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Discord

by Filomental

Chapter 33: Inflexión

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Capítulo 33: Inflexión

Los personajes de MLP: FIM no me pertenecen y además, en este capítulo doy un breve Spoiler de un fic que pienso trabajar ni bien termine con este fic (si termino después de que se estrene EG: 3)


Había pasado más de una semana desde que Celestia vio a Discord, lo cual era extraño, antes se presentaba aunque sea para pedir los pergaminos llenos de tareas. Le preocupaba que el señor del caos se mantuviese lejos debido a lo que pasó entre los dos, peor aún era el hecho de que esa preocupación la asaltaba en momentos inoportunos, como por ejemplo cuando se encontraba en medio de una cumbre real, por poco y menciona su nombre en uno de los títulos de extracción que proveía a los ponis mineros de Yeguatania.

En cambio, en Ponyville las actividades se realizaban con la mayor cotidianidad; algunos se habían levantado tarde para atender su negocio, otros se encontraban de regreso del mismo, incluso las adoradas huertas de unas ponis empezaban con el mantenimiento. La mayor parte del tiempo, la vida por dicha localidad era pacífica y afable, pocas preocupaciones agitaban al pueblo, a comparación de las grandes ciudades como Fillydelphia o Ponyhattan. Dos figuras se encontraban paseando por la calle principal del pueblo, en dirección al restaurante.

- Así que dime Discord ¿Por qué te sientes tan mal?

- No estoy seguro Fluttershy, la última vez que me sentí así fue cuando comí un pastelillo podrido.

- Agg, dijo la pegaso, adivinando los problemas intestinales que el Draconequus hubiese tenido.

- Descuida, ya estoy en la última etapa, ya pasó medio día ¿te gustaría comer algo?

- Claro que sí.

- Bien.

Un chasquido fue suficiente para transportarlos hasta un árbol que ni bien aparecieron, creció hasta mostrar gran parte del bosque Everfree, a la pegaso amarilla le encantaban los picnics, la naturaleza era su vida; realmente la amaba. Lo había comprobado cuando ambos observaron a una hidra comiéndose a un venado, semejante escena era muy fuerte para algunos, pero ella, aun con su personalidad comprendía que eso era parte de la naturaleza e incluso se impresionó, observando la perfección con la cual las tres cabezas se repartían la presa, aunque todo iba a un mismo estómago. El árbol se convertía lentamente en una plataforma llena de hojas y ramas que empezaron a moverse por sí solas para formar en conjunto una mesa para que pudieran almorzar.

- Un plato de revuelto de margaritas con alfalfa y petunias por favor. Solicitó la pegaso, se había esperado que Discord la llevaría al restaurant de Ponyville, pero en cambio la trajo hasta aquel lugar; con el tiempo ella había comprendido la forma tan interesante que su amigo tenía de hacer las cosas y debía admitir que la mayor parte del tiempo no resultaba ser tan malo.

- Algo más. Respondió el señor del caos mientras los platos aparecían en el aire, para que después las ramas restantes las tomaran y sirviesen todo, incluso llevaban un pañuelo con cuadros a colores sobre ellos, para emular las patas de los mozos del restaurante.

- Un vaso con agua y una ensalada. Respondió la pegaso, observando a su alrededor. Cielos Discord, este paisaje es hermoso.

- ¿Enserio? Yo solo veo maleza, maleza y más maleza, bueno, allá hay un nido de fénix y una serpiente alada.

La comida del señor del caos apareció en un plato de madera, bueno sus comidas, para empezar un pescado frito del tamaño de su cabeza, luego una pierna de cordero, junto con una porción de pasto con tierra y todo, junto una cantidad pequeña de gemas y un vaso de leche con chocolate. De la misma forma que con su forma de hacer las cosas, la pegaso había comprendido la dieta que su amigo debía seguir.

- Si quieres me como la carne en otro momento.

- No está bien Discord, tú eres así, además no tuviste que cazar a ningún animal para traer toda tu comida aquí ¿cierto?

- No, para nada, la comida cazada produce muchas encimas y le da un sabor horrible, aprendí a crear carne de diversos tipos. Así que adelante.

La poni comía de forma educada, lenta y con los cubiertos que el Draconequus le había provisto. Pero este comía como cada animal, devoraba el pescado como un águila o un cocodrilo: engullendo; después desgarraba la carne para facilitar su digestión, era increíble ver que su colmillo no hacía nada más que perforar la carne para después halar de ella, tan rápido como comenzó se cansó, así que un chasquido convirtió toda la carne, en presas de pequeño tamaño.

