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Rainbow Dodge the Love

by glarecaster

Chapter 2: Fiesta para dos

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2.-fiesta para dos

–*Bostezo* ¡Hoy va a ser un día asombroso! –dijo Dodge mientras se estiraba en la cama.

Después del "pequeño" incidente en el lago el día pasado, Dodge había decidido que la mejor forma de sacar de su cabeza lo ocurrido era distrayéndose con alguna actividad, y puso a andar el vuelo al sur del pueblo para empezar la construcción de su casa en Ponyville.

Una de las verdades de Dodge era que cosas como el pastoreo de nubes, así como muchos trabajos relacionados con el clima se le daban bien al potro: el joven había nacido con la habilidad de controlar el clima. Pero en otras habilidades como la edificación de casas y construcciones hechas con nubes era, por no decir menos, pésimo. La casa terminada era una rectangular y malformada construcción que solo consistía en: Un pequeño recibidor/cuarto principal (y único), un baño y una cocina separada por una barra: una casa de soltero hecha por un soltero.

Ya al día siguiente Dodge se había despertado con una actitud positiva. Pensando mejor su situación, tenia toda una semana libre para entrenar sus habilidades de vuelo. Otra de las verdades de Dodge era que, si bien le gustaba el trabajo de control de clima, la verdadera motivación de aceptar el trabajo era que el empleo solo requería hacer cambios en la mañana y en la noche, además de un poco de trabajo extra al inicio y final de cada temporada, dándole mucho tiempo libre para improvisar sus acrobacias. Su verdadera meta era que algún día lo aceptaran en las filas de los Wonderbolt, un grupo elite de pegasos que hacían espectáculos aéreos en varias regiones de Equestria y, de ser necesario, hacían el trabajo de rescatistas.

Se levanto de su cama y fue directo al baño a arreglarse para el día. Terminando se dirigió a la cocina a preparar el desayuno, necesitaba alimentarse bien para tener las energías que usaba en sus acrobacias. Pero al abrir el refrigerador se dio cuenta de un detalle.

Diablos! Se me olvido ir de compras ayer"

Con el susto en el lago y la construcción de su casa, se había olvidado del hambre que tenia y de ir al pueblo a comprar víveres.

Agarro la bolsa de monedas que le había dado la secretaria, se lo colgó en cuello y salió volando por la puerta de su casa en dirección al centro del pueblo.

"Primero creo que llegare a un establecimiento a comer, que esta hambre me esta mareando"

Al llegar al centro empezó a buscar un lugar donde desayunar y su mirada se detuvo en un establecimiento que resaltaba entre las demás. Era una casa con paredes de madera, pero lo que la diferenciaba de las otras eran los arreglos que le habían puesto a las demás partes de la casa: tenia unos pilares pintados como bastones de caramelo, su techo parecía hecho con galletas de chispas, todas las esquinas estaban cubiertas con lo que parecía betún y el segundo y tercer piso tenían forma de muffins. Todo eso hacía parecer a la casa un gran (y comestible) postre.

"¿un postre matutino?" –pensó Dodge –"¿Por qué no? Voy a necesitar mucha energía para empezar bien el día" -se dirigió a la repostería y entro por la puerta.

Adentro solo había un poni sentado detrás de un mostrador, llevaba puesto un moño de rayas blanco/naranja así como un gorro de vendedor de comida con los mismos colores.

–Vaya, un nuevo cliente. Buenos días, que deseas ordenar.

–buenos días, quisiera una orden roles de canela por favor –abrió la bolsa de monedas y deposito en el mostrador el coste del pedido.

–A la orden. Y dime muchacho, debes ser nuevo en Ponyville ¿Vienes a visitar a un familiar o algo por el estilo? –pregunto el vendedor mientras envolvía el pedido de Dodge en una caja.

–Nada como eso, me acabo de mudar al pueblo por una oferta de trabajo.

–bien dicho muchacho. Es bueno ver que tienes iniciativa, no hay muchos jóvenes emprendedores – pero su frase fue interrumpida por un grito pomposo que provino de la parte trasera del local.

–¿¡HAY UN NUEVO PONI VIVIENDO EN PONYVILLE!?

–¿Qué fue eso? –pregunto Dodge y se preocupo al ver que el vendedor ponía cara de estrés y se ponía un casco en la frente.

