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Parallel Stories

by SrAtomo

Chapter 3: 1x02 - La ciudad de nubes

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Todos los personajes originales y el mundo pertenecen a Hasbro y a Laurent Faust. Todos los derechos les pertenecen.

Este es un fanfic de fan para fans.

Agradecimientos a todos los que me han animado, apoyado y ayudado con este fanfic y con mi vida diaria...

+A los que me han revisado el fanfic y añadido este estilo tan especial:

-Daniel Campos Fernández - Arreglos y estilos.

-LloydZelos, Volgrand y Unade - Revisión.


MY LITTLE PONY

PARALLEL STORIES

Chapter 1x02

La ciudad de nubes

Era ya el mediodía de una jornada tranquila. Shiny Eyes terminó otra Gran Gema y se dirigió a su casa. Tenía mucha hambre aunque casi no hubiera reparado en ello: se concentraba demasiado en su tarea, olvidando el resto de las cosas. "Menos mal que para respirar no hace falta pensar", le dijo una vez Wise Words al verla trabajar. Y tenía toda la razón: debía aprender a divertirse y olvidar el trabajo cuando no fuese estrictamente necesario.

Pero se sentía a gusto en ese pueblo en el que tenía amigas, conocidos, gente de confianza y, sobre todo, cariño, mucho cariño. A cambio ella aportaba su importante labor con las gemas. Con la experiencia resultaba cada vez más fácil y obtenía mayor calidad. Daba igual de qué color o material fuesen, todas se reparaban de la misma forma. Incluso había aprendido a fabricar por sí misma el ungüento que permitía fijar a su sitio original el polvo de gema, el último y más difícil paso para terminar una restauración.

Saludó a Fast Feather, que estaba repartiendo el correo. Últimamente la pegaso cartero estaba bastante nerviosa: la llegada de gente nueva al pueblo implicaba más tarea para ella. Era algo por lo que se alegraba, pero no dejaban de ser desconocidos: muy celosa de su trabajo, temía que algún poni se atreviese a quitarle alguna carta o rebuscase en sus alforjas. Sin embargo, desde el principio fue muy amable con Shiny, lo cual no cuadraba con ese celo con el material de trabajo.

Un poco más allá, casi escondidas, estaban Flashing Hooves y Undying Knowledge. Cuchicheaban entre sí y miraban constantemente a Fast Feather. Shiny Eyes comprendió que había algo raro y decidió entrar en la tienda de Magic Sales, donde podría comprar un par de bollos para el desayuno mientras vigilaba qué tramaban ambas.

Flashing y Knowledge aún seguían a Feather y susurrando cuando Gentle Colors se paró delante de ellas, mirándolas de modo inquisitivo. Shiny pagó rápidamente y se lo comió todo de un bocado mientras trotaba hacia el grupo. Quería enterarse de qué sucedía con la cartero.

—Lo sé, lo sé, pero además sé que a ti también te pica la curiosidad —Flashing Hooves tenía una expresión entre culpable y pícara mientras miraba a Gentle.

—Sí, sabemos que tú tampoco tienes ni idea de cómo es —Knowledge señalaba a Gentle—. Y es un asunto que no pasará de hoy.

—No, no lo sé, pero tampoco me interesa saberlo… y aunque fuera así, no iría por ahí siguiendo a escondidas a los ponis —Gentle seguía en medio, no dejando pasar a ninguna de las otras dos.

—¿Qué es lo que pasa? —preguntó Shiny Eyes mientras tragaba los bollos.

—Hola Shiny. Dile a esta… metomentodo… que se quite de en medio —la historiadora miraba alternativamente a Gentle y a Shiny.

—¿Metomentodo? ¿Yo? —preguntó la unicornio de dos colores señalándose el pecho— ¿Ahora resulta que soy yo la metomentodo? Knowledge, sois Flashing y tú las que sentís curiosidad, no yo.

—No hagas caso, Shiny —Flashing sonreía—. Dime una cosa: en todo el tiempo que has estado viviendo aquí, ¿cuántas veces has visto la Cutie Mark de Fast Feather?

Shiny se quedó pensativa. Ahora que se fijaba, no recordaba haberla visto jamás, pues Fast Feather siempre iba con esas alforjas que le tapaban completamente la grupa.

—Nunca, no sé cuál tiene —respondió.

—Pues nosotras llevamos sin saberlo desde que Feather vino de Canterlot… De hecho nadie en NorthWest Mines Town lo sabe —Flashing adoptó una expresión sombría—. Es hora de descubrir cómo es.

—Eso si nos deja Gentle, que nos está haciendo perder un tiempo precioso —se quejó Knowledge.

—Gentle, ¿qué mal puede haber en descubrirlo? —preguntó Shiny—. Me acercaré a Feather y le preguntaré si puede enseñarme su Cutie Mark, y así sabremos cómo es.

Gentle piafó dando su aprobación, Knowledge sonrió y Flashing comenzó a girar sobre sí misma de la emoción. Shiny Eyes se acercó directamente a Fast Feather, que seguía repartiendo el correo ajena a todo el asunto.

—Hola… otra vez, Feather —dijo Shiny.

—Ah, hola. Otra vez, Shiny —respondió Feather—. Si no te importa, hoy ando bastante ocupada… este pueblo se llena a ojos vista y mi tarea se incrementa considerablemente.

—Ah, perdona entonces. ¿Esta tarde…? —la joyero vio cómo Flashing salía de detrás de un árbol muerto cercano que estaba por detrás de la pegaso cartero y comenzaba a andar sigilosamente hacia Feather— ¿… podemos quedar…? —la potrilla unicornio estaba a escasos centímetros de distancia. Shiny empezaba a negar con la cabeza mirando a la prestidigitadora— ¿… en mi…?

En ese momento Flashing tocó una de las alforjas de Feather para apartarla y descubrir la Cutie Mark de la pegaso cartero, pero ésta notó el movimiento y emprendió el vuelo con una rapidez inusitada.

—¡No me quitaréis el correo! ¡No lo permitiré! —gritó Feather con los ojos cerrados y su cabeza al frente.

—Maldita sea, estaba tan cerca —Flashing se lamentó.

—Flashing, ¿por qué has hecho eso? —Shiny se enfadó—. Estaba a punto de que me lo enseñase de buena gana.

