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LA VERDAD SOBRE CELESTIA

by SCRITTORE PASSIONE

Chapter 7: CAPÍTULO 7: EL CONDENADO POR DESCONFIADO

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Hola bronies y lectores. En esta ocasión les hago esta introducción para plantearles una adivinanza ¿A qué hace referencia el título de este capítulo? ¿Lo saben? Quien lo adivine y quiera puede contestarme en sus reviews. Para los que no lo acierten podré la solución en el siguiente episodio. La historia se va animando, al principio no iba alargarla tanto pero es que últimamente me he enganchado a esto de escribir. Este es mi primer fanfic aunque no el único, tengo una segunda historia titulada "Los orígenes de Spike", les animo a que la lean, es muy prevé y ya está acabada.

Capítulo 7

EL CONDENADO POR DESCONFIADO

Habían pasado dos días desde el funeral y el entierro de la madre de Rainbow Dash. Shining Armor le había pedido unos días libres a Luna para visitar a su esposa, y ella le concedió un mes. Su alteza le comunico a Armor que Cadence tenía una noticia importante que comunicarle, él le preguntó de qué se trataba pero ella se negó a decirle nada, argumentando que ciertas cosas era mejor hablarlas entre cónyuges. Esta respuesta de la princesa dejo desconcertado y asustado al semental. ¿Qué le pasaría a su esposa? Si fuese algo malo seguro que Twilight se lo habría comentado, pero su hermana no le había dicho nada, entonces debía de ser algo personal. Tanto Luna como Twilight y sus amigas habían acordado entre ellas no comentarle nada a Shihing sobre el embarazo de Cadence porque preferían que fuese la embarazada la primera en darle la feliz noticia.

Armor se marchó de la sala del trono, donde estaba reunido con la princesa de la noche, pero cuando iba caminando por el pasillo se encontró con el príncipe Blueblood.

—Vaya… ¿A quién tenemos aquí? ¿Te has divertido estos días siendo regente durante la ausencia de mi tía?—comentó Blueblood.

—Buenos días, alteza. ¿Qué desea?

— ¿Qué tal esta mi prima?

—Supongo que bien. Hace días que no la veo.

—O sea que no tienes ni idea. Ella podría tener una aventura con otro semental y tú no te percatarías.

— ¡No hable así de mi esposa, alteza!

—Solo digo que si Cadence quisiese ponerte los cuernos no te enterarías.

—Ella es su prima ¿Cómo puede hablar así de su propia familia?

—Bueno… Ella se casó con un plebeyo a pesar de ser una princesa alicornio de nacimiento. Las chicas que hacen eso no son de fiar.

— ¡Adiós!—respondió Armor marchándose enfadado.

Una sonrisa maléfica apareció en el rostro del príncipe Blueblood mientras veía al militar alejarse.

« ¿Podría ser que a Cadence le gustase otro semental? No, no puede ser eso. Aunque… últimamente hemos pasado muy poco tiempo juntos, y ella es muy atractiva, cualquiera se fijaría en una yegua tan linda, y aunque ella quisiese serme fiel podría tener más de un galán, la carne es débil… No. ¡No puede ser! ¡Reacciona, mentecato! Cadence nunca te engañaría ¿O sí?» pensaba torturándose psicológicamente le pobre Armor. El malvado Blueblood había sembrado la duda en él.

El pobre equino ya no podía más. Ordenó que le preparasen un transporte militar al Imperio de Cristal. Sus soldados le pusieron a punto un dirigible con las debidas comodidades. La nave tardo unas dos horas en llegar a su destino. No había zona de aterrizaje, pero el almacén del vehículo contaba con una serie de carros que podían ser arrastrados por pegasos, y en uno de ellos Armor llego a tierra firme. Una vez en el suelo Armor no dudo un momento en ir corriendo como una bala hacia el palacio, el semental parecía una centella de tan deprisa como corría hasta que llego a las puertas, donde los guardias se las abrieron para que entrada, una vez dentro del edificio metió de nuevo el turbo para ir al dormitorio esperando encontrar en él a Cadence. Llego agotado y sudoroso por la galopada, pero no entró sino que se puso a escuchar detrás de las puertas. Se oían dos voces, una era la de su esposa pero no podía reconocer de quién era la segunda voz aunque le resultaba conocida.

Mientras tanto el dirigible fue devuelto a Canterlot.

Que gustitooo. Que pezuñas tieneees. Más arriba.

— ¿Entre los hombros?

—Sí, sí, entre los hombros.

« ¡Santas Artemisa! ¿Pero quién hay en la habitación? ¿Qué están haciendo?» pensó el semental.

—Deja ya de masajearme la espalda. Pasa al trasero.

—Me da vergüenza.

—Oh, vamos. Solo un masajito. Además vas a estar mucho tiempo trabajando para mí si quieres saldar tus deudas.

« ¿Trabajando para ella? No solo me engaña sino que además le paga al otro. ¿Y cuanto le pagará?»

—No me siento cómoda manoseando culos. ¿Podemos pasar a los cascos?

—Vale. Como quieras, chica.

« ¿Chica? Diosa Artemisa. El otro no es un semental, es una yegua. ¿Cadence es lesbiana o quizás bisexual? Tengo que entrar»

La habitación medía 15 metros de largo por 12 de ancho y 5 de altura. Había una alfombra marrón de seda que cubría casi todo el suelo que era de parquet, las paredes, al igual que el techo, eran de color azul cielo; la cama de matrimonio donde dormían juntos Cadence y Shining era suficientemente grande para 5 usuarios; había amplios ventanales cubiertos con una cortinas de seda; y varios armarios correderos con espejos en sus puertas.

Shining Armor entro de golpe en la instancia. Quedándosele cara de bobo, en la habitación se encontraba Gea dándole un masaje a Cadence, eso era todo. Por un simple masaje él se había montado toda una película. Se sentía estúpido, deseó que se lo tragase la tierra ¿Cómo le explicaría a su mujer que por algo así casi se muere del susto? Tal vez ella se enfadará o se estaría riendo de él toda la vida. Aun así las dudas del semental no se disiparon del todo.

Cadence se levanto y beso a su esposo en los labios, este último devolvió el beso y la doncella se marcho voluntariamente para dejarles a solas. Tras marcharse está última Armor comento que Luna le había dicho que su esposa tenía algo importante que decirle.

—Entonces ¿Luna o Twilight no te lo dijeron, querido?

—Ellas hablaron de los acuerdos con Chrysalis, y del funeral y del entierro de la madre de Rainbow Dash. Me hubiese gustado ir pero tenía obligaciones que atender. También me comentaron lo sucedido con Gea.

— ¿Nada más?

—No. Luna dio a entender que había algo más, pero al parecer debías decírmelo tú.

—Bueno… es lógico. Ciertas cosas es mejor hablarlas entre nosotros.

«No voy a ponerme nervioso. Ante todo tranquilidad y educación» pensó el militar.

Ambos esposos se sentaron al borde de la cama mirando a las ventanas del fondo.

—Verás, Shining, cariño. Tú ya sabes que estás últimas semanas he estado un poco nerviosa. Y encima estos últimos días no nos hemos visto. Nos han obligado a estar separados… Podía haberte escrito pero lo que te tengo que decir sería muy frío comunicarlo por carta, era mejor que tuviésemos esta conversación en vivo y en directo.

« ¿En vivo y en directo? Me está dando miedo»

—Luna, Twilight y las otras tienen razón. Esto no debe ocultarse…

« ¡Diosa Artemisa! Me he vuelto cornudo»

—Pero… ¿Se trata de algo serio, querida?

«Que pregunta tan tonta. ¿Desde cuándo un embarazo no es una cuestión seria?» pensó la yegua.

—Muy serio por supuesto. Estas cosas no son para tomárselas a la ligera.

— ¿Desde cuándo pasa esto, Cadence?

«Parece que lo ha entendido a la primera, aunque me le imaginaba más ilusionado» pensó la princesa de cristal.

—Ya pronto harán cinco semanas.

— ¿Cinco semanas? ¿Llevas con esto cinco semanas y no me lo habías dicho?

—No era tan sencillo. Sabes que muchos se opusieron a nuestra boda. Tenía miedo de cómo reaccionarían los demás.

—Pues ¿Cómo quieres que reaccione la opinión pública? Mal. Una cosa como esta no puede verse con buenos ojos. Y encima a mi propia hermana le parece bien. Es inaudito.

«Le parece mal que yo este encinta. No puedo creerlo, estamos hablando de su hijo, de nuestro hijo. Y a él le parece mal» pensó la princesa.

—Tu hermana tiene más valor que tú. Creía que me apoyarías pero veo que me equivocaba—Contesto Cadence completamente indignada ante la aptitud de su esposo. Armor se enfadaba de que ella estuviese esperando un hijo de él, cuando debería alegrarse y apoyarla.

— ¿Apoyarte? Me haces esto ¿Y soy yo el insensible?

—No puedo creer lo que oigo—intervino Cadence con lágrimas en los ojos—Eres un miserable. Ni siguiera te importa tu propia sangre—contestó la preñada levándose bruscamente y mirando de frente a su marido con cara enfadada.

— ¿Qué tendrá que ver mi sangre con esto?

— ¡¿Insinúas que no es tuyo?!

La princesa de cristal comenzó a caminar en círculos por toda la habitación. Armor por el contrario seguía sentado en la cama mirando a su esposa fijamente con cara de indignación.

— ¿Ahora es idea mía toda esta situación? Yo jamás te habría hecho algo semejante. Y jamás lo he hecho, la responsabilidad es tuya, Cadence. Quiero que acabes con todo esto. Y deja de moverte de un lado a otro.

« ¿Qué acabe con todo esto? Diosa Artemisa. Quiere que aborte. Esta loco, no pienso matar a mi hijo» pensó Cadence quedándose quieta.

— ¿Y bien, Cadence? ¿No dices nada? Acaba con todo esto de una vez. No sé qué problemas tienes conmigo, no recuerdo haberte hecho nada, pero en cualquier caso eso no es excusa.

La princesa tomo de uno de los cascos delanteros a su esposo y tiro de él hasta obligarle a levantarse, después se sitúo frente a él y le miró fijamente.

—"Esta situación" como tú la llamas, Armor, es lo que hay. Ya se han cumplido cinco semanas y pienso llegar al final.

Cadence se refería a llevar el embarazo hasta el final, es decir, quería tener al niño. No se imaginaba abortándolo. Sin embargo Shining Armor pensaba que su esposa le estaba confesando que tenía un amante y que este y ella llevaban cinco semanas de relación.

