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Discord

by Filomental

Chapter 27: Adiós a Iron Mane… Parte: 4

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Capítulo 27: Adiós a Iron Mane… Parte 4

Antes de empezar, me gustaría aclarar que debido al contenido explícito en este y futuros capítulos, me veo obligado a cambiar la clasificación del fic; sin embargo, suponiendo que el lector haya dado un paseo por el amplio material del fandom – específicamente en los creepypastas – no tendrá mucho problema en leer este contenido, pues a mi juicio no es tan perturbador, ni trata de dañar su subjetividad – pues me empeñe en hacerlo lo más digerible posible.

No obstante, el curso del fic necesariamente debe pasar por esta etapa y dada la posibilidad de que existan lectores con cierta susceptibilidad que aún quieran leer el fic, me tomé la libertad de usar un símbolo (#) para señalar los pocos momentos censurados. Aunque dudo mucho de esta posibilidad, pues hoy en día, la inocencia es lo que más rápidamente se pierde, sobre todo cuando existe Internet.


El temblor, producido por los choques de las ruedas de la carretilla con las piedras despertó al joven Draconequus, quien lentamente reconstruyó los hechos que lo habían llevado hasta ese lugar: Un ataque a Iron Mane, quizás el inicio de la revolución de la que Burn le habló, trató de ayudar a los huérfanos y a Burn; pero después, un fuerte porrazo por parte de los cascos de Burn lo dejó inconsciente.

Fue después de recordar todo aquello, que tuvo una idea de lo que probablemente había pasado con él; pues aún no se daba cuenta del estado en el cual estaba, poco después de ver su pata entendió mejor lo que estaba pasando, por alguna razón se encontraba sobre la carreta y esta a su vez se hallaba con varios barrotes de madera afianzados con uniones de acero. Lo más extraño era que se encontraba cubierto por una lona azul marino, tan gruesa que no podía ver a través de ella.

Los temblores seguían, debido a que lo estaban transportando, al instante, chasqueó los dedos para volver a la cueva, no quería saber más del lugar en el que estaba o lo que pasaría después.

Su espanto fue enorme al notar que no podía hacer uso de la magia, trató más veces, pues existía la posibilidad de que no se hubiera concentrado en el lugar al que quería llegar, pero por mucho que se esforzó en sus intentos, no lo logro ¿Qué había pasado?

Empezaba a inquietarse, las barras de madera eran lo suficientemente gruesas para ser impenetrables por la fuerza, al menos la que él poseía, su zarpa no serviría y sus garras se desgastarían antes de cortar la mitad de una de las barras.

Pronto se tranquilizó, respirando profundo para hallar una respuesta al problema; hasta que recordó a Argos, la pluma, esa era la respuesta; pero la misma no apareció en el lugar, pues le habían quitado las alforjas y toda posesión que tenía, incluso algunas escamas así como plumas fueron extraídas, seguramente como trofeos de guerra.

El movimiento de la carreta era lo único que podía percibir, pero agudizando sus oídos, escucho, los ecos de varias voces en medio de una discusión, los cascos de los ponis que conducían su prisión móvil e incluso, el sonido de un mazo.

Finalmente, el sonido sincronizado de varios cascos, probablemente eran los pegasos que habían participado en la batalla de Iron Mane.

De repente, la carreta se detuvo, pero sin realizar otro tipo de acción, el Joven Discord tuvo que mantenerse con los oídos atentos.

- Mi Rey, es peligroso realizar un contraataque al rey bastardo, aun cuando sus fuerzas son brutas e inexperimentadas, pondría en peligro a su reino.

- Tiene razón mi Rey, si los terrestres pueden levantarse en un pueblo tan cercano a su ciudad capital, imagínese en las colonias exteriores, no dudarían en levantarse.

- Si es que lo saben. La voz de Gold Mane, Discord la reconoció de inmediato.

Al encontrarse dentro de la jaula-carreta junto con el joven Discord, ambas princesas podían escuchar lo que el anterior gobernante de Equestria.

- ¿Cómo dice?

