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by Filomental

Chapter 21: Agridulce

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Capítulo 21: Agridulce

Bueno, ya tomé mi decisión. Los personajes de MLP:FIM no me pertenecen.


Los copos de nieve caían de forma progresiva, tapando el esquelético cuerpo de Iniar, centímetro a centímetro, el típico silencio que Iniar hacía cuando pensaba, o lo que fuese que hiciese, tenía a Cadance, bajo un estado constante de alerta; pues ciertamente sería un grave error confiar que éste no le haría daño alguno. Es más, Cadance casi podía apostar a que fue una mala idea haberse presentado de aquella forma, sin embargo sería consecuente con sus palabras, no le quedaba de otra.

Iniar se mantuvo quieto unos segundos antes de que sus espectrales y grandes ojos se dilataran, provocando en la alicornio otro escalofrió, considerando el tamaño, ni el más valiente (o tonto) se sentiría diferente. Esa misma consideración era la que Iniar tenía, a pesar de que podría ser fácilmente devorada, aquella princesa no se iría y en gran parte, eso era más que bueno, por lo cual, era mejor no mantenerla bajo un estado constante de miedo; su utilidad se basaba en su sinceridad, por lo cual, debía evitar asustarla, pues podría mentir para salvarse el cuello.

- La sinceridad es algo que pocos poseen, no me he comido a criaturas sinceras desde hace siglos.

La cara de la alicornio empezaba a reflejar el miedo que le daban aquellas palabras.

- Siendo un cadáver resulta inútil tratar de comer algo que no sea mi propia energía, salvo claro por los cristales negros.

Un momento, ¿cristales negros? En las últimas semanas, varios fragmentos de los cristales que el rey sombra habían dejado atrás, desaparecieron de forma misteriosa, aunque nadie los extrañaba claro; resultaba intrigante el porqué de su desaparición.

- Entonces, tú te comiste esos cristales.

- Son una buena fuente de magia y como no puedo digerir a ninguna presa, mi único alimento son esos cristales.

Esa magia era magia obscura, traída directamente por el mismísimo rey sombra, como era posible que aquello se pudiese comer esos cristales.

- Mi cuerpo tolera la magia, y en este estado de muerte de Wivern, la magia es todo lo que me mantiene con vida.

Absolutamente interesante, Cadance podía dejar de preocuparse de ser comida de Iniar; pero eso no la ponía a salvo.

- Pequeña poni, ¿cuál dijiste que es tu nombre?

Cadance elevó la voz para poder ser escuchada por aquel gigantesco ser.

- ¡Mi nombre es Cadance!, ¡Princesa del imperio de cristal!

- El imperio de cristal, ¿Cómo es posible? Se supone que desapareció junto con el rey sombra.

Nuevamente Cadance olvidaba que Iniar poseía un intelecto diferente al de otras bestias; incluso sus conocimientos se asemejaban más a la de un poni, mas, dejando de lado ese hecho, la cosa esa poseía información poco conocida, o al menos lo era en la época en que Iniar todavía estaba con vida.

- ¿Cómo puedes estar vivo y muerto a la vez?

La boca de Iniar se abrió, lo cual era extraño, ya que el sonido de su tétrica voz salía de quien sabe dónde, menos su esquelética boca.

- Ya te lo dije, muerte de wivern, los Wiverns mueren dos veces, la primera es su cuerpo, se consume volviéndose energía mágica, hasta que sus tejidos desaparecen, cuando la energía se consume pasa la segunda y última muerte. Mi energía no desaparece porque los cristales del rey sombra tienen magia que puedo extraer con mis dientes de dragón.

La extraña forma de vida del coloso, era casi salida de un cuento fantástico, nunca se había escuchado de una criatura o bestia tuviera semejante… ciclo de vida. Entonces, las luces del interior de la cabeza del gigantesco ser, debían ser sus ojos y su cerebro. Cadance lo pudo comprobar cuando este abrió la boca, un cumulo de energía tan grande como una casa de poni, se hizo visible a través de la abertura de la boca de Iniar.

