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Discord

by Filomental

Chapter 15: ¡Bienvenidos a Iron Mane!, parte 1

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Sí, finalmente terminé de escribir este capítulo; espero que les guste y más porque les dije que estaba tejiendo la trama, al no ser una lámpara de ideas, tuve que decidir entre pocas posibles historias, pero al final me decidí por esta.


Capítulo 15: ¡Bienvenidos a Iron Mane!, parte 1

Las dimensiones de la burbuja de realidad terminaban de dibujarse, de manera conjunta las paredes empezaban a desparecer, llevando a ambos a una recreación del pasado.

Celestia por su parte se encontraba recostada sobre sus patas sobre su cama, para observar el recuerdo.

- La última vez vieron al hermoso, paciente, talentoso y enigmático Discord en medio de una redada, su raro maestro fue interrogado; pero todo salió bien.

- Pero le dieron una paliza a Star Swirl.

- Yo estaba bien, él estaba bien, a mí me basta con eso.

La princesa del sol se limitó a mirar de forma sarcástica al caótico relator, quien la ignoró sacando la lengua.

La burbuja empezó a generar la imagen de la biblioteca, la luz proveniente de algunas lámparas con velas puestas en diferentes direcciones sugería que era de noche, la alicornio lo comprobó al ver la ventana cerca de la puerta. No demoró mucho hasta encontrar a un joven Draconequus dormitando mientras un libro estaba levitando; tal era su concentración que incluso cuando se encontraba con la cabeza ladeada a medio dormitar, los libros seguían girando a su alrededor, el cansancio era más que evidente. De repente, un estrepitoso golpe contra la mesa lo despertó del sueño.

- Está prohibido dormir durante los estudios… - Star Swirl mantenía una regla de madera grande en sus cascos, su expresión era de total seriedad.

- Lo siento, es que estoy cansado.

- Cansado mis cascabeles, tú quisiste entrar en magia avanzada, insististe y tu falta de paciencia trajo esta cantidad de libros y hechizos, antes de poder pasar a un nivel mayor de magia, primero debes pasar por esto.

Star Swirl suspendió en lo alto un examen con varios hechizos, preguntas y demás requisitos escritos en un papiro de aspecto antiguo, Celestia había pasado por lo mismo. Sin embargo, Discord era demasiado apresurado, a ella le habían tomado casi cinco años tener el nivel necesario.

El Draconequus se sentía cansado por las exigencias constantes que le imponía su maestro, no se esperaba que el cómico e indulgente unicornio, fuese un tipo tan estricto y rígido; pero admitiendo las cosas como son, él se lo había buscado hace semanas atrás, cuando le pidió entrar en libros y hechizos no tan simples. El viejo mago separó con su magia del grupo de libros que se encontraban girando alrededor de su estudiante, tenía la tapa de color verde y se titulaba química básica. Con una expresión de incredulidad se dirigió a su estudiante.

- Por cierto, de qué te sirven libros de biología y química, en estos momentos solo deberías leer libros de magia.

- Son útiles para entender la complejidad de la magia maestro, el de biología me ayudó a comprender el hechizo de crecimiento y el de transformación.

- Son hechizos complejos, no deberías poder realizarlos sin antes realizar los de aceleración y desaparición.

- Creo que este es un buen atajo.

- Bueno si puedes hacer crecer la flor que está por allá, te permito usar el método que desees, si no te sujetarás al mío. Dijo mientras señalaba hacia una maceta algo vieja ubicada en un rincón donde se podía percibir que llegaba el sol unas pocas horas, al parecer la flor no necesitaba de muchos cuidados.

- Está bien maestro. Discord con una certeza dentro de él, caminó por el pasillo, seguido del mago, no era precisamente el momento para estar nervioso.

Star Swirl se comentó con apoyarse en la pared; su estudiante, por otra parte, se encontraba recordando los pasos exactos para realizar el hechizo de crecimiento, estaba a punto de realizarlo cuando su maestro dio un fuerte estornudo, que lo desconcentro totalmente.

- Perdona, puedes proseguir. Dijo el unicornio con una expresión de burla en su rostro, era evidente que lo había hecho a propósito.