- Quemen el pueblo, saquen a todos los habitantes que queden y llévenlos a otra colonia, pero amenácenlos para que no hablen nada de esto.

- ¿Para qué?

- Debemos hacer que todo esto parezca un accidente, los ponis terrestres del resto de Equestria no deben saber sobre lo ocurrido en Iron Mane.

- Pero es muy probable que hayan estado en constante comunicación, varios soldados de la guardia de Yeguatania y las canteras me informaron de la presencia de señales en las rocas y varias cartas quemadas.

- Por lo visto el espía que envié me ha fallado, pero me encargaré de él más tarde.

- En ese caso, envíen escuadrones en cada frontera, pero de forma discreta Hurricane: ¿tenemos solados suficientes como para cubrir la extensión que pido?

- Desde luego que sí, mis pegasos estarán listos para controlar cualquier desorden.

- He oído del guardia que estuvo al frente del contragolpe en Iron Mane.

- Sí majestad, lo traje conmigo.

- Black Feather ¿no?

- Sí majestad.

- Tu valor es admirable, hasta te pareces a Hurricane cuando tenía tu edad, siga con su trabajo y prepare a sus ponis, lo enviaré a las cuevas de Yeguatania, es un lugar estratégico que esas ratas pordioseras no podrán evitar.

- Sí señor.

- Se me olvidaba señor, Black Feather trajo un pequeño regalo para usted.

- Haber, enséñamelo muchacho, necesito algo que me distraiga de todos estos inútiles sin ideas.

Los cascos de Black Feather se acercaban, y la carreta comenzó a andar nuevamente.

-Sé lo mucho que a usted le gustan las criaturas feroces para sus celdas especiales, así que espero que le agrade este rarísimo espécimen.

La lona fue levantada y tanto el joven Discord como las princesas observaron el gran espacio en el que se encontraban: una consejo que constituía una media luna estaba ubicado frente al rey y este se encontraba en su trono.

- Black Feather de dónde saco a una bestia tan particular.

- En la batalla de Iron Mane, se inmiscuyo para salvar a una potranca, pero parece tener habilidad para la magia, solicité a dos unicornios para que le hicieran un hechizo inhibidor y procedimos a cortarle los cuernos.

Entonces Discord se tocó la cabeza y encontró solamente la base de sus cuernos.

- ¿Qué le hizo pensar que puede usar magia?

- Pudo detener a distancia una pared y porque puede cambiar de forma.

- ¿Cambiar de forma? Como un imitador (Changeling).

- Exacto, pero extrañamente tomaba forma de un poni que trabajaba de ayudante en la biblioteca de Star Swirl.

Discord pudo contemplar horrorizado el cambio de expresión de Gold Mane, de un gesto de interés, pasó a sonreír con gran furia, si es que eso se podía, él era la muestra de ello.

- Gracias por el regalo Comandante Hurricane, creo que es tiempo de dejar esta sandez para después. Llévenlo a una celda y usen el hechizo inhibidor cada media hora.

- Los ponis que llevaban la carreta se llevaron al joven Discord a una celda del calabozo del castillo.

El temor comenzaba a invadir a Discord, sus ojos buscaban desesperadamente una salida del lugar; pero no halló escape alguno. Sin magia, sin guardián, en esos momentos empezaba a ver la realidad de las palabras de Burn, el precio de estar en la causa del rey bastardo era fácil de aceptar cuando se hablaba de justicia o de perseguir un mejor mañana; pero ahora que observaba un futuro tortuoso para sí mismo, todas aquellas ideas que defendía, quedaban en duda, el miedo era un virus que llegaba a lo más profundo de su ser.

Quince minutos pasaron como una eternidad, mientras la daga del terror se clavaba más en su corazón, convirtiéndose en directriz de sus pensamientos, incluso unas gotas de sudor comenzaban a emanar de su frente, su imaginación conjeturaba todos los posibles futuros que podía, cada uno más catastrófico que el anterior.

