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Discord

by Filomental

Chapter 51: El inicio del fin 3

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Por fin la tranquilidad ha regresado a mi rutina, perdón por no haber publicado la anterior semana; pero comprenderán que los exámenes finales son siempre los que más exigen, bueno, luego de dos tortuosas semanas les traigo el capítulo FINAL… na es chiste…


Star Swirl, por fin la princesa sabía algo del hechicero, su antiguo maestro estaba fuera, pero ¿Qué estaba haciendo? ¿Qué era tan importante como para no estar presente durante los ataques del señor del caos? ¿Sería acaso parte de un plana para detener dicha invasión? O conformaba parte de un contragolpe bien planificado; la última posibilidad se hacía realmente improbable, puesto que para dar un contragolpe al ataque de Discord, tendrían que tener un mínimo conocimiento de lo que este haría. Fuera de la torre, las tropas defensoras se movilizaban por las calles, armados con espadas, carabinas, incluso barriles de pólvora con una mecha, los ponis terrestres marchaban en dirección al anillo central.

Thrush todavía no salía del lugar, Cookie, sin embargo mantenía una mirada llena de dudas.

- Estoy segura de que ya los ha conseguido, créeme, el viejo puede ser algo desesperante, pero nunca abandonaría algo tan importante. – Aclaraba Ciel para tranquilizar al ahora rey de Equestria.

- Eso ya lo sé, pero qué tal si no los ha conseguido.

¿Conseguir qué? Se preguntaba la alicornio mientras observaba atentamente a los ponis que hablaban frente a ella, la preocupación en la mirada del rey bastardo era más que evidente, sus pupilas brillaban como las de un potro en la noche de los corazones cálidos cuando esperaban la salida del sol o cuando esperaban que el corazón hecho de magia volviese a brillar en conmemoración a la fundación de Equestria. Aquel pensamiento logró desviar la concentración de Celestia; si se admitía que la fundación de Equestria tuvo otras connotaciones, que aunque realmente pasó como lo describen los libros, los sucesos precedentes lograban borrar todo lazo con aquellas ideas que se concretaron esa noche; sin embargo, aceptar todo aquello que Discord les mostraba tenía también su punto de incoherencia. ¿Por qué guardárselo hasta ese entonces? ¿Por qué mostrarlo? La mente de la princesa del día divagó por terrenos algo escabrosos, hasta hallar una respuesta poco probable: Discord pretendía cambiar la historia de Equestria, si las convencía de su forma de contarla, al menos antes del supuesto viaje en el tiempo, toda la historia después de aquel día, quedaría bajo su control, él sería el único que conocía aquel periodo de tiempo, salvo claro por Star Swirl que siempre les contaba la historia como estaba escrita en los libros de historia más famosos e ilustres de toda Equestria. De ser así ¿Por qué Star Swirl les mentiría?

- Eso es otro tema, independientemente de si las consiguió o no, no podemos depender solamente de esos artefactos míticos; Cookie, tenemos el poderío suficiente para hacerle frente, incluso para vencerle, es por eso que no está aquí contigo, sabe que podemos y por eso quiere menguar nuestra fuerza antes de que las suyas caigan por nuestra superioridad en armas.

El rey se quitó la corona, para botarla a un rincón. Sus ojos observaron atentamente al exterior.

- Tenemos que ganar de una forma u otra, Discord podría estar en una isla lejos de aquí y no tenemos forma de saber su ubicación exacta. Star Swirl podría detectarla, pero por alguna razón está buscando aquellos artefactos de fantasía.

- A qué te refieres con fantasía. Cuestionó Ciel, que seguía de cerca los pasos de su interlocutor.

- Mis ecuestres los buscaron con anterioridad, también buscaron muchos otros artefactos y también realizamos muchos… descubrimientos que todavía no podemos concretar en armas o invenciones.

- ¿Tenían pensado usarlos en nuestra contra no es así? – Un silencio perturbador se extendió en la habitación, al ser varios los presentes, entre los cuales se encontraban dos guardias pegaso, dos hechiceros y una guardia de terrestres que se mantenían un piso abajo, preparados para salir al ataque si el Draconequus se presentaba.

Ante la presencia del público más variado, incluso los mismos hechiceros y pegasos, el Rey no tenía otra opción más que ser sincero con su interlocutora, en esos momentos, la confianza los unos con los otros era primordial para que sus fuerzas no se vieran debilitadas desde sus bases mismas, Celestia entendía que el corazón de cada poni debía estar entregado al cien por ciento para la guerra, para así dar todo lo que podía y más. Aquel pensamiento podría ser juzgado como un cálculo frio, inequina y totalmente infame contra la vida, pero finalmente era la clave para la moral en aquellas circunstancias y ninguna guerra se podría ganar sin esta.

- Sí, nuestro deber era mantenernos seguros, escapar del yugo en el que nos mantenían, no teníamos alternativa, Gold Mane y Hurricane nos acorralaron en pleno camino de liberación… hicimos, lo que tuvimos que hacer.

