Discord
Chapter 20: Publicidad y lo público
Previous Chapter Next ChapterLos personajes de MLP: FIM no me pertenecen, esta historia sin embargo…
Que lo disfruten.
Capítulo 20: Publicidad y lo público
Cadance se paseaba intranquila por su corte real, al estar vacía la mayor parte del tiempo, era el lugar perfecto para poder mantenerse pensativa mientras los sonidos producidos por sus cascos al andar, llenaban la habitación, curioso tic, propio de ella.
La razón para aquel peculiar comportamiento, era lo sucedido el día anterior antes de ir a la noche de los corazones cálidos en Canterlot; no podía sacarse la imagen de Iniar, aquella criatura era demasiado intrigante y debido a que casi todos los ponis tienen una naturaleza curiosa, deseosa por conocer lo desconocido, Cadance no pudo evitar sentir un deseo por saber que era exactamente lo que Iniar se traía entre garras; en esta preocupación también ingresaba el hecho de que si ese hibrido entre hidra, dragón y wivern con no sé qué cosa más, se encontraba cerca del imperio de cristal, era muy probable que algún día se le ocurriese dar un paseo y se toparía con el imperio.
Entonces, ella había puesto en peligro al reino de cristal, porque si ese escenario se llegaba a dar, Iniar no tardaría en enterarse quién era la princesa de aquel reino y entonces haría todo lo que estuviese en sus garras, para alcanzar a la princesa que había traicionado su confianza.
La solución a tal problema era sencilla; no mandaría un ejército para derribar a la colosal criatura, sería una locura, iría ella misma a hacer las paces por adelantado y si para ello debía darle la información que requería lo haría, pero primero debía asegurarse de que sus planes no eran los que ella había imaginado.
Sin que ningún guardia se enterase, pues ni siquiera le había contado a Celestia de su encuentro con la gigantesca criatura, fue en búsqueda de su amado esposo. Buscó por todo el castillo pero no lo encontró, eso dejaba solamente una opción.
En los cuarteles de entrenamiento, Shining Armor se encontraba dando instrucciones a los guardias primerizos, el entrenamiento resultaba de por sí demasiado exigente y con Shining Armor la cosa no mejoraba; su labor como comandante de la guardia real le daba un cargo superior y entre sus responsabilidades se hallaba tener que entrenar a todos los guardias, o al menos inmiscuirse en el mismo.
Cuando Cadance ingresó, todos hicieron una reverencia a su majestad, el unicornio desde luego no se encontraba observándola, así que cuando preguntó el porqué de la reverencia, la respuesta vino directamente desde la misma princesa. Shining desde luego tuvo que hacer a reverencia, por formalidad), para después ser anticipado por su esposa de su salida.
- Escucha, debo ir a una reunión con la princesa Celestia, no sé cuánto tardaré, pero quiero que los soldados hagan un ejercicio de práctica, específicamente de una invasión. Hasta luego querido, te extrañaré. Un beso dejó sin palabras al unicornio y con la boca abierta a varios soldados.
Cadance no sabía exactamente lo que estaba haciendo, pero valía la pena el riesgo, si es que quitaba la posible amenaza que Iniar significaba.
Sus aleteos la dirigían a las afueras del imperio de cristal, justamente donde se encontraba la gigantesca criatura; sin embargo, pese a que la buscaba con la vista, no la hallaba debido a la constante nevada que había en el lugar, dicha tormenta parecía arreciar conforme pasaba el tiempo.
El avance constante, aunque lento, de la princesa del imperio de cristal, se detuvo de forma imprevista, cuando esta pudo localizar una figura de gran tamaño que se encontraba a unos cientos de kilómetros en la lejanía, su visión se encontraba parcialmente obstruida por la nevada, pero aun así pudo distinguir la forma de la cabeza de Iniar, que seguramente había vuelto a enterrarse bajo la nieve, pues solamente su cabeza se encontraba a la vista en aquel manto blanco que cubría toda la superficie terrestre.
Sin tener una idea clara de cómo apaciguar al gigantesco hibrido, la princesa se acercó de forma sigilosa, buscando en el aire un lugar que estuviese a favor del viento, para ocultar su rastro. Lenta pero decididamente, sus aleteos se hicieron más débiles, hasta el punto de poder caminar sobre la nieve.
