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Lo Que Somos Ahora

by Sunny Honey

Chapter 30: Odisea

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Odisea

Una joven de cabello lacio, ojos morados y piel amarillo claro sonrió mientras entregaba la factura tras un mostrador. Laboraba a medio tiempo en una pequeña y modesta dulcería en el norte de la ciudad y acababa de atender un cliente que se llevaba una docena de donas. Mientras el atendido se retiraba cruzando el pequeño espacio con sólo cuatro mesas donde había unas diez personas comiendo algún postre, la joven trabajadora aprovechó para liberar un gruñido a lo bajo y mirar a su compañero de trabajo que atendía a su lado, un joven un poco mayor a ella de ojos verdes y cabello gris claro, pero éste estaba con la mirada pegada a la pantalla de su celular. Ella se había encargado de los clientes gran parte del día mientras él no soltaba el vicio del teléfono.

-Podrías…no sé…¡Ayudarme a atender a los clientes cuando llegan!- se quejó la joven dándole un pequeño empujón.

-¿Viste esa cadena que por ahí anda circulando por las redes?- le preguntó ignorando su queja para levantarle el celular a su cara.

Ella miró en la pantalla su red social, en el que se mostraba el rostro de varias chicas en una sola imagen con letras en mayúscula "Desaparecidas" y números de teléfonos por si saben información.

-Ah, sí- contestó haciendo a un lado la boca en tristeza -. Es una pena- suspiró contrariada mientras el chico regresa el celular hacia él -. Cómo una fiesta de escuela termina en una desgracia. Este pueblo es tranquilo y no se para de hablar sobre lo aconteci…

-Me la tiraría a la tercera- volvió a ignorar lo que ella decía. La joven parpadeó varias veces incrédula callándose de una viendo la indiferente mirada del chico que paseaba sus ojos en cada foto-. También a la sexta. La primera…meh…su pelo multicolor me hace doler la vista.

-Eres un imbécil- soltó ella con sequedad frunciendo el ceño, asqueada y enojada -. Esas chicas están quién diablos sabe dónde. Sus seres queridos deben estar muertos en vida. ¡Dios no quiera están muertas! ¿Y lo único que puedes decir es que te las quieres coger?

-Ay, ya amargada- se quejó con una tonta sonrisa deslizando su pulgar a la pantalla restando importancia. -. Ni que las conocieras.

-Yo las conozco-intervino una tercera voz que apareció tal como una repentina brisa fría que erizaba los vellos del cuerpo, atajando desprevenidos su llegada.

Aquella voz que salió como un tenue suspiro llamó la atención de ambos, que alzaron la cabeza al no percatarse ante la discusión, de la presencia silenciosa de un joven de piel blanca, ojos grises y cabello negro que estaba parado frente a ellos.

Tenía una mirada brillante, como magnetizada y picaresca, una suave sonrisa ladina que complementaba un sereno pero a la vez tieso semblante. Mantenía una pose rígida y formal, con sus manos dentro del bolsillo del pantalón negro de vestir que usaba con una camisa gris y chaleco negro. El azabache de su cabellera enmarcaba su rostro naturalmente pálido, que tenía su piel bien estirada, viéndose completamente lisa y de facciones que le daban una apariencia aniñada pero asimismo, dura, parecer de piedra y hacía destellar su mirada grisácea en el profundo magnetismo que emanaban sus ojos. No movía ni un solo músculo, como si fuese una estatua que dejaron allí para ser contemplada.

La joven sintió un rubor mientras el otro sólo arqueó una ceja, incrédulo ante sus palabras, pues para decir que conocía a las desafortunadas, no se expresaba ni afectado ni molesto por lo que le escuchó decir.

-Con…con fe ellas estarán bien- habló la chica repentinamente más interesada en atender la clientela mientras se pasaba las manos a su cabello en un intento de verse más presentable.

-Demasiado optimismo hace mucho más cruel la realidad- exclamó el peculiar cliente con la voz ciertamente melancólica – aún más dolorosa- agregó acentuando la profundidad de la mirada hacia ella que parecían absorber todos los sentidos de la joven.

-¿Entonces qué? ¿Quiere decir que están bien, por ahora?- ironizó el joven empleado volviendo su mirada al celular, pero sintió una repentina electricidad fría que le tensó el cuerpo cuando aquella mirada tiesa se concentró en él.

-La vida es una delicada belleza efímera que es muy fácil echar a perder- contestó con un ya inquietante sosiego que el empleado al devolverle la mirada mientras agregaba -. ¿Quieres apostar?- preguntó de manera tranquila, apenas siendo expresivo, con esa quieta calma entre su tiesa y penetrante mirada que parecía taimada.

Entre su endurecida expresividad, sus ojos grises se pronunciaban lisos, fríos y hondos, venciéndolos a caer en ellos en una repentina desesperación al encontrarse con la ventana hacia la misma manifestación del sufrimiento, de la histeria, y crudeza en ellos.

Verlo a los ojos, era ver todo el dolor del mundo en un sola mirada, y los ojos, dicen que son las ventanas del alma.

Ya sin darse cuenta, los dos empleados habían concentrado todos sus sentidos en ese torbellino de angustia y suplicio, empezándolos a embargar progresivamente un indescriptible sentimiento amargo, que les retorcía por dentro hasta provocarles ganas de caer de rodillas al suelo, pero su cuerpo se habían vuelto de piedra; duros y fríos, tal roca.

Tal como él.

No fue hasta que algo en su interior empezó a devorarlos por dentro, cuando empezaron a perder color en el rostro como dibujarse lentamente el pavor, experimentado sin poder moverse, un descomunal ardor que se expandía en cada rincón de su ser, carcomiendo, desintegrando, dejándolos con un insoportable brío ardiente pero a la vez frío que al final, una gruesa lágrima brotó de los ojos de la joven mientras su compañero tenía un rostro desfigurado de una desesperante angustia que retenía forzadamente, empezando a hiperventilar con violencia, faltándole el aire hasta que su cuerpo pareció al fin reaccionar de todo esa oleada de dolor y dejó caer el celular mientras se le escapaba un escandaloso grito histérico que cambiaba de un tono a otro, entre grueso y fino, subiendo y bajando, enrojeciéndole el rostro con un temblar violento mientras la chica empezaba a llorar desquiciadamente con un chillido casi animal, en un lamento ahogado llevándose las manos a su cabellera, halándose las greñas dando brincos contra el suelo mientras lanzaba una mirada paranoica a todo su alrededor como si estuviese perdida.

Sus espeluznantes alaridos y chillidos entre su comportamiento errático espantó a la poca clientela que tenían, saliendo donde era la cocina el resto de empleados ante el escándalo de gritos violentos que parecían roer el esqueleto, mientras el cuerpo de Moon White simplemente se dio vuelta y caminó con paso tranquilo hacia la salida con esa misma enigmática elegancia con la que se apareció, como un fantasma.

-¿Qué pasa? ¿Qué sucede?- trataban de entender el resto de empleados consternados por el desvarío de dos de sus compañeros, perdidos en un mundo ajeno al que nadie querría encontrar, mientras algunos clientes huyeron del lugar espantados mientras otros se quedaron de curiosos, hasta uno alzando su celular para grabar el arranque desquiciado de ambos empleados.

El joven se zafó de los brazos de uno de sus compañeros para precipitarse a la cocina, siguiéndole la chica, ambos buscando algo con la mirada con desesperación entre el gruñir de su histeria, hasta que los ojos verdes del joven se encontraron con un cuchillo, mientras los de ella vio el mazo de madera sobre una blanca masa de algún postre que se estaba haciendo. El joven se lanzó al mesón con desesperación para tomar el mango del cuchillo y acostarse bocarriba para empezar a apuñalarse a sí mismo aceleradamente, provocando que sus gritos se alzaran varias octavas más, mientras la chica tomó el mazo y se daba constantes golpes en la cabeza del lado irregular metálico del mazo, buscando romperse el cráneo. El otro desvariado dejaba entrar y salir la hoja del arma blanca sobre su vientre frente el horror del resto de compañeros que trataron de despojarlo del cuchillo pero éste seguía cortándose y apuñalándose entre los escupitajos de sangre mientras sus ojos desenfocados parecían salirse de sus órbitas. Mientras la joven se atacaba contra el mazo hasta que un certero buen golpe en la parte superior de su cabeza hizo que se le viraran los ojos a la vez que le rodeaba la sangre entre sus cejas y caiga abruptamente al suelo.

Al llegarles la muerte, ambos alcanzaron a lanzar un suspiro de alivio mientras se les dibujaba una sonrisa entre la tiesa mirada vacía de sus ojos, dejando marcados a sus compañeros del horror que acababan de ser testigos, uno hasta alcanzando a vomitar.

En otras circunstancias, Twilight Sparkle se habría encantado en explorar las altas tierras en donde convivían los grifos en el Reino de Griffonstone. Pero por ahora, no podría darse ese lujo, aunque no encontraría el Reino que tanto admiró sólo por un libro escrito hace mucho tiempo.

