Login

Discord

by Filomental

Chapter 36: La pesadilla: el prólogo del caos, 2

Previous Chapter Next Chapter

Capítulo 36: La pesadilla: el prólogo del caos, parte 2


Varias de las cabezas se sumergieron, otras se alzaron para mostrar un cuerpo lleno de escamas, eran una especie que pocos ponis conocían, Discord recordó el nombre que ellos se daban, Naggas, a diferencia de los Kelpies, estos tenían fama de ser relativamente pacíficos en la antigüedad pero ahora no parecían ser exactamente amigos.

Cuando uno de ellos salió del arrecife para ingresar en la playa, todos pudieron apreciar la cola de serpiente marina, las escamas, las aletas prominentes alrededor de su espala, y rostro de aspecto similar al de los reptiles, sus ojos se cubrían de vez en cuando con una membrana especial, como la de una serpiente, además, traían consigo un tridente hecho de una especie de piedra y por los músculos marcados en sus cuerpos, era fácil adivinar que eran lo contrario a un pueblo pacífico.

- ¿Qué hacen aquí? Preguntó con una voz que más parecía un bufido que una voz.

- Los traje aquí para que permanezcan tranquilos. Respondió Discord, era poco inteligente enfrentarse a un enemigo sin saber su cantidad, habilidad y desde luego, hasta que ellos usasen sus tridentes, aún no eran peligrosos.

- Ni los ponis ni ninguna otra criatura es bienvenida a esta serie de islas, informó antes de elevar su tridente, sus aletas comenzaban a estirarse, las membranas existentes en ellas cambiaban tenían pequeños capilares que comenzaban a llenarse de sangre, la marea lentamente retrocedía para volver en una ola gigantesca.

Un chasquido fue suficiente para desaparecer a todos incluido él, por unos cuantos segundos.

-Escucha, estamos aquí porque los ponis nos echaron de nuestras tierras.

La destrucción llevada a la isla era menor, unas palmeras caídas, junto con una gran cantidad de vegetación se vieron arrasados.

- Si puedes desaparecerlos a todos, estoy seguro de que pueden irse de forma pacífica. Advirtió el Nagga, quien volvía a levantar en alto su tridente.

- Espera, sé que tu pueblo ha debido pasar una gran cantidad de malestares a causa de los ponis, tenemos algo en común y nos podemos ayudar. El Draconequus trataba de sonar convincente.

El tridente bajó, las aletas del nagga perdieron su color rojizo. Las palabras del extraño ser resultaban ser sinceras, aunque poco creíbles.

- Mira, sé que ustedes se vieron forzados a salir de su ciudad natal, porque halle esto. El escudo tortuga que Argos recolectó apareció frente al señor del caos y frente al nagga quien observó atónito el artefacto de su pueblo.

- Eso es… espera aquí mismo. Ordenó el reptiliano.

- ¿A dónde más podría ir? Preguntó el Draconequus, quien de cierta forma seguía metido en su mente.

Cuando el nagga regresó al mar, los esclavos que temían por sus vidas, en su mayoría observaron extrañados al Draconequus, otros comenzaban a buscar una forma de salir de allí ; pero para todos en general su nuevo amo era distinto al anterior, les había procurado un lugar decente donde vivir, además de salvarlos de caer presas del agua de mar, lo cual era mortal para los Vulcanos, en especial los pequeños del tamaño de unos gusanos cuya capa de lava perdería sus altas temperaturas en pocos segundos; pues los que ya tenían el tamaño suficiente, podían sobrevivir al cambio repentino de temperaturas. Por último, su antiguo amo les habría ordenado entrar en combate de inmediato, con él a la cabeza y muy probablemente los nagga quedarían esclavizados.

De la misma forma, Celestia y Luna creían ver en el Draconequus un rastro de bondad; sin embargo, nada de ello era cierto, el señor del caos los había salvado porque empezaban a figurar en sus planes.