Pasaron varios segundos hasta que la alicornio pudiese alcanzar una posición lo suficientemente prudente, como para estar segura y a la vez, lo suficientemente lejos como para escapar en caso de que Iniar diera señales peligrosas.
Tomándola desprevenida, por segunda vez, aquellas enormes luces, ojos, se abrieron de par en par; fijándose directamente en la alicornio, que de forma rápida supero la impresión y se posicionó para despegar en caso de que aquella criatura decidiese atacar.
- Tú… La voz de Iniar, desde luego la paralizó temporalmente, de hecho aquella profunda, ronca y fuerte voz, paralizaría a cualquiera, de ello no había duda. Sin embargo la alicornio se repuso de forma veloz, no podía dejar que el miedo obstruyese su capacidad de acción.
El suelo comenzó a vibrar debido al movimiento que la cabeza del enrome se movía para visualizar de frente a la alicornio. Cadance estaba punto de salir a toda velocidad, pero se quedó decidida hasta el último segundo, arriesgaba mucho, no obstante, la recompensa podría ser muy fructífera; tanto para ella como para su reino.
- Tienes más valor que cualquier poni que haya conocido. La cabeza de Iniar se volvió a posar sobre la fría nieve, Cadance por su parte se mantuvo alerta.
- ¿Qué es lo que quieres… pequeña? La voz de Iniar se puso un poco más leve; sea lo que fuese, aquella criatura tenía un carácter especial, diferente a todo monstruo que se hubiese visto antes en cualquier libro.
- Yo… yo estoy aquí, para cumplir con mi promesa. Dijo la princesa del imperio de cristal con gran duda en su voz; de lo cual, Iniar se constató al instante.
- Eres una pequeña muy tramposa, primero dices que te quedaras, después rompes tu promesa y pretendes cumplirla viniendo después de haber escapado; no vienes aquí por lo que dices, vienes aquí porque me tienes miedo.
- ¡Escucha! Gritó la alicornio para conseguir la total atención de la criatura y evitar, así que se terminase con su deducción.
- Escapé porque me tenías aterrada, es cierto, pero te di mi palabra y cumplir con ella es algo que debo hacer.
- Entonces, realmente eres una princesa y estás aquí porque temes que algún día te encuentre.
La alicornio no podía entender el poder de deducción que poseía aquella cosa, definitivamente no era una bestia; pero tenía el poder de una o quizás más. Por lo cual era necesario tener un trato distinto con él.
- Sí, temo mucho que encuentres el reino al que protejo, no creo que mi reino deba pagar por lo que causé.
Iniar se quedó callado nuevamente, esta vez dos pares de sus siete ojos se cerraron, entonces, una risa gutural se hizo presente, logrando infundir en la princesa el miedo suficiente como para dar unos pasos atrás y prepararse nuevamente para el vuelo.
- Sinceridad, parece que vales más que un traidor. Aquellas palabras tranquilizaron a Cadance, sin embargo, no se desconcentraría ni por un segundo, Iniar no dejaba de ser un coloso que podía eliminarla sin mucho esfuerzo.
****** Volvemos a Canterlot******
Habían pasado unas cuantas semanas desde la noche de los corazones cálidos y para la princesa del sol, todo había regresado a la normalidad; bueno, no tanto, de vez en cuando recibía a Discord en el salón principal para darle las tareas que debía completar; obviamente no le daría tareas muy importantes, aún se había ganado tanta confianza. Se decía a si misma cuando recordó la traición que el Draconequus había hecho al aliarse con Tirek hace no mucho tiempo atrás.
Sin embargo, comparando a aquel Discord con el nuevo, el cambio era más que obvio; el había insistido en ir a pedir más tareas para que realizara, lo cual era algo que definitivamente mostraba los cambios que había tenido y sin embargo, cada vez que se aparecía nuevamente en el centro del salón real, lo hacía a su manera, generalmente vestido con algún traje gracioso o con un comentario sarcástico en contra de ella o su hermana.
Sea como fuere, el Draconequus le daba a sus días un toque caótico, pues siendo princesa, una se acostumbra a seguir un régimen estricto, Discord, era todo lo contrario a una organización y ciertamente de él, Celestia aprendía a estar preparada para cualquier contratiempo, cualquiera…
Un pequeño tratado se presentó enfrente de la princesa, Kibits (el asesor de la programación real) se lo acercó con su magia, las actividades reales estabana punto de empezar, iniciando con ese tratado que aprobaba la búsqueda de minerales en los cañones de la parte desertica de Equestria, los ponis terrestres tenían pruebas suficientes de la existencia de estos, así que Celestia lo aprobó.