—"A punto" es demasiado tarde para mí. Quería ser la heroína que descubriera la Cutie Mark de Feather —exclamó la prestidigitadora.

—¿Qué ha pasado? ¿Qué ha pasado? —Knowledge se acercaba rápidamente, seguida de cerca por Gentle.

—Ha sido culpa suya, que no la entretuviste lo suficiente —dijo Flashing.

—¿Culpa mía? —Shiny no podía creérselo—. Has sido tú la que lo ha fastidiado todo. Las cosas se hacen de frente, mirando a los ojos, no por detrás.

—Perdona, Shiny —se disculpó Gentle—, es culpa mía. No me di cuenta cuando Flashing retrocedió y torció la esquina de la casa de Magic Sales. Me sorprendí al igual que tú cuando la vi saliendo de detrás de ese árbol muerto que estaba junto a vosotras.

—Ahora no es momento de lamentarnos —Flashing cambió de tema porque sabía que estaba perdiendo—. Hemos perdido a Feather y ya no podremos saber cuál es su Cutie Mark —Flashing empezó a patear el suelo, frustrada.

—No, lo sabremos pronto —Knowledge sonrió y señaló hacia el tejado de una casa. La pegaso cartero estaba ahí, ocupándose de las alforjas y revisando todo el correo.

Flashing y Knowledge cabalgaron hacia la casa. Shiny Eyes miró a Gentle quien, negando con la cabeza, se dio la vuelta, entrando en la tienda de Magic Sales. Cuando Shiny volvió a girar la cabeza vio que Feather seguía ensimismada en sus alforjas, pero tanto Flashing como Knowledge estaban escalando por las paredes de la casa hacia el tejado.

Shiny Eyes voló rápidamente hasta el tejado y miró a la cartero, mientras hacía una señal de tranquilidad con el casco dirigida a las otras dos.

—No me lo puedo creer, Shiny —se lamentó Feather—. De Flashing y de Knowledge me lo podría esperar, pues siempre están de aquí para allá intentando divertirse… pero pensaba que tú eras más seria. No te imagino alterando el correo… mi correo… el correo de todos.

—No, no lo comprendes, Feather —Shiny se disculpaba—. Sólo quiero saber…

Feather se sentó y, llevándose una pata al corazón, recitó:

"Carteros de Equestria somos,

Y el correo es nuestra pasión.

Lo defendemos con la vida,

Lo llevamos con el corazón.

Si tú me necesitas

Vuelo raudo y veloz.

Tu envío estará seguro,

Y es por una razón:

El poder llevarlo nosotros,

Nos embarga de emoción.

Carteros de Equestria somos,

Y el correo es nuestra pasión."

En ese momento, tanto Knowledge como Flashing habían llegado al tejado, y se apostaron como un gato agazapado a punto de saltar sobre su víctima. Feather giró su cabeza hacia ellas, vigilándolas. Entonces extendió sus alas y dijo:

—No quería verme obligado a hacer esto, pero no debéis ver correos ajenos. No os lo permitiré —volvió a elevarse rápidamente, dirigiéndose esta vez, de forma decidida, hacia la ciudad de nubes, desapareciendo a continuación.

—Genial, esto es fantástico —se lamentó Flashing—. Ahora sí que no sabremos nunca qué Cutie Mark tiene Feather.

—Es culpa vuestra —Shiny estaba visiblemente enfadada—. Si no fueseis tan impacientes, esta situación habría durado unos pocos segundos… y ahora habrá que ir ahí arriba para convencerla de que no queremos robar el correo. Tendré que ir yo, soy la única de las tres que tiene alas.

—No, vamos a ir todas —Gentle estaba al lado de la casa y mostraba una bolsa que había dejado en el suelo—. Sabía que iba a pasar esto, así que he comprado unas pócimas en la tienda de Magic que nos posibilitarán el poder caminar sobre las nubes… durante una hora.

—Perfecto, veo que piensas en todo —Flashing sonrió.

—Sí, al contrario que otras, que no piensan nada —respondió la unicornio de dos colores.

—Tranquilas, tranquilas —sentenció Shiny—. Lo importante es que debemos ir donde Feather y disculparnos con ella.

—Entonces es hora de bebernos las pócimas, aunque permitidme ir antes a por Shadow Hammer —dijo Gentle—. Nos vendrá bien su fuerza por si los pegasos de ahí arriba no atienden a razones.

Shadow Hammer llegó de buena gana a la reunión. Hacía mucho que no disfrutaba de una buena aventura y además quería poner los puntos sobre las íes a algún pegaso de ahí arriba. No se iba a achantar por nimiedades: al mínimo menosprecio que hiciese alguno de esos pegasos iba a tener por respuesta un golpe de casco en los dientes.

—Es el momento de ir a por Feather —dijo con una sonrisa de malicia.

—Esperad, esperad —añadió Flashing, impacientando a las demás—. Vamos a sincronizar los tiempos.

Se puso el casco por encima de los ojos y miró hacia el sol. Movió el otro casco como calculando y, mirando a las demás, sentenció:

—El sol está ahí. Si bebemos las pociones ahora mismo, el efecto desaparecerá cuando esté más o menos en esa posición —señaló un punto específico en el cielo—. Habrá que mirar constantemente dónde está el sol para que no tengamos sorpresas.

—Bien pensado —dijo Gentle—. A veces tienes buenas ideas.

La potrilla unicornio se ruborizó, poniendo un casco sobre la cabeza y sonriendo de forma tímida mientras sacaba la lengua lateralmente.

Todas, excepto Shiny, cogieron una botella y la bebieron entera, de un trago. Se miraron unas a otras.

—Yo esperaba elevarme y flotar —dijo Knowledge.

—Yo esperaba sentirme muy ligera —respondió Flashing.

—¿Estás segura de que funciona? —preguntó Shadow.

—Sí, lo que hace este líquido es poder andar sobre las nubes, pero para ir a esa ciudad tenemos que bebernos el contenido de estos otros frascos —dijo Gentle.

—¿Y por qué no nos lo has dado antes? —inquirió Knowledge.

—Porque el efecto dura apenas unos pocos minutos. Y tenemos que volver a tomarlo para bajar suavemente, así que hay que llevar cuatro frascos ahí arriba —Gentle repartió cuatro frascos y guardó los otros cuatro en el zurrón que colgaba de su grupa. Bebieron todas y, apenas habían terminado, comenzaron a flotar.

