Lo Que Somos Ahora
Chapter 19: La Excepción Parte 2
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Parte Dos
Algunos darían un ramo de flores, pero Moon White…había decidido llevarla a explorar la flora del Bosque de Canterlot, después de todo, tenían a disposición ponies guías que explicaban su biología y curiosidad a los visitantes que lo quisiesen; Sin embargo, Twilight había preferido tomar el folleto con la lista de plantas y flores que contenía el bosque, atinar su ubicación y encontrarlas ella misma. Siendo una ponie de estudios, el unicornio sospechó que le agradaría esta actividad y la verdad, no se equivocó. "¿O no encontraste suficiente valor para darle un ramo?" decía su conciencia y él frunció el ceño, mandándola a callar. Aunque a aparte por timidez, también lo hizo por…no espantar a Twilight. Si nomás para invitarla a salir parecía a punto de arrancarse la melena…no quería provocarle otro arranque de su neurosis.
-¡¿Viste el tamaño de esa Dalia?!- había dicho Twilight galopando muy entretenida hacia la mencionada flor -. ¿Sabías que "Dalia" no es su único nombre, que también se la conoce con la lengua antigua como "El Aztaxóchitl" aunque su nombre completo es "Quaiztal-Acocoxóchitl", que significa "Flor de Tubo Acuático con Cabeza Blanca"?- había informado con demasiada emoción, perdiendo su mirada en aquella bonita flor de tallo grande y pétalos agrupados entre sí, dándole un aspecto frondoso -. Además, ¡Sus pétalos pueden llegar a ser más de 500 por flor! de tamaños que van desde seis a 30 centímetros de diámetro, y una gama que cubre todo el espectro de colores, incluyendo los bicolores y vareados, excepto el azul y verde claro- concluyó con mucha fervor y levantar la mirada hacia el unicornio, que sonreía con una mirada entretenida entre la flor y Twilight.
-Puedes tener por seguro que no sabía eso- obvió de forma risueña.
-Ah…claro…jejeje- exclamó ciertamente avergonzada continuando su andar y él iba a su lado -. Lo siento, me entusiasmé.
-Eh… ¿Por qué te disculpas?- dudó arrugando la frente y levantándole una ceja.
-Pues si te aburro con mis parloteos cerebritos- contestó con la voz vergonzosa levantando el folleto a su cara y torció la boca -. Tal vez deberíamos dejar esto y hacer algo que te agrade tam…
-No me canso de escucharte- contestó casi por inercia pero al hacerlo, casi se arrepiente, pues era muy ambiguo y Twilight detuvo su andar sin evitar sentir más vergüenza, otra clase de vergüenza, claro está -. Me refiero…- quería acomodar su comentario mientras carraspeaba un poco -. Que no tienes que avergonzarte si te apasiona decir sobre algo que aprendiste. Si quieres compartirlo…está bien. Además, ser culta es una virtud. Es decir…yo me limité en saber de magia pero tú…te dedicaste a aprender de muchas cosas sobre varias cosas. Y por si se te olvida…- prosiguió sonriéndole con una mirada más confiada -. Me gusta descubrir. Y no me desagradaría para nada, descubrir nuevas cosas contigo. ¿Bien?- concluyó levantándole un casco en acuerdo y Twilight le sonrió conmovida y levantó su casco para chocarlo con el de él.
-Bien- coincidió.
-Entonces…- partió la charla mientras retomaban el andar -. ¿Leíste un libro de flores?
-En realidad fue una enciclopedia…
-Wow. Debiste gastar horas de sueño, ¿cierto?
-Sí- admitió con una risa.
-Pero no habías visto directamente las flores que estudiaste, ¿cierto? Como esa dalia.
-Exactamente- le dio la razón para mirarle una sonrisa de lado.
-¿Ves que hay cosas que los libros no pueden darte? No vas a comparar una fotografía con palpar, observar y oler la flor que estudiaste.
-Veo por qué camino vas- se divirtió en decir -. ¿Esperas que diga que los libros no lo son todo?
-¿Qué te hace creer eso?- se hizo el desentendido pero con obviedad haciendo amonestaciones exageradas de hacerse el desatento para diversión de Twilight.
-Pues sigue esperando- rió acelerando un poco el paso para dejarlo atrás y él reclamara un "Hey" para alcanzarla.
El cielo estaba muy claro, el sol en su punto alto pero entregando su calor de manera suave por lo que estar bajo a el se sentía agradable a la par de la brisa que refrescaba si el ambiente empezaba ponerse caluroso. Para continuar el recorrido de las flores en el folleto, debían caminar mucho, subir ciertas colinas y cruzar uno que otro puente. No llevarían menos de una hora, pero Twiight sentía que hace algún rato, Moon White se quedaba atrás.
-Podemos tomar un descanso- le había dicho en su momento al frenar su andar para esperar a que la alcanzara.
-Estoy bien, sigamos- le replicaba optimista ocultando incomodidad y cansancio, pero Twilight podía ver lo que le costaba acelerar su paso, pujando un casco delante del otro, comprobando con cierto sabor agridulce, que no sólo su cuerpo era débil cuando usaba magia. Lo era para esfuerzos físicos también y no lo sabía, aunque debió suponerlo. ¿O no? Y no se lo preguntaría. Era orgulloso, así que no le daría la razón y no quería discutir. Al menos no ahora. Suspiró con resignación -. Okey- le siguió la corriente y continuar caminando, esperando ansiosa unos diez minutos para decir que ella se estaba sintiendo un poco sedienta y que mejor se sentaran un rato al riachuelo.
Ambos se sentaron frente él y Twilight se inclinó a beber de la limpia y transparente agua, escuchando una repentina risa ligera del unicornio.
-Me siento en un Dejá Vu- le dijo él antes de que ella le preguntara el motivo de la risa -. Estamos sentados exactamente cómo la mañana siguiente después de hacerte practicar toda la noche el hechizo de transportación de magia. Aunque no sea esta la ubicación precisa del lado del riachuelo.
-Ah…sí…- recordó con gracia y estiró un casco más adentro de donde estaba sentada, topándose con algo. Arrugó un poco la frente y miró sobre su hombro, quedándose helada, para mirar su alrededor -. ¡Moon White! ¡Mira dónde estamos!- advirtió y él miró el campo de flores un poco chocado de si en realidad era importante pero pronto lo sabría -. ¡Estamos rodeado de…un campo de la flor "Broma Venenosa"!- habló pero las últimas palabras restantes salieron extremadamente agudas *tipo Alvin y Las Ardillas *, que se llevó ambos cascos a la boca de la sorpresa -. ¡Oh, no, mi voz!- se preocupó arrugando la frente y mirar al unicornio.
Moon White se la quedó mirando, sólo para levantar la sonrisa de golpe y empezarse a reír a largas carcajadas. Twilight frunció el ceño.
-¡Ja, ja, ja! Sí, es gracioso- fue sarcástica y lo empujaba fuera del campo mientras seguía riéndose -. Más vale que salgas de aquí antes de que te afecte también.
-Jajajajajajajajajaja.
-¡Sí, ya sé que mi voz es chistosa!- reclamó un tanto irritada. - Estamos en el Bosque de Canterlot y podremos encontrar los ingredientes para el anti…
-Jajajajajajajajajaja.
-Más vale que dejes de reír y pongas atención para que me ayudes a buscar lo que nece…
-Jajajajajajajajajajaja.
-Moon White, creo que exage…
-Jajajajajajajajajajajaja.
-¡Okey, basta!- se quejó ya enojada con el ceño más profundizado pero entonces el unicornio la agarró del rostro para que lo viera.
-Jajajajajajajajajajaja.
-Un momento…- se dijo, mirando que su cara no expresaba diversión o bufa por lo que contrastaba con su escandalosa risa, mostraba más bien confusión -. ¿No…puedes parar de reír?
-Jajajajajajajajajajajaja.
-¡No puedes parar de reír!- confirmó y entre ese semblante desesperado, Moon White le asintió. -. ¡Te afectó la flor con reír sin parar!
-jajajajajajajajajajajajaja.
-¡Rayos! Ahora que recuerdo. En el libro "Super Natural" había una clasificación de esas divertidas e inocentes enfermedades. Había dos tipos de risa. La risa solitaria y jajajajaja la risa jajajajaja conta jajajajaja contagi jajajajajajajajajaja- empezó a reírse sin parar agudamente a la par con Moon White para aspirar con sorpresa y gritarlo: - ¡La risa contagiosa! ¡jajajajajajajajajajajajaja!
-Jajajajajajajajajajajajajaja.
-Jajajajajajajajajajajajajaja.
Entre risa en risa, Twilight se movió rápido para encontrar los ingredientes del antídoto; sin embargo, su cuerpo respondía torpe por toda la risa que sacaba sin control. Hasta arrancar unas hierbas se le hacía tan complejo por cerrar los ojos en instinto y escandalizarse en risa y caer sentada al césped, por lo que con la misma torpeza pero era una ayuda, Moon White la ayudaba arrancar la hierba. Mientras iban buscando y recolectando, ya les dolía la quijada, el estómago y por supuesto, se les hacía difícil tomar aire, así que era mejor apresurar las cosas si en serio, no querían asfixiarse. ¡Esto era una broma de mal gusto!
Se supone que debían verter la mezcla en agua…pero no tenían donde contener el agua y no resistirían salir del bosque y Twilight no podía volar en ese estado, por lo que en mímica, se pusieron de acuerdo en lanzar la mezcla al riachuelo y zambullirse rápidamente en ella antes que la corriente se la lleve por completo. Por suerte el apenas contacto con ella, deshacía la "enfermedad".
Se tomaron de un casco y contando mentalmente hasta tres con asentimientos de cabeza, lanzaron la mezcla a la vez que se tiraron al riachuelo, lanzándose entre sí el agua y podían sentir cómo de a poco, la risa iba descendiendo y la voz de Twilight se recuperaba.
-¡Mi garganta!- fue lo primero que logró decir, o más bien quejarse Twilight.
-¡Mi quijada!- coincidió él sujetándose la parte baja de la boca.
-¡Me duele la cara!
-¡Creo que me rompí uno o dos huesos!- agregó para mirarse ambos y…reírse.
-¡Nooooo!- reprochó con cierto dolor mientras trataba de detener esa risa voluntaria -. ¡No me hagas reír! ¡Me duele!
-¡¿Y crees que a mí no?!- le contestó divertido mezclándose su risa con la suya mientras se miraban y empezaban a descender la risa, aunque con dolor en los músculos de la cara, era inevitable no tener una sonrisa levantada.
Twilight tenía su melena morada empapada y se mantenía pegada a su cuello mientras con sus cascos movía un poco encima del agua del riachuelo, ya casi acostumbrada estar bajo la mirada de aquellos ojos grisáceos, que miraban con cierta admiración la belleza de aquella alicornio, viéndola encantadora y…atractiva, sin llegar a la morbosidad, sólo...admirándola. Ella le miró su melena negra pegada a su cráneo y ciertos mechones estaban cubriendo zonas de su rostro. Sus facciones, sus ojos, su cuello, su pecho… Ya antes había visto un "no sé qué" que la llamaba a quedárselo mirando, pero ahora, dejó escapar una mirada más profunda sobre él, sintiendo cómo le atraía también. Lo veía simpático, lindo, que le hacía sentir una cálida sensación en su pecho…pero ahora…le parecía atractivo. Se hizo un corto silencio, escuchando el ritmo del viaje de la corriente, las hojas de los árboles chocar al son de la brisa y uno que otra criatura del bosque.
-Twilight…- la llamó rompiendo el silencio manteniéndole esa mirada suave.
-¿Sí?
-¿Te mareas en los botes?
-Ah…- dudó un poco extrañada por la repentina pregunta -. ¿Me llevarás a un bote?
-No, Twilight. Sólo es curiosidad.
-Ah, jajaja, no, no me mareo en los botes.
-¡Entonces iremos a uno!- avisó con entusiasmo levantando ambas patas delanteras y aterrizarlas con intencionada fuerza para salpicarla de agua.