El sonido de las herraduras pertenecientes a Gold Mane resonaron por el pasillo, el joven Discord se sentó en la banca para esperar al Rey, en el pasado Star Swirl le había contado de la infamia de la cual era capaz. Por lo cual, se tragó todo el temor que sentía, dentro de poco tiempo se enfrentaría a uno de los más grandes adversarios de su maestro y al único que no había logrado vencer.

La figura de pelaje morado de Gold Mane se apareció, era la primera vez que las princesas lo vieron, su mirada se asomó temporalmente en un lugar fuera del foco de vista del joven Draconequus, ignorando su presencia, poco después se volteó para verlo. Sin embargo, el de ojos rojos no perdió la compostura ni por un instante, una mirada de reto fue a dar contra el Gold Mane; quien se limitó a sonreír y menear la cabeza de un lado a otro, como si de un chiste se tratara.

- Por lo visto, Star Swirl te ha enseñado más de una cosa. La voz del Rey tenía un tono de burla.

Cómo sabía de su enseñanza con Star Swirl, era una interrogante con respuesta obvia; pero su actitud de seguro tenía que ver con el pasado común entre ambos.

- He aprendido cosas más grandes que una simple vanidad.

- Ja, un soñador solamente sueña, alguien realista como yo: crea un imperio.

- Mancillando el nombre de sus héroes, qué valor tiene un creador tan infame.

- No me entraré a un debate inútil de moral o ética contigo, el gobierno de los ponis es solamente para los que tienen la fuerza suficiente como para cruzar la línea y volver fingiendo no haberlo hecho. Entonces una sonrisa llena de hipocresía e injuria se dibujó en su rostro.

Claramente, aquel rey tenía un pensamiento distinto al de las princesas, quienes no lo aprobaban.

- Lamentablemente, tú elegiste el bando de los perdedores y en un tiempo muy corto, recuerdo que Clover tardó más de veinte años en terminar en donde tú estás – el Rey empezó a caminar de un lado al otro, para exponer cierta parte del pasado – y créeme que no terminarás diferente.

La mirada de reto de Discord seguía a la majestad por todo el pasillo, desde luego, el Rey lo ignoraba, darle importancia a alguien que había caído tan bajo como Clover la sabia e incluso su maestro.

- Al principio pensé que serías una buena mascota; pero el hecho de que seas el estudiante de Star Swirl es una coincidencia muy afortunada, tu maestro es tan malo que falló en una simple misión.

- ¿Cuál misión?

- Ya que pronto te irás a la montaña, no pierdo nada diciéndote la razón por la que te vas allá.

- Resulta que tu maestro debía evitar la revolución que ese estúpido rey bastardo inició esta mañana y falló, espero que lo hayan capturado y quieran hacer algún intercambio, me dará gusto sacrificarlo con una buena excusa.

Aquella tiranía, aquella maldad era parte constitutiva de Gold Mane, a tal grado que Discord en aquel momento, así como Smart Cookie, se contagió de una ira hacia él.

- El rey bastardo se merece el trono de toda Equestria, él no es un tirano como tú.

- Jajaja – las carcajadas de Gold Mane eran tan despectivas que Discord no pudo evitar sentir más rabia – Un rey que da falsas esperanzas a sus gobernados, de un mejor mañana a base de violencia y sangre, difícilmente será mejor que yo. Eso es algo que Cookie no pudo entender y que Hurricane, así como yo, comprendimos bien, incluso antes de fundar Equestria, solamente necesitábamos unos peones para mover en el tablero.

- ¿Cómo es posible que un poni tan inmundo como tú pueda llegar al trono?

- Porque lo quieras o no, la inmundicia de este mundo no se puede eliminar, ya que está en cada corazón, puede que existan ponis que eligieran una vida llena de virtudes y con un corazón puro. Pero son los déspotas como yo, quienes evitan que se coman unos a otros, nosotros mantenemos nuestro mundo girando y si deben rodar algunas cabezas, si deben sufrir unos cuantos, pues que así sea.

Palabras tan descabelladas, pero que tenían cierta fundamentación en la experiencia, cobraban vida dentro de la cabeza del joven Draconequus, quien grababa aquellas palabras, cuya veracidad parecía ser cierta; aunque poco creíble.