- Bien, el joven Draconequus volvía a concentrarse en recordar los pasos exactos, debía sorprender a su maestro y ya tenía una idea de lo que haría. Cuando nuevamente Star Swirl empezó a aclararse la garganta y a dar unos golpes contra el piso de madera.

- Oh lo siento, es que hoy estoy muy ansioso. La sonrisa de su maestro parecía tener sentido, ¿acaso pretendía distraerlo para no pasar la prueba?

Las dudas de joven Draconequus, se vieron aclaradas cuando el viejo unicornio repitió la acción por tercer y cuarta vez.

- No sé qué me pasa hoy.

- No hay problema maestro. Acto seguido el joven Discord prosiguió con su prueba.

- Muy bien, creo que te toma más tiempo del que necesitas, por lo visto no estás listo para llevar adelante un método nuevo. Esta fue la última distracción que el mago creaba para poner a prueba a su estudiante. Sin embargo este lo ignoró por completo y prosiguió con su hechizo.

La pequeña flor creció hasta alcanzar el techo el cual estaba aproximadamente a unos seis metros encima del piso – esto debido al tamaño de los estantes que Star Swirl utilizaba – ni bien este alcanzo dicho tamaño, su color y forma cambiaron también, las hojas se hacían violetas, los pétalos se coloreaban de un celeste intenso y las raíces empezaban a moverse por sí solas; con el pasar de los segundos, las raíces adquirían grosor, se unían, hasta formar dos patas, las hojas también lo hacían, pero en lugar de formar patas similares a las de las raíces; adquirían forma de garras. El tallo de la misma forma se convertía en un cuerpo, lentamente cada parte se convertía en una criatura. Una raíz rebelde se convertía en una cola.

Mientras el viejo Star Swirl observaba incrédulo lo que su estudiante podía hacer, este traía consigo un libro, titulado dinosaurios. Cuando se acercó a su maestro abrió una página marcada con un papel y señalo la imagen que había en esta. Su maestro volteó para ver cómo había logrado hacerlo.

- Tyranosaurio, lagarto tirano, extinguido en… Discord, ¿cómo…

Antes de terminar su oración, el maestro se calló, lo que antes fue una flor terminó su transformación, sin embargo, no se movía, no hacía nada de lo que esperaba.

- Es un defecto, puede hacer lo que quiero o pienso, es confuso, la cosa es que no tiene cerebro, la magia es lo único que lo mantiene vivo.

- Y esta es limitada. Finalizo el mago.

No pasó mucho tiempo hasta que el gigante se desplomara en el piso, su cuerpo entero se desintegraba, el barbado, no había visto hasta entonces la cabeza, esta se encontraba formada de pétalos, tenía forma de dinosaurio, pero sus ojos eran dos capullos sin abrirse. Aterradora, pero bellísima, la criatura empezó a desintegrarse, los tejidos eran consumidos por la misma magia que lo había creado, como si se estuviese quemando, en pocos segundos, el cuerpo entero, salvo por algunos pétalos y por supuesto la maceta a medio romper, con la tierra afuera, desapareció.

- Me tomó mucho tiempo, pero finalmente pude manipular las moléculas. En otras palabras puedo crear casi cualquier cosa.

- Entiendo, puedes usar tu método. Pero no vuelvas a hacer esto delante de mí. La expresión de Star Swirl alarmó de sobremanera a Discord, sin embargo, se encontraba feliz de poder realizar sus estudios como él quería.

- Por cierto, no le dolió, tenía sistema nervioso, pero no tenía cerebro, aún no puedo crear cosas tan complejas como un cerebro u ojos. Decía el joven Draconequus para ver si podía calmar a su maestro.

- Entiendo, pasaste al siguiente nivel, ahora si me permites debo ir a reunirme con el rey, no sé qué pasó, pero debe haber ocurrido algo malo para que me mande a llamar.

- ¿Puedo ir contigo?

- No, es muy peligroso, aun si usas el hechizo de transformación es muy peligroso que vayas conmigo, créeme.

- Está bien maestro. Respondió el Draconequus con una mirada de decepción.

- No te pongas triste, volveré después de unos días o semanas, además puedes venir aquí a estudiar, deberías empezar con la magia avanzada de Black y dale una revisada a Bourn, él fue uno de los pocos magos que se atrevió a salir de la academia a experimentar.