- Y dime querida ¿cómo anda el trabajo?

- Ah, bien, ahora que me lo preguntas, hay una migración de mariposas monarca en una semana, me gustaría que fueras conmigo, ninguna de mis amigas podrá.

- Desde luego que sí, ahí estaré. Respondió Discord mientras levantaba un pedazo de carne con sus garras para arrojarla en el aire y engullirla.

- ¡Discord! Que te dije de comer con cubiertos. Reprochó la poni.

- Está bien. Dijo el señor del caos mientras hacía aparecer una espátula.

- Vamos. Insistió la pegaso mientras observaba a su amigo con el ceño fruncido.

- Oh bien, ya hasta te pareces a Celestia. Respondió el de ojos rojos mientras la espátula tomaba forma de tenedor.

- ¿Qué tal con los chicos? Cuestionó el señor del caos mientras observaba el rubor en el rostro de la pegaso.

- Mmm… nada, hay uno que otro, pero todavía no hay uno que me haga sentir esas mariposas.

- Vaya que eres exigente.

- Encontrar al poni especial es un proceso largo Discord, no todas pueden hallarlo a la primera.

- Entiendo.

- ¿Y qué tal tú con Celestia? mencionó la pegaso mientras observaba a otro lado para evitar la mirada fulminante de su mejor amigo.

- Nada, sigue siendo un dolor de cabeza. Respondió con total frialdad al respecto.

- Algunas cosas nunca cambian supongo. Respondió la pegaso mientras tomaba un vaso con agua.

Discord acabó la carne con bastante rapidez, para después proseguir con el pasto, no sin antes tomar un vaso completo de leche con chocolate inmediatamente este volvió a llenarse.

- Es porque no cambian como tú quieres que cambien. Agregó el señor del caos.

- Supongo que es cierto ¿Por qué viniste hoy? Se supone que tendríamos nuestra fiesta de té el domingo.

- Porque no tenía nada mejor que hacer, además pasar el tiempo contigo es relajante.

El bosque Everfree era un lugar de naturaleza salvaje, los ponis no tenían control alguno de su clima o de la naturaleza existente en el lugar, Fluttershy a veces ayudaba a una criatura que llegaba a sus cascos; pero exceptuando ese caso, comprendía muy bien que no tenía mucho que hacer allí.

- Pinkie Pie está organizando una fiesta para esta noche: ¿Te gustaría ir?

- Por supuesto que sí. Respondió, mientras una cantidad inmensa de pasto ingresaba en su boca.

Pero pronto el sonido del aleteo de un pegaso sacó a ambos comensales de su charla que empezaba a tornarse aburrida.

- Discord no sé qué hiciste esta vez, pero la princesa Celestia solicita tu presencia. Era Twilight que tenía cierta expresión de desconfianza.

- Jaja, debe querer su cepillo de dientes de vuelta, sentenció el Draconequus para calmar a sus amigas, la noticia le tomaba por sorpresa, Celestia no lo había vuelto a llamar desde que le dio la misión de capturar a Tirek.

Twilight hizo una mueca de incomprensión ante el cepillo de color rosa que tenía ente sus garras, al parecer había tenido un uso distinto al de lavar dientes, pues tenía una gran cantidad de pelo enganchado y manchas verdes en distintas partes del mango y la cabeza, incluso en las cerdas. Si la historia de Discord era correcta, entonces se estaba pasando de la raya.

- Discord, eso no se hace, definitivamente no, los ponis no recuperan los dientes perdidos. Aclaró la pegaso que alguna vez había querido ser dentista.

- ¿Ah no? Entonces creo que le invitaré una gran cantidad de dulces. Aclaró el señor del caos mientras dejaba caer el cepillo, para poner cara de malvado.

- Bueno Fluttershy, creo que mejor voy a ver que desea Molestia. Nos vemos luego.

Un chasquido fue suficiente para quitarlo de escena antes de que la nueva princesa de Equestria explotase en su cara, era un gran pecado meterse con Celestia frente a ella, bueno, él era el único que lo hacía. Era mejor ir donde Celestia, antes de que Twilight lo sermonease durante una hora acerca del respeto con argumentos históricos, etc.

