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Rainbow Dodge the Love

by glarecaster

Chapter 3: Mi principe azul (o celeste)

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3.-Mi príncipe azul (o celeste)

Al día siguiente de la fiesta de Bienvenida, Dodge se levanto temprano con buena actitud. Aunque se había ido a dormir sin cenar, todavía conservaba mucha energía acumulada (gracias a los postres altos en azúcar de Pinkie) y decidió que era buena idea hacer las compras temprano para empezar sus entrenamientos al terminar. Ya había perdido dos días y no toleraría otro día desperdiciado. Así pues, decidió hacer una lista del mandado para no perder de vista su objetivo.

–Ok. Una última revisión antes de salir –desenrollo el pergamino y empezó a citar la lista en voz alta –Bolsa, listo; huevo, listo; naranja, listo; lechuga, listo; zanahoria, listo, listo, listo, listo... y listo. Bien todo en orden –se colgó el monedero en el cuello y guardo adentro la lista –Ahora si ¡Vamonós! –Salió de su casa y tomo rumbo al distrito comercial del pueblo.

Al llegar lo primero que busco fueron las bolsas para lomo que termino comprando en un puesto donde podías personalizarlas con un broche de plástico que hacían en cinco minutos de la forma que pidieras. Salió del puesto muy contento con sus bolsas nuevas color celeste y broches de la forma de su cutie mark. Se las colgó en el lomo y empezó a hacer las compras.

–Aquí tiene sus zanahorias joven, vuelva pronto –le dijo el vendedor y le entrego una bola con la mercancía. Dodge guardo las zanahorias en una bolsa y saco la lista mientras continuaba su camino.

"Zanahorias, listo ¿Que sigue?… manzanas. Ahora ¿Dónde estará el puesto?" Se detuvo y le pregunto a un poni que se encontraba en su camino donde podía comprar manzanas.

–Si estas buscando las mejores manzanas de Ponyville te recomiendo que compres en el puesto de Sweet Apple Acres, está cruzando la siguiente esquina joven.

"¿Sweet Apple Acres? ¿Por que me suena ese nombre?" le dio las gracias al poni y siguió la indicación que le habían dado. No sabía por que, pero mientras se acercaba a la esquina se sentía más nervioso y alerta. Aquel nombre resonaba en su cabeza tratando de conectarse con algún recuerdo olvidado.

Al voltear la esquina y visualizar el puesto de manzanas por fin se esclarecieron sus recuerdos y pudo comprender el motivo de su aflicción. A cinco metros de la esquina estaba un puesto ambulante con canastos llenos de manzana. La administradora del puesto era una familiar y poco delicada yegua naranja con sombrero de vaquero y pecas en las mejillas. Estaba de espalda a la esquina hablando con una potranca de melena roja y un gran moño de un tenue color escarlata.

"¡O no! Es la loca yegua de las tijeras" se escondió lo mas rápido y silencioso posible en la esquina para que la yegua no pudiera verlo. Ahora recordaba porque el nombre de Sweet Apple Acres le despertaba tal ansiedad: era el nombre de la granja donde había visto por primera vez a Applejack y ahora que recordaba mejor, esa granja tenia un gran huerto de manzanas al lado "¿Cómo se me pudo olvidar ese detalle?"

Echo un leve vistazo para ver si no lo habían visto y se tranquilizo al ver que la yegua estaba más ocupada hablando con la potranca. Dodge aguzo el oído para tratar de escuchar mejor la conversación y no le sorprendió oír que la yegua estaba regañando a la pequeña.

–Ya he dicho que no puedes ayudarme Apple Bloom.

"¿Siempre tiene que estar enojada con alguien?"

–Pero quiero ayudar –dijo la triste potranca –Que tal si mi habilidad especial son las ventas.

"¡Ooooh! ¿Cómo alguien puede decirle no a esa carita?"

–¿Te acuerdas la ultima vez que quisiste ayudar? Tuvimos que cosechar el doble de manzanas para poder recuperar las perdidas.

