Discord
Chapter 50: El inicio del fin 2
Previous Chapter Next Chapter¡Capítulo 50! No me gusta hacer fics demasiado largos; pero supongo que después de un año y un poco más trabajando en este escrito que era muy ambicioso en el inicio, he ido cambiando en mi forma de enfocarlo, a estas alturas, quizás hasta he ido mejorando como autor, pero eso lo dirá el lector. De todas formas Yay, super Yay, nunca pensé llegar al capítulo 50.
Los tentáculos de la criatura se volvían más y más extensos, se dividían, crecían de forma incontrolable, por cada tallo que las espadas de los diferentes soldados cortaban, otros dos se generaban de la misma sección cortada, los disparos no lograban dañar el grueso tallo de la criatura que se regeneraba con ahínco, los rugidos extraños de la criatura no llegaban más allá de los cien metros, pero no dejaban de ser increíblemente intimidantes, pues daban cuenta de que la criatura todavía se hallaba con vida. La planta movía sus tallos de forma continua, atrapando pegasos y llevándolos a tierra para envolverlos con sus raíces.
Celestia pudo notar lo que sucedía con los ponis atrapados, de alguna manera estos se quedaban dormidos dentro de unos sacos semitransparentes, similares a los capullos de los changelings, después, un líquido amarillento se esparcía dentro; la princesa del sol tardó en entenderlo, pero por fin pudo percibir el porqué de todo aquello. La criatura estaba digiriendo a los ponis atrapados, eran su alimento, aquellos ácidos disolvían la carne, huesos, incluso piedra y metal, para convertirse en materia prima para que la planta continuase creciendo. Lejos de ser impresionante, el funcionamiento de dicho ser era horroroso para los oponentes, quien trataban de liberar a sus camaradas de los sacos. Pero de nada servía, puesto que la mayoría ya de ellos ya estaban muertos.
A cada segundo que pasaba, la criatura incrementaba su agilidad, la extensión misma de la planta ganaba terreno sin mucha resistencia por parte de los ponis. Era una contingencia difícil de prever, tenían un plan por si Discord llegaba directamente al anillo central para ingresar al palacio de gobierno para hacer su jugada repetida en las anteriores ocasiones, encerrar al líder para así separarlo de las tropas, aquella sensación era una de las más horribles, los pegasos eran los más apegados a una cadena de mando; Celestia pudo comprender que al perder todo contacto con la comandante Hurricane y al mismo tiempo, perdiendo constantemente a los diferentes oficiales, sus movimientos fueron poco planeados, inhabilitando así su capacidad para el combate cuerpo a cuerpo perfectamente sincronizado y letal, en esta ocasión, no los tomarían por sorpresa. La princesa del sol siguió al poni alado mientras llevaba al rey entre sus cascos, su velocidad era alta, pero la princesa pudo alcanzarlo.
- Mi Rey, las defensas en el exterior fueron un completo éxito, Black Feather y Red dudan de si era el ataque real de Discord. – Informaba el guerrero de la caída Cloudsdale mientras miraba de reojo cualquier indicio de peligro en el aire.
- Por lo visto no, nuestra prioridad es eliminar esa cosa. Te enfrentaste a esas plantas en Canterlot ¿Verdad? – Cuestionaba el rey mientras era llevado por los aires, a los pocos minutos era transportado a otra locación, una torre de varios pisos, donde aguardaban varios pegasos, unicornios y un batallón completo de ponis terrestres.
- Desde luego que sí señor, pero no nos enfrentamos a algo similar.
- Entiendo, los muros del primer anillo tienen una gran cantidad de maquinaria de asedio, estoy seguro que con ayuda de la división F ustedes podrían combinar los proyectiles y las cargas explosivas que diseñaron hace unas semanas.
- Pasaré el dato a Black Feather, suena razonable señor.
Otro pegaso se adicionó al grupo, escuchando las sugerencias del rey bastardo, la velocidad de reacción lo era todo contra Discord, sus defensas dependían de cuan bien se las organizaba y cuan inteligente resultaban los contragolpes de las mismas. Ahora Discord ya había perdido la mitad de sus fuerzas, no faltaba mucho para que el resto también se viese mermado; el truco era zafarse a tiempo de sus movidas, por muy difícil que llegase a ser. Los pegasos partieron en diferentes direcciones, su información resultaría clave para la organización de una defensa.