- Sí, lo haré.

Sin mediar más palabras, Star Swirl salió de la biblioteca - hogar, Discord pudo escuchar cómo cerraba con llave la puerta.

De pronto, el sonido del crujir de una puerta se oyó, interrumpiendo la escena.

Cuando Luna pasó a ver a su hermana, esperaba verla descansando o al menos tratando de llenar papeles, que era lo más seguro; pero en cambio la encontró acostada en su cama con una expresión que denotaba el resfriado que había pescado y sentado en un sofá, estaba nadie más ni nadie menos que el señor del caos y en medio de la habitación se encontraba las imágenes de una puerta a medio cerrar.

- Eh, hermana, ya terminé con todos los pendientes y vine a ver si estabas bien, pero creo que no lo estás tanto.

- Tranquila – de pronto Celestia sonrió al ver a Discord sin que este se diese cuenta – aunque suene muy loco, Discord me está cuidando.

- Pero yo pensé que lo echarías con una excusa y te meterías a la cama por todo el día en lo que la poción hacía efecto.

- Pues no, él la desecho y me dio sopa.

- Bueno – sin esperar más, Luna ingresó en la habitación, cerrando la puerta y recostándose al lado de la cama de Celestia empezó a ver las imágenes – y ¿qué es lo que estaban viendo?

- El clima en yeguatania. Dijo Discord con sarcasmo, lo cual causó la reacción más normal en Luna, indignación. Para evitar cualquier teatrito de Discord, la princesa del sol habló en su lugar, para su sorpresa su garganta ya se encontraba curada.

- Me mostraba cómo fueron los días en los que Star Swirl fue donde el rey.

- Bueno, si ya terminaron con su tierno reencuentro, me gustaría seguir con el recuerdo, dejarlo en pausa es gastar energía en vano, ustedes dos no pagan mi factura de magia.

- Está bien, por favor prosigue. Le pidió Luna.

La puerta se cerraba y el joven Discord se mantenía inquieto, había pensado mucho en transformarse en un poni y recorrer las calles de aquel pueblo, obviamente se transformaría en un unicornio para disimular la magia que realizaba.

Se encontraba dando vueltas alrededor de la mesa donde había estado estudiando las últimas ocho horas, su estómago empezaba a hacer ruidos, pero fue ignorado, los pensamientos de Discord se robaban toda la atención.

Era de noche y seguramente los pegasos lo detendrían si salía a dar un paseo veloz, entonces podría salir unos minutos en la mañana, cuando había pocos ponis fuera, quizás visitaría la plaza principal que se encontraba a unas pocas cuadras. Pero debía ser rápido, sí, además si pasaba algo malo no dudaría en usar la pluma de Roc para aparecerse donde Argos.

Un momento, Argos, él ya debía de estarlo buscando, la cabeza de Discord no tardó más que la transportación del coloso a la habitación, había usado la pluma de Roc para aparecerse en la biblioteca, estaba armado con el escudo tortuga, un brazalete que había hallado, el brazal del dragón, las botas de araña y demás objetos que había logrado capturar en aquel tiempo.

Los movimientos del guardián fueron tan veloces, que para antes de que Discord lograra empezar a decir algo, este ya se encontraba al frente del Draconequus en guardia a lo que fuese que pusiera en peligro la vida de su protegido.

- Tranquilo Argos, no pasó nada, es que me quedé a estudiar un poco más, eso es todo.

Argos bajó ambos brazos para ver alrededor, al no haber estado en un lugar como la biblioteca antes, Argos apreció casi cada centímetro del lugar con su avanzado sentido de la vista. De inmediato, este fue a uno de los estantes y sacando un saco grande de papas de una especie de alforja vieja que llevaba amarrada con una cuerda en uno de sus fuertes brazos – debido al tamaño del cuerpo de Argos, debía usar su brazo derecho para llevar la alforja y esa extremidad era del tamaño de un poni – inicio un vaciado de todos los libros, metiéndolos de cinco en cinco, a pesar de su gran grosor y peso.

Las órdenes de Discord habían sido claras.