La reina había llegado con escoltas y con la compañía Rainbow Dash hacia al Reino ubicado en las altas montañas hiperbóreas, muy apartadas del territorio habitable de ponies que ni siquiera el tren podría atravesar para llegar, deteniéndose en Cañón Grifo, a más de miles de kilómetros lejos del Reino.

Este era uno de los cuatro Reinos independientes, pero geográficamente estaban ubicadas dentro de Equestria. Se encontraban muy apartadas de los pueblos y ciudades que se encontraban bajo las leyes dictadas por las extintas Princesas Celestia y Luna, para que sus políticas y soberanía no sean violadas, desempeñándose con propios gobernantes, cultura y legalidades, por lo que siempre era llamativo ver algún pony cruzando sus tierras, más aún la caravana de la realeza, la nueva gobernante.

El carruaje real atravesaba el camino de un Griffonstone en un intento de reconstruirse tras estar descuidada por tantas décadas por el carácter orgulloso y despreocupado de sus habitantes. Pero ahora, hace pocos meses, había alguien al mando que estaba por cambiar esa actitud.

-¡¿Qué hubo, perdedora?!- fue la bienvenida que dio la grifo de ojos dorados, Gilda, precipitándose en su vuelo para rodear con una de sus grandes alas a Rainbow Dash y desbaratarle la melena con una garra.

-¡Hey, basta!- se quejó la pegaso despertándosele un buen humor al volver a ver a su amiga tratando de zafarse de ella, sacando una pequeña sonrisa a Twilight -. ¿Esos son modales de una líder?

-Un grifo no deja de ser un grifo- sonrió Gilda orgullosa para fijar su atención a Twilight -. Así que… ¿Nuestro primer encuentro diplomático, eh?

-Ha pasado demasiado tiempo desde que un pony tuvo uno con Griffonstone- exclamó calmadamente -. Y Griffonstone es uno de los cuatro Reinos que se declaran independiente de nuestro gobierno aunque geográficamente estén ubicados dentro de ella.

-No me agrada a donde va esto- sinceró poniéndose seria y entrecerrarle los ojos -. No me diga, reina, que viene a reclamar Griffonstone como territorio de los ponies- exclamó frunciendo el ceño, defensiva y temperamental, rasgos inevitables de esa defensiva de los grifos.

-Gilda, por favor…- le dijo Rainbow Dash pero la grifo la miró manteniendo el carácter defensivo.

-No me importa que tan reina sea tu amiguita- le dijo para volver a mirar a Twilight -. ¿Es amante de nuestra historia? Pues debería de saber que no pasó mucho que los grifos se instalaron en Equestria cuando nos enteramos que habían ponies que también se acomodaron en estas tierras para formar una nación- comenzó hablar acelerada pero elocuente y protectora -. El habernos ubicados tan apartados de campos llanos para permanecer en alturas, tanto ustedes como nosotros, ignoramos de nuestra existencia hasta pelearnos por tener nuestra soberanía. Si no fuera por la intervención de la Princesa Celestia no duden que se habría creado campos de batallas y no dudaría en crear una ahora si buscan robarnos lo que nos pertenece por propio acuerdo limítrofe que hicimos con Celestia- concluyó determinada y decidida manteniendo sus ojos sobre ellas.

-¿Ya?- preguntó Rainbow de cascos cruzados, esperando paciente con Twilight a dejarla hablar -. ¿Te desahogaste? ¿Podemos hablar?

-Gilda, tranquila- exclamó Twilight -. No vine a quitarles su soberanía. Muy por el contrario. Vine que como Reinos distintos, acabemos por completo esa aun existente brecha entre ambos para fortalecer nuestros lazos y acabar con ese recelo que tiene los grifos hacia los ponies cuando están cerca de su territorio con el son de quitar la idea que les arrebataremos sus tierras algún día. No ocurrió antes, no ocurrirá ahora.

-Ah- soltó relajándose pero manteniendo una calmada seriedad en su rostro.

-Recuerda, amistad- aportó la pegaso con una sonrisa alegre.

-Exacto- coincidió la reina -. Sólo buscamos que como nación, estemos unidos ante la dificultad. Fortalecer nuestros lazos de amistad y que sepan que tenderemos nuestro casco para ayudar a Griffonstone a prosperar como reino independiente tras permanecer descuidado todos estos años ahora que está bajo tu liderazgo por votación- se explicó Twilight -. El Reino de Equestria está dispuesto a ofrecer sus servicios de orientación legal para ayudar a la representante del Reino de Griffonstone, en este caso tú, para la creación y aprobación de sus propias leyes para la construcción de una sociedad de bien vivir.

-En resumen. Vas a ayudarnos a formalizar nuestro Reino- pensó en voz alta -. Debo admitir que nuestro Reino ha estado descuidado desde el último gobernante, el Rey Gute.

-Ni que lo digas. Este lugar parece galline…- decía Rainbow para ganarse la enfurecida mirada de Gilda.

-No…te… ¡ATREVAS A COMPARARNOS CON GALLINAS!

-¡Es sólo un decir, un refrán que usamos! Lo siento- se golpeó el casco con la frente -. A veces olvido los choques culturales y lo que algunas cosas son ofensivas para ustedes. En serio lo siento.

-¿Y después por qué una te dice "perdedora"?- preguntó para sacudir la cabeza -. Descuida. Yo todo el tiempo decía cosas despectivas de los ponies- sinceró para quedarse reflexiva y mirar a Twilight -. ¿Sabes qué? Estoy de acuerdo. Este tipo de situación puede evitarse si grifos y ponies conviven más. Hay muy escasos grifos instalados en su territorio que aquí son mal vistos. Hay que demostrarles al resto de nuestro reino lo mismo, pues como ya lo saben Rainbow Dash y Pinkie Pie, no solemos ser muy amistosos con ponies, más bien, ni con nosotros mismos- asintió determinada.

-Gracias, Gilda- sonrió Twilight con un suave ceño. -. Pero no sólo vine a ofrecerles eso- agregó para enseriarse de nuevo. -. Está sucediendo algo, y no quiero dejar a nadie vulnerable- una sombra de melancolía cruzó sus ojos violetas -. No de nuevo- se determinó.

Son cuatro y van sí, tres.

Twilight había pasado los últimos dos días visitando distintos Reinos que como lo dijo, aunque se localizaran dentro de Equestria, tenían costumbres y leyes completamente distintas a las conservadas por el territorio gobernado por la Princesa Celestia. Los otros cuatro reinos coincidían en que se habían instalados en puntos muy distantes de la sociedad de los ponies.

El Reino de Arabia Saddle se localizaba en un territorio desértico, a prácticamente otro polo de Equestria aislado de sus ciudades. Sus ancestros se habían asentado ahí con sus tiendas y carpas, hablando una lengua diferente como tradiciones que chocaban con las de Equestria, pero Celestia nunca tuvo problema de compartir sus tierras con esa raza hermana y les dejó la región de desierto para que lo embellezcan con sus exóticas costumbres, teniendo desde el principio, lazos amistosos con sus reyes.

En la visita que recibió de Haakim, Twilight solicitó que sus guardias puedan expandir la búsqueda de la unicornio Trixie Lulamoon en su reino, cosa que permitió el gobernante. A partir de entonces, no esperó más y partió a Yakyakistán, otro reino que caso contrario a Arabia Saddle, éste se autoproclamó soberano en una región nevada por encima del Imperio de Cristal y cerró fronteras con Equestria al llegar un acuerdo limítrofe a sí mismo con la Princesa Celestia para impedir una guerra. Twilight solicitó una reunión urgente con el Príncipe Rutherford para que su reino autorice la ayuda a la expansión de búsqueda de Trixie. Aunque el monarca se mostró ciertamente reacio puesto que Twilight no pudo demostrarle real profesionalismo cuando pisó Ponyville, siendo convencido más bien por Pinkie Pie de abandonar la idea de guerra, los argumentos de la reina fueron aprobados.

El Príncipe tenía una agradable concepto de los ponies gracias a Pinkie Pie, por lo que tras una reunión de horas, tuvieron un acuerdo a favor de ambas naciones. Además de advertirles y preparándolos la seguridad ante cualquier circunstancia y mantener siempre contacto.

Con Griffonstone sería un asunto más fácil de lidiar, aunque esas fricciones que existen entre ponies y grifos surgen hace mucho tiempo, desde que hubo la discusión de quién llegó primero, si los ponies o los grifos puesto que, al instalarse en borrascosas montañas de gran altura, ninguno de los dos vieron en qué momento llegaron, causando discusión de a quién le pertenecía el territorio "invadido" por los grifos, y una vez más, la Princesa Celestia tuvo que interceder y dejar vivir tranquilos a los grifos asegurando que nadie les quitara sus asentadas tierras aunque al ser criaturas demasiadas orgullosas, no acabaron con su recelo con los ponies y declararon independientes del gobierno y leyes de los ponies; sin embargo no llegaron al extremo de bloquear fronteras como los yaks.