Se elevaron hacia la ciudad de nubes. No tardaron mucho hasta llegar y se posaron suavemente sobre una blanca nube al que le faltaba un trozo, como si alguien la hubiese arrancado con gran fuerza. Un poco más adelante estaba Feather, sollozando y recogiendo cartas, que estaban desparramadas por el suelo. Pero únicamente estaba ella, no había nadie más. Todas se acercaron y la calmaron.

—¿Qué ha pasado, Feather? —preguntó Gentle.

—Ha sido horrible, verdaderamente horrible —lloriqueaba la cartero—. Me han robado las alforjas con el correo y ahora seré el hazmerreír de toda Equestria. No merezco llevar el distintivo de pegaso cartero —y rompió a llorar otra vez.

—Tranquilízate, respira hondo y cuéntanos lo ocurrido con detalle —Shadow le puso una pata sobre los hombros, y Feather siguió llorando, pero esta vez sobre el pecho de Shadow.

—Después de que esas tres intentasen revolverme el correo, volé hasta aquí arriba. No había ningún pegaso por ningún lado, así que me di la vuelta para vigilaros, pues sabía que intentaríais algo para llegar hasta mí y seguir revolviendo el correo. Entonces algo me golpeó. Y cuando me desperté, se habían llevado mis alforjas con el correo… —Feather abrió los ojos y se levantó—. ¡El correo! ¡Debo recuperar todo el correo sin falta! —empezó a trotar cogiendo todas las cartas que estaban desparramadas por los alrededores—. Venga, vamos, no tenemos todo el día.

—Feather, si te han robado las alforjas, ¿por qué las tienes puestas? —preguntó Gentle.

Todas se fijaron y, efectivamente, Feather tenía puestas unas alforjas en su grupa. Flashing y Knowledge se entristecieron, pues los zurrones tapaban por completo la Cutie Mark de la pegaso cartero.

—Estas son las alforjas de emergencia, y son incomodísimas, más bastas y pesadas que las normales porque no están hechas con hebras de nube —se quejó Feather—. Ahora tendré que aguantar todo el peso del correo hasta recibir unas nuevas.

— ¿Hebras de nube? —se extrañó Knowledge—. ¿Se pueden hacer hilos de las nubes o es un material ligero que se llama así?

—Son hilos de auténtica nube. ¿Me vais a ayudar o no? —la cartero seguía recogiendo cartas de aquí y de allá.

Todas empezaron a recoger la correspondencia. Mientras lo hacían, se dieron cuenta que algo raro les ocurría a las nubes: parecía que tuviesen trozos arrancados a mordiscos.

— ¿Sabes, Feather? —dijo Shiny de repente—. He pensado que nadie más que nosotras y quien te ha quitado las alforjas sabemos lo que ha ocurrido aquí arriba. Yo no pienso decir nada, y si las demás tampoco lo hacen, nadie en toda Equestria lo sabrá. Así que olvídate de eso de "ser el hazmerreír de todos". Y que sepas que vamos a recuperar todas las cartas.

Flashing levantó la mirada, localizó el sol y dijo "Sí, aún tenemos mucho tiempo para recuperarlas" y, arrimándose a Knowledge, dijo en bajo "y también para ver la Cutie Mark de Feather" a lo que la historiadora respondió con una sonrisa de complicidad.

—Mirad, parece ser que las cartas forman un rastro —Shadow señaló hacia una especie de palacio. Efectivamente las misivas caídas formaban un reguero que se dirigía hacia la puerta abierta del edificio.

—Pues tenemos que seguirlo, y de paso saber qué ha pasado aquí —Gentle se adelantó—. Me resulta muy extraño no haber visto ningún pegaso. Es como si les diéramos miedo.

—Será que la han visto enfadada —susurró Flashing a Knowledge, y las dos rieron.

Ninguna de las seis dejó carta alguna sin recoger antes de entrar al palacio. Cuando lo hicieron, se pararon estupefactas: la sala de recepción era gigantesca, con unas escaleras que subían al piso superior, dos puertas que salían a corredores laterales y varias cortinas que tapaban los ventanales sin cristal. En mitad de la habitación había una fuente seca, que hacía las veces de escultura ornamental. Todo estaba hecho de nubes.

Por todas partes, aquí y allá, había pedazos arrancados. Algo estaba destrozando ese palacio. Y ese algo era muy grande, a juzgar por todo lo que faltaba. Pero no había rastro de ningún pegaso. De hecho, parecía que ese palacio había sido abandonado hacía mucho tiempo.

—Separémonos —sugirió Gentle—, así abarcaremos más terreno y tomaremos más cartas en menos tiempo. Y si alguna ve algo extraño, que avise a las demás. No hay que correr riesgos.

—Sí, claro, y si aparece un monstruo, ¿qué? —Flashing estaba asustándose por momentos—. ¿Has visto las nubes? No quiero encontrarme con lo que está haciendo eso.

—De acuerdo, hagamos tres grupos de dos miembros cada uno —respondió Gentle—. Abarcaremos menos terreno pero estaremos… —miró a la potrilla unicornio— más protegidas, al contar con una compañera.

Flashing y Knowledge se juntaron inmediatamente, formando el primer grupo. Se notaba que tenían ganas de charlar entre ellas y armar jaleo. Shadow y Shiny formaron el segundo grupo, y, por eliminación, el tercer y último grupo fueron Feather y Gentle. El primer grupo fue por la puerta derecha, el segundo por la puerta izquierda y el tercer grupo subió por las escaleras.

Flashing y Knowledge estaban hablando entre ellas bastante alto para eliminar la sensación de miedo que tenían. El corredor era más grande de lo que suponían en un principio y muy oscuro, a pesar de que estaban por encima de las nubes.

—No sé cuánto tiempo nos queda para que dejemos de poder andar por las nubes —dijo Flashing, con cara de preocupación.

—No tengo ni idea. El sol debe estar por el otro lado del palacio —indicó Knowledge.

—Quizás el próximo paso sea el último antes de que se pasen los efectos —la potrilla unicornio se asustó.

—¡No digas eso! —Knowledge se llevó las patas a la cabeza—. Caeríamos demasiado rápido.

