Login

Lo Que Somos Ahora

by Sunny Honey

Chapter 33: ¿Qué Tan Inevitable?

Previous Chapter Next Chapter

¿Qué tan inevitable?

Un silencio se había formado en cuanto entre Whooves, Flash y Derpy le contaron a Twilight lo que había sucedido en estos días de su ausencia. La aparición de una Sunset transformada, el incendio, las muertes que provocó, la desaparición de las chicas, el interrogatorio, la posición de los alumnos y los rumores. Asimismo, ellos asimilaban lo que Twilight había alcanzado saber de lo que ocurría y hacerles conocer que en sí no es Sunset Shimmer la culpable tras esto, así como que también tenía otro con quien lidiar, en el caso de Moon White, ignorantes hasta ahora que se duplica el problema.

-Es… terrible- murmuró Twilight pensativa ante los hechos que repercutieron en el baile.

-Pero…no tanto con lo que has contado que pasó en tu mundo- dijo Luna quien tenía una vaso de cartón con café -. Cuánto lo siento, Twilight- lamentó compartiendo una mirada apenada con su hermana, un poco incomodadas de saber que quienes fueron sus contrapartes estaban…muertas.

Ambas estaban como las representantes adultas de Twilight en el hospital, aunque técnicamente Twilight es una joven adulta, pero su cuerpo le jugaba en contra y además no tenía el dinero para saldar los costos médicos. Cheese, Thunderlane y Caramel habían llegado apenas les avisaron que Twilight ya había despertado, encontrándose todos reunidos para conocer las desgracias ocurridas en el mundo de su amiga pony.

Por su lado, Twilight asimilaba todo mientras alzaba su cabeza para ver desde la ventana la temprana noche, pasando ya veinticuatro horas de aquel encuentro con Cadance y pasar inconsciente toda esa noche y prácticamente el día entero de hoy, sin saber qué estuviera pasando ahora en su mundo y con una Cadance llena de odio.

La habían encontrado al pie de la estatua del caballo. ¿Por qué ahí? ¿Cómo llegó ahí? La única explicación lógica que veía era que ese ser dentro de Moon White la hizo pasar a este mundo. ¿Pero por qué? Según pensaban ellos, era como símbolo de derrota o que todo estaba perdido. Pero vivió.

De a poco recordaba lo último que vio en la batalla campal, atrapada en esa asfixiante cuerda de energía que le lanzaba descargas y la azotaba al suelo. De alguna forma estaba viva y recuperándose hasta de una manera anormal para todo el daño que sufrió, que ahora parecía recuperarse lo que normalmente tardaría días, cosa que en ella fue en cuestión de horas. Aunque cree que no debería de asombrarse tanto. Cuando tuvo su pelea con Tirek…¡Hasta atravesó una montaña! Y resistió de manera extraordinaria. Ahora de nuevo se repetía, en un hilo dependiendo su vida.

"Su espíritu reconoce otro buen espíritu con el que su fuerza se multiplique y complemente".

Twilight recordó el sueño que tuvo antes de despertar, y aquellas palabras de Amira resonar, diciendo que la unión y la fuerza de su espíritu con otros la vuelven imparable y determinada, volviendo fuerte la suya. "No te desesperes" le había dicho el Moon White de su sueño. "Estoy contigo. Todos están contigo, aunque no nos veas. De cerca y de lejos, siempre voy a alentarte y creer en lo que eres. Yo y cada uno. Y mientras eso ocurra…tú nunca vas a estar muerta".

Su alma resistió su muy lastimado cuerpo… ¿Por la esencia que guarda con los demás?

Esa era la fuerza de su interior que habría subestimado. Su espíritu. La resistencia espiritual que tuvo para mantener su cuerpo, obligándolo a entregar hasta el más pequeño pulso de su corazón, como sucedió ahora, que si tal vez Flash no habría insistido en reanimarla pese su muy mal aspecto ya dándola por muerta por todos, realmente habría pasado a mejor vida. Ahora veía por qué habría recibido alas, siendo el único con la corazonada que no estaba muerta pese su aspecto corría en su contra. El Flash de Equestria y de este mundo, le eran muy leal a ella. Un símbolo esencial en la magia de la amistad.

-¿Y ahora…qué?- preguntó Derpy ante el silencio que se formó.

Los demás se intercambiaron miradas para desviarlas hacia Twilight, que aún seguía ensimismada en ideas.

-Estoy pensando- decía sacudiendo la cabeza paseando su mirada en ellos -. Apenas sé lo que ocurre en mi mundo. No sé qué está o estará por pasar en el suyo. Los fénix siempre han sido criaturas muy pocos estudiadas y lo básico que se sabe no me ilumina el camino. Sólo sé que no deparan nada bueno y hay que detenerlos ayudando a Moon White y Sunset Shimmer pero…estoy estancada aquí- dijo con profunda seriedad -. Por una razón estoy aquí y es obvio porque estorbaba en mi mundo para algo. Además que en este mundo ya no tengo magia. Mi plan era quitar de sus cuerpos esas almas pero cómo sin magia. No tengo nada con qué trabajar. Las que representan los Elementos de la Armonía en su mundo están desaparecidas y aunque no haya habido otra aparición de esa alma en Sunset o de la de Moon White, eso sólo me da mucho más mala espina- sinceró todo aunque no sean lo que ellos quieran escuchar, viendo cómo sus rostros empezaban a angustiarse para detener su mirada en Whooves, quien a diferencia de los demás, tenía un aspecto sumido en su propio mundo y Derpy estaba atenta pasando su mirada de vez en vez en él -. ¿Turner?- lo llamó y sin perder concentración, él la miró -. Conozco esa mirada. Estás lidiando con una idea, ¿cierto?- dijo para sólo comprobar que no se equivocaba, pues Derpy se hizo más obvia al poner un semblante expectante y ciertamente ansiosa conteniendo algo, tomando de la mano a Whooves y empezarla a mover delante hacia atrás, como animándolo a hablar.

El joven levantó la mirada hacia todos los presentes. Con todos estos días que han pasado, han sido prácticamente con los únicos que ha visto lealtad y preocupación por todo, el buen corazón de cada uno.

Podría confiar en ellos.

Entonces abrió la boca y…

-¡Mi Whooves tiene un reloj mágico que le permite viajar en el tiempo!- no pudo más Derpy, escupiendo todo levantando el brazo izquierdo de Turner mostrando el reloj, ganándose la mirada desconcertada y escéptica de los demás -. ¡Lo siento pero eres muy lento!- le reprochó a su novio mirándolo con un suave ceño pero con sus cejas curvadas -. Lo siento…

-Igual iba a decirlo, Ditzy- la calmó suavizándole una sonrisa bajando el brazo que le alzó para ver las miradas y gestos dubitativos del resto. -. Ya la oyeron- sinceró para fijar la mirada en Twilight, quien era la que más le tenía concentrado los ojos sobre él -. Un bisabuelo inventó este reloj- explicó acercándose junto a Twilight y estiró su brazo hacia adelante mostrando el reloj y con la otra mano, presionó un par de botones a los lados de éste para hacer desaparecer la apariencia camuflada de un reloj normal de tamaño tosco, para dejar ver varias manecillas, tuercas, engranajes, que mostraba fechas, números y grados y varios botones de presión y giratorios, haciendo que todos se reunieran más a su alrededor dejando entreabrir la boca, estupefactos -. Este reloj me permite viajar al pasado- aclaró.

-Okey. Oooooooookey- dijo Thunderlane sujetándose la cabeza con ambas manos -. En serio me está dando una jaqueca. Además de magia de equinos enanos de colores, almas de poderes de fénix poseyendo cuerpos, ¿Ahora nuestro compañero de toda una vida dice viajar por el tiempo? - dijo para sentir el hincón de una mirada que venía de Twilight, dándose cuenta de lo que había dicho, sintiéndose avergonzado -. ¡Sin ofender!- se apresuró en decir.

-El terminó correcto es pony…- farfulló con un ceño para retornar su mirada en Turner.

-Lo siento…

-¿Viajar en el tiempo?- fue Celestia quien preguntó realmente desconcertada sacudiendo la cabeza.

-¡Es verdad! ¡Yo he ido con él!- avisó Derpy contenta para abrazarlo -. ¡Yo soy su única asistente! ¡Su única!- informó orgullosa restregando su cachete sobre su pecho.

-Esperaba tener que decírtelo algún momento…- sinceró Whooves a Twilight -. Yo…se lo dije a ese unicornio que cruzó el portal contigo días antes del baile. A Moon White- le dijo y Twilight arrugó un poca la frente.

-¿Qué? Él nunca, nunca me lo dijo.

-Prometió guardar el secreto- le dijo con una tenue sonrisa y ella dejó mostrar una sombra melancólica.

-Es algo que haría- dijo con voz delicada ciertamente melancólica -. Pero entonces…- decía cambiando el ánimo enseguida para concentrarse con una firmeza esperanzada -. Tú…tú puedes…

-¡¿Cambiar lo que sucedió?!- reventó Caramel para tomar a Whooves de la camisa y zamarrearlo -. ¡¿Pero qué esperas, Dr. Who?! ¡Hazlo!

-¿Quién? ¡Y deja explicar!- le dijo él zafándose de la sacudida -. Sí, es cierto. Viajo al pasado pero jamás he cambiado nada de él por temor a alterar el presente como lo conocemos.

-¿Pero qué dices?- fue Luna quien habló, cruzada de brazos con sus cejas curvadas en un ceño -. Lo mejor que puede suceder ahora es alterar este presente. Tanto por el mundo de Twilight como el nuestro.

-¡El futuro no viene con nada bueno con esos dos demonios furiosos por allí sueltos!- dijo Thunderlane para de nuevo sentir el hincón de una mirada y vio a Twilight ceñuda en reprobación-. ¡Lo siento pero es verdad!

-¡Escúchenme!- demandó Whooves al ver la intranquila reacción de todos -. Sé lo que piensan. ¿Por qué no vuelvo al día del baile e impedir que toda esta desgracia ocurriera?- interrogó mirando a todos en el ambiente pesado y tenso que se formó, hasta ansioso -. Porque eso no cambiaría nada- sentenció.

Y las reacciones no se dejaron esperar.

Sólo le bastó abrir los ojos para que su corazón dejara abruptamente de latir.

Para sentir cómo su cuerpo bajaba su temperatura y un indescriptible nudo en el estómago la obligaba a querer retorcerse del dolor que azotó todo su ser cuando Bonbon abrió sus ojos y reconoció su habitación.

Intentó levantarse de golpe de su cama pero no podía. Algo se lo impedía, comprobando que estaba impuesta a una técnica de sujeción, usando un chaleco con cintas que pueden atarse a la estructura de la cama por debajo del colchón, reteniéndola de los brazos, torso y piernas.

-¡¿Qué?! ¡No! ¡No! ¡¿Qué hago aquí?! ¡NO!- exclamaba ansiosa entre su gesto que empezaba a horrorizarse hasta la tenue oscuridad que le hacía ver que ya era de noche, empezando a forcejear entre el ritmo acelerado de su corazón por todas las horas que había quedado inconsciente.

-Sweetie…- escuchó esa voz que se mezclaba con sus fuertes inhalaciones, mirando a un lado como se acercaba su madre con una serena seriedad. -Escúchame- demandó sin perder su semblante viendo cómo su hija parecía a punto de estallar entre sus intentos de zafarse de la sujeción -. Estás libre- le dijo sin preámbulo, obligándola a cesar su lucha para entender sus palabras y lo que pasaba, entre su ceño desconcertado y respiración agitada -. Tú estás libre, Sweetie. No debes temer más de la Agencia. No te harán nada. No pagarás ningún precio por tu traición y ya no pertenecerás a ella. Serás una joven libre de la supresión de la Agencia- concluyó mirando el petrificado gesto de Bonbon y sus ojos igual de duros.

