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Parallel Stories

by SrAtomo

Chapter 8: 1x07 - Arma perfecta - Parte 1

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Todos los personajes originales y el mundo pertenecen a Hasbro y a Laurent Faust. Todos los derechos les pertenecen.

Este es un fanfic de fan para fans.

Agradecimientos a todos los que me han animado, apoyado y ayudado con este fanfic y con mi vida diaria...

+A los que me han revisado el fanfic y añadido este estilo tan especial:

-Daniel Campos Fernández - Arreglos y estilos (dejó de participar en el capítulo 1x03).

-LloydZelos, Volgrand y Unade - Revisión.


Tags: [Adventure/Aventura] - [Dark/Oscuro] y un poco de [Sad/Triste]


MY LITTLE PONY

PARALLEL STORIES

Chapter 1x07

Arma perfecta

Parte 1

Shadow volvió a comprobar la cuerda. Ésta parecía estar perfectamente, como todas las veces que la había comprobado: más de diez veces en apenas cinco minutos. Pero tenía que asegurarse de que no había ningún fallo. Los giros y nudos que tenía la soga, que rodeaba la fragua, eran correctos.

—Parece ser que todo está bien —dijo al fin—. Vamos a retirar la fragua.

Los dos ponis marrones que la ayudaban en la tarea vestían gorras y se veían recios, fuertes y, a juzgar por sus Cutie Marks (un pico y una cuerda enrollada en uno y una pala y una cuerda enrollada en el otro), parecían competentes. Probablemente fuesen empleados acostumbrados al esfuerzo, y eso era justo lo que Shadow necesitaba en esos momentos.

Entre los tres empezaron a tirar de la maroma que, con una dolorosa ondulación, se tensó rápidamente. Poco a poco empezó a moverse la forja, aunque no exactamente de la forma que debería: se estaba yendo hacia un lado, en vez de salir totalmente recto.

—Parad, parad —Shadow dejó caer la cuerda—. Algo va mal. Dejad que lo revise todo de nuevo —los empleados resoplaron y, soltando la soga, cogieron unos trapos y comenzaron a secarse los cascos y la frente.

—Hola, Shadow —Knowledge apareció delante de la puerta de la herrería, de tal manera que solo se visionaba una sombra—. ¿Qué haces?

—¡Ah! Hola, Knowledge —la herrero volvió a mirar la cuerda—. Estoy retirando la fragua, ya que mañana me traen la nueva. Y también recibiré varias cosas más.

—Es verdad… —la historiadora se acercó con cara pensativa—. Pero pensaba que iban a tardar más tiempo. Entonces nada… te iba a traer otro encargo, pero volveré cuando esté todo operativo de nuevo.

—¿Por qué no nos echas un casco? —Shadow miró a Knowledge.

—No soy muy fuerte, no sé cómo podría ayudar… Además, veo que tienes buenos músculos ahí —exclamó la blanca poni de tierra, señalando a los dos operarios.

—Necesito que observes dónde está el fallo —respondió la herrero—. Vamos a empezar a tirar de la cuerda y quiero que te fijes bien, pues la forja debería salir recta, pero sin embargo, se tuerce y comienza a girar. ¿Lo harás, por favor?

—De acuerdo, me fijaré en cada detalle —Knowledge dejó un pergamino que portaba en su casco, en el zurrón, y se acercó a la fragua.

—Quédate en el extremo. Ahí. Perfecto —Shadow señalaba la parte más alejada de la fragua. En ese lugar, su amiga podría observar bien y no correría ningún peligro.

La herrero asió la maroma. Los trabajadores tiraron a un lado los trapos y también cogieron la soga. Shadow les miró e hizo una señal de afirmación con la cabeza. Los músculos de los tres se tensaron a la vez que la cuerda, y la fragua empezó a moverse poco a poco.

Entonces Knowledge comenzó a fijarse detenidamente: la cuerda, por el extremo en que ella estaba, comenzaba a deslizarse lentamente hacia la izquierda, seguramente debido a que estaba retorcida por debajo e intentaba volver a su posición más natural. En ese momento, la historiadora levantó el casco, señalando a su amiga y a los operarios que parasen. Cuando así lo hicieron, el cabo comenzó a retorcerse de nuevo, volviendo a su posición en el centro de la cara desde donde miraba Knowledge.

Shadow se acercó a ella y miró la soga. Estaba exactamente igual que la última vez que había mirado.

—Cuando tiráis, la cuerda se retuerce hacia este lado, llegando hasta aquí —la blanca poni de tierra señaló hacia donde había llegado la maroma cuando estaba en tensión—. Y, cuando dejáis de arrastrar, vuelve a esta posición —explicó, señalando la posición en que estaba la cuerda en reposo.

—Difícil asunto —dijo Shadow—. Fue muy difícil levantar la fragua lo suficiente para meter la cuerda por debajo. Y será prácticamente imposible volverla a levantar el tiempo necesario para desenredar la cuerda. ¡Chicos, vamos a tener que sacarla tal como está, aunque eso requiera un esfuerzo extra!