—O sea que ni siguiera te arrepientes de lo que has hecho—intervino él.

— ¿Yo? ¿Lo que he hecho yo? ¿Y tú y tu semillita qué?—contestó la princesa.

— ¿De qué semilla hablas? Yo nunca desee que esto pasara.

— ¡No doy crédito a lo que escucho! ¡Estás loco! No, peor, eres una bestia. Pensé que te alegrarías por mí, por los dos, pero ya veo de qué pasta estás hecho.

EN LA HABITACIÓN DE GEA

Gea tras ser purificada por los elementos de la armonía tomo la forma pegaso que había adquirido en el Imperio de Cristal, color mostaza, con crines naranja claro, ojos marrones y sin cutie mark. La criada esperaba obtener su marca algún día, pero ahora le preocupaba más el castigo que le habían puesto por robar a la reina changeling. Por un lado estaba el hecho de que se le había prohibido la entrada en Changelopolis, su ciudad de origen; esto no era tan grave porque con su esposo fallecido ya no la quedaba más familia, sus otros parientes murieron hace muchos años, cuando se lanzó la maldición; no tenía nada que hacer allí. La indemnización ya era otro cantar. Según la sentencia contra ella debía de pagarle un 10% mensual de su salario, es decir 100 bits, a Chrysalis hasta saldar la deuda que tenía con ella. No tenía sentido, 100 bits mensuales eran iguales a 1200 anuales, si la deuda total era de 300 mil, eso significaba que estaría pagando durante 250 años. ¡Imposible! ¿Cómo iba a pagar durante dos siglos y medio? No tenía lógica a no ser que la reina changeling pensase que el salario de Gea era más alto, o que ella tuviese otras fuentes de ingresos aparte del sueldo que la pagaba Cadence, pero no era así, Gea no tenía ninguna segunda fuente de ingresos. A esto se sumaba otra duda, antes los changelings oscuros poseían el don de la eterna juventud pero ahora que ellos se habían librado de la maldición y convertido en ponis ¿Continuaban siendo inmortales? Lo más seguro es que no, y si ella ya no era inmortal entonces ¿Cómo iba a estar trabajando durante 250 años seguidos? ¿Y Chrysalis? ¿Ella Iba a vivir lo suficiente para poder cobrar toda la deuda? Todo esto era absurdo. Y todo por culpa de un semental miserable que la utilizó y la dejo tirada.

De pronto la criada escucho voces e insultos procedentes de la habitación de sus señores, parecía que estaban discutiendo. Ambas habitaciones estaban muy cerca la una de la otra, porque la princesa lo había dispuesto así para tener cerca a su doncella. La criada salió del cuarto y se acerco despacio hacia la puerta de los voceras. Allí se encontró con otros tres criados que escuchaban detrás de las puertas.

—Chiss. Ven, Gea. Los príncipes están peleando—cuchilleó una pegaso color crema, con crines marrones, ojos azul claro y una cutie mark en forma de abanico. Su nombre era Blab—ella le ha llamado a él estúpido e insensible.

—Chiss, que nos van a oír—se quedo un poni terrestre de lomo y ojos azul cielo, crines azul marino y una cutie mark en forma de escoba. Se llamaba Busybody.

—Chiss, callar, que esto es interesante. Él le ha llamada a ella miserable traidora—intervino una unicornio de lomo blanco, crines negras, ojos marrones y una cutie mark con forma de fregona. Respondía por Babbler.

De pronto se escucharon ruidos de pasos. Los cuatro criados se apartaron y se fueron corriendo para no ser descubiertos. Más tarde Busybody, Blab, Babbler y Gea se juntaron en el patio del palacio.

— ¿Qué ha pasado? ¿Por qué se peleaban los señores, Blab?

—No lo sabemos, Gea. Aunque parece ser que la señora está embarazada del señor y él no quiere ser padre.

—No te enteras, señorita. ¿No oíste al señor insinuar que el niño no era suyo? Pues si no es suyo eso significa que la señora tiene una aventura—le respondió Babbler.

— ¡No puede ser! La princesa no es esa clase de yegua—intervino Gea.

— ¿Y cómo lo sabes? Aunque a mí me es indiferente que ambos príncipes se acuesten con media Equestria con tal de que nos sigan pagando el salario—exclamo Busybody.

—Esa forma de pensar es egoísta, Busybody—se quejo Gea.

—No, no lo es, señorita de la deuda de los 300 mil bits, porque los que nos podemos quedar en el paro somos nosotros.

—Un segundo… ¿Y si son los dos? ¿Qué pasaría si ambos señores tienen un amante? A lo mejor tanto ella como él han puesto los cuernos al otro—señaló Blab.

—Sea como sea los perjudicados seremos nosotros y el resto del personal de palacio. Pensarlo. Primero cuernos, luego divorcio, y finalmente reducción de personal. Adiós a nuestros trabajos y sueldos—puntualizó Busybody.

— ¡Estáis todos locos! Los señores no han hecho nada. Os estáis montando una película. Yo me largo. Adiós—intervino Gea marchándose enfadada.

«Tengo que conseguir hablar con el señor. No sé cómo pero tengo que hablarle. Seguro que todo esto es un malentendido» pensó Gea. La criada se puso a buscar a Shining Armor por todo el palacio, finalmente lo encontró a la salida. Estaba a punto de marcharse, en un carruaje tirado por algunos pegasos soldados, porque el dirigible de su viaje de ida se había devuelto a Canterlot.

—Alteza, ¿Podemos hablar, por favor?

—No es el mejor momento, Gea. Regreso a Canterlot.

—Pero es que es muy importante.

—Si es por ti y por tu empleo no te preocupes. Cadence te va a seguir manteniendo a su cargo.

—No es eso. Lo que ocurre es…

De pronto un soldado se acercó a Armor.

—Señor, estamos listos para partir.

—Bien. Vámonos. Adiós Gea.

—Pero… señor, usted…

Shining Armor ya no la escuchaba se marcho rápidamente. Gea intentó usar sus alas para alcanzar a su alteza, pero no lo logró. El carro donde viajaba el príncipe estaba tirado por ocho pegasos soldados repartidos en dos grupos de cuatro. Un cuarteto a la derecha y el otro a la izquierda del vehículo. La pegaso por su parte no estaba acostumbrada a moverse a gran velocidad por el aire. Podía desplazarse a un ritmo moderado pero no demasiado deprisa. Alguien como Rainbow Dash posiblemente si hubiese dado alcance a Armor porque esta última estaba entrenada para volar a gran velocidad, pero Gea no tenía las habilidades de la pegaso azul amiga de Twilight. El semental vio que Gea le seguía pero se negó a detenerse.

EN EL CENTRO DE LA CIUDAD DEL IMPERIO DE CRISTAL

Mientras que el palacio real del Imperio de Cristal era un caos, Applejack y Rarity se encontraban en el centro de la ciudad visitando diferentes tiendas.

—No sé me mete en la cabeza por qué hemos tenido que volver aquí, Rarity.

—Applejack, Sabes que vinimos a cumplir el encargo de Luna.

—Pero ¿Por qué venir solas? Las demás podrían habernos acompañado.

—Venir todas llamaría demasiado la atención. Además sabes que después del entierro de la madre de Rainbow Twilight se translado a Canterlot para ayudar a la princesa Luna con asuntos de Estado. Dash tenía que volver a la agencia del control del clima, Pinkie bastante tiene con la pastelería, últimamente le han llegado nuevos pedidos y Fluttershy está cuidando de sus animales. Todas estaban ocupadas.

— ¿Y yo qué? Tengo trabajo en la granja.

—Ya deja de quejarte. Lo que no entiendo es porque nos mandaron con tanta discreción. Luna nos prohibido visitar a Cadence.

—No seas boba, Rarity. Cadence tiene derecho a descansar de nosotras y estar a solas con su esposo, seguramente fue por eso que Luna no quiso que fuésemos con ellos.

—Tal vez tengas razón, pero el tren de vuelta no sale hasta dentro de cinco horas. Cinco horas oyendo tus quedas es para volverse loca, espero que tengas compasión de mí, Applejack.

— ¿Yo soy la insufrible, señorita Rarity? Tú eres la que te parás en todas las tiendas cuando lo que nos encargaron era algo muy preciso.

— ¿Y por eso no puedo curiosear un poco? Heiii. Allí hay una tienda de productos de belleza, ven.

Rarity se acerco a una tienda de productos de belleza y cosméticos. Observó a través del escaparate. Realmente era más grande, elegante y con una mercancía más variada que sus competidores de Ponyville. La unicornio se asomo un poco al interior y pudo ver que además de la venta de productos el local funcionaba como una peluquería. Una dependienta las vio y se acerco a ambas yeguas. Se trataba de una unicornio de lomo azul mar, crines y ojos verde hierva y una cutie mark con forma de frasco de perfume.

—Buenos días, señoritas. ¿Puedo ayudarlas?

—Sí. ¿Qué tipos de perfumes tienen?— pregunto la unicornio blanca.

La dependienta empezó a nombrar varios de los perfumes y colonias que comercializaba. Rarity escuchaba cada palabra, Applejack por el contrario se aburría y solo quería irse. De pronto la dependienta se acerco a la poni granjera.

— ¿A usted, señorita, no le interesaría uno de nuestros champús con acondicionador? Tiene un pelo muy lindo, pero da la sensación de no cuidárselo lo suficiente.

—Es que de hecho no se cuida nada el cabello. Yo siempre la insisto en que se lo deje suelto pero ella prefiero recogérselo y pegárselo a la cabeza—puntualizó Rarity mirando a la poni terrestre.

—Escuche a su amiga. Ella tiene razón. Su melena luciría más suelta y con un buen lavado. Si quiere podemos lavarla el pelo aquí, porque también tenemos servicio de peluquería. Además ese sombrero le tapa demasiado la cabeza, y aunque es lindo no es moderno. Si quiere puedo darle la dirección de una tienda especializada en sombreros femeninos, no está lejos de aquí.

«Artemisa, dame paciencia» pensó Applejack.

—Mire, mi amiga es diseñadora de ahí su atuendo, pero yo soy granjera y el pelo suelto no es cómodo para trabajar. Y este sombrero es un recuerdo de mi fallecido padre.

La dependienta tuvo la impresión de estar perdiendo la batalla, al menos en parte. Con la unicornio blanca seguramente lograría hacer una venta, con la terrestre era mucho más difícil.

—Mi abuela era agricultora en Appleloosa pero no por ello descuidaba su imagen. Si usted es granjera es un oficio muy noble, pero eso no significa que no deba cuidar su físico—respondió la dependienta.

