Mi pequeña parodia: El Humor es Mágico (y la soda también)
Chapter 2: Bic Macintosh: No vamo' a trabaja'
Previous Chapter Next ChapterBue, acá va otro…
Bic Macintosh, alias Rodolfo Zapata: "No vamo' a trabajar"
(como siempre, les dejo el link de la canción: watch?v=crdVBKyjnDE&spfreload=10)
¡Vieran cómo se le suelta la lengua, a Bic Mac, el gran semental rojo, después de unos cuantos vinitos! ¿Qué de dónde puede haber sacado vino? Ij, los más calladitos son los peores, dicen por ahí las malas gentes, y algo tienen de razón. Lo que ustedes no saben, es que cada fin de semana, una vez que se escucha a la abuela Smith roncar de arriba y de abajo, si me entienden, Bic Mac se escurre de su cuarto, muy silencioso, tanto que ni un pedo se escapa, por medio de una puerta trampa bajo su cama, que le da acceso a un túnel secreto, y de ahí derechito a la taberna en las afueras del pueblo.
Juntarse con sus amigos borrachines los sábados a la noche compensaba el duro trabajo en Sweet Apple Acres, y nadie tenía derecho a reprocharle que se gastara mensualmente una parte de su comisión de la venta de manzanas en tragos, camareras, partidos de truco (juego de cartas, pa'l que no sabe), y unas guitarreadas que los hacía partirse de risa, porque algunos, más borrachos que otros, no daban pie con bola con la letra, o lo mismo con la música, y terminaban cantando tales gansadas que sus compañeros, empedados igual o más que ellos, sólo les salía reírse, y reír hasta llorar, o llorar hasta reír. Eran unas juntas tales que hubieran producido horror hasta los que menos se horrorizaban. Pero mientras no los descubrieran esposas, madres, tías o abuelas, daba lo mismo.
Circulaba vino, un reciente y poderoso negocio descubierto por los hermanos Flim y Flam, del cual tenían una nula competencia, y el éxito de las primeras ventas les proporcionó los recursos suficientes para saldar la deuda de esa máquina que hacía sidra, que deberán disculparme, pero no me acuerdo el nombre, y como no me da la gana de averiguarlo, y como sé que ustedes saben que yo sé, ni modo. La cosa esa con el seis mil, y no sé más, bueno, a seis mil revoluciones se ponían los potros que probaban el vino, y entonces los hermanos vendedores se pudieron recuperar de la crisis… y sin subsidios ni planes sociales.
La cantina, a su vez, era un sucursal de la red de bares que había instalado Iron Will, y no me pregunten por qué, este no es un fic serio, y cualquier puede caer en la volteada.
Bien, yendo al tema que nos compete, después de bajarse media docena de botellas de litro, y para colmo el vino se llamaba "Toro viejo", bien añejo, y abrazado a Berry Punch (Bic Mac creía que era Cherrilee, pero supongamos que el alcohol tiene algo que ver en esto), que era la única yegua capaz de compartir la alegría de una buena mamurria, ya veía doble, y le preguntaba a Berry cómo se llamaba su hermana, que era igualita a ella.
De debajo de la mesa, salió un desacatao' que literalmente le lanzó a Bic Mac una guitarra, como para que la agarrara en el aire, y no se pudo entender bien, en su dialecto etílico, qué quiso decir realmente, sonó como "una buena payada", y eso fue lo único que se entendió. En medio de la confusión, la guitarra la cazó la yegua púrpura, y ella tranquilamente se habría podido poner a cantar, que habría tenido seis minutos de fama musical antes de que los sementales se dieran cuenta del error.
Pero como a ella no le gustaba tocar instrumentos de música, ella le iba más por el lado cantoral, se la pasó a Bic Mac, y todos lo alentaron a que subiera al mini podio de cantautores de la media madrugada, preparado tanto para esa clase de shows como para otros más refinados. Se tomó todo su tiempo para acomodarse en el taburete, (cosa nada sencilla para un tipo de baúl amplio, y con falta de equilibrio). Una vez que se familiarizó con la cosa con cuerdas que le habían pasado, se aclaró la garganta, se enderezó, cual payador serio y cuerdo, carraspeó un poco, y todos tenían la vista fija en él, cantinero y mozas incluidos, los únicos verdaderos sobrios desde que el negocio abría hasta que echaba afuera a los borrachines y cerraba las puertas.
-¡Canta sobre el trabajo! – se escuchó por ahí, y no podemos deducir si era una voz masculina debilitada por la borrachera, o una auténtica voz femenina.
Bic Mac lo pensó, lo pensó, lo pensó, y en vez de un Eeeyup, como ustedes sabrán que suena, ensayó unas notas en las cuerdas, y cuando le encontró el ritmo, arrancó a cantar, y todos los que no los tenían ocupados, los seguían con los cascos, palmeando cualquier cosa como para colaborar con los aplausos.
