Lo Que Somos Ahora
Chapter 18: La Excepción
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Parte I
Twilight mantuvo esa expresión de curiosidad, en escrutinio sobre el rostro de aquel corcel que juraba que hace un momento estaba metros más atrás pero ahora, estaba más cerca. Sus ojos violetas se veían un poco desentendidos, hasta confundidos con la pregunta, como si no sabría del todo bien su significado.
-Sal conmigo, por favor- escuchó que le repitió, pero esta vez con mayor seguridad en su voz, casi en susurro inclinando un poco su cabeza hacia adelante, como invocando a tener más intimidad entre la conversación.
Le vio sus labios quietos, sin esbozar una carismática sonrisa, con los ojos suavizados y atentos sobre los de ella, mirándole puntos diferentes de su rostro.
Twilight abrió la boca, exhalando un poco del aire retenido, como si iba a hablar, pero no salió nada, sintiendo como de pronto el tiempo volvía correr y apreciar más perceptible la reacción de su cuerpo, tan frío, tan inmóvil, realmente confundida por qué se sentía así, si nunca se había sentido así con él, todo lo contrario. Siempre estaba cómoda y en confianza. ¿Por qué ahora lo sentía diferente, lo miraba diferente? casi sintiéndolo ajeno a ella, y lo reprochó casi inconsciente, porque no quería sentirlo lejos, sino cerca, como siempre lo habían estado, más aún, como lo estaba él de ella ahora. Sí, sentía una incomodidad. Pero una agradable. Una extraña forma de hacerla sentir diferente, pero bien. Parpadeó despacio, con las cejas curvadas, confundida cómo se mezclaba lo que sentía y pensaba, sintiendo de a poco como se le ruborizaban las mejillas sin poder emitir alguna palabra. Fue cuando Moon White sonrió y cambió su expresión por una más típica de él y retrocedió de vuelta a su lugar, dándole espacio y Twilight podía sentir que podía respirar de nuevo, bueno, casi, porque el fuerte latido de su corazón parecía golpear no sólo su pecho, sino todo dentro de ella, así como un repentino remolino frío en su interior.
-¿Qué pasa, Twilight?- se le ocurrió preguntar él, como quien no quiere la cosa-. No te pedí que desorganizaras tus libros. Sólo que salgamos antes de que regresaras a Ponyville. Como lo hicimos esta mañana cuando salimos por el helado para distraer tu mente- arrugó un poco la frente -. A menos, claro, que no te haya agradado.
-Claro que no- consiguió decir y abrió un poco los ojos al escuchar su voz. ¿Ahora sí podía hablar? Sacudió la cabeza para concentrarse aunque sentía un poco tensa la barbilla -. Quiero decir. Fue agradable salir contigo por el helado y el que hayas sido bueno conmigo cuando me quebré- decía empezando hablar aceleradamente -también cuando me haces reír o tuerces el ceño de forma rara y me divierte que te pongas terco pero admites cuando estás errado y has mostrado ser determinado, alguien de palabra y...¡Ayúdame!- chilló crispándosele la melena con una exagerada mueca, desesperada-. ¡No puedo dejar de hablar cuando estoy nerviosa!
-Y…- preguntó casi disfrutando sonreírse y verla agitada, mirándolo fijo con las cejas curvadas y ese rubor aun coloreando sus mejillas -. ¿Por qué estás nerviosa?
-¡Yo no estoy nerviosa!- se quejó frunciéndole el ceño y lo señaló -. ¡Tú estás nervioso!
-¡Yo estoy tranquilo!- anchó la sonrisa y le levantó la ceja sonriendo de lado -. ¿Estás neurótica ahora, no?
-¡No! ¡¿Qué te hace pensar eso?!- reclamó defensiva con un tic en el ojo que parecía el derecho más grande que el izquierdo e infló sus cachetes, pero la divertida expresión de Moon White, mostrando obviedad que no conseguiría engañarlo y con toda la dulzura y diversión mirándola en ese estado, le hizo desinflar de golpe los cachetes pero acentuó más el ceño - ¡Bueno, sí!- admitió a regañadientes para darse la vuelta y sentarse, para hacer los ejercicios de respiración que le enseñó Cadance mientras trataba de acomodar su melena. – Y deja de mirarme así…- agregó con la voz más serena pero aún un poco acelerada con la mirada hacia un lado, en un intento inútil de verlo y regresó sus ojos en frente, relajando el rostro pero la frente poblada de arrugas -…me siento expuesta- murmuró para sí.
-Twilight…- la llamó caminando hacia ella.
-Dame un minuto, ¿sí?
-Twilight Sparkle- la nombró casi pudiendo saborear las palabras. El llamado hizo que detuviera su agitada respiración típica de su neurosis y levantara la cabeza para verlo ya frente a ella con esa suave sonrisa, ya que nunca la había llamado con su nombre completo -. Soy yo- le dijo estirando un casco, pidiendo uno suyo. Twilight lo miró con esa curiosidad, con un casco que posaba sobre su pecho y el otro que colgaba libre, lo levantó despacio hacia el suyo y él se lo tomó para hacerla levantar, sin apartarle la mirada en ningún momento -. Sólo soy yo- le recordó levantando los hombros, quitándole importancia -. No tienes por qué ponerte así. Ser diferente. Sólo soy yo. Y tú…- sonrió bajando un poco más las cejas -…eres tú. Somos nosotros. Y eso, siempre nos pareció bien. Deja que siga siéndolo.
Twilight le mantuvo la mirada, discerniendo sus palabras, con su casco atrapado al suyo y aun manteniendo el otro en su pecho, sintiendo que su corazón agitado se calmaba, pero no perdía ese latir fuerte y prepotente, pero que en lugar de repartir ese frío nerviosismo, una sensación cálida empezó a reemplazar aquel frío, bueno, no en todos lados.
-Tienes el casco frío- le murmuró Moon White y Twilight levantó al fin una sonrisa con sus ojos iluminándose, encerrando un poco más su casco con el de él.
-El tuyo también- gozó en encarar y él abrió mucho los ojos, atrapado.
-Ah…- soltó sin querer, así como se le escapó un sutil color rosa de sus mejillas.
Ella no era la única nerviosa en esa habitación, sólo su neurosis lo hizo obvio, y ahora que le descubrió que él también lo estaba, Twilight anchó la curva de su sonrisa con la mirada más risueña y conmovida mientras Moon White le soltaba el casco y carraspeaba un poco girando el rostro, como queriendo impedir que notara el calor de su rostro. Twilight frunció el ceño, y sonrió de lado, iluminando su cuerno para resplandecer con su magia la cabeza de Moon White y forzara a que volviera a verla e inclinó su cabeza frente a él manteniendo esa expresión divertida.
-Entonces… ¿A dónde iremos?
…
Ya el sol había bajado cuando la unicornio azulada había terminado de leer un libro de leyendas que eligió después de que una enfermera pasara a su habitación empujando una carretilla con varias opciones de lectura. Trixie Lulamoon tenía muy buena memoria y tras leer el libro, sabría relatar las historias y trabajar en sus ilusiones para un nuevo número. Ya mañana temprano tendría el alta. Podría volver a su carreta ¡A compensar a su mascota, Condesa, por su ausencia! "Debe estar muerta en vida sin Trixie" pensó con preocupación la ilusionista dejando el libro a un lado cuando escuchó golpes en la puerta de su habitación.
-Adelante- avisó para ver que la puerta se abría y enseguida se acomodó con rectitud en su cama, asombrada pero a la vez alerta. -. ¡Princesa Celestia!- exclamó viendo a la alicornio blanca asomarse a la habitación con una delicada y dulce sonrisa que siempre tiene para los demás.
-Buenas tardes, ¿Puedo pasar?
-Sí pero…no puedo estar con Trixie. La cosa dentro de mí quiere perjudicarla ¿Acaso no…?
-¿Cómo se encuentra, Señorita Lulamoon?- preguntó calmada cerrando la puerta con su magia y se acercaba al lado suyo.
-Trixie está bien- le aseguró un poco incomodada en su presencia. -. Princesa…
-Me alegra escuchar eso. Me agradaría mucho que aceptaras mi propuesta de quedarte en el castillo hasta que te recuperes. Podrías alojarte en una de las torres. No necesariamente en contacto con Sunset Shimmer, si temes que te lastime de nuevo.
-No temo…pero sí recelo- sinceró, ya dejándose llevar por la conversación de la alicornio.
-Entiendo- asintió -. No eres la única- suspiró descomponiendo un poco el rostro para ponerse más firme y verla -. Señorita Lulamoon…
-Dígame "Trixie"- sonrió -. O "Gran y Poderosa Trixie".
-"Trixie" está bien- le sonrió divertida para desvanecerla casi enseguida-. Trixie… ¿Qué sabes de ella?- preguntó señalándola y Trixie captó que se refería al ser dentro de ella.
-La verdad nada…sólo que usted la encerró en el rubí de ese amuleto y…la recuerda con mucha antipatía y hasta con rencor, me arriesgaría a decir.
-Ya veo…- asintió ella tratando de mantener esa figura de autoridad y determinada -. Trixie… ¿Puedes llamarla?
-¿Qué?- se le salió en preguntar, incrédula -. Pero ella quiere…
-No puede hacerme daño sin el amuleto- le interrumpió con tranquilidad -. Por favor, inténtalo.
Trixie la miraba muy reacia aunque sabía que no poseía su magia ni podía controlar la suya, pero de todas formas, le incomodaba ser el vaso que contiene ese ser.
-Pero…¿Me dirá quién está dentro de Trixie?- preguntó con esperanza y Celestia cerró los ojos, resignada para asentir con seguridad.
-Sí, Trixie. Mereces saberlo- abrió los ojos -. Pero merezco saber tu confidencialidad en este asunto. Lo que sabrás, no puede salir de esta habitación hasta que yo crea sea necesario decirlo. ¿Puedo confiar en ti?
-Trixie ahora es una pony de palabra- aseguró con firmeza en su voz y expresión. – Puedo confiar en Trixie- sentenció y Celestia le sonrió.
-Lo puedo sentir.