-¡¿Quién te entiende?!- se quejó con una sonrisa y arremedó lo que él hizo, salpicándolo de agua también.
La primera cosa en la lista ya estaba tachada. La segunda también. Ahora vendría la siguiente. Tras un hechizo de secado rápido por parte de Twilight, fueron al lago en el que los botes con un hechizo, daban un recorrido por sí solas hasta acabara el tiempo y retornaran a la orilla. Eso sólo hizo que Twilight volviera reírse de sí misma y le contara a Moon White la vez que intentó ejecutar ese hechizo con el arado para cuando quiso intentar ayudar a los ponies terrestres para envolver el invierno en Ponyville, saliéndose de control y llevara a sus casillas a Applejack. La terrestre era alguien muy trabajadora y arraigada a sus tradiciones, así que el haber arruinado el trabajo por su insistencia, ignorando sus advertencias, y además, haber usado magia cuando la tradición era de hacerlo con sus propios cascos, la llevó a su límite.
-No podía creerlo pero me hizo sentir como si fuese, ¡yo qué sé! una potrilla, y suya. ¡Fue raro!- comentó entre risas sentada en un extremo del bote -. Pero entonces, la desorganización de traer el evento, hizo que…
-¡Princesa Twilight!- gritó un unicornio en otro bote a pocos metros de ellos haciéndole del casco. Twilight trató de no mostrarse un poco frustrada por la interrupción y lo saludo también.
-¡Hola, Princesa!- aprovechó otra pony en un bote más adelante saludando con su acompañante.
-¡Hola, buen…día!- saludó de vuelta. Antes de subirse al bote, el encargado tal como el mesero del restaurante, también le hizo ver el "honor" que era servirla, así como un potrillo le pidió una firma. Resopló y miró al unicornio que esperaba a que terminara de saludar. -. ¿No te incomoda?
-¿Ahm?- preguntó él.
-Ya sabes- suspiró -. Esa emoción y atenciones de los ponies al verme. Como lo que ocurrió ahora. Hasta en la heladería de ayer…y en el restaurante…
-Allí no ocurrió nada.
-No me digas que no te sentías muy observado.
-…- calló un momento para torcer un poco la boca -. Algo…
-Entonces… ¿Te incomoda?
-A ti parece incomodarte.
-No me gusta ser el centro de atención- suspiró para mirarlo -. Y no evadas la pregunta.
-No evado nada, Majestad- se burló sonriéndose. -Twilight… tienes esta atención, porque eres la más reciente Princesa. Con el tiempo menguará. Ya verás. Y para entonces, te acostumbrarás a esa atención. Digo, ha pasado miles de años y siempre han sido así ante la presencia de una Princesa. Estás condenada a recibir lo mismo.
-Qué elección de palabras- reclamó.
-Sólo digo lo que pienso-se defendió para ver el rostro de Twilight perdido en sus pensamientos. Suspiró, para mejorar sus palabras -. No me incomoda, Twilight.
-¿Lo dices en serio?- preguntó esperanzada.
-Pues sí. Digo, tienes razón, era algo molesto sentir cómo miraban hacia nuestra mesa pero…- se encogió de hombros -. Me perdía en la conversación y el buen momento que olvidé que éramos observados.
-Sí…también me pasó- coincidió levantando de nuevo sus orejas con una mejor sonrisa.
-Tus amigas te aceptan pese esa atención, ¿cierto?- le hizo ver -. ¿Entonces por qué yo no?
-Tienes un punto- le sonrió mirando hacia el tranquilo movimiento de la laguna.
-Pide un deseo, Twilight…- elevó más la sonrisa -…acabas de darme la razón…
Ella se limitó en reírse sin desprender la mirada del agua mientras se seguía moviendo el bote.
-¿Eres feliz?
-¿Disculpa?- escupió él, entre intrigado y sorprendido por semejante pregunta.
-Ya me oíste…- suspiró entrecerrando un poco los ojos. -. Hasta ahora que me vas…contando de ti, todo suena algo…duro y triste.
-…- se la quedó mirando, algo frustrado -. Sí, pasé muchas cosas, perdí muchas cosas pero sigo adelante…-concluyó curvando un poco las cejas.
-¿Eso contesta mi pregunta?- interrogó levantando los ojos y él le vio cierta mirada de preocupación como de pena. Se animó en sonreírse para animarla.
-Puedes apostar, que estoy viviendo mi mejor época.
-Ahm…- dijo poco convencida -. Pero acabas de perder tu empleo, ya no puedes enseñar como antes y tu magia la has practicamente perdido.
-…- se la quedó mirando con una expresión agridulce para soltar una risa corta -. Touché, Sparkle, diré lo que dijiste hace rato: Qué elección de palabras.
-Lo…lo siento- se apresuró enseguida. -. Sólo…yo…ah…- pensaba en cómo acomodar la situación -. En los saltos en el tiempo pude notar que eras un potrillo muy activo y abierto- conversó para escapar una risa conmovida -. Te esforzabas en hacer reír a Sun…a los demás- se corrigió al ver que Moon White le crispó el rostro cuando casi la nombra. Ella bajó las orejas, sintiendo que no paraba de ser imprudente y dañar su humor-. Mejor me calló- resopló y él desvió un poco la mirada, hacia otro bote en donde había una pareja de unicornios con dos pequeños potrillos asomados en el borde mirando algunos peces que saltaban cerca suyo.
*Flashback*
"-¿Está mirando ahora?
-No.
-¿Seguro? Porque me siento observado.
-¿Será porque cinco potrillos esperan a que lances la pelota que retienes por hacer la misma pregunta?
-Ok. Ok. Ya la lanzo pero… ¿Está mirando ahora?
-¡Qué no, Moon White!
-¿Cómo sabes? No miraste hacia ella.
-¡¿Por qué no vas de una vez a hablar con ella?!- reclamó una pequeña pegaso.
Moon White le curvó las cejas y miró sigilosamente hacia donde la unicornio dorada estaba sola en el campo de flores.
-Porque ella no me quiere- lamentó.
Aquella potrilla lo había dejado con el casco colgado, rechazando su amistad. Él no sabría decir sobre lo qué era dolor o sufrir. Apenas sabía lo que era eso pero…sintió una punzada muy fría y dolorosa en su pecho al verla voltearse y alejarse de él ante su ultimátum. Había caminado arrastrando sus cascos hacia su madre y le pidió volver a casa. Había fracasado. Había perdido. Y la ilusión que guardaba a diario por verla el sábado se había desplomado con fuerza sobre él.
-Pues nadie te querrá en el juego si sigues parándolo- observó un terrestre entre broma y sinceridad, regresándolo en sí.
-Está bien. Lo siento- suspiró volviendo su mirada en ellos e iluminó su cuerno para levitar la pelota y la lanzó para ser rebotada en la cabeza de un ponie y se iban pasando así uno a uno.
El juego siguió con su curso pese lo distraído que estaba él, pero hasta moon White peló los ojos cuando el mismo potrillo terrestre había pateado el balón con ambas patas traseras y lo hizo tan fuerte, que la pelota salió catapultada hacia el otro extremo del parque.
-¡Wow!- corearon los cinco potrillos mirando inútilmente donde caería la pelota pero más aún, cuando los costados del terrestre se empezaron a iluminar, apareciendo su Cutie Mark de un balón disparado por los aires. -. ¡Doble Wow!- se asombraron con las miradas clavadas en su sello de talento.
-¡Mi Cutie Mark!- celebró el potrillo con una enorme sonrisa de oreja a oreja, mirándose los costados para pararse en sus dos fuertes patas traseras y agitar las delanteras en celebración -. ¡Lo sabía, mi talento es el deporte!
-¡Felicidades!- empezaron a decir cada uno de los potrillos, muy admirados y risueños mirando la Cutie Mark de su compañero.
-¡Debo decírselo a mis padres! ¡Ya regreso!- avisó entusiasmado mientras galopaba hacia los bancos donde generalmente se sentaban los adultos a conversar y vigilar a los potrillos.
-Más vale ir por la pelota- pensó la pegaso.
-Yo iré por ella- se ofreció Moon White.
-Irás porque debes pasar cerca de esa potrilla, ¿cierto?
-Claaaaaaaro que noooooo- "mintió" con sonrisa tensa mientras caminaba de retro hasta darse la vuelta y correr en dirección donde la pelota salió disparada.
Para eso, debía pasar cerca del campo de flores. Como quien no quiere la cosa, el potrillo tenía la mirada hacia Sunset mientras galopa, viéndola como inútilmente intentaba el hechizo de campo de fuerza en una flor. Él bajó las cejas, sintiendo que arrastraba su ánimo. Sólo continuó su camino, a donde creería que pudiera estar la pelota, y era en la zona del parque donde no había juegos infantiles, sino más bien era utilizado para eventos…y justo había uno.
El potrillo caminó un poco más despacio, detrás de una cinta de terciopelo que bloqueaba la entrada, mirando a ponies elegantes, más bien, todos eran unicornios, levitando frágiles copas, conversando con nariz respingada y risas algo raras para él. Había una pequeña orquesta tocando suave música en una tarima con arco de flores, mesas con manteles pomposos y mucha comida. Obviamente interrumpía una fiesta. La verdad…estaba pensando olvidar la pelota, sintiéndose cohibido por la apariencia de los ponies y el tipo de fiesta que era. Pero no pudo salir airoso de allí.
-¡Ajá! ¡Ya tardaba en aparecer el responsable de esto!
Aquella voz se había dirigido hacia él. Una unicornio de edad madura, de pelaje blanco, melena roja y ojos celestes fue la que habló, de una forma dura y molesta, asustando al potrillo, quien tragó saliva al suponer que algo habría golpeado la pelota al aterrizar. La yegua usaba un hermoso vestido purpura, perlas en su cuello y tenía esa nariz respingada igual que el resto. Su cuerno estaba iluminado, levitando la pelota…que tenía embarrada de lo que interpretaba como merengue. Tras de ella se veían otros invitados hablando entre sí enojados, ceñudos, mirando entre el potrillo y retirando un postre echado a perder.
-Lo…lo siento- se le ocurrió decir mientras miraba acercarse a esa unicornio, atravesando la cinta -. Mi amigo…cutie mark…pelota…lo siento…- balbuceaba ahogado en vergüenza con la frente totalmente arrugada y cejas curvadas. Realmente la mala suerte lo perseguía.
Cuando la unicornio llegó frente suyo y su espesa y negra sombra se posó sobre él, sólo hizo que su corazón se acelerara de los nervios. Esperaba un sermón. Un grito. Un…¡no sabía! Pero sólo aguardaba el desahogo de esa yegua de dura cara que mirarla le daba hasta cierta desconfianza, por lo que tenía sus ojos clavados hacia sus cascos, con su cabeza gacha, como todo pequeño arrepentido y abrumado esperando su sentencia.
-¿Moon White?- dudó en preguntar ella y el potrillo levantó sus orejas como sus ojos hacia la unicornio, que al mirarle, ella levantó una comisura de su boca, soltando una seca risa. -. Qué ironía…sacaste los ojos de tu abuelo…- soltó mientras él no le apartaba la mirada entre admirado y expectante -. Entonces no me extraña esta travesura…- exclamó, apagando su cuerno, dejando caer la pelota sucia del postre entre ellos, salpicando un poco de merengue el patas cortas del potrillo -…pero… ¿Qué más esperar de un mestizo, y de un pegaso mucho menos?
Apenas podía entender lo que esa yegua decía, cuando de repente, algo aterrizó de golpe junto a él, tomándolo desprevenido y sintió un casco sobre su pecho, empujándolo para hacerlo retroceder y colocarlo tras su cuerpo más grande, de adulto.
-¡No se le acerque más!- reclamó Speed Power, encarando a la unicornio y levantó sus alas, defensiva, agitándolas un poco.
-¿Mamá?- la llamó él al ver la posición de sus alas. Las tenía así cuando estaba muy enojada.