Una partida de mineros, ecologistas y demás funcionarios implicados en ese tipo de obras, salían del salón en grupo, haciendo una reverencia antes de salir por la puerta.
Era algo extraño que de pronto comenzase a pensar en Discord en medio de una junta tan importante; Celestia quitó aquellos pensamientos turbios rápidamente.
- Bueno, esas son las primeras actividades para este mes. Aclaró Kibits, mientras observaba su reloj de oro, levantando una ceja le comunicó a la princesa.
- Felicidades princesa, se ha ahorrado cinco minutos, si seguimos con este paso, el su tiempo libre del medio día se alargará un poco más.
- Sí, realmente necesito descansar un poco. Dijo la princesa algo apenada.
- Es muy difícil volver a habituarse a esta rutina, es por eso que estoy en contra de las vacaciones.
Conforme los pasos de la princesa se alejaban del trono, el asesor real la seguía de cerca.
- ¿Cuál es el próximo deber de la lista? Dijo la princesa al acercarse a la puerta de la habitación.
- Bueno, lo próximo es preparar el salón de fiestas para el baile de primavera que se realizará hoy a las seis, recuerde prepararse con los vestuarios que la señorita Rarity le mandó desde Ponyville.
- Bien.
- No se preocupe, tiene tiempo de ventaja suficiente, puede que incluso haya tiempo para tomar una pequeña siesta.
Todo avanzaba de maravilla, de hecho era bastante para ser un día común y corriente, la mente de Celestia, de forma supersticiosa esperó lo inesperado, era similar a esperar que una manzana cayera de un manzano, no se sabía cuándo, pero se podía presentir que pronto caería.
En efecto, una explosión de color verde con una luz intensa se hizo presente en el salón, tuvo tal intensidad que dejó el cabello de la princesa ladeado al frente y arruino el peinado de Kibits.
- A qué no adivinas quién llegó. Esa voz era inconfundible, Kibitse se llevó un casco a la cabeza, tratando de arreglar su melena mientras Celestia rodaba los ojos. Pero extrañamente y para su sorpresa una sonrisa se dibujó en su rostro.
- Kibits, ¿tienes la lista que te pedí?
- Sí princesa, la prepare esta mañana, no quedaban muchos trabajos, así que me tomé la libertad de dejar algunos problemas de Ponyhattan en sus… mmmm… capaces garras.
- Yo también creo que es el momento para darle responsabilidades.
Antes de que Celestia se dirigiese al inoportuno visitante, Kibits levantó la voz para hacerse oír, no podía culparlo por su enojo, Discord sabía ser muy molesto cuando se lo proponía y a Kibits nada le molestaba más que tener inconvenientes que no estuviesen en la lista.
- Ejem, Señor, ¿no cree que sería mucho más idóneo que pidiera una cita real con la princesa?
Cuando el humo se disipó, la distinguible figura del Draconequus se hizo visible, al ver que se encontraba estirando sus patas delanteras, la princesa pudo deducir que recién se había levantado. El señor del caos no pudo ver a nadie delante de él, hasta que volteó la cabeza y su mirada se encontró con la de Celestia, para después encontrarse con Kibits.
Imitando la voz de Kibits de forma sarcástica, Discord le respondió.
- ¿Qué clase de señor del caos sería si no llegase en el momento menos oportuno Kibits? Acto seguido el horero, minutero y segundero del reloj de bolsillo del unicornio se movieron sin control.
Cuando Celestia observó al caótico visitante con desaprobación, las manecillas del reloj volvieron a su posición original dando unos cuantos giros alocados. Teniendo en cuenta que esos dos no se llevaban para nada bien, la princesa del sol tomó con su magia el papiro, donde se encontraban las actividades que el señor del caos debía cumplir.
- ¿Qué tal si me esperas en el salón Kibits?
- No podría estar más de acuerdo con usted su alteza, pero sigo pensando que no tiene caso que usted prepare el salón, habiendo tantos ponis especializados en eso.
- No tardaré mucho.
El unicornio bien vestido y elegante se fue con un andar que le hacía mérito a su título, ni muy apurado ni muy despacio, mientras este se retiraba, Celestia volteaba a ver al Draconequus, que había desaparecido del lugar donde estaba antes, solamente para aparecerse en su trono, sentado o más bien recostado sobre él, con toda la espalda en el cojín para sentarse.
