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Discord

by Filomental

Chapter 54: El inicio del fin 6

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Las explosiones que se producían en el centro del anillo central retumbaban en los oídos de Luna, la princesa de la noche observaba atenta cómo en la noche, de una duración ahora menor a un minuto, las luces producidas por las mismas se alzaban en lo alto, mostrando el espectáculo bélico de los ponis terrestres; sus ataques principales dentro de aquella dura defensa no se realizaban en las barricadas ni en los puntos de la muralla donde la artillería mermaba a las criaturas plantas, no, la concentración más grande de armamento y ataque en general se realizaba en el aire, los pegasos transportaban las bombas por todo el ancho y alto aire, el fuego lentamente consumía a la planta progenitora y esta a su vez se separaba de sus enmendaciones cortando las raíces que las interconectaban, apartándolas para así dejar de dividir su energía y centrarse en su propia autodefensa; el grosor de las extremidades llenas de troncos gruesos se incrementó, así como su número y tamaño en general, los tentáculos se hicieron mucho más grandes y finalmente, su cabeza comenzó a generar más y más capullos cerrados, cuando se abrieron liberaron todavía más esporas que antes, inundando el cielo y dándole unos segundos para recuperarse de la mayoría de los golpes.

Era inútil tratar de recuperar todo el tejido que ya había perdido, la mayor parte de su gran cuerpo se hallaba consumido por el fuego, adoptando un color negro, marchitándose, la materia base para generar el tejido planta que ahora poseía gracias al corte del subministro a sus hijas eran utilizados de la manera más eficiente posible, la mayor parte para regenerar partes de su cuerpo vitales para el funcionamiento de todo su cuerpo, también se utilizaba una gran cantidad para reforzar lo que quedaba de su cuerpo. Del mismo modo, algunos capullos se aparecieron en su cabeza, transformándose poco a poco se transformó en una lanzadera de semillas con un poder similar al de las carabinas de sus enemigos. Sus hijas ya no necesitaban de su materia base, ahora ellas podían sustraerla de su entorno, aunque con menos eficacia y con un tiempo de efectividad mayor. La planta primigenia entonces comenzó a ser asediada nuevamente, los pegasos habían utilizado el batir de sus alas para generar un viento capaz de retirar la pared de esporas que había liberado. Los ataques eran cada vez más concentrados, primero a la cabeza que a duras penas podía enfrentar el fuego con una sustancia líquida semejante al agua que liberaba a través de varios orificios creados en el corto lapso de tiempo que ganó.

Pero por mucho que aquella criatura y sus vástagos dieran batalla, las señales de su derrota eran cada vez más evidentes, la última oleada de criaturas se lanzó al ataque, era un combinado de todas las criaturas que hasta ese momento habían sido engendradas, desde las pequeñas ratas, sapos, hasta las tirano plantas y las criaturas sin nombre todavía quedaban, sin perder por un segundo su aspecto feroz; sus pasos hacían temblar la tierra, su decisión y entrega al objetivo fijado por el señor del caos se grababa en la memoria de la princesa de la noche que no podía sino analizar todo lo que sucedía; era una verdadera pena no poder ser partícipe de la batalla; lo único que lograría sería ponerse en peligro y no cambiaría nada, aún si lograse eliminar al señor del caos, aún si ayudara a Star Swirl, su tiempo no cambiaría. El único consuelo que tenía era ver a aquella planta gigantesca, monstruosa y ciertamente maravillosa, ser destruida con el uso de armas desconocidas hasta ese entonces y que por alguna razón no se conocían en el presente.

Todas las criaturas restantes se habían agrupado para atacar un solo punto, sus madres tendrían un destino no muy diferente al de la planta primigenia, no tenía caso defenderlas, además sus órdenes eran destruir los accesos al segundo anillo, eliminar a la mayor cantidad de ponis posibles y si era posible, continuar con el resto de los anillos. La ausencia de voluntad en su expresión no hacía sino quitarles todo rastro de emoción, todo rastro de un combatiente, sus movimientos torpes para un guerrero y más para una bestia no bastaban para hacer frente a los pegasos, unicornios o los ponis terrestres, su número era la única ventaja que poseían, pero ya habían perdido esta última.
La jugada final de las plantas comenzó como todas las oleadas pasadas, las criaturas de gran tamaño, vigorosas y con la capacidad de realizar una gran cantidad de daño a las barricadas eran eliminadas con la artillería, rocas envueltas en llamas, balas de cañón y flechas de hielo; las de mediano tamaño eran eliminadas con las carabinas que se disparaban por montones y fácilmente podían eliminar a dichas criaturas con un disparo certero. Las pequeñas desde luego avanzaban en grandes números, bastaba una bomba incendiaria para finalizar con miles de ellas, unos conjuros de protección también lograban un mismo efecto y su número se reducía drásticamente antes de llegar siquiera al acceso.