- Bueno, no perderé más tiempo contigo, tu transporte acaba de llegar y dado que seguiste los mismos pasos que Clover, lo justo es que termines de la misma manera. Gold Mane se alejó, con una expresión de triunfo en su rostro.

Aquellas palabras, fueron la sentencia final del joven Discord, una salida de todo aquello era en lo que pensaba, aun cuando sabía muy bien que hacerlo era prácticamente imposible, incluso Argos no lograría sacarlo de aquel problema, no podría hallarlo.

Tan inmerso en sus pensamientos estaba el joven Draconequus, que no se dio cuenta de que tres pegasos y dos unicornios ingresaron en la jaula. Sin embargo, cuando se dio cuenta de que podía escapar, ya se encontraba flotando en el aire y los pegasos tuvieron que darle unas patadas en diferentes áreas del cuerpo, desde sus patas hasta sus costillas y su estómago sufrieron de un castigo, tan fuerte, que le quitó todo deseo de escapar.

Uno de los pegasos acercó un pequeño palo, con un pañuelo atado a un extremo; estaba empapado con un líquido de un hedor peculiar. Dicho líquido era especialmente fabricado para sedar a las bestias mediante el aire, Discord no fue la excepción, necesitaban la menor resistencia de este durante el traslado a la montaña y tenían órdenes estrictas sobre el traslado y encierro de aquella extraña bestia.

Una obscuridad se generó, debido a que Discord estaba inconsciente y por tanto no tenía recuerdo alguno de lo que había pasado en ese periodo de tiempo.

En aquel velo de sombras, donde ambas princesas se encontraban, de pronto una vela salió flotando, iluminando el lugar; sin dejar tiempo a reaccionar, una transportación fue realizada, haciendo aparecer a Discord en el lugar.

¿Cómo va el mejor espectáculo del mundo?

Una pregunta tan inapropiada solamente podía ser mencionada por el disque señor del caos.

- Supongo que no tan bien. Respondió Luna con sinceridad, pues ver todo aquello no era exactamente como ver una obra de teatro.

- Entonces, piensas que vamos a creerte. Aclaró Celestia, que a pesar de la cantidad de imágenes y momentos llenos de tanta emotividad, continuaba pensando en la mirada del joven Draconequus que había visto minutos o tal vez horas atrás, pues en los sueños, era realmente difícil tener una noción verdadera de tiempo.

Agggg, puedo creer que tengan poca creatividad, pero hasta yo sé que es aburrido preguntar lo mismo a cada rato, ya se los dije, solamente les muestro lo que viví y si lo consideran como algo real es cosa suya. Además, pagué mucho por la conexión mágica, la energía mágica no es gratis saben.

Un pequeño bufido fue efectuado por la alicornio de pelaje blancuzco, burlándose de las palabras del señor del caos, quien no pudo evitar sonreírle, hecho que fue correspondido por la alicornio y que dejó algo despistada a la princesa de la noche.

- Bien, quedan unas cuantas horas de noche, dijo Discord mientras observaba un reloj de arena pegado a un reloj de muñeca y que por cierto, no tenía ni un grano de arena.

Un chasquido apresuró aquel vacío en la memoria del señor del caos, hasta que de pronto, todo el cuarto se vio inundado por un pequeño haz de luz, proveniente de una línea recta en el frio piso de piedra en el cual el joven Discord despertaba.

Salvo por aquel pequeño acceso de luz, todo e lugar se encontraba totalmente a obscuras, la vista del joven Draconequus se posaba los ángulos posibles; pero sin éxito, hasta que finalmente sus ojos, se adaptaron a la luz, aclarando las imágenes que veía y por tanto, las imágenes de los recuerdos también lo hacían.

Ambas princesas observaban el lugar al que Discord había sido trasladado, era una habitación no más grande que una prisión, con muros de piedra, así como el piso, sin nada en absoluto, salvo por unas cuantas ratas que pasaban de vez en cuando y por un pequeño agujero en el techo, por el cual también se filtraba un pequeño rayo de luz, visible gracias al polvo que existía en el lugar.