-¿Libre?- repitió tiesamente entre su mirada absorta sobre ella, sintiendo como su cuerpo contenía todo un infierno -. ¿Yo? ¡¿Yo?!- repitió elevando su voz vidriándole los ojos -. ¡¿Yo estoy libre?! ¡¿Sólo yo?!

-Sí- respondió concentrándole la mirada -. Sólo tú. Las demás fueron retenidas por la Agencia- soltó lo que Bonbon ya sospechaba pero el oírlo, fue como si le cayera encima una bomba que reventó todo lo que contenía, apretando los dientes acumulándose de lágrimas sus ojos mezclándose con ira.

-¡Déjame salir!- demandó con un gruñido y un profundo tono de voz, sacudiéndose -. ¡¿Cómo…tú…?!- decía para soltar un profundo alarido colérico que se mezcló con un jadeo de un llanto -. ¡¿Cómo pudiste?! ¡Las dejaste! ¡Dejaste que se las llevaran! ¡Yo no quiero ser libre! ¡No quiero mi libertad pagando ellas el precio! ¡Yo debería estar con ellas ahora!

-¡¿Para que te mataran?!- interrogó con más fuerza.

-¡Estaba consciente de las consecuencias y aun así lo hice!- exclamó con una mirada desafiante sobre ella.

-¡¿Por qué?!- reclamó severa -. ¿Por qué sacrificarías tu vida por esas…esas…lo que sean ellas?- dijo con gesto en desespero, sin entender.

-¡No les voy dar la espalda! ¡Debo volver! ¡Debo regresar!- se decía sacudiéndose desesperada y halando sus brazos con violencia, haciendo temblar la cama intentando zafarse.

-Lo siento, pero estarás allí atada hasta que te calmes y asimiles de una vez que no hay vuelta atrás- sentenció tratando de mantener esa calmada seriedad -. ¡Ir tras ellas sería suicidio así que hazte la idea para que estas alturas ya están lejos de que hagas algo!- agregó viendo como Bonbon se retorcía entre gruñidos en un intento de librarse, arqueando lo más que podía la espalda y hasta destendía ya las sábanas.

-¡Te odio!- rugió rabiosa con la cara colorada mirándola con desprecio entre la caída de sus lágrimas -. ¡Te odio, te odio y lo haré por el resto de mi vida! ¡No quiero verte! ¡Lárgate, lárgate!- exigía histérica en el llanto y gritaba enfurecida, por lo que Floral se vio obligada a tomar la jeringa que descansa sobre la peinadora del cuarto -. ¡No eres nada para mí! ¡Ellas significan más de lo que vales tú! ¡Adefesio, basura de madre! ¡Te odio, Ingenious!- gritaba abrumada entre su forcejeo mientras Floral ya le buscaba la vena del brazo -. ¡Prefiero estar muerta que aquí contigo! ¡Jamás voy a perdonarte esto! ¡¿Escuchaste?! ¡Nunca! ¡Si les pasa algo…! ¡Noooo!- gritó al sentir el pinchazo de la jeringa -. No. No me hagas esto, por favor. No…- lamentaba sin césar de llorar para sentir cómo rápidamente hacía efecto el tranquilizante -. La van a matar…- jadeó pensando en Golden con un horrible sentimiento carcomiéndole el pecho, y por qué cosas nomás pasarán las demás, quedándose con la boca abierta mientras su pecho subía y bajaba aceleradamente mientras dejaba ya de forcejear sintiendo como se abandonaba poco a poco y Floral hacia suaves ruidos con la boca acariciándole el cabello -. No…no…no me toques…déjame…déjalas…por favor…- suplicaba con sumisión, ya asustada y nerviosa mientras se le cerraban los ojos sintiendo el último recorrido de las lágrimas que soltó y dejaba de balbucear, quedándose dormida de nuevo sin percatar entre las caricias que le daba Floral, como ella perdió la lucha contra las lágrimas y las dejaba caer con un profundo dolor que la comía desde adentro, sin dejar acariciarla y hacer esos sonidos de calma de su boca, como si calmara a un recién nacido, por un momento en serio, viéndola pequeñita de nuevo.

Diferentes exclamaciones irónicas replicando la declaración de Whooves empezaron a lanzar cada uno de los presentes en ese cuarto de hospital, mezclándose entre sí convirtiéndose en un bullicio que Twilight intentaba callarlos no sólo para continuar la conversación, sino para que no los retirara algún doctor.

-¡Basta, silencio!- ordenó Celestia con voz autoritaria y firme, interponiéndose con todos mientras aplaudía una y otra vez para callarlos, tal como lo hacía cuando encontraba un aula alborotada. -. ¡El que vuelve a gritar lastimosamente tendré que pedirle que se retire de la habitación!- sentenció como toda una firme madre reprendedora.

Cosa que le funcionó, pues todos casi por inercia obedecieron su intervención, hasta agachando la cabeza, incluyendo a Luna, que se cruzó más fuerte de brazos y miró a un lado enfadada al resignarse a obedecerla.

-Gracias- le dijo Twilight para concentrar su mirada de vuelta a Whooves -. ¿Por qué dices que nada cambiaría?

-Porque sólo pospondría lo inevitable- le contestó el joven con seriedad -. Las partículas viajan continuamente hacia el futuro, ya que el tiempo fluye siempre en la misma dirección, y el paso del tiempo es sólo el movimiento hacia el futuro, en los términos en que los describe la teoría de la relatividad, ¿Me siguen?

-…- callaron todos con gestos enredados y Thunderlane volvió a sujetarse la cabeza en una nueva jaqueca.

-Continua- motivó Twilight, la única sospechando por donde iba.

-A lo que voy- prosiguió Whooves con voz más clara para todos -. Es que si consigo evitar lo ocurrido en el baile, eso no me asegura que otra cosa hubiera provocado el despertar de esas almas, como has contado- agregaba señalando a Twilight -porque de todas formas no sabes cómo vencerlas. Es como crear a ciegas una nueva línea de tiempo, como un nuevo camino en la dirección de un riachuelo- trató de dar un ejemplo claro para que sea entendible para todos -. No sabes si es un mejor o peor destino que el original. Es un incierto y jugarás el futuro de miles de personas. De dos mundos. Así que si no hubiese sido en el baile, habría sido otro momento inevitablemente, porque esas almas seguirían existiendo en una bomba de tiempo- explicó -. Ahora, dijiste que un accidente fue el fruto de todo en el pasado de esos dos unicornios. Si encuentro la fórmula de las coordenadas para llegar a él con la información que puedas darme para guiarme…podríamos evitarlo. Ese es el pasado más efectivo a alterar que el baile, pues es más seguro si evitamos que ese accidente ocurriera.

-Y encontrarnos con el estado vulnerable de esas almas en ellos- agregó Twilight procesándolo con seriedad -. No veo otra opción. No quiero esperar que algo mucho más terrible pase, no si podemos evitarlo viajando al pasado correcto.

-Aunque eso significa romper el pacto familiar…- no pudo evitar lamentar.

Derpy sonrió suavemente con una expresión cariñosa en sus ojos dorados a la decisión de su novio y le viró a cara para darle un delicado beso en los labios.

-Te amo…- le susurró sin borrar la sonrisa y contemplarlo en apoyo.

Whooves le devolvió una sonrisa pasando su mano a su rostro y la acercara a un abrazo, besando su frente para mirar los ojos violetas de Twilight atenta a la disposición que acaba de hacerle él.

-Pero el tiempo es un hilo delicado, Twilight- le recordó Turner retornando la seriedad –que se debe recorrer con cuidado que si no actúas con delicadeza lo puedes romper alterando el orden de cómo ocurrieron de muchas cosas, no solo en nosotros sino en todo el mundo incluyendo el tuyo. No te voy a mentir y estoy nervioso de lo que haremos y el cómo repercutirá- le dijo para agregar con mayor seriedad -. Todo lo que conocemos ahora, desaparecerá, no solo lo malo que ha ocurrido, si no todo lo que se construyó a su alrededor por su intervención, al impedir ese accidente en el pasado- advirtió.

Twilight entonces cayó en cuenta.

Si detenía lo que sea que provocó que Moon White y Sunset Shimmer tuvieran esas almas dentro suyo, definitivamente cambiaría por completo su futuro y todo lo relacionado a ellos. Como el que Sunset jamás se vería en la necesidad de cruzar el espejo ni haya robado su corona, así que Twilight no tendría que cruzarlo para ir tras ella. No conocería a sus amigas humanas, ni Sunset habría tenido ese lazo que creó con ellas y Trixie Lulamoon, quedándose en Equestria ignorando la existencia de ese mundo y las contrapartes humanas jamás tendrían habilidades mágicas. Así como el que Twilight no se vería obligada a conocer a Moon White para pedirle un hechizo para ayudar a Sunset.

Sintió una punzada en el centro de su pecho.

-Time…- lo llamó ensimismada -. Si todo se borrará, entonces, ¿Qué pasará con nosotros?- interrogó y Whooves le mantuvo la mirada.

-Lo que dijiste. Se borrará.

-Quieres decir…

-Quiero decir…- dijo él -…que se desvanecerá todo lo que provocó el pasado. Incluyéndonos.

-No entiendo muy bien.

-Pues según el estudio pasado por familia, si se llegase a ser un cambio, funciona como un reseteo- se explicó -. Y solo el del nuevo presente se mantendrá, ignorante de lo que hicimos porque se supone…que en este presente no nos conocimos. Por eso la delicadeza y el pacto de no intervenir, pues repercuta estrepitosamente a muchos terceros sin saber el cómo afectará vidas ajenas.

-¿Desapareceremos?

-Nuestras versiones pasadas desaparecerán, como todo lo conectado del antiguo presente tras la aparición de Sunset aquí.

-Entonces las relaciones, recuerdos, situaciones… nada de eso se mantendrá en la nueva realidad que trataremos de acomodar- decía mostrándose un poco alterada.

-Así es, Twilight- asintió -. Ni asegurará las relaciones entre este mundo y el tuyo. Por eso te estoy advirtiendo de antemano- exclamó mientras el resto sólo podían escuchar tratando de entender la delicada situación, aunque Derpy estaba ya toda mareada -. El tiempo es un delicado hilo. Cualquier cambio repercutirá el modo que será afectado. No sólo cambiará que ya no exista esas entidades, sino todo lo que provocó cuando estuvieron presentes en esos cuerpos. Puede que cruces el espejo por otro motivo, como que no. En ese sentido nada está asegurado como el que sí lo es el de deshacer esas entidades que amenazan nuestros dos mundos, al hacerlo en su estado más vulnerable.

-Entiendo- asintió Twilight con seriedad -. Entonces lo demás queda en un incierto sin asegurar.

-Exacto- le dijo -. Puede que sin esa cosa dentro de Sunset, ella jamás haría las cosas que la condujeron hasta aquí y eso alterará a quienes fueron afectados por sus acciones.

-Como el ser Princesa Alicornio- pensó -. Sunset no sería alumna de la Princesa Celestia…tendría otro destino.

-Que podría no involucrarte. Ni a ti ni el espejo ni nada- aportó él, mirando ese debate interno de Twilight reflejado en su rostro con un suave ceño dibujado -. Twilight… ¿Lo estás dudando?- se aventuró a preguntar pero ella apenas lo escuchó.

No podía evitar que le rondara en la cabeza si… en ese nuevo presente, ¿Podría conocer a Moon White? ¿Volvería a enamorarse de él? ¿O él de ella? ¿Y si no?

Sintió un dolor de angustia en cada latir de su corazón, porque se supone que quería recuperarlo pero…pensó en todo el sufrimiento que le evitaría no sólo a él, sino a Sunset, a sus súbditos, su familia y amigos, si ella se deshace de esa alma antes del "accidente" que tuvo Moon White hace más de diez años.