Una tirano planta fue la primera en llegar al acceso, sus fauces se cerraron en las rejas para tratar de doblarlas y así forzar una entrada para destruir aquella última defensa que impedía su paso al segundo anillo. A lo lejos la planta primigenia comenzaba a dar sus últimos movimientos de vida, sus tentáculos se quemaban, sus pétalos coloridos comenzaban a desprenderse, varios pedazos de su cuerpo se desprendían.

Un silencio enloquecedor se apoderó de los oídos de Red, un cañonazo cercano lo dejó aturdido y mientras todo ello ocurría, solamente podía percibir las imágenes de lo que ocurría, relentizada por la adrenalina que recorría su cuerpo, por la emoción del momento. Arañas hechas con ramas eran las primeras en cruzar, los colores café y rojo se extendían por una protuberancia que hacía las veces de abdomen y tórax. Al cruzar, inmediatamente saltaron sobre la barricada, para explotar y liberar de esta forma un líquido verdoso que olía cómo fruta podrida, al hacer contacto con la piel de los ponis, esta comenzaba a envenenarlos de forma lenta, los sapos que quedaban no tardaron en llegar, liberando un humo venenoso que de la misma forma, inhibía la mayor parte de los sentidos, logrando que los ponis afectados cayesen en un estado de inconsciencia. Seguidamente las ratas cruzaban por las rejas sin muchos problemas, una bomba incendiaria fue capaz de mantener a todo el pequeño ejército a raya, detrás de las rejas; no obstante aquello no bastaba para mantener a las criaturas de gran tamaño que trataban de abrir el acceso a fuerza bruta. La tirano planta finalmente perecía debido a otra bomba, mas su sucesor no desertaba en el cumplimiento del objetivo, las carabinas dentro de la segunda barricada comenzaban a hacerse sentir, eliminando a las criaturas de tamaño medio que se subieron sobre los cadáveres chamuscados de sus hermanos para continuar con la tarea encomendada por su señor.

El número de aquella oleada era reducido por las bombas, por la artillería y las brillantes movidas defensivas, las rejas de acero lograban contener el avance de la fuerza más letal de aquellas criaturas. Luna podía sentir que aquella batalla estaba ganada, a pesar del sacrificio de incontables ponis que se tuvieron que hacer en el trascurso de las diferentes oleadas. Pues a diferencia de la batalla que Discord hubiese estado realizando en quién sabe dónde contra Star Swirl y los ponis que se uniesen al intento de eliminarlo difícilmente podría tener un número equiparable en cuerpos muertos, en desolación y destrucción. Consciente de la victoria segura, la alicornio comenzó a ascender por el aire hasta llegar a lo alto de la muralla; cuando finalmente llegó, pudo ser testigo de los momentos finales de la criatura. Esta se retorcía de dolor y agonía, aun trataba de utilizar cualquiera de sus extremidades móviles para atrapar, eliminar a sus atacantes, pero a esas alturas sus fuerzas ya no alcanzaban para tratar con dicha empresa.

El fuego finalmente consumía todo su cuerpo, desde las raíces hasta aquella cabeza particular que lentamente adquiría un color obscuro. Su rugido final fue inaudible por la mayoría de los ponis excepto ella que trató de enfocar toda su atención en dicho sonido que expresaba el fin de una de las criaturas más asombrosas que había visto a lo largo de su vida. Tal criatura era obra de uno de los villanos más despreciables dentro de toda la historia de Equestria; Discord pagaría muy pronto todo aquello.