Sin embargo, la luz era tenue, a diferencia de la que provenía del piso, un momento, aquella línea era el de una puerta, entonces comprendió en donde se encontraba, era una celda; realmente lo habían enviado a la montaña.

Pero mucho antes de poder reaccionar frente a tal hallazgo, la cerradura de la puerta se abrió y en menos de dos segundos, dejando pasar una luz que cegó al reo, debido a la costumbre que había cogido en la obscuridad, una sombra se asomó por la puerta, sus rasgos se vieron ofuscaos por la ceguera temporal del joven Draconequus.

- Bienvenido a la montaña, acto seguido, una cantidad grande de agua fría fue liberada sobre el cuerpo del señor del caos. Quien reaccionó de inmediato, sintiendo un temblor por todo su cuerpo, así como los chasquidos de sus dientes, cualquier intento de divagación se vio frustrado.

- Soy el alcaide Broken Wing, y debo darte las reglas de esta prisión. Número uno, y más evidente, no trates de escapar, sufrirás aún más si lo haces; número dos, no llores, no te desquicies ni trates de pedir perdón o una muerte rápida, no se te concederá. Y por último, no trates de suicidarte, créeme que no te gustará saber que te pasara si lo haces.

Otro balde con agua fue vaciado sobre el cuerpo del nuevo prisionero de La Montaña.

- Espero que sigas las reglas al pie de la letra, después de todo, tu estadía aquí será breve y por favor, apégate a la segunda regla, los lamentos tienden a ser algo contagiables a los demás hospedados de esta pequeña posadera. Jajajaja, Broken Wing salió del lugar con relativa calma.

- Por cierto, el Rey me comentó sobre tus cargos y también me dijo que quería un trato especial contigo, así como el de la última unicornio que estuvo en esta suite de lujo.

Al principio Discord no comprendió lo que el pegaso le comunicó; pero no pasaría mucho tiempo hasta que lo averiguó.

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- Adelante caballeros, prosigan con el "trato especial".

- Sí señor. Dijeron al unísono dos pegasos y un unicornio antes de entrar a la celda donde Discord se encontraba.

El joven Draconequus empezó a agitarse, sabía que lo que vendría sería una pesadilla.

- Espera, tú, usa ese hechizo.

El hechizo inhibidor de magia se renovó con la magia de aquel unicornio.

- Muy bien, prosigamos, tenemos que asegurarnos de que no pueda escapar de aquí.

Discord vio la oportunidad perfecta, el flanco derecho había sido descuidado; si lograba salir de aquella habitación, no sabía exactamente lo que haría, pero cualquier cosa era mejor que quedarse presa del miedo.

Tres, dos, uno, el momento perfecto se presentó, pero cuando los músculos de sus extremidades se pusieron en acción, se vio frenado en seco, algo sujetaba sus patas; su cuerpo se encontraba engritellado a la pared, incluso su estómago se encontraba sujeto y lo más confuso fue que hasta ese momento, no se había dado cuenta de su estado actual.

- Por eso mismo debemos romper algunas partes de su cuerpo. Dijo fríamente uno de los carceleros, dejando claro que ya lo había hecho con anterioridad.

Unos cascos fuertes tomaron a Discord por el cuello, la fuerza que las cadenas le regresaron, lo habían tirado al suelo. El joven Draconequus trataba de dar pelea, estaba seguro de que sus garras podrían servirle como arma, pero estas se encontraban cortadas de raíz.

Sin mucho esfuerzo, un par de patadas en sus costillas fueron suficiente como para hacerlo desistir, pero nuevamente se levantó y trató de escapar por otra dirección, soltándose del agarre que le había efectuado uno de los ponis.

El sonido del arrastre de una pieza hecha con metal y que al parecer era pesada, atrajo su atención y potenció su miedo cuando se constató de que provenía de un mazo de hierro oxidado.