- He observado lo que llaman balas de cristal Umbrum y no puedo evitar sentirme amenazada por sus capacidades y ahora que enfrentamos el fin juntos; hablo por mis hermanos unicornios al decir que estábamos equivocados, en nombre de los errores que cometimos en nuestro pasado, yo… te pido crear una nueva Equestria al terminar todo esto y te reconozco como mi rey. – La unicornio entonces se inclinó, bajando su cuerno para que tocara el piso, una actitud como aquella solamente se podría ver una vez en la vida.

Celestia observaba la escena, al igual que los demás, con asombro, quince años de un proceso que no solamente atrajo nuevos actores a la conflictiva historia de Equestria, también llevaba cambios poco imaginados para una generación, en su momento, ningún unicornio habría estado dispuesto a realizar una reverencia ante el Rey bastardo.

- NO te inclines, yo no tengo súbditos, tengo hermanos. – Sentenció finalmente el poni terrestre, mientras se despojaba de su manto, último rasgo distintivo de su realeza.

La personalidad del poni terrestre afloraba, sin necesidad de magia, sin ser un alicornio o haber tenido que estudiar una inmensidad de tratados, obras densas sobre la igualdad, sobre la dignidad y cómo debería ser la sociedad entre ponis, había dicho unas palabras que quedaron grabadas a fuego no solamente en la memoria de la princesa del sol, sino también en la memoria de todos los ponis que estaban presentes.

- Traigan mi armadura, no pienso alejarme del peligro que mis hermanos confrontan, no pienso ser el rey que deja morir a sus equinos sin estar a su lado.

Las acciones valían más que mil palabras, no existía mejor frase para describir lo que sucedía; un poni terrestre, probaba tener el corazón de un príncipe, probaba tener los requisitos para ser el mejor de los gobernantes que Equestria haya podido tener en mucho tiempo.

- Thrush, ve y reúne a todos los ponis que puedas, recuperemos mi palacio.

La unicornio esbozó una sonrisa, el miedo del terrestre se esfumaba y dejaba ver a un rey digno y fuerte, encantada le seguiría en la horrorosa travesía.

Desde donde se encontraba, Luna podía apreciar cómo las fuerzas del señor del caos se aglomeraban para lanzar un ataque definitorio la planta que extendía sus dominios de forma abrupta, sin algo que pueda impedírselo; ponis terrestres, pegasos y unicornios se reunían tanto en las murallas como en el inicio del anillo central, llegando en varias divisiones. El asedio continuaba, las explosiones causadas por los artefactos de bombardeo evitaban que la planta creciese a un ritmo superior.

- Insidius ya ha ordenado la liberación de sus bombas incendiarias, será cuestión de poco tiempo para que finalmente podamos quemar esa cosa hasta su centro.

Las fuerzas ingresaban dentro de la ciudad, Luna junto con una división al mando de Burn caminaba por lo que antes fue el anillo central, la capital política de Green Field, sus bellas construcciones estaban reducidas a escombros, tejido vegetal y cantidades inmensurables de capullos, el polvo que levantaban las explosiones bajaba lentamente por las diversas calles, la ausencia de movimiento en el lugar era una mera ilusión, sabía que dentro de poco tiempo las terribles creaciones de la magia del caos de Discord saldrían a la luz, desde luego, su número era inmenso porque las pérdidas que supondrían eliminar a un solo poni eran de al menos cien. Capullos del tamaño de un casco hasta alcanzar los tamaños exagerado de aquellas tirano plantas. Las diversas criaturas serían liberadas dentro de poco.

- Escuchen, nuestro trabajo es resistir mientras Black Feather y su equipo incinera a la criatura. Así que tendremos que ser fuertes, no teman, no claudiquen, no dejen a ninguna de esas cosas pasar.

Un ¡Sí! Gritado en lo alto fue suficiente, las bombas incendiarias eran transportadas en el aire por varios pegasos, apuntando a la criatura planta, y también dejaban caer sus artefactos en distintas zonas donde se almacenaban capullos grandes, el humo gris que desprendía el tejido vegetal fresco en cierta forma era tranquilizante, reducían la cantidad de enemigos. Cañones, catapultas con munición inflamable, carabinas, incluso ballestas con flechas de hielo eran transportadas hasta los distintos puntos de contención, las puertas hechas con barrote de hierro extremadamente gruesos se cerraban al terminar los envíos. Era una medida de seguridad, se quedarían hasta el último poni en pie si era necesario.

Poco después de que el Rey Bastardo se puso su armadura gris y blanca, Celestia comenzó a preocuparse por un detalle arriesgado de su plan, una gran porción de la defensa de la tercera muralla sería movilizada y de hecho ya lo estaba, dejándola abierta a un ataque masivo. Al transportarse a la zona oeste, sus preocupaciones se vieron confirmadas.

- Señor, los soldados de Discord no se mueven del lugar en más de quince minutos. – Informaba uno de los terrestres operarios de un cañón de hierro.