Fue en el último milisegundo, cuando el trono de la princesa se hacía visible que recordó porque no había ido a verla durante la última semana; la amistad de Fluttershy realmente podía alejar su mente de cualquier pensamiento, era ya tarde para dar vuelta atrás, así que sacando el cepillo de su espalda en alto, se presentó en la habitación donde usualmente visitaba a la princesa. Para su sorpresa, absolutamente nadie se hallaba en el lugar, ni guardias, ni Luna, ni siquiera Kibits se encontraba en su lugar de costumbre, mucho menos Celestia. Era tan extraño que la corte de la princesa se encontrase tan abandonada; todo estaba en su lugar, limpio, ni una mota de mugre era apreciable a simple vista. El señor del caos avanzó con cierta cautela por el pasillo lleno de vitrales; los colores producidos por el paso de la luz a través de los cristales de cada vitral, pintaban el piso con sus imágenes correspondientes. Pronto llegó al vitral que representaba su derrota frente a las mane six; ¿sabían todo lo que ocurrió el mismo día?

En ese momento por alguna razón, se quedó observando a Celestia, incluso se vio tentado a salir a charlar con ella, obviamente en ese momento, hubiese hecho otra cosa más que gritar enfurecerse y tratar de convertirlo nuevamente en piedra. Pronto se aburrió de ver los vitrales ¿Dónde están todos? Se preguntó, era evidente que en el castillo no había ni una mosca, quizás se estaba realizando una festividad de la cual no sabía nada. Una idea le vino a la cabeza, pronto chasqueó sus dedos, el efecto fue inmediato, una serie de transportaciones al azar se realizaron, por unos segundos se aparecía en un estudio, para después aparecer en un pequeño baño que por suerte no estaba siendo utilizado, después llegó al comedor, donde soltó el cepillo.

Sus esfuerzos no se veían recompensados, sin embargo, casi valieron la pena cuando por accidente llegó a la habitación de Luna, se encontraba durmiendo a pata suelta. El Draconequus se quedó pensando por varios segundos ¿Debía o no debía?

- Qué más da, sé que lo pagaré después jejeje. Su sonrisa se alargaba al imaginar las posibles bromas que podría hacer; sin embargo se decidió por una simple pero efectiva.

Un vaso con agua tibia se materializó en su garra de león, con mucho cuidado la posicionó al lado de la princesa que dormía tan apacible que incrementó aún más las ganas que tenía el señor del caso, se aproximaba el momento más complicado, ahora debía levantar el casco de la alicornio para depositarlo en el vaso, sin respirar y con un cuidado quirúrgico, el de ojos rojos levantó el casco de la princesa, una gota de sudor empezaba a brotar de su frente, la ejecución de tan delicada acción requería toda su concentración; de pronto la princesa entreabrió sus ojos, para observar al señor del caos, seguía profundamente dormida quien sabe con lo que estuviese soñando, pero pudo mascullar unas palabras.

- Tienes un aspecto poco grato mi amigo.

La risa del señor del caos tuvo que ser contenida por el mismo, necesitaba completar su plan maestro, al menos eso hacía que su visita a castillo valiese la pena, pues Celestia al parecer no deseaba verlo. Probablemente le habían jugado una broma entre Twilight y Fluttershy, de ser así, había caído de lleno.

- Muy bien, que tengas un sueño bonito y mojado. Susurró Discord mientras se transportaba a los jardines, ese era el último lugar que le quedaba por registrar.

La luz del día convertía a los jardines algo totalmente distinto a lo que eran de día, los colores verdes en sus distintas tonalidades, incluso llegando a convertirse en azules, las diversas flores de color rojo, blanco, violeta, rojo e incluso amarillo y el azul más impresionante de todos; definitivamente aquel jardín no tenía nada que envidiar a otros paisajes de afuera, usualmente el Draconequus no se había quedado a apreciar la naturaleza por tanto tiempo. Pronto escucho el sonido de unos cascos paseando por el camino de piedra que él había ignorado por razones obvias. Por fin encontraba a un poni despierto. Sin embargo los cascos se escuchaban más pesados, como si estuviesen recubiertos con metal.

Al darse vuelta, Discord pudo apreciar la figura de Celestia aproximándose hacia él, llevaba puesto su yugo, así como sus distinguidas herraduras doradas, sin olvidar su corona. Su mirada tenía algo en particular, mostraba un semblante sereno, mucho más de lo normal. Cuando ambos cruzaron la mirada, no hicieron más que sonreírse mutuamente, el señor del caos esperó pacientemente, cuando finalmente la princesa se acercó lo suficiente empezó a hablar.

