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Escape Del Planeta Caido! Ciudad De Pobres Corazones

by Lionel Young

Chapter 8: 8. Nada Importa Mas Que Tu

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VIII

Nada Importa Más Que Tú

No salíamos afuera, no mirábamos afuera. Tan solo escuchábamos los murmullos del exterior y a los soldados clavar sus pezuñas marcialmente por la avenida. Colocados en cada esquina, con un fusil flotando a su lado, imperturbables.
No podíamos sino tratar de estar atentos a todo asi pues, subimos a la azotea del castillo para observar. El cielo había perdido su color característico solo adornado por las cientos y cientos de naves que se movían en dirección a cualquier lugar de Equestria pues sabían, alguien podría apretar el botón el cualquier momento haciendo que todo terminara, aun antes de empezar.
Estaba atado, no podía moverme y eso hacia todo mucho más difícil pues ya ni siquiera podía recurrir al palacio de Celestia por ayuda o para intentar iniciar una misión o algo, solo debía quedarme ahí. Pero con el fantasma de la aniquilación en el rostro de cada pony con el que te encuentras ¿Qué más puedo esperar?.

Jugamos a las damas. Ya ni siquiera hay televisión o Radio y eso esta volviendo paulatinamente locos a todos donde la única información confiable eran los pocos cuchicheos que los civiles oían a los soldados y que pasaban escritos en una hoja por toda la ciudad. Esa noche no podíamos dormir, era una noche fría y solo una cantimplora y algunos sorbos de Whiskey nos ayudaban a mantener la cordura mientras, al contemplar la avenida: totalmente desierta.
Los soldados vestidos de negro cantaban afuera, yo sali un poco a tomar aire a las afueras del castillo pero antes y más rápido de lo que siquiera imagine un guardia me apunto con su arma

- vuelva dentro por favor- dijo
- no me moveré, pierda cuidado
- vuelva dentro por favor – repitió – o me veré obligado a disparar

Viendo que no había más opción entré, visiblemente molesto mientras maldecía en voz alta ya que creía que realmente no valía la pena guardarme algo cuando, de hecho, todos estaban muy nerviosos para hablar.
En la noche… tomábamos café, en silencio, ninguno quería hablar, quizás no porque no tuviésemos las ganas de interactuar pero considerábamos que la situación era lo suficientemente tensa como para hablar del clima, de cómo había sido nuestro día

- ¿a que se redujeron nuestras vidas? – pregunto Rarity
- A llegar vivos – dije casi de manera mecánica
- A veces creo que todos deben estar escondidos.
- Por supuesto. Si esta ciudad esta apartada y alejada miles de metros hacia debajo de todos los demás
- ¿como te sientes con respecto a quien eres? – ella pregunto
- No lo se – dije algo cabizbajo mientras le daba un sorbo a mi café – es solo que a veces no llego a entender. Todos dicen que soy un héroe profético, pero no me siento asi. Estoy tan nervioso que creo – dije acariciando si crin – que no se que seria de mi ahora sin tu compañía
- Gracias querido – dijo sonrojada – pero… debes confiar en quien eres. Si tu mismo no confías en el destino que viniste a cumplir, todos estaremos perdidos. Y tienes… tienes mi apoyo

Nos mirábamos y cabeceábamos de sueño, pero por alguna razón ni el café hacia efecto ni podíamos caer al sueño. Quizás, por el afán de alerta permanente.
En conjunto con la fría noche, las nubes se apoderaron del firmamento y después de tapiar la ventana rota nos propusimos observar la lluvia en la ventana de la habitación de Rarity.
Al observar las gotas chocar y reventar en el piso parecían salir pequeñas chispas, como si no fuesen de agua realmente, pero no le dimos importancia.