El caos que se había extendido por gran parte de la inmensa ciudad comenzaba a consumirse, algunos unicornios pudieron dar cuenta de ello, mientras se sorprendían por el hecho, comenzaban a dilucidar aquello por lo que habían luchado tan arduamente; observar cómo algunos de aquellos hechizos desconocidos en un proceso de reducción, hasta desaparecer era una señal buena. Tanto Luna como Celestia, desde los distintos puntos en donde se encontraban podían percatarse de ello, Luna en el anillo central, observaba el cuerpo de la planta gigantesca consumirse por el fuego, en las afueras, el cuerpo de Iniar continuaba quemándose, las criaturas hechas de planta daban sus últimas contracciones de vitalidad, sus ataques ya no representaban un gran peligro, su número era ya inferior, reducido y por no decir que inútil ante los bombardeos constantes de los pegasos que ahora se concentraban en eliminarlos.

No muy a lo lejos, un poni de armadura plateada con dos líneas doradas en el casco se presentó, llegando a todo galope, junto con una cantidad enorme de soldados, unicornios y pegasos protegiéndolo desde el aire, las manchas verdes y cafés en su armadura incluida su espada daban señales de haber dado batalla anteriormente; también tenía algunas heridas menores por todo el cuerpo. Tanto Burn como Luna supieron que aquel poni era el Rey. Había estado luchando junto con sus equinos todo el tiempo, aquel gesto lo diferenció completamente de todo anterior líder, le recordó a Luna a sí misma y a su hermana, en ese sentido eran idénticos… sin magia, sin un talento para la esgrima o cosas similares, se había jugado el cuello como todos sus "hermanos" una entrega tal a su pueblo solo podía darse con un líder de verdad, con un verdadero gobernante de Equestria.

A los pocos segundos de llegar, el Rey se quitó su casco, mostrando una expresión de seguridad y lealtad a los diferentes ponis del lugar; él no los abandonaría, el no cedería, se quedaría hasta el último momento de su vida junto a sus ecuestres, junto a su pueblo.

- Los pegasos nos informaron de una oleada aproximándose a esta ubicación, al parecer varias de esas cosas se reunieron para dar los ataques finales.

Las palabras del rey fueron corroboradas a los pocos segundos con una caravana de criaturas que se acercaban a un paso intermedio, con claras señales de fatiga, heridas… pero con aquella voluntad ciega, vacía de querer destruir a los enemigos de su creador, la victoria dentro del anillo central estaba a punto de ser proclamada.

- ¡Venceremos! – Gritó el rey poco antes de partir, desenvainando su espada y adoptando un ímpetu de guerrero, sus músculos se movían con la gracia de un corcel de carrera, la tierra parecía ponerse más firme a su paso, incluso las propias plantas parecían dudar de atacarlo.

- ¡Sí! – Gritaron los demás guerreros, que siguieron a su rey, así como este los siguió al campo de batalla, muchos pegasos se le adelantaron para protegerlo de las primeras criaturas.

Varios de los ponis, fuesen terrestres, unicornios o pegasos imitaron la acción de los primeros, adelantándose al Rey para tratar de protegerlo y para luchar a su lado. Mas este no desaceleraba, continuaba decidido a terminar aquella guerra, pues Equestria veía ya una nueva luz, un nuevo mañana, el mundo cambiaría; pero antes debían derrotar a Discord, o al menos darle la estocada final.

El tiempo se relentizó, quizá por la adrenalina, quizá por algo más; los pelos falsos de los cascos de los pegasos se agitaron violentamente cuando estos cayeron en picada para atravesar con sus espadas a los primeros especímenes que trataron de ingresar a la batalla directamente contra Cookie, poco después, varios hechiceros y unicornios soldado se transportaron para comenzar un pequeño campo de protección, eliminando así a varias de las criaturas pequeñas, las grandes sin embargo eran presas de las carabinas que los terrestres habían llevado consigo, el disparo único que se podían permitir realizar dichos ponis lograba ser un golpe fulminante cuando varios de estos apuntaban a un mismo objetivo y estos ciertamente eran los más grandes, que se venían abajo.

El Rey finalmente atravesó a su primer oponente con su espada, era un lobo de maleza mediano, sacando su espada rápidamente la posicionó para clavarla de frente en una especie de oso, esta sin embargo estuvo a punto de darle un zarpazo después de recibir media hoja del arma en su pata derecha; su rugido se diferenciaba del de un oso porque no poseía cuerdas vocales similares, no obstante, tomó desprevenido al Rey que había lanzado el golpe al corazón.