- Rápido, tráelo antes de que quiera hacerse al héroe,

El sonido se acercaba nuevamente, Discord recibía más golpes en diferentes secciones de su cuerpo, por lo visto el unicornio se había unido en aquel terrible acto. Aquella figura con el mazo en lo alto se le quedó grabado, la luz cambiante del fuego que encontraba cobijo de aquella escena en el suelo le daba más horror a la vivencia.

Las princesa observaban estupefactas lo que estaba ocurriendo, en la obscuridad de aquella celda aquel Discord tierno, amable, bueno, sería torturado, por razones injustas y viles.

El mazo hizo su recorrido por el aire hasta su objetivo, produciendo un zumbido previo al sonido del golpe, su peso y la fuerza acumulada en la cabeza fue tan grande que al instante, logro romper los huesos de la pata de lagarto de la criatura, quien trataba de mirar a su torturador.

Crac, como unas simples galletas, los huesos de sus patas inferiores eran inutilizados, el joven Discord comenzó entonces a gritar con todas sus fuerzas, debido al terrible dolor causado por la ruptura de sus huesos. El sonido solamente empeoraba la situación.

- Que no se mueva, ahora viene la parte más difícil. Señaló el guardia.

El mazo se irguió nuevamente, esperando la señal adecuada, las pocas fuerzas que le quedaban a Discord se veían mermadas por golpes constantes sobre su cuerpo. Mientras su pata de león era arrastrada a la fuerza por dos cascos, por lo visto, más personal había venido a encargarse del asunto.

- Ahora.

El mazo volvió a seguir el mismo curso que hace instantes atrás, esta vez su objetivo era la pata de león, y sin mucho esfuerzó, rompió todos los huesos de su antebrazo y lo ramató con otro golpe en la base de su pata, haciéndola totalmente inservible e incrementando el dolor que Discord sentía, a esas alturas, sus pulmones estaban exhaustos, su garganta empezaba a quebrarse.

- La otra pata.

Esta vez, no tuvieron que esforzarse, y la pata de águila fue estirada con facilidad, para después seguir el mismo proceso; pero en esta oportunidad, los huesos astillados salieron por la piel, expulsando una cantidad basta de sangre.

- Lo arruinaste, ahora no pasará de los dos días. Mmmmm… pero podremos arreglarlo después de encargarnos de esas molestas alas, ve por una antorcha.

Discord se encontraba semiinconsciente, observando la luz que provenía de la antorcha mientras esta se aproximaba.

Ambas alas fueron tomadas, sin resistencia alguna, pues el joven Draconequus se encontraba casi a punto de desmayarse.

- O no, debes ver todo, dijo el guardia, dando un pisotón con su casco al hocico y cabeza de la bestia reiteradas ocasiones, hasta que de forma desconocida, despertó de su estado.

Entonces, ambas alas fueron bañadas con aceite caliente, que no tardo en derretir piel y plumas a un paso lento y doloroso.

Los gritos del joven Discord se hacían más fuertes, hasta que una patada en su boca lo calmó.

Debido a aquella cuasi mutilación, al estrago causado en su cuerpo, este dejó de responderle y debido al miedo, al estado en el que lo habían dejado en pocos minutos, su cuerpo se encargó de cumplir una función básica de forma independiente.

- Míralo, se orina encima. Las carcajadas de los guardias no se hicieron esperar.

- Hasta una próxima miedosín. Se despidió el guardia que le había roto los miembros.

El dolor finalmente llegó a su límite y se vio anestesiado temporalmente mientras las lágrimas le salían y bajaban por su cuerpo, mientras sus sollozos y lamentos rebotaban en las paredes.

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En algún momento del proceso del desmayo, el joven Draconequus recordó la última imagen de Star Swirl y el paso que había decidido seguir, aquel que siempre pareció escapar de él, entonces, de forma audible, pero casi irreconocible, varios de sus sollozos guardaban la frase que repitió desde que era un pequeño.

- Yo soy bueno, yo soy bueno, yo soy bueno...

