The Legend of Celestia: Twilight Princess
Chapter 15
Previous Chapter Next ChapterDe tal Portadora tal Titán
Maud iba abrazando a la pobre Pinkie, que no podía ni moverse bien por culpa del fuerte abrazo de su hermana.
—Ehem… ¿algo de ayuda? — Preguntó la poni rosa.
Midna miró hacia las dos hermanas.
—Señorita Maud, aunque comprendo su preocupación, por lo menos déjele algo de movilidad a su hermana menor; estamos en una mazmorra con monstruos peligrosos, si no te mueves lo suficiente, adiós. Sin mencionar que es una mazmorra de fuego así que…
Maud no se hizo rogar aunque no dejaba de dirigirle miradas furtivas a la salida. Entonces como de la nada el suelo comenzó a temblar.
—¿Eso qué anuncia? — Gritó histérica Maud.
—Nada bueno — dijeron los guerreros de Hyrule saltando al frente del grupo con espejos, espadas, spinners y piernas en alto.
Una manada de dinolfos y lizalfos rugió y se presentaron a la batalla.
—Cuando no, uno no puede meterse en un pozo de lava sin que estas cosas vengan a molestar — dijo Epona tomando una de las bombas y arrojándola con violencia contra un grupo cercano.
La enorme explosión lanzó lejos a los monstruos y Epona se lanzó con el spinner en alto dándole una buena sacudida a esas cosas, pero no por eso los había vencido.
—La única manera de asegurarte que acabaste con esas cosas es metiéndoles una espada en el corazón… o preferiblemente en el cráneo — gruñó Epona acabando con el más cercano.
Link tomó su Master Sword y la sacó levemente de la vaina como esperando. Los dinosaurios lo rodearon; entonces él tomó su gran espada y con un poderoso giro derrotó a los que estaban alrededor, que igualmente quisieron levantarse contra él; pero un segundo giro los despachó.
Finalmente Midna no se complicó la vida y los aplastó con las manos de piedra que convocaba con su Espejo de Sombras. Incluso a varios los arrojó hacia la lava.
—¿Entonces, avanzaos?
Las chicas asintieron y comenzaron a adentrarse en la mazmorra. Pinkie iba saltando junto a Maud cuando se dio cuenta:
—¿Notaron que ya no nos molesta que ellos vengan y maten criaturas frente a nuestras narices?
—Aparentemente se están acostumbrando a ver morir a sus enemigos. Bienvenidos al club de aventureros experimentados — dijo Epona aburridamente.
Las chicas intercambiaron una mirada de horror cuando comprendieron que era verdad, ¿pero qué clase de aventura era está en la que se habían metido? Se estaban insensibilizando.
Maud por su parte sólo pensaba en una cosa y se acercó decidida a los guerreros de Hyrule.
—Sus habilidades no son normales, me gustaría saber cuánto me cobrarían por mantener a salvo a Pinkamena durante esta mazmorra.
—Nosotros mantenemos a salvo a todos — dijo Epona como quien no quiere la cosa.
—Me refiero a no separarse de ella ni un solo instante — dijo Maud con dureza. — Nuestra vida está en juego y me gustaría mucho salvar la de mi hermana.
—No estoy de humor para tonterías, tu hermana recibirá el mismo trato que todos. Y no nos hables de dinero, estamos en una mazmorra y eso significa que en más de algún cuarto nos toparemos acertijo complicado sólo por un cofre con monedas — dijo Midna. — Que son útiles pero el proceso en sí entorpecería nuestra misión.
Maud puso una cara de pocos amigos, que no se diferenciaba mucho de su expresión de siempre pero de todos modos estaba muy molesta.
—Ya déjalo Maud, no vale la pena — dijo Pinkie. — Además Epona, Fi, Link y Midna nos han protegido muy bien durante nuestra aventura, sin mencionar que esta mazmorra está pensada para mí y cuando sea el momento me tocará a mí sola enfrentarme al jefe final.