- Por qué no los han eliminado. – Cuestionaba furioso el oficial superior mientras tomaba el telescopio del soldado.

- Están fuera del alcance de nuestra artillería, pero llevan una estatua con ellos.

Estatua, definitivamente era la estatua que Discord utilizaba para transportar a Iniar al campo de batalla, esas eran malas, definitivamente malas señales para los ponis, Discord había anticipado sus jugadas, ahora ya tenía todo un flanco desprotegido, aguardando el ataque final. En la lejanía, los escarabajos hércules transportaban sobre sus caparazones a la estatua del dragón. Un unicornio con una cicatriz en el párpado derecho se apareció en la muralla, tomando el telescopio con prontitud y con un tiempo record conjeturó en su cabeza el peligro se representaba.

- Tiene razón, es la estatua, la está manteniendo alejada de nuestro alcance. Eso quiere decir que teme que la podamos destruir. – afirmó rápidamente, la habilidad de aquel unicornio para deducir tales debilidades era impresionante.

- Pero, no tenemos algo que pueda alcanzarla.

- No es necesario, podemos acercarnos lo suficiente como para destruirla, estos cañones tienen la potencia suficiente para encargarse del trabajo por nuestra cuenta desde una distancia segura. – El unicornio utilizó su magia para hacer levitar el cañón hasta el exterior de los muros.

La idea desde luego era en extremo peligrosa, pero Luna no comprendía la razón exacta por la cual ansiaban terminar con la estatua, hasta que en un flash pudo recordar que en todas las ocasiones pasadas, aquella estatua lograba traer a Iniar de la nada, quizás le daba energías o tal vez era una vía de invocación. Era más que comprensible pues Iniar era una criatura demasiado gigantesca para no ser vista con tiempo de anticipación. Los cañones podían disparar en dirección al híbrido y su daño sería tan grande como el que realizaban a la planta, solo que Iniar no podía regenerar su cuerpo a la misma velocidad, aquella defensa podría brindarles tiempo vital.

- Pero la cosa esa nos puede ver. – Cuestionó el poni terrestre, mientras tomaba su equipamiento para la guerra.

- Sí, pero si no lo intentamos, estamos condenados a perder cuanto menos este anillo. La mayor cantidad de las fábricas de municiones están aquí, no podemos perderlas. – Advirtió el unicornio mientras buscaba una entrada que llevaba escalones abajo al interior del tercer anillo – Bienes o te quedas.

Las palabras cortantes del poni lograban infundir valor en todos los cercanos, entre los cuales se podía contar con tres pegasos y cuatro ponis terrestres.

- Voy. – Decidió el terrestre antes de ponerse su casco.

La estatua comenzaba a emitir una centella de luz de color rojiza al cielo, llegando a un punto del mismo e iniciando una invocación, un portal se abrió en el cielo, primeramente las patas, después la cabeza y finalmente las alas de la criatura más aterradora que los ponis hubiesen visto jamás comenzó a aparecerse, el viento provocado por sus extremidades diseñadas para volar llegaba hasta los mismos muros de la Green Field, el tiempo de reacción era esencial. Por ello se saltaron la cadena de mando. Iniar debía ser frenado lo más pronto posible.

Los pegasos tenían un miedo irracional ante la criatura, desde los distintos puntos de Green Field pudieron observar aterrados la llegada de la gigantesca criatura, portadora de la desolación y la destrucción, incluso desde los cinco kilómetros de distancia, se podía apreciar su color rojizo con ojos flameantes, el fuego que podía expulsar en cantidades infernales era solamente la punta del iceberg, los pegasos lo sabían mejor que ningún otro poni, en especial quienes lucharon en Frozen North; entendían el poder brutal de la criatura.

Desde lo lejos, su aterrador rugido retumbó en los oídos de todos los ponis, el rugido gutural, salido de las entrañas del mismo averno susurraba al corazón de los presentes, el miedo era notorio en los ojos de los ponis.

Desde donde Celestia se encontraba, pudo oír claramente el rugido de Iniar, incluso los ponis terrestres y pegasos que se hallaban dentro de la ciudad permanecieron callados.

- No, no tenemos defensas suficientes para aguantar su ataque. Les dije que era un movimiento en falso, estaba tratando de distraernos, esa cosa nos destruirá si no podemos hacerle frente ahora. – Burn comenzaba a apartar a todos los ponis mientras llegaba los barrotes de hierro. – Accionen el mecanismo de apertura, tenemos tiempo para reaccionar.

- ¡Continúen con su misión! –Una voz familiar se pudo escuchar del otro lado de la muralla, aproximadamente a quince metros detrás de esta, pues ese era el espacio entre las dos rejas de barrotes gruesos de acero que componían los bloqueos de los accesos al anillo centra.

La voz fue reconocida al instante, provocando un sentimiento de alegría en la princesa y en los ponis. Cuando la figura del dueño de la voz se asomó para mostrarse, los ojos de los pegasos, unicornios y terrestres todos por igual se iluminaron nuevamente.

