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Parallel Stories

by SrAtomo

Chapter 4: 1x03 - La ruptura de la amistad

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Todos los personajes originales y el mundo pertenecen a Hasbro y a Laurent Faust. Todos los derechos les pertenecen.

Este es un fanfic de fan para fans.

Agradecimientos a todos los que me han animado, apoyado y ayudado con este fanfic y con mi vida diaria...

+A los que me han revisado el fanfic y añadido este estilo tan especial:

-Daniel Campos Fernández - Arreglos y estilos.

-LloydZelos, Volgrand y Unade - Revisión.


Tags: Slice of Life


MY LITTLE PONY

PARALLEL STORIES

Chapter 1x03

La ruptura de la amistad

Shiny Eyes se encaraba ante Gentle, visiblemente enfadada:

¡No, no y no! —exclamaba Shiny—. No quiero saber nada más. Ni de ti, ni de ninguna otra. Me voy, pero del pueblo. Y marcharé a Canterlot, donde podré encontrar verdaderas amigas.

—¡Vete entonces! No te queremos aquí —Gentle Colors gritaba enloquecida—. Siempre has sido una mimada malcriada. Y aquí no necesitamos nada de eso.

Entonces Shiny y Gentle, dándose la espalda, se fueron en sentidos contrarios.

Todo se volvió negro como la pez.

—Eres una inútil. Una verdadera inútil —decía Undying Knowledge, muy disgustada, mientras sostenía una punta de lanza—. No sabrías hacer una buena arma ni aunque te estuviese mordiendo un casco.

—¡Oh, fantástico! —Shadow Hammer miraba al cielo—. Ahora resulta que el error es mío. Nunca es culpa de esos penosos dibujos que haces sobre armas… Todo para alimentar esa gran soberbia que tienes en forma de colección inútil —respondió la herrero con desprecio.

Y Knowledge y Shadow se dieron la espalda y caminaron en sentidos contrarios.

Una completa oscuridad inundó la zona.

—Eres una potrilla estúpida, una cría que solo quiere divertirse. Y no quiero ser la víctima de tus bromas —Feather, enfadada, miraba de frente, muy cerca.

—No, por favor. No quiero que os vayáis… —Flashing balbuceó, lloriqueando.

Feather, dándose la vuelta, se alejó. Flashing se echó en el suelo, mientras las lágrimas se deslizaban por sus mejillas. "No quiero quedarme sola… otra vez.", dijo con un susurro.

La negrura se concentró en el lugar.

Y resonó una risa distorsionada, una risa penetrante, como nunca se había oído antes.

Flashing se despertó sobresaltada, con los ojos como platos. Incorporándose, miró hacia sus cascos, después hacia la ventana y, por último, hacia el techo de la habitación.

No cabía duda, era otro de "esos" sueños.

—No puede ser… —dijo en voz baja—. Vamos a dejar de ser amigas…

Era ya media mañana cuando Flashing, tímidamente, abrió la puerta de su casa. No quería encontrarse con ninguna de sus amigas, pues albergaba la esperanza de que, si no decía nada, nada ocurriese.

Miró hacia un lado, luego al otro y, rápida como un rayo, trotó hasta la tienda de Magic Sales, pues necesitaba urgentemente provisiones… aunque deseaba permanecer en casa, todo el día… o al menos todo el tiempo necesario hasta asegurarse de que todo estuviese bien.

Entró en la tienda y, sin disminuir su velocidad, cogió varios artículos y se puso al lado del mostrador, ignorando a Wise Words, que estaba dejando su compra. Dejó unas monedas y se marchó.

—Muchas gracias... seas quien seas —Magic Sales estaba perpleja—. Wise, ¿qué ha sido eso? Solo he visto una mancha grisácea.

—Yo tampoco he visto nada —respondió Wise Words mientras ponía su compra en sus alforjas.

Al salir de la tienda, el semental miró directamente a la casa de Flashing Hooves, preocupado. Había visto que era ella la que acababa de comprar, y ese comportamiento de la pequeña potrilla solo podía ser por otro sueño premonitorio. Pero, a juzgar por lo ocurrido, la premonición era mala. Sin embargo, Wise sonrió… sabía lo que tenía que hacer.

Se dirigió a la casa de Knowledge. La historiadora era, con diferencia, la mejor amiga de Flashing, y era idónea para consolar a la potrilla ya que, cada vez que la pequeña unicornio tenía uno de esos malos sueños, se retraía sobre sí misma y se apagaba. Y eso era algo que había que evitar a toda costa. Bastante mal le había tratado la vida a esa pobre potrilla.

"Estoy en la Herrería". Así rezaba el cartel que estaba en la puerta de la casa de Knowledge. Wise resopló. "Mal recorrido, a desandar lo aprendido", dijo en voz baja, y se dirigió a la herrería.

Al pasar por delante de la casa de Flashing, miró fugazmente a través de una ventana. Sí, definitivamente la potrilla había tenido un mal sueño, pues ésta estaba acurrucada en la cama tapada por la sábana y temblando de miedo. Wise aceleró al trote y entró en la herrería.

—¿Entonces es ésta la lanza cuyos dibujos te di ayer? —Knowledge sostenía una punta de lanza de extremo curvado. Parecía una cimitarra hecha enteramente de acero.

—Sí, está hecho siguiendo tus indicaciones —respondió Shadow.

—Pues no me convence. Fíjate —la historiadora señaló la parte inferior del arma—: esta parte tiene que ser más larga, si no, no se sujeta bien al asta de madera y se rompe.

—He seguido al casco de la letra el dibujo que me diste. Si hay algo que está mal, yo no soy la responsable —la herrero se empezaba a inquietar.

—No, imposible. Repasé específicamente el dibujo. No es un error mío. Y si no es un fallo mío, ¿de quién puede ser? —Knowledge se sorprendió, de forma irónica—. ¡Oh!, es un error tuyo —señaló a Shadow.

Entonces hubo unos segundos de incómodo silencio, momento que aprovechó Wise para entrar en la conversación. Carraspeó para hacerse notar, pero su acción no tuvo la reacción esperada, sino que terminó de caldear el ambiente.

—Eres una inútil. Una verdadera inútil —Knowledge estaba casi fuera de sí—. No sabrías hacer una buena arma ni aunque te estuviese mordiendo un casco.

—¡Oh, fantástico! —Shadow Hammer miraba al cielo—. Ahora resulta que el error es mío. Nunca es culpa de esos penosos dibujos que haces sobre armas… Todo para alimentar esa gran soberbia que tienes en forma de colección inútil —respondió con desprecio.

—Pues quédate esta… "lanza", por decir algo. No quiero armas defectuosas en mi casa. Voy a empezar a trabajar con un herrero decente… el de Ponyville, o directamente con el mejor de Canterlot —la historiadora tiró con desdén la punta de lanza al suelo.

—Vete y no vuelvas. Ya no eres bienvenida aquí —la herrero señalaba la puerta de la herrería, instando a Knowledge a abandonar su establecimiento.

