en el que estaba. Aún permanecía hasta mojada del agua helada que le habían lanzado para que despertara. Apenas si podía escuchar lo que Devious decía como la gente que se ocupaban del piso médico de la base, teniendo todo el equipo necesario para no tener la necesidad de llevar a hospitales locales a los agentes gravemente heridos por una misión.

Golden ni siquiera entendía por qué la habían sacado de la cámara de tortura para hacerla atender. Había entrado en un cuadro de ansiedad tal que ni se dio cuenta que se había despertado la magia dentro de ella. Sólo sentía su cuerpo caótico en reacción a toda la tortura que fue sometida, así como toda su alma delirando de un dolor mucho más profundo, sólo pudiendo recordar escenas tras escenas de sus últimos días con aquellas chicas, sintiendo claro como sus ojos aun derramaban lágrimas mientras se sentía acostada en una camilla y era atendida. Una máscara con oxígeno le fue puesto. Sentía agujas enterrarse en sus manos, como en otras zonas del brazo. La habían desnudado y puesto una bata. Parecían hablarle pero ella no podía contestarle por su boca completamente seca y le dolía demasiado los labios como para moverlos, además, tampoco quería contestarles. Le daba igual todo. Lo que le hicieran o no. Si la salvaban o no. Sólo quería que este dolor que sentía terminara de una buena vez. Ya no quería más de esto. Sabía que no se había ganado el cielo. Pero ya había vivido el infierno en vida, supone que podría tolerar un poco más el infierno en su muerte. O tal vez no.

Se sentía tan frágil y vulnerable. Odiaba sentirse así. Odiaba sentirse…normal. Odiaba sentir la oleada de preocupación por el bienestar de tantas personas. Porque no podía hacer nada por ellas.

Entonces repentinamente dejó de sentir gente a su alrededor, empezando a escuchar un conjunto de tosidos, movimientos bruscos, quejidos, hasta el sonido seco de golpes, sin la menor idea del humo azul oscuro que se había levantado por toda la habitación, y que ella no podía sentir por tener una máscara de oxígeno. Bonbon y Trixie se habían aparecido, y usando la desorientación que el humo de Trixie provoca como la molestia en las vías respiratorias a su favor, Lulamoon obedeció el consejo que le dio Bonbon antes de aparecerse, de mantenerse cerca de ella mientras la joven fácilmente sorprendía al personal médico que atendían a Golden, que además eran también agentes entrenados, para empezarlos atacar.

Bonbon mantenía esa apariencia transformada con su larga cabellera que parecía simular una cola, captando la contraparte pony que representaba ella, uno terrestre. No podría volar como Cherry, ni levitar cosas o disparar rayos como Mistery Mint y Lyra. Pero si de por sí Bonbon era ágil y combatiente, transformada, su fuerza y agilidad se había triplicado, que dando un solo golpe certero, podría dejar noqueado a cualquiera que se le parara enfrente. Y era justo lo que estaba ocurriendo. Que mientras el humo empezaba a disiparse, Bonbon podría ver con mejor claridad, los cuerpos que con una buena patada en el estómago cayeron sin aire al suelo y escupir un poco de sangre, para al final dar un certero golpe para dejarlos inconscientes, como el tomar un brazo y torcerlo obligando que gritara del hueso roto que le provocó con sus simples manos.

-¡Ve por Golden!- avisó Bonbon a Trixie encargándose de los cuantos que faltaban con tan rápidos movimientos para encestar golpes.

Lulamoon enseguida se acercó a la camilla donde reposaba Golden, sin evitar abrir enormemente los ojos y aspirar conmocionada, al verla extremadamente pálida, temblando como si convulsionara, con aun sangre saliendo a un lado de su cabeza y otras zonas que a simple vista no veía, los cortes, moretones, su estado totalmente desecho en golpes y descuido físico, sin que Trixie pudiera detener que sus lágrimas cubrieran sus ojos llenos de ira como pena de lo que le hicieron.

-¡Golden! ¡Oh, Golden! ¡Trixie lamenta no haber llegado antes! ¡Lo siento!- lamentó profundamente apenada, empezando a quitarle los sueros y la máscara de oxígeno para poder llevársela.

"¿Trixie?" pensó Golden confundida, aun con sus ojos cerrados pero muy somnolientos, y los músculos dormidos, producto de la misma hipotermia.

-¡¿Se la piensan llevar?!- exclamó Devious desde el suelo, sangrando no solo en la cabeza, sino de la nariz, escupiendo sangre por la boca sujetándose el estómago con un profundo gesto de intenso dolor, mientras Bonbon tenía presionado un pie sobre su pecho, quitándole el cinturón de armas, mientras el resto de personal que había estado para atender a Golden, estaban inconscientes en el suelo.