Los trabajadores miraron a la herrero y sonrieron. "No se preocupe, sacaremos entre todos la forja de ahí", dijo el que parecía el jefe.

—Knowledge, cuida de que no se retuerza demasiado la cuerda —ordenó Shadow, mientras se secaba los cascos con un trapo—. Si eso ocurre, haznos una señal y pararemos para volver a mover la soga a su posición.

La aludida sonrió y afirmó. Acto seguido, la herrero y los operarios cogieron la cuerda y comenzaron a tirar. La fragua se arrastraba pesadamente. Poco a poco lograban retirarlo de su posición. Entonces comenzó a retorcerse la cuerda. Knowledge miraba la posición en que debía posicionarse la maroma antes de dar la señal.

En ese momento la fragua se hundió sobre la esquina derecha. Había caído en un hueco. Sería muy difícil sacarlo de ahí, sin ninguna duda. Dejaron de tirar y Shadow se acercó a la fragua. Miró hacia la esquina atrapada y entrecerró los ojos.

—Esto es muy extraño —exclamó—. Debajo de la fragua hay un agujero. Eso significa que no podremos seguir, pues la cuerda estará trizada en el otro extremo del agujero, y tirar en esta posición significará romperla… No quería hacer esto, pero… ¡Chicos, tendremos que romper la fragua!

—Es una pena —dijo uno de los trabajadores, en concreto el que parecía el subordinado—. Es una fragua antigua, tendrá… ¿cuánto? ¿Cien años? ¿Doscientos?

—Trescientos años, como poco —la herrero estaba triste. Había mantenido la esperanza de dejar entera esa antigüedad en la herrería—. Y me fastidia romperlo. Ha estado colocada aquí desde que la herrería se abrió.

Los dos operarios se acercaron a la forja y comenzaron a examinarla.

—Espere —dijo el que parecía el jefe—. Si ponemos unos tablones de madera aquí —señaló la esquina hundida—, lo suficientemente largos como para llegar hasta ahí —indicó un punto en la herrería algo alejado de la fragua—, al poner el peso en el extremo del tablón quizás logremos elevar lo suficiente la forja para poder salvar el agujero.

—Ya sé por qué siempre os llamo para hacer estas cosas —Shadow sonrió—: porque sois los mejores. Y puede funcionar… Sí, de hecho es probable que lo haga.

Entonces, a una señal del trabajador jefe, el otro salió rápidamente, para volver poco después con unos listones de madera, que dispusieron, entre los tres fornidos ponis, uno encima del otro y los encajaron en el hueco, pasando por debajo de la esquina una longitud suficiente de cada tablón para evitar que éstos se rompiesen. Entonces comenzaron, poco a poco, a poner peso en el otro extremo de los tablones, hasta que empezó a levantarse la fragua.

—Necesitamos poner, de golpe, un peso extra, para mover la fragua hacia el sitio correcto —comentó Shadow—. Si no, ésta volverá a caerse al hueco… —empezó a mirar hacia todos lados, buscando un objeto idóneo, hasta que se encontró con los operarios, que se habían puesto cada uno a un lado de Knowledge y la señalaban disimuladamente. La herrero sonrió. Era una idea perfecta.


—¿Estás insinuando que yo estoy obesa? —Knowledge miró con ojos entrecerrados a la herrero—. Que sepas que estoy cuidando mi línea… y que tengo el peso ideal.

—No, no lo has entendido —respondió Shadow—. Para sacarlo, necesitamos poner una cantidad elevada de peso en el extremo del tablón. Y una de dos, o soltamos de repente un mazo de armas y procuramos que no se desparramen, o saltas desde una silla justo encima del tablón. El peso "extra" que necesitamos lo conseguirás mediante el impulso, no por otra cosa. Cuanto más impulso haya, más efectivo será el resultado. Pero que conste que tú estás estupenda… —y miró a los operarios, que asintieron ante esta afirmación.

La historiadora consintió, todavía insegura, y todos se pusieron en posición. Knowledge se subió a una mesa que habían movido hasta quedar al lado del tablón, y el resto se pusieron junto a la fragua para tirar hacia la dirección donde estaba posicionado el tablón; los operarios de espaldas tirando y Shadow de frente empujando y vigilando para que no cayese la otra esquina.

—Una —la herrero se encargó de decir la cuenta—, dos…

—¡Espera, espera! —Knowledge se apresuró a decir—. ¿A la cuenta de tres o tres y ya?

—¿Cómo dices?

—Que si se hace cuando digas "tres" o después del "tres" lo hacemos al tiempo de un hipotético "cuatro"…

—Vale —Shadow estaba un poco confusa—. Cuando diga "tres".

—De acuerdo —la historiadora sonrió y se preparó para el salto.

—Un momento, un momento… —el operario jefe paró la operación.

—¿Qué pasa ahora? —la herrero empezaba a impacientarse.