Ahora que daba los primeros esbozos en su papel como señor del caos, su magia crecía junto con él, pues hace meses atrás, se habría agotado con tantas transportaciones en masa, pero ahora era como si no hubiese gastado nada de su magia; era extraño pero no le importaba el poder, no deseaba gobernar a nada ni a nadie, los esclavos que ganó tenían participación en los planes que realizaba en su cabeza, pero los liberaría ni bien terminasen su trabajo, tener poder sobre ellos era algo superfluo; cambiar el mundo era parte del plan del antiguo Discord, el nuevo deseaba destruir el orden del mundo, el cambio que eso generase no le era interesaba.

Nuevamente el nagga salió a la superficie.

- Aquí está mi Reina, el extraño ser.

El Draconequus se impresionó al observar a la Reina, esta tenía el rostro algo más estrecho que el de los guardias, no poseía corona alguna, pero tenía dos brazaletes de oro y un adorno en el cuello hecha de alguna piedra preciosa.

- Mi nombre es Paida y él es mi general y guardia imperial Turian ¿cuál es el suyo?

- Me llamo Discord, vengo de las afueras de Iron Mane, ellos vienen del desierto. Dijo el Draconequus mientras mostraba con su mano al grupo de esclavos que se encontraban en la isla, los Volcanos resultaban ser contrarios a los Nagga, pues desde el momento en el que uno de ellos observó al Turian, no quería acercarse, el agua era peligrosa para un Vulcano y un Nagga no imaginaba vida sin agua.

Cuando Paida observó el escudo tortuga, se percató de que era exactamente el escudo que su padre perdió durante la última migración de los nagga, antes de que perdiesen su ciudad para siempre. El Draconequus entregó de forma inmediata el escudo a la Reina quien se mostró agradecida junto con Turian del gesto de buena voluntad que Discord hacía.

- No tenemos con qué pagarle sir Discord. Nuestra gente sufre una hambruna desde hace años, tuvimos que vender nuestros tesoros a distintas naciones, incluso a los ponis, el tiempo nos ha hecho hostiles y territoriales, pues estos arrecifes son todo lo que nos queda.

- Por lo visto están en tiempo de crisis, díganme, cómo era su antigua ciudad.

- Qué extraña petición hace, nuestra ciudad se encontraba donde ahora yacen los kelpies, tenía arrecifes de gran capacidad, los peces no faltaban, migrábamos al este de Equestria por medio de los ríos para que el área tuviera tiempo para crecer y regenerarse, pero cuando los ponis se expandieron, aniquilaron nuestros preciosos arrecifes de coral, cuando crearon sus puertos, contaminaron con su basura las aguas, incluso su pútrido rey se alió a los kelpies para que nos invadieran, porque nos consideraba peligrosos.

- Entonces ¿Eran pacíficos?

- Por aquel entonces éramos un pueblo pacífico y próspero, teníamos lo suficiente para vivir tranquilos; pero después de que nos atacasen desde tierra y mar, tuvimos que migrar, Gold Mane nos dio la oportunidad de irnos lejos de Equestria. Prefería a los Kelpies, porque eran más parecidos a los ponis y porque ellos le juraron lealtad. Nosotros no estábamos de acuerdo con su forma de gobernar a los ponis, aunque debo admitir que su presencia jamás fue placentera.

- Si habitan en el mar ¿Por qué no pueden ir de nuevo a su ciudad? Cuestionó el Draconequus, que comenzaba a disfrutar del relato de Paida.

- Es una locura buen señor, la única forma de llegar aquí es mediante tierra y en cierta época del año, cuando el Kraken busca aguas más cálidas.

La historia que la Reina contaba era interesante; el interés de Discord en ayudar era mínimo, pero se revertía al saber de una sociedad submarina con cierto orden. Pues ellos ya habían perdido el suyo, aunque eso no evitaba que crearan uno nuevo. Kelpies, quizás podría experimentar su talento de caos con ellos.

- Me temo que lo único que puedo ofrecerles es una estadía pacífica en esta isla. Este escudo es todo lo que nos queda de nuestra vieja gloria y acostumbrábamos dar siempre más de lo que recibíamos.

La tristeza en el rostro de Paida era evidente, las princesas no comprendían la indiferencia que Discord tenía, era obvio que la Reina esperaba su ayuda.

