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Discord

by Filomental

Chapter 39: La pesadilla: el descenso del caos 2

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Escribir esta trama se está poniendo tan interesante que me amanecí escribiéndola XD.


En medio de la tormenta de nieve, con la poca visibilidad y al acecho de la estrategia que usarían los pegasos, el pequeño grupo de batalla conformado por unos cuantos vulcanos, todos de tamaño adulto, unos cuantos chacales envestidos con armaduras de color con franjas de oro que dibujaban diferentes jeroglíficos, entre ellos un ojo; una cantidad aún más reducida de escarabajos hércules, también vestían una armadura del mismo material, pero adherida a su coraza externa mediante muescas especialmente diseñadas. Su aspecto había variado durante los últimos meses, su color pasó del negro al cerúleo, los cuernos originales de la especie les volvieron a crecer, sus patas crecieron un poco y finalmente, su coraza creció de manera exponencial, además, también llevaban una especie de toga alrededor de sus cuernos que conformaban parte de su exoesqueleto pero todos poseían una cantidad considerable de armamento, mayormente escudos, incluso los ígneos seres llevaban placas de vulcanita en el exterior de su cuerpo, a su paso derretían la nieve y esta a su vez se evaporaba en cuestión de segundos, creando un manto de vapor que mantenía la temperatura con cierta elevación en el área, al mismo tiempo, la tierra que yacía por siglos y siglos bajo el manto gélido también era chamuscada, algo que los chacales, especialmente los escarabajos agradecían enormemente ya que el entorno al que estaban habituados era cálido.

El grupo avanzaba lentamente debido a los vulcanos; cambiaban su forma a la de una semi bípeda, pero no poseían piernas, solamente dos brazos, algunos cuatro e incluso tres. Era la ventaja que ellos poseían, pues no podían tener brazos fracturados o limitaciones en su paso, uno que otro mantenía la forma de gusano para avanzar de tal forma que podía defender a sus aliados estirándose, esas capacidades les valieron el sobrenombre de "migas de pan". En medio de aquella caminata, los distintos esclavos sabían que no podían dubitar, no podían retroceder, si querían acercarse a la toma de su libertad debían vencer a los pegasos.

- Señor, está seguro de que los números son correctos, somos unos cientos contra miles. Opinó el ahora capitán de los Chacales.

- No te preocupes Seti, lo único que tienen que procurar es usar sus armaduras de Vulcanita. Respondió el señor del caos que se encontraba volando junto con sus reducidas tropas. Pero de un momento a otro, desapareció para reaparecer en las afueras de Canterlot. Dejando a sus unidades en los momentos donde más necesitaban de su presencia.

La imágenes cambiaron de forma drástica, de la misma forma, la temperatura se hizo más cálida. El sonido de unos cuantos pájaros resonaba por el eco, unas cuantas abejas recolectando polen de diversas flores que se extendían por aquellas colinas ondulantes, unas cuantas mariposas revoloteaban agitando sus alas de llamativos diseños; definitivamente era un día pacífico, soleado, apacible; incluso las nubes parecían flojas, una leve brisa acarició el rostro de Luna, quien pronto divisó a la ciudad capital: Canterlot, Celestia pudo reconocer la cordillera unicornio a lo lejos. Nadie podría decir que el lugar vería una guerra, la princesa ocultaba sus emociones, se sentía con el corazón en la boca, Discord… nadie sabía cómo; pero ahora tenía cierta pauta de lo que pasaría y temía que se develara justo como ella sospechaba, aunque no deseaba verlo, no deseaba saber que Discord hizo semejantes atrocidades en su pasado.

Cloudsdale no estaba a lo lejos; Luna comprendió que la estrategia de Discord, si es que la tenía, era una completa locura. Si avanzaban hasta Canterlot, dejaban a Cloudsdale a sus espaldas, por lo tanto tenían dos puntos de ataque y dado que las tropas combinadas de Canterlot con Cloudsdale fácilmente quintuplicaban a las suyas, era una derrota asegurada de antemano.

- Señor, es una locura, advirtió Ix mientras observaba a lo lejos la ciudad capital de Canterlot. Sabía de unas cuantas pautas de estrategia militar gracias a su antiguo amo; pero lo que Discord hacía, contradecía a todo lo aprendido.