Las dos ponis elevaron las cabezas con un bufido. Knowledge salió de la herrería con paso decidido, mientras que Shadow se fue al fondo y empezó a colocar unos picos que colgaban torcidos sobre la pared.

Wise Words sonrió a esta última, quien, haciendo honor a su nombre, parecía una sombra de sí misma. Solo se le veía la silueta y los ojos, que estaban visiblemente entrecerrados de rabia. El semental retrocedió y echó a trotar detrás de Knowledge, que seguía caminando orgullosa hacia su casa.

—Knowledge, espera —se apremió a decir.

—¿Qué desea el sementalito? —exclamó Knowledge con desdén.

—Es... —Wise no hizo caso al tono despectivo—. Es Flashing.

Knowledge cambió su expresión de orgullo a preocupación.

—¿Le ha ocurrido algo a la pobre? —preguntó angustiada.

—Creo que ha tenido otro de esos sueños —respondió el semental—. Y este ha sido bastante malo.

Knowledge cambió de dirección y se fue galopando hacia la casa de Flashing, dejando atrás a Wise, que no hizo nada por seguirla. Cuando la historiadora llegó, llamó a la puerta. Aunque nadie se acercó a abrir, Knowledge oía perfectamente los lloros de la pequeña potrilla.

—Flashing, Cariño… soy yo, Knowledge —dijo.

Los lloros cesaron.

—Knowledge, ¿eres tú de verdad? —balbuceó Flashing, que aún estaba con la garganta cerrada por la angustia del lloro.

—Sí, soy yo. Necesito hablar contigo —Knowledge estaba impaciente por ayudarla.

—Está bien, iré a abrirte… pero porque eres tú —la pequeña unicornio se sonó los mocos aspirando hacia dentro.

Se oyeron unos pasos castañeteantes dirigiéndose a la puerta… después un cerrojo y, por último el chirrido de la puerta al abrirse. Flashing estaba temblando.

Knowledge abrazó a la potrilla durante unos segundos, llevándose la cabeza de su amiga al pecho. La pobre estaba muy mal, y necesitaba de su ayuda.

—Know… Knowledge… no me dejas respirar —Flashing suplicó.

La historiadora dejó de apretar, pero continuaba abrazándola.

—Tenemos que hablar —dijo con una sonrisa.

Wise Word se dirigió a la herrería. Iba a hablar con Shadow. No le había gustado nada la escena que había tenido lugar momentos antes. Pero esa poni le daba miedo. Al llegar, se asomó a la entrada, poco a poco. La herrero estaba fundiendo la punta de lanza que había hecho para Knowledge. De vez en cuando el fuelle situado justo detrás de ella, según el ángulo de visión de Wise, soltaba un negro humo, dando la impresión de que era la propia Shadow la que emitía el humo por los agujeros del hocico.

Wise se deslizó dentro de la herrería, armándose de valor, pues la herrero no le daría tregua. Intentó localizar mentalmente la salida. Entonces, sin querer, golpeó con la grupa unos clavos que había de muestra, haciéndolos caer. Shadow miró de frente y resopló. El semental se dio cuenta de que el humo negro que vio antes verdaderamente salía del hocico de la herrero. Estaba MUY enfadada.

—¿Qué deseas, Wise? —Shadow intentó tranquilizarse.

—Qui… qui… quisiera… —dijo éste muy bajo.

—¿También tú vas a vacilarme? No sé qué os pasa hoy a todos —Shadow se acercaba—, pero me estoy hartando.

—"Mente fría…" —Wise cerró los ojos y recitó para sí mismo—. "Mente fría, corazón caliente, hacen del poni un valiente" —dijo en alto—. Shadow… —espetó—, quisiera ver el dibujo de la punta de lanza que te enseñó Knowledge.

—¿Oh, ahora eres valiente conmigo? Por fin un poni que tiene lo que hay que tener —la herrero sonrió—: fuerza de espíritu. Venga, voy a enseñártelo, aunque no sé por qué, si tú no sabes nada de dibujar.

—No te preocupes. Solo quiero comprobar una cosa… —el semental sonrió tontamente.

Shadow cogió un papel que había sobre una mesa de moldeado, a la derecha de la herrería junto a la pared, y se lo entregó a Wise. Éste lo observó durante un instante y, sujetándolo en alto, pidió llevárselo.

—Bueno, llévatelo. Total, si estoy deshaciendo la punta de lanza… —dijo la yegua.

Wise aún se dirigía a la entrada, observando el dibujo extrañado, cuando la herrero comentó:

—Por cierto, hace mucho tiempo que no te veo por aquí. Es como si me tuvieses miedo… ¿sabes? —dijo con una sonrisa tétrica.

El semental se asustó y empezó a galopar lejos de allí.

Shiny Eyes estaba radiante. Al fin había reunido el dinero para el último pago de su carrito. Aunque éste estaba aparcado detrás de su casa, ya podría decirse que era suya. Claro que el carrito, el cual veía desde la posición en que estaba en ese instante, ya no tenía ninguna joya ni accesorio en su interior, pues ya se había ocupado ella de trasladarlas al interior de la casa.

Tenía ganas de reír, de bailar, e incluso de cantar. "Cantar… ridículo. ¿Quién ha oído alguna vez a un poni cantar?", se dijo. Al menos ella nunca lo había hecho. Quizás el momento fuese el idóneo para romper a cantar, pues no debía ser tan difícil. Ella sabía silbar, pero nunca se había atrevido a subir ese escalón de dificultad.

Agarrándose a la esquina de una pared, canturreó con melodiosa voz:

"Estoy feliz,

Estoy radiante,

Pues libre es

Mi vida por delante."

Todos los ponis giraron la cabeza y empezaron a mirarla asombrados. Ella se calló al instante y, avergonzada, sonrió y escapó de allí. No sabía a ciencia cierta si esas miradas eran porque efectivamente un poni cantando era algo extraño o porque, por la falta de costumbre, había desentonado demasiado. De todas maneras no quería volver a intentar cantar en mucho tiempo.

Volvió la vista hacia atrás mientras seguía trotando y chocó con Gentle Colors, que en ese momento salía de su casa. Shiny cayó al suelo, aunque se levantó tan rápido como pudo y se disculpó con una reverencia. La unicornio de dos colores, quien apenas se había movido en el choque, le recriminó el trotar tan rápido sin mirar hacia delante. Shiny sonrió y, dando un pequeño rodeo, siguió corriendo hasta llegar a su casa, pero esta vez mirando al frente. Gentle se quedó mirándola. Esa pegaso era demasiado extraña para ella, y era algo que no le gustaba.

Knowledge estaba sentada en el sillón mientras intentaba consolar a Flashing, quien aún lloriqueaba a su lado.

—Tranquila, todo ha pasado ya —Knowledge secaba las lágrimas que corrían por las mejillas de la potrilla.

—No, no ha acabado —Flashing se sonó los mocos, esta vez en un pañuelo—. Ni siquiera sé si ha empezado.

—Bueno, puede ser que aún tengamos tiempo de evitar que lo de tu sueño se cumpla —Knowledge sonrió de manera maternal.