- ¿Cómo sabes del imperio de cristal? Cadance no pudo evitar sentir una intensa intriga por saberlo, sin embargo, Iniar pareció enfurecerse.

- Pequeña, estas aquí para responder mis preguntas, no para que yo responda las tuyas.

Las palabras de Iniar eran más que claras, Cadance no dudaría en escuchar lo que el dueño de esos enormes y aterradores ojos estaba a punto de decirle.

- ¿Dónde está Celestia? Dijo finalmente, con un tono autoritario.

Las palabras directas tuvieron un efecto inmediato en la alicornio, quien ya no opondría más resistencia, no tenía caso; sin embargo, en caso de estar tomando la peor de las decisiones posibles, a la princesa del imperio de cristal, se le ocurrió una idea ingenua. Pero en cierta forma, calmaba todas las inquietudes que le daba el compartir esa información con el gigantesco ser.

- Te lo diré, pero debes prometer que no le harás daño.

- Agjajajaj. La voz de Iniar hacía de una simple risa, la más tétrica jamás escuchada por la alicornio. Sin embargo esta se mantuvo firme ante su petición.

Iniar al ver la pose tan temeraria de la poni, calló su risa.

- ¿Así como tú mantuviste la tuya?

- Estoy aquí, ¿no es cierto?

Aquella preocupación por otros, era más que entendible en la princesa alicornio, de hecho, Iniar recordó por un breve instante, aquel tiempo en el cual él había sentido algo no muy diferente a la amistad, hacía seres más pequeños y débiles que él.

- Esta bien criaturilla, si me dices lo que quiero saber, te prometo que no haré daño alguno a Celestia; pero ella debe cooperar conmigo y darme cierta información.

Por tercera vez en el día, Iniar sorprendía a Cadance, quien empezaba a no confiar en su experiencia con los seres como Iniar. Sin embargo, la palabra "información" causaba un suspenso, ¿Qué tipo de información podría ser tan importante para que una criatura como Iniar la buscara? Era algo que Cadance tenía que saber; pero antes de poder intentar interrogar al inmenso hibrido, fue callada y desconcentrada por la voz del mismo.

- Si eres la princesa del imperio de Cristal, ¿qué pasó con el rey sombra?

- Fue derrotado. Cadance se concentró en dar la información principal y ocultar la existencia de Twilight y sus amigas, incluso la existencia del corazón de cristal podría resultar crucial en caso de que Iniar no cumpliera con su promesa.

- Entiendo, entonces eso te deja únicamente a ti como soberana del imperio de cristal.

- Efectivamente, Celestia me nombró princesa del reino y también soy su protectora.

Los ojos de Iniar se posaron en la lejanía, para después volver a enfocarse en la alicornio que se encontraba frente a él.

- Ponis de cristal, cuando vine aquí, pensé que eran solamente un mito. Pero supongo que estaba equivocado.

- ¿Venir aquí?

- Sí, este no es mi hábitat original, de hecho no tengo uno en específico; vine aquí porque es un lugar casi deshabitado por cualquier ser vivo. Expresó el hibrido, mientras sus ojos se posaban nuevamente en el horizonte helado.

- ¿Cuánto tiempo em… viviste?

La atención del descomunal esqueleto se volvió a posar en la princesa.

- Mil años, quizás un poco más. Pero salimos del tema principal, es momento que me digas dónde está Celestia, ya te prometí que no le haría daño a ella y supongo que tampoco debo hacerle daño a su hermana o a sus reinos.

Cadance ya no podía distraer más la atención del enorme hibrido, aunque debía admitir que no era precisamente una criatura que se pudiera considerar como altamente peligrosa; ello no quitaba el hecho de que, llegado el momento, podría serlo.

- Debes cumplir con tu promesa.