- Hasta pronto Paida, sé que nos volveremos a ver pronto.

- Hasta luego Sir. Discord. Dijo antes de ingresar nuevamente al agua marina junto con Turian siguiéndole de cerca y observando al Draconequus de reojo.

De repente Buglar se acercó al señor del caos, sus diferentes compañeros se adentraron en la isla buscando refugio de la misma, después de generaciones que no habían visto la luz del día ni el cielo azul, él podía darse el lujo que su padre y su abuelo no pudieron darse.

- Mi anterior amo habría aprovechado la situación para sacar ventaja de los Nagga, parecen tener más alimento que nosotros ahora. Advirtió el escarabajo.

- Es que a mí no me importa Buglar. Fue la respuesta de Discord.

- Aquí tienen alimento, techo y están a salvo. Hasta que regrese: recobren fuerza y espérenme, tengo muchas cosas que pensar antes de hacer algo aquí. Dijo el Draconequus antes de desaparecer del lugar, dejando a todos sus esclavos que comenzaban a adentrarse en la selva.

Al regresar a la cueva, Discord ya se veía a sí mismo como el señor del caos, entendía que su deseo, su voluntad era hacer descender el caos sobre toda Equestria, al menos para probar que sus palabras eran ciertas. Entonces recordó la propiedad del portal… cualquier tiempo, cualquier lugar, cualquier universo. Su sonrisa volvió a esbozarse antes de iniciar un viaje, no sabía lo que sacaría de este, mucho menos sabía que le aguardaba; pero joven señor del caos asumía su papel, su respectivo bando. El hechizo se abrió inmediatamente él lo conjuró, no sabía dónde, ni cuándo o qué era lo que vería.

Las hermanas se hallaban asombradas por los cambios tan repentinos que surgían en el joven Draconequus, era como si el anterior Discord realmente hubiese muerto, su mirada risueña, bondadosa e inocente era reemplazada por una mirada penetrante, despectiva y desquiciada. Una mirada que conocían muy bien; pero que empezaron a olvidar hasta ese entonces.

Aquel hechizo era tan poderoso que envió a Discord a la primera parada, junto con el híbrido que había volado cerca en el último momento, perdiendo el bozal mágico que pegaba sus labios, así como sus mandíbulas. Los ojos de ambos recorrieron el inmenso desierto que los rodeaba, la temperatura era levemente más fresca, extrañamente. El pequeño reptil mágico se impulsó con sus alas a lo alto, al ver como varios seres extraños a su experiencia se acercaban, decidió volar hacia otra dirección, buscando su seguridad ante una posible amenaza.

- ¡Vamos! ¡Vamos! Estas gatas no pueden escapar. Una cuadrilla compuesta por siete criaturas bípedas con cabezas de perro perseguían a tres gatas de aspecto particular, una tenía el pelaje cian, otra púrpura y una última lo tenía amarillo, junto con un collar dorado, sus colas eran distintas a las de los ponis; pero eran más ágiles que los bípedos, por lo cual, los dejaron atrás en cuestión de segundos.

Pero, cuando ellas se encontraban a distancia segura, una trampa se activó, levantándolas a las tres en el aire gracias a una red. Estaba oculta en la arena y solamente cuando ellas pasaron por encima, las atrapó y se rebeló, Discord observaba atónito el ingenio que tenía.

- Ustedes malditas esclavas, tienen muchas agallas, pero poco ingenio. Se alabó uno de los bípedos que era desconocido por las princesas que veían fascinadas a la criatura.

- ¿Qué es esa cosa Discord?

- Es un chacal, la especie dominante del imperio de Anugipto, ustedes aún no encuentran sus restos porque sus expediciones no se adentran en los desiertos del sur.

- Entiendo. Respondió Luna, tomando nota mental de enviar un grupo a investigar. Aunque claro, debía realizar todo un inventario para el viaje, asegurarse de un millón de cosas y ese no era su estilo.

- Estamos en una época anterior a Equestria, de hecho es hace más de tres millones de años, cuando los ponis aún no existían.