—¿Cómo…? ¿Cómo sabes que he tenido otro de esos sueños? —la pequeña unicornio se extrañó.

—Ay, Flashing, Flashing… —la historiadora habló como una madre que sabe lo que conviene a su hijo—. Cuando tienes uno de esos sueños las pecas se te ponen más claras.

La potrilla se tocó las pecas que tenía en las mejillas y se acurrucó.

—He soñado con… con la ruptura de nuestra amistad… —dijo.

—Oh, cariño… sabes que eso no ocurrirá jamás —Knowledge estaba condescendiente—. Tú y yo nunca dejaremos de ser amigas.

—Me refiero a la de todas nosotras: Shadow, Feather, Shiny, Gentle, tú y yo —Flashing miró hacia el suelo.

—Eso no va a pasar, tranquila —la blanca poni de tierra se empezaba a poner nerviosa.

—He soñado que Shadow y tú os peleabais tanto que no os queríais ver más —Flashing miró con ojos llorosos a su amiga—. Por favor, no quiero que te enfades con ella.

—Flashing… —Knowledge estaba muy nerviosa—. Eso… no ocurrirá… —y, bajando la mirada, pensó "De hecho, ya ha ocurrido"…

Wise estaba junto a la nueva estatua de la plaza: Un semental pegaso, con armadura y con espada, estaba mirando al frente, protegiendo a una yegua pegaso y a un potrillo, también pegaso; a su vez, la yegua pegaso miraba hacia el lado contrario, portando una lanza y protegiendo al potrillo y al semental; entre los dos, sobre una piedra, el potrillo pegaso miraba hacia el cielo y sujetaba un gran escudo con sus cascos delanteros, de tal forma que la rodela protegía a los tres. La colocación de la escultura había sido una decisión conjunta de todos los habitantes de Northwest Mines Town… y, tal como rezaba la placa, era un homenaje a los habitantes de la ciudad de nubes.

El semental miraba el dibujo de la punta de lanza. Efectivamente algo no concordaba. El largo del cuello de metal era muy pequeño, sin embargo, en el dibujo ponía exactamente la longitud. El semental sabía que Knowledge era muy meticulosa y no se había podido confundir con eso. Definitivamente algo extraño pasaba.

Volvió a mirar a la herrería y vio cómo Shadow iba de un lado para otro, colocando el material. Un escalofrío le recorría por la espalda. Definitivamente le aterraba esa yegua. Pero tenía que arreglar el entuerto entre ella y la historiadora a cualquier costa. No podía soportar que dos amigas que se necesitaban tanto se odiasen así. Tragó saliva y se dirigió a casa de Knowledge.

Shiny acababa de dejar el dinero en el doble fondo de un cajón y, guardándose unas monedas, se dispuso a salir para comprar víveres. Cogió el zurrón, que estaba colgado de la pared, se lo ajustó y salió de casa, rumbo a la tienda de Magic Sales.

Miró al cielo. El Sol estaba en el cenit. Disponía de poco tiempo para comprar, pues pronto la tienda cerraría al mediodía, y necesitaba los ingredientes para la comida. Empezó a trotar para llegar a tiempo. Un momento, ¿había cerrado la puerta de su casa? Miró hacia atrás mientras seguía trotando…

—Ufff… —había tenido un encontronazo con algún poni—. Lo siento, lo siento de verdad.

—¿Otra vez, Shiny? —dijo una voz delante suya.

La joyero miró hacia delante. No podía creerlo. Había vuelto a chocar contra Gentle.

—Sí… necesito comprar la comida y no miraba más allá de mis orejas —respondió Shiny.

Gentle miró hacia la pegaso, bufó y retomó su camino. Shiny se extrañó y, levantándose, siguió hacia la tienda, pero andando más cautelosamente.

Knowledge observó la cara de su amiga. Ya no había ninguna lágrima. Incluso se podía observar en su boca una embriagadora, cálida y traviesa sonrisa. Sí, era la expresión típica de Flashing. Todo volvía a ir bien.

—¿Quieres que te enseñe el libro de trucos mágicos? —preguntó suavemente la historiadora—. Hay muchos trucos que todavía no has aprendido y seguramente alguno de ellos te guste.

—Sí, creo que lo haré —contestó Flashing, más animada—. Y me concentraré tanto en practicar que no me acordaré de ese mal sueño.

—Entonces vamos —Knowledge sonrió.

Se levantaron y salieron a la calle, rumbo a la vivienda de la historiadora. Pero ésta paró en seco: Wise estaba entrando en su casa. ¿Qué hacía él merodeando ahí? "Es imposible", se dijo Knowledge, "Wise es un gran poni, pero… ¡acaba de allanar mi casa!".

—Espera aquí, voy a ver qué es lo que pasa —dijo. No quería involucrar a Flashing en la bronca que sin duda le caería a cierto semental.

—De acuerdo, te esperaré aquí —Flashing se sentó sobre sus cuartos traseros.

Knowledge trotó hacia su casa, completamente decidida: Wise se iba a enterar de lo que valía una herradura.

Shadow aún seguía enfadada, pero esta vez consigo misma. No tenía que haberse puesto así con Knowledge. La culpa de su actitud había sido por la cancelación del pedido de esa mañana… tantos picos, tantas palas y tantos clavos que tendrían que pasar a engrosar la sección de muestreo. "Error de pedido", alegó Muffled Yell, pidiendo perdón… Pero ahora Shadow tenía excedente de material.

Y encima, lo ocurrido con la historiadora era la gota que colmaba el vaso. Pero Shadow no comprendía qué había fallado... Knowledge no se equivocaba fácilmente. Ni ella tampoco. Debía estar algo mal en el libro… pero no podía ir a comprobarlo, pues Wise se había llevado el dibujo.

Miró al montón de excedentes. Tenía mucho trabajo por delante. Decidió que primero colocaría el material y luego se disculparía ante Knowledge, que había pagado injustamente los platos rotos.

Wise se acercaba a la casa de Knowledge. Necesitaba ver el libro original del que se había sacado el dibujo. Solamente comparando los dibujos encontraría el error… y estaba seguro que el error estaba en el libro.

Al llegar, se extrañó… la puerta no estaba cerrada, sino entornada. Normalmente Knowledge se aseguraba de atrancar su puerta con llave, pues tenía demasiadas cosas valiosas dentro, como esos estantes llenos de libros de Historia, el gran tapiz con la batalla contra los tigres de piedra y, sobre todo, la colección de armas.

Miró a un lado y luego al otro. Nadie se fijaba en él, así que decidió entrar, por si dentro todavía permanecía el posible ladrón… Y si así era, él tenía más posibilidades de atraparlo que la mayoría de ponis del pueblo.

Flashing seguía sentada, saludando a todos los ponis que pasaban por ahí, siempre con una sonrisa. Estaba recuperada. Era muy posible que el sueño que había tenido no hubiese sido más que una pesadilla normal y corriente. Claro que Knowledge le había dicho que sus pecas se habían vuelto blancas… aunque eso podía haber sido una tontería para animarla.

Y lo había logrado. Volvía a estar radiante. Seguía saludando a todos los que pasaban a su lado, y poco le importaba si respondían el saludo o no.