**** Breve flashback****

Si ves un libro, tráemelo por favor, así puedo empezar una colección propia como Star Swirl, pero primero necesito unos estantes, sin necesidad de más palabras, Argos inició la construcción de tres estantes tan grandes como la cueva misma, sin embargo, con los míseros cinco libros que habían logrado reunir, la biblioteca de Discord era un fiasco.

- ¡Alto Argos! Gritó alarmado el joven Draconequus.

Argos se detuvo al instante, volteando su rostro en dirección a Discord.

- ¿Por qué te estás robando los libros de Star Swirl?

Argos respondió señalando a su protegido. Este recordó lo que le había dicho meses atrás, pero al recibir solamente dos libros, había olvidado por completo el pedido que le había realizado a su protector.

- Am, verás Argos, yo me refería a que si encontrabas libros en el basurero o en la carretera me los trajeras, no de una biblioteca, ¿entiendes?

El guardián azulado asintió con la cabeza, sacando los libros del saco y poniéndolos nuevamente en el estante.

Argos se detuvo para apreciar mejor la pared del sur, en lo alto se encontraba un abecedario en letra imprenta, de color negro y con varios dibujos que representaban la inicial correspondiente a cada letra; el viejo Star Swirl había puesto el letrero para instruir a los potrillos en la lectura, sin embargo, para decepción del mago, la biblioteca era el lugar menos visitado por cualquier poni, así como en el pueblo y como en toda Equestria.

- Ese es un cartel para aprender a leer.

Argos de inmediato señalo un libro.

- Exacto, sí sabes leer, podrás entender lo que hay en los libros

El guardián se señaló al letrero, para después señalarse a sí mismo y por último a Discord, el desde luego, al haber pasado tanto tiempo al lado de Argos podía entender la mayoría de las cosas que él quería decir con señas.

- ¿Quieres aprender a leer?

El joven Discord no había considerado la idea, siempre había pensado que los sentidos de Argos eran tan distintos a los suyos que no alcanzaba a ver las letras, sin embargo, sus dudas merecían ser confirmadas.

- ¿Puedes ver los signos?

Argos afirmó con la cabeza, lo que se consideraría como su sentido de la vista tenía ciertas diferencias, el guardián tenía una vista con un ángulo de casi 360 grados, lo cual le daba gran ventaja, los colores que apreciaba eran limitados, pequeñas luces que se prendían y apagaban, al mismo tiempo poseía la agudeza de ojos de águila. Los colores que podía ver sucedían cuando Discord o cualquier otro ser realizaba magia, sus ojos al mismo tiempo mostraban de un color rojo a cualquier ser vivo a una distancia limitada. Las letras u otros objetos inanimados se mostraban de color blanco y negro, con ligeras tonalidades temporales.

- No, no lo sabía, muy bien, mañana te enseñaré, no creo que sea tan difícil.

El joven Draconequus vio hacia afuera por la ventana, era de noche, pero alto, por qué Star Swirl se fue de inmediato, en la noche, era muy sospechoso todo aquello, su mente no se conformaba al pensar que todo aquello era normal, no, su curiosidad en torno a esta cuestión crecía; pero no tanto como la que le provocaba el pueblo que se encontraba fuera. Entre más rápido se iría a dormir, más rápido podría salir afuera al día siguiente.

- Es mejor que nos vayamos Argos.

Discord chasqueó los dedos y en un parpadeo, ambos se encontraban nuevamente en la cueva, los estantes vacíos recibían a ambos, totalmente cansado, Discord se tumbó sobre su rústica cama, preparándose para dormir; Argos se acercó a la entrada de la cueva, había sido un día agotador y lo mejor era que había recolectado tres nuevos artefactos, había construido una especie de mueble con varias cajas, dentro de las cuales ponía todos los artefactos reunidos; debía preveer el bienestar de su escudado y con los artefactos dentro, resguardados por él, sucedían dos cosas, la primera, evitaba que cualquiera los utilizara para dañar a Discord y en segundo lugar tenía en reserva más instrumentos con los cuales podía protegerlo. Por ello recolectarlos era de suma importancia para el protector. Su forma cambió nuevamente a la de un peluche.

- Buenas noches Argos… decía su protegido en sus sueños, su expresión de niño no había cambiado en nada, dentro de él, pensaba que no faltaba mucho hasta que formara parte de aquel lugar que le parecía mágico, aquel pueblo.