- Star Swirl… volviste.

- Desde luego que sí, ahora encárguense de la planta mientras me encargo del híbrido. – Ordenó el unicornio poco antes de transportarse kilómetros a la distancia, sobre la muralla. Definitivamente Celestia no podría dejar de ver la acción que se daría en el tercer anillo, conocía demasiado bien a su maestro como para saber que podía hacerle frente e Iniar con el uso de sus hechizos más avanzados.

- Ya lo oyeron, debemos encargarnos de esta cosa antes de que nos aplaste. – Sentenció finalmente el poni terrestre, volviéndose para ver mejor a la criatura planta primigenia.

Los capullos comenzaban a moverse, las esporas que sus flores liberaban comenzaban a caer en las distintas partes del terreno, ni bien tocaban el piso, comenzaban a crecer. Muchas de ellas llegaron a aterrizar en armaduras y de similar manera comenzaron a crecer, pero a un ritmo lento; también en las murallas, solamente el viento delimitaría el lugar donde llegarían en su totalidad. No obstante, aquellos engendros tenían un desarrollo lento, poco significativo, no pasaban de generar unas criaturas del tamaño de un casco.

Luna volaba a la velocidad del galope de los ponis que se dirigían hacia la estatua que desde un inicio le daba a la princesa de la noche un mal presentimiento, Iniar no podía ser una convocación, aunque su existencia, así como la forma en la cual se aparecía en el campo de batalla, podrían dar a entender lo contrario. Un solo movimiento de sus alas generaba un viento fuerte. El primer rugido fue solamente para llamar la atención de todas las defensas; la princesa no sabía cuál era la situación actual de Green Field, probablemente todavía se hallaban en el anillo central, tratando de recuperarlo a como diera lugar.

- No se dejen ver, galopen directo hacia la polvareda. – Indicaba un pegaso, dicha orden tuvo una aceptación inmediata, incluso los pegasos se refugiaron bajo la pantalla de polvo y tierra que se levantaba por el paso del híbrido.

El color rojizo del cuerpo del coloso mostraba su elección del fuego como su arma principal para llevar la destrucción al interior de Green Field.

Las alas del gigantesco ser se agitaban, su cuerpo comenzaba a desplazarse por el aire, el portal que lo transportó hacia el campo de batalla había sido lo suficientemente convincente como para que incluso Luna llegase a pensar en su llamado a la batalla mediante una invocación mágica. La armadura negra y dorada del híbrido, junto con la gema que ahora cambiaba de color de la misma forma que la gema de la estatua eran indicios claves e indudables del vínculo de la criatura con la extraña escultura. Los pocos soldados que la transportaban y seguramente también la defendían serían el único impedimento entre la destrucción de Green Field y la eliminación del peligro que representaba una criatura tan poderosa como lo era Iniar.

- Destruir, aplastar, ¡Devorar!... Ponis de Green Field, su fin se acerca.

La voz de Iniar llegaba a todos los confines de la ciudad fortaleza, sus muros no podían detener el golpe psicológico que poseían sus palabras para cualquiera que se encontrase empuñando la espada, el mensaje pudo escucharse aun debajo de los diferentes puntos de refugio de la población, llenando de terror todos los corazones.

Desde donde se hallaba, Luna pudo ver el cuerpo del híbrido movilizarse desde la punta de su nariz hasta la punta de su cola, su boca comenzaba a abrirse para desatar cantidades inmensurables de fuego sobre toda la ciudad.

Los cañones de todo el tercer anillo, del segundo e incluso algunos del primero se posicionaron de tal forma que sus tiros darían en el aire, probablemente la potencia de fuego que pudo contra una división completa de las fuerzas del caos, podría también contra el individuo más poderoso de dichas fuerzas, al menos después de Discord, el gigantesco ser batía sus alas, cada segundo lo acercaba a la ciudad, donde sus aliados aguardaban.

Innumerables cantidades de balas de cañón, flechas de hielo, balas de carabinas e incluso proyectiles de catapulta eran disparados, todos con el mismo fin: tratar de infringir algún daño en el cuerpo de la criatura tan horrorosa para los ponis, aunque fuese leve, sería más de lo que miles de soldados ponis habrían hecho en su momento cuando estaban en Frozen North o Canterlot.

El corazón del pegaso que Luna tenía al lado comenzó a latir fuertemente, sus respiraciones se incrementaron.

- Yo… yo lo enfrenté y no pude contra él, todos nosotros no pudimos contra él. – El pegaso se quedaba estático mientras sus compañeros avanzaban.

Esperanza quizás era el antídoto para tal complejo que atormentaba al pegaso y seguramente a todos sus congéneres, Iniar había demostrado ser mucho más fuerte, destructor e invencible que los pegasos, quienes en una tradición donde las capacidades físicas, militares eran todo lo que se podía esperar, todo lo que se apreciaba y tenía como carácter específico de su especie, jamás se habrían esperado ser humillados y derrotados de la forma en que Iniar lo logró.