En el palacio de canterlot las cosas estaban caldeadas, la princesa estaba extrañada pues a pesar de haber colocado a sus mejores centinelas a observar cada punto del espacio cercano…. Nada de nada, todo parecía absolutamente normal

- ¿Cómo es que después de todo esto nada es diferente allí fuera?
- Debe estar esperando algo – dijo uno
- Es una respuesta plausible – dijo otro

De eso hablaban y del descontento creciente de la población cuando De pronto uno de los centinelas gritó y retrocedió, como asustado. Tenía su boca abierta e indicaba al cielo

- miren… miren ahí – dijo

Al mirar, nadie podía dar crédito a sus ojos: un ojo gigante estaba ahí, en el medio del espacio. Mientras más lo observaban, más veían. A través de la pupila del ojo se sucedían imágenes de la historia de ambas dimensiones: la fundación de Equestria, un festival de sidra, las cámaras de exterminio nazi, los elementos de la armonía venciendo a Discord, el nacimiento, la vida, muerte y sacrificio de Jesucristo y mucho más. Pudieron caer en la cuenta de que la criatura era la creación en si misma. Pero ella lloraba y sus lágrimas se fundían en una luna mientras, todo su contorno estaba cubierto por un manto rojo.
La creación estaba sufriendo, como si algo o alguien estuviesen manipulándola para que no siguiera su curso natural.
El ojo tenía alas, intentaba alzar vuelo pero parecía atada a una estrella por un lastre grueso, se retorcía, parecía gritar y su pupila mostraba imágenes de dolor. De pronto, casi anunciadamente el ojo comenzó a arremolinarse, trato de luchar, trato de reír pero sin embargo, tan rápido como había vivido, el ojo se fundió con el espacio y desapareció.

Todos sacaron sus ojos del espectáculo y se miraron. Primero, silencio. Luego, desconsolado llanto de haber presenciado el fin de la creación, nada volvería a crecer ni a nacer, solo quedaba esperar… la era parecía vomitar todos y cada uno de los corazones del universo. Ellos lloraron por lo que creyeron ver, sin embargo, aunque la creación perdura, ellos, al menos, jamás volvieron a ver ese misterioso vortice de vida, historia y revelación.
"¿Qué será de nosotros?" se preguntaron en silencio, con voz de incertidumbre. La creación gemía, se retorcía y gritaba desde sus entrañas sin embargo ninguno era capaz de entender ni descubrir quien estaba detrás de todo eso.

- ¿debemos informar a todo el Reino de lo que hemos visto? - dijo un centinela mientras secaba sus lagrimas
- No. – dijo la princesa con un aire resignado – mientras menos noticias lleguen a las ciudades, tanto mejor. Informen que suprimo, a partir de este momento, la libertad de información.

Al saberlo, nadie se vio muy feliz, realmente deseaban saber que sucedía. Yo, en cambio solo observaba, impasible la lluvia acida que corroía los monumentos. Por las otras ventanas podía observar a otros ponies con los ojos vidriosos y la razón era tan simple como triste: era la primera vez y el primer registro que se tenía de lluvia acida en Equestria.
Pude observar como algunos corrían de un lado a otro, en desespero mientras cada gota que caía sobre sus alicaídos cuerpos parecía quemar hasta el rincón más recóndito de su ser.

Esa tarde las nubes se dispersaron más temprano pero el cielo seguía siendo de igual manera grisáceo. Yo deje a Rarity en la tranquilidad del sueño y me fui en mi camino a dar un paseo con mi mente puesta en buenos pensamientos y en la manera de poder darle una vuelta de tuerca a toda la situación que se presentaba, tan, tan difícil.

Llegue a la rivera de un lago sin nombre que era custodiado por varias colinas de mullido y húmedo pasto en su alrededor y donde el silencio se dejaba oír. Observaba las ondas del agua ir y venir. Lanzaba una piedra al agua y la observaba perderse en el agua. De pronto el agua comenzó a abrirse por un costado y vi algo similar a un tobogán se conducía a las profundidades de la laguna. Yo me acerque más por extrañeza que por vehemente curiosidad. Al perder el equilibrio caí a mundos de distancia del lugar en el que estaba y mientras caía podía ver luces, como de faroles, pero nada más detallado gracias a la ilusoria rapidez.

Caí en un salón, estaba lleno de lámparas y brillaba con la luz de mil soles. Pude ver un ser, tenia rostro de humano, cuerpo de hipocampo y pies de pato. Su cuerpo me asusto, y pude ver, por primera vez, como la luz del salón, contrastaba con lo lóbrego del fondo marino.

Al ver al ser, trastabille hacia atrás y dije con voz trémula:

- ¿Quién eres?
- He tomado esta forma para hacerte más familiar – dijo – y soy el gobernante de esta ciudad.