-Buenas tardes- saludó la yegua mayor sin desearlo realmente, carente de emoción al ver a la pegaso -. No esperaré un saludo tuyo…con semejante aparición y tu hijo arruinando un costoso y fino postre, no esperaba menos de la crianza de una raza tan salvaje como la tuya, pajarraca.
-¡Mamá!- reclamó el potrillo admirado como indignado.
-Sólo no vuelva a dirigirle la palabra- se limitó en decir Speed con voz dura y seria -. Debe ganarse ese lujo.
-Lujo…-repitió con diversión, mirándola despectiva y después a Moon White. Tiró una risa seca -. Lujo- repitió una vez más para darse la vuelta y caminar en sentido contrario a ellos -. Váyanse de aquí. Es un evento privado con invitación. Sólo para la familia.
-Vámonos- exclamó enseguida la pegaso tomando la pelota sin importar ensuciarse y lo apresuró en caminar de vuelta hacia la sección de juegos infantiles. -. Te he dicho mil veces que no te alejes de mi vista. Me asusté al no encontrarte.
-¿Quién era ella? Mencionó mi abuelo, creí que era muy enfermo y por eso no podía verlo. ¿Crees que ya puedo verlo?
-Moon White. Ahora no- advirtió, tratando de calmar su enojo reprimido.
-¿Soy mestizo? Dijo que soy uno, ¿Qué es ser mestizo? ¿Es malo? ¿Por qué fue tan mala contigo y miraba feo? Te dijo "pajarraca". ¿Por qué lo hizo?
-¡Moon White, no estoy para aguantar tus preguntas, ahora dame silencio!- reprendió, deteniendo repentinamente su andar, saliéndosele con voz brusca y con un fuerte ceño y mirada severa, haciendo que el potrillo se callara pero mirándola con los ojos aguados, intimidado, afligido como confundido. Speed al verlo descompuso el rostro, agitando la cabeza liberó un largo suspiro y soltó la pelota para expandir sus alas y abrazarlo con ellas. -. Lo siento mucho, pero mamá está muy enojada- le dijo con su voz suave y dulce, reconociendo al fin a quien sí era su madre, él se dejó hundir en su pecho, cerrando los ojos, aun sintiéndose triste -. No debí gritarte. Perdón, querido. No tienes la culpa, ¿oíste?- apretó más sus alas en el abrazo -. Absolutamente nada de culpa- susurró -. Nadie la tiene. Muchísimo menos tú.
Más tarde, él sabría bien el significado de esas palabras, y entre el abrazo, Moon White abrió bastante los ojos…porque se habían encontrado con unos cyan mirando toda la escena".
-Lamento dejarte…así…-se lamentó Twilight llevándose un casco a la cabeza, frustrada, mirando los ojos ausentes de Moon White que al escuchar su voz, rompió su bloqueo y la miró.
-No dijiste nada que no sea cierto- reconoció sonriéndose calmadamente y levantar la mirada hacia el cielo -. ¿Sabes? De potrillo, solía subirme al lomo de mi madre y ella volaba sobre las nubes. Prácticamente todo el cielo azul era un techo y las esponjosas y blancas nubes su suelo. Y…
"-¿No me caeré?- titubeó la voz temblorosa de una potrilla en su mente.
-¿Moon White?
-Claro que no…- le había respondido él -…a menos la segunda vez no…esta es tu primera, ¿Cierto? ¡Buen aterrizaje!
-¡Moon White, no asustes a Sunny!- reprendió la pegaso crema para torcer el rostro del dolor al ser apercollada por la unicornio dorada que tenía en su lomo, aferrándose más fuerte a su cuello con su frente poblada de arrugas, angustiada.
-¡Sólo bromeo!- se defendió él para mirar a Sunset -. ¿Por qué siempre te tomas en serio lo que digo?
-Porque eres mi mejor amigo, tonto, por eso- reprochó ceñuda -. Así que no juegues conmigo".
-Nunca lo hice…- suspiró con los ojos aun clavados en el cielo.
-¿Hacer qué?- preguntó Twilight suavizando un ceño.
-Ah…- murmuró para agitar la cabeza y devolver la mirada en ella -…nada…
El paseo en bote no había salido tan bien como lo fue el desayuno y el recorrido a las flores. Pasaron una buena parte en silencio y el resto de las charlas fueron cortas. Twilight sintió que había metido la pata. Moon White parecía distraído y sus ojos estaban apagados. "Lo arruiné" se frustró ella "¿Pero qué arruiné? Tal vez no era el momento o…Agghhh" se molestó agitando la cabeza pisando fuerte el piso.
-¡Princesa Twilight!- reconoció un potrillo a orillas de la laguna, que entusiasmado corrió hacia ella.
No hubo que esperar demasiado para que otros ponies se acercaran queriéndola saludar y hasta sacarle charla como si hayan sido viejos amigos. Incomodada, buscó a Moon White con la mirada, encontrándose con esos ojos ausentes que ya la miraban. Él le dio una sonrisa y movió su casco hacia adelante, como si estuviera bien si atendiera a esos ponies. Twilight lo vio caminar hacia una de las tantas mesas de madera donde se podía comer o charlar al pie del lago mientras se enredaban las voces de aquellos ponies desconocidos. "Pero quiero estar contigo…" lamentó para fijar su atención en sus súbditos, bloqueándose también en sus pensamientos.
*Flashback*
"No había ido ese sábado al parque. La verdad, no estaba de humor en toda esa semana. Se sentía extraño. No se sentía él mismo. Estaba hasta distraído en sus cursos intensivos de magia que tenía después de sus clases normales en la primaria. Le dolía el estómago, pero era un dolor que no se podía tratar, a menos que decida que así fuera si tratara de cambiar el humor, o al menos ese fue el consejo de sus padres. Por alguna rara razón, no pensó en nadie mejor de hablar de esto, más que con la unicornio que lo rechazó. No podía dejar de pensar en ella y en lo que había descubierto de su familia que tras sus muy insistentes preguntas, se vieron obligados a decirle la verdad. Pasaba la tercera semana en el que parecía estar en un cuerpo ajeno, aguardando llegara el sábado, ir al parque y sentarse en el campo de flores para esperar a Sunny. Y así lo hizo. Estaba de cara hacia aquellas plantas cuando sintió cascos aterrizar sobre el césped cerca de él y una silueta negra de su sombra le pareció tan familiar. Sólo levantó la mirada, sin voltearse, y sintió como todo se le movía por dentro cuando ella se sentó junto a él.
-No viniste la semana pasada…- empezó ella con una voz algo insegura, como si no supiera qué decir -…creí que no volvería a verte…
-¿Querías verme?- le interrogó, entre curiosidad y sorpresa.
-Pues…algo te pasó la última vez que te vi…yo…tu mamá se acercó a ese grupo de potrillos cuando no te vio y voló hacia donde tu desapareciste y…creí que pasó algo malo y…
-Viste todo, ¿cierto?
-Casi…- confesó jugando monótonamente con las puntas del césped, como tic -…sólo tu mamá estaba muy enfadada…y…
-Mi familia me odia- la volvió a interrumpir, escupiendo las palabras y cerrando a la vez los ojos -. Me odian porque mi mamá es una pegaso y papá se casó con ella cuando eran muy jóvenes. Él no debía hacerlo con una peqaso o terrestre, sino una unicornio, sólo porque todos en su familia son unicornios desde hace muchísimos años y tenían una "reputación" y querían que siguiera así. Por eso no quisieron a mamá.
-Pero…tú eres un unicornio… ¿Por qué te odian?
-Porque soy mestizo- le contestó abriendo los ojos vidriosos y al mirarla al fin, pudo comprobar la marca de preocupación en ella, como de curiosos, aquellos ojos cyan grandes y tiernos tan expectante por oírlo. Nunca la había visto así y se entorpeció un momento, para concentrarse mejor -. Un mestizo…no es un puro en su raza. Me costó un poco entenderlo pero me dijeron que tengo en mi interior una mitad de la raza de mamá, y el otro de la de papá. Cuando crezca y tenga una familia, podría ser papá de un pegaso y aunque fuese unicornio, heredarían la probabilidad de tener un pegaso como hijo. Entonces es como…estar sucio para ellos. Soy quien contaminaría todo ese árbol genealógico ¡sólo porque mi mamá es un pegaso!- se descargó con rabia -. ¡Es tan absurdo! Creen que los unicornios son la raza superior y querían mantenerse así. Por eso no quieren a papá tampoco, por preferir a una pony inferior, según para ellos.
-Pero…- dijo Sunset -…los unicornios sí somos la raza superior…
-¿Qué?- preguntó incrédulo, si de por sí estaba enojado, ahora aún más. ¿Pensaba como ellos?
-Pues tenemos magia, Moon White. Eso nos hace superiores que un pegaso y un terrestre.
-¿Cómo puedes ser tan petulante y tan apática?- se quejó, concentrando su ceño -. ¡Y mi mamá no es inferior! Ella es la yegua más buena, graciosa, responsable, bonita y fuerte que conozco. Se despierta antes de que Celestia levante el sol para dejar todo en orden en casa para partir a Cloudsdale y entrenarse en la Academia Wondercolt, trabaja medio tiempo en la fábrica del clima, regresa en la tarde para recogerme del curso de magia, cocina para papá y para mí, me ayuda con la tarea cuando papá se queda hasta tarde trabajando, quiere a papá, lo atiende, lo hace reír, le gusta robarle besos cuando está distraído y siempre tiene una ala rodeada sobre él mientras están en la sala conversando antes de dormir, es algo enojona y no tolera mucho las bromas pesadas pero les gusta hacerlas. Tal vez no tenga magia como papá, como yo….como tú, y si eso la hace inferior pues…¡entonces estoy orgulloso de ser hijo de una raza inferior y no me importaría haber nacido como una!- para esas alturas, aquella molestia en su estómago, inseguridad y aflicción, se desprendió totalmente de él, mirando muy determinado y firme a Sunset, que se había quedado prácticamente boquiabierta con sus palabras. Él resopló y se levantó -. No me importa si no me quieres. Que bueno que me rechazaste, porque no me hubiera gustado ser tu amigo si piensas así de los ponies.
-¿Qué…? No…- reclamó ella casi sin aliento pero eso no lo detuvo y se dio la vuelta para caminar sentido contrario a ella, sin querer mirar atrás…pero lo hizo.
-Sunset- escuchó decir y casi en instinto frenó su andar.
-¿Qué?
-Sunset Shimmer- exclamó ella y él le dio la cara de nuevo, admirado de que al fin le haya dicho su nombre, mirando que caminaba hacia donde estaba, acercándose lo suficientemente cerca para iluminar su cuerno y cerrar los ojos, como para concentrarse-. Mi nombre es Sunset Shimmer…y quiero ser tu amiga- concluyó, para a continuación, invocar un campo de fuerza cyan que los cubrió a ambos, dejando a Moon White con los ojos realmente abiertos, iluminándose el rostro y expandiera la primera sonrisa realmente sincera en estas semanas.
-¡Sunny! ¡Lo hiciste, hiciste el hechizo!
-¿Lo hice?- preguntó abriendo los ojos, mirando las paredes del domo mágico, levantando de golpe la sonrisa -. ¡Lo hice, lo hice!- celebró devolviéndole la mirada y expandió sus patas delanteras para abrazarlo -. ¡Y gracias a ti!
-Yo…no hice nada…- balbuceó con torpeza con una repentina alegría atrapado de los cascos de Sunset.
-Dejé de pensar en mí y puede hacerlo. Porque pensé en proteger nuestra amistad. Pero…- se apartó, preocupada -… ¿Sí serás mi amigo? ¿Somos amigos? No sé si soy muy buena siendo una amiga…soy un desastre, perdón por lo que dije de la raza de tu mamá, sólo lo escupí, pero trataré de cuidar mi boca yo… no quiero que te vuelvas a ir. No quiero estar sola. ¡Extraño que me hagas preguntas!- se asombró -. ¡¿Qué me hiciste?!