Luna observaba la falta de actividad en todo el exterior de la muralla de piedra, las armas que los ponis terrestres diseñaron eran superiores a las existentes en la actualidad pero ¿Qué pasó con ellas? Se preguntaba mientras escuchaba las palabras que un pegaso blanco con melena cian llegaba para informar a una pegaso de armadura dorada y negra noticias.
- Mariscal Thrush el comandante Black Feather requiere la mitad de pegasos y unicornios, para la defensa del anillo central.
- Dejará la protección del exterior mermada, pero si los necesita, llévatelos. – Le respondía la pegaso desviando sus ojos violetas al horizonte. Debía mantener vigilado el lugar.
A juzgar por la luz del sol, se encontraban en el extremo norte de Green Field, la cordillera Macintosh se hallaba al sur y los pantanos Hayseed al este, se elevó en el aire para apreciar mejor lo que acontecía en el centro de la ciudad y no pudo creer lo que pasó en menos de diez minutos, una planta gigantesca había destruido el palacio presidencial, las calles estaban inundadas por las raíces, tallos y frutos de la criatura de tejido vegetal, se parecía bastante a las plantas que la atraparon junto con su hermana, pero su color era distinto y también tenía la capacidad de engendrar criaturas diversas a partir de tejido vegetal, increíbles es cierto, porque poseían una belleza inigualable, a substitución de pelo, tenían pétalos de flores, tonalidades de diversos colores, tallos fuertemente afianzados para permitirles el movimiento ojos cristalinos hechos a base de cristales o frutos, a falta de dientes y de garras, poseían ramas, piedras afiladas, espinas; una corteza de madera increíblemente resistente recubrían partes de sus cuerpos, en especial de las criaturas de tamaño considerables. Dicha belleza sería apreciable si se encontrasen en un momento lejano al cual se encontraban, es decir si la guerra no se hubiese extendido a tal grado que todos se vieron afectados.
Cantidades considerables de pegasos volaban en dirección al anillo central, unicornios se transportaban desde las diferentes posiciones de defensa, el fuego en el centro se dio inicio luego de pocos minutos de haber iniciado el ataque sorpresa. Celestia se había adherido a la facción destinada a proteger el interior de la ciudad con la artillería, pegasos llevaban en sus cascos cantidades cuantiosas de algo denominado bombas de bombardeo, constaban de una estructura de madera que llevaba dentro una cantidad de químicos reactores explosivos y altamente destructivos, solamente tenían que lanzarlas desde el aire procurando poner la cabeza del artefacto boca acabo, pues esta debía chocar con cierta fuerza para accionar el mecanismo que accionaba la capacidad implosiva de los químicos dentro, de esta forma lograban generar un daño mayor a ingresar armados con espadas o incluso con más carabinas herradura.
A simple vista, los disparos lograban dañar a la criatura que comenzaba a transformar muchos de sus tallos en extremidades gruesas con madera al final de las mismas, uniéndolas en muros de considerable tamaño, se defendía de muchos proyectiles que sumados lograban romper, perforar, explotar las diferentes áreas del cuerpo de la criatura. El fuego se concentraba en la cabeza de dicha planta, mientras que las plantas adyacentes crecían con completa libertad. Pero siguiendo la lógica bajo la cual había crecido, destruir la planta madre que al parecer les transfería la materia base con la cual las plantas hijas engendraban las criaturas que a fin de cuentas serían innumerables, también destruiría a los retoños, pues se quedarían sin dicha materia.