—¡¿Qué?! ¡Nos largamos ya mismo Pinkie-Pie! Ningún miembro de mi familia vendrá y…
—Yo me quedaré a su lado si es necesario — ofreció Link tornándose en lobo. — Pero al momento de vérnoslas con el titán, tendrá que hacerlo sola.
—Ni hablar, Pinkie Pie no puede cargar con semejante responsabilidad y…
Link sonrió.
—Tu hermana es una de las ponis más fuertes y divertidas que conozco, Maud. Puede con todo; es por eso que esta mazmorra fue creada para ella. Tiene que probar que es digna, y lo es, de portar el Elemento de la Risa. Ella se queda Maud, no la subestimes; su fuerza no tiene comparación.
—¡Aw, Link! Eso es tan tierno… — dijo Pinkie acurrucándose contra él.
—¡Atrás mocosa, él está reservado! — Dijo Midna apartando a Pinkie con su cabello en forma de mano.
—¿Entonces ya están juntos? Menos mal, ya me preocupaba por ustedes chicos — dijo Fluttershy. — Son muy buena pareja, de verdad que sí.
—En serio que se habían tardado lo suyo — dijo aburridamente Epona. — Pensé que me iba a volver vieja antes que alguno diera el paso; en serio que si seguía escuchando a Link quejarse sobre cómo no tiene el valor de confesarse me iba a suicidar del tedio, eso o lo hubiera hecho yo por él. Lo que ocurriera primero.
—Lo mismo con Midna — dijo Sweet Fog. — El héroe que nos salvó; un gran amigo… el chico perro. Por mucho que la Princesita quiera ocultarlo, era obvio que le gustara y…
—¡Bueno ya! — Gritó Midna con una venita de irritación en la sien. — Sí, ahora estamos juntos, no hay que hacer un circo del asunto. ¿Podríamos concentrarnos? Tenemos una mazmorra que ganar para seguir avanzando.
Al final comenzaron a avanzar aunque los chistecitos seguían. Esa maldita mazmorra era un verdadero horno, sin mencionar que los monstruos caloríficos eran una verdadera molestia. Entre tantos había enormes bestias como lagartos que se arrastraban por el suelo y exhalaban fuego; además de los filosos dientes con los que atacaban a los héroes. Epona como siempre era algo impulsiva y decidió lanzarse con todo y Spinner contra el lagarto, un dodongo, pero la bestia dio un poderoso coletazo derribándola de su arma y la yegua cayó hacia atrás mientras que su zurrón se arrastraba lejos.
El dodongo abrió las fauces listo para morder a su presa, cuando Applejack llegó corriendo con el zurrón en la boca, revisando qué podía hallar y arrojó lo primero que tuvo a su alcance: una bomba. El dodongo se sorprendió con el ataque repentino y de una dentellada tragó lo que Applejack le había arrojado. El efecto fue inmediato: el monstruo se quedó congelado unos instantes hasta que dio una gran vuelta y echaba humo por los oídos.
—¡Rayos, va a explotar! — Gritó Epona arrojando a Applejack lejos.
Efectivamente el dodongo estalló sin remedio. Applejack se quedó en shock por lo que había hecho.
—Felicidades, mataste tu primer monstruo — dijo Epona dándole una amistosa palmadita en la espalda.
—¡¿Sólo eso dirás?! — Gritó Applejack. — ¡Por dios, maté algo! ¿Qué clase de poni soy? Tomé una vida, tomé una vida…
Epona se armó de paciencia y miró fijamente a Applejack.
—¿Y por qué lo hiciste?
—Porque… bueno, te vi en peligro y no iba a permitir que la cosa esa te dañara. Tú simplemente eres demasiado importante para mí Epona, una de mis mejores amigas y fuera de tus costumbres de aventurera salvaje me caes bien y…
Aunque sonrojada, Epona le sonrió a Applejack.
