El Legado de Star Swirl
Chapter 11: Capitulo 10: Promesa
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Capitulo 10
Hola a los que aun siguen la historia. Hace como veinte días que no subía un capitulo de esta historia. Y pues… la verdad he estado tentada a dejarla, pues el fandom de MLP ya no me apasiona tanto, así que, esta sera el ultimo fanfic de MLP (Tal vez… Nunca se sabe :3) Pero bueno. No se si ya lo dije (Creo que no) pero tengo una pagina de Facebook. Así que, si quieres enterarte de mas a fondo de como escribo los fanfics, y porque me retraso tanto, dale Like :3, el link esta en la biografiá del canal. Sin mas que decir, que lo disfruten.
La sala del trono del reino dragón estaba en completo silencio. Apenas hace unos segundos, el ganador del coliseo, Andrew, se había marchado a su mundo. Dejando atrás a ese extraño y mágico mundo. Aunque no para siempre.
Reina – Supongo que, por el momento no tienen un lugar donde quedarse. Por favor, acepte quedarse en nuestro reino Princesa. Al menos hasta que la guerra, inevitablemente comience – Hablo con formalidad.
Twilight – Gracias por su generosa oferta Reina. Estaremos encantados – Dijo, con una cálida sonrisa – Aunque… La verdad preferiría que la guerra no ocurriera – Su voz sonaba triste – No quiero participar en algo tan horrible como una guerra. Y mas aun… si mi enemigo es mi hogar -
Rey – Te entiendo. Al ser la princesa de la amistad, debes odiar algo como la guerra – Hablo serenamente – Nosotros hemos vivido muchos años. Eramos niños cuando La gran Guerra se desato. Mi padre, el rey de ese entonces, lucho arduamente para, aunque no lo creas, parar la guerra. El no quería que ni yo, ni su reino fueras devastados por algo tan absurdo. Por suerte las princesas de Equestria se aliaron con mi padre, y detuvieron esa masacre. Se una cosa o dos sobre la guerra. Y como lo veo… no hay muchas opciones para pararla – Ese comentario entristeció a Twilight – Pero en ese entonces mi padre tampoco veía alguna forma de pararlo. Así que no se desanime, que, si el destino volvió a unir a una princesa de Equestria, y los reyes del Reino Dragón, es por algo -
Twilight – Tiene razón rey. Aunque no vea una forma de pararlo. No quiere decir que no haya una -
Reina – Ahora vete. Conoce un poco nuestro pacifico reino, o duerme un poco. Que tienes que estar lista para la guerra -
Twilight – Lo haré –
Y sin decir mas, Twilight y Spike se retiraron.
Reina – No conocía esa faceta tuya tan madura – Dijo, con una pequeña sonrisa.
Rey – Hay cosas que no sabes sobre mi. Mi reina – Dijo, para después darle un pequeño beso.
Reina - "Suspiro" Eso fue hace tantos años… pero aun lo recuerdo – Dijo, con una expresión triste – Que curioso… en tres días es el aniversario de la guerra… y también el día que... – Dejo de hablar, para contener sus lagrimas.
Rey – No llores preciosa – Dijo, mientras se levantaba de su trono, para abrazarla – Me duele verte así -
La ahora vulnerable reina escondió su rostro en el cálido pecho de su amado, mientras los amargos recuerdos de la guerra, regresaban a su mente, sin poder detenerlos.
Reino dragón. Muchos años antes.
El brillante sol de la tarde estaba majestuosamente puesto en los cielos. Mientras las nubes se movían lenta y rítmicamente, gracias a las cálidas corrientes de aire.
A lo lejos se podía ver un pequeño reino. Con paredes grandes y gruesas, las cuales protegían a la raza que ahí viva. Los dragones. Criaturas grandes y feroces, que inducían temor a sus enemigos.
Pasando las grandes murallas de piedra, los dragones paseaban pacíficamente. Risas y rostros alegres se podían ver en las calles.
En una de las muchas calles, un pequeño dragoncillo corría a toda prisa. Esquivando a los dragones que paseaban por las calles.
El pequeño, con tanta prisa, no noto que estaba apunto de chocar con un dragón. Y la inevitable colisión ocurrió.
Dragón - ¡Hey! ¡Fijate por donde!… - Su rostro de enojo cambió, al notar con quien había chocado - ¿Príncipe?… Oh, mil perdones, no sabía que era usted -
Príncipe – No, fue mi culpa – Dijo, mientras se paraba del suelo – Tengo algo de prisa. Lo siento – Dijo, y si mas siguió corriendo.
Luego de estar corriendo por un rato mas, y de esquivar a mas peatones. Al fin llego a su destino. Una pequeña casa. Hecha de bloques de piedra, con techo de madera. Como todas las casas. Y sentada en las escaleras se encontraba una pequeña dragona. Meciéndose de izquierda a derecha. Algo impaciente.
Príncipe - "Agitado" Lo siento… por la demora -
¿? - Al fin llegas. Llevo casi una hora esperando – Hablo con enojo.