En las pocas oportunidades que había tenido de asomarse por la ventana, Discord había visto a una comunidad que trabajaba, era tranquila, feliz. Varios unicornios se encontraban caminando siempre por los alrededores, con una sonrisa, realizando sus distintos trabajos. De hecho rara vez había logrado ver a pegasos o terrestres. Pensando en esto, aún con la expresión de calma que a Celestia le costaba mucho trabajo creer, el Draconequus se durmió.

Las horas nuevamente pasaron volando, seis segundos pasaron seis horas. Con un salto, Discord despertó, Argos ya se encontraba de regreso a la cueva, con el saco de manzanas y demás frutas. El futuro señor del caos prácticamente devoró toda la ración y junto con él, Argos tomaba algo de su magia para alimentarse.

- Bien Argos, me iré primero, usa la pluma de Roc y aparecerás a mi lado.

Antes de transportarse, Discord se transformó en un unicornio de pelaje gris con la melena azul, por supuesto, se aumentó unos años para no parecer tan joven, la cutie mark de un llama verde y negra se apareció en sus flancos.

- Será fácil reconocerme, solamente debes mirar esto. Acto seguido, Discord con uno de sus cascos apuntó a su flanco derecho, señalando su cutie mark. Poco después tomó un pequeño reloj de arena que había en su estante.

- Espera hasta que la arena de este reloj de arena se vacíe para usar la pluma.

Argos asintió con la cabeza, al ver todo aquello, Discord desapareció del lugar, junto con los espectadores del recuerdo. Celestia comenzaba a animarse. Al igual que Luna, pronto vería aquel pueblo misterioso, la última vez ese había sido el blanco de su curiosidad, ahora serían capaces de ver aquello que anhelaba su mente.

El joven Draconequus por otra parte observó el cartel donde estaba el abecedario, tenía un minuto entero para pensar cómo enseñar a leer a un ser que no podía hablar, esto por supuesto representaba una dificultad mayor, pero no sería un gran reto. Argos aprendía de forma rápida cualquier cosa.

El minuto pasó y el guardián se apareció al lado de Discord, para gracia del Draconequus su protector había traído consigo el brazal de dragón y las botas de araña.

- Tranquilo, es una biblioteca, aquí no viene nadie.

Argos tomó asiento, el piso detuvo su peso con un crujido.

- Bien, estos signos son letras – Decía mientras señalaba con una vara de madera la letra B – las letras son representaciones de cada fonema, o sea de cada uno de los sonidos que somos capaces de articular para formar palabras, por ejemplo, cuando digo andar, uso los sonidos a, n, d, a y r para entonarla y crear así la palabra.

- Ahora bien, hace mucho tiempo atrás, los que inventaron la lengua escrita buscaron la forma de graficar estos sonidos para poder representarlos en un papel, las letras no son más que representaciones de cada uno de estos sonidos que tenemos en nuestra lengua. Existen más, pero usamos solamente estos 27.

Discord paró para ver a Argos, quien levanto su pulgar para indicarle que todo iba bien.

- Ahora, lo único que debes aprender es saber que sonido representa cada una de estas letras, usualmente deberías repetir conmigo, pero como no hablas, supongo que debo hacerlo yo.

A, Be, Ce, De, E, eFe, Ge, acHe, I, Jota, Ka, eLe, eMe, O, Pe, Qu, eRe, eSe, Te, U, Ve, doble V o doble u, Equis, Ye y Zeta.

- Con estos sonidos somos capaces de crear una infinidad de palabras, el truco es que sepas escuchar bien cada sonido y representarlo con cada una de las letras.

Argos asintió nuevamente.

- Bien, ahora sígueme. Discord tomó la delantera, detrás de él se encontraba Argos, dando sonoros pasos, se acercaron a una pizarra con tizas blancas.

Esto es una tiza, sirve para escribir en este pedazo de madera negra, adelante siéntate.

El guardián se sentó, haciendo crujir nuevamente el piso de madera.

- Recuerda, cada sonido es representado con cada letra. Símbolos de allá sirven para representar cada una de las palabras que hablamos, recuerda el sonido y así podrás escribir.