A ambas les resultó bastante interesante, pues el desierto parecía ser algo diferente y los chacales no eran precisamente una sociedad con la que compartiesen costumbres, no obstante, sabían que antes de Equestria existieron muchas civilizaciones; pero no tenían datos específicos de cuáles.

El rostro del capitán era de completa satisfacción.

- Son un grupo muy problemático, siempre que las separamos vuelven a juntarse. Entiéndanlo, su emperatriz está muerta, nuestro rey Anubis ahora es el señor de todas estas tierras y de ustedes.

- No lo creo, la gata de pelaje púrpura, trató de abalanzarse sobre él, pero la red era demasiado fuerte, por no decir que sus amigas estaban siendo amenazadas por unas lanzas. Decidió calmarse, esperando la piedad de sus captores.

Celestia se sorprendió al ver el asombroso parecido que tenía a Twilight, sus amigas también se parecían a Rainbow y a Applejack. Sin mucha dificultad, dos chacales levantaron a las gatas para ponerles unas esposas que unían sus cuatro patas, para después elevarlas sobre un tronco de palmera algo delgado, pero respetable, amarraron a las tres por las esposas y después ataron el otro extremo de la soga al tronco. Así, entre dos chacales llevaban a las prisioneras evitando sus garras. Luna se indignaba al ver tal situación, aunque en el pasado ella no pensó cosas diferentes.

El joven Discord siguió de cerca a los misteriosos seres, cuya vestimenta consistía en un taparrabo de color turquesa, con unas hombreras de medio cuerpo hechas de oro, que dotaban al aspecto de lo que seguramente eran soldados, una apariencia de mayor fuerza. Pronto llegaron a lo que podría llamarse ciudad, diferentes calles, construcciones piramidales; incluso brillos provenientes de oro se podían apreciar en el centro; sin embargo en la periferie, existían canteras de piedra, donde varios gatos trabajaban sin descanso, azotados por los chacales.

Al ver semejantes actos las princesas no hicieron más que sentirse tristes, pues nada podían hacer por frenar lo sucedido, aunque aquellos gatos pasaban por una situación no muy diferente a las de los ponis terrestres en el tiempo del joven Discord. Los chacales se perdían en la inmensa ciudad, el de ojos rojos contemplaba a los diferentes esclavos y esclavas, uno que otro caía muerto producto de la insolación, la falta de hidratación así como de alimento. Pero el chacal que los supervisaba, azotaba los cuerpos para comprobar si seguían con vida; entonces, cuando resultaban estar muertos, otro chacal los sacaba del lugar, llevándolos a una especie de fosa común donde los escarabajos carroñeros se daban un festín con la carne en descomposición.

La mirada de Discord ya no reflejaba compasión, ya no reflejaba preocupación. A Celestia se le partía el corazón, también a Luna, pero cuando la alicornio de pelaje blanco observó la expresión del joven Draconequus, contemplo una indiferencia perturbadora. Incluso Tirek habría sonreído, ni dudar del rey sombra; pero el joven Discord observaba aquello con, atención, como si tratase de develar algún secreto, era evidente que todo ello era malo, la princesa no podía verlo de forma distinta. Mas el Discord del recuerdo parecía ya no tener corazón; mientras profundizaba sus conclusiones, el de ojos rojos volteaba a ver más detalles, pronto pudo percatarse del gusto hacia el oro que los chacales poseían; pero por lo visto, poseían cierta cantidad mesurada del mismo, a diferencia de Gold Mane.

Un chasquido lo desapareció, algo le decía que el buen Anubis se encontraba dentro de la pirámide más grande y adornada, con un ojo en la entrada y varias columnas con jeroglíficos. Así que intuía lo que debía hacer para acercarse a una distancia lo suficientemente prudente de este.

Dentro de la pirámide, Anubis se encontraba sentado en su trono, complacido de la recaptura de las tres escapistas rebeldes. Quería que ellas observasen de cerca a sus congéneres débiles e ineficientes vivir de forma miserable y humillante, anhelaba que sufriesen, por ello había mandado a fabricar una celda donde pondría a esas tres junto con otras tres gatas de comportamiento similar. Los diferentes vasallos incluidos ponis se encontraban ovacionando, alabando a su Rey – Dios, cuando un destello llevó al señor del caos en medio del salón real. Todos se sorprendieron, era la primera vez que observaban magia tan avanzada, incluso los unicornios no pudieron comprender bien el hechizo. Luna y Celestia se sorprendieron ¿Cómo los ponis podrían estar del lado de seres tan crueles?