- No apelen a su sentido común, no apelen a la lógica ni a la experiencia, llevan meses aprendiendo a ser una fuerza caótica, si lo olvidan ahora, perecerán. Advirtió el señor del caos con cierto desdén.

Ix se alejó, sabía muy bien que Discord tenía o mucha suerte o procesaba las cosas de forma rápida. Ya que siempre lograba crear un caos enorme, en sus entrenamientos de campo, constantemente trapeó el piso con las estrategias más audaces, siempre los sorprendía y lo peor de todo era que siempre lograba transformar sus fortalezas en debilidades. Era aterrador como oponente, mas ahora entendía que no sería su enemigo, pero tampoco daría su apoyo, él en persona les advirtió ese hecho en la mañana.

Se encontraban en un campo de batalla donde los aguardaba un final tan fatal en caso de error, extrañamente, aquella pelea les era completamente ajena, nunca tendrían razones para enfrentarse a los ponis. Pero su libertad lograba darle sentido al horrible combate que librarían en pocos minutos, la libertad que su señor les prometió, si bien podría ser mentira, los corazones de los guerreros esclavos la sentían tan cercana que impulsaba a tomarla, por muy inútil que el combate pareciese o incluso por muy irracional que fuese confrontarse con seres que no le habían hecho daño.

Por ello convertidos en guerreros observaban ambas ciudades principales de Equestria, destruirlas era el boleto de lotería, el fin de sus esfuerzos, la razón de su existencia o su deceso. El Draconequus en cambio observaba el lugar minuciosamente; ya sea que ganara o perdiera, su punto se vería probado ese mismo día. Los llanos dentro del cual se encontraban las fuerzas invasoras, era un campo completamente abierto, no existía vía de escape segura; si eran derrotados y se veían obligados a retirarse, serían masacrados, Luna trataba de hallar una posible estrategia, pero no había indicio de una. Hallarse parado frente a ambas ciudades, teniendo en cuenta que Canterlot poseía catapultas de gran rango y Cloudsdale tenía ballestas de alcance no inferior, era evidencia de la falta de capacidad que poseía el Draconequus, aunque dijo que aprendió estrategia militar con los chacales; pero su interferencia en dicha guerra sería limitada o al menos así parecía.

- Cinco, cuatro, tres, dos, uno. Bien, avancen. Ordenó el Draconequus con cierto desdén en su voz.

Pero pronto, el sonido semejante al de un águila se hizo presente, eran Fénixes, volaban hacia ellos, los irían a interceptar. Su presencia demostraba que Gold Mane había planeado la defensa después de todo, el amaestramiento de semejantes animales para la guerra era sorprendente, Celestia no daba crédito a lo que observaba, le recordaron a su querida filomena. Pero sin previo aviso, unos cuantos puntos se elevaron en la montaña, dando tiempo suficiente a la reacción de los invasores: Eran rocas disparadas desde catapultas.

- Bueno muchachos, tengan fe en sus habilidades, ataquen como uno y bla bla bla… Dijo Discord poco antes de desaparecer del lugar.

Las imágenes nuevamente cambiaron de forma abrupta, ahora mostraban el interior de Canterlot, música de festejos, baile, incluso un festín a medio servir en mesas de un largo descomunal, no fue difícil intuir que el lugar se encontraba en medio de una celebración, todos los presentes eran unicornios, salvo por uno que otro pegaso que hacía de guardia, era demasiado extraño ver todo ello, estaban a punto de ser atacados y nadie parecía tener idea de ello. Pero antes de ver más a fondo el interesante estado de la población, las imágenes dirigieron a las princesas al interior del castillo del rey; este se hallaba en un lugar alto, seguramente era el piso más alto de la torre principal de su castillo, que se ubicaba en el centro de toda la fortaleza, los muros extremadamente gruesos eran lo suficientemente fuertes como para resistir cualquier asedio, secciones rectangulares hacían de ventanas para observar todo el campo, un telescopio cercano era clave para mantener todo el campo bajo vigilancia, así como Celestia y Luna hacían en la actual Equestria; desde luego, a tal altura, el rey era inalcanzable para cualquier proyectil, y aprovechando esta ventaja, lograba tener toda la información necesaria para poder mandar a sus tropas desde una distancia segura.