Ahora, estaba logrando una conversación y acuerdo con Griffonstone, no sólo entablándolo con Gilda, sino con su "garra" derecha, Greta; una grifo más estilizada que Gilda, con unas plumas color menta decorando alrededor de sus ojos y una bufanda gris con un broche de media luna. Pero asimismo era más seria, tal vez no tan explosiva como Gilda pero de carácter rígido, sin embargo muy inteligente e intuitiva, que fue placentero para Twilight de negociar. Pero también era muy, muy directa.

-Usted lo que busca es que si las cosas empeoran con su Reino, contar con nosotros en deuda de su ayuda a la reconstrucción de Griffonstone- lanzó Greta como si nada para levantar la mirada de unos documentos que examinaba para firmar el acuerdo en conjunto con Gilda para mirar a la reina -. Con nosotros y el resto de los reinos independientes dentro de Equestria- agregó.

-Pues la verdad no lo negaré- sinceró Twilight sentada con las demás alrededor de una mesa rectangular en uno de las edificaciones en mejor estado para la reunión -. En serio quiero llevarme bien con el resto de reinos, borrar las brechas, porque no sólo Equestria necesitará más amigos para superar esto si las cosas se ponen peor, sino ustedes.

-¿Por qué no sólo lo pediste?- preguntó Gilda.

-Nuestras relaciones no han sido del todo buenas- recordó levantando ambas cejas -. La Princesa Celestia evitó conflictos y batallas al repartir las tierras, pero creo que fue un error asentir que la independencia signifique "brecha". Un "Tú allá y nosotros acá"- negó la cabeza con determinación -. El que seamos unidos no signifique perder orgullo interno, regresar al conflicto del pasado, perder nuestras costumbres que hace que cada Reino sea valioso de manera particular. Al contrario. Será provechoso y educativo el intercambio cultural. El aprender uno de otros. Saber respetar y valorar nuestras diferencias que nos hacen únicos. Compartir nuestras historias. Pero como hay que ser realistas, no lograremos eso de la noche de la mañana. Será con el tiempo y nuestro primer paso para acordar esa amistad, será devolver un favor, con otro, en un acuerdo firmado. Que sea recíproco para que tengan nuestra palabra de que Equestria no busca segundas intenciones que perjudiquen Griffonstone como reino soberano. Ambos reinos tienen sus problemas que lidiar y Equestria los ayudará a levantarse de los escombros del pasado para un mejor futuro; así como mantenernos juntos para lidiar con la amenaza que está sobre nuestras cabezas y contar que nos ayude al nuestro en un acuerdo diplomático y legal, esperando que la amistad que hemos empezado a enlazar, con un estrechamiento de casco con garra.

Twilight concluyó sus palabras con sus ojos violetas firmes y semblante decidido, pero expresando mucha integridad y confianza. Ambas grifos permanecían serias mirándola mientras la pegaso pasaba una mirada a otro.

-¿Cuántas veces practicaste en el espejo para decir eso?- interrogó Greta para levantar una pequeña pero gratificante sonrisa para compartir una mirada con Gilda que había puesto un semblante satisfecho -. Los ponies y sus sentimentalismos- se limitó en comentar ampliando la sonrisa.

Habían pasado un par de horas en la reunión para al final, empezar a firmar el acuerdo legal, terminando en buenos términos y comiendo el tradicional panquegrifos, mejorado por Pinkie Pie. Twilight trasladaría arquitectos y obreros y otros profesionales para que orienten a la sociedad de los grifos a levantar su reino tan dignamente como lo fue hace décadas, puesto que los grifos habían dejado a un lado un reino próspero, dejándolo descuidado y en total ruinas, empezando de cero literalmente y las cosas estaban por cambiar con Gilda de líder del reino y que aceptó por ellos la orientación y ayuda de los ponies, un primer gran paso para que grifos y ponies se ayuden mutuamente en momentos de dificultad, permitiendo que guardias de Equestria expandan la búsqueda de la unicornio Trixie como su seguridad.

Cuando el carruaje real atravesaba los cielos para regresar a Ponyville, Twilight miró al horizonte ensimismada. No estaba segura de nada. Cuándo esto acabaría. Que todo volviera a la normalidad, pensando en el verdadero incierto en el que estaban. Cadance parece haber dicho todo muy en serio cuando dijo que ella se preocupara por su lado y ella del suyo, pues Twilight había enviado cartas para saber cómo andaba la situación y el estado de su hermano, recibiendo a cambio contestaciones tajantes y firmadas como "Emperatriz" pero desde que envió una carta ayer, no había recibido respuesta de su hermano, cosa que le dio mala espina.

Rainbow se aclaró la garganta para llamar su atención y le sonrió al ver sus ojos violetas depositarse en ella.

-Vaya, Twilight. Debo realmente admitir que me siento agradablemente sorprendida cómo estás manejando las relaciones extranjeras con el resto de Reinos- comentó para iniciar una conversación amena para suavizar un poco el ambiente y rió un poco -. Y pensar que la última vez que lo intentaste con los yaks casi se te desorbitan los ojos- comentó tratando de animar un poco su semblante.

-No tengo tiempo para eso- le contestó con seriedad, haciendo a Rainbow cesar la risa -. Equestria no tiene tiempo para que su Reina se deje presa de los nervios y de su neurosis- agregó mientras la miraba con una fuerte seguridad en sus palabras -. He de lidiar que las emociones y sentimientos no interrumpan mi deber de servirles para darles apoyo y defenderlos- admitió para mirar de nuevo hacia la ventana, hacia el sol del mediodía. Ayer a esta hora había recibido la visita de Haakim y Amira, ahora ella hacía las suyas. Twilight concentró su mirada en el astro -. Yo debo dejar de subestimarme y creer en mí misma y mis decisiones.

-Entiendo- le asintió y dudando un poco, se sentó junto a ella y levantó una ala sobre sus hombros. Twilight la miró de inmediato. Rainbow nunca le había dado ese gesto de cariño pues para empezar, no era demostrarse cariñosa, siendo muy rara vez -. Sólo no pierdas las esperanzas.

-Por supuesto que no- le contestó con firmeza y sonriéndole agradecida para bajarla un poco -. Sólo…estoy preocupada.

-Lo sé.

-No sé cómo estarán mis amigas humanas- suspiró sacudiendo la cabeza pasándose un casco por su rostro -. Que…estará haciendo…quien sea que sea en el cuerpo de Moon White…ni qué pasó con Trixie- agregó con voz fina pero amarga, frunciendo el ceño tensado la barbilla -. No puedo creer que haya desaparecido. Han pasado ya cinco días desde el ataque al Imperio de Cristal como su desaparición…-suspiró contrariada -. Este incierto de lo que andan haciendo, planeando me tiene muy preocupada.

-Y con razón- le dijo, no sabiendo más qué decirle a su amiga.

-Ando tan atareada que no he podido siquiera visitar a mis padres. Peor a mi hermano, limitándome en cartas con los tres- resopló curvando sus cejas.

-Creo…que deberías tomarte al menos un día para dedicarte a eso- la animó Rainbow y la alicornio levantó la cabeza manteniéndose esa mirada frustrada.

-¿Un día? No puedo darme el lujo de "descansar" un día. No si mi…

-Llevas ocho días sin parar, Twilight- le hizo ver la pegaso con cierto tono reprendedor, como nunca -. Has consumido casi nada de horas de sueño. Medio das tres bocados y dices que comiste. Atiendes la situación de los unicornios, investigas en libros, pergaminos, hablando entredientes todo el tiempo teorizando para descartarlo, sin agregar que gobiernas un reino atendiendo cualquier cosa de decisiones de cerebrito. No te pido que lo descuides, sólo tomar tiempo para ver a tu familia y ya. Porque se nota en la cara las ganas de verlos.

-Lo…lo pensaré.- admitió aunque lo dudaba por más que le doliera.

Tras horas de viaje y cuando el carruaje empezó a acercarse a Ponyville, toda una muchedumbre había copado las calles del pueblo, mezclándose sus gritos y exclamaciones desesperados. Twilight y Rainbow sacaron la cabeza del carruaje admiradas por tal recibimiento, cuando se les paró el corazón al ver casas que se vinieron abajo, algunas aun emanando un espeso humo negro de algún incendio, las calles en deplorables estado y divisar el Castillo de la Amistad con torres caídas y que montículos de cristal destruidos estaban regadas al pie de éste, semidestruido.

-No… puede ser…- jadeó Twilight sin aliento y los ojos engrandecidos mientras los gritos de los aldeanos sólo se alzaban, reclamando, diciendo cosas a la vez, algunos llorando, enfurecidos y asustados, viéndose entre ellos heridos de lo que podía de ver golpes, sólo pudiendo entender entre la mezcla de vociferaciones, una palabra que le terminó por helar la sangre.