El trabajador se retiró de su sitio y se puso en el extremo donde se había colocado Knowledge para vigilar la cuerda. Metió el casco por debajo y desanudó la soga con el otro casco. Entonces tiró con todas sus fuerzas y estiró la maroma, volviéndola a anudar.

—¡Listo! —dijo al finalizar—. Ahora la cuerda no se retorcerá y podremos tirar recto cuando saquemos la forja de aquí.

Shadow sonrió. Efectivamente esos dos eran los mejores en su trabajo. Todos volvieron a su posición y se hizo la cuenta. Cuando llegó el "tres" Knowledge saltó de la mesa e impactó en el tablón, logrando que el otro extremo se levantase y moviese la fragua por encima del piso, al mismo tiempo que Shadow y los operarios lograban mover la forja para sortear el orificio. Todo salió bien.

Entonces los tres últimos cambiaron de posición y sacaron poco a poco la fragua de su sitio, poniéndola al fondo de la herrería. Habían conseguido mover semejante mole y sin romperla… era una gran noticia.

—Ahora vamos a ver ese agujero —comentó Shadow, mientras se secaba el sudor—. Es muy extraño que debajo de una fragua haya un agujero de ese tamaño.

—Y, sin duda, ese hueco ha sido el culpable de que la cuerda no quedase bien tirante— respondió el operario jefe.

Miraron todos por la abertura, cada uno desde una esquina. El agujero era muy profundo, perdiéndose de vista el fondo del mismo. Y la luz que llegaba de fuera apenas entraba unos pocos metros, dejando el resto a oscuras. Shadow cogió una antorcha, la encendió y la dejó caer en el hueco. Se veía, en una de las paredes, una especie de escalera, aunque estaba destrozada por el tiempo, siendo imposible usarla. Pero, a la vez, la existencia de dicha escala daba a entender que se había usado para bajar y subir con más o menos seguridad.

Extendieron una cuerda hasta el fondo, atando el otro extremo a la fragua, que era, de lejos, el objeto más pesado de la herrería. Shadow cogió un cuchillo, un pico, una pala y una linterna, bajando a continuación. Knowledge le siguió, después de coger lo mismo. Y el operario aprendiz agarró la cuerda, dispuesto también a descender, pero el trabajador jefe le paró.

—A nosotros nos han contratado para mover mobiliario, no para investigar… —dijo, y, dirigiéndose a las dos que estaban aún bajando, añadió en alto—. Si tenéis un problema, estaremos aquí arriba como refuerzos.

Tanto Shadow como Knowledge asintieron.

Cuando éstas terminaron de bajar, encendieron las linternas y miraron a su alrededor. Localizaron una especie de pasadizo artificial y lo siguieron, hasta llegar a una sala rectangular. Allí encontraron un pedestal en mitad de la habitación. Sobre la peana había, completamente estática en el aire, una lanza de metal.

Era el arma más hermosa que jamás habían visto. Su punta era totalmente negra, aunque, quizás por el efecto de los haces de luz de las linternas que incidían directamente sobre ésta, una luminiscencia verdosa parecía surgir a veces en su superficie, recorriendo el filo, como si fuese una serpiente reptando… aunque únicamente Knowledge observó ese hecho. El asta de la lanza era metálica, plateada, y muy brillante. Y, atada a la junta entre el asta y la punta, un cordel, con dos plumas de fénix y, entre medias, una pequeña escama de dragón, se estremecía. Y toda la lanza descansaba sobre su base, que a su vez levitaba silenciosamente por encima del pedestal, haciendo un imposible equilibrio.

Definitivamente era un arma maravillosa… y Knowledge debía tenerlo. Se acercó directamente hacia ella, pero Shadow la frenó.

—Primero debemos mirar todo… y asegurarnos de que no es una trampa —exclamó la herrero.

Knowledge tragó saliva, preocupada. Le carcomía por dentro el hecho de no poder coger inmediatamente esa lanza, pero sonrió para sus adentros, sabiendo que pronto sería suya. Comenzaron a mirar la sala más detenidamente. En una pared de la izquierda había una repisa, y sobre ella, una serie de frascos. Unos eran labrados, otros tenían joyas, y otros estaban hechos de materiales imposibles. Sobre la pared, un poco más arriba, había un cartel, escrito en un idioma ininteligible.

En el muro de enfrente, un cartel más grande dominaba toda la escena, con lo que parecía un mensaje, escrito en varios idiomas. Aunque ninguno de ellos era comprensible para las dos ponis. Shadow se acercó más al cartel, escudriñándolo. Pero, al no reconocer ningún lenguaje, decidió llevarse el cartel para que alguien capacitado en dialectos pudiese verlo y aclarar algo.

—¡Mira, es absolutamente fantástico! —declaró Knowledge, que tenía el arma entre sus cascos, y estaba sopesándolo—. ¡Está totalmente equilibrado!

Entonces puso el arma en equilibrio sobre su casco. Primero aproximadamente por la mitad del asta, luego sobre la base y, por último, sobre la parte plana de la punta de lanza. En todo momento se mantenía estable, sin inclinarse hacia ningún lado.