Peculiar forma de tomar las cosas, pues siempre creía que era por su culpa, creía en el hecho de que las cosas malas, solamente les pasaban a los malos, entonces debido a la creencia en aquella ley imaginaria, negaba ser malo; independientemente de la consideración de la perversidad presente en los corazones de los demás.

En breves minutos, Celestia y Luna observaron todo lo que había pasado.

- Discord. Fue todo lo que Celestia mencionó, ya que lo estaba buscando, necesitaba saber más de una cosa.

Pero nadie respondía, al parecer, nuevamente habían entrado a un recuerdo del cual Discord no quería hablar y ahora era evidente la razón por la cual se encontraba actuando algo raro, en comparación con lo habitual claro.

Celestia no podía evitar sentir pena por Discord, pasaro por todo aquello debió haber sido una experiencia completamente traumática, quien podría adivinar que detrás de esa sonrisa se encontraba alguien que había sufrido tanto. Además, esa frase que tenía, en esos momentos resultaba ser una acción desconcertante para ella, en ese instante, no sentía necesidad de venganza, como muchos otros villanos.

Evidentemente, al desmayarse nuevamente, no había recuerdo alguno. Luna estaba perturbada con lo que había visto, no podía imaginar el dolo de aquella tortura a la que había sido sometido, además, al estar en una montaña, el frio empeoraría la situación; pero evitaba que varios insectos fuesen por sus tejidos expuestos y que sus heridas se infectaran con facilidad.

Los ojos del joven Draconequus se abrieron en la noche de aquel mismo día, no tenía idea de que hora era exactamente, el único indicio que tenía era el agujero en el techo, la obscuridad del cielo lo hacía evidente, así como el frio que sentía en todo el cuerpo; ni bien pudo percibir dicha sensación, muchas más se le vinieron encima, desde sus patas hasta las ronchas y heridas de sus alas, muchas de ellas habían llegado al hueso y eliminado todo tejido, incluido los nervios, lo cual amplificaba el dolor que sentía, además se encontraba casi inválido; pero se habían removido los grilletes que lo mantenían aprisionado a la pared, ahora se encontraba libre de aquellas ataduras.

Pero de nada le servía, pues no podía moverse, además, su sangre había formado un charco y las heridas en sus alas no le dejaban apoyarse en la pared, por lo cual, tuvo que mantenerse echdo de costado en la fría celda.

Los segundos comenzaban a pasar, cada vez más lentamente mientras la mente de Discord divagaba de un lado a otro; en primera instancia, para buscar una posibilidad de salida, después, empezó a recordar varios momentos de su corta infancia a la zar, sin razón o finalidad específica, más que olvidarse temporalmente de su estado actual; pero inevitablemente siempre regresaba a aquella prisión, por muy emotivo y atrapante que su pasado resultase para su consciencia, siempre regresaba a aquella prisión y enloquecía nuevamente al buscar salida, al desear ser libre.

Concentrando su mente en cualquier cosa lograba evadir la realidad de la cual era parte, aunque solamente había pasado una hora de tortuosa agonía, mientras sus huesos rotos comenzaban a comunicar el dolor, mientras su sangre se coagulaba en las heridas y se convertía en una substancia pegajosa sobre su pelaje, el olor de sus desechos lo mantenía despierto y originaban que regresase de nuevo a la realidad cuando empezaba a alejarse de ella.

La mente de Discord no podía aguantar tal estado, las circunstancias no solamente eran dolorosas, eran atroces, perversas, injustas e incluso absurdas; su cabeza daba vueltas y vueltas al tema, mientras pensaba en lo que podía haber hecho, lo que no hizo y lo que debería hacer, aunque todas las salidas apuntaban a lo mismo, morir en aquella celda, sin que nadie pudiera ayudarle.

Sin embargo, la idea de una muerte como aquella era completamente inaceptable, se negaba a morir así, se negaba a morir, no estaba listo, aún no. Entonces comenzó a pensar en el futuro que se le iba negar, no habría más magia, no llegaría a ser el mago filequino que quería ser, no podría ser aceptado, mucho menos querido por los ponis, no llegaría a ver el rostro de su maestro cuando este alcanzase a ver la habilidad que tenía con los dos tipos de magia, no, todo aquello se perdía en una abrumadora, tétrica obscuridad que no dejaba nada a su paso.