-Éramos… un juego de potros para él, nada ha cambiado realmente.

- Windruner, tienes que calmarte. – Un unicornio había regresado de la caravana que se dirigía a destruir la estatua que mantenía en el mundo real al híbrido.

- Pero, él… él ha llegado, no tenemos esperanza contra algo tan poderoso. – La vista del poni alado se dirigía al cuerpo del enorme ser que comenzaba a batirse contra las primeras defensas de Green Field.

Los cañonazos, disparos, accionamientos de palanca, incluso hechizos mágicos se dirigían hacia el cuerpo del híbrido. Este comenzó a utilizar su aliento de fuego. Una cantidad inmensurable de llamas fue expulsada de la gran boca de la criatura, atravesando el aire y llegando a la primera muralla, sus temperaturas dejaban chamuscados ponis, catapultas, pequeñas plantas que se atrevían a crecer en los alrededores, casas, edificios completos eran reducidos a carbón y ceniza por el increíble poder de las llamas del híbrido, al cual los proyectiles no parecían hacer daño, su piel absorbía los impactos, las escamas de dragón, más gruesas y resistentes en su cuerpo soportaban las terribles fuerzas que las balas de los cañones poseían al impactar directamente contra su cuerpo.

Girando levemente su cabeza el hibrido podía quemar una sección completa del muro, la ciudad era al menos cien veces más grande que él y sin embargo este ingresaba en el espacio aéreo sin resistencia que pudiera frenarlo, la potencia de fuego parecía ser tan impotente contra él que a cualquiera le podría comparar con tratar de detener a un oso con una pluma, simplemente era insulso.

Cuando su vuelo destructor pasó por el medio del anillo central, rugió fuertemente para aterrorizar a todos los presentes, desde los que utilizaban la ahora no tan poderosa maquinaria de asedio hasta los que lucharían contra la descendencia de la criatura planta.

- Débiles, enclenques, sus armas no pueden dañarme…

Cerrando sus ojos ígneos, el híbrido abrió el par de ojos de hielo que poseía, como reacción al cambio, su cuerpo adquirió una tonalidad blanca. Fue solamente cuestión de abrir su boca para que su fuego gélido lograse cerrar definitivamente todo el perímetro del anillo central, bloqueando los accesos al mismo y, obviamente, bloqueando toda salida posible para criaturas no aladas o incapaces de realizar una transportación.

Sin pisar tierra, el gigantesco ser de destrucción comenzó a movilizarse nuevamente hacia el exterior de la ciudad, sin dejar de usar su fuego gélido para congelar los puntos de concentración más altos de maquinaria de asedio y defensa de los anillos.

Hasta que finalmente, un pegaso que venció su miedo, se abalanzó delante de su cabeza, su velocidad y el color de su melena se asemejaban en gran medida a las de Rainbow Dash, una vez que, evitando el fuego gélido, la poderosa respiración de la criatura y las corrientes extremadamente fuertes de aire que las alas del híbrido generaban, el poni alado giró en el aire con gran habilidad para ingresar al campo de visión de la criatura que hasta ese momento ignoró la presencia de su enemigo; sin pensarlo más, el pegaso se dirigió hacia el ojo del poderoso ser y con una cantidad suficiente de explosivos en su cuerpo, fue a estrellarse directamente con el ojo derecho que la criatura tenia abierto, en pocos segundos, toda la carga que llevaba consigo explotó.

- Aaagggg. Maldito débil, tu muerte cobarde solo alimenta mi ira. – respondió el híbrido después de rugir de dolor.

El aparato de la vista quedó completamente inutilizado, el híbrido tuvo que cerrar el ojo que le quedaba para poder abrir los de fuego, si no podía utilizar su combinación de hielo y rayo, entonces utilizaría el factor común de los dragones: el fuego.

Quemando aproximadamente un kilómetro de tierra, ponis, casas y diferentes edificaciones, la criatura pasó por fuera de la tercera muralla, conocía a la perfección el papel que debía desempeñar dentro del ataque final a la ahora nueva capital del mundo poni: Green Field. Dar media vuelta no le costó mucho, mostrando una vez más las grandes capacidades de maniobrabilidad que su cuerpo poseía, estas casi se podían igualar con los Wiverns, por la flexibilidad de sus huesos y su gran habilidad de vuelo.

Sus ojos ígneos observaban nuevamente a los ponis que se preparaban para dispararle ni bien se encontrase cerca del alcance de sus armas, bajar a tierra a confrontarlos era arriesgado, si a más pegasos se les ocurría sacrificarse de la forma en que aquel poni alado lo hizo, definitivamente arriesgaba más de lo que podría ganar. Se preparaba para realizar otro de sus devastadores vuelos sobre la ciudad, cuando entre los tejados, entre las terrazas y demás superficies altas, un unicornio entrado en edad y con una barba grande se movilizaba hacia la tercera muralla.