Yo mire a mí alrededor y corrí hacia un costado del salón, era un vidrio transparente que dejaba ver una ciudad que brillaba y seres semejantes a hipocampos que iban presurosos
A un destino incierto.
Cientos de ocasiones los mitos se mezclan con las realidades mentirosas, pero, esta vez no podía ser ni haber nada más cierto. Los hipocampos llevaban alas y en su frente algo parecido a diademas. Yo intente creer que todo esto era un sueño, sin embargo estaba ahí, pisando tierra firme.

- ¿Por qué un gobernante desea hablar conmigo?
- Porque nos necesitas – dijo – desde hoy en adelante comienza el primer día de tu vida

Yo me pare y dije

- bueno. Aquí me tiene
- ¿ves esa ciudad allá fuera?
- Si
- Nosotros somos los descendientes de los primeros habitantes de este Reino, antes incluso, de que Equestria llevara ese nombre
- ¿Por qué terminaron aquí?
- Nosotros somos lo que en un tiempo en tu mundo llamaron la Atlántida. Escucha: hace mucho tiempo Sy el unicornio gobernaba las tierras junto a Celestia. Nunca nos explicamos de donde vino el, o como llego o lo que sea. Y, celestia, por alguna extraña razón nunca quería hablar de el. Este unicornio se mostró benevolente con todo el pueblo y logro paz y amor. Pero, luego de un tiempo comenzó a mostrar su verdadero cariz: un ser lóbrego y sin sentimientos, manipulador y que quiso tomar el control absoluto de Equestria dejando muchos lugares en las ruinas y muy pocos sobrevivientes. Pero, cuando todo parecía perdido… el escapó… aquellos que sobrevivieron en la tierra repoblaron el reino y los otros, los que fueron empujados al océano o a las fuentes de aguas que no yacían contaminadas fueron cambiando su fisonomía y terminaron con el paso de las generaciones, convertidos en hipocampos.
- Y ustedes no lucharon contra Sy ¿no es verdad?

El dio una mirada hacia abajo, como triste

- en efecto… no fuimos… no fuimos capaces de luchar. Ninguno fue lo suficientemente competente asumo.
- Pero… ahí arriba todos creen que este asunto es un mito
- ¿crees que si fuera un mito todas esas cosas sucederían? Son los mismos indicios que antecedieron a los hechos en la antigüedad. Pero Celestia no desea alarmar a los demás.

El me guió a través de un pasadizo, en silencio. Subimos a una nave en dirección al palacio Real. Observaba lo azulino del agua y a los hipocampos comer su plankton, a veces solos, a veces… en familia.
Las construcciones eran más bien pequeñas, siendo el palacio fácilmente reconocible por su grandilocuencia y su similaridad a las construcciones de la Grecia antigua, con la regla Áurea como máxima arquitectónica en cada rincón. Me sentía cómodo y a gusto pero intrigado del como esta ciudad si era completamente real y no un supuesto como en otro tiempo.

Estaba a cientos de millones de millas de mi hogar y aun asi pude entrar con la cabeza en alto no sin antes el Gobernante me facilitara unos bronquios artificiales. Las descripciones del lugar sobran realmente, al bajar la escalera llegamos a otro salón. Este tenía una camilla, una mesa y unas sillas, fue la primera vez que mire todo esto con incredulidad.

- bueno. – dijo el gobernante mirando a los demás, eran tres que estaban vestidos con batas – el es de quien les hable. El viene a dar cumplimiento profético a nuestro Némesis Sy.

Yo me pare y dije

- un momento. No puede dar por seguro algo que ni siquiera yo mismo se
- si no fuese asi… no estarías aquí ni yo perdería mi tiempo – dijo el Gobernante
- ¿ya encontraste a esa persona especial? – dijo un pony con bata
- Eso creo – dije un tanto avergonzado
- Bueno – dijo uno – llego la hora de hablarte sobre los tres tesoros sagrados
- ¿no que celestia debería hablarme de aquello?
- Nosotros te lo revelaremos y ayudaremos, porque debemos hacer lo que no hicimos antaño. Debemos vencer al tirano… y tu… tu eres nuestra carta de triunfo o nuestro boleto a la perdición total – dijo otro
- No podemos movernos de Ponyville. El resto de las ciudades llevan cientos de años sobre los cielos y las aguas de la superficie ahora son ponzoñosas y muertas. Muchos se aventuraron a probar suerte en otros lugares. Hoy sabemos… no volvieron – dijo el gobernante
- Existen 3 tesoros: El espejo de Palutena. Este ayuda al viajero a mirar dentro de su alma y concentrar su energía y también para mostrar la verdadera naturaleza de todos los seres – dijo mientras me mostraba un dibujo de lo que se creía era el espejo - El Arco y la flecha de Limassol. Este es un arco que se cuenta nació en conjunto con la aparición de mundo, es un arco café y una flecha verde, un escudo amarillo… es el único con capacidad de herir a Sy… pero el tercer tesoro es….