—Nunca he visto un arma igual… Tengo que investigarla más y mejor —dijo la historiadora.

—No sé si sería una buena idea llevártelo de aquí —respondió Shadow—. Puede que estos carteles sean de aviso, o algo así… aunque no entiendo nada de lo que dice.

—Pues llévate los carteles también, si quieres… —dijo Knowledge—. De hecho, deberías llevarte todo. Total, mañana te llega el pedido y taparás esto, ¿no?… Así que es mejor que lo recojas antes… —y, mirando a la lanza, la susurró—. Menos mal que te he encontrado —comenzó a acariciar el asta cariñosamente—. Ahora seré yo quien te cuide...

Cuando Shadow empezó a guardar todo, sabiendo que su amiga tenía razón, ésta ya estaba llamando a los operarios para que le izasen con la cuerda. La herrero terminó de recoger todo, amontonándolo como pudo y llevándolo a la salida. Pidió entonces que bajasen un cubo, y así lo hicieron los operarios. Pero, cuando subió Shadow, Knowledge se había ido.


—Es realmente espectacular esa lanza —Flashing estaba maravillada, al igual que Shiny.

—¿Verdad que es preciosa? —Knowledge estaba muy orgullosa—. Y ahora, apartaos. Voy a haceros una demostración.

En la plaza del pueblo se hizo un corro. Knowledge se posicionó en el medio y se concentró, cerrando los ojos con fuerza, mientras sostenía la lanza en vertical con una pata. Los que miraban estaban expectantes. Apenas un segundo después, la blanca poni de tierra abrió los ojos y puso la lanza en posición de ataque.

Entonces empezó a moverse rítmicamente, saltando y lanzando estocadas a un lado y a otro. Sus movimientos se asemejaban al de un baile hipnótico, donde ella era la dama y la lanza el semental. De vez en cuando Knowledge giraba el arma, haciendo tintinear la escama de dragón contra el asta de la lanza, para regocijo de los presentes. Era una danza muy bella, totalmente sincronizada, y, sobre todo, perfecta.

Terminó la demostración realizando un giro por encima de su cabeza, y, con las dos patas delanteras, impulsó el asta, haciendo un círculo, hasta quedar la punta a escasos milímetros del cuello de un pegaso, que se dejó caer hacia atrás por el susto.

Knowledge estaba jadeando por el esfuerzo, pero a la vez se sentía feliz. Esa lanza era una prolongación de sus cascos. Todo lo que deseaba de un arma estaba contenida en apenas algo menos de 69 pulgadas (1,75 metros). Los ponis empezaron a abandonar la plaza admirados, algo que la historiadora aprovechó para sentarse y descansar.

—¿Y dices que lo encontrasteis bajo la herrería de Shadow? —Shiny miraba extrañada la lanza.

—Sí, junto a unas cosas inútiles —respondió Knowledge—, que creo que los ha sacado Shadow. Ah, mira —señaló un punto por detrás de Shiny y de Flashing—, por ahí va.

—Creo que se dirige a casa de Gentle —Flashing miró la posición del sol en el cielo—, y creo que ésta acaba de empezar a meditar.

—Esto no me lo pierdo —Shiny empezó a moverse hacia la casa de la unicornio de dos colores—. Un enfrentamiento entre pesos pesados. Aunque será mejor que vayamos para calmar los ánimos.

—Id vosotras —Knowledge se veía agotada—. Yo tengo mejores cosas que hacer…


Shadow miró hacia la puerta de la herrería. Efectivamente Knowledge se había marchado, y ella estaba demasiado cansada como para perseguirla. Entonces miró a los operarios, que habían movido el resto de mobiliario que iba a ser reemplazado.

—Perfecto —dijo, mientras leía la nota con el presupuesto—. Cuando reciba el nuevo mobiliario, os volveré a llamar.

Los operarios se fueron, agitando una tintineante bolsita, y Shadow aprovechó para sacar los pergaminos del cubo, que aún estaba atado a la cuerda. Estiró los pergaminos y buscó en el más pequeño un idioma que pudiese entender. Todos eran desconocidos para ella.

¿Quién podría saber algún dialecto de los que estaban ahí escrito? Knowledge era la historiadora del pueblo y, por lo tanto, la más idónea para descifrarlo, pero estando abajo pareció no reconocer ningún idioma… aunque también podría ser que estuviese obnubilada por la lanza y hubiese ignorado el resto de objetos. Además, ahora mismo Knowledge era más bien parte del problema, en vez de la solución. Tendría que vigilarla.

Aunque conocía a otra poni en el pueblo que quizás supiese de idiomas tanto o más que Knowledge: Gentle Colors. Sí, Gentle había estudiado en la Escuela de Magia de Canterlot, y había accedido innumerables veces a la Biblioteca de Canterlot, la mayor de toda Equestria. Solo ella sabía qué libros había ojeado. Y, con un poco de suerte, era posible que tuviese conocimientos de alguno de los diferentes lenguajes del pergamino.