- Muy astuto de tu parte, fingir que todo es una práctica de tus fuerzas. Enunció Discord a manera de saludo, poco después de aparecer en la sala de guerra.

- No necesito alarmar a mis súbditos por una escoria como tú. Dijo con arrogancia el unicornio rey.

- Error o acierto, estamos por averiguarlo. Dime ¿Te gusta la leche con chocolate?

El Rey ni siquiera se dignó a dirigirle la palabra.

- Nos veremos pronto viejo Rey. Se despidió el señor del caos. Reapareciendo en el campo.

Los proyectiles de enorme masa pétrea eran interceptados por los Vulcanos, quienes con su cambiante cuerpo capturaban las piedras enviadas desde la montaña y comenzaban a derretirlas. Alguna que otra roca lograba pasar de la defensa que creaban, pero los reflejos de los chacales, sumados con la increíble resistencia de los escarabajos, daban como resultado pérdidas demasiado reducidas, si existía alguna unidad herida, de inmediato sus compañeros se dedicaban a levantarlo para utilizar la magia que existía dentro de un anillo que llevaban, situándolo así dentro de una burbuja de tiempo. Una nota volvió a aparecer frente a las princesas, las imágenes se detuvieron.

- "Equipé a todos los guerreros con anillos mágicos, pero debido a su limitada capacidad solamente pude darles tres hechizos, burbuja de tiempo, levitación y chispa, también tienen cinturones, bolsas o cosas análogas, donde guardan diferentes pociones que ellos y ellas hicieron por su cuenta, Andreia les enseñó alquimia durante meses; pero es de provecho".

- Vaya preparación no se me ocurrió enseñar alquimia a los soldados ¿Y a ti? Cuestionó Luna para evitar la tensión que se creaba en el momento.

- No, respondió de forma seca la hermana mayor. Mientras observaba detalladamente el entorno donde se encontraba ¿Qué estaba pasando?

Conocía al señor del caos; pero ver cómo sus supuestas fuerzas del caos eran fácilmente golpeadas, ponía en duda su capacidad para planificar sus ataques.

- Hey Pux necesito protección aquí. Un vulcano se dio vuelta para evitar que el asedio enviado desde lo alto de la montaña representase un peligro para sus aliados quienes se hallaban dando primeros auxilios a un chacal con la pierna completamente destrozada.

- ¡Todos juntos! Gritó Ix, con severidad.

- No podemos esperar por siempre, tarde o temprano sus catapultas romperán con la defensa advirtió otro chacal, que evidenciaba su miedo con la desesperación de sus movimientos por defenderse y halar a un escarabajo bajo la protección del vulcano frente a él.

La comunicación era esencial y de hecho, los guerreros no tenían una estrategia todavía; pero nadie recordó la presencia de los Fénixes en lo alto, daban vueltas sobre el grupo ahora dividido así como los buitres dan vueltas por horas sobre su comida. Si bien la lluvia de piedras no lograba hacer el daño esperado, dividió a las fuerzas, quienes por muy intimidantes que parecieron al inicio, ahora se encontraban más bien, bajo una desorganización total, su desesperación se hacía cada vez más evidente, así como su derrota.

- Ix, esas malditas aves nos van a quemar a todos ¡debemos hacer algo! Gritó un chacal.

- ¡Señor, ayúdenos, no se quede parado! Gritó Buglar quien arrastraba a un chacal y a un escarabajo con sus patas delanteras, mientras caminaba con sus otras cuatro. Su voz era de completa desesperación, evitaba observar a sus compañeros, pues su horror los invadiría.

- No sé lo que quieren chicos, los preparé para el caos. Esto que ven es caos, lidien con él y estarán a dos pasos de ganar su libertad. Dijo Discord quien se encontraba en el centro del grupo, caminando sin preocupación alguna. Los proyectiles simplemente no le llegaban, o pasaban de largo o se desviaban de forma inesperada.