Los fluidos transferidos por la planta primigenia se mantenían en constante flujo a través de gruesas raíces que la conectaban con las demás plantas derivadas. Pero de pronto, Celestia pudo anticiparse al siguiente golpe del señor del caos, porque pudo ver debajo de los límites de los muros; una figura bípeda se trasladaba velozmente por las calles del segundo anillo. Su tamaño y el color de su piel azul con líneas rojas eran pistas de la identidad de dicha criatura: ¿Acaso podría ser Argos? A primera vista, enviarlo significaba brindar algo de apoyo mientras la planta primigenia crecía y terminaba de alimentar a los retoños que segundo a segundo se seguían extendiendo, utilizando las edificaciones como defensas y escondrijos, dentro de poco las criaturas generadas saldrían. Poco después, la princesa pudo notar la presencia de unos cuantos flujos de agua en el muro, pero estas ascendían… momento, aquello no era agua, así como en la montaña, era mitrita en movimiento, aquellos detalles podrían pasar fácilmente desapercibidos por la atención que requería la defensa del anillo central, no muy a lo lejos, la maquinaria de guerra se mantenía funcionando al ciento diez por ciento, era recargada, para después ser accionada, los proyectiles se acababan y se respondían en pocos minutos por la división de logística, que lograba, de alguna manera llevar grandes cantidades de municiones a los diferentes puntos de defensa, desde balas para cañones, carabinas, hasta rocas para las catapultas, flechas de hielo, flechas con fuego y bombas. Celestia sabía de la capacidad bélica de los ponis, pero también sabía que no podían predecir los movimientos del señor del caos, o de sus fuerzas.
Una luz poco llamativa se presentó, instantáneamente, una criatura bípeda sin ojos, boca u oídos se apareció, llevaba un casco y una armadura hechas de un metal de poco brillo y la forma de su armadura cambiaba, sus armas no eran más que dos sables medianos, unas botas hechas con piel de algún animal, sus piernas tenían protección, vendajes blancos lo recubrían, además, la mitrita que llevaba no se resumía en lo que llevaba puesto, las afluentes del metal vivo se movían sobre los límites del muro, tomando diferentes formas y acercándose al guardián del señor del caos. Mucho antes de que los ponis se dieran cuenta siquiera, el extraño protector comenzó a atacar, primero lanzó su sable al primer pegaso que lo observó, una cantidad de mitrita se transformó en una gruesa placa plana que se posicionó detrás de él; siguiendo con sus pasos tremendamente entrenados y de una maestría sorprendente, el guardián comenzó a correr, otra espada se formó en su mano, a su paso cortaba, desmenuzaba, clavaba sus armas a los diferentes ponis.
Un poni terrestre el suficientemente veloz se dio vuelta para disparar su carabina, pero bastó una pequeña cantidad de mitrita en la boca del cañón para detener la bala. Pequeños cuchillos se aparecían alrededor del guardián, que los tomaba, para lanzarlos a gran distancia, sin fallar en ninguna oportunidad, ya enterados los diferentes ponis, comenzaron el contraataque; a esas alturas el guerrero ya había eliminado al menos a quince ponis del lugar. Poco antes de que los disparos se efectuasen, el guardián utilizó su brazal de viaje para trasportase a otra zona, la idea era simple, pero eficaz, dividir la concentración de los oponentes, para después ir mermándolos de a poco; desde luego, Argos nunca podría contra todo un batallón solo, mas su capacidad para salir y entrar del combate le daban la oportunidad de poder enfrentarlo hasta el cansancio sin recibir daños severos. Pues a esas alturas uno de sus brazos había sido alcanzado por la punta de una espada.
El siguiente lugar al que se transportó, tuvo el mismo trato, desde donde la princesa se hallaba, pudo notar la eficiencia del movimiento del mejor guerrero de Discord, esta vez utilizó su cinturón de dragón para llamar la atención de los diferentes puntos de defensa.
- Señor, esa criatura es una de las más peligrosas a las que podemos enfrentarnos. – Advertía un pegaso mientras sacaba su espada para esperarlo si es que decidía regresar.
- Solicita apoyo aéreo, no podrá mantener ese ritmo para siempre; ustedes, sigan disparando, lo que Discord quiere es distraernos del verdadero objetivo.