Rápidamente, Shadow recogió el resto de utensilios que había en el cubo y los puso cuidadosamente en una repisa. Algo le decía que debía mantenerlos a salvo. Cuando lo hizo, se ajustó el zurrón, enrolló los pergaminos, y, cargándolos, se dirigió a casa de la unicornio de dos colores.


Gentle abrió la puerta lentamente. Estaba despeinada y con grandes ojeras. Con un bostezo recibió a la herrero. Después indicó a ésta que entrase. Cerrando la puerta con celeridad, se dirigieron a la cocina donde, sobre la mesa, había un desayuno a medio hacer.

—Perdona el desorden —dijo con cansancio la unicornio—, pero no he podido descansar en toda la noche… Hacía siglos que no dormía tan mal.

—¿Y eso? Nunca he visto que tuvieses problemas de insomnio.

—No sé —musitó Gentle—. Desde ayer por la tarde, noto un molesto zumbido por toda la cabeza. Es como si algún caballo me estuviese relinchando dentro del oído, usando sin parar el mismo tono de voz y, aunque lo oigo manera entrecortada, sigue y sigue sin parar. Pero lo peor de todo es que ahora lo escucho más claramente.

—Vete al médico cuando puedas… —recomendó Shadow—. Pero antes, me gustaría pedirte un pequeño favor —la herrero sacó el pergamino más pequeño del zurrón y se lo tendió a su amiga—. Quisiera que le echases un vistazo.

—De acuerdo —Gentle bostezó de nuevo—, veámoslo.

Ésta miró el pergamino mientras desayunaba, mientras Shadow se sentó en una silla libre y esperó pacientemente. De vez en cuando, Gentle cambiaba el gesto a preocupación, aunque luego volvía a relajarse, mostrando su desmejoría ante la falta de sueño. Terminó de desayunar y miró a Shadow intentando poner un semblante serio, aunque, por el aspecto que tenía esa mañana, era más bien una pose hilarante.

—Parece ser un mismo mensaje escrito en varios idiomas —dijo—. De hecho, reconozco este idioma —señaló uno—, este también —marcó otro— y este de aquí —e indicó un tercer idioma.

—Comprendo… —respondió Shadow.

—Pero no solo es eso. Parece ser que es el mismo mensaje, escrito en varios idiomas antiguos…

En ese momento llamaron a la puerta. Cuando Gentle abrió, tanto Shiny como Flashing se asustaron. No se esperaban ese aspecto en la unicornio de dos colores. En ese momento, Gentle se estremeció de dolor y se tapó el oído con el casco libre. Entonces comenzó a recular, alejándose lo más posible de la puerta, aunque tropezó con su crin despeinada y cayó hacia atrás.

—¡Arg! Ahora el dolor es más intenso. ¡Entrad rápido y cerrad la puerta! —suplicó, manteniendo las patas sobre sus orejas.

Apresuradamente entraron Shiny y Flashing… y cerraron la puerta con celeridad. Entonces Gentle pareció calmarse y dejó de taparse las orejas. El sonido que le atormentaba ahora estaba mitigado. La unicornio de dos colores se intentó atusar el pelo y, levantándose, hizo un gesto a las otras dos para que le siguieran a la cocina, donde aún estaba esperando Shadow.

—Bien —dijo después de sentarse lentamente en la silla, con un quejido, característica del poco descanso que había obtenido esa noche—, parece que ahora ha bajado un poco el volumen del relincho. Decidme —continuó, mirando a las otras tres—, ¿ha ocurrido algo relevante en el pueblo desde ayer por la tarde? Aproximadamente como a las siete empecé a oír ese maldito relincho y cada vez que abro la puerta o una ventana, se hace más fuerte.

+Así que la única conclusión a la que puedo llegar, razonando, es que es algo que viene de fuera, no de mi cabeza… y es… horrible. Todo el rato el mismo chillido, sin descanso… No creo que pueda aguantar mucho más antes de volverme loca.

—Voy un momento al servicio —Flashing se levantó y salió de la cocina.

—Hmm… —Shiny se quedó pensativa—. Lo único medianamente relevante que se me ocurre es que ayer, por la tarde, Magic Sales se quedó sin manzanas, y ha enviado un pedido urgente a Sweet Apple Acres que, según me han dicho, es una granja de Ponyville que sirve las mejores manzanas a este lado de Equestria… Quizás el sonido que oyes sean los lloros de algún poni que se siente muy desgraciado por no poder comer manzanas por un día.

—Imposible —dijo Gentle—. El sonido es insistente, constante. Y un poni tendría que parar para respirar. Además, según parece, solo yo oigo ese sonido. He mirado varias veces por la ventana y no he visto ningún otro poni afectado, ni en la calle ni en las casas… ¡FLASHING! ¡CIERRA LA VENTANA!

Se oyó el ruido de la hoja de una ventana cerrándose, y poco después apareció la potrilla en el umbral de la puerta.