"¿El doble? Tal vez sea cierto eso de mantenerla fuera del negocio familiar"

–*Snif**Snif* ¿Hueles eso Apple Bloom? –Dodge se escondió justo antes de que Applejack mirara hacia la esquina. Había percibido un olor que provenia del lugar donde Dodge estaba escondido.

–¿Hum? Yo no huelo nada. ¿Qué stas buscando hermana?

–No se. Pero es un olor extrañamente familiar. Huele como a… gallina ahumada.

"¡Por Celestia! Es cierto lo que dicen; las yeguas pueden oler el miedo y la vergüenza en un potro"

Empezó a escuchar el ruido de cascos acercándose a paso decidido, era cuestión de segundos para que Applejack llegara a la esquina y viera a Dodge escondido. Probablemente pensaría que había estado espiándola de nueva cuenta (Aunque ahora si estaría en lo correcto), sacaría esas aterradoras tijeras y terminaría el trabajo que empezó hace dos días. Dodge necesitaba hacer algo y rápido.

"Si me quedo aquí y trato de explicarme: tijeras. Si salgo corriendo lo mas seguro es que me persiga, me someta con el lazo y… tijeras. ¡Por favor que alguien me diga que puede hacer un joven pegaso en esta situación!...Que idiota soy"

Salió volando en vertical y se escondió en el techo del edificio justo antes de que Applejack llegara a la esquina. Seguía olfateando y volteaba a todos lados buscando el origen del olor. Al no encontrarlo se regreso confundida al puesto.

–¿Encontraste lo que buscabas? –le pregunto Apple Bloom a su hermana.

–Nop. Parece que fue mi imaginación… Apple Bloom Aquí falta un canasto ¿Dónde sta? –dijo al ver que había un gran espacio vacío en el puesto.

–Se lo vendí a una poni mientras estabas ocupada en la esquina –dijo Apple Bloom muy orgullosa de su proeza –Te dije que era buena en esto. Deje el dinero en la caja.

Applejack corrió a la caja registradora y la abrió de golpe. Adentro solo había tres monedas solitarias.

–El canasto entero cuesta 20 monedas… además solo se dan las manzanas, no con todo y canasto –Applejack tenia el rostro pálido e inexpresivo. En su mente debatía si tomarse el hecho con enfado, tristeza o ironía.

–Este yo… bueno… Adiós –y salió corriendo la pequeña, aprovechando la indecisión de su hermana.

–¡APPLE BLOOM VEN AQUÍ! –Applejack por fin opto por tomarlo con enfado mientras perseguía a su hermanita, dejando el puesto descuidado.

Dodge no bajo del techo hasta que las dos se perdieron entre las calles. La hermanita había servido como buen chivo expiatorio, y aunque debería sentirse mal por el futuro oscuro que le esperaba a la pobre potranca cuando su hermana la atrapara, no paraba de sentir un gran alivio por no ser el perseguido.

"¡Uuuf! De la que me salve. Aunque ahora tengo que tachar las manzanas de mi dieta"

Termino de comprar el ultimo producto de la lista (los betabeles eran lo ultimo porque las manzanas ya estaban tachadas de la lista) y lo guardo en la bolsa con el resto del mandado. Le costo menos de una hora acabar el mandado, pero Dodge se sentía como si le hubiera costado toda la mañana terminar la mentada lista: ya empezaba a tener hambre y se sentía ansioso de regresar a su casa, comer y salir a empezar sus entrenamientos.

Se disponía a despegar rumbo a su casa cuando una poni con voz fina y melodiosa empezó a hablarle a su espalda.

–Disculpe joven caballero ¿Podría permitirme un poco de su tiempo?

Volteo para ver quien le había hablado tan cortes y se encontró cara a cara con la poni más elegante y deleitable que se había topado en Ponyville. Tenía un resplandeciente pelaje blanco solo obtenido con una extrema fascinación por la pulcritud personal, su figura tenía un delineado suave y vistoso; su melena y cola, de un claro color índigo, caían en rizos perfectamente cuidados y peinados y por ultimo, sus ojos reflejaban un radiante brillo, denotando sus grandes y refinadas pestañas, creando junto con su pelaje una visión de deslumbre. Hasta Dodge que no miraba todas esas cualidades con ojos lascivos entendía que esa yegua era la antítesis natural de todo lo que representaba Applejack.