-Da gracias que mis días como ustedes acabaron- dijo mientras ella se colocaba su cinturón, que bien podía asesinar a todos los presentes, pero se había limitado a dejarlos malheridos e inconscientes. -. Golden Harvest también acabará con esos días. Se va conmigo.

-Si te la llevas en su estado…- forzaba a decir tratando de ponerse en pie pero se quejó de dolor apenas hizo el ademán de moverse, como si un tráiler lo hubiera atropellado, haciendo sido solo los golpes de esa chica -…se va a morir. Está a riesgo de sufrir un paro cardiaco. ¿Eso quieres?

-Ya estaba muerta cuando la conocí- le contestó tiesamente con una mirada afilada sobre él -. Correré el riesgo pero aquí, no se queda más- aseguró para encestarle una patada bajo su barbilla que lo aventó de nuevo contra el suelo y lo dejó inconsciente para apresurarse enseguida hacia Trixie para detenerse al ver a Golden, sintiendo cómo se contraía su corazón -. Golden…- farfulló con dolor en sus ojos mientras se inclinaba para cargarla con cuidado, sintiendo completamente helado su cuerpo entre su temblequeo.

Golden recién ahí empezó a pestañear, reconociendo su silueta, dejando que sus enrojecidos ojos volvieron a fabricar nuevas lágrimas.

-Te encontré…- jadeó entre sus labios coarteados, enrojeciéndole el rostro en el llanto que quería romper -…pe-pero…el…el infierno es…muy cal-calmado…

-Te estoy sacando de él, Golden- le aseguró aguantando el nudo en la garganta.

-Lo siento…te…te fallé, Drops. A todas…

-Golden…

-Lo sien..siento por ser…una…una mala ami…ga…- murmuró con mucho dolor mientras se les desbordaban las lágrimas cerrando los ojos, pero a la vez sintiendo demasiado sueño, y cada vez más lejos y ausente de todo.

Bonbon la apretó más entre su pecho, en un especie de abrazo, en uno que no se daban hace tanto tiempo, mientras Trixie simplemente dejaba caer sus propias lágrimas y tomó de un brazo a Bonbon mientras una esfera se apareció en su mano, para desaparecerse las tres.

Mientras tanto, en la instalaciones de los cuartos restringidos e la Agencia, era un completo caos, recibiendo los encolerizados gritos de su Superior apenas le fue notificado que una de las retenidas se había transformado y desaparecido, movilizando a agentes a que cubrieran el edificio, mandando que usaran máscaras para que no les afectara el humo que describieron que Trixie Lulamoon expandía al desaparecer y maximizar la seguridad en donde estaban el resto de las jóvenes.

-¡Más vale que hables cómo funciona la magia de Lulamoon, ahora!- demandaba un agente frente a Lyra Heartstrings, apuntándola con un arma.

-¡No lo sé! ¡Ella no podía transformarse!- decía ya encolerizada con un ceño, resistiéndose a quitarle el arma de un tirón levitándola al invocar su cuerno como lo hizo la primera vez que se encontró con algo parecido cuando despertó, pero sabía que si lo hiciera, la dormirían y no quería estarlo.

-¡Se lo juro! ¡No tengo idea! ¡Por favor, déjenos en paz!- lloraba Fluttershy abrazando una almohada aterrorizada cuando demandaron respuestas a ella también, como cada una más bien.

-¡Ustedes no saben en lo que se están metiendo! ¡Ni nosotras sabemos!- vociferó Cherry hastiada y defensiva, con una mirada llena de rabia y resentimiento de sus ojos dorados mostrándose vidriosos de haber estado llorando.

-¡Tus amigas ya hablaron, más vale que hables tú!- demandó una agente a Applejack, quien se torció de ojos con un resoplido.

-Golden era muchísimo mejor fingiendo que usted- comentó airadamente para sí misma para acusarle una enseriada mirada segura -. Está mintiendo. Ellas no dijeron nada.

-¡Habla!- demandó preparando gatillo pero Applejack no se inmutaba mucho, pues sabía que si las querían muertas, hace rato que lo hubieran hecho.

-No lo sé y esa es la verdad- se limitó en contestar aun así con un temor y preocupación por cada una.

-Entonces ustedes no saben nada ni siendo lo que son, ¿eh? ¡Qué conveniente!- dijo un agente con ironía con Rarity.