— ¿Lo ves, Applejack? Es lo que siempre te digo. Debes cuidar más tu melena. Ahora mismo te vas a hacer una sesión de peluquería, yo te invitó—intervino Rarity.

—Un segundo. Yo no…

—Venga, entre. Como es su primera vez aquí la puedo hacer un descuento del 5%—dijo la dependienta empujando a la yegua terrestre al interior del local mientras Rarity cogía a su amiga de uno de sus cascos delanteros y tiraba de ella al interior.

«Tengo la impresión de que me están secuestrando» pensó Applejack mientras era arrastrada a la tienda.

A ambas ciudadanas de Ponyville las lavaron la cabeza, las recortaron las puntas, las peinaron y maquillaron. Rarity disfrutaba cada segundo, Applejack no paraba de repetir ¿Podemos irnos ya? Al final las chicas salieron del local con varias bolsas. La unicornio había comprado varios cosméticos y algunos perfumes, la terrestre se llevo un champú con acondicionador. Después de que ambas salieran del local la dependienta se dirigió a otra poni que al parecer era la encargada. Se trataba de una unicornio de lomo gris, crines canosas, ojos marrones, con patas de gallo en el rostro y una cutie mark en forma de billete de bits.

— ¿Qué tal lo he hecho, abuela?

—Te ha costado un poco pero al final has podido con ellas.

—Esa terrestre no quería comprar nada. Le he tenido que decir que tú habías sido agricultora en Appleloosa.

—Bien hecho. Una buena venta se consigue engatusando al cliente, y si hay que mentir un poco se miente. Por cierto ¿Les hiciste el descuento de peluquería?

—En su ticket pone que sí, pero no les he descontado un bits. Ellas no son de aquí, no conocen nuestros precios y ofertas.

—Como debe ser. Bien hecho, mi nietecita.

EN CANTERLOT

La Corte Real se había reunido en la sala asignada a este órgano. La instancia medía 20 metros de largo por 12 de ancho y 4 de altura; tenía una gran alfombra roja que ocupaba todo el suelo; sus paredes eran blancas pero gran parte de ellas lo ocupaban grandes ventanales tapados elegantemente con cortinas de seda, de color planteado y con algunas estrellas doradas bordadas a mano; del techo colgaba una lujosa lámpara de oro; y finalmente había una mesa con capacidad para veinte asistentes. Los nobles se quedaron de piedra cuando vieron que la princesa Luna entraba acompañada de Twilight Sparkle.

—Buenos días, majestad. La pedimos que viniese para comentar con usted los acuerdos de paz con los changelings—dijo un unicornio sentado al fondo, dirigiéndose solamente a Luna pero no a Twilight—Majestad, ¿Es necesario que la señorita Sparkle esté aquí?

—Ella es princesa de Equestria, tiene derecho a estar.

—Tal vez pero es inapropiado.

Hubo un silencio incomodo, después hablo una unicornio de pelaje rosa.

—Creó, señorita Sparkle, que lo que mi colega intenta decir es que… hasta que el Senado no la haya reconocido oficialmente como princesa sería mejor que no interviniera en estas asambleas.

—Justo, eso es lo yo quería decir—intervino el primer interlocutor.

Estos y otros comentarios desagradables comenzaron a manifestarse contra Twilight. Luna protesto ante tales ofensas hacia la otra princesa. Era una vergüenza ver como aquellos aristócratas trataban a una poni que tanto había hecho por Equestria. Ambas princesas ni siguiera habían tomado asiento. De pronto la unicornio morada se dio la vuelta caminando hacia la salida.

—Twilight ¿A dónde vas?—intervino Luna.

—No me gusta quedarme donde no se me quiere.

La unicornio morada salió fuera de la habitación, y Luna suspendió la reunión corriendo tras ella.

EN EL CASTILLO REAL DEL IMPERIO DE CRISTAL

Cadence se encontraba tumbada boca abajo en su cama mientras se hundía en un mar de lágrimas. Aun no podía asimilar lo que había sucedido. Su marido, Shining Armor, se había puesto como un loco al enterarse de su embarazo. La había gritado, insultado, se había negado a reconocer a su hijo y la había pedido que abortará ¿Por qué su esposo se comportaba con ella con tanta crueldad? Él siempre había sido muy dulce y bueno ¿Qué le ocurría? ¿Qué le había hecho cambiar de esa forma? La princesa tenía la sensación de estar viviendo una pesadilla, al final despertaría y todo se quedaría en un mal sueño; Shining estaría a su lado dándola los buenos días y felicitándola por estar en estado.

En ese momento llamaron a la puerta.

—Alteza, ¿Puedo pasar?

— ¿Gea? ¿Eres tú?—preguntó la princesa de cristal sin levantarse de la cama y secándose las lágrimas.

—Sí. Solo venía por si necesitabais algo—respondió la doncella abriendo muy despacio la puerta y entrando lentamente en el dormitorio.

— ¡Lárgate! No quiero ver a nadie—respondió la princesa volviéndose de repente y tirando uno de los cojines de la cama en la cara de la criada, pero esta lo esquivo.

— ¿Qué ha pasado, alteza? Intente hablar con el príncipe Armor pero se marcho.

— ¿Se ha marchado? ¿A dónde?

—Dijo que regresaba a Canterlot.

—Asique se ha ido. ¡Ha huido el muy cobarde!

De pronto la princesa de cristal fue a su mesilla de noche y se puso a contemplar una foto donde aparecían ella y su esposo el día de su boda.

«Ese miserable de Armor no se merece mis lágrimas. Si piensa que voy a abortar a mi hijo, y a arrastrarme como una babosa ante él está muy equivocado.

—Convoca a todos los oficiales del ejército en la sala del trono para dentro de una hora.

—Sí, princesa. Con permiso…—dijo la criada retinándose.

Su alteza había experimentado una cambió brusco de aptitud, su desesperación se había convertido en irá. No estaba dispuesta a llorar más, no pensaba darle a nadie la satisfacción de verla destrozada. La princesa se dirigió a la sala del trono, allí se encontró con varios oficiales del ejército.

—Buenos días, señores. Tengo algo que comunicarles. A mi esposo, Shining Armor, ya no le interesa nuestro matrimonio, él sabrá por qué. De modo que desde ahora y hasta nuevo aviso tiene prohibida la entrada en todo el Imperio de Cristal.

— ¡Alteza! Él es el príncipe del lugar—intervino uno de los oficiales.

—Consorte, la princesa regente yo soy. Y no pienso recibirle. Enviarle un aviso, si pone una sola pezuña aquí será arrestado de inmediato y devuelto inmediatamente a Canterlot, de donde es natural.

Todos se quedaron de piedra ante estas declaraciones.

HORAS DESPUÉS EN EL PALACIO REAL DE CANTERLOT

Rarity y Applejack se encontraban reunidas con la princesa Luna en uno de los salones. La instancia tenía las paredes y el techo azul oscuro, y todo el mobiliario parecía de colores fuertes y oscuros. A Rarity le resultaba tétrico.

Al llegar al palacio las chicas habían visto a Twilight pero después se habían separado de ella para reunirse a solas con la princesa de la noche.

La princesa de la noche aun no sabía que Armor había regresado a Canterlot, aunque no tardaría en enterarse.

—Princesa Luna. Esta habitación es un poco… diferente al resto del palacio ¿No?

—Sí, Rarity; al menos a la parte que tú conoces. Vosotras cuando venís de visita siempre estáis en la llamada "zona del sol", correspondiente a mi hermana, o al menos así era antes de que la despojaran de la corona. Sin embargo ahora estamos en "la zona nocturna", y aquí las habitaciones son más sombrías. ¿Trajisteis lo que os pedí?

—Sí, majestad. Aquí esta—respondió Applejack entregándole un estuche a Luna, que ella abrió para ver el contenido.

—Buen trabajo, chicas. Muchas gracias. ¿Os costó mucho encontrar esto?

—La verdad es que sí, especialmente porque cierta unicornio tenía que pararse a mirar todas las tiendas y comprar un montón de chucherías—respondió la poni granjera mirando a Rarity.

—Por lo visto ambas debisteis ir a una peluquería. Se nota que os han arreglado el pelo—contesto riéndose Luna mirando a la poni granjera la cual curiosamente llevaba el cabello suelto aunque tapado por su característico sombrero. Applejack se sonrojo.

—Sí, por iniciativa de esta poni cursi, yo no quería. Ella me obligo.

— ¿Qué yo te obligue? Lo que hay que oír. Bien guapa que te han dejado y encima me llamas cursi—se indigno Rarity.

—Ya vale, chicas. Devolverme la tarjeta.

—Sí, princesa—respondio Rarity mientras entregaba a su alteza una tarjeta de crédito.

La tarjeta era de color dorado con un logotipo y tipografías plateadas, el logotipo a su vez era la marca del sello real. Se trataba de un diseño específico que normalmente solo usaba la monarquía. Luna se la había dado a las ponis para que cumpliesen con el encargo, dado que aquel objeto era caro y ambas yeguas no lo hubiesen podido comprar por sus propios medios. La princesa se fijo en que aparte del encargo ambas emisarias venían cargadas con varias bolsas y les pregunto si el resto de las compras las había pagado también con aquella tarjeta. Ambas habitantes de Ponyville se miraron fijamente la una a la otra y tardaron unos segundos en contestar, finalmente hablo Applejack reconociendo que todas las compras las habían pagado con la tarjeta. Estos gastos consistían en lo consumido por ambas en la peluquería. Rarity se había comprado bastante ropa, algunas telas y materiales para su taller de costura y unas revistas de prensa rosa. Applejack se había comprado el champú y un arado para su granja, al cual había que sumar los portes de transporte, porque ella había encargado que se lo llevasen a Sweet Apple Acres. A todo esto había que añadir el viaje de ida y vuelta, más el almuerzo y la merienda consumidos en el Imperio de Cristal.

Luna sonrió de forma picarona para confusión de ambas emisarias. Las chicas habían tenido un día consumista a costa de la Corona de Equestria.

—Ya le devolveremos lo que gastamos, majestad.

—No hace falta, Applejack. Considerarlo un regalo.

—No debimos usar la tarjeta para comprar personales. Se lo iremos pagando poco a poco.

—Créeme, mi sobrino Blueblood tiene gustos más caros. No es necesario que devolváis el dinero.

—Pero…

—No hace falta, en serio. Ahora será mejor que nos retiremos. Vosotras tenéis que volver a Ponyville, y es mejor que lo hagáis antes de que sea la hora de bajar la luna. Ordenaré que os preparen un carruaje volador.