Celestia desde luego, frunció el ceño, recordando la paciencia que debía tenerle, se acercó con cierta lentitud.
- ¿No crees que me veo demasiado bien en este trono?
- Déjame pensar, no. Le respondió de forma algo seca.
- Vamos tia, sabes que era una broma.
- Aun así, sabes que no puedes sentarte en mi trono.
- Pero no me estoy sentando, me estoy recostando, y pensándolo bien, creo que llego el momento de que me des tareas un poco más significativas.
- ¿Significativas?
- Sí, ya sabes, combatir algunas criaturas, ayudar a Luna en su guardia nocturna, estoy cansado de ayudar a construir puentes o de encargarme de tareas simples; no creo que esta sea la razón por la cual me liberaste.
Celestia mostro su enojo haciendo levitar a Discord de su trono, para después bajarlo al piso.
- Primero, nunca vuelvas a hacer eso, no tienes lo necesario para ser una princesa de Equestria.
Celestia contuvo la risa que le provocaba imaginarse a Discord como una princesa alicornio, solamente para ser sorprendida por el aspecto cambiado del señor del caos, un solo chasquido había transformado al caótico ser, en una princesa alicornio, o al menos algo parecido a eso, con pestañas alargadas, una mirada de cachorrito, unas alas iguales y un cuerno, con una tiara con una gema verde; que tenía escrito la palabra "caos".
- Ya, basta. Dijo la princesa entre risas. Pero antes de que Discord lograse entablar uno de sus famosos comentarios, la princesa siguió con lo que tenía que decir.
- Segundo, aún no te has redimido de tus errores pasados, sigues bajo vigilancia.
Discord bajo la cabeza algo avergonzado (lo que era algo raro, muy pero muy raro de ver), en la cabeza de ambos, la memoria se activó, mostrando a Discord, unos meses atrás, cuando había ayudado a Tirek, cuando no había ayudado a Twilight a resolver el problema del árbol de la armonía, e incluso cuando se liberó por primera vez. Lo extraño en que en las últimas dos, la alicornio había sido afectada de forma directa.
Celestia levantó una ceja de forma inquisidora, tratando de presionar a Discord, sin embargo, este no cedía ni un poco.
- Entiendo, pero enserio no tienes algo un poco más digno de un señor del caos.
La princesa sonrío al recordar la tarea que Kibits había mencionado como poco importante para que ella lo completara.
- Si tanto quieres una tarea de esas, te la daré.
A continuación, una pluma junto con un tintero que se encontraba al lado de su trono flotaron por la habitación, cuando llegaron, comenzaron a escribir sobre el papiro de color café; la curiosidad del señor del caos se activó. Sin embargo, sabía que tenía que esperar.
Era demasiado inverosímil, pero delante de la princesa del sol o de Fluttershy, el trataba de contenerse, no sabía exactamente el por qué y de hecho, siempre trataba de tranquilizar su naturaleza caótica, quizás por no irritarlas.
- Muy bien, aquí está – antes de que Discord usase su magia para desaparecer el papiro, Celestia puso un casco en alto – espera, debes prometer que cumplirás con todo lo que está escrito y me refiero a todo – una sonrisa se dibujó en su rostro de Celestia, esperaba la respuesta del Draconequus.
Una mirada entrecortada por parte del señor del caos, fue todo lo que recibió de su interlocutor. La curiosidad, bien podría ser algo bueno cuando uno se encuentra investigando algo o por el gusto de aprender, como diría Twilight; pero en este momento resultaba ser una especie de cebo para que el señor del caos cayera en una trampa, eso era más que perceptible. Sin embargo, aun sabiendo éste, que Celestia le tendía una pequeña jugada, Discord no pudo contenerse y afirmó con la cabeza, la curiosidad, había resultado tener una consecuencia poco deseada por parte del señor del caos.
Inmediatamente después de afirmar, un chasquido apareció al papiro frente al señor del caos, Celestia simplemente no pudo evitar reír al ver la expresión que puso al leer las primeras dos actividades en la lista.
- Haber, haber, que reto tienen para el increíble – un sombrero que imitaba al de Marengo Napoleonis (Un caballo de Napoleón Bonaparte y sí, el sombrero es el mismo que el de Napoleón) –, adorable – las pupilas del mismo se agrandaron mientras unía ambas manos en una pose adorable – y guapo – una melena que se podían ver en las historias de héroes de Equestria, se formó en su cabeza, así como una camisa con los tres primeros botones sueltos - Discord.