El pegaso salió disparado, casi de inmediato un grupo de sus congéneres bien armados y de aspecto fuerte se reunieron, a medida que el poder del brazal se reducía, Argos también se cansaba, su cuerpo era asombroso para la pelea, pero también poseía un límite, el intento de distraer a las guarniciones de defensa, bombardeo y artillería, paulatinamente se volvió poco efectivo. Cinco minutos disparando sin parar a la planta primigenia finalmente comenzaban a tener resultados, además, los unicornios ya habían llegado, utilizando hechizos desde su posición, con túnicas grises, otros con una especie de anillo alrededor de sus cuernos para amplificar la energía que podían controlar y unos pocos con libros, artefactos antiguos salidos de los mejores hechiceros de magia obscura utilizaban diferentes conjuros, desde la quema instantánea de tejidos hasta hechizos de muerte y putrefacción sobre la planta. La vitalidad de la criatura vegetal decrecía velozmente, sus hojas se marchitaban, el éxito parecía hacerse inevitable. Pues incluso sus ramas se retorcían y unos quejidos se emitían de la boca de la criatura que lentamente perdía sus hermosos colores violeta, amarillo rojo y cian, tornándose
Los retoños sin embargo, seguían sustrayendo materia prima para la generación de sus vástagos, el número crecía constantemente, los capullos se contaban de a cientos dentro de cada edificación, a esas alturas, la tres cuartas partes del anillo central estaban invadidas por las plantas que seguían en un estado de inacción. El ataque de Argos era cada vez más limitado, pues los diferentes puntos de defensa ya estaban alerta de sus asaltos.
Cuando Celestia alzó vuelo para tratar de localizarlo, notó la caída de unos cuerpos desde el cielo: eran pegasos; pero ¿Qué les había sucedido? Al mirar hacia el cielo, pudo notar la envergadura de aves de plumaje negro que despedían pequeñas cantidades de humo negro. Eran las karis. Las siete que quedaban; volaban a favor de una corriente de aire, sin representar peligro para ninguno de los presentes, pero de todas formas, eliminaban ocasionalmente a algún pegaso desapercibido, no pasaría mucho tiempo hasta que los ojos expertos de los pegasos pudieran reconocerlas, entonces, con la capacidad superior de las carabinas, podrían liquidarlas. Aquellas acciones tan eficientes, eran la muestra perfecta de la desesperación que Discord probablemente tenía; además, los ponis no se dejarían sorprender nuevamente por las tácticas retorcidas y caóticas del Draconequus. Pero dónde estaba Star Swirl, esa pregunta no se alejaba de la cabeza de ninguna de las dos hermanas reales, quienes a pesar de que llegaron sabiendo bien cuál sería el resultado de aquella batalla, se dejaban llevar por las distintas emociones, por la acción constante, por la incertidumbre de los diferentes momentos de la historia, aquel era el momento definitorio de la guerra, aquel era el momento que no se escribió en la historia de Equestria.
El vuelo de la princesa Celestia se vio interrumpido por el inicio de un ataque conjunto.
Argos había sido atrapado por la magia de dos unicornios que reaccionaron de forma oportuna ante su ataque, sus movimientos limitados no le bastaban para salvarse de un devastador ataque con las armas de los ponis terrestres, incluso un cañón le apuntaba, la mitrita cubrió las bocas de todos los cañones del lugar que se encontraban apuntando tanto a él como a la planta madre. Los ponis se dieron cuenta de la jugada.
- Ponis, la cosa lleva un amuleto mágico en su cuello, es el amuleto del alicornio, está utilizando magia para controlar ese metal, quítenselo y podremos eliminarlo. – Advirtió un hechicero unicornio mientras utilizaba su magia para mantener encarcelado al guardián del señor del caos.
La princesa no pudo evitar sentir algo de pena por la criatura, pues esta, así como los trolls entrenados, no poseía una libertad de obrar, sus acciones eran el deseo de Discord y este deseaba solamente un fuego consumidor, destructor, proveedor de angustia y llanto, un ser semejante podía hacer cualquier cosa con tal de obtener sus tan ansiados deseos, con tal de ver a los ponis hundirse bajo el caos del que tanto hablaba. En ese sentido, la existencia de Argos era lamentable, porque estaba obligado a seguir las órdenes de Discord, era una extensión de este y al mismo tiempo, era tan horroroso como este.
El guardián se limitaba a mantener sus sentidos alertas, la visión de casi 360 grados, su audición extrema, incluso sus músculos se relajaban para la siguiente parte, incluso él no sabía lo próximo que pasaría, pero debía estar preparado, los pequeños cuchillos arrojadizos que se formaron hace instantes atrás finalmente llegaron desde lejos a sus manos, en total eran tres, la magia evitaba que hiciera movimientos prolongados y grandes, así que, en un solo movimiento de muñeca y antebrazo apuntó, transfirió la fuerza para el lanzamiento y finalmente lanzó el cuchillo, este de inmediato avanzó hacia un unicornio que lo mantenía en su prisión, un pegaso fue lo suficientemente veloz como para utilizar su espada y desviar el arma arrojadiza, mostrando la legendaria habilidad de su especie dentro del campo militar.