En una fracción de segundo, un pegaso utilizó su espada con un encantamiento mágico para cortar la extremidad que el oso había levantado para lanzar el golpe mortal en su oponente, desde luego, una lanza de otro pegaso atravesó a la criatura, librando así al Rey de un ataque decisivo contra él; la protección al Rey era totalmente voluntaria, los unicornios hacían levitar a las criaturas con un buen chance de acertar un golpe mortal al terrestre, poco después un pegaso les daba una estocada final a la altura del cuello, la cooperación entre todos era esencial para mantenerse firmes contra las criaturas; en ese sentido, comenzaban a asemejarse al ejército del caos; mas, por las circunstancias ambos se veían enfrentados, aunque de dicho ejército ya no quedaba nada. Aquellos chacales, vulcanos y escarabajos Hércules, habían perdido sus vidas a causa de Discord, este les había prometido algo que cualquier criatura anhela: libertad, los ponis también peleaban por su libertad, por un futuro. Luna tenía pues una forma particular de lanzar su juicio hacia el señor del caos, a diferencia de su hermana, ella había sido cruel y despiadada en su momento, había buscado la adoración de los ponis y su amor, pero al hacerlo estuvo a punto de dañarlos de forma irreparable, difícil era encontrar el factor común entre ella y el de ojos rojos, pero este existía.

Discord, al mostrar su pasado y lo que les había hecho a los ponis, pretendía no solamente ser juzgado, sino quitarse aquella carga de encima; como bien lo había dicho. La princesa de la noche recordó entonces varios momentos de hace más de un año atrás, cuando los ponis todavía la conocían como Nightmare Moon, la noche de Nightmare era el perfecto ejemplo de ello, incluso en la actualidad a pesar de sus esfuerzos, algunos ponis todavía le temían, pues en su memoria estaba la imagen de aquella yegua de aspecto terrorífico, aquella culpa la consumió durante mucho tiempo hasta que pudo ser capaz de ganarse el indulto de la historia y de sus ecuestres. Pero ¿Sería aquello lo que buscaba el señor del caos? Eximirse de crímenes que los ponis suponían pero no sabían; ciertamente estaba dispuesto a sufrir la pena que le fuesen a dar por todo aquello, aun si esta fuese la más grave o incluso si lo volvían a encerrar en su prisión de piedra ¿Qué demostraba todo aquello? Aunque no quisiera admitirlo no podía quedar explicación más que la conciencia de este, el hecho de saber que no podía estar en paz hasta enfrentarse al juicio por sus actos. En otras palabras, dentro de su corazón existía algo que se podría denominar como bondad, sentido de la justicia y, así como había pasado con ella, aquello comenzaba a martillar, a romper con la rutina diaria, con los pensamientos, en sí, con la vida misma del Draconequus.

Repensando nuevamente la conclusión que dedujo, Luna comenzó a tener idea de la magnitud de las palabras del señor del caos, este acto era la muestra de que estaba reformado; pero aun así, todos sus actos eran horribles, despreciables y ruines. El pasado ocultaba más que una simple historia con palabras que trataban de abarcar los hechos de forma puntual, no, mucho más en aquel pasaje obscuro, pues se no se sabía nada acerca de aquellas guerras, mucho menos del pasado de Discord. La confusión volvía a invadir la cabeza de la alicornio, comprendía lentamente las cosas, pero todavía no era capaz de dar sentencia o perdón alguno.

Los ponis finalmente terminaron con la última oleada, la espada de Cookie se alzaba en lo alto. Pero en ese instante, la princesa de la noche pudo escuchar el grito de un pegaso en lo alto.

- ¡Burn, tiene que ver esto!

El rayo de energía mágica, efectuado con energía negativa y amplificado con unos hechizos previos, mostraron el enorme talento del barbado; pero también, Celestia pudo observar atónita el terrible daño que pudieron hacer en el Draconequus, su antiguo maestro lanzó un hechizo poco conocido sobre su enemigo, este salió despedido al menos cuatro metros, la energía era tan concentrada que podían verse pequeños destellos negros y verdes fosforescentes recorriendo el cuerpo del de ojos rojos.