- ¿Para qué me llamaste? ¿Necesitas que atrape a un nuevo villano busca líos? Preguntó mientras movía a un lado la mandíbula inferior mientras hacía con sus puños el ademán de golpear a alguien.

- Ya quisieras, debes ganarte la confianza primero. Advirtió la princesa, haciendo caer el ego del señor del caos, puede que estuviese enamorada; pero no loca dejaría la seguridad de Equestria en sus patas, al menos no por ahora.

- Bah, al cabo que ni quería dime: ¿Por qué el castillo está tan vacío?

- Es que es día feriado; es el día en el que mi hermana y yo te dimos una paliza ¿no lo recuerdas? La risa de la alicornio era entrecortada, el tema de conversación era algo inapropiado, por más de una razón.

- Yo recuerdo que les pateé los flancos más de una vez antes de que me vencieran, el señor del caos toco la nariz de la alicornio en señal de mofa.

Burlarse del pasado tan antagónico, en un momento tan inusual, era una particularidad que Celestia compartía con Discord y solo con él; pues en primer lugar, él siempre se burlaba de su pasado. Si intentase hacer algo similar con su hermana, era seguro que esta le propinaría un cascorrón en la nuca o una mirada tan fría como el hielo e intentaría cambiar la conversación.

-Pero al final, debo admitir que ganaron; por cierto, no volveré a repetirlo así que espero que tengas los oídos limpios. Gracias. La palabra desconcertó a la princesa.

- Por qué. Fue todo lo que se le ocurrió decir; el señor del caos era simplemente impredecible.

- Si no me hubieran transformado en piedra y si no hubieses decidido reformarme, jamás habría conocido la… msd mds mfmf.

- ¿Qué? El de ojos rojos había murmurado en lugar de hablar.

- Agh, no hubiese conocido la magia de la amistad y con ello la felicidad.

¿Felicidad? Realmente era algo extraño, pues la princesa siempre había considerado que haciendo caos, siendo un bebé crecido con caprichos y sentido del humor exagerado, de alguna forma su interlocutor era feliz. No podía imaginar un "estilo de vida" sin la felicidad como fin. El rostro de confusión de Celestia aclaró que no había explicado bien su pasado, de hecho si no entendían ese simple hecho, jamás podrían entender el rumbo que alguna vez siguió.

- De nada, pensé que eras un cascarrabias sin remedio. Dijo la princesa con una sonrisa, mientras empujaba al señor del caos con su flanco derecho. Este desde luego chasqueó los dedos para aparecer una nube rosa sobre la cabeza de la princesa, pero esta abrió un paraguas, transportado desde su habitación, reteniendo la leche chocolatada, pero antes de que esta pudiese llegar al suelo, hizo levitar todo el líquido para después vaciarlo sobre el señor del caos.

- Ah sí, dijo sorprendido el Draconequus.

- Deja de jugar bromas tan gastadas, respondió la princesa, para después tocar la nariz del mismo modo que él lo hizo hace breves instantes.

- Bueno, hay una que nunca pasa de moda, replicó, para chasquear los dedos, poco después la cola de Celestia apareció en las garras del Draconequus. La princesa lo miró con cierto enojo y al mismo tiempo con intriga.

- No sabes cuán molesto es que hagas eso ¿Por qué lo haces?

- Ahora que lo preguntas, no lo sé, creo que es porque nunca te lo ves venir.

- Devuélvemelo antes de que pierda la paciencia.

- Vamos, eres pura boca, nunca te atreverías a… El Draconequus fue derribado de inmediato por la princesa, de tal suerte que ella se encontraba sobre él, con ambas patas a cada lado de su cabeza.

- Solo tenías que decir por favor, exclamó el señor del caos, inmediatamente la cola de Celestia regresó a su lugar.

Sin embargo, ambos se quedaron en su lugar, viéndose, Discord levantó sus patas para tomar la melena de Celestia, era raro, siempre había deseado tocar aquella melena que casi flotaba por sí sola, se veía tan sedosa. Así que no dudó en hacerlo. La princesa desde luego dejo que aquello ocurriera, era extraño pero se sentía a gusto. Los ojos rojos la mantenían bajo el mismo trance que hace noches atrás; pero esta vez, ella se abalanzó para unir sus labios con los de él, nuevamente el tiempo se detuvo, las sensaciones de las más variadas clases tomaron parte dentro de ella. Él simplemente se dejó hacer, a quién engañaba, ella era mejor que él para esas cosas. Pero la princesa se separó de repente.