–¿Si? –pregunto Dodge -¿Qué se te ofrece?

–Veras, necesito de un gran y fuerte semental para un pequeño trabajito, podría hacerlo yo misma pero como veras –y empezó a delinear su figura con el casco, dando énfasis en su flancos –Tengo un cuerpo frágil y no creo poder hacer tal tarea sola y creí que alguien tan fuerte y bien parecido como usted podría ayudarme –termino los halagos con unos coquetos pestañeos.

"¡Mmm! Un pestañeo exagerado junto con un favor pedido cordialmente. Esto me recuerda algo" y empezó a recordar un día que había acompañado a su padre en las compras:


Dodge. Si una mujer te trata de engatusar dile no si vacilar. Si no te pedirá un favor tras otro y otro y otro y otro y otro y otro y otro.

¡PAPA! –le grito Dodge para tratar de sacarlo del trance. Estaban en medio de la tienda y la gente volteaba a ver a su padre –Ya entendí.

¿Que? Ah si. Bien dicho Dodge –dijo el papa de Dodge. El grito de su hijo le había recobrado la compostura –Ahora sigamos que todavía me falta comprarle unas cosas a tu madre –y siguió empujando el carrito con aire desolado.


Ya había explicado que Dodge no era muy bueno descifrando los sentimientos de la gente, pero hasta un pobre diablo con lentes, granos y que habla por la nariz notaria que las verdaderas intenciones detrás de los halagos y el seductor contoneo de la yegua eran técnicas para suavizar las mentes de los potro y que ella pudiera pedirles cualquier favor a cambio de nada. Pero no por eso significaba que ningún potro cayera en sus redes, la mayoría quedaban atrapados ante sus halagos y sus pestañeos coquetos, y los pocos que resistían perdían toda la compostura al ver el hipnotizante y sensual meneo de sus cuartos traseros (así se llama la parte del caballo, malpensados).

Lo bueno es que nuestro joven potro tenía una gran defensa mental ante ese tipo de situaciones (gracias a las "bienintencionadas" enseñanzas de su padre) y en ese momento su prioridad era regresar a casa para desayunar y después poder entrenar sus acrobacias.

–Disculpa pero ahora no tengo tiempo ¿Qué te parece si lo posponemos para otro día?

–Gracias. Ahora si me acompañas a… espera ¿Qué dijiste? –parecía que la respuesta de Dodge la había agarrado con la guardia baja.

–Si, ahorita no puedo ayudarte; tengo cosas importantes que hacer.

La yegua se veía confundida, se notaba que nunca recibía una negativa cuando se trataba de pedirle un favor a un potro, menos cuando usaba sus encantos. Se serenó y continúo.

–Pero, vamos, no creo que lo que vayas a hacer sea más importante que ayudar a esta pobre yegua desvalida –volvió a usar la técnica del pestañeo coqueto, pero ahora inyectándole mas energía.

–… ¿Te entro algo en los ojos? Si quieres te presto un pañuelo –Dodge se defendió con un comentario ignorante y directo.

–¿Como?... no, no es necesario –no entendía como había fallado su técnica de pestañeo, pero todavía le quedaba un movimiento que nunca fallaba. Empezó a caminar un tanto en dirección contraria a Dodge, dándole al potro una mejor vista del contoneo de sus posaderas –No te preocupes por tus cosas ahorita, se que si me acompañas te "entretendrás" mas.

–Lo siento pero ya me había comprometido –Dodge esquivo el movimiento especial de la yegua con una respuesta firme.

Ahora si la yegua había quedado atónita, su mejor movimiento no había hecho ningún efecto en Dodge y empezaba a perder los estribos. Solo le quedaba un movimiento mas pero no le gustaba usarlo por ser un arma de doble filo y además siempre necesitaba planear una ruta de escape, pero era un movimiento súper efectivo y no había ser en este mundo que pudiera resistirlo.