- Gracias. – fue todo lo que el unicornio necesitó decir. Su pelaje gris y ojos rojizos a eran apenas visibles a causa de la capucha que llevaba.
- Estamos juntos en esto. – Respondió el pegaso de melena rojiza, pelaje negro y ojos celestes, sus iris se posaron en las de la criatura, levantado su espada se acercó junto con otros soldados ponis y pegasos, debían eliminar a la criatura entes de que esta hiciera algo inesperado.
Sin previo aviso, al menos no uno que fuese lo suficientemente notorio, una fuerza grande empujó a todos los presentes por diferentes direcciones, muchos cayeron por los grandes muros del primer anillo central siendo rescatados de inmediato por los pegasos. Celestia, que había tenido que utilizar un campo de protección que también estuvo bajo el efecto de invisibilidad de la poción. Pudo observar la llegada de los karis, en específico, aquella ave que había llegado al rescate de Argos tenía una gran cantidad de humo saliendo de sus plumas, lo cual quería decir que se había alimentado recientemente, sus energías debían estar recargadas, sin esperar más, sus patas comenzaron a caminar para encontrarse con la mano del guardián, subió sin mucha dificultad al hombro del mismo y recibió algo parecido a una caricia en la cabeza. La Kari en cuestión, liberó algo de su magia para recargar la magia que el guardián poseía dentro de su cuerpo. Pues el amuleto tenía otra finalidad que alimentarlo, el amuleto era la razón por la cual podía utilizar la mitrita de forma tan amplia y también era la razón por la cual sus artefactos se recargaban rápidamente, no obstante el amuleto también tenía un límite de generación de magia que a comparación de un elemento de la armonía era como como comparar un grano de arena con una montaña.
Ignorando todo aquello, la princesa observó alrededor, los diversos karis en el cielo comenzaban a bajar en picada de forma similar, el campo de fuerza que su magia generaba era lo suficientemente poderoso como para contener las balas de las carabinas.
Cinco, cuatro, tres, dos, uno, esquivando flechas, deteniendo balas, cambiando de dirección mediante una transportación, la aves de Discord bajaron buscando sus respectivos blancos, al impactar con el piso de las murallas, no solamente lograban eliminar a uno o dos soldados, pues de ser así, su ataque no sería más efectivo que el de Argos, no, su objetivo consistía en utilizar la fuerza de choque de sus campos de fuerza contra el piso de roca de las murallas, para impulsar las maquinarias de asedio hacia el borde de las murallas, logrando que estas cayeran abajo, se estropearan y en el caso de los cañones de acero y plomo, que perdieran sus operarios.
Siete puntos donde los disparos se concentraban fueron inhabilitados, por tanto, el asedio a la planta madre se redujo, también los hechizos que realmente estaban aniquilándola se detuvieron, algunos continuaron, pero una Kari se transportó directamente a la planta y con un simple movimiento de sus alas robó toda la energía utilizada en dichos hechizos; la cantidad era tan grande que su cuerpo comenzó a emitir una enorme cantidad de humo que por su densidad, bajó por la planta hasta llegar al piso, para después disiparse. Entonces, el ave que tenía una magia como pocas veces se podía apreciar. Comenzó a ascender al cielo, tan arriba que los ojos de Celestia la perdieron.
Entonces pasó algo que no tenía previsto. La luna comenzó a ascender hasta provocar un eclipse. La obscuridad se abalanzó sobre toda Equestria. La princesa de la noche, recordó el triste pasaje de la historia cuando trató de tomar el gobierno de Equestria bajo sus cascos y eliminar a su hermana, ciertamente las circunstancias actuales difícilmente podrían ser catalogadas como iguales, pero existía una especie de reacción ante los eclipses, sobre todo en los unicornios y alicornios, pues estos tenían la costumbre de controlar los ciclos solares, cuando de alguna forma, el sol o la luna se movían sin que fuese su voluntad, provocaba un sentimiento de impotencia, de nerviosismo e incluso de incomprensión.