-No importa- dijo ella aun pensativa para recorrer la mirada hacia el rostro de los demás -. No importa lo que se tenga que perder si eso asegura la felicidad y bienestar de todos a quienes nos importan y…amamos- agregó asintiéndose a sí misma aunque sentía una fuerte presión de frustración y angustia sobre su pecho, pero decidida, mirando de vuelta a Whooves -. Sé lo que tengo que hacer para impedir tanta desgracia si viajamos al pasado correcto- exclamó para darle una mirada determinada -. Debo viajar a la infancia de Moon White…y conseguir una joya.

-¿Joya?- interrogó Flash dubitativo -. ¿Para qué una joya? ¿Y quién tendrá una joya?- dijo y Celestia sintió una repentina incomodidad, para suspirar y cerrar los ojos.

-Yo tengo un rubí. ¿Eso sirve?- exclamó sorprendiendo a todos, en especial a una.

-¡¿Qué?!- reclamó Luna ceñuda -. ¿Desde cuando tienes un rubí? ¿Y por qué no lo sé?- reprochó a su hermana mayor -. ¡La habría usado en todas las reuniones sociales de las autoridades de docencia!…que ya no tendremos porque somos las peores docentes de la ciudad…- se entristeció para curvar las cejas cruzándose de brazos.

-Eso es lo de menos, Luna- le dijo Celestia mirando a Twilight -. Si te sirve, para ir a verlo en este momento.

-Sí, por favor. Se lo agradecería mucho- dijo -. Pero debo advertir que no podré devolvérselo.

-Está bien- asintió dando la media vuelta hacia la puerta y poder liberar esa mueva melancólica.

Tal vez habría sido producto del encierro y el que solía salir en la madrugada a tomar aire por un momento con las demás, pero la luz le hizo arder por completo los ojos azules de Rarity.

La joven gesticuló en molestia mientras apretaba con fuerza los párpados entre sí, sintiendo un hincón previo en su brazo, para empezar a parpadear rápidamente y entre su mirada gastada, darse cuenta que no estaba más en el escondite bajo la loma, y vea varias siluetas de cuerpos que no eran las de sus amigas.

Fue entonces cómo rayo se le vino a la mente en flashback cuando estaba viendo la lucha de vencidas entre Applejack y Golden con los gritos emocionados de las demás, cuando olfateó algo dulce como a flores y de repente en segundos todo fue confuso.

Aspiró asustada, removiéndose en lo que parecía ser una cama, parpadeando varias veces para que su vista se recuperara del todo y realmente comprobar dónde estaba, quiénes eran esas personas.

-¿Qué sucede? ¿Dónde estoy?- interrogó con el latir ansioso de su corazón, empezando a ver mejor el cuarto completamente iluminado de cuatro paredes, techo y suelo tan blancos que con la luz parecían brillar y lo que le asustó más, es no encontrar ninguna puerta, ni ventana, como si estuviera encerrada en un cubo.

-Transfórmate.

-¿Qué?- dudó mirando en dirección donde escuchó la voz, empezando a ver mejor la silueta de un hombre vestido de una camiseta negra mangas largas y cuello de tortuga, usando un pantalón del mismo color, largo, con botas negras y un cinturón con compartimientos y estuches.

Recorrió la mirada hacia el resto de personas, contando cinco hombres y dos mujeres, vestidos iguales, todos mirándola con una mirada defensiva y alerta, enseriada entre el rostro que parecía tallado en piedra, sólo para cuando sus ojos reaccionaron mejor, se le heló la sangre al darse cuenta que estaba siendo apuntada con pistolas por los siete presentes.

Respiró más ansiosa con un fuerte ceño de angustia, viendo el cuarto completamente sin muebles, sólo un extremo superior de una esquina la pantalla en blanco de un televisor que la reflejaba sentada en esa cama en la que estaba acostada con una bata puesta, sintiendo que no tenía nada bajo de ella.

Casi por inercia empezó a tocarse el cuerpo y darse cuenta que en sus brazos había diminutos orificios, como si le habrían atravesados agujas. No debía darle más vuelta. Estaba en la Agencia.

-¡Dije que se transformara!- ordenó con profundo tono de voz el mismo agente de hace un momento, de ojos turquesa, piel celeste pálido y cabello rojizo claro.

Era alto, de hombros anchos y fornido. Parecía estar hecho de piedra al igual que su expresión de rostro y mirada.

-No…no les haré daño- fue lo que exclamó ella con la voz delicada -. No soy un peligro.

-Eso juzgaremos nosotros. Ahora transformase, ¡Ya!- exclamó levantando el gatillo y mover la pistola a su frente, lo que hizo que los otros seis imitaran su acción, palideciendo aún más la en sí piel blanca de la modista.

Quería preguntar por sus amigas. El cómo estaban. Si se habían hecho daño. Pensando con más angustia en Golden y Bonbon, pues sabía el peligro que se habían metido por ayudarlas, no queriendo pensar que pasaban peor que ellas. Inevitablemente su corazón azotaba contra su pecho, entrando en unos terribles nervios, sintiendo como los ojos le ardían, pero ahora de las lágrimas de preocupación, de angustia, de miedo. De incierto.

Cuando aspiró fuerte mezclado con un grito cuando escuchó que se soltó un disparo muy cerca de ella, apartándose de la cama y sin esfuerzo, su cuerpo se iluminó de blanco, provocando que se transformara con su traje hecho de diamantes, que cubría su torso dejando sus hombros descubiertos, con su gargantilla de diamante en el cuello, sus guantes largos hasta los codos cubrirse entre el brillo del material de diamante del que era hecho al igual que sus botas hasta sobre las rodillas, brotando una falda blanca con pequeños brillos destellantes y su cabello creció hasta más abajo de su cintura.

Los siete agentes, aunque mostrando aun seriedad, no podían fingir por dentro la admiración de la apariencia transformada de la joven frente suyo, comprobando una vez más, que todo lo que dijeron esos alumnos era real, por más fantasioso y loco se escuchara. Que sin más que decir, empezaron a disparar.

-¡¿Qué?!- reclamó Rarity para estirar sus manos e invocar su escudo de una esfera traslúcida blanca y destellante que expandió a su alrededor, provocando que las balas revotaran descuidadas de vuelta a ellos y otras direcciones del cuarto, teniendo que los agentes esquivarlos entre evasivos ágiles movimientos, deteniendo sus disparos -. ¡Lo juro! ¡No quiero hacerles daño! ¡No me hagan daño a mí y a mis amigas! ¡¿Dónde están?!- exclamó sumida en preocupación, aun encerrada en su escudo viendo cómo bajaban las armas, sin apartarle para nada la mirada. -. Por favor…sólo somos jóvenes…- decía deshaciendo el escudo para que entren en confianza.

"Nunca te confíes frente a un agente" resonó la voz de Golden en un recuerdo, quien era que la entrenaba. "Se aprovecharán de tu inocencia" y fue lo que sucedió.

Vio el movimiento rápido de un agente lanzar un cuchilla que rompió el aire provocando un fino sonido dirigiéndose a ella, por lo que Rarity lo dejó venir, posando su cuerpo tal como Golden le enseñó y con un solo golpe usando su guante sólido-diamante, la desvió a un lado, cayendo al suelo con la hoja de la cuchilla doblada hasta la mitad por la fuerza del impacto. Pero tras esta arma, llegaron otras, así como nuevos disparos y Rarity se las ingenió para levantar frente suyo un grueso muro de diamante mágico para salvarse de las balas.

-¡Basta, deténganse, por favor!- decía con la espalda pegada al muro cerrando fuertemente los ojos, temblando un poco.

"¡Nunca des la espalda! ¡Siempre mira todo aunque tengas miedo!" recordó en un flashback mientras peleaba con Golden en entrenamiento "Haz del miedo tu defensa, ¡No tu desventaja!".

Rarity abrió rápidamente los ojos para dar media vuelta y ponerse enfrente viendo efectivamente como se disparaba un destello de electricidad de una pistola táser a ella mientras los agentes ya se acercaban a ella. Rarity frunció el ceño y expandió una mano el que dejó salir versiones mágicas de los diamantes que sería su Cutie Mark, directo hacia la mano de ese agente para que se vea obligado a soltar el arma entre las masivas cortadas que esos diamantes mágicos le provocaban al aterrizar y que desaparecían entre destellos azules claros. Mientras con la otra mano, Rarity levantó un arco de diamantes que se partió en varias partes para ir aterrizando sus extremos en cada persona, golpeándole en el estómago o a un lado del cuerpo, provocando que se los tumbara al suelo quitándoles de golpe el aire, pero dos alcanzaron evadirlos entre saltos y estiramientos, sólo para sentir que sus pies se quedaron, literalmente, pegados al suelo. Rarity les hizo aparecer una apariencia mágica de diamantes en los pies, obligándolos a estarse quietos, no solo a ellos, sino al resto que habían caído, reteniéndolos de pies y partes del cuerpo, viéndose la oportunidad al haberlos atrapados, agradeciendo mentalmente a Golden por estas estrategias y precipitarse enseguida hacia las paredes, buscando algún tipo de compartimiento que le permitiera salir, empezando hasta golpearlas entre sus guantes de diamantes, pero entonces el silencio de los agentes en el suelo le dio mala espina.

Miró sobre su hombro, cómo ellos la miraban sin inmutarse mucho a ella, tranquilos. Más bien no la miraban a ella precisamente, sino al muro, lo que hizo que Rarity regresara a ver la pared con un suave ceño sin entender, cuando la pared blanca frente a ella repentinamente desapareció. O al menos fue la primera impresión que tuvo, pues en lugar de un muro de cemento, apareció uno transparente, viendo con sus ojos engrandecidos todo un equipo de hombres y mujeres mirándola con diferentes poses pero todos con esa marcada seriedad hasta inexpresividad, con esos fríos y endurecidos ojos sobre ella, en una habitación ciertamente oscura, con monitores tras de ellos, en los que pudo ver claramente que mostraban imágenes de habitaciones parecidas a la de ella, pero con sus amigas en ellas individualmente, comprobando que Pinkie Pie asimismo estaba enfrentando a un grupo de agentes, mientras otras estaban golpeando inútilmente la pared y sean Fluttershy, Mistery y Trixie las únicas que parecían aún dormidas. Pero en ningún lado vio a Bonbon y a Golden, lo que le hizo recorrer un terrible frío en su cuerpo.

Descubrir aquello le provocó una incómoda perturbación, de ver que estaba rodeada y sola, con sus amigas asimismo atrapadas en un cuarto, sin escapatoria, entrándole de nuevo nervios, pero tragó fuerte saliva y les frunció el ceño en respuesta, apretando los puños, en reto.

-¿Qué quieren?- preguntó sin saber que la escuchaban, pero en realidad ellos lo hacían. Podían oír y ver todo en ese tipo de habitaciones -. ¡¿Qué quieren con nosotras?!- demandó y empezó a golpear la pared insistentemente, provocando que ésta empezara a agrietarse.

Rarity continuaba los golpes hasta sentir un diminuto hincón sobre su hombro, que volvió pesada las extremidades. "Nunca des la espalda" volvió a recordar con un amargo sentimiento de reproche mientras se volteaba para comprobar que el habilitar el muro, sólo era una distracción para que los agentes de adentro tengan el tiempo para dispararle un dardo, viendo el mismo de ojos turquesas que le demandó transformarse, mirándola con rigidez y con una singular pistola liviana color naranja, aun apuntándose a ella. Había ocultado que tenía una mano libre y fingir estar completamente atrapado, dándole la lección de procurar eso. Pero por ahora ya era tarde.

El cuerpo de Rarity se adormeció enseguida y la hizo caer al suelo mientras al mismo tiempo su cuerpo volvía a brillar para deshacer la transformación y quedar inconsciente. A la par que se deshizo su apariencia transformada, la versión mágica de los fragmentos de diamantes que le impedían moverse desapareció en los agentes, liberándolos.