Lagrimas comenzaron a escurrirle por los ojos, más que por el dolor, era por la agonía que le ocasionaba pensar en todo aquello; en una tarde, habían logrado hacer lo que muchos años de vivencias y desaventuras no habían logrado hacer, apagar la esperanza latente en su corazón, si cumplir con aquel sueño lo mantuvo con vida, ahora que su posibilidad se veía anulada, empezaba a morir por dentro, de forma lenta y dolorosa, su cuerpo no era muy diferente, a esas alturas, el frio acumulado en su cuerpo se sentía hasta en los huesos, su garganta empezaba a inflamarse, evitando que sus gritos de dolor fueran escuchados a más de cinco metros.

En silencio, volvió a llorar, recordando el pasado y observando su incapacidad, trató de levantarse en más de una ocasión con toda su fuerza de voluntad; sin embargo sus extremidades no le respondían, así que simplemente se rindió ante el dolor y la incapacidad de moverse, mas no se rindió mentalmente, pues constantemente buscaba alguna posibilidad de escape, alguna posibilidad de esperanza.

Sus ojos se cerraron nuevamente, en esta ocasión deseaba dormir hasta el final.

Las escenas se apresuraban nuevamente, evitando ver varios momentos de tortura, de inequidades contra el joven Draconequus, varios lapsos de tiempo en los cuales la desesperación se apoderaba de su cuerpo, hasta que finalmente, una noche luego de pasar por una sesión de agua fría y unos golpes, lo dejaron en el piso y antes de cerrar la puerta, la luz iluminó la pared donde yacían clavados los grilletes, revelando la palabra Clover, hecha con un elemento corto punzante, tanto las princesas como Discord no tardaron en deducir que era su propio cuerno.

Entonces el joven Draconequus recordó la frase de su maestro.

- No olvides quien eres.

¿Quién es Discord? Se preguntó el futuro señor del caos, mientras sus respiros se hacían dificultosos.

Celestia no pudo observar bien al joven Discord, pero no demoró mucho tiempo en deducir las pequeñas sombras que se producían por la luz de la luna que ingresaba por el agujero, se llevó un casco a la boca.

Discord se encontraba con sus heridas a medio regenerar, muchas de ellas estaban gangrenadas, la hinchazón en su rostro era del tamaño de un casco, varios dientes de diversas formas en el suelo, reflejaban la luz debido a su blancura, sus alas ahora se encontraban totalmente destrozadas, parecían ramas resquebrajadas, había perdido varios mechones de pelo, montones de escamas y las pocas plumas que le quedaban se encontraban en el suelo. Debido a la falta de movilidad, sus desechos se encontraban en un rincón, cada vez que necesitaba expulsarlos daba unos cuantos movimientos con su pata de águila como punto de apoyo y fuerza para arrastrar su cuerpo como una serpiente, para finalmente excretar unos metros más allá de su ubicación inicial, desde luego ello no impedía que el lugar estuviese lleno de el hedor de toda aquella materia de desecho.

Su estado era tal, que Celestia soltó una lágrima al verlo, ahí estaba el Discord que le había causado una impresión distinta, muriendo…

Luna en cambio, presto atención a la palabra Clover, imaginando que ella lo había escrito en las mismas circunstancias que Discord, no podía tolerar la idea de que una de las fundadoras de Equestria haya pasado por semejante ultraje, ¿cuánto debió haber sufrido?

Pero de pronto, un sonido llegó del exterior, un sonido metálico, parecido al producido por las espadas, varios gritos y al poco tiempo, varios ponis se movieron por el pasillo, sus sombras se dibujaron por la pequeña franja que existía entre la puerta y el piso.


Vaya capítulo, me tomó cierto tiempo pensar en esto, además admito que me tomó por sorpresa la imaginación que tuve para crear semejante escena. En un sentido amplio de la palabra, espero que les esté gustando tanto como a mí.

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