En sus ojos observe un brillo que no me dio buena espina

- el Amor. Es el único tesoro intangible
- ¿y que hay si consigo solo los primeros dos?
- Sin el Amor, el resto de los tesoros son inutilizables.

Pude haber dicho muchas cosas a eso, pero solo me quede ahí… en estos casos… sentí como si un peso cayera sobre mi

- ¿Por qué todo se reduce a lo que es más difícil de conseguir?
- Lo más preciado, el poder más grande es el que siempre lo decide todo. Ahora…

En eso vi a dos de los hipocampos con batas detrás de mí y tomándome, me empujaron hacia la camilla y me ataron de manos y pies

- ¿Qué me van a hacer? – grite
- Tu tranquilo

Acercaron a mí un aparato con un chip y un bisturí. Cortaron un trozo de mi cabeza, no dolió pero al colocar el chip y cabeza comenzó a arder y mi cuerpo a retorcerse. El dolor… jamás había sentido ese tipo de dolor, mis gritos eran penetrantes y agudos y mis lágrimas continúas. Pareciera que fuera la peor tortura que pudiese vivir y sentía tal y cual mi cabeza fuera a estallar en cualquier momento y, al terminar el dolor… desperté en el prado nuevamente.

Valía la pena reflexionar nuevamente sobre si había sido un sueño o no, pero mi jaqueca era terrible y antes de siquiera pensarlo sentí, dentro de mi cabeza una voz que decía:

- ¿si? ¿estas ahí? Hafnafjordur… ¿estas ahí?
- Aquí Hafnafjordur – dije casi como si de una película de acción se tratara
- Es bueno, nuestro experimento resulto. De aquí te ayudaremos. Mañana recibirás indicaciones. Cambio y fuera
- Muy bien. Cambio y fuera

Me reí todo el camino a casa, era como un esquizofrénico y a veces parecía que me había metido en medio de una misión ultra secreta de espionaje o algo. Pero ahora, ya no había más tiempo para dudas, debía volver a encantar a mi esposa y aunque no sabia como, debería poner todo de mi para lograrlo.
No se cuanto tiempo estuve fuera, aparentemente un par de dias pues a mi llegada ella se sorprendió

- buenas tardes – dijo algo molesta – recordaste que tenias un lugar donde venir
- no creerás donde estuve
- no me interesa – dijo de manera cortante
- ¿Por qué estas molesta?
- ¿y tú que crees? Sabes que no debes estar allí fuera solo. Además… ¿con quien andas?
- Con nadie, sabes que no conozco a nadie excepto a ti aquí.
- Debes tener más cuidado con quien andas y lo que haces - dijo – querido… yo solo quiero lo mejor para ti ahora, pero debes saber que no puedo hacerlo sola, debes poner también de tu parte
- Lo se… lo siento amo… es decir, Rarity

Es la segunda vez que sufría ese lapsus y no quería se volviera una constante. Esa tarde ella no me habló pero, de todos modos, cuando el sol se hubo ocultado, en su mesa de noche le deje una nota con la leyenda: "Nada Importa Más Que Tú"
Esa noche se daba vueltas en la cama, incluso tratando de dormir de revés, respiraba y pensaba… aun pensaba que realmente no quería enamorar a esa particular unicornio, pero entonces venían a mi las imágenes de Leonora… de la mujer a quien yo tanto amé y las lagrimas vuelven a mi cuando pienso en que esta tan cerca de mi. Supe que si lograba que ella conociera de mí, ella podría ser quien yo conocí y asi… estaríamos juntos para siempre como siempre lo soñamos y de esta manera podría decirle besándola… Nada Importa Más Que Tú … pero también supe que si no veía el interior que es donde ella realmente vive…eso significaría que jamás la amé de verdad y no puedo dejar, no puedo permitir que ese sea su pensamiento cuando el tiempo llegue a su final.

Next Chapter: 9. Mi Razon De Ser Estimated time remaining: 16 Minutes
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