- La historia de los ponis es algo interesante, fueron de civilización en civilización, sus jóvenes capacidades apenas representaban un peligro para los imperios a los cuales se extendieron. Si mal no recuerdo, Anugipto es la penúltima civilización a la que sirvieron, antes de crear una propia o mejor dicho, tres distintas, pero ustedes conocen el resto de la historia. Explicó mientras guiñaba con un ojo a las princesas.

- ¿Cómo es eso posible? Cuestionó Luna, quien no podía comprender exactamente las "jóvenes capacidades de los ponis".

- Bueno, son como las vacas, los cerdos y las ovejas en Equestria, realizan ciertos trabajos: mayormente de carga transporte e incluso son ciudadanos, pero no desean más que comida y protección, aún les falta mucho tiempo para madurar como civilización.

Las princesas no tomaron en cuenta ese pequeño hecho, era cierto. Pero no podían creer que los ponis fuesen conciudadanos o que vivieran junto con seres tan horribles, es más hasta ayudaban a la expansión y sustentación de dicho reino.

- ¡Buenos días su alteza! Me llamo Discord. Se presentó el señor del caos con una sonrisa y con una gran cantidad de oro a sus espaldas.

- ¿Qué es esto? ¿Quién eres tú? Cuestionó de inmediato el Rey, sus orejas se levantaban y comenzaba a mostrar los colmillos al igual que un lobo o un perro.

- Un amigable aliado ¿Qué acaso no puede ver mis ojos de cachorrito? Advirtió mientras adoptaba la forma de uno y se paraba en dos patas para ladrar, lo cual provocó más de una sonrisa en los diferentes súbditos del lugar. Incluso Anubis.

- ¡Me honra darle este obsequio, como muestra de amistad! Aclaró el Draconequus. Quien bajaba la cabeza y extendía la mano.

- No conozco a ninguna criatura como tú Discord ¿Qué deseas a cambio de este obsequio? Preguntó el canido, de forma relajada, el extraño ser le cayó bien a la primera.

- Nada más que acompañarlo su majestad y aprender de su cultura, soy un erudito – un bastón se aparecía en su pata de león, el Draconequus envejeció de forma veloz, temblaba, sus transformaciones repentinas entretenían y lo hacían agradable al público, incluso el disfrutaba de sus bromas – que solamente desea aprender, hay más de donde saqué esto.

- Vaya, esperaba peticiones mucho mejores que esa, pero si te contentas con tan poco, salgo ganando.

Las imágenes se aceleraron. Dejando a las princesas con el amargo sabor de saber las relaciones que el joven Discord comenzaba a trabar.

- Nubi fue el primero de los gobernantes a los que pude estudiar, era ingenioso pero algo engreído. Sus generales me enseñaron estrategia militar de alto rango, sus estudiosos me enseñaron astronomía, anatomía, arquitectura e incluso cocina. Aprendí mucho de los chacales, pero Nubi fue de quien saqué los primeros estudios que me interesaban.

Las imágenes ahora daban saltos, primeramente mostraban a Discord en distintos templos, plazas, bibliotecas llenas de pergaminos, cocinas extrañas, etc. Mientras el cada vez era más aceptado, incluso entre los chacales del ejército. El tiempo que pasaba con Nubi hacía sospechar que hasta podían ser buenos amigos de la infancia; sin embargo…

- Aprendí que el orden en el que se cree, llega a ser tan absoluto; porque realmente llegas a pensar que cierta forma de comportamiento, que cierta forma de llevar la vida, incluso el uso de esclavos felinos puede ser normal, una vez que el entendimiento llega a aceptar su entorno, sus leyes y todo como lo normal, como lo real. Entonces el orden ha alcanzado su punto mayor y debe ser puesto a prueba. Discord hablaba de forma tan elocuente como Star Swirl, pero su teoría era demasiado extraña.