El entrenamiento era una cosa, pero lo que vivían era una completamente diferente, enfrentar al caos… apenas podían mantenerse con vida, Buglar recordaba que hace no menos de diez horas atrás, el Draconequus les preguntaba cosas triviales en lugar de alentarlos o darles el típico discurso de los cuentos y tragedias populares. Nadie se dio cuenta de la seriedad del asunto, su amo lo hizo ver tan sencillo. Pero también recordaba que en la madrugada a su amigo Seti le dio muchas advertencias, incluso le deseo suerte haciendo una especie de señal, usual en su cultura. Pero ahora, invadido por el miedo, viendo como la fuerza que consideró incuestionable se veía arrasada por el ataque de los unicornios, no podía pensar en otra cosa más que en su muerte. Moriría si no hacía algo.

Sekub era otro de los chacales de cierto rango en su nación, ahora se encontraba atendiendo a uno de sus camaradas caídos, si algo aprendieron con Discord era no dejar a sus compañeros atrás.

- Te pondrás bien, decía mientras un escarabajo que perdió todas sus patas derechas trataba de levantarse, pero no podía hacer más que impulsar su cuerpo, sus gritos de dolor se mezclaban junto con los de varios de sus camaradas en igual o peor estado que él.

El horror era incuestionable, Celestia no podía observar más de aquella matanza, Discord no planeó nada realmente, sus pasos se hallaban ya a la distancia de todos los que se encontraban bajo asedio en el lugar. Era como si no le importara el estado de sus guerreros. Su indiferencia resultaba aun peor para los combatientes, ver al que les enseñó tanto, al que llegaron a ver como su amo incluso los chacales que comenzaban a serle leales, todos eran abandonados por el Draconequus ¿Qué tipo de líder era ese?

- ¡No le importamos! Gritó un Vulcano cuyo núcleo fue atravesado por una ballesta, poco antes de desfallecer en el piso, dejando que toda la lava se derramara sobre los chacales y escarabajos aledaños. Los pegasos también comenzaban su ataque. Era la perdición.

- ¡Recuerden lo que nos enseñó! Gritó Buglar quien comenzaba a comprender las lecciones consecutivas, las pruebas constantes. A fin de cuentas, ese momento era la prueba de todos ellos, su amo se las estaba imponiendo de la forma más cruel y real posible.

Discord que ya se había distanciado del grupo observaba la vegetación, algunas pocas aves que huían del horror, alguna que otra planta del lugar; incluso daba uno que otro salto en el lugar como un pequeño potro ¿Estaba loco? ¿Le divertía saber que a poco más de cien metros sus fuerzas estaban siendo masacradas?

Pero cuando todo parecía estar perdido para los invasores, las cosas empeoraron. Las imágenes mostraban claramente a un grupo de unicornios en Canterlot, llevaban unas túnicas, otros unas togas algo llamativas, unos pocos también tenían un uniforme.

- Unicornios de Canterlot ¡conjuren! Demuestren la grandeza de nuestros magos, la realeza de la sangre de cada unicornio; pues el sol y la luna se encuentran de nuestro lado.

Una cantidad inmensa de pequeñas centellas eran liberadas de la punta de los cuernos de los unicornios, se elevaban en el cielo para fusionarse, conformando un campo de protección alrededor de toda la montaña; Shining Armor era el uno de los pocos que podía conjurar un hechizo así, pero ahora existía todo un batallón realizándolo para defender su ciudad predilecta.

- Por alguna razón, esto me suena a imitación pero ¿Dónde lo ví? Preguntó el señor del caos…

- A ver… Dijo el Draconequus, entonces pastel de merengue se apareció a pocos centímetros del campo, cuando se abalanzó sobre este, se desintegró, convirtiéndose en polvo. Bueno, es mejor no hacerlo a medias supongo. Entonces chasqueó los dedos, una pequeña estela de humo verde subió a lo alto, al llegar a un punto superior en el cielo, arriba de la inexpugnable defensa. Su rostro se apareció en un campo tan grande, que todos los unicornios en la fiesta pudieron verlo. En colores verde marrón y rojo, su imagen se presentaba con un pulgar y una sonrisa en alto "Discord; repartiendo el caos desde hace un año" decía debajo, se estaba presentado como un sello de publicidad barata.

La señal no hizo sino conturbar a todos, incluso sus guerreros quienes lentamente perdían el temor gracias a toda la confusión que el Draconequus llevaba; en ese momento, ese simple hecho causó que todos los presentes recordaran todo su entrenamiento, todo lo que habían aprendido durante los meses bajo su la tutela, si es que se lo podía llamar así, era precisamente para combatir junto con el caos, no contra él. Ahora Buglar lo entendía. Pero poco antes de decir o hacer algo, un pitido resonó desde lo lejos.