Se acerco a Dodge y le susurro al oído con una voz que sonaba casi como un jadeo –que tal si tú me ayudas con unas tareas ahora y yo te ayudo con unas "tareas orales" después –se alejo de Dodge y le disparo una mirada erótica.

Por fin el cerebro de Dodge capto la indirecta (muy directa) de la yegua, su cara se puso roja, se le enchino todo el pelaje del cuerpo, las patas empezaron a temblarle y la sangre se empezó a acumular en su cerebro (y otras partes). La técnica secreta de la yegua había dado de lleno en el potro y estaba haciendo estragos en todas partes.

–Si bueno yo… este así… ósea que… ¡Adiós! –y salió volando del lugar como una completa gallina. Ningún entrenamiento ni enseñanza lo había preparado para una situación como aquella.

Llego a su casa y entro por la puerta con tosquedad, todavía le temblaban las patas y su cabeza era un torbellino de pensamientos, algunos hacían que la sangre fluyera más rápido por sus venas. Trato de guardar las compras en la alacena pero toda la comida se le caía de los cascos. Intento hacerse una sopa en la estufa pero se le quemo por quedarse vacilante. Necesitaba reprimir los pensamientos que tenia y salió volando de su casa a las afueras de Ponyville para empezar su entrenamiento; tal vez unas cuantas acrobacias despejarían la mente de Dodge.

Llego a un pedregal que estaba al este del pueblo. No había arboles así que no había preocupación por chocar con uno mientras giraba por los aires, la única preocupación era no caer sobre las rocas afiladas que sobresalían de la tierra. Las piedras se veían como algo de cuidado pero Dodge lo veía como un mayor reto; como un caminante de la cuerda floja que entrena sin red.

Empezó a dar unas vueltas al terreno para aflojar los músculos de las alas. Continúo con unos vuelos en zigzag seguidos de unas volteretas aéreas. El fresco aire en el rostro y la adrenalina subiendo en su cuerpo habían expulsado los malos pensamientos que tenia en la cabeza. A los quince minutos de calentamiento empezaron las acrobacias complejas. Agarraba velocidad y daba varias vueltas de 360 grados. También agarraba altitud para dejar caerse en picado y virar bruscamente a solo un metro de la superficie y terminar con unas vueltas de barril. Volaba a ras del piso y esquivaba los pedruscos con gracia y para terminar el entrenamiento con un final apantallador, subió lo más alto que pudo y se lanzo otra vez en picada pero ahora aleteando lo mas fuerte posible y estirando una pata delantera, su velocidad aumentaba mientras caía en vertical, en cierto punto de la caída una barrera de aire se empezó a formar enfrente de Dodge.

–¡Así es! ¡Un poco mas! –dijo Dodge mientras empezaba a aletear más fuerte. La barrera empezó a deformarse tomando la forma de un cono, con Dodge en el centro solo tocándola con la pata que tenia estirada. Mientras más velocidad ganaba Dodge la barrera se estiraba mas y mas hasta que de repente todo se detuvo; la barrera no cedió y detuvo en seco a Dodge en el aire –¡Rayos! –fue todo lo que pudo decir Dodge antes de ser despedido por la barrera que actuó como trampolín. Salió volando sin poder estabilizarse y cayo en el piso de espalda derrapando por más de cinco metros.

"¡Ay cara!… Maldita barrera, nunca se rompe" pensó mientras se sobaba la espalda. Era cierto que la barrera no quería ceder, pero no significa que nunca se había roto. Cuando Dodge era todavía un potrillo pudo romperla y crear una rainplosión sónica, pero eso ya había sido hace mucho tiempo y nunca más la había vuelto a hacer. Dodge tenía la teoría de que solo lo pudo hacer porque era muy pequeño y se necesitaba de un cuerpo chico para poder cortar el viento, pero eso no bloqueaba sus ganas de querer intentarlo una y otra vez.