Entonces la unicornio cerró los ojos, mostrándose concentrada y muy quieta, hasta que respingó un poco y abrió lentamente los ojos, luciéndolos con ese color rojo carmesí y ese diferente semblante de su rostro que la distinguía de Lulamoon que, apenas recuperaba la vista y entendía su alrededor, miró a la alicornio blanca a su lado, quien se hallaba con los labios entreabiertos, la frente arrugada y sus ojos brillantes y grandes mirando aquellos rojos que apenas la reconocieron, se abrieron de golpe, fríos y duros, agitándose en el momento.
-¡Celestia!- reclamó con su voz y la Princesa pudo reconocerla enseguida, dejando vidriar más fuerte los ojos y no pudo resistirse en inclinarse y extender sus patas delanteras hacia ella, sorprendiéndola en un abrazo -. ¡No!- reclamó con torpeza, completamente ceñuda al ser envuelta por ella -. ¡No, suéltame, traidora!- exclamó desde lo más profundo de su garganta mientras se removía en un intento de zafarse de ella aunque le doliera la herida de su pecho en el proceso -. ¡Quítate! ¡Te odio!
-Yo te quiero- le murmuró con voz quebrada -. Yo aún te quiero- aseguró, apretándola más y la posesión de la unicornio se quedó un momento quieta, tragando las palabras mientras sentía que se le vidriaban los ojos.
-No es cierto…-reclamó aun con esa voz amarga de rencor y tristeza.
-Claro que lo hago- le susurró adolorida, abriendo sus enormes y blancas alas para también abrazarla con ellas. La posesión no pudo evitar disfrutar con resignación el sentir la suavidad y calidez de aquellas alas, ablandándose un poco y sus ojos fríos y duros, se empezaron a suavizar sin dar tregua a la tiras de lágrimas que caían y absorbía el resto de palabra con un gran dolor en su pecho-. Nunca dejé ni dejaré de hacerlo.
-Tú…no me escogiste. Me diste la espalda- reclamaba mientras sentía que se le escurría las lágrimas -. Te recibí. Te di todo de mí. Mi vida entera giraba en torno a ti. Pero tú…me traicionaste. Me quitaste mi esencia, ¡Mi destino! ¡Mi poder! ¡Mi cuerpo!- rugió de vuelta con ira y pese el dolor de su herida, la lanzó de ella para alejarla y romper el abrazo, a la par que gruñía del ardor de la quemadura, soltando lágrimas de rabia y tristeza, viendo a Celestia a pocos metros de la cama, con sus brillantes ojos de las capas de lágrimas que estaban por derramar y con sus mejillas húmedas del silencioso llanto que llevaba y un casco sobre su pecho, que subía y bajaba agitadamente. -. ¡No tenías derecho a escoger mi destino!
-¡Tú misma lo araste al querer hacerlo el de todos los ponies!- se defendió.
-¡Ibas estar conmigo!
-¡No iba a dejar a Luna!
-¡¿Y por eso me dejaste a mí?!
-¡Tú lo hiciste cuando estabas por condenar Equestria con tu tiranía!
-¡Y me condenaste a mí!
-¡Mí, mí, mí!- se le salió levantar la voz con reproche -. ¡Siempre fue sólo tú!- la acusó con dolor punzante en su pecho mientras la señalaba -. ¡Y apenas sabía lo que hacía, Shadow!- se defendía de nuevo acercándose a ella -. Apenas descubría lo que era, mi deber, qué hacía aquí.
-¡Excusas tuyas!- le escupió con desprecio -. ¡Yo te guiaba lo que podíamos ser los alicornios! ¡¿Me vas a decir lo que éramos?! ¡Yo soy la primera alicornio!
-¡Pero tú estabas mal! ¡Muy mal!- encaró con firmeza y con el ceño marcado -. Equestria no era nuestra. Te creías su dueña. Era de ellos y tú se lo ibas a quitar. Y nosotras, somos Equestria. Somos de ellos. ¡Pero jamás lo entendiste y te creíste superior por ser alicornio!
-¡Hubiera preferido la muerte a que por tu culpa dejara de ser una y me encerraras en el rubí!- gritó en un arranque de llanto. -. ¡Por eso te odio tanto, Celestia! ¡Fuiste egoísta conmigo! ¡Te crees tan buena cuando conmigo fuiste muy injusta y traidora!
-Shadow…por favor…- suplicó constándole respirar ya, en serio afectándole el reencuentro y sus palabras y le colocó un casco a un lado de su cabeza, mirándole los ojos carmesís tan heridos, rabiosos y tristes. -. Pagué con lágrimas y el peso de lo que hice que hasta hoy cargo y me rompe el lomo. Erré de nuevo con Luna. También me vi forzada a desterrarla a un nuevo hogar, a la luna, porque le cegó la envidia y no pude ayudarla a tiempo...- le acarició la mejilla -…como contigo.
-¡No me trates como si fuera Luna!- se quejó apartándole el casco del rostro -. ¿Cuántos ponies más deben pagar tu incompetencia?- le preguntó con sus ojos de vueltas duros, mirándola mejor. El rostro, la melena, su tamaño y sus alas -. Estás exactamente igual a la última vez que te vi- exclamó levantando un casco y pasarlo por su melena larga que se movía por sí sola y de colores pasteles, mirando cada hebra -. Aunque el rosa te quedaba mejor…- sonrió de lado y soltó su melena para mirarla con advertencia -. Pero eso no te va a durar para siempre y lo sabes.
-Lo sé- jadeó en un último suspiro de lamento para recuperar de a poco la expresión de firmeza de su rostro -. Y lo que es incompetencia, egoísmo y traición para ti, ha sido la paz y armonía de millones de ponies. Mis sentimientos no podían poner en riesgo el bienestar de los demás.
-Y por eso los escogiste a ellos, a una bola de invasores, ordinarios y extraños, sobre mí- exclamó secamente y le mantuvo la mirada con reproche, pero asimismo, se dio cuenta de la imponente pose de la alicornio que pese la firmeza de su rostro, sus ojos magentas eran suaves y con un destello magnético, que mezclaban mucha añoranza, tristeza como resignación a cómo sucedieron las cosas. Pero asimismo, guardaban ese cariño que alguna vez las unió por cientos de años. Shadow lo sabía. Celestia siempre fue diferente, utópica, soñadora, muy gentil, inteligente, reflexiva y devota. Tensó la barbilla casi inconsciente del intercambio de miradas que se daban y lo admitía. Siempre lo hizo. Celestia era demasiado buena, siempre lo fue, pero demasiado para ella. Shadow le desvió la mirada para sacudir la cabeza -. Ya vete, Celestia, y vuelve sólo cuando sepas cómo sacarme de aquí. Es lo menos que puedes hacer si te duele tanto lo que me hiciste, según tú.
-Claro que sé cómo liberar esa pony de ti y tú también- le respondió y Shadow la miró de inmediato con sus ojos alertas, leyendo los suyos.
-Celestia…
-Es la única forma.
-¿Por qué?- reclamó vidriándole de nuevo los ojos -. ¿Por qué debo seguir pagando el castigo que me has impuesto? ¿No puedes ver otra manera de darme una vida más digna?
-He hecho esa búsqueda desde el día en que te encerré en el rubí- confesó más calmada -. Hasta con ayuda de un gran hechicero, a quien tuve que convencer por años a que me ayudara tratándose de ti y lo que hiciste, pero no he visto la forma.
-¿Y por qué sí pude trasladarme en el cuerpo de esta pony?
-Más vale que lo descubras, ¿no?- la desafió bajando un poco la cabeza para mirarla directamente a los ojos con firmeza -. Tu odio es hacia mí, no por ella o sobre los demás, así que déjate de misterios con Trixie. Confío en ella y además tiene el derecho de saberlo- agregó para darse cuenta de la mirada a un lado y pensativa de aquel ser que alguna vez, fue la razón que aunque a las malas y dolorosamente, le hizo entender la verdadera misión de los alicornios en Equestria -. ¿Qué pensabas hacerme si Sunset Shimmer te hubiera entregado el Amuleto del Alicornio, eh? ¿Vengarte de mí? ¿Desahogar tu odio azotándome con tu magia corrompida? ¿Dejarme herida para después ir por Equestria? Pues existen ahora tres alicornios más y una de ellas representa el elemento perdido de nuestro medio de defensa más poderosa de Equestria, así que no te recomiendo tontería semejante.
-¿Ahora te haces la dura?- reclamó mirándola con seriedad. -. Además, me importa muy poco ya Equestria. Es a otra de quien deberías preocuparte mejor.
Celestia le entrecerró los ojos y Shadow le sonrió de lado.
-Con que a eso venías, ¿no?- preguntó con decepción que quiso disfrazar con burla, aunque Celestia lo notó -. Por casi un minuto en serio creí en tus palabras…- comentó para tirar una risa seca -…siempre tuviste la labia de hacerme ablandar y caer en la sabiduría Celestiana- se burló para agregar más amargamente: -. Bueno, no siempre. Y mi hoy es prueba de ello.
-Lo que dije fue en serio- replicó -. Cada palabra que salió de mi boca, es lo que siento por ti, por nosotras. Pero ahora, hablo por Equestria, mis súbditos y esa unicornio. Por lo que fuimos, por lo que tuvimos…- abrió la boca con la mirada hacia ella pero también entre tantos recuerdos, entre frescos y borrosos -…hermana, dime, por favor, que tienes más años que yo sobre esta tierra… ¿Qué va a suceder con Sunset Shimmer?
…
Twilight estaba acostada de lado en su cama, con la mirada no precisamente en algún lado, con la oscuridad de una temprana noche cubriéndola.
No podía conciliar el sueño, de poder parar de pensar en tantas cosas. Sentía una mezcla de sentimientos en todo su cuerpo que no sabía del todo bien cómo reaccionar y decidir con seguridad. Suspiró entre la monótona caricia que se daba con un casco al otro, sintiendo aun sensorial aquel agarre seguro y delicado de hace unas horas atrás.