"En su tiempo fueron quienes se encargaban de traer el día y la noche" La voz de Buglar resonó dentro de la cabeza de la princesa de la noche, que ahora comprendía la razón por la cual las Karis eran los y las alicornios de su momento, en su extraño continente que era más antiguo que los mismos ponis.
- ¡Recuperen el control del día y la noche! – Gritaba un pegaso mientras trataba de observar el campo de batalla.
Los disparos de los puntos que no habían sido atacados continuaban, la luz emitida por la pólvora en plena combustión iluminaba dichos puntos, las explosiones de las bombas transportadas por los pegasos también iluminaba a la planta madre que ahora tenía un aspecto más terrible que antes, sus cabezas se habían multiplicado y había desarrollado diferentes flores, de tamaño tan grande como casas ponis, aun eran meros botones a punto de liberar las semillas que seguramente existían dentro, de la misma forma, grandes cantidades de retoños ya completaban su crecimiento y junto con ellos, los capullos escondidos en su mayoría también se hallaban maduros. El asombroso crecimiento de aquella criatura era, de momento, inexplicable.
Celestia pudo escuchar unos aleteos cercanos ¿Sería un pegaso? La luna era movida lentamente por una cantidad enorme de unicornios, que luchaban contra la magia acumulada del Kari, sin embargo, era evidente que este daría una lucha intensa antes de que su magia acumulada se acabase.
Los unicornios utilizaban su magia para iluminar porciones de tierra, ponis terrestres llevaban antorchas y las catapultas comenzaban a disparar proyectiles hechos con madera y empapados de combustibles que se prendían para después ser disparados hacia diversas partes fuera de la tercer muralla y dentro se utilizaba el sistema eléctrico para encender las luces que no habían sido afectadas por las acciones bélicas, mas su iluminación pobre apenas lograba dar una certeza de lo que pasaba en los distintos lugares.
Los pegasos continuaban volando mientras eran atacados por los karis, extrañamente las líneas de las plumas de sus colas comenzaban a brillar cuando se encontraban lo suficientemente cerca de un pegaso, su vuelo silencioso dificultaba su ubicación, por lo cual, realizar las tareas de bombardeo era muy arriesgado.
- Quiero que los grupos de caza aérea salgan junto con los bombarderos, esas cosas son débiles en combates cuerpo a cuerpo. – Aclaraba Black Feather.
- ¿Por qué lo dice señor? – Cuestionó un soldado.
- Por esto. – le respondió el capitán de los pegasos, mientras sostenía con el cuerpo de una de las aves a la luz de una antorcha que un poni terrestre cedió.
El cuerpo del ave, ahora sin cabeza, con las plumas aun despidiendo humo negro y las líneas rojas brillando era el centro de atención de todos los presentes. Menos de Luna que pudo ver claramente el aspecto demacrado del pegaso, efectivamente, Black Feather seguramente había sufrido de un ataque repentino de la criatura en uno de sus viajes. Pero de su aspecto se podía deducir que estuvo a pocos segundos de convertirse en energía para la aterradora magia de las aves. Sus ojos estaban a medio cerrar, sus capilares habían reventado a causa de la conversión de tejidos, fluidos y demás en magia, por lo cual sus ojos estaban rojos, su signo de cansancio era evidente, sus patas, así como su cuerpo daban la señal de haber reducido su grosor, incluso los pelos de su cuerpo se desprendían. Estuvo a punto de caer, pero un poni terrestre se hizo de apoyo.
- Díganles a todos, esas cosas necesitan que ustedes las miren, cierren los ojos cuando se aparezcan y utilicen sus espadas para acabar con ellas. Si no lo hacen, nuestros bombarderos no podrán continuar con su ataque y seremos presa fácil para esa cosa, que un grupo se encargue de proteger a los que tratan de bajar la luna… Soldado. – Dijo el pegaso mientras afianzaba su casco al poni terrestre.
- ¿Señor?
- Llévame donde un unicornio, quiero ver a Burn… y a… la Mariscal Thrush.
- Sí mi comandante. – Respondió el pegaso soldado.