De inmediato, los fénixes se lanzaron en picada, comenzando a prender sus llamas. Ni bien estaban a punto de llegar al piso redirigían su rumbo, para quemar líneas completas de tierra con su fuego, las cuales no solo quemaban a los que se encontraban en su camino, sino que dividían a las fuerzas invasoras. Gold Mane desde la lejanía veía complacido la breve batalla que sus ridículos enemigos hacían, de hecho no representaban ningún peligro real.

- Tráiganme al ridículo de allá abajo capitán, tiene una ejecución que enfrentar… y acaben con el sufrimiento de esos inútiles. Expresó Gold Mane con una sonrisa y un rostro de satisfacción; desde entonces pensó que la criatura que se hallaba fuera del campo de protección mágica era un mero chiste.

- Si mi Rey, afirmó el general de las fuerzas unicornio, usando a transportación al instante.

Discord se encontraba en el mismo sitio, esperando pacientemente a que el rey hiciera su movida; y cuando finalmente una gran cantidad de guardias se aparecieron en el lugar, el Draconequus hizo una reverencia como si del rey se tratase.

- ¿Tan rápido vinieron por mí? Me halagan caballeros, pero antes de ir con su querido rey, me gustaría tener un último deseo. Sin esperar respuesta, el señor del caos chasqueó los dedos, para después transportarse hasta la torre.

- Buenas tardes mi estimado Rey ¿Disfrutas del servicio de caos? Porque si no, podemos contratar un paquete de primera clase, mira que los precios han reducido, sobre todo porque estamos en época de guerra y todo eso…

- No entiendo qué clase de loco o ingenuo eres, mandas tus tropas de la peor manera posible y te burlas de tu patética estrategia.

- Emm, sip; pero esto no deja de ser una guerra mi buen Rey, no sé porque piensa que es un chiste.

Gold Mane finalmente perdió la paciencia y levantándose de su cojín de forma violenta elevó la voz.

- Un chiste como tú ni siquiera merece tener el honor de combatir contra mis fuerzas.

Dos guardias se aparecieron de la nada para ejecutar un hechizo de anulación en el Draconequus, para posteriormente elevarlo por encima del piso.

- Oiga, esto es trampa. Se quejó el Draconequus.

- No hay reglas en la guerra, dijo el gran rey poco antes de lanzar una coz en el rostro del Draconequus, el cual, como la goma recibió el golpe para perder su forma y volver a su estado inicial. Poco después, un vaso de leche con chocolate se apareció frente a él, en el acto estiró un brazo para tomar el vaso y hacer aparecer un trono de calidad extraña en frente de la ventana. Uno de los guardias pronto adquirió los trajes de mesero.

- Un plato de ensalada para el Rey buen mozo y algún pastel para mí, siento que el azúcar ya está bajando.

El rey se quedó incrédulo ante lo ocurrido, el hechizo de anulación evitaba el uso de magia de cualquier criatura, sin importar su poder.

- No te angusties Goldi, mejor siéntate a disfrutar el entretenimiento que traje para tus fiesteros súbditos.

- Nosotros somos superiores a cualquier otra especie, somos los reyes de los astros, los descendientes de lo sublime, la realeza. Advirtió el viejo Rey con cierta expresión de perplejidad en su rostro – Somos la máxima fuerza, la magia corre por nuestras venas.

- Ajá, por eso van a perder mi estimado, pero prefiero que lo veas por tus propios ojos. Advirtió el señor del caos que ya esbozaba una sonrisa en su rostro.

El ataque arrollador contra sus unidades continuaba. Hallaban la forma de reagruparse, pero los fénixes no los dejaban, además los unicornios comenzaban a utilizar hechizos de larga distancia, algunos de polimorfismo; es decir, transformaban a los chacales en cachorros que después eran inflamados con el fuego de los fénixes; el exterior ígneo de los vulcanos se convertía en agua. Los escarabajos eran lentamente amputados, empezando por sus caparazones, para después perder sus patas. Cómo los unicornios podrían perder ante una fuerza que estaba siendo derrotada de forma tan absoluta, tan radical. En esos momentos, incluso las princesas se sentían confundidas. Sin embargo, Discord sonreía mientras ponía ambos pies sobre el posamanos de la ventana.