—Precisamente, lo hiciste porque alguien importante para ti iba a morir, no hiciste nada malo querida amiga, esto no fue un crimen capital. Sólo te precipitaste y no controlaste tus acciones pero eso… ¿y eso qué? Me alegra mucho que me hayas salvado, amiga mía.
Y le dio un beso en la mejilla antes de volver a montarse en el Spinner.
—No te tortures con boberías — dijo Epona avanzando. — ¿De acuerdo?
Applejack no supo qué decir, ni se percató de la risita de Midna. De no ser porque Link estaba hasta el final del grupo cuidando de Pinkie Pie, le hubiera comentado que tal vez había otra pareja en proceso. Pero de todos modos decidió concentrarse en la mazmorra, pues no olvidaba la expansión del Twilight.
Finalmente entre diferentes avances llegaron a un extraño recinto en donde había una especie de pirámide con varios sectores de gradas; protegidos entre rejas con varios switchs tipo diamante entre ellos; y en la cima de la pequeña formación de rocas, había un cofre. Link lanzó una flecha contra uno de ellos y éste al activarse abrió una de las rejas, pero tras un sonido como de reloj, las rejas se cerraron.
—Switchs de tiempo — dijeron Fi, Midna, Link, Epona y Sweet a la vez.
—¿Y cómo se supone que le haremos? — Dijo Rainbow — Golpeamos el switch y corremos al tramo de gradas antes que se cierre la puerta, ¡dan como diez segundos! No es posible lograr algo así!
Fi examinaba la trampa.
—Tal vez haya una probabilidad comprando más tiempo. Si se deja una bomba junto al switch de tiempo, se puede avanzar mientras ésta explota activando así la puerta y se tendrán más segundos para pasar.
Rainbow la miró.
—Wow, se nota que tienen experiencia con mazmorras.
—Eso y quien fuera que diseñó estas tonterías se inspira mucho en Hyrule — dijo Epona. — ¿Quién se mete a esto?
—¡Lo hago yo! — Dijo Pinkie Pie. — No hay monstruos aquí, sólo inteligencia. Quiero probar yo.
Nadie puso objeción y entonces Pinkie corrió hacia la primera reja mientras que Maud activaba el switch; entonces la reja se abrió y Pinkie entró alegremente. Se topó con otro switch, pero ya sabía lo que había que hacer: ella colocó la bomba y corrió a toda velocidad el largo tramo de escaleras hacia la próxima puerta; y cuando sintió la explosión detrás de ella, imprimó más velocidad y llegó justo al último segundo cuando la puerta se cerraba tras ella. Sonriendo, repitió el proceso una segunda vez; con menos tiempo pero era divertido probarlo.
Finalmente una tercera y llegó ante el cofre, que muy sonriente decidió abrir; y una vez lo abrió, todas las rejas se desactivaron permitiéndole bajar con el cofre en el lomo para enseñárselos a sus amigas. En éste habían dos cañones como su cañón de fiestas; pero más pequeñitos y portátiles.
—¿Y esto? ¡Qué genial! ¡Cañones gemelos!
—Son simpáticos — dijo Link. — Aunque no veo su utilidad.
Un fuerte crujir como de llamas los puso a todos en alerta; y se levantaron a tiempo de recibir la amenaza. La habitación se llenó de torres de fuego que se movían en un mortal vaivén listas para aplastar al incauto que las desafió.
Una vez las vieron bien, se dieron cuenta que no eran torres; eran manos de lava ardiente.
Grandes manos de lava ardiente que se lanzaron contra los aventureros; que se lanzaron hacia todos lados para eludir el ataque de esas cosas.
—¡Genial! ¿Ahora qué? — Gritó Rarity. — ¡Soy muy joven para morir siendo cocinada!
Las manos se dirigieron hacia ella y Pinke gritó:
—¡Rarity!
—¡PINKIE NO! — Gritó Maud intentando detener a su hermana, pero ella ya se había lanzado y atacó con su nuevo objeto.