De inmediato, Discord levantó una tiza y escribió su nombre. Señalando cada una de las letras, el joven Draconequus separó en sonidos independientes cada una de las letras de su nombre.

- D-I-S-C-O-R-D. Es mi nombre, por qué no escribes el tuyo.

Argos asintió y tomando una tiza dirigió su gran mano al pizarrón.

- A-R-J-O-S.

Muy bien, casi lo logras, pero mira bien cada una de esas imágenes, tu nombre lleva una g de gato no una jota de jarro.

Argos no tardó mucho tiempo en comprender y reescribió su nombre.

- A-R-G-O-S.

- Bien, ya lo tienes, pero debes hacer mucha caligrafía, ahora quiero que escribas en la pizarra todas las palabras que sabes, y si no te queda espacio, puedes borrar lo escrito con esta almohadilla.

Discord se asomó por la ventana, aún no salían los ponis, pero la guardia de los Pegasos, había terminado, no había perdido tanto tiempo.

- Quédate haciendo eso mientras voy a dar una vuelta.

Argos automáticamente se levantó y fue detrás de Discord.

- Tranquilo, no hay nadie afuera, además, puedo volver en un santiamén, ¿recuerdas?

El guardián se limitó a volver al pizarrón, a practicar lo aprendido.

- No te preocupes Argos, regresaré en una hora.

En menos de un segundo, Discord despareció. Luna y Celestia se vieron contentas al ver las calles de aquel pueblo, no había ningún poni cerca, el cielo de hecho aún se encontraba obscuro, el sol aún no se asomaba, el frío de la madrugada no detuvo al joven, impulsado por su curiosidad, quien inició una caminata por el pueblo, la calle que llevaba hacia la plaza principal tenía los faroles encendidos, el aroma fresco no era para nada parecido a lo que le decía su maestro, de hecho había una gran cantidad de humo saliendo por una de las fábricas que realizaba turno nocturno.

El pueblo aún seguía dormido, salvo por aquella fábrica, de todas formas, estaba seguro que los trabajadores salían a las siete de la mañana y después ingresaban los demás. Así que cruzó enfrente de la fábrica; siguiendo de forma continua sus pasos lo guiaron hasta la plaza principal, donde pudo apreciar tres diferentes estatuas. Aquella pequeña señal alarmó a la princesa del día, era cierto que aquel pueblo no debía existir, Ponyville fue el primer y único pueblo asentado en aquel lugar, ya no pudo aguantar más.

- Discord, antes de Ponyville, jamás existió ningún pueblo en este lugar, yo envié a la familia Apple a este lugar.

- Bueno Celestia, hagamos algo, me canso de repetir que no miento y que no me crean, así que les mostraré el recuerdo como un cuento o una leyenda, ustedes decidan si creen o no en ella.

- No era para que te enfades.

- Enfadado yo… ja, quizás algo cansado mi resfriada princesa, pero no enfadado, no eres tan quisquillosa como para hacerme enfadar seguido.

- Mejor sigamos ¿sí?

- Me parece bien.

La plaza se acercaba más ante la vista tanto del joven Discord como de las princesas, era una plaza con una raza impresionante, simple en cuanto a su diseño, pero complejo en cuanto a su decoración y materiales.

Existían tres estatuas, cada una hecha con diferentes materiales, Celestia pudo reconocer a la princesa platino, era una de las estatuas, hecha don marfil y decorada con algunos adornos de oro, debajo había una inscripción: conocimiento, sabiduría y magia son lo que nos hacen diferentes.

Después, Luna contemplo al comandante Hurricane en una estatua de piedra, con una armadura de hierro con varios detalles en ella. También tenía una inscripción: orgullo, determinación y constancia nos dan la fuerza para sostener en nuestros lomos la carga más pesada.

Por último, la mirada de ambas, así como la del Draconequus se posó en la última estatua, conformada por chatarra, aun así, se podía apreciar la figura de Smart cookie, abajo, gravado en madera se podía leer: Trabajo, respeto y humildad, son todo lo que damos.

Demasiado extraño, las palabras grabadas en las estatuas no estaban registradas ni se las conocía, de hecho esos lemas mostraban el distintivo que cada raza de poni llevaba consigo antes de la fundación de Equestria, pero que significaba todo aquello.