—Ejem, ejem. Hola… Flashing —dijo una voz a su espalda.

La potrilla giró la cabeza. Era Feather, quien tenía unos naipes sobre el casco y enmarañados entre el pelo. Su cara estaba completamente embarrada, excepto en la parte de los ojos, donde se veía la silueta de las gafas. Éstas estaban puestas sobre el casco, totalmente sucias.

Flashing se empezó a reír. Pero Feather no le acompañó. Estaba enojada.

—Flashing, ya estoy harta —dijo.

—¿Qué? ¿Cómo? —la potrilla unicornio no comprendía, eran bromas sin importancia.

—Sabes bien que el correo es sagrado, y no me gusta nada abrir un buzón y que me salte una baraja a la cara. Ni una bola de barro. Ni que una trompeta de juguete empiece a sonar al lado de mi oído —Feather la estaba mirando fijamente a los ojos.

—Pero si son bromas que hago especialmente para ti, porque me gusta hacerte reír —Flashing ya no mostraba su sonrisa. Y sus ojos empezaban a llenarse de lágrimas.

—Eres una potrilla estúpida, una cría que solo quiere divertirse. Y no quiero ser la víctima de tus bromas —Feather estaba visiblemente enfadada.

Flashing rompió a llorar, se levantó y galopó hacia su casa, donde cerró con llave y se volvió a meter en la cama, bajo las sábanas. Lo que había tenido realmente era uno de esos sueños… y estaba comenzando.

Knowledge se asomó a través de la puerta. Wise estaba en el recibidor, mirando de un lado a otro y alzando sus orejas, como si estuviese intentando escuchar algo.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Knowledge.

Wise pegó un pequeño respingo y, mirando hacia ella, dijo:

—Perdona, pensaba que estabas en casa. Es que vi la puerta entornada y me preocupé…

—Acabo de volver de casa de Flashing. Menudo susto me has dado… —Knowledge miró hacia la puerta—. Vaya, supongo que, con las prisas de saber si Shadow tenia la nueva punta de lanza, no cerré bien fuerte la puerta y quedó entreabierta.

—Me alegra saberlo —Wise dijo en voz baja, más bien para sí mismo.

—Bien, ¿qué querías? —preguntó Knowledge.

—¡Ah, sí! Quisiera ver el libro donde sacaste el dibujo de la lanza —respondió el semental—. Me resulta muy raro que haya un error tan grande cuando tanto Shadow como tú sois muy meticulosas en esas cosas.

—De acuerdo. Ahí está —la historiadora señaló un libro que estaba sobre una mesilla, al lado de los estantes de libros históricos—. ¿Puedes llevártelo y comprobarlo fuera? Es que voy a traer a Flashing y tomar algo juntas… ya sabes, una merienda de amistad.

—¿Pero una merienda no es a media tarde? —Wise preguntó mientras cogía el libro, dispuesto a marcharse.

—Una merienda de amistad se celebra a la hora que se necesite —alegó Knowledge.

Shiny ya había comprado todo lo que necesitaba. Y justo a tiempo, pues apenas salió de la tienda de Magic Sales, ésta empezó a cerrarla moviendo las rejas de seguridad mediante la magia.

Aunque la hora de la comida ya estaba muy cerca, decidió ir andando a su casa. No quería correr, pues intuía que, cuando lo hiciese, Gentle aparecería de la nada y se pondría en medio. Lo único que tenía que hacer es no ir tan rápida.

Aceleró ligeramente el paso. 'Toc, toc, toc, toc'... sonaban sus cascos sobre la arena de la calle. Era un golpeteo rítmico. "Vaya", se dijo, "suena como una canción". Se sentía feliz. Saber que el carro ya era suyo era algo que esperaba desde hace tanto tiempo… Pero no, no iba a cantar. Decidió que iba a canturrear para sí misma.

Mientras más canturreaba, más feliz se sentía. Y, con una sonrisa en la boca, cerró los ojos mientras seguía trotando.

—"Uff…" —y otra vez Shiny se chocó contra alguien—. Por favor, por favor, que no sea… —dijo en voz muy baja, y abrió los ojos.

—Sí, soy yo, Gentle. Y veo que hoy no aprendes —la unicornio de dos colores la miraba fijamente.

—Lo siento, lo siento, lo siento… —dijo Shiny mientras se deslizaba por un lateral y escapaba de ahí.

Wise estaba en la plaza del pueblo. Se sentó al lado de la estatua y sacó el libro. Empezó a ojearlo hasta que encontró el diseño de la lanza. Entonces sacó el dibujo, lo puso sobre la página de al lado y empezó a contrastar los dos diseños.

No, no había ninguna diferencia. Todo estaba correctamente copiado. Cogió el dibujo y cerró el libro. "Enciclopedia armamentística de Equestria y Gildedale. Dos potencias frente a frente", así rezaba el título. El libro parecía serio. Volvió a abrirlo, buscó el dibujo otra vez y volvió a mirarlo.

Miró fijamente la hoja. ¿Y si quizás…? Puso un casco encima de la hoja y empezó a tirar levemente hacia arriba, hacia la derecha y hacia abajo. No, no era una hoja desplegable. Pasó la página. No había nada. Volvió a la página del dibujo y lo dejó a medio pasar, sujetándola. Miró a través de la hoja de un lado y del otro. Nada.

Entonces miró la página que estaba al lado. Venía la definición de la punta de lanza y sus características. Ahí tampoco venía nada. Con el rabillo del ojo se fijó en un puntito que había al final de esa página. Pasó el casco por encima, pensando que era una mota de polvo, pero seguía ahí. Se acercó más a esa marca. Era un pequeño asterisco.

Un asterisco. ¿Qué significaba eso? Buscó en el índice, al principio del capítulo y al final del libro. Ahí estaba. En la última hoja del manual había otro asterisco, pero ésta vez al principio de la página. Empezó a leer lo que había a continuación: "Fe de erratas". Ahí estaba la solución. Miró a lo largo de la hoja hasta que lo encontró: "Página 154/155 – Hoja de lanza. 1174 Equestria – La pieza tubular inferior debe ser 12,7 centímetros (5 pulgadas) mayor". Contento por el hallazgo, cerró el libro y se dirigió a casa de Knowledge.

Fast Feather se sentía mal. A pesar de que muchas veces se había enfadado con Flashing ésta nunca se había comportado así. Había algo distinto en ella hoy. Seguía repartiendo el correo, pero cada broma que recibía al abrir un buzón o introducir una carta, le hacía sentirse peor.

—Se te ve mala cara, Feather —dijo una voz.

Miró hacia delante. Wise Words estaba ahí. Llevaba un zurrón, del que sobresalía un libro. Y estaba riendo. Era una risa conciliadora y contagiosa.

—Ahora no. Tengo que terminar con el correo —indicó Feather.

—¿Y luego qué? ¿Seguirás triste? ¿Tan penoso es el correo hoy en día? —preguntó irónicamente Wise.

—No —la pegaso cartero se paró—. Me he enfadado con Flashing. Y no debería haber sido tan dura con ella.