—Gracias, princesa—respondió Rarity.

Un rato después Luna veía a ambas ponis alejarse en el carruaje. Applejack se había sentido algo incomoda de que no la dejasen intentar devolver el dinero, pero a la princesa por el contrario le incomodaba el hecho de tener que cobrarles a las dos. Aquellas chicas habían salvado a Equestria muchas veces, nunca habían pedido nada a cambio. Resultaba un poco extraño pensar que Rarity y Applejack quienes representaban respectivamente la generosidad y la honestidad empleasen para compras personales un dinero que no era suyo, pero había que tener en cuenta que el mero hecho de tener entre las pezuñas una tarjeta con saldo ilimitado y un fondo realmente grande resultaba muy tentador. Por mucho que aquellas chicas fuesen dos de los elementos de la armonía seguían siendo dos ponis y como tales podían tener debilidades. A pesar de todo Luna pensaba que en comparación con todo lo que esas chicas y las otras 4 manes había hecho por el país aquellas compras parecían una recompensa más bien barata, por eso se había negado rotundamente a cobrarles nada. Por otro lado de no ser por ellas su alteza no se hubiera liberado de la maldición de Nightmare Moon. No estaba de más mimarlas un poco y concederles algún que otro capricho. Además era cierto que el príncipe Blueblood utilizaba el dinero de la Corona constantemente para darse caprichos bastante más caros, y él no tenía ni la mitad de mérito que las portadoras de los elementos de la armonía.

EN LOS JARDINES REALES DEL PALACIO DE CANTERLOT

Shining Armor se encontraba supervisando a varios nuevos reclutas de la guardia real cuando se presentó un soldado con un mensaje del Imperio de Cristal. En la misiva ponía que por orden de la princesa Mi Amore Candenza el príncipe Shining tenía terminantemente prohibido el acceso a todo el Imperio de Cristal bajo amenaza de arresto inmediato si pisaba la ciudad. Armor comenzó a respirar de forma agitada. Su esposa no solo tenía un amante sino que ahora además le desterraba para verse a solas con ese tipejo. El militar se marcho precipitadamente al salón del trono, donde entró sin llamar y sin hacer reverencia alguna se dirigió a Luna poniéndole de frente la carta.

— ¿Shining Armor? ¿Qué haces aquí? Te di un mes de permiso. ¿No fuiste a ver a Cadence? ¿Qué es esta carta?

—Lea, por favor.

Luna tomo la misiva de mala gana y comenzó a leerla.

— ¿Qué le has hecho a mi sobrina?

— ¿Yo? Diga más bien ¿Qué me ha hecho ella a mí? Primero un amante y ahora esto.

— ¿Un amante? No digas tonterías.

—Ella misma me lo confesó. ¿Por qué creé que volví tan deprisa del Imperio de Cristal cuando usted me concedió un mes de permiso?

— ¡Ya es suficiente! Entras aquí como un loco, sin ni tan siguiera llamar a la puerta; no me has saludado; y ahora acusas a mi sobrina de ponerte los cuernos. ¡Fuera!

—Pero alteza…

—Lárgate o mando que te arresten por insubordinación ¡Fueraaa de aquiiiii!—respondió Luna haciendo que Armor se teletrasportase fuera de la instancia.

Shining fue teletrasportado al pasillo, no se atrevió a volver a entrar, la princesa parecía fuera de sí. Armor no recordaba hacer visto nunca a Luna tan enfadada. De pronto apareció Twilight.

—Hola, hermano.

— ¡Twilight! no te había visto.

—Podemos quedar después para cenar, si quieres. Spike está en Ponyville con Fluttershy, asique estoy sola esta noche.

— ¿Vas a quedarte muchos días aquí, hermanita?

—Espero que no. Añoro el pueblo. En fin… me dirigía a ver a Luna, tengo algo que decirla.

—Entonces entremos juntos, a ver si tú nos ayudas a aclarar una determinada situación.

— ¿Qué ha pasado?

Ambos entraron en la sala del trono pero esta vez de la manera correcta. Luna se dirigió primero a la unicornio morada.

—Twilight, sé que es tu hermano pero no puedo creer que le des la razón.

— ¿Darle la razón? No sé de qué me habla, princesa Luna. Yo solo venía a decirle que ya termine de estudiar esos informes que me encargo. Según sus datos…

—Olvídate de eso ahora, este asunto es más importante.

— ¿Qué asunto? No entiendo nada.

—No lo sabes ¿Verdad?

— ¿Saber qué? Me está asustando.

—Armor, enséñale la carta a tu hermana.

La unicornio purpura leyó la misiva.

—Pero ella no puede desterrarle. Mi hermano es el príncipe del lugar.

—Sí puede. Él es príncipe consorte y solo por matrimonio, mientras que ella es la regente, legalmente está en su derecho.

— ¿Qué le hiciste a Cadence, hermano?

—Yo nada. Ella me pone los cuernos.

— ¡¿Queeeé?! Imposible.

—Me lo confesó ella misma y hablando entre metáforas.

—Pero… ¿Qué te dijo exactamente?

Shining Armor empezó a contarles a ambas princesas la conversación que él había tenido con su esposa. Ambas escucharon sin decir una sola palabra, sin embargo el cerebro de Twilight trabajaba muy rápido, mientras su hermano hablaba ella iba asimilando y razonando todos los datos. Finalmente la unicornio purpura llegó a comprender la situación, su hermano era un desconfiado y un tonto. Cadence le estaba hablando de su embarazó y él se había montado su propia película ¿Tan poco confiaba Shining en su esposa para dudar de ella porqué si? ¿Sin pruebas ni indicios? Menudo idiota.

Luna se quedo desconcertada después de que el militar acabada de hablar, sin saber muy bien qué hacer o qué decir. Por el contrario Twilight avanzo varios pasos hasta situarse de frente a su hermano mayor. La unicornio purpura miró al semental fijamente, él de pronto tuvo miedo, no recordaba que su hermana pequeña pudiese tener esa mirada. De pronto Twilight hizo algo que nadie se esperaba, le dio una sonora bofetada a su hermano en el lado derecho de la cara.

— ¡Eres un tonto! ¡Un tonto y un desconfiado! ¡Cadence no te engaña! ¡Está esperando un hijo tuyo, imbécil!—dijo agresora soltando una segunda bofetada, esta vez en la mejilla izquierda. Este segundo sopapo fue incluso más fuerte y sonoro que el anterior.

Armor retrocedió tres pasos mirando con miedo a su hermana. ¿Cadence estaba embarazada? Él la había acusado de engañarle y ella solo intentaba hablarle de su estado, entonces ¿Lo de las cinco semanas se refería al tiempo de gestación? ¿Cómo había podido ser tan desconfiado y tan ciego? Cadence le odiaría a muerte, con razón le había prohibido el acceso al Imperio de Cristal. ¿De dónde había venido toda esa desconfianza? ¿Por qué se había montado él solito aquella película? Además se había quejado de ella a su tía, quien era la máxima autoridad de Equestria. Esto no solo podía costarle su matrimonio, podría suponer su expulsión del ejército. La prensa ya le puso verde cuando anunció su compromiso, e incluso tras la boda, si todo esto se sabía los periodistas sensacionalistas se iban a destornillar con él.

— ¡Diosa Artemisa, ¿Qué es lo que he hecho?!

— ¿Quieres saberlo? Primero, has pecado de desconfiado; y segundo, has acusado a tu esposa de infidelidad sin pruebas ni indicios y delante de dos princesas de Equestria. ¿Sabes que legalmente podría romper tu matrimonio con mi sobrina?—intervino Luna procurando hablar relajada aunque se notaba su enfado.

—Princesa Luna, yo…

— ¡Tú mejor te cayas! Ahora largo, fuera de aquí. Tengo que hablar a solas con Twilight.

Shining Armor se mostro cabizbajo. Tras marcharse Luna se dirigió a la unicornio.

—Lo siento, Twilight. Sé que estamos hablando de tu hermano y mi sobrina, pero esto no es tanto un asunto familiar, como una cuestión de Estado. La ley dice que si un cónyuge acusa al otro de adulterio sin pruebas ni indicios, el ofendido puede solicitar el divorcio ante cualquier tribunal. En este caso al ser la ofendida una noble debemos ser nosotras o un tribunal aristocrático quien lleve el caso. Por supuesto la denuncia solo puede presentarla Cadence, pero si ella decide demandar a tu hermano seguramente tendremos que tramitar la separación de ambos. ¿Te contó él lo de la separación de bienes?

—Sí, me lo confesó. El Parlamento y la Corte Real obligaron a Shining y a Cadence a firmar la separación de bienes, de lo contrario no hubiesen consentido el matrimonio.

—Eso es, pero hay algo más. Esto tal vez te disguste pero legalmente casi todos los bienes que ahora ambos tienen en común son en realidad de la Corona; a lo que hay que sumar que Armor solo es noble por matrimonio pero no por sangre. Por eso en el caso de que los dos se divorcien tu hermano perdería su condición de aristócrata y no se quedaría con nada.

La unicornio miro a Luna durante unos segundos y después bajo la cabeza y se quedo en blanco. Su hermano había pecado de desconfiado y ahora eso podía costarle perderlo todo.

—Lo siento, Twilight. Entiendo que estés preocupada por él, y comprendo que lo que te he confesado te haya disgustado, pero te ibas a enterar de una manera u otra, me pareció que era mejor que lo supieras de mí.

—Deberíamos intentar que ambos se reconcilien, en vez de discutir temas legales—se quejo la unicornio purpura.

—Tal vez, pero quiero que estés preparada por si acaso.

—Si se separan ¿Él continuaría en el ejército?

—Supongo que sí. Eso es independiente. Sin embargo ya sabes que muchos no querían que se casasen, quizás algunos nobles podían intentar presionarle a él para que abandonase la milicia.

De pronto entró un soldado en la sala.

—Altezas, es la hora de levantar la luna.

La alicornio asintió. Se teletransporto hasta los jardines reales donde hizo brillar su cuerno para bajar el sol, seguidamente levantó la luna, quedando exhausta. Mover un solo astro ya era fatigoso, pero manipular los dos, uno detrás del otro era agotador. La princesa se teletrasporto de nuevo a la sala del trono, donde la esperaba Twilight.

—Me retiró, tengo que descansar. Buenas noches.

— ¿Usted duerme de noche?