- Si pueden ver bien, la vista de las tres estatuas se dirige a una sección del pueblo.

Efectivamente y para sorpresa de Celestia, cada sector era distinto, la dirección de la princesa Platino tenía casas lujosas, ordenadas y calles limpias. El del comandante Hurricane se dirigía a una sección de casas construidas con concreto, fuertes sólidas y con una uniformidad constante y unas calles impecables. Por último, el sector de Smart Cookie conducía hacía unas casas hechas con madera, muchas a punto de colapsar y con madera podrida, casi improvisadas y con unas calles llenas de basura, sin muchos cuidados y a simple vista se podía deducir que no existía un buen alcantarillado.

De forma involuntaria, el joven Draconequus se acercó a la sección de Smart Cookie, no podía ser cierto se repetía Celestia, simplemente no; pero después de la reacción de Discord prefirió guardarse las palabras. Luna de la misma forma veía incrédula todo aquello.

Los pasos involuntarios de Discord se detuvieron a los varios minutos de encontrarse caminando. La luz ya había salido, cuando de repente, su atención fue sorprendida con un objeto tirado en el piso; unos harapos entretejidos de forma muy rustica, casi descuidada con grasa y mugre en algunas partes formaban la figura de un oso deforme.

- ¿Oso es no? Dijo una voz tierna y dulce. Sorprendiendo a Discord que veía al peluche, inmediatamente, un pequeño potrillo, que no debía tener más de dos años levantó al peluche tan maltrecho y con el cariño que solamente un niño puede dar, lo apretujo contra su cuerpo.

- Perdone señor, es que él es muy joven. Otra voz le sorprendió, era una potra pegaso que no debía rebasar los diez años de edad, sin cutie mark y con una desnutrición evidente, incluso el pequeño. Celestia por supuesto no pudo evitar sentirse agobiada por la escena, nunca antes había visto a alguien en ese estado tan deplorable. Luna de igual forma se sorprendió, esa pequeña era tan idéntica a Scootaloo, que solamente le faltaba tener el mismo color de pelaje y crin; los ojos por otra parte eran idénticos.

- No, no es problema, dónde están sus padres.

El pequeño bajo la cabeza, las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas, se acercó lentamente a la pegaso y esta lo tomó entre sus cascos sentándose.

- Nosotros no tenemos padres, murieron, somos huérfanos.

Discord sorprendido por el parecido que tenían y al mismo tiempo la diferencia abismal que había entre ellos, se alejó lentamente, su cabeza así como la de las espectadoras no podía con todo aquello.

- ¿Oso es no? Le dijo el menor a la pegaso.

- Si, le contestaba, acariciando la melena de su hermano adoptivo, con uno de sus resquebrajados cascos.

- ¿Oso es no?

Discord se alejó, su mente no podía borrar esos dos rostros, no tenían magia como él, no tenían un guardián como él, no tenían un maestro como él, de pronto, una idea se le cruzó por la mente, fue tan repentina que no la pensó dos veces y se dirigió al mismo lugar en donde los había encontrado, tuvo que doblar en una calle acelerando no pudo evitar sonreír al recordar al pequeño, seguramente los encontraría y les pediría a ambos irse con él, Argos podría cuidarlos e irían con él a comer todas las manzanas que quisiesen, pero cuando regresó al lugar exacto ellos ya no estaban ahí.

El sonido de un pitido informaba que ya eran las siete, los ponis terrestres salían de a cientos de las diferentes fábricas, sucios, cansados y por supuesto con un aspecto desgarrador para las princesas; más extraño aún era observar que muchos no tenían aún su cite mark. Unos cuantos unicornios, con uniformes impecables, así como tenían el aspecto distintivo de realeza que tenían todos los unicornios antes de la fundación de Equestria; poco después, salieron por el aire el grupo de seguridad de los pegasos, con armaduras y por supuesto la típica apariencia de guerrero de esos tiempos, muy común entre su especie.

Era simplemente increíble, cómo era posible todo aquello, era lo opuesto a lo que describían los libros de historia de Canterlot.