Del cañón surgió un chorro de blanca espuma que al contacto con las manos ardientes, las enfriaron transformándolos en piedra.
—¿Espuma de extintor de incendios? ¡Se ve divertido! — Gritó ella loca de contenta.
—Esas cosas se llaman Magmanos; y será mejor acabarlas mientras están en su estado solidificado — dijo Fi rápidamente.
Link no se hizo rogar, siguiendo la instrucción de Maud de proteger a Pinkie, se lanzó contra la torre de piedra justo en el instante en que comenzaba a resquebrajarse.
Una segunda magmano surgió de la nada lista para cocinar a Pinkie pero ella reaccionó rápido gracias al Pinkie-sentido y la apagó mientras que Link la destrozaba.
Repitieron el proceso varias veces hasta que por in los enemigos se fueron.
—Bien, he de admitir que tienes tus habilidades para cazar monstruos Pinkie Pie — dijo Maud. — No me gusta lo que haces, pero veo que no estás nada indefensa
Pinkie se abrazó a su hermana mayor.
—¡Te lo agradezco Maud! Sólo eso quería escuchar.
Maud le acarició la melena a Pinkie.
—Pero de todos modos quiero que no te separes del bípedo que se transforma en lobo.
—Link me protegerá, ya verás — sonrió Pinkie.
Entonces siguieron bajando, usando bombas para abrir caminos cerrados que casi siempre llevaban a bits, y al igual que casi todos, Maud estaba cada vez más harta de esas tonterías de hallar dinero. La única que no se quejaba era Applejack que sonreía y guardaba en su bolso las monedas que se iban repartiendo. Era genial, a estas alturas podría comprarle el nuevo arado a Big Mac… y quizá hasta una nueva mochila a Apple Bloom.
Entonces llegaron a un nuevo cuarto en donde una enorme llave colgaba sobre un pozo de lava, sobre la cual saltaban dos serpientes de fuego cruzándose entre sí y escupiendo una llamarada ante cualquier movimiento.
—Bueno, por suerte estas cosas no están entre plataformas flotantes en la lava. Eso sí era molesto — dijo Link.
—Y peligroso — terminó Midna. — ¿Cómo hacemos con ellas?
—Tal vez yo pueda encargarme — dijo Twilight lanzando un hechizo congelante contra ambas; que apenas las rozó comenzó a soltar vapor. Las cosas inmediatamente se sumergieron para recuperar su calor cuando Twilight hizo aparecer una gran roca sobre el charco de lava donde esas cosas estaban saltando.
—Listo — dijo ella muy orgullosa de sí misma. Desde su calabozo no había hecho mayor cosa durante la aventura más que ofrecerles su casa a los guerreros de Hyrule y quería sentirse útil.
Desgraciadamente ese intento falló cuando Rarity simplemente usó su cuerno y levitó hacia ellas la llave.
—Twilight, querida, ¿y no era más fácil hacer esto desde el principio?
Twilight no supo qué decir, se quedó congelada por la sorpresa.
—Pues ahora que lo dices…
La gran mayoría hizo un face-hoof pero no le dijo nada a la alicornio; estaban demasiado acalorados en esa maldita mazmorra como para replicarle.
Entonces la tierra tembló y las dos serpientes nadadoras de lava saltaron fundiendo la roca que había creado Twilight y se lanzaron contra las agresoras.
Link se protegió con su escudo Hylian, usando la técnica secreta de golpe del escudo; para desorientar a las cosas y luego partirlas a la mitad con un ágil movimiento; siempre para que no tocaran a Pinkie.
Avanzaron hacia un tramo de escaleras.
—Según mis cálculos, este es el último; si seguimos bajando vamos a terminar en el centro de la tierra — dijo Fi tranquilamente.
Fue así como el grupo entero llegó a la parte más baja de aquella mazmorra del infierno (hablo del calor, claro) abriendo la puerta con la Llave del Jefe, listas para lo que sea. Cuando entraron sintieron como si una brisa gélida las golpeara de sorpresa, pero pronto se dieron cuenta que era porque era una habitación con aire acondicionado.