-¡Guerra! ¡Nos has declarado la guerra!

-¡El Imperio de Cristal declaró la guerra!

-¡La Princesa Cadance atacó a Ponyville con su ejército!

Más y más exclamaciones alzaban y Twilight sólo podía mirarlos realmente consternada hasta llegar al pie del semidestruido castillo, siendo enseguida rodeada de los guardias al ver la masa de ponies que se le iban encima entre sollozos y reclamos. Los guardias forcejeaban entre los aldeanos para que no tocaran a la reina mientras la dirigían dentro del castillo, abriéndose las puertas y Twilight viera destrozos dentro de éste como si hubiese sido saqueado pero también al resto de sus amigas que la rodearon enseguida.

-¡¿Cómo que Cadance atacó Ponyville?!- interrogó Twilight casi en un grito con una igual angustiada Rainbow mientras como seis guardias estaban escudando la puerta ante el gentío de afuera aun gritando por explicaciones que Twilight no podía dar, desorientada.

-¡Fue una locura!- explotó Pinkie Pie con su voz chillona sujetándose la melena desesperadamente entre sus ojos desorbitados -. ¡Se escuchó "piu piu piu"! ¡Y luego "aaaahhhh"! ¡Y después "boom puf bam wham"! ¡Y y "pppprrrr" y…!- calló abruptamente cuando Applejack le puso un casco encima en la boca.

-¡La Princesa Cadance llegó con un batallón!- empezó a explicar con claridad la terrestre naranja entre sus cejas fuertemente curvadas de angustia como las demás mientras aun se escuchaban las vociferaciones de afuera -. ¡Ella empezó a disparar contra todo! ¡Ponies, casas, calles! Mientras sus soldados iban tumbando puertas, saqueándolas, peleando contra la guardia solar. Llegaron a entrar al castillo, revolvieron todo. Se llevaron algunas cosas de tu biblioteca- tragó saliva -. Entre ellos el espejo mágico- anunció para que Twilight soltara un aire comprimido mientras retrocedía un par de pasos y se dejaba sentar en el suelo.

-La…la Princesa Cadance después empezó a gritar que el Imperio de Cristal te declaraba la guerra- habló Fluttershy temblante, haciendo que Twilight abriera más los ojos, impávida -. Te acusó frente a todos que eras la principal culpable de todo lo que ha sucedido, y de conspirar contra Equestria al defender a Sunset Shimmer y Moon White. Te citó hoy al atardecer para una batalla campal. La…la que…- empezaba a decir pero el llanto que contenía la interrumpió.

-La única que quede en pie se queda con el trono- terminó de concluir Applejack con angustia. -. Si…si te niegas, entonces dijo que no te sorprenda si vuelven a atacar otra ciudad en intención de asedio.

Twilight se mantuvo quieta, terminando de escuchar lo que sus amigas le informaron mientras aun escuchaba el bullicio de afuera.

-Mi…mi propia familia…¿Me quiere matar?- preguntó estupefacta, con la cabeza repentinamente pesada y mareada.

-¿Twilight?- escuchó la voz de Pinkie Pie, pero la reina solo veía manchas de colores distorsionadas hasta perder la estabilidad -. ¡Twilight!- la llamó angustiada con las demás al verla caer a un lado de golpe al suelo que hizo que hasta se le desprendiera la corona de la cabeza, que rodó algunos metros por el suelo.

Rainbow Dash estaba sentada en el suelo con las piernas recogidas en una de los cuartos del escondite. Tenía sus ojos cerrados y su rostro sereno con una respiración que inflaba su pecho hasta botar lento el aire. Delante suyo, estaba una intranquila Trixie en su misma posición, sólo que tenía sus cejas curvadas, teniendo aun los nervios un poco alterados. Ayer había escuchado unas voces en su cabeza que cesaron en cuanto ella empezó a llorar asustada. Le fue realmente aterrador tener que estar escuchando voces en su cabeza y andaba ansiosa. Rainbow Dash entonces reveló el secreto que solo sus mejores amigas sabían y era que ella meditaba. Lo hizo para que Trixie lo practique y así se relaje. La verdad, no estaban seguras qué fue realmente lo que sucedió. Si en serio era producto del encierro con la angustia, o pues, realmente "algo" quiso comunicarse con ella. Con toda esta magia sucediendo era una opción que además no podían descartar puesto que mientras Trixie había tenido que escuchar esas voces, su cuerpo empezó a emanar una luz.

-Trix, relájate- le decía Rainbow abriendo un ojo para ver esa marca de ansiedad en Lulamoon.

-Eso intento- le dijo inhalando y exhalando, sintiendo sus manos frías.

Tras tener su momento de meditación, retornaron el entrenamiento.

Applejack estaba de pie, con su apariencia transformada con su traje verde y lianas alzadas, con la mirada concentrada sobre Rarity, quien estaba a pocos metros frente a ella y asimismo, estaba con su apariencia cambiada por esa falda blanca con puntos brillantes, sus largas botas, guantes y corsé de diamante puro. La modista tenía un ceño determinado y una sonrisa levantada, ansiosa, con sus puños levantados en reto, cosa que hizo reír a Applejack. En serio. Estos días había visto cosas de las chicas en lo que vería en años.

Como era divertido de ver que al fin y al cabo, la gran dama de Rarity le haya gustado tener que golpear, siendo más divertido y hasta adorable de ver, el rostro tan serio de Bonbon siendo coloreado por un sonrojo ilusionado con un brillo vanidoso en sus ojos celestes bien abiertos, aceptando escuchar a Rarity una visión optimista de que cuando volverían a su tranquila rutina, les haría todos los vestidos que quieran en agradecimiento por su lealtad. Con el gran fetiche que tenía Bonbon de usar vestidos, eso fue una promesa que se lo tomó realmente a pecho y parece se encargaría de recordarle.

Además, sonreía aliviada de que el cabello de Pinkie Pie anoche volvió a tener su loco aspecto esponjoso de siempre tras una reunión más entre ellas. La verdad, pese el momento difícil que pasaban, el apoyo que se daban creaba un vínculo que se iba tejiendo estos días entre ellas, ahora sí sin dejarse de sorprender por qué precisamente esas chicas habían, sí, atraído la magia que se mantenía en la escuela, que aunque no eran fuerte ni avanzada como la que tenía ella y el resto de Las Rainbooms, se exteriorizó híbridamente a su contraparte pony en expresión a su espíritu cálidamente amistoso.

La rubia suspiró colocándose las manos en la cintura viendo cómo Bonbon se ponía en medio de ellas.

-Okey. No hace falta explicarlo- dijo paseando una mirada entre la vaquera y la modista, pero también a sus lados, donde estaba Pinkie Pie con traje de short rosa, a otro extremo estaba Fluttershy con traje blanco de falda en forma de flor de loto y sus alas traslúcidas de mariposa, y en las esquinas Lyra y Mistery. -. Todas saben cuál es el papel que les corresponde. Esto es un simulacro para probar sus habilidades y reacciones- recalcó -. Applejack será la atacante…

-Porque ya tiene experiencia en eso- tiró el comentario Golden con una sonrisa burlona de lado, lo que hizo que Applejack la mirara entrecerrándole los ojos. Bueno, no todas expresaban de manera cálida su amistad. La pelinaranja expresó una cara desentendida -. ¿Qué, Manzanas?

-Sabes que no me agrada que me lo recuerden- se limitó en decirle seria para regresar la mirada enfrente.

-Es mi trabajo hacerlo- le contestó encogiéndose de hombros, interrumpiendo la intención de Bonbon de seguir hablando que se torció de ojos por la actitud de su compañera -. Caso contrario te limitas pues eres cobarde aun.

Applejack tensó la quijada para entonces mover su cuerpo para alzar una liana hacia Golden latigando al aire a poco metros de la pelinaranja, sólo para aclarar el punto de que no era cobarde, sin ninguna mala intención, pero entonces Golden levantó el pie a la altura que bajó la liana y se la retuvo en el suelo pisándosela.

-¡Zanahorias!- se quejó la vaquera con un fuerte ceño.

-¡Simulacro, Manzanas!- advirtió sacando tras de su espalda un arma y sin espera, la apuntó y disparó cerca de ella, robando un resuello a todas -. ¡Maldición! ¡Te van a matar!- rugió realmente molesta.

-¡Golden!- la reprendió Bonbon enojada por su imprudencia -. ¡Así no es como…!- decía pero se interrumpió cuando se alzó otra liana de Applejack, en el improvisado simulacro de Golden, y éste envolvió la muñeca de la mano que Golden sujetaba el arma para hacérsela soltar, pero su mano seguía firme pese sentir la fuerza que la apretaba la liana y sus espinas enterrarse, para sostenerla con la otra libre, cuando la pistola brilló de color morado y se la fue arrancada de un solo halón.

Esa había sido Mistery que desde su extremo, la despojó del arma y la levitó enseguida hacia ella misma para encerrarse en un domo para protegerse, tal como se la había estado indicando en estos entrenamientos. Golden miró a Mistery con una sonrisa.