- Tenemos que hablar de esto. Expresó la princesa de Equestria, no quería perder más tiempo, no quería aplazar más el momento de la verdad, el todo por el todo. Algo le decía que tenía las de ganar, que todo realmente tenía pinta de salir bien. Mucho más después que el señor del caos asintiera con la cabeza.

- Anda, no creo que un corcel como tú sea tan tímido como para bailar una pieza conmigo.

- EEE nop.

El sueño de la alicornio estaba convirtiéndose en algo cada vez más extraño pues pronto sintió un frio en sus piernas, sobre todo en su vientre, ni que decir de su cola. Pronto el salón comenzó a inundarse con agua, rápidamente se despertó, de un salón de baile, ahora pasaba a estar en su habitación con una gran humedad alrededor de la mitad de su cuerpo para abajo, su caso por alguna razón se encontraba en un vaso con agua tibia.

- Oh no, fue todo lo que dijo antes de conjeturar los hechos para sacar una conclusión. Conocía aquella broma, sabía quién podía jugársela, pero su hermana no era la única que podría hacerlo.

- Discord. Murmuró la alicornio frunciendo el ceño, era hora de darle su merecido.

En menos de dos minutos, se dio un baño para después salir al único lugar donde sabía que Discord estaría, el jardín. Su hermana se lo había dicho. Pero al llegar, observó cómo ambos se encontraban sentados el uno al lado del otro; perfecto se dijo a sí misma para darse la señal de ataque.

El Draconequus tomó aire, para dejar salir los nervios que le daba sentarse a hablar de temas tan… poco conocidos para él; pero deseaba hacerlo. Pero de repente, en un inesperado movimiento, un pastel le llegó a la cara, después una inmensa cantidad de espuma, para finalmente terminar con un golpe en la cara con algo hecho de hule, pronto descubrió que era un pollo de hule.

- Esto te enseñará a ser más respetuoso con los demás. Luna estaba algo enfurecida.

- ¿Pero qué ocurrió aquí? Preguntó al aire, no sabía bien a cuál de los dos preguntar.

- Algo personal hermana. Le respondió la alicornio de pelaje obscuro, ni muerta dejaría que alguien más, particularmente su hermana, se enterase de la broma que le había jugado el Draconequus.

Discord se limitó a limpiarse la cara con su lengua bífida, para después chasquear los dedos, para quitar todo rastro de la broma que la princesa le jugó, por cierto era demasiado buena para provenir de Luna.

- Buena esa Luna, pero te olvidaste de las plumas. Ironizó el señor del caos.

- Pides más verdad.

- No mejor no. Respondió levantando las patas en signo de paz. Al menos por ahora.

Pronto la princesa de la noche observó a ambos, no estaban haciendo nada, así que la duda la invadió.

- Díganme ¿Qué hacían los dos?

Por telequinesia o por cualquier otro motivo, ambos sabían que el tema que llevaban hace solo instantes, debía ser secreto.

- Em… estaba… tratando de mostrar una pequeña parte de mis recuerdos. Respondió el Draconequus, maldiciéndose a sí mismo por adelantar las cosas.

- Bueno, anda, me gustaría verlo. Luna se sentó sobre sus flancos, esperando ver la recreación que generaría el señor del caos.

Un chasqueo de dedos fue suficiente, el de ojos rojos creó una burbuja de realidad, por alguna razón, esta era más pequeña que la usual, incluso comenzaba a cansarse más rápido. Al parecer, alguien no quería que Discord y Celestia tuvieran tiempo para tratar sus temas.

- Esto ocurrió días después de que salí de aquel lugar, nunca supe su nombre, llamémosle laboratorio.

- Bueno. Respondió la princesa de la noche.

La pareja de opuestos se observaba el uno al otro, debían aplazar su plática para otra ocasión. Aunque el Draconequus preferiría no mostrar sus recuerdos; pues de allí en más, la historia se complicaba, con una voz algo cortada y con cierto nudo en la garganta, no solo por el recuerdo, sino por lo que pasaría al mostrarlo, dio las pautas necesarias, para comprender bien lo que realmente quería mostrar.

- ¿Alguna vez se preguntaron cómo me convertí en el señor del caos? Preguntó el de ojos rojos, observando intensamente a Celestia, quería decir algo con sus ojos, lo percibió, pero por más que intentaba, no lograría descifrar lo que pasaba por su mente.

- No. Respondió Luna, algo emocionada por saber la respuesta. Pero sin olvidar que seguía enfurecida por la broma que Discord le jugó.