Los ojos de Iniar observaron, nuevamente, el horizonte en busca de algo, esta vez, Cadance debía saber lo que era.

- Entra dentro de mi boca.

Aquellas palabras, tuvieron un efecto de miedo en la alicornio, que se mantuvo extrañada cuando la gigantesca boca de Iniar se abrió, esparciendo la nieve que había acumulado en el lapso de tiempo en el que se había quedado echado.

- ¿Qué?

- Que entres a mi boca, se acerca una tormenta de nieve y hielo, las criaturas de tu tamaño no tienen oportunidad contra una tormenta, dentro de mi boca estarás a salvo.

Cadance había visto en una ocasión esas tormentas; en una de sus salidas con Shining Armor, estas tormentas tenían la característica de llevar con ellas varios fragmentos y hielo que se desprendían de las montañas más lejanas de aquella ubicación, el viento los volvía en proyectiles potentes. Al poco tiempo, una cantidad innumerable de ratillas de hielo, así como una que otra lechuza e incluso unos osos polares ingresaron dentro de las costillas del cuerpo del gigantesco ser, quien movía a voluntad dichos huesos para crear una especie de pared protectora para albergar a quien ingresase en las costillas.

Al ver aquel acto realizado por Iniar, Cadance dejó de dudar de sus intenciones; mas, no por ello ingresaría a buscar protección en su boca, puede que no fuese a hacerle daño, pero no podía arriesgarse de esa forma tan innecesaria, además, esta resultaba ser una oportunidad más que idónea para salir de aquel lugar.

- Iniar, debo irme, no puedo arriesgarme de esta forma, tengo un reino que proteger y guiar. La voz de Cadance mostraba la preocupación que sentía por aquel posible escenario.

La boca de Iniar se cerró, dejando una protección adicional para más criaturas que venían corriendo en busca de la protección que ofrecía el gigantesco híbrido.

- ¿Qué me asegura que regresarás? Iniar volvía a enfurecerse y era observable por el movimiento repentino de una de sus garras que emergía del suelo, apartando una copiosa cantidad de nieve.

- Escucha, te prometo que voy a volver, puede que no hoy, pero volveré, debes confiar en mí.

- Confiaré en ti princesa, pero si no vuelves en menos tiempo que un mes, yo mismo buscaré a Celestia, y sabes el costo que implica que yo lo haga por mis propios medios.

-Lo sé; pero volveré.

Sin necesidad de un adiós, Cadance se transportó nuevamente a su castillo en el imperio de cristal, observando antes de transportase, la cantidad de nieve y hielo que empezaban a azotar al cuerpo del gigante; extrañamente, sus huesos parecían estar hechos de piedra y cuando un fragmento de tamaño considerable logró dañar uno de sus huesos, este empezó a regenerarse. Definitivamente aquel extraño hibrido era fascinante desde todo punto de vista.

****** Ahora sí, volvemos a Canterlot ******

Una lágrima bajo por su mejilla derecha, a esto, a esto se había reducido todo sentimiento propio, todo aquello que se encontraba debajo de la princesa Celestia. En cambio, la poni Celestia (o alicornio, ustedes entienden) tenía un pesar tan profundo que había aprendido a vivir con el dolor, mientras volvía a pensar en ello, sostenía el cristal en sus cascos, como si fuera el diamante más grande del mundo.

Una luz se presentó en el lugar, seguida del sonido inconfundible que producía la magia de Discord, fue tan rápido que Celestia no tuvo tiempo alguno para ocultar todo lo ocurrido dentro de su habitación.

La rebelde lágrima continuó su camino hasta llegar al piso de madera, Celestia de forma rápida se limpió las que se encontraban en sus ojos y mejillas. Discord se encontraba observando la curiosa escena, no entendía nada de lo que estaba pasando, sin embrago, algo tenía que ver con lo que Celestia tenía entre sus cascos.