—No nos engaña —dijo, con una gran sonrisa—. Aproveché para abrir disimuladamente una ventana y se ha dado cuenta.

—¿Y por qué os iba a engañar? —Gentle miraba inquisitivamente a Flashing.

—Es que es una historia tan extraña…

—Ayer por la tarde… —Shadow cortó la conversación, sabiendo que, de no hacerlo, habría una pelea— llamé a unos operarios para preparar un trabajo que hemos hecho esta mañana. Les dije lo que quería hacer y entre todos trazamos un plan para llevarlo a cabo lo más rápido y mejor posible.

—Y los operarios vieron que era mucho trabajo y empezaron a relinchar de desesperación, ¿no? —Flashing imitó una conversación entre Shadow y un operario, mediante gestos, sin hablar. Aunque cada vez que imitaba a Shadow el pelo se le ponía con la misma forma que la de la herrero y, cuando plagiaba al operario, la potrilla se ponía un bigote. Al final, la prestidigitadora, representando al trabajador, se ponía a llorar. Shadow miró a Flashing con los ojos entrecerrados, bastante molesta.

—Les he dicho antes a Shadow y a Shiny que un poni no puede ser —Gentle apoyó las patas anteriores sobre la mesa y puso la cabeza sobre dichas patas—. Al menos, no uno que esté vivo.

—Dejadme terminar —la herrero miró alternativamente a Gentle y a Flashing—. El caso es que les dije que íbamos a retirar, entre otras cosas, la fragua… y esta mañana hemos encontrado algo bajo la forja, en un agujero que llevaba a una gruta artificial.

Gentle alzó las orejas. ¿Una gruta artificial? ¿Y si quizás…?

—En dicha gruta —continuó diciendo Shadow—, encontramos una lanza muy… extraña. Y también esto que te he traído.

—Ah, ¿la lanza que tiene Knowledge? —Flashing preguntó ilusionada—. Es una maravilla. Nos ha hecho una demostración antes a Shiny y a mí en la plaza… —la joyero afirmó—. Parecía más un baile que una demostración. Esa lanza es un… arma increíble.

—No puede ser… —Gentle se incorporó y, cerrando los ojos, se relajó, como si supiera lo que ocurría pero a la vez comprendiera pero no podía hacer nada para poder arreglarlo—. ¡Claro…! Y los pergaminos son la prueba… —se levantó y, cogiendo los pergaminos, empezó a desenrollarlos sobre la mesa.

—¿Qué es lo que pasa, Gentle? —Shadow se acercó a los pergaminos, aunque no comprendía nada.

—¡Es el arma! —la unicornio de dos colores miraba rápidamente aquí y allá en los pergaminos —. ¡Sin duda es el arma! Es un arma Bullspaniana. Y contiene un… ¡un Elemental de Tierra! ¿Cómo no me he dado cuenta antes…?

—¿Un "Elemental de Tierra"? ¿Eso qué es? —Flashing había girado su cabeza hasta ponerla en horizontal, intentando asimilar lo que acababa de oír.

—Veamos, por partes —Gentle señaló el pergamino más pequeño—. Aquí pone lo mismo en varios idiomas, y creo que el primer idioma que hay es el ullspaniano. Además, lo que hay escrito es algo como

"El arma perfecta para el ser perfecto.

Dos entes en uno solo,

En perfecta armonía entre ellos.

El transformador está atrapado

Y el nexo de unión está construido,

Pero queda lo más difícil:

Encontrar al huésped perfecto,

Pues todo ser vivo es imperfecto

Y la perfección en sí misma

Es el máximo grado de imperfección".

—¿Y lo del "Elemental de Tierra"? —volvió a preguntar Flashing.

—Según lo que he leído, sería el "Tranformador", aunque no viene muy bien explicado —respondió Gentle—. El "contenedor" sería la lanza, y el huésped… bueno, pues un huésped. No sé qué pretendían esos Bullspanianos, pero aunque tenían razón en que no hay ningún ser vivo perfecto, también es cierto que cuanto más complejo es un organismo, más se acerca a esa perfección —y, levantándose, se disculpó—. Esperad un momento, voy a coger un libro. Vuelvo en seguida.

La unicornio de dos colores se dirigió a una habitación al fondo de la casa y abrió la puerta, dejando entrever a través de la misma una serie de estanterías llenas de libros, y entró, volviendo a cerrar la puerta. Apenas pasaron unos pocos segundos cuando la puerta se volvió a abrir. Gentle portaba un gran libro de tapas oscuras, encuadernado en piel bovina.

—¿Es eso lo que creo que es? —Shadow apuntó al libro.

—Sí, es "El Libro de las Leyendas"… y sí, la encuadernación es auténtica piel.

—¿Cómo puedes tener un libro… "así"? —Flashing se lamentó—. Ha muerto un animal para hacer más… presentable ese libro.