Transportándose directamente a la muralla, los ojos del barbado se clavaban en los ojos del híbrido, el dolor de Iniar por la pérdida de su ojo continuaba y así como en sus combates más feroces que libró en toda su vida, solo lo enfurecía más; su naturaleza de Wivern lo llenaba de una sed incuestionablemente fuerte de violencia, de destrucción, de sangre. Batiendo nuevamente sus alas, el híbrido voló directamente hacia la muralla, primeramente cerró sus ojos para abrir sus ojos amarillos; de inmediato el color de su cuerpo cambió a uno dorado, sus cuernos crecieron y una cantidad de magia se acumulaba en los mismos, apuntando el cuerno de su nariz directamente al hechicero, envió un rayo tan veloz que hasta ese momento ninguna criatura más que Discord lo había podido esquivar.

La luz emitida por aquella cantidad de energía lograba opacar la del sol, el sonido del impacto era igual a escuchar el golpe de un martillo contra la pared, como si se tuviera el oído solo a centímetros del impacto. Una transportación salvó al barbado del poderoso impacto, el poder del híbrido se hizo notar, pues con el rayo salido de su cuerpo, pudo destruir una parte significativa de la muralla, varios trozos se desprendían, cayendo al interior del anillo.

El híbrido avanzaba, sus ojos se centraban en el barbado. Luna pudo aparecer en el instante correcto, de inmediato, desde el cielo pudo observar la maestría que Star Swirl poseía en la magia, no en vano era legendaria. Literalmente, el hechicero flotaba en el aire, pues su magia podía volverse a él como objeto para la levitación, su concentración debía sr muy grande como para realizar algo similar; sus ojos brillaban y las chispas de energía salían por todo el perímetro donde se hallaba.

Sobre acumulando las energías para la magia que su cuerpo podía manejar, el barbado conjuró de forma rápida un rayo de magia negra con bordes violetas, el diámetro del mismo crecía a medida que llegaba hacia el monstruoso ser, pero debido a que los unicornios rara vez pueden mantener más de un hechizo al mismo tiempo, el barbado comenzó a caer, pero mientras lo hacía, no dejaba de utilizar su rayo de magia negra.

La cabeza de Iniar, así como una parte frontal de su cuerpo fueron golpeados por la gran cantidad de energía que Star Swirl le enviaba, no podía enfocar nada a su vista, al soltar un rayo, no pudo percatarse de que falló por una gran diferencia, dejando un gran cráter en las tierras de cultivos.

Poco antes de tocar el suelo, el barbado nuevamente se transportó, esta vez a espaldas de la pesadilla de los pegasos. Sin esperar ni siquiera un segundo, el hechicero hizo levitar una porción grande de tierra del piso para levantarla rápidamente del piso, y después de haber descendido unas decenas de metros, la dejó caer.

- Dónde estás – Rugió el híbrido, poco antes de recibir otra descarga de energía, esta vez era un rayo blanco con bordes azules.

El golpe dio de lleno en la espalda del híbrido, quien rápidamente utilizó su cola para asestar un golpe a su atacante, pero este volvió a desaparecer, en el siguiente segundo, el peso combinado de piedras, tierra compactada e incluso vegetación golpeó a la criatura directamente en su cabeza. Muchos se asombraron del golpe que dejó a la criatura en una especie de quietud mental, solo se mantenía en el aire batiendo las alas, el barbado estaba a cientos de metros, preparando el siguiente hechizo, cuando algo parecido a una sonrisa se dibujó en el rostro del híbrido. En el siguiente segundo, su cuerpo se tornó rojo, con escamas más gruesas y cuernos medianos. Las espinas de su espalda se reabsorbieron, volteó su cabeza para apuntar al barbado y lanzar su bola de fuego tan destructora, desde luego, Star Swirl tuvo que transportarse a espaldas del monstruoso ser para evitar su fin; pero este se esperaba el movimiento, su cola en un despliegue de velocidad y fuerza se agitó para golpear al unicornio, quien estuvo a punto de recibir un golpe mortal, pero una fuerza lo elevó, tomándolo de las axilas.

Al observar hacia arriba, pudo percibir a su rescatador.

- ¿Red?

- El mismo señor Swirl ¿listo para terminar con esta cosa?

El unicornio se limitó a observar al segundo al mando de las facciones pegaso, tomando su espada con los cascos en lugar de la boca, el poni alado soltó al unicornio para dirigirse a las membranas de las alas del híbrido, quien ya se había dado media vuelta en el aire para lanzar otra llamerada infernal, combinándola con el movimiento brutal de sus alas para acelerar la dispersión del fuego e incrementar su alcance.

El hechicero tuvo que generar un campo de fuerza lo suficientemente grande como para abarcarlo tanto a él como al pegaso, las llamas no lograban atravesar el campo, pero la temperatura dentro incrementaba.