No tenía que ponerse así. Como lo dijo Moon White, sólo era él, siempre fue sólo él y siempre pareció irles bien así. No tenía por qué cambiar. Pero siendo sólo él, le cambiaba el ritmo del corazón. Siendo sólo él, no podía evitar sentir que se moldeaba a él. Siendo sólo él, había seguridad como dejarle tomar el casco y sentir que podía superar cualquier cosa. Siendo sólo él, hallaba una nueva clase felicidad que no hallaba ya en lo que conocía en la amistad, porque sentía nuevas necesidades, que le avergonzaba y por ende evitaba pensar, o al menos negar, porque son cosas que no sentiría con un simple amigo.
Pero sentía confusión. Porque esto, se supone que ya había sentido antes. Se suponía que estaba segura y dejó ceder. ¿Y cómo terminó todo? En un falso sentimiento y mucha decepción y tristeza. ¿Cómo estar segura que esto también lo era? ¿Cómo estar segura que era la excepción? No quería poner en juego lo que tenían, que sea lo que sea, estaba creciendo.
No se daba la idea de perderlo.
Empezó a restregarse la cara en un intento de sacarse tantas ideas de la cabeza, así como el hecho que le tocaba anunciarle a Sunset que no iría al baile.
Quería también escribirles a sus amigas de Canterlot High para avisar que no irían y no las esperaran, sin embargo, el libro lo tenía Sunset y la unicornio se la pasó encerrada el resto del día y la noche, y Twilight no hallaba valor para verla porque se arriesgarían a hablar del baile y aun no sabía como lidiar con esa verdad. Sunset debía odiarla. Twilight curvó las cejas con mucha tristeza y preocupación. ¿Cómo podía lidiar con tantos sentimientos provocados por dos ponies que estaban enemistados? Moon White y Sunset Shimmer cubrían toda su atención, su mente y su corazón en los últimos días. Quería hacer como Celestia y controlar todos esos sentimientos y decidir firmemente bajo cualquier situación. Pero ahí estaba, hecha ovillo en la cama, sintiendo en la boca del estómago toda la frustración de su indecisión. No quería decírselo a sus amigas, pues quería aprender a lidiar por sí sola sus sentimientos. Debía aprender a tomar decisiones por voluntad propia, sin la intervención de terceros y así lograr llenar los zapatos…o más bien zapatillas de Princesa, ganarse ese honor de vestirse para Equestria.
Twilight tomó una bocanada de aire y salió de la cama. A las diez de la mañana tenía su…salida con Moon White, la cual después de esta tendría que ir a la estación de tren para regresar a Ponyville a las dos de la tarde. Cuatro horas. Con él. Por primera vez, solos.
"Es sólo él. Es sólo él" se repetía, sin dar descanso a su mente y cuerpo de lidiar la entreverada preocupación entre él y Sunset, no permitiéndole ser feliz o qué sentir verdaderamente. Por supuesto, antes de irse, debía hablar con la unicornio. Entró al baño y se aseó para ver si la ducha la relajara.
No desayunaría aquí, pues Moon White le advirtió que no lo haga y aunque intentó sacarle a dónde la llevaría, no lo consiguió, pero se detenía ver la gracia que provocaba su insistencia en el corcel, mirándola con mucho afecto entre su semblante risueño Entre sus músculos tensos de la cara, Twilight logró dibujar una corta pero suave sonrisa mientras su melena se pegaba al rostro, cuello hasta los hombros, haciéndola ver más larga de lo que era y bajó la mirada hacia su casco acariciado por él y de nuevo dio ese monótono movimiento mientras el agua resbalaba por su cuerpo…confundiendo sus lágrimas.
No sabía por qué lloraba, pero como sea, estaba llorando entre la sonrisa que tenía, doliéndole mucho el pecho y agarrándose los cascos. Le dolía mucho el corazón y sus latidos fuertes. Le dolía sentir sus labios despiertos y sensoriales, solos. Le dolía dudar un sentimiento que se supone debía ser lo más maravilloso del mundo. Dolía haber caído a un agujero que no notó cuando empezó a caer y sólo quería ser agarrada para amortiguar la caída, ser agarrada por él. Soltó un jadeo entre su rostro ya descompuesto, confundiendo sus lágrimas con las gotas de la ducha, sintiendo que se ahogaba de tanto sentimiento que le embargaba. Quería abrazar a su madre. Decirle cómo era difícil no saber qué hacer con dos sentimientos fuertes, con dos ponies que quiere de diferente manera, pero consideraba igual de importantes, como la inseguridad de reaccionar correctamente con los mismos. Había prometido tantas cosas y ahora se ponía a prueba esas promesas.
-¡Basta, Twilight!- se reclamó en un grito, ceñuda y pasando sus cascos violentos por sus mejillas -. ¡Deja de llorar, ahora y ponte firme!- se ordenó con la respiración agitada y el corazón desbocado -. ¡No puedes seguir así! ¡Claro que no! ¡No puedes ponerte así! ¡Ya fue suficiente! ¡Eres una Princesa de Equestria y debes actuar como tal!- cerró la ducha y abrió la cortina, escurriendo agua de su pelaje y melena para asomarse al espejo, mirándose sus ojos ciertamente rojos pero fuerte ceño y rostro firme -. Las lágrimas se terminan aquí y ahora- se ordenó e iluminó su cuerno para tomar una toalla y secarse para dirigirse hacia la habitación de Sunset, despierta o dormida, debía hablar con ella y decirle la verdad.
Una vez lista, respiraba hasta llenar por completo su pecho y cuando abrió la puerta, aspiró de sorpresa, pero no sola, pues también lo hizo Sunset.
-Twilight…creí que dormías- habló la unicornio sorprendida.
-No, yo…iba a tu cuarto justo ahora- aclaró y botó aire -. Debo hablar contigo.
-Yo…también.
Twilight se hizo a un lado para dejarla entrar. Sunset se encaminó hacia el balcón del cuarto, donde normalmente se ponían a charlar. Twilight la siguió enseguida y ambas posaron la mirada en frente.
-Sunset…
-Twilight…
Ambas se habían llamado al mismo tiempo, lo que provocó que se miraran entre sí y tirar una suave risa.
-Yo…sólo quiero decir que lo siento- confesó Sunset -. Por alterarme esta tarde.
-Descuida. Creo que es comprensible.
-Estaba muy aturdida y…no había tenido un buen día- sinceró regresando la mirada hacia el cielo nocturno, mirando a la luna blanca. Se le hizo un nudo en la garganta -. Yo…pasé todo el día muy triste y había pensado en… bueno…-suspiró para escupirlo: -. Twilight, ¿Te sigues viendo con Moon White?
La pregunta la sorprendió un poco, pero no le hizo bajar la guardia.
-Sí- fue sincera. -. A diario.
-Y… ¿Cómo está?
-Bien. Creo que bien- respondió mirando con curiosidad sus cejas curvadas como su semblante nervioso.
-Twilight…-titubeó para mirarla -… ¿Aún me odia?
Twilight le mantuvo la mirada, esta vez sí que no sabía qué contestar puesto que justo hoy, Moon White le dijo que no le importaba Sunset. Pero…
-Yo…no creo que te odie…
-Por favor sé sincera.
-Lo soy- aclaró -. No creo que sea el tipo de pony que guarde odio, tal vez sí un resentimiento, pero dudo mucho que te odie.
Sunset asintió en silencio, con la mirada en algún lado, menos ahí.
-Él era mi único amigo en Equestria…y ahora, tú lo eres…y te vas.
-Sunset…
-No te repro…bueno, tal vez lo reproche, pero no puedo evitarlo. Me harás falta, como me hace falta él.
-Sunset pero, ¿Qué le hiciste?- interrogó y ella cerró los ojos meneando la cabeza.
-Tú sabes todo lo que he hecho a pony o persona que se cruzara en mi camino y no era nada bueno. Sólo que a él le dolió mucho más y me avergüenza más, porque era su mejor amiga. Lo que hice…se supone que no hacen los mejores amigos.
-Sunset…- la llamó colocando un casco sobre uno suyo que descansaba en el barandal -. Dime. Yo…te prometí que te ayudaría a arreglar esa amistad y he descuidado un poco esa promesa por investigar y ayudarte- le sonrió -. Podré no ser tu tutora pero en esto sí te puedo ayudar, como tu amiga, así que esta soy yo reafirmándote que te ayudaré a recuperar esa amistad y quien sabe, ya no estarías completamente sola porque él vive en Canterlot y podría visitarte, ayudarte- sonrió entusiasmada, contagiando a Sunset.
-¿Tú…crees?
-Tiene buen corazón y se preocupa mucho por los demás, así que creo ver una luz de esperanza. Es listo y vivo y podría hacer de mucha ayuda para ti. Tiene todo eso entre esa masa de sarcasmo, orgullo y terquedad que si le das tiempo, te parece divertido que otra cosa- elevó la sonrisa -. Por eso no podría odiarte, a nadie. Es…un gran corcel. – se dejó llevar en decir, "Al menos para mí lo es" pensó con la sonrisa elevada y la mirada hacia algún lado, ¿Dónde había quedado ese remolino de dudas? Parece haberse ido. Sonrió más. "Sí…podría estar segura", agregaba mientras Sunset arqueaba una ceja, incómoda. Estaba hablando de quien fue su mejor amigo y le pareció que le restregaba de lo que se perdía, sintiéndolo de cierta manera, que era insensible de su parte.
-Veo…que se llevan muy bien- le rompió el ensimismamiento y Twilight recuperó la concentración, mirándola.
-La…convivencia de trabajo hizo eso- quiso restar importancia y tosió un poco -. El punto es, que ahora que lo conozco mejor, puedo ver la forma de que abra la cabeza dura que puede ser y ceda si usamos el método correcto- tiró una risa para torcer los ojos -. Del pony que me cerró la puerta en la cara a que me invitara a salir maña…- se interrumpió de golpe en cuanto vio los ojos sorprendidos de Sunset mientas retrocedía un poco la cabeza.
-¿Te invitó a salir? ¿Moon White? ¿Es…una cita?
-¡No es lo que crees!- se apresuró -. Es sólo una salida, ya sabes, somos amigos y sólo quiere subirme el ánimo pues también pasé muy tensa hoy. Por eso te digo que es muy preocupado. Es todo.