- Sé muy bien que tienes que limpiar este lugar, se ve terriblemente sucio, pero no creo que limpiarlo basura por basura realmente te ayude. Un chasquido hizo aparecer un saco de papas y dentro de este, toda la basura acumulada, así como el polvo de toda la habitación se aparecieron dentro de éste.

La ventana, era un lugar idóneo para echar la basura lejos, así que el saco de papas salió volando con unas alas salidas de la nada, a un basurero lejano. Hecho esto, cuando se acercó para ver lo que Celestia tenía en sus cascos, perfectamente pudo concebir aquello como basura.

- Déjame encargarme de eso. Ni bien el Draconequus terminó de decir aquellas palabras, el pedazo de cristal y el desaparecieron.

- Espera, Discord no… Celestia se desesperó al instante, no podría dejar que aquel objeto tan precioso para ella peligrara.

- Nada de eso, un simple chasquido bastó para que el pedazo desapareciera.

Celestia no tardó en enfurecerse, el valor de aquel objeto era inconmensurable y Discord lo había botado como si no fuera nada, la princesa enfurecida, hizo levitar al señor del caos.

- ¡Devuélvelo en este instante Discord!

Las palabras de Celestia, como lo dijo y exactamente la emoción en sus ojos era más que perceptible para el caótico ser, quien no supo exactamente lo que había hecho; pero de alguna forma había lastimado a Celestia.

- Déjame pensar, no, no puedo hacerlo.

- ¡Devuélvelo! Celestia estaba a punto de explotar, Discord sabía exactamente cuándo se daba ese pequeño paso que la convertía en una auténtica guerrera, sin precedente alguno entre los ponis; sin embargo, realmente no podía y debía explicárselo, a no ser claro que quisiera soportar la otra cara de Celestia.

- No, te juro que no puedo traerlo, lo llevé a donde llevo la basura que me mandas a limpiar.

- Dónde.

- ¿Conoces el volcán boca de dragón?

Celestia se dejó caer, en un instante su furia desapareció, pues esta se controló.

En ese momento, pudo sentir que su poni especial, del que se había enamorado de forma tan profunda, era alejado, una vez más, una lágrima se escapaba por sus bellos y cristalizados ojos, dejando ver, esta vez, la pena que le causaba perder definitivamente al poni del que se había enamorado desde el primer segundo.

Discord, al ver a la poni más sería y fuerte que había conocido, sentada y llorando: no pudo evitar sentirse culpable por lo que había hecho, podría crear una réplica de aquel objeto, pero de nada le serviría.

- ¿por qué lo hiciste? ¿Qué acaso no te gusta el desorden? Fue lo que Celestia pudo articular, escondiendo nuevamente sus sollozos, mientras trataba de no enfurecerse nuevamente con Discord

- Es que a ti sí te gusta, supongo que pensé que te gustaría ver el cuchitril que armaste ordenado. Dijo el señor del caos con tono sarcástico, al decirlo, no supo exactamente que sentía, pero se dejó llevar por aquella emoción.

- De todas formas, solamente es un pedazo de espejo roto, no creo que debas llorar por algo tan insignificante. Nuevamente el señor del caos trataba de provocar a Celestia, esta vez con un plan, mientras mentalmente cruzaba los dedos para que funcione, pues siendo tan inexperto en este tipo de circunstancias, había que esperar lo inesperado.

¿Insignificante? El pedazo de aquel espejo mágico era todo menos insignificante; Celestia observó fijamente a Discord, de momento, al observar los ojos rojos del señor del caos, no pudo evitar parase frente a él, provocando cierta risa dentro de él – su plan había funcionado -.

Aquel momento, pasó de forma tan lenta, Discord por primera vez observó a Celestia de forma totalmente alocada, jamás se imaginó observar así, a la poni más estirada y aburrida de Equestria de esa forma, el tiempo de pronto pasó de forma tan lenta que parecía que cada segundo pasaba entre fotos y fotos.