Entonces todos los atuendos que se había puesto desaparecieron.
- Uno, ayudar a los pioneros a construir un pueblo a las afueras de los cañones del desierto. Por qué no me lo imaginé.
- Segundo: ayudar al señor Kibits a preparar el salón de fiestas para el baile de primavera. ¡¿Qué?! La expresión que puso el señor del caos no tuvo comparación alguna.
- Eso es lo que tienes que hacer hoy Discord, espero que sepas comportarte frente a Kibits.
Una expresión de protesta se dibujó en el rostro del Draconequus, ¿En qué momento Celestia le había tenido tanta confianza? En vista de lo sucedido, una pequeña emoción se le presentó, un chasquido puso a la princesa frente a él dentro de una burbuja de tiempo. Pero de forma rápida reconsidero la idea, así que poniendo una expresión de pocos amigos, bajó nuevamente a la princesa al piso, haciendo desaparecer la burbuja de realidad.
- Em, se me olvidaba: segundo, solamente mi hermana me llama así, no es un apodo que quiera estar escuchando todo el tiempo.
EL Draconequus frunció el ceño, la princesa había olvidado por completo el hecho de que ella casi había pasado por una broma; para centrarse en su apodo.
- Agh, la princesa estirada ha regresado, pensé que tú no me volverías a mostrar a Celestia la estirada, sino a la Celestia la divertida.
La alicornio desde luego, se ofendió; sin embargo ese no era el momento ni el lugar para hablar de ese tipo de cosas.
- En este momento, no tengo tiempo para estas cosas Discord, tú prometiste que cumplirías con todo lo que estaba escrito y te ruego que no molestes a Kibits, podrías aprender una cosa o dos de él.
No pasó mucho tiempo hasta que la princesa salió de la habitación llevándose el sonido de sus cascos con ella. Discord por otro lado, se quedó con la boca abierta, no sabía cómo ni cuándo, pero aquella alicornio había sido capaz de contener su naturaleza caótica. Entonces, suponiendo que cumpliría con su palabra, era mejor hacerlo lo más antes posible, para que termine lo más antes posible.
Una luz brillante precedió a la transportación, llevando al Draconequus al instante al salón de fiestas del castillo.
Celestia se encontraba en el pasillo, su corazón aún se encontraba acelerado, enfrentar al señor del caos de esa forma era una locura; sin embargo, había logrado convencerlo, quizás eso era lo que sentía Fluttershy cada vez que lo convencía para hacer algo o quizás ella lo pedía de forma distinta. De cualquier forma, "convencer" a Discord no había sido nada fácil; pero ya estaba hecho, él se encargaría de una de sus tareas, así que si se apresuraba al completar las otras, tendría tiempo suficiente para tomarse un poco de tiempo para arreglarse y quizás tomar una siesta para descansar un poco.
Una vez en el salón, Discord pudo ver no solamente la tarea que le habían dado, sino la tareota – mi estimado/a lectora/lector me encanta inventar palabras XD – el salón era tan grande, que el señor del caos, pudo entender porque Celestia le había dado esa tarea, sin embargo, cuando terminase no dudaría en darle una visita más, tan solo para aclarar algunas cosas.
- Pero ¿qué hace usted aquí? Kibits se acercaba hacia el señor del caos con relativa velocidad y con fatiga al pensar en lo que se vendría en el caso de que la princesa del sol hubiese enviado al mismísimo señor del caos, a ayudar.
- Celestia me envió para ayudar con la decoración de este lugar. Tomando en cuenta el pedido que la alicornio le había hecho antes de dirigirse al salón, Discord se limitó a poner el papiro frente a Kibits, quien no tardo en leer su contenido, quedándose más impresionado que Discord cuando lo leyó, quien por cierto, no terminó de leer la lista.
- Aquí dice que debe quedarse para recibir a los invitados.
Por segunda vez en el día, la princesa cruzaba la línea, haciéndolo enfadar.
Kibits se limitó a aclararse la garganta para continuar con la plática poco agradable que se daba casi siempre entre ambos.
- Entonces, creo que es tiempo de empezar, tanto usted como yo, no disfrutamos de la presencia del otro, así que mejor démonos prisa.