-Nos queda dos por revisar- escucharon una voz que resonó en todo el cuarto, mirando hacia la pared transparente, hacia el Superior de ojos azules y cabello castaño, que desvió la mirada hacia donde veía que dos agentes llevaban a Rarity de vuelta a la cama.

Todos caminaron hacia el extremo de la pared transparente, la cual se deslizó desde un comando del otro lado de la sala y permitió que salieran los sietes agentes.

-Igual que las demás- dijo el agente de ojos turquesas a su Superior -. Buscó imposibilitarnos mas no atacarnos de gravedad o mortal. Con las poses que adaptaba es fácil deducir que las traidoras les enseñaron algunas de nuestras técnicas.

-Claro- respondió secamente viendo a un agente con su mano lleno de cortes y ensangrentada, habiendo sido el que recibió los disparos de diamantes. El otro agente que hablaba se dio cuenta de eso.

-Apuntó a la mano para que soltara el arma, sólo para imposibilitarlo con esos fragmen…

-Yo estuve viendo todo, agente Devious- le interrumpió regresándole la mirada -. Todo y cada uno de los ataques- agregó mirando hacia los monitores, viendo el de Pinkie y sus largos saltos -. Y todos, nos han dejado…- le miró alzando las cejas -…"imposibilitados". Le pregunto- agregó señalándolo -, ¿Es bueno tener a alguien que nos "imposibilite"? ¿A alguien que quién sabe qué trato sobrenatural o con demonios habrán hecho para tener esos… "dones"?- preguntó con confiada seriedad mirando el enseriado y atento rostro del agente mucho más joven que él -. Sería arriesgar la vulnerabilidad del bienestar que trabajamos por proteger. Así deba tenerlas sedadas todo el tiempo- agregó desviando la mirada hacia el escritorio con carpetas abiertas de resultados biológicos y físicos -. Exámenes de sangre, ultrasonido, angiografía cerebral, resonancia magnética…- decía para solo ojear el resto de pruebas y exámenes que les hicieron -. No hay nada diferente a lo que un humano tenga.

-Son normales- comentó Devious enarcando una ceja mirando de lejos los resultados médicos -. Dentro de lo que se pueda llamar normal, claro- agregó para voltear a ver hacia Rarity y recordar lo que acababa de presenciar.

-¡Tienen que ver esto!- entró un agente asomándose a la sala, por lo que ellos con otros salieron para encontrarse en el corredor asimismo siete agentes pero todos atrapados en una enorme masa rosa que expandía un olor a…

-¿Tutti frutti?- olfateó Devious suavizando un ceño mientras los otros agentes contenían risas burlonas al ver la situación de sus compañeros.

-¡Goma de mascar!- gritó uno de los atrapados en la masa y era quien arrastraba a los demás que hasta uno estaba encima de la gran masa con solo visible la cabeza y el resto del cuerpo tragado -. ¡No sé cómo pero esa niña saltarina rosa lanzó una enorme goma de mascar con una flecha cantando algo sobre sonreír!- decía entre la queja de asco y molestia de los demás.

Devious no se resistió y se le subió una sonrisa acompañada con una risa baja pero divertida por la inofensiva defensa, que hizo que se ganara un puñal de los ojos azules de su Superior, no sólo a él, sino al resto que apretaban los labios entre sí conteniendo las suyas y que cortaron la risa de inmediato.

-¡Esto no es un juego!- recordó con severidad manteniendo esa mirada sobre ellos, que debían mantener la suya sobra la de él, pues sabían que no debían apartarla hasta que él lo hiciera primero, teniendo que ver esas puñaladas visuales que daban sus ojos. -. ¡Hay nueve fenómenos haciendo supuesta magia a diestra y siniestra que están a mi cargo!

-Una de ellas se negó, señor- recordó un agente -. Rainbow Dash. Decía no saber cómo despertar la suya.

-Pues que la tenga dormida para su bien- dijo el Superior -. Aunque eso no le hará ganar su libertad – farfulló para volver su mirada hacia los agentes atrapados en la gran masa de chicle, haciendo un gesto molesto -. ¡Que alguien los saque de allí!- ordenó y enseguida como diez agentes se movieron para ayudarlos a salir. -. Devious Black, sígueme- mandó al agente de cabello rojizo claro mientras se daba vuelta y cruzaba por otro pasillo.

El agente enseguida caminó con él a su par, recorriendo el lugar reconociendo que se dirigirían al ascensor, en un silencio pesado entre el rostro endurecido y serio de su Superior.

Devious sabía de la gran fama y prestigio que tenía su Superior. Una reputación que suelo que pisaba, suelo que era de admirar. Era difícil odiarlo por ser un Todopoderoso en la agencia en la última década. Nadie podría odiarlo enteramente por lo que era e hizo, confiándole los más difíciles casos, entre ellos, el mayor de todos hasta ahora de tener los hilos de qué y no hacer con estas nueve chicas y que iba tras la que faltaba. La de nombre de Sunset Shimmer y más peligrosa según la información recolectada. Aunque también tenían a una Twilight Sparkle, la "princesa" de ese otro mundo.

Llegaron al ascensor e ingresaron sin decirse nada, tan solo ver el número del piso, el agente sabía a donde se dirigían. De nuevo.

Irían al tercer piso del área subterráneo de la base de la Agencia. En donde tenían sus propias celdas de alta restricción.

Devious alzó la mirada e ingresó después de su Superior a un cuarto hexagonal alineado con espejos en cada pared a excepción de un muro de color negro en el que se adaptaba la técnica de tortura walling, que era atraer hacia el agente la víctima y luego la lanza violentamente contra la pared. Devious trató de ignorar el penetrante helado frío que recibió abruptamente su cuerpo al ingresar, en una temperatura que cuando exhaló, un pequeño vapor salió de su boca. Concentró la vista para poder detectar la sangre en esa pared. También a un muro con el espejo roto con huellas de sangre. Había una tina metálica con agua con leve color rosa que fácil deducía que era sangre, habiendo adaptado el "submarino", que era someter a la víctima bajo el agua hasta casi ahogarlo. Vio vómito con sangre a un lado de la tina, consecuencia del submarino y de los daños internos de la violencia recibida, y al ver sólo par de metros de distancia el cuerpo aun inconsciente de la traidora, de Golden Harvest, habría convulsionado de esta última técnica de tortura hasta perder el conocimiento.

Ella estaba caída de lado, con su cabellera ondulada naranja aún húmeda pegada sobre su rostro. Tenía los brazos hacia atrás, atados cada uno con dos cadenas de gruesos eslabones que se extendía a varios metros adheridos a la pared. Veía huellas de violencia en la piel expuesta entre su ropa ultrajada y ensangrentada, así como la lividez que expresaba su cuerpo, más en parte por estar expuesta por horas a este tipo de temperatura bajo cero. Así, dormida, no parecía más que una desafortunada jovencita. A la que no tendría lástima.

-No tengo tiempo para esto- habló el Superior mirando con frialdad y fastidio a Golden y estiró un brazo hacia Devious -. Dame la pistola táser.

-Sí, señor- asintió quitándose un arma blanca que colgaba de su cinturón y se la entregó.

Enseguida el Superior ajustó los volteos y disparó dos dardos que se conectan con el arma mediante unos alambres de metal que al contacto con el cuerpo, descargó los electrodos.

Tras recibir las descargas, todo el cuerpo de Golden se entumeció y tembló, que al retirar los dardos, vieron lentos y pesados movimientos de Golden reaccionando, volviendo en sí con dificultad tras el choque eléctrico.

-Te necesito despierta- le dijo secamente devolviendo el arma a Devious, quien se la sostuvo mientras lo veía cargar la tina y dirigirse hacia Golden, para aventarle todo el agua helada encima que con la temperatura en la que estaban, era como sentir que le carcomían como efervescente todo por dentro, sólo para lanzar a un lado la tina, acuclillarse a ella para tomarla del cabello y levantarle la cara agresivamente -. ¡Mírame!- demandó, sólo para recibir un escupitajo mezclado con sangre que contenía Golden en la boca.

Despierta, esa inocencia que Devious le había visto se desvaneció en ella, viendo la expresión entumecida y agresiva, el hilo de sangre que cruzaba a un lado del rostro, como enrojecimiento y moretones, entre su desmarañado cabello empapado al igual que su ropa adherida a su cuerpo, solamente la hicieron mostrar un semblante rudo, resistente y soberbio, con sus ojos verdes endurecidos y descarados, reflejando a gritos que no se arrepentía de nada y el inevitable castañeo de sus dientes y temblor de su cuerpo reacción al penetrante frío.

Allí no había una niña. Sólo el espectro de una en la marcada expresión de esa traidora.

-¡Te miro!- retó ella en un profundo grito ronco en su voz sin mostrar temor o nerviosismo, pasando enseguida su mirada hacia Devious, quien le sostenía la suya con inexpresividad, observando la violenta y defensiva expresión de sus ojos verdes que pese su deteriorado aspecto, estos por alguna razón, aun mantenían un brillo desafiante.

Él no se inmutó a ello, mucho menos cuando vio a su Superior encestarle una patada en la cabeza a Golden azotándola de vuelta al suelo pasándose la mano a la cara con asco por el escupitajo mientras expresaba insultos y de esas vinieron otras patadas y pisadas sobre su cuerpo.

Devious desvió la mirada hacia las paredes de espejos entre los sonidos secos y quejidos de dolor inevitables brotando de esa joven, viendo los lados del hexágono reflejar la nueva golpiza que recibía esa exaspirante a agente.

Se encendió la luz roja del semáforo y detuvo el auto.

Celestia apoyó sus manos sobre el volante, con una mirada ausente, mirando directo a la quieta luz roja. Suspiró desviando la mirada hacia un pequeño cofre que descansaba sobre el asiento del copiloto. Estiró el brazo hacia el para tomarlo y lo abrió, viendo el rubí dentro. Sintió un peso en su pecho al volverlo a mirar. Era duro y reluciente.

Como los ojos de ella.

*Flashback*

"-¡No puedo aceptarlo!- replicó una joven Celestia en susurro fuerte, pues estaba dentro de la biblioteca de su escuela.

-Claro que sí. Porque es un regalo, no de cualquier edad. Cumples dieseis años- sonrió despreocupada una joven un par de años mayor a ella.

Su piel era color gris claro, sus ojos rojizos y cabello largo gris oscuro. Usaba blusa y pantalón negro con botas del mismo color, haciendo una paleta neutra de colores en su persona, y contrastando fuertemente con la apariencia de la chica frente suyo, de piel blanca, cabello de colores pasteles y ojos magentas, usando un conjunto de tonos claros entre turquesa y beige en su falda y blusa.

-Es una joya…un rubí…- le decía Celestia consternada aún. -. No puedo…

-Acéptalo, Celestia- dijo sin borrar ni un momento su sonrisa, cruzándose de brazos, firme. -. Me niego a aceptarlo de nuevo por más que me lo ruegues. Me pertenecía a mí pero es mi decisión dártelo a ti.

-Pe-pero… ¿Por qué?- decía realmente apenada por tan dispendioso regalo, cuando vio un dulce semblante en el rostro de aquella chica que le había hecho la estancia de la escuela, menos triste desde que su hermana ya no estaba con ella.

-Un piedra preciosa…- decía para sonreírse más con cariño -…para una mujer preciosa…".

La insistencia de los claxon hizo que Celestia respingara de su asiento y cerrara el cofre para empezar a conducir.

Quiso devolver el rubí después de que…se distanciaran, pero nunca tuvo la oportunidad. Aunque después de todo, una parte de ella no quería devolvérselo. No por la joya en sí, sino lo que representaba, la importancia que era para esa amiga que perdió y el único recuerdo físico que tiene de ella, recordándole siempre esos ojos llenos de vida. De un todo.