Cada curva, cada uno de los pelos de la melena de la alicornio, cada centímetro de su cuerpo de pelaje blancuzco era observado por el señor del caos, desde sus cascos cubiertos con elegantes herraduras doradas, los cuatro colores de su melena, sus facciones y por último, aquellos ojos, en los cuales veía el dolor del que había sido causante. Ese simple hecho le causaba, además de culpabilidad, arrepentimiento, pena, no sabía exactamente que era, pero no le dejaba pensar en otra cosa que no fuese aquella mirada donde, de momento, el señor del caos se perdía hipnotizado hasta el último pelo de su ser.

Estaba tan inmerso en sus cavilaciones que no se dio cuenta cuando la princesa lo interrogó, hasta que de pronto, el tiempo regresó a su paso normal y se dio cuenta de que estaba en el mundo y de que ella le estaba hablando.

- ¿ee, qué?

- Que no es insignificante, Discord, ese espejo era importante para mí. La pena de Celestia le era contagiada al de ojos rojos, quien no entendía el porqué.

- Lo siento pero no puedo devolvértelo, a monos que quieras que te haga una réplica.

- No, no es necesario. De inmediato, la princesa se limpió nuevamente sus ojos, quitando las pocas lágrimas que habían, para después asomarse por la ventana.

Alguna parte de ella, comenzaba a encontrarse en condiciones para hablar con el señor del caos quien no le quitaba el ojo de encima por nada; ella desde luego no apreciaba este hecho debido a que toda su atención estaba en sus pensamientos, sombra, el amor de su juventud, era ya inalcanzable, de hecho, era así desde que el espejo fue destruido; sin embargo, lo más cercano que tenía de él era aquel trozo de espejo que ahora ya estaba derretido en la lava de un volcán.

Discord no tenía la culpa, eso era indiscutible; sus emociones en cambio eran seguían asediándola de tal forma que algo dentro de ella se encontraba roto, frio, destrozado. El silencio tomó un papel de ejecutor entre la socialización ambos, que a ninguno de los dos le importaba no hablar con el otro y de hecho, así estaba mejor.

Celestia en la ventana, mirando al infinito, encontrando en éste a su amado y Discord observándola a ella, tan lejana, debido a la concentración de ambos, no pudieron notar que varios muebles comenzaban a levitar, incluso el trono que Discord, convenientemente había hecho aparecer.

Era tan hermosa, tan pasible, tan fuerte, tan buena, tan generosa, tan etcétera – para evitar hacer un listado demasiado amplio XD – que Discord se quedaba inmutado, nunca, nunca antes había tenido aquella sensación, ni siquiera cuando se encontraba con Fluttershy. Ambas sensaciones de hecho, no se podían comparar, eran diferentes, de eso Discord estaba seguro.

El palpitar del corazón del de ojos rojos se incrementó cuando Celestia se volteó y sus pupilas se abrieron. Un sentimiento que se aceleraba de forma tan rápida e imparable, no podía ser un sentimiento cualquiera, fue en ese momento en el que Discord pudo entender lo que todo ello podría significar y la idea no le gusto para nada.

- Discord, pon todas las cosas en su sitio. La voz de Celestia había vuelto a la normalidad.

Entonces, el Draconequus pudo ver el lugar y el caos que se había generado en el lugar. No supo exactamente en qué momento su magia había causado tanto caos.

Agua del vaso flotaba en el aire, la cama de la princesa se encontraba en el techo y por supuesto, había algo durmiendo ahí, pero era mejor no saber que era, aunque parecía un cocodrilo. Un chasquido solucionó todo, incluso al cocodrilo, dejando todo limpio, bien ubicado y en su sitio.

- También las nubes.

Cuando el Draconequus se asomó par la ventana, observó varias nubes de algodón de azúcar en el cielo, las cuales también pasaron por el mismo proceso de descaotización.