—Último paso… No. Último paso… No —Flashing ponía una pata con cuidado asegurándose de que no se hundía la nube a su paso.

—Gentle tiene las pócimas para flotar —dijo la historiadora.

Entonces Knowledge y la prestidigitadora se miraron, se pararon, miraron hacia el suelo y se volvieron a mirar.

—Tienes razón. Mejor deberíamos hablar de otra cosa —dijo Flashing.

—Eso mismo iba a proponer yo —replicó la poni de tierra.

Callaron durante unos pocos segundos. Después la potrilla unicornio comentó:

—No quiero encontrarme con el monstruo —y abrió los ojos como platos.

—¿Monstruo? —preguntó Knowledge, que puso cara de terror. Y Flashing también. Y se abrazaron presas del pánico mientras miraban hacia todos los lados.

Shadow y Shiny fueron por el corredor de la izquierda, e iban muy lentas, pues había muchas cartas por el suelo de nubes y estaban recogiéndolas todas.

—Parece ser que lo que fuera que golpease a Feather se movió por aquí —dijo Shiny.

—Sí, y sea lo que sea, puede ser que echara a los pegasos de aquí. O hiciese algo peor con ellos —añadió Shadow.

—Bueno, a Feather sólo la golpeó. Probablemente sólo iba a por las alforjas. Quizás sea únicamente un ladrón —la pegaso intentó animar la situación, en vano.

—Sea lo que sea, creo que pronto lo descubriremos —dijo la herrero, señalando una puerta al fondo del pasillo, a la que se dirigía el camino de cartas.

Se acercaron sigilosamente a la puerta tras recoger todas las cartas. Afortunadamente Shiny había traído el zurrón, pues la cantidad de misivas que habían recogido entre las dos era demasiada como para sostenerla únicamente con la boca o con los cascos. Se pusieron cada una a un lado de la puerta, pegándose contra las paredes que la rodeaban. Shadow hizo una señal con la pata, apuntando a sus ojos, luego a Shiny, después hizo un movimiento circular y, por último, bajó la pata de repente. Shiny, asintiendo, abrió la puerta.

La sala que había a continuación era mayor que la recepción. Entraron y se juntaron contra la pared de nuevo. Nada. Todo estaba tranquilo. Las dos respiraron aliviadas y siguieron recogiendo las cartas, aunque estaban alerta, pues fuese lo que fuese el ladrón, había llegado muy lejos y muy rápido.

El camino de cartas bordeaba un montón de muebles esparcidos por toda la habitación. Alguien o algo los había tirado, y a juzgar por el polvo acumulado que había en la habitación, había ocurrido hacía ya mucho tiempo.

El zurrón que tenía Shiny estaba casi completo. Decidieron dar la vuelta, buscar a Feather, entregarle las cartas que tenían y volver a por el resto acompañadas con todas las demás, pues el rastro que ellas seguían parecía ser el correcto, y las misivas no se iban a mover de ahí. O al menos eso creían.

Se dirigían hacia la puerta por la que habían entrado cuando otra puerta empezó a crujir. Las dos pararon, intentando averiguar de dónde venía el sonido. Entonces una puerta paralela a la que ellas se dirigía comenzó a abrirse. Se escondieron detrás de unos muebles, esperando a ver quién o qué era.

—Entra tú, que eres mayor —se oía una voz distorsionada por el miedo.

—No, entra tú, que tienes más agilidad —otra voz distinta sonaba, aunque tampoco se distinguía.

—Hagamos lo siguiente —respondió la primera voz—. Entraremos a la vez, y sea lo que sea lo que haya ahí, la afrontaremos entre las dos.

—De acuerdo —contestó la segunda voz.

Shadow y Shiny se miraron y salieron de su escondite. Sabían ya a quienes pertenecían esas voces: a Flashing y a Knowledge. Así que, para que las otras dos no se asustasen, se pusieron en el centro mismo de la habitación, que estaba bañada por los rayos que llegaba de un tragaluz circular en el techo, por encima de ellas.

Flashing y Knowledge entraron a la vez. Vieron a Shiny Eyes y a Shadow Hammer mirándolas desde el centro de la habitación, encima de una montañita de cartas. Desde el tragaluz que tenían encima, una enorme araña peluda se dejó caer, atrapando con dos patas a las dos ponis en un segundo y volviendo a subir hacia el tragaluz usando sus patas libres. Los gritos de Flashing y Knowledge resonaron en todo el palacio. Se quedaron totalmente petrificadas durante unos instantes y después, abrazadas entre sí, comenzaron a correr por donde habían venido hasta llegar al vestíbulo, mientras gritaban y sollozaban de terror.

—Tranquilas, tranquilas —Gentle y Feather bajaban por la escalera—. Ya estamos aquí.

— ¿Qué ha pasado? —preguntó Feather.

—A… A… Arañaaaaaaaa —Flashing y Knowledge seguían abrazadas junto a la fuente de la sala de recepción.

— ¿Qué clase de araña? Tranquilizaos y contádnoslo —Gentle las miraba seriamente.

No sabían si esa mirada quería infundar tranquilidad, pero lograron calmarse un poco, y dejaron de abrazarse, temerosas.

—Una gran araña se ha llevado a Shadow y a Shiny. En la sala de allá —Knowledge señalaba la puerta que había al final del corredor lateral.

—Esa araña era horrible —dijo Flashing con cara de espanto.

—Y peluda —la historiadora se puso la crin sobre la pata delantera, que la había puesto en vilo, y se lo enseñó a Gentle y a Feather.

—Y gigantesca —la potrilla unicornio hinchó los carrillos y encorvó las patas sobre el cuerpo, en una torpe imitación de un poni obeso.

—Es una araña de las nubes —Feather miró a las demás—. No me lo puedo creer. ¿Cómo puede haber una araña de las nubes aquí?

—¿Qué es una araña de las nubes? —Flashing aparcó el miedo y empezó a sentir curiosidad.

—Es un tipo de araña que vive en las montañas muy altas —respondió la pegaso cartero—. Y se alimenta de las nubes que golpean esas montañas. Pero esto es una ciudad de nubes, no una montaña.

—Ahora me explico por qué hay trozos arrancados de nubes —dijo Gentle.