-Wow. En serio esa fue una muy buena reacción- la felicitó Golden mientras era despojada de la liana que le enredaba la muñeca. Mint se sonrió orgullosa dando un brinco y tocando la guitarra del aire. Golden entonces miró ácidamente a Lyra, quien respingó al sentir como una puñalada helada le era enterrada -. ¡Heartstings! ¡Concéntrate! ¡Su parte es despojarles las armas desde la distancia! ¡Tienen que trabajar juntas, no dejes a Mistery sola el trabajo!

-¡S-sí!- tartamudeó ante el regaño mientras Mistery movía ágil los dedos haciendo ruidos en su boca, fantaseando un solo de guitarra, provocando una agradable risa en las presentes.

-¡¿Y yo qué?!- se quejó Rarity con reproche -. ¡Estaba lista para mi simulacro! ¡Hum!- se quejó dando la cara a un lado y alzando la nariz.

-Ya, ya. Tendrás tu oportunidad- le sonrió Golden acariciándose su muñeca mientras Applejack se tragaba esa molestia que sentía por el cinismo de la pelinaranja.

-¿Te lastimé mucho?- preguntó la rubia con verdadero interés pero lo habló con voz seria mientras se acercaba a ella, aún ciertamente molesta por los comentarios que ella daba desde...¡Siempre! pero en los últimos días ya la estaba llevando a su límite.

-¡JA!- se limitó en soltar Golden con una sonrisa de lado -. Ya quisieras, Manzanas- agregó para bajar la mirada hacia esa muñeca de su mano derecha que al vérsela, sus ojos verdes se endurecieron al igual que su rostro y su sonrisa descendió de a poco hasta formar una sola línea.

-Déjame ver- escuchó la voz de la rubia que apenas le tocó la mano, Golden alzó la cabeza con una mirada dura y le dio un solo golpe sobre su brazo con su mano bien abierta y fuerte, que le hizo hasta sonar y arder la piel enseguida del golpe, no solo su piel, si no todo el cuerpo, en una repentina ira que Applejack le dibujó un furioso ceño -. ¡Por mil manzanas! ¡¿Era necesario eso?!- se quejó realmente enfada viéndose colorado el antebrazo ante el fuerte manotón.

-Sí, lo era- contestó seca -. ¡Ahora largo a tu lugar y no te quejes como nenita!- mandó cortante con un fuerte ceño sin importarla la mala cara de las demás por su reacción.

-Demonios, en serio trato de entenderte, Golden, pero eres una pesadilla, al menos conmigo- sinceró la vaquera además de enfadada, estaba frustrada y resentida -. ¿Por qué tienes que ser tan dura?

-Déjate de nenadas y regresa a tu lugar, ¡Ahora!- bramó con voz tiesa concentrándole la mirada.

-¿Debo recordarte que no estás en tu Agencia? ¡Allá se tratarán como salvajes pero aquí no!

-Oke, okey. Basta- intervenía Bonbon empezándose a acercar a ellas.

-En serio. Trato de pensar- siguió diciendo la rubia mientras sentía el latir del dolor de su brazo pero su honestidad, coraje y hasta así, dolor de cómo era con ella, la hacía soltar la lengua -. Se me ocurre pensar que estás celosa.

-¡¿Celosa?! ¡¿De ti?!- preguntó Golden sonriéndose con cinismo y empezarse a reír, lo que sólo alimentaba el mal humor de la rubia.

-¡Sí! ¡De mí, de todas!

-¿Y qué podrías celarles?- bufó con un resoplido sin tomarse en serio la discusión, cosa que Applejack sí hacía.

-¡Pues nosotras tenemos una vida! ¡Hasta Bonbon tiene una pero tú no!- soltó de una sola vez, sintiendo repentinamente toda una amarga sensación de su cuerpo que le hizo dibujar un concentrado ceño ante la mirada impactada de Golden pues, esa reacción era exagerada y muy contrario a lo que era la rubia. ¿Hablaba en serio? -. ¡Toda tu vida es una farsa! ¡Eres un espacio en blanco! ¡No eres nada más que una máquina fría que sirve a asesinos!

-¡Applejack!- le llamó la atención Fluttershy mientras Golden sentía arder sus ojos, pero eso mismo le invadió de coraje porque alcanzó dañar sus sentimientos, ¡Siempre, siempre lograba eso! por lo que endureció su quijada y sin pensarlo, levantó el puño, cosa que todas aspiraron enseguida y Bonbon se aceleró hacia ellas pero Applejack al mismo tiempo adoptó una oscura y vacía mirada de sus ojos verdes que así como vio levantarse el puño, alzó una liana que se le enrolló en todo el brazo mientras la halaba hacia sí.

Golden inmediato reaccionó doblando su pierna izquierda para ladear el cuerpo colocando todo su peso en él y levantar la pierna derecha con un rápido movimiento ganando fuerza, para darle una sola patada que le impactó directo a un lado de cuerpo que provocó que por instinto, Applejack se doble de ese lado mientras Golden cambiaba de pierna y le dio una misma patada con la pierna izquierda pero esta vez en su muslo, sólo para doblar su brazo libre para llevárselo hacia adelante y juntarse a ella con la intención de golpearle tras la nuca con el codo mientras le enrollaba su pierna izquierda con la suya para desequilibrarla y azotarla al suelo.

Pero entonces Applejack respondió a los previos golpes y su última intención, alzando todas sus lianas y las estiró entre ellas con violenta fuerza, apartándola de un solo golpe para buscar descargar toda esa amarga sensación repentinamente despierta en un solo latigazo en su brazo izquierdo que tenía estirado mientras el resto de lianas se posaron en su dirección en amenaza con intención de atacar también para lanzar sus propios látigos, pero el mismo sonido del impacto que cortó no solo la piel de Golden, sino el ambiente, la volvió en sí, porque en su mente pasó un breve momento de la noche en que ciegamente lastimó a Thunderlane sin descanso con un latigazo tras otro hasta bañar su camisa en sangre, cosa que veía se iba a repetir, volviéndose sus ojos suaves de nuevo, sólo para dejarse boquiabierta al ver a Golden caer abruptamente de espaldas al suelo con su brazo izquierdo estirado con una línea larga rojiza de su carne cortada que empezaba a brotar lentamente sangre.

Ambas habían sido tan rápidas, que todo había pasado en cuestión de segundos. A lo mucho cinco y dejó de piedra a cada una de las presentes, sin oportunidad de interceder.

Applejack aspiró conmocionada apartándose de ella mientras retrocedía sin poder apartar la mirada de Golden que primero miró su herida y después a ella, de una manera inexpresiva, aun con su quijada endurecida.

-Felicidades. Puedes defenderte- soltó con sequedad, sólo para levantarse para caminar sin mirar a nadie más, directo al pasillo angosto a tratarse la herida y tras darle una mirada rápida a la vaquera, Bonbon se movió tras Golden enseguida.

-¿Applejack?- la llamó Rarity entre el silencio muerto que se hizo y la vaquera alzó la mirada a ella con sus cejas curvadas, aun estupefacta -. Te pasaste de la raya… ¿Qué…qué pasa contigo?

-Yo…- trataba de decir mientras sacudía la cabeza, sin salir de la consternación -. No sé…

-¡Te lo buscaste!- le recriminó Bonbon entrando con Golden a la cavidad donde tenían ciertas medicinas. -. Enserio, Golden. Te pasas, te pasas de cretina con Applejack.

-¡¿Y me lo dices tú?!- reclamó Golden tirándole una mirada mientras de las vitrinas sacaba el frasco de alcohol.

-¡Sí! ¡Te lo digo yo!- le contestó severa -. ¡Ella sólo se preocupa por ti, tú misma la buscaste, te metiste en su vida sin que te llamara y la tratas como mierda!- se descargó realmente enfurecida con su pareja de misión.

-¡Pues tu madre también se preocupa por ti y le echas mierda encima!-le encaró deteniendo su búsqueda para darle la cara.

-Yo no pedí que lo fuera- exclamó sosteniéndole la mirada con la respiración ciertamente ansiosa. -. Pero tienes una amiga que tú misma buscaste, y estás perdiendo el tiempo haciéndola sentir miserable.

-Tú sabes por qué lo hago- exclamó con voz tiesa aguantando las punzadas de dolor de su brazo. -. Ella va a morir si sigue siendo como es- recalcó -. ¡Debo hacerlas fuertes! ¡Debo hacer que no teman lastimar! ¡Que aguanten dolor, la crudeza de lo que les espera afuera!- alzó su brazo mostrando su cortada-. ¡Y ella ya lo hizo y estoy orgullosa de eso!