Se levanto y empezó a agitarse para desempolvarse. Si bien el entrenamiento no había sido 100% satisfactorio y no había intentado las acrobacias más complejas de su repertorio, Dodge se sentía muy satisfecho. El entrenamiento le recordó la libertad que sentía cuando estaba volando a máxima velocidad y la emoción que sentía cuando realizaba las maniobras peligrosas.

Empezó a volar de vuelta a su casa, ahora si se prepararía una abundante ensalada de huevo. Pero un grito a lo lejos hizo que se detuviera en el aire y empezara a buscar su procedencia. Vio a lo lejos varias figuras corriendo por el pedregal y escucho un nuevo grito. Dodge salió volando en dirección a las siluetas, fueran quienes fueran parecían estar en peligro.

Al acercarse pudo distinguir mejor las siluetas y quedo confundido con la escena. Tres grandes perros diamantes estaban persiguiendo la misma yegua blanca que se había topado en el distrito comercial. La yegua corría despavorida mientras soltaba unos intensos gritos de ayuda. Dodge no entendía como era que aquella yegua se había metido en esa situación. La ultima vez que la vio esta pidiéndole un trabajo que según ella era simple y ahora se volvía a topar con ella en medio de la nada y siendo perseguida por tres rufianes con cara de pocos amigos.

La yegua se veía exhausta, Dodge no sabía cuanto tiempo llevaba siendo perseguida pero de todas formas se notaba que la yegua no poseía gran resistencia física. La yegua tropezó con una piedra y quedo tumbada en el piso, para cuando pudo levantarse ya tenia enfrente a los tres perros. Dodge se escondió en una nube que estaba encima de los perros y espero el momento oportuno para emboscarlos. Mientras pudo escuchar claramente la conversación del cuartero.

–Fue un buen intento poni –dijo el perro mas delgado de los tres, parecía el líder del grupo –Pero ya nos cansamos de juegos.

–¿Qué piensan hacer lindos perritos? –dijo la poni con pánico. Caminaba hacia atrás para alejarse de sus perseguidores pero en la caída se había torcido una pata y cojeaba.

–Al principio teníamos pensado solo usarte como buscadora y transportadora de gemas –dijo el perro mas bajo del grupo –Pero mientras te perseguíamos notamos que no nada mas tu cuerno nos podía ser de utilidad.

–¿A… a que te refiere? –pregunto la poni, pero por la cara de espanto que puso parecía que ya entendía a lo que se refería el perro.

Los tres perros se miraron y le esbozaron una amplia sonrisa a la yegua.

–Veras –volvió a hablar el perro líder –Somos un grupo de puros perros y no hay muchas cosas con que entretenernos así que… -le lanzo una mirada al perro mas grande del grupo, que le respondió con un gesto de afirmación y saco de una bolsa del chaleco una mordaza. Dodge se quedo intrigado con la extraña mordaza, no entendía para que era la bola roja en medio –flojita y cooperando poni.

La poni, al ver el objeto que tenían planeado ponerle y conociendo el destino que le deparaba solo pudo hacer una cosa: se puso el casco en la frente, levanto la vista al cielo con los ojos cerrados y se desmayo.

"Creo que ya es hora" pensó Dodge y se lanzo de la nube hacia los perros diamantes, que estaban caminando hacia las desfallecida poni.

El perro más grande estaba por levantar a la yegua cuando le cayó encima Dodge, enterrándole la cabeza en el piso. Dio un salto al frente y se posiciono entre los perros y la yegua. Señalo a los perros con una pata y dijo –Escuchen bien lo que les voy a decir. Les doy la oportunidad de que se vayan, dejen en paz a esta pobre poni y no vuelvan a molestar a nadie en Ponyville. Si no la aceptan aténganse a las consecuencias.

–¿¡Un poni dandonos ordenes!? –bramo el perro líder. Golpeos sus puños para intimidar a Dodge y exclamo –Romperemos todos los huesos de tu cuerpo y te dejaremos tirado para que los carroñeros acaben contigo.