—Sí, desde que asumí la corona de mi hermana. La mayor parte del trabajo político se realiza de día, de modo que aprovecho las noches para dormir. No te preocupes, la guardia nocturna me despertará si ocurre algo que requiera mi atención o cuando sea el momento de levantar el sol. Cuando estuvimos en el Imperio de Cristal eran los criados de Cadence los que me avisaban. ¿Te apetecería acompañarme mañana a una reunión? Es en Manehattan. Me gustaría presentarte a varios aristócratas de allí, no todos los nobles son iguales que los de la Corte Real.

—Sí. Me gustaría. No me dejaré abatir por lo de esta mañana.

—Entonces te espero en el comedor para desayunar a las nueve y media de la mañana. Buenas noches.

—Buenas noches, princesa Luna—dijo la unicornio viendo como la alicornio se marchaba fuera del cuarto pero por algún motivo Luna se paro en la puerta y miro a la poni unicornio.

—Twilight.

— ¿Sí?

—Ya te dicho que prefiero que me tutees.

—No me acostumbro.

Luna se encamino hacia Twilight mirándola de frente.

—Te prometo que intentaré que mi sobrina y tu hermano se reconcilien. No te preocupes, ellos se quieren mucho, no va a pasar nada. Buenas noches.

—Buenas noches.

La ex–discípula de Celestia se quedo sola en la sala del trono. Tenía a la vez muchas dudas y sentimientos confusos hacia su hermano. Por un lado sentía lastima de él; pero por otro se encontraba enfadada ¿Cómo era posible que Armor fuese tan tonto? Aun así no tendría que haberle pegado. Al cabo de unos minutos la poni vio un resplandor blanco muy intenso que ilumino casi toda la habitación, al extinguirse Twilight pudo ver como una alicornio aparecía frente a ella.

—Princesa Celestia.

—Ya no soy princesa. Estaba con Luna en su habitación y me contó lo que ha pasado entre Cadence y Shining Armor. ¿Estás bien?

—Él es un tonto. ¿Cómo pudo tratar así a Cadence? ¿Qué motivos tenía para durar de ella? Siempre pensé que ambos eran un matrimonio muy sólido y muy bien avenido, pero ahora… Además me siento mal conmigo misma, soy egoísta, debería haber sido más comprensiva con Shining, es mi hermano y él también lo está pasando mal, pero cuando me contó lo sucedido me puse hecha una fiera, incluso le abofetee delante de la princesa Luna.

— ¿Le diste una bofetada delante de mi hermana?

—Sí, bueno… no, una no, le di dos bofetadas.

Celestia tuvo que contener unos segundos la respiración para evitar reírse. La idea de Twilight abofeteando a su hermano mayor, y en presencia de Luna, le resultaba muy cómica, pero en el fondo sabía que a la unicornio le dolía el hecho de haber pegado al semental. La alicornio blanca rodeo a la unicornio con sus alas, de pronto el cuerno de Celestia empezó a brillar y ambas se teletrasportaron a uno de los salones del castillo. La instancia destacaba especialmente por una gran chimenea, que no estaba encendida. El suelo era de parquet; las paredes y el techo eran blancos con dibujo de gotéele; había un gran mesa de madera acompañada de ocho sillas; por lo demás aquella habitación no tenía nada destacable, parecía muy poco lujosa con respecto al resto del palacio.

— ¿Reconoces este lugar, Twilight?

— ¿Cómo no? Aquí me hacía usted a mí muchas de las tutorías cuando yo era una potrilla.

— ¿Usted? Por favor, tutéame.

—No sé por qué pero me resulta raro tutearla, y no me acostumbró a que ya no es princesa. Aunque Luna me dijo que la nombró duquesa.

—Sí, me dio ese título. Aunque tú siempre te has negado a tutearme, incluso en la academia te dirigías a mí como profesora Celestia, o en algunos casos como estimada profesora.

—Siempre la he admirado, por su ejemplo quise ser maga.

— ¿Por mi ejemplo?

—Un día, cuando era pequeña, fui a ver el levantamiento del sol que usted hacía en la Plaza Real de Canterlot, quede maravillada y quise ser maga, por eso comencé a leer libros de magia, y por eso me matricule en su academia.

—En realidad el sol se puede levantar desde cualquier lugar de Equestria, pero la tradición es hacerlo siempre en el mismo sitio. En la Plaza Real, también conocida como la Plaza del Sol; pero no sabía que te había gustado tanto como para ser maga—respondió Celestia riéndose.

—No sé por qué nunca le había contado esta historia.

—Yo sí lo sé. Antes eras mucho más cerrada, de pequeña no eras capaz de exteriorizar tus emociones o pensamientos. Yo siempre estuve satisfecha con tus estudios, pero me daba pena que no te relacionases con nadie, que siempre buscarás la soledad.

—Es cierto, solo me preocupaba estudiar. Usted a veces me obligaba a ir a algunas fiestas de estudiantes pero no funcionaba, no encajaba allí o no sabía adaptarme. Además algunos alumnos, no todos pero si algunos, se quejaban de que una plebeya fuese su discípula personal. Y yo tampoco lo entendía, podría haber escogido a cualquier estudiante, no sé… alguno de los hijos de la alta nobleza pero me escogió a mí. Claro que entonces yo no había leído su diario y no sabía que lo hizo por motivos personales.

—El diario comenzaba con tu ingreso en la academia y finalizaba con la derrota del Rey Sombra, a partir de entonces no escribí más. ¿Te imaginas por qué?

—No.

—Porque no podía, Twilight. No sabía ya que poner, no tenía claro mis auténticos pensamientos y sentimientos. Cuando te conocí me propuse a mí misma no encariñarme contigo pero lo hice. Creó que Luna ya te explico que ella y yo somos estériles a causa de la sustancia que nos dio la eterna juventud. Tú has sido para mí la hija que nunca podré tener. Al principio solo me interesaban tus habilidades mágicas, quise que así fuese, pero no pude continuar con ello. Lo que empezó siento una farsa se convirtió poco a poco en algo más serio, fue… fue una experiencia maravillosa, la más maravillosa de toda mi larga vida, doy gracias a Artemisa por ello, y la ruego me permita corregir mis errores, que no son pocos—respondió la alicornio soltando un par de lágrimas.

—Celestia… por favor no llores, Celestia. Has sido para mí una segunda madre, te quiero. Siento que mis padres aun estén enfadados contigo pero se les pasará. Y si cometiste errores también cometiste muchos aciertos en tu reinado. Gracias a ti Equestria es hoy una nación prospera y feliz. Además tus fallos ya han sido corregidos; Luna esta a tu lado, la madre de Rainbow Dash has sido enterrada y se ha limpiado su nombre, y los changelings se han librado de la maldición, firmado la paz con Equestria y poco a poco están reconstruyendo su ciudad—respondió Twilight dándose cuenta de pronto de que acababa de recurrir al tuteo, aunque no sabía por qué lo había hecho.

—Gracias, Twilight; pero no es del todo cierto, yo no he conseguido rectificar mis errores. Todo eso que dices ha sido gracias a Luna, a ti y a tus amigas. Fuisteis vosotras, las portadoras de los elementos de la armonía quienes liberasteis a mi hermana de la maldición de Nightmare Moon, Luna fue quien limpio el nombre de la madre de Dash, y también quien ha conseguido la paz con los changeling, junto contigo y tus amigas. Yo no he hecho nada.

—Usted lo confesó todo a la prensa voluntariamente.

—Sí, ni que eso tuviese tanto merito—contestó Celestia mientras abrazaba a la unicornio.

De pronto a la poni purpura le sonaron las tripas.

—Parece que alguien tiene hambre.

—Lo siento, es que aun no he cenado. Le pedí a mi hermano que cenáramos juntos pero después él se puso a contarnos a Luna y a mí lo de su malentendido con su esposa, y entre unas cosas y otras…

— Yo tampoco he cenado aun ¿Qué tan si cenamos aquí las dos? Como cuando aun eras mi estudiante.

—Sí, me gustaría, pero…

— ¿Qué?

—Aunque ya este graduada siempre seré su alumna, profesora. Pidamos algo de cenar.

EN LA CASA DE FLUTTERSHY

La pegaso amarilla y Spike se preparaban para cenar. Luna no había dejado que el joven dragón acompañase a Twiligth a Canterlot, argumentando que él era más útil quedándose con las otras 5 manes en Ponyville, por si necesitaba contactar con ellas en algún momento. Fluttershy se había ofrecido a quedarse con el dragoncito y este le había ayudado a cuidar de los animales.

—Gracias, Spike. Los pobres animalitos han estado muy descuidados estos días que hemos pasado en el Imperio de Cristal. Ahora están mejor.

—Pero si ya hace casi dos semanas que regresamos a Ponyville.

—Bueno… no viste como estaba esto a nuestro regreso, sobretodo el caso del señor oso. Tenía una astilla clavada en la pata. ¿Te imaginas pasarte días con una astilla clavada? Pobrecillo. Además nadie había limpiado las cuevas y madrigueras de los animalitos, ni se les había dado de comer, que desastre. No debería ausentarme sin dejar a nadie a cargo de todo esto, pero no tengo a nadie.

— ¿No podrías contratar a alguien?—pregunto Spike mientras se comía un buen puñado de joyas.

—El ayuntamiento me paga una cantidad mensual por ocuparme de la fauna, para una sola poni está bien pero no es bastante para contratar a alguien más.

MIENTRAS EN LA HABITACIÓN DE SHINING ARMOR

Shining se sentía hundido, no solo había tratado injustamente a su mujer sino que además su propia hermana estaba decepcionada con él. No podía creer que Twilight le hubiese sacudido aquellos bofetones, pero en el fondo las cachetadas eran lo único que no le dolían, lo que de verdad le hacía sentirse mal era el hecho de que se las hubiera dado su hermanita pequeña. Era impropio de ella, Twilight siempre había sido una poni muy pacífica y muy dulce, nunca levantaba las pezuñas contra nadie. Si su hermana se ponía en ese estado era señal de que estaba realmente desilusionada con él. ¿A quién iba a culpar? Él tenía la culpa, él solito se había metido en semejante lio. ¿Por qué había desconfiado de su esposa? ¿Por qué se había montado una película? ¿Por qué no supo entender a Cadence cuando ella le hablo de su embarazo? ¿Por qué se había quejado de ella a su propia tía, que encima era la máxima autoridad de Equestria? Armor no paraba de darle vueltas a la cabeza sin encontrar respuestas ¿Se podía haber actuado peor? Si se podía no veía cómo hacerlo.