–Otra vez no Pinkie –fue la única respuesta que consiguió del vendedor.

–Otra vez no qu ¡Wooaah! –Un rayo rosa salió despedido de las puertas de la cocina y choco contra Dodge, haciendo que los dos cayeran en círculos hacia atrás. Cuando terminaron de rodar Dodge estaba tirado en el suelo boca arriba, mareado y tenia una poni rosada con melena rizada parada en su panza viéndolo directamente a la cara.

–¡Yipiiii! Un nuevo poni. Mi nombre es Pinkie Pie pero puedes llamarme Pinkie si quieres. Como eres nuevo en Ponyville supongo que no haz de tener ningún amigo. No te preocupes por eso porque yo estoy aquí. Yo puedo ser tu primera amiga aqui y como tu primera amiga en Ponyville te hare una gran fiesta de bienvenida –dijo todo eso sin siquiera parpadear o detenerse a tomar aire.

Como Dodge estaba mareado por el encontrón fue el vendedor el que continúo la conversación –Pinkie, todavía estas en hora de trabajo. No te puedes ir a festejar.

–Pero señor Cake, este poni acaba de llegar a Ponyville y no tiene ningún amigo. No puedo dejarlo varado solo en medio del pueblo. Necesito hacer que se sienta como en casa.

–En realidad estoy en el pueblo desde ayer –dijo un mareado Dodge.

– ¡O no! Es peor de lo que pensaba – Pinkie levanto a Dodge por los aires y empezó a abrazarlo (sofocarlo) –Pobre alma solitaria. Llevas todo un día en el pueblo sin alguien a tu lado, debiste estar muuuy asustado.

Era cierto que Dodge había sentido miedo el día pasado, pero no había sido por estar solo, sino todo lo contrario (como va el refrán "Mejor solo que acompañado de una enfurecida yegua con tijeras" o algo así)

–Pero Pinkie –dijo el señor Cake –Acabamos de abrir Sugarcube Corner ¿No puedes hacer tu fiesta de bienvenida al terminar el trabajo?

– Pero señor Cake solo mírelo –volteo y le mostró un Dodge mareado y asfixiado al señor Cake –Este poni necesita que lo animen urgentemente.

El señor Cake se puso a pensar un momento y finalmente dijo –Esta bien Pinkie, pero tendrás que trabajar horas extra los próximos días.

–Trato hecho. ¡Yipiiii! Vamos a divertirnos mucho desconocido poni. Por cierto ¿Puedo saber tu nombre, o es un secreto?

Como Dodge todavía estaba siendo abrazado (sofocado) por la joven, las únicas palabras que pudo articular fueron –me asfixio…

–Encantada de conocerte Meas Ficcion. No te preocupes, yo te llevo a mi cuarto de fiestas –se puso a Dodge encima del lomo y empezó a subir las escaleras.

Las escaleras terminaban en una habitación ovalada que parecía ser donde vivía Pinkie. Tenía una cama matrimonial con un armario pegado a su derecha, una chimenea al otro extremo y una mesa con sillas en la otra esquina de la habitación. Pero hasta ahí terminaba todo lo común en esa habitación porque el cuarto estaba decorado con listones de papel china y globos colgados por todas partes. Era imposible que Pinkie arreglara su cuarto ese día para celebrar la llegada de Dodge (mas porque ni siquiera sabia de su existencia hasta que entro por las puertas de Sugarcube) así que la única explicación era que el cuarto siempre estaba decorado por si se presentaba la ocasión de una fiesta sorpresa.

Pinkie camino hacia la mesa, depósito a Dodge en una silla y se sentó en otra a esperar que el potro se recobrara de la zarandeada.

–¿Ya recobraste el conocimiento? ¡Que bien! –Dijo Pinkie al ver que los ojos de Dodge dejaban de dar vueltas –Parece que el saber que ibas a tener una fiesta con la mejor fiestera de Ponyville fue demasiado para tu cabecita. Entonces ¿Cómo quieres empezar tu súper fiesta de bienvenida Meas Ficcion? ¿O debería llamarte señorito Ficcion, o solo Meas?

Dodge no entendía todo lo que había pasado; la mayoría del tiempo estuvo semiinconsciente. Solo entendía que había sido enrollado con esa yegua contra su voluntad y que necesitaba zafarse de la situación lo más rápido posible.