- Gracias, creo q…

Discord de inmediato hizo aparecer un ramo de flores en su patada de águila, la forma instintiva en la que actuaba era poco conocida por éste, sin embargo se dejaba llevar por ella.

- Espero no haberte molestado con lo que hice.

Momento, ese era Discord, ¿realmente ese era Discord? La mente de Celestia comenzó a preguntarse ello, no se había dado cuenta, pero se estaba portando muy considerado en comparación a sus actos pasados, por lo cual, la princesa se limitó a oler las flores, percibiendo un aroma que nuevamente le recordó a su amado sombra, ese olor, era el mismo que el olor de las rosas y flores del jardín de los deseo que habían visitado junto con sombra.

El efecto fue inmediato, la cabeza de la alicornio volvió a perderse en aquellos recuerdos, dejando a Discord desconcertado, si bien ese sentimiento tuvo una especie de nacimiento, o quizás simplemente culminación, era como uno de esos pastelillos llenos de azúcar, que lo dejan a uno totalmente inquieto.

Sin embargo, esta ocasión, Celestia puso nuevamente los pies en la tierra, de forma rápida, el Draconequus permaneció callado mientras ella hacía un gesto de perdón.

- No fue tu culpa, creo que ya es hora de que te vayas a preparar para esta noche, espero que no hayas hecho enfurecer a Kibits.

Descuida tia, yo y él nos llevamos como la leche con chocolate y hablando de eso. – un vaso de la bebida de la que habló apareció.

La alicornio frunció el ceño después de escuchar a palabra tia.

- Que no me llames tia, solo Luna me dice así.

- Vamos tia, no es para tanto.

La princesa simplemente sonrió, por lo visto, el señor del caos no dejaba de ser el señor del caos, aun en momentos como ese; a pesar de ello, Celestia comenzaba a sentirse mejor. Quien podría imaginar que un poco de caos era algo efectivo para ese tipo de males.

Por su parte, el Draconequus no tenía intenciones de dejar el tema atrás, al preocuparse tanto del dolor ajeno a él, se constató de qué le causaba una intriga demasiado grande como para dejarla sin resolver.

- ¿Por qué estabas llorando? La voz del señor del caos cambió de forma repentina, provocando que Celestia se pusiera algo más flexible en cuanto a su conversación.

- Son cosas sin importancia. El tono claramente fingido de la princesa solamente alimentaba la intriga que sentía su interlocutor.

- A mí no me engañas, tiene que ser algo muy grande como para lograr que la princesa más estirada de toda Equestria llore como una potrilla.

Nuevamente la actitud atrevida de Discord, lograba ver debajo de la actuación de la princesa. Quien dentro de si misma debatía acerca de lo que podría decir y lo que no.

Desde luego, contar algo como eso a Discord, era un poco descabellado; no obstante, este había demostrado ser comprensivo y discreto, cuando realmente debía serlo, así que pese a ser un riesgo, algo dentro de Celestia necesitaba soltar todo el veneno acumulado durante el corto lapso de tiempo, así que dentro de ella, decidió contar lo más importante, pero de momento no se le ocurrían palabras exactas para decirlo.

- Y bien, si me lo dices, me volveré a poner mi atuendo de viejo psicólogo. Dijo el Draconequus en un intento gracioso de soborno.

- Veamos, no sé si eso sea suficiente, que más puedes ofrecer.

- No sé tú dímelo, soy el señor del caos, hay pocas cosas que no puedo hacer.

- Mmmm – Celestia se divertía pensando en una forma de pago que le podría dar Discord, pero cuando halló la indicada, su sonrisa se extendió al saber que su petición sería escuchada.

- Quiero que te vistas elegante para el baile de esta noche y además, quiero que socialices con los invitados.

El rostro de Discord se convirtió en uno de protesta.

- Y si aceptas, deberás comportarte y reducir el caos que haces, ¿aceptas o no?