La burbuja comenzó a generar imágenes, también sonidos, el primero que pudieron escuchar era de vientos fuertes, pero aparte de ello, nada más. Varios granos de arena comenzaron a volar, este recuerdo era más realista que otros, pues incluso el calor comenzó a acrecentar. Era un desierto.

- No sabía qué hacer, no tenía dirección alguna, el caos habitaba dentro de mí, pero no sabía exactamente que era o qué hacer con él. Estaba vacío, frio, tenía miedo y deseaba volver con Star Swirl. Pero ya era tarde,

El joven Discord se figuraba en medio de aquel desierto, debía mantenerse en movimiento, cualquier lugar que conociese era peligroso, pues en todos existían ponis, no obstante, también deseaba escapar de todo, su vida había sido salvada por Argos, ahora se daba cuenta de cómo todo su pasado se iba perdiendo en la arena, era sepultado en el desierto, sus lágrimas se secaban con el calor, sus heridas eran cauterizadas y recubiertas con arena, los espejismos eran las ilusiones que dejaba ir; en la medida en que sus pasos pisaban el ardiente y cambiante piso del desolador desierto, dejaba atrás todo lo que había sido.

Su rostro se iluminaba con el implacable sol, el polvo ingresaba a su boca jadeante, pero aun con toda la sed, aun con sus caídas por las dunas, algo lo llamaba en una dirección, no sabía explicarlo, ignoraba la vida que tenía, ignoraba los quejidos de la criatura que había salvado, incluso su hambre se encontraba aislada de su voluntad; estaba demasiado débil para hacer cualquier hechizo. Sus pasos se borraban conforme avanzaba.

Las princesas no podían ver el horizonte debido a la gran cantidad de arena que era impulsada por el viento, las imágenes se aceleraron, un par de veces, el joven Discord se desplomó de repente; pero luego de unos instantes se recuperaba para seguir con su caminata, se tambaleaba y cada vez se mostraba más débil ¿qué lo impulsaba?

A la distancia una sombra se figuró, parecía ser un oasis, los pasos del ex convicto se apresuraron, ahora deseaba saciar su sed. Varios cientos de metros después se dio cuenta de que no había sido una alucinación, era agua real, pero al instante se percató que esta tenía un color negro, las criaturas sedientas, al igual que él se encontraban muertas alrededor del charco, las pocas palmeras que figuraban en aquel extraño paisaje eran de color rojo y púrpura, sus raíces se encontraban en movimiento, demasiado lento, pero se movían en dirección a los cadáveres, habían algunos ponis y minotauros, también habían criaturas que él nunca conoció. Su cansada vista se posó en diferentes direcciones, se encontraba desesperado por agua, pero no tomaría aquel veneno.

Pronto encontró un montón de rocas, apilada de tal forma que lograba formar una entrada. Sus cansados pasos avanzaron hacia ella, el quejido de la criatura que traía en su alforja era todo lo que lo animaba a seguir. Al llegar, observó como aquella entrada que pareció ver, era un conjunto de piedras en forma rectangular. Se sentó, era muy probable que su vida terminara allí mismo, así que sacó a la criatura de su alforja, la había salvado solamente para que muriera junto con él. Dentro de su alforja, también llevaba la gema, está en cierta forma contenía la vida de la pegaso huérfana.

- Perdóname pequeño, traté de salvarte, pero ni siquiera sirvo para eso. Sus palabras sonaban apagadas, casi como murmullos.

Las princesas inspeccionaban el lugar mientras paseaban por él, pero tardaron un tiempo en comprender que el señor del caos tenía varias contusiones, varias hinchazones por donde antes se encontraban sus heridas que había curado con su magia, en especial la del pecho. No sabían cómo saldría de aquella, realmente parecía no tener oportunidad.

Pero pronto la pared de piedra donde el Draconequus se encontraba recostado se hizo añicos, el ingresó a la fuerza, rodando por varias gradas, la criatura que llevaba consigo también comenzó a rodar, el joven Discord a sentía una especie de contracción mágica aparte de sentir cada golpe que se daba contra los peldaños de piedra por los que descendía, algo era diferente, no era precisamente una alteración de la magia, simplemente era diferente. Cuando por fin llegó al final de las escaleras, sintió que algo se acercaba, trato de pararse pero ya no tenía fuerzas.

- Por fin llegas, llevo días llamándote.