—¿Podría haber venido de la montaña de la mina? —preguntó Knowledge.

—No, no es lo suficientemente alta. Me pregunto si quizás… —Feather se quedó pensativa—. No, es imposible...

—Tenemos que ir a rescatarlas —Flashing había reunido fuerzas de flaqueza y se mostraba con ánimos de enfrentarse a semejante monstruo.

—No te preocupes, no comen ponis —Feather se había acercado a Flashing y hacía un movimiento con sus cascos como si fuesen fauces—. Creo…

—No me intentes asustar, ya tengo suficiente —se quejó Flashing.

—El caso es que, que yo sepa, las arañas de las nubes no suelen ser más grandes que un casco, pero sin embargo ésta parece ser mucho mayor —Feather volvió a quedarse pensativa.

—Pero esta agarró a Shadow y a Shiny únicamente con dos de sus horribles patas —Knowledge todavía estaba aterrada.

—Vamos donde ha ocurrido el incidente y luchemos contra esa araña para liberar a nuestras amigas —sentenció Gentle.

Las cuatro volvieron a la sala en la que había tenido lugar el ataque. En mitad de la habitación había una montaña de cartas. Cuidadosamente Feather y Gentle se acercaron al centro de la habitación, quedando las otras dos más atrás, pues se sentían incapaces de acercarse más. Cuando aquellas llegaron debajo del tragaluz, no pasó absolutamente nada.

—Tranquilas, ya no está aquí —declaró Gentle, mirando a las dos aterradas ponis.

Feather se apresuró a recoger el montón de cartas y las encajó como pudo en sus alforjas.

—Parece que están todas —dijo—, aunque me gustaría asegurarme cuando nos hayamos ocupado de esa araña de las nubes. Quiero que me explique por qué está aquí.

—¿Que te lo explique? —preguntó Flashing.

—Sí, las arañas de las nubes son capaces de hablar. Y vaya si ésta lo va a hacer —Feather apretó un casco y lo estampó contra el otro—. No se me ha olvidado aún lo que ha hecho con el correo, sin contar con el secuestro de Shiny y Shadow.

Gentle respondió con un bufido y las otras dos se miraron entre sí, y empezaron a tranquilizarse. Feather las protegería, de eso estaban seguras.

"Mhhhh… Mhhhh…". Se escuchaba cerca. Muy cerca. Detrás de una de las dos puertas del fondo.

—Vosotras id por esa puerta, yo iré por esta otra —Gentle se dirigía a la puerta de la izquierda.

— ¿Y por qué no vamos juntas? —preguntó Feather.

—No quiero que se escape —sentenció Gentle.

—Pues vamos dos y dos —propuso la pegaso cartero.

—No, no me puedo ocupar bien de esa araña si tengo que ocuparme de proteger a una de estas dos miedosas —dijo la unicornio de dos colores con una mirada fulminante.

—No somos miedosas. Si hubieses visto lo que nosotras, tú también estarías así —replicó Knowledge.

—No, estarías peor, mucho peor —añadió Flashing.

"Mhhhh… Mhhhh…". El sonido hizo terminar la conversación. Feather, Flashing y Knowledge fueron por un lado, y Gentle fue por el otro.

Entraron las tres por la puerta de la derecha y vieron en la mitad de la habitación a la araña de las nubes. Era verdaderamente colosal. Medía más de dos metros de alto, aunque parecía aún más grande, debido a su posición. Estaba colgando de un hilo que le salía del abdomen, y miraba a Shiny y a Shadow, que estaban prácticamente envueltas en un capullo de telaraña.

"Mhhhh… Mhhhh…": el sonido lo hacía Shiny quien, con la boca tapada de telaraña, hacía todo lo posible por liberarse. Shadow, sin embargo, no se movía. Feather se paró y, con un gesto, indicó a las otras dos que no se moviesen de ahí.

Empezó a avanzar poco a poco. Tenía que descubrir el punto débil de esa araña. Miró hacia todos lados, pero no descubrió nada que le pudiese servir, pues todo en esa habitación era o demasiado grande o inalcanzable antes de ser descubierta… incluso siendo ella.

Volvió sobre sus pasos hasta donde estaban Knowledge y Flashing. Esta última estaba sonriendo, señalando hacia una esquina de la habitación. Ahí no había absolutamente nada, excepto un gran barril abierto por arriba.

—Si lográis meterla ahí, todo se solucionará. Me ocuparé de ello —susurró Flashing, cada vez estaba más animada.

—¿Y cómo esperas que la metamos ahí? —se quejó Knowledge en susurros.

—Tú sabes cómo fastidiar los planes —Flashing dejó de sonreír.

—Mirad, vamos a hacer lo siguiente —Feather miraba a las dos—. Voy a ponerme en mitad de la habitación e intentaré despistar a esa araña de las nubes. Mientras, vosotras id por detrás, liberad a Shiny y a Shadow y marchaos de aquí.

—¿Y cómo vas a salir tú? —preguntó Knowledge.

—¡Eh!, soy una pegaso cartero, ¿recuerdas? —explicó Feather—. Ser rápida y eficiente es parte de mi trabajo —dijo sonriendo.

Flashing y Knowledge tragaron saliva y asintieron. Feather se deslizó por la izquierda, dejando el camino libre por detrás de la araña para que las otras dos pudiesen liberar a Shiny y a Shadow. "¿Dónde está Gentle? La necesito aquí a mi lado", pensó. Giró la cabeza y vio a Flashing y a Knowledge, que volvieron a asentir y, sonriendo, empezaron a avanzar, rodeando por detrás de la araña de las nubes.

—¡Eh, tú! —Feather se había puesto al descubierto—. ¿Qué te crees que estás haciendo?

La araña se giró sobre sí misma, mirando hacia donde venía el sonido. Shiny observaba con los ojos muy abiertos a Feather. Shadow, que había estado descansando, empezó a moverse con fuerzas renovadas.

—Oh, qué gracioso, pero si hay otra más —dijo la araña.

—Te repito, ¿qué haces tú aquí? —Feather vio cómo Flashing y Knowledge terminaban de deslizarse y estaban detrás de las dos ponis cautivas.

—¿Te crees muy valiente? —exclamó el arácnido ser—. No eres más que otra poni como estas dos —y empezó a darse la vuelta.