Dodge no espero a que los perros hicieran el primer movimiento. Salto y cayo de nuevo en la cabeza del perro grande, que apenas acababa de sacarla del suelo, enterrándola aun mas profundo que la primera vez.

El perro chico lanzo un grito de guerra y se abalanzó contra Dodge. Con un ataque con ira y sin estrategia, Dodge solo tuvo que hacerse a un lado para esquivar la embestida. El perro furioso cargo de nueva cuenta y ahora Dodge cuando esquivo el ataque puso una pata para que el perro tropezara, el perro no pudo detener la marcha y cayo de bruces al suelo. Antes de poder levantarse Dodge le propino un pisotón en la espalda. El perro soltó un leve gemido mientras el aire escapa de sus pulmones y finalmente quedo noqueado.

–No te levantes –dijo Dodge y se preparo para enfrentarse al ultimo perro en pie, pero este ya estaba junto a Dodge con los brazos levantados, junto las manos y le asesto un golpe en las costillas, Dodge sintió como si le hubieran pegado de lleno con un martillo y salió rodando del impacto.

Dodge trato de incorporarse mientras jadeaba. Los perros de las praderas tienen unos brazos en extremo fuertes gracias a su modo de vida en las minas, así que otro golpe recibido significaría la derrota para Dodge.

El perro dio un salto con los brazos levantados, tenia intención de aplastar el cráneo de Dodge de un solo golpe, pero Dodge dio un pequeño salto a un lado, se paro con las patas delanteras y le propino un patadón con las patas traseras en la mera quijada. El perro salió impulsado hacia atrás y cayó de espaldas.

El perro se sentó en el piso y se empezó a acomodar la quijada con la mano, que hizo un *crack*. Volteo a ver a Dodge con unos ojos inyectados de ira y grito -¡MALDITO PONI! ¡VOY A ARRANCAR LAS EXTREMIDADES DE TU FRIO CADAVER! –golpeo el piso con las manos mientras se paraba, como si de un gorila se tratase y arranco en dirección a Dodge.

"Bien, ya perdió los estribos. Esto lo pone mas fácil"

Empezó a esquivar todos los ataques que lanzaba el perro y de vez en cuando se alejaba para que el perro lo persiguiera. El plan era cansarlo lo suficiente para terminarlo en un solo movimiento. Cuando vio que el perro estaba respirando con dificultad prosiguió con la siguiente fase del plan.

Voló a más de veinte metros de altura y se lanzo en picado hacia el perro a toda velocidad. Si el perro no se movía los dos se iban a estrellar de cabeza, así que con las pocas energías que le quedaban al perro dio un salto hacia atrás cuando solo faltaba un metro para el choque. El perro se sentía confiado creyendo que Dodge se estrellaría de lleno contra el suelo, pero Dodge, que ya tenia el movimiento dominado, viro solo a unos centímetros del suelo, extendió las patas y le dio de lleno en la panza al perro, que salió despedido por los aires con las manos en el abdomen. Cayó en seco y no se volvió a parar.

Dodge inhaló y exhaló con fuerza, la adrenalina empezaba a bajar mientras su ritmo cardiaco se estabilizaba. Empezó a caminar hacia el único perro que seguía consiente, aquel que tenia la cabeza sumergida en la tierra y trataba de sacarla con enjundia. Finalmente pudo sacarla de un jalón y lo primero que vio fue a un Dodge con mirada ensombrecida, echo una mirada alrededor para ver que había sido de sus compañeros y se aterro al ver que el poni se había encargado de los dos. Volteo la cabeza lentamente hacia Dodge, que todavía mantenía el semblante intimidante y empezó a suplicar por su vida.

–Por favor, no me haga daño poni –dijo el patético perro –Solo estábamos jugando, no teníamos planeado hacerle nada a la poni. Era broma.

–Quiero que agarres a tus amigos y se vayan por donde llegaron –dijo Dodge tajante –no los quiero volver a ver rondando por Ponyville, ¿entendiste?.