—Maestra, ¿esto no le parece raro? — Le preguntó Fi a Midna, pues Link estaba lejos aún en la misión de proteger a Pinkie a como diera lugar.
Midna gruñó.
—¡Deja de llamarme así, con un demonio! Y no, luego del tal Flutterax todo me parece normal.
Fi asintió secamente mientras que el grupo entraba a la mazmorra; revelando entonces lo que parecía ser un payaso hecho de roca volcánica.
—Wow, está bonito — dijo Pinkie observando.
—¡Muchas gracias! Tú tampoco careces de encanto, mortal — respondió la estatua de pronto, cubriéndose de grandes llamaradas. — Me llamo Pinkox, Titán de la Risa. ¿Quién quiera una FIESTA?
Cientos de luces se encendieron por toda la estancia revelando una gran cantidad de dulces a disposición de cualquiera, una enorme pista de baile, el juego de pescar manzanas, el juego de ponle la cola al poni y muchos más.
—Wow, simplemente wow — dijo Pinkie Pie. — ¡Y esa pista de baile se ve profesional! Has hecho un gran trabajo con ella, señor Pinkox.
El titán se inclinó divertido.
—¿Pista de baile? ¡Es una pista de combate señorita Pinkie Pie! Es para que usted y yo peleemos por el honor, ¿no se supone que debe de vencerme?
Pinkie se emocionó con los cañones gemelos.
—Oki-Doki-Loki, no tendré piedad así que es el momento de actuar señor Titán Pinkox.
—¡Así me gusta! ¡Maestro, mucha música!
Comenzó a sonar un equipo de sonido quién sabe dónde mientras que Pinkox saltó a la pista ya listo.
—Los demás que disfruten la fiesta si quieren, Pinkie Pie y yo nos encargaremos.
Pinkie iba a saltar cuando fue retenida por Maud.
—Pinkie, no.
—Maud, lo siento pero esto es algo que debemos hacer todas por el bien de Equestria. Ya estuve al margen en esta mazmorra por respeto a ti hermana mayor, pero hay cosas que debo hacer sola.
Maud al final la soltó a regañadientes; pero ya se le había advertido que al último momento Pinkie tendría que luchar por su cuenta. Entonces Epona le ofreció un frasco a Pinkie.
—Toma, por si las cosas se ponen…
—¡No hay problema Epona! Yo tengo mi Pinkie-sentido. No será fácil vencerme.
Entonces Pinkie saltó a la pista, estaba lista. Pinkox sonrió.
—¡Sólo como un último agregado!
Y se vendó los ojos.
—¿Seguro que quieres luchar con los ojos vendados? — Le preguntó Pinkie a Pinkox. — Yo no quiero ganar injustamente, una batalla es una batalla.
Pinkox se encogió de hombros y mostró su enigmática sonrisa.
—Vamos mocosa, no me subestimes. Tú tendrás los cañones gemelos pero yo tengo uno o dos trucos bajo la manga. ¿Entonces quieres o no luchar contra mí? El divertido juego comienza a la cuenta de tres. ¡Uno, dos, tres!
Pinkie gritó muy emocionada y disparó sus dos cañones gemelos contra Pinkox, que tranquilamente se hizo a la derecha, colocándose justo entre el fuego de ambos cañones que lo pasaron rozando como si nada. Pinkie retrocedió muy sorprendida y entonces Pinkox saltó muy alto y gritando de alegría gritó:
—¿Saben qué amerita esto? ¡UNA FIESTA!
Giró como loco en el aire soltando lo que en un principio parecían divertidos globos y serpentinas; pero en realidad eran enormes rocas volcánicas aun ardiendo y chorros de lava ardiente. Pinkie gritó y como pudo eludió aquello pero no pudo evitar chamuscarse la cola. Por suerte su Pinkie-sentido le advirtió de la mayoría de los ataques de Pinkox.