Consecuentemente el unicornio comenzó a caer y de la misma forma, el pegaso comprendió la estrategia del unicornio, por lo cual descendió hasta un punto en el cual el campo de fuerza no era golpeado por las llamas; el escudo de magia se disipó, dejando pasar el fuego infernal, Iniar paró de inmediato, debía cambiar de estrategia, así que cerró sus ojos para abrir sus ojos amarillos. Su cuerpo cambió mientras comenzaba a ingresar nuevamente a la ciudad fortaleza por el aire.

Los pegasos comenzaban a ascender, el valor que infundía red al afrontar nuevamente a la criatura los inspiraba a enfrentarlo junto con él. Volando con asombrosa habilidad, alzaban nuevamente sus espadas, sus lanzas e incluso algunos llevaban unicornios con ellos, trabajando de manera conjunta, incluso los ponis comenzaban a galopar por caminos hechos con la magia pegaso a base de energía mágica y algunos elementos que podían hacer levitar para crearlos. En el aire, Iniar era constantemente acosado por el despliegue armamentístico de las fuerzas conjuntas poni, enviaba rayos a distintos puntos, principalmente en las secciones del muro que se hallaban repletas de máquinas de asedio; incluso el uso de su fuego era detenido por barreras mágicas que los unicornios creaban, los ponis terrestres galopaban y disparaban sus carabinas desde el aire, muchos apuntaban a los ojos e Iniar podía ahora podía sentir el terror de perderlos nuevamente, ya se encontraba en el centro de la ciudad, su vuelo había sido lento.

Los capullos eclosionaban, dejando salir a las criaturas planta, las esporas que eran liberadas continuamente continuaban en el aire, innumerables llegaron a pegarse en el cuerpo del monstruoso ser, muchas otras en los ponis, que mostraban un pavor al ver crecer de forma lenta a las pequeñas criaturas, algunas con forma de ratas, otras de insectos; pero todas lanzaban pequeños ataques, muchos más molestos que peligrosos, las mandíbulas de los insectos solamente llegaban a rasgar la piel, las ratas se paseaban mientras utilizaban sus dientes de similar forma que los insectos.

Mientras los ponis trataban de quitarse las molestas criaturas de encima, el híbrido se dio media vuelta, utilizó una de sus patas para eliminar a un grupo de ponis, mientras abría la boca para liberar una llamarada. Star Swirl acudió al instante, su poderoso rayo de magia golpeó al híbrido en la mandíbula, cerrándola y evitando así que el fuego que pretendía liberar, saliera a devastar a las fuerzas.

En pocos segundos, las pequeñas criaturas planta fueron eliminadas e Iniar se quedaba solo, su estrategia no había servido mucho, sus poderosas garras, con golpes brutales logaron eliminar muchos de los ponis, pero estos salían como cucarachas y debido a la presencia del unicornio barbado, muchas de ellas evitaban sus golpes con una transportación en masa. Sus movimientos brutales, mortales y veloces se volvían poco efectivos ante tal desenvolvimiento de la magia e ingenio poni, debía mantener los ojos entrecerrados para evitar sufrir daños masivos en los mismos por las balas de los terrestres.

Agitando sus alas para crear una fuerte ráfaga de viento, el híbrido liberó una gran cantidad de fuego, para cubrir toda el área a sus espaldas que era donde se hallaban los ponis que lo perseguían, después se impulsó en esa dirección, utilizando su cuerpo como proyectil viviente, al sentir pequeños golpecitos en su cuerpo, se sintió complacido, le había dado resultado, porque además, ahora podía seguir hacia el mejor lugar.

Luna se vio obligada a regresar donde la se llevaba a cabo la misión para eliminar a la criatura; desde la lejanía, podía distinguir la batalla que libraban los ponis contra el híbrido, las enormes cantidades de ponis que lo perseguían en el aire se veían como puntitos. Sin embargo, la criatura parecía estar siendo derrotada progresivamente.

- Allá está, Windruner, prepara el cañón, nosotros nos encargamos de ellos. – Ordenó un poni de tierra mientras utilizaba su carabina para eliminar a un chacal que se aproximaba.

Las unidades de las fuerzas del caos eran más numerosas, Luna pudo comprender pronto el compromiso de los ponis; de ser necesario, se sacrificarían para destruir la estatua. Los chacales se aproximaban ladrando, mostrando los dientes; los escarabajos sacaban a relucir sus armas especiales; los vulcanos cambiaban su forma para aproximarse a sus enemigos, cual masa uniforme que eran.

Los primeros choques de las espadas, sables y kopesh no se hicieron esperar, los chacales continuaban defendiéndose los unos a los otros, pero aun así, la superioridad de las armas de los ponis lograba efectuar daños hasta entonces insospechados por las fuerzas del caos.

En principio, ninguna criatura se atrevería a ingresar en batalla abierta contra el híbrido, su poder era muchísimo más grande que muchas de las criaturas, y sin embargo, aun así lo confrontaban; si algo había que Iniar podía llegar a apreciar en sus presas, era el valor que podían llegar a poseer, pero en los ponis, valor no bastaba para describir lo que hacían, incluso los pegasos a los que había vencido con completa facilidad lo confrontaban nuevamente; no, aquello era muy sobresaliente, sus garras nuevamente quitaban unos ponis de en medio, mientras su ojo de hielo se abría para transformar su cuerpo, una cantidad gigantesca de fuego gélido se abrió paso junto con el mientras avanzaba hacia el exterior del tercer muro.