—Claro… normal que te enfades. Todos los días recibes las mismas bromas… —empezó a satirizar el semental.

Feather continuó repartiendo el correo, apenada, y Wise le acompañó.

—Sí, las mismas bromas… exactamente en los mismos lugares —Wise empezó a señalar diversos buzones—. Ahí dos globos, en ese otro un pequeño petardo, en aquella esquina, un conejo de peluche con un resorte saltarín, y en este y ese otro, pelotas de barro.

—Lo sé, lo sé —dijo Feather, entristecida.

—Y muchos buzones son de casas abandonadas, que no reciben correo. Los abres porque te apetece… y porque en el fondo te gustan las bromas… —entonces Wise señaló el pecho de la pegaso—. "El corazón que más se mueve es el que está vivo de emociones".

—Tienes razón —expresó Feather—. Hoy he exagerado mis palabras con la pobre Flashing. Y es porque me ha irritado la llegada de un paquete urgente para alguien que ya no vive aquí. Y me toca buscar el destinatario. Voy a tirarme horas mirando en la guía postal de Equestria hasta encontrarle, porque no dijo a nadie dónde se fue. Y Flashing pagó el pato… Aunque no sé por qué hoy estaba tan susceptible.

—Creo… creo que ha tenido uno de sus sueños —comentó Wise, totalmente serio.

Feather abrió los ojos como platos. No podía creerlo. A Flashing le había ocurrido de nuevo… y ella se había comportado tan mal con la pobre potrilla.

—Wise, me quedan dos cartas, ¿puedes repartirlas por mí? —se apresuró a decir—. Ésta carta es de ahí y esa otra para Knowledge. Yo voy a disculparme con Flashing.

Y cabalgó hasta la casa de la potrilla. Wise suspiró mientras miraba las cartas y comenzó a repartirlas.

Knowledge salió de su casa y se sorprendió. Flashing no estaba sentada en la calle. Se acercó a los ponis que paseaban y les preguntó. Una unicornio le indicó que había visto a la potrilla entrando en su casa, llorando. Knowledge le dio las gracias y se dirigió a la casa de su amiga.

Llamó a la puerta y la pequeña yegua abrió. Había dejado de llorar, pero todavía tenía la cara húmeda.

—Está empezando —contestó—. Y no se puede evitar que ocurra todo.

—Tranquila, Flashing. Cuéntame qué ha pasado —dijo Knowledge.

—Feather se ha enfadado conmigo y me ha dicho cosas malas —la potrilla se puso triste otra vez.

—Voy a hablar con ella… pero después. Ahora toca merienda de amistad en mi casa —la historiadora sonrió de forma cálida.

—Pero si es la hora de la comida —Flashing se extrañó.

—Pues entonces será la comida de amistad. Di que sí —la sonrisa de Knowledge se acentuó.

—Sí, quiero contar lo que he soñado —comentó Flashing—. No quiero pasar el mal trago yo sola. Como diría Wise, "Los males compartidos son menos carga para cada poni".

Y las dos se dirigieron a casa de Knowledge.

Shiny aún no había comido, pero se preparaba para dar un paseo. Últimamente tenía costumbre de hacerlo así, pues la caminata le abría el apetito. Aunque ya tenía algo de hambre, decidió salir, pues a esa hora seguro que Gentle estaría comiendo o meditando, así que no había peligro para chocar con ella por cuarta vez.

En la calle se encontró con Wise, que se dirigía a casa de Knowledge. Al contrario que sus amigas, ella apenas le conocía, y ni siquiera sabía a ciencia cierta a qué se dedicaba. Lo único que conocía de él era que daba consejos... ¡Consejos! Eso era lo que necesitaba ahora mismo: un consejo para saber cómo disculparse ante Gentle.

—Hola… Wise —Shiny balbuceó.

—Hola Shiny —Wise se paró—. ¿Qué tal estás?

—Pues no muy bien —contestó Shiny—. Hoy he tenido un día muy extraño.

—Cuéntamelo si quieres. Quizás pueda darte algún consejo —Wise sonrió.

—Perfecto —Shiny también sonrió—. Verás… hoy he estado muy despistada y he chocado varias veces con Gentle… Y quisiera pedirle disculpas.

—Veamos… —Wise se quedó pensativo durante un instante—, yo de ti se lo pediría tranquilamente. Bajo esa fachada, Gentle es una poni como tú y como yo. Aunque tiene una historia triste, todos tenemos algo que nos marca de por vida, y ese algo no es precisamente la Cutie Mark. En el momento en que rasques un poquito la superficie, verás a la verdadera Gentle.

—De acuerdo… de acuerdo —Shiny bajó la mirada—. ¿Estás diciendo que lo único que tengo que hacer es ir a su casa a pedirle disculpas?

—Eso es —Wise volvió a sonreír—. Y yo aprovecharía e iría ahora mismo, antes de que se ponga a dormir. No sé si lo sabes, pero cuando alguien le despierta, se pone hecha una furia.

—Sí, creo que te haré caso… —Shiny empezó a dirigirse a casa de Gentle.

—Por cierto, dile de mi parte que Flashing está mal… —dijo Wise.

—¿Qué le pasa? —Shiny se paró en seco.

—No te preocupes —Wise volvió a ponerse serio—, es algo que no corre mucha prisa, pero convendría que Gentle lo sepa. Y tú también. Al fin y al cabo las dos sois amigas suyas. Vete tranquila y habla con Gentle.

Wise miró durante un momento cómo se marchaba Shiny, entonces se giró... Faltaba poco para llegar a la casa de Knowledge, pero ya se había parado dos veces ya y no quería hacerlo una tercera vez, así que apretó el paso y no paró hasta llegar a la puerta.

Feather había llamado a casa de Flashing, pero nadie contestó. "Genial, ahora a saber dónde está", pensó. Tenía que encontrarse con ella y pedirle disculpas. Miró a los lados y la vio acompañada de Knowledge, entrado a casa de ésta última. "Menos mal, parece que voy a poder disculparme", se dijo a sí misma.

Fue hasta la casa de la historiadora y llamó. Knowledge abrió y su cara cambió de alegría a enfado.

—¿Qué haces aquí? —preguntó.

—Vengo a hablar con Flashing. Y a disculparme con ella —respondió Feather.

—De acuerdo, entonces pasa —Knowledge volvió a sonreír y se apartó, dejando pasar a Feather—. Flashing, mira quién ha llegado a disculparse… y… Feather, ¿has comido?

Shiny llegó a casa de Gentle y llamó. Ésta abrió y miró fijamente a Shiny, que sonrió y dijo:

—Gentle, siento mucho lo que ha ocurrido hoy. No sé qué me ha pasado. Ha sido por tonterías que normalmente no hago y siempre han acabado de la misma forma: chocando contigo. Te pido que me perdones.

Gentle pestañeó lentamente y siguió mirando a Shiny.

—Te perdono —dijo la unicornio—. Aunque debo reconocer que hoy estaba especialmente irritada. He estado esperando que me llegase un artículo que dejé encargado en la tienda de Magic Sales, pero resulta que se han equivocado y me han enviado otra cosa que no necesito… y lo he pagado contigo. Espero que me disculpes...