Príncipe. - ¡Lo siento mucho! La prueba diez de las cien pruebas, fue mas difícil de lo que creí – Dijo, algo triste, por dejar esperando a su amiga – Me perdonas Lunar Claws – Dijo, mientras le lanzaba unos ojos de cachorro arrepentido.
Lunar Claws - "Supiro" Bien te perdono. Pero tienes que decirme que son eso de "Las cien pruebas de la flama real"… Por cierto… Un nombre muy largo -
Príncipe – Tehe dicho que no puedo decírtelo, aunque lo quisiera Claw… Si lo hiciera, en el mejor de los casos, me encerrarían en el calabozo del castillo -
Lunar Claws - ¿El castillo tiene calabozos? - Dijo, bastante sorprendida.
Príncipe – Jeje… Se supone que también es un secreto – Dijo, mientras se rascaba la nuca – Pero bueno. En el peor de los casos, me expulsarían del reino y me obligarían a vagar por el desierto -
Lunar Claws – Pero yo quiero saberlo – Dijo, inflando las mejillas.
Principe – Sabes – Se acerca a su oreja y le susurra – Si fueras mi esposa podría decírtelo -
Ese pequeño comentario provoco que las pequeñas mejillas de ella comenzaran a pintarse de un tierno color rosado.
Luna Claws - ¿Qu-Que cosas dices?… - Su rostro se puso cada vez mas rojo – Có-Como si fueras digno de ser mi esposo -
Príncipe – Jeje, me encanta ver cuando te sonrojas, te vez muy linda -
Las mejillas de la pequeña dragona comenzaron a arder aun mas, gracias al comentario del príncipe. La dragona no podía negar que estaba enamorada del joven príncipe. Su actitud amable, divertida y despreocupada le había atraído, a tal punto que, con la simple insinuación de ellos dos como una pareja, provocaba que sus mejillas comenzaran a arder y que su corazón latiera fuertemente.
Lunar Claws – Ahora por burlarte de mi, ya no quiero jugar contigo – Dijo, fingiendo enojo.
Príncipe - ¿Que?… O vamos Little Claws, no te pongas así -
Lunar Claws – No me hables… Además, te he dicho que no me llames Little Clows -
Príncipe – Solo lo dices porque te da pena. Pero sabes que te lo digo de cariño -
Una pequeña, he imperceptible sonrisa se formo en los labios de la pequeña. Era claro que le gustaba que le dijera así, pero también le daba pena que la gente lo escuchara.
Lunar Claws – Solo podre perdonarte… Si haces lo que yo quiera por… Una semana -
Príncipe - ¡¿Que?!… Una semana es demasiado. Dos días -
Lunar Claws – Cinco días -
Príncipe – Tres días -
Lunar Claws – Cuatro y es todo -
Príncipe – Mmm… Esta bien – Dijo, resignado – Tu ganas -
Lunar Claws – Bien, estas perdonado - Hablo con una sonrisa – Muy bien, mi príncipe sirviente… Vamos a jugar, que perdemos valioso tiempo -
Y como si nada hubiera pasado. Ambos dragones pasearon por las calles de la ciudad. Riendo y jugando. Aunque, de vez en cuando el pobre príncipe sufría las consecuencias de ser el sirviente de Lunar.
Mientras tanto, lejos del reino Dragón.
Sobrevolado el espeso bosque, dos criaturas voladoras, sobrevolaban el área cercana al Reino dragón, ambas criaturas tiraban de una carreta, la cual escondía su contenido con una manta gris.
Grifo 1 – Me sigue pareciendo un suicidio – Dijo, con temor en su voz - ¿Acaso no has oído las aterradoras historias del Reino dragón? -
Grifo 2 – Claro que si tonto. ¿Pero que podemos hacer?, si nos rehusábamos nos tacharían de traidores, además no nos quedaremos a tomar el te. Cando esta cosa haga su trabajo, nos vamos de aquí -
Grifo 1 - "Suspiro" Solo espero que no nos capturen -
Y sin muchos ánimos ambos grifos siguieron volando, con dirección al Reino dragón, donde cumplirían su misión.
De vuelta en el Reino Dragón.
Treinta y siete minutos mas tarde.
En alguna parte de la ciudad, cerca de la casa de Lunar Claws. Ella y el príncipe caminaban tranquilamente, mientras comían helado. Como todas las tardes. Hablaban y reinan entre ellos.
Lunar Clarw – Mmm… Estuvo muy bueno – Dijo, mientras comía el ultimo bocado de su helado – Sirviente… Te ordeno que me des tu helado – Exclamo, con una sonrisa malvada.
Príncipe – Estas loca. Siempre te terminas primero el helado, además, si comes mas engordaras – Dijo, mientras aguantaba la risa.
Lunar Claws – ¡Hey!… Eso no es cierto. Además eres mi sirviente, y te ordeno que me lo des -
Príncipe - "Suspiro" Tu nivel de maldad es impresionante – Dijo, dándole el helado – ¡Solo comelo!- Pronunció, casi a punto de llorar.
Después del drama del helado. Ambos dragones se dirigían a la casa de Lunar Claws, donde jugarían algunos juegos de mesa.