–Si, como usted diga –Se alejo de Dodge corriendo con pánico, cargo a sus compañeros caídos en los hombros y salió huyendo del lugar hasta perderse en el horizonte.

–… Eso fue… ¡INCREIBLE! – dijo Dodge con gran exclamación –Me hubiera gustado que alguien grabara la pelea, o mejor aun: que alguien hiciera una película de mi vida –Dodge tenia muchas cualidades buenas, pero la modestia no se encontraba en su repertorio.

–¡Mmmm! ¿Qué paso? –dijo una voz débil atrás de Dodge.

"O cierto, se me había olvidado" Corrió a ayudar a la poni a incorporarse –¿Estas bien?

–¿Ah? Si, estoy bien –dijo la yegua mientras se frotaba la frente con un casco, todavía se notaba mareada por el shock –¿Qué paso? No me acuerdo de nada.

Dodge le empezó a contar como había escuchado unos gritos a lo lejos y fue a investigar. Le conto que la vio corriendo de tres perros diamantes y que cuando le mostraron una extraña mordaza se había desvanecido en el acto.

La yegua entro en pánico cuando recordó todo lo que le habían dicho los perros –¿Dónde están los perros? ¿Qué me hicieron mientras estaba inconsciente? –dijo exaltada la yegua.

–No te preocupes por eso muchachita –dijo Dodge e irguió el pecho con orgullo –Yo solito me encargue de los tres perros diamantes.

–¿Tu solo derrotaste a los tres? – pregunto asombrada la yegua.

–Pues claro, soy cinta negra en casco-jitsu. Los pobres nunca tuvieron oportunidad contra mi –la humildad era otra de las cualidades ausente en Dodge.

–¿Tu te me haces familiar? –miro fijamente a Dodge y después de unos instantes reconoció a Dodge –Tu eres ese poni descortés que me dejo desamparada en el distrito… ¡Todo esto es tu culpa!

–¿Mi culpa? ¿Por que? –dijo Dodge extrañado. Esperaba que la poni reaccionara con admiración o exaltación por haberla rescatado, no con enfado.

–No te hagas el incomprendido conmigo –sus ojos soltaban chispas de lo enojada que estaba –Me dejaste sola y tuve que venir sin compañía a este terreno sucio a buscar gemas para mis trajes. Luego aparecieron esos truhanes y trataron de secuestrarme para hacer trabajos forzados. Tenía mucho miedo y tuve que correr por mi vida. Si no hubieras corrido como un cobarde a hacer tus cosas sin importancia y me hubieras acompañado como un buen potro, me hubieras podido defender mucho antes y no estaría yo ahorita agotada y con una pata torcida.

–Bueno, si lo ves desde ese punto de vista creo que si es mi culpa –Era increíble la habilidad de esa poni para hacer que los problemas recayeran en los cascos de los machos. Dodge había perdido la satisfacción por su victoria y ahora se sentía culpable.

–Machos: siempre prefieren piensan primero en sus asuntos que en las necesidades de una dama.

Dodge se puso a pensar una solución para compensar a la poni por lo mal que la había pasado y solo se le ocurrió una cosa.

–Ok. Ya esta, agárrate fuerte poni.

–¿Agarrarme? ¿Qué vas a..? –Antes de que terminara de hablar la poni y sin pedir permiso, Dodge la cargo con las patas delanteras e inicio el vuelo hacia Ponyville. La poni soltó un grito, se aferro al cuello y pego la cara en Dodge con los ojos cerrados del miedo.

–Necesito que abras los ojos para que me digas donde queda tu casa.

Empezó a abrir los ojos lenta e indecisa y quedo maravillada al ver la espectacular vista que tenia enfrente. Era una hermosa vista de Ponyville y todos sus alrededores mientras la brisa jugueteaba en sus rizos.

–¿Ya viste tu casa? ¿Cual es?

La poni agitó la cabeza para salir del ensimismamiento y dijo –Es ese edificio circular con la bandera en la punta.