El Draconequus comenzó a murmurar en voz baja, algo que Celestia no pudo descifrar, pero que de todas formas disfruto ver, pues era una clara señal de que había ganado.

- Esta bien princesa, pero a cambio me darás mejores tareas.

- Trato, lo que sea por verte en traje que por cierto deberá diseñar Rarity. Y las condiciones continuaban agregándose.

- Bien, pero primero deberás teñirte un mechón de tu melena del color del de tu hermana. Exigió el Draconequus

- Deberás peinarte.

-Tú tienes que usar herraduras distintas.

- Todo el conjunto que vistas deberá ser diseñado por Rarity y el diseño será solo suyo, sin que le pongas un poco de caos.

- Tu vestido deberá tener mínimo cinco colores.

- Estarás presentable durante todo y me refiero a todo lo que dure el baile.

- De acuerdo, pero deberás ir bailar a mitad del evento.

- Me parece bien; pero solo si tú bailas conmigo. Le respondió la princesa, a quien el hecho de ganar en la fuerza de los requisitos para el trato, había perdido el interés en sus peticiones.

- Por mí no hay problema. Trato hecho, respondió el señor del caos con una risa maliciosa en su rostro y estiraba su pata para estrechar la de la alicornio.

Celestia abrió los ojos de par en par, se había dejado llevar por la situación y ahora tendría que ir al baile de primavera con una apariencia distinta a la Celestia que todos conocían; por si fuera poco, tendría que bailar con Discord, puede que a él le costara pasar vergüenza, pero a ella le costaba mucho más que eso, además en el baile de primavera, ella no bailaba.

Debía arreglar el asunto y debía hacerlo en ese instante, pero antes de que pudiera hablar, Discord hizo aparecer un megáfono pequeño.

- No se diga más – el megáfono desapareció y Discord se sentó en su trono – ahora cuenta.

- Antes.

- Nada de eso Celestia, no se te ocurrirá fallar a un trato hecho en situaciones justas y de consentimiento mutuo ¿no es así?

Celestia se quedaba sin palabras, el Draconequus le había jugado una treta muy inteligente; aunque ella no quería aceptarlo, él tenía razón, mas, también debía cumplir con el trato y contarle la razón por la que la había encontrado en esa situación. Se las había arreglado para sacar dos cosas que quería a la vez.

- Muy bien; pero quiero reconsiderar las condiciones.

- Si la historia es tan buena como mis recuerdos, lo haremos, si no, pues creo que no tendré otra cosa que hacer que bailar contigo. Discord no pudo evitar sentirse extraño al decir esas palabras, incluso Celestia pudo percibir cierta pena en las palabras del señor del caos.

(Antes de iniciar con el relato de la princesa Celestia, debo aclarar que la historia ya está en los comics, así que solamente escribiré unas pocas partes ya que no cambiare el contenido, a diferencia del de Sunset Shimmer que modifiqué en menor medida; pero el tiempo, así como el relato de Celestia cuentan dicha historia en su totalidad y transcurren en un tiempo largo)

- … Entonces, cuando Star Swirl y yo pasamos a través del espejo, no supimos dónde estábamos.

- Espejo… entonces sí pudo lograrlo.

- Sí.

- De acuerdo, continúa.

Transcurre el relato, mientras Discord come unas palomitas, toma un vasote de limonada, unas semillas negras (sí, de esas que se convirtieron en raíces negras y atraparon a Celestia) un algodón de azúcar, unos pastelillos y una banana. Tirando la cascara en un lugar estratégico.

- Después, cuando pasamos al Jardín de los deseos…

En ese momento, Discord comenzó a sentir un sentimiento que conocía bien: celos, lo había sentido cuando Fluttershy le dio más importancia a Angel que a él, pero no creía que llegase a sentirlo por trollestia, eso no era bueno, lo que sea que causaba todo eso, Discord no lo disfrutaba, al menos no en ese instante.