Celestia soltó un nuevo suspiro más del montón mientras llegaba al hospital y entregar el rubí a Twilight, sea lo que sea para lo que lo necesitase.

Whooves estaba con la mirada concentrada sobre su reloj, buscando acertar al pasado que Twilight le dijo al que debían ir exactamente. Dado un momento, el joven resopló un tanto impaciente y levantó la mirada deteniendo lo que hacía para ver a todos los presentes prácticamente respirándole tras la nuca.

-Respiran mi aire- bufó dando el mensaje de que le dieran espacio y el resto se apartaron, sólo un poco.

-Men, llevas como ¿Qué?- dijo Cheese mirando el reloj de pared que indicaba las ocho y media -. Como dos horas moviendo y girando cosas.

-Por quinta vez- suspiró tratando de mantenerse paciente dado la presión en la que estaba -. Es muy complicado acertar con viajar a un pasado concreto y mucho más en otra dimensión. Es más fácil hacerlo de lo que pasó hace poco minutos pero no si fueron días o años- dijo, aunque la experiencia que tuvo en acertar en el tiempo de Sunset como estudiante de Celestia le estaban facilitando mucho mejor las cosas, ahorrándole tiempo el investigar cómo acertar un pasado de otra dimensión, teniendo ya experiencia.

-No tengo idea cómo puedes hacer funcionar esa cosa- comentó Thunderlane dándole hasta mareo de ver todo el sistema de tuercas, manecillas, números, grados, botones que hacía funcionar ese artilugio de su compañero.

-Yo me entiendo…- suspiró volviendo al trabajo y al mover una de las manecillas, dejó levantar sus cejas retrocediendo su cabeza, moviendo sus ojos en cada detalle dentro -. Ahm…creo…creo que ya- se asombró.

-¡¿Qué?!- corearon todos en un mismo grito volviendo a presionarse entre sí para violar su espacio personal.

-Disculpen- anunció una enfermera asomándose a la habitación con una sonrisa amable, viendo todo el gentío dentro del cuarto -. Pero la hora de visitas ya terminó- fue lo que dijo para ganarse el coro entremezclado de lamentaciones desesperada de los chicos.

-No puedes irte- se apresuró Twilight en decirle a Whooves. -. No perdamos tiempo, por favor- le pidió con un suave ceño.

-Sólo una persona podría quedarse a pasar la noche en el hospital por paciente- habló Celestia -. Iba a quedarme yo, pero podría hacerlo el joven Time Tuner para que… hagan su trabajo.

-Gracias- le sonrió Twilight y la contraparte de quien fue su maestra le devolvió la sonrisa.

-Sabrás lo que haces, Twilight- la animó manteniendo la sonrisa mientras que Luna asentía en de acuerdo con una misma expresión y Twilight sintió un cálido sentimiento de melancolía, pues les recordaba ciertamente a sus gobernantes.

-Entonces…- dijo Flash un poco impaciente y frustrado como el resto el tener que irse. -…nos…tenemos que ir- sonrió -. Todo resultará para mejor- alentó.

-En serio buena suerte- exclamó Cheese esperanzado.

El resto comentaron mismas palabras de alientos y fe, dejando a Twilight un profundo sentimiento de apoyo antes de que se retiraran, confiando que pudieran deshacer todo lo malo que ocurre y Whooves tuvo que dar aviso a su casa que necesitaba cuidar de la amiga hospitalizada. No sin antes, salió con Derpy al pasillo mientras veían alejarse a los demás.

-Todo saldrá bien- le animó ella con una sonrisa alentadora -. Yo vendré temprano y traeré el desayuno. Para que no tengas qué comer del hospital- sonrió más y subió sus manos para rodearle el cuello -. ¡Y habrá la noticia de que pudieron cambiar todo!

-…- enmudeció Whooves con un nudo en la garganta sosteniéndole la mirada.

Por lo visto, su novia no había entendido del todo lo que ocurriría.

Él se limitó en suavizarle una sonrisa, levantando una mano para acomodarle mechones de su cabellera rubia ciertamente desarreglada pero que le daba un aspecto aún mucho más adorable, inocente, que tanto le conmovía, encantaba y estaba dispuesto a cuidar. Sus ojos azules se expresaron muy suaves, llenos de cariño como de melancolía, haciendo que Derpy frunciera un poco el ceño con una pequeña sonrisa, sin entender la actitud, pero no pudo decir nada pues los labios de su novio se acercaron a los suyos, besándola pausadamente, con delicadeza, sintiendo como sus mejillas empezaban a sonrojarse el cómo parecía saborear sus labios por la forma en como los suyos presionaban dándose su tiempo casi en cámara lenta, robándole el aliento.

-Whooves…- lo nombró ciertamente mareada por el beso que le tonteó la mente por los bruscos golpes de su corazón mientras lo veía apartarse un poco.

-Te amo, Ditzy- le dijo con una mirada seria como cariñosa -. Siempre- agregó levantando las manos para acariciarle a los lados de su rostro, de tocar su piel mientras veía esos tiernos ojos dorados con demasiada fijación, y no como lo haría un insensible por su problema de tener uno bizco, sino porque en ellos estaba resumido todo lo que era ella para él; perfección -. Te juro que siempre lo haré sin importar lo que pase- concluyó sin evitar que se le vidriaran un poco los ojos.

-No seas tontito- le acusó ella en inocencia con una sonrisa para darle un rápido beso en los labios -. Eres listo. Twilight es lista. Todo saldrá bien y nos reiremos de esto después. Tal vez no entendí todo lo que dijeron, pero sí que todo estará bien de nuevo y seamos felices- celebró para abrazarlo entusiasmada.

-Supongo…- le seguía la corriente -. Y tendrás a tus amigas de vuelta.

-¡Sí!- celebró dando brinquitos mientras lo seguía abrazando. Whooves la envolvió más fuerte posando su cabeza sobre la suya.

-Te amo.

-¡¿Adivina qué?!- le dijo risueña moviéndose un poco hacia atrás para darle la cara con una ancha sonrisa -. ¡Boo! ¡Yo también te amo!

Whooves sólo la volvió abrazar, apretando fuerte los ojos. Ya después la dejó ir, aunque ver cómo su cuerpo se perdía entre el pasillo, hacía que el latido de su corazón sea más doloroso y se le vidriaran los ojos. Tomó aire, se tranquilizó y se dirigió de vuelta al cuarto.

-Volvamos al trabajo- anunció, sólo para frenar su entrada al ver que Twilight le giraba la cara mientras se pasaba las manos a los ojos. -. ¿Twilight?

-Estoy bien- dijo pero Whooves escuchó su voz forzada.

-¿Es…estabas llorando?

-No- contestó devolviéndole la cara entre sus vidriados ojos violetas y rostro descompuesto que se esforzaba a expresar lo contrario, pero era inútil. Cerró los ojos con un suspiro resignado -. Sí. Lo siento.

-Tranquila- le dijo con una sonrisa comprensiva mientras se acercaba de nuevo a la silla junto a la cama de Twilight -. Yo también lloré un poco hace un momento- confió para darle confianza y Twilight lo miró sorprendida.

-¿Por qué?

-Bueno…- suspiró torciendo un poco el gesto -…la cuestión es, que Ditzy y yo somos pareja…por involucración de Sunset- le dijo, ganándose la total atención de Twilight -…y si Sunset nunca pasará al espejo ni estudiado aquí, significa que nunca elegiré a Ditzy por evitar a Sunset en un trabajo en clase, y ese fue el principio de un todo para ambos- soltó un profundo suspiro -. No es seguro si en el nuevo presente, volveré a entablar amistad con ella. Si seremos pareja. Puede que sí como que no pero ese incierto me…asusta- confió apretando los dientes entre sí, mirando la absorta mirada de Twilight -. Por eso, sea como sea que pasen las cosas entre nosotros si alteramos el pasado, le acabo de recordar que la amo y lo seguiré haciendo aunque en el nuevo presente no lo sepa- agregó para tomar aire con la mirada hacia un punto vacío pero firme -. Si debo sacrificar mi amor por ella…por asegurarle un mejor futuro sin un peligro que la dañe…lo haré- suspiró con cierto lamento pero con decisión.

-…- enmudeció sintiendo que se le vidriaban más los ojos, asintiendo lentamente mirando a un lado, sumida en su mente y se remojó los labios mientras expresaba cierta inquietud en su semblante.

-¿También conociste a alguien especial por involucración de Sunset?- se aventuró en preguntar y Twilight sólo se limitó en asentir mientras nuevas lágrimas empezaban a recorrerle las mejillas, pasándose de inmediato las manos para secarlas.

-Pero creo que nunca estuvimos realmente destinados…- farfulló con voz ronca por la retención de un llanto, devolviéndole la mirada a Whooves -. Yo sólo…hice cosas que lo lastimaron, por un momento dudé de él y…-sacudió la cabeza -…no fui…no pude ser…no pude darle lo que realmente tenía para él…- agregó cerrando los ojos mientras inevitablemente se le descomponía el rostro -…mi corazón- suspiró con fuerza para calmarse y se restregó los ojos -. Pero lo compensaré con esto- aseguró con más firmeza -. Le daré un destino mejor- empezó a decirse más bien a sí misma -. Sin enfermedad. Sin perder a Sunset. Ni que sus sueños se destruyan. Tal vez hasta impedir que su padre muera si nunca la familia debió mudarse a Canterlot y no debió tomar el tren de esa ciudad que se descarriló- pensaba ansiosamente, cada vez más segura -. Le irá mejor…a todos- decía visualizando de vuelta a la Princesa Celestia, Luna, Cadance, ¡Su hermano! ¡Y el bebé! Nunca perderían a su bebé. Ni el Imperio de Cristal sería atacado ni los unicornios estuvieran con su magia envenenada matándolos lentamente.

Aun podía sentir el dolor de ese incierto, pero lo que estaba seguro, hacía que fuera obligada a ignorar lo que ella quería, por el bienestar de los demás, asegurando un mejor futuro para todos, aunque eso incluya que tanto ella como Moon White, pierdan el sentimiento de amor que se tuvieron y puede que nunca lo recuperen. Pero si eso le daría un mejor destino para él, como para Sunset y todos, adelante.

Un nuevo chorro de agua helada la hizo volver en sí de golpe.

Golden esta vez estaba suspendida levemente sobre el piso, con sus brazos templados, ahora que las cadenas que la sostenían se las habían estirado. Ya casi no podía mover ni un musculo tras tener su cuerpo expuesto a esa baja temperatura. Su piel estaba fría, pálida, dura y le ardía. Sentía palpitaciones en diferentes zonas de su cuerpo y en otra falta de sensibilidad.

Su quijada temblaba involuntariamente en un castañeo constante de los dientes. No podía sentir que podría mover ni un dedo, haciendo espasmos vasculares que bloqueaban el flujo sanguíneo a los dedos de las manos y de los pies, las orejas y la nariz, enrojeciéndoles todas esas zonas. Sólo pudo mover un poco la cabeza para ver las empañadas paredes de espejo, su reflejo, encontrándose en ropa interior, descubriéndola más en el frío, pudiendo verse zonas rojizas, ampollas en consecuencia que ha estado expuesta al frío helado najo cero durante demasiado tiempo, además del resto de heridas de la violencia que había recibido intermitentemente durante más de doce horas.

Sabía lo que estaban haciendo. La estaban matando lentamente, por congelamiento.

-Mi Superior está por bajar y te quiere despierta- escuchó que le dijeron en distancia pero ella no contestó, en parte porque sentía irritablemente seca la boca y sus labios cuarteados y secos se habían quedado medio pegados unos contra otros.