Pero de pronto en menos de un minuto, todo el campo de batalla cambió de forma tan increíble que el autor no puede describirlo (Nah XD es chiste): La tierra comenzó a convertirse en chocolate por algunos lugares, en caminos de jabón resbaloso en otras, sin previo aviso, unos géiseres se abrían de la tierra, expulsando sopa que después era devorada por la tierra que se abría como pequeñas bocas; unos bloques de gelatina se aparecían por todo el campo, algunos tenían el tamaño de un edificio de seis pisos, otros el de una carreta; pequeñas nubes de color rosa se formaban en todo el campo, el pasto de ciertas zonas se tornaba de color amarillo y era extremadamente pegajoso, por último, varias plantas crecían desde el piso de las praderas hasta el cielo de forma constante e imparable, así como muchas flores cerradas comenzaban a salir en el campo y en las laderas de la montaña. Un cambio tan repentino, dejó a todos completamente pasmados, incluso los fénixes no entendían qué pasaba. Uno que otro ingresó en los bloques de gelatina.

Gold Mane solamente trataba de sentirse cuerdo ante la situación, esto debía ser una pesadilla. O un sueño a causa del festín, sí, pronto despertaría.

En medio de la confusión, los diferentes guerreros se sintieron en un ambiente distinto, un ambiente al que se habían adaptado, un lugar donde se podían sentir preparados, un lugar donde definitivamente tenían la ventaja. En ese instante, los diez Karis se aparecieron en el centro del ahora más reducido grupo, ahora redondeando no eran más de dos mil unidades de chacales, mil de vulcanos y mil quinientos de escarabajos. Sin embargo, ahora ya estaban en su elemento, ahora sin importar su número, su lamentable estado o su temor. Estaban en su nuevo hábitat.

- ¡Ahora! Gritó Buglar con entusiasmo.

Las imágenes cambiaron de repente, dejando a ambas princesas (y seguramente al lector XD) con el deseo de ver lo que continuaba; pero ahora, el clima frígido regresaba, el abrigo de las princesas regresó también.

Una cantidad inmensa de pegasos eran rescatados, se podía ver a la lejanía sus sombras siendo transportadas por los karis a una distancia lejana ¿Cuánta energía poseían esas cosas? Se preguntó Luna, ni siquiera ella podía soportar tantas transportaciones en un periodo tan corto de tiempo.

El avance de las unidades de Discord era similar al que hizo en las afueras de Canterlot, pero ahora su reducido grupo avanzaba de forma más lenta, pero con más seguridad, pues las flechas de los pegasos eran frenados con total facilidad por una capa de lava conformada por los cuerpos de los vulcanos.

- Avancen, ordenó Seti, quien confiaba plenamente en la estrategia del señor del caos, aunque jamás la explícito. Momento, él nunca dijo que había una estrategia, si los vulcanos los defendían era porque se les había hecho costumbre defenderse los unos a los otros y nunca abandonarse. Sin embargo, no existía prueba de que siguieran un plan ordenado; pero orden, planeamiento, incluso previsión no eran palabras que entrasen en la psiquis del señor del caos, al menos no de la forma habitual.

En otras palabras, estaban condenados, aun si cada uno podía contra tres pegasos, aun con sus habilidades, pociones, anillos y armaduras, el número de los pegasos los machacaría sin dificultad, entonces observó el entorno donde estaban, tampoco podrían escapar del lugar…

- No podremos parar las flechas para siempre… Arguyó un vulcano cuyo manto de lava era lo suficientemente grueso como para desacelerar las flechas a los pocos centímetros de impacto, para posteriormente quemar la madera y derretir las puntas de metal.

La defensa de los seres ígneos era simplemente impenetrable ante dichas armas; pero tenía razón, tarde o temprano los pegasos bajarían de su ciudad en las nubes, utilizando su superioridad aérea fácilmente atravesarían sus defensas y después todo sería una mera práctica de tiro al blanco, habían estudiado a cada una de las razas ponis en diversos libros, también en el campo de realidad. Su habilidad para la guerra era superior a las otras dos razas de ponis, sobre todo por la ventaja aérea que poseían.