¿Llamar? ¿Cómo? Se preguntaron las princesas, mientras buscaban el dueño de aquella voz tan tétrica, era similar al crujir de los huesos, el sonido de varios gritos y un aullido gutural. El joven Draconequus levantó la vista. Pronto el dueño de la voz se apareció, era… Una criatura que ni las princesa ni él habían visto.

Tenía dos cuernos parecidos a los de Tirek, sus ojos resplandecían como el fuego, el interior de su boca también tenía cierto brillo y mostraba dos hileras de dientes que terminaban en una punta tan fina como una aguja, las su cabeza emitía fuego, lo cual iluminaba su piel escamosa y violeta. Sus brazos tenían marcas de diversos tipos, eran similares a las cutie marks, poseía una cola que terminaba en una escama que parecía bastante afilada; sus extremidades eran similares a las de un minotauro pero se hallaban vestidas con una armadura de color negra con blanca, con letras desconocidas hechas de oro, que relucían, incluso en sus botas de piel de quien sabe que animal; tenía sus hombreras con los mismos adornos. Pero su rostro era lo más peculiar, se encontraba cubierto por una especie de máscara, hecha de hueso o quizás ese era su rostro, como fuese, sus ojos eran lo único que parecía tener vida en dichas facciones.

- No te preocupes por mí, solamente dime ¿quién eres tú?

El joven Draconequus bajó la cabeza, no tenía energía para nada.

- ¿Dónde están mis modales? Déjame ayudarte, después de todo, ha sido un viaje muy largo y no cualquiera sale con vida de él.

Una estela de fuego cubrió al joven Discord, este de inmediato comenzó a revitalizarse. Pronto pudo levantar la cabeza y observar mejor a su salvador, incluso su sed y su hambre se veían saciados. Le daba miedo entablar conversación con un ser tan… imponente, pero tenía que hacerlo. Debía mantenerse calmado, al parecer aquella criatura disfrutaba del terror en sus ojos.

- Gracias, pero por qué me llamaste.

El ser de aspecto feroz y cruel se giró para indicar a su invitado a seguirlo.

- Iré directo al grano, sentí tu magia hace pocos días, y también tú deseo impío. Presiento que tiene que ver con los ponis.

- Sí. Se limitó a responder el señor del caos.

- Perfecto, te ofrezco un trato. Lo que sea que hagas, si tienes éxito, dejarás con vida a una unicornio en específico y a cambio yo te doy ciertos conocimientos.

- ¿Conocimiento? Creo que ya tengo suficiente.

- Nunca se tiene suficiente de eso, es como el poder. Aunque volviendo al punto, digamos que estos conocimientos no los posee nadie más que mi especie.

- Entonces, puedo obtenerlos de otro igual a ti.

- Parece que no entiendes, yo soy el último.

- Y por qué es especial esta poni. Inquirió el señor del caos, aquí había algo extraño, lo percibía.

- Porque soy un idiota, me enamoré de una poni y no dejaré que algo malo le pase.

¿Cómo era posible todo aquello? La cabeza del joven Discord se hallaba en una encrucijada.

- No te contaré como sucedió, pero si te diré que el amor es algo tan poderoso que me ha dejado sin nada, teniéndolo todo.

- No lo creo. Negó el joven Discord dejando a Celestia impresionada, aquella criatura no se diferenciaba de Tirek y lo rechazó de forma plana.

- Veo que quieres más, bien, veo la determinación en tus ojos; bueno, adivina donde estás.

- No tengo la menor idea, pero quiero irme.

El fuego que antes lo curó, lo rodeó nuevamente, pero esta vez para debilitarlo, no sentía su magia, era similar al cristal que le pusieron los ponis terrestres.

- Bueno, estamos en una mina de tritio y vulcanita. Metales demasiado raros. Si aceptas son tuyos. Además te doy este contrato de veintitrés mil firmas.

- Para qué quiero eso.

- Es un contrato de esclavitud, los firmantes son mis esclavos por toda la eternidad, pero si te paso el control a ti, puedes liberarlos, y créeme, no hay nada que deseen más que su libertad.

El precio ascendía, empezaba a sonar convincente, aunque el joven Draconequus no tenía cabeza para aquello, quería irse. Pero le intrigaba ese contrato del que hablaba.

- Es solo una hoja de papel.

- En eso te equivocas, es un contrato mágico especial, solamente mi especie sabe realizarlo, se firma con magia y sangre, si alguno de los firmantes desobedece, muere junto con toda su familia o como me gusta llamar, garantes.