—Wow, tú sí eres bueno — dijo Pinkie Pie disparando uno solo de los cañones contra Pinkox, que una vez más se hizo elegantemente hacia un lado eludiéndola por completo.
Maud levantó una ceja, todo esto le sonaba, pero mejor no decir nada hasta estar segura.
—¿Te pasa algo? — Preguntó Midna.
—Nada, es sólo que… tengo que estar segura, olvídalo — dijo Maud.
Pinkie por su parte seguía utilizando su Pinkie-sentido para no ser tocada por los brutales ataques ardientes de Pinkox, y el colmo era que la lava se estaba acumulando en la plataforma y casi no había terreno seguro. Pinkie estaba desesperada, de acuerdo, seguía disparando los chorros de espuma blanca para extinguir las llamas del Titán pero era muy difícil, y lo peor era que no podía atinarle no sabía por qué. Aunque tratar de darle por la espalda, el Titán se movía ágilmente hacia los lados como si nada, ¿cómo sabía?
Entonces, luego de diez agonizantes minutos en donde veía a su hermanita correr desesperadas de llamas sin poder contraatacar como se debe, Maud gritó:
—¡POR FAUST, DATE CUENTA PINKIE! ¡TIENE UN SEXTO SENTIDO PARA EL PELIGRO IGUAL QUE TÚ!
Pinkie frenó en seco muy sorprendida, pero en ese momento eludió un ataque de más "globos" de roca ardiente y "confeti" de lava que fue lanzado contra ella…precisamente alertada por su Pinkie-sentido.
—¡Claro! ¿Cómo no me di cuenta antes? ¡Eso es trampa señor Titán!
—¿Trampa? — Se indignó el Titán. — Pero mi querida Pinkie Pie, tú lo usas contra mí igual, ¿no? no es algo que podamos controlar, simplemente viene con el paquete de ser nosotros; niñita. Piénsalo: de tal portadora tal titán, ¿o era al revés?
Pinkie eludió dos rocas ardiendo más y sonrió. Era cierto, y ahora que lo sabía…
—¡MAUD! Necesito tu ayuda, como en los viejos tiempo. Pero sólo tú. ¿De acuerdo señor Pinkox?
—Tus amigas también hubieran valido, siempre y cuando no sean esos monstruos de Hyrule.
Maud no se hizo esperar, se lanzó a aquella pista de baile para derrotar al payaso en llamas, cuando una fuerte mano la retuvo. Era Link que le dijo algo que ella no entendió.
—No te entiendo lo que me dices, y no tengo tiempo a que te transformes en lobo. ¡Tengo que ayudar a mi hermanita!
Link tampoco entendió lo que le decían pero de todos modos puso un frasco en uno de los bolsillos de Maud y la dejó ir. Le dio una pequeña ayuda, claro, ¿pero qué era?
Ya lo averiguaría después, corrió justo para que Pinkie la salvara de una roca a punto de aplastarla. Pinkie la miró seriamente:
—Maud, aunque necesito tu ayuda ten cuidado. Tú no tienes sexto sentido para el peligro.
Maud torció el gesto al tiempo en que se separaban de un chorro de lava y varias rocas.
—¿Entonces qué se supone que debo hacer? ¿Y para qué me quieres?
Pinkie le arrojó uno de los cañones gemelos a Maud y luego disparó contra el Titán. El Titán lo eludió divertido y soltó una lluvia de pequeñas rocas volcánicas contra Pinkie. Maud gritó y disparó con su propia espuma para apagar incendios. El ataque derribó a Pinkox, que rodó por el suelo y se levantó sonriente.
—¡Oigan, eso no fue nada amable! — Dijo lanzando un chorro de rocas ardientes contra cada una de sus oponentes.