Pero en medio de toda la conmoción flagrante a todos los guerreros, las imágenes rápidamente dirigieron a ambas princesas a la ex ciudad cuartel de los pegasos, Hurricane se encontraba con la cabeza en alto y el pecho adelante, dos guardias de pelaje blanco y dos coroneles se hallaban en el lugar, Luna supo de su grado militar por la herradura con dos estrellas sobre cada uno de sus extremos, el de Hurricane en cambio era una herradura con tres estrellas y dos líneas: una dorada y la otra azul marino, era el grado máximo en el ejército de Equestria.

- Mariscal Fair, está segura de que nuestras tropas de élite están sobre las nubes.

- Sí mi Comandante, todos y cada uno de ellos está en volando para el ataque en picada. Respondió una pegaso tan joven que a difícilmente se podría creer el rango que tenía, mucho más por su melena y su cola de color verde ceniza recortadas a la mitad, sin cuidado alguno, salvo por alguna cepillada ocasional, su pelaje blanco titanio, junto con sus ojos ciruela. Lo único que le daba cierta referencia a su trabajo, además de su cutie Mark de una balanza hecha con una espada como base, era su armadura de colores negro carbón y dorado en los bordes, sin embargo, sin adorno alguno era tan hermosa que Luna recordó a la unicornio amiga de Twilight

- Perfecto, no dejaremos que un demente con delirios de grandeza insulte a los pegasos.

- Señor, los soldados de primer rango están dirigiéndose al campo como usted indicó. Indicó un pegaso de grado inferior a Fair, de color azul cobalto con melena de color granate – Como comentario Equinal (no se me ocurrió nada que pueda suplantar a la palabra "personal" ya que hace referencia a persona=humano), ¿Es buena idea enviar a los primerizos sin experiencia al frente? No creo que puedan contra estos oponentes.

- Teniente Wisewind, la idea es que ellos mermen a nuestros enemigos, nuestras tropas de élite se encargarán de liquidarlos por completo, por eso están sobre las nubes. Es así como lo planee y es así como se hará, no toleraré otra intromisión suya, está advertido.

- Entonces, solicito dirigir a mis corceles en el frente. Insistió el teniente, logrando que Hurricane le lanzara una mirada despectiva. Al mismo tiempo, Fair lo observó con cierto asombro por el valor que demostraba.

- Sí tanto desea unirse a la carnada, no tengo problemas, es un dolor de cabeza menos para mí. El pegaso se despidió haciendo un saludo militar.

- Mariscal ¿Sabe Cuál es el mayor problema de pasar el examen final por tierra? La bella pegaso que no dejaba de mirar al corcel de inmediato observó a su comandante.

- No lo sé señor.

- Es que ganan grados antes de tener la madurez para estar en ellos; los jóvenes difícilmente entienden que en una guerra, ganar lo es todo y ningún sentimiento ni pensamiento noble debe atravesarse, aun cuando tienes que ver morir a tus camaradas, a tus mejore compañeros… iré directo al grano ¿Bajaste a tierra por él no es cierto? Cuestionó la pegaso.

De inmediato, la Mariscal cerró los ojos para soltar una lágrima, aquel acto era prueba de inferioridad de los pegasos, era inmoral y un signo de debilidad, por lo cual tuvo que agachar la cabeza rápidamente para limpiarla inmediatamente.

- Pues entonces deberías ir con él. Dijo una voz conocida.

- ¡Ahora! Ordenó la Comandante general. De inmediato, diez espadas diferentes salieron debajo de las nubes, alcanzando las patas del Draconequus, poco después unas lanzas llegaron hasta su pecho y cabeza.

- Ay. Se limitó a decir el Draconequus mientras se paría en varios fragmentos; no había nada de sangre, ningún grito, solamente unos bloques de queso, como si se lo hubiese cortado.

Los pedazos de queso no tardaron en rearmarse y conformar nuevamente a Discord; quien sonrió poco antes de chasquear los dedos y levitar a los pegasos, evitando así sus movimientos.

-Usted tiene la actitud Hurricane, no entiendo cómo no me lo esperé.