Ya estaban a casi nada de llegar a la casa de la dragona, cuando el caos comenzó. Pues en el cielo aparecieron dos grifos, cargando una gran carreta. En cuestión de segundos volcaron la carreta, dejando a la vista una gran cantidad de dinamita. La mecha que conectaba todos los cilindros estaba a centímetros de consumirse.
Una gran explosión resonó por toda la pequeña ciudad. En seguida un gran manto de fuego cubrió las casas que rodeaban la explosión, mientras que, en el lugar de la misma, solo había quedado un gran cráter y algunos escombros.
La onda de choque había tumbado a ambos dragones, los cuales habían quedado en shock.
Lunar Claw – Ma-Mama… ¡Mama, Papa! - Grito, mientras las lagrimas manchaban sus mejillas.
Lunar se levanto, y sin pensarlo dos veces corrió hacia el lugar de la explosión, seguido por el Príncipe.
Cuando al fin pudo alcanzarla solo encontró a la pobre dragona, arrodillada frente a los cuerpos de dos dragones adultos, cubiertos por escombros. Su mirada perdida en el cielo, y una gran cantidad de lagrimas en su rostro.
Sin pensarlo dos veces el Príncipe corrió hacía ella y la abrazo por la espalda, mientras recargaba la cabeza en su espada.
Lunar Claws –Solar… - Pronuncio el nombre del Príncipe - E-Ellos… Se-Seguían dentro -
Era muy extraño cuando le hablaba por su nombre, pues solo a los mas cercanos se les permitía saberlo. Además solo le decía así en su cumpleaños o en momentos muy dolorosos. Y este era uno de ellos.
El Príncipe se limito a abrazarla mas fuerte. Sabía que las palabras importaban poco en ese momento. Lo único que ella quería era sentir el calor de alguien. Alguien amado.
Desde ese día ambos se habían vuelos mucho mas cercanos que nunca. El terrible suceso había sido suficiente para convencer a sus padres de dejar que Lunar viviera en el castillo. Lo cual fue bastante sencillo.
Tiempo actual.
Lunar Claws – Ese día – Dijo, aun abrazando a su esposo – Me prometiste que estaríamos juntos siempre -
Solar Scales – Y desde aquel día lo he cumplido – Pronunció, segundos antes de darle un cariñoso beso – Eso me hizo quererte mas. Hizo que quisiera protegerte -
Mientras tanto, en otra parte del castillo.
En uno de las muchas habitaciones del castillo, una nerviosa princesa caminaba de un lado al otro, mientras el sonido de sus cascos resonaba por todo el cuarto.
Spike - ¿Que ocurre Twilight?, has estado así de nerviosa desde que salimos de la sala del trono –
Twilight - "Suspiro" Es que… No lo puedo evitar – Dijo, sentándose en la orilla de la cama – Me duele pensar que, si no encuentro una forma de demostrar que los humanos no son peligrosos, terminare envuelta en una guerra con Equestría -
Lo único que el pequeño Spike podía hacer era abrazar a Twilight, y rogar para que encontrara una solución.
Mientras tanto. Muy lejos del Reino Dragón.
Reino Grifo. Castillo.
En los enormes campos que conformaban el territorio de los grifos. Todas las tropas eran movilizadas, preparándose para la casi inevitable batalla. Pues la fugitiva Princesa Twilight aun no aparecía, y el tiempo se le comenzaba a agotar.
Anciano Fuego – Ya casi ha pasado una semana, ¡Y no hay rastro de la Princesa! - Grito de furia - ¡Esto es una perdida de tiempo! -
Anciano Tierra – Fuego esta en lo correcto. Ya casi ha pasado una semana, y la Princesa Twilight no ha aparecido. Y a este paso dudo que de la cara – Hablo con firmeza.
Anciano Agua – La paciencia es una virtud hermanos. Solo el tiempo dirá si la princesa aparecerá o no -
Anciano Aire – Ella es la Princesa de la Amistad – Dijo, ganándose las miradas de sus hermanos – Dudo que este a favor de la guerra. Si piensa detenerla, entonces tendrá que aliarse con alguien muy poderoso -
Rey Markles – En el pasado las princesas se aliaron con los dragones, y juntos detuvieron la guerra – Al fin hablo – Tal vez en el libro del destino esta escrito que ambas razas deben unirse para volver a detener la guerra -
Anciano Agua – Si eso es cierto, entonces el reto que tiene la princesa es muy grande. Pero cono dice Aire, ella es la Princesa de la Amistad, no creo que use el poder de los dragones para ganar la guerra, si no para detenerla -
Rey Markles – En cualquier caso – Dijo, levantándose de su asiento – Por ahora debemos preparar nuestras tropas. En una semana la guerra comenzara – Dijo, mientras caminaba a la salida.
La guerra esta a punto de empezar, y Twilight no tiene idea de como pararlo (Ya somos dos :U) Bueno… Espero que haya sido de su agrado. No olviden dejar su review y apoyar a este humilde escritor con un Like en la pagina, "MasterLarry"Bueno, nos leemos luego :3.