A un extremo del cuarto se había posado Devious Black, que usaba un grueso abrigo ahora que se había adaptado mucho más baja la temperatura. Tenía las manos metidas a los bolsillos, mirando prácticamente de reojo a Golden, de la misma manera vacía e inexpresiva como hace horas atrás, viendo el temblequeo de su cuerpo mientras escurría el agua que le había lanzado para despertarla.

No podía sentir lástima, porque ella misma se buscó todo esto. Pudo evitar esta tortuosa forma de morir si no hubiera traicionado a la Agencia. Además, sentía un especial quemeimportismo hacia ella. Uno en el que le incomodaba como enojaba tener que estar aquí abajo con ella.

Realmente no quería estar aquí, no por querer evitar a presenciar su muerte, sino por quién era. Lo que era. Sentía que era realmente una pérdida de tiempo retardar de condenar su vida. Que no era gran cosa, porque era eso, una cosa que resultó ser defectuosa y debía ser desechada de una vez. Un disparo en la frente y ya. Acabada una más del montón que aún tenían. No haría falta ni nadie sentiría su ausencia. En realidad, ni siquiera sabía su nombre. Ni el de ella ni de la otra traidora. Porque no eran importantes. Nadie que no sean agentes de altos rangos tenían contacto con estas…estas. Llegado un momento sentía que la despreciaba, le hastiaba tener que ser quien sube y baje con su Superior para acompañarlo en la tortura, provocando él mismo algunas también de sus heridas. Sentía sus músculos contraídos del propio amargo sentimiento que sentía hacia ella. Algo que simplemente cambiaba cuando podía volver a subir para estar al tanto de estar involucrado en la retención de esas nueve chicas con anormales habilidades.

En su propia conclusión, no podía culpar a aquellos jóvenes que atestiguaron sobre ellas de haberse dejado llevar por lo que podían hacer. Porque era maravilloso. Como sacado de un cuento que no puedes dejar de leer una y otra vez por la emocionante fantasía. Y era lo que parecían ellas. Era imposible no dejarse llevar un poco admirando esas apariencias fantásticas con habilidades que parecían caracterizar a cada una, siendo una tan diferente de la otra, pero todas unidas. Cada una que despertaba, iba reclamando por saber de las demás encerradas, algunas con lágrimas en los ojos y otras con una imponente mirada de protección que no traspasaba a una amenaza real, pues si en verdad lo fuera, durante el momento que las dejaron transformar, habrían acabado con los agentes dentro, pudiendo hacerlo con esa ventaja que tenían pero no lo hacían, limitándose sólo a retenerlos. No buscaban hacer daño, pareciendo hasta inofensivas y eso, a su Superior, no le convencía, pues aun estaba los aspectos negativos ocurridos en el baile y los testigos en contra de ellas. Pero Devious sabía, que amenazas o no, su Superior no las dejaría ir.

El sonido de la puerta deslizarse le cortó el pensamiento y desvió la mirada para ver a su Superior entrar también con un abrigo puesto, que apenas cruzó a la habitación, se quedó parado dejándose temblar por el agresivo cambio de temperatura.

-¿Despertó?- preguntó dándole la mirada mientras el liviano vapor blanco salía de su boca.

-Sí, Señor- contestó.

-Veamos entonces- dijo con la voz más alta, como para que Golden lo escuchara y caminó hacia donde ella colgaba, aun sin dejar su cuerpo de lanzar espasmos y temblores, ya hasta prácticamente haber perdido el color de su piel por un muy pálido color amarillo, casi blanco. -. ¿Cómo está el clima allá arriba?- se burló una vez frente a ella con una sonrisa expandida que dejó congelar al ver cómo ese pálido rostro de labios partidos, cortado y sangre seca de sus heridas y moretones, aun conservaban resistencia con esa mirada de reto en la rigidez de sus ojos verdes -. Te hicimos bien, Harvest- se limitó en decir descendiendo su sonrisa, mirando cada parte de su rostro -. Aún estoy esperando ver de vuelta la cara de esa niña. Esas cejas caídas. El cómo te apretabas los labios mientras retorcías tus dedos y tus ojos daban un hermoso y brillante color verde como esmeralda, al cubrirse de lágrimas mientras ese pechito subía y bajaba entre ansiosos jadeos- describió casi hasta con nostalgia, sólo logrando que Golden endureciera mucho más su expresión y mirada -. Pero veo que eso no voy a lograr…- admitió -…sólo quería ver esa fragilidad en ti por una última vez antes de que tu sangre se termina de volver de hielo, pero pareces que no me vas a dar gusto- decía con fingida lástima para encogerse de hombros -. O bueno. Al menos Sweetie Drops sí me lo dio- suspiró para concentrar más la mirada en Golden, viendo cómo ella tensó la barbilla en reacción a lo que dijo -. Supongo que con ella no hicimos tan buen trabajo como contigo. Quiero decir, se nos fue difícil sacarte el miedo ¿Pero a Sweetie Drops? ella pareció nacer sin saber qué era eso, pero sólo porque tenía una capa muy dura de romper pero no imposible. Y hoy finalmente le dimos la tranquilidad de hacerle conocer esa emoción- sentenció viendo cómo Golden le mantenía la mirada pero vio el reflejo de cómo le afectaba. Él le sonrió -. También le hicimos otro favor. Intentamos realmente arreglarla. Ya sabes. Tenía cierto gusto desviado y pasamos las horas tratando de enderezarla una y otra y otra vez. Probamos con distintos hombres, de distintas formas, en serio que sí, Harvest- seguía diciendo y para Golden ya se le hacía demasiado difícil mantener la endurecida mirada, empezando a expresar esa pequeña y fina capa de lágrimas en sus ojos -. Pero supongo que árbol doblado no puedes enderezarlo.

"¡Basta…!" era lo que quería decir ella, porque no quería saber nada por más que una parte de ella sí quería pero ahora, ya no. No había preguntado ni por Bonbon ni por las demás, porque no quería darle gusto, porque sabía que eso buscaba de ella pero no le daría ese placer, por más que quería reclamar, amenazar y gritar que no las lastimara, que las dejara en paz, pero sabía que sería simplemente inútil y lo único que lograría era complacerlo al hacer notar su sufrimiento.

-Tu resistencia se nos hizo más entretenido- continuó escuchando con esa mirada afilada sobre ese hombre que parecía inspirado mientras hablaba tan metido y meticuloso en la mentira, que le era difícil para Golden saber si era verdad o no, pero dada la situación en a que estaban, más bien le tomaba la palabra -. Con Sweetie Drops…se puso aburrido cuando se arrinconó y empezaba a gritar y llorar. Fue decepcionante saber que no aguantaría demasiado. Salió a flote su cobardía y empezó a gritar ayuda- la miró -. A gritar tu nombre- expandió la sonrisa con una liviana risa al ver cómo veía que su pecho empezaba a subir y bajar más ansioso -. Gritaba y gritaba tu nombre, mirando la puerta, como si en cualquier momento ibas a cruzarla para salvar el día. Creo que perdió la noción de la realidad si sabía que también ibas hacer castigada. Pero seguía gritando y gritando que ahí fue que ya se puso aburrida las cosas con ella y de una vez se le dio el balazo en la cabeza antes de que me diera jaqueca.

Se hizo el silencio. Los ojos azules miraban aquellos verdes que empezaban a emanar ese brillo que buscaba, mientras ella luchaba contra las lágrimas, aun si sintiera que todo se le pudría por dentro, no solo el cuerpo, sino el alma en saber que su única compañera de su vida, había sufrido y muerto antes que ella. Que gritaba su nombre, porque recuerda esa promesa, aquella que se decían cuidar las espaldas, que si entraban juntas salían juntas.

Aquella aburrida, amargada y regañona chica…sufrió y murió y ella no pudo hacer nada.

Si antes no sentía nada, ahora era todo lo contrario. Sentía mucho. Muchísimo. Y era horrible. Una sensación tan amarga y profunda que de alguna forma hacía reaccionar su medio congelado cuerpo que empezó a traicionarla, pues su corazón empezó a latir ansioso por más quisiera mandarlo a relajar, pues entre cada golpe sordo que le daba a su pecho, crecía un enorme nudo en la garganta que provocaba que su rostro perdiera esa endurecida expresión y lo peor, sus ojos. Sus ojos los sentía que ardían y se humedecían, sólo para empezar a escuchar la triunfada risa de quien fue su entrenador.

-¡Mira, mira, Devious!- hablaba el hombre llamando también con la mano al agente que se mantenía a un lado, ahora acercándose enseguida apenas lo empezó a llamar -. ¡Esa es la cara que andaba buscando! ¡No lo había visto hace años!- decía con festejo mientras los ojos turquesa del agente sólo mostraban desinterés entre su expresión enseriada, viendo cómo los labios de esa chica se apretaban entre sí con un profundo ceño y rostro hecho puño luchando contra las rebeldes lágrimas que empezaron a desbordarse de sus ojos que aún mostraban resistencia en una dureza que empezaba a flaquear -. Bueno, pero alégrate, querida. Al menos al resto que trataste de esconder de nosotros están vivas- quiso consolarla hipócritamente -. Si se portan bien les irá bien. Pero si se ponen difíciles como tú al adaptarse aquí, tendremos que ponérselas más difíciles, ¿No lo crees?- agregó para ver cómo Golden se ansió más al escuchar eso -. Ya sabes, educarlas, hacerlas obedientes, se dejen estudiar y explotar lo que hacen. Parecen camuflarse de buenas chicas pero no me fío de ello y les haré saber quién es el superior de quien. Un nuevo proyecto. Uno mejor el que fueron ustedes. Ya iniciamos con exámenes fáciles y básicos. Ya empezaremos con lo más complicado, si me entiendes y viendo tu cara, sé que lo haces- sentenció contemplando el abrumado rostro de Golden.

Claro que entendía. Lo entendía perfectamente. Sabía lo que les esperaría a ellas. Una tortura. Eso les esperaría. Una expandida tortura por moldearlas a la fuerza a lo que ellos querían para aprovechar su potencial, sus habilidades. Era algo que ya sabía que ocurriría, eso o cosas aun peores como…deshacerse de ellas si no les sirve. La amenaza que siempre le daba desde que llegó aquí y no sabía a ciencia cierta a qué se referían, pero sabía que nada bueno le espera adentro, peor si la quisiesen afuera. Y las llamó proyecto. La llamó proyecto a ella y a todos como ella. ¿Sólo eso había sido? ¿Un…proyecto? No entendía bien. Estaba confundida, nerviosa, asustada; pero no por ella, le daba sin cuidado, sino por las demás, y no sabría bien qué cara habría puesto pero cualquiera que haya sido, escuchó la emocionada risa de su Superior y sentir el calor de la mirada airada del otro agente presente.

Recién ahora se sentía expuesta, tan débil, porque no podía hacer nada. Y en pocas horas iba a morir, porque nadie dura hasta las 24 horas en extrema frialdad expuesta. Le esperaría sin duda el infierno. Se lo había ganado. Lo tuvo en vida, lo tuvo en su muerte. Así terminaba toda la abrumada poesía que había sido su vida, la cual se resumía solo…en la Agencia.

Sólo tuvo eso, sólo sabía eso, sólo era eso.