-Estás equivocada- le replicó Bonbon -. Estamos complementando defensa con lo que son ellas. Y ellas, no son unas asesinas como nosotras- le explicó con seriedad pero con sus ojos suavizados, viendo los endurecidos pero vidriosos ojos verdes de Golden. -. Dudo que puedan ser indiferentes mientras ven un cráneo reventarse hasta que te lata los nudillos de tus dedos- dijo haciendo puño su mano cerrando suavemente los ojos, como trasladándose a un momento como ese -. Ellas son todo, lo que nosotras no podemos ser- agregó para devolverle la mirada -. Es doloroso tener que convivir con gente así y te entiendo si te frustra tanto estar con ellas y seas tan pesada, porque no puedes devolverlo como lo hacen ellas. Porque no sabemos. No…no es la vida que elegimos.

-…- le mantuvo la mirada un poco suavizando el rostro -. Es lo que te pasa con Cherry, ¿no?

-Ese es tu problema, Golden- su voz se escuchó más relajada mientras bajaba los hombros -. Te preocupas tanto por los demás que te olvidas de ti. Minimizas tus problemas, no lidias con ellos mirando el de los demás.

-Yo no tengo ningún problema- replicó mostrándose de nuevo defensiva.

-¿No?- retó para desviar su mirada no a su brazo lastimado con el corte, sino el otro, donde primero Applejack le agarró la muñeca cuando tenía la pistola. Golden endureció aun más el rostro, repentinamente impávida.

-Lárgate.

-¿Lo ves?- asintió devolviéndole la mirada -. Lo evi…

-¡LARGATE!- rugió con un agresivo ceño entre sus cejas sacudiendo los brazos pero respingó de ardor al hacerlo con su brazo cortado y apretó los ojos -. ¡Lárgate, Sweetie! ¡Déjame sola!

-Golden…

-¡¿Ya porque convives con estas sentimentales te atreves a hacerte la sabelotodo?!- interrogó mirándolo entre su vidriosa mirada pero manteniendo la dureza de su rostro y ojos. -. Eres una hipócrita- le dijo secamente pero Bonbon ni se inmutó.

-¿Y lo dices tú?- usó su misma frase que hace un momento Golden usó con ella, lo que hizo que la pelinaranja dejara escapar el aire contenido.

-Nunca necesité ayuda y te consta- farfulló apartándole la mirada y le dio la espalda -. Vete, Drops. En serio. Vete- dijo con seriedad pero Bonbon pudo escuchar un leve temblor en su voz que se le salió. Asintió para sí misma y sin decir más, salió de esa cavidad dejándola sola.

Golden cerró los ojos con fuerza apretando los dientes.

-No…llores…- se demandó con un horrible nudo en la garganta -. No…- jadeó.

-¿Golden?

-¡Ahora no, Manzanas!- exclamó enseguida al escuchar la voz de Applejack.

-Lo siento- ignoró su comentario con sus cejas curvadas y rostro arrepentido -. Realmente me siento horrible, Golden. No quise…no…no…jamás se repetirá. Lo juro.

-Quisiste, lo hiciste y me alegro por eso- le interrumpió enseguida, refundiendo un llanto más y le dio la cara como si la tormenta que la azotaba por dentro no le afectara, mostrándose indiferente a la situación -. No te limitaste.

-Golden…- la nombró suavizando un ceño mirando su herida y terminó de entrar con la mirada de Golden siguiéndola con atención -. Déjame ayudarte a curarte al menos. Sé que puedes sola pero…sólo déjame hacerlo- pidió con voz fina y en serio esperanzada. Golden entumeció la barbilla y la vaquera sonrió, sólo un poco -. Déjame humillarme así ante a ti. Así al menos tienes más material para hacerme la vida imposible. Pero…déjame ayudarte- dijo de manera ambigua, no sólo refiriéndose al abrazo.

-Manzanas…- farfulló con un resoplido sacudiendo la cabeza y miró hacia abajo apretando los dientes.

"Ellas son todo, lo que nosotras no podemos ser" recordó las palabras de Bonbon.

Entonces Golden levantó la cabeza con sus ojos que reventaban de emociones retenidos en la frialdad y dureza que se expresaban de ellas, en un estruendoso grito silencioso.

-Vete- demandó cortante que a punto de ellas, la hizo salir.

"La próxima gobernante, que subirá al trono con el título de Reina…eres tú, Twilight Sparkle".

"No…no puedo ser Reina. ¡Apenas estoy aprendiendo a ser una Princesa! ¡Usted mismo me lo dijo hace poco! ¡No estoy lista aún!"

"¡Deja de subestimarte después de tantas veces demostrar lo valiosa que has sido para Equestria!"

"Con el Espíritu de la Luna de testigo, yo, la Princesa Twilight Sparkle, asumo mi nuevo cargo como Reina de Equestria e iniciar una nueva era, con nuevas alegrías, nuevos conflictos, nuevas oportunidades que pondrán a prueba nuestra unión como la gran nación que se ha podido construir tras poblar la tierra mágica de Equestria".

Con esos pensamientos apenas empezó a recobrar la conciencia, Twilight abrió suavemente sus ojos expresando un semblante serio, encontrándose en un cuarto de hospital y sintiendo algo enterrado en su casco, por lo que no perdió tiempo y se irguió alzando un casco para sacarse la intravenosa.

-¡Alto allí, Dulzura!- reprendió Applejack que estaba a su lado y le atajó la intención de quitarse la aguja.

-Ya perdí tiempo. Necesito salir de aquí- le dijo dándole la cara.

-Estás anémica y con un principios de desnutrición. Debes dejarte el suero- habló Pinkie muy preocupada.

-Majestad, por favor, no haga eso.

Aquella voz la tomó desprevenida, mirando mejor que entre sus amigas, estaba un corcel.

Era Flash Sentry. Se lo veía mucho mejor desde la última vez que lo vio. Aun con algunos vendajes pero podía mantenerse en pie. Al parecer ya le habían dado el alta.

-A Equestria le han declarado la guerra- le recordó Twilight sin perder su semblante serio -. ¿Y quieren que esté descansando en una cama?

-Pues no sirves de nada si no te cuidas- habló la vaquera reprendedora -. Bien estos días te has descuidado totalmente. Deja al menos que termines el suplemento del suero sino quieres desfallecerte de nuevo. Ya está por la mitad.

-¿Qué hora es? ¿Cuánto tiempo estuve inconsciente?- demandó saber.

-Ni una hora- contestó Rainbow -. Y faltan como cinco horas para el atardecer…- agregó tragando saliva.

-Pues esta cosa termina de gotear y me voy al Imperio de Cristal- se determinó Twilight dando una mirada rápida al suero que colgaba sobre su cabeza.

-Majestad…- intervino Flash suavizando un ceño -… ¿có…cómo? No puedo hacer eso tras la amenaza. La quieren asesinar. Si se aparece en el Imperio sólo...

-¡Estamos hablando de mi familia!- le replicó severa mientras paseaba la mirada a cada uno de los presentes -. ¡Es mi cuñada! -¡Ella…ella…!

-¡Atacó a Ponyville!- habló Fluttershy levantando su voz, impactando a todos -. ¡Esa no era nuestra Cadance! ¡Está fuera de sí! ¡No estabas aquí cuando ocurrió, Twilight! ¡Fue…fue…!- no pudo terminar de decir para empezar a llorar que enseguida Rainbow buscó ponerse a su lado para cubrirla en una abrazo. -. Estoy muy asustada- sinceró entre lágrimas temblando un poco. -. Todo lo que creía…¡Ya no sé en qué ni quién creer!- lamentó en un jadeo. -. Has que acabe…- terminó de decir para desahogarse en llanto, posándose contra el pecho de Rainbow, quien la terminó de cubrir con ambos cascos y levantar la mirada apenada entre los presentes.

-Yo no voy a matar a Cadance…- habló Twilight aun con ese semblante serio pero angustiada a la vez. -. Sólo…quiero hablar con ella. Debe estar muy afectada con lo que ha tenido que pasar y busca soluciones cegada por el dolor y la ira.

-Si me permite Majestad, por eso mismo no dudaría en atacarle si pone un pie al Imperio de Cristal- le habló Flash -. Si es que logra pisarlo, pues ante la amenaza de guerra, su frontera debe estar resguardada de guardias impidiendo la entrada al Imperio.

-¿Cómo sabe eso?

-Porque conozco los planes armados que el ahora Emperador Shinning Armor organizó si es que llegado el momento, el Imperio de Cristal se ve en un conflicto armado- hizo una pequeña pausa -. Cuando supe que la tenían aquí quise hacerme presente para que sepa que mi lealtad está con usted- informó, ganándose el silencio y atención de todas, especialmente de Twilight, que miró intrigada a la determinada posición del pegaso -. Sé que hace poco tiempo sirvo a la Prin… Emperatriz Candace- se corrigió -. Pero yo no soy un guardia Imperial, soy un guardia solar. Juré lealtad a todas las Princesas de Equestria. Y ella ya no es una. Sirvo bajo el símbolo del sol que detalla mi armadura y como predecesora de la Princesa Celestia, mi lealtad está con la reina de Equestria- le concentró la mirada -. Con usted. Por lo que puedo facilitarle información de las virtudes y desventajas de la guardia imperial para, si usted me lo permite, ayudar a armar una estrategia con sus soldados.