- Tienes razón Kibits, por fin algo en lo que estamos de acuerdo.
El silencio se apoderó del lugar, mientras ambos integrantes del grupo temporal de preparación del salón, decoraban, limpiaban y acomodaban todo en el lugar idóneo; siendo nada más el encargado de mantener horarios y organizar, Kibits se vio en la obligación de preparar el lugar, debido principalmente a que Discord tenía un sentido distinto de lo que significaba decoración. Por lo cual debieron pasar tres errores, antes de que lograran un avance significativo.
Primeramente, Kibits había tenido que ir al baño por unos breves segundos, en ese tiempo: las mesas habían subido al techo, las sillas comenzaron a volar por el aire, las alfombras se fueron a la pared, para finalmente encontrarse pegadas como tapiz y por último todos los parquets flotaban unos centímetros sobre el piso, dificultando el paso a quien se atrevía a caminar sobre ellos.
Después de ello y de una discusión entre ambos polos opuestos, la segunda oportunidad que Discord uso ese chasquido para cambiar el orden del lugar: las sillas se encontraban en el centro de la pista de baile, el escenario tenía dos mesas, los instrumentos se encontraban apilados en la entrada, las puertas se encontraban abiertas de par en par, lo que parecía estar en orden… parecía, pues cuando Kibits trató de salir al jardín, la puerta lo llevó al baño y cuando trato de salir del baño apareció en el techo del salón, pero antes de caer, una red detuvo su caída.
Otra charla demasiado candente se tuvo que realizar, en la cual, Kibits por poco pierde los estribos, Discord desde luego se entretuvo con todo aquel caos que ocasionaba.
- Muy bien Discord, solamente limítese a seguir mis instrucciones y todo estará bien.
- De acuerdo, pero debe haber al menos algo de caos, si no le doy mi toque, me niego a decorar. Terminó diciendo el Draconequus como amenaza, a lo cual Kibits no pudo negarse, estaba seguro que podría haber un poco de caos, solamente había que pensar cómo hacerlo.
- Está bien, pero antes de eso, ¿no cree que sería mejor ponerlo todo en oren para ver en qué lugar se vería mejor el caos del que me está hablando?
Discord se puso pensativo, el carácter de aquel unicornio, sin duda era demasiado como para tolerarlo, pero debía admitirlo, tenía una labia bastante convincente.
- Me parece bien, ¿con qué empezamos?
- Qué le parece las mesas las sillas y poner todos los instrumentos de la orquesta en su lugar correspondiente.
- De acuerdo.
Un chasquido puso en su lugar a todos los objetos citados, incluso los instrumentos se encontraban tocando una melodía.
- Demasiado bien si me lo permite decirlo. Kibits levantaba una ceja por la impresión que ello le causaba.
- Acaso dudaste de mis capacidades, terminó diciendo el Draconequus con cierto tono engreído. Pero cambio la poca charla que ambos tenían en un instante.
- Y bien, tú conoces a Celestia mejor que yo, ¿por qué se empeña en que conozca tanto a los ponis?
- Mmmm, yo diría que más bien es al revés, creo que ella quiere que los ponis lo conozcan a usted, "limpiar" su imagen será un proceso largo, por eso ella le da trabajos como esos construcción de diferentes obras, o cualquier trabajo que pueda ser visto por una cantidad considerable de ponis.
- ¿Publicidad?
- Efectivamente, los ponis deben ver que usted ha cambiado, con su inteligencia, entenderá que pocos son los que se creen los chismes.
- Sí, pero no podría ser en otra ocasión, no me gustan este tipo de fiestas.
- ¿Acaso teme que se lo coman vivo? Dijo el unicornio con expresión de burla.
- No es eso, es que no tolero que todos estén divirtiéndose tanto y que yo no pueda formar parte de esta diversión.
- Descuide, eso es temporal, si usted continúa con esta campaña de publicidad, será querido y aceptado por los ponis.
La amena charla que ambos habían tenido se había llevado a cabo en todo el tiempo que les tomó arreglar el resto del salón con decoraciones en la pared, algunos globos discretos, listones elegantes y una alfombra que no tenía nada que envidiar a la belleza de la naturaleza.
- Muy bien Discord, en qué lugar cree usted que se vería mejor su toque de caos.
Discord observó bien el lugar, hasta que una mesa le llamó la atención, está en particular era la mesa donde estarían los diferentes alimentos y refrigerios (obviamente pueden cambiar el nombre por uno más elegante, pero siguen siendo lo mismo). Un chasquido hizo una escultura de hielo con el agua que se había usado para limpiar el piso.