-¡Así es!- exclamó ella ansiosa, que con una inyección la hicieron despertar para contestar las preguntas -. ¡Y jamás podremos contestar nuestras propias preguntas estando aquí encerradas!

-¡Esto es ilegal!- decía Mistery cuando la acorralaron de las preguntas -. ¡Todas somos menores de edad! ¡Nos tienen encerradas en contra de nuestra voluntad, nos apuntan y se creen dueños de nuestros poderes!- se rabió pisando con fuerza el piso entre su marcado ceño huraño. -. ¡De seguro así tenían a Bonbon y Golden! ¡¿Dónde están?!- les gritaba sin temor, tentada a invocar su cuerno y darles una lección pero mientras seguía encerrada en ese cubo blanco que supuestamente era cuarto, no sacaría nada. Seguiría encerrada. Pero su malhumor cuando la hacían enfadar no la hacían limitar en decirle sus cuantas cosas.

-¡Maldita sea!- se encolerizó frustrado el Superior y ya perdiendo la paciencia, viendo todo desde las pantallas que tenían en cada cuarto cuando la puerta se abrió en un azote.

-¡Señor!- entró un agente.

-¡¿Ahora qué?!- reclamó dándole cara desfigurada de la ira, haciendo que más de un agente ahí dentro sintiera un hincón helado en la espina dorsal.

-¡Sombras! ¡Nos informan desde la Sala de Control un nuevo ataque de magia con sombras, en el centro de la ciudad! ¡Es un caos!- avisó enseguida, haciendo que todos los presentes abrieran de más los ojos, ahora que la sociedad fue testigo de la existencia de fenómenos mágicos y vieron automáticamente a su Superior, que entumeció toda la cara, sin una chispa de expresividad, pero sus ojos azules eran piedras opacas que retenían todo un infierno.

-Maten a una- ordenó con inexpresividad, ganándose la total atención de todos. -. Si no escupen nada de cualquier maldita cosa que está sucediendo…- dijo con forzada calma pero con su voz completamente endurecida para ponerse totalmente colorada la cara y gritar para reiterar su mensaje -. ¡MATAN A UNA A VER SI AHÍ SÍ SABEN!

Whooves y Twilight se aparecieron a orillas del bosque Everfree tras la teletransportación. Enseguida Time levantó su reloj para ver si había sufrido daño por la onda expansiva con un profundo ceño entre sus cejas aun sintiendo que temblaba.

-¡No puedo creerlo!- exclamó Twilight enseguida angustiada -. Yo…¡Yo provoqué el supuesto accidente de Moon White!- vociferó -. ¡Sunset al creerlo muerto despertó a esa alma y yo hice lo mismo con Moon White! ¡No recordarán nada porque esas mismas almas se los van a impedir! Como siempre se lo hizo a Sunset.

-¡Te dije que el tiempo era un hilo delicado!- le reclamó -. ¡Te interrumpiste en el cambio que debíamos hacer!- exclamó para verla acusatoriamente -. ¡Lo tenías allí, Twilight, allí! ¡Habrías cambiado todo, realmente todo!

-¡¿Acaso no entiendes en el dilema en el que estaba?!- le reclamó aun nerviosa y temblando -. ¡Debía condenar una inocente alma con una malvada! ¡Y era Moon White! ¡Tenía que hacer después lo mismo con Sunset! ¡Se supone que les iba dar un destino mejor junto con todos! ¡No condenarlos a una tortura eterna! ¡Debe haber otra forma!

-¡Twilight, no la hay! ¡Perdiste tu oportunidad, nuestra oportunidad!

-¡¿Y si hubiese sido Derpy?!- le encaró -. ¿Hubieses condenado su alma a un demonio? ¿Lo harías? ¿En serio lo harías sin titubear, sin esperanzas? ¿Al ser que dices amar? ¿Le harías eso? ¡¿Eh?! ¡Respóndeme! ¡¿Lo harías?!- terminó por gritarle provocando que tosiera al sentir sus garganta inflamada por el llanto y gritos previos que dio en el cuarto.

Whooves enmudeció, manteniéndole la mirada sin moverse, conteniendo hasta la respiración, sintiendo el irregular ritmo de su corazón y cerró los ojos con un suspiro para calmarse de una vez tras todo el susto y angustia que pasó, para levantar la mirada y desprender el ceño al ver el abrumado rostro de Twilight.

-Lo lamento- se disculpó con voz más apaciguada mientras ella le dio la mirada, también empezando a tranquilizarse -. Tienes razón. Era demasiado difícil...- agregó comprensivo pero a la vez suspiró preocupado.