-¡Nada!- sonrió y fue él esta vez que la abrazó -. ¡Y no te preocupes, Sunny, no sólo seré tu amigo, seré tu mejor amigo!
-Ah…Ya sabes mi nombre…dime Sunset.
-¡Jamás! ¡Moriré diciéndote Sunny!
-Has lo que quieras…- tiró una pequeña risa devolviéndole el abrazo -…mejor amigo.
Para él, el hecho de que haya revelado su nombre y logrado el hechizo pensando en él, fue suficiente para hacer un borrón y cuenta nueva. Le fue demasiado rápido y simple, perdonar a Sunset".
-Aggghh- se quejó restregándose con fuerza la cara, como si así pudiera sacarla de la cabeza, dejándose su rostro cubierto. -. ¿Por qué justo ahora tengo que acordarme de ella?- gruñó contrariado.
En serio lo sentía por Twilight, pero hablar de pasado, era hablar de tristeza, aunque estos fueron en su momentos felicidad.
-No mires atrás…mira hacia adelante…- se recordó para apartar los cascos de su rostro y encontrarse frente a él a una apresurada Twilight, ingeniándosela la manera más amable de despedir a aquellos ponies -. Hacia adelante…-se repitió sin apartar la mirada de la alicornio.
"-¿Qué le hace pensar que usted y sus amigas son la excepción?- le había encarado Moon White desde su ventana, esa primera e insistente visita de Twilight y las demás manes.
-Bueno- exclamó Twilight -, para empezar no estoy aquí para convencerte para aceptar un título que no quieres ni para que compartes tus hechizos para ampliar los conocimientos en magia de Equestria- lo miró firme -. Por el momento no puedo fijarme en esos detalles, en ti, ya que mi prioridad ahora es una amiga mía que necesita ayuda y da la casualidad que un hechizo tuyo nos ayudará.
Moon White levantó una ceja. Tenía una pata delantera doblada en la reja de la ventana y su cabeza reposaba en su casco.
-Mmm, bueno…debo admitir que eso es nuevo. No lo había escuchado.
-Entonces, ¿Ayudarás?- se esperanzó.
-Lo siento- sonrió -. Ya dije que no- se apartó y le cerró la ventana cortándole el habla".
Moon White se sonrió, tirando una risa ante el recuerdo. Podría ser tan testarudo, y cerrado, como se puso aquel día…pero ella también lo era a su modo, a un mejor modo y no se dio por vencida hasta entrometerse de un momento a otro a su vida. "Bueno…no todo pasado es tristeza" reflexionó, mejorando su humor y suspiró levantándose de la banca. Y mirando hacia adelante…descubrió a Twilight. Así que se negaba a seguir empañando la buena mañana con la que habían empezado. Se la debía.
-Con permiso que voy pasando - interrumpió Moon White la habladuría de los ponies que rodeaban a Twilight, quien al escucharlo enseguida levantó la cabeza, mirándolo hacerse paso entre la pequeña pero tediosa multitud como pudiera, pero lo hacía con un caminar demasiado recto, cabeza alzada y pecho en ato, emanando cierto aire…respingado -, Disculpe, Princesa, pero ya debemos irnos. La aguardan-agregó con esa voz seria y fina, expresando elegancia, tal etiqueta de un corcel de alta sociedad de Canterlot que mientras los ponies se habían callado mirando de forma intrigada hacia lo que dijo el aparecido, Twilight contenía una risa pero no una sonrisa, captando su intención, así que lo dejó hacer.
-Uh, ¿Dónde va, Princesa?- curioseó un pegaso.
-¡Confidencial!- exclamó Moon White intimidante sin perder esa elocuencia, inclinándose exageradamente hacia el pegaso, quien tuvo que retroceder un par de pasos -. Situación de la Corona que ya no puede aguardar, así que por favor solicito le den su espacio y no interrumpan más su andar- advirtió aun con ese acento refinado y se sentó al césped con nariz respingada, cerrando los ojos y una confiada sonrisa -. Se agradece su comprensión- dijo para hacer un casco hacia delante y atrás -. Gracias, gracias. Disfruten del paseo en canoa y cuiden a sus potrillos. Y no lo olviden, la Princesa los quiere.
-Ah…de acuerdo…- respondió el pegaso mientras el resto de ponies de haber oído y con qué forma, se empezaron a dispersar dejando tranquila a Twilight sin dejar esperar los murmullos.
-¿Quién era ese?
-Venía con ella.
-A de ser su chambelán.
-¿Chambelán? Las Princesas nunca han tenido uno, sólo están rodeadas de guardias.
-Pues es la primera Princesa sin escolta real, pero sí con chambelán. ¡Qué moderna, me encanta!
-No sabía que se te podía salir ese actitud de alta alcurnia- comentó Twilight caminando hacia él, deteniéndose frente suyo con una sonrisa. -. Debo admitir que me sorprendí tu estrategia de retirarlos.
-Aún recuerdo las clases de etiqueta y ese comportamiento cuando viví un tiempo con mi abuelo, ¿Recuerdas?- le hizo acuerdo con ese acento y porte, para sonreírse y cambiar ese semblante -. Además si no lo hacía creo que te hubieras quedado todo el día allí- le contestó risueño y con su voz habitual.
-Gracias y…- decía para reemplazar su sonrisa por curvar las cejas, culpable -…lo siento.
-¿Por qué te…? ¿Es por lo del bote?- se aventuró y ella asintió. Él dejó caer los hombros -. Twilight…no hiciste nada. Yo no debí ponerme tan melancólico. No tienes de qué disculparte, ¿Está bien?- le dijo comprensivo pero ella hizo cerrar sus ojos con cierta amonestación de culpa. Él suavizó la sonrisa y le colocó un casco sobre el hombro -. Al contrario, yo lo siento por arruinar el paseo y que te sientas así- agregó y dudó un momento pero levantó ese mismo casco hacia la barbilla de Twilight para levantarla solo un poco, para que pudiera concentrarse en lo que le decía, logrando que ella abriera de golpe los ojos y mirarle fijamente esa sonrisa segura y amable, con esa expresión de sus ojos que le hacía latir diferente el corazón -. Dame una sonrisa, ¿sí?
Twilight dejó esbozar lentamente una sonrisa y él expandió más la suya para inclinarse un poco, con una mirada traviesa y divertida para susurrarle:
-Esa es la curva que quería ver de vuelta, Majestad- le había dicho, haciéndola sonreír con cierto color rosa en sus mejillas, sin estar segura si era por esa cercanía que tenía de su rostro al suyo, la voz que la sintió muy cautivadora o la combinación de ambas, pero como sea, se le salió el pequeño sonrojo y la sonrisa acompañada con una risa, sin poder dejar de mirarlo con sus ojos violetas que parecían querer saltar sobre aquellos grises que de alguna forma, los habían encantados.
Le nacieron unas ganas inmensas de abrazarlo muy fuerte, que la abrazara también con el mismo entusiasmo que ella guardada, como a la par que sus labios se despertaban, una vez más, cosa que la puso un poco nerviosa y avergonzada, sonriéndose dejando salir un poco esos nervios y se acomodaba innecesariamente la crin.
-Entonces… - dijo tratando de amortiguar su reacción -. ¿Qué sigue en la lista?
-Ah…- pensó para sacar la lista y leerla que ver la cuarta cosa a hacer, expandió más su sonrisa, recuperando por completo el buen humor y la miró -…donde tú digas...
Tal vez Twilight había vivido la mayor parte de su vida en Canterlot, pero no solía salir muy a menudo por dedicarse a estudiar y las visitas que hacía a esta ciudad, se limitaba ir directo al castillo, a excepción de la tienda de donas de su viejo conocido Joe. Así que se sorprendió ver un tanto cambiado al parque, así como el ni bien puesto un casco dentro, le recibieron toda una nubes de burbujas y una música, siendo ella como Moon White sorprendidos de ver una vez más, a la unicornio y pegaso que habían tocado para el restaurante que fueron.
Mientras ambas yeguas tocaban, había muchos ponies reunidos viendo a mimos soplar numerosas burbujas. Todos los potrillos saltaban y corrían tratando de reventar las burbujas, mientras el ambiente animado se alzaba con la interpretación de la banda, siendo solo instrumental, sin acompañamiento de voces, y que el resto de mimos bailaban alegremente, invitando a los demás ponies a bailar también.
-Apuesto que te sacarán a bailar- le exclamó Moon White con diversión.
-¿Qué? ¿Por qué?
-Qué pregunta, Twilight- exclamó rodando los ojos -. Eres la Princesa Twilight Sparkle y llamas la atención-se le salió una risa.
-…- le frunció el ceño -. ¿Y si me sacan a bailar qué?
-¿No te daría vergüenza?- le preguntó con curiosidad.
-Para tu información, a mí me encanta bailar.
-¿En…serio…?- dudó demasiado en preguntar con incredulidad, y ella acentuó más su ceño.
-¿Por qué la duda, eh?- toreó hincándole el pecho dos veces.
-Pues…nada.
-Dilo. Ya empezaste, ahora termina.
-Ya, ya, okey. Lo digo porque eres muy vergonzosa y no te imagino bailando en un parque con mimos que soplan burbujas.
Twilight mantuvo el ceño entre sus cejas, con la boca un poco abierta con la barbilla tiesa. Él tragó saliva.
-¿Por qué tengo miedo de que me mires así?
-¡Porque me encanta no darte la razón!-exclamó con firmeza y le dio la cola para caminar hacia donde todos bailaban y reventaban burbujas.
-¡Twilight, ¿Es en serio?!- preguntó incrédulo pero fue ignorado, sólo para ver cómo Twilight se dejaba tomar los cascos de un mimo y se unía a los demás en el baile, sorprendiéndolo no sólo a él, sino a los demás, que entusiasmados siguieron bailando a su alrededor.
Y es que lo curioso era…los pasos de bailes de la alicornio.
Una cosa es decir que le encantaba bailar y otra es…saber bailar. Y Twilight bailaba…con movimientos tan exagerados. Pero se veía tan feliz y tan segura sin temor a ser ridiculizada, que en serio pasaba desapercibido su…peculiar manera de bailar. Algunos ponies al principio sí la miraban algo chocados y extrañados, incluyendo a la banda, pero ya después lo dejaron pasar para disfrutar del buen momento entre todos, tocando más entusiasmadas la canción.
Moon White la miraba bailar admirado por su atrevimiento. Así como el resto, quedó algo sorprendido al principio pero verla tan feliz, con esa sonrisa y confianza, lo conmovió entero, quedando mirando el cómo se dejaba mezclar entre todos como si fuera un grupo de amigos grande que se hayan puesto de acuerdo para bailar, aunque todos fuesen desconocidos, no se sentía así.
Repentinamente, un mimo, que era un pony pegaso, se acercó a él y le colocó sin previo aviso un collar plástico de colores en su cuello.
-Ah…Gracias- dijo receloso y el mimo estiró un casco haciendo amonestaciones que se una al baile. -. Oh, no, no. No quiero bailar- decía mientras el mimo le reprochó con la mirada para ponerse a danzar a su alrededor levantándose con sus cascos traseros.
Moon White no sabía a dónde esconderse, el mimo no dejaba de hacer monerías para terminarlo de convencer mientras bailaba exageradamente pero él no movía ni un centímetro de su cuerpo, entumeciendo los músculos, empezando a fruncir el ceño, ya irritado.
-Dije que "no", amigo- le dijo más serio y con molestia para clavarle la mirada pero entonces algo le hizo frenar su negativa -. Un momento…yo… ¿te conozco?- dudó mirándolo ahora mejor.
El mimo detuvo su danza y se lo quedó mirando entrecerrando los ojos, rascándose la melena café con ciertos mechones grises, levantando sus alas, sin ubicarlo. Pero Moon White borró su ceño elevando de a poco la sonrisa.