Tanto Twilight como Flash se intercambiaron una mirada circunspecta. La reina meditó un momento y miró a las demás.

-Déjenos solos- devolvió la mirada al pegaso -. Tengo una batalla que impedir.

-Y…esta fue la última- avisó el médico alzando el último hilo quirúrgico de la espalda de Thunderlane.

El joven suspiró de alivio bocabajo en la cama de hospital tras las suturas de las heridas hayan sido al fin retiradas.

Mientras el médico salía a la pequeña sala de la habitación a indicarle algunas recomendaciones a sus padres que ya le explicó a él durante el procedimiento, Thunderlane se erguía con cuidado. Aunque sus heridas ya se cerraron y le retiraron los puntos, aun sentía cierto dolor pero tolerable. Al menos ya podía moverse sin quejarse a cada rato.

Hoy al fin le daban el alta. En unas tres horas podría regresar a su casa. Una cosa terminaba pero otras no. El joven se levantó de la cama con la parte superior de su cuerpo descubierto y caminó directo al baño para asomarse al espejo y mirarse fijamente más que nada, las cicatrices de su espalda con la ayuda de un espejo de mano. Sus ojos dorados se pegaron al reflejo sin poder evitar dejar escapar un suspiro de lamento al ver su espalda entre largas y cortas líneas rojizas que levemente sobresalían de su piel, cubriendo prácticamente toda la espalda. Ni hablar de sus brazos y su pecho. El médico le había dicho que con el pasar de tiempo el color rojizo entornara a rosa, pero las más largas y profundas no correrían la misma suerte.

Thunderlane se odiaba a sí mismo por sentirse ciertamente acomplejado. Se preguntaba si se vería la necesidad de usar camisas de mangas largas, que cuando vaya a una piscina o playa no se quitaría la camiseta, hasta pensar si…Applejack lo vería diferente al estar todo rayado.

-Yo de ti, si preguntan, diría que fue una salvaje noche con una sensual chica noruega.

Thunderlane respingó ante la repentina voz y el sonido de la puerta corrediza de la ducha se abría de golpe para asomarse Cheese Sandwich.

-¡¿Cómo demonios haces eso?! ¡¿Y qué si hubiera estado desnudo?!- se quejó pálido del susto como sorprendido de que se aparezca donde sea.

-¿Verte desnudo de nuevo?- preguntó crispando el rostro en desagrado -. ¡No gracias!

-¿De nuevo?- dudó torciendo el gesto.

-¿No recuerdas?- preguntó mientras salía de la ducha -. ¿Clase de gimnasia? ¿Vestuarios? ¿Estabas en toalla en tu gaveta y te la quitaron para lanzarla con tu ropa por la ventana?

-…- enmudeció mirando a un lado -. Ah…sí. La trauma me hizo olvidarlo. Gracias por recordarlo.

-¿Y te hizo olvidar que fueron los del equipo de fútbol americano y Caramel te vengó colocando polvo "pica pica" en sus maletas donde tenían sus protectores de entrepiernas y a todos le ardían su "amiguito" en pleno entrenamiento frente a las porristas?- le hizo acordar y ambos corearon una misma risa acompañada con cierto empujones mientras salían del baño, siendo los de Cheese más leves por sus recientes heridas cicatrizadas.

Cheese se dio puntos para él mismo, pues le había visto ciertamente desanimado estos días. Habían estado tratando de hablar con sus compañeros para que recapacitaran de una vez que Las Rainbooms no son culpables de lo acontecido el sábado en el baile y den la versión original de la protección que ellas hacían por la escuela. Pero la situación se había divididos en bandos. Para estas alturas, habían un gran porcentaje que estaban reacios con la magia. Otros no sabían que posición ponerse y preferían no involucrarse ni a favor ni en contra. La otra tenían miedo y no querían saber nada, y por último y pequeña parte, creían en su inocencia pero no era lo suficiente como para hacer gran cosa.

Cheese resopló descendiendo su sonrisa, pensando que una de las involucradas y desaparecidas, era Pinkie Pie. Así que era el que más podría entender a Thunderlane ya que mientras su amigo tenía una especial preocupación por Applejack, él lo hacía por su linda chica rosa.

Tras este pensamiento, se decidió sacar su celular y buscar algo. Thunderlane por su lado se colocaba una simple camiseta azul de algodón de la pijama que usaba durante su estancia en el hospital.

-Al fin estoy a pocas horas de usar ropa de verdad- comentó terminando de colocarse la prenda superior y sacar la cabeza por el agujero, para ver cierto semblante tenso en su amigo de cabello loco café -. ¿Cheese?

-¿Te enteraste de esta?- preguntó el joven de ojos verdes estirando su celular hacia él.

Thunderlane suavizó un ceño tomando su teléfono para leer en la pantalla la noticia que le bastó solo leer el encabezado para saber por qué se lo enseñaba:

"NUEVO CASO DE INSÓLITOS SUICIDIOS

DOS EMPLEADOS SE ASESINAN A SÍ MISMOS EN LOCAL DEL NORTE DE LA CIUDAD"

-Dios…- jadeó Thunderlane profundizando un ceño para mirar a Cheese que se encontraba igual de serio -. Es…¿Qué? ¿El séptimo, octavo?

-Octavo caso de la semana. Al menos los reportados- le respondió para sacudir la cabeza, con una sombra de preocupación -. Thunderlane, tú…¿No piensas que es mucha coincidencia?

-¿Ah?

-No sé. Sólo…que pasa lo del baile y ahora civiles pierden el raciocinio para suicidarse de manera violenta.

-¿Crees que tienen relación?- se admiró en preguntar gesticulando admiración así como horror -. No. No creo. Yo…no quiero pensar que algo así sucede por Sunset, por la magia- comentó devolviéndole el teléfono. -. Han de ser de sectas o yo qué sé.

-Thunderlane…perdón que te lo recuerde pero…el día del baile, Applejack perdió por un momento la noción de la realidad y empezó a atacar, incluyéndote, que sino la hubieras intervenido…no sé qué habría pasado contigo- le dijo con cuidado para no molestarlo, logrando que su amigo lo mirara con atención. -. Por eso lo relaciono con lo que pasa con los demás- dijo alzando a pantalla con la noticia -. Pero estos en vez de atacar a los demás, lo hacen a sí mismos.

-Pero…- dijo pero calló, asimilando la posibilidad. Si lo ponía así…podría empezar verle sentido, para su desgracia -. ¿Por qué?- se le salió preguntar con una horrible angustia en pleno centro del estómago. -. No puedo creer que Sunset haga esto. Digo…ella cuando se reformó eran tan cálida, amable, con una bonita aura…- parpadeó rápido recordando el por qué alguna vez se había sentido atraído por ella, pasando por su cabeza la imagen de la joven, pero sacudió la cabeza, pues sintió indebido el solo recordar ese antiguo sentimiento cuando su corazón ya tenía dueña -. Ella no era cruel. Incluso hasta me alcahueteó para no darme por vencido con Applejack. No me cabe en la cabeza.

-Pues…nos engañó de nuevo, supongo.

-Pero si hasta ayudó a Las Rainbooms a vencer a esas sirenas- seguía pensado. -. Era parte de Las Rainbooms, ¿no?

-Yo sé, yo sé- sacudió la cabeza para resoplar -. Con razón. No culpo a los que no quieren involucrarse porque todo es tan ambiguo, sin sentido- lo miró -. Por eso creo que sólo un puñado de alumnos irán esta noche a encender velas frente a la escuela en honor a Las Rainbooms y las demás desaparecidas con magia en señal de esperanza.

-Una semana…- suspiró Thunderlane -. Ya una semana…

-Y ahora deben ir buscando nueva escuela para su último año porque Canterlot High cerró…- lamentó y Thunderlane le asintió, sumido en la preocupación.

Twilight podría ser intuitiva, inteligente, muy erudita en prácticamente todas las materias. Pero en algo que se le iba de los cascos, era estrategias de batallas.

Fue una completa improvisación cuando peleó contra los changelings y hasta con Tirek.

Pero esta era una batalla armada. Ponies contra ponies. Equestria con el Imperio de Cristal. Cuñada contra cuñada.

La alicornio tenía sentimientos encontrados ante esta nueva adversidad en los peores momentos posibles, interrumpiendo hasta su intención de llegar a un acuerdo con el Dragon Lord ahora que había creado lazos en su diplomacia que tituló "Amigos de Equestria". Vaya ironía, puesto que ahora el Imperio de Cristal no parece más uno.

Su cuñada, su exniñera, estaba convencida que ahora cualquier conflicto se debería arreglar matando, incluyendo su autoproclamo como reina de Equestria que de ser necesario para hacerlo, quería hacerle perder la vida.