Sintió más espasmos moviendo su cuerpo, como el ardor de sus vías respiratorias por inhalar ese aire tan frío que le dolía sólo respirar mientras su corazón empezaba a dolerle demasiado, más que por el sentimiento de miedo, realmente empezaba ponerse caótico a reacción de su exposición al frío. Sus labios parecían piedras pálidas cuarteadas, tratando de decir algo en un inevitable tartamudeo mientras no podía más y lanzó un quejido, que no sólo la sorprendió a ella, sino a su Superior y al otro agente, que la miraron fijamente enseguida para ver cómo tras ese quejido, salió otro y otro, como ahogándose, como si le doliera algo repentinamente mientras cerraba los ojos y su rostro hacía una mueca desesperada y empezaba aspirar ansiosamente con su pecho agitándose y empezó a emitir unos finos jadeos de lamento mientras sus lágrimas salían ya sin retención de sus ojos, viendo pasar por su cabeza toda su vida entre mezcladas situaciones, recordando lo poco que guardaba en su memoria de su tiempo en el orfanato, tiempos más tranquilos y divertidos, con muchas amigas, con muchas ganas de jugar, de salirse con la suya con algún truco o mentira piadosa para ser regañada por alguno de sus tutores y ella estuviera divagando en su mente sin escuchar, pero aun así recibía mucho cariño y podría ella quererlos a ellos. Para sólo verse una escena después en los fríos muros de la Agencia, de las enseñanzas que le daban en esas ambientadas aulas con otros niños que no se atrevía hablarles hasta que tiempo después conoció a Sweetie Drops, que bien la trataba mal e ignoraba, tiempo después le fue más comprensiva repentinamente, esta vez ya no viendo una por su lado, sino que se hicieron una sola, terminando de crecer juntas, de una manera tan diferentes pero iguales a la vez, ya Golden haberle perdido el miedo que le tenía hasta torearla con gusto mientras recibía esos regaños de Bonbon tildándola de exagerada e imprudente, tratando de corregir esa costumbre suya de mezclar cualquier cotidianidad con lo que sabia de la Agencia, en llamadas de atención como lo hacía sus tutores del orfanato en su tiempo. Lo que la hacía sentir…protegida, querida. A la manera que sabía hacerlo Bonbon, claro, y era un cariño que tal vez no era para todos, pero que Golden aprendió apreciar. Porque Bonbon era todo lo que tenía en su mundo. Lo único realmente salvable y bueno que le habría pasado cuando atravesaba la oscuridad en la que hasta quiso buscar ella misma la muerte.

Esa pequeña fracción que podría sentir de lo que llaman...familia.

Ahora ya no estaba.

El llanto de Golden, aunque bien esperado por su Superior, no lo hizo emocionar como hace un rato. En realidad le sorprendió ver cómo esa chica rompía su agresividad y resistencia, al empezar a lanzar más quejidos y gruñidos entre sus lágrimas mientras su rostro se descomponía por completo, suavizándose en una profunda pena y lamentación, llorando desde el corazón y un horrible sentimiento de pena azotándola, pensando en la situación que pasarían el resto de chicas. Ellas no merecían estar aquí. Tal vez ella sí. Nació para estar aquí. Pero ellas…ellas no, no merecían el encierro y bajo su dominación. Eran demasiado buenas. Demasiado amables y brillantes. Eran todo lo que esta Agencia no era. Y el sólo pensar que debían estar aquí…le rompía todo lo que le quedaba de fuerza por dentro. Bonbon lo dijo, esas chicas eran todo lo que ellas no podrían ser. ¡Y por eso las odiaba! ¡No las aguantaba! ¡Las envidiaba tanto que dolía! Sabía lo que era cada una, y de todas, era a Applejack que más le hacía retorcer todo por dentro.

Porque también fue huérfana. Porque también pasó por una etapa de oscuridad en esa niñez. Porque también se adaptó a lo que le tocó vivir. Pero entonces… ¿Por qué tuvo un final mejor que el de ella? ¿Por qué siempre sonreía? ¿Por qué tenía tantas buenas amigas? ¿Por qué aun así tenía familia que pudo cuidar de ella? ¿Por qué debió atraer al mismo chico que con su sola forma de ser, le hacía realmente sonreír cálidamente, sólo para ver que a quien él quería ver esa sonrisa, no era en ella, sino en…Applejack? ¡La odiaba! ¡La odiaba tanto! Pero así como la odiaba…la admiraba. Porque tal vez…sólo tal vez, esa antigua Golden aun vivía muy adentro de ella y…quería esa normalidad, no como Carrot Top sino…como Golden Harvest. Pero sentía que no era digna de ello.

Sólo podía llorar, ahogarse en llanto sin importarle nada lo que ese hombre pensara de ella, si se riera o complacería de gusto. Sólo quería llorar, porque debía admitirse de una buena vez, que lo único que quería, al menos una vez en su vida…era ser amiga para alguien de ese otro lado del mundo. De alguien como Applejack y las demás aunque no sabía hacerlo. Por eso entregó todo y traicionó para ser leal a quien su pequeña Golden que vivía escondida en su corazón, creía que se lo mereciera.

Y entonces un resplandor naranja cubrió su cuerpo.

Devious Black, por primera vez desde que entró al cuarto, mostró al fin una verdadera expresión en su rostro al dejar abrir enormemente sus ojos turquesas en sorpresa al ver cómo esa joven hipotérmica, emitía ese resplandor naranja y su cabellera simplemente creció hasta por la altura de sus rodillas, apareciendo un moño en medio de su largo cabello con incrustación de una joya de tres zanahorias.

-¡Sostenla!

-¡¿Qué?!- reaccionó él viendo a su Superior precipitarse hacia el extremo de las cadenas para destensarlas.

-¡Que la sostengas!- repitió en orden y molesto por tener que repetirlo, y Devious se puso frente a ella para que de golpe el cuerpo de Golden cayera sobre sus brazos extendidos, quien aún permanecía llorando desesperada, bloqueada en un estado de ansiedad que la hacía hiperventilar sin que el cuerpo le responda por sus músculos entumecidos del frío pero asimismo, sin poder concentrarse en la fuerza que despertó dentro de ella, al sentir el descoordinado ritmo de su corazón, doliéndole el pecho.

-¡Sácala de aquí y llévala al piso médico! ¡Ya!

-¡¿Por qué?!- se aventuró a reclamar con un fuerte ceño.

-¿Acaso no viste?- le interrogó con obviedad caminando de vuelta hacia él con fuertes pasos -. ¡La muy traidora ha sido una de ellas también!

-¿Pero no es peor? ¿Qué haya más? Dejémosla morir. ¡Es sólo un proyecto! ¡Y además una traidora!- discutía sosteniendo a Golden con molestia.

-Es un aspirante a agente…con magia- le hizo ver con severidad y obviedad -. ¿Crees que voy a dejar perder una mina así? La corregí una vez, lo haré de nuevo, ¡Es mía! ¡Así que llévala ahora que si se muere, tú vas estar ocupando su lugar helándote el culo! ¡Muévete!- gritó con aquella mirada áspera de puñaladas.

Devious a regañadientes se dio la vuelta para encaminarse de prisa hacia el piso médico, apretando los dientes con furia y pasar su mirada gélida hacia Golden, que aunque salió de la congelada habitación, seguía temblando con espasmos, jadeando y tirando lágrimas que él simplemente ignoró con coraje para llegar enseguida al ascensor y dejar que se cerrara las puertas tras de ambos.

Se sentía como si estuviera suspendida en el agua, con su cuerpo…no, la verdad, no sentía su cuerpo. Sólo se sentía consciente, pero no podía ver más que una extraña imagen de un muy suave color azul cielo, como el tranquilo sonido de una suave brisa que le daba una inevitable sensación de sosiego. Tal vez ni siquiera tenía los ojos abiertos para ver eso, pues no sentía la necesidad de pestañear y aunque quisiese, no podría, porque se sentía completamente alejada y ajena a su cuerpo. Como si estuviese desprendida de él.

Al principio la tomó por sorpresa entrar en este tipo de… ¿Sueño? ¿Trance? No sabría decirlo, pero la tranquilidad, la quietud y pacífico momento le hacían creer que no tenía nada de qué temer, sólo dejarse llevar. Como si fuese una pequeña hoja que danza al ritmo que la arrastra el viento. Aunque no. Más bien se sentía como si fuese esa brisa que va por dónde quiera ir, dejándose ir, ser. Pero esta sensación ya la había tenido antes. La sentía desde hace un determinado tiempo. Desde que su fría y falsa máscara egoísta, vanidosa y altamente ególatra, cayó delante de esa imagen de Sunset Shimmer con aquellas alas resplandecientes y ese brillo dorado emanando de su cuerpo, con una sonrisa que nunca antes le había dado nadie. Una amable. Una compresiva y llena de muchas cosas cuando la salvó del ataque de Aria y Adagio hace ya meses atrás en aquel callejón.

"Conozco esa sensación, Trixie" le había dicho Sunset con esa calidez propia de ella mientras ocultaba las alas y sus cabellos dejaban de danzar "de descubrir que eres mejor de lo que esperabas que eras".

"Sunset…" pudo escucharse decir Trixie desde ese extraño pero tranquilo trance, "¿Por qué…de ese cálido brillo…pasaste a uno destructivo…?" se preguntó impotente, deseando volver a esos días de tranquilidad. En que el único problema eran los exámenes, saber lo que se siente besar y lidiar con su fastidiosa prima Lady Honey. Aquellos en que al fin, podía sentir por primera vez que podía ser ella misma sin fingir esa actitud mezquina, ser alguien que no era. "Ella me dio…esperanza…" se dijo con mucha melancolía y añoranza "Y Trixie descubrió que la amistad es libertad".

-Está brillando- exclamó enseguida una agente rubia viendo desde uno de los monitores que grababan a Trixie, como ella seguía aun inconsciente pero su cuerpo empezó a emanar un destello azul claro. -. Eso no pasó con las otras- decía para mirar al resto de agentes presentes.

-¿Qué hacemos?- preguntó mirando desde la pared transparente el brillo en Trixie.

-¡Pues llamen al Superior!- opinó uno enseguida -. Y si se ve una amenaza pues la evadiremos.

Mientras, Trixie ignoraba por completo su alrededor y donde se encontraba ahora, refundida en ese pequeño espacio de libertad dentro de ella.

"-Mi madre dijo que la libertad puede tener….muchos significados para algunos…- recordó de golpe lo que Trixie le dijo a Sunset aquella mañana cuando se despedían al ella tener que regresar a Equestria -. Le dijo a Trixie que definiera el suyo…que contestara…¿Qué es libertad? y creo que ya sé- continuó diciendo mientras deshacía el nudo de su capa para quitársela y levantarla hacia Sunset, acercándose para hacerle el nudo en su cuello. Los ojos rosados oscuros se posaron sobre los de ella, sonriéndose con lentitud e inconscientemente, Sunset empezó a esbozar una igual de felicidad -. La amistad es libertad…tú, Sunset, me hiciste saber lo que es ser libre.

-Trixie…- jadeó Sunset y abrió sus brazos hacia ella, rodeando su cuello, apretándola con fuerza en un abrazo que Trixie reaccionó enseguida en devolvérselo, aliviada en sentir esa regularidad de su ropa y apenas unidas, aquella característica energía, aquel calor y reconformación las encerró, haciéndolas cerrar los ojos de alivio y suavizar la sonrisa -. Contigo siempre me sentí tan libre.

Y fue allí que despertó su magia".

Era lo que entendió. Era lo que sentía.

Su amistad con Sunset le hizo entender que su definición de libertad se encontraba en ser libres de ser lo que es para sentirse fieles consigo mismo y para quienes en verdad importaban. La amistad le había dado esa libertad de al fin, dejarse ser.

"No hay un mapa ni atajo que nos dirija cómo vivir, por eso somos libres" pensó mientras cada vez, esa fuerza cálida la envolvía por completo en el meneo del viento que se sentía "Nuestro corazón es libre si dejas abrir sus alas para que vuele más rápido que el viento, y así dirigirse a un lugar más allá de las nubes para encontrar tu verdadero tú, como lo descubrió Trixie. Cuando te des cuenta del valor desconocido durmiendo en tu corazón, tus alas".

-¡Se está transformando!- exclamó un agente enseguida a la par que con otros se movían para entrar a la habitación al ver la luz mucho más fúlgida en el cuerpo de Trixie.

"¡Al fin!" escuchó Trixie una segunda voz repentinamente desde lo profundo de su mente.

"¡¿Qué?! ¡No! ¡¿De nuevo?!" se asustó al escuchar de nuevo una voz en su cabeza.