Maud apenas si pudo huir de aquel ataque brutal mientras que Pinkie se valía de su Pinkie-sentido para moverse con tranquilidad sin ser rozada siquiera. Entonces ella levantó su cañón y disparó; Pinkox lo eludió. Pinkie hizo un puchero y esquivó las rocas gigantes con las que el Titán contraatacó. Maud miraba su cañón y luego disparó.
Pinkox lo eludió otra vez sacándole la lengua a Maud (muy al estilo de Pinkie Pie) cuando gritó del dolor cuando Pinkie le alcanzaba por la espalda con su propio cañón. Molesto escupió una gran llamarada contra Pinkie; pero ella por supuesto la eludió, era un fastidio.
—¡Es hora de bañarse maloso apestoso! — Gritó Pinkie Pie respondiendo a una nueva llamarada con un chorro de su espuma para incendios. Ambos estaban mirándose el uno al otro, divirtiéndose de veras pero sin tener la menor intención de perder.
Entonces Maud sonrió y respondió con otro chorro por el costado. Pinkox gritó de dolor y ambas hermanas se separaron y contraatacaron describiendo un círculo alrededor de él y disparando cada una desde un lado opuesto. Pinkox estaba más molesto que nunca.
—Es exactamente igual al Pinkie-sentido — sonrió Pinkie Pie. — Muy exacto pero si tratas de predecir dos peligros simuláneos…
—Falla por completo — dijo Maud contenta, ella conocía a Pinkie Pie desde siempre y también conocía la debilidad del famoso Pinkie-sentido.
Pincox se elevó y dejó caer enormes piedras ardientes sobre todo el lugar; ambas hermanas se arrejuntaron como pudieron en el punto en el que Pinkie sabía que las rocas no las aplastarían; pero una vez éstas dejaron de caer, Pinkox se dejó caer con todo justo en ese punto, pero Pinkie también estaba alertada y empujó a su hermana lejos del punto de impacto. Era divertido, así que Pinkie disparó hacia arriba cuando se elevó para aplastarlas con su propio cuerpo de lava solidificada una vez más.
Maud por su parte también disparó, aunque un poco antes que Pinkie; captando de este modo la atención del titán y esta vez la poni terrestre no pudo eludir el enorme cuerpo que se le vino encima. Cayó abrasada por las llamas que rodeaban el cuerpo de roca de Pinkox.
—¡Maud! — Gritó Pinkie Pie asustada corriendo hacia su hermana mayor.
Achicharrada, Maud sólo pudo atinar a toser.
—Pinkie… lo lamento… juré que te protegería en este maldito lugar y…
—¡No Maud, esto fue culpa mía! — Lloró Pinkie. — ¡Yo fui la que tuvo la brillante idea de usar el punto débil del Pinkie-sentido contra él! ¡Todo esto es culpa mía! Por favor Maud, hagas lo que hagas quédate conmigo. ¡Hermana no me dejes por favor!
Maud cerró los ojos y no volvió a abrirlos.
—¡No! ¡Por el amor de Faust no! — Gritó Twilight.
—¡Por favor que sea una ilusión! ¡Es demasiado horrible! — Lloriqueó Fluttershy.
—Esto… esto no puede terminar así — dijo Applejack.
Incluso Rainbow, que era una chica muy ruda no pudo evitar dejar escapar unas cuantas lágrimas pero eso sí: no pudo decir nada. Todo esto era muy pero muy horrible, incluso Rarity sollozaba sin poderse controlar. Maud, ¿por qué Maud?
Los únicos que permanecían tranquilos eran el grupo de Hyrule. Epona incluso miró a Link como preguntando.
—Oye viejo, ¿cómo sabías que la poni esa iba a necesitar esa cosa?
—¿Qué quieres que te diga Epona? Has sido mi compañera de aventuras tanto tiempo que a estas alturas ya deberías saber que no puede ser una de mis aventuras sin que algún hada esté involucrada. Si no aquí la utilizaría en el próximo templo; o bien el reto final que seguramente aparecerá cuando terminemos con todo estoy.