-Para ambos- acordó ella -. Y esto es una paradoja- exclamó. Whooves la miró mejor, aquel semblante contrariado de ella mientras parecía reflexionar algo -. Él recuerda este evento. Por eso no me dejó morir...- dedujo enseguida con seriedad y sacudió la cabeza realmente inquieta -…para que permitiera que viaje al pasado y que este evento sucediera. Caso contrario ¿Qué?- le dolía la cabeza pensar y Whooves mantuvo un ceño y la mirada, pensativo.

-¿No habría…sucedido lo que pasó estos días o…?- sacudió la cabeza -. La verdad no entiendo tampoco. Pero se salió con la suya y cumplió el destino que debía suceder- le dijo contrariándose también -. Yo le había hablado a Moon White del reloj. ¿Esa cosa entonces me reconoció? Pues también me vio dentro del cuarto ahora y sabía que yo…- suspiró frustrado pisando fuerte el piso cerrando los ojos-. ¡Es mi culpa!- sorprendió a Twilight. -. Yo le revelé el reloj a Moon White haciéndolo al mismo tiempo a esa alma- le exclamó culpable y frustrado -. Yo fui quien te dijo para cambiar el pasado- agregó mirándola fijamente -. Si no te habría dicho nada, esto tal vez no habría pasado- agregó empezando a dibujar un profundo ceño enojado consigo mismo -. ¡Si hubiera callado tal vez… no sé…! ¡¿Las cosas se habrían arreglado por sí solas?! ¡¿No existiría?! ¡¿Sólo lo habría retrasado nomás?! ¡No lo sé!- decía encolerizado mientras Twilight se limitaba en verlo con pena -. ¡Por eso nunca los herederos del reloj alteraban el pasado, para no cometer tonterías ilógicas impredecibles y yo rompí el pacto cometiendo una!- se descargó con impotencia pasándose un casco a los ojos, restregándoselos con fuerza, -. Traicioné a mi familia…a todos…

Twilight hizo a un lado la boca mirando con empatía a Whooves con un suave ceño entre sus finas cejas, viendo su gesto abatido como conteniendo una frustrada rabieta, enfadado consigo mismo.

-Time…- lo llamó cortando un poco la distancia y le puso un casco sobre su hombro con el afán de que levantara su rostro -. Yo no creo que seas culpable.

-Pero no debí hacerlo- replicó quitándose el casco de sus ojos mientras suspiraba, tratando de calmarse y la vio -. No debí.

-Tú sólo querías ayudar, querías mejorar las cosas de ambos mundos- le hizo ver con una pequeña sonrisa tratando de que se sienta menos rudo con él -. Creías que era lo correcto. No sólo tú. También yo y los demás. Todos estuvimos de acuerdo. No te eches la culpa. Igual…ya está hecho. Como dijiste- resopló mirando a un lado en un nuevo torbellino en su mente -. Mientras esté ligado con Moon White, ese ente existiría en todas las líneas temporales y la solución…no es la solución- aseguró entre su suave ceño y vidriada mirada. -. Yo no voy a matarlo- exclamó viendo los atentos ojos azules del ahora corcel -. Ni a él. Ni a Sunset. A nadie. Nunca ha sido la solución y jamás lo será.

Whooves no le dijo nada, aun con esa marcada mueca de intranquilidad.

-En tu mundo, Twilight- exclamó su comentario quedamente mientras Twilight tensaba la barbilla -. Tal vez en tu mundo- terminó recalcando carente de emoción viendo su mirada defensiva y endurecida como su porte, mostrándose firmemente contraria a esa observación, sin tener que decir una palabra -. Volvamos ya- dijo estirándole el casco y ella se lo tomó con otro suspiro.

Whooves presionó su reloj enseguida para aparecerse de vuelta a la habitación del hospital, ambos de pies junto a la cama, mismo lugar de donde se habían marchado para ir al pasado.

-¿Qué tal les fue?- escucharon una tercera voz, que a Whooves se le hizo familiar pero Twilight, enseguida la reconoció, alzando su rostro para ver en un nuevo latir ansioso de su corazón, la parada firme y de mirada serena de esos tiesos ojos grises en el cuerpo humano de Moon White.

D:

Como diría mi abuela, ¡Se abrió la olla de grillos! xD

¡Mejoremos el tan odiado día lunes con un nuevo capítulo! :D ¡yay! jejeje

So, ¿Qué les parece?

No pasó gran cosa XD ¿O sí?

So, gracias por leer, disfruten la semana, dejen review y...

¡Sunny Honey, fuuuuuuuuuuuuuera!

Next Chapter: Quienes Somos Parte I Estimated time remaining: 0 Minutes
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