—Te rogaría que me contestases —se apresuró a decir la pegaso cartero. Sabía que si la araña se daba la vuelta, sin duda vería a Flashing y a Knowledge, y todo el plan se echaría a perder.

—Oh, de acuerdo. Luego me ocuparé de ti —la araña dejó de girarse y volvió a mirar fijamente a Feather.

—Entonces responde a mis preguntas —exigió Feather.

—Primero contéstame a esto: ¿Cuántas sois? —inquirió el monstruoso ser.

—Somos tres —respondió la cartero—, a dos las has capturado ya… y yo lo estaré en breve. Ya he respondido a tu pregunta, responde tú a las mías.

—Bien, bien. Entonces pregunta —exigió la araña de las nubes.

—Quiero saber qué haces tú aquí y por qué eres tan grande —preguntó Feather.

—Ah, dos preguntas —el arácnido ente rió—. Vengo de la Dragon Mt. Estaba harta de ese lugar, sólo tenía unos pocos jirones nebulosos. Huí de allí y casualmente caí en una nube, que me trajo hasta esta ciudad llena de comida —la saliva le caía de la comisura de su boca mientras se regodeaba en las últimas sílabas.

—Ahora respóndeme a la segunda pregunta —reclamó la pegaso.

Flashing y Knowledge ya habían liberado a Shiny y a Shadow, y empezaban a recorrer el camino de vuelta.

—¿Cuál era la segunda? —la araña se quedó pensativa durante un instante—. Ah, sí, Mi tamaño. Es lo que pasa cuando llevo viviendo desde hace más de cien años en este lugar... que una crece si tiene suficiente comida.

—¿Me estás diciendo que llevas viviendo aquí desde hace más de cien años? —Feather se sorprendió—. ¿Qué ha pasado con los pegasos que la habitaban?

—Oh, esas son dos preguntas extra —la araña de las nubes entrecerró sus múltiples ojos—. No sé si contestártelas o ir directamente a capturarte —y comenzó a darse la vuelta para mirar hacia atrás.

Las cuatro ponis aún seguían en el radio de visión de Feather, por lo que, si el arácnido ser se daba la vuelta, también las vería.

—Permaneceré aquí para que me captures, así que respóndeme a estas dos nuevas preguntas… por favor —Feather puso cara de potrilla buena que no había roto nunca un plato. Cualquier cosa para evitar que la araña se girase.

—Está bien. Está bien —el espantoso monstruo se paró y volvió a su posición inicial, mirando directamente a Feather—. Pero prométeme que te estarás quieta para que te atrape. Una ya no está para estos trotes, y capturar a esas dos me supuso demasiado esfuerzo.

—Como quieras —la cartero estaba calculando distintas rutas de escape. Y Gentle seguía sin aparecer. Por lo menos las demás ya no estaban en el ángulo de visión de Feather, pero aún tenían que salir de la habitación.

—Bien, bien. Las dos preguntas extra… ¿cuáles eran las dos preguntas extra? —la araña se quedó pensativa—. Oh, mi pobre cabecita ya no es lo que era... Ah, ya me acuerdo.

—¿Te acuerdas ya? —preguntó la pegaso al fin.

—Sí. "Sí . Ni idea" —respondió la araña de las nubes.

—¿Cómo dices? —Feather estaba confusa.

—¡Ay! estas jovenzuelas, qué desconsideradas son —el arácnido ser se impacientó—. Ni idea, no lo sé. Ya no estaban aquí cuando yo llegué. Y me alegro de ello, pues si hubiesen visto a una araña de nubes en su ciudad, me habrían echado en menos tiempo del que canta un gallo.

—¿Me estás diciendo que desde hace más de cien años no ha habido ningún pegaso viviendo aquí? —la pegaso cartero preguntó lentamente. Necesitaba sólo un poco de tiempo más para que las otras se pusiesen en lugar seguro.

—Ya está bien. He respondido a demasiadas preguntas. Se va acercando el momento de atraparte. No te muevas —la araña comenzó a arquearse sobre sí misma —. Y quiero darte las gracias por esos zurrones. Sabían tan bien…

—Teniendo grandes y apetitosas nubes —Feather intentó una última pregunta, deseando dar el tiempo justo para que sus amigas lograsen escapar—. ¿Por qué te has comido mis alforjas?

—Las nubes están crudas, pero tus zurrones eran elaborados, y han sido una delicia para mi paladar —el monstruoso ser se había encorvado de tal forma que, si estiraba las patas, cortaría todo ángulo de escape de Feather. Y empezó a estirarlas.

—¡Escapad, amigas! —gritó la pegaso mientras extendía sus alas.

La araña se giró rápidamente, tan rápido que apenas se distinguía su contorno. Parecía una peonza en movimiento. Gritó de rabia al ver los capullos rotos, así que siguió girando hasta que volvió a ponerse enfrente de Feather, tardando en hacer todo el movimiento apenas en dos o tres segundos. La pegaso apenas se había elevado unos centímetros del suelo en ese tiempo. No le iba a dar tiempo a escapar.

La gigantesca araña se lanzó hacia Feather con las patas totalmente estiradas. La pegaso iba a quedar atrapada. Sólo esperaba que sus amigas estuviesen ya lejos, muy lejos…

En ese momento, entre la araña y Feather, surgió de la nada una red, evitando que la araña llegara hasta Feather.

La red se movía mágicamente, aunque no se veía ningún aura de magia a su alrededor. Era como si la red fuese un ser vivo, moviéndose con voluntad propia. Los extremos de la red se unieron por detrás de la araña y voló, con el monstruoso ser atrapado, hacia el barril que reposaba en la esquina, al fondo de la habitación. Y allí se encajó la red, con su carga, que pugnaba por liberarse.

Se oyeron unas pisadas al trote. Flashing apareció por la derecha de Feather, rumbo al barril, con una sonrisa de oreja a oreja. Feather aterrizó y empezó a trotar detrás de la unicornio. No podía creer que esa potrilla se pusiese en peligro sólo porque lo que ella había exigido para su actuación se había cumplido. Flashing se puso al lado del barril y dijo en voz alta:

—Yeguas y sementales. Fíjense bien… Nada por aquí, nada por allá… ¡ALAKAZAM!