-Ah…- murmuró sin saber mucho qué pensar pero suavizó una sonrisa -. Pues…supongo que vendrás a tiempo para irnos al baile, ¿cierto?
Twilight sintió que los músculos se le volvían a contraer pero no dejó notar su tensión. Sunset arrugó un poco la frente ante su silencio, para ver que la alicornio exhalaba resignada y cerraba los ojos mientras negaba con la cabeza.
-Lo lamento, Sunset. Pero Celestia no cree que sea buen momento para que cruces el portal.
La unicornio la miró con incredulidad. Abrió la boca a la par que sacudía la cabeza y sentía un frío glacial paseándose por la espalda.
-No… ¿Cómo…?- decía para fruncir el ceño y entrecerrarle los ojos ya vidriosos -. ¡Jamás les haría daño a ellas!- exclamó indignada.
-No tú pero…-decía señalándola.
-¡¿Por qué Celestia me hace esto?!- reprochó sintiendo que se le caía una de sus tantas lágrimas que derramaba desde un tiempo acá -. ¿Me hace pagar lo que hice, cierto? ¿Lo merezco? ¿Tú estás de acuerdo?
-Sunset, entiende que es por seguridad- decía queriendo mantenerse calmada y no ceder a su subjetividad-. No es por nada personal ni contra tuya. Lo hacemos por tu bien, por el de Equestria y por ese otro mundo. No conviene que vayas al baile. Si vuelves a transformarte estando fuera de Equestria, ¿Cómo detenerte después? Las Rainbooms no tienen su magia, Trixie no conoce la suya y sin la conexión de los elementos en ese mundo dudo que pueda transformarme. Además…no queremos arruinar otro baile, ¿cierto?
Sunset la escuchó, congelando esa expresión desorientada y crispada, con sus ojos cyan moviéndose sin buscar un punto en específico mientras retrocedía. Apenas podía recordar la última vez que fue feliz y si lo hacía, eran flashback entre su infancia y su tiempo reformada en Canterlot High. Escenas entrecortadas, rápidas y sonidos mezclados entre ellos dominaban su mente. Se pasó un casco a la melena y cerró los ojos con fuerza, apretando los dientes. Podía escuchar su voz risueña, su risa, sus comentarios entre la de sus amigas, la reconciliación y charlas con compañeros. Aquella voz, su voz, se había perdido.
-Sunset…- la llamó Twilight, preocupada, estirando un casco hacia ella.
-Estoy cansada- farfulló abriendo los ojos con la mirada ausente.
-¿Qué?
-¡Que estoy cansada!- le gritó mirándolo con mucha recriminación.
-Sunset, sé que es duro para ti…
-¡Por supuesto que no lo sabes! ¡¿Qué vas a saber tú, Twilight?! ¡Tu vida…no puedes compararla con la mía! ¡Es perfecta!- exclamó señalándola con ambas cascos -. Eres una alicornio, una Princesa. Tienes un castillo, tienes a tus amigas, toda Equestria te quiere, hasta el otro mundo te quiere, ¡Todos quieren ser tus amigos! ¡Incluso Moon White!- agregó para pisar con fuerza el piso -. ¡Lo tienes todo! ¿Y yo? ¿Qué tengo? ¡Nada, nada, nada!- quebró para jadear del llanto rabioso y triste.
Twilight se había cubierto la boca con un casco, mirando con dolor y tristeza a su amiga ante sus reclamos y comparaciones. De alguna forma…sentía que tenía razón. Ella, pese todos obstáculos de su vida, era feliz. Hallaba felicidad en su vida y mucho apoyo y cariño. Ella siempre agradecía lo que tenía. Pero Sunset… ¿Qué? ¿Qué tenía aquí? Estaba sola. Siempre lo estuvo en gran parte de su vida y cuando al fin hallaba a alguien a quien estimar, lo perdía.
Twilight se había prometido ser firme y de ser posible, estricta con ella como lo es Celestia pero debía reconocerlo. Ella no es Celestia. Es Twilight Sparkle.
Una vez desafió la orden de Celestia, cuando le contó sobre el espejo a Moon White y lo dejó cruzar. Celestia había cedido al confiar en Twilight y además que Luna abogó por ella y confió en su decisión, la cual resultó al final bien, tanto, como que aunque la destituyera de tutora, había querido que Moon White permanecería en el caso de Sunset por demostrar confianza y capacidad en el tema. Entonces…¿Por qué dejar de escuchar sus instintos esta vez?
Twilight suspiró y caminó hacia Sunset, tomándola sobre sus patas delanteras y la unicornio la vio con ese color cielo de sus ojos, tan brillantes y llenos de añoranza, que veían los decididos y firmes violetas de Twilight.
-Sunset, me intrigas mucho- exclamó con seriedad pero a la vez con mucha serenidad. La unicornio reemplazó el modo de mirar sin saber bien qué decir. -. Demasiado. Eres como un código indiscutiblemente difícil de desbloquear. Nuestra amistad se ha construido de una manera extraña. La hemos mantenido a distancia a través del libro. Pero…una vez que dejas acercar a alguien, es difícil resistirse a quererte.
-¿Qué quieres…?
-Que te quiero tanto como quiero a mis demás amigas- le interrumpió, diciéndolo más bien como tratar de entenderlo para agregar con mucha seguridad: -. Y haré lo que sea por darte un rayo de felicidad.
…
El sol de esa mañana se había levantado con un brillo hermoso y relajante. Al menos así lo sintió Shinning Armor.
El corcel bostezó y se estiró con una sonrisa después de unas buenas horas de sueño. Detuvo su estiramiento y cambió la sonrisa al sentir que su esposa se movía a su lado. En realidad, fue ese movimiento constante de la cama lo que le terminó por despertar. Shinning se dio vuelta para ver el aún somnoliento rostro de Cadance, parpadeando lerdamente mientras se pasaba un casco a un ojo.
-Buenos días, cariño- la saludó él, estirando una pata delantera para tomarla de la cintura y acercarla en un abrazo. Cadance se sonrió abriendo mejor los ojos, encontrándose con los azules de su esposo. Pasó un casco a un lado de su cabeza, en una caricia mientras se acercaba para darle el primer beso del día y lo saludaba:
-Buenos di…-se interrumpió de golpe, abriendo los ojos como platos para apartarse e iluminar su cuerno y teletransportarse…al baño.
-Esta vez fue más temprano- pensó mirando la posición del sol a la par que salía de la cama mientras escuchaba los arcadas de la madre de su futuro hijo.
Galopó al baño de la habitación y la encontró inclinada al retrete. Shinning se puso tras ella y le acomodó la melena hacia atrás mientras le acariciaba la espalda, en un gesto de apoyo. Fue por esos mareos matutinos que Cadance sospechó su embarazo, descubriendo que llevaba dos meses y medio de gestación y ni siquiera lo había notado.
-Tranquila- la calmaba mientras la alicornio rosa aún se hallaba vomitando.
-¡Odio vomitar!- se lamentó en cuanto encontró una pausa, sólo para volver a sentir la necesidad de inclinarse y lanzar arcadas.
-A nadie le gusta- respondió el comentario con una tenue sonrisa, sujetándole la melena.
Un par de minutos después, Cadance se apartó del escusado y se lavó en el lavabo, enjuagándose la boca y cepillarse los dientes. Sin embargo, pese vomitar tras el mareo que la aquejaba minutos antes que despertara Shinning, aún se sentía achicopalada y con malestar. Además con mucho sueño. Lanzó un bostezo mientras buscaba de nuevo cama.
-¿No dormiste bien?- le preguntó el unicornio viéndola acomodarse entre las sábanas.
-La verdad no…me sentía muy incómoda…- contestó, mirando los ojos expectantes de su esposo a una explicación del insomnio. Ella miró a un lado, para admitir a regañadientes con cierta verguenza -. Tenía muchos gases que nunca salieron. Tomé té pero no sirvió.
-Hey…- le sonrió acercándose para sentarse a la orilla de la cama a su lado -. ¿Por qué no me llamaste?- preguntó comprensivo -. Pude haberte ayudado, acompañado- decía para sonreírse y pasar su casco sobre el vientre de su esposa. -. También mimado- agregó y ella le sonrió con cariño entre su rostro descompuesto. Shinning continuó la caricia mientras se inclinaba y le besaba los labios pausadamente. Cadance rodeó tras su cuello con un casco, saboreando la unión de sus bocas hasta sentir que él separaba la suya para susurrar: -. Quédate en cama a descansar.
-Shinning…- murmuró con un leve ceño.
-Debes descansar- le hizo ver apartándose para sentarse de nuevo.
-Pero no puedo- replicó poniéndose seria -. Tenemos temprano una reunión programada para negociar el…
-Me encargaré yo, querida- le interrumpió -. No estás en condiciones para dar tu cien por ciento. No es la primera vez que voy solo.
-Sabes que detesto estar sin hacer nada.
-Y no te quedarás así. Mandaré a que te envíen la correspondencia. Deben haber llegado los informes de Celestia para coordinar el primer encuentro que tendrá el Imperio de Cristal con el Príncipe Rutherford. También es mejor que te revise el médico del castillo y te recete algo mejor que té para esos gases, y sé abierta en cuanto tus malestares, no vaya ser que te estés enfermando- exclamó para darle un beso rápido en sus labios y levantarse a hacer lo que dijo.
Cuando regresó a la habitación, había traído él mismo la pila de sobres y cartas. La cantidad hizo que Cadance silbara con los ojos bien abiertos.
-¿No que no querías quedarte sin hacer nada?- bromeó su esposo.
-Ve tú a ducharte. Tienes una reunión- lo calló divertida, iluminando su cuerno para sostener la correspondencia. Shinning le frunció el ceño. Ella sabía por qué lo hacía y le rodó los ojos. -. Es una simple levitación, querido.
-Pero están pesadas y había un paquete entre los sobres. Y hace rato te teletransportaste. Cadance, no puedes abusar de tu magia en estado de gestación- le recordó con suavidad.