No vamo' a trabajar
No vamo' a trabajar
No vamo' a trabajar
No vamo' a trabajar
BEERPPPP (eructo al estilo Barney Gómez)
Palmas y vítores, palmas y vítores, porque lo que más soñaba la mayoría de los potros allí reunidos con el humilde propósito de empedarse, y olvidarse de sus responsabilidades, era precisamente no ir a trabajar. Bueno, bueno, bueno, por lo menos los que no disfrutaban realmente de ir a trabajar, como uno que otro pegaso desmayado por ahí.
Eeeeeeesta nos gusta a todos eh! – soltó Macintosh, y prosiguió:
BEERPPPP (en respuesta general)
Lunes si, primer día de semana,
Seria una macana si vamo a trabajar… (menguan los aplausos)
no vamo' a trabajar, no vamo' a trabajar…
no vamo' a trabajar, no vamo' a trabajar… (aumenta el jolgorio)
Moviéndose al ritmo, los que pueden lo acompañan en el canto, los demás mueven los cascos sin sentido, y uno que otro, babea en la mesa, pero siguiendo la melodía con las orejas.
Martes si, del lunes día siguiente,
Y por lo consiguiente, no vamo' trabajar, (un calendario salió volando)
no vamo' a trabajar, no vamo' a trabajar…
no vamo' a trabajar, no vamo' a trabajar… (viva la pepa!)
BEERPPPP!
Miércoles si, es mitad de semana,
Cumple años mi hermana, (de algún lado, salió una foto del cumpleaños de Apple Bloom)
no vamo' a trabajar, no vamo' a trabajar…
no vamo' a trabajar, no vamo' a trabajar… (se nos empieza a emborrachar el narrador)
BEERPPPP! BEERPPPP!
Jueves si, pero anunciaron lluvia, (dos pegasos asintiendo, alguno hizo una nube, y la nube hace llover sobre un unicornio roncando a diestra y siniestra, el cual ni mosca, mientras sigue la estrofa)
Si uno bien lo estudia,
no vamo' a trabajar, no vamo' a trabajar…
no vamo' a trabajar, no vamo' a trabajar…
Viernes si, al otro día es sábado
Pa' conseguir asado, (supongamos que en vez de carne es, qué sé yo, imagínense una comida vegetariana que quede bien a las brasas)
no vamo' trabajar,
no vamo' a trabajar, no vamo' a trabajar…
Sábado si, se trabaja medio día (UUUHHHH, SÁBADO, WIWIIIIII)
Total por medio día pa que vamo' a trabajar, (te juro, yo me preparo toda la tarde para la conga!)
no vamo' a trabajar, no vamo' a trabajar…
no vamo' a trabajar, no vamo' a trabajar… ( el narrador está borracho, está borracho, está borracho ֆ )
BUUUURRRRRRRRRRRPPPPPPPPPP
Domingo si, no es día de trabajo, ( los sábados a misa, lo domingos también )
Es justo y obligado tener que descansar, (yo le sigo de laaaaargoooooo….)
no vamo' a trabajar, no vamo' a trabajar…
no vamo' a trabajar, no vamo' a trabajar…
Y se nos pusieron todos muy alegres, ya nuestro narrador va por el décimo vaso….
No vamo' a trabajar
No vamo' a trabajar
No vamo' a trabajar
No vamo' a trabajar
Sigo escribiendo por escribir, pero describir lo que en esta taberna se tiene que vivir es como pelar maní con un fusil y se me fue la teoría al redil y ya bailo como un borrachín y se me vuela el bombín… Beeerrpppp (otro eructo estilo Barney Gómez, lo mismo que todos los anteriores)
Salimos todos abrazados de una juerga que no se acababa, y de ya no sé dónde seguía viniendo una jarra de vino, y Bic Mac y Berry Punch a las risas, sin la menor idea de lo que hacían, como yo aquí. *hip* *hip*
*desatándose un hipo desenfrenado*
Y nos dieron las diez y las once… *hip*
Las doce y la una… *hip*
Y las dos y las tres… *hip* *hip* bleeeeeeeeeehhh (alguno devolvió por ahí, creo que en una madriguera de conejo)
Si me preguntan si perdí algo, sí, perdí el equilibrio. Pero el pedo se me fue tan pronto como vi dos figuras en el horizonte de la noche que se iba, y calculo que mis compañeros igual.
-¡Así que por eso te veíamos tan chafado los domingos a la mañana!
Ni idea quién gritó, pero yo por lo menos no quería caer presa del lazo de Applejack, o toparme con la chancleta de la abuela Smith, (¡eso daba miedo cuando era más joven! Ver a tu mamá o a tu mamá con la chancla o el cinturón eran un claro presagio de desgracia corporal).
Así que… ¡patitas pa qué las quiero!
Al otro día me desperté en la casa de Fluttershy, y la verdad es que no puedo terminar este relato porque realmente no sé cómo acaba… pero sí soy consciente de cómo empezó mi resaca…