AL DÍA SIGUIENTE

Luna se encontraba en su habitación cuando vino un soldado nocturno a despertarla. Ya era la hora de levantar el sol. La princesa se levantó rápidamente y tras dar un bostezo se teletrasporto a la Plaza Real para cumplir con sus obligaciones. Durante los días que había pasado en el Imperio de Cristal los propios canterloneses se habían sentido extraños viendo que el sol salía sin que la princesa acudiese a la plaza para moverlo, hasta tal punto había llegado el nerviosismo que tras su vuelta la princesa tuvo que hacer unas declaraciones a la prensa, explicando que debido a su viaje no podía ir a la Plaza del Sol a diario, pero se las había arreglado para mover el astro desde el Imperio de Cristal. Aunque esto no gustó a todo el mundo, mover el sol desde la plaza era una tradición y la princesa no tenía derecho a quebrantar aquella costumbre. Luna se indignaba a veces de la forma de reaccionar de algunos Equestrianos, especialmente de algunos miembros de la nobleza. La princesa se puso a recordar entonces una lamentable escena que había presenciado ayer cuando levanto el sol, en ese momento Luna tuvo un flashback.

Cuando Luna levanto el sol pudo observar como muchos canterloneses había acudido a la plaza para presenciar el acto, eso era normal, a muchos les gustaba acudir allí para ver el amanecer. Normalmente la gente incluso se amontonaba en filas para ver salir el sol. Sin embargo en la tercera de estas filas un potrillo unicornio estaba pegando a otro niño más pequeño, su alteza fue a separarlos.

Me ha quitado mi sitio—se quejo el agresor.

No es cierto, yo llegue antes.

Calla, tú no eres nadie, terrestre plebeyo.

Luna reconoció entonces al potrillo agresor. Era el hijo menor de uno de los miembros de la Corte Real. Le había visto en algunas fiestas de la nobleza. Cuando la princesa le comentó al padre del chico lo sucedido este no pareció preocuparse lo más mínimo.

Bueno… no me gusta que mi hijo se pelee, naturalmente; pero si el otro empezó quitándole el sitió…

El otro era más pequeño.

Una disputa infantil, alteza. No hay que preocuparse.

¿Y si el otro niño hubiese sido también un noble?

Entonces sí me preocuparía.

O sea que el hecho de que su hijo se pelee con la plebe le parece bien.

No me parece bien, pero no es tan grave.

Luna no quiso discutir más. Se marcho enfadada.

Aquí terminó el flashback.

Luna se sentía a veces muy decepcionada con estas situaciones. Ese no era el ideal equestriano. Equestria había sido fundada expresamente con la intención de radicar los prejuicios raciales y sociales, logrando así un Estado de armonía, donde nadie fuese discriminado por su raza o su condición social. Sin embargo en los últimos años poco a poco el ideal había decaído en las grandes ciudades, se mantenía más y mejor en zonas rurales como Ponyville. Luna no paraba de pensar en todo esto mientras levantaba el sol, tras subirlo se puso a observar y a caminar por la plaza, no parecía haber disputas. Decidió volver al palacio y desayunar antes de ponerse a la tarea.

HORAS DESPUÉS EN OTRA HABITACIÓN DEL PALACIO DE CANTERLOT

Twilight Sparke había pasado gran parte de la noche hablando con Celestia, ya de madrugada ambas se habían ido a dormir. Twilight tenía asignada una habitación en el llamado pabellón real, denominado así porque es donde se encontraban las habitaciones de Celestia, Luna, Blueblood y Cadence cuando está venía de visita. La instancia era grande, con suelo de parquet, una cama con capacidad para 4 usuarios con cortinas rojas de seda, la fondo había una puerta que daba a un aseo privado; las ventanas carecían de persianas pero poseían una cortinas lo suficientemente opacas como para tapar la luz, estás se encontraban cerradas.

Ya las doce cuando Twilight se despertó. Miro la hora en un reloj colgado en una de las paredes.

— ¡Las doce! ¡¿Cómo es tan tarde?! ¡Se supone que había quedado con Luna a las nueve y media!

Twilight se fue corriendo a la sala del trono. Cuando llegó al salón real fue detenida en las puertas por sus guardias.

—Princesa Twilight, su majestad no está aquí. Se fue a Manehattan.

La unicornio se quedó impactada al oír esto. Luna se había marchado sin ella. ¿Qué debía hacer? ¿Ir a buscarla? Era una opción pero no sabía exactamente donde se encontraba, Manehattan era una ciudad muy grande, no podía registrarla toda de arriba abajo; y aunque supiese donde estaba la princesa no podía presentarse de golpe llegando tarde ¿Y si Luna y los demás aristócratas estaban en una importante reunión y ella los interrumpía de repente? ¿No lo considerarían una ofensa? ¿No se enfadaría todo el mundo de que ella llegase tan tarde importunando a los presentes? Era mejor esperar a que Luna regresase y disculparse con ella.

—Entiendo, estaré en mi habitación. Avisadme cuando llegue la princesa Luna.

—Si alteza.

La unicornio purpura no paraba de darle vueltas a la cabeza. Ella normalmente era muy organizada y reflexiva; sin embargo ayer había agredido a su hermano y ahora se quedaba dormida. ¿Qué le estaba pasando? No lo sabía pero no era algo de lo que sentirse orgullosa. La poni estuvo más de una hora reflexionando en su cuarto hasta que oyó que llamaban a la puerta, ella respondió adelante, esperando que fuese uno de los guardias o de los criados avisándola de la vuelta de la princesa Luna. Sin embargo para su sorpresa fue la propia Luna quien entró en el dormitorio.

—Buenos días, Twilight.

—Buenos días, majestad, lo siento. Me quede dormida. No tengo excusa, yo…

—Ya lo sé, Twilight. Estuviste conversando con mi hermana hasta las cuatro de la madrugada, ella misma me lo dijo en el desayuno, pero no me gusta que me den platón.

—Lo siento.

—En fin… Quería que me acompañases a una reunión en Manehattan. Se trataba de una asamblea de varios aristócratas de diferentes lugares de Equestria, pensaba que podía serte una experiencia interesante en el caso de que finalmente el Senado te vote como princesa; pero como comprenderás la reunión ya ha sido, acabo de volver.

—Lo lamento. No sé qué me pasa últimamente. Ayer levante las pezuñas contra mi hermano, y hoy me quedo dormida. Yo nunca he sido así.

—Tal vez ese sea el problema. Tienes demasiadas cosas en la cabeza, no te centras. Incluso alguien como tú puede verse afectada emocionalmente si la presión a la que está sometida es tan grande.

— ¿La presión?

—Sí, Twilight. Todo esto… Primero tuviste que mediar con los errores de mi hermana, después te ocupaste de los changelings, el caso de la madre de Rainbow Dash; más tarde el caso de tu hermano, tus nuevos deberes reales… Cuando estuvimos en el Imperio de Cristal tu amiga Applejack me contó lo sucedido antes de la batalla de Canterlot, todo lo referido a vuestro secuestro, que fuiste torturada en las celdas de los changelings oscuros... Todo esto es demasiado para cualquiera; secuestro, tortura, una batalla en la que casi mueres, la negociación de paz con Chrysalis… Y cuando todo parecía arreglarse de pronto te encuentras de golpe con el problema de tu hermano y mi sobrina. Y ¿Quién sabe? Tal vez yo también tenga parte de culpa de tu malestar. No debí pedirte que me ayudases con las responsabilidades reales, no en tu estado.

Ambas se quedaron calladas unos momentos, después volvió a hablar la alicornio.

—Regresa a Ponyville.

— ¿Qué?

—Me has oído perfectamente. Quiero que vuelvas a Ponyville, con tus amigas y con Spike. Necesitas descansar y centrarte. Yo tengo más experiencia en asuntos de Estado, podré con todo esto. Por tanto regresa al pueblo, no es un consejo, es una orden.

—Tiene razón, regresaré. Además para ser sincera echo de menos el pueblo y a mis amigas.

—Dentro de una hora te tendré listo un carro volador para que te lleve a Ponyville.

—Gracias, princesa Luna.

La alicornio se acerco a la unicornio y la abrazó.

—De nada, descansa.

Twilight salió de la instancia y se dirigió a buscar a Armor. Mientras tanto Luna se encamino al dormitorio de su hermana, pero no llego a entrar sino que se encontró con ella en la entrada.

— ¿Tienes un minuto, Celestia?

—Claro, dime.

—Necesito que me ayudes a redactar y enviar unas cartas.

—Para eso están los secretarios.

—No es eso, está correspondencia es muy importante. No es algo que se pueda mostrar tan fácilmente a los secretarios.

—Bien, vamos.

Twilight fue a buscar a su hermano, necesitaba platicar con él. Tal vez Armor se hubiese equivocado pero ella le había tratado con demasiada dureza. Se sentía mal por ello y solo quería arreglar las cosas. La unicornio buscó por todo el palacio, finalmente uno de los soldados le dijo que el semental estaba en el campo de entrenamiento militar entrenando a unos nuevos reclutas. La unicornio se dirigió allí, tardo unos diez minutos en llegar. El lugar consistía en un gran patio del palacio donde los nuevos reclutas realizaban prácticas militares. Twilight vio a su hermano de espaldas a ella a unos 30 metros, pero cuando estaba a punto de llamarla apareció de la nada el príncipe Blueblood.

—Vaya, vaya. ¿Quién está aquí? La princesita plebeya. La niña mimada y consentida de mis tías y mi prima.

—Buenos días, alteza. Venía a ver a mi hermano.

— ¿A quién? Oh, me olvidaba. Tu hermano el militar. El plebeyo que pasó de soldado raso a cabo, de cabo a sargento primero, de sargento primero a capitán, y finalmente de capitán a comandante general de los ejércitos de Equestría. Toda una gran carrera, o lo sería si el protagonista no fuese un plebeyo de clase mediocre. Lástima que mi prima fue tan tonta como para casarse con él. Se merecía algo mejor.

—Como sea, tengo que hablar con mi hermano, déjame pasar—dijo la unicornio intentando pasar pero el principejo la detuvo.

— ¿Por qué tanta prisa? ¿Qué ocurre? ¿La portadora del elemento de la magia no soporta oír la verdad?

—Yo no te hecho nada. Déjame pasar.

—Qué sepas, plebeya, que no serás princesa mucho tiempo. El Senado jamás votará a tu favor.

— ¡¿Quieres dejarme pasar?!