Midna hizo un pequeño facepalm pero se rio divertida. Conocía bien a Link y sabía que hablaba en serio. Las chicas justo iban a preguntarles si no tenían corazón, si no estaban tristes por lo que acababa de suceder; cuando de repente ocurrió lo imposible. Una pequeña esfera de luz con dos alas se levantó del cuerpo frito de Maud y bailoteó a su alrededor con gran fulgor. Maud abrió los ojos de repente; curada de todas sus heridas.
—¿Qué pasó?
—Como lo dijo Link: no puede ser una de sus aventuras sin que un hada esté involucrada — sonrió Epona.
Maud no supo qué decir, ni tampoco las demás; y Pinkox mucho menos. Se sentía mal por la pobre mortal… ¿y de pronto estaba con vida otra vez? ¿Pero qué clase de monstruosos poderes eran portados por esos tales guerreros de Hyrule? De todos modos no tuvo tiempo de preguntar porque justo en ese momento dos chorros de espuma contra incendios le dieron de lleno; estaba tan concentrado en qué demonios ocurría que no notó la llamada de su Pinkox-sentido.
Rearmadas y listas para ganar las dos hermanas Pie dispararon con todo; bailando alrededor de él disparando a la vez y atinando aunque sea uno. Pinkox iba perdiendo la intensidad de sus llamas; pronto sólo sería un montón de rocas. La batalla siguió con la misma intensidad por un tiempo cuando finalmente Pinkox cayó al suelo, ya sin calor alguno emanando de su cuerpo.
Estaba vencido pero feliz.
—¡A esto lo llamo yo un baile de fiesta! Me han vencido limpiamente… o casi, sigo sin entender qué fue lo que los guerreros de Hyrule le hicieron a la mortal.
—Es cierto, ¿cómo me devolvieron a la vida? — Preguntó de pronto Maud.
Link como si nada mostró su segunda y última hada, que cargaba en su zurrón y dijo algo inteligible para la yegua.
—Link dice que se llaman hadas y que tienen esa virtud — sonrió Pinkie Pie, contenta de poder entender ya a Link junto con el resto de sus amigas; y siempre y cuando cargues una contigo, no importa que te descuides aventurando, porque esa cosa te traerá de vuelta a la vida. Aunque tenerla contigo no significa que debas comenzar a arriesgarte así como así.
—Deberías seguir tu propio consejo — dijo Midna medio fastidiada.
Link se rio con ganas y le dio un beso en la mejilla. La twily se sorprendió bastante pero se sonrojó complacida.
—¿Y eso?
—Tenía ganas de celebrar, además aunque no lo demuestres… en el fondo me adoras Midna — bromeó Link.
La Princesa del Twilight estuvo a punto de responderle como debía pero se la pensó mejor y lo rodeó con su brazo, no le importaba mucho bromear con ello ya que por algo habían comenzado a salir oficialmente.
—¡E interrumpiendo esta bella escenita, los guiaré a la salida! — Dijo Pinkox haciendo un exagerado ademán hacia una puerta entre tanto bocadillo. — Sólo les queda un templo, espero que estén preparados; aunque si han llegado hasta aquí es porque así es. ¡Mucha suerte guerreros de Equestria y guerreros de Hyrule!
El grupo sólo le dedicó una sonrisa al titán, y se dirigieron hacia la salida orgullosamente. Un templo, sólo un templo más; aunque en el fondo Link y Midna sabían que después de los templos venía un jefe final y se morían por luchar contra él. Bueno, así era la vida el aventurero; tendrían que acostumbrarse.
¡Gente! Sé que fue medio forzado lo del hada y Maud, pero prefiero tomarme la situación con buen humor y por eso puse esa conversación; pero es en serio, tenía que poner un hadita. Un Zelda sin haditas es algo así como una dona sin agujero, ¿no les parece? Mazmorras de fuego, las odio por lo difícil pero son hermosas y geniales al momento de pasarlas; de mis partes favoritas de todos los Zeldas.
Chao; nos leemos!