Ya lo había dicho el médico en su primer chequeo. La magia al estar conectada al cuerpo, el hacer esfuerzo para ejecutar un hechizo roba la energía que necesita con mayor razón conservar para mantener fuerza y podría afectar al bebé directamente.
-Es la fuerza de la costumbre- le dijo Cadance reprochándoselo a ella misma -. No será tan seguido. Lo prometo.
-No te regaño, sólo me preocupo por ustedes.
-Lo sé, querido- le sonrió para señalar su vientre -. Y estoy segura que el bebé también- agregó para compartirse ambos una sonrisa.
Mientras Shinning se encaminaba a la ducha, Cadance soltó un suspiro y miró su vientre aun plano para acariciarlo. En serio estaba entusiasmada con el bebé, pero…no le agradaba todos los achaques y límites en su embarazo. Si no eran mareos, le daban calambres, o le olía mal lo que antes siquiera sabía tenía olor, o sentía muchos gases que le hacían doler el estómago o cierta comida le sabía a otra cosa. Sonrió de lado. Pagaría todo ese precio con tal de tener entre sus cascos a la o el pony, fruto de su amor con Shinning. Suspiró y juntó las cartas hacia ella, esparciendo los sobres que entre los abanicos de cartas, una en específica llamó su atención. Rompió un extremo del sobre y abrió la hoja, la cual sólo tenía una oración. La alicornio rosa se sonrió, nada extrañada.
-No pudiste preguntármelo en mejor momento- exclamó para sí y abría el cajón de la mesa de noche para sacar una hoja y tintero para responder de inmediato.
…
-Vaya…es muy hermoso…-musitó Twilight contemplando el brillante color azul y los pernos de electricidad encendiéndose sobre sus cabezas. -. ¿Por qué me traes aquí?- le preguntó a Moon White, parado a su lado viendo el mismo paisaje.
Se hallaban en el bosque de Canterlot, ambos en su estado en magia, materializados con ese color purpura brillando y gris respectivamente, en forma de sus cuerpos, mirando a los Twittermites sobrevolar en el prado aquella noche que Twilight había aprendido a transportar su magia.
-No lo sé- sinceró él, encogiéndose de hombros sin apartar la vista de las criaturas -. Creo que es un regalo.
-¿Regalo?
-Por ser paciente, buena alumna, felicitaciones por aprender el hechizo- suspiró -. Y también como disculpa. Ya sabe, por todo mi mal genio, terquedad y…lo que dije sobre las princesas- desprendió la mirada de arriba y la miró -. Fue muy cretino y descortés de mi parte. En serio lo lamento.
-Nunca creí escucharte decir eso a una Princesa…- intervino una nueva voz y Moon White frunció el ceño, levantando la mirada hacia la luna, de donde salió una silueta brillando fúlgidamente para expandir sus alas y volar hacia su dirección.
-Hace mucho que no se mete en mis sueños- comentó nada feliz mirando a Luna posarse a su lado, donde habría de estar Twilight, pero ya no estaba. Frunció más el ceño.
-Pero lo protejo igual que el de cada pony de Equestria- sonrió agradable -. Y debo decir, que nadie sueña tantos recuerdos como tú. Y últimamente tienes sueños como este- acotó, levantando la mirada hacia arriba mientras expandía su casco en el paisaje nocturno del prado con los Twittermites aun volando sobre sus cabezas, expandiendo esa bonita luz azul.
-¿Así cómo?- preguntó receloso con ella, levantándole una ceja y Luna pareció demasiado feliz en escuchar la pregunta, pues gustaba un poco sacar de la zona de confort a los demás, no sólo a su hermana, aunque con ella lo disfrutaba mucho más. Así que le devolvió la mirada con una divertida sonrisa.
-Con la Princesa Twilight Sparkle.
-…- enmudeció, frunciéndole más el ceño, ciertamente enojado e irritado -. Eso no le incumbe…¡Además no dependo de lo que sueño!
-Sí que sí- anchó su sonrisa "troll" guiñándole un ojo y señalarlo con un casco -. Uno sueña con lo último que piensa antes de dormir, o con lo que no ha dejado de pensar. No tienes cómo discutir eso con la Guardiana de los Sueños.
-¡¿Qué hace aquí?!- reclamó profundizando su ceño, jurando que si lo fruncía más, le partiría la piel, resistiendo el calor de sus mejillas para no darle gusto pero entonces suavizó sus cejas fruncidas, sólo un poco, mirándola firmemente -. No. Yo sé qué hace aquí.
-Hablaste con Sparkle- reconoció poniéndose un poco más seria.
-La sacaron del caso de Sunset Shimmer y usted es su nueva tutora- reprochó.
-Y como tal, toda información que se vaya descubriendo sobre…
-No- le interrumpió cortante y secamente, frunciendo más el ceño y Luna hizo lo mismo.
-No haremos un Deja Vú de discusiones en las que…
-Ya dije "no"- volvió a interrumpir para mirar a un lado con la barbilla endurecida.
-No habrá discusión- sentenció en ella con esa serena autoridad, parecida a la de Celestia, cuando se metían más en su papel de gobernante -. Por si se te olvidó, lo que estás investigando en el otro mundo a través del espejo, es secreto de Estado, que sólo la Corona lo sabe y las representantes de los elementos de la armonía. No puedes omitir información que no te pertenece.
-Por supuesto que no me pertenece- coincidió para mirarla sin perder su firmeza -. Le pertenece a Twilight.
-Que es de la Corona, por lo tanto a nosotras también- contestó -. Fue la decisión de una Princesa a nombre de Equestria, por lo que nos compete también y mucho más ahora, que no trabajas más con ella directamente, sino con nosotras, conmigo precisamente como la nueva a cargo en el caso de Sunset Shimmer por lo que dictamino aquí y ahora, se me informe qué has averiguado del otro mundo- concluyó la idea y él retrocedió un poco la cabeza, contemplándola sin saber muy bien cómo reaccionar, pero aun así mantuvo el ceño.
No sabría si estar seguro, pero no percibió que fue la… "orden" de una Princesa Alicornio que recibió la misión de investigar la magia cruzando el espejo, sino de…Twilight. La sencilla, sensible pero vehemente Twilight Sparkle. Ahora, tenía frente suyo la segunda Princesa de mayor rango que, aunque con mil años de ausencia, mantenía su devoción y compromiso por Equestria como su gobierno que comparte con su hermana Celestia.
Moon White suavizó el ceño. En confrontación a Luna la miró firme y seguro a sus ojos turquesas, irguiéndose derecho haciendo levantar un poco el pecho, en muestra de su sólido parecer, aunque ella le doblara la altura.
-Twilight fue la que confió en mí- respondió a su comentario con serena pero firme voz -, me encomendó a averiguarlo, informó los acontecimientos mágicos y monitoreaba mi progreso que gracias a ustedes, no pude decírselo porque se negaba a escucharlo por no desobedecer las órdenes de su hermana mayor. Lo hace porque les prometió lealtad y compromiso hacia las Princesas, como todos los ponies de Equestria, pero olvida algo- frunció el ceño -…que yo no. Así que no espere nada de mí. Yo le di mi palabra a Twilight, como ponie, como mi amiga, no por el título que carga ni la raza que pertenece ahora. Por lo que es a Twilight y solamente a Twilight, a quien le diré lo investigado hasta ahora. Caso contrario, mi boca está sellada.
-No puedes negarme información que compete a Equestria- le replicó con más seriedad por su negativa. -. Mucho menos, filtrar tus sentimientos por Twilight en lo estrictamente profesional.
-Hay algo llamado "lealtad" y "fidelidad"- contestó tranquilamente con un tono sarcástico mezclado con sinceridad -. ¿Lo ha aprendido bien, Princesa Luna?
-Por supuesto que sí y esta soy yo siendo leal y fiel a nuestra Equestria- respondió perdiendo un poco lo estribos concentrando su ceño, Moon White le sonrió de lado relajando el rostro.
-Las otras veces que venía a mis sueños a pedirme que revele el hechizo de transportación de magia, no perdió la calma tan rápido como ahora- contó en son de burla y elevó su sonrisa -. ¿Estoy mejorando mi irritable terquedad, Princesa? ¿O los miles de años ya le caen encima? Lo que tiene de joven afuera, tiene de vejez por dentro, ¿no?
Luna agrandó los ojos sintiendo que le hervía la sangre. "¡Eso sólo está bien si lo digo yo a Celestia!" pensó la alicornio oscura con molestia para apretar los dientes casi evaporizándolo con la mirada "En serio que no sé cómo Sparkle ganó su amistad… ¡Es un estólido!". Pese lo irritada que se mostraba, se concentró en relajar sus músculos entumecidos. A diferencia de Celestia, Luna tenía un temperamento más fuerte y la paciencia más limitada, que su hermana siempre le regañaba o llamaba la atención con esa suave, serena y comprensible voz. Mil años de ausencia, son mil años. Nadie lo sabía, pero Luna al recuperar su lugar como Princesa tras la derrota de Nightmare Moon, tuvo que aprender de nuevo a ser Princesa. Había pasado demasiado desde la última vez que estuvo al mando. Moon White por su lado mantenía su sonrisa de lado, ya para nada molesto ni indignado al comprobar que había logrado darle un pequeño touché a Luna por sus…entrometidos comentarios respectos a sus últimos sueños. Dos podían jugar el mismo juego.
-Moon White- lo nombró Luna más relajada y serena mientras abría sus ojos hacia él y se acercaba -. Te respeto. Has sido un ejemplar maestro en la Escuela de Magia para Unicornios Superdotados, entregaste de tu magia para que Twilight y yo preservemos nuestra forma mágica y llegar a nuestros cuerpos, y eres un habilidoso hechicero, que sin duda mereces el título oficializado por mi hermana y yo, que es una lástima que te niegues a que lo hagamos y compartas tus hechizos….
-Vaya al grano, por favor- le interrumpió torciendo los ojos girando la cabeza para detenerla frente a ella y levantarle una ceja -. ¿O me lanza flores para que hable de una vez?
-No lo hago y no es necesario hacerlo para que lo hagas. Debes hacerlo porque hiciste un compromiso con…
-¡Twilight!- recordó ceñudo.