Prohibido, aquel hechizo era prohibido; y ciertamente por el aspecto demacrado del cuerpo del Draconequus se podía denotarlo, sus ojeras comenzaban a perder la rigidez, sus ojos adquirían un color negruzco, las garras que le habían crecido durante todo el combate volvían a caerse; así como cuando las Karis consumían a una presa, el cuerpo delgado del Draconequus se hallaba en los huesos, un humo apenas visible y de color violeta salía como vaho, dando prueba irrefutable de que el hechizo había acertado, definitivamente el que Star Swirl utilizó era completamente repudiado, incluso por los que practicaban magia negra. Tosiendo y sin poder levantarse en dos patas, el señor del caos apenas podía mantenerse sobre sus cuatro patas, tratando de recuperarse del último golpe que lo había tomado por sorpresa, sus ojos se centraban en el cielo, su expresión era de completa satisfacción. Pero… ¿Por qué?

En ese instante, Celestia pudo darse cuenta de un hecho importante: Discord no había peleado en ninguna de las anteriores batallas, su presencia en ellas se limitó a cambiar el campo a uno más adecuado para sus tropas, pero nunca había blandido espada o conjurado hechizo contra poni alguno, en esta última batalla, él ingresaba a combatir de una forma particular

- No que ese hechizo estaba prohibido, no que usted era alguien apegado al código de magia. – La risa de Discord era inevitable, provocando la ira de su maestro que lanzó otro hechizo

Una esfera transparente se formó en la punta del cuerno del barbado y cuando este lo lanzó, creció hasta adquirir el tamaño del cuerpo del Draconequus y pasó a encerrarlo. Una prisión de vacío era bastante difícil de crear, el aura del barbado se hizo visible, sus ojos se centraron directamente en su antiguo estudiante.

- Tú tomaste tu decisión y yo la mía. – Dijo decidido el unicornio mientras hacía levitar al Draconequus dentro de la esfera.

La risa del Draconequus regresó.

- Usted es un hechicero muy entretenido, mírese, está en igual o peor estado que yo; forzó su cuerpo hasta el extremo anciano. Está dispuesto a sacrificarse por unos ponis que le escupirán en la cara cuando todo esto termine.

La prisión encerró por completo al Draconequus, el resto sería simple, solo un vaciado de aire e incremento de presión dentro, el señor del caos moriría en cuestión de segundos a causa de ambos factores. Sin embargo, el barbado pronto perdió una gran cantidad de energía, a causa de una raíz que salió del piso, esta tenía un color negro y absorbía la magia del unicornio con una velocidad increíble; en algún momento Discord había plantado la semilla de la planta que en el pasado había atrapado a Luna y a Celestia; si bien estaba a punto de perder y no se esperaba el golpe de su maestro, él había ganado el tiempo suficiente para que su haz bajo la manga diera resultado, ahora podía escapar, bastaba con una cantidad pobre de magia para transportarse. Celestia entonces pudo concluir que aquella guerra no fue la final, sino que más bien Discord había perdido y encontrado otra forma de vencer a los ponis, pues militar así como moralmente estaba derrotado.

Sin embargo, los ojos del barbado comenzaron a brillar nuevamente, a este ya no le importaba el estado en el que le dejaría un esfuerzo más, debían vencer al señor del caos inmediatamente; con toda la energía sobre acumulada, comenzó a conjurar una transportación en masa de distintos lugares, la seguridad en sus ojos no hacía sino entretener más al Draconequus, era como si este no estuviera consciente de su debacle ni de su fin próximo.

Desde los distintos puntos, aparecieron Burn, Insidius, Red, Ciel, Black Feather y Thrush; estos sorprendidos por su aparición en aquella nueva escena, incluso Black Feather y Ciel que habían estado durante un lapso de tiempo dentro de aquel enfrentamiento, observaban atónitos el cuerpo del Draconequus ahora tendido en la tierra, su respiración era lenta, pero su sonrisa todavía no desaparecía. Definitivamente el Draconequus se había vuelto loco.

Sin demora alguna, el barbado transportó un saco lleno, su aura entonces lo rodeó para hacerlo levitar y mostrar su contenido. Piedras que parecían talladas y de aspecto llamativo salían flotando fuera, seis de ellas, del tamaño de una cabeza fueron rápidamente estimuladas con la magia del unicornio, que ya se hallaba con sus últimas fuerzas, su cuerpo se encontraba al borde del colapso, sus ojos comenzaban a rodarse a causa de dicho cansancio, el vigor que poseía lo abandonaba lentamente mientras realizaba un último sacrificio hacia los ponis.