Intrigado por todo aquello, Discord se mantuvo caminando por las calles, pero fue detenido por un casco ajeno.

- Señor, no es muy seguro pasearse por estas sucias calles, los terrestres son algo envidiosos.

- ¿Qué envidian?

- Obviamente, nuestra superioridad y nobleza, ellos jamás podrían llegar a nuestra altura.

- ¿Por qué?

- No tienen ni magia ni son muy inteligentes, apenas aprendieron a manejar sus estaciones de trabajo, créame, son unos salvajes.

- Está bien. Pero dígame por dónde es bueno que pasee.

- Oh le sugeriría personalmente que fuera al mercado central, está a unas pocas cuadras de aquí. Dijo el unicornio vestido con un saco y un lente en uno de sus ojos, señalando una calle al sur.

- Gracias, que tenga buen día.

- Usted también mi estimado. Acto después se sacó el sombrero y se fue.

A los ojos de Discord era algo nuevo y difícilmente podía ser criticado, había leído algunos libros referentes al trato hacia los ponis terrestres, pero jamás le había tomado importancia, Star Swirl por el contrario mantenía siempre el discurso de igualdad, incluso le había dicho que era tonto mantenerlos así.

En cambio, los ojos de Celestia se indignaban con todo aquello, Luna lo pasaba de la misma forma, ella fue quien se levantó.

- Basta Discord, una sociedad así jamás existió en Equestria, después de que la noche de…

Discord se enfureció en ese instante, no era precisamente agradable escuchar a dos sabelotodo rebatir sus recuerdos.

- Qué saben de aquella noche, nada, si prestan atención no hubo cronistas ni historiadores que escribiesen todo aquello, si en esos tiempos entraban a la biblioteca verían que los libros de historia hablaban de un acuerdo mutuo de no agresión y por supuesto, los más beneficiados serían los unicornios, después los pegasos y al último los ponis terrestres.

- Eso es mentira.

Discord pensó bien lo que iba a hacer, finalmente se le ocurrió una forma para demostrar su punto. Hizo aparecer una hoja de papel y un lápiz, de inmediato escribió algo en ella en el anverso y el reverso. Después se lo pasó a Luna.

- Equestria se fundó una noche de invierno, entre siete ponis y un dragón…

Extrañada, Luna miró a Discord y este le hizo el ademán de leer el reverso.

- Equestria fue fundada en el ocaso, en una noche de arduo debate y pactos entre los representantes de las tres naciones ponis; finalizó cuando amaneció.

- A qué quieres llegar con esto.

- La historia escrita es solamente un escrito, puede decir lo que sea, no solamente lo que pasó, puede ser manipulada a voluntad.

- Entonces quién la manipuló.

Un pequeño agujero se abrió en el papel, cuando Luna lo observó, recibió un chorro de agua.

- jajá, todo a su tiempo.

No habían prestado atención al joven Discord de la imagen, quien se había movilizado al mercado central, en cuestión de minutos llegó y junto con las princesas pudieron ver el nombre de aquel pueblo en un cartel a unos cinco metros sobre el suelo.

"Bienvenidos a Iron Mane" Colonia ejemplar de Equestria

No lo habían podido poner más claro, aquel pueblo no era el único con una organización tan inequina. De hecho Celestia dedujo que los demás pueblos o colonias no eran muy diferentes a este.

Al ser un lugar tan apropiado para la agricultura y por supuesto para proveer de alimentos a Canterlot, donde se encontraba el rey, extrañamente, cuando Luna y Celestia alzaron la cabeza vieron a Cloudsdale como una fortaleza, sin arcoíris, sin pegasos volando y revoloteando, se podían escuchar sus gritos, seguramente estaban en sus prácticas de vuelo o instrucciones tácticas.

Los ojos de Discord se cautivaban con los objetos que había a la venta, los mercaderes eran de todas las razas, no obstante se dividían de la misma forma que la ciudad, por lo cual Discord prefirió cambiar de forma a la de un poni terrestre, no fue muy difícil y también cambio de vestimenta para camuflarse con los aldeanos.

Algo dentro de él le decía que el mercado en el que se encontraba le mostraría más de lo que él quería saber, ambas hermanas sintieron lo mismo.


Bueno, espero dejarlos con la intriga…

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