-Con la tutora de Sunset- corrigió -. Quien ahora soy yo.
-Sabe cómo terminará esto- resopló -. Sucedió cuando insistían las tres princesas con lo del hechizo. No conseguirán nada. No conseguirán sacarme nada.
-Si no hablas, le estás fallando a Twilight.
-¡Ah, no! No meta a Twilight como su próxima jugada- reclamó casi ofendido.
-Pero es verdad. Prometiste ayudar con la magia en el otro mundo y si te niegas a hablar, no eres de ayuda, y si no serás de ayuda…me temo que no tendrás nuestra autorización para seguir cruzando el espejo.
-¡Demonios!- se quejó pasándose un casco en su melena, exasperado ya. -. ¡Sólo devuélvanle el cargo a Twilight y ya!
-¿Por eso te niegas en decirlo?- preguntó admirada.
-Pues a diferencia de ustedes, yo sí creo en su capacidad.
-Y nosotras.
-No lo parece- comentó.
-Admiro la tenacidad y fidelidad de Sparkle, pero sus sentimientos se inmiscuyen demasiado en su investigación, retrasándola y no podemos darnos ese lujo- se erigió -. Pero ella mejorará y dará todo el potencial que guarda y ha demostrado con anterioridad. Sin embargo, por ahora, debe primero domar sus emociones.
-Ella lo hará.
-Lo sé.
-Pero…si no la dejan ser la tutora, al menos déjenla involucrar con la investigación, y yo- suspiró para mirarla con firmeza -le daré mi palabra que hablaré.
-Eso no lo decides tú- le dijo y él le frunció el ceño.
-¿No tengo decisión sobre la orden de una Princesa, cierto? Porque soy un simple unicornio, si es que puedo llamarme uno, soy un súbdito y mi voz no vale tanto.
-Claro que no es por eso- replicó con serenidad -. La opinión de un súbdito vale tanto como la de nosotras y siempre estamos atentas a escuchar a nuestro pueblo. Lo digo, es porque no sabes de lo que estás hablando- hizo una pequeña pausa, cambiando un poco la expresión de su rostro -. A veces, hay cosas que no está en decisión de nadie. Ni nuestra y simplemente, sucede porque debe suceder. Como dice mi hermana- sonrió con cariño -, a veces, simplemente debemos amar el mundo con todo y su misterio.
"Me recuerda a ese humano, Time Turner", pensó con molestia. No concebía la idea de dejar en incógnita cualquier cosa.
-Todos somos un mundo- continuó Luna -. Yo, tú, y cada criatura que camina en la tierra. Nunca terminaremos de descubrirnos realmente. No alcanza el tiempo de vida. Y es que somos tan amplios y ambiguos, que lo que creíste ser hoy, puedes dejar de serlo mañana y nunca verlo venir. Pero aun así, debemos vivir con nosotros mismos, un mundo que está en evolución y en descubrimiento constante. Somos un mundo que debemos aprender a amar y aceptar nuestras propias incógnitas.
-Esto no nos llevará a ningún lado- farfulló él con un suspiro para levantar la mirada en la delicada luz que emitía esas criaturas eléctricas cerca de las copas de los árboles, perdiéndose un momento en el bonito resplandor y recuerdo de esa noche, que otras veces, había venido solo a verlos. Y en esa ocasión, por cualquier razón, llevó a Twilight. Bajó los hombros. Luna tenía razón. Nunca creyó tratar diferente a una de las Princesas, así como que sus prioridades haría cambiar…por una de ellas. Entonces relajó el rostro e hizo a un lado esa actitud defensiva y terca -. Pero…- agregó pensativo devolviéndole la mirada a Luna y ella lo miró interesada por su cambio de actitud -…podemos llegar a un acuerdo.
…
-¿Entonces…?- decía Rainbow Dash realmente incrédula en la habitación de Twilight con las demás -¿…no te irás con nosotras…porque vas a…salir con White Moon?
-Moon White- corrigió arrugando la frente deteniendo su empaque para mirar a la pegaso y a las demás. -. Pues…sí. Así que adelantase ustedes. Yo…- suspiró mirando su maleta para cerrarla -. Aún tengo algunas cosas que hacer aquí.
-Pero ya no eres tutora de Sunset, ¿Por qué se van a reunir?- preguntó Rarity. -. ¿No debería hacerlo con la Princesa Luna?
-Se los diré cuando llegue a Ponyville- prometió sonriendo suavemente -. Mientras tanto no se preocupen. No tienen nada más qué hacer en Canterlot y deben extrañar a sus familias y mascotas.
-¡Uh, uh! No nos molesta acompañarlos, ¿cierto?- exclamó Pinkie Pie mirando a las demás y ellas asintieron al mismo tiempo en acuerdo.
-Gracias Pinkie- le dijo cerrando su maleta para levitarla hacia ellas para que se lleven su equipaje y lo toma Fluttershy -. Pero lo que debo de hacer, sólo yo debo hacerlo. De todas maneras ya en la tarde estaré allí.
-Bien. De acuerdo. No insistimos más, terroncito- le sonrió Applejack -. Además…creo que te debemos una disculpa.
-¿Ustedes?- dudó.
-Ehm…Tal vez no hemos sido de mucha ayuda- intervino Fluttershy con las cejas curvadas y suave sonrisa.
-Lamentamos si hemos sido muy reacias con Sunset, pero quiero que sepas que nos preocupábamos por ti todo el tiempo- agregó Rarity.
-Pero debes reconocer que motivos teníamos, eh.
-Rainbow…- le regañó suavemente Pinkie Pie.
-Descuida, Pinkie, la entiendo- le dijo Twilight para mirar a cada una -. Y por supuesto que fueron ayuda en revisar los pergaminos y atender a Sunset cuando no estaba. Entiendo a cada una de ustedes y el hecho que estén aquí pese estar en desacuerdo conmigo, les agradezco su fidelidad y presencia. Significa mucho.
-Sabes que para las que sea- le guiñó el ojo la terrestre naranja y Pinkie Pie brincó tras suyo para sentarse en su lomo y ponerse su sombrero.
-¡Así es, prima! ¡Abrazo grupal!- chilló con emoción expandiendo sus patas delanteras y bajarse de ella y todas se unieron en un abrazo.
Twilight acompañó a sus amigas hasta la puerta del castillo, haciéndoles del casco mientras una carroza se marchaba en dirección a la estación de tren. Suspiró y regresó dentro, caminando hacia la Sala de Tronos. No iba a hablar con Celestia o Luna, en realidad, ya tenía que irse para encontrarse con Moon White, sólo se quedó mirando la puerta de la sala, como si pudiera ver a través de ella y mirar a las gobernantes. No le agradaba la idea de actuar a sus espaldas pero…ya era tiempo de que tome sus propias decisiones. Sus orejas se levantaron cuando escuchó el pestillo y la puerta se empezó a abrir, quedando no sólo ella con los ojos bien abiertos de la sorpresa, sino también el pony que salía de allí.
-¿Qué rayos…?- se le salió decir, schockeada -. Moon White, ¿Qué haces en la Sala de Tronos?
-Emmm… ¿Buenos días para ti también?- dudó levantándole una ceja tratando de no mostrarse igual de sorprendido que lo haya atrapado. -. En mis tiempos se saludaba antes de…
-¿Qué haces en el castillo? ¿Y saliendo de la Sala de…?- preguntaba interrumpiéndolo, pero entonces levantó las cejas manteniendo sus ojos bien abiertos -. No…no me digas que…- una comisura de su labio se empezó a levantar, esperanzadora -. ¿Te reconciliaste con las Princesas?
-Ah…- dudó entrecerrando los ojos, pensativo -…algo así…-forzó a decir rascándose tras el cuello y miró a un lado -…más bien…creo que es un primer paso para eso…pero creo que estoy optimista que eso suceda…- sinceró para devolverle la mirada -. ¿Sí?- preguntó y Twilight levantó la sonrisa y agitó sus alas en celebración mientras chocaba sus cascos entre sí.
-¡Lo sabía!- se emocionó y sin pensarlo, se abalanzó en abrazarlo tomándolo desprevenido, cortándole de hecho el movimiento y la respiración -. ¡Yo sabía, lo sabía! ¡No puedes odiar a nadie! ¡Puedes ceder y romper tu orgullo! ¡¿Ves que sí puedes, torpe y testarudo unicornio?!
-¿Acabas de llamarme "torpe"?- dudó levantándose una ceja.
-¡Estoy tan feliz por ti!- agregó al final con la voz cargada de esa emoción y él dejó relajar su cuerpo para sonreírse y recién levantó sus cascos para corresponderle el gesto.
-Bueno…- le habló risueño que por el abrazo, su voz aterrizaba cerca de su rostro, de su oído, sintiendo Twilight su aliento aterrizar con mucha suavidad, erizándole el pelaje de su lomo -. Esto compensa el que no hayas deseado "Buenos días".
Twilight paró su emoción tal como vino, cayendo en cuenta que lo había abrazado. Sintió una suave vergüenza mientras arrugaba la frente y se apartaba para romper el abrazo con una avergonzada sonrisa y esa rara mezcla en su pecho.
-Yo…lo siento por eso. Creo que me entusiasmé de más.
-No es para menos- sinceró haciendo un lado la boca y levantando ambas cejas -. Tampoco yo me la creo- se reprochó un poco.
-Pero… ¿Qué te hizo cambiar de opinión? ¿Y no temes que te vea Sunset?- preguntó para sonreír de nuevo conteniendo emoción -. ¿O también vienes a…?
-Un milagro a la vez, Sparkle- le interrumpió entre advertencia y gracia-. En realidad nadie puede verme.
-¿Ah?
-La Princesa Celestia usó un hechizo de invisibilidad conmigo para que nadie pueda verme u oírme, a excepción de quienes sí quieras que te vean, en este caso ella, la Princesa Luna…y le pedí que tú. Se deshace con un marco referencial, en este caso apenas ponga un casco fuera del castillo.
-Nunca he oído de ese hechizo.
-Es…mío.
-Oh.