"Tranquila…no tienes de qué temer" escuchó que le hablaba un suave voz "No te alteres…o te perderé de nuevo. Me costó mucho volver a contactarme contigo a través de tu magia" advirtió enseguida.

"¿Magia?" pudo pensar sintiendo cada vez más envuelta de esa extraña energía. "¿Quién eres?"

"Mi nombres es Zephyr y de todas las magias que he podido percibir, la tuya es la única complementaria a la mía y con quien puedo comunicarme. Ahora más segura estoy si recibiste mi ayuda para despertarla de una vez".

"¿Ayuda? tú…¿A dónde…llevaste a Trixie?… Trixie…no estaba loca. Tú existes…"

"Tienes una particularidad con una conexión mágica que he sentido de cerca, hace mucho, mucho tiempo. En una que permite la conexión entre las joyas de los Elementos de la Armonía. Pero esta…esta no existe en donde vengo. Este mundo no lo entiendo".

"No…no entiendo. Trixie no entiende…" dijo para callar y escuchar mejor la explicación, pero no volvió escuchar nada. "¿Qué sucede? ¿Sigues ahí? ¿Quién eres?" preguntaba, pero no volvió a escuchar más la voz, y todo ese claro color azul empezaba a desvanecerse. "¿Por qué te vas así? ¡Regresa! ¿Qué quieres de Trixie? ¿Eres de Equestria?".

-¡¿Qué sucede?! ¡Vuelve!- gritó sacudiéndose para abrir los ojos abruptamente y darse cuenta del destello azul claro que la invadía.

Sin poder continuar reclamando el regreso de esa voz, vio cómo sus piernas se cubrían de unas largas botas azul oscuro con estrellas amarillas que llegaban hasta más arriba de sus rodillas, un vestido del mismo color de azul cubrió su torso y sintió como le cubrían los hombros una liviana capa que brillaba entre destellos amarillos y un gorro de punta cubría su cabeza con estrellas amarillas de pequeñas y grandes tamaños dispersas en él.

-¿Qué está haciendo? ¡No se mueva!- demandó una agente apuntando a Trixie como el resto, lo que la hizo respingar al no sólo asimilar del trance, la voz y la transformación, sino verse en ese extraño cuarto blanco y aquella gente armada y de negro, que la apuntaban.

-N-no sé…- decía aun destilando ese brillo, mirando absorta a esa gente y no le fue difícil deducir quiénes eran y dónde estaba, asustándose más.

-¡Deshaga su transformación, ahora!- ordenó otro.

-¡Trixie no sabe cómo! ¡E-es la primera vez!- confesó angustiada curvando las cejas. -. ¡Lo juro!- decía aun teniendo esa aura azul claro en su cuerpo.

-¡Deténgalo dijimos!- ordenó con severidad.

Trixie los miraba sin saber cómo hacerles entender que en verdad no sabía lo que hacía hasta que vio que uno preparó el gatillo y dio un paso hacia adelante, lo que la hizo asustar pensando que la iba a disparar ahí mismo y sintió algo aparecer en una mano, que por inercia para defenderse, lo lanzó.

-¡Cofcofcofcof!- empezaron a toser los agentes dentro del cuarto cuando se levantó de golpe una cortina azul oscuro entre destellos dorados que al respirarlo, les provocaba una incómoda irritación en toda su garganta y nariz, pero aún así se movieron directo hacia la cama de Trixie que cuando se desvaneció el humo en pocos segundos, se llevaron las sorpresa de que…

-¡Despareció!- bramó en desconcierto una agente viendo completamente anonadada al igual que el resto al ver cómo esa joven desvaneció frente a sus ojos entre esa cortina de humo.

-¡Mierda, se nos escapó una!- rugió uno mientras los que estaban detrás de la pared transparente empezaron a moverse enseguida y encender una alarma, pensando cuántas cabezas rodarán cuando se entere su Superior.

"¡No! ¡La perdí de nuevo!" lamentó aquella voz en un agujero de lo alto de una gran montaña con frustración y angustia entre el fino silbido del viento. "Nunca podré comunicarme con ella a este paso" se dijo sintiendo un latir repentinamente ansioso de su corazón "pero si me muevo…me va a encontrar… y pronto estaré débil" se decía con nerviosismo, retrayéndose más hacia el agujero en el que se mantenía. "…pero mi visión…debo advertir mi visión…" se recordaba tratando de menguar su temorcaminando más de cerca hacia el borde del agujero, dejando ver una alta y majestuosa ave color aguamarina clara que encandecía fúlgida y suave en las pasivas llamas del mismo color de sus alas, que verla, eran como ver el cielo más despejado y claro. "Debo hacerlo…"tomó valor para abrir sus alas y de inmediato un remolino de viento empezó a envolverla entera y aleteó sus alas dejando suspendidos pequeños residuos de sus llamas para expandirlas y con la presión del viento del remolino, le dio mayor impulso para al mover sus alas y saliera disparada hacia arriba, provocando un penetrante zumbido y una poderosa onda de presión de viento que se expandió a varios metros de allí que haber estado alguien cerca, habría salido lanzando de golpe por la formación de una inevitable onda expansiva. La ave se precipitó hasta llegar sobre las nubes de la noche y voló sobre ellas, que con su color de plumaje, se camuflaba con el cielo, volando concentrándose en dónde encontrar la portadora de esa magia.

-¿Segura que te sientes bien?- le preguntó Whooves a Twilight, viendo como ella misma se desconectaba de los sueros.

Ya le habían quitado el respirador al poder respirar por sí misma y se quitó aquella pinza en su dedo que hacía escuchar el pitido de la máquina de sus latidos.

-Lo estoy, no perdamos más tiempo- le dijo mientras apartaba las sábanas de encima y se sentaba en la cama dándole una mirada firme.

Entonces Whooves terminó de acomodar su reloj, le asintió y le estiró una mano, que Twilight la contempló un momento, nerviosa pero a la vez completamente segura, dándole su mano para que la sujetara y con la otra, presionara sobre el reloj.

La desorientación fue como al recibir el flash de una cámara. Le dolió los ojos una repentina luz, sólo provocándole llevarse los cascos a los ojos y restregárselo. Un momento…¡Cascos! ¡Sentía sus cascos!

Twilight aspiró en sorpresa para abrir de golpe los ojos y verse sus cascos como el sentirse de vuelta en su forma pony, rodeada de una oscuridad de una pequeña y modesta sala. Giró su cabeza abriendo la boca, sólo para sentir otro casco sobre su boca, viendo con sus ojos bien abiertos al terrestre café, de melena café más oscuro y ojos azules, quien tenía un ceño reprendedor. El casco que le retenía la boca, estaba su reloj.

-No hagas ruido- le dijo en susurro fuerte, para nada sorprendido de verla en esa forma, pues ya había visto ponies antes en sus viajes al pasado de Sunset -. Sólo tenemos que procurar que nos vea él- le recordó para apartarle el casco y ver su alrededor al igual que Twilight, viendo la oscuridad envuelta en una casa muy modesta, en plena noche.

Todas las luces estaban apagadas y había silencio, suponiendo al acto que la familia debía estar cada quien en su cuarto. Twilight se movió con pasos sigilosos hacia unos portarretratos para asegurarse que estaba en el lugar correcto, doce años atrás, viendo fotografías familiares, reconociendo a la pegaso crema, Speed Power, a quien se la veía en una foto con el uniforme de los Wondercolts, siendo abrazada por un unicornio cerúleo de melena negra, que sobre su lomo, veía a un potrillo blanco de unos siete años, muy feliz al igual que sus padres mirando hacia la cámara, que parecían estar en un evento de vuelo y por la ilusionada dicha en los rostros, podría interpretar que sería la primera presentación de Speed dentro de este legendario grupo de acróbatas, sabiendo ella por el propio Moon White, lo que le costó ingresar habiendo tenido una familia muy joven y ninguno de sus padres tuvo ayuda de sus parientes.

Twilight se quedó mirando un poco más la fotografía con una mezcla de sentimientos, sintiendo cómo Whooves se acercaba a ella.

-Desde esta noche esa felicidad no volvería ser la misma- dijo ella con cierta melancolía.

-Pero estamos aquí para evitarlo- exclamó -. Vamos, Twilight.

La alicornio tomó aire para darse fuerza y se encaminó con mucho cuidado de no hacer ruido, hacia el pasillo que parecía conducir las habitaciones, divisando unas tres puertas.

-Creo que no será difícil encontrar cuál es el de él- le susurró Whooves al señalar una puerta que tenía con letra bicolor negro y blanco su nombre en él.

Eso sólo hizo que Twilight se sonriera inevitablemente conmovida y estiró su casco hacia la manija, sólo para sentirla con seguro.

-Oh, sí…- se dijo a sí misma, recordando cuando Speed Power la buscó al castillo y contó que a esta edad, Moon White empezó a poner picaporte a la puerta de su cuarto. -. Tendremos que teletransportanos- le avisó bajo a Whooves, que a la primera no le entendió bien.

-¿Qué?- alcanzó a preguntar pero fue tarde, su cuerpo brilló como el de Twilight y segundo después, se halló en otra habitación, tambaleando un poco al tomarlo desprevenido y sintió el casco de Twilight deteniendo su tambaleo y vieran el cuarto de tamaño mediano, asimismo en oscuras.

Pero podían ver que desde la cama, se veía un bulto oculto bajo las sábanas, en donde se emitía una luz que hacía apreciar la silueta de un pony, que con voz muy bajaba, parecía leer algo y discutir consigo mismo.

Tanto Whooves como Twilight se intercambiaron una mirada, sin moverse, ni hablar, hasta sin respirar, al comprobar que estaba despierto, probando que estaban en el momento del pasado correcto, escuchando el movimiento de una hoja proviniendo desde la cama mientras el bulto hacía mover la sábana que lo cubría hasta por su propia respiración.

¿Estaba por realizar el hechizo? ¿Estaba realmente a tiempo de impedir el accidente y saber lo que inició todo?

Los nervios que tenía crecieron un poco más, pero aun así, Twilight volvió a tomar aire e iluminó su cuerno para crear un hechizo de insonorización para evitar que afuera del cuarto no se escuchase nada de lo que ocurriera dentro. Entonces ahora sí con más tranquilidad empezó a acercarse lentamente hacia la cama, encendiendo su cuerno para iluminar la sábana y de un halón quitársela de encima y quedara petrificada al tener que verse con una versión mucho más joven y pequeña de Moon White, quien levantó enseguida la cabeza hacia ella, aun manteniendo la punta de su cuerno iluminado, con sus ojos grises engrandecidos al verla, teniendo sujetado un lápiz en su boca, la cual dejó caer igual de quieto de la sorpresa mientras Twilight apenas podía salir del asombro de que él sea consciente de que la vea…sólo para verlo cerrar fuerte los ojos y…

-¡Vieja pervertida!- gritó Moon White para pujar e iluminar todo su cuerno buscando defenderse.

Aquí les dejo un capítulo más- Algunos preguntabas por qué Whooves no volvió al pasado pues…¡Aquí las razones y ahora están en el momento correcto!

¡Chan chan…CHAN!

Y…bueno, antes que nada digo, ¡Que sean machos o hembras de pecho peludo y encaren cuando pierdan una apuesta! Así que no pregunten, ignoren esto si quieren, sé que quieren, excepto…uno.

Pues yo *suspira* Yo…amo a Wisdom Crown. *el mundo estalla* ¡Espero estés feliz! ¡Sí! ¡A ti te digo, baboso! XD

¡Como sea! ¡Gracias por leer y todo eso blablabá!

¡Sunny Honey, fuera! XD

Next Chapter: Cambio de Destino Estimated time remaining: 0 Minutes
Return to Story Description

Login

Facebook
Login with
Facebook:
FiMFetch