—He estado haciendo averiguaciones. Tus padres tenían una librería en el centro de la ciudad con la que se ganaban malamente la vida, y mi tía Celestia les nombró magos estatales; y luego hizo que tu hermano ingresase como cadete en la guardia real; y todo eso después de haberte nombrado a ti su discípula personal. ¿Tú crees que te lo mereces? ¿Crees que tu familia se merece tales honores? No, no sois más que unos enchufados, pero ya me encargaré yo de poneros donde os merecéis. Cuando el Senado te haya suspendido como princesa, yo mismo presentare una petición para que tu hermano sea expulsado del ejército y tus padres de los magos estatales. Vais a volver todos a la librería.

De pronto apareció alguien a la espalda de Blueblood.

—Hola, Twilight.

—Hola, hermano.

Blueblood se dio la vuelta para encontrarse de cara a cara con Shining Armor.

—Vaya… Precisamente hablábamos de usted, señor Armor.

— ¿De mí? Es un honor, príncipe. No sabía que me teníais tanta estima como para preocuparos por mi persona.

—Graciosillo. Pues que sepáis que no me gusta veros en el ejército.

—Sí, señor. Os creó, será por eso que vos nunca habéis hecho la carreta militar.

—Usted se cree muy listo ¿No es así?

—No, señor.

—Pues que sepas, plebeyo, que en cuanto pueda voy a hacer que te echen del ejército. Creí que estarías con tu esposa ¿Qué pasa? ¿Problemas en el paraíso?

—Sí, por dejarme liar por usted.

— ¿Por mí?

—Un momento ¿Qué significa esto, príncipe Blueblood? No me diga que usted tiene algo que ver con que mi hermano se haya peleado con Cadence?—intervino Twilight.

—Bueno… Yo le hice un comentario y él se montó su propia película a través de él.

EN LA HABITACIÓN DE CADENCE, EN EL IMPERIO DE CRISTAL

Gea acababa de entregarle a la princesa de cristal una carta que había llegado desde Canterlot, estaba firmada por su tías Luna y Celestia. Los tres primeros párrafos eran de la princesa de la noche, el resto correspondían a su hermana mayor.

Querida sobrina:

No quiero forzarte a hacer algo que no quieras. Lo que hagas con tu matrimonio y esposo solo depende de vosotros dos, no obstante ambos habéis sido víctimas de un malentendido, por eso te escribo para explicarte la situación.

Armor no supo entenderte cuando le hablaste de tu embarazo, él se dejo llevar por sus inseguridades creyéndose tontamente que tú tenías un amante y se lo estabas confesando. Yo al principio no sabía nada, pero como me extraño que regresase tan pronto a Canterlot hable con él en presencia de Twilight Sparkle, quien también participó en la conversación. Tras varios minutos analizando la situación se pudo descubrir el malentendido. Twilight se fuso hecha una fierecilla, hasta tal punto que le dio dos cachetadas a su hermano en mi presencia, aunque ahora se siente mal por ello.

A partir de aquí la letra era de Celestia.

Luna y yo queremos que sepas que cuentas con nuestro apoyo, no obstante ambas sabemos todo lo os amáis Armor y tú. Creemos que deberíais reconciliaros. Ambos tuvisteis que pelear mucho por vuestro matrimonio, no dejéis que se destruya ese amor.

No te entretenemos más.

Un abrazo y un beso de tus tías.

Luna y Celestia.

Candence se quedo impactada al leer esta misiva ¿Su marido creía que ella tenía un amate? ¿Por qué? ¿Cuándo le había dado motivos para dudar de ella? De modo Shining Armor pensaba que ella era una de esas yeguas que se juntan con cualquiera. La princesa de cristal llamó a Gea y tras venir esta comenzó a dictarle una carta.

—Escribe, Gea.

Hola, Shining Armor:

Mis tías, Celestia y Luna me han escrito explicándome el malentendido. No sé que me disgusta más; si el hecho de pensar que no querías tener un hijo, o el hecho de saber que después de todo lo que he invertido en nuestro matrimonio no confías en mí.

Olvídate de volver al Imperio de Cristal, quédate en Canterlot o donde te apetezca, pero no quiero que te acerques a mí. Ya veo que me consideras una de esas yeguas que se acuestan con cualquiera. Yo no tengo ni nunca he tenido un amante, podría porque no me faltan atributos pero no soy esa clase de chica, y si tú crees que lo soy entonces está claro que lo nuestro no va a funcionar.

Te quiero muchísimo Shining pero al parecer no confías en mí. Por ahora es mejor que nos demos un tiempo.

Cadence.

—Ya está todo, alteza.

—Gracias. Envía la carta.

—Pero… ¿Eso significa que no va a perdonar al príncipe Armor?

—Si él quiere volver conmigo tendrá que ganárselo. Yo he sido la ofendida, no voy a arrastrarme como un gusano ante él.

—Sé que me meto donde no me llaman pero usted le quiere, y él a vos también.

Cadence clavo la mirada en su doncella, está última trago saliva pero de pronto el rostro de la princesa se relajo.

—Eres muy dulce—dijo la princesa de cristal sonriendo a su doncella— ¿Si te cuento cómo nos conocimos él y yo prometes guardarme el secreto?

—Por supuesto. Nunca me han gustado los chismes.

—De acuerdo.

Cadence se sentó en la cama del dormitorio, Gea en principio permaneció de pie ante ella, pero la princesa le hizo un gesto para que se sentara a su lado. Su alteza se aclaro la garganta y comenzó a narrar la historia.

—Cuando Shining Armor y yo nos conocimos él era un cadete de la guardia real, y yo era una joven princesa que le faltaba un año para graduarse en la academia de magia de mi tía Celestia. Por aquel entonces mi tía Luna estaba exiliada en la luna. Un día en una Gala del Galope se presentaron unos oficiales del ejército junto con varios nuevos reclutas, entre ellos estaba Shining. Mi Tía me lo presentó como el hermano mayor de su pupila, Twilight Sparkle. Una semana después yo me ofrecí voluntariamente para ser la niñera de Twilight, quien por aquel entonces estaba en la academia, en primaria…

La doncella levanto una pezuña para pedir turno de palabra.

— ¿Usted siendo princesa fue niñera de Twilight Sparkle?

—Sí. La excusa fue que necesitaba realizar algún trabajo físico para mi currículo escolar, pero solo quería acercarme a Shining y de paso conocer a sus padres. Me encariñe muy rápido con la niña. Era una potrilla adorable, por eso me mantuve a su lado hasta después de que ella acabase secundaria. Sin embargo la nobleza de Canterlot no veía con buenos ojos que una princesa se fijase en un plebeyo, durante años llevamos la relación en secreto con la complicidad de sus padres y de mi tía Celestia. Años después mi tía Luna se escapo de la luna pero lo hizo convertida en Nightmare Moon, y casi trae la noche eterna sobre toda Equestria, afortunadamente los elementos de la armonía lograron purificarla y ella regreso al lado de su hermana mayor. Cuando mis dos tías por fin se reunieron Armor y yo anunciamos nuestro noviazgo, ya llevábamos un tiempo saliendo pero en secreto, por eso queríamos dejar de estar en la sombra. Más tarde anunciamos nuestro compromiso a la prensa, fue un caos; los periodistas sensacionalistas no paraban de inventar chismes: que sí Shining me había dejado preñada y de ahí el matrimonio; que si él era en realidad el hijo secreto de un noble; que si mis tías pensaban nombrarle su sucesor, etc. Pese a todo nuestras familias siempre nos apoyaron. El Parlamento y la Corte Real quisieron prohibir nuestro enlace, y durante un tiempo lo hicieron hasta que mis tías lograron negociar con ellos para que nos concedieran el permiso. Y por fin cuando ya todo parecía calmado unos días antes de la boda fui secuestrada y suplantada por Chrysalis, quien intentó casarse con mi esposo para conquistar Canterlot.

La princesa hizo una pausa antes de continuar.

—Por eso me apena todo esto. Invertí mucho en mi noviazgo para que ahora, después de casi dos años de matrimonio, Armor me diga que no confía en mí y me acuse de serle infiel porque sí, porque a él se le va la cabeza y se imagina cosas.

Blueblood continuaba molestando a Twilight y su hermano cuando de pronto los tres fueron tapados por una gran sombra de un volador situado encima de ellos, todos miraron hacia arriba y vieron a Celestia, quien aterrizo en frente del grupo.

—Hola a todos. Veo que estas aquí, Twilight. Mi hermana me pidió que te dijera que el carruaje ya está listo.

—Hola, tía Celestia.

—Luna y yo les tenemos mucho cariño a Twilight y Shining. Espero que estuvieses siendo amable con ellos, Blueblood.

—Claro que sí, por supuesto, pero tengo que irme. Adiós a todos—respondió el príncipe marchándose.

—Si os vuelve a molestar decírnoslo a Luna o a mí.

—Duquesa Celestia, ¿Sabía que nos estaba molestando?—pregunto Armor.

—Sabía que él vino aquí para observar los entrenamientos de los reclutas, o más bien para admirar a las jóvenes soldados; tú eres normalmente quien lleva a cabo tales entrenamientos; y también sabía que Twilight te estaba buscando. No tarde mucho en sumar dos más dos. En realidad no me envió Luna. Ahora os dejo a solas.

—Duquesa, con respecto al tema de su sobrina quiero que sepa…—empezó Shining.

—Que harás todo lo posible por reconquistarla—dijo Celestia desapareciéndose.

—Es una gran yegua—dijo Armor.

—Sí que lo es. Bueno… yo vine a disculparme contigo, hermano. No debí tratarte así. No debí pegarte…

—Chisss. Ya paso, Twilight. No hay nada que disculpar. He sido un tonto; he tratado mal a mi esposa y la he decepcionado, y también te decepcione a ti.

—Aun así no tenía derecho a reaccionar como lo hice. Te prometo que no va a volver a pasar.

—Mejor esos bofetones que la bronca que me hecho mamá.

— ¿Perdón?

—Después de estar contigo y con Luna ayer fui a cenar con nuestros padres, quería que me aconsejaran. Cuando les conté lo que había pasado ambos me reprocharon mi conducta, sobretodo nuestra madre. Tus bofetadas no me duelen, hermanita; lo que me duele es el hecho de haber desilusionado a tanta gente: a Cadence, a papá y mamá, a la princesa Luna y a ti.

La unicornio purpura abrazó a su hermano con fuerza.

—No te preocupes, hermano. Todo se va a solucionar. Yo no estoy decepcionada, más bien estoy preocupada. No sé cómo pero entre los dos encontraremos la forma de que te reconcilies con Cadence—respondió la yegua sin dejar de abrazar al semental.

— ¿Vas a ayudarme?