-Y no es que haya cambiado de opinión, es decir, un poco, pero…-suspiró sin saber cómo explicarlo -. Últimamente he pensado muchas cosas y sólo quiero darles el beneficio de la duda, ¿Entiendes?
-Entiendo- coincidió con una sonrisa satisfecha. -. Entonces…sobre Sunset…
-Twilight- le interrumpió para suspirar -. Hoy no nos veremos para hablar de las Princesas, o de Sunset Shimmer, o del otro mundo o cualquier otra cosa que han dominado nuestros encuentros- aclaró mirándola con suavidad y sonreírse de lado -. Hoy sólo se trata de Twilight Sparkle y Moon White. Dos ponies sin problemas y quehaceres reales o mágicos, por al menos las siguientes horas. Sólo seremos nosotros, ¿Recuerdas?
-Suena…bien para mí- admitió esbozando una nueva sonrisa que Moon White disfrutó ver salir y le compartió una suya. -. Pero…- dijo de forma divertida -… ¿Al menos me vas a decir qué hablaste con las Princesas?
-...- se la quedó mirando con una ceja levantada. -. No- contestó para galopar hacia las puertas del castillo -. ¡Andando, Twilight! ¡Tenemos todo un cronograma!
-¡¿No me dirás?!- reprochó para alcanzarlo. -. ¿Por qué eres así? En Canterlot High también me dejaste en ascuas cuando no quisiste decirme qué te desespera.
"Es tan…divertida curiosa" pensó él con un calor conmoviéndole el pecho.
-Digamos que tendrás que amar el mundo con todo y sus misterios.
-¿Qué rayos…?- volvió a sorprenderse para frenar de golpe viendo continuar su galope tranquilo -. ¿Tú diciendo eso?
-Yo diciendo eso- le dio la razón sonriéndose para sí y se detuvo para mirarla con esa sonrisa -. Gracias.
-¿De qué?- se intrigó regresando su andar hacia él.
-Solamente eso- aclaró esperando a que lo alcanzara -. Gracias- repitió y una vez que Twilight se puso a su lado, lo miró en escrutinio.
Lo sentía de muy buen humor, muy optimista, más suelto, abierto y risueño. Casi expuesto ante ella. Más bien, esas reglas y muros que tanto le había platicado que había hecho…ya no estaban. Al menos para ella. Twilight parpadeó, sorprendida, sin saber exactamente cuándo o cómo sucedió esto. Es lo que le intrigaba y maravillaba a la vez, cómo tiene…lo que sea que tiene con él, sin haberse dado cuenta. Ahora, lo tenía ahí enfrente, y estaba muy feliz, y esa felicidad, podía palparlo en él también, logrando deliberar de poder disfrutar lo más que podría, lo que le daba la compañía de Moon White.
-Fue un placer- le contestó bien resignada. No había que ser genio. Sabía lo que le agradecía, pues ella también lo hacía -. También agradezco haber aparecido en tu puerta ese día.
…
Habían llegado al centro de dónde ocurre todo en Canterlot… el centro de Canterlot.
La mayoría de ponies allí, eran acaudalados e iban los corceles con sus trajes elegantes y finos, como las yeguas con vestidos pomposos y joyería cara, a excepción, claro, de algunos ponies, siendo los predominantes de su población los unicornios, era la única raza que estaba a simple vista. Entre ellos estaban Moon White y Twilight, que se habían bajado de una carretela. Ambos estaban levemente ceñudos acomodándose cada uno su crin lo más que podían.
-¿Ese tipo tenía demasiada prisa o qué?- se quejó ella -. Juro que me duele la cara con los azotes de la velocidad…y el oído izquierdo con tus gritos de que desacelerara.
-"No puedo. Es mi única velocidad" ¡Qué clase de repuesta es esa!- se descargó para luego pasarse un casco a la barbilla -Mmm… Aunque debí suponerlo con su Cutie Mark.
-¿Qué era?
-Pues era una herradura ubicada en el frente de un cometa en picada.
-…- se lo quedó mirando -. ¿Y aun así detuviste ese?
-¿Pero…llegamos rápido, no?- sonrió mostrando los dientes tratando de cubrirse.
-…- mantuvo la mirada y él cubrió la sonrisa.
-Como sea- se resignó con un resoplido y Twilight torció los ojos saliéndose una sonrisa -. La próxima vez escoges el carruaje tú. Por ahora...- dijo mientras levantaba en alto un papel -. ¡Tengo esto!
-¿Qué es…? Un momento ¡¿Una lista?! ¿Es una lista?
-Lo es- agitó la hoja frente a ella mientras Twilight esbozaba la sonrisa.
-¿Hiciste una lista?- preguntó para tirar unas risas. -. ¡Hiciste una lista!- repitió para volverse a carcajear cubriéndose la boca con un casco.
-Me alegra que te divierta esto…aunque no sé cuál es el chiste.
-Sólo me parece irónico. Siempre cuando puedes te metes con ellas… ¡Y ahora las usas!
-Pues las uso cuando son necesarias, no para hasta hacer listas de futuras listas por hacer- comentó con risa y ella detuvo la risa con los ojos grandes.
-¿Có-cómo sabes eso?
-Spike- se limitó en decir con una tranquila sonrisa -. Nos quedamos charlando un rato antes de que Discord ponga de cabeza la sala…cosa que hizo- decía pero con gracia mientras ella fruncía el ceño con un gruñido, apretando los dientes, jurando que podía escucharle el dragón. -. No te rompas los dientes y escúchame- le llamó la atención, divertido, pasando un casco frente a sus ojos. -. Y sígueme a la primera parada de la lista- motivó para empezar a caminar por la asfaltada y pulcra calle. -Entonces…-dijo mientras caminaban -. ¿Has vivido siempre en Ponyville?
-¿Qué? No. Yo nací en Canterlot.
-¿En serio?- se sorprendió.
-Sí. Llevo apenas unos dos años viviendo en Ponyville para aprender de la amistad y… la verdad, lo siento más mi hogar que este lugar… ¡Pero no me malentiendas! Es hermoso pero…no va conmigo. Nunca lo hizo. Mi familia permanecía en la clase media alta y sí tiene ciertos lazos con ponies de la crema y nata pero éramos muy prácticos. Soy más…práctica- tiró una risa -. Quien parece de Canterlot es Rarity. Tú tampoco pareces de aquí, aunque no eres de aquí, ¿cierto?
-No. Nací en New Potropolis. Lo separa de Ponyville por el bosque Everfree en medio de ambos.
-Interesante…Tu papá de Canterlot. Tu mamá de Cloudsdale. Y tú, New Potropolis.
-Jejeje. Sí- le sonrió girando una esquina -. Esa ciudad empezaba prosperar y mi padre buscaba eso. Ya sabes. Desheredado y recién cumplido los dieciocho años- la miró, viendo sus ojos más intrigados e interesados. Le gustaba esa expresión-. Sí. Eran muy jóvenes y no estaban nada preparados cuando me tuvieron. No te detallaré el drama. Sólo que sacrificaron muchas cosas por…la familia y se vieron solos. Al final mi papá tuvo un estable negocio de sastre que terminó atendiendo pedidos en otras ciudades y mi madre logró regresar a los entrenamientos de vuelo y se volvió una wondercolt y después capitana.
-¿Y llegaste a vivir a Canterlot para estudiar magia en la escuela de Celestia y te quedaste, no?- se aventuró en deducir.
-Mmm- lo meditó a la par que detenía su andar -. No. Fue cuando me enfermé- expandió su casco hacia adelante -. Llegamos.
Twilight miró donde apuntaba su casco para encontrarse con un bonito jardín rejado sin techo. Tenía varias mesas, con algunos unicornios bebiendo en delicada tazas. Una construcción sencilla pero elegante con decoración de naturaleza servía de barra para atender y cocina, y al fondo del lugar, había un kiosco hecho de madera y decorado con ramas, plantas enredaderas y flores, en donde había un escenario que descansaban algunos instrumentos musicales en las que se divisaba dos ponies acomodándose.
-¿Te gusta?- preguntó Moon White ciertamente nervioso y curioso.
-Es…sencillo, tranquilo y lindo- contestó levantando lentamente una sonrisa y mirarlo -. Me encanta.
-Y se pone mejor- apostó mientras ingresaban y buscaron una mesa donde se sentaron y no tardó un mesero unicornio acercarse para levitar dos menús.
-Es un honor servirle, Princesa Twilight Sparkle- mencionó el mesero antes de irse y dejarlos pensar qué ordenar. Eso hizo que la alicornio diera un vistazo a su alrededor y que los ponies presenten discretamente volteaban a verla con una sonrisa entusiasmada y hablaban entre sí.
-Por una buena razón escogí este lugar-aclaró Moon White haciendo que Twilight regresara su vista en él, que la miraba con su menú abierto para señalar una fotografía -. Aquí sirven un delicioso rollo de canela- levantó la mirada hacia ella, un poco cohibido-. Y…te encanta ese pan.
-Lo recuerdas- se sorprendió sin poder dejar de sonreír-. Cuando preparaste panqueques la noche que pasé contigo para aprender el hechizo y Minuette llegó con un canasto lleno de ese pan.
-Sí…tú te aventaste a la mesa como si tu vida dependiera de eso- se burló elevando la sonrisa y acercándose el menú de nuevo.
-¡Tampoco exageres!- reprochó de buen humor logrando sacar una risa al unicornio que levantó la mirada a ella mientras reía.
-Entonces, ¿Ordenarás el rollo?
-Ordenaré el rollo, claro que sí- obvió regresando la mirada al menú -. Y creo que ordenaré un chocolate caliente… ¡Uh!- se emocionó apuntando a la carta -. ¡Viene con mini malvaviscos!- se emocionó agitando un poco las alas -. Tal vez ordene algo de fruta- parpadeó, pensativa -. ¿Darán los trozos de manzana con o sin cáscara? Estoy acostumbrada con cáscara. Debería consultarlo con el mesero, ¿O lo sabes tú para no molestarlo?- preguntó aun con los ojos plantados en la lista de opciones para levantar los ojos y chocarse con aquellos grises que parecían realmente entretenidos. -. ¿Qué…?