-¿Silence Noisy?- preguntó y el mimo abrió más los ojos, para asentir -. ¡Oh, rayos!- se emocionó nostálgico con una sonrisa amplia -. ¡Eres el mimo de Ponyville! Era un potrillo cuando antes hacías tus funciones allí- se explicó y el pegaso expandió su sonrisa, asintiendo eufóricamente -. ¡Qué te acordarás de mí! Sólo fui un par de veces a Ponyville y en ambas pedía ir al parque sólo para verte actuar. ¡Rayos, me siento viejo!- se burló de él mismo tirando unas risas que el mimo también rió pero en mute y aprovechando su mejor humor, con el casco lo alentaba a salir a bailar -. Oh, no, lo siento, yo…no soy el mismo de ese entonces. No me importaba bailar frente a tantos ponies pero ahora es distinto- se disculpó y Silence le frunció el ceño cruzándose de cascos -. Yo sólo…estoy para ver…- trataba de convencerlo pero nada. -. Bueno, ¿qué harás, eh?- toreó.
Un minuto y medio después…
-Soy tan torpe…- se quejó, siendo halado por el mimo por una soga invencible -. Debía suponerlo. En serio. Verlo venir. Pero noooo…- se renegaba. -. Tal vez me dejé llevar por esa tonta nostalgia de la niñez.
-¡Moon White!
-Hola, Twilight- saludó casi inexpresivo ya adentrándose entre la multitud mientras Twilight dejó de bailar para seguirlo.
-¿Por qué…? ¿Te hala con una cuerda…invisible? Me hablaste un ponie así cuando eras potri…
-Eh…es una tonta historia como llegué aquí…- le interrumpió resoplando siendo aún arrastrado mientras Twilight caminaba para seguirlo -…pero en resumen, sólo quiere que baile…
-¿Y qué? ¿No quieres?- preguntó y él le levantó una ceja.
-¿Y cómo crees que acabé arrastrado por un mimo?
-¡Ja! ¿Y te burlabas de mí porque creías que yo no quería? ¡Eras tú todo el tiempo!
-Yo no me burlé, Sparkle. Sólo te juzgué mal. Pero no me vas a decir que para otras cosas sí eres vergonzosa.
-Pero no para el baile como decías.
-Pero ya no hablo del baile, sino en general.
-Tú también lo eres. No te hagas el listillo.
-Ya tardabas en contradecirme.
-Agghh, ¿No estarás tranquilo hasta sentir que ganaste, no?
-Así es.
-Pues vive con ello.
-¡Twilight!
-Jajajajaja- se rió para asomarse hacia Silence -. Disculpe. Aquí está bien halado. Yo me ocuparé.
-Está bien, Princesa, como ordene- habló con tranquilidad y Moon White agrandó los ojos.
-¡Habló, habló! ¿No es eso casi ilegal? ¡¿Qué clase de mimo habla?!
-Es una Princesa, no puedo desobedecer una orden y debo contestarle-se explicó para sonreírse y "sacudir" la soga para dejarlo libre.
-Aún no sé cómo hace eso…- comentó Moon White refiriéndose a la cuerda invisible, pudiendo al fin mover su cuerpo tras estar atado.
-Así que no bailas…- sonrió de lado Twilight.
-No…yo no puedo ser tan…valiente y bailar como lo haces tú frente a todos. Además, nunca he bailado. Bueno…sólo sé bailar música lenta que aprendí cuando viví con mi abuelo un tiempo y asistía a sus fiestas- tiró una risa -. Una vez bailé con Beatrix Lulamoon…- la miró -…baila perturbadoramente mal.
-Mmmm- pensó ella -. Espera- le dijo y caminó enseguida hacia la banda -Hola- saludó Twilight y tanto Mistery como Cherry la miraron enseguida sin dejar de tocar.
-¡Princesa Twilight!- saludaron entusiasmadas.
-También me da gusta verlas de nuevo.
-Déjame adivinar- sonrió de lado Cherry con coquetería levantándole ambas cejas -. Me vio durante el desayuno y me siguió hasta mi próxima presentación porque no se resistió en acercarse e invitarme un trago después de mi show para entrar en ambiente- miró a la unicornio -. ¿Ves, Mistery? Hasta la realeza cae con los encantos de Cherry Crash.
-Ah…- dudó Twilight incomodada sin saber muy bien cómo responder a eso mientras Mistery solo tenía su cara de poker acostumbrada a los comentarios de su amiga para regresar su atención en la alicornio.
-Ignórela. Yo lo hago para permanecer cuerda. ¿Qué se le ofrece, Princesa?
-Me preguntaba… si podían tocar una canción lenta.
-¿Lenta?- dudaron ambas para intercambiarse una mirada.
-Si no es mucho pedir…
-Mmm- pensó Cherry -. Lo siento, gua…Princesa, pero no creo que una música lenta cuadre con el tipo de público que tene…
-La complaceremos- interrumpió Mistery, dejando a Cherry con la disculpa en la boca y Twilight sonrió aunque con duda.
-¿En serio? ¿Segura? Porque si no pueden yo entien…
-Segura- asintió la unicornio con una confiada sonrisa, que Cherry reconocía así que la apoyó.
-¡Así es, Guapa! ¡Quiero decir! ¡Así es, Princesa!- se corrigió y sonrió confiada -. No se preocupe. Sabemos lo que hacemos.
-Ah, de acuerdo, gracias- sonrió para volver con el unicornio.
-Querida y muy estimada Mistery Mint- empezó diciendo Cherry y la unicornio elevó su sonrisa sabiendo lo que diría -. ¿Qué carajos planeas con estos dos?
-Se quieren- dijo confiada y con tranquilidad -. Lo presiento aquí- dijo colocando un casco en su pecho.
-O más bien en tu Cutie Mark- corrigió, a referencia del corazón rosa con un rayo blanco en el centro.
-Puedo presentir el amor correspondido- se justificó -. Y desde que los vi en el restaurante, me envolvió esa sensación. Ahora los volvemos a ver- se sonrió más tocando la parte final de esa melodía -. Es el destino diciendo que me toca intervenir para hacer lo que mejor hago…provocar que se den su primer beso.
-¡Amo tu Cutie Mark!- se entusiasmó la pegaso agitando sus alas.
-Porque amas el romance, eres entrometida y claro, eres cuuuuuursi- se burló, ambas parando la canción instrumental mientras escuchaban los aplausos de los presentes.
-Lo adoro y mucho. Pero dime, ¿Con qué les damos el empujón?
-¿Quiere una canción?- preguntó en desafío -. Le daremos una canción- sentenció para susurrarle unas indicaciones a Cherry, quien se sonrió, le guiñó un ojo en acuerdo y agitó sus alas para salir volando.
Entonces un sereno solo de guitarra dio entrada a la canción mientras Mistery se apartaba de su lugar y tocando la guitarra, caminaba cerca de los ponies, con una especial atención a un par.
-Busquen una pareja. Armonizaremos un poco el ambiente con una balada, ¿Qué dicen, eh?- invitó Mistery y la bonita tocada no hizo dudar en darle la oportunidad a la canción lenta, los mimos apartándose y como caballeros, invitando al baile lento.
-Ya tenemos música lenta- desafió Twilight a Moon White -. Ya no hay excusas para que no bailes.
-¿A eso fuiste?- reclamó intrigado -. ¿Por qué?
-¿Ah?
-¿Por qué tomarte la molestia de pedir una canción lenta para nosotros?
Twilight sintió que le cortaron las cuerdas vocales al sentir aquella pregunta cómo una trampa. Se lo quedó mirando y él la miraba a ella, no divertido ni con ese humor de bromear, sino más expectante, concentrando su mirada en su rostro.
-No…quiero dejarte ganar- fue lo que le contestó con la voz insegura y suave.
-Eso me suena a excusa- respondió inmediatamente, mirándole esas facciones, como si fuera la primera y última vez que se verían. -. Pero eres una Princesa…¿no?- preguntó tentándola y le tomó ambos cascos para colocarlos sobre sus hombros, aun cara a cara, sin desviarlas de ellos ni un momento, dejándose Twilight manipular sin darse cuenta que se había perdido entre su rostro y su mirar -. Será mejor que obedezca… ¿Cierto?
Twilight no emitió ni una palabra, sólo se acomodó para empezar a bailar al ritmo de la canción cuando Mistery empezó a cantar.
-Ahí estás mirándola…justo enfrente de ti… - cantó la unicornio -…ella no tiene mucho qué decir pero hay algo sobre ella… se sonrió -. Y tú no sabes por qué pero te mueres por intentarlo…- tiró una risa divertida para cantarlo susurrando -…Tú quieres besarla.
Tanto Twilight como Moon White al escuchar la letra, se tensaron un poco, pero aun así, continuaron bailando.
-Sí, la quieres- continuó cantando Mistery paseándose con su guitarra en casco con una sonrisa al ver cómo había captado la atención no sólo de esa pareja de baile, sino del resto que empezaban también a tomar espacio para bailar, improvisando la letra de la canción de acuerdo iba observando los gestos del unicornio -. Mírala, tú sabes qué debes hacer- continuó cantando y él miró a Twilight mientras continuaba la canción-. Es posible que ella te quiera también, sólo hay una forma de preguntarle. No es necesaria una palabra, ni una palabra. Tan sólo ve y bésala.
Moon White sintió cómo empezaba a sonrojarse como llenarse de vergüenza, sólo la miró mal a la cantante por hacerlo sentir así y la ignoró pero sus orejas se agudizaron ante el coro:
-Shalalalalala ¡mi oh mi!
Parece que el corcel es muy tímido y no la besará.
Shalalalalala ¿no es triste? es una vergüenza. Que mal.
Así…vas a perderla. Tan sólo… bésala.
"¿Y quién dice que sólo sea el corcel que dé ese paso?" pensó Mistery con diversión para moverse y quedar frente a Twilight y mirarla mientras cantaba:
-Ahora es tu momento- cantó mirándola la expresión ida entre el baile que compartía con él -. ¿Te sientes como si flotaras en una laguna azul?- continuó sonriéndose y dirigir su mirada en donde Moon White y cantara más entusiasmada -. Chica, mejor hazlo pronto. Ningún otro momento será mejor. Él no dijo palabra y él no dirá palabra…. hasta que lo beses.
Twilight abrió un poco más los ojos, sonrojada mientras entonaba un nuevo decepcionante coro:
-Shalalalalala ¡mi oh mi!
Parece que la yegua es muy tímida y no lo besará.
shalalalalala ¿no es triste? es una vergüenza. Que mal.
-Así…vas a perderlo- le recalcó y ella la miró muy frustrada -. Tan sólo bésalo.
-Shalalalalala ¡No te detengas ahora!
No intentes esconderte.
Tú quieres besarlo.
-Y tú quieres besarla- cantó la unicornio en dirección de Moon White, cuando el terreno donde se daba el baile se oscureció por completo.
Todos miraron hacia arriba, dándose cuenta que una pegaso verde claro había reunido nubes y los movió donde estaba el sol. Cherry guiñó un ojo hacia Mistery como señal, y ella iluminó la punta de su cuerno con su magia color morada mientras dejaba la mejor parte de la canción entonarla con toda su pasión, invocando que los demás, siendo todos unicornios, también encendieran sus cuernos, emanando diferentes luces por el color de su magia, dejando a Moon White y Twilight envueltos en esa tenue oscuridad con varias luces de colores a su alrededor. Entonces Twilight encendió también su cuerno como el resto, pero Moon White torció un poco el gesto y ella adivinó sus pensamientos.
-Hey…- lo llamó moviendo un poco su cabeza a la suya para que la mirara, manteniéndose con una dulce sonrisa e hizo más brillante su luz-. Mi cuerno será el más fúlgido, porque lo Ilumino por los dos, ¿Está bien?- acordó y él suavizó una sonrisa para ella mientras sonaba la canción con una voz delicada que iba ascendiendo como una petición, que Mistery lo cantaba porque sabía que era algo mutuo que sentían ellos, ahora a dúo con la pegaso que hizo sonar recién sus tambores:
-Lalalalalala. Tú quieres besarla.
Lalalalalala. Tú quieres besarlo.
Tan solo… ¡bésense!
Shalalalalala ¡mi oh mi!