- El caos no es sino la prueba del orden que se construye, del orden de las cosas. Lo que aceptan como bueno, lo que tratan como normal lo es porque han aceptado ese orden, porque se adaptan a él y porque ya no pueden vivir sin él. Es por eso que la demencia puede llegar cuando el orden es destruido.

Las imágenes cambiaron, ahora se encontraban en una vista aérea, recorriendo Anugipto que comenzaba a verse cada vez peor conforme las imágenes pasaban, los chacales se reducían en número, los ponis escapaban, los gatos comenzaban a actuar de forma rebelde, cada vez más, varias pirámides caían

- Y una vez que el orden llega a tal grado, entonces llega el caos. Advirtió Discord con una sonrisa mientras observaba la sinfonía de desesperación en las calles de Anugipto se llenaban de fuego, de enfrentamientos, de sangre de gatos y chacales por igual, sin embargo los felinos tomaban la ciudad en sus garras.

Los chacales eran superados en número y vencidos lentamente, su gente escapaba y varias construcciones de madera comenzaban a arder. La misma gata violeta que fue encarcelada hace poco tiempo, ingresaba a la villa imperial con completa libertad, mientras luchaba con diferentes cánido, junto con sus cinco amigas.

Mientras la gata se abría paso, emocionando el sentimiento de lo justo y lo correcto en las alicornios, las imágenes comenzaban a cambiar nuevamente, llevando a los espectadores a los momentos finales de Anubis, se encontraba en su trono, lucía desnutrido, mancillado y con la poca cordura que le quedaba. Su pena era evidente, sus guardias le servían fielmente; pero cuando Discord llegó al lugar, no tuvieron oportunidad de defenderlo, todos flotaron en el aire para después desaparecer.

- Acaso vienes a darme el golpe de gracia maldito traidor. La sorpresa y la impotencia del rey se reflejaban en su expresión.

- Nada de eso Nubi, yo te advertí que no tengo amigos, yo te advertí que el orden no tiene nada de divertido. Estoy aquí para darte una oportunidad, no para ti, sino para tus guerreros.

Anubis agachó la cabeza, sus lágrimas comenzaron a salir, Discord, al que alguna vez concibió como su amigo observaba su final de forma horrorosamente insensible. Pero se calmó rápidamente, sus guerreros eran su pueblo y su reinado, aunque corto, siempre se basó en dar a su pueblo la mayor prosperidad posible. Incluso Discord le había colaborado en ese propósito.

- ¿Qué harás? ¿Los salvarás? ¿O les darás una muerte rápida e indolora?

- Los sacaré de aquí, a todos ellos.

- ¿Qué harás con ellos?

- Buena pregunta Nubi, los desapareceré para que vayan a otro lugar, Anugipto desaparecerá de una forma u otra, aun puedes ser un buen rey y evitar la muerte de todos tus guerreros o al menos los que quedan. Dijo Discord evitando la pregunta.

Anubis se quedó agachado mientras pensaba, Discord siempre escondía sus objetivos reales, pero ya que podía, debía evitar la muerte de sus guerreros.

- Sé que no sirve de nada, pero prométeme que no serán esclavos.

- Ellos actuaran por voluntad propia, te lo juro. Respondió el señor del caos. Quien chasqueó los dedos para traer a varios guerreros al lugar incluido el general Seti, el último de que dejaron con vida y se estaba encargando de la defensa de la villa imperial.

- Dilo. Ordenó el Draconequus.

- Llévate a mis guerreros, las gatas no les perdonarán la vida. Llévatelos.

- ¿Aún si necesito sus talentos para un solo trabajo? Presionó el señor del caos, mientras las puertas eran claramente asediadas.

- Sí, pero sácalos de aquí.