–Mira… ¿Pinkie verdad?

–Sipi dipi.

– Ok. En primera mi nombre no es Meas Ficcion, es Rainbow Dodge.

–¿Rainbow Dodge? –dijo Pinkie confundida -¿Por qué usas dos nombres? ¿Acaso eres un artista famoso y usas otro nombre para que no te reconozcan? ¿O eres un agente secreto y ese es tu nombre clave? No te preocupes agente Ficcion, tu secreto esta a salvo conmigo –y le lanzo un saludo militar.

–¿Que? No, nada de eso –"¿De donde saco todo eso?" –Mi verdadero y único nombre es Rainbow Dodge.

–Bueno señorito Dodge ¿Quieres empezar con unos juegos? ¿O quieres salir a hacerles bromas a los habitantes de Ponyville? O tal vez deberíamos empezar con los bocadillos.

–Lo siento Pinkie pero ahorita no tengo tiempo de –su frase fue cortada por un fuerte gruñido. Su estomago le estaba recordando a Dodge el motivo por el que había entrado a Sugarcube Corner. No había comido más que un sándwich de heno antes de partir hacia Ponyville, y eso había sido hace más de un día.

–Parece que tu cuerpo acaba de decidir por ti. No te preocupes, tengo lo necesario aquí en mi cuarto para apaciguar esa pancita gruñona –se levanto de la silla y fue trotando hacia el armario, lo abrió y saco una bandeja llena de cupcakes.

–Aquí tienes, son unos cupcakes que hice para la ocasión. Están hechos con una receta especial que invente –le lanzo un guiño amistoso y puso la bandeja en la mesa.

Ese guiño le recordó el extraño coqueteo que le había lanzado la secretaria, pero aun más, toda la situación le recordaba una plática que había tenido con su padre hace mucho tiempo:


Hijo, nunca aceptes la comida de una mujer interesada en ti o sino te robara el corazón y podrá hacer con el lo que quiera.

Claro papi –dijo el pequeño Dodge. No sabía para que una mujer quisiera su corazón, pero le asustaba el hecho de que alguien se lo quitara y se pusiera a jugar con el hasta romperlo (que inocente ¿verdad?) –No dejare que nadie me robe el corazón.

Bien dicho Dodge. Ahora ve a jugar a otro lado que tengo que terminar la comida antes de que tu mama llegue –Y siguió cortando los tomates con pesadez.


Normalmente Dodge siempre hacia caso a las advertencias que le daba su padre, pero esta era una ocasión especial, los cupcakes de Pinkie se veían deliciosos y Dodge tenía un hambre de perro callejero.

Agarro con cautela un cupcake de la bandeja y empezó a acercarlo lento a su boca. Al tocar el betún con la lengua, pudo sentir como sus papilas gustativas empezaban a bailar de placer y su cerebro entraba en un éxtasis: Se sentía más fuerte, más feliz, más seguro y muchos otros sentimientos positivos "¡Oooh Celestia! Puedes quedarte con mi corazón o cualquier otra parte de mi cuerpo, solo déjame la boca para seguir disfrutando de estas delicias".

–Hum Dodge ¿Estas bien? No has dejado de ver al vacio con cara de tontito –dijo Pinkie preocupada después de cinco minutos sin reacción del potro –¡Oh no! No me digas que no te no te gustaron mis cupcakes. Tonta tonta tonta, ya me habían dicho que le ponía mucha azúcar al betún, pero creí que te gustarían con sabor extra. No me digas que te dio un coma diabético, ¡O por Celestia! No sabia que eras diabético, y yo sin jeringas con insulina, lo siento, lo siento tanto.

–Estos son... los cupcakes mas… ¡ASOMBROSOS! que he probado en mi vida –dijo un extasiado Dodge. Sin pedir o esperar, agarro la bandeja y empezó a devorar los cupcakes de uno en uno seguidos.

– ¡Fiuu! Por un momento pensé que te habías desmayado por el mal sabor de mis postres, o que te había puesto en un coma.

–Pego que diges –dijo Dodge con la boca llena –Egtos jon gos mejoges cugcakes que e plobado en mi viga *gulp* ¿nunca has pensado en abrir tu propia repostería?

–¿Quién yo? –Pinkie se sorprendió ante la propuesta –No creo que pueda, soy pésima para las cuentas, además, no a todos les gustan los postres que hago.