Y el sonido proveniente del barril desapareció de repente. Feather no podía creerlo. Flashing había usado uno de sus trucos mágicos para hacer desaparecer una gigantesca araña de las nubes… ¡y había funcionado!

Feather voló hasta Flashing y le dio un abrazo.

—Gracias. De verdad. Muchas gracias —las lágrimas de la pegaso estaban a punto de salir.

—¡Eh! ¿Has visto? ¡Nunca había logrado este truco con algo tan grande! —la potrilla unicornio estaba radiante de felicidad.

—¿Os importa echarnos un casco? —Knowledge estaba al lado de la puerta, sujetando como podía a Shiny y a Shadow.

—De acuerdo, ya vamos —Feather se enjugó las lágrimas que empezaban a aflorar y, sonriendo, fue, acompañada de Flashing, hacia las otras tres. Flashing se trastabilló.

—Vamos, levántate —se quejó Knowledge, que se veía superada sujetando a sus dos amigas.

—No, espera, no he tropezado. Es mi casco que se hunde —los ojos de Flashing se abrieron como platos, y dejó de sonreír—. ¡La pócima se está terminando!

Feather observó cómo la potrilla se hundía e instintivamente la agarró. Entonces Knowledge gritó. Ella y Shadow también comenzaban a hundirse. No podría sujetar a las tres a la vez. A pesar de ello, Feather se echó a Flashing a la espalda y voló lo más raudo posible hacia las demás, que tenían las rodillas totalmente hundidas en las nubes.

Shiny sacó fuerzas de flaqueza y, con la cabeza aún gacha, tomó a Knowledge y se la echó por la parte delantera de su espalda, con las patas colgando por los laterales. Tomó también a Shadow, acomodándola de la misma forma, pero en la grupa. Exhausta, se echó en el suelo, y sonrió a Feather, sabiendo que, siendo una pegaso, su cuerpo le impediría traspasar el suelo de nubes.

—Falta Gentle —dijo Flashing.

Era verdad. Gentle no estaba a la vista, pero igualmente los efectos de la pócima estarían también acabando para ella. Había que buscarla. Feather se acomodó mejor a la pequeña unicornio en la espalda y le aconsejó que se agarrara bien.

La puerta de la izquierda, donde supuestamente debería estar Gentle, era totalmente inaccesible por esa habitación, pues esa parte estaba totalmente rodeada hasta el techo de grandes muebles. La pegaso voló tan rápido como le permitían sus alas, con Flashing a la espalda, hacia la puerta de la derecha, que afortunadamente estaba abierta. Salió a la habitación del tragaluz y llegó en un instante hasta la puerta de la izquierda, que estaba entornada.

De un empujón abrió la puerta. Ahí estaba Gentle desmayada en el suelo. Apenas se la veía ya que estaba a punto de desaparecer a través de las nubes que conformaban el suelo. Feather tomó con sus cascos delanteros la única pata de Gentle que se veía y tiró hacia arriba con todas sus fuerzas, mientras rogaba a Celestia para lograr sacar a la unicornio de dos colores de esa situación.

Gentle se despertó y vio dónde estaba. Rápidamente se intentó incorporar, quedando suspendida sobre un precipicio. Con sangre fría, movió el casco delantero que tenía libre y lo metió al zurrón, sacando un frasco y, destapándolo, bebió el contenido de un trago.

—Puedes soltarme ahora —dijo la unicornio de dos colores.

—No, sabes que no lo haré —respondió Feather.

—Ahora puedo planear, ya estoy a salvo —Gentle sonrió y, volviendo a meter el casco en el zurrón, sacó los tres frascos que aún estaban llenos y se los dio a Flashing, que los cogió. Mirando a Feather, la unicornio de dos colores asintió. La pegaso cartero comprendió al instante que todo estaba bien y la soltó.

—Nos veremos abajo —dijo Gentle. Y desapareció entre las nubes.

Feather volvió a volar, cargando con Flashing, hacia donde estaba Shiny, rodeando otra vez por la habitación anterior. Cuando llegó hasta ella, repartió rápidamente los dos frascos a Knowledge y a Shadow, quedándose Flashing con el tercer frasco. Las tres bebieron a la vez y se dejaron caer, atravesando las nubes.

—Shiny, necesito que te asegures de que llegan sanas y salvas —dijo Feather, ayudando a la dorada pegaso a levantarse.

— ¿Y tú qué vas a hacer? —preguntó Shiny, que apenas podía sostenerse en pie.

—Necesito buscar una cosa —respondió la cartero— y asegurarme que no queda ninguna carta por recoger. Nos veremos abajo.

—Pero… —la joyero se quejó.

—No —Feather puso el casco sobre la boca de Shiny, indicándole que se callase —. Baja y descansa. Esto puedo hacerlo yo sola.

Buscaron entre las dos pegasos un hueco entre las nubes, algo que no era muy difícil, gracias a cien años de mordiscos de la araña. Shiny estiró las alas y se dejó caer por el hueco planeando hacia sus amigas. Entonces Feather se dio la vuelta y subió por las escaleras del palacio.

La noche empezaba a hacer su aparición cuando la pegaso cartero descendió de la ciudad de nubes. Las demás estaban en la plaza, esperándola. De hecho todo el pueblo estaba en la plaza, pues nadie quería perderse ningún detalle. Feather portaba un libro entre sus cascos delanteros y, apenas tomó tierra en medio de un corro, se acercó a sus amigas.

—Supongo que ya estarán al corriente de la situación, ¿no? —preguntó la cartero a sus amigas.

—Sí, ya saben lo de la araña —dijo Knowledge.

—Y de la forma de librarnos de ella —contestó Shiny. Flashing sacó lateralmente la lengua y se puso una pata encima de la cabeza mientras sonreía.

—Y de que no había pegasos viviendo ahí —dijo Shadow.

—Y nos han tratado maravillosamente —dijo Flashing—. Nada más aterrizar, nos han asistido con comida, agua y mantas.

—Ha sido un rescate en toda regla —Muffled Yell se adelantó.

—¿Y ese libro? ¿Es lo que querías buscar ahí arriba? —preguntó Shiny.

—Sí, es el diario general de la ciudad de nubes —respondió Feather—. Todas las ciudades de pegaso tienen una. Afortunadamente esa araña no lo había encontrado, pues, como todo lo demás ahí arriba, está hecho de hebras de nubes.