La expresión de los guardias simplemente fue de completa extrañez, nunca habían enfrentado a nada parecido al autoproclamado señor del caos. Sus ojos asimétricos se fijaron en la pegaso que estaba a punto de degollarlo hace no menos de cinco segundos; ella casi de inmediato devolvió una mirada desafiante, esa era la actitud, aquello de lo cual los pegasos por ese entonces se preciaban, eran fuertes, indulgentes y temerarios. No temía su fin sí este era peleando, defendiendo su honor. El señor del caos se limitó a sonreír, pues él no tenía sentido del honor, no lo necesitaba mucho menos lo apreciaba, sin embargo los esfuerzos que la pegaso joven hacía, eran estimables, Celestia pudo estimar la antigüedad la pegaso, era casi de la edad de Twilight, incluso más joven.

- Anda, ve con él. Sugirió el Draconequus; evidenciando que había escuchado la conversación de los oficiales.

La pegaso lo observó después de ser liberada ¿Por qué lo hizo? Se preguntaba.

- Mariscal ¡Usted se queda aquí! Ordenó la comándate Hurricane con ira en su voz. Pero algo pasó dentro de la pegaso, algo que amenazaba con romper con la dura cadena de mando de los pegasos; un sentimiento que le hacía añorar estar al lado de su amado; enfrentasen su final o no, quería estar a su lado. Por lo cual se alejó a toda velocidad, sabiendo que la corte marcial se levantaría contra ella; presentía lo peor.

- ¡Motín! Gritó Hurricane con odio, Fair, una de las mejores de todo el ejército de ponis debía perder su vida de inmediato o ir a la montaña donde su vida terminaría.

En el instante que Fair se encontró lejos del perímetro, tratando de hallar al corcel que tanto anhelaba; Discord chasqueó los dedos, una prisión de alguna clase de cristal se formó por todo Cloudsdale, tanto los postulantes que pasaron la prueba como casi todos los oficiales superiores del ejército de pegasos quedaron atrapados dentro.

- Veamos como lo hacen sin órdenes de ninguna clase, pronunció Discord, el caos estaba a punto de iniciar y nadie podría detenerlo.

Junto con la magia que Discord utilizó para encerrarlos, una parte de todo su caos fue directamente a las nueves, provocando un cese inmediato de la nevada, al mismo tiempo que las convertía en nubes de algodón de azúcar de color rosa que pronto iniciaron su propia tormenta de un líquido negro, no era la típica leche de chocolate molesta que las princesas conocían, era algo más.

Pero las imágenes transportaron a las princesas al frente de batalla de los pegasos, una cantidad incontable de ellos se encontraba en pleno vuelo, dirigiéndose al pequeño grupo invasor. Unos cuantos transportaban flechas especiales para destruir la defensa de los ígneos seres. Otros desenvainaban sus espadas, pero entre toda la acción, el teniente Wisewind se hallaba dirigiendo a todos los corceles, en poco tiempo fue alcanzado por la pegaso.

- Fair ¿Qué haces aquí?

- No preguntes, necesitas toda la ayuda posible y yo te la daré. Expresó la pegaso quien no era buena para comunicar sus sentimientos.

- Siempre fuiste la mejor en esgrima, combate y todo debo admitirlo, gracias por ayudarme a seguir con vida. Enunció el pegaso de forma sincera, logrando que tanto la pegaso como las princesas se conmovieran con sus palabras tan sinceras.

Fair se limitó a ajustarse su casco (similar al de los espartanos). La escena entre ambos oficiales no solamente fue observada, sino que despertó el fuego dentro de los pegasos, no por el hecho de ver un instante de romance entre sus filas, sino porque tenían a un mariscal en el frente, dirigiéndose a la lucha junto con su estimado teniente que los había entrenado. Absolutamente todos ignoraron las nubes rosas y sus gotas negras, que bajaban desde lo alto, impulsadas por el viento que al mismo tiempo hacía resistencia contra el plumaje y el pelaje de todos los y las guerreros pegaso.


Espero haberlos atrapado con este inicio XD pero antes de despedirme los invito una vez más a leer mis dos producciones "Bajo tus Alas" y "Cuando la Última Manzana Caiga" ahora una pregunta-Spoiler: ¿Dónde está Iniar?

Bueno, nos leemos pronto.

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