–¿A si? Pues lastima por ellos, se lo pierden. Yo seria tu cliente número uno si abrieras tu local –y continúo devorando los pastelitos altos en azúcar.

Una de las verdades de Dodge era que no era muy perspicaz con los sentimientos de los demás, especialmente si se trataba de una yegua. No noto que, cuando Pinkie creía que había puesto a Dodge en un coma, se había puesto deprimida y que su pelo se había alisado. Tampoco noto que su pelo se volvió a rizar cuando le había dicho que sus pasteles eran asombrosos y se dedicara a la repostería, ni la expresión de afecto que se había formado en el rostro de Pinkie cuando le dijo que seria su cliente numero uno. Todos esos detalles pasaron inadvertidos a los ojos del potro.

–¡Aaaaaah! Estoy lleno –dijo Dodge después de acabarse todos los cupcakes de la bandeja –Debo admitir Pinkie que tu fiesta empezó muy bien, que es lo que sigue.

–*Suspiro*… ¿Que? A si –Pinkie se había quedado embobada viendo como comía Dodge –Ahora que tal si seguimos con algunos juegos.

Pasaron el resto del día divirtiéndose con unos juegos que había inventado Pinkie, eran unos juegos raros sacados de la imaginación agitada de la chica, y Dodge sospechaba que algunos juegos los había creado en ese instante, pero terminaban siendo divertidos y Dodge y Pinkie se la pasaron fenomenal todo el día. Para cuando se dieron cuenta, el sol ya se estaba escondiendo en el horizonte.

–Mira la hora que es. Debo admitir Pinkie que sabes como hacer una buena fiesta. Aunque hayamos sido solo dos me la pase muy bien.

–Me alegra muchísimo que te hayas divertido en tu fiesta de bienvenida. La próxima vez saldremos a hacer bromas por todo Ponyville. Por cierto Dodge… muchas gracias.

–¿Gracias? –pregunto Dodge confundido -¿Por que?

–Por pasar el día conmigo. No muchos soportan estar a mi lado mucho tiempo – dijo Pinkie con cara afligida, su pelo había pasado de rizado a ondulado y su mirada estaba fijada al piso –Se que no soy fácil soportar, aunque solo tenga buenas intenciones. Yo solo trato de hacer feliz a la gente de la manera que sé y trato de hacerme sus amigos.

Dodge empezó a reflexionar lo que había dicho Pinkie y finalmente dijo –Sabes Pinkie, las personas que se consideran tus amigos deben de quererte por lo que eres. Si alguien no comparte tu buena actitud no deberías tratar de ser su amigo, no se lo merece. Eres divertida y una buena amiga, créeme. Te lo asegura el Pegaso más asombroso de toda Equestria –abrió la puerta que daba a la calle, extendió las alas y dijo –Nos vemos Pinkie –y salió volando sin esperar una respuesta. Le gustaba dejar una impresión de asombrosidad en sus despedidas.

Ya en su casa se sentó en su cama empezó a reflexionar lo que había pasado en el día.

"Ya sabia yo que no todos los ponis de aquí eran iguales que la loca yegua de ayer. Tuve mis dudas al principio acerca de Pinkie pero resulto ser muy divertida… Aunque necesita bajar su dosis de azúcar en su dieta diaria"

Estaba en plan de acostarse y dormir, pero decidió primero cenar algo. Comer solo postres en todo el día no es bueno para la salud. Se levanto y fue a abrir el refrigerador para hacerse un bocadillo nocturno pero (igual que había pasado en la mañana) el abrir el refrigerador le recordó un pequeño detalle.

"¡Maldición! Por andar jugando con Pinkie todo el día se me olvido ir a comprar la despensa… Y se me olvido agarrar mi orden de roles"

Una de las verdades de Dodge era que se distraía fácilmente de sus objetivos y ahora por eso no podrá comer hasta el día siguiente después de ir a hacer sus compras.

Su segunda oponente había dado una pelea mas "divertida" que la primera. Pero todavía faltaban tres encuentros llenos de drama, acción, nostalgia, descubrimiento y fantasía ¿Podrá nuestro héroe mantener la compostura ante la adversidad? No se pierdan el siguiente capitulo "Mi príncipe azul (o celeste)"

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