Sorprendidos, los seis ponis que habían sido transportados no hallaban explicación a los actos del hechicero, no obstante, las piedras comenzaron a rotar alrededor de estos, con una lentitud exasperante, cada piedra elegía a uno de los ponis, casi como si tuviera voluntad propia, al hacerlo se quedaba frente a dicho poni, flotando, esperando al resto de los elementos de la armonía.

- Estos son… - Estaba a punto de afirmar Ciel que llevaba varios vendajes por todo el cuerpo y con una mirada llena de cansancio.

- Sí… - Respondió a duras penas el barbado mientras las piedras comenzaban a quebrarse.

Discord pronto paró de sonreír, para observar atento a lo que estaba ocurriendo con los ponis, los elementos de la armonía se mostraban frente a él, era difícil ignorar el peligro que representaban, pero su sonrisa volvió a dibujarse al recordar un detalle insignificante.

- Mírense, están tan seguros, tan convencidos de que vencerán que hasta dirían que ya ganaron. – Las carcajadas del Draconequus no se hicieron esperar.

Efectivamente, los ponis comenzaban a tener una idea clara de lo que significaban aquellas piedras que lentamente comenzaban a resquebrajarse; hasta que finalmente liberaron unas gemas ocultas en el interior; los elementos de la armonía.

- Liberen su magia… venzan a Discord. – Fueron las últimas palabras del unicornio antes de perder la consciencia, las raíces saqueadoras mantuvieron su cuerpo aprisionado y comenzaron a recubrirlo.

El hecho era que ninguno de los presentes tenía una idea de cómo liberar la magia de los elementos, Ciel poseía el elemento de la magia, así que a juzgar por su aspecto diferenciado de los otros elementos, quizás ella debía iniciar… pero cómo.

- Elementos de la armonía, son seis. – Comenzó a hablar Discord con cierto desdén, sus ojos se centraban en Ciel, manteniendo contacto visual con esta mientras explicaba – Lealtad – Dijo mientras observó a Black Feather – Risa – indicó poco antes de señalar a Red – Generosidad – Advirtió mientras señalaba a Insidius – Honestidad – Aclaró al señalar a Thrush – Amabilidad, aunque lo dudo mucho no es así Burn – y… magia – Dijo mientras volvía a observar a Ciel.

Celestia recordaba que la magia de los elementos de la armonía debía iniciarse con el elemento de la magia, este liberaría una gran cantidad de energía y junto con el resto de los elementos se potenciaría. Ciel pudo comprenderlo de forma intuitiva, casi pudo percibir como su elemento, de alguna manera, le instaba a ser el primero en ser utilizado; dada su experiencia con la magia y con artefactos mágicos, la unicornio, aun sin su cuerno comenzó a canalizar la magia que su elemento comenzaba a emitir en grades dosis.

La magia comenzaba a ser irradiada por todo el lugar, disipando el caos que Discord generaba, sus hechizos eran contrarrestados al instante, la luz de todos los colores del arcoíris comenzaba a fluir por todos los elementos, los ponis que los poseía comenzaban a flotar en el aire, de la misma forma, una sensación de poder se generaba dentro de cada uno, una explosión de energía que se sentía como el calor de una fogata, como un roce suave en todo el cuerpo; los ojos de Ciel comenzaban a brillar, las heridas que no se habían recuperado aún, comenzaban a desaparecer, su cuerno volvía a crecer. El ciclo de magia continuaba, la energía era tan poderosa que era visible; a tal grado era su poder que una pequeñísima parte fue a restaurar a Star Swirl, quien pudo abrir los ojos, para observar todo el despliegue de la magia de los elementos de la armonía, todos los presentes, incluso la princesa del sol observaban atónitos lo que acontecía.

La energía finalmente se incursaba, cruzándose con los demás elementos, formando un circuito que regresaba al elemento de la magia; Celestia entendía muy bien lo que seguía después de ello así que ¿Vencieron a Discord? Se preguntó poco antes de que la energía de los elementos comenzara a formar una espiral ascendente Thrush, dejando solamente a Ciel, que también comenzaba a perder toda la energía que le quedaba, el elemento de la magia finalmente comenzó a revelarse contra ella; pero ¿Qué había salido mal? ¿Por qué ocurría todo aquello? Discord entonces comenzó con una carcajada mayor, sus energía no alcanzaban para realizar acción alguna más que reír a causa de lo sucedido, los elementos de la armonía destruían a sus portadores de forma brutal y con la misma magia del color del arcoíris, les quitaban toda vitalidad, hasta comenzar a convertirlos lentamente en piedra. Sus quejidos de dolor se podían escuchar, esparciendo el horror que sentían. Star Swirl abría los ojos de par en par, aquello no podía ser probable, las leyendas de los elementos siempre fueron diferentes a todo aquello.