—Sí… ¿y? —Gentle dejó el volumen sobre la mesa—. Este ejemplar tiene más de novecientos años. Y te aseguro que esos tiempos eran mucho más… oscuros. Además, yo no maté a la vaca cuya piel recubre las tapas del libro. Y que sepas que, si hubiese estado encuadernado de otra forma, ahora no podría leéroslo. El cuero resiste bastante bien el paso de los siglos, si se le trata adecuadamente… y no me preguntes qué se utiliza para mantener perfectamente el cuero —Flashing iba a formular esa cuestión, así que la unicornio de dos colores prefirió adelantarse usando una ausencia de respuesta—. Digamos que… prefiero seguir manteniendo nuestra amistad.

Shadow miraba inquisitivamente a Gentle, pero prefirió callar, pues sabía que la respuesta a la pregunta que aún se hacía Flashing no le iba a gustar absolutamente nada a la potrilla, ni al resto.

—Bien, continuemos —Gentle había abierto el libro y buscado una página en concreto—. Aquí está:

+"Dioses de los elementos", también llamados "Señores Elementales". En la antigüedad se relacionaban los elementos más básicos (Agua, Aire, Fuego, Tierra, Luz y Oscuridad) con seres prácticamente eternos. Esos seres tenían poderes extremadamente poderosos, aunque estaban enemistados entre sí. Para dirimir sus diferencias, los Señores Elementales crearon unos ejércitos acordes con los elementos que representaban, para que peleasen entre ellos. Esos seres fueron llamados "Elementales", "Espíritus de los elementos" o "Seres elementales".

+Los ejércitos que crearon fueron:

+Grifos, creados por el Señor del Aire.

+Leviatanes, creados por el Señor del Agua.

+Salamandras, creados por el Señor del Fuego.

+Caballos, creados por el Señor de la Tierra.

+Rayos de Sol, creados por el Señor de la Luz.

+Rayos de Luna, creados por el Señor de la Oscuridad.

+Los distintos Señores se enfrentaron en tres gigantescas batallas, que ocurrieron en distintos lugares, aunque a la vez. Se enfrentaron el ejército del Señor del Aire contra el ejército del Señor de la Tierra; el ejército del Señor del Agua contra el ejército del Señor de Fuego y el ejército del Señor de la Luz se enfrentó al ejército del Señor de la Oscuridad… y se destruyeron mutuamente. Primero los ejércitos y luego los propios Señores elementales.

Gentle cerró el libro y miró a las demás.

+Bien. Esto es una Leyenda sobre la Creación del Mundo. De hecho es una entre cientos de leyendas que intentan explicar lo mismo. Aunque prácticamente nada de lo que explica aquí es cierto, hay una cosa que sí que lo es: la existencia de los "Elementales".

—Y uno de esos "Elementales" es lo que hay en el arma, ¿no? —Shadow se preocupó.

—Sí —respondió Gentle—, eso es. Y a juzgar por el sonido que constantemente oigo, tiene que ser uno de tierra. Sin duda, Knowledge está en peligro. Estoy segura de que ese Elemental intentará "fundirse" con ella y, sea lo que sea el resultado, distará bastante de ser nuestra amiga, pues un poni no es un ser perfecto.

—¿Pero los "Elementales del Aire" no eran también caballos? —preguntó Flashing.

—No, estoy segura de que eran, y son, grifos —respondió la unicornio de dos colores.

—¿No fueron los "Elementales del Aire" los que obligaron a las tres tribus poni a realizar el Gran Éxodo y crear Equestria? —volvió a preguntar Flashing.

—Ah, esos… —Gentle quedó pensativa durante un instante—. Esos eran los Windigo. Técnicamente son seres distintos. Los Windigo se dedicaban a provocar el odio y la discrepancia para alimentarse… algo parecido a lo que hacía Discord, pero éste fomentaba la desunión para diversión propia y para mantener a raya a sus súbditos… De todas formas, los Elementales del Aire eran, o más bien son, muchísimo más poderosos que los Windigo, que probablemente también hayan existido.

—¿Más poderosos que los Windigo? Los Windigo eran extremadamente poderosos… —Flashing preguntó por tercera vez.

—Probablemente cada lago, cada montaña, cada océano o cada formación de nubes que hay en el mundo hayan sido creados por enfrentamientos entre elementales. Comparar los Windigo con los Elementales del Aire sería como comparar un conejo con una gran ballena, diciendo que los dos son mamíferos.

Flashing se echó a temblar. Si lo que decía Gentle era cierto, derrotar a ese Elemental de Tierra sería una labor prácticamente imposible.

—Esto es bastante curioso —dijo Shiny, que se quedó pensativa durante unos instantes—. Si os fijáis, los ponis quizás seamos los seres "perfectos" que buscaban los Bullspanianos.

—¿A qué te refieres? —Gentle se extrañó.

—A que hay ponis de tierra —respondió la joyero, señalando a Shadow—, ponis de aire —se apuntó a sí misma—, ponis capaces de controlar el fuego y el agua —miró el cuerno de Flashing— y, como "Señor de la Luz" y "Señor de la Oscuridad" tenemos a la Princesa Celestia y a la antigua Nightmare Moon.