Un contradictorio acto de nobleza, Discord lo entendía por el tiempo que pasó junto a él. Pero no era el caso de Celestia y Luna, que veían en Anubis a un tirano despiadado. El Draconequus chasqueó los dedos despidiéndose con la otra mano. Las puertas fueron finalmente abiertas, el rey se levantaba para perecer como lo que alguna vez había sido: el gobernante de la civilización más grande de su tiempo. La felina de pelaje púrpura con unos mechones rizados de color verde ingresó primero, observando al enemigo número uno de su pueblo, deseaba verlo arrodillado, suplicando; pero este esperaba su fin parado, mostrando una fortaleza similar al de ella misma, lo cual convertía al momento en uno digno de estar plasmado en la historia. Pues cuando Anubis tuvo la oportunidad de escapar, decidió quedarse en el lugar, junto con sus súbditos y perecer junto con su pueblo.

- Se llamaba Baast, una gata muy atrevida y ciertamente una magnífica líder, la apoyé con unos cuantos recursos, incluso le di cierta información para liberar a su gente y vencer a Nubi.

Luna no podía creer la bipolaridad del señor del caos, primero se unía al bando injusto, para después ayudar al bando justo, al bueno ¿Qué clase de rufián era si no tenía un bando?

- ¿Bromeas verdad?

- No bromeo Lulú, su vida terminó en ese instante, pero no puedo mostrarlo porque no lo vi.

Las imágenes se aceleraban nuevamente. En cuestión de unos pocos años después de recuperar su libertad, las gatas se quedaron con la ciudad, aunque no poseían esclavos, el trabajo conjunto de todos pudo construir una ciudad nueva, con varios monumentos conmemorativos, era lo justo o al menos así lo veía Luna. Pero de pronto, el sueño ingresó en un nuevo giro, una sequía, una plaga de parasprites, una división entre gatos y finalmente la disolución del reciente imperio terminó con la civilización, dejándola a meras estructuras de piedra y una infinidad de arena.

- Los gatos no solo perdieron su civilización, sino que se extinguieron cien años después de rebelarse.

Esa era la gota que derramó el vaso. Discord, con tantos poderes alocados no podía, mejor dicho, no quería hacer nada por sus amigos o aliados, no ayudaba en momentos de desesperación y para empeorarlo, los traicionaba sin sentir remordimiento alguno; pero lo que empeoraba todo era que no buscaba nada en particular, parecía entretenerse con la miseria y el dolor ajenos.

- ¿Por qué lo hiciste?

- Ya se los dije, cuando el orden no puede soportar la prueba que el caos impone, se destruye, si lo sobrevive, cambia. Es un ciclo continuo y eterno. Siendo el señor del caos, aprendí a ver el mundo a partir del caos y no del orden.

- Y como ves el mundo. Luna comenzaba a enfurecerse, Celestia, aunque no lo hacía notar empezaba a recordar al Discord del pasado, incluso el Discord que tenía enfrente, no se parecían en nada al Discord que conoció durante los últimos meses. Temía lo peor.

Las imágenes aceleraban nuevamente, mostrando una nueva civilización: Coltlántida la civilización de los Kelpies, las imágenes se aceleraban, mostrando de forma rápida el aspecto que Discord tomó para ingresar en la ciudad, era un Kelpie con una aleta algo rota, como si un tiburón se la hubiese arrancado, con una mancha en uno de sus ojos. En poco tiempo mostraba como una democracia perfecta o que decía serlo confrontaba a dos senadores de la cámara en una elección a la que todos los habitantes acudían con su voto.

Pero durante la campaña, los dos partidos comenzaban a ponerse cada vez más militantes, a tal grado que solamente hizo falta una pequeña jugada sucia para que toda la civilización ingresase en un estado de conmoción, de enfrentamientos, de revueltas, desconfianza y una lucha de ideas tan grande que Discord estuvo de parte de ambas mientras la lucha férrea de ambos partidos continuaba. La población en cambio, comenzaba a temer más a los políticos, quienes ejercían ya un poder dictatorial en sus partidos y en los sectores que los apoyaban. Cuando finalmente se decidió por un bando, el otro comenzó un ataque. Miedo y horror era todo lo que se sintió durante los conflictos de aquel majestuoso reino submarino. Hasta que las sirenas llegaron, alimentándose de la energía negativa, dejando a Discord observando el final de otra especie, sus enfrentamientos irracionales terminaron siendo música para los oídos de Discord, quien vio en el decaimiento de toda la civilización: la gran capacidad de autodestrucción que la búsqueda del poder tiene.