La asombrosa y escabrosa forma de alimentación de las Karis no conocía precedente dentro de la mente de Luna, pues era tan rara, tan… aterradora que difícilmente podía concebir un ecosistema donde una criatura semejante fuese algo así como un depredador de las distintas criaturas que existían en su continente. Y aunque Black Feather había logrado salvarse de un ataque e incluso eliminado a una de aquellas criaturas, su cuerpo había sido dañado seriamente y probablemente, al igual que Luna, presentía que dentro de poco su cuerpo no resistiría más el estado lamentable en el que lo había dejado la media alimentación de la criatura.
Seis karis restantes, cinco con la ausencia del que había subido a levantar la luna para el eclipse lunar, si los pegasos lograban seguir al pie de la letra las instrucciones del pegaso, probablemente lograrían eliminar a las aves.
Celestia por su parte se regresó donde Argos se hallaba parado junto con la Kari que seguía en su hombro. De un momento para el otro, el guardián comenzó a movilizarse caminando por el piso de la muralla, tenía unos cuantos ponis a los cuales tenía que hacer frente, la producción en masa de la planta seguramente era clave para la estrategia del señor del caos. La princesa del sol estaba convencida, no se podría realizar un ataque tan sincronizado a una ciudad con las defensas de Green Field, así que Discord debería estar… Oh no. Dijo dentro de su cabeza, Discord probablemente ya estaba en la torre junto con el Rey Bastardo, todo aquello probablemente era una mera cortina de humo para que pudiese llegar donde el gobernante de los ponis en general. Si el caía, la guerra perdía el factor moral de tener a su líder a su lado. Aunque este estuviera dentro de una torre dando órdenes, vigilando y tratando de anticiparse a las jugadas del señor del caos, compartiendo la mayor parte de la inclemencia de la estratagema de Discord junto con todos los generales, comandantes, mariscales y soldados en general de la defensa de Green Field, el último punto de resistencia de los ponis. Sin esperar más, a princesa del sol utilizó una transportación para llegar ir directamente hacia la torre.
El cielo era peligroso, la obscuridad, el silencio del vuelo combinado con el viento evitaban que los pegasos pudieran comunicarse eficientemente entre ellos, es más, si alguno caía en pleno vuelo, probablemente el grupo no lograrían darse cuenta de la ausencia de uno de sus integrantes hasta que fuese demasiado tarde.
Un pequeño brillo por acá, otro pequeño brillo por allá, el sonido de los choques de campos de fuerza en puntos estratégicos, el ataque de los pocos karis era increíblemente devastador. Luna podía entender el peligro que significaba volar con semejantes criaturas al acecho; pero tomando en cuenta el número de pegasos, pocas serían las perdidas con relación al número de pegasos que seguían dentro de la contienda, ciertamente no lograrían impedir el constante bombardeo a la planta madre. Entonces ¿Qué pretendía hacer Discord exactamente?
Dentro de la torre, el rey bastardo, iluminado por velas, antorchas e incluso una fogata en el centro de la habitación, que poseía grandes espacios abiertos al exterior, por donde los pegasos entraban y salían de forma constante.
- Nos informan que han asesinado a más de ciento cuarenta y dos aves con la descripción que nos detallaron los unicornios.
- Imposible, solo hay diez de esas cosas.
- Son informes señor.
- Star Swirl dijo poco antes de irse que muchas aves con líneas rojas llegaron a la ciudad y sospechaba de la conexión entre su llegada y la declaración de guerra del señor del caos.
Estaban a punto de descubrir que Discord los había tenido vigilados todo el tiempo, es más, en ese preciso instante, un pequeño pájaro se posaba en una ventana, cantando de forma melodiosa, pero poseía las líneas rojas que lo identificaban como vigía del Draconequus, definitivamente planeaba algo. Pero ¿Qué?
Otro pegaso ingresaba por uno de los accesos.
- Señor, la defensa del primer anillo ha sido inhabilitada, Black Feather está en camino para discutir una estrategia que tiene en mente.
- Perfecto, era justo lo que necesitaba, llama también al general Burn, a la mariscal Thrush, al comandante Red, al teniente Insidius y a la hechicera en jefe Ciel.
- Enseguida. – el pegaso despegó de forma rápida.
En menos de cinco segundos los llamados llegaron, Black Feather apenas podía levantarse y llevaba una capucha para no mostrar su estado en constante deterioro.
- Han pasado cinco horas desde el primer indicio de ataque y una hora desde que esa planta llegó.