—Por supuesto que te perdono —Shiny empezaba a sonreír—. ¡Ah, casi se me olvida! Wise me dijo que te avisase de que a Flashing le pasa algo.

Gentle asintió, salió de casa y cerró la puerta.

—Vamos, no hay tiempo que perder —dijo rápidamente.

Y las dos se fueron trotando a casa de Flashing.

Wise llamó a la puerta de Knowledge. Cuando ésta abrió, Wise sonrió y dijo:

—Ya sé dónde está el problema. Y no es ni culpa tuya ni de Shadow. Es un error que se reconoce al final del libro —Wise enseñó la fe de erratas de la lanza.

—Hmm… Entonces tengo que hablar con Shadow. Pero… —la historiadora se quedó pensativa— no tengo permitida la entrada. Además, ahora tengo visita.

—Sí, lo sé, no te preocupes —respondió el semental—. Voy a hablar con ella y decírselo.

—Te lo agradezco. En serio. Eres un buen amigo —y Knowledge cerró la puerta, mientras sonreía.

Wise puso cara de resignación y se dirigió, galopando, a la casa de Shadow, que estaba al lado de la herrería.

Gentle y Shiny se cruzaron con Wise, que les indicó la casa de Knowledge, a la vez que dijo "Ahí está Flashing". Shiny se dio cuenta de que Wise temblaba, aunque sabía que no era precisamente por miedo. Observó a Gentle, que estaba impasible y, volviendo a mirar al frente, sonrió.

Llegaron las dos y llamaron a la puerta. Cuando Knowledge abrió, entraron y empezaron a hablar.

Wise llamó a casa de Shadow. Cuando ésta abrió, Wise tenía abierto el libro abierto por la fe de erratas.

—Teníais las dos razón —dijo—. Es hora de hacer bien esa punta de lanza.

Shadow miró el libro detenidamente.

—De acuerdo, entonces lo haré —la herrero sonrió—. Creo que ninguna de las dos merece un castigo por algo que no ha cometido, ¿verdad? —miró a Wise y preguntó—. ¿Tienes el dibujo?

Este se lo dio, y Shadow escribió en el dibujo: "Tubo inferior 12,7 centímetros (5 pulgadas) más largo".

—Perfecto —exclamó la oscura poni de tierra—. Muchas gracias, Wise. Dile a Knowledge que esta tarde me pondré a ello y que lo tendrá seguramente mañana a última hora. Y que, por supuesto, puede volver a entrar en la herrería.

—Podrás decírselo tú misma —comentó el semental—. Está con Flashing, que ha tenido otro de sus sueños.

Shadow se sorprendió y salió de la casa rápidamente, galopando hasta la casa de Knowledge.

—Tranquila, ya cierro yo —dijo Wise en voz baja y, saliendo, cerró la puerta detrás de él.

La herrero llegó a casa de Knowledge y llamó a la puerta. Ésta abrió y Shadow entró. La historiadora sonrió… ya estaban todas. Iba a ser una maravillosa merienda de amistad.

Wise miró hacia la casa de Knowledge. Ya estaban las seis amigas reunidas. Seguramente todo se arreglaría. Así que lentamente se dirigió a su casa, cansado aunque satisfecho, pues no iba a dejar que esa amistad se rompiera tan fácilmente.

Estaba llegando a su casa cuando súbitamente se abrió la puerta de la casa de la historiadora. Shiny salió hecha una furia, seguida de Gentle:

—Así que esos sueños que tiene Flashing son premonitorios y los ha tenido más veces, ¿no? —la pegaso exclamó, enfadada.

—Sí, ya te lo hemos dicho, Shiny —Gentle estaba cansándose de la conversación.

—Y la noche anterior a mi llegada a este pueblo tuvo uno de esos sueños… y vio que yo cambiaba lo que ocurría aquí, ¿verdad? —Shiny estaba rabiosa.

—Ya te lo hemos dicho hace un momento, Shiny —el tono de la unicornio de dos colores era condescendiente, como el de una madre que sabe lo que hace, dirigiéndose a una potrilla pequeña.

—Y dejasteis que yo sufriese lo que sufrí para lograr cambiarlo. No podíais decir algo como "Oh, Shiny. Tú tranquila, que lo vas a lograr… porque Flashing ha tenido un sueño en el que ve cómo lo logras" —la joyero estaba fuera de sus casillas—. Ya me parecía muy raro el trato tan… "cordial" que me disteis todos… era demasiado bonito como para ser algo… normal.

—Ya hemos hablado ahí dentro de esto —expresó Gentle—. Y me está cansando seguir discutiéndolo aquí fuera.

—¡No, no y no! —gritó Shiny—. No quiero saber nada más. Ni de ti ni de ninguna otra. Me voy, pero del pueblo. Y marcharé a Canterlot, donde podré encontrar verdaderas amigas.

—¡Vete entonces! No te queremos aquí —Gentle Colors gritó enloquecida—. Siempre has sido una mimada malcriada. Y aquí no necesitamos nada de eso.

La pegaso se dirigió con paso firme hacia su casa. Gentle bufó, se dio la vuelta y volvió a entrar en casa de Knowledge.

Wise suspiró. Tenía que haberse dado cuenta. Shadow y Knowledge se habían peleado, al igual que Feather y Flashing, pero faltaba la disputa entre Shiny y Gentle, que precisamente eran como el día y la noche, totalmente opuestas entre sí.

Con gran pesar, Wise entró en su casa, abrió la despensa, cogió un puñado de heno y lo guardó en el zurrón, sacando antes el libro de historia y poniéndolo sobre una mesa. Después cogió un bote de tinta, una pluma y un papel y se marchó de casa, rumbo al camino que salía del pueblo.

Shiny recogió todos sus enseres lo más rápido que pudo, decidida a no regresar jamás a ese pueblo. Toda su amistad se basaba en una mentira, y eso no lo iba a permitir. En el futuro se aseguraría de escoger mejor a sus amistades.

Sacó todas las joyas y las fue poniendo en el carro que tenía detrás de la casa, poniendo cada una en su cajón correspondiente, pero sin cuidado. Ya tendría tiempo de organizar las cosas mejor en Ponyville, su siguiente parada.

Se ajustó las cinchas del carro y se elevó un poco, cogiendo impulso suficiente como para hacer avanzar el carro. Y poco a poco fue abandonando el pueblo.

Al pasar por delante de la casa de Knowledge, oyó cómo Flashing lloraba. Shiny se entristeció. Flashing era una potrilla tan buena… y estaba llorando por su culpa. Quería entrar y decir que no se iba a ir, pero había tomado una decisión y quería cumplirla, aunque ahora no estuviese tan segura de ello.

Se alejó del pueblo tan rápido como pudo. El llanto de Flashing le resonaba en la cabeza. Y quería olvidar. Al fin y al cabo su amistad con las otras cinco se había basado en una mentira.