A estas alturas, Discord comenzó a estar más atento, así como también empezó a sentir celos más profundamente, no podía creerlo. También tuvo que ir al baño un par de veces.

- …Después, sombra nos salvó sacrificándose, al capturar dentro de suyo toda la magia negra que había en nuestras equivalentes del otro mundo.

Para el final, Celestia contaba toda la historia entre sollozos, mientras Discord se sentía frustrado, triste y bueno, con una punzada clavada directo en su corazón. Si en un momento llegó a ver en Celestia algo hermoso, algo que lo hacía ser mejor, ahora sabía muy bien que todo aquello era del rey sombra alterno o como le quieran llamar a su contraparte dimensional.

- Bravo Celestia, fue una historia cargada de emoción, suspenso, drama, comedia y acción, una de las mejores, creo que es tan buena que debería estar en una película o un comic cuando mucho.

- No seas payaso, eso es solo mío y supongo que no es necesario que te diga que es secreto; pero de todas formas de lo diré, no debes contárselo a nadie me ¿me oyes?

- Claaaro trollestia, todo está en las mejores manos.

- Trollestia, sabes que ese apodo no me gusta para nada.

- Prefieres el de trollestia o el de tia.

- Solo dime Celestia, ¿tanto te cuesta?}

- Todos te dicen Celestia, le quita el chiste.

- Y que tal princesa.

- Ni lo sueñes.

El humor que Discord poseía era distinto, ciertamente Celestia no había tenido tiempo a detenerse a analizarlo, mucho menos en ese instante, ya que el reloj de arena marcaba las cuatro menos cuarto, se suponía que ella debía estar en el salón a las siete; a pesar de que tenía tiempo, debía estar preparada.

- Bueno, mi historia te gusto, así que debemos reconsiderar las cosas.

- En el baile princesa, en el baile.

Acto seguido, el señor del caos salió del lugar con una luz resplandeciente y con el sonido característico de su magia, no sin antes hacer desaparecer su trono y hacer aparecer una nube de algodón de azúcar sobre la princesa, quien nuevamente se vio bañada en una lluvia de chocolate.

- Agh, Discord.

Nadie sabía exactamente lo que pasaría en aquella noche, era por así decirlo, un posible caos.


Uff, literalmente, me costó la gota gorda hacer este capítulo, espero que les haya gustado.

Bueno, por lo visto aquí ya es clara mi decisión con respecto al Dislestia, pero antes de que algunos sonrían y otros empiecen a darle más atención a los recuerdos de Discord. Quisiera decirles las razones por las cuales decidí que fuera un Dislestia (con la sinceridad y humildad correspondiente claro)

Existen tres razones por las cuales me decidí por el Dislestia, aparte de que me gusta más que el Fluttercord claro, de las cuales solamente podré develar una, ya que las otras dos les dirían como terminará la historia – a pesar de que para algunos puede ser predecible XD –.

Si comparamos el Dislestia con el Fluttercord, lejos de todo posible escenario o fic, en la mayoría de los casos, el Fluttercord ofrece una facilidad, esta se basa en que Fluttershy no tiene a ningún poni especial, mucho menos a uno que esté cerca de serlo, solamente Discord; en el Dislestia, en cambio, el autor (en este caso yo) en el argumento de su historia – en cuanto al shiping – debe pasar por un bache en la historia de MLP: FIM éste no es nada más ni nada menos que su pasado con el rey sombra alterno. Es por eso que lo elegí en primero lugar, después porque me gusta este Shiping XD.

Aunque la idea de un Fluttercord es buenísima. Y esa es otra razón por la cual el shiping de este fic se demoró hasta este capítulo, porque para mí, el shiping es secundario, al menos en esta historia.

Espero no haberlos aburrido y/u ofendido con esta explicación.

Gracias por los comentarios que me estimulan a continuar escribiendo, y gracias en general a todo el que lee el fic.

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