Kibits ladeó la cabeza tratando de comprender la escultura, tenía una constitución particularmente inusual, ninguna de sus pares era simétrica, tenía tanto figuras incomprensibles hechas con triángulos y cuadrados en distintas partes, así como sectores hechos con curvas, y figuras ovoideas, acumulados todos de tal forma, que parecía una cantidad inmensa de agua cayendo por una cascada. Por último, los resquicios y escorias que habían en los baldes llenos de agua que formaron la escultura, se encontraban comprimidos dentro de un huevo, que a su vez se encontraba dentro de la escultura. Pequeñas columnas de hielo sin forma definida posibilitaban la vista del interior donde yacía este huevo de hielo. Dentro del huevo, las escorias formaban una figura, quizás la única reconocible dentro de toda aquella escultura: un ave conformada por varias partes de distintas aves, un ala de águila, la otra de pelícano, un pico de picaflor con los colores de un tucán, un ojo de perdiz, el otro de frailecillo; una pata de pato, la otra de un pingüino, el plumaje era de distintas aves del paraíso, excepto por el cuello y el pecho, donde claramente se podía apreciar el plumaje de un cóndor (y obviamente la escasez de plumaje en el sector del cuello) y por último la cola de un pavo real.
Kibits se quedó parado observando aquella pequeña figura, no podía creer que algo tan caótico, pudiera verse tan… bello.
- Muy bien Kibits, es mejor que me vaya a preparar para esta noche; nos vemos.
- Hasta una próxima ocasión Discord "el señor del caos".
- Oh vaya, sí, si entro a la fiesta quiero que me anuncien de esa forma.
Discord desapareció, dejando a un sorprendido Kibits.
*** Dentro de la habitación de Celestia ***
La princesa del sol había tenido una mala siesta, el sueño en particular, había sido algo que le venía de vez en cuando; en el mismo, ella se veía a sí misma, junto con el rey sombra (el rey sombra de la dimensión paralela, mostrado en los comics en la trama de la historia que se sitúa en los comics 17 al 20), en aquellas últimas ocasiones que se vieron y todo ello solamente quedaba como nada cuando recordaba el último momento en que pudieron verse, antes de que ese sombra se vuelva malvado para salvarlos a todos.
Aquel sueño no era precisamente una pesadilla, pero evocaba en ella un dolor que el tiempo no había podido borrar, una astilla enterrada en lo profundo de su corazón y que, por distintas razones, debía enfrentar sola; sus pasos la llevaron hasta una pequeña cajita de madera, tan simple que fácilmente podía pasar por un pedazo de chatarra.
Cuando abrió la pequeña caja, se encontró con sus tesoros más preciados, un chupón (el de Luna), un cascabel del sombrero de Star Swirl y demás chucherías de pequeño tamaño; pero entre ellos se encontraba aquello que estaba buscando: el pedazo de cristal que había quedado del espejo que la llevaba a aquella dimensión donde había conocido a su poni especial.
Una lágrima bajo por su mejilla derecha, a esto, a esto se había reducido todo sentimiento propio, todo aquello que se encontraba debajo de la princesa Celestia. En cambio, la poni Celestia (o alicornio, ustedes entienden) tenía un pesar tan profundo que había aprendido a vivir con el dolor, mientras volvía a pensar en ello, sostenía el cristal en sus cascos, como si fuera el diamante más grande del mundo.
Una luz se presentó en el lugar, seguida del sonido inconfundible que producía la magia de Discord, fue tan rápido que Celestia no tuvo tiempo alguno para ocultar todo lo ocurrido dentro de su habitación.
¿Qué pasará? ¿Será este fic un Dislestia como muchos pensaron? ¿Qué tiene que ver Iniar con esta historia? No dejen de leer Discord.
Muy bien, ya terminé con la publicidad, ahora puedo ser sincero (XD).
Espero que este capítulo no los haya aburrido, sin embargo, es clave para entender los próximos o al menos así está planeado, gracias por sus comentarios. Por cierto, el tiempo en el cual publicaré los capítulos variara de forma rotunda, no se asusten si no hay nada en tres semanas, yo terminare este fic aun si debo amanecer todos los días, sin más, les doy un sincero gracias por leerlo y más por comentar y criticar.