Parece muy tímido y no la besará.
shalalalalala ¿no es triste? es una vergüenza. Que mal.
¡Así…vas a perderla!
la la la la la la la la...
tú quieres besarla.
la la la la la la la la...
y tú quieres besarlo.
Tan sólo…bésense.
Tanto Moon White y Twilight se miraron como lo habían hecho hace un rato. Mirarse con esa mirada llena de cariño, de devoción y ternura. Lo que al principio pareció una canción fuera de lugar, cada que avanzaba, sólo les hicieron darse cuenta de…efectivamente, las ganas que se tenían de besarse, de quien tenían enfrente, era quien tal vez… pudiera ser su pony especial.
La suave oscuridad cubría a todos los ponies alrededor, y la tranquila y cálida luz de diferentes colores que emanaban de sus cuernos, sólo le daba un toque fantástico y hasta fantasioso al momento que en serio, parecía casi un sueño que una realidad. Es decir…hace un momento estaban en un parque con mimos bailando con un entusiasmo contagioso y ahora…parecían flotar sobre una laguna azul, rodeados de luces y una canción que sólo decía lo que ellos hasta ahora no podían.
No existía un mundo humano con magia cambiante. Tampoco una pony con una transformación impredecible. No había obligaciones Reales. Tampoco remontar a pasados que sólo embargan de tristeza.
Sólo había…ellos.
Moon White había cumplido con su promesa. Simplemente eran ellos por estas horas. Y ahora, querían llamarse "suyos".
-¿Qué te desespera?
Moon White arrugó un poco la frente, apartándose un poco de ella interrumpiendo el baile.
-¿Qué te desespera?- le volvió a preguntar Twilight -. Lo que no quisiste decirme en Canterlot High.
-¿Por qué importa eso ahora?
-Tengo un presentimiento…-confió mirándole cada parte de su rostro -…Por favor, dime qué te desespera y yo…trataré de aliviarte…yo…siempre trataré de aliviarte…
Moon White no podía más con todo el sentimiento que le embarga en tan sólo tenerla entre sus casco, tan cerca, escuchar su voz, tener sus ojos fijos hacia él, lo que decía, lo que callaba también. Casi podía sentir que lloraría ahora, pero de alivio. En serio, en serio, quería a Twilight y por alguna razón, le dolía hacerlo pero era un dolor agradable.
Cambió la expresión de sus ojos ya sin poder controlar lo que gesticulara, o lo que haría, como casi por instinto, se le empezó a acercar, cortando la distancia de nuevo. Twilight por alguna razón retuvo la respiración, dejó abrir un poco los ojos, se puso nerviosa, pero a la vez, no se movió, como esperándolo, sintiendo que los párpados querían cerrársele y sentía el raro latido de su corazón, extrañamente emocionado.
-Me desespera…- habló Moon White -…que hayamos tardado tanto en conocernos- confesó, para inclinarse y acercar su cuerno al lado del suyo, acariciándolo.
El sonrojo de Twilight explotó en su rostro.
Los pegasos expresaban su cariño incondicional abrazando con sus alas, los terrestres entrelazaban sus colas, y los unicornios, juntaban sus cuernos. Sólo con su familia y Celestia había mostrado ese gesto, y ahora, lo había hecho con él…y una enorme dicha la revolcó, sonriéndose conmovida y le devolvió el gesto.
No importaba si alargaban la canción… ¡Tanto Mistery como Cherry querían gritar al cielo! Este era el talento de Mistery Mint. Motivar el amor correspondido a su primer beso…a través de la música. Su mejor amiga la ayudaba con la batería y no por nada se llamaron Heart on Fire. Pese la emoción que sentían por a punto de lograr lo que buscaban en una sola canción, siguieron tocando sin perder la magia que no sólo los encerró a ellos, sino a las parejas de unicornios que los rodeaba.
Twilight tenía un casco rodeado a su cuello y él uno sobre su hombro, aun con sus cuernos unidos y mareados por la sensación que les cubría cada parte de su cuerpo, en especial el pecho y la cabeza, la cual parecía pesada, llena de un suave y dulce humo cubriendo toda su mentalidad, pero aun así, no detuvo que los pensamientos de Moon White se pusieran en marcha.
Pensaba, que tal vez existía algún corcel mejor que él.
Que tal vez tuviera muchos defectos y malacostumbres.
Que alguien más podría ser una mejor opción para sostenerle su casco, para tenerla así de cerca, para robarle la mirada y el aliento.
Podría hacerse para atrás y dejar a alguien más entrar en su vida, en su corazón, porque Twilight…Twilight era demasiado. Demasiada felicidad junta y se sentía casi indigno de ella. Así lo sentía.
Ella era tan bondadosa, muy utópica, perdonaba tan fácil, tiene una visión hacia el mundo y los ponies diferente a la de él. Tan independiente, justa, sacrificada y valiente.
Él solía ser contestón, impaciente, irritarse más fácil, sarcástico, con una actitud ácida sin medir si pudiera ser grosero y no importarle lo que piensen de él, orgulloso y terco. Además…era frágil. Duela admitírselo, tenía un cuerpo débil, se cansaba rápido y no era muy fuerte, a menos que la adrenalina ayudara, pero generalmente, no lo era.
Así que sí. Tal vez tendría razón. Alguien podría superarlo fácilmente. Existiría o existe un corcel mejor que él. Alguien más a la altura o digno de querer, entretener y cuidar a Twilight Sparkle.
Pero aun así, pese que estaba consciente que no podría estar al porte de ella…quería que lo escogiera. Quería que estuviera con él. Quería estar con ella. Es decir…él no podría ser tan mala opción después de todo, porque de alguna forma, la hacía sonreír. De alguna forma, ella se entretenía con su compañía. De alguna forma, seguía aquí.
De alguna forma, no se apartó aunque él la alejara desde el primer momento que la conoció, por el hecho de ser una Princesa y a lo que venía a su casa. No se apartó cuando la trató mal a estar recuperándose de un desmayo en el Enfermería.
De alguna forma, decidió quedarse con él y de alguna forma…él la hacía feliz. Y su felicidad era un frío bálsamo que curaba cada herida e iluminaba por completo en una sensación que sólo ella provocaba.
Él podría hacerle eso. Prometerle mantener la felicidad que le daba, que no podría dárselo cualquiera. Le prometería siempre apoyarla, ver la manera de ayudarla en sus líos, sean cual sean estos. Serle paciente. Escucharla, y es que no se cansaba de hacerlo, como el de verla., porque era tan sencillamente hermosa. Le prometería lealtad, fidelidad, discreción, contradecirla cuando vea necesario, acompañarla en sus silencios, usar sus cascos como pañuelos de lágrimas, abrazarla en consuelo cuando no tenga las palabras…Tan sólo…amarla.
La amaba. Amaba a Twilight con todo su corazón. Estaba enamorado de ella. ¿Desde cuándo? ¿Eso importaba? No, no importaba. Sólo sabía que la amaba y era suficiente.
Aún estaban unidos sus cuernos, con la distancia tan corta y aquella muestra de cariño no parecía ya ser suficiente para expresar lo que sentía en ese momento y la tan solo idea de acercar un poco más el rostro…le azotaba el corazón contra su pecho. Pero no pareció ser el único con la misma idea.
Twilight abrió los ojos, perdida en la música del ritmo de sus latidos, como tener la cercanía de aquel corcel. Sólo era cuestión de inclinarse unos cinco centímetros para romper por completo la distancia…entre sus labios. Tenía esa urgente necesidad de besarlo desde hace más de doce horas y la estaban desesperando ya, y pareciera que con sólo ese cruce de miradas, le había dado permiso para que lo hiciera. Cerrando el acuerdo con un silencio y una mirada, Twilight se venció y dejó caer sus párpados lentamente, percibiendo su acercamiento, el aire cálido exhalado cayendo suave sobre su rostro y en cuanto sintió apenas el filo de sus labios, provocando que le ardieran las orejas como las mejillas del sonrojo…no llegaron a presionarse y se separaron de golpe.
Twilight abrió los ojos, confundida por la interrupción y vio el rostro del corcel completamente inexpresivo, con los ojos tiesos mirando sobre el hombro de ella, para regresar su vista a su rostro.
-¿Qué…hace ella aquí?- preguntó con la voz seca y Twilight parpadeó, aun sin aterrizar bien.
-¿Qué?
-¡¿Qué hace Sunset Shimmer aquí?!- exclamó más fuerte y pujando con todas sus fuerzas, lanzó un rayo de su cuerno, apuntado hacia la nube que cubría el sol que apenas el contacto, las nubes se abrieron, deshaciéndose y dejando de nuevo la clara luz en el parque.
Por el hechizo, Moon White apretó tanto los párpados como los dientes al sentir cómo una punzada que inició en su cuerno, se fue expandiendo en toda su cabeza, tonteándolo, pero ahora con luz, quería cerciorarse bien, aunque no podía ni abrir bien los ojos que si lo hacía, veía distorsionado y el dolor de cabeza era penetrante, haciéndolo tambalear a los lados.
-¡Moon White! ¿Por qué rayos hiciste eso?- reclamó Twilight tratando de tomarlo para que dejara de tambalear. -. Eso era un rayo, es un hechizo de defensa y no puedes forzarte a ellas, son…
-¡No me trates como un inútil!- se quejó apartando sus cascos y buscaba él mismo equilibrarse, abriendo y cerrando los ojos para recuperar la calidad de su visión.
-¡No lo hago!- le replicó seria y frunciendo el ceño -. ¿Y qué sobre Sunset? ¡Ella está en el castillo!
-¡La vi! ¡Sé lo que vi! Estaba allí- se explicó afanado, levantando un casco hacia un punto pero no había nadie.
Para esas alturas, tanto la banda dejó de tocar repentinamente y con el resto de unicornios concentraron su mirada en el escándalo perpetuado por el unicornio.
-¿La trajiste aquí?- le preguntó insistente mientras caminaba hacia donde decía haberla visto.
-Moon White- lo llamó tras de él, dejando atrás al resto.
-Nos estaba mirando…- decía llegando al lugar y mirar su alrededor -…me miraba a mí y tenía esa tonta sonrisa suya…- continúo, con sus ojos buscándola pero sin ver dónde pudo haber huido a menos que se haya teletransportado -…con esa mirada cínica y fría- agregó, un poco ausente, recordando esas miradas y crispó el rostro -. Se estaba burlando.
-Moon White- lo volvió a llamar.
-Siempre ha sido así…- murmuró más para sí, vidriando un poco los ojos desviando la mirada sin un lugar en específico -. Siempre se entromete, de alguna forma busca la manera…cuando siente que soy feliz.
-Basta- exclamó ella con voz suave colocándose a su lado -. Sunset está en el castillo.
-¡Pudo haberse escapado!
-No pudo haber salido.
-¿Por qué estás segura?- le preguntó devolviéndole la mirada, muy afectado.
-Porque ella…- decía un poco insegura pero tomó aire y le reveló: -…no está aquí. Está en Ponyville.
-¿Qué?- preguntó torciendo el gesto, con incredulidad. -. Pero ella no puede salir del castillo. Tú me dijiste que la Princesa Celes…
-La desobedecí- escupió enseguida cerrando los ojos -. Viajé con ella anoche mientras todos dormían. Yo regresé en la madrugada con indicaciones a Spike. Mis amigas no lo saben- abrió los ojos, determinada -. Voy a llevarla al baile. Cruzaremos el portal apenas llegue a mi castillo.
-¿Perdiste la razón?- se quejó mal admirado -. No puedes… ¿Es en serio? Celestia creerá que huyó.
-Dejé una carta sobre la cama de Sunset explicando que estaba conmigo, cruzado el espejo y que sabía lo que hacía, que no debía alterarse porque debe confiar en mis instintos. Sunset volvería al castillo esta misma noche- curvó un poco las cejas -. Y que lo siento pero se lo debo a Sunset.
-¿Deberle? ¿Qué podrías tú deberle a esa unicornio?