—No había pensado en ello —respondió Gentle—. Quizás tengas razón… Y, si es así, el peligro que corre Knowledge es aún mayor de lo que pensaba. Es hora de separarla del arma, pues es posible que el resultado sea permanente.

Se levantaron y fueron a la entrada de la casa. Al abrir la puerta, Gentle, instantáneamente, reculó hacia atrás, tapándose las orejas con los cascos. Su cara adquirió un gesto de dolor excesivo y sus ojos empezaron a lagrimear.

—No puedo… —su voz apenas se oía—, no puedo salir… Ese sonido… —la unicornio de dos colores instó a las demás para que saliesen y cerró la puerta—. Lo siento, ese ruido es demasiado fuerte, y eso que aún estoy lejos de ese arma. Estoy segura de que no soportaré acercarme ni un paso más a ese Espíritu de Tierra. Lo tendréis que hacer sin mí.

Shadow, Flashing y Shiny se miraron, preocupadas. Sin Gentle, las posibilidades de éxito se reducían considerablemente. Pero, a pesar de ello, tenían que intentarlo. Así que se dirigieron rápidamente a casa de Knowledge.

Pero ésta no estaba en su hogar. En la puerta había un papel pegado con un mensaje: "Estoy en la herrería, vuelvo en cinco minutos". La herrería… ¿Shadow la había cerrado? Aunque ella pensaba que así era, no estaba segura de ello, debido a la urgencia con la que había salido antes. Se dirigieron allí y encontraron a la historiadora esperando en un lateral. A su lado había un pequeño carrito, cargado con una gran cantidad de armas de todo tipo. Aunque la lanza Bullspaniana seguía amarrada a sus cascos.

—¡Ah, al fin llegas! —exclamó, levantándose poco a poco—. He traído esto —señaló el carrito— para que lo fundas. No las necesito ya.

—¿Es tu colección de armas lo que veo ahí? —Shadow no podía creerlo.

—Sí, son todas las… inutilidades que almacenaba en mi casa. Ahora que tengo esta lanza, lo demás es basura. Y la basura tiene que desaparecer, ¿no?

—Me niego a fundir tu colección de armas —Shadow se puso muy seria.

—¡Oh, vamos…! —Knowledge empezó a enfurruñarse—. No me fastidies que ahora te preocupas de la morralla.

—Te recuerdo que muchas de esas armas las he hecho yo… y las demás son reliquias que tardaste muchísimo en adquirir.

—Todo eso es parte del pasado. No necesito más que esta belleza entre mis cascos —Knowledge empezaba a tener un tic en su ojo, y su actitud era airosa—. Después de tanto tiempo siendo tu cliente, lo mínimo es hacerme caso cuando quiero algo que se sale de lo común. Es lo normal, creo yo… ¿Verdad?

—Mira —la herrero intentó relajarse, para crear un halo de confianza en Knowledge—, lo que vamos a hacer es lo siguiente: voy a guardar todas esas armas un tiempo prudencial, por si cambias de idea, ¿de acuerdo?

—Haz lo que quieras… pero no voy a cambiar de parecer. ¿¡ME OYES!?

El grito de Knowledge resonó en gran parte del pueblo, llegando a los oídos de prácticamente todos los habitantes. Muffled Yell, que estaba hablando con unos mineros en la plaza, se giró en redondo, extrañada de que la historiadora estuviese fuera de sus casillas. Magic Sales salió alarmada de la tienda, al igual que Look Talker, que estaba haciendo su compra diaria. Disarming Smile, que estaba dirigiendo a unos albañiles sobre las reformas de su posada, se acercó a la plaza, asustado…

Y Wise Words miró fijamente a Knowledge. Algo le indicaba que la lanza que portaba no era algo normal, pues percibía un ligero aunque constante rumor que parecía salir de esa arma. Y la forma de ser de la blanca poni de tierra distaba mucho de ser normal. No era difícil imaginar que las dos cosas estaban relacionadas. Tenía que hacer algo… y lo haría esa noche.

—Knowledge —dijo Shiny—, ¿me dejas manejar esa lanza? De pequeña venían a la joyería muchos guardias reales y, mientras esperaban, algunos me enseñaban a manejar espadas. De hecho, tenía una espada de madera como juguete.

—Ni se te ocurra acercarte, señorita —Knowledge estaba bastante furiosa—. Esta lanza es mía y no permitiré que pongáis ni uno solo de vuestros cascos sobre ella —giró la lanza y puso la punta apuntando a las cabezas de las tres ponis.

Y, diciendo esto, se levantó y se dirigió a su casa, dejando el carrito con la colección de armas junto a la pared de la herrería. Definitivamente, el cambio había comenzado.

—Lo siento —se disculpó Shadow—. Por las buenas va a ser imposible separarla del arma. Y para hacerlo por las malas, habrá que idear un plan. Necesitamos volver a casa de Gentle… Pero antes, tendremos que llamar a Feather… quizás necesitemos de su velocidad.

CONTINUARÁ

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