—Por supuesto, somos hermanos.

—Te quiero mucho, Twili.

—Y yo a ti, pero ahora he de volver a Ponyville.

—Que tengas un feliz regreso.

Gea miró apanada a la princesa de cristal.

—Es una historia muy romántica pero si usted puso tanto empeño en su noviazgo ¿No sería mejor perdonar al príncipe Armor? Es cierto que se ha equivocado, pero seguro que ustedes se quieren mucho el uno al otro.

— Tienes parte de razón, pero si yo le perdono a él tan fácilmente no aprenderá a respetarme, primero que se lo gane.

— ¿Cómo?

—Algo se me ocurrirá. Envía la carta.

Habían pasado tres horas desde que Twilight se juntó con Luna en la sala del trono. La unicornio morada acababa de llegar a Ponyville. La poni se quedo asustada de lo que vio nada más llegar, no había nadie. No se veía a ningún poni en las calles. ¿Qué significaba todo aquello? La recién llegada llamo a las puertas de la tienda de Rarity pero no obtuvo respuesta, lo mismo sucedió en las demás viviendas de sus amigas. Twilight cada vez estaba más asustada ¿Dónde se habían metido todos? Aquello parecía un desierto. La antigua discípula de Celestia fue corriendo a la biblioteca, tenía la llave pero prefirió llamar.

— ¿Spike? ¿Estás ahí?

«Aquí tampoco contesta nadie. ¿Qué está pasando?» pensó la unicornio entrando en el lugar.

La biblioteca estaba muy oscura, Twilight entró con cierto temor. De pronto se encendieron todas las luces de golpe y varios ponis gritaron a la vez ¡SORPRESA! Allí estaban todos; sus amigas, Spike, los Cake, la alcaldesa y la mayoría de los habitantes de la aldea. La unicornio se emociono de que todos la estuvieses esperando, de pronto se le acerco Spike, quien abrazo a Twilight.

—Tenía ganas de verte.

—Y yo a ti, Spike. Sé que últimamente no pasamos mucho tiempo juntos, pero ahora que he vuelto me quedaré en el pueblo.

De pronto Pinkie Pie cogió de uno de los cascos a Twilight y la hizo girarse para mirarla de reojo.

— ¿Te ha gustado la sorpresa? Luna y Celestia nos avisaron de tu regreso por vía Spike, yo les dije a todas hay que hacerle a Twilight una fiesta de bienvenida, y se lo dije a los Cake para hacerte un gran pastel y muchos dulces, y entonces los Cake me ayudaron ha hacer los pasteles y dulces para la ocasión, la decoración costo un poco por la falta de tiempo, pero yo siempre llevo a mano mi cañón de fiestas. Cuando la alcaldesa se entero de la fiesta decidió convocar a los vecinos para darte la bienvenida, al principio pensamos en hacer la fiesta en la calle, pero hacer la fiesta en la calle era muy vistoso y no hubiese sido sorpresa, además la falta de tiempo nos dificultaba decorar las calles y sus exteriores, nos vinimos todos aquí. La abuela de Applejack tuvo problemas para desplazarse pero no quería perdérselo, de modo que la trajo Big Mac en un carruaje arrastrado por él, el carruaje lo montaron entre él y Applejack, y Applejack a su vez…mmm

—Vamos, Pinkie. Te estás perdiendo el juego de ponerle la cola al poni—dijo Rainbow Dash apareciendo de repente.

— ¡¿Qué?! No puede ser, no puede ser, no puede seeer —contestó Pinkie marchándose apresuradamente.

—Bueno… ¿Su alteza real no tiene ninguna anécdota que contar a sus amigas?—preguntó Dash con tono vacilón.

— ¿Alteza Real? Para eso prefiero que me apodes Cerebrito, al menos no es tan cursi. Nada interesante. Papeleo y poco más.

— ¿Es verdad lo que dice Big Mac?

— ¿Qué ha dicho?

—Que Rarity y Applejack estuvieron de compras en el Imperio de Cristal, y pagaron con una tarjeta de crédito real.

—Sí, pero eso fue porque Luna les encargo…

— ¿En serio? ¿Eso fue lo que compraron?

—Sí.

—Ya, bueno… eso y la ropa, las revista, los productos de belleza, los materiales para la tienda de Rarity y la azada de la granja de Applejack ¿No?

Twilight fue a responder algo pero antes de que pudiera articular palabra tres potrillas se abalanzaron sobre ella, eran las CMC. Esta acción produjo un efecto llamada, de pronto cada vez más ponis se abalanzaron sobre la unicornio purpura, todos la saludaban al mismo tiempo, y la hacían preguntas sobre su instancia en Canterlot. La pobrecilla yegua no sabía qué contestar, ni a quien responder primero. Todo el mundo hablaba a la vez y nadie parecía darse cuenta de ello. Applejack, Rarity y Fluttershy se encontraban al fondo de la multitud intentando saludar a su amiga pero no lograban pasar entre todos aquellos ponis apelotonados unos con otros.

—Cuéntanoslo todo, Twilight— pidió Daisy. Era una poni terrestre de color rosa con la crin de color verde claro y de ojos verdes con una Cutie Mark de dos margaritas.

—Deben ser muy lujosas y grandes las habitaciones del palacio ¿No?—comentó Lily. La cual era una poni terrestre con el cuerpo es de color rosado, crines rubias, ojos color amarillo miel y su cutie mark eran tres lirios debido a su oficio de experta florista.

— ¿Son muy guapos los sementales aristócratas?—pregunto Bon Bon. Se trataba de una terrestre con el cuero color crema pálido y una crin azul marino con una línea rosa. Su Cutie Mark eran tres dulces de limón con envoltura.

Estás y otras muchas preguntas eran planteadas a Twilight a gran velocidad, y lo peor era que todas ellas se exponían al mismo tiempo. Todo el mundo hablaba a la vez sin escucharse unos a otros, y sin darle tiempo a la unicornio purpura para que contestase.

De pronto apareció la alcaldesa.

—Por favor, necesito hablar a solas con usted, señorita Sparkle.

—Muy bien, vayamos fuera.

Ambas salieron fuera de la biblioteca mientras varios ponis de ambos sexos las seguían con la mirada.

—Les agradezco la fiesta, aunque casi me aplastan entre todos—intervino la yegua purpura riéndose un poco.

—Es normal. Todo el mundo quiere saber de ti y de tu instancia en Canterlot.

—No fue tan interesante, solo ayude un poco a la princesa Luna. Y casi todo lo que hice fue estudiar diferentes informes y comentarlos con ella—respondió Twilight evitando nombrar el caso de su hermano.

—Quiero que me aclares las cosas, Twilight. La mitad del pueblo dice que ya no eres una princesa, la otra mitad dicen que sí. ¿Cuál es la verdad?

—Por el momento sigo como princesa pero dentro de algunos días el Senado se reunirá. Si ellos votan en mi contra dejaré de ser princesa y me convertiré en plebeya.

—Deseo que te elijan, ojala lo consigas, pero en el supuesto caso de que no te escogieran ¿Has pensado en ser concejala de Ponyville?

— ¿Concejala? Pues no, no lo había pensado.

—Entonces piénsalo, solo como posibilidad. Dos de los concejales del ayuntamiento se van a jubilar. A mí me sería muy útil tenerte en mi equipo. Y cuando yo me retire podrías ser la nueva alcaldesa del pueblo.

—Lo pensaré.

—Gracias, ahora será mejor que volvamos dentro.

Ambas entraron de nuevo en la biblioteca.

¿Qué sucederá ahora? ¿Shining Armor se reconciliara con su esposa? No se pierdan el próximo capítulo.

FIN DEL CAPÍTULO 7


Hola bronies y lectores.

¿Han resuelto la adivinanza? ¿A qué hace referencia el título de este capítulo? La respuesta en el próximo episodio.

Este ha sido hasta ahora el capítulo más largo que he escrito. Voy a comentarlo.

EL MATRIMONIO DE SHINING ARMOR Y LA PRINCESA MI AMORE CADENZA

Empezaré diciendo que la relación entre Shining y Cadence nunca me ha terminado de convencer, podría ser magnífica si Hasbro trabajase más a los personajes, pero en la serie los dos son muy planos, carecen de personalidad, de no ser así les reto. Que alguien describa la personalidad de estos dos personajes sin usar las palabras princesa, príncipe, militar y amor.

En esta historia quise centrarme en la princesa Cadence. Quería un personaje variable, que experimentase compasión y amor como cuando se comparece de Gea, pero también sufrimiento como en el caso de cuando siente que su marido ha sido injusto con ella, y por último irá hasta el punto de prohibirle a Shining volver a entrar en el Imperio de Cristal. Quería una chica que se hiciese notar. El problema es que para ello había que ponerla en situación, por eso utilice al pobre Armor. A lo mejor algunos no les termina de convencer el papel que juega Armor en este capítulo. Yo pienso que juega un papel genial; hace de desconfiado, pero también de arrepentido, y por último se le ve muy unido a su hermana.

PRÍNCIPE BLUEBLOOD

Es un personaje con muchas posibilidades para interpretar papeles negativos, es decir, hace muy bien de villano, aunque no valdría para hacer de héroe a no ser que se reformará.

LA TARJETA DE CREDITO

Es simplemente un detalle juerguista. El capítulo se estaba poniendo muy dramático, había que meter humor, por eso hice que Rarity y Applejack fueran de compras al Imperio de Cristal. Queda pendiente por explicar qué fueron a comprar ¿Cuál fue realmente el encargo que les hizo la princesa Luna? Eso se sabrá en uno los próximos capítulos, aunque no pienso decir en cuál.

LOS CRIADOS DE CADENCE

Sus nobles: Busybody, Blab y Babbler significan respectivamente entrometido, habladora y charlatán, según el traductor de Google. Estos tres ponis no pertenecen a Hasbro, son una invención mía.

GEA

Este personaje es de mi invención y me ha dado muchos quebraderos de cabeza. Al principio iba a tener un hijo, un bebe varón, de ahí el nombre de Gea, "Madre Tierra" según la mitología griega. Sin embargo al final el bebe fue descartado porque ya había muchos personajes en el relato. Por otro lado al principio tenía pensado que Gea apareciese únicamente en los capítulos 5, 6 y en el último; pero me di cuenta de que tenía más potencial.

Eso es todo por ahora.

Espero sus reviews.

Hasta el próximo capítulo.

Next Chapter: CAPÍTULO 8: AFECTO Y SUFRIMIENTO 1ª PART Estimated time remaining: 0 Minutes
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