- ¿Cómo es posible?

- Ese conocimiento no es para ti. Respondió ser con cierta furia en su voz.

- No firmaré hasta saber.

- Hagamos un intercambio, yo curo a la criatura que llevas en tu alforja y te digo cómo usar la gema que llevas en la alforja a cambio de cualquier otra exigencia, además te daré magia suficiente para ir a tu hogar.

No sabía exactamente qué responder, le ofrecía bastante a cambio de un precio bajo; pero no tenía nada planeado, aun no deseaba hacer nada en contra o a favor de los ponis, pero la oferta era vital, pues deseaba curar al híbrido, sin meditar más se aclaró la grganta.

- Trato.

La sonrisa de la criatura se mostró, era más aterradora que su rostro, pues sus dientes se iluminaban con la luz proveniente de su garganta.

- Perfecto, aquí tienes el contrato, deberías leerlo. Si no cumples con las clausulas, mueres junto con la criatura que curaré.

El joven Draconequus observó mejor el pergamino que sostenía. No tenía una descripción como los documentos normales, solo poseía las cláusulas.

La unicornio conocida como Hope debe ser protegida de cualquier amenaza a su vida o integridad física.

La descendencia de Hope debe ser cuidada, particularmente aquella descendencia que sea víctima de una enfermedad hereditaria.

Dos simples cláusulas eran todo lo que contenía el contrato. Discord se dispuso a aceptar, pero no tenía una firma.

- Solo necesito una gota de sangre, una pluma o un pelo, lo que quieras.

El joven Draconequus entonces decidió tomar uno de sus pelos para ponerlo sobre el contrato, de inmediato este fue absorbido de forma lenta por el contrato.

- Has hecho un gran trato. Afirmó la criatura mientras tomaba al híbrido entre sus garras, el mismo fuego mágico que curó a Discord, se centró en la cría que el monstruo sostuvo con sus garras. Una vez terminado, inmediatamente se lo pasó al joven Discord.

- Es interesante que una criatura así surgiera, aunque estaba destinada a perecer. La reconfiguré, quizás te sea útil en el futuro.

El Draconequus se quedó observando los ojos del pequeño híbrido, pero estos terminaron por cerrarse, ingresando en un sueño profundo.

- Vuelve dentro de unos días, mis esclavos, ahora tuyos tendrán todo listo para salir de aquí.

- ¿Nos volveremos a ver?

- Afortunadamente no, no viviré lo suficiente como para arrepentirme de este trato, vete ya. Exclamó la horripilante criatura.

Un chasquido llevó al joven Draconequus a la cueva, junto con el varios pergaminos se aparecieron, era el conocimiento que le había prometido.

Al hojear el primer pergamino se asombró de que pudiera leer la extraña letra con la que estaban escritos. "Vórtice temporal/atemporal" cuando inició su investigación, pues no quería saber nada mas de Iron Mane o de cualquier otra cosa, se sorprendió al hallar la coincidencia del extremadamente complicado hechizo descrito en el pergamino y el que venía creando, si bien podía comprimir el espacio a una esfera del tamaño de una canica, no sabía exactamente como contraer el tiempo, pero ahora con la ayuda de los pergaminos, podría terminar ese hechizo.

La burbuja de realidad comenzó a disiparse de repente, el señor del caos se encontraba cansado, su magia era cada vez menor. Además el tiempo había pasado volando, ya eran las cinco de la tarde.

- Lo siento hermanitas roñosas, pero tengo una reunión a la cual debo asistir. Era la mejor excusa que podía usar, lo salvaba temporalmente.

- Espera, aun no nos has mostrado como te convertiste en el señor del caos.

- ¿No lo vieron? Ambas negaron con la cabeza.

- Fue un proceso lento, se los explicaré en otra oportunidad. Por diversas razones, el de ojos rojos quería salir de allí, por muy vagas y torpes que sus excusas fuesen, saldría de allí. Nada lo detendría.

Un chasquido fue suficiente para sacarlo del lugar; dejando a las princesas totalmente extrañadas ¿Qué pasaba con él? Se preguntaron a sí mismas.

- Ya enserio Celestia ¿Qué estaban haciendo aquí? Preguntó de repente la princesa de la noche.


Es todo por hoy mis amigos ¿Qué les pareció? Estoy seguro de que adivinan cómo continuarán los recuerdos de Discord. Nos leemos pronto.

Next Chapter: Una caótica despedida Estimated time remaining: 0 Minutes
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