- Cookie, lo que necesitamos es un ataque en masa, con la acción conjunta de todos, podremos vencer a la planta y regresar a nuestras posiciones de defensa antes de que Discord pueda hacer alguna de sus jugadas. – sugirió Red
- Pero dejaríamos Green Field bajo el ataque de cualquier cosa que Discord quiera mandar por fuera del tercer anillo. – Respondía Burn
- Además no olviden que el Draconequus todavía no lanza a la invocación. – Recordaba Ciel, mientras observaba atentamente a Black Feather. El pelaje blanco perla de la unicornio le recordaba a Celestia a Rarity, pues la hechicera también poseía un peinado de color carmesí semejante al de la amiga de Twilight, sus ojos pardos inspeccionaban detalladamente al pegaso, quien también le devolvía la mirada en señal de protesta.
Black Feather sentía sus plumas ponerse de punta, pensar en aquella criatura le daba pesadillas, su impotencia frente a tanto poder era traumatizante, sobre todo para un pegaso, la unicornio se percató de ello, pues sus pupilas se contrajeron.
- Red tiene razón, si no nos encargamos de la planta, nos arrasará con las bestias que crea, además, si piensan en contenerla dentro del anillo central están mal, sus raíces pueden atravesar los muros, debilitarlos y usarlos para crear más retoños. – Argumentó Black Feather con cierto cansancio en su voz.
Ciel se sentó a su lado mientras pasaba un casco sobre su barbilla de yegua.
- Podríamos usar el invento de Insidius, las bombas de fuego, quemaríamos a la planta en poco tiempo. – Dijo finalmente después de pensarlo bien.
- ¿Estás bromeando? Destruiríamos el anillo central al hacerlo. – Respondió el mismo Insidius. Este poni terrestre de pelaje amarillo con melena gris y ojos rojos observaba incrédulo a la pegaso.
- ¿Más de lo que ya está? No hay ciudadanos allí, solamente destruiríamos una parte de la ciudad. Se puede reconstruir después.
- Tiene razón, será un pequeño coste que después podremos reconstruir. – Concordó Thrush.
- Pienso de forma similar. – Apoyó Red con la ceja levantada. – Black, seguro que puedes mantenerte, ya sabes, con vida.
- Muy gracioso Red, lo recordaré la próxima vez que me pidas una sesión de práctica de esgrima.
Entonces, un unicornio de pelaje gris ingreso, su melena negra recortada como el de una cebra era llamativo. No llevaba Cutie Mark, y sus ojos estaban escondidos detrás de un manto de hechicero.
- Espero no importunarlos, Star Crest me ha enviado una poción de regeneración, esto le hará recuperar los tejidos que perdió.
- De acuerdo, gracias. – Respondió el pegaso mientras tomaba el contenido de una pócima que le era alcanzado por un aura azul cerúleo suave.
Así como llegó el unicornio se fue, nadie le prestó mucha atención, ni siquiera Celestia, pues más importante era la planificación de la defensa de Green Field, a la cual ya se acercaban.
- Escuchen, yo iré al frente si así lo desean, pero necesito a todas la fuerzas combinadas para terminar con la cosa esa. – Aclaraba Red con clara seguridad en sus palabras mirando directamente al ojo de Burn.
- Si demoramos más de media hora defendiendo la posición mientras Black Feather y sus pegasos bombardean a la planta, mis ecuestres y yo regresaremos nuestras posiciones. – Advirtió seriamente el poni terrestre de un solo ojo.
- Es un trato. ¿Qué opina mi rey?
- Estoy de acuerdo, muévanse. – A pesar de ser el gobierno, Cookie se mantenía al ras de aquella planificación de último minuto, pues sus conocimientos eran limitados a la hora de confrontar al señor del caos.
Los ponis salieron del lugar de forma inmediata, desde luego Ciel transportó a Burn y a Insidius antes de irse.
- Thrush, ¿Hay noticias de Star Swirl?
- Ninguna, pero créeme que él llegará en el momento adecuado.
Y ta-da, lamentablemente los que esperan el Star Swirl vs Discord, tendrán que esperar un capítulo más ñaca ñaca, pero antes de irme solo haré una pregunta Spoiler para el siguiente capítulo ¿Qué pasó con Iniar?