-Soy su amiga- respondió con firmeza -. Ella está deprimida, Moon White. No tiene nada, ni a nadie aquí excepto a mí y si puedo darle un rayo de esperanza, de alegría, lo haré.
-Desobedeciendo las advertencias de Celestia y arriesgando aquel mundo por lo impredecible que es ella, ¿no?- habló con su voz pesada y cargada de ironía, tirando una risa seca mirándola casi sin poder hacerlo.
-¿Defendiendo a Celestia?- preguntó con cierta diversión -. Eso está bueno. Con tal de arruinarle la felicidad a Sunset te alianzas con ella y te vas en mi contra.
-Creí que esas lecciones te hicieron sensata pero estás siendo irresponsable e imprudente- se limitó en contestar su comentario.
-No esperaba que entendieras- reconoció sin sorpresa de sus reacciones. -. No iba a decírtelo. ¿Después de todo esta salida no era sólo nosotros? Ahora hablamos de Sunset, del otro mundo, realeza y magia en menos de un minuto.
-No puedes hacerla cruzar. No puedes jugar con fuego…y ella es de eso.
-Creo que estás olvidando por qué terminamos de hablar de Sunset en primer lugar- evadió su comentario -. Dices haberla visto cuando no está. ¿Qué pasa?
-Quisiera poder contestar eso- sonrió con ironía -. ¡Pero no puedo! Yo sé lo que vi.
-¿Antes te había pasado esto?
-Nunca- contestó inmediato y ella levantó ambas cejas con acusación.
-¿Seguro? ¿No me mientes?
- No estoy loco, Twilight- contestó acariciándose la cabeza gesticulando un poco de dolor. Aun la punzada le hacía querer romperse el cráneo.
-Pues más vale lo tomes como una señal- resopló -. De que debes dejar ese resentimiento y seguir adelante si ya andas alucinando cosas.
-Yo sigo adelante- le corrigió defensivo -. Y no la perdono. Lo siento. No lo hago.
-¿Sabes? Ella quiere verte. Ella quiere recuperar lo que tuvieron, recuperar su amistad. Te necesita de nuevo y te extraña. Pero teme tanto acercarte por escucharte con tu negativa.
-Pues muy sabio de su parte- lanzó el sarcasmo con una ácida sonrisa y Twilight le reprochó con la mirada.
-Es por eso- le dijo llevándolo más adentro del parque, apartados y viéndose con mayor privacidad -. Vamos. Dímelo de una vez con toda la sinceridad. Si ella viniera a ti, a pedirte disculpas, como lo ha hecho con cada pony y persona que lastimó… ¿Cómo la recibirías?
-¿En serio quieres que conteste eso?
-En serio quiero que contestes eso- afirmó con sus ojos exigentes sobre los suyos. Él parpadeó lento una vez mirando hacia otro lado sólo para devolverle la mirada.
-Pues…me conoces- se limitó en contestar.
-¿Lo hago?- preguntó y eso le obligó a él a prestarle más atención a sus expresiones, viendo su rostro serio, con un aire desilusionado como amargado. -. Lo hago…- confirmó asintiendo lentamente.
-¿A qué te refieres?
-Moon White no importa cuán terco te pongas y me contradigas, pero tú…no sigues adelante. No si el tan sólo hablar de tu vida te pone…"melancólico" como dices. Lo que fuiste es una parte de ti que no puedes arrebatar.
-¿Crees que no lo sé?
-No podrás seguir adelante si no perdonas- le aseguró -. Es un peso que tienes que arrastrar toda tu vida.
-Insisto, ¿Crees que no lo sé?- exclamó con la voz más pesada.
-¿Entonces por qué no haces ni el esfuerzo de intentarlo? Así como estás cediendo con las Princesas puedes hacerlo con quien fue tu mejor amiga.
-Twilight…- le interrumpió con resignación y la miró determinado y fue directo: -…no todos pueden ser amigos de todos. No toda amistad puede recuperarse. Y no toda amistad es para siempre. Para mí, la amistad es efímera y por eso nunca me entrego lo suficiente para que no me vuelvan a lastimar.
Twilight le mantuvo la mirada, sin inmutarse, sin expresar, cómo cada oración suya que dio, se le clavaron en el pecho. Las sintió tan amargas, tan…egoístas.
Nunca tuvo problema del que fueran de genios y personalidades diferentes, pero esto, esta diferencia y contradicción, le pesaba, y mucho.
-Me niego a creer en eso-le afirmó ella manteniéndose seria tratando de ignorar ese repentino dolor en su pecho -. No puedo creer eso porque… ¿Sabes cómo me gané la corona? ¿Sabes cómo se ha recuperado Equestria con las últimas amenazas? ¿Sabes quién soy yo? Soy la Princesa de la Amistad, Moon White. La amistad es lo que une y fortalece a Equestria. Da armonía y felicidad a todos. Mi deber es protegerla, mantenerla y creer en ella. He ayudado a muchos ponies a solucionar sus problemas, a cambiar su mentalidad y abrir su corazón hacia la esperanza, las oportunidades y por supuesto, el perdón.
Moon White se la quedó mirando, reacio ante sus palabras.
-¿Y qué si soy la excepción?- dijo él.
-Tú eras mi excepción- admitió saliéndosele un poco la voz quebrada y resistiendo el vidriar de sus ojos, realmente decepcionada pero al mismo tiempo, llenándose de coraje. -. ¿Cómo puedes seguir…pensando como la primera vez que te conocí?- reclamó dibujando un ceño -. Después de todo lo que hemos hablado, te he platicado y abierto para ti. ¿Cómo puedes seguir…?- decía sintiendo como ese dolor en su pecho, se transformaba en otra cosa, en una mezcla rara que la hacía entumecer completa, que el nudo de su garganta fuera más fuerte y le diera rabia el tan sólo verlo ahí enfrente…sin inmutarse. Odiaba ese lado suyo. Lo detestaba. Pero eso era lo que o hacía él, lo que es, y siendo así, aún así…logró quererlo...y eso sólo le hizo dar más rabia -. ¿Cómo puedes seguir siendo un terco amargado resentido que no le importa nada más que tener la razón?- se descargó sintiendo que se le desbordaban las lágrimas.
-¿Hablas en serio?- le reclamó, igual de decepcionado y sintiendo como burbujeaba del enfado -. ¡¿Qué rayos hago contigo entonces?! Planeando salidas, abriéndote mi pasado por más que me duela, rompiendo mi coraza, ser más feliz de lo que he estado con alguien… ¡Jamás había hecho esto por nadie! ¡Nadie más que para ti! se supone que no debía dejarte entrar, a nadie de esta manera en mi vida… ¡Pero entonces te apareces tú en mi puerta y lo arruinas todo! Todo lo que pensaba y sentía lo olvidé… ¡Por ti! ¿Y quieres saber qué me hizo Sunset?- preguntó en desafío, encolerizado -. Sunset me dañó. Me hizo el unicornio dañado que soy ahora… ¡Y ni siquiera recuerdo cómo! Sólo despierto en el hospital y había obtenido mi Cutie Mark. ¡No recuerdo cómo gané mi Cutie Mark! Sunset fue incapaz de visitarme mientras estuve hospitalizado. Ni cuando me llevaron a casa porque no había nada qué hacer. Prácticamente me estaba muriendo frente a mis padres…¡Y Sunset nunca vino a verme!- rugió pisando fuerte sobre el césped, resistiendo el ardor de sus ojos -. Y yo aún creía en ella. Yo tuve la esperanza de que podría estar asustada…pero entonces ella apareció…y sólo empeoró las cosas…- agitó la cabeza -…yo…no puedo, Twilight. No puedo perdonarla. Pídeme lo que quieras, lo haré, pero a Sunset, jamás la voy a perdonar.
Twilight le mantuvo la mirada, mirando el estado inquieto y muy afectado del unicornio, que tenía su frente arrugada, resistiendo las lágrimas que querían desbordarse de sus ojos, aquellos grises que brillan de las capas de lágrimas contenidas, pero veía la lucha interna que él tenía, de resistir sentirse afectado, dibujando un ceño determinado pero que perdía consistencia al verla, con ojos suavizándose con cierta preocupación al ver…quién sabe el tipo de expresión que mantenía ella en su rostro.
-Twilight…di algo…- le pidió intrigado como ansioso a algún comentario en respuesta a lo que acababa de decirle.
¿Qué podría decir? En realidad, pensaba demasiadas cosas a la vez. "Él jamás entenderá que esa Sunset no existe… ¿cierto?" pensaba pero no lo dijo en voz alta, porque intuía la respuesta. Sólo seguía mirándolo, dio un par de pasos y simplemente se inclinó y lo besó.
Un suave y delicado beso, corto, casi ni dos segundos, que el escaso tiempo que se mantuvo sobre los de él, fue sensible, tan sensorial, tan lleno de toda clase de emociones que recorrieron entero el cuerpo de ambos, haciendo que ese humo que mientras bailaban les había invadido el pecho y la cabeza, volviera de golpe a nublarles la mente y el corazón. "…lo que más odio todo esto es…que no puedo obligarte a que dejes ser lo que eres sino quieres…".
Fue la misma Twilight que se separó, haciéndolo con la mirada gacha, incapaz de verlo, tanto confundida como avergonzada de su arrebato, desconociéndose.
-Perdón por eso- le dijo, costándole mucho emitir las palabras mientras se apartaba con la cabeza a un lado.
Pero entonces un casco se colocó hacia el lado del rostro del que estaba girado, moviéndole la cabeza para que le mirara sus ojos, sus ojos que estaban hermosos, para la vista de Twilight, brillantes, cautivantes, llenos de todo y de un nada a la vez, contrastando con el semblante de su rostro serio y reservado.
-No te disculpes- le murmuró y fue él esta vez quien acercó los labios.
Y apenas existió el contacto, sintió como desde adentro se deshacía en la boca de Twilight, presionando con firmeza pero con una lenta delicadez, saboreando el néctar de los labios de aquella yegua, ardiéndole el pecho, sintiendo que se volvía polvo, cenizas, en el ardor de sus labios, aquellos que quedaron un pasmados, incrédulos que en serio se estaban dejando atrapar por aquellos que tanto velaban. Twilight levantó un casco para apoyarlo en la pata que él tenía agarrada su rostro mientras abría un poco más su boca y empezar a mover sus labios, para masajear los suyos, muriéndose de vergüenza pero también de la brillante sensación que cubría cada espacio de su ser.
No sabía besar, pero sabía que lo estaba besando.
Tampoco que podría amar, pero sabía que lo estaba amando.
No sabía que esto pasaría de esta manera, pero estaba pasando.
Casi por inercia, levantó una ala y lo envolvió con ella, para acercarlo más y sintió que el casco que él le tenía en su rostro subió a su cabeza, para recibir un tierno movimiento en su melena, en una suave caricia que conmovió su corazón, haciendo que levantara su otra ala y lo terminara de cubrir con ambas, sintiendo como el casco libre de él se levantó para rodearla de la cintura y llegaran a juntarse lo suficiente para presionar sus pechos uno contra el otro, pudiendo ser golpeados, azotados, por el loco pulso de su corazón.
Separaron sus labios con delicadeza, ciertamente mareados y entorpecidos de esta rara sensación envolviéndoles por completos. Tomaron aire, manteniéndose aun muy juntos y con los ojos cerrados, casi desorientados del uno al otro. Moon White aun acariciaba su melena para bajarla y rodearla tras su cuello e inclinarse para darle un pequeño beso en sus labios, tan suave y corto que sólo hizo que a ella se le agitara la respiración, queriendo que permaneciera allí y no se apartara, sólo para sentir que le besaba el pómulo derecho con cierta insistencia, y Twilight recién abrió los ojos, reconociendo el lugar donde la besaba, y era donde ella había recibido el golpe accidental de cuando despertó defensivo. Entonces ella le interrumpió moviéndole la cabeza y buscara otro beso de sus labios, esta vez perdiendo cuidado, más territorial, cogiendo más confianza, provocando que su beso sea devuelto de la misma forma, sintiendo que le robaba el aliento y reclamara suyo sus labios. Y es que le había encantado besarlo. Le gustaba su suavidad, sus movimientos entre sus labios, su sabor, lo que emanaba, el cómo sostenía sus labios entre los suyos y le aceleraba el corazón y la hacía sentir tan…tan brillante.