—¿Quién está ahí? —preguntó Shiny, parándose en seco y poniéndose en alerta. A estas horas, cayendo la tarde, era raro que alguien estuviese en el sendero. Fuese quien fuese, esperaba no tener que pelear con él.

—Ah, eres tú, Shiny —Wise salió de entre unas rocas—. ¿Qué, de viaje? —preguntó.

—Sí, me voy a Canterlot —respondió Shiny.

—Y vas a estar mucho tiempo, ¿no? —inquirió Wise—. Incluso es probable que no regreses más, ¿me equivoco?

—¿Por qué no vuelves a hacer lo que sea que estuvieses haciendo? —respondió Shiny con otra pregunta.

—De acuerdo —Wise subió a una gran roca—. ¿Sabes? Estaba admirando tu obra.

—¿Mi obra? —Shiny se extrañó.

—Sí, desde aquí se ve bien. Sube si quieres para verlo también —indicó Wise.

Shiny se sentía insegura. No quería seguir pero tampoco tenía motivos para volver... o sí, pero volver ahora implicaría seguir viviendo bajo esa falsa amistad. Miró a Wise, que extendía hacia ella un casco para ayudarla a subir. Decidió apartar el carro del camino, desengancharse las cinchas y estar un rato con Wise. Quizás hablando con él se disipasen las dudas que tenía en ese momento.

Una vez subida en la roca, junto a Wise, este le dijo:

—Mira hacia ahí —señaló el pueblo.

Shiny miró, y empezó a mover la cabeza lateralmente. Solo veía el pueblo y la entrada a la mina, pero seguramente Wise se refería a otra cosa que ella no podía observar desde ahí. Quizás desde la posición de Wise lograría verlo, así que empezó a mirar desde delante de él.

—No, no busques tanto —Wise sonrió—. Es el pueblo lo que estaba admirando.

Shiny miró a Wise extrañada. ¿Qué tenía de especial el pueblo?

—Este pueblo está volviendo a renacer —comenzó a hablar Wise—. Ahora está más vivo que nunca. Y te lo debemos a ti.

—Eso ya lo sabía —respondió Shiny—. Pero es algo del pasado. Me voy a Ponyville o a Canterlot o a… a cualquier sitio menos estar aquí.

—¿Y cuál es el motivo de tu marcha? —preguntó Wise.

—No sé si decírtelo… —Shiny bajó la mirada.

—Puedes confiar en mí —dijo Wise, con una sonrisa—. Todos ahí abajo lo hacen. Y yo confío en ellos. Es parte de la amistad… aunque ésta no es ni mucho menos tan fuerte como la que tenéis entre vosotras.

—Olvida esa amistad, ya no existe. ¿Te crees que me han estado usando? —Shiny puso un gesto mohíno.

—¿Cómo, si puede saberse? —inquirió Wise.

—Sabían desde el principio que yo iba a arreglar esa gran gema, y no me dijeron nada… dejaron que sufriera creyendo que no iba a lograr restaurarla —respondió Shiny.

Wise miró a Shiny.

—¿Y cómo te sentiste cuando lograste restaurar la gran gema? —preguntó Wise—. Esa sensación es incomparable. Te sentiste bien con todos, incluyéndote a ti.

—Tienes razón… me sentí muy bien en ese momento… —Shiny volvió a mirar a Wise.

—Y ciertamente te usaron… pero tú también las usaste —Wise volvió a sonreír—. Todas necesitabais lograrlo, y si te hubiesen dicho lo del sueño, habría sido diferente… menos especial. Y precisamente fue ese halo especial lo que hizo tan fuerte vuestra amistad.

—Pero… —Shiny estaba totalmente insegura— ¿Cómo puede ser tan fuerte una amistad basada en algo tan… feo como el aprovecharse de los demás?

Wise volvió a mirar al frente, pensativo.

—Verás… —dijo—, todo tipo de amistad consiste, vaciándole de todo contenido, en aprovecharse de los demás. Y en que los demás se aprovechen de ti. Pero convirtiéndolo en un aprovechamiento mutuo, transformándolo en algo positivo.

—No comprendo… —Shiny volvió a bajar la mirada.

—Es muy fácil. Tú has ido a la escuela, supongo —Wise miró a Shiny.

—Sí, en Canterlot —respondió la pegaso.

—Bien. Seguro que hiciste amigas ahí —continuó hablando Wise.

—Sí, unas cuantas —Shiny empezó a recordar esos tiempos.

—Y seguro que aún sois amigas —manifestó Wise.

—Sí, de vez en cuando nos visitamos, aunque últimamente… —Shiny volvió a bajar la mirada, apenada.

—Pues esas amistades empiezan por un aprovechamiento mutuo —Wise se puso serio—. Seguro que con tu primera amiga fue más o menos así: las dos estabais solas y empezasteis a hablar y, a partir de ese momento, dejasteis de estar solas.

Y después, si alguna de tus amigas era popular, también, pues usasteis su popularidad para mejorar vuestro status, a la vez que ella también aprovechaba vuestra amistad para aumentar el ámbito de sus círculos.

—Comprendo. Pero… ¿cómo puede ser una amistad así tan fuerte? —preguntó Shiny.

—Es más fácil de lo que se cree —respondió Wise—. Al contrario que las amistades normales, la verdadera amistad es como una casa que empieza desde el tejado.

—¿Pero una casa no se empieza desde los cimientos? —Shiny se extrañó.

—Sí, pero porque ya se sabe cómo va a ser la casa, y su longitud —dijo Wise—. Con una verdadera amistad nunca se sabe qué forma va a tener esa casa, y unos cimientos débiles la harán caer. Sin embargo, si se empieza por el tejado, será más difícil al principio, pero cuando se hagan los cimientos, éstos serán mucho más resistentes y soportarán el peso de toda la estructura.

—Creo que… Creo que debería volver y disculparme —Shiny tenía un brillo en sus ojos.

—Sería una decisión muy sabia por tu parte… y las demás seguro que lo comprenden —Wise sonreía.

—Todas menos Gentle. Sé que no me acepta —Shiny volvió a bajar la mirada.

—Oh, sí que lo hace. Lo que pasa es que ella es muy reservada. Pero sé que te aprecia, y mucho — comentó Wise.

—De acuerdo —Shiny se levantó—. Voy a coger el carrito y volveré. Espero que nuestra amistad no se resienta…

—No, no se resentirá, sino que se hará más fuerte —Wise mostró una gran sonrisa.

Shiny miró a Wise.

—Muchas gracias, Wise —Shiny también sonreía.

Y le dio un beso en la mejilla, algo que hizo ruborizarse al poni de tierra.

Shiny empezó a andar hasta su carrito.

—Espera, si quieres te lo llevo yo —dijo Wise—. No me importa.

—Muchas gracias, de verdad —Shiny le agradeció el gesto.

—Pero antes, te pido un favor. Dale esta nota a Gentle —y le entregó el papel que había sacado antes de su casa, convertido ya en una carta.

—De acuerdo —Shiny cogió la nota, la metió en el zurrón y galopó rumbo a casa de Knowledge, segura de que aún estaban sus amigas ahí.