Varios soldados comenzaron galopar en dirección a Discord.

- Nuestras espadas aún pueden terminar con él. – Advirtió un pegaso tratando de ignorar lo que le ocurría tanto a su comandante como a su mariscal.

Un destello de luz se apareció frente a Discord, mostrando a su guardián, junto con varios chacales, escarabajos y vulcanos, desde luego, Argos utilizó su cinturón de dragón para eliminar a la mayor cantidad de ponis que estaban a pocos metros de su protegido, para después acercarse a toda prisa donde este, un par de escarabajos se subieron a su espalda y hombros, para estar listos para proteger al transporte de su señor, saltando al primer atacante que fuera lo suficientemente imprudente como para acercarse..

Discord tuvo que ser levantado por el guardián, quien necesitó de ambos brazos para poder sostenerlo. Estaba en pésimas condiciones como para continuar en aquella guerra. Pero de todas formas habían perdido, independientemente de que la batalla mágica contra su viejo maestro hubiese terminado en empate.

- Espera, llévame donde él. – Indicó el Draconequus señalando al barbado, cuya debilidad no le permitía escapar de las raíces saqueadoras del señor del caos.

Nuevamente la mirada de ambos se cruzaba, Discord mantenía una sonrisa mientras observaba el rostro lleno de incomprensión y furia por parte del unicornio.

- ¿Crees que el caos no se ha extendido hasta dentro de su corazón?… Siempre estuvo ahí viejo obstinado, no pueden entregarse al ciento por ciento al otro, es por eso que no pueden manipular los elementos.

- Pero cómo…

- No tengo ni la más remota idea, pero al menos hicieron una función bastante movida, llena de tragedia, drama y comedia, pero nada más.

Entonces, Discord chasqueó los dedos para deshacer la mayor cantidad de hechizos posibles, para recuperar energías. Finalmente, se pudo parar sin ayuda de Argos y este desde luego se unió al combate que libraban las fuerzas del caos en aquella locación.

- De todas formas, perdiste, los ponis ganaron. – Dijo finalmente el barbado con un gesto de victoria en el rostro.

Desde donde Luna se hallaba, podía apreciar el enorme cuerpo del Iniar aun en llamas, pero era bastante extraño que este no se consumiera con el fuego, más impresionante aún que sus escamas se inflamaran, considerando que los dragones por naturaleza eran inmunes al fuego y a la magia.

- Señor, confirman la derrota de Discord, nuestras fuerzas se dirigen hacia la sección del segundo anillo este para vencer al resto de sus fuerzas, tratan de sacarlo de aquí, pero si somos lo suficientemente ágiles podremos vencerlos y ejecutarlo.

- Perfecto, envíen todas las fuerzas a ese sector.

El proceso acelerado de la noche y del día se detuvo de pronto, la magia del caos se hacía cada vez más débil, hasta el punto de comenzar a desaparecer, regresando la realidad a su normalidad, incluso el cielo se despejaba de las nubes rosas.

- La victoria está cerca. - Advirtió el poni terrestre Luna también concordaba con ello, Green Field lo había logrado.

De pronto, un sonido parecido al del cristal al resquebrajarse se emitió de algún lugar en el cielo.

- ¡Señor! ¿Qué es esto? – Gritó un pegaso mientras se acercaba a una especie de línea que se dibujó en el cielo, a quilómetros de distancia.

Otro sonido similar se efectuó, esta vez más cerca, a varios metros sobre el cuerpo del híbrido, dejando claramente otra línea, parecida a las resquebrajaduras de las tazas de té al caer. Pero lo que se llevó las palmas de aquel fenómeno extraño fue que un pedazo del cielo se llenó de las mismas y… se rompió, así como un pedazo de cristal, cayó sobre el cuerpo de Iniar, pero nadie le prestó atención a ello, solamente al vacío que se generó en el cielo, afuera parecía no existir nada más que obscuridad, pero con el tiempo los ojos de la princesa se acostumbraron, para ver el cielo nocturno. Pronto su mente indujo todo lo que era eso… más ese no era el caso de los ponis que observaban asombrados todo aquello.