Dodge aterrizo enfrente de la puerta y entro en el edificio. Se sorprendió al ver que todo el primer piso lo había convertido en una boutique, había peinadores a un lado de la entrada, probadores el fondo del cuarto, percheros con trajes elegantes por doquier y en el centro tres grandes espejos para modelar y apreciar mejor el vestido que te probabas.

–Mi cuarto esta subiendo las escaleras, si quieres puedes dejarme aquí.

–Primero necesito ver esa pata torcida –dijo Dodge mientras subian las escalera

–¡Por favor! –dijo la poni con presunción –¿Qué puede saber un poni como tu de primeros auxilios?

–En primera: mi nombre es Rainbow Dodge pero puedes llamarme Dodge. En segunda: te sorprenderías de todo lo que se sobre raspones, torceduras y fracturas –Era de obviar que Dodge, que se pasaba la mayoría del tiempo inventando maniobras peligrosas, ingresaba al hospital muy seguido. La primera vez que intento la maniobra de virar a unos centímetros del piso tuvo que pasar 3 semanas con collarín y cuatro días comiendo solo líquidos.

Entraron en su cuarto y Dodge la ayudo a sentarse en la cama, luego le pidió que le extendiera la pata, a la poni se le empezó a notar un leve sonroje en rostro mientras estiraba la pata para que Dodge la pudiera revisar.

–Por cierto, todavía no se tu nombre –dijo Dodge mientras seguía viendo la pata lastimada.

–Me llamo Rarity.

–¿Rarity? Que nombre más extraño jeje, ¡Auch! –Rarity le había dado un coscorrón con el casco sano.

–No deberías burlarte del nombre de una dama.

–Y una dama no debería responder con golpes – se miraron con enojo por unos segundos, Dodge fue el primero en apartar la mirada y siguió revisando la pata. Al cabo de un tiempo termino y dijo –No hay de que preocuparse, es solo un pequeño esguince en la cuartilla. ¿Tienes hielos y unas vendas?

–La cocina esta abajo, frente a las escaleras. El botiquín medico esta al fondo de la alacena.

Dodge salió del cuarto y en un minuto regreso con una bolsa llena de hielos y una venda . Agarro la bolsa y presiono sobre el esguince.

–¡Auch! Presionas fuerte a propósito.

–Tengo que, si no la inflamación no desaparecerá.

Quitaba de vez en cuando la bolsa para ver si la inflamación había bajado y cuando por fin lo estuvo le aplico con firmeza el vendaje en toda la cuartilla para que no la pudiera mover.

–Ya esta. No muevas mucho la pata y en dos días lo mas seguro es que esté como nueva. Si vuelve la hinchazón aplicas otra vez hielo y te pones una venda nueva –y se dispuso a salir sin decir un adiós. Todavía creía que Rarity estaba enojada con el, no noto el repentino aprecio que se había formado en Rarity mientras le daba las curaciones

–Espera –le grito Rarity. Dodge se detuvo en la puerta y se volteo. Estaba muy sonrojada y parecía que quería decir algo pero no encontraba las palabras correctas –Solo quiero decirte que… gracias, gracias por salvarme de ese grupo de perros... y por ser tan atento conmigo.

"¡Guau! Eso no me lo esperaba" Se quedo perplejo con el repentino cambio de actitud de Rarity "Rápido, di algo inteligente"

–No te preocupes. La próxima vez que me necesites te ayudare con gusto, sin ningún trabajito oral a cambio –"¡Ups! Creo que todavía no termino por olvidar lo de la mañana" y cerro la puerta antes de que la bolsa de hielo le golpeara en la cabeza "Creo que necesito aprender a hablar con las mujeres"

Un nuevo día en Ponyville que estuvo lleno de altibajos. Dodge fue expuesto a un gran estrés tanto físico como emocional (y hormonal) por culpa de una damisela en peligro y aun así pudo salir airoso de la prueba. Pero la siguiente contrincante le recordara que hasta los machos lloran con "el cascanueces" ¿Acaso nuestro héroe sucumbirá ante la presión? Encontraran La respuesta y mas en el próximo capitulo "Recuerdos tormentosos"

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