Wise se llevó el casco a la mejilla que momentos antes había besado Shiny y, mirando hacia el pueblo, dijo "Tengo que intentar hacer lo mismo con Gentle… con suerte disfrutaré la misma 'recompensa'". Bajó de la piedra y, acercándose al carro, se ajustó las cinchas y comenzó a reír. Mientras lo hacía, empezó a tirar del carro, dándole la vuelta para volverla a dirigir al pueblo. El sonido de su risa, junto al esfuerzo, se convirtió en una risa distorsionada, penetrante, como nunca se había oído antes.

Shiny llegó a la casa de Knowledge. Llamó a la puerta y, cuando abrieron, empezó a llorar. No quería separarse jamás de sus amigas, y las abrazó a todas… y lloró junto con Flashing durante mucho tiempo.

Wise apenas podía mover el carrito de Shiny. Por fortuna, la entrada al pueblo coincidía con una ligera bajada, así que el final de su viaje iba a ser un poco más liviana. Sin embargo, tardó más tiempo del que querría para volver a instalar el carrito detrás de la casa de Shiny. Aunque tenía que hacer algo más esa noche, por lo que rápidamente se dirigió a su casa y sacó de ella una lona y pintura roja.

Cuando se hartaron de llorar juntas, Flashing y Shiny comenzaron a sonreírse. Y de la sonrisa pasaron a la carcajada. Las dos eran muy frágiles por sí solas, pero juntas eran mucho más fuertes. Y se abrazaron.

—Lo siento mucho, de verdad —Shiny se disculpó.

—Sabía que no nos abandonarías —contestó Flashing.

—No te preocupes, lo pasado, pasado está —comentó Knowledge.

—Eres más fuerte de lo que yo pensaba. Hay que ser muy dura para reconocer una equivocación. Y más valiente aún para hacer todo lo posible por remediarlo —sentenció Shadow.

—Eres nuestra amiga y te perdonamos, aunque también nos tienes que perdonar —exclamó Feather.

Todas miraron a Gentle, que a su vez miraba fijamente a Shiny. Entonces Shiny sacó de su zurrón la nota que le había dado Wise y se lo entregó a la unicornio de dos colores, junto con una sonrisa.

Gentle abrió la nota y empezó a leer:

"La verdadera amistad consiste en conocer los secretos, la forma de ser y las debilidades de tus amigos y, a pesar de todo ello, quererles".

Gentle miró a Shiny y dijo:

—Te perdono. Y te pido perdón.

Shiny sonrió y asintió con la cabeza.

Todas leyeron la nota, y comprendieron.

—Shiny —preguntó Flashing—, ¿has escrito tú esta nota?

—No, me lo ha dado Wise para Gentle —respondió Shiny.

—Pues parece que ha hecho efecto, jejeje… —Flashing rió.

—Qué curioso —dijo Knowledge—, Wise también arregló el problema que teníamos Shadow y yo… —y miró a Shadow, que también asintió.

—También fue Wise el que me ayudó —dijo Feather.

—Y… —Shiny comentó— Wise ha sido el que me ha convencido para volver, haciéndome ver lo maravilloso que es teneros de amigas.

—Y ahora ha convencido a Gentle para pedir perdón —exclamó Flashing, con una sonrisa.

—Y ha evitado que el sueño de Flashing se cumpliese… para siempre —sentenció Gentle.

—Creo que se ha ganado nuestra gratitud —dijo Shiny. Todas, incluyendo Gentle, asintieron—. Mañana le voy a comprar un regalo así de grande —Shiny extendió las patas alejándolas entre sí tanto como pudo.

—Mejor que sean seis regalos —Gentle afirmó, a lo que todas asintieron. Todas menos Flashing.

—Os ha ayudado a todas, pero no a mí —Flashing se entristeció.

Shiny miró por la ventana, resignada. Entonces lo vio.

—Flashing, yo no estaría tan segura —y señaló fuera.

Se asomaron todas a la ventana y vieron, suspendido entre dos casas, un cartel que ponía "Flashing, todos te queremos. Sigue siendo tal como eres". La letra del cartel y la de la carta para Gentle coincidían… Wise había pintado ese cartel.

—De acuerdo. Que sean seis regalos —afirmó Flashing, intentando ser seria. Todas rieron.

—Yeguas —dijo Shiny cuando se calmaron un poco—, ¿os parece bien que hagamos todas una carta a mi abuela?

Cogieron papel y pluma y empezaron a escribir la carta:

"Querida abuelita:

Hoy ha sido un día insólito, aunque ha acabado bien. A veces las pequeñas rencillas pueden verse aumentadas por insignificantes errores y resultar catastróficas. Y así habría resultado en nuestro círculo de amistad si no llega a ser porque hay ponis externos a este círculo que, capaces de prever el resultado final, hacen lo posible para hacernos reflexionar para que descubramos esos errores y hagamos todo posible para subsanarlos, para así no solo evitar el fatal resultado, sino incluso lograr que nuestra amistad sea aún más fuerte.

Hemos aprendido hoy que a veces, para ver el problema en toda su magnitud, lo mejor es alejarse del centro y observar detenidamente, actuando dónde y cuando sea necesario.

Con cariño, tu nieta Shiny Eyes… y sus amigas".

Feather se guardó la carta y decidieron entre todas hacer en ese momento una merienda de amistad, aunque en realidad era la hora de cenar.

Wise estaba en casa. Por fin había terminado todo. Se sentía orgulloso de sí mismo: había logrado evitar esa ruptura y, sobre todo, había hecho que esas yeguas fuesen felices.

Cogió de su zurrón la pluma y la tinta y, poniendo un papel sobre la mesa, escribió:

"Estimada Gran Yegua:

Hoy ha estado a punto de romperse una preciosa amistad, la de Las Seis Yeguas de Northwest Mines Town. Y, por tanto, "Ella" ha estado a punto de despertarse.

Por suerte, he podido impedirlo a tiempo. Esa amistad es lo único que la mantiene dormida... Y no os preocupéis, mientras yo esté aquí, así seguirá siendo, y haré todo lo posible para ello, ya lo sabéis.

Atentamente, su fiel servidor, Wise Words."

Enrolló la carta y se dirigió a la pared trasera de la casa. Allí movió una piedra de la pared, puso la carta en el hueco y volvió a colocar la piedra encima. Después cogió un pequeño guijarro blanco y la puso sobre el marco inferior de la ventana para que se viese desde fuera.

Era la forma que tenía para que esa carta circulase por los cauces no habituales, pues no podía confiar en el correo normal. A lo largo de la noche su contacto, a quien no conocía, aparecería, cogería la carta y se la llevaría al contacto de Ponyville, y así hasta llegar a su destino: Canterlot.

Se echó en la cama. Miró al techo y suspiró.

Cada vez le gustaba menos ser un espía de la Princesa Celestia.

FIN DEL CHAPTER 1x03


Espero que les haya gustado tanto leerlo como a mí escribirlo. Comenten si así lo desean.

Next Chapter: 1x04 - ¡Atrapadas! Estimated time remaining: 0 Minutes
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