A los pocos segundos, en una dirección perpendicular al vacío, que se generó justamente arriba de la cabeza de Iniar, el fuego se disipó; Discord había hecho una burbuja de realidad tremendamente enorme, su energía debió haberse drenado de forma rápida para mantener semejante hechizo durante tanto tiempo. Ahora Luna no podía dar crédito a lo que sus ojos veían.

Al observar la zona donde el fuego se disipó, tanto los ponis como Luna pudieron observar cómo el párpado de Iniar comenzaba a tener pequeñas contracciones, hasta abrirse, para mostrar el ojo de dragón, lleno de furia y centrado en sus observadores. Sus corazones se detuvieron, sus gargantas se anudaron, sus cuerpos se inmutaron. Mientras Iniar comenzaba a levantarse nuevamente, mostraba las diferentes salidas de una red de túneles donde había estado recostado, desde dentro, salían grandes cantidades de guerreros del caos, muchos comenzaban a subirse al cuerpo del híbrido, quién había recuperado fuerzas en las narices de sus enemigos.

Uno de sus terribles rugidos esparció el horror que significaba su presencia, el hecho de que estuviese con vida fue suficiente para que varios de los pocos defensores que quedaban en el lugar arrojasen sus armas y tratasen de huir. Pero una llamarada de fuego del híbrido fue suficiente para encargarse de ellos.

Mientras varios guerreros se subían al cuerpo del híbrido, otros muchos se ubicaban debajo de este.

Una de sus garras fue suficiente para destruir el muro, mostrando que el interior estaba repleto de raíces saqueadoras, que lo habían debilitado estructuralmente, otro rugido fue emitido poco antes de levantar vuelo, los seis karis restantes se unieron a su vuelo, lanzándose en picada contra las pocas defensas que quedaban en el lugar, así pues el regreso de Iniar comenzaba con la apertura del tercer anillo. Pero su papel no terminaría allí.

La incertidumbre volvía a llenar los campos, las construcciones, hasta el último centímetro de Green Fiel, el terror se expandía a gran velocidad, fue cuestión de pocos segundos para que todo el mundo se diera cuenta de su presencia, mas aquellos segundos que tuvo sin ataques contra él fueron de vital importancia.

Los guerreros que llevaba sobre su cuerpo y que clavaban sus armas en distintas hendiduras de sus escamas para no caer, debían ser transportados, resguardados y potenciados por el poder del híbrido, sus poderosos aleteos dificultaban el vuelo de los pegasos que acudían para intentar detenerlo, las flechas de varios chacales, sus lanzas y el proceso alimenticio de las aves los eliminaban, Iniar lanzaba una ráfaga de fuego gélido sobre torres de defensa y construcciones similares.

Su avance fue demasiado rápido como para reaccionar, en menos de treinta segundos llegó al segundo anillo, sin mayor dificultad pudo destruir una gran parte del mismo con brutales zarpazos, para después poner una de sus garras sobre el muro, para que una gran cantidad de guerreros pasaran sobre él, estaba abriendo el paso para el libre ingreso de sus fuerzas.

- Eso es todo Iniar, échanos una garra por favor. – Dijo Seti poco antes de ingresar sobre los muros.

El híbrido liberó una gran cantidad de fuego sobre los muros, para quemar a los ponis defensores, tanto a su izquierda como a su derecha, las primeras defensas estaban eliminadas, solo le quedaba continuar adelante. El resto del trabajo era de las fuerzas del caos. Luna podía observar a duras penas el avance del híbrido, de hecho debía transportarse constantemente para igualar su velocidad y esquivar sus terribles ataques. Iniar finalmente llegó al primer anillo y de la misma forma utilizó su fuego gélido para inhabilitar las torres de defensa, poco después, comenzó a rugir con más fuerza todavía, ensordeciendo a los defensores poni. Y preparándose para los golpes finales, era todo o nada para ambos bandos.


Ja ¿Pensaron que todo terminaría en este capítulo? Pues no, falta un capítulo más antes de que este último recuerdo termine, espero terminarlo más rápido, pues como vengo repitiendo mil y un veces, tengo en mente el penúltimo proyecto de este tipo que pienso realizar. Pero basta de Spoilers, nos leemos pronto…

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