Mientras casas completas, arrecifes de coral artificiales caían, mientras los Kelpies se mataban los unos a los otros, Discord salía de la ciudad, nadando con calma, incluso contando un par de chistes acerca de lo ocurrido. Sus conocimientos adquiridos eran todo lo que le quedaba. Bueno eso y una cabeza pensando en qué iría a hacer después. Pues luego de diez años, resultó algo poco esperado que todo finalizase en menos de tres meses.

- Fui de aquí a allá, de arriba abajo, del pasado al presente. Pero no futuro porque odio los Spoilers. Actué de obrero, pensador, ladrón, diputado, juez, méndigo incluso de mono. Vi como el caos tomaba su papel decisivo a lo largo de la historia. Me preparaba para tomar las riendas como señor del caos.

Las imágenes mostraban distintas civilizaciones, incluso cuando no había civilización, en el tiempo de los dinosaurios y para ser precisos, el momento en el que cayó un inmenso meteorito en lo que hoy es Appleloosa, acabando con todos ellos.

- Estudie el caos, me esencie con él, asumí mi papel y me preparé para el presente. Aclaraba el señor del caos.

En esos momentos pensar en algo que no fuese mostrar su pasado era funesto, el simple hecho de pensar en Fluttershy o en Celestia hacía que el Draconequus desease dejar de mostrar su pasado. Por lo cual, debía olvidarse de todo ello para mantener el papel que debía desempeñar, el de un comunicador, el de un relator y al mismo tiempo el de un querellado.

- El presente, algo me dice que es antes de que conquistaras Equestria. Luna comenzaba a enfadarse, no quería ver más. Pero no podía salir del sueño, tampoco despertarse, fuese como fuese, vería lo que Discord quería mostrarles.

Las imágenes mostraron un pequeño valle, cubierto por miles de montañas cuya sombra a través de un manto de neblina, debido a la altura y a los rayos de sol que pasaban sobre ellos era lo único visible, lo único cercano a un cielo eran pequeños agujeros que se formaban en la espesa neblina que se acumulaba en lo alto. El piso estaba completamente quemado, al parecer una erupción de lava había invadido el lugar, pero su cantidad debió haber sido descomunal, pues casi la totalidad de tierra visible. No había señales de vida. El Joven Discord se encontraba en la ladera de una montaña, buscando algo.

- ¡Señor solamente pudimos encontrar siete! Comunicaba Buglar desde una ladera cercana

- Y yo encontré tres, supongo que esto es todo lo que pudo sobrevivir a la erupción.

De pronto en el ambiente comenzó a subir la temperatura, ambas alicornios buscaron la causa de ello y encontraron una gran cantidad de lava que bajaba desde una de las montañas; se había equivocado, era un volcán.

- Perfecto, con diez basta, ahora vámonos de aquí.

Un chasquido cuyo eco retumbó en el escarpado escenario, advirtió la huida de los exploradores, pues aquella tierra desconocida era ajena a cualquier lugar de Equestria.

El portal los llevó hasta la isla, ahora existía una gran cantidad de seres dentro, incluso los nagga salían a platicar con los chacales, con los escarabajos y los vulcanos. Cuando Discord entró, todos sabían que algo pasaría, no sabían qué, pero estaban seguros de que el cambio estaba muy próximo.


Eso es todo por esta semana, seguro que la mayoría ya sabe que vendrá para los próximos capítulos: espero no dejar algunas lagunas en la trama, de ser así, no duden en comentar, ultimadamente ando muy ocupado y realizo el fic en mi tiempo libre o a veces en la madrugada, por lo cual puede existir uno que otro error en la edición (gramática, puntuación, etc) así que perdonen si alguno les causó confusión.

Nos leemos pronto.

Next Chapter: La pesadilla: el prólogo del caos, 3 Estimated time remaining: 0 Minutes
Return to Story Description

Login

Facebook
Login with
Facebook:
FiMFetch