Los ataques en masa de los ponis continuaban acosándolo, persiguiéndolo, sus llamas, sus golpes, incluso el despliegue de ferocidad más grande no podían contra ellos, estaban dispuestos a morir por defender su nación, por defender a sus seres queridos y más que todo, por defender su libertad.

Poco antes de llegar al final del tercer anillo, el híbrido pudo sentir un rayo del barbado, esos despliegues de magia eran increíblemente poderosos y desde luego, dolorosos, realmente lograban dañar al monstruoso ser en todo su poderío, pero este, perdiendo la estabilidad del vuelo, jugó una última carta para eliminar a los ponis. Abriendo todos sus ojos, salvo el par de ojos normales, su cuerpo se transformó de forma inédita: los cuernos le crecieron, sus escamas se ensancharon, su cola comenzó a adquirir una terminación ósea llena de púas, sus alas crecieron en tamaño y por si fuera poco, al abrir la boca, mostró la capacidad mortal que ahora poseía. Una cantidad de energía cruzó por su cuerpo, moviéndose en todas direcciones, salió despedida por el cuerno en la punta de la nariz, posteriormente, las llamas que logró expulsar tenían grandes cantidades de vapor y dentro se hallaban ocultas varias esquirlas de un hielo comprimido.

Ante una capacidad tan amplia de ataque, los escudos mágicos de los unicornios eran atravesados por los rayos, el calor incrementaba con las llamas y las esquirlas se clavaban en los cuerpos de los distintos blancos; pero el ataque no se detenía, de donde fuese que la criatura obtenía el material para generar tantos ataques, debía ser increíblemente avanzado.

- ¡Dispara ahora! – La orden del poni terrestre se escuchó al pie de la letra.

Impresionada, Luna observaba como la bala de plomo de al menos cuarenta quilos se pesó atravesaba el aire para golpear la estatua de dragón, las fuerzas de Discord que se encargaban de protegerla tampoco podían creerlo. Las patas, la cabeza, incluso los detalles como las alas, se resquebrajaban, para después romperse en miles de fragmentos que cayeron a la tierra, la gema simplemente estalló, liberando una energía violeta que desapareció a los pocos segundos.

Del otro lado, la armadura de Iniar comenzaba a incendiarse en llamas verdes y azules, su ataque se detuvo inmediatamente, incluso Star Swirl que se hallaba detrás de él junto con la mitad de los ponis que pudo trasladar observaron impresionados el efecto que tenía el haber destruido el artefacto con el cual convocaron a la criatura, esta levantó vuelo tratando de escapar, pero la magia implicada en su conservación se veía interrumpida, sus rugidos de dolor llenaban el aire, retumbando y hasta ensordeciendo los oídos de los presentes, en menos de quince minutos de un intenso movimiento, la criatura cayó pesadamente, removiendo tierra y provocando un estruendo a su paso, árboles, rocas, incluso la magia de varios unicornios que trataron de detener su movimiento no pudieron frenarlo. No fue hasta que su cuerpo llegó a la muralla que una luz de esperanza se encendió en los ojos de todos los ponis; los gritos no se hicieron esperar, mucho menos la celebración por la derrota de la criatura más poderosa al mando de Discord.

Su cuerpo aun en llamas, comenzaba a desprender pedazos pequeños de carne que se quemaban en el aire como hojas de papel. Pasaría un buen tiempo hasta que todo su cuerpo pudiese desaparecer. Insidius observaba complacido la derrota de la criatura. Pero cuando observó una figura de un unicornio con pelaje gris y melena similar al de una cebra que se acercaba a un cañón, algo dentro de él comenzó a alarmarse.

En lugar de insertar una bala el extraño poni insertó uno de los artefactos explosivos. Después se volteó para observar al general directamente a los ojos; las pupilas rojas de diferentes tamaños en cada ojo y sus ojeras, así como la presencia de dos cuernos salidos de la nada le informaron al poni terrestre la identidad de la aberración que tenía al frente.

- ¡Discord! – Gritó Insidius con todas sus fuerzas, para que así todos lo escucharan y se pusieran al tanto del peligro.

Poco después el cañón fue accionado, pero este había cambiado su constitución de plomo a cristal, el artefacto explosivo se activó y el cañón, así como el líquido inflamable de la bomba se extendieron por todo el sector.


Espero que les haya gustado, ahora sí, les informo que como ya terminó el semestre, pues tendré un poco de tiempo más para escribir, así que trataré de publicar más seguido, quizás con cinco días entre publicación. Pero antes de irme: ¿Será este el fin del caos? ¿Quién ganará en esta lucha entre el bien y el mal? ¿Por qué estoy haciendo tantas preguntas? Descúbranlo en el siguiente capítulo.

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