Twilight estaba realmente consternada por estas últimas acciones frías y misántropas de Cadance. Pero suponía que el dolor de las pérdidas que ha tenido por asesinato, de algún modo afectó y alteró su psiquis en su estado de depresión por las repentinas muertes en su familia, como la de sus súbditos. De algún modo, debía hacerla entrar en razón, por lo que con la ayuda de Flash Sentry planeó estrategias para organizar a sus guardias para la cita de la batalla campal, la cual puso como plan de contingencia atacar, siendo su prioridad razonar con Cadance. Porque sabía que su cálido corazón estaba allí pese a neblina fría que lo cubría. "Pero al final, sabe lo que debe hacer para terminar el conflicto" le recordó el pegaso en cuanto se abriera el enfrentamiento, sabiendo a lo que se refería. Se preguntaba cómo debía estar su hermano con esto. obvio en contra. Tal vez por eso no había recibido de vuelta la última carta que envío ayer.

Twilight vio la hora. Eran las cuatro de la tarde. En media hora debía partir camino a un desierto entre su territorio y el Imperio, un lugar plano y rocoso, en una especie de sabana.

-¿Twilight?- escuchó la voz de Fluttershy detrás de la puerta del cuarto.

-Adelante- avisó al mismo tiempo que iluminaba su cuerno para quitar el seguro de la puerta.

La pegaso se asomó enseguida con el resto de las mane que antes de que pudieran decir algo, quedaron admiradas al ver a la alicornio con una armadura que mandó enseguida hacer para la ocasión. Ésta era de un color azul grisáceo, mandó que fuera de ese color por ser el del color del pelaje de su padre y de alguna manera, sentiría su protección. La armadura se ajustaba a la silueta de su cuerpo. Tenía dos agujeros a los lados para que pasaran sus alas y a último minuto, mandó a un herrero a incorporar en el traje protector, la estrella morada de su Cutie Mark No solo en su armadura, sino en el resto de soldados que irían con ella, en muestra de con quién están a su servicio ahora. Ya no bajo el signo del sol, ni de la luna. Sino de la estrella.

Unas zapatillas metálicas componían el conjunto, así como sobre la cómoda descansaba un casco azul grisáceo

-Wow, Twilight- se admiró Rainbow Dash mientras se adentraba con las demás -. Tú…te ves…

-¡Épica!- agregó Pinkie Pie levantando un espada de madera que sacó de... donde sea saca sus cosas.

-No puedo creer que vayas a tener una batalla campal a muerte con Cadance- sinceró Applejack con sus cejas encorvadas, realmente angustiada.

-Voy a evitar una batalla campal a muerte con Cadance- le corrigió Twilight para darse la vuelta y verse al espejo mientras levitaba su casco y se lo colocó entre una mirada que expresaba toda una marea de emociones.

Al mismo tiempo, los reflejos de sus amigas rodearon el suyo.

-Vinimos a…despedirte y…desearte suerte…- dijo Pinkie Pie con un suave ceño entre sus cejas, pero forzando una sonrisa -. Sé que ambas volverán a Ponyville sanas y salvas. Que van a terminar por arreglarse, apoyarse, y todo que termine en "arse"- dio una risita un poco sin ganas -. Y voy hacer una fiesta. ¡Sí! ¡Una fiesta! En celebración que todo resultó bien, cosa que pasará. ¡Ya lo verás!

Twilight no pudo evitar sonreír conmovida por el optimismo de Pinkie y se movió para darle un abrazo. Sabía que aunque mostraba optimismo, su amiga estaba igual de angustiada por todo lo que estaba pasando en la semana.

-Buena suerte, Twilight- se limitó en decir Rainbow cuando le llegó el turno del abrazo pero que al darlo, éste fue firme y fuerte, expresando todo su apoyo y preocupación a través de él en vez de palabras y la alicornio lo sabía.

-¡Ten cuidado, por favor!- se le quebró la voz a Fluttershy, abrazándola muy fuerte sin poder evitar a empezar a llorar, que ya para esas alturas, el corazón de Twilight estaba acongojado, dándose el lujo de que en cada abrazo, se daba su tiempo sosteniendo a sus amigas entre sus cascos por algunos segundos.

-Regresa- se limitó en decir Applejack para que una vez que se abrazaran, agregar en voz baja, solo para ellas -. No te expongas si las cosas salen mal. Has lo que tengas que hacer, te guste o no.

-Applejack…tú…- se admiró entre el abrazo.

-Equestria no puede perder a ninguna. Pero si las cosas se ponen bien feas… más vale que vuelvas tú. Una impulsiva Cadance declarando muerte por donde vaya no es lo que necesita Equestria, por algo tú has sido la reina.

Twilight rompió el abrazo ante la honestidad de las palabras de la vaquera. Ambas se mantuvieron la mirada, sin decirse nada. Sólo se volvieron abrazar más fuerte.

Esto ya no era la Equestria que recordaba para nada, como lo dijo Fluttershy, ya no se sabe ni qué ni quién creer. Pero Twilight sabía que debía saber y creer en ella misma.

Minutos después, Twilight salía del semideteriorado castillo, viendo a todos sus guardias listos para partir. Al pie del carruaje al que iría, estaba Flash Sentry aguardándola.

-Dejé el mapa y el pergamino con el plan estratégico en el carruaje por si necesita repasarlo- dijo apenas la vio frente a él -. Desconfíe de todo movimiento. Sé que es su familia, pero no la subestime.

Twilight asintió para sonreírse con sinceridad y realmente sintiendo lástima de que no pueda acompañarla puesto que aún se encontraba herido con ciertas quemaduras y no quería exponerlo por más que el corcel insistió.

-Muchas gracias por su servicio, soldado. Sin duda me vendrá bien tenerlo a usted en mi guardia con su determinación y lealtad por Equestria- exclamó y el corcel se llevó un casco en su frente luchando contra el sonrojo del cumplido de la alicornio. -. Además…- agregó manteniendo la sonrisa -…le tengo una muy buena noticia- avisó haciendo que Flash suavizará un ceño -…hay un pony. Se llama Time Turner y tiene cierta fama de inventor. Mandé unas averiguaciones estos últimos días con el corcel y está dispuesto a diseñar una ala metálica para usted que consultado con un médico, existe el 85% de probabilidad que podrá responder a su mando con una intervención quirúrgica, dándole la muy alta posibilidad de volver a volar. Si dice "sí" para intentarlo, su ala metálica empezará a desarrollarse.

-…- quedó completamente mudo sin poder quitarle la mirada encima -. Majestad…- dijo con voz tenue con sus ojos azules suavizados, muriéndose de ganas de abrazarla, pero se mantuvo en su lugar -. Gracias- fue la palabra que salió pero la voz le salió quebrada mientras su mirada se vidriaba entre un alivio y esperanza de que pudiera de nuevo volar, sin poder evitar su rostro mostrara por primera vez, cuánto realmente le había afectado el haber perdido su ala derecha.

-A usted- respondió Twilight contemplando su reacción y sin decir más, abrió sus cascos para él y le dio el abrazo, dejando Flash cerrar sus ojos mientras una rebelde lágrima se le caía a la vez que se le levantaba una sonrisa profundamente agradecido.

Sin más demora, Twilight entró al carruaje y se encaminó a la confrontación.

El viaje duró alrededor de hora y media, tiempo suficiente para que Twilight meditara el conflicto entre el pesado silencio que los envolvía, ya apartándose de cualquier zona poblada, que en cuanto más se acercaban al punto de encuentro, su corazón se iba acelerando. Por más que tenía la frente en alto, emanando todo ese temple seguro y determinado a sus soldados, sentía preocupación y ansiedad, por no saber realmente qué esperar y encontrarse.

-¡Majestad!- anunció un guardia pegaso volando en dirección a su carruaje -. ¡Divisamos un cuerpo en el camino!

-¿Qué?- se sorprendió.

-¿Qué ordena?

"Puede que sea un pony perdido y cayó inconsciente, que obviamente necesitará ayuda o… ¿una trampa? O…" meditaba Twilight con un ceño hasta abrírsele los ojos enormemente. "¡Trixie!" fue lo que repentinamente se le iluminó en la cabeza y salió el carruaje enseguida para volar con una repentina mala sensación que mientras se dirigía hacia delante con otros diez guardias pegaso para respaldarla, Twilight se dejó caer junto al cuerpo con la quijada estirada a más no poder temblándole los cascos al ver un cuerpo semidescompuesto por mantenerse en la intemperie y bajo el sol del desierto pero aún logró reconocerlo.

Y definitivamente, el mundo como lo conocía, cambió.

-¡SHINNING!- desprendió un grito de dolor que le rompió el corazón ante tal espantosa sorpresa mientras desde la distancia, se alzaron una lluvia de cientos de flechas contra su dirección.

...

Y aquí otro cap.

Sólo digo...preparárense xD

Gracias por leer, dejen review y...

¡Sunny Honey, fuera!

Next Chapter: Requiém Estimated time remaining: 0 Minutes
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