Moon White no le dijo nada y se puso el menú a la cara, ocultándosela. Twilight dudó levantando las cejas e iluminó su cuerno para quitarle el menú y sorprenderlo con las mejillas sonrojadas.
-No he ordenado la porción de frutas- le habló acelerado, evasivo, para volverse a cubrir el rostro -. Llama al mesero, al chef, al gerente, a quien quieras.
Twilight lo dejó tranquilo…sintiendo que se sonrojaba por verlo sonrojado. "¿qué dije? No dije nada ¿o sí?" se cuestionó arrugando la frente pero entonces el sonido de un micrófono encenderse no sólo llamó su atención, sino del resto de clientes que dirigieron su mirada hacia el kiosco, donde en la tarima, estaban dos ponies. La que había encendido el micrófono era una unicornio de pelaje azul claro, tenía la melena y los ojos morados. Su Cutie Mark era un corazón rosado con un rayo blanco en el centro. Tenía una guitarra entre sus cascos, afinando las cuerdas con una suave sonrisa. La otra ponie estaba tras ella, asimismo encendiendo el micrófono que se inclinaba sobre la batería. Era una pegaso de pelaje amarillo claro, ojos dorados y melena verde. Su Cutie Mark eran dos cerezas que compartían un mismo tallo que hacía alusión a una mecha de explosivo. Sobresalía más que la unicornio por sus labios rojos y c pestañas largas y negras que decoraban y hacían resaltar el color de sus ojos. Además, claro, parecía ya no resistir las ganas de tocar al tener las baquetas inquietas en sus cascos y miraba muy entusiasta y encaradamente al público, anchando la sonrisa, guiñando un ojo y agitando un casco en saludo sin desprenderse de su baqueta.
-Buenos días a todos- saludó calmadamente la unicornio hacia el micrófono y sosteniendo la guitarra -. Mi nombre es Mistery Mint y con mi compañera Cherry Crash, somos Heart On Fire. El tema a continuación se titula "Dos Es Mejor Que Uno". Disfruten- dicho esto, empezó a mover sus cascos a las cuerdas en un pequeño solo, dando inicio a lo que sería una sutil balada, mientras la baterista aguardaba su entrada. -. Recuerdo lo que llevabas el primer día, entraste en mi vida y yo pensé: "Oye, tú sabes, esto podría ser algo". Porque todo lo que haces y cada palabra que dices. Tú sabes que todo eso me quita el aliento y ahora me quedo sin nada- sonrió con la mirada hacia al público para llegar al coro con compañera -. Porque quizás es verdad. Que no puedo vivir sin ti. Tal vez dos…es mejor que uno. No hay mucho tiempo para averiguar el resto de mi vida y tú pensabas que ya no estaba interesado. Ahora pienso que dos…es mejor que uno.
-¿Desean ordenar ya?- interrumpió el mesero la atención tanto de Moon White como de Twilight a la interpretación de la banda.
-Ah, sí- corearon y la sincronía los hizo mirarse y sonreírse mientras escuchaban la intervención del manso sonido de los tambores y platillos, cantando la pegaso la siguiente estrofa mientras le indicaban lo que querían al mesero:
- Recuerdo cada mirada hacia tu cara. La forma en la que mueves tus ojos. La forma en que lo notas. Tú haces que respirar sea difícil. Porque cuando cierro los ojos y floto, pienso en ti y todo está bien. Finalmente empiezo a creer…- sonrió dando unos golpes seguidos a su tambor para darle a los platillos para cantar a dúo con la unicornio -… que quizás es verdad…Que no puedo vivir sin ti. Tal vez dos es mejor que uno. No hay mucho tiempo para averiguar el resto de mi vida. Y tú pensabas que ya no estaba interesado. Ahora pienso que dos…es mejor que uno.
Mientras llegaban a otro coro con un acompañamiento más acelerado de los instrumentos, se había entornado un silencio entre Moon White y Twilight, cada uno en su cabeza, para lanzarse ciertos cruces de miradas que decían tantas cosas como para decirlas, para terminar sonriéndose, sintiéndose algo tontos.
-Tocan bien- comentó él para romper el hielo.
-Sí, es bonita la canción- arrugó la frente -. ¿Pero la pegaso no te hace familiar?
-Algo…- sinceró para mirarla mejor mientras llegaban al final de la canción. Entrecerró los ojos, tratando de recordarla…pero nada. La verdad, no tenía tiempo para eso y quitó importancia -. Ya la ubicaré- admitió encogiéndose de hombros y regresar su atención en la alicornio.
-¡Y entonces vino Celestia como invocada y logra romper el hechizo para que dejen de pelearse por mi muñeco!- concluía Twilight después de un rato ya por terminar su desayuno. Tal vez en ese entonces no le parecía nada divertido lo que sucedió, pero ahora, confundía su risa con la del corcel -. ¡Perdí la cabeza por algo tan…tan…!- decía apoyando su barbilla a la mesa y los cascos sobre su cabeza.
-¿Banal?- la ayudó manteniendo la sonrisa y levantándole una ceja a su dirección.
-¡No lo era para mí en ese momento!- se defendió irguiéndose de nuevo -. Fue la primera vez que Celestia me regañó enojada- reconoció pensativa para borrar de a poco la sonrisa con cierta decepción. -. Y no me gustaría que provoque algo que lo haga de nuevo.
-Pareces más sensata ahora- comentó para dar un sorbo del café que pidió -. Esas lecciones te maduraron y formaron.
-Pues cambió mucho lo que era- admitió para mirarlo bajar su taza innecesariamente lento, entre una mirada que no sabría bien interpretar.
-Conozco esa sensación. Pueden cambiarte para mal- reconoció con una expresión apagada hacia el interior ya vacío de su taza para levantar la mirada que al verla, cambió el gesto de su rostro para volver a sonreírse -. O para bien.
-Eso es genial- comentó para arrugar un poco la frente -. No puedo dejar de pensar…cuando llegamos dijiste que llegaste a Canterlot cuando…enfermaste.
-Tú misma lo dijiste ayer- le contestó enseguida, como si quisiera acabar rápido con el tema aunque apenas recién se lo tocaba -. Canterlot es la ciudad donde desarrollan la medicina mágica y yo no me recuperaba, sólo empeoraba y los médicos no sabían qué hacer. Mis padres estaban desesperados, tanto, que mi papá pidió ayuda a su familia. Después de diez años los buscó y sólo tuvimos su ayuda económica como notificar mi progreso y nada más. Nos mudamos aquí y aunque no me curé, me estabilicé- suspiró -. Para eso tuve que pasar tres años de rehabilitación que me impidieron hacer la prueba para entrar a la escuela de magia de Celestia, pero al mismo tiempo, me preparaba para cuando llegara ese día y aprendí a ejecutar hechizos sin hacerme daño; sólo cuando abusaba de su energía decaía.
-Ya veo…- murmuró absorbiendo esa información con mucho interés -. ¿Y ahora…no puedes ejecutar ninguno?- preguntó que aunque lo hizo con cuidado, el unicornio se mostró un poco incomodado y acomplejado por la pregunta por lo que desvió la mirada hacia el suelo.
-Cosas banales y por un muy escaso límite de tiempo. Si no quiero vulnerarme…prácticamente, no.
-Moon White…- lo llamó estirando un casco sobre uno de él que descansaba sobre la mesa y él levantó la mirada para ver esa alentadora sonrisa de Twilight -. Eso no te hace menos de lo que eres… ¿Entendido?
El corcel le mantuvo la mirada para volver a dibujar una pequeña sonrisa y despertar esa expresión de sus ojos que tanto le agradaban ver a Twilight. Sentía tantas ganas de descubrirla, como la urgente necesidad de descubrirse para ella. Nunca creyó volver a sentir la seguridad y confianza de exponerse ante alguien y querer estar en la vida de ese alguien.
Podría ser insistente cuando eso pasa…
-Entendido- le aseguró, moviendo su casco para sujetar el suyo, mirándole ese pestañear rápido que hace cuando empieza avergonzarse, con un suave y delicado ceño entre sus cejas, con sus profundos ojos violetas mirándole casi magnéticos como cohibidos, y el cómo sus comisuras de sus labios temblaban un poco antes de sostenerse en una sonrisa y la brisa que movía su melena provocaba que levantara su casco libre para acomodarse inútilmente la crin de vuelta a su lugar.
Todos esos pequeñísimos detalles…eran suficientes para cautivarlo.
"¿Qué me hiciste?", le reprochó él, quedándose sordo por los latigazos que daba su corazón y aguantaba con esfuerzo el calor subiendo por sus orejas y mejillas.
…
Como verán, ahí no terminan las cosas xP
Ya revelamos lo que es ese ente que poseé a Trixie…¡El primer alicornio! Chan chan…CHAN(¿ Xp Bueno…por algún motivo quise justificar por qué se llama el Amuleto del Alicornio…¡Pues habitaba uno en él! xP
¡Y aparecieron ponificadas Mistery y Cherry! xD Siempre imaginé a Cherry como pegaso xD y para esto, descubrí fanarts de ella ponificada…¡Como una! Asimismo encontré una de Mistery Mint y como unicornio. ¡Me encantó! So…allí fueron el guiño ;)
Por cierto, la canción que cantas es Two Is Better Than One de Boys Like Girls, una de las canciones que puse en el mini especial xP
Además, en este cap quise profundizar un poco más los sentimientos de Twilight y Moon White, pues lo que sentían empieza a brotar con más fuerza y presente ahora que se admiten más abiertamente pues…que se gustan. Aaawww xD
Pero asimismo, ¿Qué acuerdo habrá llegado Moon White con las princesas? ¿Qué tanto medita Twilight para ayudar a Sunset? ¿Sunset irá al baile o no, y cómo la ven emocionalmente?
¡Esto y más sabrán en el próximo capítulo! El cual espero y anhelo esté para el sgt viernes xP pero ya saben, se dan la vuelta si lo subí y si no, quedaría para el otro viernes asegurando que valdrá la pena la espera ;)
Como siempre, un gran fin de semana, dejen review, gracias por seguir la historia y…
¡Sunny Honey, fuera!