Al separarse de nuevo, compartieron una misma exhalación salir de su boca y abrieron sus ojos, mirándose mutuamente y se dieron un abrazo, sin poder Twilight evitar a derramar unas silenciosas lágrimas, porque sabía, que esta clase de felicidad, no se volvería a repetir.
-Lo siento pero no puedo estar contigo- exclamó queriendo ponerse determinada pero las últimas palabras salieron en un quebrado suspiro. Apenas las dijo, sintió que el abrazo se hacía más fuerte.
-Lo sé…-le murmuró con la voz frágil -…a eso sabía el beso…a despedida.
-Moon White…- jadeó apretándolo más entre sus alas mientras se le caían más lágrimas. -. No me voy. No te dejaré. Tú…siempre tendrás mi amistad. Seguiré ahí para ti, ayudándote. No me iré a ningún lado.
Los ojos del corcel vidriaron con fuerza entre su rostro descompuesto mientras sentía lo pesado que se había puesto su corazón, tanto, que juraba que se derribaría al suelo sino fuera porque estaba entre los cascos de Twilight.
-Tu amistad…- repitió parpadeando dejando sus ojos cerrados mientras se le desbordaban las lágrimas y el peso de su corazón arrancó lo que lo mantenía colgado, cayendo al suelo y romperse en varios pedazos.
-No le negaría amistad al que se la merece…-decía pujando las palabras -…y tú, sin duda alguna, mereces eso y más pero…- se interrumpió para apretar con fuerza los dientes -…mi prioridad ahora es Sunset. No puedo dejarla sola. Ella me necesita y soy la única pony que confía y tiene. Mientras no la perdones con sinceridad y se mantenga esa enemistad… ¿Cómo podría estar en medio de ambos? Si llegamos más lejos…sólo la lastimaría y no puedo darme el lujo de hacerle perder más la esperanza. La perdería.
-Eres la Princesa de la Amistad, Twilight- le interrumpió exhalando un pesado suspiro -. No voy a decirte cómo hacer tu trabajo. Y seamos sinceros- tiró una risa triste -. Tú sabes más de eso que yo, además…Sunset llegó primero que yo. No elegiste. No había elección. Siempre Sunset estuvo en el intermedio y tu prioridad…me lo dejaste claro desde el primer momento en que nos conocimos…
-Bueno- exclamó Twilight -, para empezar no estoy aquí para convencerte para aceptar un título que no quieres ni para que compartes tus hechizos para ampliar los conocimientos en magia de Equestria- lo miró firme -. Por el momento no puedo fijarme en esos detalles, en ti, ya que mi prioridad ahora es una amiga mía que necesita ayuda y da la casualidad que un hechizo tuyo nos ayudará.
Twilight sacudió la cabeza en reproche ante el recuerdo mientras escondía su rostro en su cuello.
-No planeé sentir esto…- jadeó como si la acababan de golpear -. Sólo no puedo quererte ahora. No lo siento correcto, no lo siento justo…
-Para Sunset…
-¡Lo siento muchísimo!
-Yo también- coincidió abriendo los ojos sin dejar tregua a las gotas saladas que aterrizaban sobre sus labios, atrevidamente queriendo ocultar el sabor de los labios de Twilight. -. Yo te amo, Twilight.
-Moon White…- quebró más en llanto.
-No te pongas así- le pidió con tristeza -. Sólo quería decirlo. Mereces saberlo. Aunque creo que ya lo sabías. Pero tenías que escucharlo- se apartó del abrazo, pasándose rápido un casco en ambos ojos y mirar con el corazón encogido sus radiantes ojos violetas, tan aguados y tristones, mirándolo. -. De los dos soy el más directo, y sabes que nuestra…amistad es difícil que sea la misma, al menos no por ahora. La tendrás pero…necesito pensar- sinceró con cierto dolor desviando la mirada -. No sé…necesito…afrontar esto. Lidiar con esto. Procesarlo.
Twilight quería decirle que no tenía por qué hacerlo…pero si a él le ardía tanto el pecho, el solo respirar le era doloroso, como inevitable fabricar más lágrimas que quería derramar como a ella…entonces podría comprenderlo.
-Entiendo…- exclamó ella con la voz frágil.
-¿Te llevo a la estación de tren?- le interrumpió resistiendo el vidriar de sus ojos -. O detengo un carruaje para ti. O caminar. Sólo dilo.
-Creo…que mejor vuelo- contestó ardiéndole los ojos acumulándose más de lágrimas.
-Está bien- asintió remojándose los labios -. Yo ya me voy también. Ten un buen viaje, Twilight. Y en serio, en serio, espero que sepas lo que hagas y que todo resulte bien en ese baile- sonrió fugazmente -. Tus amigas humanas son peculiares pero agradables. Recuérdales que el lunes cruzo el espejo.
-Lo haré. Gracias- exclamó arrastrando las palabras y el corcel sólo hizo un movimiento de cabeza en despedida y caminó pasando por su lado para salir del parque, pudiendo con libertad descomponer de nuevo el rostro al igual que Twilight.
…
De vuelta a Ponyville. Volando desde la estación de tren a su castillo para no ser atajada por nadie, no quería encontrarse con nadie por ahora. No se molestó en entrar por la puerta principal, sino que aterrizo sobre el balcón. Acomodó sus alas en su lomo y caminó con la mirada clavada en el suelo, tratando de convencerse, que en serio acaba de pasar lo que tanto daba vuelta en su cabeza durante su viaje y vuelo.
De verdad, había rechazado a Moon White. Lo había hecho aunque en ese momento quería saltar a sus cascos y decirle que olvide lo que dijo y la volviera besar. Pero una parte de ella le impidió hacerlo.
Una parte que le decía que sería egoísta el disfrutar de la felicidad que le daba el corcel que guardaba un profundo rencor hacia su amiga que está en un momento difícil. Sintió que era una cuchilla a su espalda el tener que estar con él, si de por sí en tener su amistad le dolía un poco, porque tenía lo que Sunset tanto le había dicho que quería recuperar y que parece, ese día estaba muy lejano e incierto. Si eran algo más…sólo el golpe sería más fuerte para ella, estar entre los dos cuando se comprometió primero con ella, así que…por eso hizo lo que hizo.
Sentía que no podían quererse con libertad y tranquilidad si no podría llevarse bien con Sunset, porque ella venía en el paquete, y Sunset…no podría traicionarla, no podía romper su compromiso de apoyarla y ayudarla. Era su amiga, la quería y le era leal. Y aunque comprendía lo duro que pudo haber sido lo que Sunset le haya hecho a Moon White…ya no trataban con la misma Sunset, pero el unicornio parecía realmente afectado por eso y aunque estuviera con él… ¿No lo estaría lastimando por estar unida sí o sí con Sunset? ¿Y hacer lo mismo con Sunset al estar con él? Estaba en medio de ellos, aunque siempre lo estuvo, y en cualquier momento algo iba a detonar y no lo pensó bien. No lo hizo. Y no sabía si lo estaba haciendo, aunque pensaba que rechazándolo, salvaba a ambos de una explosiva fricción y dolor. Pero si hacía eso… ¿No le estaba dando la razón a Moon White? ¿En serio existían amistades que no tenían arreglo? No quería pensarlo así pero ver este caso, involucrada ella… Suspiró.
Primero lo primero. Se ocuparía de liberar a Sunset por completo del mal que la condena y a partir de entonces, una vez que pueda lidiar con esas emociones más fuertes, ayudarlos a ambos a comunicarse y sanar la herida dentro de ellos. Tal vez ayudar a Sunset y recuperar su amistad al mismo tiempo no era buena idea como lo pensó, y debía ser por partes. Pero mientras, no podría estar como hubiese gustado, estar con Moon White.
Tal vez ese era el tipo de sacrificios que una Princesa Alicornio debía hacer, como le decía Celestia, y ella ahora, sacrificaba su oportunidad de amar por amistad. Era la Princesa de la Amistad y le pareció muy lógico, injusto para ella, para Moon White, pero no para su amiga, para Sunset, y ella ya muchas injusticias había recibido en su vida.
Sólo se acarició la sien resistiendo el ardor de su pecho que parecía querer incendiarla entera.
-¿Una chaqueta? ¿Es en serio?- escuchó el reclamo de Spike mientras caminaba por los pasillos de aquel piso del castillo, que dirigía a los cuartos, dirigiéndose ella al de Sunset.
-Quedaría bien con el vestido- lo convencía Sunset levitando un vestido color melocotón de falda pomposa. -. Y unos botines negros- continuó diciendo con los ojos radiantes mirando su vestido mientras Spike la miraba incrédulo.
-¿No quieres un pañolón o guantes de motociclistas tal vez?- ironizó y Sunset agrandó los ojos ante su comentario para levantar una emocionada sonrisa.
-¡Los guantes serían genial!- exclamó entusiasmada haciendo a un lado el vestido para sacar Spike de la pila de prendas del suelo y acercarlo a ella para abrazarlo -. ¡Qué buena idea!
-¿Sabías que era sarcasmo, no?
-¡Sí, lo sé!- contestó risueña y tirando unas risas -. Verás que no queda mal como lo piensas. Habrá también que ayudar a escoger a Twilight su vestido- dijo para aspirar de emoción apagando su cuerno haciendo caer a Spike -. ¡Vamos a sorprenderla con varias opciones de conjunto antes de que regrese a Ponyville!
-Eeeww- reprochó para sólo ser reprendido con diversión por Sunset y levitaba las prendas para escoger las opciones.
-Tengo influencia de mi Rarity y podré elegirle buenas prendas- cerró los ojos tal niña -. ¡Veré de nuevo a Las Rainbooms!- chilló para abrir los ojos con la sonrisa suavizada -. Veré de nuevo a Trixie…- exclamó con suavidad y abrazar un vestido que tenía entre sus cascos mientras meneaba su cuerpo de un lado otro en emoción. -. Al fin unas agradables caras conocidas…
Twilight, desde donde estaba parada en el pasillo, pudiendo divisar y escucharla, sentía de nuevo sus ojos vidriarse. ¿Cuándo fue la última vez que la vio así de contenta? ¿Así de optimista? ¿Así de…feliz? Cerró los ojos dejando caer solo un par de gotas, con una sonrisa temblorosa y un casco en su pecho, para tomar aire, secarse de prisa las lágrimas y levantar una sonrisa y teletransportarse dentro del cuarto, sorprendiendo tanto a Sunset como Spike por su llegada temprana al pueblo, entre comentarios y risas.
-¿Y cómo estuvo la salida con Moon White?- terminó preguntando Sunset con cierta desazón, con una sombra de incomodidad que opacó su previa alegría.
-Ah, normal- exclamó para sonreírle y abrazarla de lado para animarla -. Una salida normal que no se comparará con el baile de esta noche- le celebró haciendo reír muy alegre e ilusionada a Sunset, mientras Twilight disfrutaba con un inevitable dolor la melodía de su risa.
…
Finito de este capítulo…¿Qué opinan?
La canción que canta Mistery Mint es la versión en español de "Kiss The Girl" originalmente de La Sirenita, sin embargo le hice unos muy ligeros cambios para que se ajuste al momento. Okey, me atraparon, Ariel es mi princesa clásica de Disney favorita xDD por no decir que la única que me gusta xP
Y por si las dudas, el chambelán, popularizado como el que acompaña a la quinceañera, tiene su origen de una persona noble que acompaña al rey en sus salidas oficiales. Por eso Moon White tomó ese papel de alcurnia de Canterlot xP
Y tal parece que iré publicando saltando un viernes :/ pero bueno, el deber llama, chicos, pero aquí me tendrán ;D
So…
Nos leemos después, dejen review y…
¡Sunny Honey, fuera!