—¿Y qué pasó para que se marchasen? —preguntó Magic Sales.

—Veréis… Fueron llamados a filas. En la Guerra de "Las dos miradas" —respondió Feather.

—Ah, esa guerra contra Gildedale duró muchos meses —añadió Knowledge—. Y no ocurrió muy lejos de aquí. Quizás por eso se marcharon todos.

—Sí, a Canterlot. Lo hicieron esa misma noche, debido a la urgencia —matizó Feather—. En la Capital estaban seguros las yeguas y los potrillos, mientras los sementales iban al frente.

—Lo que no comprendo es por qué no avisaron a nuestros antepasados —se extrañó Muffled Yell.

—Oh, sí lo hicieron —añadió la pegaso cartero—. Dejaron caer un mensaje, pero fue malinterpretado. En parte por la urgencia de la llamada y en parte por las diferencias que ya había entre los dos pueblos. Aquí viene escrita una copia del mensaje y, ciertamente, puede dar lugar a confusión.

Feather enseñó el libro abierto por una página: "Ya no estáis seguros. Queremos que os marchéis".

—Si no llegó la guerra hasta aquí. ¿Por qué no volvieron? —preguntó Shiny.

—Para cuando acabó la guerra, las familias ya estaban acomodadas en Canterlot, y allí se quedaron —respondió Feather.

—Oh, no… una guerra —Flashing se entristeció—. No me gustan las guerras. Pasan… cosas. Cosas malas.

—No te preocupes, Flashing —Knowledge sonrió—. "La guerra de las dos miradas" —empezó a recitar—, también llamada "La guerra de las dos líneas", fue una guerra singular. Hace poco más de cien años el Rey de Gildedale dispuso sus tropas a lo largo de la frontera con Equestria, poniéndose él al frente.

En cuestión de horas, la Princesa Celestia envió sus tropas a este lado de la frontera, formando una larga fila. La propia Princesa se personó poco después. Entonces se miraron fijamente a los ojos el Rey de Gildedale y la Princesa Celestia… durante 8 largos meses.

Ninguno daba su pata a torcer, y los soldados apostados a lo largo de la frontera sólo descansaban para comer y dormir. Después de esos 8 meses, el Rey de Gildedale dijo "ya me aburrí, nos vamos". Y ahí acabó todo. Algunos dicen que fue el juego de "desvía la mirada" más largo de la Historia de Equestria. Y, por supuesto, no hubo daños que lamentar, únicamente cascos doloridos por permanecer tanto tiempo en posición de defensa.

—Ojalá todas las guerras fuesen así —se animó Flashing.

—Y pensar que hemos estado más de cien años abucheando a una ciudad vacía, cuyos habitantes han sido en realidad unos héroes… —dijo Muffled—. Es hora de repoblarlo y hacer una estatua aquí recordando a esos valientes guerreros.

—Por cierto —Feather se acercó a Gentle—, ¿qué pasó ahí arriba? Me asusté mucho cuando te vi sin sentido, y esa araña ni siquiera se acercó por donde tú estabas.

—Ah, eso… —la unicornio de dos colores pateó suavemente el suelo, como avergonzada—. Cuando entré a la habitación me golpeé la testuz con un mueble y quedé inconsciente. Siento muchísimo haberme separado de vosotras. Somos un grupo y teníamos que ir juntas. Ahora lo sé.

—No te preocupes. Afortunadamente todo ha salido bien —la pegaso cartero sonrió.

—Una pregunta, Feather —se acercó Wise Words—. ¿Qué pasó para que decidiéseis subir ahí arriba?

—Oh, vaya —Feather se puso en alerta—. Eso pregúntaselo a estas tres —señaló a Shiny, a Flashing y a Knowledge—. Por favor —dijo, dirigiéndose a las tres—, no volváis a intentar revolver el correo de una pegaso cartero, ni aún siendo yo. No es algo bueno.

—Verás, Feather… —habló Shiny Eyes mientras Flashing y Knowledge sonreían detrás de ella como si fuesen buenas potrillas—. En realidad no queríamos revolver el correo…

—¿Y por qué os acercabais a escondidas, sobre todo —expresó la pegaso cartero, señalando a Flashing y a Knowledge— vosotras dos?

—¡Queríamos ver tu Cutie Mark! —dijo rápidamente Flashing sin dejar de sonreír.

—¿Cómo dices? —preguntó Feather.

—Sí, tu Cutie Mark —repitió la pequeña unicornio—. Nadie en Northwest Mines Town ha visto jamás tu Cutie Mark.

—¿Y por qué no me habéis pedido que os lo mostrase? —inquirió la pegaso cartero.

—Eso… —Shiny Eyes miró fulminantemente, pero con una sonrisa, a Flashing y a Knowledge— es lo que deberíamos haber hecho… ¿verdad?

Las aludidas respondieron aumentando más sus sonrisas.

—De acuerdo, os la voy a enseñar —dijo Feather, con una sonrisa.

Ésta tomó con la boca la cincha que unía las dos alforjas con el correo y tiró de ella dejando los zurrones en el suelo, al lado. Todos los ponis, unicornios y pegasos que había en la plaza se acercaron. En especial las cinco grandes amigas de Feather.

En su grupa lucía una maravillosa Cutie Mark: Una carta blanca con un sello en forma de corazón y, encima del todo, un arcoiris.

Era ya bien entrada la noche cuando Shiny Eyes empezó a escribir a su abuela de Canterlot:

"Querida abuelita:

A veces un malentendido puede hacer que una amistad se fracture. Sin embargo, buscar el perdón con sinceridad, incluso cuando lograrlo sea muy difícil, puede hacer que esa fisura se repare y la amistad se haga más fuerte que nunca.

De cualquier forma, el camino para lograr ese perdón se puede convertir en una auténtica aventura e incluso descubrir cosas que pueden abrir el camino a la esperanza para las demás… y para una misma.

Con cariño, tu nieta Shiny Eyes."

Y, contenta, Shiny Eyes se fue a dormir. Seguramente pronto habría más aventuras que disfrutar… junto a todas sus amigas.

FIN DEL CHAPTER 1x02

Next Chapter: 1x03 - La ruptura de la amistad Estimated time remaining: 0 Minutes
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